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BIBLIOTECONOMIA ‘ScomermaereeceeemnEreetD Editora: Luisa Orera Orera DSB0002019 SINTESIS MANUAL DE BIBLIOTECONOMIA LUISA ORERA ORERA (Editora) UNIVERSIDAD AUTONOMA DE YUCATAN Direccin General de Desarrollo Académica Departamento de Servicios Bibiotecarios BIBLIOTECA Primera reimpresién: mayo 1997 Segunda reimpresién: octubre 1998 Disefio de cubierta: IV Disefio grafico Reservados todos los derechos, Esti prohibido, bajo las sanciones penales y el esarcimiento civil previstos en las leyes, eproducir, registrar o transmitir esta publi- caci6n, fategra o parcialmente, por cualquier sistema de recuperacién y por cualquier medio, sea mecsnico, lectrénico, magnético, electrospticn, por fotocopia 0 por cualquier otto, sin fa autorizacién previa por escrito de Editorial Sintesis, S.A © Luisa Orera Orera (editora) © EDITORIAL SINTESIS, S. A. Vallehermoso, 34. 28015 Madrid Teléfono 91 $93 20 98, utpe/iwww.sintesis.com Depésito legal: M-24.745-1998 DsB02019 ISBN: 84-7738-363-4 Impreso en Espana - Printed in Spain Esta obra ha sido publicada cop la Ayuda de la Direccisn General del Libro, Archivos y Bibliotecas, del Ministerio dec Indice PRESENTACION CAPITULO 1: CONCEPTO DE BIBLIOTECONOMIA. Luisa Orera Orera 1.1. Terminologfa 1.1.1, Bibliotecologia .. 1.1.2. Biblioteconomfa 1.1.3. Otros términos 1.2. Evolueién histérica 1.2.1. Biblioteconomfa precientifica 1.2.2. Biblioteconomia cientifica, 1.2.3. Biblioteconomfa especializada 1.2.4. Biblioteconomia internacional 1.3, Cardcter cientifico de la Biblioteconomfa. 4, Relacién con otras ciencias.. 14.1, Biblioteconomfa, Documentacién y Ciencias de ta Informacién 1,5. Hacia una definicién de Biblioteconoma. Notas al Capitulo 1... CAPITULO 2: LA ENSENANZA DE LA BIBLIOTECONOMIA. Luisa Orera Orera 2.1, Evoluci6n de la enseffanza 2.1.1. Nacimiento de la ensefianza formal ; 2.1.2. Inclusién de la Documentacién en las escuelas de bibliotecarios 2.1.3. Atmonizaci6n de las ensefianzas \ 2.2. Las escuelas de Biblioteconomia | 2.2.1, Situacién académica (Locus; 2.2.2. Fines y objetivos . 2.2.3, Denominacién y rango, organizacién, sostenimiento e instalaciones . 2.2.4. Biblioteca. | 2.2.5. Personal docente y no docente 8 Indice 2.2.6. Plan de estudios 2.2.7. Otros aspectos. 2.3. La ensefianza de la Biblioteconomia en Espafia . Escuela Superior de Diptomitic: Escuela de Bibliotecarias de la Diputaci6n de Barcelona Escuela de Auxiliares de la Investigacion . Escuela de Documentalistas... . Escuelas de Bibliotecarias de la Universidad de Navarra .6. La Diplomatura de Biblioteconomfa y Documentaci6n . La Licenciatura en Ciencias de la Documentacién .... 3,8, La ensefianza de la Biblioteconomfa fuera de la Universidad, Notas al Capitulo 2.... CAPITULO 3: LA BIBLIOTECA Luisa Orera Orera 3.1. Concepto de biblioteca 3.1.1, La coleccién o fondo bibliografico. 3.1.2, Organizacién... 3.1.3. La difusi6n de ta informacion. 3.2. Archivo, biblioteca y centro de documentacién.... 3.2.1, Diferencias entre biblioteca y centro de documentacié 3.3. Tipologia bibliotecaria 3.3.1, Clasificacién de la UNESCO. 3.3.2. Clasificacién de bibliotecas de la IFLA 3.3.3. Otras clasificaciones. Notas al Capitulo 3... CAPITULO 4: LA PROFESION BIBLIOTECARIA José Antonio Gémez Hernandez 4.1. El personal de la biblioteca. Actitudes y aptitudes profesionales 4.2. Gestién de personal bibliotecario 4.2.1. Tipologfa del personal bibliotecario .. 4.2.2. La selecci6n... 4.2.3. Recomendaciones sobre personal 4.2.4, La tarea de direccién 4.2.5. Organizaci6n y estructuracién del personal. 4.2.6. Condiciones de trabajo 4.2.7. Las relaciones de los bibliotecarios con los gestores institucionales . Situacién en Espafia.. 4.3. Asociacionismo y desarrotto profesional Notas al Capitulo 4 ..... Indice CAPITULO 5: LA COLECCION. FORMACION, DESARROLLO Y MANTENIMIENTO Luisa Orera Orera 5.1. La seleccién. 5.1.1, Tamafio de la coleccién 5.1.2. Contenido de la coleccién 5.2. La adquisicién de documentos. Procedimientos . 5.2.1. Compra 5.2.2. Donativos, legados y depésitos .. 5.2.3. Canje 5.2.4. Depésito Lega Notas al Capitulo 5 . CAPITULO 6: TRATAMIENTO Y UBICACION DE LA COLECCION Josefina Vilchez Pardo 6.1, Procesos administrativos.. 6.1.1, Proceso administrativo de la adquisicién .. 6.1.2. Registro. 6.1.3, Sellado.. 6.2. 6.3. La ubicacién topogréfica de la colecci6n: la signatura.. 6.4. Control de la coleccién: recuentos 0 inventarios Notas al Capitulo 6 .... CAPITULO 7: LOS CATALOGOS COMO INSTRUMENTO DE RECUPERACION DE LA INFORMACION Luisa Orera Orera 7.1. Concepto y funciones... 7.2. Tipos de catélogos. 7.2.1. Catdlogos manuales.. 7.3. Catélogos de bibliotecas. Ejemplo: Notas al capitulo 7. CAPITULO 8: LOS CATALOGOS AUTOMATIZADOS Y SU CONSULTA PUBLICA Francisco Javier Garcfa Marco 8.1. Introducéién ... 8.2. {Qué es un OPAC? 113 113 116 118 118 120 123 as 131 134 = Ee 14] 142 144 149 153 154 10 Indice oe 8.4, 8.5. | 8.7. Notas al Capitulo Desarrollo histérico: las tres generaciones de OPACS.. Aspectos estructurales: elementos componentes . El usuario. . El profesional . El entorno de trabaj Estructura fisica del sistema informatico . Estructura l6gica de almacenamiento de los datos . El lenguaje de interrogacié '. La codificacién: los términos y clasificacién.. 8.4.8. El interfaz de usuario.. Aspectos dinémicos del OPAC: el acceso bibliogréfico y las estrategias de recuperacién..... 8.5.1. Las fases de la sesion y las funciones del lenguaje de recuperacion. 8.5.2. La asistencia al usuario... 8.5.3. La importancia de formacién. Retos actuales y perspectivas de futuro .. 8.6.1. La biblioteca 3: interconexién de centros y recursos 8.6.2. Hipertexto.. 8.6.3. Entornos graficos: The Book House ¢ IRMA... 8.6.4, Recuperacién asistida mediante sistemas experto: Conclusién CAPITULO 9: CONSERVACION DE LA COLECCION 9.1. 9.2. 9.3. 9.4, 9.5. 9.6. 97. Marta Adelaida Allo Manero Prineipios para la preservaci6n y conservacién de los materiales bibliogréficos Anilisis de la situaci6n: evaluacién de las necesidades de conservaci6n El entorno ambiental 9.3.1. El depésito 9.3.2. La iluminacién. 9.3.3. Control del microclima, 9.3.4. Control de la contaminacién atmosférica . Control biético: previsién contra plagas.. . Proteccién contra el fuego .. 3.7. Proteccién contra el robo y el vandalismo La instalacién y manipulacion de las colecciones.. 4.1, Instalacién y almacenamiento .4.2, Reglamentos para la manipulaci6 EI plan de emergenci Programa de reparaciones y mantenimiento de la coleccié 9.6.1. Actividades reparadoras .. 9.6.2. La encuadernacién.... La preservacién de la informaci6n: técnicas de reproduccién y sistemas de almacenamiento.. 156 157 157 158 158 159 160 160 162 163 165 166, 169 _ 172 172 176 176 177 178 178 181 183 184 184 ce 186 187 egy 188 189 ce 190 192 = 192 ee) 194 Indice 11 9.7.1. Fotocopia... 195 9.7.2. Microfilmaci6i 195 9.7.3. Sistemas de almacenamiento informético 196 9.8. Nuevas estrategias tecnolégicas 197 Notas al Capitulo 9.... 198 CAPITULO 10: EL SOPORTE DE LA BIBLIOTECA Hortensia Garcia Valenzuela 10.1. Eledificio, Problemas planteados en la construccién. Ubicacién, Medidas de seguridad .. 201 10.1.1. La ventilacién. 201 10.1.2. La instalacién eléctrica.. 10.1.3. La calefaccién 10.2.1. Servicios piblicos.. 10.2.2, Servicios interno: 10.2.3, De circulacién 10.2.4. De locales anexos 10.3, Conexiones y sefializacién . CAPITULO 11: EQUIPAMIENTO DE LA BIBLIOTECA Hortensia Garcta Valenzuela 11.1, Mobiliari 215 11.2. Equipamiento técnico... 217 11.2.1, Servicios internos.. 217 11.2.2, Servicios piblico: 218 CAPITULO 12; LOS USUARIOS José Antonio Gémez Hernandez 12.1. La orientaci6n al usuario de la biblioteca 229 12.2, El estudio de los usuarios. 12.2.1. Obtencién de la informacién sobre los usuarios de fuentes indirectas 231 12.2.2. Obtencién de informacién de fuentes directas 232 12.3, Formacién de usuarios 234 124, Técnicas de comunicaci6n y relaciones ptiblicas... 237 12.4.1. Sensibilizaci6n .. 237 12.4.2. 1.aconstruccién de la imagen de la biblioteca. 238 12.4.3, Problemas y actitudes en la comunicacién, 239 12.4.4, Peculiaridades de la comunicacién oral, escrita y telef6nica, 241 12.4.5. Actittdes personales que favorecen la comunicacién 242 Notas al Capitulo 12 .... 242 12 Indice CAPITULO 13: SERVICIOS DE LECTURA EN SALA Y PRESTAMO Araceli Garcia Rodriguez 13.1, Lectura en sala, El acceso a la coleccién 13.1.1, Acceso directo 13.1.2. Acceso indirecto 13.1.3, Acceso semidirec 13.2. El servicio de préstamo... 13.2.1, Préstamo personal . 13.2.2. Préstamo colectivo 13.2.3, Préstamo interbibliotecario .. Notas al Capitulo 13... CAPITULO 14: SERVICIOS DE INFORMACION Y REFERENCIA José Antonio Cordén Garcta 14.1, Concepto ... 14.1.1. Seleccién y adquisicién de una coleccién de materiales primarios 14,1,2. Seleccién y adquisicién de una coleccién de obras de informacién directa ¢ indirecta. .. 14.1,3. Creacién de un archivo o base de datos 14.1.4. Instrucci6n a los usuarios acerca del uso efectivo de las bibliotecas 14.2, Evaluacién del servicio de referen« 14.3, Conclusiones.. Notas al Capitulo 14 CAPITULO 15: ACTIVIDADES CULTURALES EN LA BIBLIOTECA Araceli Garcia Rodriguez 15.1, Definicién y objetivos. 15.2. Actividades de extensién cultural 15.3. Planificaci6n de actividades. Notas al Cap/tulo 15 CAPITULO 16: DEFINICION Y PLANIFICACION DE LA GESTION BIBLIOTECARIA Jaime Luis Pen Pérez 16.1 Los conceptos de planificacién y la definicién de andlisis y funciones en una biblioteca y en un sistema bibliotecario. El establecimiento y puesta en prdctica de la planificacién bibliotecari La ejecucién y el control de gestién del desarrollo de actividades. 16.3.1. Los elementos y el disefio de un sistema de control de gestién 16.3.2. Los indicadores como instrumento informativo de control... 247 249 250 262 265 266 267 272 272 #4) 283 284 289 290 293 296 297 300 301 303 304, Indice CAPITULO 17: LA GESTION ADMINISTRATIVA Y PRESUPUESTARIA. Jaime Luis Peon Pérez 17.1. Lanoci6n de servicio pablico y la gestién administrativa 17.2. El concepto de presupuesto y 1a planificacién presupuestaria 17.3. La atribucién y distribucién de tareas y funciones, 17.4. La ejecucién y control de la gestién presupuestari CAPITULO 18; LA EVALUACION DE SERVICIOS BIBLIOTECARIOS Jaime Luis Peén Pérez 18.1, La nocién de evaluacién y sus aplicaciones practicas en bibliotecas .. 18.2. La evaluacién de los servicios bibli 18.3, La evaluacién de la actividad bibliotecaria: presupuestos, personal y procesos técnicas, 18.3.1. La evaluaci6n de los presupuesto. 18.3.2. La evaluacién de personal..... 18.3.3. La evaluacién de pracesos técnicos 18.4, La evaluacién de bibliotecas y la evaluacin de los sistemas bibliotecarios . CAPITULO 19: LAS BIBLIOTECAS NACIONALES Inmaculada Vellosillo Gonzdlez 19.1. Concepto y evolucién. 19.2. Caracterfsticas y funcione: 19.3. Principales bibliotecas nacionales en el mundo... 19.3.1. Biblioteca Nacional francesa (Bibliothéque Nationale). 19.3.2. The Bristish Library... 19.3.3. Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (Library of Congress) Notas al Capitulo 1 CAPITULO 20: LA BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPANA Y LAS BIBLIOTECAS CENTRALES DE LAS COMUNIDADES AUTONOMAS Luisa Orera Orera 20.1. La Biblioteca Nacional. 20.1.1. Historia. 20.1.2. Régimen juridico, organizacién y funciones. 20.1.3. Gestion de ta Biblioteca Nacional 20.1.4. La coleccién 20.1.5. Servicios de la Biblioteca Nacional 20.2, Las bibliotecas centraies de las Comunidades Auténomas (CCAA) 20.2.1. Biblioteca de Andalucfa... 20.2.2. Biblioteca de Aragén. 307 309 311 ces 315 316 317 317 319 = apa) 325 328 333 333 334 334 Eee) 337 337 338 342 343 347 354 356 356 14 Indice Notas al Capftulo 20... 20.2.3. Biblioteca de Asturias..... 20.2.4. Biblioteca Nacional de Catalufia. 20.2.5, Biblioteca Regional de Madrid 20.2.6, Biblioteca Publica de Murcis 20.2.7. Biblioteca de Castilla-Leén.. 20.2.8. Biblioteca Valenciana... 20.2.9. Otras Comunidades Auténomas. CAPITULO 21: LA BIBLIOTECA UNIVERSITARIA. 21.1. 21 213 214. Notas al Capitulo 21. 2. Normas y recomendaciones para bibliotecas universitari José Antonio Gomez Hernandez La funcién de la biblioteca en la Educacién Superior 21.2.1, Normas internacionales para bibliotecas universitarias .. 21.2.2. Normas espafiola : Los usuarios .. Tendencias actuales en la gestién.. 21.4.1. Modelo y estructuracién de las bibliotecas universitarias.. 21.4.2. La comunicacién en [a biblioteca universitaria, 21.4.3. Cooperacién y rede CAP{TULO 22: LAS BIBLIOTECAS ESPECIALIZADAS 22.1 22.2. 22.3, 22.4. Inmaculada Vellosillo Gonzdlez Concepto, caracteristicas y funciones ... Los fondos en las bibliotecas especializadas: composicin y tratamiento. Los usuarios y los servicios en las bibliotecas especializadas Las bibliotecas especializadas en Espafia... CAPITULO 23: LA BIBLIOTECA PUBLICA 23.1. 23.2. eek Luisa Orera Orera Definicia y funciones 23.1.1. Manifiesto de la Normas para bibliotecas paiblicas . Servicios de la biblioteca piblica. 23.3.1. Servicio de informacién y consulta de documentos. 23.3.2. Servicios para nifios y j6venes 23.3.3. Servicios a escuelas... 23.3.4. Servicios a personas discapacitadas. Servicios a personas que no pueden acudir a la biblioteca, Servicios a minorias éinicas y lingifsticas...... 357 357 bee 359 359 360 360 361 363 366 366 370 371 374 374 375 375 cus KES 380 382 384 387 387 390 393 394 394 = 396 Indice 23.4, Sistemas de bibliotecas puiblicas 23.4.1. Sistemas urbanos. 23.4.2. Sistemas “rurales” . 235, Bibliotecas piblicas en Espatt 235.1. Bibliotecas pablicas de titulari 23.5.2. Bibliotecas piiblicas municipales 23.5.3. Sistemas bibliotecarios aut6nomos .. Notas al Capitulo 23 . CAPITULO 24: BIBLIOTECAS ESCOLARES José Antonio Gémez Hernandez 24.1, Fundamentos tedricos de la biblioteca escolar en Espafta. Los planteamientos de la LOGSE y la Reforma Educativa sobre las bibliotecas y el acceso a Ia in- formacién 24.1.1. La biblioteca escolar en la Educacién Infantil 24.1.2. La biblioteca escolar en la Educacién Primaria 24.1.3, La biblioteca escolar en la Educacién Secundaria Obligatori 24.2. Problemas pata la normalizacién de la biblioteca escolar en Espafia . 24.3. Aspectos basicos de gestién de bibliotecas escolares 24.3.1, Objetivos.... 24.3.2. Modelo de biblioteca escolar 24.3.3, Algunas recomendaciones generales. 24.3.4. Posibilidades de coordinaci6n de las bibliotecas escolares. 24.3.5. Servicios y actividades Notas al Capitulo 24 . CAP{TULO 25: FUNDAMENTOS DE POLITICA BIBLIOTECARIA Juan Ros Garcta 25.1. Concepto de politica bibliotecaria... 2. Componentes de la politica bibliotecari 25.2.1, Primer componente: el Estado . 25.2.2. Las Comunidades Auténoma: 25.2.3. Los partidos politicos 25,3. Hacia un modelo de biblioteca Notas al Capitulo 25...... CAP{TULO 26: REDES DE BIBLIOTECAS Antonio-Paulo Ubieto Artur 26.1. Concepto y origen.. 26.2. La infraesiructura telemética y sus servicios EI modelo de referencia OSI de ISO: la teorfa... Los servicios de transporte: redes fisicas (niveles 1-6 OSI) = 399 401 401 402 404 404 405 407 408 410 412 415 416 416 416 417 418 419 7. 16 Indice 7 Notas al Capitulo 26 . 26.2.3. Los servicios de aplicacién genéricos (TCP/IP y OSI): nivel 7 OST 26.2.4, Localizacién de informacién: varios (TCP/IP), X.500 (OSI) Principales redes de bibliotecas 26.3.1, Procesos bibliotecarios y normalizacién ISO (nivel 7 OSI) 26.3.2. Modelos de redes de bibliotecas . 26.3.3. Algunas redes de bibliotecas.. CAPITULO 27: COOPERACION INTERNACIONAL, 27.1. 27.2. 27.3. 27.4. Notas al Capitulo 27 BIBLIOGRAFIA..... Luisa Orera Orera Concepto de cooperacién. Organismos internacionales de cooperacin Planes internacionales de cooperaci6i Normalizacién internacional 451 453 454 455 457 458 463 467 469 471 _ 476 _ PRESENTACION Al escribir un manual de Biblioteconomfa, necesariamente hay que reflexionar sobre la biblioteca, que sufre hoy la mayor crisis de identidad de su historia acompa- fiada de negros augurios en su futuro, habléndose incluso de su desaparicion. El mundo de la informacién, acompafiado por el desarrollo tecnolégico y las tele- comunicaciones, ha experimentado tal cambio, cuantitativo y cualitativo, que ha roto todos los esquemas anteriores. Por otra parte, los acontecimientos se suceden tan ra- pidamente que no hay tiempo para asimilarlos. Deslumbrados y desorientados ante tales cambios surge entonces la pregunta acerca de si la biblioteca, que ha tenido una existencia reposada a lo largo de su historia, ser capaz de adaptarse y sobrevivir a cambios tan vertiginosos. Frente esto, la biblioteca ha comenzado un proceso de adaptacién a estos cambios, con la incorporacién de nuevos soportes en sus colecciones, la aplicacién de nuevas tecnologfas a los procesos de gestién y servicios a los usuarios, asf como la integracién en redes. Y como resultado de todo ello, actualmente las bibliotecas gozan de mayor desarrollo y vitalidad que en otras épocas, coincidiendo este mayor grado de evolucién con los paises mas avanzados en los campos a que antes nos hemos referido, En este inmenso y diversificado mundo de la informacién, creemos que hay lugar para todos los sistemas de informacion, haciéndose necesaria ademds una especiali- zacién de los mismos, porque si no fuera asi, éste resultaria inabarcable. Las bibliote- cas tienen un papel muy importante que cumplir dentro del mundo de la informacién en general y mas concretamente, en el Ambito de la informacién, formacién, desarro- llo de la cultura e incluso, en la ocupacién del ocio de los ciudadanos, en este ultimo caso por parte de la biblioteca publica. En otro orden de cosas, la existencia de bibliotecas tales como las nacionales, publi- cas, universitarias y escolares, como diversas manifestaciones de la biblioteca, entendida éta como un servicio piiblico, contribuyen al desarrollo de la libertad de pensamiento. Si algtin dia la biblioteca, foro de encuentro de ideas y culturas diferentes, muriera, esta libertad sufrirfa un duro golpe. Convencidos dé-que la biblioteca, aunque sometida a una constante y profunda evolucién, perdurar4, nos decidimos a escribir este Manual de Biblioteconomfa, acep- 18 Manual de Biblioteconomia tando la invitacién del profesor Lopez Yepes, que coordina la colecci6n “Biblioteco- nomfa y Documentacién” de la editorial Sintesis y contando con Ia valiosa colabora- cién de todos los profesores que se han ocupado de escribir los distintos capitulos. El Manual pretende servir de ayuda a aquellos alumnos que cursan estudios de Biblioteconomia y Documentacién y que necesitan adquirir conocimientos sobre el amplio mundo de las bibliotecas, por lo que se ha pretendido dar una visin global so- bre el tema. El contenido de la obra se articula en torno a cuatro apartados: — El primero comprende los capftulos 1 a 4 y cumplen una funcién introducto- ria, En él se desarrollan los conceptos de Biblioteconomfa y biblioteca, y se habla acerca del personal bibliotecario, — El segundo, integrado por los capftulos 5 a 18, se dedica a Biblioteconomfa ge- neral, traténdose aspectos que afectan a cualquier biblioteca como son: la for- maci6n, desarrollo, mantenimiento y conservacién de la colecci6n, el trata- miento técnico y la creacién de catdlogos, el seporte fisico de la biblioteca, los usuarios y los servicios, asf como la planificacién, la gestion bibliotecaria y la eva- luaci6n de los servicios. — El tercero, compuesto por los capitulos 19 a 24 se centra en el estudio de los distintos tipos de bibliotecas: nacionales, universitarias, especializadas, publi- cas y escolares. — Elcuarto y ultimo apartado, que recoge los capitulos restantes, se dedica al es- tudio de las diversos aspectos relacionados con la cooperacién interbiblioteca- tia: el concepto de politica bibliotecaria, el Sistema Bibliotecatio Espajiol, la redes de bibliotecas y, por tiltimo, una visién general de la cooperaci6n inter- nacional. Se incluye ademés, una bibliogratia por capitulos y una general en la que se reco- gen obras de referencia (manuales, diccionarios, enciclopedias, directorios) y revistas. La elaboracién de la obra ha supuesto una experiencia larga y trabajosa y, por tanto, dura pero gratificante, tanto en el plano profesional como humano. En el pri- mero, se ha producido un intercambio de conocimientos entre profesores especialistas de varias Universidades y, como consecuencia, un gran enriquecimiento. En el plano humano, ha sido una experiencia entrafiable que nos ha servido para mantener 0 en- tablar por primera vez una amistad con aquellos compafieros que no conociamos. Los retrasos, los problemas humanos, etc., creo que nos han unido. Con la esperanza de que el sentimiento sea recfproco, desde aqui les damos a todos las gracias. Somos conscientes de que todo es superable y también de que realizar una obra por primera vez es lo més costoso, por lo que una vez hecho el primer esfuerzo, nos gustaria tener ocasién de perfeccionarla en el futuro. Luisa Orera Orera 1 CONCEPTO DE BIBLIOTECONOMIA Luisa Orera Orera 1, Terminologia Antes de pasar a estudiar el concepto de Biblioteconomfa es preciso hablar de los distintos términos usados para definir la ciencia bibliotecaria, paso previo para clarifi- car este concepto y estudiar su evoluc Han sido muchas las denominaciones utilizadas, fruto, a nuestro modo de ver, de la propia evolucién del concepto. En la actualidad siguen siendo varios los términos utiliza- Gos. En espafiol los dos mas conocidos son el de Bibliotecologia y el de Biblioteconomia. LLL. Bibliotecologta Detiva de tres vocablos griegos: biblion, libro; theke, caja; logos, palabra, verbo. Este término fue propuesto por Ernesto G. Gietz en 1940 en su obra Biblioteca y ele- mentos bibliogr4ficas, e inmediatamente adoptado y definido por Domingo Buonocore como: “EI conjunto sistematico de conocimientos telativos al libro y a la biblioteca”. Fumagalli lo usa como sindnimo de Biblioteconomia. Sin embargo, Buonocore considera que la Biblioteconomfa es s6lo una rama de Ja Bibliotecologfa que com- prende las disciplinas que: “... se refieren al libro en sf mismo, individualmente como entidad auténoma, y las relativas a la biblioteca, esto es, el libro como elemento inte- grante de una serie, conjunto 0 universalidad de hecho”? En el primer grupo incluye la Bibliologfa, Bibliotecnia y la Bibliografia, y en el se- gundo, la Biblioteconomia y la Bibliotecografia. Como disciplinas auxiliares: Paleo- grafia, Diplomética, Filologfa y Metodologfa Histérica, Emilia Currds también dife- rencia ambos términos: “... el término biblioteconomia sigue persistiendo y sigue utilizéndose. Pero he aqui que el concepto estatico de biblioteca, como lugar donde se conservan y guar- dan los libros, se ha visto convulsionado, Actualmente se acude a ellas para buscar informaci6n... E] término Biblioteconomia se ha quedado pequefio y se ha empeza- doa utilizar el de Bibliotecologta. 20. Manual de Biblioteconomia Se ha dicho que la Biblioteconomia presupone una postura estética, mientras que la Bibliotecologia implica un movimiento dinémico. Es un término de uso muy reciente sobre todo en Espaiia, en donde atin no es aceptado por la mayorfa de los bibliotecarios. Segtin los razonamientos aquf expuestos, la bibliotecologia, como tratado de las bibliotecas y englobando en éstas todos los procesos que en ella tienen lugar, desde que llega el libro hasta que sale la informacién hacia el lector, comprende la Biblio- logfa, la Bibliografia y la Biblioteconomfa, Aunque todas ellas sean parte del mismo rango y se consideren a un mismo nivel cientifico y metodolégico.”> La relaci6n entre estas ciencias las representa graficamente: LIBROS ct ESTUDIA RECOPILA f CLASIFICA “BIBLIOLOGIA CONSERVA BIBLIOTECA DESCRIBE | BIBLIOGRAHA ORGANIZACION Y ADMINISTRACION BIBLIOTECONOMIA DIFUNDE —————— INFORMACION BIBLIOTECOLOGIA‘ Mas recientemente, E. Molina propone en Espafia el uso del término Biblioteco- logfa en vez del de Biblioteconomfa. A propésito de dicho cambio, el autor expone: Capitulo I: Concepto de Biblioteconomia 21 “Las disquisiciones lexicol6gicas de Buonocore, que vemos también en un contex- to mucho més actual, incluidas en cl pensamiento de Serrai, nos permiten reconocer Jas siguientes asociaciones semédnticas: nomos (-nomia) con normas, usos, précticas de aprendizaje y de ejecucién, para un periodo precientifico y empitico; logos (-logia) con el conocimiento cientifico y con la teorfa y sus desarrollos técnicos. ZY no puede -no necesita~ la Biblioteconomia cientifica, la Biblioteconomfa tal como hoy Ia concebimos (0 al menos, tal como yo propongo definirla y profesarla) lamarse més propiamente Bibliotecologfa, eliminando de sf los significados inope- rantes y obsoletos que datan de un pretérito ya superado? El interrogante queda abierto, y mi propuesta modestamente en pie.” Independientemente de las diferencias sefialadas por distintos autores, Biblioteco- nomfa y Bibliotecologia constituyen con frecuencia sinénimos, determinando el uso de uno 'u otto término el Area cultural de que se trate. Por ejemplo, el 4rea sudameri- cana emplea el término Bibliotecologia, mientras que en Espafia el término més ex- tendido es el de Biblioteconomia. 11.2. Biblioteconomia Este término viene de: biblion, libro; theke, caja, armario; y nomos, regla, ley. Es el de uso mas generalizado en Espaifa. Ya hemos sefialado que a veces se usa como sindnimo de Bibliotecologia. Tam- bién hemos dicho que algunos autores (Buonocore, Currds, etc.) la consideran una ra- ma de la Bibliotecologfa. Buonocore la define como: «... el conjunto de conocimientos tedricos y técnicos relativos a la organizacion y administracién de una biblioteca. Comprende una parte doctrinaria que estudia la teoria de la selecci6n y adquisicién de libros, catalogacién, clasificacién y el régimen econémico-administrativo de Ja biblioteca: recursos, local y mobiliario, personal, conservaci6n de los libros y uso de la biblioteca y una parte que se relaciona propia~ mente con el arte de administrarla, de gobernarla, para realizar con la mayor eficacia y el menor esfuerzo los fines especificos de la institucién. La primera parte es cientffico-técnica; la segunda, en cambio, polftico-adminis- trativa, pues comprende el estudio de los métodos, medios y formas mds convenien- tes para asegurar un buen servicio publico de lectura.”