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DWNT! Meomeiee saa Amd me ret 11a) LN i ee oe : A PARTENON PANCHATANTRA CINCO SERIES DE CUENTOS TRADUCIDO DEL SANSCRITO Pon D. JOSE ALEMANY BOLUFER utertico por opovicon de Lengua gre Ja Universidad Central EDITORIAL PARTENON LIBRO DE EDIGION ARGENTINA Queda hecho el depésite que marca la ley 11.723 IMPRESO EN LA ANGENTINA — PRINTED IN ARGENTINE Copyright by 1949 Editedal PARTENON, Bs. Aires PROLOGO DEL TRADUCTOR El titulo de Panchatantra que lleva la obra euya traduccién se {mprime en este tomo de la Brstioreca CxAsic4, no indica por sf mis- mo €l cardcter u objeto del libro, sino sélo la contextura del mismo, que, conforme a la significaciin de dicho nombre, compuesto de pa cha = cinco, y tantra, hilo, serie, expeesa Ia obra o libro que consta de cinco series, Por su caticter y objeto pertenece el Panchatantra a Ia clase de libros conocidos en sinscrito bajo la denominacién. comin de Nitizasts, cuya diccién, compucsta de niti = conducta, y zastra, instrumento de aprendizaje, libro, indica el fin de la obra, que no €8 cto que el de enseiiar al hombre cémo ha de conducirse en los dife- rentes estados y condiciones sociales. Un nitizastr, pues, no es sblo 4 libro de la politica 0 del politico, sino un Tratado de Etica 0 Moral prdetica; y tal es la obra que, traducida, ofrecemos: en ella, como se verd, se ponen en accién los mismos personajes cuya conducta o pro- ceder se nos presenta como ejemplo que debemos imitar 0 rechazar, y se nos dan a la vez, junto con el ejemplo prictico, las razones teéricas que abonan uno u otro procedimiento, El Panchatantra e3 la més antigua de las colecciones de cuentos que poseemos de Ia literatura sinscrta; pero tal como se nos offoce ~ én su akima redaccién, su origen no es anterior al siglo VI de J.C. Lie eventos o ule qu lo foman se encuenell oad dolor fn otros monumentis literaries de la India, y las sentencias o slokas que se entrelazan en la narracién, estin tomadas también en gran parte de los tratados éticopoliticos y de los poetas Wikon, que en 1827 publicé un detallado andlisis de este I io C2), nos dice que los tres manuscrtos de que se sivié preentan (2) Analytical Account of the Pancha Tantrs, ustrated with secaion ‘not treniations, en Trantactions of the Royal Anat Soclaty of Great Brltale thd Ireland, 1, Londres 1827, plan. 165-200. . 8 ROLOWD centre si grandes diferencias. Kosegarten, a quien debemos Ia primera ediciin de un texto sinsrito del Panchatantra (2), sefiala la misma variedad entre Jos once manuscritos que utiliad. Estas copias, dice en bu prelacio, ofrecen textos diversos, hasta el punto que cast oda de- Girse que hay tantos textoe como manuscits. Reconoce ademés en Jas fonce copias dos redacciones diferentes, una sencilla y sin edomnos, que ce la que publicé, y otra més extensa y més elaborada. Segiin Benfey, ninguna de estas dos redacciones nos ofrece Ja forma primitiva del Panchatantra. Cree este sabio indianista que de- bi exist un texto més antiguo, del cual se hizo la taduccién peblevi en el siglo VI, la misma que fué traducda al érabe en el siglo VI que el Panchatentra que hoy tenemos debe haber sido compuesto Zon posteriotidad a la fecha en que se hizo aquella traduccién. Se- sin esto, la versin drabe, 0 sea el Libro de Calila y Dymna, repre Senta inds fielmente que el Panchatantra que hoy poseemos el antiguo texto sinscrito, y la traduccién peblevi habria sido la reproduccién fexacta de dicho texto. Esta opinién de Benfey acerca de lo que fuera el Panchatantra fen un principio, e muy zazonable; y aunque no tengamos Ia traduc- iin peblevi, poseemos la versiin drake que de ella se hizo y con ‘sta y la antigua versién castellane hecha del érabe, se puede demos trar Cumplidamente que la forma primitiva que nuestra coleccién nia en el siglo VI se ha ido modifcando en las sucesivas redacciones aque de ella se hicieron, cuyos autores afadirfan o quitasfan cuentos segin fueran més 0 menos de su agrad>, modifcando asf, a su gusto, la edicion que se propusieran hacer para su uso particular o para la ediucacin de sus hijos 0 los de otro. De este modo se explica la variedad en las distintas redacefones de muestra coleccin y el que no tengamos una edicién que podamos (2) Penticratontrum wwe Quinguepartitum de moribes exponent, €2 “ox Godofr. Ladoe, Kovepatens. Bonne ad Jul6n det Ponchatontra. publics despues en ‘intro. La primera dl sad orae cinco del fre I, y tren mite de Yo restantn fe tov otron Que ce la de” 1801, mon las qve me ban serrido para ty traducr tan que ofratco en exte tome, BY pndxoco 8 decir sea la canénica (2. Lo mismo sucedié con los grandes poemas de la India que con el tiempo fueron agrandindose, admitiendo en fu contextura multitud de episodios. Y cosa semejante sucedié con fos célebres poemas homérices, de los que no tenddamos hoy una edicién canénica a no ser por los trabajos de los crticos de la época Slejandrina, pues si taviéramos las distintas ediciones que coran de estos poemas en los siglos V y IV antes de J. C., nos oftecerian suchas variantes respecto del texto que hoy tenemos como xinico. ‘Todo ésto viene a decimos que no hay un personaje determi nado que sea autor de la coleecién que poseemos con el nombre de Panchatantra. La obra es de autor desconocido, y, en realidad, no es ‘una obra, son cinco series de cuentes, dependientes los de cada serie del primero y principal que forma la trama de aquélla, y comprende fen si a los demés. Desde luego que habremos de admitir que un ppersonaje fuese el arreglador o compilador de dichas series, ya se Tamara Visnuzarman, ya otro nombre cualquiera, El mismo nombre de Vixnuzarman lleva también el que se dice que arreglé el Hitopadeza, que no es més que una eoleccién mucho més elaborada que el Pan- Chen, xt dees oy de otra coleecién que no sabemos cual es (1). Nise puede precsar tampoco la época en que se compuso nes: tra cole, tl fomo la pores, Polemos a le sum saber Ia forma que tuviera éta en el siglo VI de J. C., cuando se tradujo al pers, pero mo lo que fuera en cierta fecha anterior o posterior. Que de sus cuentos estén en el Mahabherata y que otros tengen (2) La cdlein de Kinin ¥ Buber, a foe, fin cable, el Hro IV ml version contlene todos 1os cvesto+ "iv do ie version trancess, menos ol VI, quo no s® balla en In ele ‘ldn que be trades; y adems do lov tree que hemos dicho que thane agse- SDs em au iro IH, otros tre, que son el VI, el IX y el XIl que No contens (2) Véawe mt traduclén dol Htopadero, pas. 9. 10 ROLOGo su origen en libros budhistas, nada puede decimos con respecto de st antigiedad. En cambio, el empleo en nuestro texto (1) de la vor drama, que no es més que transerip:ién de la griega : aacusa influencia griega, posterior, por consiguiente, a la conquista de Alejandro y Ia cita que en el mimo se hace, del astrénomo Ver rahamihira (2), que florecié en el sigo VI de J. C., prueba también gue Ja obra, tal como la tenemos hey, he de ser posterior a dicho siglo. Peco tencmos datos suficientes para poder averiguar lo que fuera 1 Penchatanira —o mejor la coleccion de cuentos que leva tal nome bre— en el siglo VI, cuando lo tradujo en lengua peblevt el médico yersa Barziyeh. No poseemes la versién pers, pero tenemes la que de ella se hizo al érabe en el siglo VIMI por ozo persa llamado Ruz- beh, sectario de Zoroastro, y que, convertido al islamismo durante el ‘alifato de Almanzorel-Abasi, cambié su nombre pageno én el de Abdillah-Aben-Almocaffé. uso éte por titulo, a su traduecién, Libro de Calila y Dymna, y es de supoer que el mismo titulo tuviera la versiin peblevi, mientras no nos conste nada en contratio. Pero fen este caso surge aqui otra cuestién ceferente a la historia del Pom chatanir; porque siendo dicho titulo inadccuado a la obra a suya ce bean va, ¢ impropio también para camprender en si la materia del Panchatentra, sospecho si esta cbra ro existria ain en la época en ‘que se hizo la traduccién pelev, 0 mejor dicho, no se conoceria ain bajo la denominacién de Panchatantra. Habra, sf, entances, varias series de cuentos, cinco de las cuales formaron con el tiempo la co- Jeccién que tomé aquel nombre, el cual nombre, por sf mismo, nada indica xespecto del fin u objeto del libro, que lo mismo se hubiera ppodido denominar Hitopadeza o Instruzcién Provechosa cbmo al Hito- padeza se le hubiera podido titular Chaturtantra, o las cuatro series. por ser sélo cuatro los libros que componen esta coleeciin. Si el Paw hatantra se hubiese denominado ya as{ en el siglo VI, es probable ‘que Barziyeh le hubiese conservado tal nombre en su traduecibn; pero no lo hizo asf, y di a ésta un titule que tampoco le es adecuado, porque dicha traduccién no comprende slo la historia de Calila y ‘Dymna, sino mucho més. Expliquémones. El titulo de Calla. y Dymna’no debia comprender més qu: ia historia de estos dos cha (2) Véaso ta nota do In paging Bt do ta traducetén. (2) Vento pag. 74, nea 17 de este traucctén néroco an cales, la cual constituye el asunto del primero de los cinco Iibros del Panchatantra (segundo de los cuatro del Hitopadeca). Los nombres Galila y Dymma son alteracién de los nombres Karataka y Damanaka que tienen en el actual texto sinsrito ambos chacales, pero que pr- mitivamente se llamarian sin duda indistintamente asl, 0 con el nom bre primitivo Karsta y Damana, porque el sufijo kan) afade a la signifcacién de los nombres en sinscrito sino el concepto de dismi nucién, terura o desprecio; y tratindose de nombres propios, se em plean Io mismo con dicho sufijo que sin él (4, como en castellano Aecimos Pepe y Pepito. Quitando, pues, dicho sufijo, quedan aque- Mex nombres ei » Kay Damane, gs sean en hor arito, el primero corneja, y el segundo domador, tiunfad>r; denomi- nacién esta sltima muy conforme al papel que en el cuento deser pefia el astuto y perverso chacal que, con sus ardides, triunfo del febarey y del toro, su primer ministro. Pues bien; estos nombres, Karata y Damana del texto sinscrto, ton,los mismos Calila y Dymna de nuestra traduccién castellana. Escrito este ultimo aa en érabe, lo mismo pucde leese Damane oe Dynan spin Tas voaes que se sipngin « Is cocoa. Ei peduocir Bymoa en res Ge Desa, no es mis que uno Jo tana cambios ccm salen ls vocals al past de win lengua os, } mio epecilinente en ie ato, inde de un nombre Propo Jur pus el sincera a pe, de teal abe y dee al cael. Respcto del ot nombre, pace muy extafo @ primera vista aque el Kenta sist sea en abe Calla iLaS peo se tene en cuenta que la # de la silaba, ta de aquel nombre no es sénscrit dental, sino lingual 0 cerebral, sonido que no tenemos“en-castellano que, como dicen lor graméticos indios, dicha ¢ debe promunciarse Ehocando la punta de la lengua con el paladar sin tocar en Jos die tes, se comprenders que es muy fécil su cambio en 1, y ast ocurre en sanscrito, donde se ve a estos signos eerébrales altemando con la 1. Nada tiene, pues, de extraio que Baraiych trasadara dicho sonido por I en lengua pehlevi, y que asi pasara iuego al drabe y de étx a {hs demés lenguas. ‘Tenemos ys, pues, el nombre convertido en Ku- 2 Pnéxoco rala, del cual a Calila slo hay el cambio de r en J, cambio que pot ser tan frecuente no necesitamos explicar. Y no sélo estos dos nombres, sino que el de Senceba, que tiene l toro en la traduccién castellana, es también el mismo que tiene en ) original sinscrito, donde se le lama Sanjivaka. Quitada la silaba ka, por lo mismo que hemos dicho de los otros dos, queda Sanjiva. La j de la sflaba ji no es en sinscrito gutural, como nosotros Ja pro- rnunciamos, sino palatal, como la j francess; y"pronunciando el nom are ast, se ve claramente que Sanjiva y Senceba son un mismo nombre. Parece que en vista de lo que acabamos de decir puede afir tmarse que el titulo de Libro de Calila y Dymma no conviene a Ia. co- leceién que conocemos con tal nombre, sino sélo a una parte de ella, fs decir, 2 la contenida en los capftulos III y IV de la antigua versién castellma. También puede afimarse que Barztyeh no dié un nom- bre general a su versién pehlev, sino que dis, como veremos después, nombres especiales a los diversos santas o series de cuentos questra™ ddujo del sinscrito; y como la primera serie estaba formada por los cuentos de la historia de Calila y Dymne, éste fué el titulo que lue- 4 quedé a toda la colecci6n, es decir, que ésta tomé el titulo de Ja sevie que la encabezaba. | = Al discursir asi, Jo hacemos en el supuesto de que Ja traduccién arabe de Abdallah sca reproduccién de la peblevi de Barayeh hecho que admito como cierto y admitiré todo el que sige leyendo lo que Poco después diremos, siguiendo la comparacién del actual Pancha tantra con el Calila y Dyna. Pero antes hemes de advert que lo ‘mismo que sucede con las distintas redacciones del Panchatantrs, oct se con las redacciones del texto érabe del Libro de Calila y Dymna. ‘Lo metios que de éste se canoven, dice M. de Sacy (*), ofrecen tal variedad, que a veces llega uno a creer que existen muchas versiones frabes diferentes unas de otzas” Segiin Lancereau (#), el texto érabe del Libro de Calila Dymna, editado por Sacy, considerado en su conjunto, difiere nota- blemente del Panchatantra, Esté dividido en diez y acho capftulos, de 3) Calla et Dinina, ov Fables de Bidpat, en Arabe; préctdées d'un aMamoire sur Verigine de co livre ot tur les dlesies tradvet td atten dane Orient; par M. silvstee de 8 (2) mn a pg. 6 dat prétogo Préxoco as los cuales cinco solamente, el V, VII, VIM, IX y X, corresponden Jos cinco libros del Panchatentra; pero dichos capftulos oftecen gran- des diferencias con los cinco libros de aquél. Muchos cuentos de la obie india, expecielnente de los dom dlimon libros, se han tds en la versién rabe, la cual, a su vez, contiene otros que faltan en el texto sénscrito. Esta comparacién, hecha por Lancereau, se refiere, como ya hemos dicho, al texto drabe del Calila y Dymna, de Sacy, cotejado con el texto indio de que 61 se sirvié para su versin del Panchatantra, Pero ya hemos dicho que el referido texto difiere tam- bide del que nosotros hemos traducido, y afediremos, ademés, que la antigua versién castellana del Calila y Dymna difiere también, all rmenos en el orden de los canitulos, de Ta edieién érabe de Sacy, sien- do los capitulos If, V, VI, VII y VITT de aquélla Tos que corresponden 1 los cinco libres del Panchatantra. Pero el cotejo de esta versién con original indio nos a otra conclusién interesante, y es: que para Ja historia del Libro de Calila y Dyna, nuestra antigua versin eas: tellena es de un grandisimo valor, por haber sido hecha directamente de un original érabe més conforme con el original indio que el texto deabe editado por Sacy La antinua versin castellana del Calila y Dymna consta de dice yy ocho capftulos, néimero igual al de los que tiene el texto drabe: y Cotejada con el original sénscrito que presentamas traducido en este tome, nos da el siguiente resultado: dejando a un ledo el prélogo de Abdillah, o de quien fuere, y los dos primeres capitulos en que se cuenta cémo el rey Xirben envi6 a Berzehuey (Barztiyeh) a tierra de India en busca de estos libros, y la historia de Bersehuey, comienza verdadero libro de Calila_y Dymna en el eapttulo TT, que bajo el tieulo de Del lein e del buey e de la pesquisa de Dymna e de Calila, ‘nos expone Ia historia de éstos en quince cuentos, todos los cuales estén en el libro T de nuesteo texto sinscrto, y en el mismo orden, cexceptuando el de Las tres truchas, que en el original sinscrito es el ccuento XIV y en la versién eastellana est antes del cucnto IX. Salvo esta transpesicién, pedemos decie que el capitulo IM de Ta antigua versién castellana del Libro de Calle y Dymena es el libro primero del Panchatantra tal como hoy lo tenemos, quitando de él los cuentes TH, V, X, XV, XVI, XVII y XXII, que faltan en aquella’ version. Es muy posible que estos sicte cuentos tampoco los tuviera el texto sins rita del siglo VI, cuando se hizo In traduccién peblevi; el ultimo de “4 rdroco ellos, 0 sea el XXII, falta también en a traducci6n francesa de Lan- ‘ereau, y, por tanto, en el texto sinserito editado por Kosegarten Al Final del cuento tikimo del capitulo III de la antigua versién castellana (pig. 34, col. 1*), se lee: En este lugar se acaba la razin de Dymna et de Calila, que es lo mismo que si leyéramos: “Aqui se acaba el libro I del Panchatamtra’, y axes, en efecto; pero refitién- ddonos al original sénscrito, no a la vewsin castellana ni a la érabe; porque en éstas sigue otro capitulo, el IV, hablando més de Dymna, ‘cuando acaba de decir que ha terminado sti nazox. Dicho capitulo, que no se halla en el original indio, es, sin dude, invencién del tra- ductor persa o del érabe, intfbducido en la obra para no dejar impune la perfidia de Dymna relatada en el capitulo anterior. Los euentos {que se insertan en este capitulo TV no estin ni en el Panchatantra ni en el Hitopadeza: pero pudieron tomarse de alguna otra coleccién in dia 0 inventiselos el que los introdujo. uno de ellos, el Del azorero fe los papugayos, tiene mucha semejanza con el cuento TIT del libro T del Penchatantra, que es uno de los que fatan, como hemos dicho, en cl capitulo IIT de la antigua versén castllana El capitulo V de esta versién corresponde al libro II del Pancha- tutra, y su verdadero titulo no es el que realmente Hleva en el Calila y Dyma, sino el que se indica al finsl del timo pérrafo del capf- tulo TV, donde después de decir: Aqui se acaba el capitulo cwarto de Is pesquisa que ficierom sobre Dymia, sade: E comienza el caphtulo 4quinto de la poloma collarada o torcaz ¢ del mur e del galépago e del {amo e del cuervo e es el capitulo de los puros amigos. Este es el te tlo propio del capitulo V, que comesponde al libro If del Panchatantra cn todo su contenido, hasta en las palabras de los puros amigos, que ton traduceién del sinsrito suritamas, estando de més Ta nota que puso el Se. Cayangos para explicar Ia razén de dichas palabras. EI nombre de collarada que lleva la paloma en este cuento, no cs més que la traduccién del sénserito Chitragriva, que es el nombre propio que en aquella lengua tiene dicha paloma, y significa que tiene 2! cuello de varios colores, asi como el nombre Sirac que leva el ratén, su amigo, es corrupeién de Hiranyaka, nombre de este mur en el texto sinscrito. Prontinciese la ht asprada y compérese Ja palabra castelana jabén con su homénime valenciana sabé, el... griego con el septom latino, etc., para no extrafar que la hs, aepirada gutural en sinsrito, haya venido a sets, asprcda silbante, en la versin cas néLoco crs tellana (2). La historia de este ratén forma la trama de casi todo el libro TI del Panchatantra, con el cual se corresponde el capitulo V del Calila y Dymna de la version castellana, en la que se han omitido los euentos TV, Vy VI que hay en aquél, o bien han sido afadidos, después del siglo VI, en el original indio El capitulo VI del Galil y Dymma, que es el de los cuervos y los buhos, eorresponde, por su titulo y contenido, al titulo y conten do del libro III del Panchatantra. El principio del libro y ls tres ‘eros cuentos siguen’en el mismo orden en el original y en la tra- duccién. El cuento IV, 0 sea el Del viejo a quien su mujer queria ‘mal, y ol VI, que es el De la nifta que se torné en rata, estin en el original sinscrito que nosotros hemos traducido en el libro IV, pero yen el que tradujo Lancereau constan en el mismo libro TI.’ Falta tdemés en mi texto el cuento Del diablo ¢ del ladrén, pero se encuen ta en la versiin de Lancereau (el X del libro TID. El tiltimo euento de este capitulo del Calila y Dynsna, o sea el De le culebra com las ramas, cortesponde al euento I del libro IV de mi versién, que es el XVI del libro TIT de la de Lancereau La fabula del mono y el monstruo marino, que constituye el ‘sunto del libro TV del Panchatantra, es la misma que se refiere en el capitulo VII del Calila y Dymna, convertido el monstruo en galipago. De los diez y seis cuenios que se intercalan en el texto indio, no hav ids que uno en la versin castellana, 0 sca el Del lobo cerval y el Tedn, que es el I de este libeo en el Panchatantra. Y lo mismo oct re en el cotejo del capitulo VII con el libro V. El titulo que leva en al texto sinserito, 0 sea La conducta impremeditada, conserva en el Calila y Dymna al decir que es capitulo del home que face las cosas rabinosamente. De los quince cuentos que tiene hoy el original sins- «tito, s6lo hay dos en Ia versién castellana, el Del religiso y el can, que €s el Il en el Pachatentra, convertido el ieneumén en perro, y oa In tenttlin ore (2) No se mo coulis gos enh cambio tiene 1 noon ln ever como debt de buber curio sn ers ato. Pe Datos Tanir agua tapucrto e gos el nostro del tata no tomera al deladn, © ‘Man do algun Fearn trom de ven vor ‘Puece que xu Ue errata {eter coplan caso que censor el tmenon probable que venen + colnet Tengu mes tn rrnon pele Goedavia claude eta Gute- ‘a 18 prbvoee el Del religioso que vertié la manteca, que es el IX, substituyendo también Ia harina por miel y menteca. Como acebamos de ver los capiulbs III, V, VI, VII y VIII det Calila'y Dyna son traduceién indivcta de los cinco Wbros del Pan chatentra, con la particularidad de que Tos tes primeros de aquellos cinco capitulos contienen casi todos los cuentos de los tres primeros libros de aquél, al revés de lo que curre con los capftulos VIE y VIM, que, cortespondiendo por sus titulos a los libros IV y V del mismo Panchatantra, no contieneni més que un cuento el capitulo VIt y dos cl VITI de los diez y seis y quince que respectivamente tienen aque ios dos libros. Desde el capitulo TX en adelante, o sea los euentos de todos Jos demés capitulos del Caila y Dymna, no se encuentran cen el Panchatantra ni tampoco en el Hitopadeza. De aquf puede deducirse que cuando se hizo Ia traducci6n pehr Tevf no tenfa el Panchatantra Ia extensién que hoy tiene en lo que respecta a los libros IV y V. Los tres primeros existfan ya casi Jo ‘mismo que como les tenemos hoy; pero de los des tiltimos existrfan sélo dos o tres cuentos, a los cuales, con el tiempo, se fueron apre- gando otros, hasta constituir las dos series tal como hoy las tenemos Es tan sencilla la contextura de estas series, que, una ver. comenzadas, pueden prolongerse indefinidamente por medio de las slokas que sir ven de transicién de un cuento a ot. Esto se ve satisfactoriamente demostrado en el libro V, el cual no tiene Ia misma factura que los demés, y puede decirse que ter rinaba en el cuento TI. El IIT y siguientes constitafan oto tantra 0 serie que se afiadié més tarde a Ja que formaban los dos primers. Dicho cuento, en efecto, es el pritcipal en todo el libro pues dos de sus personaies son Tes que refieren todos los demés cuentos del zismo, quedando elvidados los persorafes de los dos primeros cuentos. Corrobors lo que venimes diciendo acerca de Ta historia del Panchatontra el cotejs entre 1 y el Kathasartsagara. Lleva esta denomi nacién, que sionifien La mar de rior de cuentos (1), otra coleccién de Flbulas indias que se dice haber sido compuesta a principios del siglo XII de J. ©. Ademés de otras muchas fébulas de dstinto ori- fgen, se encuentran en ella Tos tres primeres libros del Panchatentr, (© melor, La mar de series o tovras de oventos, porn sett sigiton setldo de nerle 6 hilo continundo de anu PROLo90 nv tres cuentot del libro IV y uno solo del V. Dos de los tres cuentos del IV estén en el Calila y Dymna, y también lo esté el del V. De modo que podemos decir, casi con seguridad de no equivocarnos, que el compilador del Kathasaritsagara utiliz6 para su arceglo la misma coleccién del primitive Panchatantra que utilizé Barziyeh para su traduccién al peblevis y que si en la época en que se dice haber sido compuesto el Kathasortsagera, siglo XIL, tenia ya nuestra coleccién del Panchatantra Ia extensiin que hoy tiene, habsfa otra. mis redu- cida, es decir, la primitive, que fué la que debieron utilizar Baraiyeh y el dicho compilador ADVERTENCIA Para la pronunclacién de los nombres propios y demas pala- bbras sinscritas que se transcriber® en esta traduccién, téngase en ‘cuenta que la f se ha de pronunelar aspirada, como nuestra j, ast ‘como a esta letra ha de dérsele el sonido paladial de la j francesa. La g ha de pronunciarse suave con todas Iss vocales. — PANCHATANTRA (intRopuccioN) jAum! jHonor a los célebres y bienaventurados Sa- rasvati y Ganeza! jHonor a Mandi, Vrihaspati, Vyasa, Val- miki y demés célebres personajes! jHonor @ los grandes poetas! 