You are on page 1of 22
108 BRIAN R. HAMNETT una gran parte del pais. La percepcién del deterioro de su posicién material y su estado social por parte de los grupos populares, y el sentido de una religién danada y profanada por el régimen colonial, explicaron el grado de odio y violencia diri- gids sobre todo a los comerciantes-inversionistas en el pals. La Nueva Espafia estaba a punto de desmoronarse comple- tamente entre 1805 y 1810, pero, al mismo tiempo, el sistema politico sobrevivié la crisis de 1808, y no se quebranté, en contraste con el de Francia en 1789 0 él de Espafia en matzo- mayo de 1808. Tenia, por el contratio, una sustancialidad inhe- Tente, que le permitiria salvarse de'la pérdida de la iniciativa entre 1808 y 1810, y resistir y combatir la insurreccion armada de septiemine de 1810, combinada, como lo estuvo, con una deserci6n en gran escala de la milicia tan laboriosamente recly- fada desde 1790, A pesar de tantos obsticulos, las fuerzas armadas oficiales no se desintegraron como en Francia en 1789 ni sucumbieron al asalto revolucionario dirigido por et cura ‘Miguel Hidalgo. No perdieron el control de la capital —como ccurrié en Bogots, Caracas, Quito, Santiago y Buenos Aires y las ciudades clave de Querétaro, Puebla y Veracruz perm: necieron en sus manos.** 5? Hamneu, Roce pp 116-124, 126.138 Pea 4, BL MEXICO BORBONICO: (UN “EXITO” PRACASADO? Pedro Pérez Herrero Universidad Complutense “EXITO" BORBONIOO VERSUS “FRACASO” NOVOHISPANO? Siel siglo xvut ha sido tradicionalmente considerado como un Periodo de “crisis”, oscurantismo, atraso y sutosuficiencia, el Siglo XVII, como contrapartida, ha sido etiquetado como de “luces”, crecimiento y apertura. Uno, plagado de arbitristas tastellanos, aparece como una época de derrota, en la que el visitador Galvez fue echadode la Nueva Espaiia yl contraban- do y la corrupcién se expandian como si de una epidemia se tratara. Otro, pietérico de “reformistas” francéfilos ean pelu- cat trayes, modales, girus, acentr: tors “a Ie sivua cusupea”, era triunfalista, y Gélvez, como “visitador general”, se imponi sobre las pretensiones autonomistas criollas.! Si, como se viene vonfirmando, a Nueva Expafia de media- dos del siglo XVII no fue de una pobreza biblica, tiempo de ayhno, comprobaremos que el México borbdnico tampoco fue todo ét de riqueza, lujo, luces, expansién y crecimiento. Situan- donos coneeptualmente en Ja peninsula Ibérica, desde fuego que ta Nueva Espaiia del siglo xvi fue de crisis y e] México dieciochesco de crecimiento. La lentitud y pesadez.de las flots, 1 Gf Michail Meyery Wiliam Shetman, The Cause of Metin Fistor (Oot, ‘n, 187) Colin Mack achaony Jame Rodtguce, The Fring of te Carle Rese 4 Rarierpreation of Colonial Mexico (Berkeley, Uniersiy of Caloena Prom, 19S,» Enrique Sem (coord), Mesico. Un puabloen eto (Meso, Nuava Tapa, ES, 109 1 PEDRO PEREZ HERRERO con artibadas cada dos, tres y hesta cinco y seis afios durante el siglo xvu, y los cofres de los navios repletos de’ plata llegados a los puertos de la peninsula durante el siglo xvi, asi [o indicaban. Si, por el contrario, nos ubicamos en ciudades como las de México, Guadalajara, Antequera ¢ Mérida, el panorama cambia parcialmente. Durante la “crisis” una mayor riqueza se ‘quedaba en suelo novohispano, la presién tributaria era menor y la produccién més autosuficiente. Durante el “crecimiento”, las exacciones fiscales eran mayores, la plata flufa bacia el ‘exterior, el poder adquisitivo disminufa, habia una mayor inje- rencia de la Corona y los precios se elevabun. El siglo XVIt fue, asf, mas pobre, para la madre patria, pero mas rico para'los novohispanos, y el XVI, més rico para Espafta pero mas pobre para la Nueva. Salvo muy pocas excepciones, se suele encontrar en Ia histo- riografia sobre la época la tesis de que Jos Borbones tuvieron el mérito de’ser honestos, dignos e integros servidores de los intereses de sus reinos y sus stibditos, persiguiendo el bien comin de Ja manera que creyeron més eficaz; que con sus medidas reformistas provocaron el desarrollo econémico,y que sus fines tltimos fueron desarrollar la producci6n con el fin de obtener el bienestar y progreso para todos los stibditos. Sin ‘embargo, Gitimamente se esta comprobando que entre la teorfa y la realidad, entre el lenguaje oficial florido de baleén, lieno de lugares comunes, y Jos textos privados mds descarnados y claros, habfa una gran distancia; que traslos fines humanitarios, honestos y dignos, se ocultaban otros politicos —consolidar la autoridad del monarca—, y que el crecimiento econémico precedié en muchos casos ai plan de reformas. Enesencia, los reformistas buscaban impulsar el crecimiento econdmico peninsular, apoyandose en tos siempre miticos, por su riqueza, territories americanos. Para ello debian recuperarse los lugares que en el momento estaban en posesién de los extranjeros, agilizar las transacciones mercantiles entre las co- ELMEXICO BORBONICO m niae ¥ la metrépoli, v organizar la econemfa indiana como. saidlite vependiente Ae la penmsule®, vedv..ondo sa pproduc- ci6n manufacturera y ampliando la de materias primas baratas ekportables a Espaiia. Todo ello implicaba climinar la oposi- ci6n de poder politico y econémice locales americanos yliberar os factores de produccién monopotizados por algunas manos, por lo que se plantearon: reducir la autonomia de gestion y ‘control econdmico de los consulados de comerciantes; poner en circulacién los bienes de Ja Iglesia; favorecer la reduccion de precios de las importaciones para erradicar los sectores productivos competitives —obrajes—; crear unos cuadros ad- ministrativos y burocraticos leales a las ideas colonialistas, eliminando el peso de los criollos; adecuar la legislaci6n a las ‘nuevas necesidades, y contar con tina fuerza militar que defen- diera y protegiera el programa de remodelacién, presentado comp un ejército defensor de las fronteras ante las ugresiones extranjeras. Todo elfo dependia de que se contara con los ‘medios econémicos y financieros adecuados. Para conseguir- Jos, se programé wita politica fiscal ehcaminada a suprimir les deshonestidades, crear niievos estancos y ampliar la base social inbutsria. F] inwciu de la materializaciéx‘det »ague’s mis imyostante dc reformas fuc el afio de 1765,con la flegada de José de Galvez com visitador general. En 1767 se expuls6 a los jesuitas y se intensified el ataque contra la jurisdiceiSn ¢.inmunidad perso- nal de que disfrutaba el clero, como corporacién favorecida por fueros especificos. Se comenzé a resquebrajar el poder de los comerciantes de! Consulado de México, suprimiendo (1786) fos “repartimientos de mercancias” —en virtud de los cuales Jos alealdes mayores,como intermediarios de aquéllos, vendfan mercancias de importaciGn o de produccién virreinal entre los indigenas de su demareacién a precios altos, a cambio de productos locales a precios bajos =, acabando con el sistema de flotas y ferias (1789), climjnando Ja relacion entre los bancos 12 PEDRO PEREZ HERRERO de plata y {os mineros mediante la creaci6n de un tribunal de mineria (1776), un banco (1784) y una escuela de mineria (1792), y socavando el poder monopélico de los comerciantes de México con la creacién de nuevos consuladés como jos de |Wedieata ‘Guadalajara (1795) y Puebla (1821). | Juan de Villalba y Angulo comenzé a organizar en 1766 los cuerpos de defensa del virreinato. Se reorganiz6 todo el apara- to administrativo, profesionalizando sus cuadros. Se cambié la | estructura territorial virreinal a través del sistema dela Coman- _dancia General de las Provincias Internas (1776) —divididas en Oriental, Occidental y Central en 1785; Occidental y Orien- tal en 1787; una sola en 1792, y de nuevo en Oriental y Occie | demtal en 1804 y 1812 y el de las intendencias (1786), con 10 | que se redujo el poder omnimodo de tos antiguos virreyes. | (Véanse los mapas 1 y 2.) La Real Audiencia fue remodelada | en su composicisn con la intenci6n de subrayar el papel de los | peninsulares y disminuir ef poder de los eriollos. __ Se cre6 la Junta de Real Hacienda. Los oficiales reales fueron modernizados para que la maquinaria fiscal dejara de \chirriar y de sus giros emanara mayor cantidad de Beneficios. En 1776 se reorganiz6 totalmente el Tribunal de Cuentas y comenz6 a erradivar las préeticas abusivas y la corrupci administrativa. En 1785 fue introducido ¢1 sistema de partida doble. Entre 1790-1792 Fabidn de Fonseca y Carlos de Urrutia, con la ayuda de Joaquin de Maniau, elaboraron una volumino- sa Historia general de Real Hacienda, donde se compendiaba toda la legislacién que se habfa dasio sobre la materia desde la ceréacién del virreinato hasta el presente. Se suprimié (1754) el sistema de arrendamiento a particulares de los ramos de la Real Hacienda. Las aleabalas pasaron a ser administradas por el rey hasta entonces las habfan administrado el consulado o cl |cabildo a través delosencabezamientos—, ylasaduanasdejaron “de ser Tlevadas por particulares. Se ered —aunque no con “resultados muy duraderos, ya que a la muerte de Galvez se i i i Mira. Provineias