criminalistica
{Aflora en el foro una revolucién impulsada por el sistema nervioso?
{Se retiran de la circulacién “los cerebros peligrosos’, en vez. de hacer responsables a las personas?
jAyudan las tomografias cerebrales a declarar culpable al sospechoso
de un crimen oa explicar su culpabilidad?
STEPHAN ScHLEIM
Larios smut tian os
penalistas, psicélogos y psiqulatras foren-
ses ante nuevos desafios La cleneia examina
cada vez mejor aquellos procesos cerebrales
que estin detras de una conducta violenta 0
delincuente. Razén por la cual se impone revi
sarlos conceptos tradicionales de culpabilidad
y responsabilidad, sobre los que se apoya todo
sistema juridico,
Con el famoso experimente de Benjamin
Libet surgieron dudas de peso sobre el libre
albedrio. Hay muchos coetaneos convenc'-
dos que la mecinica interna del cerebro,
y no las decisiones conscientes del indivi
‘duo, determina nuestra conducta. Andando
el tiempo, siguen rizonando, los primeros
abogados sagaces aducirin, a favor de sus
defendides, circunstancias atenuantes, se
giin el Tema “él no tenfa la culpa; ha side
su cerebro",
na idea absurda? No necesariamente. En
los Estados Unidos, eximenes de los cerebros
de criminales peligrosos, realizados con pro:
cedimientos de formacign de imagenes. son
aprovechados hoy en dia por los abogados de
Ih defensa, Si su cliente muestra alteraciones
nerviosas las esgrimen como circunstancias,
atenuantes
Por un lado, la fsiologia cerebral, por otro
Ja culpa y responsabilidad individual. Entre
ambos polos se mueven la mayoria de loses
cenarlos de una neurocriminalfstica del fut.
De acusado declarado a su absoluciSn “‘porfalta
de libre albedrio" ;Qué hemos de pensar? (Qué
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cambios profundos nos esperan? {Cusles serfan
{al menos tedricamente) pensables? (Cuil es el
status quo? Los cuatro casos siguientes estan
cen el centro del debate
Caso 1:
#1 “cerebro del criminal”
Desiie los aos noventa cel siglo pasado, los
investigadores buscan con ahinco las raices
cerebrales de la conducta eriminal. Sobre
todo los cientificos estadounidenses trata-
ron de deseifrar qué peculiatidades de los
cerebros de algunas personas se ocupaban de
que a sus portadores les fallara, al parecer,
lempatia y conciencia de la injusticia, de que
poseyeran un talento especial para mentir
y manipular o tendieran a ser lmpulsives y
violentos.
Los expertos, balo el concepto amplio de
“trastornas antisociales de la personalidad
parten hoy de un vaste especteo de causas
posibles, entre las que se afiaden Jos inclujos
sociales y ambientales a los factores gené-
{lcos, neurobiolagicos y psicoldgicos [véase
“El cerebro ageesivo", por Daniel Struber, Mo-
nika Lick y Gerhard Roth; MENTE v ceR#SKO,
122], Pero la bisqueda de las caracteristicas
del “cerebro del criminal” adn perdura; y los
neurdlogos siguen recolectando diagnésticos
‘muy diversos
Adrian Raine, del departamento de crimino-
logia de la Universidad de Pennsylvania, uno
de los precursores en este carapo, en1994 llevé
a cabo una primera investigacin con acusados
TovO Lo QUE Es JUSTO.
Una de ls evestiones nucle
05 de la neuroética concerne
«Is posiblidad de poner en el
platillo de la baanza juidica
fel extado de ia investigacisn
el cerebro,
MewTe CERRO 35/208de asesinato. En un seneillo eercicio de aten-
cién, los peligrosos criminales exhibieron un
metabolismo bajo en el cOrtex prefrontal late
ral y medio, Desde ese trabajo se han realiza-
do una (eintena larga de estudies apayados
cen la técnica de formacién de imagenes con
probandos criminales y violentos, Ademés de
luna menor actividad o diferencias de volumen
fen diversas tegiones del cerebro, los investi-
gadores descubrieron también anomalias en
1 lobulo temporal, en las amigdalas y en el
hipocampo.
