You are on page 1of 26
San Agustin y los Agustinismos José Antonio Adolfo Berbin Lacambra JOSi ANTONIO ADOLFO BARBON LACAMBRA Profesor Extraordinario Auxiliar de Introduccién al Derecho en la era de Abogacia, Campus Nuestra Sefiora del Pilar, USAL. — LINTRODUCCION 1. AFRICA ¥ SU LUGAR EN EL MUNDO ROMANO “Ancha es Castilla’ Tipica expresién espafola con la cual se hace referencia a la diversidad de costumbres y pueblos que en ella coexis- ten. Tal manera de entendcr la existencia, propia y camiin, se debe en parte a Roma, cuyas fuentes regaron, y en algunos sentides lo siguen haciendo, toda Europa hasta nuestros dias, De mode tal que vivir en Africa, come lo hacia San Agustin siendo Obispo de Hipona (Argelia) no era ningtin inconveniente para estar en el centro del munde roma- no, y ser parte necesaria de dicha cotidiancidad. El problema real cra que, mienteas Roma estaba amenazada y ace- cchada por los barbaras, na olvidemos que el Imperio de Oecidente cae eel ale 476, los cimientos de Ja cultura greco-romana estaban mi- nados desde el exterior porlas misticas avienfaies, que ya habian trans- formado el Estado. Entiende Villey. que posiblemente también por el cristianismo, ya que judios y cristianos fueron consideradas durante mucho tiempo conto las enemigos del Imperio, y si bien Constan sellé aparentemente una reconciliacién entre la potestad papal y la im= perial, la misma no pudo ser total. no 10 = REVISTA AEQUITAS -10 Asl las cosas, San Agustin se encontrar con una cuestién que em- pieza a plantearse de manera decisiva: el acuerdo entre Ia cultura grie- gay la sabiduria eristiana. Antes que él la patristica griega de la mano ‘de Justino, Clemente de Alejandria, Origenes y Gregorio de Nicea em- pezaron a vishumbratlo, contrastando las eposiciones. No obstante, habrd de ser Boecio, quien lo plantee en sus términos definitivos: la concordancia entre la fe y la razén, “A nadie es dudosa qute una dable fucrza nos impulsa al aprendizaje: la autoridad y la razon. Y para mi 5 cosa cierta que no debo apartarme de Ia autoridad de Cristo, pues no hallo otra més firme. En los temas que exigen arduos razonamien- os, pues tal es mi condicidn que impacitntemente estoy deseando de conocer fa verdad, no sdle por la fe, sino por compresidn de la intel gencia...". 2. AGUSTIN, EL HOMBRE Nace en Tagaste, tersitorio actualmente perteneciente a Tiinez, el 13 de Noviembre del ato 354, y muere en Hipona el 28 de Agosto del atio 430. El litoral norafricano registraba por ese entonces wna actividad cul tural muy florida, producto de la confluencia de doctrinas y religio- hes. Asi es como inicia su instruccién en la ciudad natal, complet dola en Madura y Cartago: siguiendo asi el curso normal de los estu- dios conrespondientes a un joven romano culto, cultivanda la gramé- tea y la retérica. Aqui se produce, por una doble via, la primera aproximacion al de- recho, aitbas indirectas. Por un lado, a través de la retdriea, arte que trata de la elacuencia judicial, ensefiandota en Roma y Milan, como asi también en Tagaste y Cartago: y por su fntimo amigo Alipio, quien siendo estudiante de derecho, siguié a Agustin en su periplo por las cludades italianas. ‘Mis dado a las letras latinas que a las griegas, siente desde tempra- 1 otra Yo Acatmicos, LN, Cap. 17720 También en “Del Le Abi 6:7.Pem@ ‘hora tratarmo, ademas, de saber estendety tenet por cet 1 que hems reebide jor a fe. Asi, pues, Feliexiona cuanto pacdas y dive Inge por qué rauén fe parece que es Un tule. 111 SAN AGUSTIN Y LOS AGUSTINISMOS = 11 no cierta preferencia por Virgilio; aunque la principal gran “marca” la Lectura del “Hortensio de Cieerdn, pues despierta en €! la vocacién por la filosoffa