® Carrién usa el término Biblioteconomfa para seferirse a la ciencia que se ocupa de la biblioteca: “La vieja Biblioteconomia se ha transformado porque a la biblioteca ac- tual se le pide que trascienda sus propios fines tradicionales. La complejidad creciente de la biblioteca y de la estructura bibliotecaria exigen una serie de conocimientos a cuyo conjunto podemos seguir Ilamando, si queremos, biblioteconomia”?. ‘Mas adelante vuelve a reiterar la denominacidn de Biblioteconomia: “La realidad, sobre todo la hist6rica y social, con su complejidad ha hecho asf diversificarse el cono- cimiento bibliotecario, pero, al mismo tiempo, han hecho nacer una nueva rama del arbol de la ciencia: la ciencia de lo que tienen en contin tadas fas bibliotecas. No hay inconveniente alguno en que, conservando un viejo y prestigioso nombre, la llamemos biblioteconomia’s. En espafiol, otros términos han sido menos afortunados, como, por ejemplo, el de Bibliotecosoffa, tratluccién del término alemén Bibliothekswissenschafi, recomendado por Tumburus, 22 Manuat de Biblioteconomia 1.13. Otros términos En inglés se usan varios términos relacionados de una u otra forma con la “Cien- cia de la biblioteca”: — Library Economy. — Library Service, — Library and Information Science. — Library Science. — Librarianship. Los dos tiltimos son los mas usados a la hora de denominar la “Ciencia biblioteca- ria”. La ALA los define asf: — Library Science: “Bibliotecologia. Conocimientos necesarios para seleccionar, adquisir y organizar la informacién registrada, utiliz4ndola para cubrir las ne~ cesidades y demandas de los lectores”. — Librarianship: “Cargo 0 funcién del bibliotecario; profesién de bibliotecario; cometido del bibliotecario, Profesién que se ocupa de aplicar el conocimiento de medios y de aquellos principios, teorias, técnicas y tecnologias que contri- buyen al establecimiento, preservacién, organizaci6n y utilizacién de los fon- dos de las bibliotecas y la difusién de fa informacion a través de los medios in- dicados para ello”®. A lo largo del Manual nosotros utilizaremos la denominacién de Biblioteconomia porque es el término més extendido en Espafia. 1,2. Evolucién hist6rica La existencia de la Biblioteconomia es muy antigua, y ha variado tanto como ta biblioteca, En esta evolucién podemos distinguir varias etapas: 1) Biblioteconomfa precientifica, 2) Biblioteconomfa cientifica. 3) Biblioteconomia especializada, 1.2.1. Biblioteconomia precientifica Algunos autores han distinguido una etapa que denominan precientffica, que se corresponde con bibliotecas consistentes en depésitos de tesoros bibliogrdficos! y unos bibliotecarios erudito-conservadores. A esta fase corresponde una dilatada etapa hist6rica de las bibliotecas, que nacen en el mundo oriental y se extenderan al occidental. Los ejemplos son numerosisimos: la biblioteca de Ebla, la de Asurbanipal, las “casas de la vida” egipcias, etc. Durante este perfodo destacaron las bibliotecas de Alejandsfa y Pérgamo, rodeadas de leyenda. La primera, creada por Ptolomeo I Soter (366-283 a. C.), fue sin duda la mas famosa de la Antigtiedad, hasta que desaparecié bajo el califa Omar. Igualmente fue famosa la bi- blioteca de Pérgamo en la que, segiin una opinion hoy desterrada, se comenz6 a usar el pergamino. De Roma son muy conocidas las del Palatino y la Octaviana en época de Cayo Julio César (10f a. C.-44 d. C.), bajo el cual se establecieron las bibliotecas publi- Capitulo 1: Concepto de Biblioteconomia 23 cas. Durante la Alta Edad Media, la cultura quedé en manos de la Iglesia, floreciendo las bibliotecas monésticas, gracias a cuyos scriptoria se conservé gran parte de la cultu- ra occidental. También en el mundo isl4mico surgieron importantes bibliotecas. En la Baja Edad Media las bibliotecas fueron mas abundantes, apareciendo las catedralicias ylas de las universidades, asf como las de los monarcas y nobles. Durante este largo perfodo comienza a desarrollarse la Biblioteconomfa, concebi- da como el arte de conservar los tesoros de aquellas bibliotecas. Las técnicas para conservar los libros se remontan a la época del nacimiento de las primeras bibliotecas. Ya en Ebla se pone de manifiesto la aplicacién de técnicas bibliotecarias: “Clasifica- cién de los materiales, signaturas en los lomos de las tabletas para su pronta localiza- cidn y estanterfas en las que los materiales descansaban ordenados por su forma y por su contenido para que se conservaran con seguridad y se encontraran con rapidez”!, En época romana, Varrén y Vitrubio se ocuparan de escribir consejos para la con- servacién del libro. Estos serén numerosos a lo largo de la Historia y cada estudioso hard referencia a los autores de su pafs. Podemos recordar las Etimologtas de san Isi- doro’2, Posteriormente, la Instructio Officialium -sobre todo el capitulo Librarius- de Umberto de Romanis, realizado en 1260 y publicado en 1505, y una segunda edicin, en 1507. Otros escritos como el titulado Informatorium Bibliothecae, de Georgius Carpentarius, conservado en Ja Biblioteca de Basilea, etc.!3, Siguiendo con la evolucién de las bibliotecas, la invencién de la imprenta por Jo- hannes Gensfleisch Gutenberg en el siglo xv, tendra gran trascendencia en dicha evo- lucién. Los siglos xv y XVI fueron época de creacién de grandes bibliotecas: la Marcia- na de Venecia, la Ambrosiana de Mildn, la Mediceo Laurentiana de Florencia, etc. En el siglo xvir crecieron las bibliotecas de la Compaiifa de Jestis, las de importantes mo- nasterios de centro Europa y las grandes bibliotecas reales, origen luego de las biblio- tecas nacionales, como la de Fontainebleau", Paralelamente, la Biblioteconomfa ir evolucionando, Se admite generalmente que fue Gabriel Naudé, el futuro bibliotecario de Mazarino, quien establecié en 1627 los principios de la Biblioteconomia moderna en su Advis pour dresser une bibliothéque's. En 1644 apareci6 una edicién corregida y aumentada por Louys Jacob en la que se in- clufa un Traicte des plus belles bibliotheques publiques et particuliéres, qui ont esté et qui sont a pressent dans le monde. Més tarde se tradujo al latin y al inglés. En su obra, Naudé se ocupa de diversos temas relacionados con la biblioteca co- mo: “... el ntimero y los libros que deben formarla, los donativos, los servicios de la bi- blioteca, su ubicacién, 1a colocacién de los libros, el acceso a la biblioteca, las cualida- des de] bibliotecario, ete.”"*. Aunque la palabra Biblioteconomfa la usé por primera vez Gabriel Naudé en 1633 en su Bibliografia Politica’, parece que no se impondria hasta pasados dos si- glos, cuando el librero-biblidgrafo Léopold-Auguste-Constantin Hesse la lance en su obra: Bibliothéconomie: instructions sur l’arrangement, la conservation et l’administra- tion des bibliothéques, publicada en 1839, bajo el seudénimo de L. A. Constantin. En la obra, el autor separa la Biblioteconomfa de la Bibliografia y pone el acento en los conocimientos técnicos, que, segtin él, habfan sido infravalorados hasta entonces. La obra pasa revista a problemas relacionados con las colecciones (constitucién, creci- miento, clasificaci6n, catalogacién, conservacién), con los usuarios (deberes reciprocos del personal y del pubblico, acceso a los libros, préstamos) y con la misma biblioteca en cuanto a servicio organizado (reglamento, personal, contabilidad, local, amueblamiento), que son los tres tipos de problemas que hoy, todavia, constituyen la base de la ensefianza de la Biblioteconomia’’. 24 Manual de Biblioteconomia Estos dos tiltimos autores seran ya representantes de lo que algunos denominan Biblioteconomfa protocientifica”’. 1.2.2. Biblioteconomta cientifica La evolucién de la Biblioteconomfa desembocaré en la llamada Biblioteconomia cientifica, que hard su aparicidn en el siglo xix. Se corresponde con unas bibliotecas- centros de informacién/educaci6n/recreo sociocultural, y con unos bibliotecarios/ agentes difusores de la informaci6n. La Biblioteconomia en esta fase es la ciencia de la seleccién organizada y de la difusién de los fondos \ibrarios y audiovisuales. En esta evolucién parece que hay unanimidad en admitir que e\ momento decisi- vo es la aparicin de la biblioteca pablica en el mundo anglosajén, lo que acontece a mediados del siglo xix. Pero este nacimiento es fruto de una demanda social que hunde sus rafces en épocas anteriores, por lo que conviene detenernos en sus origenes, de los cuales los més préximos hay que buscarlos en el siglo xvill, €poca del inicio de la lectura publi- ca frente a la lectura institucionalizada anterior, cuando jas bibliotecas estaban al ser- vicio de una institucién 0 eran privadas. Hay algunas circunstancias que contribuye- ron a ello: a) Triunfo de la cultura secular frente a la religiosa. El proceso de secularizacion de la cultura, que tiene sus orfgenes en el Renacimiento, alcanza su culmina- cidn en el siglo xvin. b) Triunfo de los libros en lengua verndcula frente a los libros en lengua latina. La publicacién generalizada de libros en lengua verndcula, favorecié la circulacién imerior del libro, por ser muchas las personas que sabian leer, pero ignoraban el latin y, atin més, el griego. Los capaces de leer disponfan normalmente de recursos econdmicos holgados, pero, en muchos casos, no suficientes para adquirir los libros en cuya lectura estaban interesa- dos, por lo que se vieron obligados a recurrir a las bibliotecas existentes, algunas de las cuales se hicieron mAs accesibles: los gobiernos crearon bibliotecas nacionales (ponien- do al servicio de los ciudadanos las bibliotecas reales); algunos nobles abrieron las suyas y las iglesias se preocuparon por facilitar libros. Por otra parte, para atender esta demanda, surgieron nuevas bibliotecas, como las bibliotecas parroquiales, que nacievon en Inglaterra y sus colonias americana, y, aun- que sus libros, en general, iban destinados a la formacién de religiosos, a veces se ofrecfan a los laicos. También aparecieron a principios del siglo xvill, y asimismo en Inglaterra, los clubes del libro o sociedades de lectura, que al principio fueron suscita- dos por clérigos. Posteriormente evolucionaron hasta consistir en que varios conoci- dos 0 amigos se reunieran para poder leer. Para ello se adquirfan una serie de libros mediante la aportacién econémica de cada uno de ellos. Cuando habfan sido leidos se vendfan y compraban otros. Habia también otro tipo de bibliotecas, como las llama- das de préstamo, muchas veces organizadas por libreros, como ampliacion de su nego- cio”, En cuanto al concepto actual de biblioteca publica, tiene su origen en el siglo xix y est ligado al mundo anglosajén. Nace con la finalidad de proporcionar libros a las clases sociales cuyos miembros no habfan tenido acceso al mismo en los siglos anterio- Capitulo 1: Concepto de Biblioteconomia 25 res, Con ellos se pretendfa proporcionar a dichas clases sociales: formacién profesio- nal, moral y recreo. En el siglo xix, se dieron una serie de cambios socio-econémicos y culturales que influyeron directamente en el nacimiento de las bibliotecas publicas: 1) La sociedad industrial trae, entre otras cosas, la posibilidad de ascender en la escala social mediante al acceso a puestos de trabajo mejor remunerados. Esta posibilidad de acceso esta unida a la mejora de formaci6n profesional. Por otra parte, el asceriso en la escala social lleva consigo la necesidad de adaptar- se a nuevas costumbres, a una nueva moral, etc. Todo ello genera la necesidad de formacién de todo tipo, que puede adquirirse por distintos medios, incluido el de la lectura. 2) El abaratamiento del libro, impulsado por una serie de avances tecnolégicos que permiten producir mAs libros y mas baratos, y por el crecimiento de la de- manda, unido a una nueva clase lectora, que se noté sobre todo en el aumento de las tiradas de prensa. 3) Demanda de lectura, unida a la demanda de instruccién, por parte de las cla- ses populares. Ello se basaba en la idea de que sin disponer de lecturas ade- cuadas, el esfuerzo de aprender a leer resultaba initil. El problema era importante, afectaba a toda la sociedad, y las bibliotecas debian ser para todos y sostenidas con dinero pUblico, de ahf su nombre*!, Andando el tiem- po, la biblioteca ptiblica se consolidarfa como una biblioteca para cualquier ciudadano sin distincién de raza, color, nacionalidad, edad, sexo, religién, lengua, situacién social onivel de instruccién” y con misiones informativas, culturales y recreativas. Todo ello influy6 de forma decisiva en la evoluci6n de la Biblioteconomia que tuvo que cambiar sus antiguos principios para adaptarse a las necesidades de los nuevos usuarios que irrumpfan en una biblioteca de todos. Hay, ademis de la profunda evolucién de la biblioteca, otra serie de factores, que contribuirfan a la evolucién de la Biblioteconomia, entre los que podemos citar: a) La creacién de las primeras asociaciones profesionales. La ALA (American Library Association), nace en Filadelfia en 1876. Ha contribuido a desarrollar la docirina bibliotecaria, centrandose en aspectos relativos a las técnicas (coo- peracin, normalizacién, formacién profesional), asi como aquellos relaciona- dos con la funcién decisiva en el campo de la ensefianza de la Biblioteconomia, al homologar, o no, las Escuelas de Biblioteconomia en América. En 1877, nace la LA (Library Association), que cumple un papel decisivo en la formacién profesional en Inglaterra: “... a su cargo ha cortido durante afios la formacién pro- fesional en Gran Bretafia”?. La IFLA (International Federation of Library Associations and Institutions), nace en Edimburgo en 1927 y, aunque al princi- pio tuvo problemas”, posteriormente se ha extendido al mundo entero y ha te- nido una gran influencia en la configuracién de la doctrina bibliotecaria, po- niéndose a la cabeza del resto de las asociaciones. Sus principales objetivos son: “promover el conocimiento internacional, la cooperacién, la discusién, la investigacién y el desarrollo de todos los campos de la actividad bibliotecaria, incluidos los servicios bibliogréficos y de informacién y la formacién profesio- nal, asf como disponer de un organismo para representar a los servicios biblio- tecarios de interés internacional”. Ademés de éstas, existen numerosas y di- 26 = Manual de Biblioteconomia versificadas asociaciones profesionales, que se ocupan con mayor intensidad de determinados aspectos de la Biblioteconomia. 6) La institucionalizacién de la ensefianza de la Biblioteconomfa, con la aparicién de las escuelas de bibliotecarios. En 1879, Melvil Dewey, bibliotecario del Co- lumbia College, present6 a la American Library Association un plan para or- ganizar una escuela de bibliotecarios. En 1887 la Columbia Schoo} of Library Economy, la primera escuela de bibliotecarios, abrié sus puertas*, Posterior- mente, estas escuelas de bibliotecarios se fueron multiplicando, y paulatinamen- te, se sentaron las bases para una evolucién en la formacién de los bibliotecarios. La publicacién de las obras especializadas sobre Biblioteconomia ha contribui- do, sin duda, a la configuracion actual de la disciplina. Desde la publicacién en 1876 de la Decimal Classification de Dewey, la literatura ha crecido de tal for- ma que hoy es dificil controlarla, a pesar de la existencia de bases de datos es- pecializadas: Information Science Abstracts; Library and Information Science Abstracts, etc. Su crecimiento ha sido espectacular: ya en 1972, Taylor estimé que se publicaban al afio 6.500 documentos relacionados con esta materia: 1,000 libros y folletos, 1.000 informes y 4.500 articulos?’. ¢ 1.2.3. Biblioteconomta especializada El concepto de Biblioteconomia especializada fue usado por primera vez en 1908 por John Cotton Dana, que junto con un grupo de bibliotecarios se separé de la Ame- rican Library Association y fundé la Special Libraries Association’, ‘Aqui, sin embargo, usamos el término para designar aquella parte de la Bibliote- conomfa que se encarga del estudio de los distintos tipos de bibliotecas. La biblioteca, que en un principio fue una, se fue diversificando con el paso del tiempo, a medida que iba desarrolldndose. La diversificacién lograré pleno crecimien- to en el siglo xx, que es cuando se ha dado una gran expansion de las bibliotecas a causa, entre otros factores, de la elevacién del nivel de vida, del desarrollo de la ense- fianza y, por tanto, disminucién del analfabetismo y aumento del ntimero de lectores, y del enorme crecimiento de la produccién de libros, revistas y otros documentos. La oferta de bibliotecas se ha multiplicado: “... pues los bibliotecarios en su misién ponti- ficial de canalizadores de los mensajes de los autores, han tratado de facilitar a cada lector el libro de interés para él y han consolidado varios tipos de bibliotecas para ha- cer frente tanto a la gama cada vez més amplia de las apetencias del puiblico lector co- mo ala gran cantidad de libros que aparecen de las materias mas dispares.” Hoy dia, no existe una biblioteca Unica, sino distintos tipos y variedades que se adaptan a las necesidades de Jos usuarios” y hay una parte de la Biblioteconomfa que se ocupa del estudio de esta variada tipologia. 1.2.4, Biblioteconomia internacional El tiltimo tramo en la evolucién de la Biblioteconomia est4 representado por lo que se ha dado en lamar Biblioteconomfa internacional, paralelo al de Bibliotecolo- gia internacional. Este término, que es relativamente nuevo, como ha sefialado Dan- ton, ha sido muy usado pero pocas se ha definido’, John Harvey la ha definido como: «.. el conjunto de las relaciones bibliotecoldgicas internacionales”, y M. V, Rovels- Capitulo 1: Concepto de Biblioteconomia 27 tad, por su parte, como: “un conjunto de principios y de actividades aceptados y admi- tidos por varios pafses, destinadas a servir de marco global a las operaciones bibliote- colégicas nacionales concebidas deliberadamente para mejorar y facilitar el acceso universal a la informaci6n y evitar duplicaciones intitiles”®’, M. Carrién expone respecto a la Biblioteconomfa internacional que: “Lo interna- cional es el verdadero campo de la cooperacién. La cooperacién que podriamos lla- mar ‘interior’ puede moverse por planes y, tratandose de bibliotecas sostenidas por nero piiblico, ser dirigida de hecho, por quien dispone de los medios financieros. La cooperacién internacional, por su parte, suele moverse hacia metas muy concretas, fi. nancidndose con los medios aportados por cada participante y tener un apoyo doctri- nalmente s6lido. Este apoyo doctrinal constituye la base de lo que podemos llamar ya biblioteconomfa internacional”. El nacimiento de este aspecto de Ia Biblioteconomtfa hay que buscarlo en una serie de causas, que influyeron directamente en la biblioteca. P. Harvard-Willians ha sefia- lado las siguientes: “... la creciente demanda de los lectores, el volumen cada vez ma- yor de publicaciones y la poca predisposicién de las naciones y de las comunidades a enfrentarse con las consecuencias financieras que entrafian unos servicios bibliogréfi- cos 6ptimos... El problema se complica todavia més por el hecho de que, por su mis- ma naturaleza, una biblioteca es siempre incompleta””>. A menudo, el término de Bibliotecologfa o Biblioteconom/a internacional y ef de Bibliotecologfa o Biblioteconomfa comparada, aparecen unidos e indiferenciados; N. Qureshi® maneja los términos en forma de sinénimos. Sin embargo, M. V. Rovelstad sefiala al respecto que, aunque esa era la linea seguida en el repertorio de los encabe- zamientos de materias de la Library of Congress, a partir de 1977 se crea un encabeza- miento independiente para Bibliotecologia internacional. Lo mismo ocurre con el re- pertorio Wilson -Library Literature-, en cuya edicién de 1961-63, figura ademas un término dedicado a: “programas bibliotecoldgicos internacionales”. También y a par- tir de 1970, en el repertorio de la Library and Information Science Abstracts, figura el témino Bibliotecologfa international?’. 1.3, Caracter cientifico de la Biblioteconomia Una de las cuestiones clave para definir el concepto de Biblioteconomia, es deter- minar el cardcter cientffico o no de la disciplina. Es en Alemania, y por parte de Martin Schrettinger quien en su Versuch eines vollstindigen Lehrbuchs der Bibliothek-Wissenschaft, publicado en 1808, define la blioteconom{a -Bibliothekswissenschaft-* como ciencia: “Para Schrettinger, la biblio- teconomfa, presentada lticidamente como concatenacién de propésitos, de objetivos y de operaciones, es la disciplina cientffico-técnica encargada de coordinar, de modo més satisfactorio, las dos fases esenciales de biisqueda del libro y rapido hallazgo del li- bro”. Este concepto cientifico de la Biblioteconomfa, entronca, a juicio de algunos autores, con el information retrieval, al instaurar: “un proceso complejo, de indole cientffica y de realizacién técnica, cuyo nudo se halla... en los catélogos””°. Esta postura se fue afianzando por medio de distintos discfpulos, como Zoller, al definir la Bibliote- conomfa como la ciencia que se ocupaba de la ordenacién y gestién de la biblioteca. A la par que esta postura de defensa del cardcter cientffico de la Biblioteconomfa hubo autores, como Ebert, que despojandola de su condicién cientffico-técnica reduce a gestidn el proceso de recuperacién de la informacién. Petzholdt, la define como: 28 Manual de Biblioteconomia “ordenamiento sistematico de todos los conocimientos que se refieren a las bibliote- cas”, eludiendo la calificacién de ciencia. Molina Campos ha sefialado que esta defini- cién ha sido considerada como “inadecuada e insidiosa”, ya que el “ordenamiento sis- tematico” usado en esta definicién puede llevar a creer que: “los conocimientos devienen cientificos como consecuencia de la organizacién, mas que por el poder es- peculativo y organizativo que deben contener”#!, Ya mediado el siglo xx, la discusién sobre el caracter cientffico de la disciplina, se centra en torno a que la formacién del bibliotecario tenga cardcter universitario, y va- rios autores como E. Leipprand, Vorstius y Predeck, contribuyen a desarrollar el con- cepto de Biblioteconomfa como ciencia. Sin embargo, Leyh niega todo el cardcter cientifico de la Biblioteconomia, al afirmar que: “1) Ei conocimiento bibliotecario no constituye materia que pueda ser aprendido répidamente con ayuda de la memoria; antes bien, debe ser adquirida en una larga experiencia prdctica, esto es, en un conti- nuo trato con los libros; el conocimiento bibliotecario no es una ciencia tedrica como lo es la matematica. 2) La biblioteconomfa es un conglomerado de disciplinas que en su conjunto carecen de un nticleo especifico y de una cohesién interna. 3) El conoci- miento bibliotecario adquiere valor sélo en Ia instruccién practica, pero no es objeto de investigacion cientifica; sus temas son demasiado simples”. La pelémica en torno al cardcter cientifico o no de la Biblioteconomfa, se vuelve a plantear de nuevo en la Convencién de Colonia celebrada en 1969. En ella E. Sauppe, considera la Biblioteconomia como una ciencia y basa este cardcter en la investiga- cién fundamentada sobre todo en: “a) creciente significado de las bibliotecas para la sociedad, b) modificada relacién de la biblioteca con sus usuarios, c) creciente com- plejidad de las estructuras bibliotecarias, d) progresiva tecnificacion de las bibliotecas, e) aumento de los balances bibliotecarios”. Esta investigacin debe centrarse en el concepto de informacién, entendido “en el sentido semantico y pragmitico de la co- municacién social”, En esta misma drea, G. Pflug, niega a la Biblioteconomfa el ca- racter de ciencia. Es en Estados Unidos donde, dentro de la Escuela de Chicago, naceré el concepto de Library Science, Ciencia de la Biblioteca. Es P. Butler quien enumera una serie de condiciones para que la Biblioteconomfa alcance el carécter de ciencia: “partir de los fenémenos objetivos, escrutarlos con el rigor de las observaciones cientificas, identifi- car sus elementos y sus funciones, aislar las actividades y los procedimientos en su me- dicién cuantitativa, efectuar las explicaciones en términos de causa, 0, cuando no sea posible, en términos de andiisis estadisticos, proponer hipétesis y convalidarlas”4, Quiz el més brillante de los autores de la Escuela de Chicago, Jesse H. Shera, considera la Biblioteconomia como una ciencia social, a la vez que la mas interdisci- plinar de todas las disciplinas. J. Z. Nitecki considera la Biblioteconomia como una disciplina cientifica, tanto por sus métodos como por su objeto Ultimamente, en el érea anglosajona se ha comenzado a formar una corriente cri- tica respecto al cardcter cientifico de la Biblioteconomfa, con representantes como M. B. Line y J. G. Kesting. Indépendientemente de las distintas posturas de los autores del 4rea anglosajona, hay que sefialar, sin embargo, que globalmente entre América e Inglaterra, se da una diferenciacién de concepto, que se refleja en la distinta denominacién de la disciplina a la cual ya nos hemos referido anteriormente: Library Science, en Estados Unidos y Librarianship en Gran Bretafia. En los paises del-antiguo bloque socialista, J. Drtina propone insertar la Bibliote- conomia dentro del cuadro de las ciencias sociales y concretamente dentro de la Peda- Capitulo 1: Concepto de Biblioteconomia 29 ‘gogfa. O. S. Chubarian ha destacado como la Biblioteconomia se ocupa cada vez més ‘e investigar aspectos sociales de la actividad bibliotecaria, afirmando que la: “investi- P gacién de la interconexién ‘libro-sociedad’ ha llegado a ser la principal tarea cientifica ha dado a la biblioteconomfa Ios rasgos caracteristicos de una ciencia social”. Este tutor sefiala como problemas mas importantes de la Biblioteconomia: el papel social econémico que desempefian las bibliotecas y formas en que se manifiesta. El lugar de las bibliotecas entre otras instituciones puiblicas y dentro del conjunto de los me- ‘dios de comunicacién social. El libro y la lectura en 1a vida de la sociedad. El funcio- amiento de la biblioteca como un proceso educativo y de perfeccionamiento del lec- ior. La biblioteca y la informacién cientifica. Las organizaciones bibliotecarias “nacionales, etc.