Interns (primers Aisin). Tornado de E. O'Garmar, storia de as diviccner terres A, 19D. 25. Mara2 ‘Las intendencias. Tomado de E.OGorman, Ristoriade as dsiones territories de Mbxito (Mexico, Porta, 1999, pp: 28-29). EL MEXICO BORBGNICO ns suprimid— el cargo de superintendente subdelegado de Real Hacienda. Los alcaldes mayores fueron sustituidos por subde- legados, funcionarios a sueldo pagados por la Corona a tos que se les probibié realizar tos mencionadlos “repartimiientas de mexeancias”. Se crearon nuevos impuestos, se exci de antiguos y se intensificd el pago de los existentis. Surgi= estancos 0 monopolios —tabaco (1765)— administrados por la Corona. En 1769 se establocicron las reales fabricas de puros y cigarros de México, Puebla, Querétaro, Oaxaca, Orizaba y Guadalajara. La distribucién de purosy cigarrillos tamibiéa fue concentrada en los estinquillos. ‘Desde el punto de vista comercial, y con el fin de ensanchar el fino cordén umbitical que habia mantenido unidos a la peninsula y os territorios coloniales en la época de los Ausirias, se cambié el sistema de cobro de los impuestos para aglizar {os trémites, ademds de auinentar los ingresos yevitar el fraude, ysse abrieron nuevos puertos para que las efectos beneficiosos {del trafico wltramarino no s6lo sé coneentraran en Cadiz-Sevi- la Desde luego que no era un “libre comercio” ni estaba inscrito en la teoria del libre cambio —en 1776, A. Smith publicé su famosa Rigueza de las naciones—, sino que era uit “comercio libre” regulado por la Corona, algo més abierto que elsistema de flotas y ferias, pero no totalmente “libre”. Fin 1765 se permitié 2 Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, Trinidad y ‘Margative comerciar directamiente cn la pessinsula y wuire si. En 1770 tocé el turno 2 Yueatén y Campeche. En 1774 se permiti6 el twice entre Nueva Espaita, Nueva Granada y Pert. En 1782 se liberaliz6 el comercio de trigos y harinas. En 1759, después de muchas dilaciones y dudas, Nueva Espaiia y Caracas, fueron incluidas en cl sistema de “comercio libre”. Las guerras contra Inglaterra y los consceucntesbloquens atlinticos harian, sin embargo, que los efectos fuueran menores que los esperados. Respecio de Ja minerfa y von el fin de ampliar ja amoneda cidn y 10s ingresos por quintas Gmpwesto sei 20 por vie 6 PEDRO PEREZ HERRERO se febajaron los eostos de produccién —disminucién del pre~ cio del azogue, pélvora, hierro; exencién de la aleabala, etcéte- ra—j se ere6 en 1776 el Real Tribunal de Mineria y a los pocos ‘aos se intent6 crigir, con escasos resultados, un banco de avio;, ” se difundieron los adelantos cientificos y técnicos internaciona- les, y en 1792'se cres el Colegio de Minerfa. Con todo ello se esperaba reducir la circulacion de plata en pasta sin quintar, las. extracciones de contrabando y e] contro! del sector por parte de los comerciantes del consulado. En cuanto al sector manufacturero, se hizo todo lo posible Por erradicar Ia competencia con respecto # los articulos me~ Uropolitanos. Nueva Espafia tenfa que comportarse como un mercado consumidor de las mercancias elaboradas en la penin- sula y productor de materias primas para la exportacién. Bl virrey Revillagigedo era claro al respecto: | vada que dej6 a su sucesor— que esto es una colonia que debe depender de su matriz Espaiia, y debe corresponder aella con algu- ‘nas utilidades por los beneficios que recibe de su proteccién? La politica que se llevé a cabo para erradicar los centros ‘manufactureros fue la de rebsjat los precios de las importacio- nes. Sinembargo, el bloqueo atféntico impuesto porlos enfren- tamientos hispano-britanicos fue utilizado como campana pro- tectora de fos obrajes, fabricas y talleres. En época de guerra, Y por tanto de corte de las comunicaciones, la produccisn artesanal novohispana ascendfa. Cuando, por el contrario, los puertos se abrian, disminuia dicha produccién ante la compe- tencia externa. Respecto de la agricultura, la politica reformista impuls6 ta produccién de materias primas (grana, cochinilla, lino, céfia- mo) para la exportaci6n a los centros manufacturcros metto- 2 Condes Reiland. Insc reserva marge Breit rMEie, Jus, 1968), PLMEXICO BORBONICO Ww politanos. El consumo interno, sin embargo, no fue objeto de ‘una politica econémica minuciosa,? Los resultados de este plan reformista fueron espectucala- res, si se los contempla desde la metrépoli a wavés de [a documentacién oficial. Las rentas reales se multiplicaron hasta 10F cilc'-:s En 1765, eo de Ia llegada de Galvez, los ixgresos del virreinato eran de 6 130 314 pesos; en 1782 subicron a 19594 490 pesos, y en 1798 alcanzaron los 21 451 762 pesos. ‘Laamonedacién se increments notabiemente, alcanzindose el tope en 1804 con 27 millones. (Véase la grifica 1.) Las'platas en pasta sin quintar dejaton de circular en fa cuantia de antanio y las extsacciones jJegales se redujeron al miximo, por lo que 1a plata extrafda del subsuelo llegaba casi en su totalidad a la (Casa de Moneda de la ciudad de México.‘ G) comercio se intensifies notablemente: de una media de 20 barcos anuales entrados en Veracruz entre 1728 y 1739, se paso @ 103 entre 1784 y 1795. Las alcabalas (impuesto al comercio interno) se dispararon al pasar de un ingreso de 1 488 690 pesos en 1775, 2 dosy tres millones a finales de siglo. La produccién agricola, ‘segdin el “diezmo” (impuesto det 10 por ciento que tode pro- ductor, a excepeisn por lo general de los indigenns, debia pagar 2 veanse Emique Florexano € abel Gi Shichen, "La gpoea de tas Zefa ornicas ye eecniento ceric, 1750 120 en Daniel Cone Vilage) ‘Mini general de Mexico (Seco, couex. 197), y Pesto Pee Metre, omens dela pot relormita atericana 8 Caro I, Genders Fopancon Gr Atlan von Humoki,Eniyo lice acne elven de te Nie Epoa (eas Portia, 197; John te: TePaskoct dl, La Real fociende de Nuee Egan: La ‘tol Caja de Maio, 18761616 (Mesicn. wan, 1976; Forescano y Fernando Gesilo, Conroe sabre ba lboted de comercio en la Nucra Eu, 1776-1818 {Psi inex 1975), Herbert 8 Kiki, econo de a Nueva uo, 6180 ‘Un alias pute de ne Cajon Reale, Haxora Meicana, Xa, nat # (1989), pp Soh, 5 Vea P, Pree entero, Plata y Wire La anenlaciinerimercla del México onsinica (Méxieo, couse, S98). Of Migoel Lordo de Tejadn, Coma cern tio (Mica 1853), Javier Onc de-la Tabla, Crmercio eciror se Poncn, PAE INDT, Cer ds edonne (Sov etna a GrApica 1. Retavlén somparativa dl producto de la dmonedacin con ls extracciones ofcles de cireulante. Tomado de Pedro Pésea Herrero, Plaay libranzas. La aniculacisn comercial el México borbnice i Colegio de Méxioo, 1988), p. 187. (Mexico, ELMEXICOBORBOMCO 119 alla Iglesia), se multiplicé por cuatro. Losiingresas de toes los impuestos subieron espectacularmente. El problema ha venidé de manejar estas cifras de los ingresos de la Real Hacienda como indicadores econémicos, interpte- tando, por ejemplo, que un aumento en el volumen de la recaudacion en el ramo detas aleabalas significaba un aumento fen las transacciones mercantiles; que una clevacién “en ios quinte: -spresentaba una subida en !2 prodissio m pentifera; que un mayor ingreso en los diezmos era equivalente 2 una ‘mayor producciGn agricola, ¥ asi sucesivamente. JEL TePaske ha demostrado que las cifras “oficiales” totales de los balances de fa Real Hacienda manejadas hasta la fecha estaban “infladas”, por haberse cepetida en la época algunas partidas al incluirse, por ejemplo, las “existencias” sin restarlas de los siguientes; los alcances de cuenta, los depésitos, Ios préstamos o los cambios de platas.” El problema no termina, sin embargo, con la eliminacién de Jos errores contables, sino que hay que recordar que la eleva- cién de estas cifras de finales de la época colonial no estaba feflejando exclusivamente tin aumento en la produccién, sino también mejoras en !a administracién des Real Hacienda y un ‘Proceso inflacionario indiscutible para fines del siglo Xvi." De acuerdo con fa serie de precios de! malz para la ciudad de ‘México construida por E. Florescano y los céleulas tendencial Beneraies de R. Garner (varios productos procedentes de dis- tintas regiones para toxo cl siglo Xviit) se ha afirmado que los 14. H. TePaske, “Economie Cys New Spain the Bightgeath-Ceawu: Toe vio ts tne Pte Sector ithe montana na 1 3), 1-203 Ti Traaing"Foets ne ignenisin Dott Meakin uf Lede eseuc. nas 1 (1985), pp. 01-68. dame Jona, Conon, "Ths mits of Coon Absolut. 