y su inclinacidn al pensamiento, Este libro es wn didlo- go em el que se ponderaban las excelencias de la filosofia, gracias al cual supera San Agustin el hedonismo, encontrandost con el estoicis- mo. Las referencias a la templonza, la renunicia, ¢l sometimiento de ta senswalidad a la raz6n, ¢] sosiego del sabio, ta resistencia interior 2 las pasiones, hacen que-sienta, tal como lo expresara en las Confesiones, ‘que “este libro trocé- mis afectos y me mudé de tal modo, que me hizo irigir a Vos, Sefior, mis stiplicas y rucgos, y que mis intenciones y de- seos fuese muy otras de los que antes eran”, ‘Trata asimismo por entonces de penetrar en tas Sagradas Escritu- ras, pero, en sus propias palabras, dade que la sencillez de éstas no se acomodaban a su vanidad, le fue imposible un real descubrimiente de ‘as mismas, Casi enseguida lee tas Categorias de Aristoteles; satisfecho de comprenderias, inicia el contacto con Jos neoplaténicos. Durante nueve afios es afecto a las enseitanzas de Manes. La promesa de la verdad raclonal ¢ integral, resuelven en ¢l, el problema del origen del mal, y, sobre todo, le ofrece una suerte de justificacién a ctapas-anite- riores de su vida, Las cuales, sin lugar a dudas, no son como se las suele interpretar o imaginar hoy en dist. No obstante, luego del eneuentro con sto y sus insuficientes explicaciones, junto can la falta de probidad intelectual de otres maniqueas, decepeionado, si bien no-tompe comple= tamente eon elles, deriva hacta el escepticismo académico. A fines del 363 enseila Retérica en Roma. Arrecia en su espiritt la lucha entre una avasalladora sed de verdad y una autenticidad critica ‘que Ie impide cualquier salto pragmitice ante las dificultades respecto de cuestiones como Ia espiritualidad de Dios o el problema del mal este estado de énimo pasa el afio siguiente a Milan, cuyo obispo, San 2 Confenoncs LH ap. 1.7 23 Confesones 1, Cap, XVL 28 4 Mayo etrencia a unl" dl qc. como el Quijote no gut aventura ene a en Clave » San Agustin cof iio def haetaxenuales is “lmpartantes de a historia: Ta es factala a que ba dede lager dleba pate 4 vida, que The Rolling Stones, fo nombra cn la ancl Satet of ee” ridges To Babylort "Augusta knew tepfaton! He loved wornen, wine Sand song) And all he special pleases (0! doing something wrong”. Par mat hari a men in de hacer alge mal? 12+ REVISTA AEQUITAS - 12 Nalvcas cell el replicaral slegato de Stamaco propugnando el retorno al paganismo. Cuando se Ie redne alli su madre, Santa Méni- ca, Agustin esta en cri Ambas santidades, materna y magistral, van disponiéndalo hacia la conversién por dos caminos: dilucidacién de la verdad y reetif cidn de vida. Necesita ver claros los dogmas, acquirir conciencia de mitacién humana ante el misterio, romper los lazos de la carne y ree tificar sus sueiios de gloria terrena. No ¢s un pagano ni un incrédulo, 1 tatmpoco un hombre envilecido; es, come dice de si mismo: “un varén de deseos” Finalmente a los 33 atios es bautizado por San Ambrosio, junto con su hijo Adeodato, ‘Completa en Roma su formacién religiosa y-en el afto 391 es orde= nado sacerdote en Hipona. Se entrega a la predicacién, mientras se sue sseden las luchas y polémicas con maniqueas, arrianos, pelagianos, do- natistas y con los reaccionarios del paganism. Consagrado Obispo aii- xiliar de Hipona en 396, sucede ese tnismo aio a Valerio, agregindose 4 la predicacisn, ta tarea de reformat la disciplina y administrar justi- ia como arbitro entre sus fieles, Ademas de su papel ordinario de obispo (sermones, comentarios sobre la Sagrada Escritura, catequesis, administracién de justicia y de los bienes de la Iglesia), San Agustin se enfrentard a los enemigos de