Fn Alemania, el grupo dirigido por Martin
Walter, Ge Ia Universidad de Magdeburg, ha
‘estudiada la actividad cerebral de 13 pedflos
procesados del hospital forense de Uchtspri-
fe. En el experimento se les mossr6 a ellos, y
2 otros 14 sujetos de control sin antecedentes
penales, imagenes erdticas, mientras se les
sometia a tomografia cerebral de resonancia
rmagnética
Se hallé una estrecha correlacisn estadisti=
«a, Cusnto més pronunciads era la inclinacién,
pedtila, tanto més débil resultaba la sefal e-
glstrada en el c6rtex prefrontal dorsolateral
Seguin los investigadores el Fenémeno podria
indicat, en principio un control bajo de a exci=
tacidn sexual, Las zonas cerebrales que median,
nla excitacién sexual, se mostraban también
menos activas, Por lo dems, lot pedéflos va-
loraban las imgenes tan erotizantes como las
personas del grupo de control. Por motivo é
0s, los investigadores sélo presentaron adul-
los Por lo que los estimulos eliitados podeian
no reflejar las genuinas bases neuronales de
Is pedofiia,
Ele)
de Lil
Berjamin Libet most, ya
en ls aos ochenta de
‘glo pasado, que casi un
tercio de segundo antes de
‘uefa decisién voluntaris
“onsclente de una persona
ie levantar al edo, se
‘origina en el cerebro un
potencial de alert, Fsta
‘observacién ocasoné de-
bates vehementes sobre la
‘exstenca del le abedri,
Joha-Dylan Haynes, en
fecha recente, lev’ a cabo
Lun experimento que se
basaoa en ls experiencia de
Lbet: se podia determinay,
por la actividad cerebral,
hasta dies segundos antes
sium probando teclears
‘om la mano derecha o con
la equierda; pero s6lo con
{60 por cinto de acerto
erimento
“Unconscious Determinants ot
ree Decsons nthe Human
Bran”, 90.5. Soon eal en
Nature Newroscence on, 13
‘be abel 2008en la deteccién de mentiras.”
EI equipo liderado por Timo Vloet, de la
Clinica Universitaria de Aquisgedn, ha com-
parado los cerebros de jévenes socialmente
‘excéntricos con los de sus coetineos “norma-
les", También en este caso los investigadares
‘encontraron en los primeros unas peculiari-
dades en las amigdalas y en el crtex orbito-
frontal, En amas regiones estaba reducida
la sustaneia gris, que contiene los somas de
las neuronas,
Sin embargo, Vioet advierte explicitamen-
te que no deben sobrevalorarse los resulta
dos, Como ha sido comprobado, el respectivo
‘entorno social y los fracasos en la educacién
desempenan una papel determinante en Ia
aptesividad juvenil, Por tanto, no se pue-
de hablar de que algunos muchachos sean
delincuentes natos" por causas fisiolégice-
ccerebrales, Ni siqulera el hecho escueto de
que un determinado grupo de personas
muestre alteraciones neuronales indica, por
‘ello mismo, que tales trastornos guarden una
relacién de causs a efecto con una conducta,
problematica
CCabrfa, pues, esperar una actividad reducida
(en comparacién con Ja media humana) de la
instancia de control” del cerebra frontal en
los deportistas de alto riesgo que afronten,
imperturbables los peligros, sin por ello tener
pinguna intencién erirminal
ara descubrir con cuinta precision pode-
mos predecir Ia conducta de una persona a
partir de factores neurobiolégicos, se reque-
rirlan costosos estudios a largo plazo con
comprobaciones al azar representativas. Se
‘corre a menudo el riesgo de aplicar al con-
Junto de la poblacién la caracteristica de un
grupo de personas seleccionado. Hasta aho-
no se ba tenido en cuenta en los estudios
de conjunto cuntas personas poseen rasgos
neuronales completamente patecidas sin por
ello convertirse en delincuentes, ni tampoco
la cuestidn de emo se las arregla uno con
las preferencias acuihadas por los genes 0 por
el ambiente
Determinismo
neuronal
Portal se entende la hitesis
filosfiea que sostiene que
los estados cerebrles 3, 00
tluma instance, la conducts
hhumana— son resultado de
luna serie, causalmente este
blecida, de estados cerebales
previoe. Segin algunoe per-
sadores, el postuledo de esta
regula es “compatible
con la posibiidad de accones
ores, Ocras declaran que fe
\eora cel determinisma ne
5, ena practic, reftaole,
ues slemore puede admtir
‘tras causa (desconocidas) de
ln fendmene, Esto vols el
rinepia de fsa oe la
teoria de a cena,
0
“Necesitamos una institucién que regule el uso
de los procedimientos con formacién de imagenes
Henry Greely,
neuroético en la Universidad de Stanford
caso
Culpa y libre albedrio
Que un humano ceda a su impulso criminal
‘a oponga resistencia, depend en cada caso de
su propia decis
hasta ahora el consenso general entre jurists.