2} tae in ‘ighienth-Contury Mesico”. en Kaen Spalding (comp), Estas nthe Polen Eco aya Set Poy of oma Latin inna. (Mea, Univer of le, 1980), pp 2581: Aj Oumencel y Cri Tras Pacheco (compe). Expmrsarics Sip stad, Pep descent mcicana (ag Sit) Asner, CEP, 1985) P. Perez Hevzoo, “Ll cresoento ecomsimicn borin neomligane dure sph Soin Um rnstGa™ feat de Misr Entei atm: 12080. OSH 120 PEDRO PEREZ HERRERO precios se elevaron gradualmente de 1721 a 1754 y cayeron entre 1755 1778, paravolvera aumentar con mucho mas vi” gor entre 1779 y 18149 No se pone en duda que la amonedacién ascendiera en términos totales, pero se debe matizar una afirmacion de este tipo, ya que por un lado sabemos al mismo tiempo que la amonedacién ~esto es, el total de las monedas fabricadas en la Casa de Moneda de la ciudad de México, expresado en va- lores nominales— y ta plata quintada —aquella que habia ‘Pagado sus obligaciones fiscales con la Corona— no.eran sind nimos dg “produccién’”, por lo que era posible que se extrajera una cantidad de plata, y se amonedara y quintara otra diferetite, en contra de las prescripciones legales. Por otro lado, no hay que olvidarse que si bien aumenté el xotal de pesos nominaies amonedados, descendié el valor intriniseco 0 real de los mismos, por las distintas devaluaciones efectuadas en el transcurso 3 Sicl sector rural no aumentaba su productividad, no era por falta de “espiritu empresarial” —uno de los “stigmas” clésicos de corte weberiano con el que se ha castigudo a las haciendas Jatinoamericanas —, sino probablemente por la escasa rentabi- lidad de las inversiones, debida al ritmo lento de crecimiento real de la demanda comercial, ocasionado por una disminucién en la capacidad de consumo de la mayoria de la poblacién., La zeduccidn en los salarios reales manetatios (a precios constan- tes) yen las rentas reales disponibles (salarios deflactados netos después de impuestes) significaba una sobreexplotacion de la mano de obra y, consecuentemente, que la demanda de pro- ductos secundarios y terciarios no se aumentara, imposibi dose una extension horizontal y vertical de! mercado interno.** No por casualidad el trabajador comprendié las ventajas de recibir su salario en “especie”, en vez.de en moneda, con el fin de hacer frente al proceso intlacionario, lo que produjo duros enfrentamientos eon jos hacendados 0 en general con Ios pro- Pietarios de fos medids de produccién que légicamente que- Tiau, por la misma razin, aumentar los pagos en moneda devaluada,? Unos campesinos cada die mas autosuficientes disminufan el consumo de manufacturas a través del mercado, y u los trabajadores urbanos apenas Jes aleanzaben sus ingresos para alimentarse, teniendo que recurrir on algunas ocasiones a ta 2. Salvuce, Teter captain México Una tora tonto deo bes 1339-1840 (Mesto, Allan Elio, 1992), E. Van Young, Honda sel Mack 2K Gatper, “fries aot! Wages jo Eightcenth-Cenuary Mexico" ox Lynai T, Johason y Enrique Tandetr (comps), Exty on dhe Price Hiner of Eightcamh Century “Late dria CAlbaquerave, Universiy at New Mics Press, 199). pp, 73-108; Dots ML, Gnesirystesralo deta hue, Las chard los minors elo plata ee Real el Moste 76-1778 (Meéi-n, Allama Fuori, 1992}; Ragsien Remo, “Some ‘Gonsidernions on the History of rice ix Colset Lats Amoncat™ tn Lyman Takes y Enesine Pandcte eons), Esa ashe Pie Hon af Ecos Contry atin amen, pp. 38.7 126 PEDRO PERE? raemRTRO utilizacién de sus conexiones familiares para cubrir sus necest- dades mas inmediatas, por lo que uo es casual comprobar la ervivencia de estructuras familiares extendidas en areas urba~ nas. La falta de un proceso de protoindustrializacién extendi- do hizo qie"tl ritmo de creacidn de puestos de trabajo fuera menor que el del crecimiento de la poblacién, hacienda descén- der los salarios y, con ello, la capacidad de consumo a través det mercado. Por st parte los fhacendados, en algunos casos, ante un descenso del valor de la mano de obra en términos relativoe yo vefan la necesidad de realizar inversiones en innovaciones. teenol6gicas,* o bien optaron por arrenclar en lotes parte de sus tierras, con el fin de “asegurar” una ganancla, aunque tas fuertes oscilaciones de precios y el proveso inflacionario harfan que una u otra opeién fueran artiesgadas. El aumento de poblacién, al no revertirse autométicamente en un crecimiento efectivo en la demanda mercantil, desembocé en pobreza y deterioro del nivel de vida, regreso al autoconsumo, fragmen- taci6n del mercado y dificultad de expansién de las economias de escala.. En definitiva, frente a fa image’ idilica del sigle xvin bor- bénico, rebosante de plata y Iuces, pacifico y ordenado, en el que los antiguos grupos de poder como los comerciantes del Consulado de México, etiquetados como “atrasados”, “austria cos”, fueron desplazados por otros “borbéuicos” con ideas “modernas” —que en realidad no eran sino un reflejo de-las pretensiones metropolitanas—, se puede contraponer otra me- nos tyiunfalista, El proceso de desatesorizacién —culminado can la Real Cédula de Consolidacién de Vales Reales de 1804— hizo gue el precio del dinero subiera en términos relativos y, consecuentemente, que disminuyera la inversién, 2 P. Peter Hemera, “Eveiucion demopdica y caucus fair on Meco {qro-18s0y", ex Par Gonzalo (Comp. Frias novoispan Silas 7 OME, cover. 1990, i SEE Van Young, “The Aée of Panui. Lapresin tributaria redujo Jas rentas disponibles, yla inflacion redujo la capacidad de compra de los salarios monetarios, ‘ocasionéndose una retraccién de consumo y motines constan- tes —-los mineros de Guanajuato se Jevantaron contra Jas me- ddidas de supresi6n de los “partidos” (forma de cobro de fos trabajadores a un tanto por ciento del total de lo extraido). En el mismo ao, los indios seris, pimas y sububajos se levantaron en armas contra Jos colonos. La fabrica'de tabaco de México, donde legaron a reunirse aproximadamente hasta seis mil wabajadores entre hombres, mujeres y nifies, cre importantes focos dé peligrosidad social, ya que mnfentras el estanco produ- cla e1 137 por ciento de ganancia sobre el monte de la inversion, Jostrabajadores s¢ enfrentaban a una disminucién permanente sie sus salarios reales por el proces inflacicuarie. skim de intranquilidad se generaliz6 y el orden fue impuesto por las armas, El gasto piblico trat6 de ser coiitenido, con el propsito de extraer una mayor cuiantid de beneficios econdmicos de la colonia, ocasionando con ello una desaceleracién del creci- miento econémico. Si a corto plazo Ia politica borbénica habia triunfado al aumentar los ingresos fiscales, ea el argo plazo.el desequilibt entre los distintos sectores y la hemorragia de capitale hicieron que fuera necesaria una cfisis coyuntural de tipo malthusiano, caracteristica de sociedades de antiguo régimen, para volver @ equilibrar la poblacién eon los recursos. La virulencia de los movimientos de independencia no era asi ett absoluto casual UUN VIRREINATO DE PLATA? Hasta ahora se fa venido repitiendo que fue el crecimiento minero, favorecido por las medidas proteccionistas dle la Coro- nia, &) qe SIIVEG de Zaotor de arranque pare Ys vovinff-seksa dot 128 PEDRO PEREZ HERRERO vitreinaio septentrional. Su8 consecuencias, se ha dicho, en virtud del mencionado efecto de arrastre de Jos reales de minas, llegaron hasta los Gitimos y més recéndiths rincones de ta .geografia novohispana.* Sin restar importancia a la producci6n de plata, al realizar Lun andlisis regional se observa, sin embargo, que la realidad fue algo mas compleja.** Por ejemplo, durante! segunda mitad de! siglo XVI cn el Bajfo, debido a la redueciGn de la rentabilidad de la minerfa, a haberse alcanzado una alta densidad demogré- fica yaa la atracci6n de areas aledafias, como las de Michoacéx © Guadalajara,” algunos centros productores comenzaron a salirse de la antigua 6rbita de los reales de minas en la que hasta entonces habian vivido. Celaya y Salvatierra cada vez fueron comercializando mis su prodwccién de granos hacia la ciudad de México, que s¢ comportalva como centro de consumo tanto como redistribuidor de mercancias. San Miguel el Grande se convirtié en uno de Jos principales abastecedores de caraes, grasas y pieles a lejanos mercados —Veracruz y Acapulco. ‘Querétaro fue aumentando considerablemente sus exportacio- ines de textiles hacia otras cjudades del virreinato, fundamen- talmente hacia la capital, arrebatando incluso el mercado a antiguos centros manufactureros como los de le regién de Puebla. Acémbaroy Leénse especializaron en la talabarteria2® Bl proceso de cerealizacién del Bajfo ocasion6 a su.vez ta dependericia de importaciones masivasde lana de lashaciendas, del norte del vitreinato, para proveer de la materia prima 2 Veanse Angel Paletm, “Sobre laformacién de lasociead colonial: Apuotes pars tuna discusion" en E. Plocescano (comp). Ensayar sobre ef desamalseconimicn de Mésien y Amrca Latina {(S0D-1975) (Méasco, Poe 1979), pp. 93-127; y Carlos Sem ‘Assadouslan, El sistema de a economia eslonit. Mercado interna, git» espacio coma (Lima, i, 1982) “Gf Ean Daa, Meradoinen y ubaiscin oe Min cba (Misi, lwaue Geena, 19R8); Gedhaes Gerhard, Geogr hrc dela Nueva Es, 1512 1821 (M00, Unset, 1986) Pease D. A. Biodiug,Taciondary ranchas Yenc lon Shypor Leviton Goortars durante Colin, 2538-1810 (Aerio, as 1083). ELMEXICO BORHOMIOO 129 necesaria a sus obrajes.