Ja ontodoxia. Su actividad seri, sobre todo, la de un doctor combatien- te por la ortodoxia, Hay todavia otra aspecto en la obra de San Agustin: su interés por 185 comunidades monsticas, que ser de tal magnitud que s¢ le atri- buyen numerosas reglas. Es un mistico orientade mas hacia la vida montacal que a lade un obispo, y mas ala oracién que a las luchas doctrinarias. Escribié numerosas plegarias y los Solilaquios. Las Con- fesiones, la més famosa de sus obras, es una meditacion sobre los acon- tecimientos de la vida, obta subjetiva, interior y plena de la presencia de Dios con quien dialoga. Esta vida fue integra: sélida en estudias -a la vez profanos y $0 (ras- que fructifican ya en la edad madura en iia deshordante activ dad, coronindose en la contemplacién. SAN AGUSTIN ¥ LOS AGUSTI I PENSAMIENTO AGUSTINIANO 1. FILOSOFIA Lade San Agustin es el dechado-de una filosofia personalisima. Una metafisiea de la experiencia interior, En su pensamiento queda regis- trada la influencia de Cicerdn y de los neoplaténicos. Sin querer caer en la dicotomia: Platén-San Agustin v5, Aristételes-Santo Temis, se destaca en él la tendencia intuitiva, €1 vuelo poético, que lo encuen~ fran mas cercano a la conjuncidn de la voluntad y e! intelecto. Su propia vida muestra como la sabiduria humana puede madurar 1 espiritu para la gracia divina, Su humanismo trata de captar la in- ‘egridad existencial del hombre sin disociar la filasofia y la teologia, ni retroceder ante lo sobrenatural. Parte de la aristotélica unin de cuerpo y alma, subrayando la fun- cidn de los sentidas y 1a gravitacién platénica hacia la verdad suprasen- sible, Alumbra en nosotres una luz de la razén eterna, que implica par- ticipacidn del hombre en la luz inereada, que nos permite lear desde cl conocimiento del objeto singular a Ia verdad universal. Distingue entre la objetividad de la verdad, una, independiente de tal o cual sujeto, y sit ineidencia temporal y circunstanciada en el individuo. Mantiene Ia compencteaci6n platénica entre la verdad y cl ser. Co- nocer es confirmar el ser era interioridad del espiritu. Buscamos, mis alld de la estricta verdad, una sabiduria que versa sobre las cosas eter- nas y reporta perfeccién y felicidad al hombre. Por su propia experiencia sabe que la verdad requiere un previo es- fuerzo para ser conquistada, y que la mera especulacién racional no ofrece la seguridad de la fe, pero es de suyo una perfeceién que ayuda a la fe, La razén alcanza, respecto del dogma, a sistematizar el dato revelado, a disipar, a discernir lo imposible de lo incomprensible. Esta cconciencia de les propios limites es una de las maravillas de la razén: aunque ne llega al fondo del misteria, si va demarcando el ambito del mismo, sacando-consecuencias. San Agustin entiende que sélo en el hombre de vida interior, anida y fructifica la verdad; quel encuentra consigo mismo dispone al hrom- 14 - REVISTA AEQUITAS - 14. ee bre para encontrar a Dios; que la conciencia de nuestra finitud e ines- tabilidad es apertura a la verdad eterna e inmutable. 2. ANTROPOLOGIA E] alma vivifica al cuerpo, y Dios vivifica el alma. Los movimien- tos de esta repercuten en aquél, y viceversa. Cuando hablamos de la grandeza de un alma no pensamos en la extensién que ocupa, sino en su poder y sus virtudes. En el analisis de las potencias del alma destaca el de la memoria, toda vez que en ella es donde habita Dios y es donde se conserva la idea de la bienaventuranza, motivo por el cual todos deseamos ser bie- naventurados. Por esta razon es que todos los hombres pretendemos vivir alegres y contentos; aunque algunos alcancen la alegria por un camino, mientras otros lo hacen por senderos y derroteros