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UN MUNDO PERDIDO
La realidad es que nuestro mundo sin Cristo se dirige hacia la condenacin eterna; cada da miles y miles de almas se pierden por la
eternidad.
Si consideramos con detenimiento el preciado tesoro que poseemos los cristianos, esto es, el Evangelio de Jess, y el gran bienestar
que aporta al corazn humano cuando se recibe y cree en l, tal vez podamos exclamar como el apstol Pablo:
Ay de m si no anunciare el evangelio! (1 Co. 9:16).
El mensaje de salvacin es de carcter urgente, y no hay tiempo que perder; para muchas personas es cuestin de vida o muerte.
Sin lugar a dudas, el evangelio de la Salvacin debe ser expuesto a toda criatura, no importa su condicin social, edad, profesin o
religin que profese; el mensaje de la Escritura para el hombre pecador es claro y sencillo 1 Jn. 5:11,12.
Con frecuencia ocurre que los inconvenientes y obstculos que encontramos en nuestro caminar diario, nos impiden dar el paso
decisivo para colaborar con la evangelizacin Si no nos atrevemos a dar testimonio de la Verdad a este mundo, seguramente es
porque no somos conscientes del precio que tuvo que pagar Jess por nosotros.
Todo cristiano, aun dentro de su incapacidad personal, se halla suficientemente dotado por Dios para cumplir con dicha
responsabilidad mencionada; no por sus propias fuerzas, sino por el poder de Dios que acta en l (Ef. 3:20).
Espritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarn; Vuestros
jvenes vern visiones, Y vuestros ancianos soarn sueos;
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Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos das Derramar de
mi Espritu, y profetizarn.