*® “En el drea suramericana destaca la citada definicién que sobre Biblioteconomia da D, Buonocore: : “Por bibliateconomia se entiende el conjunto de conocimientos tedricos y técnicos relativos a la organizacién y administracién de una biblioteca. Comprende una parte doctrinaria que estudia la teoria de la seleccién y adquisicién de libros, catalogaci6n, clasificacién y régimen econémico-administrativo de la biblioteca: recursos, local ¥ mobiliario, personal, conservacisn de los libros y uso de la biblioteca, y una parte que se relaciona propiamente con el arte de administrarla, de gobernarla, para realizar con la mayor eficacia y el menor esfuerz0 los fines especificos de la institucién. La primera parte es cientifico-técnica; la segunda, en cambio, politico-adminis- trativa pues comprende el estudio de los métodos, medios y formas més convenien- tes para asegurar un buen servicio ptblico de lectura.”*" Molina Campos ha hecho un anilisis de esta definici6n, en el cual pone de mani- fiesto algunas contradicciones e imprecisiones respecto a la definicién de la Bibliote- ‘conom{a como ciencia. El autor se pregunta que quiere decir Buonocore cuando cali- fica la primera parte de ta disciplina como: “... cientffico-técnica”, concluyendo que: “Lo que parece es que el concepto de biblioteconoméa ofrecido por Buonocore sea lamentablemente reducionista, en exclusivo favor de la tecnologia, y atin més, de la tecnologia reducida a su aplicaci6n utilitaria; ni siquiera alcanza a constituir la biblio- teconomfa en ciencia aplicada, en el sentido de la librarianship inglesa.”* La polémica acerca del cardcter cientifico 0 na de la Biblioteconomfa, también se ve reflejada en algunas definiciones de autores franceses. La Association des Biblio- thécaires Frangais define la Biblioteconomia como el estudio de las técnicas utilizadas en las bibliotecas“”. $. Danis la define como: “Ciencia, técnicas y actividades relativas a la organizacién, Ja gestién, la legisiacién y la reglamentacion de bibliotecas (NFz 40- 100). El triéngulo bibliotecario esté formado por las colecciones, los usuarios y la bi- blioteca en cuanto servicio organizado”®. B. Richter, por su parte especifica que la Biblioteconom(a no es una ciencia ni una técnica rigurosa. Es una practica de organi- zacién que toma en cuenta un ciesto ntimero de datos técnicos, administrativos, socia- les y psicoldgicos y que los aplica a un campo de Ja actividad donde existen usos a me- nudo muy antiguos. Es por ello por lo que no tiene un valor normativo vinculante, y ja informacion recogida en un manual debe ser muy a menudo adaptada a situaciones particulares. La falta de reglas comunmente admitidas ha obligado durante mucho tiempo a los bibliotecarios a inventar soluciones emp‘ticas, a menudo bien adaptadas acondiciones locales, pero, por esta raz6n, diffcilmente generalizables™. En Italia, podemos citar a G. Guerrieri, que define la Biblioteconomfa como el conjunto de normas que tegulan la vida de la biblioteca y es parte de la Bibliotecolo- 30 = Manual de Biblioteconomia gia, la cual comprende la Historia de Jas Bibliotecas, su descripcin y estadistica y la Bibliotecograffa, esto es, la codificacién y la historia de la Biblioteconom{a®. La defi- nicién ha sido calificada por Molina Campos como “vaga e inexacta”53, A. Serrai ha estudiado en profundidad el concepto de Biblioteconomia, dando distintas definiciones, de ellas destacamos: “El empleo del término biblioteconomia presupone que exista y funcione una estructura bibliotecaria, en cuanto tal estructura es una organizacién de documentos. Una organizacién es tal, sdlo si esta regida por principios, por leyes y por reglas; una biblioteca es una institucién organizada, tinica- mente si est4 construida sobre la prescripciones de una biblioteconomia”™. Mas ade- Jante contintia: “La biblioteconomia es wna ciencia del orden, de un conjunto de érdenes aplicadas a documentos y a noticias.”55 En Espaiia, varios autores se han ocupado de definir la Biblioteconomia, y algu- nos lo han hecho considerandola una ciencia. Vamos a analizar alguna de estas defini- ciones. Ya nos hemos referido anteriormente a E. Currés, y a algunas de sus ideas so- bre la Biblioteconomia y la Bibliotecologfa, como Ciencias de la Documentacién y hemos reproducido un esquema donde se pone de manifiesto que la diferenciacién entre dichas Ciencias de la Documentacién se basa en el tipo de documentos que tra- tan: La Biblioteconomfa y Bibliotecologfa, libros; la Archivologfa, documentos distin tos de los libros y la Documentacién libros més otros documentos. También nos he- mos referido a que todas las ciencias integradas dentro de la denominacién genérica de Ciencias de la Documentaci6n, tienen la misma categoria cientffica. Y la autora ba- sa su cardcter cientifico en dos aspectos: 1) La existencia de estudios tedricos sobre esta ciencia, basados en la investiga cién. Como consecuencia de dicha investigacién, nacen unos principios teéri- cos bésicos que fundamentan la parte prdctica: “Como toda ciencia, la docu- mentacién tiene que estar basada en la investigacién que a su vez es la que le da la dimensién cientffica”™®. 2) El método cientifico: “Para llevar a cabo esa investigaci6n ha sido preciso apli- car un método cientifico, l6gico y coherente, en, el que el individuo ha puesto en juego sus facultades mentales-intelectuales. Este es otto razonamiento que nos lleva a considerar a la documentacién como una ciencia..."°, En otro lugar de su obra define el método cientifico como: “El conjunto de reglas a que de- ben sujetarse las diversas facultades del alma durante el estudio de una rama del saber. Por otra parte, método también supone el orden que debe tenerse en los actos para conseguir un fin”, La autora se ha ocupado también de clasificar las Ciencias de la Documentacién, y por lo tanto la Biblioteconomia, como ciencias experimentales, aplicadas, dindmicas, so- ciales, humanisticas, historicas, deterministas, interdisciplinares y universales: “Como consecuencia de lo que venimos diciendo, clasificaremos las ciencias de la documenta- cién -y por tanto sus tres componentes- como experimentales; aplicadas, donde inclui- mos los aspectos productivos, industriales y comerciales; dinémicas; sociales, donde en- cuadramos los aspectos de mejora de calidad de vida, de actitud moral y la caracteristica psicoldgica; humanisticas, historicas y deterministas..."°, Mas adelante prosigue: “Todos los calificativos que se puedan aplicar a las ciencias de la documentacién nos Ilevaiv a considerarlas como ciencias interdisciplinarias, ya que participan de los aspectos contenidos en milltiples disciplinas. Al mismo tiempo debemos tenerlas por Capitulo 1: Concepto de Biblioteconomia 31 ‘ ciencias universales, aplicables a todas las demés ciencias. Dicho de otro modo, la multiplicidad de las ciencias de la documentacién que, segtin vemos, resultan ser pa- radgjicamente fundamento para el desarrollo de otras ciencias y medio auxiliar para los procedimientos a utilizar en ese desarrollo, es lo que ha llevado a varios autores a ‘ considerarlas como unas ciencias de la ciencia o unas ciencias para la ciencia.”® También Carrién se ha ocupado de la Biblioteconomia como: “Estudio de las téc- ficas necesarias para la organizacién y funcionamiento de una biblioteca”*!. Acerca del carécter cientifico de la Biblioteconomia ha sefialado que: “El que estos conoci- mientos sean cientificos 0 no, depende, claro esté, del grado de precisién de los mis- mos, de su sistematizaci6n, del establecimiento de reglas estrictas metodolégicas y 16- gicas para su obtencién, de la posible enunciacién de leyes de ellos derivadas, de que sean intersubjetivos o con capacidad para ser aceptados con cierta universalidad. Pero el caracter cientifico de los conocimientos suele manifestarse por dos formas de reco- nocimiento: en primer lugar, un reconocimiento epistemol6gico que tiene lugar cuai do, por encima de la mera transmisi6n de datos histéricos, de experiencias y de practi cas, hay una investigacién sobre el mundo de las bibliotecas realizada con métodos cientificos, cuyos resultados suelen reunirse en un conjunto de ideas conexas y permi- ten desarrollar una terminologia propia. No basta, pues, un mero conjunto de discip! nas unidas por algo externo a las mismas como pueden ser unos profesionales (los bi- bliotecarios) que las conocen o unas instituciones que aplican algunos de sus resultados. Tampoco basta la simple aplicacién de resultados sin el conocimiento de los porqués. La otra forma de reconocimiento cientifico es la social y nace del hecho de que exi tan unos investigadores identificables por su especialidad como distintos de otros, que se unen en ocasiones especiales, que exponen los resultados de sus estudios en reuniones y publicaciones especializadas y que pueden recibir una especie de consagracién canénica con la aceptacién de sus estudios como disciplina universitaria”*”. Respecto a este ultimo punto, se apresura a aclarar: “Aunque el hecho de que la aceptacién universitaria sea una evidente confirmacién del cardcter cientffico de los conocimientos necesarios para la organizacién y el funcionamiento de las bibliotecas no equivale necesariamente a afirmar que la universidad sea el tinico ni el mejor camino para su adquisicién”®. Jiménez Vela también aboga por el cardcter cientifico de la Biblioteconom{a: “La Biblioteconomfa es una ciencia. Es decir, es una rama del conocimiento humano que, a partir de técnicas y procedimientos cientfficos tiende hacia la comprensién racional y objetiva de una rama de la realidad”. La califica ademas como una disciplina empi- Tica, te6rica, abierta, una disciplina cuya metodologfa es moralmente neutra, constitu- ye una critica de 1a sociedad y de los servicios culturales, y es una disciplina aplicada. 1.4. Relacién con otras ciencias ‘Ya hemos apuntado anteriormente que la Biblioteconomia es una ciencia interdis- ciplinaria: la més interdisciplinar de todas las ciencias, ha sido calificada por algunos autores®, Por tanto mantiene relacién con distintas ciencias, claro que con unas carac- teristicas y un grado de intensidad muy distintos. Por otra parte, las relaciones con otras disciplinas han sido distintas en épocas an- teriores a la actual. Han ido variado a medida que lo ha ido haciendo la biblioteca y por tanto, la Biblioteconomia. Y la raz6n de ello estd en el hecho de que la biblioteca ha ido evolucionando a causa de los cambios experimentados en los conocimientos BIBLIOTECA 32 Manual de Biblioteconomia necesarios para su gesti6n, Esta idea la ha expresado Carti6n, a nuestro modo de ver, muy acertadamente, por lo que reproducimos sus palabras: “Tradicionalmente, para poder formar y mantener una coleccién se necesitaban el conocimiento de la Historia del libro y de las artes gréficas (Bibliologfa), de las técnicas industriales y comerciales del libro, as{ como de su conservacién y restaura- cién (Bibliotecnia) y de sus caracteristicas bibliogréficas, incluida la rareza y el valor y la historia individual de los ejemplares (Bibliografia). Para su organizaci6n, eran Suficientes las técnicas bibliogréficas, sobre todo la Catalogacién y Clasificacién, ast como una serie de recetas, casi de cocina, sobre los pasos previos y posteriores a es- tas dos operaciones ‘fuertes’. La puesta en uso se encomendaba a un conjunto de co- nocimientos (Bibliotecologia) que inclufan los de historia de las bibliotecas (Biblio tecografia) y las normas de administracién bibliotecaria.” A este esquema responde, por ejemplo, la postura de D. Buonocore que expresa: “La Bibliotecologfa comprende por consiguiente, dos grupos de disciplinals]: las que se refieren al libro en si mismo, individualmente considerado como entidad auténo- ma, y las relativas a la biblioteca, esto es, el libro como elemento integrante de una se- rie, conjunto o universalidad de hecho”*?, Mas adelante sefiala que las materias que se refieren al libro son la Bibliologfa, la Bibliotecnia y la Bibliografia. Por su parte la Bibliotecologfa ~Ciencia de las bibliotecas— se divide en dos ramas distintas: la Biblioteconomia y Ia Bibliotecografia, definida esta tiltima como aquella disciplina que tiene pos objeto: “... la historia, estadistica y composicién bibliografica de las bibliotecas publicas y privadas..., las bibliografias de los bibliotecarios"®*. En cuanto a las disciplinas auxiliares de la Bibliotecologia enumera: la Paleografia, la Di- plomatica, la Filologia y 1a Metodologfa histérica, Pero con el transcurso del tiempo, esta concepeién ha quedado anticuada: “Mas la verdad es que la variedad de soportes informativos ha hecho préctica- mente inagotable los conocimientos requeridos para la formacién de una coleccién que puede incluir desde Ios libros més tradicionales hasta la informacién proporcio- nada por un terminal conectado con una base de datos. Hay que saber lo que existe para poder escoger y hay que tener razones para la decisién, Las técnicas de organi- zaci6n y andlisis documental han ido evolucionando desde las técnicas bibliograficas tradicionales hasta la documentacién, pasando por la informacién cientifica y la re- cuperacién de la informacién y terminando en lo que se llama Ciencia de la informa- cién (0 ‘informatica’ en el rea de los expafses socialistas).”"° Ya hace tiempo que la biblioteca ha pasado a ser considerada como un servicio so- cial, y la Biblioteconomfa, una ciencia social. En este sentido, J. H. Shera ha afirmado que: “Los objetivos de una biblioteca para todos dependen directamente de los objeti- vos de la sociedad”””. Un gran impulso a esta visién de la Biblioteconomia como ciencia social se lo han dado los antiguos paises socialistas, donde: “... los problemas sociales de la Biblioteco- noma han Ilegado a ser el meollo de la moderna teorfa””!, La Biblioteconomia se ha ubicado en el drea de las ciencias sociales: “Asi la Biblioteconomia, como disciplina cientifica se desarrolla con las ciencias sociales y emplea los métodos de investigacion caracterfsticos de ellas. Estudia los principios, la estructura y las caracteristicas de las bibliotecas consideradas como uno de los medios de comunicacién social””?. Esta con- sideracién de la Bibljoteconom{fa como una ciencia social determina actualmente su relacién con ciencias tales como la Psicologia, que ha aportado nuevos temas de in- Capitulo 1: Concepto de Biblioteconomia 33 vestigaci6n a la Biblioteconomia, como la psicologia de la lectura; la Pedagogfa, cuya relaci6n con la Biblioteconomia permite investigar sobre la teorfa de la lectura, la pro- paganda de los libros, etc.; 0 la Sociologia, con cuya relacién han aparecido temas de investigacion en torno a la sociologia del libro y la lectura, etc. La Biblioteconomfa actual se ha convertido en una ciencia interdisciplinaria que se mezcla con disciplinas como: “... la teoria de ta comunicaci6n, la informacién, la in- formAtica, la epistemologfa social, la matemitica, la lingilistica, la teorfa de los siste- mas; y para su justificacién teleol6gica (el uso), con las ciencias del comportamiento, iapsicologfa, 1a sociologta, la demograffa, la politica”, Sin olvidar que ta Biblioteconomfa sigue necesitando de otros conocimientos: “Estos conocimientos se extienden, por supuesto, a todo cuanto se refiere a la historia de las bibliotecas, de los bibliotecarios y del libro, asi como a todo cuanto tiene que ver en la mediacién necesaria para organizar el conocimiento con vistas a propotcio- tar la informacién contenida en los documentos... De entre estas relaciones vamos a ocuparnos con més detenimiento, de las que mantiene con el resto de las denominadas en Espafia Ciencias de la Documentacién. 14.1. Biblioteconomta, Documentacién y Ciencias de la Informacién La Documentacién es una disciplina cientifica, que aparece en el perfodo com- prendido entre el fin del siglo xIx y los principios del xx. Los estudios dedicados al conocimiento de la misma son muy numerosos, tanto en Espaiia como en el extranjero. Lépez Yepes, ha realizado un documentado estudio, ~que se ha convertido en cldsico-, sobre el concepto de documentacién’s, EI mismo autor, de forma resumida, ha definido en otro estudio lo que es la Ciencia de la Docu- mentacién, a la que denomina Ciencia de ta Ciencia: “da actividad documental es parte integrante e indiferenciada del trabajo cien- tifico y paralela, por tanto, a los complejos procesos actuales de las ciencias que otorgan un cardcter colectivo e interdisciplinar a las investigaciones. As{ pues, pode- mos establecer que ta Documentacién aparece como ciencia para la ciencia, en cuan- to coadyuvadora a establecer las causas iltimas de otras ciencias por medio de dife- rentes instrumentos ofrecidos a aquellas, Todo ello sin perjuicio de que por sf sola procure desarrollar los métodos ‘ad hoc’ de trabajo y los estudios pertinentes para su desarrollo como ciencia. En este sentido, en los postulados y en el ambiente general de trabajo de la llamada Ciencia de la Ciencia, la Documentacién busca las causas timas de la comunicacién de la ciencia en todos los procesos que posibiliten la transmisiGn dltima de los conocimientos. Billo sitda a la disciplina, de un lado, en el Ambito espectral de la Ciencia de la Ciencia y, de otro lado, dentro de los linderos de los planteamientos de las ciencias informativas.”’* En cuanto a sus or(genes, la Ciencia de la Documentacién hunde sus raices en la bibliograffa cientifica renacentista: “El movimiento documental de finales del siglo XIX y comienzos del xx, que encabezaron Paul Otlet y su amigo y colega Henri La Fontaine, fue la culminacién del desarrollo de la bibliografia cientifica, que se habia iniciado durante el Renacimiento”””. Las causas del nacimiento de la Documentacién han sido sefialadas en mtiltiples ocasiones y pueden resumirse en la tan manida “explosién de la informacién”, y de una forma particular el aumento del numero de publicaciones cientificas. 34° Manuat de Biblioteconomia El nacimiento de la Ciencia de la Documentacién planteé fricciones con la Biblio~ teconomia, un enfrentamiento, que ha llegado hasta nuestros dias, Numerosos autores se hacen eco del problema. Shera, escribe al respecto que: “A fines del siglo x1x, cuando Otlet y La Fontaine sentaron las bases de una gran bibliografia universal de todos los conocimientos recogidos en forma documental, no hicieron més que dar actualidad y un nuevo impulso a un movimiento que databa al menos de la época de Johann Tritheim y Konrad Gesner. Los dos amigos no tenfan posiblemente conciencia de cuan antiguos eran los origenes de su empresa, ni de la amplitud del movimiento al que, a pesar de sus vicisitudes ulteriores, habfan dado vi- da. Aunque el objetivo que perseguian era organizar e indizar la masa de conocimien- tos recogidos en forma documental, tomaban de la bibliotecologia sus técnicas y estra- tegias fundamentales. Comenzaron a preparar su bibliografia universal utilizando los catdlogos de biblioteca de tipo tradicional y escogieron ef Sistema Decimal Dewey co- mo base de sui clasificaci6n. Sin embargo, no s6lo se proponfan hacer un trabajo com- pleto, sino someter ademas los materiales bibliogréficos a un anélisis de contenido mas a fondo de que hasta entonces habfan hecho los bibliotecarios, y para distinguir su ac- tividad de la Bibliotecologfa, le dieron el nombre de Documentacién. Et cisma que de ese modo se produjo en Ja bibliotecologfa no se ha terminado todavia.””8 Lépez Yepes, ha expuesto sobre este problema que: “Es cierto que el nacimiento de una ciencia, esto es, la toma de conciencia por los hombres de la existencia de de- terminados fenémenos y realidades materiales o inmateriales, produce fricciones en los dominios colindantes del pensamiento cientifico, lo que en definitiva, contribuye a la mejor conceptualizacién de lo que nace. Pero la friccién es todavia mayor, conse- cuentemente, cuando se produce en contacto con un cuerpo social ya preestablecido -el oficio de bibliotecario- que defiende, cuando se institucionaliza lo que representa Ja expresién Documentaci6n, la plena capacidad para llevar a efecto las tareas propias de la nueva funcién institucionalizada””. Las posturas a la hora de dar solucién al problema de la relacién entre las dos ciencias son Variadas y los autores que han escrito dentro de unas y otras, muy numerosos, tanto que se ha hecho necesaria una sistematizaci6n de las mismas, para poderse mover con una cierta soltura en su interpretacién. Por eso, algunos autores se han ocupado de ello, Vicentini, citando a Loojes, ha agrupado estas posturas teniendo en cuenta las de- finiciones de documentacién surgidas de las mismas: a) Generales o de superposicién, donde la Biblioteconomia queda incluida en la Documentacién. Dentro de esta postura se encuentran: Otlet, la FID, Frank, Briet y Shera, cuando habla de “organizacién bibliografica”. b) Paralelas o de yuxtaposicin, que colocan a ambas disciplinas en posicién se- mejante: Pietsch, Fill, Reeser, Shera, Coblans, etc. c) De subordinacién o infraposicién: Kunze, Bjorkbom, etc. d) De desconexién: Picard, Scotecci, Riemsdijk, etc.”®, Loosjes, por su parte ha distinguido dos tipos: 1) Definiciones que guardan relacién con la Biblioteconomia. Donde distingue: a) Superposici6n. En ellas domina [a Biblioteconomfa. b) Paralelas. c) Subor- dinadas, en lat que domina la Documentacién. 2) Definiciones que no guardan relacién con la Biblioteconomta*!, Capitulo 1: Concepto de Biblioteconomia 35 Por su parte, Lopez Yepes ha agrupado dichas definiciones en dos grupos: 1) Una perspectiva biblioteconémica de la Ciencia de !a Documentaci6n. Se trata de doctrinas que subordinan la Documentaci6n a la Biblioteconomfa: “... la perspectiva biblioteconémica de la Documentacién se esfuerza por considerar a nuestra disciplina extensién o prolongacién de la Ciencia de la Biblioteca”**. En esta linea se encontrarfan las doctrinas de Bradford: “La Documentacién no es otra cosa que un aspecto de ese arte mayor que es la Biblioteconomfa..., pues en tanto en cuanto la Biblioteconomfa se ocupa de todos los aspectos del tra miento de libros, la tarea del documentalista consiste en hacer disponible ta in- formaci6n original registrada en articulos de revistas, folletos, especificaciones de patentes y otros documentos semejantes”*’, Otro representante importante de esta corriente es J. H. Shera. Para Shera, la Biblioteconomia general, la espe- cializada y la Documentaci6n son partes de lo que denomina: “organizacién bi- bliogrdfica”™, Incidiendo en este punto de vista, para Shera: “... la documenta- cién no propone una nueva ciencia para suprimir a los bibliotecarios, sino que, principalmente, representa un moderno punto de vista, nuevos aspectos de la antigua y respetada profesién...”*5. Otros representantes de esta corriente son Mohrhardt, Liebaers, Ashwosth y Hayes®. 2) Una perspectiva documental de la Ciencia de la Documentacién. Dentro de esta corriente se dan tres orientaciones: de paralelismo, de superposicién y una perspectiva informativa. Ei primer representante de esta corriente es, ob- viamente, P. Otlet, que tuvo distintos continuadores: “La perspectiva otletiana, obviamente documental, tuyo continuadores que le sumergieron en la corrien- te bibliotecondémica, como Bradford y Shera, sobre todo, pero otros, que po- driamos alinear entre los defensores de la Documentacién, manteniendo este término en niveles de paralelismo, superposicién o independencia de Ja Bi- biioteconoméa, desarrollaron el concepto hasta darle la contextura que tiene en nuestros dias”®”, Entre los representantes de la “concepcién paralela”, se encontrar(an: Ditmas, Coblans, Pietsch y Verhoef. Dentro de la “concepcién de superposicion”: Briet serfa la representante m4s importante “por su tem- prana cronologia”*’, La polémica entre los limites de la Biblioteconomia y la Documentacién, toma nuevos cauces al aparecet, ya avanzado el siglo Xx, un nuevo concepto: el de Ciencia de la Informacién. E] fenémeno de la informacién puede examinarse desde el punto de vista de la teo- ria matemética de la informacién de Shaunan y Weaver, o desde aquella perspectiva que considera la informacién como un fendmeno transmitido. En este dltimo sentido lo han estudiado la corriente anglosajona de la Information Science y las escuelas ale- mana y soviética™®, Borko, representante de la corriente anglosajona, concibe la ciencia de 1a infor- macién como: “una ciencia interdisciplinaria que investiga las propiedades y compor- tamiento de la informacién, las fuerzas que gobiernan el flujo y el uso de ta informa- ci6n, y las téenicas, manuales y mecdnicas, del proceso informativo para el més eficaz almacenamiento, recuperacién y diseminacidn...” Este autor “sefiala a 1a Biblioteco- noma y a la Documentacién como aspectos aplicados de la Information Science”. Como ha puesto déananifiesto Lépez Yepes, Information Science tiene distintos significados. En Estados Unidos, por ejemplo, significa: 1) Informatica o ciencia del 36 Manual de Biblioteconomia tratamiento automitico de la informaci6n. 2) Informacién de la Ciencia, sinénimo de la Ciencia de la Informacién. 3) Teoria de la comunicacién. 4) Actividad relacionada con la organizacién de sistemas de informacién en un campo determinado. 5) Como una disciplina que tiene un objeto, unos métodos y un campo de accién propios”!. Taylor la ha definido como aquella ciencia que se ocupa del estudio de las propie- dades del comportamiento y de la transferencia de la informacién. Comprende: todos los aspectos afines de la informacién, comunicacién, el andlisis del lenguaje y de la in- formaci6n, la organizaci6n de la informacién y las relaciones hombre-sistema”. Vicentini explica como: “... la palabra informacién comenz6 a ganar terreno y a alterar no s6lo los objetivos de las instituciones, sino incluso los titulos de las publica- ciones periddicas y el nombre de las entidades en diversos paises. Este fue el caso del American Institute of Documentation (ADI), hoy American Society for Information Science Abstracts...”°’, El mismo autor concluye: “El antiguo problema Bibliotecono- mfa frente a Documentaci6n se transformé en documentacién e informacién, alcan- zando asf una nueva dimensién: biblioteconomfa y/o documentacién frente a informa- cidn cientifica”™, ‘Taylor advierte de la importancia que la aparicién de esta nueva ciencia va a tener en la Biblioteconomfa, por la modificacién que se produce en el 4mbito cientffico en el que se halla instalada dicha ciencia. El autor sefiala cinco puntos de contacto entre la Ciencia de la Informacién y la Biblioteconomia: 1) El de andlisis de los sistemas, di- tigido al conocimiento de la estructura bibliotecaria. 2) El relacionado con el contexto social en el que est inmersa la biblioteca. 