diferentes. Incluso por mas que muchas veces elijamos equivocadamente bienes que en realidad no son tales, mas dandonos cuenta, es que buscamos en nuestra memoria el termino de la comparacion, como la mujer que buscaba la dracma. {Cuando deja de buscar? En el momento en que la que sus ojos ven, es el reflejo de la que ya antes estaba en su me‘no- ria. Asi es como lo encontrado “nos basta”: cuando alcanzamos la bie- naventuranza, cuando encontramos a Dios en nosotros mismos?. Reivindica, casi aristotélicamente, la dignidad del cuerpo, y no deja de elogiar la belleza corporal. Si el cuerpo y el alma fueran de suyos enemigos, no tendria explicacién la encarnacion, pues a través de ¢sta es que la naturaleza humana es santificable‘. La antropologia agustiniana entiende al hombre en su integridad vital, libremente vinculada a Dios, aunque esto conlleva que el desen- tenderse de El, es desertar de si mismo. Tal vez la vena existencialista 5 “jTarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y ved que tu estabas dentro de mi y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre esas cosas her- mosas que tu creaste. Tu estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo..." Confesiones, L X, Cap. XXVII. 6 Sin querer trazar un paralelo, piénsese en el planteo que hace Santo Tomas respecto de las re- laciones de fe y razon, en el cual establece que las mismas no pueden ser contradictorias. 15> SAN AGUSTIN V LOS AGUSTINISIMOS -45 queda mejor reflejada en la visién totalizadora que ofrcee sobre La tem= poralidad, la muerte y la inmortalidad. La muerte no es fa finalizacién, ya que el nacimiente es «1 comien- 20 de una agonia que Hegara indefectiblemente a la muerte, Vida es, vida plena, feliz ¢ inmortal. Y la inmortalidad va unida a la concien- sia de nuestra vinculacién personal a Dios. Dios no es un extrafo, sino ‘que mas bien es le mas cercana y entrafable de nuestra propia alta, su mirada es amor creadar. Esto no implica convertir a Dios en un mero bien del hombre, sino mas bien reconvertido en que el bien del hom- bie radica en Dios. La libertad es la nota esencial de Ia valuntad humana, Sin ella que- daria desvirtuada; a tal punta que ni siguiera la providencla divina ni la geacia, la anulan, La gracia y la libertad se relacionan de forma tal ‘que, mientras ésta trac cl desencadenamiento de todo aquelle que nos esclaviza 0 degrada, aquélla es la que nos da fuerza para encawzat y defender Ia libertad, La gracia no destruye, perfecciona la naturaleza del hombre, pues ast fue como Dios cred al hombre. 9. EL BIEN, EL ORDEN ¥ EL MAL Estas cuestiones son el estimulante decisivo de su pensamiento, El universo, contemplado con los ajos del espiritu, se nos mucstra pro- porcionado y erdenado, Le que desde una vision parcial parece nega- cin del orden, visto desde la debida altura offece otra perspectiva Com reiteata Santo Tomi, el mal estriba, no en fa mera creencia ‘© negacién, sino en la privacién de un bien que corresponde al ser: eLhombre no considera un mal el earecer de alas, pues no esta de nado a volar; por ello nes duele, no lo imposible, sino Io que. siendo posible y conveniente, nas falta. Aqui nos encontramos fermlada ra- tundamente bajo uy varias expresiones, a convertibilidad entre el bien y el se Decir que el mal no es sustancia no es negar su existencia; existe ‘como un virus en el bien. De ahi que su gravedad depende de la exce lencia del bien que esti “comiendo” No se halla en las cosas, sino en 16 - REVISTA AEQUITAS - 16 LS la actividad y en la intencion de quien las usa. Su verdadera causa es la voluntad del hombre en cuanto abusa de su libertad y, atraido por ciertos bienes, 0 por apariencias de bien, se