El joven discpulo de un maestro de la sabidura lleg a casa con honda
preocupacin. Ante las repetidas preguntas del maestro, el discpulo musit en voz baja: "Maestro, un amigo tuyo est lanzando duras crticas sobre tu persona por toda la ciudad". Se dispona el discpulo a detallar las murmuraciones, cuando el maestro de sabidura le dijo: "Antes de contarme nada, espera: Hiciste pasar a travs de las tres cribas lo que vas a contarme?." El discpulo abri sus ojos sin entender nada y respondi: "Maestro, no atino a comprender qu dices. Puedes explicar a tu discpulo el contenido de tus palabras? A qu tres cribas te refieres?" El maestro de la sabidura, sin dejar de sonrer y sin inmutarse prosigui: "La primera criba por la que debemos hacer pasar todas las opiniones es la criba de la verdad. Ests seguro que lo que vas a decirme es absolutamente cierto?" El discpulo respondi: "No. Lo o comentar a unos vecinos". Continu hablando el maestro: "Al menos lo habrs hecho pasar por la segunda criba, que es la de la bondad. Eso que deseas decirme, es bueno para alguien?" Dijo el discpulo: "No, en realidad, no. Me temo que lo que te voy a manifestar no es bueno para nadie". Sin dejar de sonrer dijo el maestro: "La ltima criba es la de la necesidad. Crees que es necesario hacerme saber esas crticas que has odo de m y que tanto te inquietan?" El joven discpulo no respondi con palabras, tan slo neg haciendo un gesto con la cabeza. Al llegar a este punto el maestro de sabidura concluy, sin abandonar la serenidad de su sonrisa: "Entonces, si lo que ibas a contarme no es verdad, ni bueno, ni necesario, es mejor que nos olvidemos de ello". El maestro de la sabidura ensea: Antes de hacer alguna afirmacin reflexiona. Detente a comprobar que lo que vas a decir es verdad, es bueno y es necesario que lo afirmes. Tan slo entonces, atrvete a hablar.