Pero algunos cientificos, como el neurobislogo
de Bremen Gerhard Roth o Wolf Singer, dizec-
tor del instizato Max Planck de neurologia de
Frankfurt, lo ven de otra manera. Suargumen-
tecign suele seguir a misma pauta. Puesto que,
razonan, en el “determinisme neuronal” ne
hay lugar para una voluntad ibe, los humanos
ro pueden ser responsables de sus actos. Con
ello la idea de culpa pierde su sentido. En vez
de castigar vale, en el mejor de los casos, evi
tarlos crimenes. Ast surgié Ia idea del derecho
penal preventive,
klaus Gunther, catedratico de teorfa del
derecho y de derecho penal en Frankfurt, lo
relativizaatendiendo ala historia. Los juristas
seabian ocupado con antelacién del problema
del determinismo estricto. Lo que no minus:
‘valoraba las razones para seguir aferrados al
coneepto de culpa, independientemente de la
cuesti6n del Libre albedcio. Por ejemplo, fa so-
ciedad puede esperar de cada individuo una
‘conducta legal precisamente porque a mayoria
se rige por el derecho, “La mayoria erige sus
capacidades corrientes en norma general, por
la que mide a coda delincuente individual’
expliea Gunther
a filosofia le apoya, Dieter Birnbacher,
ceatedritico de ética en la Universidad Heine
rich Heine de Dasseldorf, sefala que “la res-
ponsabilidad es un coneepto adscriptivo, no
descriptive. Es decir, nosotros lo atribuimos
alos hombres y no pademos determinarlo
en un experimento cientifico. Si se ha acor-
dado un concepto de responsabilidad, puede
‘que la iencia contribuya a esclarecer las dir
‘mensiones de la responsabilidad en el caso
concrete’
[Ente los juristasalemanes ha tenido escasa
aceptacién, hasta ahora, la presunta refuta-
libre. Asi rezaba, al menos
MewTe CERRO 35/208ign del concepto de culpabilidad, El jurissa
de Mannheim Bjorn Burckhart habla incluso
cde una “exigencia exagerada” de parte de los
neurdlogos (véase “Libre albedrio y derecho
penal", por Carsten KonneKer, MENTE ¥ CEREBRO,
1# tg) Fl principal contraargumento: nadie
puede mostrar que, de resultas de un deier
minado modelo neuronal de excitacién, se
produce necesarlamente esta o aquella aceién,
BI propio Libet dejé abierta la posibilidad de
un “Veto” consclente que podria interrumpit
uuna accién preparada por el cerebro. En este
sentido, no podria afirmarse, por razén de
experimentos neurofisioligicos, que alguien
habria podido actuar sélo asiy no de otra ma-
neva, El adiés al libre albedrio parece, pues,
precipitado,
Caso 3:
Detectores de mentiras
Mientras los fundamentos neuronales del com-
portamiento delincuente siguen siendo objeto
de debate, en FEUU. se evean empresas para
comercializar nuevos procedimientos téenicos
que tienen su origen en la investigacién del ce-
rebro. En particular, Ia deteccién de mentiras
por medio de a tomografia de resonancia mag
niética funcional (TRME) —en los juicios, en los
Interrogatorios de la policia, en la seleccién de
personal oen wsos privadas— deja ventear mis
de ua negocio lucrativ.