desvia de otros superiores y del bien supremo. Este abuso es el que trastorno y sigue trastornan- do el orden del universo, el que puede convertir la belleza en incenti- vo de la lujuria. El que, olvidando la gracia, nos esclaviza y degrada. Sélo el mal moral merece el nombre de mal, pues vicia la voluatad y el principio mismo del ser, el que a su vez es superior que el sufri- miento o el mal de pena. El que puede incluso ser considerado un bien, ya que toda sancion nos reintegra al orden. Planteado el orden del universo en la génesis misma de la Creacion, el orden moral se inserta en el orden universal. Dios asigna a cada SAN AGUSTIN Y LOS AGUSTINISMOS - 31 orden pagano, ya sea tal @ cual institucién particular, por ejemplo las nstituciones sociales, judiciales, militares, etc... Es cierto que su jui= cio no sicmpre ¢s tan severo: aprucba el orden juridieo romano; habla de “guerras justas” de Roma; reconoce en la esclavitud una institucién conforme —en ciertas eircunstancias~ al “orden natural”; ha defendido Ia mayor parte de las medidas penales fijadas porlargo tiempo en Roma sancionadora de las costumbres sexuales “contra natura’ San Agustin acusa a la ciudad terrestre, en la que él vive pero de la ‘cual no forma parte, de no perseguir mas que honores falses, trampo- 803, provisorios, desviados. De alli que las grandes conquistas de las que se gloria ¢] Imperic Romano no le han aportado mds que vanidad, a nadie le ha dado la verdadera felicidad. Le hace a todas las institu- -ciones el reproche de injusticéa. Pues al no dar a Dios, autor y dueiio de todas las cosss, €1 honor y el respeto que le son debidos, deviene en luna justicta falsa, viciada de pies a cabeza, un desorden, un desarre- glo. Todo «} orden juridico pagane esti -de esta manera privado de justi Alli est la razdn por la cual la “Justicia agustiniana” cocxisée pet fectamente con la temporal; ambas no podrin contradecirse, no se cho- can porque no tienen el mismo ambito de aplicacién. Una, “nos orde- na deponer nuestro amor hacia las cosas temporales". Que importa al mertir que se sinia en el plan de la ley divina que se le quite @ mo se le quite ta vida corporal? Dadas estas premisas, la legislacton de César na tiene importancia, ‘La otra nos indica que la ley humana tiene que ser justa; que el as- pecto directivo es parte de la autoridad; que Jas mismas pueden cam- biar a tenor de las circunstancias; que los castigos tienen que ser jus- tos, “adecuados” al delito, siendo su finalidad Ia correceidn y la en- mienda, Pero por sobre todas las cosas, solo sera ley si es justa, si es conforme a la ley natural fundindase en ta ley eterna. En este esque- ma, el acatamiento a pesar de la injusticia es wna consecuencia secun- daria, toda ver que dicho acto se realiza para no alterar la paz y la concordia. Se puede colegir si ¢l incumplimiiento de una ley injusta, no altera ni la paz nila concordia, en principio, estaria permitido. 32 - REVISTA AEQUITAS - 32 4. JUSTICIA CRISTIANA La justicia cristiana exige mas alla de la medida de las formulacio- nes precisas de los griegos, especialmente Aristoteles, en la particion social de bienes. El verdadero orden divino, el de los origenes, quiere que el Dueno sea el esclavo de sus esclavos, que “aquellos que man- dan tenga cuidado de los otros y sirvan a aquellos a quienes ellos pa- recen mandar”. La justicia es el préstamo gratuito, la remision de las deudas, la donacion caritativa... es el obrero de la ultima hora que re- cibe lo mismo que los otros. San Agustin sabe que esas normas de caridad de la justicia cvistia- na tienen el defecto de no prever con certidumbre ninguna actitu.d ob- jetiva; sus aplicaciones objetivas