1. Después de haber visto Vixnuzarman que lo que aqui se fexpone es 10 mejor que hay en el! mundo acerca de 1a cien- cia de lo atil, compuso este muy hermoso tratado, dividido en cineo libros. Acerea del cual se cuenta Io siguiente: Hay en el populoso Dekén una ciudad Mamada Ma- hilaropya. Hubo en ella un rey llamado Amarazakti que posefa a la perfeccién todas las artes; brillaban a sus pies Jos rayos que despedian las perlas y piedras preciosas de las coronas de los principes més eminentes; era como el arbol kalpa, de quien todo el mundo implora beneficios. Tenia este rey tres hijos muy estipidos, que se Hamaban Vasuzakti, Ugrazakti y Anekazakti, Al ver la aversin que sentian por los libros, convocé el rey a sus ministros y les dijo: “Ya sabéis que estos mis hijos no tienen aficién los libros y carecen de discrecién. Al verles yo asi, aun- que soy soberano de un gran reino, no tengo felicidad. Pues bien se ha dicho: 2. _Preferible es no tener hijos, 0 tenerlos y que se mueran, ‘4 que vivan siendo estipides; aquéllos te proporcionan una ena de corta duracién; los ‘ltimos te atormentan toda la vida. 3. _Preferible es un aborto, proferible abstenerse de la mujer cen las épocas menstruales preferible que nazca un hijo ¥ se muera, preferible que salva hiia, preferible una esposa estéril y preferible que el foto quede en el dtero materno 20 PANCHATANTRA que no tener hijos ignorantes, aunque sean ricos, hermosos y Jes adornen otras cualidades. 4 ‘aDe qué te sirve la vaca que ni pare ni da leche? ;Qué vventaja obtienes de un hijo que viva sin ser sablo ni piadoso? Es preciso, pues, que me propongéis un medio para despertar la inteligencia de éstos; formais una asamblea de quinientos sabios que vivis holgadamente del salaric que os doy. Es, por lo tanto, indispensable que vedis eémo mis deseos Ilegan a tener cumplida satisfaccién.” Entonces dijo uno de los ministros: “Se necesitan doce afios para aprender Ja Gramitica; luego se han de estu- diar los tratados de justicia contenidos en Mani y demés libros; después 1a ciencia de lo itil, que exponen Chanak- ya y otros, y por fin, la ciencia del amor, de Vatsyayana y demas autores que tratan del asunto. Con esto se logra el despertar de la inteligencia’. Salié entonces del medic de la asamblea otro sabio Mamado Sumati, y dijo: “Setor, Ia duracién de la vida no es eterna, y'Ia ciencia de las palabras necesita mu- cho tiempo para aprenderse. Es preciso, pues, que bus- quemos un compendio abreviado para la instruceién de éstos; que a propésito se ha dicho. 5. La elencia de tas palabras no tlene fin, 1a vide es corta y tos obstéculos son muchos. Es preciso, pues, tomar fo subs- tancial de las cosas desechando lo initil, como hace el eisne ‘que foma Ta Teche del medio del agua (1). Aquf hay un brahmén llamado Vixnuzarman que ha estudiado profundamente todas las ciencias y es celebra- do por su saber en las reunicnes de estudiantes. Confiale tus hijos, que en poco tiempo te Ios hard sabios”. Al ofr esto el rey, hizo ‘Jamar a Vixnuzarman y le (2) Avodese aqut au cuento my popular en ta India, segdn el cual ‘ony oe clases de lunes: el efsno comin ott clase superior que vive ea ft Para y rara ver oo dela er en In Ueren. Para angutar a cull de (tae doe clases petenczca un clan, ao cloen ona vaala com agua ¥ Teche SSesoladas, Al clane do la clse superior re le euaene soder para seoerar Ia Teche dot agus y beberoe aqulla dejan Gata arropuccrdy a dijo: “Respetable sabio!, haz por mi obsequio que estos mis hijos sean en poco tiempo sabios sin par en la ciencia de lo titil. Por ello te concederé cien privilegios”. Vixnu- zarman contesté al Rey: “Sefior, escucha mi sincera pala- bra, Yo no vendo la ciencia ni’ por cien privilegios, pero si en el espacio de seis meses no logro que tus hijos sean sabios en la ciencia de la politica, renuncio a mi nombre”. Gozoso y asombrado el rey, lo mismo que sus minis- ‘ros, al ofr la inestimable promesa del brahmén, Je en- tregé con gran respeto sus hijos y quedé en'la mayor tran- quilidad, Cogié Vixnuzarman a los principes bajo su di- Teceién; compuso para ellos cinco libros, titulados la Des- unidn de amigos, la Adquisicién de amigos, el Buhocorvino, la Pérdida de lo adquirido y a Conducta impremeditada, y se los hizo leer. Ellos, estudiéndolos, salieron en el es- pacio de seis meses tal como el sabio habia dicho, Desde entonces, este libro de la conducta, lamado Panchatantra, se emplea en toda Ja tierra para la instruceién de la ju: ventud {Qué mas hemos de decir? 6. Quien lea y practique constantemente este libro de In con- @ucta, no Mega nunca a ser desdefiado ni siquiera del mismo Zakra LIBRO I Aqui comienza el primer libro, titulado Desunién de amigos; su primera zloka es ésta: 1. _La grande y creciente amistad que tenian en el_ bosque tun toro y un le6n, fué destruida por un chacal avaricioso ¥ ccalumniador. Esto se cuenta del siguiente modo: Hay en el populoso Dekén una ciudad lamada Ma- hilaropya. Vivia en ella un hijo de un comerciante llama- do Vardhamanaka que, ejerciendo honradamente su oficio, se habia hecho muy rico. No obstante, pensé un dia que ‘aunque se tenga abundante riqueza, hay que busear y po- ner en practica Jos medios de acrecentarla, porque se ha dicho: 2, No existe nada en e? mundo que no se aleance con dinero; Por esto el hombre prudente no trabaja mas que para com seguirlo, 3. Quien es rico tiene amigos; quien es rigo tiene parientes; quien tiene dinero es hombre en el mundo; quien tiene dinero 8 sablo, 4. “No hay clencla, ni acto de generosidad, ni obra, ni ocu- ppacién, ni acto hervico de los ricos que no celebren en can- tos 105 pobres que solieitan su riqueza. 5. En este mundo, para los ricos, hasta el enemigo llega a ‘ser su pariente; pero de los pobres, el que es pariente s¢ ‘hace enemigo. 6. ‘De la riqueza, pues, y més si ésta es erecida y completa, roceden todas ias empresas, como los rios de los montes. 7. "Por ella se honra lo que és execrable, se ama lo que de- a awcnarantns ‘be aborrecerse y se alaba lo vituperable, Tal es el poder de Ja riqueza. 8. Como Jos érganos del cuerpo se mantienen de¥ comer, asi todas las empresas, sin excepeién, proceden de la riqueza; en ella, segtin se dice, esté el logro de todas las cosas 9. “EI que necesita dinero para prover q sus necesidades, sirve hasta en un cementerio, abandona al que Ie ha engen- ‘Grado, si éste es pobre, y se va a lejanos paises. 10, “Hombres de avanzada edad, st son ricos, pasan por jove- nes; el que no tiene dinero, es viejo aunque esté en Ia ju" ventud. Y los medios de hacerse ricos los hombres son seis: la mendicidad, el servicio del rey, la agricultura, la adqui- sicidn de clencia para dedisarse a la ensefianza, la usura y el comercio. De todos estos medios, el comercio es el mis eficaz para adquirir fortuna. Pues se ha dicho: 11. _La mendieidad es ofico de hombres de casta vil; el rey, jaht, no remunera debidamente; Ia agricultura languidece ‘por falta de lluvias; el tener que aguantar un maestro para {nstrulrse con él es procedimiento de muchas dificultades; ‘1 oflcio de usurero te hace pobre, porque pones tu dinero fen manos de otro; no ero que haya en el mundo ocupacién ‘mejor que la del comerciante. 32, De todos estos procedimientos se alaba como ef mejor el que acumula mercarcias para ganar con su comercio; todos los demés son de éxito dudoso. Y las especies de comercio en que se puede ganar riqueza son siete; a saber: el oficio de perfumista, el pres- tar con hipoteca, el asociarse para un negocio, la Hegada de un parroguiano conocico, el pedir precios exagerados, el engafiar con el peso y la ‘medida, y la importacién de objetos de otra regién. Pues se ha dicho: 18, __Entre todas las meremcias, el perfume es la mis venta- Josa; en comparacién con ella, nada valen el oro y demés ‘bjetos; pues To que se compra con uno se vende por cien. 34. “Cuando oge en casa una prenda, el prestamista da gracias ‘a su dios; si muere pronto €l depositante, le dice, te presen- taré una oftenda, 15, El jefe de una Sociedad comercial piensa con el coraz6n uupno t 2% eno de gozo: he ganado hoy Ta tierra Lena de tesoros; :qué necesitiad tengo de otra cosa? 36," Cuando el comerciante ve vonir muy de prisa a un parro- quiano conocido, el deseo que tiene de hacerse con su dine- to le alegra el corazén como si le aaciera un hijo. Ademés: 37, Eldar Ja medida unas veees Hena y otras no, el engahar continuamente a gente conocida y pedir un precio que no es el de las cosas, es costumbre villana propia de Kiratas Ademés: Las gentes que saben comprar la mereancia logran con su esfuerzo duplicar o triplicar su fortuna yendo a pais le- jano. Habiendo reflexionado asf, adquirié vajilla y otros objetos para Mevar a la ciudad de Mathura, y, en ‘an ven- tturoso dia, con el permiso de sus mayores, monté en un hermoso carro y parti6. Tenfa él dos hermosos toros Ha- mados Safjivaka y Nandaka, que habia criado en casa y Hevaba uncidos al carro. Uno de los dos, el Hamado Saii- jivaka, se quebré Ia pierna al atravesar un barrizal que habia junto a la orilla del Yamuna, y cay6, quebrando el yugo. Al ver al toro en tal situacidn, perdié Vardhamanaka todos sus alientos; y por el carifio que le tenia aguardé alli tres dias, interrumpiendo su marcha. Los compafieros de viaje, que tan abatido Je vieron, le aconsejaron diciéndole: “jSenor! {Por causa de un toro expones en tan compro- metida situacién toda tu fortuna, que aun esté integra, aqui, en este bosque leno de tigres y leones, donde es segura la muerte? Pues se ha dicho: 19. Por cosa pequefia no debe el hombre aventurarlo todo; Jo prudente en tal caso es defender el todo a costa de 1a parte. Reflexioné aguél sobre esto, y dejando alli hombres al cuidado de Safjivaka, continué su marcha con el resto de la caravana, 26 PANCHATANTRA Los guardias que dejé, viendo que en aquel bosque corrian gran peligro, abandonaron a Safijivaka; y, siguien- do‘ por el camino, cuando al dia siguiente aleanzaron al comerciante con la caravana, le mintieron, diciendo: “Se- fior, Safjivaka ha muerto; y nosotros, creyendo interpre- tar’ los sentimientos de la caravana, le hemos quemado en la pira con toda solemnided”. Al ofr ésto el jefe de la caravana a quien el afecto de Safijivaka le enternecié el corazén, celebro sus funerales sin omitir ninguna de las ceremonias propias en tales casos, como el soltar en li- bertad a un toro y dems solemnidades, Pero Safijivaka, cuyo destino aun no se habla cum- plido y cuyo cuerpo engordé mucho con el agua del Ya muna y el viento fresco, levantandose como pudo, se acer- 6 a la orilla del rio. Comiendo alli tiernas puntas de césped parecidas a esmeraldas, se puso en pocos dias como si fuera el toro de Ziva: gordo, lozano y fuerte; se pasaba todo el dia mu- giendo y destrozando con sus cuernos los terromonteros que amontonan las hormigas blancas. Pues bien se ha dicho: 20, _Un ser abandonado de toios, vive protegido por el destino; mientras que otro, muy bien atendido, muere herido por el destino. Vive, en verdaé, un huérfano abandonado en el bosque, al par que en casq cuidado el nifio con todo esme ‘Mas cierto dia un leén lamado Pingalaka, a quien atormentaba la sed, bajaba redeado de toda su bestial cor- te a beber agua a la orilla del Yamuna, cuando oyé a lo lejos un retumbante bramido de Safjivaka. Al oir este bramido se le llené de miedo el corazén, y haciendo por Gisimular la zozobra que le habia producido, mandé hacer alto al pie de una higuera, ordenando su gente en cuatro cireulos. La posicién en custro cfrculos es la siguiente: el leén, su corte, la tropa mediana y luego la inferior. Dos chacales, lamados Karataka y Damanaka, hijos de un ministro del leén, que habian perdido sus cargos, inno 1 ' a pero le iban siempre detrés, se pararon al ver esto y em- pezaron a deliberar. —Querido Karataka, dijo Damanaka, mira a nuestro amo, que iba a beber a la orilla del Ya~ muna y se ha parado. {Por qué motivo, sediendo como est, ha hecho alto, y con su gente dispuesta en orden de batalla espera como un cobarde, alli, al pie de la higuera? —iQué nos importa esto, contesté Karataka, para meter: nos en oficio ajeno? 21. El hombre que desea inmisculrse en asunto que no le importa se lanza a la muerte como el mono que tiré de Ja cuna. Damanaka pregunté: —,Cémo sucedié eso?— Aquél conté: CUENTOT En Jas cercanias de una ciudad hay un templo que empezi a construir un hijo de un comerciante. Los arte~ sanos empleados en la obra, desde el arquitecto hasta el timo peén, se iban a comer a la ciudad a la hora de me- Giodia. Una vez lleg6 a aquel sitio un pelotén de monos que vagaba por aquellas cercanias. Habia alli una viga de madera de aijana que, medio abjerta, habia dejado un aserrador con una cufa de mimosa catechu clavada en Ja abertura. Entretanto, empezaron los monos a solazarse corriendo a su gusto por las vigas colocadas en lo alto de Ja obra, lo mismo que si andaran por Jas ramas de los &r~ boles; y uno de ellos, que ya tenia cerca la muerte, echén- dose con ligereza sobre la viga que estaba a medio abrir, ‘cogio 1a curia.con sus manos de tal modo, que, al empe- zar a tirar de ella, Je colgaban los compafiones en la aber tura de la pieza. ‘La que sucedié al remover la cufia de su sitio, ya se ha indicado; pues por eso he dicho yo: El hombre que desea inmisenirse en astinta ajeno, ete Ade~ mas, nosotros sdlo comemos los escamochos del amo; {qué nos importa, pues, ésto? — {Que ti no piensas mas que 8 PAXCHATANTRA en comer?, replicé Damanaka, Eso no es decoroso, pues se ha dicho: 22, Para hacer bien a ‘08 amigos y dafio a los enemigos, de sean los sabios Ia protecen de un rey. Para saciar el es- témago, :quién no se basta a si mismo? Porque: 23. _Sélo puede decirse que vive aquel cuya vida sostiene Ia de ‘otros muchos. Los péares, ino procuran lenarse el vientre on el pico? 24, El tempo que dure nuestra vida, aunque sea sélo un ins- tante, hemos de procurar que atraiga la admiracién de los hombres, por reunir en si clencia, heroismo, poder y nobles virtudes} s6lo a esta Taman vida, aqui, en el mundo, los sa: bios. El cuervo vive, en verdad, largo tlempo, y come despo- Jos de Tos sacriflefos. (1). 25. Un pequefio rio se liena ficllmente; un agujero de rato- rnera se Mena pronto; el hombre cobarde es fécil de conten- tar y se satisface con poco. Porque: 28. _;De qué sirve el racimiento de aquel que no hace mas ‘que robar la juventud a su madre, y no se eleva como estan arte al frente de su familia? Asi pues: 21. _Bn Ja evolucién del mundo, zquién después de muerto no renace? Por esto slo se cuenta por nacido a aquel que bri 2a por toda su familia. Porque: 28. Hasta de Is hierba que crece en la orilla de los rfos es ‘itil el nacimiento; puss sirve de apoyo a Ia mano del hom- bre que, turbado, se tunde en el agus. Asi pues: 29, Hombres de proceder desinteresado y constante, que sean consuela da suis semajantes, nacen rares en el mundo: lo (2) La parte de comida que ae echabe en terra pera lor antuales y 3 2, 36. inno 1 2 ‘mismo que nubes elevadas que se mantengan fijas benefi- cléndonos con st agua. Por esto los sablos recuerdan Ia gran veneracién que s¢ debe a una madre que leve en su seno un feto que venga a ser objeto de admiracién hasta de las personas grandes. Aun el hombre poderoso cuya capacidad no se hace mani fiesta adquiere el desprecio de las gentes. Oculto el fuego en la lefia, nadie le hace caso; pero sl cuando se inflama. —Nosotros, dijo Karataka, no somos consejeros del rey; {qué necesidad tenemos, pues, de ocuparnos de eso? Y se ha dich EI que sin ser preguntado, no siendo ministro, habla de- lante del rey, es un neclo: pues no s6lo no le hacen caso, sino que ademés le desprecian. Asi pues: La palabra se ha de emplear donde, dicha, obtenga fruto ¥ dure siempre su efecto, como el color en wla blanca. No hables asf, replies Damanaka, pues: Uno que no sea ministro Hega a serlo si sirve al rey con sus consejos. En cambio, aunque uno sea ministro, no 10 fs si el rey no se sirve de sus consejos. Que por esto se ha dicho: El rey aprecia al hombre que tiene cerca, aunque sea ig- rorante, de humilde origen y rudo; por regia general, los reyes las mujeres y las plantas rastreras abrazan a quien tienen a su lado. Asi pues Los ministros que saben las cosas que agradan y las que ‘enfadan al rey, legan poco a poco a montarle, aunque él respingue. ‘Los hombres instruidos, los de grandes alientos, Jos que oseen habilidad y esfuerzo, y los que conocen el arte de ser ‘vir, no tienen sitio sino al lado de un rey. Los que por ser grandes de nacimiento y ostentar otras vvirtudes no quieren entrar al servicio det rey, obtiencn en castigo la mendicidad mientras les dure la vida. 0 PANCHATANTRA 39. Los insensatos que dicen que es dificil de ganar el favor de un rey, revelan can ello su indolencia, su pereza y su apatia, 40. "Cuando vemos que las serpientes, Jos tigres, elefantes y teones se doman con clertos medios, {sera el rey algin mons. {rao que no puedan daminar hombres activos ¢ inteligentes 41, "Avogiéndose a la protecciin de un rey, ega un sablo a su ms alto grado de esplendor; el siindalo no erece més que sobre el monte Malaya (1). 42, Blancos quitesoles, hermosos caballos y elefantes siempre ‘en celo, se disfrutan teniendo contento al rey. {Pero qué quieres ti hacer?, pregunté Karataka. — Aquél contesté: — Nuestro amo Pingalaka esté hoy ‘asustado, y lo mismo su comitiva, Me acercaré a él, y cuan- do haya determinado la causa de su miedo, le aconsejaré Jo que mas le convenga hacer; ya sea la guerra o la paz, marchar adelante o sentar campamento, buscar una allan za o emplear un medio doble. — ,Cémo sabes ti, dijo Ka- rataka, que nuestro amo esta asustado? — {Qué trabajo hay en conocerlo?, contests Damanaka. Ya se ha dicho: 43, Puesta Ta cosa de manifiesto, hasta una bestia la compren- Je, y los eaballos ¥ los elefantes nos evan por donde Jes jndleamos; pero el hombre sablo barrunta lo que no se di Rey porque las Tacultades intelectuales penetran en lo interior e las cosas por Tos signos exteriores. Y asi dice Mant 44, Por el aspecto exterior por los gestos, movimientos, actitu- des, voz y aspectos distintos de 10s ojos y la cara se gono- cc io intimo del pensamiento. Por esto, hoy, que est leno de miedo, me acercaré ‘a él y cuanto le libre del susto, y con los recursos de mi entendimiento le sujete.a mi voluntad, aleanzaré mi pla- za de ministro. — Si ti no conoces los deberes del criado, @ijo Karataka,, ;c6mo has de ganarte la voluntad del amo? 'pamanaka’contesté: — Lo mismo que los Pandavas Go Romeo ae une cadens do montaas en tn costa ooeifentat de Ta ‘entnuta tnatena, de donde sy extte el melor afndat, uimno 1 at ‘aprendieron en el tiempo que estuvieron en Ia ciudad de ‘Yirata todos los deberes del criado que les ensefié el gran rixi Dhaumya, asi los he aprendido yo: - 45, Tres especies de hombres recogen los dorados frutos de ta tierra: el héroe, el sabio consumado y el que sabe servir 46. El verdadero servicio consiste en buscar la utilidad del amo ciel compe, seine, ‘cn ple fo asi no de otro modo puede ef sablo ganerse Ie protce cién de un rey. - : az, “En Gue no sabe aprociar las virtudes del crlado, es hombre aan nono abe servi: pr ngin provi Ss fend), como tampoco de una tierra saltrosa, por bien que ‘se Ia cultive, Z ° 4s." Aunque no tenga riquezns ni otros atsibutos det poder, de- bo ser servidg el rey que Sea respetable por sus virtides, pues la recompense de tal servicio se aleanea aunave S20 spats de mucho tiempo. 49. “"Runque tenga que estar fleme como un pilar, extemiado y muerio de hambre, nonea el sabio debe buscar su sustento om una bestia seracona?. 50, “'Bterindo odla al amo misernble y rudo en su trato: ior qué no se odia a st minmo el que no sabe distinguir sf tno 1) @ indlgno 0 digmo de que se Te sitva? st. Los ernos que habiéndose acogido a Ia proteccion de_un rey'sufren hambee no tlenen descanso, deben ahandonesle To'mismo que be abandona el arka aunque siempre esté He- no de flores y frtos. 