™ Asi el Bajio produciria, a fines del siglo xv, tanto para el sector mineto —entendiéndose la demanda directa de los reales de minas mds la indireeta gene- rada—; como para et urbano y el “exterior”, ya que a los mercados internos virreinales se deben sumar las extracciones hacia los mercados antillanos. En la intendencia de Michoacén se dio un crecimiento urba- no importante, debido mas a una emigracién eaimpo-ciudad ue a un crecimiento vegetativo —-las tasas de aumento rural son superioses a las urbanas—, ocasiondndose una extension de la produccién agricola, una conversién de las haciendas panaderas en cerealeras, yel enfrentaniiento entre hacendados y comunidades indigenas, quienes fueron asistiend a la deses- tructuracién de sus formas de vida. Aqui también, aunque en menor eacala, log6 la influencia de te. demanda ve tego de la ciudad de Méxieo; en consecuencia, los centros mineros de Guanajuato siguieron constituyendo una parte importante de lademanda dela produccién dela regién. El ganadose traslad6 alos distritos de la costa, donde se producian también arroz, sal, algod6n, afil y aasicar que se vendian en cl interior de la intendencia y en Guanajuato, México, Guadalajare, Zacatecas yDurango. El crecimiento urbano y los reales minetos del Bajio fueron, de-esta manera, los dos elementos estructuradores del espacioregional Puebla sufiié un estancamiento relativo durante el siglo XVill debide a las epidemias; la cmigracion: la competencia de _ otras dreas mis pujantes productoras de cereal, como la del Bajfo, por el abastecimiento de} mercado de ta ciudad de México; la reduccién del nimero de obrajes ante la importa- cidn de telas extranjeras mas baratas o la rivalidad con otros gentros manufactureros del vitreinato; la pérdida, aun con la 2 Ven John Tuino,“Guctta, gomercin colonia y wages mesconon HI Msi, ‘sae 10" Horan a C1980 Dae SSeS 3 Vee C. Morin. op cit 130 PEDRO PEREZ HERRERO proteccién concedida por el mismo José de Galvez y el virrey, Bucareli, de los mercados harineros antillanos, ocasionada por Ia competencia estadunidense al amparo de las concesiones del comercio de neutrales, y el enfrentamiento con la Compaiita Guipuzcoana que luchaba por reducir las relaciones mercanti- les Nueva Espafia-Venezuela; y, fundamentalmente, por su situaci6n exeéntrica respecto de las zonas de produccién mine- ra,al no llegar a la intendencia ninguno de sus impulsos.®! No debe exagerarse, sin embargo, la “crisis” de fa produecién texti, ya que a finales dé siglo atin quedaba vigente una buena parte de los obrajes poblanos, los cusles sustituyeron sus antiguos mercados por otros como los de Zacatecas, Sinaloa, Durango, Gaxaca, Guatemala y Guadalajara (al menos este dltimo hasta 1770). En detinitiva, se observa una pérdida de los antiguos mercados urbanos por la competencia de nuevas éreas y la disminucién de! efecto de arrastre de los reales de minas: En la intendencia de Guadalajara, e] aumento demogrifico y la concentracion urbana fueron los factores estructuradores ms importantes de la regi6n. En una amplia hinterland alrede- dor de la capital de la intendencia, debido al tirén de la deman- da ocasionado por el aumento poblacional, florecieron las hhaciendas cerealeras —el consumo de carne per capita dismi- nuy6, y aument6 el de granos—, al mismo tiempo que se expandieron los centros manufactureros, se vigorizaron las relaciones mercantiles; subieron a un primer plano los peque- ‘hos rancheros, muchos de ellos arrendatarios antes que mini= fundistas independientes, y se incorporaron las comunidades indigenas a los circuitos comerciales internos, aunque mante- njendo un importante grado de cohesi6n.® La zona de Guada- 2 ease dan Carls Garavagiay Suan Carlos Goes, “La region de Pucbla-TIat- olay ecovomianvnspane S680 1810 en Miguel Angel aera a, Publ ce le Conia ata Revotucén (Puchls, Universitas Autonoma de Poeda, 1987). 3G Alberto Carabatin, “Regi ymercaso kanal: Lascayuntura de los obras ppablonas ere tos aiglon xy em, Haar a (19RO) pp 41 ‘MVéaxe E, Veo Young, Hacienda and Market EL MEXICO RORBONICD me lajara disfrut6 de una cierta autonom{a respecto del centro del virreinato. La Iejania con el puefto de Veracruz —lo que supons una elevacién en Jos costos de transporte y por tanto el enearecimiento de jas importaciones~ fue su mejor barrera proteccionista. En las zonas limitrofes de la intendencia se observa una vinculacién mayor con el resto de las regiones novohispanas. Los Altos de Jalisco, Aguascalientes y Lagos se especializaban en la erfa de ganado mular, y las regiones costeras de ‘Tierra ‘Caliente en la de vacuno; realizaban sus exportaciones, después de cubrir la demands local —que aumenta como resultado del crecimiento demografico, pero disminuye por Ja elevacién del precio dela carne yla entrada masiva de los granosenta dieta— @ Puebla, México, Guanajuato, Oaxaca y ceyunturalmente @ Michoacin. Las exportaciones de vacuno permanecieron sin ‘grandes variaciones a lo largo de la segunda mitad de! siglo XVII, exceptuando el Jeve descens. ge 10s afios ocherita, micn- tras que las de caballar y mular decayeron profundamente a partir de la misma fecha, para no recuperarse sino itesta 1796, como consecuencia del establecimiento de la feria de San Juart de los Lagos. El ganado lanar, cuantitativamente muy inferior. alos anteriores, se concentraba en los distritos altosy més frios de Ia intendencia. El lago de Chapala, cl valle del rio Santiago y las comarcas cofindantes del obispado de Michoacan eran puntos terminales de la trashumancia interna del virreinato. EL algodén, los tintesy el arroz-crantipicas producciones de‘Tiecra Caliente, Desconocemos en detalle los voldmenes de la comer- Galizacién y los meroados de destino de in lana y el algodéa, aunque todo parece indicar que eran consuinidos en el interior de la imendencia en-ios obrajes de lana y algodén surgidos al amparo deja lejanta dé los centros de importacién-exportacién. Una vez mis, pues, comprobamos la importancia de los centros sh a peyton ia os Er as os a 132 * PEDRO PEREZ HERRERO. urbanos como severadores de una demanda y de flujos mer- cantiles internos. Elnoroeste, con una baja densidad demografica y con tradi- cién minera desde la segunda mitad del siglo XVi1, experiments un notable crecimiento econémico en las Gltimas décadas del -periodo colonial. E1 desarrollo de la actividad minera, protegi- da por José de Galvez, fue el principal motor del crecimiento del area. Tras ei descubrimicnto de nuevos reales de minas, comenzaron a fundarse nicleos de poblatién que recibieron constantes contingentes de inmigraci6n de areas circunvecinas. Lamineria, con necesidades recientes de mano de obrabarata, encontraria Ja necesaria en los indigenas de las zonas eolindan- tes, bien de manera compulsiva, bien pacificamente al ser atrafdos por las “formas de vida de la minerfa”, después de haberse roto su “campana protectora” con la expulsion de los, jesuitas en 1767, 0 por escapar de. la presién demogratica interna de sus comunidades, resultado del aumento poblacio- ~ tal y del recorte de tierras ante la extensi6n de las haciendas de losnuevos colonizadores. Loscanalesmercantiles se amplia- ron, la economia se monetarizé y las antiguas “misiones” se desestructuraron. Hacia 1780, la intendencia de Atizpe tenia dentro de sus fronteras 30 reales de minas, 7 villas, 106 pueblos, 35 misiones y 6 presidios. Entre finales de la década de 1770 1791-1795 la poblacién de Arizpe pas6 de 1 540 9 000 habi- tantes, la de Alamos de 5.000 a 9 000, y Ia de Rosario de 3 600 7 200. Culiacdn, en 1793, tenia 13 800 habitantes. Alrededor de los reales de minas se fue creando un cinturén de ranchos y haciendas agroganaderas que surtian los productos de gran volumen y escaso valor requeridos por la produccién metali gica. El resto llegaba del “exterior”, bien de las restantes regio- nes de la Nueva Espana, bien de Europa o Asia. En Ja intendencia de Durango Ja minerfa tuvo un desarrollo 381 © Garavaliay J.C. Grosso, “De Veracus s Puraogre tn 9 4 Niet Expann borin, S40 sy nn. 4 (1989). pp 9-82. eon HL MEXICO BORRONIC) a excepcional a fines de la époce colonial. L.os distritos mineros de primer y segundu orden se tuultiplicaron por doquier, des- tacando Parral, Chihuahua, Yndé, Batopilas, Casiguirachi y Santa Eulalia en fa jurisdiccién chihuahuense, y Cuencamé, Guarisamey y Mapimé en la de Durango. Claramente aqui la minerfa fue el factor de regionalizacién més importante del rca durante esta época, segiin cl proceso siguiente: 7) “entra- da” en el nuevo territorio y primer contacto con las comunida- + des indigenas existentes; 2) fundacién.de misiones; 3) des- cubrimiento de yacimientos mineros y establecimiento cle las primeras haciendas agroganaéeras con mano de obra proce- dente del centro-sur del virreinato, sin desestructurar a las, tribus indigenas locales; 4) desarrollo de los “cinturones” agro- ganaderos y establecimiento del comercio a larga distancia; 5) uerte inmigraci6n; 6) formatizaci6n de la administracion;, 7) expansin territorial de la produccién agroganadera con las consiguientes tensiones con las tribus indigenas; 8) desestruc- tursaién de las comunidades indigenas, mestizaje de ‘a pobla- sién y monetarizacién de su econcztla, y ¥) apotaciiento det yacimiento minero y hallazgo de uno nuevo mas af norte, con la consiguiente repeticién del ciclo. La‘agricultura se'fue concentrandb, por razones geograficas obvias, en la zona sur’y alrededor-de los ios, pudiéndose observar una parcial especializacién