3) El referido a los medios de comunica- cién que sirven para la transmisién y recepcién de documentos. 4) El que se refiere a la organizacién o andlisis bibliogréfico. 5) El que recoge aquellas interacciones que tienen lugar entre el usuario y los servicios o instrumentos bibliogréficos puestos a su disposicién®®. Dentro del concepto de Information Science nacié pronto el concepto de Informa- tion Management y la Teoria de Sistemas. La llamada Teoria General de los Sistemas ha sido definida por Bertalanffy como: “Complejo de componentes interactivos, con- ceptos caracteristicos de unidades organizadas como interaccién, suma, mecanizacién, centralizacién, competencia, finalidad, etc., y su aplicacién a fenémenos concretos”™, Debons ha definido un sistema de informacién como: “conjunto de personas, mAqui- nas y procedimientos que aumenta el potencial biol6gico humano para adquirir, pro- cesar y actuar sobre datos”””. El mismo autor dice que, en cuanto a los objetivos: “Los sistemas de informacién proveen datos, informacién y conocimiento requerido para la resolucién de los problemas y la accién subsiguiente™. ‘Lépez Yepes ha distinguido tres sistemas de informacién: “Modelo A. Sistema contemplado desde una perspectiva general, Individual. Con subsistemas. Su estudio sirve para el desarrollo del resto de los modelos. De- bons lo denomina sistema de informacién generalizada. Existen diversas explicacio- nes de este modelo, La explicaci6n ofrecida por este autor considera que el modelo Ao EATPUT se compone de los siguientes subsistemas: ) Entorno, que incluye el proceso de categorizar y clasificar los acontecimientos y la representacién lingtistica de los mismos en forma de sfmbolos. 2) Adquisicién de los datos, transmisién, proce- 0, que incluye el almacenamiento y recuperacién de la informacién, utilizacién y transferencia, este dltimo como sinénimo de comunicacién o diseminacién. Modelo B. Como subsistema dentro de las organizaciones. De entre ellos pode- mos destacar dos: el Management Information System (MIS) y el Information Ma- nagement System (IMS). Hay numerosas versiones del primero pero, en esencia, se Capitulo 1: Concepto de Biblioteconomta 37 trata de ayuda a las decisiones de la direccién mediante modelos informaticos que facilitan datos. Por el contrario los IMS facilitan las bases teéricas y técnicas para la gestion de la informacién en las organizaciones. Constituyen el objeto de una disciplina muy extendida en Gran Bretafia, Information Management, que trata de identificarse plenamente con Information Sciene: Modelo C. Como resultado de la conjuncién de tedes y centros de informacién, enmarcado en las politicas nacionales y territoriales de informaci6n, En este sentido el sistema acta bajo el principio de la centralizacién, y la red bajo el principio de coor- dinaci6n de centros en que, por delegacién, se invisten de determinada responsabilidad en la recoleccién y difusion de fuentes. Desde el sistema, concebido en Jo alto de la pi- amide, la especializaci6n se va haciendo mayor y todo ello bajo las directrices de las lamadas politicas de informacién.”” En este ultimo grupo encajarfan los centros de informacién y bibliotecas que: “en cuanto organizaciones, no son sistemas cerrados, sino que interactdan en sistemas y subsistemas dentro de su 4mbito de actuacién”!, Emilia Currds, que basa la diferencia entre las distintas ciencias de la documenta- ci6n, en el tipo de documentos que tratan'!, da una vision integradora de las mismas que nos puede servir para acabar este apartado: “Efectivamente, hoy no existen compartimentos estancos. Todas las ramas de la ciencia estén relacionadas unas con otras, en mayor 0 menor medida, formando re- des reticulares. Parece, pues Igico, que si se puede demostrar que la Bibliotecolo- gfa, la Archivolog{a, la Documentacién ~Ciencia de la documentacién- y la Informa- cién son ciencias; ciencias que se sitéan a un mismo nivel conceptual y teérico con unas aplicaciones prdcticas semejantes, todas ellas reunidas podran formar parte de una ciencia de rango superior que llamaremos ‘Ciencias de la documentacién’, Ciertamente que tanto en la Bibliotecologia, como en la Archivologfa o en la Documentacién o en el proceso informativo se pueden aplicar los mismos principios te6ricos, las mismas técnicas, los mismos aparatos, las mismas formas de difusién. Son tres ciencias de similares caracter(sticas que solamente difieren en el tipo de do- cumentos que manejan y el tipo de usuarios a quienes sirven. Se trata de un tronco comiin con varias especializaciones. La tcoria de! tronco comtin fue expuesta ya en 1974 por el doctor Frank de Darmstad en las reuniones de ta UNESCO y hoy es la base del programa general de informacién de este organismo.”! 1.5. Hacia una definicion de Biblioteconomia ‘A |o largo de las paginas anteriores, nos hemos propuesto analizar determinados aspectos, que segtin creemos, ayudan a definir el concepto de Biblioteconomia. La Biblioteconomia, como disciplina encargada de la biblioteca, tiene ya una dila- tada existencia y, por esta raz6n, ha sufrido una larga evoluci6n. En principio no fue sino un conjunto de reglas basadas en la experiencia que ayudaban a organizar las pri- meras bibliotecas, depésitos de tesoros bibliograticos. Es a partir del siglo xix cuando la biblioteca experimentaré una verdadera trans- formacién impulsada por el nacimiento de la biblioteca pblica en los paises anglosa- jones, Mediante dicha transformacién, la biblioteca se convertiré en un sistema de in- formacién para servir a sus usuarios. Este suministro de informacién se logra a través de la formacién, ¥ posterior organizacién, de la colecci6n, La organizacion es to que permite el acceso a la informacion. 38 Manual de Biblioteconomia La Biblioteconomfa, impulsada por estos cambios -cambios que son a la vez causa y efecto de otras manifestaciones, como el desarrollo de las asociaciones profesiona- les, la institucionalizaci6n de la ensefianza, el desarrollo de la investigacién y el naci- miento de las primeras publicaciones especializadas~ pasar4 a ser considerada una disciplina cientifica. Este hecho ser4 origen, a su vez, de la polémica que llega hasta nuestros dfas acerca de la cientificidad o no de la Biblioteconomfa. La transformacién de \a biblioteca continuaré en el siglo actual con la diversifica- cién de la misma. Se fijan de forma clara los distintos tipos de bibliotecas (nacionales, publicas, especializadas, universitarias, etc.) con usuarios diferentes, y por tanto con colecciones y servicios también diferentes. A esta diversificaci6n deberd hacer frente Ja moderna Biblioteconomfa especializada. Es también en la presente centuria cuando la biblioteca deja de ser, de forma cla- ra, autosuficiente, por lo que se hace indispensable la cooperacion bibliotecaria. Coo- peraci6n que se manifiesta a través de distintos modelos (redes y sistemas) y que se da a todos los niveles: local, regional, nacional e internacional. Y es sobre todo en el 4m- bito internacional, donde la cooperacién alcanza mayor importancia impulsada, sobre todo, por las asociaciones profesionales que han desarrollado lo que se ha dado en de- nominar Biblioteconomia internacional, campo en el que se ha impulsado la normali- zacién, los planes internacionales de cooperacién, etc. A su vez la biblioteca se ha vis- to sometida también a otros cambios, que podriamos llamar externos, como son la diversificaci6n de soportes y la aplicacién de nuevas tecnologias, lo que ha contribui- do de forma importante a configurar sus caracteristicas actuales. Por otra parte, en un principio eran sdlo las bibliotecas las instituciones que, junto con los archivos, se ocupaban del tratamiento documental. A partir del siglo xIX, con el desarrollo de las publicaciones cientfficas, la biblioteca tradicional se ver incapaci- tada para dar un servicio eficaz a los usuarios y nacer una nueva ciencia: la Docu- mentacion. A partir de ese momento se planteard una polémica referida al espacio que ambas disciplinas deben ocupar en el campo de la informacién. Posteriormente, dentro del cada vez més complejo mundo de la informacién, iran naciendo nuevas dis- ciplinas; la polémica se ira extendiendo a otros 4mbitos. Hoy, en un mundo cada vez més interdisciplinario, se tiende a una interpretacién conciliadora, mediante la cual se ve la Biblioteconomfa como una ciencia pertenecien- te al grupo de las denominadas Ciencias de la Informaci6n, especializada cada una de ellas en una parcela concreta. A su vez, la relacidn de la biblioteca con capas sociales cada vez mas numerosas, la ha Ilevado a trabar relaciones con ciencias tales como la Sociologia, la Psicologfa, etc. Estas y otras relaciones con distintas disciplinas han con- tribuido a enriquecer la Biblioteconomia actual, alej4ndola de la primitiva Biblioteco- nomia. A medida que la biblioteca se fue desarrollando, los conacimientos profesio- nales necesarios para gestionarla se fueron complicando. Se hacfa necesario que el bibliotecario, con un perfil cientifico y profesional definido, tuviera la oportunidad de adquirir la formacién necesaria. Por otro lado, para entonces ya habia quedado de- mostrado, que la preparacidn necesaria se obtenia de forma eficaz a través de la ense- fianza formal. No es casualidad, pues, que la primera escuela para la formacién espe- cffica de bibliotecarios naciera en el siglo xrx, centuria en la que se sitéa el nacimiento de la Biblioteconomfa cientifica'™. A través de lo dicho anteriormente podemos definir la Biblioteconomfa como: Ciencia documental que tiene por objeto el estudio de la biblioteca, entendida como sistema de informaci6n; su tipologfa y ias distintas formas de cooperacién biblioteca- ria, sobre todo las redes y sistemas. Capitulo 1: Concepto de Biblioteconomia 39 NOTAS AL CAPITULO 1 1 BUONOCORE, D.: Elementos de Bibliotecologta, Santa Fe: Castelvi, 1952, p. 3. 2 Ibldere, 9. 4-5. 3 CURRAS, E.: Las ciencias de Ia documentacién: Bibliotecologia, Archivologia, Documentacién e infor- macién. Barcelona: 1982, p. 19. * CURRAS, E.: La informacién en sus nuevos aspectos. Ciencias de la Documentacién. Madrid: Paranin- 0, 1988, p. 26 5 MOLINA CAMPOS, E.: Propuesta de un esquema definitorio definitivo de la Bibliotecomia: seguida de una sugerencia. Boletin de la Asociacién Andaluza de Bibliotecarios, Marzo 1992, n° 26, p. 11. ® BUONOCORE, D.: Diccionario de bibliotecologta, Buenos Aires: Maryman, 1976, p. 91. 7 CARRION GUTIEZ, M.: Manual de Bibliotecas. Madrid: Fundacién German Sanchez Ruipérez, 1987, pa, * Tbtdem, p.45 9 GLOSARIO ALA de Bibtiotecologia y Ciencias de Informacién. Madtid: Diaz de Santos, 1988, pp. 197 y200, ® MOLINA CAMPOS, E.: La enseanza de Ja biblioteconomfa: historia y estado actual. Boletin de la Asociacién Andaluza de Bibliotecarios. Abtil/ Junio 1990, vol. 6, n° 19, p. 6. 4 ESCOLAR, H. Historia de las bibliotecas, Madrid: Fundacién Germédn Sanchez Ruipérez, 1985, pp. 22-23. 2 MOLINA CAMPOS, E.: La ensefianza... p. 8 8 GUERRIERI, G.: Nuove linee di Biblioteconomia e Bibliografia. Napoli: Guida, 1982, pp. 10-11. \ MATEU IBARS, 5.: «De te librarian, Revista de Ciencias de la Informacién, 1980, 1° 4, p. 84. 16 RICHTER, B.: Précis de Bibliothéconomie. Munchen: Saut, 1987, p. 1. 6 ESCOLAR, H.: Historia de... pp. 287-288. 1” GUERRIERI, G.: Nouve..., p. 10. 4 RICHTER, B.: Prects... p. 1 8 MOLINA CAMPOS. E.: La ensefianza...,p.8 % ESCOLAR SOBRINO, H.: Historia..., pp. 313-320. % {bidem, pp. 365-366, ® MANIFIESTO de la UNESCO sobre la biblioteca publica, En FEDERACION INTERNACIONAL DE ASOCIACIONES DE BIBLIOTECARIOS Y DE BIBLIOTECAS. Seccién de Bibliotecas Publi- cas, Pautas para bibliotecas ptblicas. Madrid: Diteccién General del Libro y Bibliotecas, 1988, p. 66. ® ESCOLAR, H.: op. cit, p. 418. 4 ROSVELSTAD, M. V.: Una nueva bibliotecologfa internacional: un reto a fa profesién. Boletin de la UNESCO para Bibliotecas, Mayo/Junio 1978, vol. XXXII. n°. 3, p. 147. % ESCOLAR, H. op. cit. p. 419. % KLINDIN, J,, ENGLE, J. «Library School Libraries». En KENT, A., DAILY, J. B. [ed]: En Enciclope- dia of Library and Information Science, New York: Marcel Dekker, 1968, vol. 16,p. 1 2 Ibidem, p.7. %8 TERRADA, M. L., LOPEZ PINERO, 5. M: «Historia del concepto de Documentacién», Documenta- cidn de las Ciencias de la Informacién, 1980, vol. IV, p. 240. ® ESCOLAR, H.: Historia de... pp. 417-418, 59 Véase el capitulo de este Manual dedicado al estudio de la biblioteca y su tipologia. 4 DANTON, J. P.: The Dimensions Library of Comparative Librarianship. Chicago: American Library Association, 1973, p. 53. Citado por ROSVELSTAD, M. V.: Una nueva bibliotecologia... p. 109. 2 HARVEY, J.: «Towords a Definition of International and Comparative Library Science». International Library Review, 1973, vol. 5, p. 34. Citada por ROVELSTAD, M. V. op. cit, p. 144. ® ROVELSTAD, M. V.: op. cit., p. 145. ™ CARRION GUTIEZ, Mu: op. cit, p. 617. ° HAVARD-WILLIAMS, P.: «La cooperacién internacional entre bibliotecas». Boletin de la UNESCO ara Bibliotecas, Marzo! Abril 1912, Vol. XXVI, n° 2, p. 66, % QURESHI, N.: «La bibliotecologia comparada ¢ internacional; Estudio analitico». RUCIBA. 1980, vol. Tn? 40 — Manual de Biblioteconomia ® ROVELSTAD, M. V.: op. cit, p. 145. 3 SERRAI, A.: Guida alla Biblioteconomia, Firenze: Sansoni, 1991, p. 7. % SERRA, A.: In difesa delta biblioteconomia. Indagine sulla identité, le competenze e le aspirazioni di una disciplina in cerca de palingenesi. Firenze: Giunta Regionale Toscana, La Nuova Italia Editrice, 1981, p. 22, citado por MOLINA CAMPOS, E. «Analisis del concepto de Biblioteconomfan. Documen- taci6n de las Ciencias de la Informacién, 1990, p. 190. © MOLINA CAMPOS, E.: op. cit, p. 190. 4 Tbidem, p. 192. ® SHERA, J. H.: «Social epistemology, general semantics, and librarianship». Wilson Library Bulletin, 1961, 35, pp. 767-770; citado por MOLINA CAMPOS, E.: op. cit, p. 194. © MOLINA CAMPOS, E.: op. cit, p. 199. 4 Tbidem, p. 192. 4. CHUBARIAN, O. S.: «La Biblioteconomfa en el sistema de las ciencias». Boletin de la ANABA, 1971, vol. XI, n° 2, p. 69. 4 Ibidem, pp. 71-15. BUONOCORE, D.: Diccionario de Bibliotecologia..., p. 91. “© MOLINA CAMPOS, E.: op. cit, p. 187. ” Le METIER de bibliothécaire: cours Hémentaire de formation professionelle 4 Uintention du personnel des médiathéques publiques | Association des Bibliothécaires Francais. Paris: Cercle de la Librarie, 1990, p. 343. © DANIS, S.: Petit dictionnaire de Vapprenti-bibliothécaire ou les documents en tous ses etats. Villeurban- ne: E.N'S.B., 1984, p. 20; citado por MOLINA CAMPOS, E.: op. cit, p. 202. 51 RICHTER, B.: Précis... p. 1 S GUERRIERI, G.: Nuove..., p.9. 5) MOLINA CAMPOS, E.: op. cit, p.202. # SERRAI, A.: In difessa..., p. 7. Citado por MOLINA CAMPOS, E.: op. cit, pp. 203-204. 55 [bidem. $6 CURRAS, E.: Las Ciencias... p. 95. 57 Ibidem, p.95 88 Tbidem, p. 66. ® [bidem, p.74. © Ibidem, pp. 74-75. | CARRION GUTIEZ, M.: Manual..., p. 708. @ fdem, p. 44. © fdem, @ JIMENEZ VELA, M,; de los A. «Reflexiones en torno al cardcter cientifico de ta Biblioteconomian. Boletin de la Asociacién Andaluza de Bibtiotecarios, Marzo, 1989, p. 19. “© MOLINA CAMPOS, E.: Propuesta...,p.7. 66 CARRION GUTIEZ, M.: Manual..., p. 4. © BUONOCORE, D.: Elementos..., pp. 4-5. 8 Ibidem, p. 39. ® CARRION GUTIEZ, M. op. cit., pp. 41-42. % SHERA, J. H.: Foundations of the public library, Chicago, 1949. Citado por CHUBARIAN, ©. S.: La Biblioteconomia...,p. 69. 7 CHUBARIAN, O. S.: op. cit, p. 70. ® Ibidem. ® MOLINA CAMPOS, E.: Propuesta... p-1, ™ CARRION GUTIEZ, M.: op. cit, p. 42. 75 LOPEZ YEPES, J.: Teoria de la documentaci6n. Pamplona: EUNSA, 1978. % LOPEZ YEPES, J.: «{Qué es Documentacién?» Boletin de la ANABAD, 1981, vol, XXXI, N° 4, P. 702. 7 TERRADA, M. L., LOPEZ PINERO, J. M.: Historia del concepto... p. 230. % SHERA, J. H.: «Sgbre bibliotecologta, documentacién y ciencia de la informacién». Boletin de la UNESCO para biblidtecas, Marzo! Abril 1968, vol. 22, n° 2, p. 62. ® LOPEZ YEPES, J.: ,Qué es..., pp. 701-702. Capitulo 1: Concepto de Biblioteconomia 41 ®VICENTINI, A. L. C.: «De la Biblioteconom(a a ta Informatica: Evolucién del concepto de Documen- taciény. Boletin de la ANABA, Julio/Diciembre, 1971, vol. XI, n° 3-4, p. 136 ®LOOSIES, Th. P.: On Documentation of scientific literature. London: Butteworths, 1973. Citado por LOPEZ YEPES,: J. ,Qué es... p. 704 8 LOPEZ YEPES, J.: Teorta..., p. 79. 7 ® BRADFORD, S. C.: Dacumeniation, Londses. Ctasley Lockwood, 1948, p. 69. Citado por LOPEZ. YE- PES, J. Teoria... p. 82. % Jbider, p. 84. 8 VICENTINI, A. L. Cz De la Biblioteconomia... p. 37 “LOPEZ YEPES, J.: Teoria... pp. 93-100. © Bide, p.101. LOPEZ YEPES, J.: ,Qué es..., p. 704. ® LOPEZ YEPES, J.: Teoria..., p. 134, % fdem, p. 145, 51 fdem, p. 152. ® TAYLOR, R. S.: «Professional aspects of Information Science and Technology». Annual Review of In- formation Science and Technology, 1966, vol. 1, pp. 15-40. Citado pot MORALES CAMPOS, E. «Bi- bliotecologfa e informacién». Boletin de la Asociacion Andaluza de Bibliotecarios, Abril/Junio 1989, 0° 15, p.16. ®VICENTINI, A. L. C: De la Biblioteconomia..., p.142, % thidem, p. 143 % TAYLOR, R. S.: «The interface between librarianship and information science and enginering». Special Li- braries, January 1967, vol. 58, pp. 45-48. Citado por SHERA, J. H. Sobre Bibliotecotogéa... pp. 69-70. % BERTALANFFY, Ludwig von: «General Systems Theory: A critical Review». En BUCKLEY, W. [ed]. Moderm Systems Research for the Behavioral Scientist. Chicago: Aldinia, 1968, pp. 11-30. Citado por LOPEZ YEPES, J.: «El desarrollo de los Sistemas de Informacion y Documentacién». Cuadernos E,U.B.D. Complutense: Trabajos internos de la Escuela Universitaria de Biblioteconomia y Documenta- cién, 1991, vol. 1, n°2, p. 24 * DEBONS, A., HORNE, E., CRONENWETH, S.: Information Science. An integrated view, Boston: G. K. HALL, 1988, pp. 2-7. Citada por LOPEZ YEPES, J.: El desarrollo. P. 26, % [bidem, p-28, LOPEZ YEPES, J.: EI desarrollo... pp. 29-31. 1 LOPEZ HERNANDEZ, J.: «La gestion de la informacién en las organizaciones: una disciplina emer- gente...» Cuadernos E.U.B.D. Complutense: Trabajos internos de la Escuela Universitaria de Biblioteco- nomia y Documentacidn, 1991, vol. 1, n® 2, p. 16. 3 CURRAS, E.: La informacion..., pp. 26, 28 y 30. 12 fdem, pp. 33-34. %® Véase el capitulo siguiente de este Manual, dedicado a fa enseftanza de la Biblioteconomfa, 2 LA ENSENANZA DE LA BIBLIOTECONOM{A Luisa Orera Orera La ensefianza de la Biblioteconomia se ha ido modificando a medida que ha ido - evolucionando la biblioteca y, por tanto, la disciplina que trata de ella. Esta ensefianza ha pasado de ser una mera transmisién repetitiva de las Jabores realizadas en la biblio- teca, a una formacién sistemdtica y metédica en torno a una serie de conocimientos complejos y a las técnicas que de ellos derivan'. Pero ademés la ensefianza no debe ba- sarse s6lo en la realidad bibliotecaria, sino adelantarse a ella: “... una escuela de biblio- teconom{a no puede dirigir su esfuerzo exclusivamente hacia las necesidades y précti- cas comunes y tradicionales de las bibliotecas; debe, ademd4s, fomentar lo nuevo, investigar lo viejo, reexaminar lo aceptado, experimentar lo no experimentado y, en su- ma, convertirse en guia dentro de su especialidad”?. 2.1, Evoluci6n de la ensefianza Haciendo caso omiso de la ensefianza de la Biblioteconomia en su etapa precien- tifica, vamos a destacar de ella tres aspectos: 1) El nacimiento de la ensefianza formal con las escuelas de bibliotecarios. 2) La incorporacién de la ensefianza de la Documentacién a las escuelas de biblio- tecarios. 3) La tendencia a la armonizaci6n. 21.1. Nacimiento de la enseanza formal | Enel momento en que la biblioteca se fue complicando, los conocimientos profe- sionales para atenderla se hicieron mas numerosos, Se hizo necesario que el biblioteca- tio, con un perfil cientifico y profesional definido, tuviera la oportunidad de adquirir la formacién necesaria para desempefiar sus funciones. 44 Manual de Biblioteconomia Por otra parte, el mundo bibliotecario, del mismo modo que otras profesiones, descubrié pronto: “que la preparacién necesaria se obtenfa de manera mAs eficaz me- diante la ensefianza formal. La experiencia de los tiltimos afios ha demostrado clara- mente la validez de esta creencia y puede hoy afirmarse, sin temor a equivocarse, que si una biblioteca moderna desea ser algo més que una colecci6n de libros 0 museo de ja sabidurfa, requiere personal preparado profesionalmente”®. E\ comienzo de la ensefianza formal de la Biblioteconomia, coincide, como es |6- gico, con el nacimiento de la Biblioteconomia cientifica en el siglo xIx. Las primeras escuelas, que de una u otra forma se ocupan de la formacién de bibliotecarios nacen en esta centuria. ‘Aunque fueron anteriores en el tiempo otras escuelas*, la primera escuela destina- da expresamente a la ensefianza de los bibliotecarios* fue fundada en 1887 en la ac- tual Universidad de Columbia, en Nueva York, por Melvil Dewey, bibliotecario de aque- lla Universidad. Dewey empezé a proyectarla en 1876, en 1879 este proyecto tenia ya una forma definida y fue presentado a la American Library Association. A pesar de las fuertes protestas de alguno de los miembros de dicha Asociacién, el plan fue apro- bado. En 1887 esta Escuela abria sus puertas para formar tanto a futuros biblioteca- rios, como a aquellos que, siéndolo ya, necesitaban ampliar su formacion. En 1889 fue trasladada a Ja Biblioteca Publica de Albany, Nueva York®. Los cursos eran de dos afios, durante cada uno de los cuales se impartfan siete meses de ensefianzas, tanto te6- ricas como practicas. En 1937 habja 26 escuelas de Biblioteconomfa acreditadas por la ALA’. Hoy exis- ten en Estados Unidos alrededor de 400 escuelas de bibliotecarios en diferentes uni- versidades®, ‘La American Library Association fue el primer organismo que se ocupé de dar normas para escuelas de Biblioteconomfa. Las primeras datan de 1925 y han sido posteriormente revisadas en multiples ediciones. Estas normas surgieron con la finali- dad de servir de medida para homologar las escuelas de bibliotecarios americanas, pe- ro el peso de la Asociacién ha hecho que hayan sido tenidas en cuenta por muchos pafses a la hora de crear escuelas. De suma importancia han sido las normas formuladas por la IFLA, que luego co- mentaremos. 2.1.2. Inclusién de la Documentaci6n en las escuelas de bibliotecarios E] nacimiento de la Decumentacién como ciencia supone también un cambio de direcci6n de las escuelas de Biblioteconomfa. Estas hubieron de plantearse si el estu- dio de la nueva ciencia hab/a de incluirse o no en los programas de las ensefianzas de las mismas: “La duda mayor para quien se ocupa de estos problemas se plantea al deci- dir si la Documentacién debe 0 no debe ser incluida en la ensefianza de las Escuelas de Bibliotecologia”. Algunos autores parecen sugerir en su momento que resultaba complicado intro- ducir estas ensefianzas dentro de las escuelas de Biblioteconomfa tradicionales"”. Otros autores, baséndose en la conexi6n existente entre las Ciencias de la Docu- mentaci6n, apuestan decididamente por la inclusién de ésta en las escuelas de biblio- tecarios. Shera sefiala que: “El estudiante de Biblioteconomfa debe desarrollar las habi- lidades necesarias para las técnicas relativas a la practica bibliotecaria; y esto incluye no sélo las tradicionales técnicas bibliotecarias de la catalogacién, de la clasificacién, de Capitulo 2: La ensefianza de la Biblioteconomia 45 la conservacién, y similares, sino también las técnicas especializadas que son elabora- das por los documentalistas y por los especialistas de Ja informacion™"*, En esta misma linea: “Saracevic y Rees (1968) sugieren que la ciencia de la infor- macién ha sido fuente principal de innovacién en la profesion bibliotecaria, En su opi- ni6n, gran parte del trabajo realizado en ciencia de la informacién puede set aplicado a varios aspectos de la practica bibliotecaria: estudios de usuarios; adquisicién; selec- cin y descarte; representacién de contenido; preparacién de indices y catdlogos; re- quetimientos de espacio; utilizacién de publicaciones periddicas y trabajo de biblio- grafia y consulta. Aunque el artfculo no implica la integracién de la ciencia de la informacién al plan de estudios de bibliotecologia, aporta un buen argumento en esta direcci6n”!?. Otros autores afiaden matices diferentes; “Swank sostuvo que las materias de Do- cumentacién y de Ciencia de la Informacion deberian incluirse en las escuelas de Bi- bliotecologia, dentro de un plan revisado, en lugar de afiadir nuevos cursos al plan tradicional, o, de ofrecer un programa separado porque, en su opinién, ambas discipli- nas eran solamente expansiones de la Bibliotecologia”">. 