52, Com In made v la reina, el principe heredero y el primer rinisto, el capelin y poriero de patacl, hay que proceder 4o mismo qe. con el rey 58, "Et que al ser nwindao responde rvlvai, comprende bien Toque se le manda ¥ lo hace sin vacllaclon, puede ser f- vorito del rev si. “Et que hace buen empleo de In riquera debida al favor act rey ¥ viste su propio exerpo con el traje ¥ demis tn- Slanins, puede ser favorito del Fe 55. El_aue no tiene trato intimo con los guardias del sineceo ni con las mujeres del harén real, puede ser favorito del rey. 56. "Siempre el rey apracba mis actos”: e? que pensando ast unease extravia del buen cxmino aun en las mAs dificiles Cireunstaneias, puede ser favorito del rev. 7. “EL hombre ‘aie tedo es odio contra los enemigos de st. 32 PANCHATANTRA ‘soberano y hace siempre lo que desean los amigos de éste, puede ser favorito del rey. 58. EI que vea en €1 juego un enviado de Yama, en el vino ‘mortal veneno y vanos fantasmas en las mujeres, puede ser favorito del rey. so, “BI'que en la batalla marche al frente,-yendo siempre de- tras on la ciudad y en palacio se quede @ la puerta, puede ser favorito del rey. Pero cuando Hegues alli, replied Karataka, ;qué div ras? Cuéntamelo antes. Damanaka contest6: 60. En Ta conversaeién se engendran las palabras unas de otras, ‘como una semilla bien regada por la Muvia produce otra. ot. “Los sablos ensefian que el infortunio nacido del empleo de medios inadecuados, y el feliz éxito que se obtiene cuan- Ge "se emplean. los medios conducentes al fin, proceden vo yes de ia indole de nuestra conducta, de In que brotan como las chispas del fiero. Ta excelencia, de algunas criaturas esta en la voz, como enin cotorra; la de otras, en el corazén, como en los mau Geer pero la de otras reside en Ta palabra y en el corezin; {os buenos discursos rebotan bien (1). Pero no diré ningiin despropésito: pues hace ya tiem- po, cuando atin me sentaba en el regazo de mi padre, Aprendi lo més importante de la politic 63. EI mismo Vrihaspati, si difera una palabra inoportuna, ateancaria el despreci de su inteligencia y el mayor des honor. Karataka dijo: Gt. Los reyes, lo mismo que Tes montafias, son ditilles de dominar; si’ éstas estan infestadas de serpientes, aquéllos (edn rodeados de bribones; y unos y otras estén cuble:tos Ge eoperezas, son dures y estén servides por mala gente (*) (2) Be drei, predcen su efecto, (a) Bn evin stoks y ex We sigalnte Ys adjtivos que emplon el texte ‘ta, Sntenattonra, doe sigaitceetin, apllada. al rey 7 al monte, & 1 uupno 33 Asi pues: 65 Los reyes, lo mismo que Tas serpientes, se dan a toda cla stde'placeres; aquellos visten Ia coraza como éstas Ia cape- Siva (2); son trapacistas y crueles, muy viciosos, y mo pue- Gen ser domefiados més que por consejos o encantamientos ‘Difiel es elevarse hasta la dignidad real que todo el murr ao venera, y que, 10 mismo que la cualidad de brahmén, se fempafia con Ja mas ligera falta. gt, “Ta fortuna de los reyes es dificil de alcanzar, dificl de obtener y difiell de conservar; pero tna vez lograda, se man- ehteneiago tiempo en el hombre inteligente lo mismo que as aguas en s6lido recepticulo, Eso es verdad, dijo Damanaka; pero 168. _Es preciso proceder con cada cual segtin sea su cardcter; ‘el hombre sablo, penetrando en el corazén de otro, 1o redu- 69,“ 'La mejor conducta de los criados consiste en su subordl- nacién para con las {dees del amo; los mismos rakxasas se Gominan, transiglendo siempre con sus deseos. 70. Alabando al rey cuando se enfade, amando lo que él es tima, odiando lo que aborrece y celebrando sus obsequios, Eiace tno dueho de él sin necesidad de hechizos ni f6rmu- tas mégicas. Si tal es tu anhelo, dijo Karataka, felices sean tus pasos, y que todo se cumpla de acuerdo con tus deseos. -~ Baludé entonces Damanaka a Karataka, y se fué al lado de Pingalaka. Cuando éste le vi venir, dijo al portero: wnQuita el cerrojo de bambi; ese que viene es hijo de mi Antiguo ministro; que entre, tome asiento en el segundo tireulo y exponga lo que considere mas conveniente. Tal co- tno se habia indicado, la entrada le fué franqueada a Dama- naka, éste saludd a Pingalaka, y con su permiso se sento. El leén le echd por el cuello'su mano derecha adornada con su garra semejante al rayo, y le dijo afectuosamente: se Dichoso seas; por qué tanto tiempo sin verte? — Vues- (2) Atuslon a ie serptonte asad por lon portugueses Crbra de cell, porata ia slr que Te rouse In eabera 20 alata ¥ extlendo en forma de cape ose cuando ee tri u ‘pancuaranrna tra Majestad, contests Damanaka, no tiene necesidad de nosotros; pero no obstante, cuando Ia ocasién lo requiere, es preciso que hablemos, para que todos, altos, medianos y bajos, seamos de utilidad al rey. ¥ se ha dicho: TL. ._Necesidad tienen los reyes de tun palito de hierba que Jes impie los dientes o es frote las orejas; zcuénto més de un hombre dotado de cuerpo, vor y manos? Asi pues, nosotros, por nuestro nacimiento, somos ser- vidores de S. M,, y hasta en las desgracias le seguimos; si no obstante ello no obtenemos nuestro empleo, es porque S. M. no procede como se debe; pues se ha dicho: 72. Los ceriados y las joyas han de colocarse en su propio lugar; pues una pledra preciosa que debe engastarse en una iadema, no brilla si se la pone en los ples. Porque: 73. Quien no sabe distinguir 1a virtua no encuentra eriados que le sigan, aungue sea un rey muy rico, de famosa dinas- lia y'relne por derecho de sucesion. Y se ha dicho: TA. Por tres motivos ebandona al rey un minlstro: por verse Igualado con sus. inferiores, por no verse tratado con la ‘misma consideracién eon que se trata a sus iguales, y por verse empleado en lugar que no le conviene, '¥ cuando el rey emplea sin discernimiento en los des- tinos de mas inferior categoria a los servidores capaces de desempefar los mas altos puestos, si éstos no persisten en ellos, la culpa es del rey, no de aquélios. ¥ se ha dicho: 75. _ Siiuma piedra preciosa digna de ser engastada en una ema de oro se encaja en Un objeto de estafio, donde ni Tama Ia atencién ni brilla, el reproche es del que la ha hecho engastar. Y por lo que dice el sefior que hace tiempo que no me he dejado ver, oiga también: 76. Donde no se aprevia distincién entre 1a mano derecha y mao 1 35 Ia izquierda, ;qué noble que cuente con otros recursos per ‘manecerd alli ni un momento? ‘Entre aquellos que encuentran en un cristal un diamante y en un diamante un cristal, no permanece un criado nf Biqulera de nombre. ‘Cuando el amo sin hacer distineién procede igualmente con todos los eriados, mata el esfuerzo de los hombres eapaces y perseverantes. No puede haber rey sin siibditos nf stibditos sin rey; tal ces Ia manera de ser de ambos, que estén ligados reciproc mente. ‘Aunque el rey dispense por si mismo sus favores a las gen- ‘es, 81 no tiene sibditos es como un sol sin rayos que, atn- ‘que tenga calor, no brilla. TEI cubo de la rueda ‘se apoya en Jos rayos y los rayos. se eneajan en el cubo; lo mismo ocurre en la Tueda de la existencia del rey, y de los sibditos. Hasta los cabellos que sustenta la cabeza y se mantienen cen ella cuando se es trata con aceite, caen al dejar de un- tarlos. ; Cémo no ha de suceder lo mismo con los criados? Por satisfecho que esté el rey de la conducta de sus er os, no Tes da ms que riquezas; pero éstos, s6lo por Ta con- sideracién del rey, le entregan hasta la vida. ‘Teniendo esto en cuenta el rey, debe procurarse criados in teligentes, nobles, valientes, capaces, devotos y que here- den el cargo de sus mayores. "El eriado que compreniendo bien su deber no vaclla en cumplirlo con firme resoluclén, es una gran defensa del rey. EI rey tlene un gran compafiero en aquel que habiéndole prestado un servielo dificil de cumplir y de suma utilidad, nada dice por modestia, TEI que acude sin ser Hamado, asiste siempre a la puerta y cuando se le pregunta, expone Ja verdad pura, es digno Ge ser eriado de los reyes. ‘Aquel que aun cuando no haya recibido érdenes del rey, si ve a alguien que quiera perjudicarle se esfuerza por des- truitlo, es digno de ser eriado de los soberanos. El que aun después de haber sido golpeado, injuriado y apaleado por el rey no medita mal nlnguno contra éste es igno de ser eriado de los soberanos. ‘Aquel que en el servicio mi siente hambre, ni tiene suefio jams. nivsionte frio, ni calor. ni molestia otra alguna, es igno de ser eriado de los reyes. 36 PANCHATANTRA 91, El que habiéndose enterado de 10s preparativos bélicos {que se disponen contra su sefior mantiene tranqutlo su sem- Biante, es digno de ser criado de los reyes. 2," Aquel en euyo goblerno se ensanchan las fronteras, co- mo la luna en sa quincena creciente (1), 5 digno de ser criado de los reyes. 93. “Pero aquel que mientras él est al frente del gobierno se contraen los limites del imperio como un cuero puesto al fuego, ha de ser alejado por quien estima su reino. Y si el amo pensando, que yo soy chacal me desprecia, no hace bien; porque se ha dicho: ee aay de te do Bn ae ae cael ee oh za a Soi, et, am cen ef eG) 9 ea Oe Ci civbs Se ee saa sone nnn i at ae ae el ino cu nhs mie a Ea ae. se Se ome Fs ee co sn i ape many ere eel ea Toe gb ATi sewn nt oe, area, wo Esta bien, dijo Pingalaka; capaz 0 incapaz, ti eres hijo de mi antiguo ministro; di, pues, con toda confianza To que deseas decir.— Sefior, respondié Damanaka, hay TT ow Andee aivden el mes tunar en dos parte, en cada une tes cuales ‘tenon tugnr don fares de 181. a) Agu! no day mas que Joero do palabras, y of que una expece cured [acronis linearis), el setodurve, Merb de flores Diane, 6 Tama {nvlen getomts palabra ave sigan gue tone pelo de vaca 2) Segon erecncia comin en Ia Tha, 1a erplente Merade a le let ‘un pledra.precions exh eabern 5) Atte amurilo Taiaado comtnmenie rorocbana, pr na ace hor voindoy por ein. Se capa on Mallon, come pertune, Te plntsra, tapeo 1 at ‘algo de lo que he de informaros— Entérame de lo que quieras, contesté Pingalaka— Aquél dijo: 98. _ Por pequefio que sea el asunto que tenga el rey, no debe tratarse en medio de una asamblea; esto dijo Veihaspatl, Por Io tanto, digame S. M. en secreto; porque 99. El consejo de sels orejas se divulga, no el de cuatro; por esto con todo esfuerzo debe evitar el’ sabio las seis orejas. Comprendiendo entonces la intencién de Pingalaka, todos los animales, apenas oyeron esta palabra que se dijo en la asamblea, se apartaron al momento, yendo delante el tigre, la pantera y el lobo. En seguida dijo Damanaka: —{Por qué razén, el sefior que iba dispuesto a beber, ha desistido y hecho 'alto aqui? — Algo confundido Pingala- kka, dijo: — No es nada. — Sefior, replicé aquél, si es cosa que no puede decirse, quede asi; pues se ha dicho: 100. Conviene ocultar ciertos seeretos a la mujer; otros, a 1a familia; otros, alos compafieros, y otros, a os hijos. El sablo no debe’ hablar sino después de haber reflexionado sl ‘conviene 0 no conviene, y tenlendo en cuenta altas conside- raciones, ‘Al oir esto Pingalaka pensé: “Este me parece hébil para mi objeto; voy, pues, a exponerle mi intencién. Y se ha dicho: JO1. "Cuando uno cuenta sus penas a un amo que le tiene afec- to 0 a un criado virtuoso, a Ia mujer obediente o al ami- 40 desinteresado, queda aliviado. —iAh, Damanakal; joyes un gran ruido alla a lo le- os? — Lo cigo, sefior, contesté aquél; :y qué importa? Querido, afiadié Pingalaka; deseo huir del bosque. —j Por qué?, dijo Damanaka. — Porque hoy, contest Pingalaka, ha entrado en nuestro bosque algtin ser extraordinario de quien se oye ese gran ruido; y conforme al ruido, debe Ser su empuje—Que el sefior, repuso Damanaka, se dis- ponga a huir por un mero ruido no es procedente; pues se som som om a Oa oe ane 2 ote ed i 91 bosque con- ¥ no conviene que el sefior abandone el on gud ro ea Pa Hit ae por un mero ruido no kay que temer; pues se ha dicho: once ene sn 2a. ie ne rn soa ee Se a 7 st ie ge ce mt mee cl ite Sg a ee mane Asi pues: . io, ni se infatun en ten no se abaie en ln desgracty nl st 105. Quien sorte eto en in guer®, et un wole spent do: ho tal, tara vos are una madre Y también: ee sae Ba ar a ne ek de ax nr ri et ae me Asi pues: __ jue hablendo podido contar con el esfuerzo d 10 's Munrat rine, como una Joye de aca PES eo qué le sirve su aparente hermosura? fior, debe procurar mante- Sabiendo ya todo esto el sefior, debe proc nerse firme y no asustarse solo por un ruido. Y se ha dicho: ‘i sno de médula; pe- imeramente erei que esto estaba leno de 108. Peumavenir y lo secon, que era cuero ¥ madera, “GB taka c4 una sa} gue toe Indor te pintan en adorno 0 como alent raza. timo t - —;Cémo sucedié eso?, pregunté Pingalaka. — Aquél cont CUENTO II Cierto chacal que tenia Ia garganta enflaquecida por el hambre, vagando por aqui y alld en un bosque, vié un campo donde habian librado batalla dos ejércitos. Oy alli el sonido de un tambor abandonado que herian las puntas de las ramas de un drbol agitadas por el viento, y con el corazén tembloroso, pensé: “Ah! {Perdido estoy! As{ que, antes de que llegue a ponerme al alcance de quien produce este ruido, voy a huir; pero tampoco es conveniente abandonar con precipitacion este bosque de mis abuelos. Y se ha dicho: 109. Quien en los momentos de miedo o de alegria delibera ¥ Ro procede con precipltacién, no tendra que arrepentirse. Voy, pues, a averiguar de donde procede este ruido"; y tomando valor y reflexionando, avanz6 poquito a poco Y vié que era un tambor. Cerciorado ya de ello, se acereé 4 €1 y empez6 a tocarlo leno de alegria; y con mayor goz0 después, se dijo: “jAh! Después de tanto tiempo, esto es un gran banquete que se me presenta, Seguramente que estard leno de carne, médula y sangre”. Empezé entonces a romper como pudo la dura piel que le »nvolvia, y cuando izo raja en un sitio, se metid por é1 con el corazén go- z0so. Pero desgarrando la piel se habia roto los dientes, ¥ cuando con desencanto vié que todo era madera, recité Ja sloka que conoces ya por mi. No hay que asustarse, Pues, por un simple ruido. —iAh!, dijo Pingalaka, mira que toda mi gente, con el espiritu asustado de miedo, desea huir. ;Cémo he de Poder contenerlos? — Sefior, contesté aquél; no es culpa de ellos; tal como el amo son los criados. Y se ha dicho: Mo. Un caballo, un arma, un libro, un laid, una frase, un hombre o una auujery sow buenos o malos segdn el hombre ‘due los emplea. eee “0 PasceneavANTRA Por Jo tanto, haciendo tt por sostener el coraje, es- pera aqui mientras yo vuelvo, después de reconocer la na- furaleza de ese ruido. Luego se hard lo que sea mas con- veniente. — ,Qué, ti, dijo Pingalaka, tienes valor para ir alli? — {Qué, euando el amo manda, contesté aquél, tie- ne el buen criado otra obligacién que hacer lo que se le ordena? Y se ha dich 111. Ante una orden del amo, nunca teme el buen erlado; en- traria en la boca de una serpiente Jo mismo que en el gran Océano, tan dificil de atravesar. Ast pues: 112. El eriado que recbida la orden del amo examina la fa- cllidad 0 difleultad de hacer lo que se Je ha mandado, no debe ser aceptado par el rey que desee prosperidad. —Querido, dijo Pingalaka; si asi es, marcha, y que tus pasos sean felices, — Saludé entonces Damanaka al leén, y partié siguiends la direccién que Je indicaban los bramidos de Safijivaka. Cuando Damanaka se hubo ido, pens6 el Jeén Meno de miedo: “jAh! No he hecho bien en haberme fiado de éste manifestandole mi intencién; puede que este Dama- naka, recibiendo ahora salario de dos amos, quiera ven- garse de mi por haberie dejado cesante de su cargo. ¥ se ha dicho: 113. Los que caen en desgracia del soberano después de haber istrutado de su honor, se esfuerzan en arruinarle, aungue sean gente de noble fami Por lo tanto, mientras no sepa lo que éste desea hacer, voy a ponerme én guardia trasladéndome a otro sitio; que posible es que Damanzka, unido con ése, quiera destro- zarme. Y se ha dicho: : 114. Los que desconfian, aunque sean débiles, no se ven opri- ‘ides por 10s poderoses; pero los confiados, aunque sean Tuertes, se ven opritiides por Ios débiles. 115, Por magndnimo que sea el sablo no debe fiarse de su ene- tipno t a rig; por Ja coflanza que Ditituvo con Indra det éste el feto que Ievaba en su seno. Geet Después de haber hecho estas reflexiones cambié de sitio; y mirando el camino por donde se habia ido Dama- naka, aguardé solo. Entretanto, Damanaka Iegé cerca de Safjivaka, y cuando se hubo cerciorado de que éste era un toro, pens6 con el corazén alegre: “Ah! ;Qué buen suceso! Mediante el doble recurso de tenerle en paz y en guerra con éste, Pingalaka quedaré sujeto a mi voluntad; pues se ha cho: 116. __Ni por nobles ni por bien intencionados que sean los mi- nistros, nunca el rey lega a familiarizarse con ellos mAs que ‘cuando Je acontece una desgracia o cae en la afliccién, 117. aldo el rey en In desgracia, es siempre juguete de sus ministros; por esto prefieren los reales consejeros un rey siempre desgraciado. 118. Como et hombre que esta sano nunca siente necesidad de un buen médico, del mismo modo el rey, libre de contra- tiempos, tampoco busca un consejero, Haciendo estas reflexiones se volvié hacia Pingalaka, quien, al verle venir, procurando ocultar el estado de su nimo, se colocé en la misma posicién que antes. Mas Da- manaka, legado que hubo a Ia presencia de Pingalaka, le saludé y se sentd. — ;Qué, le pregunté Pingalaka, has Visto ese animal? — Lo he visto, con permiso del sefior, respondié Damanaka. — {Pero es verdad que Jo has vis- to?, insistié Pingalaka. — ,Qué, en presencia de V. M. fe puede decir mentira?, Teplice Damanaka, Y se ha icho: 110. Quien dice mentira, por pequefia que ella sea, en presen- cia de los reyes y de los dioses, perece répidamente, aunque ‘seq un hombre importante. Asi pues: 120. El rey es una imagen de todos los dioses, segtin ha de- clarady Mand; por esto hay que honrarle como tal, sin ofen- derle jamas. 2 sasonarascena 321, Aunque el rey sea un representante de todos los dioses, existe esta diferencia: el premio o el castigo de la conducts ‘Que se observe con l rey tienen lugar al momento, mientras ue Ios dioses lo dan en la otra vida. —Lo habris visto verdaderamente, dijo Pingalaka; y sino te ha matado es porque habré pensado que los po- derosos no tienen para qué enfadarse con los pequefios. Porque: 122, El huragin no desarraiga les hlerbas tiemas que se in- clinan a tierra por todos lados, pero destriye a los grandes frboles. Asi, el poderoso no traba combate més que con los 123. ""Pieado el elefante por la punta del pie de la abeja, que furlosa revolotea avida del licor de sus sienes, no llega a enfadarse, aun sienco tan grande su poder; sélo ante una potencia igual a la suya se enfada el poderoso, Eso es verdad, respondié Damanaka; él es grande ¥ yo pequeio; pero si S. M. lo ordena, yo haré que él en- tre en el nuimero de sus criados. — Respirando entonces, dijo Pingalaka:— ,Qué, eres tt capaz de hacer eso? — {De qué no es capaz el sabio?, contests Damanaka; pues se ha dicho: 324, Ni con armas, ni con elefantes, ni con caballeria nf infan- teria se Hleva un asunto a tan perfecta realizacién como cuando se ejecuta con inteligencia. —Si es asi, dijo Pingalaka, desde ahora te elevo al rango de ministro. De hoy en adelante no he de otorgar sin tu consejo ningtin favor ni castigo: tal es mi decision. — Entonces Damanaka se fué corriendo, y dijo amena- zando a éste (°): —Ver, mal toro, ven; el amo Pingalaka te lo manda. ;Por qué, sin tener nada que temer, bramas tan repetida ¢ intitilmente? — Al oir esto Safjivaka, di- jo: —Querido, ;quién es ese Pingalaka? — Qué, contesté Damanaka, ;no conoces ti al sefior Pingalaka? Espera, faenmente pueden buplie tino t 4% pues, un momento y lo conocerds por el resultado. {No es el rey, el leén llamado Pingalaka, que rodeado de toda su corte esta al pie de una higuera? Cuando Safijivaka oyé esto se creyé muerto y cayé ‘en gran postracién. — Querido, dijo; fi pareces hombre de bien y elocuente. Si es que necesariamente me has de llevar alli, es menester que me asegures de la propia pro- teccién del rey. — Has dicho muy bien, contesté Dama- naka; tal es la préctica en politica; porque: 125. Se puede Hegar al fin de Ja tierra, al del mar y hasta a Ja cima de un monte; pero nunca se puede barruntar el tr ino de los pensamientos de un rey. Espera, pues, agui hasta que yo me vea con él y le imponga estas condiciones; luego te conduciré all. Convenido esto, se legs Damanaka a la presencia de Pingalaka, y le dijo:— Setior, éste no es un animal vul- gar, sino el toro que monta el venerable Ziva. Preguntado por mi, ha dicho que el venerable dios, satisfecho de él, le ha ordenado que pazca puntas de césped en los bordes del Kalindi; en una palabra, que le ha dado este bosque para su placer. — Pingalaka dijo entonces con temor:— Ya comprendo que sin el favor de una divinidad no va- garian impertérritos, bramando por este bosque leno de fieras, los animales herbivoros Pero ti, ,qué le has dicho? Seftor, contests Damanaka, lo que yo he dicho es esto: “Este bosque es propiedad de Pingalaka, sobre quien mon- ta la diosa Durga. Por lo tanto, ti eres recibido aqui co mo un querido huésped; légate, pues, a la presencia de éste, y alli, con afecto de hermanos, comiendo, bebiendo y Aivirtiéndoos, debéis de pasar el tiempo habitando en una misma morada. Ha aceptado todo esto, y me ha dicho con gran contento: “Es preciso que me des un salvoconducto de tu sefior”, Ahora, disponga S, M. Al oir esto dijo Pingalaka: —jBien, discreto!, bien, eonsejero fiel, bien. Has dicho lo mismo’ que me aconse- Jaba el corazén. Concedido tienes para ése mi proteccién. au pawcnuarasern Pidesela a él también respecto de mf, y condiicelo aqui al punto. Con razén se ha dicho: 126 Como los pilares sostienen la ¢asa, asi se mantiene un rei- rho con consejeros idéneos, sinceros, integros y experimen- tados (2), Asi pues: 127, _En el arreglo de un desconcierto se manifesta la sabidu- ia de los ministros, y la de los médicos en el tratamiento de complicada enfermedad; cuando todo va bien, iquién no 8 sabio? Saludando Damanaka al leén, se encaminé hacia don- de estaba Safjivaka, diciendo para si con alegria: “El rey esta inclinado a mi favor y sujeto a mis indicaciones; no hay, pues, otro mas afortunado que yo. Y se ha dicho: 128. Ambrosia es el fuego en invierno; ambrosia es la vista de un ser querido; ambrosia es la consideracién del rey: ambrosia es una bebida de_Jeche. Llegado a la presencia de Safjivaka, le dijo con ama- bilidad: —jOh, amigo!, solicitado por mi, el rey me ha con- cedido su proteccién para ti. Ven, pues, con toda confian- za. Pero ya que has alcanzado el favor del rey, es preciso que convengas conmigo en un pacto. Nunca has de legar al orgullo de querer decidir las cosas s6lo con tu autori- dad, sino que he de ser yo quien, de acuerdo contigo cuan- do desempene el cargo de ministro, lleve todo el peso del gobierno. Si asi lo hacemos, seré para ambos el goce de real fortuna. Porque: 129, Las riguezas estn en poder de los hombres conforme a la Tey de eaza; aqui, eq el mundo, uno levanta a las gentes ¥y otro los mata lo mismo que @ clervos. —Asi pues: 130, Quien por ergullo no honra @ los hombres que tienen Mares, tomande on tal‘eaan le sliiccién aproplads « dleho eubeanive. uno 4s asiento cerea del rey, sean grandes, medianos o chicos, se cae como Dantila Saijjivaka preguntd: —;Cémo sucedié eso? — Aquél ‘conté: CUENTO IT Hay aqui, en la superficie de Ja tierra, una ciudad ulamada Vardhamana. Vivia en ella un sefior muy rico lamado Dantila que era gobernador general de la ciudad. Desempefiando a la vez los asuntos municipales y los asun- tos del rey, llegé a tener contentos a los habitantes de Ja ciudad y al rey. {Qué mis?, nadie habia visto ni ofdo Jamas que hubiese hombre més hébil que éste. Pues en verdad se ha dicho: 151. El que sitve los intereses del rey lega a ser odiado por los sabditos, y el que sirve los intereses de los stibditos es desdenado por los reyes. Existiendo, pues, tan grande opo siclén entre ambos intereses, es diffeil encontrar uno que Ja vez sirva al rey y ala nacién, Pasando asi el tiempo se celebré una vez un casa: miento en casa de Dantila. Invité a todos los habitantes de la ciudad y a las gentes allegadas al rey, a todos los cuales, después de colmarles de toda suerte de respetos, les regal6 vestidos y otras cosas. También, en seguida que terminé la ceremonia del casamiento, haciendo que Vinie- Ta a su casa el rey con las personas del cuarto real, le honré debidamente. Tenia este rey en palacio un barren- dero Hamado Gorambha, siervo real que, como se hubiese Sentado en sitio que no Ie correspondia, le eogié (Dantila) del cuello ('), sin respetar su condicién de huésped, y le arrojé de casa. Desde aquel dia en adelante, llorando éste (2), ttera, Ye a6 im media tuna of dtr, Ie cogté el culo entre ts etme de te mano yeh pulga, aberton on fornia de thedle tuna. sta exe Previn ae rept varias vecen en el texto, 46 enomaasera la afrenta, no podia dormir de noche: “;Cémo haré yo que este ricachén pierda el favor del rey?” Esto era Jo tinico que meditaba: “De qué me sirve, afiadié, que mi cuerpo se consuma tan initilmente, ‘si no puedo hacerle ningun dafio? Pues bien se ha dicho: 132, El hombre que set impotente para ofender, por qué tie- ne la desvergienza de enfadarse? Por més que salte el gar fbanzo puesto a tostar en la sartén, ;podré romperla? Pero un dia de mafanita, barriendo por los alrededo- res de la cama, en ocasién en que el rey estaba medio dor- mido, dijo: —jAh!, qué atrevimiento el de Dantila, que hha abrazado a la reina. — El rey, que oyé esto, se levanté ‘con sobresalto y le dijo: —;Ce, Gorambha!, jes verdad que Ta reina ha sido abrazada por Dantila? — Gorambha con- testé: —Sefior, como he pasado la noche jugando y sin dormir, se ha apoderado de mi el suefio contra mi volun- tad; de modo que no s& lo gue he dicho.