Las compaias Cephos y No Lie MRI se ban
propuesta come objetive descirar el “cédigo
de las mentiras” del cerebro, Andrew Koze
financiado por Cephos y adserito ala facultad
cde medicina de Carolina del Sur, y otros inves-
tigadores ven numerosos campos de aplicscién
para la deteccin de mentiras en “situaciones
juridicas, politicas, militares e industriales
No Lie MRI lsonjea en su pagina web a direc
tivor de empresa que quieren someter a sus
cempleados 8 un test de confianza; interés que
extiende a personas particulares, que desean
ms seguridad en su matrimonio, Quienes
buscan un empleo o los futuros cényuges,
Udeberin pronto acudir a somelerse a exigen-
tes pruebas de conciencia en tn escéner del
cerebro?
Los Estados Unidos de América se avanza~
ron ya en los afios ochenta del siglo pasado
cen Ta deteccién de mentiras. En esa época
cada vez eran mds las empresas que emplea-
ban los métodos poligesticos para compro-
har el rigor y veracidad de los solicitantes y
cempleados. El poligrafo es un insteumento
téenico, que mide Ia frecuencia cardiaca y
respiratoria asi como la conductividad eléc-
trica de Ia piel en situaciones bien determi=
nadas para deducir de ahi pronunciamientos
sobre el saber ocultado 0 sobre la honradex
de una persona
En 1988 se promulg6 una ley en EEUU. que
prohibié su utilizacién, la Employee Polygra-
phy Protection Aet ("ley de p
trabajadores ante la poligrafia"). Quedaban,
empero, exceptuados de la norma los emples-
dos del gobierno y empresas de seguridad, lioy
aunque la policia federal del FBLy los servicios
secretos siguen aplicando el poligrafo,
los juristas el método, inchiso en EEUU, tiene
sntre
En el cerebro del delincuente
Estudios realzados con procedimientos con for-
madi de inigenes han mostrado peculaidades
rneuronalesen personas que llamaban fa tencion,
por una conducta asoclal o vilenta en un tiple
aspecto, Los défcits emocionales, en el ambito
de la compasién, parecen ir acompafados de una
actividad reducida er la amigdala y en ethipocar-
po as! como en la insula. Una conduct antisocial
anraigaria con mas fuera en el cértex prefrontal
dorsolateral (CPFDL), as! coma en el gio tempo-
ral superior (GTS). En ambos casos se mosraian
inhibidos el cértex orbitofrontal (COP) ye cortex
Cingular anterior (CCA). La dsposicién a ment
se refiejariaen una armada actividad del cértex
prefrontal ventrolateral (CPFVL). Con todo, estos
resultados no periten avanzar ninguna afma-
in zobre el comportamiento de un individ,
eas
ren
Doe ecg
en
Segin Yang, Rain, A: “Functional Neuroanatomy of Psychopathy’
en Psychiatry, vol. 7, 3, pigs. 123-136; 2008,
Solo en el estado federal de Nuevo México
ests autorizado como medio probatorio ante
lun tribunal siempre que un especialista realice
el test a una persona que se haya declarado
dispuesta 4 ello voluntariamente, En los otros
estados dela Unidn prevalecen las dudas sobre
el.caricter ciemtfico dela poligeafia: bien el
método no estaria Jo suficientemente fundado
‘bien vulneraria los derechos de Ia persons,
en Ia medida en que desvela sus reacciones
inconscientes a determinados estimulos. Zeta
manera de ver a confirmaron varias decisiones
del tribunal federal de justicia,
61La errénea
teoria del “delin-
cuente nato”