2.1.3. Armonizaci6n de las ensefanzas Al referirnos a la relacién entre las llamadas Ciencias de la Documentacién, ya hetnos sefialado que se tiende a una concepcidn integradora de las mismas. Por otra parte, la sociedad ha evofucionado, de forma que nos encontramos en la amada sociedad de la informacién, y en esta sociedad se hace imprescindible para su buen funcionamiento, el manejo de la informacién a gran escala. Generalmente se ad- mite que la informaci6n constituye un recurso nacional imprescindible. Hay, por lo tanto, que evitar las duplicaciones y las carencias, por lo que cada dia se fomenta mas Ja coordinacién de los servicios de documentacién, bibliotecas y atchivos dentro de los sistemas nacionales de informacién. Estos hechos han de reflejarse, por tanto, en la formacién de los profesionales de la informacion (bibliotecarios, documentalistas y archiveros) de forma armonizada, lo que no quiere decir fusionar las tres profesiones, ya que tanto sus objetivos, como sus funciones, como la formacién que requieren son diferentes: “Armonizar no significa una capacitacién idéntica para todos; se trata solamente de buscar los aspectos comunes de las diversas actividades profesionales a fin de fa- cilitar Jos intercambios intelectutales, racionalizar la utilizaciéa de los recursos peda- 26gicos, organizar mejor el trabajo profesional ¢ incluso, de ser posible, consolidar el peso de estas profesiones ante los dirigentes o la sociedad en general. Es evidente que deben mantenerse las identidades propias de las profesiones y, si la aplicacién de un enfoque armonizado Hevara a confundirlas, habria que abandonarlo de inme- diato.”" E] camino hacia la armonizaci6n de la formacién de los especialistas de la infor- macién ha preocupado a la UNESCO, que colabora en esta materia con el Consejo Internacional de Archivos (CIA), la Federacidn Internacional de Documentacién (FID), y la Federacién Internacional de Asociaciones e Instituciones de Bibliotecarios (IFLA). Se han levado a cabo distintas reuniones en las que se ha avanzado en este sentido: 46 Manual de Biblioteconomia — La Conferencia Intergubernamental sobre el Planeamiento de las Infraestruc- turas Nacionales de Documentacién, Bibliotecas y Archivos, que se celebré en Paris en 1974, En ella se abordé e} tema del reagrupamiento en una misma institucién de los cursos de formacién de los bibliotecarios, archiveros y espe- cialistas de la informacién, para evitar la duplicacién de las ensefianzas. — En 1976, en la 19* Conferencia General de la UNESCO que se celebré en Nairo- bi, se puso de manifiesto la necesidad de establecer una més estrecha colabora- ci6n entre las diversas profesiones vinculadas a la informacidn, asi como entre to- dos los organismos relacionados de alguna forma con el suministro de la misma. — En 1979, la UNESCO organizé una seunién de expertos sobre el tema de la armonizacién de Ja ensefianza de las Ciencias de la Informacién, — En 1980, el CIA, la FID y la IFLA celebraron en Bellagio (Italia) wna reunién sobre esta cuestion. Posteriormente, los comités de formacién de estas tres organizaciones, se reunieron en Franefort para establecer los vinculos de cooperacidn en orden a poner en prdctica un programa comtin de actividades: — En 1983, se celebra en Viena una reunidn de trabajo de los citados comités de las tres organizaciones, donde se recomienda la elaboracién de un tronco co- imtin para las tres profesiones, que se centraba en principio, en los conocimien- tos sobre temas de gestién. —— En 1984, la UNESCO convoca un Caloquio Internacional sobre la Armoniza- cién de los Problemas de Formacidn Tesrica y Préctica en Ciencias de la In- formacién, donde se estudian, entre otras cuestiones, las materias que se pres- taban @ la formacién comtin de dichos profesionales. -— En a actualidad, se siguen celebrando seminarios conjuntos entre la UNESCO, el CIA, la FID ya IFLA sobre estas materias. A través de estas y otras actividades ha quedado demostrado que la amonizacién de las ensefianzas supone muchas ventajas. En primer lugar, un mejor aprovecha- miento de los recursos materiales: laboratorios de reprografia, microfilmacién, mate- tial audiovisual, medios informaticos, bibliotecas, aulas, etc. También, un mejor apro- vechamiento dé los recursos administrativos: los que hacen referencia a la seleccion de estudiantes, organizacién de cursos y, en definitiva, la gestion de las Escuelas, Por otra parte se amplia el horizonte de los alumnos, lo que facilita la movilidad profesi nal. Se fortalece la representatividad de las organizaciones frente a los poderes puibli- cos, el medio educativo, los usuarios, etc. También la UNESCO se ha ocupade de sefialar las materias que se prestan a la armonizacidn en el campo de la ensefianza de las Ciencias de la Documentacién: — Lanocién de informacion. Las Ciencias de la Documentacién tienen el mismo objeto: la informacién, registrada en cualquier tipo de soporte. — Las politicas en materia de informacién. Si se quieren aprovechar al maximo los recursos disponibles, es imprescindible tener una visién de conjunto, a es- cala nacional, de todos los servicios relacionados con Ia informacién, asf como Ia planificacién de los servicios de una forma coordinada. — El anilisis de sistemas, que puede aplicarse a numerosas disciplinas. Este ele- mento es indispensable en una formacién armonizada. Capitulo 2: La ensehanza de la Biblioteconomia 47 — Administracién y gestién, de las que dependeré en gran medida el funciona- miento tanto de archivos, de bibliotecas como de centros de documentacién. — Estudios de usuarios, cada vez més importantes en cualquier biblioteca, archi- vo 0 centro de documentacién, ya que es la raz6n de la existencia de los mis- mos. —— Anilisis documental, como instrumento necesario para el acceso a la informa- cién. — Aprovechamiento de las fuentes de informaci6n, que es la principal finalidad de la Biblioteconomfa, la Archivistica y la Documentacién. ‘i — Conservacién. Aunque el problema afecta en diferente medida al archivero, bibliotecario y documentalista, los tres especialistas deberfan tener, al menos, unas nociones basicas. — Tecnologia. Conocer las nuevas tecnologias, y sobre todo Ia informatica, es in- dispensable hoy dia para los especialistas de la informaci6n, ya que sin ella ca- da vez se hace més dificil el tratamiento de la informacién de una forma eficaz. — Métodos de investigacion. Es necesario definir las bases tedricas de los proble- mas concretos de tratamiento, almacenamiento y difusién de la informacién, como algo indispensable para enriquecer y renovar conceptos. Es aconsejable que los profesionales de la informacién estén capacitados, si no para llevar a cabo investigaciones de este tipo, si al menos para tener criterios s6lidos que les permitan evaluar las investigaciones realizadas, lo que les darfa més seguri- dad a la hora de aplicar estas teorias en su lugar de trabajo!5. El desarrollo de la ensefianza de la Biblioteconomfa ha Ilevado a la distincién de categorias dentro de la misma. Sabor distingue en dicha ensefianza dos modalidades, En primer lugar, la ensefianza dirigida a la formacién de bibliotecarios. Debe ser una formaci6n de tipo técnico y tiene como misién preparar a aquellos profesionales que van a ejercer su trabajo en la biblioteca, entendida en sus diversas modalidades. En segundo lugar, la formacién de especialistas en Biblioteconom(a. Esta tiene un cardc- ter cientffico y “... se propone formar especialistas en la ciencia del libro y de las bi- bliotecas, capaces de profundizar originalmente en esa ciencia y de considerarla en sus relaciones con la totalidad de la cultura humana”! E. Molina sefiala respecto a la existencia de estas dos categorias de la enseflanza de la Biblioteconomfa que: “.., eran impensables en las primeras escuelas de bibliote- carios, cuya finalidad era formar personal destinado a reemplazar progresivamente a quienes ejercfan de una manera empfrica e intuitiva las funciones de bibliotecario””, Algunos autores, sin embargo, tienen una visin distinta. Serrai, por ejemplo, opi- na que la especializaci6n en la ciencia bibliotecaria no puede separarse de la profesin de bibliotecario. Serd la diversificaci6n de la biblioteca con sus distintas manifestacio- nes (bibliotecas nacionales, universitarias, publicas, etc.), la que propiciar4 la diversifi- caci6n de la formacién, También para Serrai, como para Sabor, existe en la ensefanza wna actividad espe- culativa, pero no como una rama especializada’®. 2.2, Las escuelas de Biblioteconomia A consolidar la teorfa sobre las escuelas de Biblioteconom{a han contribuido dis- tintos autores y asociaciones que se han ocupade de su estudio!”. 48 — Manual de Biblioteconomia Las asociaciones han elaborado textos normativos que tienen el valor de contri- buir a unificar criterios y sentar principios basicos sobre lo que deben ser las escuelas de Biblioteconomia. Dichas normas han sufrido una evoluci6n al igual que el resto de las normas que se ocupan de otros aspectos de la Biblioteconomfa. Han pasado de ser normas de tipo cuantitativo a normas con wn carécter cualitativo, convirtiéndose a su vez, mas que nada en orientaciones, con la pretensién de que puedan ser més facilmente aplicables en cualquier contexto y proponiéndose respetar cualquier realidad nacional. “Ya nos hemos referido anteriormente a las normas elaboradas por la ALA®. Pero sin duda, las normas para Escuelas de Biblioteconomfa dadas por la IFLA”! en 1976, es el texto normativo més importante a nivel internacional, por lo que vamos a refe- rirnos a su contenido, 2.2.1. Situaci6n académica (Locus) “La Escuela debe formar parte de una institucion que otorgue un grado universi- tario 0 titulo equivalente; o ser una instituci6n independiente que imparta ensefianza de nivel universitario y otorgue un titulo equivalente a grado universitario””. La im- portancia de que las escuelas de Biblioteconomia formen parte de una universidad ya habfa sido puesta de manifiesto anteriormente”. J. Periam Danton ha sefialado las ventajas de que la escuela dependa de una institucin de ensefianza superior: algunos de los instrumentos bibliogréficos (fundamentalmente obras de referencia), que los estudiantes de Biblioteconomfa deben manejar, por sus elevados precios, estan mu- chas veces fuera del alcance de una escuela independiente. Por otra parte y general- mente, las instituciones independientes no tienen poder para conferir a los estudian- tes titulos. El nivel de ensefianza de una escuela independiente, puede estar por debajo del de una escuela universitaria. En los planes de estudio de Biblioteconomia deben estar presentes materias que se imparten ya en las universidades, y de las cuales una escuela universitaria puede aprovecharse, De todas formas, Danton sugiere la idea de que pueden darse situaciones concre- tas donde, por la poca estabilidad y prestigio de la universidad, sea aconsejable que la escuela de Biblioteconomia dependa de otro organismo, como una biblioteca oficial”*. 2.2.2. Fines y objetivos “La Escuela debe tener sus fines y metas claramente consignadas en un documen- to formal”, “La Escuela debe tener unos objetivos espectficos derivados de sus pro- pios fines, que estén expuesto con claridad en un documento formal””*, Al respecto, Danton ha sefialado que: “Los propésitos y objetivos de una escuela dependen en gran parte de los tipos de biblioteca para los que deba preparar a sus estudiantes. Por ‘tipos’ de bibliotecas entendemos no sélo la naturaleza de las mismas, sino la clase de trabajo y los servicios por ella prestados””’. Lo anteriormente citado pone de manifiesto la conveniencia de la adecuacién de la ensefianza universitaria a las necesidades sociales, cosa que no siempre ocurre, siendo ésta una causa de desempleo. Sin embargo, esto no es suficiente y la universidad debe plantearse metas mds elevadas: “La universidad 0 la escuela profesional deben contri- buir a la solucién de los problemas y a la coleccién, andlisis ¢ interpretacién de los he- Capitulo 2: La ensefanza de la Biblioteconomia 49 ; en sintesis, deben contribuir al adelanto del conocimiento, y ensefiar a otros como. de contribuir a ese adelanto, si desean justificar en forma acabada su existencia”™, ‘ Resumiendo lo anterior, Danton expone: “Esto significa que una escuela de Bi- lioteconomfa no puede dirigir su esfuerzo exclusivamente hacia las necesidades y ticas comunes y tradicionales de las bibliotecas; debe, ademds, fomentar lo nuevo, perimentar lo viejo, reexaminar lo aceptado, experimentar lo no experimentado, y ‘en suma, convertirse en guia dentro de su especialidad”™. 2 Denominacion y rango, organizaci6n, sostenimiento ¢ instalaciones Sobre estos temas las Normas sefialan que: “La denominacién (nombre) y rango (nivel organizativo) de la Escuela, deberdn ser equivalentes a los de otras escuelas del mismo pais o Ambito que se dediquen a la formacién profesional”™”. También especifican que los profesores de las escuelas deberdn tener la misma ti- tulacién que el resto de los profesores de la institucién en que estén insertas™. En cuanto a la organizacién y sostenimiento: “La Escuela deberd tener un puesto definido dentro del plan general de organizacién administrativa de la institucién””2, “La Escuela ha de contar con un compromiso formal de ayuda econémica suficiente y dispo- ner de un presupuesto anual concreto que habré de estar en consonancia con sus objeti- vos, previamente fijado”??, Por lo que se refiere a instalaciones: “Deberén facilitarse cuantas oficinas, aulas, zonas de estudio, mobiliario y equipo necesite la escuela”™, 2.2.4. Biblioteca “Los fondos bibliograficos habrén de ser suficientemente especializados para sa- tisfacer plenamente las necesidades de todas las disciplinas impartidas en la Escuela y las de otras asignaturas cursadas por los alumnos, asi como para atender las tareas de investigacién del personal docente”®5, La importancia de la biblioteca esta en relacién con el hecho de que dichas biblio- tecas van a influir a la larga, muy directamente en la calidad de las ensefianzas. Dispo- ner de una biblioteca especializada es fundamental. Es evidente que los avances tec- nol6gicos permiten tener acceso a la informacién a través de otros medios u organismos ademés de la biblioteca, pero ésta todavia sigue siendo imprescindible para facilitar el acceso al documento, sobre todo cuando es de uso frecuente, como sucede en el caso de los usuarios de estas bibliotecas -profesores y alumnos- que a veces necesitan con- sultarlo de forma reiterada. Por otra parte, estas bibliotecas ademés de proporcionar los servicios propios de toda biblioteca universitaria (apoyo a la docencia e investigaci6n), pueden servir de la- boratorio de practicas para los estudiantes. 2.2.5. Personal docente y no docente Sobre el profesorado, las Normas exponen que: “El personal académico (docente) deberd ser altamente cualificado: con destacada experiencia profesional, titulacién oficial y dotes de docéacia. Deberd haber un profesor por cada 12 alumnos (o su equi- valencia en plena dedicacién (full-time])”’". 50 Manual de Biblioteconomia Danton ha relacionado el éxito de la escuela con la cualificacién del profesorado: “Por acertados que sean los objetivos de una institucién de ensefianza y buenos sus programas, sus métodos y su edificio, su excelencia dependeré siempre, fundamen- talmente, de la calidad del cuerpo de profesores”™, EI mismo autor se ocupa de las cualidades que debe reunir un buen profesor, asi como de las ventajas e inconvenientes del modelo de dedicacién “part-time” o “full- time”. Respecto a este Ultimo punto ha sefialado que Ja ventaja del primer sistema frente al segundo es que en ese caso se trata de profesionales que tienen un perma- nente contacto con la profesién. Sin embargo presenta el inconveniente de que en es- tos casos el profesor tiene menos contacto con los alumnos; por otra parte, al desem- pefiar m4s de una actividad, una de las dos se resiente*®, En cuanto al personal no docente, las Normas sefialan que: “El personal no docen- te (de oficina, administrativo) deberd tener cualificacién equivalente al de otras unida- des andlogas. Como minimo seré necesaria una persona en jornada completa, aunque normalmente se requerirdn dos o més personas”, Este tipo de personal, naturalmente, debe estar en proporcién al tamafio de la es- cuela, al numero de alumnos, etc. La evolucién de las ensefanzas ha influide también en la composicién del personal no docente. Por ejemplo, con la implantacién de la en- sefianza de la informatica en las escuelas, cada vez es mas necesario personal técnico en informatica, que se ocupe del mantenimiento de las instalaciones. 2.2.6. Plan de estudios “El plan de estudios constara de una serie unificada de disciplinas y otras expe- riencias educativas, elaborado con el fin de alcanzar los objetivos especificos del pro- grama. Toda ensefianza habré de tener categoria universitaria, conforme a las Iineas generales de la UNESCO-ISCED para el nivel 3. Los principios y conceptos privaran sobre lo meramente repetitivo y técnico. Todos los alumnos deberén cursar como fun- damentales un grupo de materias ‘basicas’ ademas de otras opcionales de tipo espe- cializado. La cultura general (estudios ajenos a la Biblioteconoméa) deben constituir factor principal de la formacién del bibliotecario™"'. Las Normas distinguen entre programas de primer y segundo ciclo. En cuanto al contenido, enumeran las materias siguientes: — Papel de la biblioteca en la sociedad, como instrumento de comunicacién. — Principios y métodos de Bibliografia. — Organizacién de materiales bibliogrdficos (catalogacién, clasificacién, etc.). — Informacién bibliogréfica y atencién al lector. — Seleccién, adquisicion y utilizacién de materiales impresos y no impresos. — Gestion de bibliotecas. — Historia de las bibliotecas. — Bibliologfa. — Métodos y técnicas de investigacién bibliotecaria. — Automatizacién de bibliotecas. — Documentacién e informacién cientifica. — Planeamiento, construccién e instalacidn de bibliotecas. Afiaden las Normas que sobre estas materias debe darse ademés, una visidn inter- nacional®. Capitulo 2: La ensefianza de la Biblioteconomia 51 22.7, Otros aspectos Las Normas se ocupan también de otros temas relacionados con la organizacién de las Escuelas de Biblioteconomfa, como son: la formacién continua de profesiona- les, la admisién de alumnos, los requisitos para la terminaci6n de los estudios, la titu- lacién, la gestién, el archivo y la planificaci6n de la Escuela®. De acuerdo con estas y otras directrices, los distintos pafses han creado las ense- fianzas de la Biblioteconomfa. Aqu{ vamos a ocuparnos de la ensefianza de la Biblio- teconomfa en Espaiia. 2.3. La ensefianza de la Biblioteconomia en Espafia“4 Siguiendo un mero orden cronolégico, vamos a exponer las principales iniciativas para formar bibliotecarios en Espafia, hasta llegar a la actualidad, en que comienzan a funcionar las Escuelas Universitarias de Biblioteconomfa y Documentacién. En el siglo x1X, tendrén lugar en Espaiia dos hechos que van a influir en el plantea- miento de la necesidad de formar bibliotecarios: el primero tiene lugar en 1835, cuando se lleva a cabo la llamada desamortizacién de Mendizdbal‘’, que tendré como conse- cuencia en el plano bibliotecario, la afluencia de gran ntimero de libros a las bibliotecas provinciales (publicas o universitarias), libros que habfa que tratar técnicamente. Por otra parte, y este es el segundo hecho, en 1836, la Libreria Real se convierte en Bibliote- ca Nacional, con lo que se hacen necesarios unos profesionales que sustituyan a los anti- guos criados de la Casa Real. Impulsada por estas necesidades, se crea la cdtedra de Paleografia por la Real So- ciedad Econémica Matritense en 1838, donde se impartirén las asignaturas de Arqueo- logia, Numismatica y Paleogratia. 23.1. Escuela Superior de Diplomética Esta preocupacién por la formacién de bibliotecarios desembocé en la creacién de la Escuela de Diplomdtica (Real Decreto de 7 de octubre de 1856)*, En ella, des- pués de tres afios de estudios, se obtenfa el titulo de Paleégrafo que permitia “ser nombrado en las vacantes que ocurrieran en los Archivos del Reino y en las bibliote- cas ptiblicas donde se conservaren manuscritos”. El tipo de formacién impartida era muy distinta a la actual, pero era adecuada si tenemos en cuenta las caracteristicas propias de las bibliotecas de aquel momento y, por tanto, los conocimientos necesarios por parte de los bibliotecarios para organizar Jas colecciones. Por una parte la funcién de conservacién era mucho més importante que la difusién de la informacién y, por otra, la coleccién estaba formada principal- mente por libros antiguos, algunos verdaderas joyas bibliograficas. La Escuela impartia formacién no sélo a bibliotecarios, sino también a archiveros y arquedlogos, y se acomodaba a la organizacién de un tinico Cuerpo Facultativo*”. Esta Escuela entr6 en pugna con la Facultad de Filosoffa y Letras de Madrid. Por una parte, la Escuela tenia rango universitario, por otra, los licenciados en Filosofia y Letras podian cursar estos estudios en un afio. La pugna acabé con la clausura de la Escuela en 1900 y aunque, en teorfa, sus ensefianzas quedaron incorporadas a la Sec- cién de Historia de la Facultad de Filosofia y Letras, la realidad fue que slo se incor- 52 Manual de Biblioteconomia poraron algunas materias*’. En realidad, de las espeefficas en la formacién de biblio- tecarios s6lo se incorporé Bibliologia®, que se ha venido impartiendo en varias Facul- tades de Filosofia y Letras. Posteriormente las Facultades de Filosoffa y Letras in- corporarian otra asignatura relacionada con la formacién de bibliotecarios, que es la Bibliografia. Algunas Facultades también introdujeron la asignatura de Bibliotecono- mia. Ruiz Rodriguez ha sefialado el fracaso que supuso para la formacién de los bi- bliotecarios y archiveros el cierre de esta Escuela y la incorporacién de alguna de sus ensefianzas a las Facultades de Filosofia y Letras: la especializacién desaparecerd en favor de otras especialidades como Paleografia, Historia, etc, Materias tan especificas como Biblioteconomia dejarén de impartirse, y cuando se impartan se hard mas con un afan de informar al alumno que con objeto de crear un especialista‘'. Todo ello tu- vo como consecuencia que los licenciados en Filosoffa y Letras que tuvieran interés en ejercer la profesién de bibliotecario, hayan tenido que completar su formacién en otros centros, generalmente academias, y que dicha formacién haya tenido una im- portante carga de autodidactismo. 2.3.2. Escuela de Bibliotecarias de la Diputacién de Barcelona’> Otro hecho importante en el desarrollo de la formacién de bibliotecarios en Espa- fia, lo constituye la creacién de la Escuela de Bibliotecarias de la Diputacin de Barce- lona. Dicha Escuela fue creada en 1915 por Eugenio D’Ors, y hay que concebirla den- tro del marco de Ia creacién de lo que hoy llamasfamos un sistema de bibliotecas catalén, a la cabeza del cual se encontraba la Biblioteca de Catalufia. Todo se planificé de tal manera, que las cuatro bibliotecas (Valls, Olot, Sallent y Borges Blanques), situa- das una en cada provincia®, se inauguraron en 1918, con lo que pudieron ser atendidas por la primera promocién de bibliotecarias, ya que las ensefianzas duraban 3 aiios. La ensefianza impartida en ella presentaba caracteristicas muy diferentes respecto a la que nos hemos referido antes al hablar de la Escuela de Diplomatica. La Escuela fue creada por la Mancomunidad de las Diputaciones de las cuatro provincias catala- nas y con el cometido concreto de formar bibliotecarias para atender {as bibliotecas populares que se crearon en ese momento. Sus ensefianzas pierden ese cardcter “con- servador” del que hemos hablado antes, puesto que las colecciones de estas bibliote- cas populares eran muy diferentes a las bibliotecas piiblicas heredadas de la desamor- tizacion. Son enseiianzas mucho més cercanas al mundo anglosajén. Esta Escuela estaba aneja a la Biblioteca de Catalufia y para ingresar en la misma se requerfa un examen de ingreso. La formacién duraba 3 cursos completados con una prictica en la mencionada Biblioteca de Catalufia. El mayor inconveniente que presentaba esta Escuela es que su influencia fue muy reducida en el tertitorio nacional, circunscribiéndose basicamente a Catalufia y Balea- res*4, 2.3.3. Escuela de Auxiliares de la Investigacion Con unas caracteristicas distintas, hemos de referirnos a la llamada Escuela de Auxiliares de la Investigacion, creada en 1942 por el Consejo Superior de Investiga- ciones Cientificas. Era una escuela femenina en la que se formaban tanto las llamadas laborantes, para trabajos en laboratorios, como las auxiliares de bibliotecas, que estu- Capitulo 2: La ensefianza dela Biblioteconomia 53 diaban Biblioteconomia y ottas asignaturas especificas, con el fin de trabajar en la Bi- blioteca General del Consejo 0 en las de sus Institutos de Madrid. Para acceder a esta Escuela, se requeria Bachiller Superior y un examen de ingre- s0, Los cursos fueron de tres afios, salvo en un principio que fueron de dos, y aca- baban con un examen final, La Escuela se extinguié en 1973°. 23.4. Escuela de Documentalistas En 1952 se inician tos denominados Cursos para la formacién Técnica de Archive- 10s, Bibliotecarios y Arquedlogos, que en 1964 pasaron a denominarse Escuela de Documentalistas y en 1980° Centro de Estudios Bibliogréficos y Documentarios (CE- BID), y que desaparecié en 1986. Esta institucién dependfa en un principio del Minis- terio de Educacion y Ciencia, y pas6 posteriormente a la Biblioteca Nacional, pero a pesar de su cardcter Oficial, nunca expidié un titulo legalmente reconocido, sino sim- plemente un diploma de aptitud, Las ensefianzas s¢ impartian a dos niveles: el denominado “documentalista”, para licenciados universitarios y que tenfa una duracién de dos afios” y el de “ayudantes de documentacién”, dirigido a bachilleres superiotes, y que se prolongaba durante un aiio. La Escuela de Documentalistas proporcioné formacién a muchos especialistas. 23.5. Escuela de Bibliotecarias de la Universidad de Navarra Tomando como modelo la Escuela de Bibliotecarias de la Diputacién de Barcelo- na, Alvaro D'Ors, crea en 1967 la Escuela de Bibliotecarias de la Universidad de Nava- za, con el fin de formar bibliotecarias para Jas bibliotecas de dicha institucién, aunque, posteriormente, estas profesionales también se incorporarén a otro tipo de bibliotecas: populares, de la Caja de Pensiones, de empresas y distintas corporaciones®. Las ensefianzas se prolongaban durante tres afios, dando una formacién de primer ciclo®, La Escuela cerré en 1977. 