— Celoso el rey entonces, dijo para si: “Este hombre, Io mismo que Dan- fila, tiene Ia entrada libre en mi casa; es posible que al- una vez le haya visto abrazar a la reina, y por-esto habla ahora asi. Pues se ha dicho: 438, Lo que el hombre desea, contempla o hace durante ¢l ‘in, oso mismo dice o hace durante el suefio por Ia costum- bre que de ello tiene. Y también: 434, . Las buenas o malas intenciones que el hombre guarda en ‘su corazon, por oceltas que las tenga, pueden conocerse por To que dice durmieado © cuando est embriagado. Y tratandose de mujeres, ,qué duda cabe aqui 10 con uno miran emocionadas @ 185. Mientras esti habland ue tienen en el corazin: otro, y piensan en un tercero au Zquién es de verdad amado de las mujeres? ase. ‘“Mantienen con uno. larga conversacién mostrindole sus Trojos como Ja flor de 1a bignowia; ellos y sonrientes labios, Thiran luego a otro con ojos que centellean y se abren Co iupno 1 a ro flores de Toto; peo su corazén pi mo aes de Io xin plensaen otto que poses shundaies gues, eunae’ su condita dite de sero. tienen fect an do hermceg cejen? “18 Palabra ‘Asf pues: Nit fuego se hara de lea, nt te Tea, ni de ros 61 Océano, ni Am tn tres von de homes fo do ston pinnae no se ls abandona, ni se les dei ora, i re que las solicite, entonces, joh, Narada!, se antle ‘ne la virtud en las mujeres, * Tely Navadaty se mantie= Tl menteeato que en sv necedad receded cree que su enamorada le es fiel sujeto siempre al capricho. de ella, Te : ‘mo pajaro de placer. oe ‘Quen tome en sero Ios dich 0 los dlchos © hechos de ea, ya sea initiates. ya alguna. importance hone ae por eso, Hlega al desprecio de todo el mundo. me anes 5 Gul elite «na mur se sempre cone lla yim 6s hombre 8 qulen quieren Por falta de hombs : re que soiiten sus favores olor ae ten a fami, or oa re, pear de Icoaancy se muneen stants bh No hay nadie de qui Jc aulen crean deber abstenerse, ni tame eco pone repro ala dat feo‘© guapa om tl eave "a hombre, hay que disfrutar: asi piensan. - ‘Ltt ioe te sven de hombre gue a 1 mse gue dn ibn ue colander Come Ia Taca roa que ha des ‘ 1 Gomes leah de ser cmp poe guevma ‘cae ajo el ie del sexo dl Qu pti fon Habiéndose lamentad spre ec te iAwién, donde que se hace rico, ny #De'qué hombre sensual las desgracag Uenen tin? rGuien 8 PASCHATANTRA sido atormentado hay en el mundo cuyo corazén no haya sido atormentac por las mujeres? ;Quién, que haya sido de verdad amado Be los reyes? ;Quién, que no caiga bajo el dominio de 1a muerte? 2Qué mendigo leg6 jamés a ser persona de consi Geracién, y quién, caido en las redes del malvado, escapo con felicidad. : ooo 347, “°Pureza en el cuervo, verdad en el jugador, paciencia a setpiente, amor calmoso en la mujer, valor en el hom- bre afeminado, serenidad de espiritu en el borracho y amis~ tad en los reyes, iquién lo ha visto ni odo jamés? lemés, yo ni sicuiera en suefios he hecho nada des- agradsble al Fey ni aninguno de su familia. ;Cémo, pues, me pasa esto?” El barrendero Gorambha, que vi6 Iamentarse de este modo a Dantila en las puertas de palacio, dijo a los por- eros: iCe, ce, porteros!; mirad a Dantila que, elevado por el favor del rey, otorga por si mismo Tas gracias y los Eastigos. Como le habéis prohibido le entrada, os pondra Ta mano al cuello (}) lo mismo que a mi. — Al oir esto Dentila, dijo para si: “Sin duda que todo lo que me su- ‘code es por venganza de este Gorambha. Pues muy bien se ha dicho: Aunque sea de bumilde origen, tonto y hombre sin dig- ME gad guten sive en este mundo Top reyes, c= sujeto hom ado en todas partes. 449, "Aunque sea cobarde y pusilinime el que sirve en palacio real, obtiene en el mundo no pequefia parte de honores, wués de haberse lamentado de varios modos, se Jor. Llegada la noche, lamé a Gorambha; después de haberie regalado un par de vestidos, le dijo: — Querido, ‘como aquel dia te vi sentado en lugar del rey, en sitio que hho te correspondia, te afrenté después de reprenderte, pe~ ro no te eché por pasién. — Este, que habia rectbido el spar de vestidos como si recibiera el reino de 10s cielos y Guedaba ya en extremo satisfecho, le contest6: —jOb, €x- a) Lert; alatrumards 1g esta tune, usno 1 o ceelso!, te perdono todo eso y, por el honor que me acabas ¥ Ge conferir, vas a ver el poder de mi entendimiento y el S favor real.— Y dicho esto, salié leno de gozo. Bien se hha dicho lo que sigue: 350. Con un poguito se eleva, con un poquito se baja; iay!, ccudn semejantes son la actin del villano y la del tiel de ‘una balanza. Volviése Gorambha a palacio, donde, haciendo la lim- : pieza a tiempo en que el rey estaba medio dormido, dijo: jAy, qué imprudente es mi rey, que come calabaza cuan- do alivia su cuerpo en el retrete! — El rey que oyé esto, Je interpelé con asombro: — jEh, eh!, Gorambha, ,qué despropésitos ests diciendo?; no te mato porque eres un F servidor de casa. ;Cudndo me has visto haciendo tal cosa? Sefior, contesté aquél; como he’pasado la noche en vela < jugando, aunque estaba haciendo la limpieza, me ha ren- ido la fuerza del suefio, y dominado por él, habré dicho algo que no sé. Perdone, pues, el sefior, que yo estaba fuera de mi. Cuando el rey hbo ofdo esto pens6: “En mi vida he |; comido yo calabaza al tiempo de aflojar mi cuerpo. De _Manera, que lo mismo que dice éste de mi tal cosa que ‘no ha sucedido, habra dicho también lo de Dantila; no me abe duda. Y, por tanto, he hecho mal en haber deshon- tado a pste pobre. Hombres como él nunca cometen tal ‘aceién; y desde que le he retirado los honores, los asuntos del reino y todos los demas se despachan con gran dila- § clén”, Después de haber deliberado repetidas veces sobre es- to, amé a Dantila, le honré dandole los vestidos y joyas f° que el mismo rey Ilevaba restableciéndolo en su cargo. ; Por esto he dicho yo: El que por orgullo no honra, ete. Asi es, querido, dijo Safjivaka; por tanto, yo no ybaré més que lo que ta dispongas. ,, Convenido esto, se fué Damanaka con él a la presen- ‘cia de Pingalaka, a quien dijo: — Sefior, aqui tienes a Sai :fivake, traido por mij ofdene Su Majestad. — Sanjivaka 50 PAN CHATANTRA saludé al leén con respeto y esperé de pie, modestamente, en su presencia. Mas Pingalaka, abrazando al toro, que es- taba gordo, con su pata derecha adornada con el rayo de su garra, le dijo amablemente: —Dichoso seas; jc6mo has venido a este solitario bosque?— Conté el toro toda su historia; refirié todo lo ocurrido y cémo habia tenido lu- gar su abandono por Vardhamana. Pingalaka que lo oy. Te dijo con gran afecto: — No temas, compafiero; quédate ‘aqui del modo que mejor te plazea defendido por mi bra- zo; pero nunca has ce alejarte de mi, porque, habitado este bosque por terrioles fieras, est leno de peligros y nunca entran en él, por grandes que sean, los animales herbivoros. Dicho esto descendié rodeado de todas las bestias a Ja orilla del Yamuna, bebié agua, y volvié a entrar en el bosque sin temor ninguno. Confirié desde entonces el peso del gobierno a Karataka y Damanaka, y se dedicé a dis- frutar de la amable y elocuente compahia de Safjivaka. Pues bien se ha dicho esto: 151, La amistad entre hombres de bien, una vez que s¢ con- trae con solldez, es imperecedera y sin fin; no llega nunca a romperse. ‘Mas Safjivaka, cue habia hecho profundos estudios de muchas ciencias y tenia una elevada y poderosa inte- ligencia, hizo en pocos dias un sabio de Pingalaka, aunque éste era de muy romo entendimiento; Ie aparté de las eos- tumbres del bosque y le hizo entrar en las de la ciudad. Alejé de su lado a todas las demés bestias; ni siquiera tu- vieron entrada junto a él Karataka y Damanaka. ¥ como el leon se abstuvo desde entonces de la caza de animales, toda su corte bestial, afligida por el hambre, se dispersé, huyendo cada animal por su lado. Pues se ha dicho: 152. Por noble y poleroso que sea un rey, si en su servicio no hay provecho, le abandonan los ministros y se van a otra parte; lo mismo’ que los pjaros huyen de un Arbol seco, Asi pues: ino 1 St 153. Aunque sean personajes de respeto, de alta aleumia y devotos sobremanera los ministros de Un rey, le abandonan y se van cuanto cesa de sustentarles, Ademis: 154. El rey que no deja pasar el tiempo sin dar el salario a fus ministros, nunca se ve abandonado de ello aunque los Y no s6lo los eriedos son asi, sino que todo el mundo, sin excepcién, procede del mismo modo a causa de la ne- cesidad, empleando para ello toda suerte de medios, desde Ja conciliacién hasta el iiltimo. Asi pues: 255, Las ney vnen @ oxensas del pals los mites de tos enfermes, Jos comercanter de os ‘compradores eretos de los tontos. ee ¥ 1s alse 186, | Ls Iadoner se apoveshan de is descudaos: 1s men igs viven a expensas de los amg de casa; las remeres, de or vouptucce,y Ts arectne, de toda ei mando 157. Otz0s, con palabras dues y demas. astucis, preparan bien oe tos Gn que acca dia'y noche, ys Spvechan asi de la gene cuanto pueden 10 iismo ue une eer se comen a otros peces. : om Pues bien se ha dicho: 258. Los proyectos de las serpentes, de los malvados y de Jos que desean apoderare de Ta Tiqueca de Toe demds, No aleanzan completo exfo; por exo subse el mundo, 3159, La serpente de Zambin, atormentada por el hambe, de Sea comerse al raton de. Ganena; el pavo. del enemigo de Kaunja, la Srpiente, el leén de in hija de ln mon fia (2), al pavo. Cuando fal ex la lucha de familia en casa 4 propio Zambhu, gcémo no ha de suceder o mismo en Jn ae otres,slendo tal el modo de ser del mundo? Entonces, al sentir los efectos del hambre, Karataka y Damanaka’ se aconsejaron mutuamente: Dijo Dama- naka: — Querido, hemos perdido nuestra elevada posi (2) Parva ¢ Durga, PANCHATANTRA Ese Pingalaka, engatusado por Safijivaka, ha vuelto la espalda a todos sus deberes, y toda su corte le ha aban- donado. ;Qué hacemos, pues, nosotros? — Karataka con- test6: — Aunque el amo no haga caso de tus consejos, no obstante, has de hablarle para que no haya culpa de tu parte. ¥ se ha dicho: 160. Aunque el rey no naga caso de consejos, han de advertir le sus ministros, como hian Vidura con el hijo de Ambika para quedar a salvo de toda responsabilidad, Asi pues: 161. Cuando un rey loco de orgullo y un elefante furioso se extravian del buen camino, legan a la reprobacién 10s mi- nistros 0 gulas que son ellos van, Y¥ ti mismo has conducido a ese comedor de hierba cerea del amo; con tu propia mano, pues, has echado' el carbon. — Verdad es, contesté Damanaka; mfa es la culpa, no del-amo; pues se ha dicho: 162. Un chacal en un combate de cameras, yo con Axadhab- huti, y una barbera metida en asunto ajeno, los tres he- ‘mos pecado por culpa propia. Karataka pregunté: —;Cémo fué eso? — Aquel conté: CUENTO IV Hay en una regién solitaria un convento de brahma nes, Vivia en él un religiéso mendicante llamado Deva- zarman, quien, con la venta de los ricos vestidos que las gentes piadosas le habian dado, llegé a reunir en poco tiempo una gran riqueza, Mas desde entonces no se fiaba de nadie; ni de dia ni de noche se quitaba el dinero de debajo del sobaco. Pues bien se ha dicho: 163. Penas hay que sufrir para adquieir riquezas y penas pac ra quardar les adgurides; penas produce el aumentarlas y Benue el perderla; jay! las riquezas son un mesén de do- uimno 1 83 ‘Mas un raptor de ajenas riquezas Hamado Axadha- bhuti que habia observado que aquél levaba siempre el dinero debajo del sobaco, pens6: “;Cémo podré yo qui- tarle a éste el dinero? Aqui, en el convento, no es posible abrir brecha en los muros por la solidez de la obra; y por Jo alto del paso, tampoco.se puede entrar por la puerta; ‘es menester, pues, que yo procure inspirar confianza a es- te religioso con palabras engafiosas y me haga su discfpu- Jo, para que alguna ver legue a fiarse de mi. Pues se ha dicho: 164. Ni quien no sea intrigante necesita hablar con amabilidad, ni el embustero debe hablar franeamente; el que nada de- sea, no seré propietario, nl el desamorado es amigo de en- galanarse. Con esta resolucién se acercé al religioso, ante quien se prosterné diciendo: — jAuim! jgloria a Zival, afiadiendo con modestia: —jVenerable y excelso aryal, este mundo es insulso; la juventud es como un torrente que se despefia de alta’ montafia; la vida se parece a un fuego de pajue- Jas; los goces son como sombras de nubes de otofio; un suehio parece la unién del hombre con sus amigos, hijos, mujer, criados y familia. Bien he legado a comprender todo esto. ;@ué debo hacer, pues, para pasar a flote el mar de la vida? Al oir aquél estas palabras, le dijo con respeto: —Di- choso eres, hijo, que en esta primera edad tan desafecto estas del mundo. Y se ha dicho: 165. Quien en su primera edad ha pacificado su corazén, es ‘duefio de sus sentidos; tal es mi opinién, pues una vez di sueltos los elementos que integran el cuerpo, ia quién le falta 1a calma? 166. La vejez de los hombres de bien se manifiesta primero en ‘su espiritu y Iuego en su cuerpo; pero en los malvados, el ‘cuerpo es quien envejece, nunca el espiritu. _ ¥ ya que me preguntas el medio para atravesar el océano del mundo, te diré: 4 faNcuaraNTIA 167, Un gudra o cualguler hombre, aunque sea un chandala, si lleva trenzada Ja cabellera, esté iniciado en los misterios de Ziva y Meva el cuerpo cubierto de cenizas, puede ser aichoso. 168. Quien pronunciando la férmula de las seis silabas ponga luna sola flor en la cabeza dg} linga, no renace jamés() Al oir esto Axadhabhuti cogié los pies del religioso, y dijo con respeto: —Venerable, hazme el favor de iniciar- me con la ceremonia preliminar. —Entonces le dijo De- vazarman: —Hijo, te concedo el favor; pero por la noche no has de entrar’en el convento a causa de que el ais- Jamiento de los ascetas es conveniente a ti y a mi. Y se ha dicho: 169. _El rey se pierde por un mal conse, el asceta por el con- tacto, el hijo por el carifo, el brahman por la falta de est dio, ia familia por un mai hijo, el carino por la eusenci Ja amistad por la fella de confianza, el aumento de forty: nna por falta de direecién, la virtud por la compafia de los ‘alos, Ia mujer por el orgullo y la imprevisién, la cultura por ei abandono, y a riqueza por la negligencia, Por esto, en seguida que aceptes el voto, dormirés a Ja puerta del convento en una cabafia de hierba. —Venerable, contest aquél. Tu indicacién es man- dato para mf; pues hago esto mirando al otro mundo, ‘Aceptada la condiciin del dormir, le recibié Devazar- man segiin el rito prescripto en los libros, y le hizo su discipulo. Este, a su vez, froténdole las manos y los pies y sirviéndole en otros menesteres, le tenia contento; pero mientras tanto el religicso no soltaba su dinero de debajo del sobaco. Como el tiempo pasaba asi, Axadhabhuti pen- 86: “jAh! Este no lega nunca a coufiarse de mf. {Qué hhago, pues? {Le mataré con un arma, aunque sea en ple- no dfa, 0 le daré un vereno, 0 le mataré como-a una bes- tia?” Mientras éste reflaxionaba asi, legé un hijo de un disefpulo de Devazarman, que habia venido vagando por igen simbéllen de Zia.” toro t 8 Jos caminos para invitarle, y le dijo: —Venerable, has de venir a mi casa para celebrar un pavitra ropana (2) — ‘Al oir esto Devazarman parti muy contento con Axadha- bhuti, Ya en camino, debieron detenerse ante un rio que Jo cortaba. Al verle, sacé Devazarman su dinero de deba- jo del sobaco, lo puso muy bien oculto en un trapo, se ba- 6, y, después de haber rendido culto a los dioses, dijo en seguida a Axadhabhuti: —jOh!, Axadhabhuti, mientras yo vuelvo, después de haber aliviado mi vientre, guarda con cuidado este trapo de Yogesvara; — dicho esto, se alejé. Pero Axadhabhuti, asi que vié que aquél habia desapare- cido de su vista, cogié el dinero y se fué corriendo. Mien- tras tanto, Devazarman que estaba en cuclillas, muy con- fiado por el afecto que en é] habian despertado las buenas cualidades de su discipulo, vié en medio de un rebafio de ovejas que tenian el pelo del color del oro un combate de carneros; dos de éstos, enfurecidos, se apartaban un poco, y eayendo de nuevo uno sobre otro, se daban de frente, derramando sangre en abundancia. Un chacal que se ha- bia interpuesto en el campo de batalla se la bebia con avidez. Devazarman que veia esto, pensé: “jHay, qué necio es ese chacal! Ya estoy viendo eémo de un ‘modo o de otro cae entre dos cabezas y encuentra la muerte”. Asi sucedié en seguida, pues lanzdndose con avidez el chacal a sorber la sangre, recibié el choque entre ambas cabezas Y murié. Llorando Devazarman esta desgracia y pensan- @o en su dinero, se volvié poco a poco; como no viese a Axadhabhuti, se purifieé con intranquilidad, examiné en seguida el trapo y no vié el dinero: “jAy, ay! —exclamé— ihe sido robado!” y diciendo esto, cayé en tierra. Recobré poco el conocimiento y levanténdose empezé de nuevo a lamentarse, diciendo: “jAy, Axadhabhuti! ;Adénde te hhas ido después de haberme engafiado? Contéstame”. (2) Ceremonta.revetom ane se fet ato, para 1o eaal ne reunen Toe tlembros de 1a oun ‘eleitua, y deoputs de invicar smu deldnd pariclar, te ponen eh low den, ‘come ebjave puriteadore, ellos de Berta, Darra -PANCHATANTRA Después de haber llorado mucho se marché buscando las huellas de Axadhabhuti. ee Y¥ asi andando, Hegé a una aldea a Ja caida de la tar- de. Un tejedor de esta aldea salia con su mujer para ir @ la ciudad proxima con objeto de beber licores espirito- 808. Devazarman que lo vié, Ie dijo: —jOh, hermano! Aqui me tienes en tu presencia como huésped que llega des- pués de puesto ya el sol. No conozco a nadie en este pue- Blo; cumple pues, el deber de hospitalidad, que se ha 170. Los amos de case que honran al huésped que ega a 8 Magn por ta tarde, desputs de ponere el sl, sb con ene Romenate alcanzan Ja condiciin divina, » = Asi pues: ATL, _Unas pocas hierbas, un rincén en el suelo, agua y con- versacion, son cuatro cosas buenas que no 'se niegan més en casa de los hombres de bien. Con dar al huésped 1a bienvenida quedan contentos los Agnis; con darle aslento, Zatakratu; con lavarle los pies, Govinda, y por tratarle con respeto, Zambhu. Al oir esto el tejedor, dijo a su mujer: —Querida, vuelve a casa con el Luésped; lévale los pies, dale cena, cama y demas, y quédate alli, que yo te llevaré licor en abundancia para que bebas.— Dicho esto, partié. La mu- Jer de éste, que andaba perdida por los hombres, se vol- vi6 a casa con el brahmén y con la cara sonriente, pensaba en el que le deparara el dios. Pues bien se ha dicho esto: 173. 1m. En dias de borrasca, en ospesa obscuridad, en los malos ccaminos, en las cates de la cludad y en la ausencia del ‘marido, experimentan el mayor placer las mujeres lascivas. Asf pues: 374. Un cobertor sobre el lecho, un marido placentero y una ama hermosa, son cosas quo estiman menos. que Una ee Sela las enamoradoe que codican el placer sobade, ¥ también: tipno t ot EI placer del marido le enciende la médula a la mujer libertina; su amor Ie quema los huesos, y sus caricias le parecen violencias; no’ puede haber satisfaccién cuando fal ta amor entre maride y mujer. El abandono de la familia y la pAbliea reprobacién; has- ta Ja esclavitud y el peligro de la vida abraza la mujer enamorada del varén de otra, En cuanto ella hubo Iegado a casa, dié a Devazarman una ama rota y sin cobertor, y le dijo: Venerable, mien- tras voy yo a Saludar a una mi amiga que ha venido del pueblo y vuelvo en seguida, ten cuidado de mi casa. — Dicho esto, y habiéndose ella aderezado para el amor, ‘cuando pensando en Devadatta se iba ya, se encuentra frente a su marido, que, tambaleandose, legaba con un jarro de licor, borracho, desgrefiado y dando tumbos a ci da paso. Ella que lo vié did media vuelta en seguida, en- tré en casa, s¢ quit6 todo el aderezo y quedé lo mismo que antes, Pero el tejedor, que la habia visto volverse tan provocativamente adornada y tenia ya de antes sus re- celos en el corazén por habet Jegado a sus ofdos los cu- chicheos que de ella publicamente se decian, aunque ha- bia siempre el hombre ocultado sus sospechas, al ver en- tonces tal proceder y la cosa tan manifiesta, se llené de célera, y entrando én casa, le dijo: —Puta, jadénde has ido?