en la produccion: cercales fundamentalmente en ct sur (San Bartolomé, Nombre de Dios, * San Juan del Réo); vino en Parral; ganado en los extremos mas alejados de la intendencia ya que, por el hecho de poderse transportar asi mismo y rebajerse los costos por este supuesto, tenia un radio de acciGn comercial mis amplio —por ejemplo, alos reales de minas de Santa Bulalia, en el norte de ta intendencia, se enviaba el ganado del sur de Durango, Nombre gue Reboit West, The Minin Cony of Mov Mow Spin: The nat ‘Ming Discs (Los Angeles, University of Cabforni Press 1949) Michael Sean, 134 PEDRO PEREZ HERRERO de Dios, Cuencamé, Paral e incluso Zacatecas. Dos ejes co- merciales bésicos cruzaban el territorio: uno norte-sur —-cami- no de Tierra Adentro— y otro este-oeste —tramo Duran g0-Parras-Saltillo—, uniendo la capital de la intendencia con la zona productora de vino, la zona ganadera de Coahuila y la feria de Saltillo, Del exterior le llegaban azicar de Jalisco; textiles del centro del virreinato —Querétaro, Pucbla—; sal de lacosta del Pacifico, y ferreteria, objetos de lujo, papel, azogue, vinos de calidad, etcétera, de manos de los comerciantes de la capital a través de una compleja red de intermediarios.” Entre 1765-1779 se dio una estabilidad demogréfica, y la poblacién se concentraba basicamente en el area Durango-Chi- ‘huahua; entre 1779-1790 se produjo un retroceso en el empuje Poblacional, debido a la crisis agricola de los afios ochenta; y entre 1790-1810 se dio el fuerte crecimiento en el sur de la intendencia, acompanado de una disminucion en Parral* En definitiva, se puede concluir que en esta regién la minerfa era Ja punta de lanza que iba abriendo la colonizacién y que posteriormente sus efectos multiplicadores iban siendo susti- tuidos por el crecimiento demografico y la concentracién urba- na, La estructura social de la intendencia no era homogénea: misiones, reales de minas y centros de poblaci6n agricolas- administratives diferian en buena medida en su configuracisn. Sepuede decir queen 1810 Durangonoeraya unaciudad minera. Ladilatada intendeneia de San Luis Potosi, conformada por fas antiguas provincias de Coahiila 0 Nueva Extremadura, Nuevo Reino de Le6n y Nuevo Santander o provincia de Tamaulipas, con una reducida densidad demografica y sin una produccién argentifera importante, se fue especializando par- cialmente, ante el proceso de cerealizacion de las sreas-centra- Jes del virreinato, en fa cria de diversos tipos de ganado: lanar 3 Véase Philip L Madey, Minertay soled ene nia niero de Santa Eni, Chitwan (1709-1750) (Mexico, 100.1979). Vet Svann, op BLMEXICO BORBONICO 135 en Coahuila (hacienda de los Sancnez Navarre); mular y caba- laren la hacienda de tos marqueses de Aguayo; y vacuno (catne y eueros) en el Nuevo Reino de Len, etcétera. La feria de Saltillo, ubicada entre la frontera misional-militar del septen- “ ‘trién y los mereados mineros y rbarios cel centro, funeionaba como el epicentro de los intercambios intra ¢ interregionales, concentrando la produccién ganadera de los espaciosnorteios, que exportaba a los mercados del centro del virceinato, y rou todas las mercancias procedentes de las distjntas intendencias © del exterior para después distribuirlis por el interior de los mereados norteiios. [1 Jatifundio, por ejemplo, de los Sinchez Navarro, pricticamente autosuficiente en granos y con una mano de obra fundamentalmente compulsiva, producta en primer fugar earne dle carnero que exportaba, aparte de una ‘minima cantidad 2 los reales de minas del noroeste (Parral), en su gran mayorfa a la ciudad de México, donde era consumida co recomercializada. En Segundo lugar producia Jana que, con- centrada en Saltillo, era exportada, a través de intermediarios, aos diferentes centros obrajeros laneros novohispanos —San Miges!¥ Querétar. Como contrapartida, imnortohs sal, pa- pel, tabaco, jabén y cacao, y toda clase de manufactaras, desta- cando entre ellas Jos textiles baratos de producciéa interna virreinal y los de lujo europeos y asiaticos. Estos flujos mercan- tiles estaban controlados por los comerciantes del Consulado de México (destacan Bassoco y Yermo) y sts intermediarios. Por ejemplo, el Nuevo Reino de Leén en 1740, de 100 mil carneros criados, s6lo consumié loealmente euatro mil y expor- t6 el resto ala ciudad de México. Coahuila recibié una fuerte inmigraci6n, para alcanzar una tasa de crecimiento demografi- co entre 1803-1810 de 14.2 por ciento. Saitillo pass de tener 2 Of C,H, Harts, Mesicnn Fail Empire. The Luifundio ofthe Stace Nave Family, 1763-1869 (Austin, Universi of Texas Pres, 1975); Marla Carmien Vole: ques, mica» pale del sepention de Nuova Evan (MGaky CSE, 1014); Criton 1. Archer El eerie ot ef Mexcu borsnion, J PAMISUOC MBE LD, FC, 136 . PEDRO PEREZ HERRERO 4 200 habitantes en 1700, a 11 til habitantes en 1793 y 22 mil en 1813. La dinamizaciGn de su economfa ocasioné una “his- panizaci6n” de su poblacién, al acoger la regién contingentes importantes de comerciantes y bucécratas peninsulares de nue~ vo cuifo enviados por la nueva administracién.** En suma, los reales de minas y tos sectores relacionados con ellos no eran los Gnicos consumidores de Ia produccién det norte, centro y noreste, sino que fizeron una vez més el proceso de urbanizacién, Jp especializacién econémica y la mercantili- zacién derivadus del crecimiento demografico —aumento del consumo— los que cobraron una importancia cada vez mayor en Ja vinculacion del “norte” con el “centro” del virrcinato. La intendencia de Oaxaca era una realidad “méltiple”. Por un lado estaba la Oaxaca productora de grana,* situada funda- mentalmente en la Mixteca Alta, donde jas figuras del alcalde mayor y-del comerciante de la capital, con ef consiguiente Fepartimiento de mercancfas, eran el canal de conexién de las comunidades indigenas con la economia de mercado. Por otra parte, estaban los valles centrales,* situados en aspa alrededor de la ciudad de Antequera, con una alta densidad demoaréfica (157 habjtantes por kilémetro cuadrado 2 finales del siglo Xvil1), donde no se daba una fuerte desintegracién de las comunidades ind{genas, ni una sélida formaciGn de latifundios como en el norte de México, ya que los indigenas controlaban aproximadamente dos tercios de la. produccién agricola del valle, asi como dos tercios de la comercializacién de las mer- canicias, tanto en los circuitos indigenas como en los.no indige* Y cob Meese lst Cueto, "The Economic impact of the Bourbon Relorms and the Late vo Colonial Cess.of Empice a the Local Level. The Case of Salil, P77 ART The Americas, x11, ob. 3 (1688), pp. 301-324, "'Veunse BR. Hartnett, Palticay comercoen el surde Meica, 1750-1821 Mésen, smace, 1976) M. Cartwasnon, El epean do dase. El proces de raconsractom ee ldenidad tna en Oasscn, Sigs 3019 11 (Mexico, Fer, SEB). ‘2 Véanse William 8. Taylor, Landlont ond Peasant i Cloial Oazac (Stato, Stanford University Press, 1972); John K- Chance, Rave & Clas in Colon Ountca (Gianford, Stantordl University Pre, 1975. “nas.” Y, por Gitins, ELMEXICO BORBONIC nee se encontraba otra Oaxaca" con una menor densidad de poblacién, criadora de ganado caprino, ~ ubicada fundamentalmente en Ja frontera con las intendencias de Puebla y México, y/o productora de azticar, indigo y algodén, en las partes bajas costeras, En ambas zonas existié una lucha por el control de latierra entre las haciendas y las comunidades indfgenas, ya que ambas se expandieron més allé de sus anti- guos limites. En consecuencia, aqui se produjo una. mayor desestructuracién de las cominidades indigenas que em la su bregion central; se observa en ellas una decadencia de los cacicazgos, privatizacién de fa tierra, fragmentacidn y enfren- tamicnto entre los pueblos, empobrecimiento de la comuna, macehualizaciGn, injoreneia de funcionarios ce la Corona en fa !a comunitaria y mercantitizacién de su economia. Al parecer, cada rea tenia unas formas de produccién y una estructura social definidas, por lo que cualquier genevalizacién esincorrecta. La Oaxaca produotora de grana estaba conectada en mayor grado con ta demanda internacional ¢ interna de colorantes, por Jo que su produccidn se ajustaba a éstas. Los valles centrales de fa intendencia s¢ iban transformando de scuc:!> con las oscifaciones clemogréfieas insigens» el au- mento dea demanda urbana de la ciudad de Antequera. La Oaxaca ganadera y azuearera estaba mas directamente vincu- lada con las transformaciones de los mereados intta e interre- Bionales novohispanos, por fo que reproducia en lineas gerie- rales los ciclos de aquélios, Bala intendencia de Veracruz, el aumento de las actividades portuarias durante la segunda mitad def siglo xvi, con la consiguiente vigorizacion del trafieo interno, la localizacién del monopolio de la produccién de tabaco’—Real Fabrica de Tabacos de Orizaba—, la nueva situacién en el mercado azu- °F M, Carmagnani, El pe de las dias At Véase Rodolfo Pastor, Canpesineny mas La mixees,$700-1856 (Meso, ou, 1. 