23.6. La Diplomatura de Biblioteconomia y Documentacién Las Escuelas de Biblioteconomia y Documentacién nacen en Espafia gracias al Real Decreto 3104/78, de 1 de diciembre, que deja la iniciativa de su creacién a las Universidades: “Las Universidades podran incorporar las ensefianzas mencionadas, solicitando del Ministerio de Educacién y Ciencia la creacién de Escuelas Universita- rias de Biblioteconomfa y Documentacién®™”. A partir de este momento, la Diploma- tura empieza a impartirse en distintas universidades: — Barcelona. Ya hemos hablado antes de la Escuela de Bibliotecarias de la Di- putacién de Barcelona. Con el paso del tiempo, la Escuela sufrié una serie de cambios hasta llegar a la actualidad. En el curso 1974-75, se convirtié en mixta y cambié su titulacién por la de Escuela de Bibliografia. En 1982, tras la aparicién del ya citado Real Decreto 3104/78 que abre la posibilidad de creacién de Escuelas Universitarias de Biblioteconomia y Do- cumentacién, la Escuela se adscribe a la Universidad de Barcelona®, osten- 54 Manual de Biblioteconomia tando la titularidad la Diputacién Provincial de Barcelona®, y con la denomi- nacién de Escuela Universitaria Jordi Rubié i Balaguer de Biblioteconomia y Documentaci6n. La escuela es reconocida por Orden Ministerial de 21 de julio de 1982". Granada. Este Centro se crea por el Real Decreto 1618/82 de 18 de junio (BOE n° 175, de 23 de julio de 1982) y es la primera Escuela oficial de Biblio- teconomia y Documentacién de Espafia. La Escuela comenzé a funcionar durante el curso 1983-84, La Diplomatu- Ta se imparte actualmente en la Facultad de Biblioteconomfa y Documentacién. Salamanca, La creacién de la Escuela de Salamanca coincide en el tiempo con la de Granada, si bien su aprobaci6n se realiz6 por el Real Decreto 3003/82, de 24 de septiembre (BOE n° 274, de 15 de noviembre de 1982), aunque no empezaré a impartir docencia hasta el curso 1987-88, Actualmente, integrada en la Facultad de Traduccién y Documentacién Murcia. Por Real Decreto 659/1988 de 24 de junio de 1988 (BOE n° 155, de 29 de junio de 1988), se crea la Escuela de Murcia, gestionada administrativa- mente por la Facultad de Filosoffa y Letras. Fueron los primeros estudios de Biblioteconomfa y Documentacién que no nacfan adscritos a una Escuela Uni- versitaria, aunque posteriormente se constituyeron en Escuela’. Las ensefianzas de Biblioteconomia y Documentacién en Murcia comen- zaran a impartirse durante el curso 1988/89. Zaragoza. Las ensefianzas de la Diplomatura de Biblioteconomia y Documen- tacién en Zaragoza se imparten en el marco ffsico y administrativo de la Fa- cultad de Filosofia y Letras, desde el Area de Biblioteconomfa y Documenta- cién, dependiente del Decanato de dicha Facultad. La implantacién de las mismas se autoriza por el Real Decreto 1025/89, de 28 de julio (BOE n° 19, de 10 de agosto de 1989), y se autoriza su iniciacion por are ministerial de 2 de octubre de 1989 (BOE n° 240, de 6 de octubre de 1989). Madrid. En Madrid las ensefianzas de Biblioteconomia y Documentacién se imparten en dos Universidades: La Complutense y la Carlos III. * La Escuela de Biblioteconomfa y Documentacién de la Universidad Complu- tense, tiene su origen en las ensefianzas de Documentaci6n impartidas en la Facultad de Ciencias de la Informacién, Facultad que, a través del Departa- mento de Documentacién, creé una Escuela de Documentacién de Postgra- do, La actual Escuela de la Complutense es heredera de esas experiencias. La Escuela de Biblioteconomfa y Documentacién de la Universidad Complutense de Madrid se autoriza por el Real Decreto 1049/90 de 27 de julio (BOE 0° 191, de 10 de agosto de 1990). El inicio de sus enseffanzas se autoriza por Orden Ministerial de 28 septiembre de 1990 (BOE n° 283, de 26 de noviembre de 1990 y BOE n° 305 de 21 de diciembre de 1990). La Es- cuela comienza a funcionar en el curso 1990-91. Universidad Carlos III. La Universidad Carlos Il de Madrid, de reciente creacién, comienza a impartir las ensefianzas de la Diplomatura de Biblio- teconomfa y Documentacién durante el curso académico 1990-91. La ini- ciacién de dichas ensefianzas fueron autorizadas por la Orden de 28 de sep- tiembre de 1990 (BOE n? 273, de 14 de noviembre de 1990) y se imparten en la Facultad de Ciencias Juridicas y Sociales. Capitulo 2: La ensenianza de la Biblioteconomia 55. — Le6n. La Diplomatura de Biblioteconomfa y Documentacién de 1a Universi- dad de Le6n se imparte dentro de la Facultad de Filosofia y Letras, como en el caso de Zaragoza. La implantacién de estas ensefianzas se hace por el Real Decreto 1049/90, de 27 de julio (BOE n° 191 de 10 de agosto de 1990), y su ini- cio se autoriza por la Orden Ministerial de 28 de septiembre de 1990 (BOE n° 283, de 26 de noviembre de 1990 y BOE n® 305 de 21 de diciembre de 1990), comenzdndose a impartit durante el curso 1990-91. — Alcala de Henares. Por Real Decreto 1050/1992, de 31 de julio (BOE n° 205, de 26 de agosto de 1992), se autorizé la implantacién de la Diplomatura de Bi- blioteconomfa y Documentacién en Alcalé de Henares. — Extremadura. Por Resolucién de 6 de marzo de 1995, (BOE n° 79, de 3 de abril de 1995) se publica el plan de estudios para la obtencidn del titulo de Di- plomado en Biblioteconomia y Documentacién, en la Facultad de Biblioteco- nomfa y Documentacién (denominacién provisional) de Badajoz. 23.7. La Licenciatura en Ciencias de la Documentacion La necesidad de la existencia de una licenciatura en Ciencias de la Documenta- cién es una necesidad largamente sentida. Nuestro pais sufre un considerable retraso en este punto respecto a otros pafses. La licenciatura correspondiente se ha establecido por Real decreto 912/192, de 17 de julio de 1992, (BOE n° 206, de 27 de agosto de 1992) con la denominacién de Licentiado en Documentacién. En las directrices propias de los planes de estudios conducentes a la obtencién de dicho titulo, se establecen como aspectos més destacados: a) Las ensefanzas que llevan a la obtenci6n del titulo de Licenciado en Docu- mentacién “deberén proporcionar una formacién adecuada en los aspectos b: sicos y aplicados de la informacién y la documentacién cientifica y especializa- da del tratamiento de su conservacién y recuperacién en diferentes soportes, asf como la de planificacién, organizacién y gestién de los correspondientes sistemas, redes y centfos”. La carga lectiva oscilar4 entre 20 y 30 horas semanales, incluidas las enseflan- zas prdcticas. En todo caso, las ensefianzas teéricas no podrén superat las 15 horas semanales. ¢) Se establece como materias troncales las siguientes: 6, — Administracién de Recursos en Unidades Informativas (Organizacién y Gestién de Redes y Sistemas de Unidades Informativas), 8 eréditos. — Estadistica (Conceptos Fundamentales, Estadistica Aplicada, Andlisis Multivariante), 6 créditos, — Planificaci6n y Evaluacién de Sistemas de Informacién y Documentacién (Planificacién y Evaluacién de recursos Informativos a Partir de las Carac- terfsticas Sociales y Culturales de una Determinada Area y de tas Necesi- dades Detectadas), 6 créditos. — Sistemas de Representacién y Procesamiento Automéatico del Conocimien- to (Métodos y Técnicas Aplicadas al Estudio y a las Actividades Propias de la Representacion y Recuperacién del Conocimiento Humano), 8 créditos. 56 Manual de Biblioteconomia — Sistemas Informiticos. Sistemas de Ficheros. Bases de Datos. Redes, 5 cré- ditos. — Técnicas de Indizacién y Resumen en Documentaci6n Cientifica (Sistemas de Recuperacidn de la Informacién, Compatibilidad de Idiomas y de Siste- mas. Confeccién de Thesauri. Condensacién de Contenidos Documenta- les), 8 créditos, — Técnicas Documentales aplicadas a la Investigacién (Técnicas Estadisticas, Analiticas y Descriptivas de la Investigacion. La Investigacion en Docu- mentacién), 6 créditos. La directriz 4* del Real Decreto, anteriormente citado, sefialaba que con posterio- ridad, se establecerfan “Las titulaciones y los estudios previos del primer ciclo necesa- rios para cursar'estas ensefianzas, asf coma los complementos de formacién”. La Or- den Ministerial de 22 de diciembre de 1992, por la que se establecen las titulaciones y estudios previos del primer ciclo, asf como los complementos de formacién con los que se puede acceder a las ensefianzas de segundo ciclo conducentes a la obtencién del tftulo oficial de Licenciado en Documentacién (BOE n° 11, de 13 de enero de 1993), determina que podran acceder a la licenciatura, cualquier diplomado, sin nece- sidad de cursar complementos de formacidn “en tanto se realicen nuevas propuestas por el Consejo de Universidades, que permitan una mds amplia oferta de posibilida- des de incorporacién a los estudios de referencia”. Sin embargo, por Orden de 13 de julio de 1993 (BOE n®. 186, de 5 de agosto de 1993), establece que podrdn acceder directamente a los estudios de segundo ciclo que conduce a la obtenci6n del titulo de Licenciado en Documentaci6n, slo los diploma- dos en Biblioteconomia y Documentacién, mientras que los diplomados de otras titu- laciones, deberdn cursar entre 40 y 45 créditos de las siguientes materias: — Anilisis de Lenguajes Documentales. — Archivistica. — Bibliografia y Fuentes de Informacién. — Biblioteconomia. — Documentacién General. — Teenologias de la Informacién. Estos créditos, se distribuiran entre las disciplinas anteriores segtin el criterio esta- blecido por las propias universidades. ‘La Licenciatura en Documentacién ha comenzado a implantarse en algunas uni versidades, presentando distinto grado de desarrollo®. En el presente curso académi co se imparte en las universidades de Granada, Salamanca, Alcala de Henares y Car- los III de Madrid®. 2.3.8. La ensenanza de la Biblioteconomia fuera de la Universidad Aparte del nivel universitario, la enseflanza de la Biblioteconomfa en Espafia se imparte también a otros niveles. En primer lugar, dentro de la Ensefianza Secundaria por medio de Jos lamados Médulos Profesionales, entre los cuales se encuentra el denominado Técnico en Bi- blioteconomfa, Documentacién y Archivistica, destinado a capacitar para el trabajo Capitulo 2: La ensehanza de la Biblioteconomia ST en bibliotecas, archivos y centros de documentacién, asf como en ciertos campos de la edicién y comercio del libro y de otros soportes de la informacién. Este médulo fue creado por Orden de 8 de febrero de 1988 (BOE. n° 37 de 12 de febrero) tiene una duracién de 1.000 horas minimo y las ensefianzas se imparten en el centro escolar y en un centro de trabajo”. Ademis, la ensefianza de la Biblioteconomfa se lleva a cabo por medio de cursos, etc,, a muy distinto nivel y a través de diferentes entidades como son: Instituciones puiblicas no universitarias (Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, Consorcio @Informacié i Documentacié de Catalunya, etc.), por medio de asociaciones profesio- nales (Asociacién Nacional de Archiveros, Bibliotecarios, Muselogos y Documenta- listas, la Sociedad espafiola de Documentacién e Informacién Cientifica, el Collegi Oficial de Bibliotecarios-Documentalistes de Catalunya, la Asociaci6n Andaluza de Bibliotecarios, etc.); a través de organismos privados (Fundacién German Sanchez Ruipérez, etc.). NOTAS AL CAPITULO 2 ! MOLINA CAMPOS, E.: «La ensefianza de la biblioteconomfa: historia y estado actual», Boletin de la Asociacién Andaluza de Bibtiotecarios, AbriliJunio 1990, vol. 6, n°. 19, p.6. 2 DANTON, J. Periam: La formacién profesional del bibliotecario. Paris: UNESCO, 1950, p. 13. 3 Ibfdem, p. 2. + En Italia, ya en 1812, Murat se propone crear en Népoles, en la Biblioteca Gioacchina, una cétedra de biografia y bibliografia. MOLINA CAMPCS, E. La ensefianza..., p. 11 En 1821 se crea en Francia I'Ecole Nationale des Chartes, con los fines y planes de estudios del mo- mento, un centro que “dispensaba ensefianzas metodoldgicas tocantes al conocimiento del pasado” PEIRO, I., PASAMAR, G. «La via espafiola hacia la profesionalizacin historiogréfica», Studium: Geo- grafia, Historia, Arte, Filosofia. 1991, n°3, p. 141. En Espaiia, la Escuela de Diplomatica se crea por Real Decreto de 7 de octubre de 1856, a imagen y semejanza de la anterior. En ella se formardn archiveros, bibliotecarios y anticuarios, profesiones que tenfan como comtin denominador el dedicarse a la conservacién de objetos antiguos. 5 DANTON, J.: Periam. La formacién..., pp. 1-2 6 KINDLIN, J., ENGLE, J.: «Library School Libraries», En Encyclopedia of Library and Information Science. New York: Marcel Dekker, 1968-1986, vol. 16, p. 1. 7 bide, p.2. § MOLINA CAMPOS, E.: La ensefianza...,p. 14 Para informacién acerca de las escuelas de Biblioteconomfa existentes en el mundo pueden consul- tarse distintas obras. Como ejemplo: — BOBINSKI, G, $.: «Doctoral programs in Library and Information Sciencie in the United States and Canada», Library Trends. Spring 1986, pp. 697-714. ~ CAPRONI, A. M: La formazione professionale del bibliotecario, Milano: 1989, ~ VALLE GASTAMINZA, F. del: «Objetivos y programas en la formacién de profesionales de la Informacion y Documentacién». Documentacin de las Ciencias de la Informacion, 1991, n° 14, pp. 95-142, : = WORLD guide to Library Schools and training courses in documentation. London: Bingley; Pa- ris: UNESCO, 1981. 8 SABOR, E.: Métodos de ensefianza de la bibliotecologia, Paris: UNESCO, 1968, p. 10. ¥ Refiriéndose a 1A Documentacién, E. Sabor dice: “Como el haz de disciplinas que la forman exige la aplicacién de métodos a veces muy distintos a los tradicionales de esas escuelas, y por otras razones que :ditrice Bibliografica, 58 Manual de Biblioteconomia ‘expongo a lo largo de mi trabajo, he preferido limitarme al nticleo tradicional de los conacimientos bi- bliotecot6gicas”. Ibidem. 11 SHERA, J. H.: «Emergence of a new institutional structure for the dissemination of specialized infor- mn». American Documentation, 1953, n° 4, p. 170, Citado por MOLINA CAMPOS, E.: La enseftan- Zain Po 15. 12 GARZA MERCADO, A.: «Las ciencias de la informaci6n en la Escuela de Bibliotecologia», Boletin de Ig ANABA, EneralJunio 1974, vol. XXIV, n° 1-2, p. 680. 8 Tbidem. M4 UNESCO: Armonizacin de la capacitacién en materia de Biblioteconomia, Ciencias de la Informacién y Archivistica, PGI-87/WS/2. Paris: UNESCO, Programa General de Informacién, 1987, p. 2. 8 fhidem. 16 MOLINA CAMPOS, E.: La ensefianza..., p. 6, 17 [bidem, 18 {dem, pp. 7-8. 19 Como estudio de conjunto queremos citar el informe WILLIAMSON, C. C.: Training for library service. ‘New York: Carnegie Corporation, 1923, Con otras caracteristicas, las obras de DANTON, J. Periam, La formacién... y la de SABOR, J. E. Métodos, Entre las asociaciones hay que citar, sobre todo, la American Library Association (ALA), su homé- oga la Library Association (LA) y la International Federation of Library Associations and Institutions (IFLA). No hay que olvidar que en el mundo anglosaj6n las asociaciones juegan un papel destacadisimo en la formacién de profesionales, ya que controlan la formacién mediante la homologacién de los estu- dios, consistente en el reconocimiento piblico de las escuelas y sus programas de estudios cuando cum- plen los requisitos establecidos. Véase YUNGMEYER, E.: «Las asociaciones y la formacién de profesio- nales». Boletia de la Asociacién Andaluza de Bibliotecarios, Abril/Junio 1990, vol. 6, n° 19, pp. 1-49. ® AMERICAN LIBRARY ASSOCIATION: Standars for School Library Programs. Chicago: The Asso- ciation, 1960, 21 Publicadas en IFLA Journal, 1976, vol, 2, n° 4, pp. 209-223. Para la versi6n espafiola véase: FEDERA- CION INTERNACIONAL DE ASOCIACIONES DE BIBLIOTECARIOS Y DE BIBLIOTECAS (FLA), Seccién de Escuelas de Biblioteconomia: Normas para Escuelas de Biblioteconomia. Madrid: ANABA, 1977. ® FEDERACION INTERNACIONAL DE ASOCIACIONES DE BIBLIOTECARIOS Y BIBLIOTE- CAS (IFLA). Seccién de Escuelas de Biblioteconomia: Normas..., p-27. ® Vid.: WILLIAMSON, C. C.: Training..., p.142. Citado pot DANTON, J. Periam: La formacién.... p.7, % DANTON. I. Periam: La formacién..., pp. 7-9. 2 FEDERACION INTERNACIONAL DE ASOCIACIONES DE BIBLIOTECARIOS Y DE BI- BLIOTECAS (IFLA). Seccién de Escuelas de Biblioteconomta: Normas... p. 27. % fdem, p. 28. 2 DANTON, J. Periat 28 fdem, p. 13, 2 Ibidem. % FEDERACION INTERNACIONAL DE ASOCIACIONES DE BIBLIOTECARIOS Y DE BI- BLIOTECAS (IFLA): Secci6n de Escuelas de Bibliteconomfa: op. cit, p. 29. % fdem, pp. 29-30. 2 {dem, p. 30. 3% {dem, p. 31 ™ fdem, p. 32. 38 Idem, p. 33. % ORERA ORERA, L:: «Las bibliotecas de las Escuelas Universitarias de Biblioteconomia y Documen- tacién en Espaia». Revisia General de Informacién y Documentacién, 1994, vol. 4. n° 1, p. 70. 7 FEDERACION INTERNACIONAL DE ASOCIACIONES DE BIBLIOTECARIOS Y DE BI- BLIOTECAS (IFLA). Secci6n de Escuelas de Biblioteconomia: op. cit, p.37. 38 DANTON, J. Periam? La formacién.., p.33. 39 Ibidem, pp. 33-40. op. cit, p. 12. Capitulo 2: La ensehanza dela Biblioteconomia 59 “© FEDERCION INTERNACIONAL DE ASOCIACIONES DE BIBLIOTECARIOS ¥ DE BIBLIO- TECAS. (IFLA), Seccién de Escuelas de Biblioteconomta. Normas... op. cit, p. 39. * fdem, p. 41, © {dem, pp. 46-47. ® fdem, pp. 50-58. 4 Sobre diversos aspectos actuales ¢ hist6ricos relacionados con la formacién de profesionales de la infor- maci6n en Espafia pueden consultarse distintos estudios. A modo de ejemplo: ~ CARIDAD, M.: «La formacion universitaria en biblioteconomfa y documentacién, Revisi6n de los planes de estudios existentes». En II Jornadas Bibliotecas Puiblicas. Donostia: AsociaciGn de Bi- bliotecarios y Documentalistas de Guipuzcoa, 1991, pp. 13-29. + «Problemética de la formacién de los bibliotecarios y documentalistas», En I Conferencia de bi- bliowecarios y Documentaiisias Espafioles. Madtid: ANABAD, FESABID, 1991, pp. 165-191 ~ ESTIVIL RIUS, A. «De I’Escola de Bibliotecaires a I'Escola Universitaria Jordi Rubis i Bala- guer després de 75 anys», En 2n Seminari Intemacional de Docencia Bibliotearia. Barcelona: Es- cola Universitaria Jordi Rubié i Balaguer de Biblioteconomia y Documentacié, 1990, pp. 155- 172. ~ FUENTES I PUJOL, M, E:: «Estudios y formacién especializada de los cientificos de ta infor- macién. Docencia ¢ investigacién». En Terceras Jornadas Espafiolas de Documentacion Automa- iada: Documat 90. Palma de Mallorca: Universitat de les Illes Balears, 1990, pp. 187-215. = GARCIA EJARQUE, L.: La formacién del bibliotecario en Espaha: de la Paleografia y la Bi- bliografia a la Biblioteconomia y Documentacién, Madrid: ANABAD, 1993 * «La formaciéa profesional de los bibliotecarios en Espafia: Historia y situacién actual», Bole- tia de la ANABA. Julio/Diciembre 1974, vol. XXIV, n° 3-4, pp. 3-11. ~ MATEU IBARS, J.: «Biblioteconom{a en la Universidad». Boletin de ls ANABAD. Octubre/Diciembre 1981, vol. XXXI, n° 4, pp. 637-651. - MAYOL FERNANDEZ, M. C.: «Ley de Reforma Universitaria (LRU) y formacién de profe- sionales de la informaciény. Revista Espahola de Documentacién Cientifica, 1990, vol. 13, n° 3-4, pp, 893-900, ~ MOLINA CAMPOS, E.: «La ensefianza de la Biblioteconom(a: historia y estado actual». Bole- tin de la Asociacién Andaluza de Bibliotecarios. Abril/Junio 1990, vol. 6, n° 19, pp. 5-27. ~ ORPL, Nu «La Escuela de Bibliotecarias de la Unversidad de Navarra». Boletin de la ANABA. Enero/Junio 1973, vol. XXIII, n° 1-2, pp. 43-53. ~ PEIRO, I, PASAMAR, G.: «La “via espafiola” hacia la profesionalizaci6n historiografica», Stu- dium: Geografia, Historia, Arte, Filosofia. 1991, n° 3, pp. 135-162. - RUIZ RODRIGUEZ, A. A. «La experiencia de las diplomaturas». En Terceras Jornadas Espa- Aolas de Documentacién Automatizada: Documat 90. Palma de Mallorca: Univessitat de les Iles Balears, 1990, pp. 368-393. - VALLE GASTAMINZA, F. del: Formacién de documentalistas en Espafa: Historia y situacién aciual. Informe elaborado para la SEDIC y el Ministerio de Cultura, Madrid, noviembre 1988. + Mendizabal suprimir4 por decreto las comunidades religiosas excepto unas pocas dedicadas a obras de caridad, pasando sus bienes a manos del Estado, con el fin primordial de financiar la guerra contra los carlistas. “ Su primer plan de estudios comprendia: Paleogratia general, critica y literatia; Latin medieval, conoci- mientos sobre antiguos romances castellanos, lemosin (lengua provenzal, lengua de oc), y gallego; clasi- ficaci6n y arteglo de Archivos y Bibliotecas, Historia Medieval de Espafia, Arqueologia y ejetcicios précticos. Posteriormente se incorporarén otras materias. EI germen de a formacién que se dio a los primeros biblioteearios en Espaita, lo encuentra Garcla Ejarque en las materias de que debfan examinarse los llamados “lectores de letra antigua o peritos auto- rizados para la transcripcién de documenttos paleogréficos, profesién que habfa nacido en el siglo xvi, aunque las normas pata la obtencién del titulo que lo legalizaba no aparecen hasta 1838, por una Real Orden de 21 de julio. Dichas materias de examen eran: latin (especialmente medieval), romance antiguo castellano, lemosin, Paleograifa, Historia y cronologia de Espafia y Diplomatica. Vid: GARCIA EJAR- QUE, L-: La formacién profesional... pp. 88-89. 60 Manual de Biblioteconomia Atos primeros profesionales satidos de la Escuela se les llamé Paleégrafos, posteriormente PaleSgrafos- bibliotecarios y después Archiveros-Bibliotecarios, acomodandose asi a la denominacién del Cuerpo Facultativo de Archiveros-Bibliotecarios que s¢ crea por Real Decreto de 17 de julio de 1858. En 1867 la Escuela comenz6 a formar también Anticuarios, acomodndose de nuevo a la organiza- cién del Cuerpo Facultativo de Archiveros-Bibliotecarios y Anticuarios, Postetiormente, tanto en ta Es- cuela como en el Cuerpo Facultativo la denominacién de Anticuarios serd sustituida por la de Arque6: togas. Vid.: GARCLA EJARQUE, L.: op. cit, p. 89. 48 Paleografia, Diplomética, Numismatica, Epigrafia, Arqueologia, que lo hicieron a la Seccién de Histo- y latin y lenguas romances que lo hicieron a ta Seccién de Filologia (MATEU IBARS, J. Biblioteco- nomia en... p. 648). © CARIDAD SEBASTIAN, M:: «Problematica de la formacién de los bibliotecarios y los docementa- listas», En I Conferencia de Bibliotecarios y Documentalistas espaholes, Madrid: Ministerio de Cultura, Centro de Coordinacién Bibliotecaria, 1993, pp. 4-5. ® A Io largo de los afos s¢ ha impartido en varias Facultades: Madrid, Barcelona, Valencia, Granada, Murcia y Zaragora Vid: MATEU IBARS, 5:. 0p. cit,, pp. 648-653 51 RUIZ RODRIGUEZ, A. A.: La experiencia... p. 370 & Para conocer la historia de la Escuela véase: ESTIVILL RIUS, A. De l’Escola... pp. 155-172. 83 ESCOLAR, M.: Historia de las Bibliotecas. Madrid: Fundaci6n German Sanchez Ruipérez, 1985, p. 469. 4 En 1935 hubo un proyecto docente disefiado por Javier Lasso de la Vega para la formacién de bibliote- carios, dicho proyecto consistfa en completar con asignaturas especificas, las carreras de Magisterio y Fi- losofia y Letras, dando como resultado bibliotecarios para bibliotecas escolares y cientificas, respectiva- mente, MOLINA CAMPOS, E.: La ensefianza de la Biblioteconomie... p. 10 8 MATEU IBARS, J.: Biblioteconomia... pp. 646-647 % Real Decreto 160/1980, de 18 de julio (BOE de 2 de agosto). 57 En el primer aijo se impartian las siguientes asignaturas: Catalogaci6n, Clasificacién, Servicios técnicos de bibliotecas, Introduccién a la Documentacién, Archivonomia y Fuentes de Informacién, El segundo afio se dividia en dos secciones: Seccién de Archivos y Seccién de Biblioteca. En la Seccién de Archivos se impartian: Historia, Organizacién y \egistacién de Archivos, Descripcién de se- ries documentales, Conservacién de documentos, Historia del documento, En la Seccién de Bibliotecas: Fuentes especiales de informacién, CDU y Catdlogo diccionario, Proceso de materiales especiales, Bi- bliotecas especializadas y centros de documentacién, Historia del libro y las bibliotecas, Técnicas de in- dizacién, Recuperacién y difusién y Proceso automatico de informacién. ‘Al cambiar en 1980 la denominacién de Escuela de Documentalistas por la de Centro de Estudios Bibliogréficos y Documentarios, se produjo un cambio en eh programa: el primer curso se denominaba Curso de Biblioteconomia, Documentacién. El segundo afio se denominaba: Curso de Archivistica, Do- cumentaci6n, En el primer curso se impartian las siguientes asignaturas: Administracién y organizacién de biblio- tecas, Historia de la comunicacién y la lectura, Bibliograffa y fuentes de informacién, Andlisis documen- tal, Introduccién a la Documentacion Cientifica y Tecnologia e industria de la informacién, En el segundo curso se impartian: Archivistica, Historia de las instituciones y su produccién docu- mental, Paleografia y Diplomatica, Conservacién y Reprografia, Bibliografia y fuentes de informacion y Archivistica. Vid.: CARIDAD, M.: Problematica..., pp. 5-7. 58 MATEU IBARS, J.: Biblioteconomia..., p. 644, Las asignaturas que se impartian son las siguientes: ~ Primer afvo: Organizaci6n del conocimiento 1, Historia del libro, Técnicas bibliotecarias, Técni- cas del libro, Catalogacién J, Latin, Francés y Politica Administrativa. ~ Segundo aiio: Organizacion del conocimiento {T, Historia del libro y la bibliotecas II, Cataloga- cién II, Clasificacion I, Latin e Inglés. ~ Tercer ano: Documentacién, Catalogacién 1, Clasificacién II, Archivos y Paleografia y Alemén, Vid. CARIDAD, M. Prodlematica.., p. 169. ® BOE n°8, de 9 de enero de 1979. ® Articulo 2.1 - ® Real decreto 3452/81, de 13 de noviembre (BOE n° 33, de 8 de febrero de 1982). Capitulo 2: La ensefianza de la Biblioteconomia 61 © “Se autoriza la creacién en Barcelona de una Escuela Universitaria de Biblioteconomia y Documenta- cidn, adscrita a la Universidad de Barcelona... y cuya titularidad ostentard la Excelentisima Diputacién Provincial de Barcelona (art. 1°)” La integracién definitiva de ta Escneta en la Universidad se firma e} 1 de Diciembre de 1992, aun- que todavia queda pendiente el traspaso de los locales y el personal que sigue dependiendo de la Dipu- taci6n de Barcelona. Véase ABADAL FALGUERAS, E.: La Decumentacién en Espana, Madrid: CIN- DOC- FESABID, 1994, p. 19. 4 BOE n? 244, de 18 de septiembre de 1982. © Sobre esta Escuela pueden consultarse: ~ MELGAREJO, M. M., ARIZA, M. R. y M.J.: eLa Escuela Universitaria de Biblioteconomia y Documentacién de Granada». La voz del libro, matzo 1987, 0° 18, también: MATEU IBARS, J. Biblioteconomfa... op. cit; RUIZ RODRIGUEZ, A. A.: La experiencia..., etc, % Orden de 2 de octubre de 1987 (BOE n° 251, de 20 de octubre de 1987). Decreta 1457/91, de 27 de septiembre (BOE de 12 de actubre de 1991), La autatizacin para iniciar los estudios en la Escuela se da por Orden de 15 de octubre de 1991 (BOE n° 264 de 4 de noviembre de 1991). RECODER, M. J., CID LEAL, P. «La Licenciatura de Documentacién: estudio de las propuestas for- muladas en Espafia para su realizaciGn», En IV Jornadas Espanolas de Documentacién Automatizada. DOCUMAT 94, Oviedo: Universidad, Servicio de Publicaciones, 1994, pp. 612-615. Resolucién de 26 de junio de 1994 de la Universidad Carlos III de Madrid (BOE n? 191, de 11 de agosto de 1994). = Resolucin de 18 de enero de 1995 de la Universidad de Granada (BOE n° 38 de 14 de feberro de 1995) ~ Resolucidn de 30 de mayo de 1995 de la Universidad de Salamanca (BOE n° 146 de 20 de junio de 1995), ® Sobre el funcionamiento de este modulo en un centro concreto, puede consultarse GARCIA MENDO- ZA, E,, CARRILLO SANTOS, N.: «El Médulo Profesional de nivel III de Biblioteconomia, Archivisti- cay Documentaciénm. Boletin de la Asociacién Andaluza de Bibliotecarios, Junio 1991, n° 23, pp. 39-41. 