—Yo, contesté ella, desde que me separé de ti, no he ido a ninguna parte; ;cémo, pues, dominado por la borr chera, me hablas tan inconvenientemente? Porque bien se ha dicho esto: am, 15. M6: ‘Turbacion de espiritu, tumbos, palabras inconvenientes y todas las manifestaciones del delirio, delatan al borracho. Temblor de manos (rayos), abandono del vestido (fir mamento), pérdida de la energia (esplendor), rubicundez; €l estado que produce el licor espiritoso (o Ia puesta) lo su- fre también el sol (1). (2) Hen este sloka, como so ve, Ins palabras tlenen en et orleinel un ote sentan, qin nom onihia tragurin n hiestra Tengu alte amped (ea palabran, Péngunno on yor do la palabras subreyadaa las que eth e078 17 sontido se Foflre sl gel en ver Ge teres al borracho a8, sa PaNCHATANTRA El tejedor que oyé tan contradictoria conversacié: que la habia visto quitindose el aderezo, le dijor Pats, hace ya tiempo que oigo la censura de tu conducta y, co- mo hoy me he convencido por m{ mismo, voy a darte el castigo merecido, — En habiendo dicho esto le molié. el cuerpo a palos, la até coa firme cuerda a un pilar, y tam- aleandose por la borrachera, se fué a dormir. Entretanto na amiga de ésta, esposa de un barbero, habiendo sabido que el tejedor estaba durmiendo, Ileg6 y le dijo: Ande 88, Devadatta te espera donde sabes; vete, pues, pronto Mira mi situacién, resoondié aquélla; zeémo he de ir? We ti y di a ese amante que en esta ocasién me es impo- sible unirme con él. — No digas eso, amiga, contest aque Ila, no es ése el proceder de mujer enamorada, ¥ se ha 179. Quienes con perseverante resoluctén alcanzan Sas Saar gists se o Jo mismo que'el de os cameliog Meme #8 elebea- Asi pues: 180. Sendo dudoso et otro mundo, mundo, y muy diverse en fate ln raledicnca humans, diosa Ios Gos Se Ja juventud en un amante sumiso. —— Ademés: 181. Si por ocurrencia del destino llega un hombre, por feo Que sea, unirse en seereto con una mujer libervina, ésta con dificultad abraza ya a st braza ya a su marida, por hermoso que lo Pero aunque asi sea, dijo ésta, gcémo he de ir yo estando atada con tan recia cuerda? Ademés el enoines de mi marido esta cerca. —Amiga— contesté la barbera— con la borrachera que ha cogido, ése no despertara hasta que le toquen los rayos del sol. Asi que yo te desato, me atas té en tu lugar, te vas corriendo con Devadatta; vuel- ves después. — Esta bien, replicé aquélla. : En seguida la barbera desligé de la cuerda a su ami- ono 1 2 12a; se até a si misma, como queda dicho, en lugar de Ia otra, y la envié al sitio convenido donde tenfa que reunir- se con Devadatta. ‘Al cabo de un ratito de ocurrir todo esto desperté el tejedor algo desenojado y libre de la borrachera, y dijo a aquélla: —jCe, mal hablada mujer!, si de hoy en adelante no vuelves a salir de casa ni me insultas con tu lenguaje, te soltaré— Mas como la barbera, por miedo de que la co- nociera por la voz, nada respondiese, y Tepitiera él varias veces la misma pregunta, enfadado de que no le diera contestacidn, cogié una navaja afilada y le corté la nariz, diciéndole: —;Ah, puta!, ahi te quedes, no procuraré més darte satisfaccién— En habiendo dicho esto, se fué a dormir. Devazarman, que por la pérdida del dinero estaba hambriento y no podia dormir, vié todo lo hecho por las mujeres. 2 La mujer del tejedor, que habia gozado a discrecién con Devadatta del placer de amor, volvié a casa al cabo de un rato, y dijo a la barbera: — {Te ha ido bien? ;No hha despertado, mientras me he ido, ese criminal? — Ex- ceptuando la nariz, respondié la barbera, el resto del cuer- po bien. Desligame pronto, antes que ése me vea, para que pueda irme a casa. Después de esto se levanté de nuevo el tejedor, y dic jo a aquélla: — Puta, ,qué, hoy tampoco hablas? {Sera menester que te imponga un correctivo algo mas duro que ese, corténdote las orejas y otras cosas? — Entonces, con engjo y desenfado, contesté ella: —jAh, estapido!, zquién a mi, siendo una mujer virtuosa, es capaz de ofenderme ni de desfigurarme? Que me oigan todos los dioses encar- gados de la conservacién del mundo: 182, _E1 Sol y la Luna, el Aire y el Fuego, el Cielo y la Tierra, EL Agua, el Corazén y Yama, el Dia, 1a Noche, os dos Crespisculos y Dharma conocen la conducta de las ¢ria~ ures. Por tanto, si yo estoy pura y en mi corazén no ha en- 60 PaNcraTaNTAA trado ni siquiera deseo de otro hombre, que estos dioses me restituyan la nariz inedlume y tan hermosa como la tenia; pero si mi corazén ha llegado a sentir el més ligero afecto por otro hombre, que me reduzcan a cenizas. — ¥ dicho esto, afiadié: —jAh, desalmado!; mira como por Ja virtud de mi pureza he conseguido mi nariz, tal como an- tes la tenia. — Cogié entances el tejedor un tizén encen- ido, y como al mirar viese a ella con la nariz perfecta y en el suelo un gran charco de sangre, quedé leno de asom- bbro; desligé a su mujer de la cuerda, la subid en la cama, y Ia contents con cien caricias. Devazarman, que veia todo esto, dijo maravillado: 3e3. La magia de Zambara, 1a de Namuchi y también Ja de Bali y Kumbhinasi, la conocen todas las mujeres. 184, Ellas sonrien ante quien rie, Horan ante quien lora y cazan al desamorado con amorosas palabras, segtin la oca sin To requiere. 385. ‘Toda la elencia de Uzinas y todo lo que sabe Vrihaspati nno Hogan a superar a la inteligencla de una mujer; cedmo es posible, pues, defenderse de ellas? 186. A la mentira dicen verdad, y a Ja verdad mentira; siendo ‘asi las tales, jctmo han de defenderse los hombres de ellas fen este mundo? Ademés también se’ha dicho: 187. No hay que poner excesivo carifio en la mujer si no se guiere que aumente la fuerza en ellas, porque juegan con Jos hombres demasiado encarifiados lo mismo que con cue vYos a quienes les han cortado las alas. 188. Hablan con hermosa y encantadora boca, y piean con in- tencién; miel hay en la palabra de la mujer, pero en el corazén mortifero venenn, 189. Por esto es por lo que los hombres, deseosos de un po- ‘co de placer, chupan el labio y se golpean con los pu figs el corazén, como hacen las abejas con la flor del oto, vidas de su dulzura, 190, La firmeza de sus pechos, es dureza de corazén; 1a viva- cidad de sus ojos, es guiio que hacen para robar earify Ja pequetiez de su boca, es infidelidad; la ondulacién de su einado, es perfidia; la majestad de su habla, es pereza; uno 1 61 fl grosor de sus caderas, es groserfa; la timidez de cora- z6n, es cobardia, y 1a fascinacién que ejercen sobre el que Jas ‘ama, es artificio; tales son las virtudes de las mujeres: lun montén de vielos. A esas de ojos de gacele, ipor qué Jas aman los hombres? Y en efecto: 191. Torbellino de dudas, palacio de inmodestia, ciudad violencias, almacén de’ vicios ‘eno de centenares de en gafios, campo de desconfianza; esta panera lena de toda clase de astucias, dificil de sondear hasta para los hom- bres mis bragados, esta maquina que se llama mujer, ve reno mezclado de ambrosia, ;quién la ha creado en el mun- do para ruin de la virtud’? 192, Ellas rien 0 Moran siempre con el fin de satistacer su capricho; infunden conflanza al hombre, pero ellas jamas se fian; ‘por esto el vardn noble y virtuoso debe huir de Jas mujeres como de los aguadores (7) de un cementerio. 188. Comienzan desde luego por hacer caricias mientras no se aperelben de que un hombre les tiene afecto, pero en cuan- to ven a éste cogido en las redes del amor, iran de él co- mo de un pez que ha picado en el cebo, Porque: 194. Siendo de natural inconstantes como las olas del mar, con afectos que cambian al momento como los trazos de Jas nubes del creptisculo, las mujeres, una vez que han sa- tistecho su eapricho, desechan al hombre que les es indti, como se echa la laca después de haberia prensado, 195. La mentira, 1a temeridad, la magia, 1a estupidez, 1a co- dicia desenfrenada, la impureza y la erueldad son vicios in- sénitos en ta mujer, 196. Por dentro estén Menas de veneno y_exteriormente son encantadoras; zquién ha formado asi a les mujeres, seme- Jantes al fruto del gunja? (). De esta manera, reflexionando acerea de todas estas senteneias, pas6 penosamente la noche el religioso. La alcahueta, que se habia ido con la punta de la na- a PANCHATANTRA riz en la mano, al llegar a su 2asa, pensé: “;Qué hago aho- ra? ,Cémo he de ocultar esta gran herida?” Mientras ella pensaba en esto, el marido, que habia pasado la noche ocu- pado en afeitar a la familia real, lleg6 a casa al amane- cer y, desde la puerta, con la prisa de cumplir con los pa- rroquianos de la ciudad, le dijo: —Tréeme en seguida el estuche de las navajas, que me voy a afeitar. — La mu- jer, que con su nariz cortads se encontraba en medio de Ia casa pensando en lo que a ella le interesaba, en vez del estuche cogié una navaja y se la eché al marido. Pero enfadado el barbero, que esperaba el estuche, al ver una sola navaja, se la tiré a su mujer. Entretanto ella, ar- queando los brazos y lanzando imprecaciones, se salié de casa: — Mirad, decfa; este criminal me ha cortado la na- riz, siendo, como soy, una mujer de irreprochable conduc- ta. jSocorredme, socorredme! —Llegaron entre tanto los agentes del rey, molieron a palos al barbero, lo ataron fuertemente, y Io levaron a la casa de justicia en compa- fifa de la mujer, que iba con la nariz cortada. Dijeron a los jueces: — Gigan los sefiores que componen la Sala. Este barbero, sin haber recibido ofensa, ha mutilado a esta mujer, que es una joya Haced, pues, con él, lo que proceda, — Entonces los jusces le dijeron: —jBarbero!, {por qué motivo has mutilado a esta mujer? ,Bs que ha quetido irse con otro hombre, ha atentado contra tu vida © te ha robado algo? Cuéntanos el erimen que haya co- metido— Viendo que el batbero guardaba silencio, dije- ron de nuevo los jueces: —Verdad es, pues, cuanto han dicho los agentes del rey. Este es un criminal que ha maltratado a esta pobre e inocente mujer. Y se ha dicho: 197. La voz entrecortada, la cara descolorida, 1a mirada te- merosa y la pérdida de su energia, son sefiales del hombre {que ha cometido un erlmen, asustado por sus propios actos. Asi pues: 198. Entra con paso vacllante, su cara cambia de color, brota ‘el midor en su frente y habla balbuceando. 199, “ET hombre que ha cometido un crimen mira al suelo cuan- uipno 1 6 do comparece ante le Sala; por todas estas sefales Te reco- rnocen con un poco de cuidado los jueces inteligentes Ademés: 200. El hombre inculpable tiene e! semblante tranquilo, esté alegre, habla con claridad, mira con altaneria, so expresa ‘con energia ante los jueces y se mantiene con firmeza Por lo tanto, éste, en quien es facil observar las sefia- les distintivas del criminal, debe ser penado por ultraje a una mujer; que lo empalen, pues. Mas Devazarman, que vié conducir a éste al luger del suplicio, se presenté a los jueces y les dijo: — jOh, se- ores magistrados! Este pobre barbero va al suplicio sin culpa ninguna; el hombre ha obrado bien. Oid lo que voy a deciros: “Un chacal en un combate de carneros”, etc. Entonces dijeron los magistrados: —Venerable, jcémo sucedié eso? En seguida conts Devazarman al detalle la historia de estos tres. Sorprendidos quedaron los jueces al oirla, soltaron al barbero, y reciprocamente se dijeron: 201. EL brahmén, el nifio, 1a mujer, el asceta y el enfermo no pueden ser condenados a muerte; la mutilacion es el ma- Yor castigo gue se les puede imponer, por grande que sea Ordenan pues, al punto, que se le corten a ésta las orejas. Hecho esto, se volvié Davazarman a su convento algo alivjado de la pena que le produjo la pérdida del di- nero. Por esto he dicho yo: “El chacal en un combate de carneros”, ete. Karataka dijo entonces:—Y estando tan prevenido Devazarman, ;e6mo pudo ser engafiado por Axadhabhuti? ~-Damanaka’contesté: 202. Cuando el engafio esta bien tramado, ni el mismo Brah- ‘ma puede descubrirlo, Un tejedor, tomando la forma de Vinmu, distrut6 de la hija de un rey. —1Cémo sucedié eso, hermano? — pregunt6 Karata- ka, Aquél contd; eae . “4 PANCHATANTRA CUENTO V En cierto lugar vivian un tejedor y un carretero. Amigos desde que nacieron, siempre iban juntos, se co- municaban todos sus afectos y pasaban el tiempo en unas mismas diversiones. Un dia, en dicho lugar, se celebré en el templo de una divinidad ura gran fiesta con peregri nacién. Paseando por ella, los dos amigos, entre 1a multi- tud de histriones, bailarines, bufones y gente que habia venido de los contornos, vieron una joven princesa mon- tada en un‘elefante que, adornada con toda suerte de dis- tinciones y rodeada de eunucos y guardias de gineceo, habia venido por ver a la diviridad. As{ que la vi6 el te- jedor, como si hubiera tomad> un veneno o le hubiera invadido el espiritu maligno, cayé de golpe en tierra he- rido por las flechas de amor. Lleno de pena el carretero por la desgracia del amigo, al verle en tal situacién, lo Tevanté con hombres a propésito y se Jo Ilevé a casa. ‘Alli, con varios refrigerantes indicados por el médico acompafiados de la recitacidn de formulas misticas, re- ‘eobré el conocimiento después de algtin tiempo. Enton- ‘ces le pregunté el carretero: — ;Amigo! ;Cémo asi tan de repente perdiste el conocimiento?—Compatiero, respon- dio aquél: si es asf, escucha mi secreto, que te voy a con- tar toda mi pena. Si me estimas como amigo, hazme el favor de preparar la lefia para mi pira; y perdéname si por exceso de confianza he cometido alguna inconvenien- cia contigo. — Este, al oir tales cosas, con los ojos Ienos de lagrimas y la voz balbuceante, dijo: —Pero, compafiero, jeual es la causa de tu pena? Dila, para que pongamos re- medio, si es que ponerse puede. Pues se ha dicho: 203. Nada hay aqui en el mundo, en medio det huevo de Brah- rma, que sea inasequible a los medicamentos y formulas mis- teas, a Ta astucia ya los hombres magnénimos. Si con alguna de estas cuatro cosas se puede hallar remedio, yo te lo proparcionars. — Compafiero, dijo el te- jedor, ni con esos remedios ni con otros mil puede curarse pn 1 6 mj pena. Por lo tanto, no pongas dilacién a mi muerte. iAy, amigo!, repuso el carretero; aunque tu mal sea curable, dimelo, para que yo, si veo imposible el remedio, me eche contigo en el fuego. Ni un momento podré vivir i: tal es mi determinacién. — Compajiero, dijo el tejedor; desde el punto que vi la princesa aquella que iba por la’fiesta montada en un elefante, me puso en tal estado el dios que leva por emblema un monstruo marino; no puedo, pues, aguantar tanto dolor. — Enton- ces dijo sonriendo el carretero: —Amigo, si es como dices, al punto tendrén cumplimiento nuestros deseos. Hoy mis- mo vas a unirte con ella, — Compafiero, respondié el te- jedor; si en el departamento de la muchacha, excepto el viento, nadie puede entrar, porque la guardia lo impide, ieémo he de unirme yo con ella? ;Por qué, pues, me en- afias con palabras que no han de cumplirse?—Amigo, dijo el carretero; vas a ver la fuerza de mi inteligencia— YY dicho esto, fabried en un momento con madera de afiejo Arbol arjuna (2) un garuda (2) que se movia por medio de una clavija, provisto de un par de brazos y armado con la concha, el disco, 1a maza, el loto, la diadema y la joya sobre el pecho. Hizo subir en él al tejedor, le mareé con las mareas de Vixnu, y habiéndole ensefiado la manera de moverse por medio de la clavija, le dijo: —Compafiero, con esta apariencia de Vixnu te vas de noche al aposento de la princesa, que duerme sola en un extremo del pala- cio de siete pisos; en su inocencia creeré que ti eres Va- sudeva, disimula con palabras equivocas tu propio natu- ral, y disfruta de ella segiin dice Vatsyayana. Al oir esto el tejedor marché secretamente de modo que parecia Vasudeva y, legando, dijo a aquélla: —Prin- cesa, ;duermes 0 velas? Lleno de afecto por ti vengo del mar, habiendo dejado a Lakxmi- Vente, pues, conmigo— Ella que Jo vid montado en Garuda, con cuatro brazos, las, armas y la joya que Krixna leva sobre el pecho, salt de (2) Torminalia alate siabra (2) Nombre 4a pljoro en que monta Vixna. i 6 PANCHATANTRA Ia cama con asombro y dijo: —jBienaventurado!, yo soy un impuro insecto humano, y ti el venerable purificador de los tres mundos, digno de ser adorado. ;Cémo, pues, puede ser conveniente esto?—Verdad has dicho, afortuna- da nifia, respondié el tejedor; pero entiende que antes de ahora fué mi esposa la llamada Radha, nacida en la fa- milia del pastor. Esta esté ahora encarnada en ti; pot esto aqui vengo. — Informada de este modo, la princesa contest: —jBienaventurado! Si asi es, pideme a mi pa- dre, para que, disponiéndolo él, me entregue a ti —Her- mosa, replied el tejedor. Yo no vengo dispuesto a que me vean los hombres, ni menos a darles motivo de que me hablen. Entrégate, pues, a mi segin el rito de los Gan- dharvas; si no, con una maldicién reduzco a cenizas a tu padre y a su descendencia. Dicho esto, se apeé de Garuda; cogié con la ‘mano iz- quierda a la princesa, asustada, avergonzada y tembloro- sa; Ia llevé a la cama, pasé con ella el resto de la noche Agasajéndola, segtin el ritual gue prescribe Vatsyayana, y al amanecer se fué sin ser visto. As{ pasaba el tiempo cumplimentando é1 a ella continuamente. Pero una vez los guardias del gineceo vieron que ella tenia hendida la comisura del labio inferior, y se dijeron unos a otros: ---jAh! Mirad; los miembros del cuerpo de la princesa pa- recen indicar que ella disfruta de varén, ;Y cémo es posi- ble esto en casa tan bien custodiada? Digdmosle al rey. Habiendo tomado esta determinacién, se reunieron to- dos y dijeron: —Sefior, nosotros no sabemos quien pero aun cuando esté muy ‘bien guardado el aposento de la princesa, alguien entra. Disponga S. M. Lleno de mil confusiones el rey al oir la noticia, dijo ‘ala reina, que se encontraba sola: —Sefiora, es preciso que sepas lo que dicen los guardias del gineceo. El dios de la muerte est4 encolerizado contra quien tal haya hecho. —Turbada la reina al oir tales cosas, marché corriendo adonde estaba la princesa, a la que vi6 con el labio inferior desgarrado y arafiados los miembros del cuerpo. Y Ie di- jo: —iAh!, mala, deshonra de la familia, ,c6mo ha amo 1 er ccurrido la quiebra de tu virtud? ;Quién es el que, ojeado por el dios de la muerte, viene a visitarte? Dime la ver- dad, aunque el hecho haya pasado ya. "AL oir esto la princesa, bajando la cara de vergitenza, refirié todo lo sucedido con el tejedor que se aparecia bajo Ia forma de Vixnu. La reina que lo oy6, con la cara ale- gre y el pelo del cuerpo erizado de placer, se fué corrien- do, ¥ dijo al rey: —Sefor, tu fortuna va en aumento. To- das las noches viene el venerable Narayana a visitar a tu hija, que est casada con él segtin el rito de los Gandhar- vas. Esta noche iremos tii y yo y lo veremos a obscuras desde la ventana; porque é1 no tiene conversacién con los hombres. Gozoso el rey al oir esto, esperd que pasara el dia, que le parecié de cien afios. Y al venir la noche, se colocé jun- ‘to con la reina, ocultos Jos dos al lado de la ventana, des- de donde con los ojos clavados en el firmamento vié al tejedor que descendia del cielo montado en Garuda, con Ja concha, el disco, la maza y el loto en la mano, y reves- tido de las sefiales, como se ha dicho. Entonces, como si se estuviera bailando en un lago de néctar, dijo a Ya rel- na: —Querida, no hay otro mas rico que yo ni que ti; pues ‘Narayana abraza a nuestra hija. Con esto, cumplidos van @ ser todos nuestros deseos. Ahora, por el poder del yer- no, sujetaremos a nuestro dominio toda la tierra. Habiendo tomado esta resolueidn, invadié las fronte- ras de todos los principes de los contornos; quienes al ver~ le proceder tan fuera de justicia, se reunieron todos y le hicieron la guerra. Entonces el rey dijo a su hija por boca de ta reina: — Nifia, siendo té mi hija, zest bien que todos los reyes me hagan la guerra? Informa hoy de esto a tu marido para que destruya a todos mis enemigos. Aquella noche dijo la princesa con toda modestia al tejedor: —jVenerable!, siendo ti yerno de mi padre, no estd bien que él sea vencido por sus enemigos; dame, pues, una muestra de tu favor y destriyelos a todos. — Queri- da, dijo el tejedor; jcudn pequefios son los enemigos de tu 68 PANCHATANTRA padre! Estad tranquila, que en un momento, como si fue- ran de sésamo, los reduciré a todos a polvo con mi disco sudarzana (2). Pero andando el tiempo s* apoderaron los enemigos de toda la regién, no quedando ya en poder del rey més que los puntos fortificados. De manera que el rey, que no conocia al tejedor bajo la forma de Vasudeva, y le rega- aba sin cesar con aleanfor, aloe, almizcle y demés subs- tancias arométicas, y con ricos vestidos, delicados manja- res y bebidas, le dijo por boce de su hija: — Venerable, mafiana, sin duda ninguna, ser4 destruida nuestra plaza. porque no quedan ya provisiores ni combustible; toda mi gente, con el cuerpo destrozado por las heridas, esta inca- paz para la batalla, y la mayor parte ha muerto.. Ente- ado de esto, dispén lo que sea conveniente en tales cir- ‘cunstancias. Cuando el tejedor oyé esto, pens6: “Si destruyen Ia plaza, tendré yo que separarme de ésta. Montaré, pues, en Garuda y haré que me vean armado en el aire. Fécil sera que me tomen por Vasudeva, se asusten y sean des- trozados per los guerreros del rey. ¥ se ha dicho: 204. Aunque Ta serpiente no tenga veneno, debe desplegar su gran caperuza; pues con veneno o sin él, Ja caperuza es 10 que infunde terror. Y si elevandome en el aire para defender la ciudad caigo muerto, mejor atin; pues se ha dicho: 205. Quien pierde 1a vida en defensa de una vaca, de un brah- mén, de su sefior, de su majer 0 de su ciudad, gana los smundos eternos. Habiendo tomado esta resolucién, al venir Ia mafia- a, después de haberse lavado los dientes, dijo a la prin- cesa: — Querida, hasta que no sean muertos todos los enemigos, ni gustaré comida ri bebida, {Qué més quie- a) Palabra que staniti de buen axpocto, hermosa, y at el membre 21 dlsco dp Vien ammo 1 6 res?; ni vendré tampoco a reunirme contigo, Pero dile a tu padre que salga al amanecer de la ciudad con todo su ejétcito para combatir; que yo desde el aire quitaré el valor a los enemigos, a’quieries luego él destruiré con fa- cilidad. Pues si 10s matara yo por mi mismo, iria al Pa- aiso toda esa canalla; es preciso, por tanto, que él haga de manera que los mate huyendo para que no vayan al cielo. En seguida se fué ella al lado de su padre y le conté todo Jo sucedido. El rey presté crédito a la narracion, y por la mafiana, al levantarse, dispuso bien su ejército y salié para dar la batalla. También el tejedor, con resuelia “decision de morir, marché por el aire al combate montado en Garuda y con’el arco en la mano. Entretanto, el venerable Narayana, que sabia lo pa- sado, lo presente y lo por venir, dijo sonriendo al hijo de Vinata que habia llegado hasta él sdlo con haberle recor- dado: —jOh!, alado; {no sabes que un tejedor ha tomado mi forma, y montado en un Garuda de madera esta corte- jando a una prineesa? — Dios, contesté éste; sé todo lo Sucedido. Qué debemos hacer ahora? — E] muy venera- ble