son diversas hasta el infinito. La jus- ticia en sus consecuencias concretas, es informulable. Entiende Villey, que de esta forma se retoma un tema favorito de la filosofia antigua; tema propiamente platonico y del cual la moral estoica habia hecho amplio uso; que igualmente tenia un lugar en el sistema de Aristote- les. No compartimos esta reflexion del ilustre profesor francés, pues lo realmente impreciso e informulable en Aristdteles es lo justo del caso concreto, pues la igualdad habra que encontrarla en cada una de las relaciones que toque analizar concreta y especificamente. Pero la jus- ticia, como virtud, nunca es imprecisa El deber de San Agustin era predicar esta justicia biblica con drefe- rencia y preeminencia a la justicia de la filosofia clasica pagana del derecho natural: “Amaras a Dios y a tu projimo como a ti mismo” “Haz a otro lo que tu quieres que otro te haga”; alli esta el contenido de lo justo y de las prescripciones de la ley eterna de Creador; este derecho natural quedaria restaurado de tal manera que nuestra razon natural lo conoceria espontaneamente si el pecade no lo hubiera abatido. Pero San Agustin sabe muy bien cuanto difiere este justo del justo de los filosofos paganos. No obstante, sigue fiel, al menos en su terminolo- gia, a la doctrina tradicional de la filosofia juridica clasica greco-ro- mana que ensena que el derecho es lo justo. Los positivistas modernos, habituados a tener la coaccion, como 337 SAN AGUSTIN ¥ LOS ACUSTINIGMOS + 33 criterio de lo juridico, tendran # mal aceptar que tengamos aquiun de- recho (ius), y en €l mejor de los sentides. Los preceptos de Ia justicia ccristiana, imprecisos en sus prescripciones, exigentes hasta el herois~ mo y que se dirigen al corazén del hombre, a sus disposiciones inti- mas, no se-cuidan de ser sancionados, Serta contradictorio que fueran impuestos por la fucrea pues la sanciones no tienen poder alguno sobre cl hombre que renuneia a sus intereses; dejar influir su conducta por la amenazas de castigo © por promesas de recompensas temporales del _juez terrestre, precisamente seria ser injuste y violar el orden del Evan- fgelio. Ello es de la esencia del derecho cristiano, ef no poseer sancidn sobre la tierra. Recordemas que San Agustin pensaba, que sin pecade original, existiria igualmente la “direceidn”, mis la sancién es propia de la naturaleza humana ya caida, V. CONCLUSIONES ‘San Agustin est en un nivel diferente al que ocupan los juristas; sus preocupaciones y pensamientes estin en otro lado, Mientras los asuntos referidas al derecho, son propios de nuestra vida terrenal, San Agustin esti velando siempre por encontrar el camine a la salvacién. En consecuencia, no pretende prever ni inferir soluciones que som pro pia y especificamente juridicas. Solo la ley que es justa, merece tal nombre, pues fundada en Ia ley etema, que es inmutable al igual que la creacién, es también confor- me con la ley natural, la cual ne puede nunca ser borrada. Teniendo esto en cuenta ¢s que San Agustin propugna el cumplimiento de las leyes temporales, por la eonformidad™ que se presta con la ley eterna, No estamios de cuerdo ton las tesis de aquellos que sostienen que el cumplimiento tiene su finalidad en el consuelo de la paz y el orden que nos cabe esperar en este mundo. No podlemos olvidar, que el cum= plimiento de una ley, en tiltima instancia se exige para no alterar la paz y cl orden; por tanto podenias colegir que si el incumplimiento no trae aparejado el desorden, no se nos estaria imponiendo el cumpli- 3 Entendida conectamente como e expasira mis asba, a ofingr el orden, no lo desir ‘mas, qoedando-igualmente sancti ls sansocuceias de nace,

You might also like