3 LA BIBLIOTECA Luisa Orera Orera 3.1. Concepto de biblioteca La biblioteca ha evolucionade mucho de fos orfgenes hasta nuesttos dias, pero hay algo permanente en ella que permite identificarla. La biblioteca ha ido adapténdose a los cambios exigidos por la sociedad, pero sin perder, de alguna manera, su esencia. Definiciones sobre ta biblioteca ha habido muchas: la UNESCO la define como aquella institucién que: “consiste en una coleccién organizada de libros, impress y revistas, o de cualquier clase de materiales gréficos y audiovisuales; y sus correspon- dientes servicios de personal para proveer y facilitar el uso de tales materiales, segin lo requieren las necesidades de informacién, investigaci6n, educacién y esparcimiento de los usuarios”, La ALA, como una: “Coleccién de material de informacién organi- zada para que pueda acceder a ella un grupo de usuarios. Tiene personal encargado de los sesvicios y programas relacionados con las necesidades de informacién de los lectores”'. De todas las definiciones existentes, sin duda, resulta m4s conveniente elegir aquella que de forma més concisa y clara expresa el concepto. En este sentido, la dada por Carrién presenta estas caracteristicas. Segtin este autor, la biblioteca es: “una co- leccién de libros debidamente organizada para su uso”, En esta definicién estan contenidos los tres elementos basicos de la biblioteca: la coleccién, la organizacién y la disponibitidad, caracterfsticas que algunos autores re- ducen a dos: “ya que organizar es s6lo un medio para alcanzarlos”’. 3.1.1. La colecci6n o fondo bibliogréfico Cuando hablamos de coleccién, nos referimos a los fondos bibliograficos 0 docu- mentales, cuales son: libros fundamentalmente, pero también otros como publicacio- nes periddicas, folletos, manuscritos, musica impresa. La coleccién de una biblioteca no puede concedirse como algo estético. Durante 500 afios el libro ha sido el principal soporte de informacién, pero ello no significa que sea “nico; es un medio més entre 64 — Manual de Biblioteconomia otros. Las bibliotecas deben prepararse para albergar en sus fondos libros, pero tam- bién microfichas, discos dpticos, discos magnéticos, etc. YY hablar de coleccién supone hacer referencia tanto al proceso de formacién de la misma como a su mantenimiento. EB] primer paso en la formaci6n de la coleccién es la seleccién, proceso necesario si tenemos en cuenta que, en la actualidad, ninguna biblioteca puede aspirar a tener co- lecciones completas cualquiera que sea la rama del saber de que se ocupe. Y en este proceso comienza a estar presente el usuario, ya que el fondo bibliogré- fico debe set seleccionado en funcién de las necesidades informativas del mismo. Para llevar a cabo la seleccién seran por tanto necesarios estudios de usuarios, co- nocimientos sobre normas de bibliotecas, sobre fuentes para Ja seleccién, sobre el mundo de la produccién de libros, sobre la composici6n de las colecciones y los docu- mentos que las integran, etc. El proceso posterior ser la adquisicién de las obras seleccionadas, aunque no to- do lo seleccionado se adquiere. Los pracedimientos son variados y cambian condicio- nados en gran medida por los distintos tipos de bibliotecas. El procedimiento més impor- tante y generalizado es la compra, aunque existen atros coma los donativos, el canjeo (tanto nacional como internacional) y el Depésito Legal, caracterfstico de unos tipos muy concretos de bibliotecas, entre las que destacan las nacionales. Pero no basta con formar la colecci6n, es preciso que esta coleccién, que es un ser vivo, responda en todo momento a las necesidades de los usuarios. Por eso es preciso un seguimiento y control constante de la misma. En este proceso habria que situar el expurgo, que es en realidad una selecci6n negativa. Una vez que existe, la coleccién ha de ubicarse y mantenerse 1o mas adecuada- mente posible, por lo que son necesarias medidas de preservacin y conservaci6n, lo que conlleva: estudio de edificios y materiales, sistemas antiincendio, antihurto, etc. 3.1.2. Organizacién Esta es la segunda nota caracteristica de la biblioteca, y tiene como finalidad que ef conocimiento se haga accesible. La organizacién se lleva a cabo pot medio de unas técnicas que se basan en unos co- nocimientos tesricos, cientificos, Tanto la parte doctrinaria de la organizacion como la parte técnica ha evolucionado, Las necesidades de los usuarios han variado como han variado también los soportes documentales. En cuanto a las técnicas, se han ido adap- tando a los distintos soportes, y la mayor innovacién ha venido de la mano de Ia infor- matizacién, En un primer momento, el primer paso en la automatizacisn de la bibliote- ca consistié en aplicar la informatica como herramienta de gestién de los procesos normales y basicos de un centro bibliotecario, como eran la catalogacién y clasificacién, posteriormente la automatizacién se aplicé a todos los aspectos de la biblioteca, abrien- do nuevas posibilidades, sobre todo en los servicios dados a los usuarios. Una vez que el documento es adquirido, antes de pasar a formar parte de la colec- cin recibe un tratamiento técnico, del cual las dos operaciones mas importantes son la clasificacién y catalogacién, La descripcién bibliogrdfica se ha normalizado a nivel internacional mediante las ISBD (International Standard Bibliographical Description), un formato de presenta- cién de los distintos dates bibliograficos en los asientos. De ellas existen distintas ver- siones permitiendo la descripcién de cualquier tipo de documento‘, Capitulo 3: La biblioteca 65 Para la clasificacién de tos fondos bibliotecarios existen grandes sistemas como la Clasificacin Decimal Dewey, la de la Library of Congress, la BC de Bliss, la Colon Classification y la Clasificacion Decimal Universal, de uso en nuestro pais. ‘Ambas operaciones permitiran la formacién de los catdlogos de biblioteca, instru- mentos de recuperacién de la informacién. Los catdlogos tradicionales més conocidos son el alfabético de autores y obras andnimas, el de titulos, el de materias, el dicciona- rio y el sistematico. El futuro es el catalogo automatizado en sus distintas formas: en CD-ROM (Com- pact Disk Read-Only Memory), microficha COM (Computer Output Microform) y OPAC (On-line Public Access Catalog). 3.1.3. La difusion de la informacion En la actualidad, se hace hincapié en que ésta es la principal tarea de la biblioteca. Es algo indiscutible que !a biblioteca ha tenido en otras épocas un piblico y un Ambi- to limitados, pero la difusidn ha estado siempre presente como uno de los objetivos de la diblioteca: “Es comin leer en los tratadistas de la especialidad que las bibliotecas se han ca- racterizado, desde la antigledad hasta el siglo 4X, slo por dos actividades: conser- var y organizar. A partir de la mitad del siglo xIx agregaron a estos dos aspectos el de Ia difusién de sus materiales y de las informaciones e ideas contenidas en ellos. Esta concepcién, notoriamente simplista, no toma en cuenta el hecho de que la bi- Dlioteca es el resultado de una circunstancia histérica, y que los conceptos de conser- vacién, organizacion y difusi6n se encuentran en toda actividad bibliotecaria, La it titucién los ha levado siempre amalgamadas en sf, y nunca ha renunciado a ellos. Lo que si ha ocurrido muchas veces es que esas tres formas de accién han ocupado, s Bin las épocas, niveles diferentes dentro de la jerarquizacién de sus actividades, y en algunos casos ha tenido puiblico y émbito limitados, como por ejemplo la difusién en la ‘Antigitedad y la Edad Media.”* Ambos objetivos: el de conservar y el de difundir estén presentes siempre en la bi- blioteca y deben estarlo en claro equilibrio, y en funcién del tipo de biblioteca, En es- te sentido, las bibliotecas nacionales alcanzardn las cotas mds altas en la funcién con- servadora. Sin olvidar la exposicién que antecede, en el momento actual, puede decirse que todo lo que se hace en fa biblioteca es en funcién del usuario. El acceso a la informa- cién estard condicionado por multiples factores que van de la ordenacién del espacio interior de la biblioteca hasta la ubicacién de la colecci6n. Pero donde mas se pone de manifiesto es en los servicios de la misma, los més cldsicos de los cuales son la lectura en sala, el servicio de préstamo, el de informacién y referencia, el de extensi6n biblio- tecaria y el de extensién cultural. Si tenemos en cuenta todo lo que anteriormente hemos expuesto, la biblioteca puede definirse como un sistema para la transmisiOn de informacién. Y como sistema que es, la biblioteca: — Existe para lograr unos determinados objetivos. — Sus elementos estan sometidos a una organizacién que permite lograr dichos objetivos, “+ — Se relaciona con el entorno, constituido por los usuarios*. 66 Manual de Biblioteconomia CuAbRo 3.1. Esquema grafico de E. Molina para definir la biblioteca. Sistemas o redes Cooperacion interbibliotecaria ne Accién exterior t Demanda COLECCION Respuesta <—_ — ORGANIZACION ee Storage ' Accién interior Clasificacién Catalogacién Indizacién Opefaciones técnicas Seleccién Adquisici6n Registro Sellado Preservacién Restauracién ‘Operaciones téenicas (servicios) Referencia e informacion Préstamo Extensién bibliotecaria Extensién cultural ‘Operaciones empresariales (no biblioteconémicas) Gestion Administracién Demanda uso Respuesta [ Operaciones cientifico-técnicas Operaciones cientificas Retricval Capitulo 3: La biblioteca 67 En este tiltimo punto, la biblioteca actual ha variado de forma importante, y se re- laciona no sélo con los usuarios, que son e] entorno més inmediato, sino con otras bi- bliotecas. Surge una nota caracteristica de la biblioteca, que es la de la cooperacién. Una biblioteca no puede ser autosuficiente, por lo que de algin modo deberén arbi- trarse medidas para que las bibliotecas dispongan, ademas de sus propias colecciones, de las colecciones de las demas. Cooperacién interbibliotecaria ha habido siempre, desde épocas remotas’, pero no es hasta épocas fecientes cuando ésta tomard dimen- siones importantes. La biblioteca tiene pues una dimensién interior y una dimension exterior en su actuacién: por esta Ultima se integra en sistemas y redes de bibliotecas’, y se ponte de manifiesto sobre todo en la existencia de métodos de adquisicién coope- rativa, catdlogos colectivos y préstamo interbibliotecario. En la cooperaci6n bibliotecaria, ademés de lo anteriormente citado, revisten especial importancia los sistemas nacionales de bibliotecas, ya que son reflejo de politicas de in- formacién nacionales, y responden a planes mas ambiciosos, los planes internacionales. En otro sentido, este concepto tinico de biblioteca se concreta en realidades muy distintas que constituyen modelos diferentes para adaptarse mejor a las necesidades de diversas clases de usuarios. Todos estos aspectos estan bien reflejados en el Cuadro 3.1 que E. Molina propo- ne para definir la biblioteca’. 3.2. Archivo, biblioteca y centro de documentacién En la labor de definir la biblioteca, es preciso hacer algunas consideraciones. La biblioteca es un centro transmisor de informacién’? que tiene un origen histérico muy Iejano, al igual que el archivo, Durante un largo periodo, su papel estuvo muy claro, pero con el paso del tiempo esta situacién fue cambiando. Por una parte: “El registro de conocimiento durante muchos ajios se da en un elemento Hamado \ibra, indepen- dientemente del material con que éste se elabora (tablas de arcilla, papiro, pergamino, papel), ya que el tipo de conocimiento que se generaba, de caracteristicas monografi- cas y monodisciplinarias o enciclopedisticas, permitian que se registraran, conservaran y difundieran a través del libro”! Posteriormente, el libro deja de ser el principal elemento en que se registra la in- formaci6n: aparecetén primero las revistas y después, multiples medios como los infor- mes, ponencias de congresos, patentes, etc. Por otra parte, la producci6n de informacién crecerd vertiginosamente por causas sociales, econémicas y politicas y, como consecuencia, creceré la utilizacion de la mis- ma por usuarios muy diversos. Hay que hacer llegar la informacién lo mas rapidamen- te posible al usuario para que ésta resulte eficaz. Las bibliotecas tradicionales se vieron desbordadas para hacer frente a estos cambios y, junto a la Biblioteconomia y Archi- vistica, aparecer4 una nueva ciencia: la Documentacién. Las denominadas Ciencias de la Documentacién, entre las que se incluyen, como ya hemos sefialado, la Archivistica, la Biblioteconomia y la Documentacién, habran de acomodarse a Jas nuevas circunstancias y perfilar sus relaciones, a partir de lo cual empezaran las pugnas en este Ambito y entre los centros que ellas representan: la bi- blioteca, ef archive y el centro de documentacién. La biblioteca y el archivo experimentarén roves en el hecho de la indefinicién de los documentos que son propios de una y otro, la barrera no est bien definida: por ejem- plo, las fuentes pasa la historia oral, ,deben estar en un archivo o en una biblioteca? 68 = Manual de Biblioteconomia 3.2.1. Diferencias entre biblioteca y centro de documentacién Los mayores enfrentamientos se han producido entre la biblioteca y el centro de documentacidn, de forma paralela a la polémica Biblioteconomfa-Documentaci6n, a que nos hemos referido. Esta polémica ha permitido sefialar diferencias entre ambos!?: 1) El tipo de documentos de que disponen. Se ha dicho que la biblioteca retine so- bre todo libros 0 documentos que siguen los canales editoriales tradicionales, mientras que los centros de documentacién disponen de otros documentos que estén fuera de estos canales, como literatura gris, etc. Por ejemplo, para Emilia Currs la biblioteca, el archivo y el centro de documentacién utilizan métodos de trabajo similares. La diferencia esta en los usuarios y los tipos de documen- tos: la biblioteca se ocuparia de los libros, mientras que el centro de documenta- cién se encargaria de libros y otros documentos (informes, separatas, estudios monogréficos, tesis doctorales). El archivo, por su parte, se ocuparia de docu- mentos distintos de los libres (historicos, administrativos, informes)"”. 2) El tratamiento de los documentos. Al respecto se ha dicho que la biblioteca trata los documentos de una forma més superficial, més descriptiva, mientras que el centro de documentacién hace un anélisis més fino y profundo, lo que le permite producir documentos secundarios. 3) Elalmacenamiento y recuperaci6n de los documentos. En el centro de documen- tacién el modo de aimacenamiento de los documentos no juega un papel impor- tante en la busqueda y muchas veces los documentos originales son sustituidos por microcopias, etc. Por el contrario, en [a biblioteca la clasificacion material del documento es uno de los elementos clave que permite el acceso a la informacién. 4) La informacién dada al usuario. Se ha sefialado como diferencia que la biblio- teca suministra sobre todo documentos, en todo caso, la informacién en esta- de bruto, mientras que el centro de documentacién proporciona informacién extraida de los documentos, por medio de los documentos elaborados a partir de otros documentos. 5) Por otra parte, se ha dicho también que en la biblioteca es decisiva la iniciativa del usuario, que adquiere la informacién sobre todo a través de la consulta de los catdlogos. La biblioteca y el bibliotecario tendrian una posicién més estatica en el proceso de busqueda de la informacién. En el centro de documentacién es el usuario quien tiene una menor intervencién, siendo el documentalista quien proporciona fa informacién, por medio de la elaboraci6n de restimenes, etc. Sin embargo, este esquema, aplicado de forma rigida, resulta poco real, ya que las bibliotecas, al menos algunas, han ido evolucionando y adaptandose a las nuevas nece- sidades, integrando en sus colecciones todo tipo de documentos, elaborando documen- tos como bibliografias especializadas, boletines de sumarios, desarrollando servicios de informaci6n y referencia, Por esta raz6n, las fronteras tienden a difuminarse y en la ac- tualidad la tendencia es més integradora que disgregadora: se buscan mis similitudes que diferencias. Las ciencias que se ocupan del archivo, la biblioteca y el centro de do- cumentacién (Archivistica, Biblioteconomia y Documentacién) son Tamas del tronco comtin de Jas Ciencias de la Documentacién. En definitiva se trata de organismos, que aunque mantienen caracteristicas propias que los diferencian, participan en el ciclo de la informacin, desde que se genera hasta que se usa. En este sentido, E. Fuentes i Pu- jol ha dicho: “Existe, en la actualidad, una tendencia a la convergencia entre todo este Capitulo 3: La bibliateca 69 tipo de sistemas documentales. Asf pues existen centros de documentacién con biblio- teca, hemeroteca, servicio de teledocumentacién, servicio de referencia, o bibliotecas que ofrecen servicios de difusién selectiva de la informacién DSI, obtencién de docu- mento original y andlisis en profundidad de los fondos documentales”4, 3.3. Tipologia bibliotecaria ‘A medida que el mundo de la informacién se ha ido complicando la biblioteca ha evolucionado con el fin de cubrir las variadas necesidades informativas de los usua- rios, lo que ha llevado a la diversificacién de la misma. Con la finalidad de definir los distintos tipas de bibliotecas existentes han surgido miiltiples clasificaciones de bibliotecas, atendiendo a criterios funcionales, a su estatu- to juridico, etc, A continuacidn citamos algunos ejemplos de estas clasificaciones. 3.3.1. Clasificacién de la UNESCO Con el fin de normalizar las estadisticas internacionales de bibliotecas, la 16° Asamblea General de la UNESCO adopts una serie de recomendaciones y estableci6 una clasificacion que distingue seis categorias de bibliotecas: 1. Bibliotecas Nacionales. II, Bibliotecas de Instituciones de Ensefianza Superior. Se distinguen tres tipos: — Bibliotecas universitarias centrales. — Bibliotecas de institutos y departamentos universitarios. — Bibliotecas de centros de ensefianza superior, que no forman parte de la universidad. UII. Otras bibliotecas importantes no especializadas. Son bibliotecas enciclopédi- cas de caracter cientifico o erudito, que no son ni universitarias ni nacionales aunque pueden ejercer funciones de biblioteca nacional en un drea geografi- ca determinada (bibliotecas centrales de comunidades auténomas, etc.) IV. Bibliotecas escolares. V. Bibliotecas piiblicas o populares. VI. Bibliotecas especializadas'. 3.3.2. Clasificacién de bibliotecas de la IFLA’ I. Bibliotecas Generales de Investigacién: — Bibliotecas Nacionales. — Bibliotecas Parlamentarias. — Bibliotecas Universitarias. — Otras bibliotecas de investigacion general. II. Bibliotecas especializadas: — Administracion. — Arte. 70 Manual de Biblioteconomia air — Biologfa. — Medicina. — Geografia. — Ciencia y Tecnologia. — Ciencias Sociales. Bibliotecas al servicio del ptiblico en general: — Infantiles. — Para ciegos. — Para personas discapacitadas, — Minorfas culturales. — Publicas. — Escolares. 3.3.3. Otras clasificaciones Otras clasificaciones utilizan criterios més heterogéneos. Como ejemplo de eilas baste citar la de A. Serrai!”: I i. Por la entidad de que depende: — Privadas. — Del Estado, — Dela Administracién Local. — De las Universidades. — De Escuelas. ~ De Academias. — De Instituciones Culturales. — De Entidades Administrativas. — De Industrias. — De Entidades de Investigacién. — De Asociaciones Profesionales. — De Asociaciones Culturales. — De Asociaciones Sindicales. — De Asociaciones Religiosas. — De Organismos Internacionales. — Organismos Auténomos. Por la finalidad, objetivos y funciones de la biblioteca: — Nacionales. — Puiblicas. — Universitarias. * Centrales. © Departamentales. * De Facultad. * De Instituto, * De Laboratorio. — Escolares. — De Investigacion. Capitulo 3: La biblioteca 71 — De Industrias. — Dela Administraci6n. — De Archivo. Ill, Por el tipo de coleccisn: A) Por el tamafio: De 3.000 a 9.999 voltimenes. De 10.000 a 29.999 volimenes. De 30,000 a 89,999 vohimenes. De 90.000 a 299.999 vohimenes. De 300,000 a 999.999 volimenes. De 1 a3 millones de voltimenes, De 3.a 10 millones de volimenes. De 10 a 30 millones de volimenes. De més de 30 millones de volimenes. Esta divisi6n la basa Serrai en el hecho de que el tamajio de la colec- cidn condiciona los procedimientos técnicos, la gestién y los servicios de la biblioteca. Naturalmente, el ntimero de bibliotecas disminuye a medida que as- cendemos en los niveles. Por ejemplo, en el nivel 7 (de 3 2 10 millones de voliimenes) se encuentran decenas de bibliotecas americanas y europeas, como la Biblioteca Nacional de Madrid. En el nivel 8 (de 10 a 30 millones de voltimenes) se encontrarian tales como la British Library, la de la Uni- versidad de Harvard, la de Berkeley, la Public Library de New York, la de la Academia de la Ciencia de San Petersburgo (Leningrado), y la Lenin de Moscti, En el nivel 9 (mas de 30 millones de voliimenes) se encuentra solamente la Library of Congress de Washington, B) Seguin las materias presentes en su coleccién: * Universales. * Generales. © Sectoriales, © Especializadas. C) Por el tipa de documentos y soportes documentales: * De tabletas de arcilla. * De manuscritos. © De incunables. © De revistas, « De discos. * De peliculas. © De cintas magnéticas. * De documentos en Braille, etc. IV. Por el tipo de usuarios: — Piiblicas. — Universitarias. — Escolares 72 =~ Manual de Biblioteconomia — Profesionales (médicos, abogados, ete.). — Para jovenes. — Para investigadores. — Bibliotecas rurales. — De hospital. — De establecimientos penitenciarios. — Ministeriales. — Parlamentarias. — Para minorias lingtisticas. — Para ciegos, etc. V. Por el modelo de organizacién y gestion: — El modelo anglosajén, con las colecciones en libre acceso. — El modelo europeo, con colecciones en depésitos cerrados excepto la par- te destinada a la sala de lectura. — Bibliotecas automatizadas, — Bibliotecas especializadas o centros de documentacién'®. Al hablar de las diferencias que se dan en el seno de la biblioteca, M. Carrién dis- tingue entre tipo y variedad de biblioteca: “Cuando hablamos hoy de biblioteca, nos referimos a un concepto bastante compacto en sus notas constitutivas, pero también notablemente diversificado por cuanto se refiere a los fondos de fas colecciones, al personal que organiza estos fon- dos, a las téonicas utilizadas y a los servicios que se prestan en la biblioteca. Por su- puesto, la ultima razén de todo ello es la diversificacién de usuarios. Otras diferencias que no sean las anteriormente enunciadas suelen crear varie- dades bibliotecarias, pero no tipos distintos de bibliotecas, Tal sucede con la distin- cién entre bibliotecas de presencia y de préstamo, bibliotecas de conservacién y de difusin; con las formas que equivalen a servicios bibliotecarios especiales (bibliote- cas infantiles, de hospitales, de certros penitenciarios...) 0 a depésitos organizados de fondos especiales (cartotecas, fototecas, artotecas...)."