prosiguid: —Hoy el tejedor, dispuesto a morir en cum- plimiento de la promesa que ha hecho, ha salido para el ‘combate. Es seguro que herido por las flechas de los mas valientes guerreros, encontrar la muerte. Pero muerto 41, toda la gente dira que Vasudeva y Garuda, habiendo salido al encuentro de poderosos guerreros, han caido aba- tidos por éstos. Desde que esto suceda, el mundo ya no hara ningiin caso de nosotros. Vete, pues, corriendo y mé- tete en el Garuda de madera, que yo me introduciré tam- bién en el cuerpo del tejedor, para que él destruya a los enemigos. Y por la ruina de los enemigos ser grande el aumento de la veneracién que se nos tiene. Obtenido el asentimiento de Garuda, invadié el ve~ nerable Narayana el cuerpo del tejedor, que, sostenido des- de entonces en el aire por la majestad del bienaventurado, y ostentando como signos caracteristicos 1a concha, el dis- ‘co, la maza y el arco, en un momento, como jugando, des~ 0 : PANCHATANTRA alenté a todos los principales guerreros. Entonces el rey, rodeado de todo su ejéreito, vencié y destroz6 a todos sus enemigos. Vencidos éstos, se esparcié por todo el mundo el rumor de que él habia’ destruido a todos sus enemigos por el poder de Vixnu, que era su yerno. ‘Mas el tejedor que vié muertos a los enemigos, bajé del aire con el corazin leno de goz0; pero cuando los mi- nistros del rey y los eiudadanos vieron que era el tejedor que vivia con ellos en la ciudad, le preguntaron el signifi- cado de aquello. Entonces él les conté todo lo acaecido desde el principio. El rey, leno de agradecimiento al te- jedor, con el auxilio del cual habia adquirido gloria des- Yrozando a sus enemigos, le di solemnemente en matri- monio la princesa ante la vista de todo el pueblo y Je re- galé una regién. Y gozando el tejedor con aquélla del pla- cer de los sentidos, que es lo mejor del mundo de los vi- vos y es de cinco especies, pasé el tiempo. Por esto se ha dicho: “Cuando el engafio esté bien tramado”, ete. Karataka dijo entonces: —;Pero si es tal nuestro in- fortunio, qué le hemos de hacer? — Damanaka contest =-Cuando propicia sea la ocasién, sacaré chispas mi en- tendimiento, con las que enemistaré a Safijivaka con nues- tro amo. Y se ha dicho: 206. La flecha que dispara el arquero podré matar 0 no ma- tar; pero el proyecto de un hombre inteligente destruye un reino y a su rey. —Aunque sea asi, replicé Karataka, y tal sea Ja arro- gancia de fu inteligencia, eres ti impotente para separar a éste del lado de Pingalaka. — Hermano, repuso Dama- naka; e] impotente puede a veces; pues se ha dicho: 207. Lo que se logra con astuca no se consigue con fuerza; 1a hembra de tn cucrvo maté a una serpiente negra valién dose de una cadena ¢2 oro. {Como sucedis es0?, pregunté Karatake, — Aquél dijo: umno t n CUENTO VI En un grande arbol que habia en cierta regién vivian un par de cuervos, macho y hembra. En la época de la cria salia siempre de un hueco del arbol una serpiente ne- gra_y les comia los polluelos. Desesperados los dos, se acercaron a un chacal, su amigo muy querido, que vivia al pie de otro arbol, y le dijeron: — Amigo, en las circuns- ‘tancias en que nos encontramos, ;qué debemos hacer? Esa tan desalmada serpiente negra sale de su hueso y nos co- me los polluelos. Dinos, pues, si hay algin medio para librarnos de ella: 208. Quien tenga campo a orillas de un rfo, mujer que se jun- te con otro o serpiente que habite en su casa, :eémo podra estar trangullo? ia Ademés, que viviendo nosotros alli estamos diaria- mente expuestos a que nos mate. — Aquél respondi No hay que desanimarse por lo que os sucede; sin duda que ésa es codiciosa, y ha de ser muerta por medio de un. ‘engatio: 208. Con astucia se triunfa del enemigo cuando no se puede con armas; el que tiene astueia, aunque sea de cuerpo dé- Dil, no es vencide por los héroes. Ast que: M10. Después de haberse comido muchos pescados grandes, ‘medianos y chicos, murié una grulla por su excesiva gl toneria, picada por un cangrejo. Los dos preguntaron: — {Cémo fué eso? — Aquel conté: CUENTO VII Hay en cierta regién un lago Meno de varias clases de peces. En él tenia su morada una grulla que por haber Hegado a la vejez era impotente para matar los peces. 2 PANCHATANTRA Atormentada entonces por el hambre se eché en la orilla del lago y se puso a Ilorar, regando Ja tierra con rios de lagrimas que parecian perlas. Conmovido por su dolor se Je acereé un cangrejo acompafiado de varios peces, y res- petuosamente le dijo: — Mama (), gpor qué no procuras hoy buscarte el sustento en vez de estar suspirando con Jos ojos Henos de lagrimas? — Hijo mio, respondié la gru- Ua, la observacién que me haces es verdadera; pero he tomado gran aversin a la comida de pescado, y me he decidido a quedar en ayunas; por lo que, aunque vengan a mi lado los peces, no los mato. — El cangrejo que oyé esto, dijo: —{Cuél es el motivo de haber tii renunciado a comer?—Hijo, contesté ella, yo he nacido y he legado a vieja en este Iago; pero he ofdo que una falta de Iuvia ‘que durante doce afios nos amenaza est4 a punto de ocu- rrir. —;De quién has ofdo es0?, pregunté el cangrejo.— De boca de un astrélogo, respondié la grulla, porque los planetas Saturno, Marte y Venus, abriéndose paso a tra- vés del carro de Rohini, pasardn adelante. Y Varahamihira hha dicho: 211. Si Satumo hiende el carro del Rohini en su camino eeles- te, ya no Iueve Indra en doce afios sobre Ia tierra, Y tambiai 212, _ Si el carro de Rohini Wega a ser hendido, 1a tierra, como si hubiera cometido un gran erimen, se cubrind de cenizas y @e hues0s, como si cumpliera la penitencia Kapala. Y también: 213, Si Marte o la Luna hienden a Rohini, que con su carro alegra el cielo, zqué digo?, el mundo todo se destruiré, con- fundiéndose en un mar de calemidades. ¥ este lago es de poca agua, de modo que se secaré pronto. Seco él, moriran por falta de agua todos aquellos ) Ba ta m mem, gr. oxnigh lat mamma, unde varias Yecet en of en temenino, ant como an el mas0uind Se'empien en aque Teague a, latin tata umno 1 B con quienes he pasado yo mi juventud y me he divertido No tengo fuerzas para ver el momento en que me he de separar de ellos; por esto he decidido no comer. Ahora todos los peces que hay en lagos de poca agua se trasla- dan, con ayuda de sus parientes, a mds copiosos lagos; al- gunos, como el cocodrilo, el gavial, el delfin, el elefante de agua y otros, se van por si mismos. Pero los peces de este lago aquf se estdn sin preocuparse de nada, y por esto, principalmente, yo loro, porque aqui no va a quedar ni siquiera uno para semilla. Cuando el cangrejo hubo ofdo esto, hizo saber a los demas peces las palabras de la grulla, y temblando de mie- do todos éstos, peces, tortugas y demés, se acercaron a aquélla y le dijeron:'—Mama, jhay algim medio con el ‘cual podamos salvarnos? — Lo hay, contest6 la grulla; no lejos de este lago hay otro leno de abundante agua y her- moseado por el loto, que no Ilegaré a secarse aunque no Mueva en veinticuatro afos. Por esto, si alguno de voso- tros sube a mis espaldas, yo le conduciré,alli. Fiados éstos de sus palabras, y diciendo “jtata!, jtio!, jhermano!, yo primero, yo primero”, le rodearon ‘por todos lados. 'En~ ‘tonces, Ia mal intencionada, haciendo que subieran yno a uno en sus espaldas, se legaba a una roca que habia no muy lejos del lago, los echaba sobre ella, y después que se los comfa a su placer, volvia otra vez al lago; se ganaba el afecto de los peces contndoles falsas noticias, y de esta manera iba viviendo. Pero un dia le dijo el cangrejo: —Mama, yo fui el primero con quien tuviste amistosa conversaci6n; {por qué, pues, me dejas y vas conduciendo a otros? Haz hoy por salvarme la vida—, Al oir esto la mal intencionada, pens6: “Fastidiada estoy ya de la carne de pescado; de modo que hoy me servira este cangrejo como de salsa”. Con esta determinacién se lo acomodé en la espalda, y partié en direceién a la roca del suplicio. ‘Mas el cangrejo que vid de lejos un montén de huesos s0- bre la roca y conocié que los huesos eran de pescados. le bregunt6: —Mama, cesta muy Tejs el 1ago?; con ml debes estar ya muy cansada; dimelo, pues— Mas el 4 ‘PANCHATANTRA dijo para si: “Este es un estipido acuatico que en tierra firme no tiene fuerza ninguna, y sonriendo le dijo: —{Qué otro lago quieres, cangrejo?; esta es mi manera de vivir. Piensa, pues, en tu deidad protectora, que yo, echandote en esta roca, voy a devorarte— Mientras ella decia esto le clavé el cangrejo un par de dientes en su tierno cuello, blanco como un tallo de loto, y la-maté. Cogid entonces el cuello de la grulla, y poco @ poco volvié al lago, donde todos los peces le préguntaron: —jOh, cangrejo!, gpor qué motivo vuelves? {Hay algo que impide nuestra salvacién? GE tio no ha venido? ;Por qué tardas en contestarnos? Estamos todos ansiosos esperando el momento. Interro- gado asi por ellos, contesté rienco el cangrejo: —Sois unos necios todos los peces, engafiados por esa embustera, que, no lejos de aqui echaba sobre una roca a los que se Ileva- ba, y se los comia. Yo, que todavia no he cumplido ei tiempo que me queda de vida, he conocido la intencién de esa traidora, y aqui os traigo su cuello. Basta ya de terror; desde ahora’ todos los acuaticos seremos felices, Por esto yo he dicho: “Habiendo comido muchos pe- ees”, ete. —Compaiiero, dijo el cuervo, cuéntame, pues, cémo esta malvada serpiente encontraré Ia muerte— Vete, le dijo el chacal, a una ciudad cualquiera que sea residencia Teal. Coge de alli una cadena de oro o un collar de un ricachén, ministro del rey u otro cualquier descuidado y échala en el hueco del arbol; que de ese modo, buscando la cadena, matarén la serpiente— Al punto que oyeron esto, volaron con gusto el cuervoy su hembra, Pasé éstaen seguida por un lago donde miré y vid que las mujeres del harén de un rey, habiendo dejado en la orilla sus cadenas de oro, collares ‘de. perlas, vestidos y adornos, se habian entrado en él y estaban solazdndose en el agua. Cogié la hembra una cadena de oro y se dirigié hacia su morada. Entonces los guardias del gineceo y los eunucos, que vie~ ron que ésta se Ievaba la cadena, la siguieron gorriendo con palos en la mano. Pero la hembra del cuervo, dejando caer Ia cadena de oro en el hueco que habitaba la serpien- uimno 1 co te, se alejé muy a lo lejos, Mas cuando los reales guardias subieron al arbol y miraron en el hueco, vieron alli la ser- piente negra con su caperuza extendida. La mataron a gol- pes de bastén, cogieron la cadena de oro, y contentos se volvieron a su sitio. El cuervo y su hembra, desde aquel dia, vivieron felices. Por esto he dicho yo: “Lo que se logra con astucia” etc. ‘De modo que no hay nada en el mundo que sea inase- quible a los inteligentes. Y se ha dicho: ‘214. — Quien tiene inteligencia, tiene fuerza; pero el tonto, ide donde ha de sacar la fuerza? Un le6n, Toco de furor, fué muerto en el bosque por una astuta liebre. —2Cémo fué es0?, pregunté Karataka—Aquél dijo: CUENTO VIII En cierto bosque habitaba un leén Mamado Bhasu- raka, que por el excesivo vigor que tenia no descansaba, matando continuamente ciervos, liebres y otras bestias en abundancia. Pero se reunieron un dia todos los habi- tantes del bosque, el gamo, el verraco, el biifalo, la liebre, etc., y aceredndose a él le dijeron: —Sefior, ;para qué esa matanza continua de toda clase de animales, cuando ti con una pieza quedas harto? Haz, pues, un convenio con nosotros. De hoy en adelante te quedas aqui echado, que diariamente, turnando segiin la especie, vendré un ani- ‘mal para que te lo comas. Si as{ lo convenimos, tendrés él sustento sin ninguna fatiga, y no acontecera el exter- rainio de todos nosotros. Tal es el deber de un rey; sigé- moslo, pues, que se ha dich 7 215. Quien poco a poco, y segin su poder, disfrute la realeza, como disfruta el sabio el elixir de la vida, ése alcanza la suprema prosperidad. 216. Por ingrata que sea una tierra, si se Ta cultiva segtin con- ‘viene con acompafiamiento de f6rmulas misticas, produce re E % PANCHATANTRA fruto, del mismo modo que frotados dos pedazos de madera roducen el fuego del sacrifiei, 217. La proteccién a las criaturas se alaba como un medio de aumentar nuestro tesoro en el cielo; pero la opresién con ‘duce a pérdida de Ja virtud, al crimen y a la ignominia, 218. EI rey, como un pastor, debe tomar el conveniente sus- tento de su pueblo, al que’ ha de defender y fomentar, pro- pporcionindose poco a poco la leche de la riqueza que;“co- mo al pastor la vaca, dan a aquél sus sUbditos. 219, El rey que por ignorancia oprime a su pueblo, como el Pastor que mata su enbra,distuta de sta So une ves, no 220. "EI rey que desea obtener provecho de su pueblo, que to fomente con todo su esfuerzo, regindole con el agua del ‘obsequio, honores y demas, como hace un jardinero con Ios tallos del rosal. 21, Bsa Mampara lamada rey, aunque chupa de los stibaitos fl aceite que le da esplendor, nadie Ia examina por causa de las deslumbradoras virtudes que en si tiene. 222. Como a la vaca se la ordefia en un tiempo y se 1a eulda fen otro, asi a los pueblos. También se riega y se cosecha 4a planta que nos da flores y trutos, 223. Como el delicado tallo que nace de la semilla, euidado con solicitud nos da fruto a su debido tiempo, asi también ‘el pueblo bien defendido. 224. Oro, grano, piedras preciosas, recursos de diferentes es- ecies'y todo cuanto tenga el rey, todo procede del pueblo. 225. Los reyes que procuran el fomento de su pueblo, se ha cen grandes; pero cuando le arruinan, se pierden ellos sin duda- ninguna. Al oirles todo esto, Bhasuraka dijo: —jAh, verdad es cuanto habéis dicho! Pero si aguardando yo aqui echado no viene todos los dias una bestia, tened por cierto que 5 mato a todas—.Prometieron éstas hacerlo asi, y tran- quilas y sin temor se esparcieron por el bosque. Cada dia se le presentaba una: ya era un viejo, ya uno que no tenia apego a la vida; ora un desesperado, ora uno que temia suerte de su esposa e hijos mis que la suya. Se presen- taba al leon para que se lo comiera a punto de mediodia. Pero un dia, segiin el turno establecido para las diversas amo 1 1 especies, tocé la suerte a una liebre que, contra su volun- tad, fué enviada por todas las demés bestias. Tba poco a poco, meditando la muerte del le6n; preocupada por el miedo, dejé que pasara la hora; y andando por el camino que seguia, vié un pozo. Se acereé a la orilla y vié en me- dio del agua su propia imagen, cosa que le hizo pensar que aquello habia de ser su medio de salvacién. “Yo, dijo pa- ra si, voy a ver e6mo me las arreglo para que se encolerice Bhasuraka y venga a caer en este pozo”. De modo que llegé a presencia del leén cuando ya quedaba poco del dia. Lleno de furor el leén, que por haber pasado la hora sin comer tenia la garganta enmagrecida por el hambre y se relamfa los rincones de la boca, pensaba: “;Ah! jLo que e mafiana, para comer dejo el bosque sin una bestia!” Re- flexionaba acerea de esto, cuando legs muy despacio la liebre, y saludéndole, qued6 firme en su presencia. En- tonces Bhasuraka, con el alma encendida en célera, Ie dijo ultrajéndola: —jAh, villana liebre! ;Sola_vienes y tan pequefia después de haber pasado la hora? Esta ofensa la vengaré yo mafiana matando a todas las bestias, sin dejar una. — Pero la liebre se incliné humildemente y le dijo: ~-Sefior, no es culpa mia ni tampoco de las bestias. Oid a causa de ello. —Dimela pronto, repuso el leén, antes de pasar por entre mis dientes, —Sefior, dijo la liebre; reunidas hoy las bestias, y habiendo tocado el turno a mi ‘especie, por ser yo tan pequefia fui enviada con otras cin- co liebres. Venia yo por el camino, cuando saliendo de una caverna otro leén grande, me dijo: “jh! ;Adénde vais vosotras? Acordaos de vuestra divinidad tutelar”. Entonces le respond{: “Nosotras vamos a presencia del leén, que es el sefior Bhasuraka, para que se nos coma, se- gin pacto convenido”. A lo que me replicé: “Si es asi, este bosque es mio, y es preciso que todas las bestias ce- lebren un pacto conmigo. Ese Bhasuraka noes més que un ladrén. Y si él aqui es el rey, déjame entonces cuatro lebres en rehenes; vete a llamarle y ven cortiendo, para que de entre los dos dirimamos cual ha de quedar rey y se coma todas las bestias”. Por esto yo, mandado por B ‘PANCHATANTRA ése, vengo a la presencia del sefior. Tal es la causa de hay ber Hegado tan tarde. Ahora, disponga el sefior, Después de haber ofdo esto, dijo el leén: —Querida, si asi es, enséhame pronto a ese ladrén de ledn para que yo descargue sobre él la célera que tenia contra las bes- tias y recobre otra vez mi calma. Y se ha dicho: 208, ‘Tierra, amigos y oro son son los tres frutos de la gue- ra; cuando no espere obtener por lo menos uno de ellos, no ‘conviene hacerla. 221. Donde no haya provecho sbundante y donde se espere tuna derrota, ni mover ni llevard a cabo una guerra el hombre prudente. —Verdad es eso, sefior, dijo la liebre. Por su patria y para vengar un desprecio uchan los kxatriyas. Pero ese Je6n habita en un fuerte, del cual habia salido cuando he- mos sido detenidas por él. Y dentro del fuerte es diffeil de vencer un enemigo; pues se ha dicho: 228. Lo que no se lonra en la guerra ni con mil elefantes ni con clen mil caballos se obtiene con una sola fortaleza ‘que tenga el rey. 229. Un solo anquero detras de un muro combate a ciento; por esto celebran las excelencias de un fuerte los entendidos en 1 arte de Ia politica. 230. Antiguamente, por consefo de st preceptor y por miedo de Hiranyakazipy, Indra se construyé un fuerte, valléndose ppara ello de In habilidad de Vizvakarman. 261. "Y por este motivo otongé In gracia de que el rey que posea tna fortaleza sea el victorioso; desde entonces hay en Ja tierra fortalezas a millares. 282. La serpiente que ha perdido los dientes, como el elefan- te sin el humor que sus sienes destilan en la época del ce- Jo, son dominados por todos, 'o mismo que el rey que no tiene plazas fuertes, Al oir esto Bhasuraka, dijo: —Querida, aunque esté en un fuerte, enséfiame a ese ladrén de leén para que lo haga pedazos. Y se ha dicho: 283. Lo mismo al enemigo que a Ia enfermedad, el que no procura vencerlos desde el momento en que nacen, por po- amo 1 9 eroso que sea muere a manos de ellos si les deja tomar au- mento, Ast pues: 24. Una vez Jevantado el enemigo, 0 nacida Ja enfermeded, zno-han de ser desdeRados por quien desee su salud; pues aquél y ésta van tomando poder a la vez, por eulpa de quien Jos descuida. YY con efecto: 285, El enemigo a quien por ser de poco poder desprecia 1a soberbia de hombres orgulloses, aunque fuera facil de ven~ cer al principio, lega un momento en que se hace invenci- ble, lo mismo que la enfermedad. Asi pues: 236. El que hablendo examinado sus propias fuerzas y su valor personal emprende Ta marcha, aunque sea solo, mr ta a sus enemigos, como mato a Yos kxatriyas el descen- diente de Bhrigu. —Asi es eso, dijo la liebre; pero sin conocer antes el poder de éste no conviene emprender la marcha, Y se ha dicho: 287. Quien desconociendo su poder y el de su enemigo desea combatirle y emprende la marcha, va a su ruina como el Insecto que se echa en la lama, 288. Quien por porderoso que sea se pone en marcha para de- rotar a un enemigo mis poderoso que él, se vuelve abatido como un elefante a quien le hayan roto los dientes, —Aunque sea asi, dijo Bhasuraka, enséfiame de todos ‘modos a ese ladrén de ledn para que lo destroce— Si asi Jo quiere, contesté la liebre, venga e] sefior.—Dicho esto, partis ella delante; y egando con él al pozo que antes habia visto, puesta sobre el borde del mismo, dijo a Bha- suraka: —Serior, ,quién es capaz de soportar tu empuje? Al verte desde lejos el leén Iadrén, se metié en su forta- leza, Acéreate para que te lo ensefie— Muéstrame su for- taleza, dijo el leén. ee 0 ‘PANCHATANTRA En seguida la liebre le ensefié el poz0. El necio del Jeén, que vid en medio del pczo su propia imagen refle- jada en el agua, dié un rugido. Otro més de dos veces ma- yor sali del medio del pozo retumbando por el eco; y, ensando que era de su enemigo, se eché sobre él y per- di6 Ia vida. La liebre, Wena de gozo, comunied su alegria a todas las bestias, y celebrada por éstas, vivid feliz en el bosque. Por esto digo yo: “Quien tiene talento tiene fuerza”, etc. De manera que si ti me permites, iré allf y romperé la amistad de ellos dos con el poder de mi inteligencia. —Si es asi, querido, marcha, contest Karataka; que tus pasos sean felices y resulte la cosa tal como la has me- ditado. Cuando Damanaka vié a Pingalaka separado de Safi- jivaka, aprovechando la ocasién saludé al leén y se echd fen su presencia. Pingalaka le dijo: —;Cémo tanto tiempo sin dejarte ver? —Damanaka contest: —Como S, M. no hha tenido ninguna necesidad de mi, por eso no he venido; pero al ver la ruina de todos los negocios del rey, se me enciende de ira el corazén y no puedo menos que venir a hablarte. Y se ha dicho: 239. Sea la noticia buena o mala, odiosa o agradable, aunque tuno no sea preguntado, debe decirsela a~aquel de quien no desea Ia ruina. Al oir la intencionada palabra del chacal, dijo Pinga- Jaka: —{Qué quieres decirme? Cuenta todo To que hayas de contar. —Sefior, dijo éste; Safijivaka tiene muy intenciones respecto de S. M.’ Como yo he Ilegado a inspi- rarle confianza, me ha dicho en secreto: “{Damanaka!, he visto ya la fuerza y la debilidad de ese Pingalaka. Le ma- taré, pues, y ejerceré la soberania absoluta sobre las bes- bias, nombréndote mi ministro”. Pingalaka que oyé esa horrenda amenaza, Jo mismo que si le hubiera herido te- rrible rayo, quedé aténito sin poder articular palabra ka, que en tal estado le miraba, pensé: “Tan li gado esta éste por el afecto que le tiene a Safijivaka, que, nino a sin duda ninguna, legard’a su ruina con ese ministro. Y se ha dicho: 240. Cuando el rey hace @ un solo ministro Arbitro en todos Jos asuntos del Estado, la vanidad hace que el orgullo apodere de éste; por causa del orgullo le disgusta la condi- cién de servidor; el disgusto hace que tome pie en su cara: 26n el deseo de ser independiente; y para serlo, atenta con- tra Ia vida o a soberanfa de su rey. Qué conviene hacer ahora? Pingalaka recobré con alguna dificultad el sentido, dijo al chacal: —jDamanaka! Safjivaka es un criado a quien quiero como a mi vida. ;Cémo es posible que tenga I mala intencién para conmigo? —Sefior, contesté Dama- naka; si es criado 0 no es criado, esa no es Ja cuestién. Pues se ha dich 241. No hay hombre que no desee la fortuna de los reyes. En todas partes son los débiles quienes sirven al rey. —Querido, dijo Pingalaka, aunque sea asi, mis senti- mientos respecto de él son los mismos. Pues bien se ha dicho: 242, Aunque nuestro cuerpo esté afeado por muchos defeetes, zquién no le tiene amor? Aungue te haga muchas ofensas fliser que te es querido, no deja de serio. —Ahi esta el error, repuso Damanaka; que también se ha dicho: 248. __Aquel en quien el rey pone sus supremos ojos, sea hom bre villano o noble, es un vaso de placer. Ademés, por qué especial virtud mantiene el amo a su lado a Sanjivaka, si éste no tiene ninguna? Si es que piensa V. M. que tiene un gran cuerpo y que con su ayu- da podré destruir a sus enemigos, no resulta el cdlculo, porque ése es herbivoro y los enemigos de V. M. son car~ nivoros. De modo que porta ayuda de éste nada lograré ans 2 PANCHATANTRA contra sus enemigos. Es preciso, pues, que se Ie acuse co- mo a un criminal y se Je mate. Pingalaka dijo: 244. Quien tema contradecinse, nunea acuse de vicioso al ham bre cuyas virtudes haya ensalzado antes en medio de una asamblet Ademés, a éste le otorgué yo confianza por tu pala~ bra. ;Cémo, pues, he de ser yo mismo el que le mate? De todos modos, Safijivaka es mi amigo y no tengo resen- timiento ninguno con él. ¥ se ha dicho: 245. No esti bien que ese Daitya encuentre su ruina en quien Je ha hecho prosperar; pues no es procedente que quien plan- ta y crfa un arbol venenoso lo corte por si mismo. 