138 PEDRO PEREZ HERRERO careto antillano creada por el bloquea/desbloqueo atlantico * impuesto por los briténicos, y el casi continuo acantonemiento de tropas en Orizaba, Cordoba y Jalapa, ocasionaron impor- tantes efectos multiplicadores en el rea. La zona costera cen tral (Tlalixcoyan, ‘Tuixtla y. Tlacotalpan) se especializé en el cultivo de algodén, aziicar, arroz, productos tropicales y reco- lectién de sal, que comercializaba ya fuese en el interior de la ‘Nueva Espafia o en los mercados antillanos. El norte (Tampico, Antigua) y el sur (Acayucan) se dedicaron de lleno a la cria de ‘ganado vacuno, y los espacios intermedios (Jalapa y Cosama- Joapan), a la produccién de cafa de azicar. En Orizaba, donde se concentraba el monopolio de la produccién de tabaco, se crigieron numerosas destilerfas, con Jo que se Hleg6 2 controlar el mercado regional de aguardiente decafia, yse incrementaron las actividades artesanales y manufactureras. Cérdaba se con- virtié en almacén de productos agricolas, ademas de reunir numerosos ingenios y trapiches. Jalapa decay6, al quedar ale~ jada de las nuevas rutas que pasaban por C6rdoba-Orizaba* En Yucatén, el crecimiento de la poblacion y de la densidad demogréfica a partir de mediados de siglo y el aumento de la poblacién urbarla de Mérida ocasions, fundamentalmente en la hinterland de 10s centros urbanos més importantes, una ampliacién de los mercados, una transformaci6n del tribute en especie en moneda y una intensificacibn del proceso de mone tarizacién de la economfa en su conjunto. En consecuencia, hubo una reconversidn de las antiguas estancias en haciendas, que aumentaron su tamaho, produceién y valor en funcién de ‘su mayor rentabilidad, y se produjo una vigorizaci6n de la lucha porla tierra entre hacendados e indigenas, con la consiguiente acentuuacion de los procesos de la migracién interna y la deses- tructuracién de las comunidades. Por otra partese observa que, como consecuencia de a agilizacién y la rebaja impositiva ‘5 yéanse J.C, Gatanngllay J.C. Grosso, "De Veracruz Durango"; E, Floresano 1.61 Sioehee Ls apes dens etm bored EL MEXICO BORBONICO 139 comercial —Ia rea! cédula de 5 de julio de 1770 otorga a Yucetin et régimen de “comercio libre”; la de 13 de abril de *774 iwnr6-de impuestos Tas exportaciones de palo de Campe- che; el decreto de 5 de agosto Ge 1784 concedis la libertad de derechos a las exportaciones—, asf como por las condiciones coyunturales del mercado antillano —cierre del trafico atlanti- co a partir de 1797 y hasta 1804—, los flujos comerciales aumentaron sensiblemente entre la peninsula de Yucatan, a (ravés del puerto de Campeche, y las plazas mercantiles de Veracruz, Tabasco, La Habana, Florida y Nueva Orléans, des- abastecidas como resultado de la guerra. Campeche importaba toda clase de manufacturas, harinas y aztiear de Veracruz; palo de tinte y cacao, para ser posteriormente rexportado, de Tabas- 9} aziicar, canela y cueros de Cuba; bres y tablas para los aslilleros campechanos, de Nueva Orléans. Exportabs palo de tinte, sal, arror, henequén —todavia en escaso volumen cueros y cacao-a Veracruz; maiz y articulos de lujo (rexporta- dos) a Tabasco; pescado, sal, maiz, arroz y palo de tinte a La ‘Habana; henequén, sal, arroz y palo de Campeche a Nueva Orléans. Como resultado de ambos procesos, --el aumento de pobla- tin v de los flujos comerciales externos—. se llevari a cabo ‘na perctal especiaiizacion geogrética prowuctiva: azdcar y arroz en Campeche; ganadetia y cereates en los departamentos de Camino Real Bajo, “la costa”, y Beneficios Altos y Bajos; algodon en Valladolid, y ganaderia extensiva en el Petén. Ul mair.era general para todas las reas. En resumen, la “frontera minera” siguis emiigrando hacia el norte, déndose una profunda transformacion en Ios espacivs ya colonizados. Fi “norte” del siglo XVil) se forms por territorlos “© Of Robert Patch, *Aasoxnn Chang® in Eighicenth Contry Yucatin; Hispanic Batata tran bees amit ‘Sonet unter Conia! Ruse The Colleton Enteprne ef Suiva!(Puneston, Princeton nicest ca, 18), Pablo E.Ptee Malina Comes yausnamizen tine 140 PEDRO PEREZ HERRERO mis alejados de ta capital del vitreinato, pero siguié constitu- yendo una regién de frontera y punta de colonizacién, habitada por mestizos ¥y criollos. Zacatecas se transformé de centro minero en region ganadera, agricola ¢ industrial. Et érea de la meseta central, donde se concentraba la poblacién peninsular y criolla, pero al mismo tiempo crisof de razas y culturas con tuna poblacién indigena importante, sigui6 girando en términos generales alrededor de Ia ciudad de México, en rapido cr micnto demogréfico. Mercado consumidor de gran potencia, fue ampfiando su radio de acciGn. El “centro” se ampli6 y desplaz6 hacta las tierras del norte —Bajfo (intendencia de Guanajuato) y buena parte de la intendencia de Michoacan~, perdiendo importancia la zona de Puebla. El occident? se alejé de la meseta del Andhuac en un proceso de autonomizacién, mientras que el sur y el sureste siguieron sicndo fundamental- ‘mente indigenas. Hay que subrayar que todo parece indicar que no se lleg6 a crear un mercado de ambito nacional, sino mer cados locales regionales conectados entre s{ mediante un rechu- cido nimero de mercancias comercializadas por los co- mereiantes capitalinos a través de complejos sistemas monop6- licos de.dominio, y hacia el exterior por medio de los angéstos canales que pasaban por la ciudad de México, Parece claro que lamineria actué como un “primer motor” de integracién regio- nal'que fue siendo sustituido por la concentracién urbana y el crecimiento demografico, por to que parte de la produccién agricola de las antiguas areas mineras comenz6 a orientarse hhacia otros mercados més rentables y duraderos. iBxITO” NOVOHISPANO VERSUS “FRACASO” BORBONICO? Existe la préctica generalizada de interpretar que la introduc. cién de las intendencias signifies el fortalecimiento de Ia auto- ridad del monarea sobre los intereses locates in: fangs, con kr EL Misco RORRANIEN os ‘consiguiente reduccidn de 1a autonomria regional simbolizada en 10s cabildos. Sin embargo, en forma. paralela se puede descubrir que fueron precisamente los ayuntamientos tos acto- os peuticos fundamentales en les que ce woucenivaron Jos ideales de los intereses de las oligarquias locates americanas en. las luchas por Ia independencia. Intentemos comprender esti. aparente contradiccién. Una vex més, hay que recordar que el éxito politico de tos Borbones no fue tan homogéneo y extensivo como se acostuny bra plantear, pues si bien se pudo llevar acabo la remadelacin de la composicién de'la Real Audiencia, introduciendo en su Seno un mimero mayor de individuos promotores de la politica colonialista borbénica, y parcialmente de la maquinaria de la Real Hacienda conta creaci6n de la figura del superintendente, hhay que subrayar que Ja implantacién de las intendencias se enfrenté % numerosos y constantes problemas. El virrey, la audiencia, los oficiales reales y en general aquellos individuos que vivian a la sombra del antiguo “funcionamiento”: de la sociedad colonial de los Habsburgo —uno de cuyos principios bbisicos era apoyar el sistema imperial siempre y cuando éste ‘dejara un margen de maniobra cmodo para las éliles locales — bontbardearon las medidas innovadoras con el fin de seguir conservando sus espacios de poder. Los antiguos comerciamtes del cozisalado fueron transformando los meciaismcs Ge con- trol econdmico para seguir ostentando el poder que hasta entonces habian tenido, Desmantelado o! sistema de ferias y flotas, invirtieron sus capitales en la produceién —mineria, agricultura, centfos manufacturers — yen lox préstamos, tanto @ particulares como a 1a misma Corona, y utilizaron juevos sistemas de pago —compensaci6n de deudas, tibranzas, letras, cartas de pago, crédito— para impedir la dispersién dé ta plata por el interior de la Nueva Espaiia, seguir siendo asi sus mono- polistas y con ello lograr controlar fos intereambios.") Por otra * Vee P Pee Herve, Plata treaneas. 1a PEDRO PEREZ HERRERO parte, al no disponerse de los fondos suficientes para pagar dignamente a los subdelegados —sustitutos de los antiguos aicaides mayores —, no fue posible evitar que se siguiera utill- zando el cargo como una prebenda para el enriquecimiento propio.