? De los distintos tipos de bibliotecas aqui enumerados, los cinco que tradicional- mente se consideran son los siguientes: bibliotecas nacionales, universitarias, publicas, especializadas y escolares. La biblioteca nacional ha sido definida por la ALA como: “Biblioteca designada co- mo tal por el organismo nacional adecuado y sostenida por el Estado. Sus funciones comprenden Ja recopilacién de toda la produccién impresa en el pafs (frecuentemente como depositaria del Depésito Legal), la compilacién y conservacién de la bibliografia nacional, la recopilacién y organizacién de publicaciones internacionales de valor para los estudiosos, la produccién de medios para elaborar la bibliograffa, la coordinacién de una red nacional de bibliotecas, la prestaciGn de servicios de biblioteca a la Admi- nistracién del Estado o a algunos de sus organismos y otras responsabilidades estable- cidas oficialmente”™, Bajo esta denominaci6n tinica, se esconde una realidad miltiple: en primer lugar, bibliotecas nacionales clésicas, que Goodrum denomina de primera generacién, y en- tre las que podemos incluir la Library of Congress, la British Library, la Bibliotheque Nationale de Paris la Nacional de Madrid. Son bibliotecas fundadas antes de 1800, a partir de fondos de procedencia real o privada, y han desarrollado grandes coleccio- Capitulo 3: La biblioteca 73 nes de literatura nacional mediante el privilegio del Depésito Legal. Se encargan de llevar a cabo la Bibliografia Nacional y el Catalogo Colectivo, al mismo tiempo que establecen normas nacionales. Son importantes centros de investigacion y actdan co- mo centro bibliotecondémico nacional. Otro grupo es el denominado bajo el término segunda generacidn, tienen su origen entre el siglo xx y la Segunda Guerra Mundial. Son bibliotecas que llevan a cabo pocas funciones, la principal de las cuales consiste en reunir la historia impresa del pais. Dentro de este grupo se encuentran bibliotecas come la de Canada, Suiza, Israel, etc. Las denominadas de tercera generacion tiene un origen moderno, y su creacién es posterior a la Segunda Guerra Mundial. Son bi- bliotecas que se hallan fundamentalmente en Asia y Africa, aunque también hay algu- nas en Europa como la de Checoslovaquia, Noruega, etc. Son bibliotecas que funcionan en muchas ocasiones como cabeceras de redes provinciales o locales’. Debido a los profundos cambios que ha experimentado el mundo de Ia informa- cién, el papel de algunas de las biblioteca nacionales, ha ido evolucionando a la par que adquirian importantes compromisos de cooperacién tanto en el Ambito nacional como internacional. Por otra parte, la ubicacién y conservacién de sus cada vez. més ricas colecciones, ha ido generando serios problemas. Ademés, la gestién de las mismas ha variado sustancialmente, debido, sobre todo, a la incorporacidn de nuevas tecnolo- gias. Todo ello, unido al arraigo cada vez mayor de la idea de que las bibliotecas, en ge- neral, y las nacionales en particular, deben estar sobre todo al servicio de los ciudada- nos, ha determinado importantes reformas tanto en el marco fisico, como en recursos humanos y en su estructura organizativa. Las bibliotecas nacionales se enfrentan también al problema de compaginar la conservacién y el uso de sus colecciones, lo cual resulta a veces dificil de llevar a cabo. Por otra parte, la conservacién sin uso no tiene sentido. Ultimamente, el problema co- mienza a solucionarse mediante procedimientos de microfilmacién masiva, digitaliza- cin de sus colecciones, etc. En cuanto a la biblioteca universitaria, ha sido definida por la ALA como aquella: «.. biblioteca (0 sistema de éstas) establecida, mantenida y administrada por una uni- versidad para cubrir as necesidades de informacién de sus estudiantes y apoyar sus programas educativos, de investigacion y demas servicios”, ‘Las bibliotecas universitarias surgieron en la Edad Media, al igual que sas wniver- sidades, y se desarrollaron, sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo xix. Ex- perimentaron un gran impulso en las universidades americanas, que impusieron un sistema de materias optativas, y en las alemanas, que se orientaron hacia la investiga- cién. Hoy dia algunas bibliotecas universitarias presentan colecciones importantisi- mas, como la de Chicago, Oxford, Paris, etc. Este desarrollo, y el encarecimiento de los documentos, frente a unos presupues- tos no siempre suficientes, ha impulsado las redes de bibliotecas universitarias y los planes de adquisicién cooperativa, como el Ilevado a cabo por el Research Libraries Group, un consorcio creado al NE de Estados Unidos en 1974, que inauguré el famo- so plan o sistema de evaluacién Conspectus”, La multiplicacién de centros universitarios ha influido directamente en el funcio- namiento de las bibliotecas universitarias, ya que en muchos casos, sobre todo en la vieja Europa, hay una total descoordinacin entre las distintas unidades que integran una misma bibiioteca universitaria, por lo que se camina hacia una centralizaci6n, al menos administrativa, de estos centros, siguiendo el madelo americano. En cuanto a lag bibliotecas puiblicas, ya nos hemos referido antes a ellas. Nacidas en el siglo X1x, se desarrollarén fundamentalmente en el siglo Xx. 74 Manual de Biblioteconomia La biblioteca pdblica ha sido definida por la IFLA como: “Biblioteca fundada y sostenida por un 6rgano de la administracién local —o, en algtin caso, central-- 0 por algtin otro organismo autorizado para actuar en su nombre, y accesible, sin prejuicios ni discriminaci6n alguna a cuantos deseen utilizarla”™*. Nacida para atender a las clases sociales mas desfavorecidas, se dirigen hoy, sobre todo, al ciudadano medio. En el desarrollo de la doctrina sobre la biblioteca publica, ha jugado un papel muy importante la UNESCO%. La biblioteca ptiblica actual se plantea contribuir a la educacién, cultura y ocio de los ciudadanos y llegar a todos ellos, por ello presta servicios especiales en hospitales, prisiones, a personas discapaci- tadas, emigrantes, etc. La biblioteca especializada es la: “Biblioteca establecida, mantenida y administra- da por una firma comercial, una corporacién privada, una asociacin, un organismo estatal u otro grupo o entidad que tienen interés por una materia especifica para aten- der las necesidades de informacién de sus miembros o personal y alcanzar los objeti- vos de la organizacién. El ambito de las colecciones y de los servicios se limita al inte- rés en la materia de la organizacién que mantiene la biblioteca”. Su dependencia es pues variadisima (entidades financieras, compafifas de seguros, organismos de investigacién, museos, etc.) y por lo tanto sus caracteristicas. Sus servi- cios son muy especializados y, o bien han evolucionado hacia centros de documenta- cién, o estén unidas a ellos. Las bibliotecas escolares estan destinadas a alumnos de centros docentes de nivel in- ferior al universitario. Estas bibliotecas han sido las mas tardfas en su desarrollo, experi- mentandose éste fundamentalmente a partir de la segunda mitad del siglo xx, aunque en muchos pafses el desarrollo es minimo todavia. Compardndolas con las bibliotecas publi- cas a las que estén muy unidas, mientras que la primera edicién del Manifiesto de la UNESCO sobre la biblioteca ptiblica data de 1949, la propuesta de la FIAB a la UNES- CO sobre un Manifiesto de la Biblioteca Escolar-Servicio de medios, es de 19787. La situacién por pafses es muy distinta. Por ejemplo, en Inglaterra la primera bi- blioteca escolar data de 1870, aunque el desarrollo se dio a partir de 1940**, General- mente en los paises més desarrollados desde el punto de vista bibliotecario la creacién de bibliotecas escolares est4 establecida por medio de disposiciones legislativas. En Espajia, sin embargo, puede afirmarse que existe una ausencia de las mismas de for- ma institucionalizada”*. La situacién llega a ser tal que el Real Decreto 582/1989, de 19 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de Bibliotecas Publicas del Estado y del Sistema Espafiol de Bibliotecas (BOE de 31 de mayo), las bibliotecas escolares quedan excluidas expresamente del Sistema. En cuanto a las variedades de bibliotecas integradas por fondos especiales son nu- merosfsimas: filmotecas, diapotecas, microtecas, fototecas, videotecas, cartotecas, etc. De todas ellas queremos destacar aqui las hemerotecas y las fonotecas. NOTAS AL CAPITULO 3 1 GLOSARIO ALA de Bibliotecologta y Ciencias de la Informacién. Madrid: Diaz de Santos, 1982, p. 197. ? CARRION GUTIE2, M.: Manual de Bibliotecas. Madrid: Fundacién German Sénchez Ruipérez, 1993, p23, a 3 SABOR, J. E. et al.: Manual de Bibliotecologéa. México: Kapelusz, 1984, p. 10. Capitulo 3: La biblioteca 75 4+ (A) para libros antiguos; (CM) para materiales cartogréficos; (G) para todo tipo de documentos; (M) para monografias; (NBM) para materiales “no librarios”; (PM) para musica impresa; (S) para publica- ciones seriadas; (CP) para partes de obras y (MRF) pata archivos legibles por ordenador (CARRION, Mz Manual... p. 719). $ SABOR, J. E. et al.: Manual ... p.9. © ALOS-MONER, A. dl: «Optimizacién de los trabajos internos de una biblioteca». En La biblioteca pii- blica como centro de gestién cultural, Alcudia: Fundacié Biblioteca d’Alcudia, 1991, p. 89. 7 MORALEJO, R; MARQUINA, J. L., ABAD, R.: «Cooperacién interbibliotecaria». Boletin de la ANABAD, Julio/Diciembre 1989, n° 3-4, p. 573. * Frecuentemente se emplean los conceptos de red y sistemas de bibliotecas como sinénimos, sin embar- £0, la Organizacién Internacional de Normalizacién (ISO), en su norma 5.127 define el sistema bibliote- cario como: “Biblioteca 0 conjunto conectado de bibliotecas con todas sus divisiones, servicios y unida- des que cooperan para servir a un dea geogréfica determinada en un campo tematico conereto o un grupo especifico de usuarios”, También la ISO da una definicién de red: “Plan o procedimiento en el que unidades de bibliotecas trabajan juntas, compartiendo servicios y recursos de manera que de como resultado mejores servicios a los usuarios de las bibliotecas”. La principal diferencia entre ambas organi- zaciones es que las bibliotecas que integran una red mantienen su autonoméa administrativa, mientras que las que integran un sistema presentan una planificacién, gestin y funcionamiento globales (CO- RREAS, N., VINENT, M.: «Organizacién de un sistema urbano de bibliotecas publicas». Boletin de la Asociacién Andaluza de Bibliotecarios, Enero/Marzo 1990, n° 18, p. 15). * MOLINA CAMPOS, E.: «Propuesta de un esquema definitorio de Biblioteconom(a. Seguida de una su- gerencia». Boletin de la Asociacién Andaluza de Bibliotecarios, Marzo, 1992, p. 10. ” DESANTES-GUANTER, al acercarse al significado de la palabra informacién ha sefialado que: “El vocablo informacién es, todavia hoy, anfiboldgico, quizé porque con él definimos demasiadas cosas. Lo que resulta obvio desde el momento en que se pasa de considerar la informacién como una actividad -la de informar 0 poner informacién conforme a su etimologia— a sus resulkados: la comunicacién de men- sajes puestos en forma, principalmente para que puedan ser difundidos a través de los medios de comu- nicacién social. Existe desde un concepto teolégico de la informacién hasta un concepto puramente fisi- co, pasando por conceptos intermedios: filos6tico, psicol6gico, sociolégico, biolégico, ete. En efecto, se entiende por informacién desde la divina Revelacién hasta unas nociones puramente cuantitativas y exentas de todo elemento antropomérfico. La informacién es asf posible no solo entre Dios y el hombre yentre los hombres, sino también entre sistemas inorganicos: se considera informacion la indicacién que una computadora electrénica envia a un satélite artificial” (DESANTES GUANTER, J. M.: Teoria y régimen juridico de la Documentacién, Madrid: EUDEMA, 1987, pp. 22-23). \ MORALES CAMPOS, E.: «Bibliotecologia e Informacién», Boletin de la Asociacién Andaluza de Bi- bliotecarios, Junio, 1989, pp. 13-14. ® RICHTER, N.: Les bibliothéques: administration, institutions, fonction. Villeurbanne: Presses de "Ecole Nationale Supetieure de Bibliothécaires, 1977, pp. 174-175. ® CURRAS, E.: La informacién en sus nuevos aspectos: Ciencias de la Documentacién, Madrid: Paranin- fo, 1988, pp. 26, 28, 30, y 35. 4 FUENTES | PUJOL, E.: Documentacién cientifica ¢ informacién: metodologta del trabajo intelectual y cientifico. Barcelona: PPV, 1992, p. 92. 4 RICHTER, N. Les bibliotheques... pp.91-93. ~ ESTADISTICA de bibliotecas 1992. Madxid: Instituto Nacional de Estadistica, 1994, pp. 11-12. ¥ IFLA Directory 1994-1995. The Hague: IFLA, [1994], pp. 20-21. " SERRAI, A: Guida alla Biblioteconomia, Firenze: Sarsoni, 1990, pp. 26-33. Serrai considera bibliotecas especiales a los centros de documentacién. {dem, pp. 29-30. CARRION GUTIEZ, M.:-Manual ..., pp. 36-37. ® GLOSARIO ALA... p. 230. 76 ~~ Manual de Biblioteconomia 2 3 8 GOODRUM, Ch. A.: National libraries. En ALA World Encyclopedia of Library and Information Ser- vice. Chicago: ALA, 1986, pp. 581-583. GLOSARIO ALA de Bibliotecologla... p. 360. ABAD HIRALDO, R.: «Evaluar colecciones, compartir recursos: el programa Conspectus», Boletin de la ANABAD, Enero/Marzo 1989, vol. XXXIX, n° 1, pp. 47-55. FEDERACION INTERNACIONAL DE ASOCIACIONES DE BIBLIOTECARIOS Y DE BI- BLIOTECAS. Seccidn de Bibliotecas Publicas: Pautas para bibliotecas piiblicas. Madrid: Direccién Ge- neral del Libro y ecas, 1988, p. 11. MANIFIESTO de la UNESCO sobre la biblioteca ptiblica, EN FEDERACION INTERNACIONAL DE ASOCIACIONES DE BIBLIOTECARIOS Y BIBLIOTECAG..., pp. 65-68, GLOSARIO ALA de Bibliotecologia..., p.323, MAGARINOS COMPAIRED, A.: «Misi6n y necesidad de la biblioteca en un centro escolar». En Se~ ‘minario Hispano-britinico sobre bibliotecas escolares: 24-25 de abril de 1989. Madrid: Ministerio de Cul- tura, Direccién General del Libro y Bibliotecas, Centro de Coordinaci6n Bibliotecaria, 1990, p. 112. PARKER, A.: «Servicios de biblioteca escolar en Inglaterra y Gales». En Seminario Hispano-briténi- Cun, 0p. cil, p. 15. MAGARINOS COMPAIRED, A.: Misidi..., p. 112, 4 LA PROFESION BIBLIOTECARIA José Antonio Gémez Hernandez En la actualidad vemos ta biblioteca como un sistema cuya funcién es gestionar los recursos de informacién que requieren sus usuarios, constituyéndose como un es- pacio de comunicacién por el que fluyen la informacion y las colecciones hacia los in- teresados en ellas. Como sistema estd integrado por recursos materiales, informativos, econémicos y humanos. En refacién con los recursos humanos hay que abordar, al menos, los siguientes aspectos: qué actitudes, responsabilidades profesionales, éticas 0 juridicas tienen los bibliotecarios que cumplir; las ideas bésicas de gestin de personal (lo que incluye seleccién, recomendaciones técnicas, direccidn, coordinacién, estruc- turacién, control, motivacién, evaluacién del rendimiento, promocién, etc.), y, por tl- timo, c6mo se organiza en la actualidad y hacia donde camina la profesién de bibliote- cario. 4.4. El personal de la biblioteca. Actitudes y aptitudes profesionales Los recursos humanos, los bibliotecarios, son, por muchas razones, el elemento crucial del que depende que la biblioteca cumpla sus fines, Es el més costoso de los recursos (incluso por encima del 60% de la inversién anual de las bibliotecas), el mas valioso, y el mas complejo, como corresponde a su condicién humana, Si se gestionan bien los recursos humanos, son la vida de la biblioteca, su fuerza vital. Si no, son una carga cara y que produce problemas. De tener un personal efectivo, que realice las ta- Teas mds adecuadas a su capacidad y que esté motivado, depende el que la organiza- cién bibliotecaria sea eficiente y eficaz; si el personal de la biblioteca se caracteriza por la impotencia, el desnimo o la falta de capacidad, no se formarén bien las colecciones, ni se aprovecharan lo bastante, ni estarén lo bastante accesibles, ni se conocerén bien los intereses de los destinatarios de sus servicios. En suma, las bibliotecas tendrén un lugar secundario o marginal entre los sistemas de comunicacién cultural o cientifica. En el pasado, los bibliotecarios han solido ser eruditos que investigaban el fondo a su cargo desde un punto de vista filol6gico, histérico o material, o compartian con sus tareas bibliotecarias otras actividades principales: confesores reales, religiosos, fi- 78 — Manual de Biblioteconomia Iosofos, politicos y escritores se han dedicado a la organizacién de bibliotecas. Con la llegada de la biblioteca publica se incorporan bibliotecarios de corte popular, que rela- cionan su trabajo con la Educacién e incorporan una dimensién social que los relaciona con Ia alfabetizacién a la animacién. Y van apareciendo también otros bibliotecarios orientados al servicio a la comunicaci6n cientifica como bibliotecarios especializados. Con la extensién de la Sociedad de la Informaci6n, las funciones posibles de} bi- bliotecario! son las siguientes: — Intermediario y filtro; cuando ayuda a acceder a la informacién sin condicio- narla 0 crearla, evitando sobrecarga irrelevante. — Almacenador y guardian de cultura. — Informador y comunicador, independientemente de soportes o formas y canales. — Asesor y consulta: cuando hace relevante que al informar est orientando, ayu- dando a resolver los problemas aconsejando como solucionar las necesidades. — Educador, como consecuencia de la complejidad de las fuentes de informacién y las tecnologias que canalizan el acceso al saber dan al bibliotecario una mi- sién relacionada con la educacién permanente, y la formacién para el autoa- prendizaje. A pesar de esta variedad de perfiles, la imagen social del bibliotecario esta tefida de t6picos, que influyen todavia hoy en las expectativas comunitarias respecto de las bibliotecas. Para Clow, por ejemplo, la imagen tipica de los bibliotecarios ha sido la de personas tristes, aburridas, hostiles o timidas, etc., con las que costaba comunicarse. E] tépico sobre el bibliotecario® es el de una persona de interés predominantemente humanistico, que trabaja en sitios pasivos en que no se hace nada y hay tiempo de leer. Se ha resumido su perfil convencional atribuyéndole como rasgos principales el interés humanistico, la inclinacidn a la subestima, la falta de autoconfianza, la obediencia, la escasa iniciativa y el rechazo de la competencia y de los conflictos, configurando unos bibliotecarios ordenados, con poca capacidad de gestion y baja ambicién. Aunque sea triste reconocer estos rasgos, debemos ir revisando en qué medida se corresponden con realidades todavia hoy, e intentar actuat con nuevas actitudes que creen una ima- gen més positiva en la comunidad de usuarios. Ser hoy bibliotecario es muy dificil porque las tareas que se nos imponen han cam- biado, al desplazarse el concepto de la biblioteca, que ha pasado a centrarse no en los libros sino en los usuarios. Cuando hablamos hoy de las tareas de los bibliotecarios? hablamos de: — Interpretar las necesidades de informacién del usuario. — Comunicar conocimientos acerca de los recursos de informacién disponibles. — Disefiar sistemas de acceso a la informacién. Los procesos técnicos fundamentales hasta ahora, que ocupaban por completo al bi- bliotecario -1a confeccién de los catélogos, la ordenacién y la conservacién- siguen sien- do importantes, pero se han de realizar mediante procedimientos (aprovechar los regis- tros de otras fuentes, disminuir la catalogacién original, cooperar en la formacién de colecciones, en la adquisicién y en la conservacién, evitar la duplicacién de trabajos) que hagan posible dedicar més tiempo y esfuerzo a la atencién directa de las necesidades informativas de la comiwnidad a la que se sirva, lo que requiere potenciar la capacidad co- municativa, y el conocimiento de las materias y sus fuentes. Adaptarse a estos objetivos, Capitulo 4: La profesion bibliotecaria 79 aprovechar las posibilidades de las teenologlas de la informacién al desarrollo de estas tareas implica, por tanto, transformar los modos de organizacién del trabajo. Los bibliotecarios hoy deben tender a ser no meros administradores, sino gesto- res, organizadores responsables, Para ello habrén de afiadir a sus capacidades tradi- cionales: — Tener conocimientos profundos en procedimientos y técnicas de gestién em- presarial y estar orientados positivamente hacia esa tarea, que incluye marke- ting y planificacion, — Formacién en técnicas de comunicacién, relaciones piiblicas y atencin de usuarios, porque la biblioteca es un lugar de comunicacién. —— Capacidad para la cooperaci6n y el trabajo en equipo, pot el crecimiento de la biblioteca y la apertura al exterior que Jas tecnologfas informativas ofrecen. — Técnicas de evaluacién que permitan revisar el grado de cumplimiento de los fines de la biblioteca. Sin embargo, hasta ahora los conocimientos en temas de gestién empresarial han sido deficientes, porque los bibliotecarios -y estamos refiriéndonos sobre todo al caso espafiol- han recibido una formacién basada en los aspectos més centrados en el libro y su conservaci6n, y los temarios que se exigian pata el acceso a la profesién bibliote- caria también incidfan en ese mismo enfoque. Los conocimientos sobre técnicas de comunicacién no se recogian tampoco, y los habitos de trabajo eran més bien indivi- duales, algo Igico cuando Jas bibliotecas tendfan a la autosuficiencia y al trabajo de descripcién e investigacién del fondo documental. La realidad es que las bibliotecas est4n viviendo cambios enormes y su personal actual debe asimilarlos, del mismo modo que los futuros profesionales han de saber lo que su trabajo les va a exigir. Principalmente sera capacidad de adaptacién pues \a informacién, sus necesidades y los medios de trabajo cambian impidiendo la fijacién de conocimientos y técnicas definitivamente validos~ y formacién permanente: el inte- rés de todo bibliotecario ha de ser la incorporacién de las aportaciones de su ciencia a la mejora de la gestion bibliotecaria. El Vicepresidente de la Library Association, J. Bowden, recapitulé en el ultimo Congreso de IFLA cuéles eran las responsabilidades del bibliotecario como profesio- nal‘, Nosotros destacamos, de las que enumeré, las siguientes: —— Proteger el derecho de acceso a la informacién: la informacién es un derecho, un recurso fundamental de los paises. Todo individuo tiene derecho a recibir y difundir informacién, y los bibliotecarios deben favoreces la libertad de infor- maci6n, combatir la censura o la presién sobre el acceso al conocimiento. — Dar a conocer a todos los individuos ese derecho a la informacién y la impor- tancia de ésta. —— Dar la infortnacién a los usuarios de un modo correcto, exacto y puesto al dia. — En relacién con el exceso de informacién, es un deber profesional no s6lo dar informacién exhaustiva, sino con la seleccién, e] andlisis y la sfntesis necesaria para que sea realmente titi — Laexcelencia de los servicios es una obligacién profesional porque seré la cali- dad el tinico medio —y no las meras estrategias de promocién de mercado~ de hacer avanzar las bibiiotecas, Calidad en el trabajo directo con el usuario, en el aprovechamiento de los recursos, etc. 80 Manual de Biblioteconomia — El derecho a ejercer 1a profesidn es otra responsabilidad, pues si no se ejerce con calidad, se perjudica a la imagen de la profesi6n. Para trabajar hay que te- nef un minimo de formacidn, tanto a través de la educacién universitaria co- mo mediante la practica’. — Estar al dia, pues tras un corte espacia de tiempo los conocimientos quedan desfasados, — Crear y seguir un c6digo de conducta: estar al dia, defender el acceso a la in- formaci6n, etc. — Adecuar la biblioteca a la comunidad a la que presta servicio. — Llevar a cabo una buena gestién, pues el dinero es escaso y su adecuada admi- nistraci6n y uso es una responsabilidad ineludible, —- Comprometerse con las asociaciones profesionales y transmitir las técnicas y los conocimientos a las nuevas generaciones. Todo esto nos hace ver lo complejo de ser un buen bibliotecario: comunicative —lo que implica aceptacién del otro, empatia, cordialidad, buena expresion-, capacidad de adaptarse y aceptar el cambio, organizado y eficaz, buen gestor, y consciente de la res- ponsabilidad del propio trabajo en cuanto conservador y posibilitador del uso de Ia in- formacién. 4.2. Ges n de personal bibliotecario La gestién correcta de los recursos humanos es fundamental; su resultado es una plantilla eficiente y motivada, y la efectividad de la organizaci6n. La situaci6n, tipos y modos de trabajo y organizacién del personal dependen de muchos factores, Hay ai- gunos de tipo interno: el tamaiio y tipo de biblioteca, ta cultura corporativa, entendida como el sistema de valores, creencias, normas y comportamientos que crean un deter- minado clima en la organizaci6n, la tecnologia disponible, etc., y otros externos: ja le- gislacién laboral, el papel de los sindicatos o las organizaciones profesionales, las con- diciones econémicas, la situacién del mercado de trabajo o el sistema de formacién®. 4.2.1. Tipologia del personal bibliotecario Solemos hablar del bibliotecario en general, pero sus tipos, funciones y categorfas son variadas, en funcién del tipo de biblioteca, sus dimensiones y fines. Administrati- vamente se diferencian: — Los bibliotecarios de las Cuerpos Superiores de Ja Administracién, normal- mente denominados Facultativos, que suelen ser los directores de las bibliote- cas 0 los bibliotecarios de las bibliotecas cientificas, — Los bibliotecarios de los Cuerpos de Técnicos Diplomados, los Ayudantes, que trabajan en puestos intermedias en las grandes bibliotecas puiblicas y universita- rias, donde son mayoritarios, o son responsables de las bibliotecas municipales. — Los bibliotecarios de cardcter auxiliar. Aquf presentan una gran diversidad de fosmacién, nivel y estatus. Tras los afios ochenta, en que tendieron a desapare- cer, integrandose por su titulacién en el Cuerpo de Ayudantes, en los noventa han aumentado por diversas razones: en algunos casos, e! personal subalterno Capitulo 4: La profesion bibliotecaria 81 de la biblioteca ha pasado a esta categoria, con la adquisicién de una forma- cién bibliotecaria basica. En otros, especialmente en las bibliotecas municipa- les, las limitaciones econdémicas son la excusa para poner al frente del servicio a personal de estas categorfas (Ce incluso D, con la minima exigencia del tftu- lo de Graduado Escolar), al que se le remuneta menos por las condiciones de acceso, También en las bibliotecas universitarias estén incorporindose mayori- tariamente estos auxiliares, para completar las plantillas. ‘Tkadicionalmente este personal se ha repartido las tareas propiamente biblioteca- rias. Los primeros, los facultativos, en el nivel de la direccién y organizacién de los servicios, Los segundos ~los ayudantes— en el de su realizacién técnica (seleccién, ad- quisici6n, catalogacién, indizaci6n y clasificacién de documentos, gestién de los caté- logos, informacién bibliogrdfica cualificada, formacién de usuarios). Y los terceros, los auxiliares, en el de su prestacién material: la orientacién basica a usuarios, la orde- nacién de la coleccién, tejuelado, el registro, la gestién de préstamos y consultas. Ademés, las grandes bibliotecas pueden tener personal de apoyo no bibliotecario (impiadores, conductores, operarios del mantenimiento de las instalaciones, la clima- tizaci6n o el saneamiento), administrativo (gestién econémica basica, corresponden- cia), 0 técnicos (informaticos, encuadernadores, restauradores). Lo normal en las bi- bliotecas menores es no contar con este personal, sino con servicios externos a la biblioteca o pertenecientes a la institucién en que ésta se encuadre, para realizar las tareas que no corresponden a los bibliotecarios profesionales. Y casi siempre se debe contar con profesionales o empresas ajenos al personal regular de la biblioteca para tareas como la catalogacién retrospectiva, la realizacién de estudios de estudios cien- tificos sobre la biblioteca, campafias extraordinarias de imagen 0 relaciones puiblicas, la microfilmacién de colecciones, etc. En estos casos es mas econémica la gestién de estas {areas por empresas de servicios que desplazar a nuestra plantilla a esos traba- jos, para los que no dispone de tiempo o para los que puede no estar preparada. La seleccién La seleccién del personal més adecuado para una biblioteca es un proceso complejo, que implica aspectos humanos, psicolégicos, econémicos, etc. Como minimo exigirfa un andlisis muy preciso del puesto de trabajo a cubrir, definir los requisitos y las tareas a rea- lizar. Después deberfan identificarse \os medios a utilizar para evaluar las condiciones de los candidatos, y procurar objetivarlos. Es preciso analizar el curriculum de los candida- tos, especialmente su titulacién universitatia en la materia, contar con las referencias proporcionadas por las asociaciones o por otros profesionales, realizar pruebas objetivas teéricas y practicas para evaluar los conocimientos, y entrevistas personales para apreciar las actitudes, intereses y motivacién del futuro empleado de la biblioteca. Pero este tipo de seleccién sélo pueden realizarla normalmente las bibliotecas de carécter privado. La Administracién tiene ya perfilados los procedimientos generales de acceso a la Funcién Publica, tanto para las bibliotecas como para el resto de orga- nismos oficiales. Al regularse administrativamente el procedimiento de seleccién se intenta salvaguardar los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad Sin embargo, los fallos del sistema hacen muy lenta la seleccin de personal, excesiva- mente teéricos los ejercicios de oposicién (en muchas ocasiones no hay supuestos practicos, 0 se reducen a la catalogacién de algunos documentos), y los temarios, de-

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