246. No pongas afecto desde un principio en quien no To # ta por ti, pero una vez que lo hayas puesto, procura for ‘mentarlo todos Jos dias. Arrancar lo que se ha plantado fs cosa que da vergtienza; puesto un objeto en el suelo, no hay temor de que se caiga 247. Si uno es bueno con aquellos que Ie favorecen, ;qué mé: rito hay en su bondad? Quien devuelve bien por mal, éste es lamado bueno por los hombres de bien, Por tanto, aunque ese tenga mala intencién contra mi, no he de contraer enemistad con él. —Sefior, dijo Da- manaka; no es justicia perdonar a quien tiene mala in- tencién contra uno. ¥ se ha dicho: 248. _ Muerto es el rey que no mate al ministro que sea tan Trico como él, tan poderoso como él y tan inteligente y re- suelto que Je quite Ia mitad de Ja soberania, Ademés, ti, por la amistad que con éste tienes, has abandonado todos tus deberes, y por tal abandono se han ido alejando de ti todos tus servidores; porque Safjivaka es herbivoro, y tii y tus sibditos camivoros. ;Y cémo pueden éstos comer carne si se hace piiblica tu resolueién de que no se mate? Asi se iran todos calladamente dejan- dote solo, y entonces perdido eres; porque con la compa: hia de éste ya nunca pensards en la caza. Y se ha dich pro 3 249, Cuales sean los criados que a uno sirven y cual el amo f quien se sinve, tal viene a ser el hombre, sin.duda de ninguna especie. Ast pues: 250. _ Ni siquiera se conoce nombre con que designar una gota e agua puesta sobre encendido hlerro; esa misma gota, pUesta sobre una hoja de oto, brilla como una perla; Ia ‘misma, si ese dentro de una concha marina bajo la conste- Tain ‘Svati, se vuelve una perla (1). Generalmente las vir- tudes grandes, medianas 0 pequefiag nacen de Ia. sociedad ‘gue se frecuenta, Y también: & 251. Por culpa de la compasia de los males, Hegan a degene- rar los hombres de bien, Por juntarse con Duryodhana rob6 ‘Bhixma una vaca. Por esta razén los hombres de bien aborrecen la 50- ciedad del malvado. ¥ se ha dicho: 252. Nunea des hospitalidad @ hombre cuyo natural desco- nozeas; pues por culpa de una pulga fué muerto Manda- vvisarpint —;Cémo fué eso? —Aquél dijo: CUENTO Ix Cierto rey tenia un delicioso lecho, en el cual, en me- dio de un par de sdbanas muy blancas, habitaba un piojo Mamado Mandavisarpini. Chupando éste la sangre del rey pasaba el tiempo felizmente, hasta que un dfa, saltando a Ja ventura, Ilegé a pararse en el Jecho una pulga Tamada ‘Agnimukha. Al verla el piojo, le dijo con el semblante entristecido: —Ce, Agnimulha, ;como vienes ti a este lu- (2) Br ereencla coma on 1a India que une gota do agua que durante fs corsteacion dicha eae dentre de ua conch se converte en peri. a Paxcuararema gar que no te conviene? Vete, pues, pronto, antes que al- guien te vea. — Venerable, le dijo ella, aunque sea un hombre malo el que entra en una casa no se le debe ha- blar asi. Pues se ha dicho: 258. Ven, acéreate, deseansa en esta silla, ;cuénto tiempo sin dejarte ver!, jcémo te encuertras?, Zestin enfermo’?, sa- ud tengas. "Cun contento esioy de verte! Tal es lo que hhacen los hombres de bien cuando otro llega a su casa, aunque éste sea uno de bajo oxigen y tal es el deber de los ‘amos de casa, seqtin declaran Iss tradiclonistas; deber fécil ‘de cumplir y' que leva al cielo Ademés, he saboreado varias especies de sangre de distintas clases de hombres; pero toffas ellas, por causa de la alimentacidn, tenfan un sabor desagradable, picante, astringente o dcido; nunca he podido gustar de una sa gre dulce. De modo que, si tti me haces el favor, obtendré 1s felicidad de probar con mi lengua la sangre que se en- gendra en el cuerpo de este rey, producida por la mezcla de manjares sazonados de varias maneras, bebidas, exqui- sitos jarabes y refrescos. Y se ha dicho: 254. BI placer de la lengua es igual, segtin se dice, en el rey que en otro hombre; es el placer reputado mejor; por causa del mismo trabaja Ia gente. 255. _ Si no existlera en e1 mundo ¢l acto que nos da el placer de la lengua, no habria quien fuera criado de otro ni se le sometiera para nada. 256. Si un hombre dice mentira, si sieve a quien no lo me- rece y si so va a paises extrafios, todo es por causa del vientre. Por lo tanto, legada yo aqui como huésped y ator- mentada por el hambre, he de tomar comida aunque sea en tu presencia; no esta bien que tit solo chupes la san- gre de este rey, En oyendo esto, dijo Mandavisarpini: —Mira, pulga; yo chuparé Ja sangre del rey mientras él duerma y luego ‘ti, que tienes boca de fuego y eres lgera. Si de esta ma- nera quieres beber la sangre conmigo, quédate; gusta de 85 esta sangre tan deseada. — Asi lo haré, venturoso, dijo la pulga, Mientras tt no gustes primero la sangre del rey, que caiga sobre mi la maldicién del preceptor de los dio- ses si la cato yo antes. Mientras asi conversaban los dos, se acercé el rey a a cama y se acosté. Pero era tal el hambre y tan vehe- mente el deseo de placer de la pulga, que picé al rey es- tando aun despierto. Pues bien se ha dicho: 257. El natural de uno, no puede ser alterado por la enseflan- za. Por mucho que calientes el agua, ella se enfria luego. 258. Mas probable es que el fuego enfrie y que los rayos de 1g luna quemen, que poder cambiar en el mundo el natural de los mortales, En seguida el rey, como si hubiera sido pinchado por punta de aguja, salté de la cama y se levanté al momento, Giciendo: Ce, mirad aqui; en el cobertor hay algin pio- Jo 0 pulga, por quien he sido mordido.— Los guardias del gineceo que estaban alli cogieron el cobertor y Jo revisa~ ron con todo cuidado. La pulga entretanto se eché de un salto con ligereza a un borde de la cama; pero Mandavi- sarpini, envuelto entre los pliegues del cobertor, fué visto y tnuerto. Por esto digo yo: “Nunea des hospitalidad”, ete. Enterado usted de esto, ha de hacer por matar a éste; si no, matard él a usted. ¥ se ha dicho: 359. _El_que abandona a los suyos admite a los extrafios como si fueran los suyos, encuentra en verdad la muerte eomo el rey Kakudruma, Pingalaka dijo: —;Cémo fué eso? —El chacal conté: CUENTO X En cierta regién de un bosque vivia un chacal Ilama- do Chandarava que, hambriento un dfa_y deseoso de sa- ciar el hambre, se entré en una ciudad. Los perros que le a6 DaNCRATANTRA vieron le rodearon por todas pertes ladrando, y empeza- ron a morderle con sus agudos dientes. Mordido por ellos y temiendo por su vida, se entré el chacal en la casa, cer- ‘cana, de un tintorero, donde habia una gran caldera de tuntura de aml. Acosado alii por los pertos, cay en me- dio de la caldera; cuando salié de ella estaba todo tefii- do de anil. Los perros que no conocieron en él al chacal, se marenaron cada uno por su lado. ‘Mas Cnandarava, enderezando sus pasos hacia lejana regidn, penetré en un bosque, sin que le desapareciera jamés el color del anil. Pues se ha dicho: 260. EL cemento de diamante (1), ¢1 necio, las mujeres y el ccangrejo se te pegan de una manera singular, lo mismo que los peces, el anil y el borrache. Pero asi que vieron a este animal extraordinario, que parecia por su esplendor el veneno del cuello de Ziva, que es azul como el tamala (*), todas las bestias que habitaban en el bosque, leones, tigres, panteras, lobos y demas, con Ja mente turbada de miedo, buscaron por todas partes su salvacion en la fuga, diciendo: No se sabe cual sea el pro- ceder de éste ni su valor; por tanto, vayamonos lejos, que se ha dicho: 261, EL sabio que desea su salud nunca se fiaré de aquel de ‘quien no conozea ni el proceder, ni la fomilia, nl la suerza, Pero Chandarava, que comprendié que estaban tur- bados de miedo, dijo: — {Ce, ce, bestias!, gpor qué al ver- me huis asustadas? No hay que temer. #1 propio Brahma es quien me envia hoy, habiéndome dicho: “No hay rey entre las bestias; por esto, ungido ta hoy por mi como soberano de todas ellas, te vas en seguida, y cuidas de su conservacién.” Por esto he venido aqui, y por esto todas, bestias, habéis de vivir’a la sombra de mi parasol. Soy el rey lamado Kakudrumia, que he Megado a serlo de las bbestias en los tres mundos. (@) Vatralepas.—v. esta peabea on ol Voesbuarh () Bi manthocrmes ploteriue, Arbol de fores de un emul muy oucure axmno sr ‘Al of esto las bestias, comenzando por el leén y el tigre, le rodearon, diciendo: —Poderoso sefior, ordena.— Dio entonces al le6n el cargo de ministro, al ‘tigre el de ‘camarero, a la pantera el cuidado de preparar el betel y al lobo el de portero. En cuanto a los suyos, es decir a los chacales, ni siquiera quiso hablar con ellos. ‘Todos los chacales fueron cazados lejos. De este modo, ejerciendo éste las funciones de soberano, el leén y los demas mata- bban bestias y las echaban delante de él, quien las repar- tia y las daba conforme a ley de soberano, Asi pasaba el tiempo, cuando un dia se oyeron unos chacales que aulla- ban a Jo lejos. Al oir é1 los aullidos, se le erizaron los pe- Jos del cuerpo y Uenaron los ojos de lagrimas de alegria; tanto, que empezé a aullar con penetrante sonido. Pero el Jeén y demas bestias que oyeron tan penetrante voz y eqno- cieron por ella que aquél era chacal, se quedaron un mo- mento mirando al suelo de vergiienza, y dijeron: — jOh! Engaiiados por éste hemos sido; éste es un vil chacal. Ma- témosle al punto. Al oir estas voces, el chacal quiso huir; pero cogido alli mismo por el leén y los demas, fué des- pedazado y muerto. Por esto digo yo: “El que abandona los suyos", eteé- tera, Pingalaka, que habia escuchado todo esto, dijo: — jAh! Damanaka, ;qué indicio tengo yo que me permita poder averiguar si Safijivaka tiene malas intenciones contra mi? — Aquél dijo: — Pues que hoy delante de mi ha tomado Ja siguiente resolucién: “Mafiana a primera hora mataré a Pingalaka.” Por lo demas, aqui tienes la prueba: mafia- na a primera hora, en cuanto se le presente ocasién, verés ‘que con los ojos enrojecidos, los labios tembloroses, mi- rando a todas partes y echado en sitio que no le convie- ne, te mirard con terrible aspecto. Sabiendo tit ya esto, procura hacer lo que més conveng:, —Y dicho esto s¢ fué al lado de Safijivaka, le saludé y se sents. Mas Safijivaka que le vid venir despacio y con el semblante aterrado, Je diju con mucho respeto: — Biew venido seas, amigo. Tiempo ha que no te has dejado ver. Salud tengas. Habla, que por haber venido a mi casa quie~ ro darte todo lo que pidas, aunque sean cosas que no se puedan dar. Pues se ha dicho: 262. —_Ricos son, distinguidos y celebrados aqui en el mundo, ‘aquellos hombres a cuya casa llegan los amigos para satis: facer alguna necesidad. —iAy!, respondié Damanaka; je6mo ha de tener fe- licidad el hombre que sirve a otro? 263, Felicidad suieta al capricho de otro, pensamiento sien ppre inquieto, y hasta insegurided de la propia vida; tal es 4a suerte del hombre que sirve a los reyes. Asf pues: 264. Mira Io que hacen los criados que por un salario se po- nen a servir; se privan hasta de la independencia de su cuerpo, 285, — Primeramente, el haber naeldo es ya una gran pena; gue luego la miseria, que es un dolor continuo; si ademis de esto se ha de vivir sirvienio a otro, ;ay!, los tormentos no acaban nunca. 268. Aunque vivan, hay cinco clases de hombres que pasan por muertos, ;oh Bharata!: el pobre, el enfermo, el tonto, €l desterrado y el que sirve terpetuamente, 267. Por causa del servicio, no puede comer aunque tenga ga- na; sin haber dormido apenas, tiene que levantarse; no ice palabra sin temor. ,Es vida la de un criado? 268. Los que dicen que el servir es oficio del perro, todavia se quedan cortos; el perro procede segin su natural; el criado por orden de otro. 269, EI dormir en el suelo, Ia centinencia, el enflaquecimiento del cuerpo y el comer poco, son cosas comunes al erlado y al asceta, originadas en aquél por el pecado y en éste por Ja virtua, 210. El frio, calor y dems mokestias que aguanta el eriado, sirven poco para proporcionarle riqueza si no se aparta de Ja virtud PTL. Para qué quieres un confte, por dulce, exquisito, bien cescarenado y nermaso que Sea, si 10 has de obtener median- te el servicio? aipno t 9 —iPeto qué quieres decir con todo es0?, dijo Safji- vaka. — Amigo, contest el chacal, no esta bien que un ministro divulgue el secreto de su rey. Pues se ha dicho: 272. Quien estando al frente de un ministerio divulga el secre- to de su rey por destruir el proyecto del soberano, ese hombre va al infierno. 273. El ministro que divulga el secreto de su rey, Je mata sin armas, segin ha dicho Narada. Pero, aunque asi sea, unido como estoy contigo por el lazo de la amistad, no puedo menos que romper el se- creto, porque ti, creyendo en mi palabra, entraste con- fiado en palacio. ¥ se ha dicho: 274, Quien halla la muerte por haberse fiado de otro, éste es realmente quien se mata, aunque el asesino sea otro. Asi Jo ha dicho Mand, Sabe, pues que ese Pingalaka abriga mala intencién contra ti'y, ha dicho hoy en mi presencia ante cuatro ore- jas (1): “MaBana a primera hora mataré a Safijivaka, y asi daré la satisfaccién que tanto tiempo me pide la corte, A lo que repuse yo: “Seftor, no esté bien que se procure nadie la vida con ofensa de la amistad”. Y se ha dicho: 275. Aunque mate uno a un brahmiin puede purificarse cum- pliendo una peniteneia ‘adecuada a tal maldad; pero de nin- guna manera se expia la traicion de la amistad. En seguida me interrumpié leno de céler mal intencionado! Safijivaka es herbivoro, nosotros earni voros. Existe entre ambos enemistad natural; iy eémo, siendo enemigo mio, lo he de aguantar? He de matarle, pues, valiéndome de negociaciones o de otro cualquier medio, y no habré pecado en que le me. Pues se ha dicho: 276. Aunque el enemigo te entregue su hija, matale si eres aisereto; no hay pecado en matar a otro de quien uno no pueda librarse por otros medios. (CH) decir, ante of eaaeal solo: ws oe oreyas ct oon y Ins cos ut ena 0 PANCHATANTRA 271. _ El guerrero que sabe su obligacién nunca piensa en lo que hha de hacer o dejar hacer; mientras dormia Dhrixtadyun- nna fué muerto hace ya tiempo por el hijo de Drona. Conociendo yo, pues, la resslucién de ése, he venido a tu presencia para que no haya en mi pecado de trai- cién. Procede tu ahora como mejor te parezca. Al oir Saijivaka este discurso, terrible como 1a caida de un rayo, quedé estupefacto; mas cuando a poco recobr6 el gentid, dijo con indifereneia: —jOn!, euén bien se ha icho: 278. Las mujeres son ficlles de conseguir por los malvados; fen los reyes no hay afecto, la riqueza sigue al avaro y las nnubes esparcen su luvia en los montes y en el mar. 479. Yo soy honrado por el rey: el necio que tal eree debe ser ‘ser considerado coma un toro al que Je han quitado los cuer- 280, ‘Ms vale vivir en un bosque, ser mendigo; mas vale ser ‘mozo de cuerda y mas sufrir una enfermedad que contiar Ja suerte de los hombres a un cargo piblico. Por esto no he procedido bien al haber hecho amistad con éste. Y se ha dich 281, Entre quienes tengan igual riqueza y entre quienes sean de la misma dignidad, conviene la amistad y el easamiento; Pero no entre un rieo y un indigente, Asi pues: 282. Los ciervos buscan Ia compufia de los clervos, los bue- ‘yes la de los bueyes y los caballos la de los caballos. Los hecios con los necios Se juntan y los sabios con los sabios. En Ia semejanza de virtudes 0 viclos esti el fundamento de la. amistad. De modo que aunque me acerque a él y procure ver de aplacarlo, no he de conseguir su favor. ¥ se ha dicho: 283. Quien se enfada por un motivo, se aplaca al punto que 1 motivo desaparece; pero el hombre que sin razén nin- una se convierte en acérrime enemige, geome v= poslble ‘atistacerie? ipno a iAh!, bien se ha dicho también esto: 281. Aun aquellos eriados que son devotos y dtlles a sus amos, ‘que no piensan més que en procurar el bien de éstos, que ‘eonocen los deberes que les impone el servicio y no abrigan ‘ninguna malicia, tienen constantemente en su indeciso cora- 26n esta inquietd: “;Saldra esto bien o no?” De modo que Servir a un amo de la tierra, lo mismo que al amo del ‘mar (1), e un coatinuo temor. ‘Asi pues: 285. Hay hombres que hacen un favor con el eorazin leno de afecto, y se ganan un enemigo; otres, con toda malicia procuran daar al préjimo, y abtienen su amistad. Siendo Aificil de comprender eb corazin de los reyes, que munca fe atiene @ una misma conducta, el oficio de’ ministro es tun misterio impenetrable que no podrian cumplir ni los rmismos agcetas. Pero he de reconocer que Pingalaka se ha enfadado conmigo a causa de los que le rodean, quienes no po- dian soportar el favor que me otorgaba. Por esto dice eso de mi, siendo yo inocente, Y se ha dicho: 288. Los ministros no pueden soportar que el rey otorgue su favor a otro; como lag mujeres del hombre que tiene va- rig se encolerizan hasta del buen trato que dé a cualquiera de ellas. ¥ esto sucede, porque cuando un hombre de mérito se acerea al rey, sus virtudes privan del favor a los de- mis. Y se ha dicho: 251. EL miérito de los vistuosos queda ecliprado ante otro q tenga més virtud, Estimamos de noche Ta luz de una lam- para, pero no cuando el sol luce en el firmamento, —Amigo, dijo Damanaka; si es asi no tengas miedo. ‘Aunque é1 haya sido excitado a la edlera por los malva- os, tu palabra Hegard a calmarle, —jOh!, repuso Safji- vaka; es un despropésito lo que dices. Por insignificantes (a) Be desl, a1 Ootano, 0 pawonaranrna que sean los malvados, no es posible vivir entre ellos. Se valen de todos los medios y te matan sin duda ninguna. Pues se ha dicho: 283. Muchos sabios malvados, viviendo todos del fraude, pue- den obrar bien © mal, como e1 cuervo y los demas hicieron ‘eon el camello, —iCémo fué eso?, pregunté Damanaka, El toro cont CUENTO XI Vivia en cierto lugar de un bosque un leén Mamado ‘Madotkata, y eran sirvientes suyos un tigre, un cuervo y un chacal. Corriendo ellos un dia por aqui ¥ por alla, co- mo vieran un camello, llamado Kathanaka, dijo el leén: —iAy, qué animal més raro! sepamos como es, si salva je.0 domesticado, — Al oir esto el cuervo contests: —Se- or, es animal doméstico, y se lama camello, especie de bestia que ti puedes comer; métale, pues. — Yo, respon- ié el le6n, no mato a ningin huésped; pues se ha dich 289. Quien mate al que llega a su casa, confiado y sin temor, aungue sea su enemigo, comete el mismo erimen que si ms tara un centenar de brahmanes. Por lo tanto, aseguradle proteccién y traedle a mi pre~ sencia para que le pregunte la causa de su venida. ‘Todos procuraron inspirarle confianza, y habiéndole asegurado su proteccién, 10 llevaron a la presencia de Ma- dotkata, a quien saludé’el camello, y se sentd. Pregunta- do en seguida por el Ieén, conté el camello todo lo que le habia acontecido, comenzando desde el momento en que se habia extraviado de la caravana. Después de lo cual, le dijo el leon: —;Ay, Kathanaka!; no vuelvas més al pue- blo a sufrir penas llevando carga; quédate para siempre aqui conmigo, a vivir sin temor en este bosque, comiende puntas de césped que parecen perlas. — Est bien, dijo ei nxono 1 9 camello; y, sin experimentar temor de ninguna especie, se quedé a vivir felizmente entre ellos. Asi las cosas, tuvo Tugar un dia un combate del leén con un gran elefante que andaba por el bosque. Los trom- pazos y dentelladas de éste causaron una herida al le6n, el cual quedé tan mal parado, que estuvo a punto de mo- rir. La debilidad de su cuerpo fué tal, que ni podia mo- ver un pie; y por la postracién en que yacia, todos los ani- males, el euervo y los demés, atormentados por el hambre, sufrian las mayores penas. Entonces el ledn les dijo: — iAh!, buscad en cualquier parte algin animal para que Yo, aunque me encuentre en esta situacién, le mate y os 6 de comer. Saligronse los cuatro a vagar; pero como no vieran ninguna pieza, se pusieron el cuervo y el chacal a delibe- rar entre si. — jAh, cuervo!, dijo el chacal; zpara qué he- mos de correr tanto? Ese Kathanaka esti confiado en nuestro amo: matémosle y hagamos provisiones. — Muy bien has dicho, contesté el cuervo; pero el amo le ha dado a éste el don de seguridad, de modo que no le podemos matar, — jOh, cuervol, repuso el chacal; yo informaré a nuestro amo de manera que él mismo Io mate. Esperad vosotros aqui mientras yo me Mego a casa y vuelvo con el petmiso del amo. En diciendo esto se fué corriendo hacia el leén, y Ile- gado a su presencia, le dijo: —Sefor, venimos de recorrer todo el bosque sin haber encontrado ni un solo animal. {Qué hacemos, pues? Nosotros ahora, por causa del ham- bre, ni siquiera podemos andar un paso, y el sefior. esté necesitado de una buena alimentacion. Si el sefior diera su permiso, con Ia carne de Kathanaka se haria hoy una buena comida. Cuando el le6n oyé la palabra cruel del chacal, le di- jo encolerizado: —jHik!, vil eriminal; si vuelves a decir ‘eso, te despedazo al momento; porque yo Ie he asegurado a ése mi proteccion. {Como, pues, he de dar orden para ‘que le matéis? ¥ se ha dich¢ et PaNCHATANEHA 200. Ni la donacién de una vava, ni el donadio de una tierra, ni el don de alimentos, son tan excelentes como la que los sabios dicen que aqui en Ia tierra es la mejor donacién: ef don de proteccién, El chacal que oyé esto, dijo: —Si le matara usted des- pués de haberle prometido su proteceién, habria pecado; pero si él mismo, por el afecto que os tiene, os da Io que Je queda de vida, ya no hay pzcado, Si pues él por si mis _ mo se oftece a morir, hay que matarle; si no, hay que matar a uno cualquiera de nosotros