* Hasta la llegada de los Borbones, los cabildos gozaban, “eit teorfa”, de una autonomfa limitada, ya que habia regidores nombrados directamente por el monarca, las autoridades rea- les intervenian en las deliberaciones y sus resoluciones debian ser aprobadas por el virrey. La préctica, sin embargo, era bastante diférente. En principio ray que aclarar que no era el “pueblo”, como se suele decir, quien “elegia” a los alcaldes y regidores. Fundada la “ciudad” —residencia del cabildo a di- ferencia de los “lugares” y “sitios” —, el conquistador —si ast lo estipulaba la “capitulaci6n” —, el gobernador o el virrey, nombraba a los primeros alcaldes y regidores. Posteriormente éstos seguian eligiendo a los cabildantes. Era, \6gicamente, el aicleo de poder de la oligarquia local. El pueblo s6lo tenia voz através del procurador, nombrado por el cabildo. Con el fin de controlar la autonomia de fos cabildos, la Corona introdujo fa figura de los corregidores y alealdes mayores, recurrié al nom= bramiento de regidores perpetuos, nombré a un oidor en las ciudades sede de la audiencia para que con voz y volo asistiera a las reuniones capitulares, o utiliz’ la “confirmacién’” (apro- bacién de los acuerdos municipales). El corregidor o alealde mayor, designados directamente por el virrey, presidian el cabildoy disponian de voto en caso de empate en las elecciones, En la practica legaron a anular las funeiones de los alcaldes ordinarios. Los cabildos, sin embargo, s¢ defendieron utilizan- do las “siplicas”, las “quejas”, las “informaciones” oles “juicios de residencia” (avditorias hechas al final de cada mandato de “#. Vease E. lorena Gil Schon La Epoca de las reforms bochSaleae” ‘© Of Gunialupe Nava Oreo, Caos papamnntce del Nucns apa on 18 (Mexico, ser, 1973). EL MEXICO RORRANIC ve todo funcionario) como arma contra los representantes de fa Cororia. Cuando las stiplicas interesaban a varias eiudades, se eunjan los procuradores de jos cabildos respectivos para adop- tar un acuerdo intermunicipal. Fstas “juntas de procuradores”, ante Ip gusencia de Cortes, funcionaron en a pedetica casi como “eortes regionales”, coustituyendo ia base de las diputaciones provinciales de comienzos del sigho XIX. Posteriormente, como consecuencia de la préctica de Ja venta de cargos pablicos ~ oficial deste 1581-1591-1606, aitos en que se hacen vitalicios, hereditarios y renunciables— y la colusién de los corregidores y alcaldes mayores con los camer- ciantes (repartimiento), fa oligarquia criolla volvi6 controlar de nuevo el gobierno municipal, convirtiendo los cargos en prebendas. La compra equivalia @ un arriegdo 0 cesi6n en ei que el postor se resarcia con los derechos arancelarias que posteriormente cobrabz. No entraron en principio fos cargos de justicia y gobierno, sino solamente aquellos que tenian un salario 0 emolumento. FI remate sc hacia por medio del pre- g6n y en caso de que faltaran postores para su beneficio, xe administraban por “temporeros” hasta conseguir su provisiGn. Los precios estipulados dependfan de sus probables ganancias (elptecio de los oficios es un indicacior de la prospetidad de las distintas ciudades), Aproximadamente a mediados del siglo XVII, constituidas y repsrtidos los’solares, tiertas, indios, eteétera. contzolado el “poder por los mecanismos descritus, ios cargos riiunicipales bajaron su cotizacién en el mercado y aparecieron las Vacantes, ‘cont fo que eomenz2ron a ser cargos honorificos. Cada cabildo era independiente y ninguno podia imponer a otro su autoridad, Desde mediados del siglo XVIII la historia comenz6 a cam- biar. Al nombrarse a peninsulares para los altos puestos de la administraci6n, las oligarquias locales se refugiaron en los cabildos como baluartes de defensa contra el ataque centrali- zador. En contesticion, la Corona eres el régimen de las inten= 14 PEDRO PEREZ HERRERO dencias (1786). José de Galvez, como visitador de la Nueva Espanta (1765), deseubri6 que existia un fraude importante en la administracién de los presupuestos fiscales municipales,% Pata evitarlo cre6.1a Contaduria General de Propios y Arbi« trios, con el fin de llevar fa cuenta de todas las municipalida- des, y ampli6 el niimero de regidores honorarios de designacién real para poder intervenir mas facilmente en fas detisiones capitulares.. En teorfa, con la Ordenanza de Intendentes se destrufa la autonomia politica local, ya que el intendente tenia poderes fiscales y militares, actuaba como juez.de primera instancia asi en lo civil como en fo criminal y contencivso, desempefiaba funciones le policia y fomento de la economia de su regiGn, tenfa Ja capacidad de presidir el cabildo cuando lo considerara oportuno, eteétera. Los regidores, en teoria, fueron casi elimi- nados de sus atribuciones ante el nombramiento de juntas municipales especificas, y los Tribunales de Fiel Ejecutoria, encargados de la vigilancia y control del abasto urbano, comer- Gializacién y control de precios, al igual que los pésitos y las alhéndigas —instituciones ideadas para impedir las subidas de precios 0 escasez de los granos— gracias a una nueva compo- sicién de sus miembros comenzaron a denunciar las précticas abusivas y las relaciones monopélicas existentes entre produc- tores (hacendados y ganaderos) y regidores —a menudo las, ‘mismas personas. En las décadas de 1780 y 1790, como en la peninsula en la década de 1760, tas ciudades se dividicron en cuarteles y éstos en barrios, a cuya cabeza se colocaron alcaldes de cuartél y barrio, quienes estaban bajo la supervision del intendente. La historia se repiti6 otra vez. Los cabildos consiguieron en 1794 el poder de nombrar los regidores honorarios, con lo que se frustré cl fin para el que habfan sido creados; la Ordenanza Verne Nawt Olen, op cit: P. Plier Mersers, im Sitiemion de at plies ‘efermisia" EL MEXICO HORROMICO vas de Injendentes (1786) en sus términos municipales atin no se habfa aplicado en 1794, segiin fa declaraci6n del mismo vierey Revillagigedo;** los intendentes no redactaron (as reglamentos de los ingresos municipales que estaban obligados a realizar; y seprodujeron sucesivos problemas para nombrara los alealdes de cuartel y barrio, ya que en bastantes casos los ejudadanos so ‘regaror. a colaborar wi la poiitica crntralizacora v1couitd que Jos “colaboracionistas” ocupaban otros cangos que los inhabili- taban para el desempefio de tales funciones. En consecnencia, no se realiz6 el inventario y censo sistematicos por barrios preseritos."? Por otra parte, con la formacién de las milicias provineiales, los ayuntamientos tuvieron ta capacidad de controlar los asco s08 de los candidatos a oficiales y cl mismo reclutamiento de soldados.” La pasividad fue una vex més cl arma mis eficiente ena defensa de la autonomia locel contra la actividad moder- nizadora del centralismo borbénico. Prisionero el rey de Espafia en 1808, tanto en la’peninsula comoen Indias vada ciudad cred sit Junta de Gobierno a la sombra de los cabildos abiertos, resistiéndose por lo general a subsumirse bajo la Junta Central. Estaban retomando las atri- buciones que consideraban propias desde su fundacisn y que Jos Borbones habian intentado limar. Segin ix antigua teoria escoldstica de Vitoria-Swdrez-Molina, el poder residia en el Pueblo Jegalmente constituido, quien lo delegaba en el rey. Desaparecido éste, el poder se revertia al “pueblo”. Para los Soloniviistas”, este: pueblo eta el espadiol » poe le.ianto el poder debia seguir en manos de la burocracia ultca @onde ellos eran mayoria). Para los “autonomistas” indianos, % Revlligined, op it 8 Gf Retahanl teh. Ayumamicmey oligaula on Puch SSR ISI, 2 ws (sexi, Sepsstemtss 1979) bd: Jota Ve Iusmino, Le asic mitre Micon eno dove cua ‘elsino 010 amos, FL Coleg se bfiiponcn 198s), Aveta ete MC Velteuen exo de gern cn Nueva Epa, 17001810 (ptsao, AM, 1950), 46 PEDRO PEREZ HERRERO estaba legalmente constituido en los cabildos (que ellos mismos dominaban).* La Constitucién de Cadiz de 1812 cambié las reglas del juego. Por un lado, se ordens Ja creacién de ayuntamientos en todas las poblaciones con mésde mifhabitantes, por lo que para evitar fa dominacién de los antiguos grapos de poder asentados nos cabildos, se recibieron cuantiosas solicitudes de creacién de nuevos ayuntamientos. Es interesante comprobar que las comunidades indigenas se apresuraron a pedir la reconstitt- cién de su territorialidad, fragmentada con fines claramente desestructuradores a comienzos del siglo XVL Por otro lado, se dispuso que las elecciones se hicieran por el sistema indirecto de un grado, es decir, los ciudadanos con derecho a voto (cludadanos varones mayores de 25 afios) nombrarfan wn de- terminado nimero de electores, quienes serfan Jos encargados de designar a los magistrados municipales. Estos deberfan tener més de 25 aitos y al menos cinco de residencia en Ja ciudad. Finalmente, se estipul6 que el nimero de magistrados municipales y electores debia fijarse en proporcién a la pobla- ci6i y-desde luego que no babria cargos vitalicios en propie= dad, Hasta entonces la pelea habia estado entre las. oli- garqufas locales y la Corona; ahora, la “comunidad” reclamaba ser representada y oida. Ya nio habia que seguir luchando contra la Corona para preservar un espacio politico, sino que era necesario iniciar el juego del control del electorado, cues: tidn que no le seria muy difici.a a oligarquia criolla, al no habet un padrén de electores, En este momento el sistema politico imperial monérquieo comenzaba a dejar de tener sentido.como, justificative de una sociedad colonial. Paralclamente, la misma Constitucién de 1812 creé seis VF eB. Mamnnet, oct of Insurgency: Menican Regions, 1750-1824 (Cambie ‘Be, Canbeidge University Press, 1086), 8 Yease M. Carmagionl Ei rgreso de kde. ' 266 Congtvurin de Cats, it Virgo Muriney Maho Rae Maseu, Flemens indicostvicor del muicipio en México (Mexico, UNAM, 1979). EL MEXICO BoRRONICO wr diputaciones provinciales: Nueva spaiia (capital: México), San Luis Potosi (San Luis Potosi), Nueva Galicie (Guadalaja- ra), Yucatén (Mérida), Provincias Internas de Oriente (Mon- terrey) y Provincias Internas de Occidente (Durango), politi- camente independientes entre-si. A su cabeza estaba el jefe politico, quien se vinculaba directamente con las Cortes, ya que ‘no habia virrey, y sus facultades eran: a) intervenit y aprobar entre los pueblos lus contribuciones que correspondieran a la proviicia; b) vigilat la buena inversi6n 4e ios Yondes piiblicos de los pueblos; ¢) cuidar que se establecieran ayuntamientos donde correspondiera; d) proponer medidas de desarrollo de laregién a las Cortes (educacién, agricultura, industria, comer- Go); e) bacer el censo de la regi6n; f) cuidar de los estableci- mientos de beneficencia; g) denunciar infracciones de la ‘Conssinicién, y h) velar por la conversi6n de los in¢ios. El problema surgié por el articulo 323, mediante el cual se subordinaban los ayuntamicntos a las diputaciories provir Jes, perdienido asf su autonom{a. No es casual que después de Ja forimacion de las diputaciones provinciales —en agosto de 1814 se habfan constituido las de Yucatan, Nueva Galicia, Provincias Internas'de Oriente y Nueva Espaiia — se reforzara Janecesidad de las luchas independentistas, al excitarse una ver mis los sentimientos autonomistas. Las antiguas “provincias” © “intendencias” comenzaron a protestar, declarando que era injusto que bajo una misma-diputacién provincial se incluyeran varias “provincias”, estableciéndose otra espacie de central mo regional, lo cual no significaba més que una reducida correlucién enize el espacio politico yel econdmico. En conere- 10, ps» ejemplo, et Ayuntamiente de Pussla cenuncaba en 1820 la imposicién de las decisiones de diputacién de la Nueva Espaia sobre 3.485 municipios soberanos.” Logicamente, la respuesta fue pedir la formaci6n de tantas diputaciones provin- SoM Maan itn prea efein msne ern, M8 PEDRO PEREZ HERRERO ciales como antiguas intendencias. £] resultado inevitable fue convertir, en 1821, las antiguas circunscripciones territoriales de las intendencias en diputaciones provinciales, Ladeclsidn, sin embargo, fue demasiado tardta, pues cuando eg6 O'Donojii con el decreto del 8 de mayo, el lima politico - del antiguo virreinato habia cambiado trascendentalmente. Michoacén, Puebla y Chiapas habjan solicitado constituirse en unidades politico-administrativas independientes. La Regen- cia insté a que las éatendencias se convirtieran autométicamen- te en diputaciones con fines electorales, con lo que a finales de 1822 habla ya 17, al afo siguiente 23. Con la adopei6n del Plan. de Casa Mata del 1o_ de febrero de 1823, México qued cons- {ituido por estados independiemtes. Las diputaciones provin- ciales de 1823se asemejaban poco alas originales de 1814, tanto en sus circunscripciones territoriales como en los principios Politicos rectores intemnos: las primeras respondian a las peti- ciones de.autonomia politica regional; las segundas habian sido contebidas como tuna forma de administracién de un territorgo colonial. Que las segundas desembocaran especialmente en las primeras era l6gico. Que puedan ser vistas politicamente como el otigen més inmediato del federalismo mexicano, es algo ‘menos claro, ya que uno de los principios federales basicos es el respeto a las atitonomfas municipales. Después del vorto ensayo centralizador del imperio de Itur- bide, los distintos estados reclamaron con fuerza la autonomia focal, comprobndose que era desde los ayuntamientos y no desde otra institucién donde se pedian 0 se elaboraban los planes politicos de la nacién mexicana con més intensidad, por lo que tno es casual reconocer que ni en la Constitucién de Apataingin del 22 de octubre de 1814, en los Sentimjentos SOON. Remon, on i 2 Mean Fiano Cat adn Marco ibe. Fortinet del oki then cay, 8) > Viase Born (is » Soc Hernindce Sango (sor), Plone se mii noice Mee, Sea ae Repubce conn TAT ELMEXICOBORBONICO 19 de Ja Nacid (23 puntos dados por Morelos para la Constitu- cin), ni en ef acta solemne de la Declaracion de la Indepen- dencia de América Septentrional, se dicra una remodelacién de los ayuntamientos. La Constitucisn de 1824 dejé absoluta libertad a los esiados Para organizar sus gobiernos y administraciones internas,! aplicindose el principio federal de dejar alos estadosta libertad Y autonomia para su gobierno y administraciGn interaas, uno e Jos principios fundamentals por los que se habfa luchado en las guerras de Independencia." Fue la yicloria completa de las oristocracias tetritoriales en su lucha secular contra la mo- Aarquia absoluta. Silos antiguos texvitorios no se fragmentaron como los del virreinato del Ferd, fue debido al pacto interali- Barquico que se estableci6. Al Estado no see concedié otra misién que la de salvaguardar los pactos establecicios entre los distiatos grupos oligérquicos locales. Cuando alguno de ellos intentaba sobreponerse a otro u otros, sucedia el conflicto. Consecuentemente, Ja preocupacién bisica de las oligarquias locales fue garantizar sus propias formas de dominio informa- {es frente alas presiones conjuntas del Estado. Para ello, como puso de manifiesto Marcello Carmagnani, lucharon por frenar yevitar que el Estado central llegara a adquirir una verdadera ‘autonomia financiera y por tanto un efectivo control sobre et territorio nacional, La “anarquia” politica era mis aparente que real. Por lo misino, J. Lloyd Mecham afirmd que no se puede hablar de “federslismo” strict sensu durante al menos Ja primera mitad del siglo xix." Quizas el concepto de “confe- Ast. 43,50, 161; V.Mully M. Rui Massicu, Element jurtco-hiwarices Jonge ‘Siyeg Het, £1 aacinionia dea Republea Fedral Meicane (Sexigh st $77) "Vesse Emilio. Nahata, E/pemmamiente poli del cnvngrnte de 1824 (NiaiC, as 188) "soe Aatonio Annino, "El pacte y lr gocm. Ls ‘tiie ena Hor, na 058 39 M, Cermagnan, *Teertoralidad y fecesian Oa Median: “Tig Gigs of Redcat fe Msn” Hine Amen sere Rent, vt (ISB), WOE gee pe legal 150 PEDRO PEREZ HERRERO. deracién” nos ayudarfa a explicar mejor la azarosa vida jolitica de los primeros aftos de México. Desmembrado el aparato burocratico colonial, el ejército, entendido como cuerpos regionales herederos de las milicias, provinciales, se convirtié en Ja tinica estructura de ascenso politico ligada al poder. EI hecho es que fue muy dificil alcanzar un equilibrio en el pacto interoligarquico, ya que cada grupo pretendi6, con el fin de defender sus intereses, nea su fuerza sobre el resto acudiendo al golpe militar.” En definitiva, se puede plantear que el concepto de la “ato~ mizacién’”,o “regionalizacién” del territorio en las primeras décadas del siglo XIX deriva de una vision efectuada desde la Optica de la capital, ya que, como hemos comprobado, la ma yorfa de los grupos de poder locales se habjan configurado en, la época colonial, por lo que-se puede interpretar que en el pe> riodo posindependentista no hicieron mas que alcanzar Ia au- tonomia local por la que habfan estado Juchando casi desde su’ origen en el siglo XVI. Existen, pues, mas continuidades de las qué en principio pudiéramos esperar desde el discurso inter-, pretativo tradicional, empapado de centralismo que vefa,una historia colonial de crecimiento econémico y orden con ¢picen- tro en fa ciudad de México, la cual finalizaba en 1808, y otra nacional de crisis y atomizacién de tos. espacios, que etwergia ‘como por generacion espontnea a raiz de la Independencia. La época borbénica se cerraba asi, desde Ia perspectiva de JaMadre Patria”, con un saldo econdmico positivo —aumenta ‘en Jos beneficios econémicos y fiscales— y uno politico negati- vo —péiilida de la colonia. Pata los uovehispanus, en cambio, ‘se cerraba con un balance positivo ~ independencia politica— y otro negativo —depresién econémica. Un éxito fracasado para tnos y un fracaso exitoso para otros. 8 véanse A. Aanino,op. ct; Linda Arno, Bureaucracy and Bureaucrats in Metco Cin, 1742-1835 (Tucson, Univesity of Aeon Press, 1988). YW Vease A. Aina, op. ci EL MEXICO BORBONICO 1 BIBLIOGRAFIA “Murphy, Michael, drigation in the Bajo Region of Central Mfe- xico, (Boulder, Westview Press, 1988), - Nava Oteo, Guadalupe, Cabildos y ayuntamientos de la Nueva Expaita en 1808 (México, SepSetentas, 1973). Nickel, Herbert J., Morfologia social de la hacienda mexicana (México, Fondo de Cultura Econdmica, 1988). Pastor, Rodolfo, Campesinos y reformas: La Mixteca, 1700-1856 (México, E1 Colegio de México, 1987) Sayeg Held, Jorge, El nacimiento de la Reptiblica federal mexi- cana (México, SepSetentas, 1974) _ Serrere: Ramén M., Guadalajara ganadera, Estudic” regional novohispano, 1760-1805 (Sevilla, Excueli de Estudios Hispa- ‘noamericanos; 1977). Super, John C., La vida en Querétaro durante la Colonia, 1531- 1810 (México, Fondo de Cultura Econdmica, 1983). _ Swann, Michael M., Tierra Adentro: Settlement and society in colonial Durango (Boulder, Westview Press [col.], 1982). _ Vega Juanino, Josefa, La instinucién militar en Michoacdn en el tiltimo cuanto del siglo xvi (Zamora, 1986).

You might also like