para que S. M. tome buen alimento, pues el hambre le tiene en apurada situa- cién. ;Qué valen nuestras vidas si no Iegan a ser ‘itiles al sefior? Ademés, si algo desagradable ocurriera a V. M. nosotros deberemos entrar en seguida, detrés del sefior, en la pira. Pues se ha dicho: 291. EL hombre que sea ol sostén principal de la familia debe ser defendido con todo esfuerz, porque muerto él, perece Ta familia; roto el cubo, no corre 1a rueda. Al oir esto, Madotkata dijo: —Si es asi, haz lo que gustes. EI cheeal que ové esto se fué corriendo, y diio a los demés: —iFh!. nuestro amo esta grave: ipara qué seguir vagando? Sin él, ;quién nos defender en el bosque? Va- vamos, pues, y ya que el hambre es la causa ue lo aleja de este mundo, ofrezcémosle nuestro propio cuerpo para pagarle los beneficios que le debemos. Pues se ha dicho: 292, _ Bl riado ave deta morir al amo, viviendo él y conservan- do sus sentidos, ese criado va al infierno. Con los ojos Henos de lagrimas, asi que oyeron esto. se inclinaron ante Madotkata y se sentaron. Al verles és- te les dijo: —jHabéis cogido o visto algtin animal? — En seguida, desde el medio de ellos, dijo el cuervo: —Seiior. hemos ‘corrido por todas partes, pero no hemos podido agarrar ni Ver una sola piem. Cémame hoy el sefior y Sustente su vida; que con ello usted se reanimard y yo alcanzaré el] cielo. Pues se ha dicho: ummno 1 95, ei que leno de efecto da vide por et amo tienen flied shovema exeia de velee 9 do maa Al oir esto el chacal, dijo: —jEh!, ta eres de pequeii ee, sustentarle, y ademés resultaria un mal. Porque se ha 294. La carne del cuervo la desecha el : 1a el perro; es poca y mala. Para qué comer una cosa que no sacle el hambre? Pero con esto va has demostrado ti el afecto a jue tie- nes al amo; quedas libre de la deuda por el pan ae te fa dado - has adquirido fama de hombre de bien en am- cerme al sefior. [ + ane voy yo 2 ofre- Hecho esto, e] chacal saludé respetuosamente pues se ha dicho: 7 a 285. _La vide de Tos crindos ost sujeta amo, quien le ade cuiere con diner; no ek poe, pecado Ge Tos amos 1 ae dispongan de ella. : Pero el tigre, al oir esto, dijo: —jOh!, has dicho bien: pero también tii eres de pequefio cuerpo, y tu propia es Decie, por ir armada de usias, no es comible; pues se ha iicho: 296. No debe comer el sablo lo que no sea comible aunque el alma se le suba a Ia garganta, y especialmente cuando ello es poco y ocasfona la pérdida’de ambos mundos. Con esto has demostrado la nobl ; pues aD io la nobleza de tu alma; pues 297. Por este motivo los reyes escogen su gente de entre los nobles, porque éstos ni al principio, ni al medio, nial fin cambian jams de proceder, _ Quitate, pues, de delante para que yo me ofrezca al sefior. — Hecho esto saludé el tigre a Madotkata, y le dijo: ' t i 6 PANCHATANTRA ~-Sefior, huga usted hoy de mi carne sustento para su vi- Ga; coneédame eterna morada en el cielo y extienda s0- bre la tierra mi excelsa fama; hagalo asi, no desmaye en el asunto. Pues se ha dicho: 298, Los criados obedientes que mueren por causa de st se for sbllenen eterna morada en el cielo y gloria imperece- era en la tierra ‘Al oir esto Kathanaka pensé: “Todos estos han pro- nunciado gloriosos discursos, y el amo no ha matado a na- Bie. Voy, pues, yo también a decir lo que pide la opor- tunidad para que estos tres estimen mis palabras”. Y ha- bigndose resuelto asi, dijo: —jOh!, has dicho verdad; pero también ti estés armado de ufias; y asf, emo te ha de comer el amo? ¥ se ha dicho: 299. Quien Hegare a meditar en su corazin males para los de su propia raza, sufre él esos mismos males en este ynundo y en el otro. ‘Apartate, pues, de delante para que yo me ofrezea al sefior. —- Hecho esto, se adelants Kathanaka a presencia Gel ledn, y después de saludarle, le dijo: —Sefior, éstos no ‘son comibles para ti; aderézate sustento, pues, con mi cuer- po, para que yo aleance los dos mundos. Y se ha dicho: 300. NI los que celebran sacrificios, ni los ascetas Megan & ta suprema felicidad que alcanzan los excelsos criados que sacrifican su vida en provecho de sus amos. ‘Apenas dijo esto, el tigre y el chacal destrozaron por el vientve a Kathanaka, que perdié la vida y fué comido por estos indignos sabios. Por esto digo yo: “Muchos sabios malvados”, eteétera ‘Asi que, amigo, este rey esta rodeado de gente indig- na que yo he conocido bien. Y se ha dich 301. En un rey que mantiene indigna corte, no ponen afecto sus sibdites, es como un elsne que va siempre acompafiad de cuervos. Y asi: uno 7 302. Un rey que parezea un bultre debe ser honrado si sus consejeros te parecen a lot clans pero el rey que £ Bt fezen al cane debe ser abandonado si sus conferees parecen a butres. Por esto no me cabe duda de que él se ha irritado contra mi por obra de algiin malvado. Por esto ha dicho eso y sucede lo que sucede. Y se ha dicho: 308. Cuando se Je irrita la oreja con el veneno de Ja maledi- ‘ceneia, ;qué no hace el vulgo ignorante? Es capaz de abra: zar el estado més afrentoso y de beber lieor espirituoso en tun erdneo humano (2). Bien se ha dicho ademés: 304, Aunque Ja pise con los ples y Ia golpee con fuerte bastén, ‘mata la serplente al que llega a tocar con su diente. ;Cuén diferente es el proceder del hombre vil y cruel! Zimbale ‘2 uno en la oreja y destruye @ otro completamente. Ast pul 305. _ ;Aht, diferente es el proceder eon que matan la serpiente y gl maato, Se pega éste al oido de uno y rive dele vida a otro. Y¥ en el estado a que han Iegado las cosas, ;qué con- viene hacer? Te suplico que me lo digas, por nuestra amis- tad. — Lo que te conviene, contests Damanaka, es mar- charte a otro pais y no servir a un stfior indigno. Y se ha dicho: 306. Preceptuado esté que se abandone hasta al director es- piritual si es vanidoso, descoroce lo que se ha de hacer y 10 ‘que se debe omitir y no sigue el buen camino. —Eso 5, dijo Safijivaka; pero cuando el sefior esté encolerizado, no es posible ir a ninguna otra parte, pues ni os que se van hallan descanso. Y se ha dicho: 307. El que hace ofensa a los grandes, aunque pueda decir (2) Atul at culto ¢e ziva, 98 PANCHATANTRA “estoy lejos”, no duerme tranquilo; Jos brazos del sabio son argos, ¥ si esté ofendido, mata con ellos al ofensor. ‘Ast que para mf ni hay otra medio de salvacién que el combate. Y se ha dicho: 308. Ni frecuentando Iugares de peregrinacién, ni con rudas penitencias, ni con ricos centenares de ofrendas, alcanzan os que desean ir al cielo Tos mundos adonde van en un ins- ‘ante los sabios valerosos que pierden la vida en el campo de batalla, 309. -Muriendo alcanzan el cielo, y si viven, gloria excelsa, Es~ tas son les dos exeelencins no dificiles de ganar por los héroes. mat \Asf pues: . 310. El fruto aue se obtiene oelebrando sacrificios de mante- ca clariticada y #ando en ellos, segtin el rito prescripto ps fra las diversas limosnas, honorarios a una multitud de res- petables brahmanes, con muchos otros y abundantes pre- Sentes bien dispuestos; el que se obtiene por residir en los Santos lugares de peregrinacién o en las ermitas, por 1a ‘penitencia. chandravana ¥ attos sscrificios a que tino se obligue, ese fruto es aleanzado en un momento por los bra- ‘vos que mueren en el combate. Al oir esto, Damanaka pens6: “Se ve que este desal- mado esté resuelto a combatir; v si por una casualidad agarra con sus aeudos cuernos al amo. va a ocurrir una gran desgracia. Menester es que me sirva de nuevo de Jos recursos de mi inteligencia por ver si logro inducirle fa aye se marche a otra regidn”:; v dijo: —iOh, amigo!, has hablado muy bien: pero :aué batalla puede trabar el eria- do con el amo? ¥ se ha dicho: B11. Ante un poderoso enemigo hay que pensar en 1a propia defensa; en tal caso, sélo los poderosos han de mostrar su. esplendor como la luna de otofio. Ademiés; 312. El que desconociendo la fuerza de su enemigo emprende inno 1 99 las hostilidades, obtiene el desdén, como el Océano del tit- tibha, -iCémo sucedié eso?, pregunté Safijivaka. Aquél conté CUENTO XII En regién préxima al mar vivfa una pareja de titti has. Andando el tiempo, y Tlegada la época de procrear, quedé encinta la hembra, que cuando se acereé la época del parto dijo a su marido: —Querido, estoy en visperas del parto; pensemos, pues, un lugar seguro donde pueda poner mis huevos. — E] marido contesté: —Querida, esta regién maritima es encantadora; aqui, pues, puedes po- ner. — Aqui, repuso ella, Tega’ el flujo del mar el dia de Tuna llena y arrastra hasta a los grandes y furiosos ele- fantes, Busquemos, pues, otro lugar més lejano. — Al oir esto, dijo el marido sonriendo: —Querida, has dicho ‘un despropésito. ;,Acaso Ia fuerza del mar es bastante pa- ra destruir mi prole? Suelta sin temor aquf tus huevos. Que se ha dicho. 313. Si Jamamos madre a la mujer que tiene un hijo que at verse despreciado abandona su pais, a qué mujer podré Iln- + marse estéril? Al oir esto, el Océano pensé: “jAh, qué orgulllo el de este pequefio pajaro! En verdad que bien se ha dicho: 314. Con los pies levantados a lo alto duerme el tittibha por miedo de que se derrumbe el cielo. zQuién no encuentra elogio para el ongullo engendrado en su propio corazén? He de ver, pues, aunque sélo sea por curiosidad, adén- de Tega la arrogancia de éste. {Qué podra hacerme si le arrebato los huevos?” Y dicho esto, aguardé el parto. Pe- ro en seguida que la hembra puso, y mientras se habia ausentado ésta para buscarse alimento, con una aparien- 100 [PANCHATANTRA cia de flujo le arrebaté el mar Jos huevos. Volvié Ia hem- bra, y como vio vacio el sitic en que los habia puesto, dijo Morando a su marido: —jAy, necio!; ya te dije yo que el flujo del mar me quitaria los huevos y que fuéramos a otto sitio mas lejano; pero aferrado a tu orgullo, en tu estupidez, no hiciste caso de mis palabras. Asi que bien se ha dicho: 315. El que no hace caso del consejo de sts amigos que” bien le quieren, perece como la estipida tortuga quo se cay’ el palo. El marido pregunté: — ;Cémo fué eso? — Ella conté: CUENTO XIII Habia en un estangue una tortuga Hamada Kambu- griva con la que tenian intima amistad dos amigos de la raza de los cisnes, Iamados el uno Sankata y el otro Vi- kata. Venian continuamente estos dos cisnes a 1a orilla del estanque; pasaban el dia con aquélla contando histo- rias varias de Devarxis y Maharxis, y, a la puesta del sol, volvian al abrigo de su nido, Pero andando el tiempo, Ile- £6 el estanque a secarse por causa de no Tlover. Afligidos tentonces los dos cisnes por esta desgracia, dijeron a la tor- tuga: —Amiga, en este estenque no queda més que fan- go; jeémo has de poder ti vivir en él? Es grande la in- quietud de nuestro corazén. — Al oir esto Kambugriva, dijo: —jOh!, ahora ya no puedo vivir por falta de agua. Fs menester que busquemos algin remedio, pues se ha dicho: 316. No hay que desanimarse nl atin en thempo eslamitoso: poraue con constancia s© puede llegar a puerto de salva Glin, como el mereader que naufragado en el mar desea ftravesarlo aunque sea con la nave rota. Ademés: 317, En blen de un amigo y en bien de In familia, hace e8 yn tot fuerzos el hombre sabio cuando ocurre una desgracia; «dijo Mand. Traed, pues, una cuerda firme o un ligero bastén, y buscad un Jago que tenga abundancia de agua. Cogeré yo con mis dientes por la mitad ese palo que vosotros aga- rraréis de las puntas, y asf me trasladaréis a ese lago. — Lo haremos asi, amiga, dijeron ellos; pero tit has de ha- cer voto de silencio, que si no, te caeras de 1a pieza. — Hecho asi, vié Kambugriva, mientras iba por el aire, una ciudad por debajo. Los ciudadanos que a vieron llevar asi, dijeron con asombro: —jOh!, algo que tiene forma de rueda se evan es0s dos pajaros. Mirad, mirad. — Al oir, Kambugriva, el rumor de aquellos, quiso decir: — iOh!, .qué rumor es ése? — Y queriendo expresar esto, antes de legar a la mitad, cayd y fué destrozada y muer- ta por los ciudadanos. PO" esto digo yo: “EI que no hace vaso del conejo", ete. ‘Asi también: 318, Anagatavidhatri y Pratyutpennamati viven felizmente, al paso que Yadbhavixya ha perecido, —{Cémo fué eso?, pregunté el tittibha, La hembra Je conté: CUENTO XIV. Habia en un lago tres peces Uamados Anagatavidhatri, Pratyutpannamati y Yadbhavixya. Unos pescadores que fen cierto dia llegaron a este lago y lo inspeccionaron, di- jeron: —jQué maravilla! Este lago tiene muchos peces y Ringuno de nosotros ha pescado en él. Para hoy tenemos comida y ademas es tarde; pero mafiana por la mafiana hemos de venir aqui. — Tal fué su resolucién. Anagatavidhatri, que oyé la conversacién de los pes- cadores, semejante a la caida de un rayo, convocd a todos 102 bd PANCHATANTRA tos peces y les dijo: —;Habéis oido vosotros Jo que han dicho los pescadores? Es preciso, pues, que esta noche nos {raslademos a otro lago préximo. ¥ se ha dicho: 319, Ante un poderoso enemigo, Jes débiles han de salvarse ‘en's huida'o,refugiarse en un fuerte; pues no tienen otro medio de salvacién. Seguramente que estos pescadores, mafiana a primera hora, vendran aqui y no dejarén un pez. Esto me dice el corazon. No debemos, por lo tanto, permanecer aqui ni un ‘momento; pues se ha dicho: 1320, Los sabios que habiendo encontrado un camino de sal- vanign se van por él, no presencian la destruceion de su pals ni la ruina de su familia ‘Al oir esto Pratyupannamati, dijo: —jAh! Has dicho verdad; eso es lo que yo quiero. Vayamonos a otra parte, que se ha dicho: 321, _Asustados por ¢1 miedo a extrafos paises y Henos de pre juicios como cobardes, mueren en su propia regién los cuer- vyos, Ios hombres timidos y os eiervos. 322, Quien tiene camino abierto a todas partes, ;por qué ha de perecer por el apego a su pals?, “Este es el pozo de mi Padre", y contentes con decir esto, beben los cobardes agua salobre, Pero cuando Yadbhavixya oyé esto, dijo riendo a car- cajadas: —No esta bien meditado eso que habéis dicho; pues qué, zpor tna palabra de esos conviene que abando- ees cveste lago que nuestros padres han heredado de nezatros abuelos? Si es que nuestra vida acaba, lo mismo Moriremos agui que ides a otra parte, Y se ha dicho: 1303, Un ser abandonado vite protegido por el destino, ¥ ott bi detendido, mucre hesido por el destino, Vive, en efecto, Uehsorfano abandonado en el bosque y muere en casa el fifo euldado con todo esmero. (1) (Be ta ema. slotn 20, umno 1 103 Por esto yo no me voy. Vosotros haced Jo que os plaz- ca, — Al ver la resolucion de éste, se marcharon con sus familias Anagatavidhatri y Pratyutpannamati. Al siguien- te dia por la mafana, los pescadores, habiendo parado sus redes, dejaron sin peces el lago, cogiendo también a Yad- Por esto yo digo: “Anagatavidhatri”, ete. ‘Aloir esto el tittibha, dijo: ;Querida! {Crees acaso que yo soy semejante a Yadbhavixya? Mira cuanta es Ja fuer- 2a de mi inteligencia, que voy a dejar seco a ese vil Océ: no. — [Ah!, dijo la hembra; ,qué guerra vas a hacer ti con el Océano? No conviene siquiera que te enfades con- tra 6, porque se ha dicho: 324. Cuando los hombres impotentes se enfadan, su propia e6- era les arruina; si eueces el sartén més de To conveniente, quemas sus mismas paredes. Asi pues: 825. Quien sin considerar su propia fuerza y Ia de su enem fg, corre ansioso a su encuentro, va a la muerte, como el {nseeto que se Janza a la Hama (1). El tittibha dijo: —No digas eso, querida. Quienes ten- gan gian coraje, aunque sean pequetios, ven des, Y se ha dicho: ae 328, El hombre impetuoso se lanza contra su enemigo cuando Jo ve en la plenitud de su fuerza, como todavia hoy Rahu se presenta enfrente de la Luna. ‘Asi pues: dar. una l fants on a onc dl cl del nee, cor de sus slenes y sobrepuja en fuerza al lebn, le pone éste el pie sobre la cabeza. pon Y¥ también: * 328. Aunque el Sol acaba de nacer, caen sus rayos sobre Jos Tay La rman sloka 257 oon igera varlante de construcion ' sot Pawcnaraterna, montes. Para los que nacen con energia, iqué representa In edad? Asi, pues, con este pico voy a dejar al mar como tie- rra seca. — jAy!, querido, dijo la hembra. Donde cons- tantemente desemboca el Ganges levando el agua de no- vecientos rios, y también el Indo, zeémo ti, con tu pico. que apenas coge una gota de agua, has de secar a ése a quien Henan mil y ochocientos rios? ;Qué cosas mas in- cereébles dices! — ‘Querida, dijo el tittibha: 329. La constancla es raiz Ge prosperidad; mi pico se parece al hierro; los dias y las noches son largos; Zel mar no se secara’? . reeminencia es difill de obtener mientras el hom- 990 esd pone ep acto su vor. Cuando el Sol remota a Libre vence @ montones de nubss. —Si necesariamente has de hacer 1a guerra contra el Océano, dijo la hembra, convoca a los demas pajaros, y, unido en alianza con ellos, empréndela. Pues se ha dicho: 331. La asociacién de muchos, aunque sean de muy poco po- der, os dificil de vencer. Con hlerbas se trenza la cuerda que subyuga a los elefanes. Asi pues: 382, La hembra de un gortin, un péjaro carpintero (1), una rosea y una rana hicieron, morir un elefante por la guerra que todos a la vez le hicieron. : —,Céme fué eso” —La hembra CUENTO XV Vivian en cierta regin de un bosque un par de go- rriones que se habian fabricedo el nido en un arbol tamata. Andando el tiempo tuvieron descendencia. Pero cierto TH) I pleo-rorde; el nombre sdascrto a eats pAsaro sigmion pico tino t 105 dia un elefante furioso que atormentado por el calor bus- caba sombra, se cobijé debajo de aquel arbol, y Mevado de su furor, agarré con le punta de su trompa jd rama en que estaba la hembra del gorrién, y la rompié; rota ésta, cayeron a tierra todos 1os huevos. La hembra del gorrién no muri, restandole un poco de vida; pero afligida por la destruccién de sus huevos, no hacia ‘més que lamentarse sin hallar reposo en parte alguna. Oy6 entretanto sus la- mentos un pajaro lamado pajaro carpintero, que era su mejor amigo, y, compadecido de su pena, se acercé a ella y le dijo: —{Por qué te lamentas initilmente? Pues se hha dicho: 333. Lo destruido ya, muerto y pasado, nunca lo Horan Jos sablos; esta es la diferencia entre ellos y los necios, Asi pues: 334, Los seres muertos en este mundo, no deben ser Iorados; el necio que Ios lldra afiade nuevo dolor al dolor habido; su- fre dos penas inttiles. Ademés: 385. Como el muerto come, sin quererlo, la flema de las 14 agrimas vertidas por sus parientes, no se le debe Horar, sino rocurar eon todo esfuerzo celebrar sus funcrales (1). Asi es, dijo la hembra del gorrién; pero mi prole ha sido destruida por el furor de un vil elefante. De modo que si ti eres verdadero amigo mio, piensa un medio para matar a ese abyecto animal, a fin'de que poniéndolo en préctica haga desaparecer 1a’ pena que me produce la pér- dida de mi prole. Y se ha dicho: 386. El hombre que puede hacer bien al que le ha socorrido cen la desgracia y vengarse de quien se le ha burlado en Jos tances apurades, es, segin yo creo, ol hombre mis ex celente. (2) Bn ot cldigo de Mand ay probibe Horse «lor muertos. 106 anousraterna —Verdad es lo que dices, contesté el pAjaro carpinte- 10; pues se ha dicho: 3837. Amigo es quien 1o es en el infortunio; hijo verdadero es quien te tenga afecto; srviente es quien cumpla su obli- kncién, y verdadera esposa la que te proporciona tranqui dad. Vas a ver, pues, el poder de mi inteligencia. Tengo ademés de ti, otra amiga, que es una mosca llamada Vina- rava. Voy a llamarla para que matemos a ese desalmado y vil elefante. . Habiéndos® Iegado él, con la hembra del gorrién, a Ja mosca, le dijo: —Dichosa, esta hembra de gorrién, ami- ga mia, ha sido ultrajada por un vil elefante que le ha roto sus huevos. Y meditardo yo un medio para matar a éste, he concluido que tu debes concederme tu coopera- cién, — Dichoso, contest la mosca; para eso, ,qué nece- sidad tienes de hablar? Y se ha dicho: 338, La amistad entre amigos se hace para ayudarse mutua- mente; pero ;por qué no han de hacer los amigos lo que Deneficia al amigo de su amigo? —Verdad es eso; pero aun tengo otra amiga, que es una rana lamada Meghanada; voy a Iamarla, y obrare- ‘mos como convenga. Pues se ha dicho: 339, Nunca marra el procedimiento ideado por hombres s8- bios y buenos, dotados de prudencia, de buena conducta y conocedores de los libros. Fuéronse, pues, los tres a presencia de Meghanada, y le contaron la historia de lo pasado. — {Qué vale, dijo ella, un vil elefante ante una turba irritada? Hagamos, pues, lo que voy a proponer. Ti, mosea, te vas, y a ho- fa de mediodia zumbas en la oreja de ese furioso ele- fante un ruido semejante al del laid, para que, deseoso del placer del ofdo, se quede con los ojos cerrados. En se- guida el pajaro carpintero ‘e picaré en los ojos con su pi- 0, Quedara ciego, y cuando, sediento, olga el canto que con mi comitiva daré desde el borde de un foso, ereyendo tame 1 107 que estamos en un lago, vendré, Hegaré al foso, caeré y se matard. Asi lo hemos de hacer, obrando todos en com- binacion, para que nuestra venganza se realice. Verificada asi la cosa, el elefante furioso cerré los ojos por el placer que en sus oidos le producia el zumbi- do de la mosea, y en seguida el pajaro earpintero le arre- _ baté la vista; y como vagando a hora de mediodia iba en busca dei canto de las ranas, andando, leg a un gran hoyo, donde cayé y se mats, Por esto yo digo: “La hembra de un gorrién, un pé- jaro carpintero”, ete. —Que asi nos suceda, dichosa, dijo el tittibha. Con 1a ayuda de todos mis amigos voy a secar el mar; y, resuelto asi, convoed'a los cuervos, grullas, pavos y demas pajaros, y les dijo: —jOh!, he sido injuriado por el Océano, que me ha arrebatado los huevos; veamos, pues, el medio de se- carle. — Habiendo deliberado ésto, dijeron: —Nosotros somos impotentes para secar el Océano; para qu? nos he- mos de fatigar inutilmente? Y se ha dicho: 340, EL hombre que sin fuerzaas, levado de loco orgullo se lanza a la lucha contra arrogante enemigo, queda fuera de ‘combate como un elefante al que le han roto los dientes, Pero Vainateya es nuestro soberano, Enterémosle de todas las circunstancias del ultraje para que, irritado por el desprecio sufrido por su raza, procure vengarse, o bien- reiina una asamblea en la que se convenga, de todos mo- dos, hacer desaparecer vuestra pena (1). Y se ha dicht S41. Se experimenta placer cuando se cuentan las penas a un ‘amigo sincero, a un erlado fiel, a una esposa obediente oa lun amo poderoso (2). Vayamos, pues, a presencia de Vainateya, porque él ‘es nuestro amo. — ‘Convenido esto se fueron todos los pé- Jaros con Ja cara triste y los ojos Ienos de lagrimas; y Ile- &ados ante Vainateya, con tristes gemidos empezaron a (1) Obscuro esi este pasa, que oreo interpralar af, (2) Be ie oka con lgerae variate,

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