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TEATRO modelos de fem nidad patriarcal en la tragedia atica Nazira Alvarez Profesora del Departamento de Filologia Clasica La obra artistic, sea oral, visual 0 li- teraria, esté sujeta a las influencias de su entorno social. Las actitudes de la socie- dad afectan y de alguna forma se r jan en las percepciones y convenciones que ella posee sobre los grupos que la constituyen. En el caso presente el gru- po que nos ocupa es el de la representa- Gi6n literaria de las mujeres y, aunque Facultad de Letras, UCR. los personajes femeninos podrian ser di- ferentes a las mujeres atenienses del si- glo V a. C., su representacién permite, en alguna medida, decodificar las ima- genes femeninas descritas por los auto- res masculinos del mundo antiguo, lo que contribuye a iluminar la visién an- drocéntrica de la mujer reflejada en la literatura de la época clisica. exCenA 57 TEATRO La tragedia y sus heroinas EI teatro en Atenas nace bajo los auspicios de la polis, durante dos festi- vales religiosos oficiales: Las Dionisias (486 a.C.) y las Leneas (422 a.C), ambas dedicadas al culto de Dionisio. Las Dio- nisias tenian lugar durante el mes de marzo o abril como una celebracién a la primavera: a esta fiesta acudian ciuda: danos de toda la Hélade. Las Leneas se celebraban durante los meses de enero 0 febrero, y tenfan un carécter mas lo- cal, pues a éstas asistfan Unicamente los atenienses. La tragedia formaba parte importante de las actividades de caréc- ter religioso y se constituyé en una ca- racteristica cultural y politica central de la vida ateniense de la polis. Con el es- tablecimiento de la democracia, la tra~ gedia se convirtié en un espectéculo ofi- cial patrocinado por la polis. Para Rabinowitz (1993) la tragedia sirvi6 a la polis en parte describiendo, ins- cribiendo y prescribiendo el género, transformando ai hombre y a la mujer biolégicos en lo aceptado socialmente como masculino y femenino. Zelenak (1998) manifiesta que durante el siglo V aC. en Atenas, el teatro, la sociedad y la ideologia politica y social crearon una compleja simbiosis, pues presentaba obras donde los crimenes y las transgre- siones contra el orden de la polis eran fre- uentes, no obstante lo anterior la trage- 58 EyCenA dia enfatizaba los valores democraticos y legitimizaba los valores culturales y polit cos del orden social. A través de la tragedia, los mitos de la edad heroica fueron reescritos y utili zados al servicio de la democracia, de manera que fuese posible utilizar los personajes miticos en la Atenas del siglo Va.C. para sefialar los valores divergen- tes entre el nuevo orden social de la po- lis democratica y la época arcaica, La tragedia como género literario re- presenta la expresién de la experiencia humana, unida a condiciones sociales ¢ ideolégicas dentro de un espacio de tiempo determinado. Las mujeres en la tragedia atica La tragedia atica fue escrita y repre- sentada por hombres —tal vez las mujeres estuvieron presentes dentro de la audien- cia~ y dirigida mayormente sino exclusi- vamente a una audiencia masculina.! Los textos tragicos exploran a través de las figuras femeninas los conflictos cul- turales y de identidad desde su posicién cde marginacién en la sociedad. La trage- dia expone a mujeres que toman decisio- nes de carécter piiblico cuyas consecuen- cias afectan el orden social establecido. En la Atenas del siglo V a.C, los as- pectos de la sexualidad estaban determi- nados por el género pues se encontraban TEATRO Emil Teschendorti. Antigonay Ikmene, Foto Maicat Forlag. GMI. basados en una oposicién entre lo femenino y lo masculino. De tal for- ma, el hombre ideal, prototipo del héroe creado por Homero y conti- nuado en el siglo V a.C., era perci- bido como dominante, activo, ra cional, fuerte, virtuoso, honesio y valiente. Mientras la mujer ideal era considerada subordinada, pasiva, imacional, y en muchas ocasiones débil, inmoral, falaz y cobarde. (Ze lenak 1998) La situacién de la mujer en la vida social era restringida al oikos y su participacién en la vida pabli- ca era practicamente inexistente. a esfera del mundo femenino es- taba limitada a la esfera privada, en tanto que el mundo masculino esta- ba ligado al ambito publico. Las carac. ter(sticas consideradas como inherentes al género femenino, la apartaban de lo politico y social, relegdndola al entorno. privado, pues no se la consideraba apta para ejercer ninguna funcién diferente de la reproduccién, el cuidado de sus hijos y el hogar. En la tragedia, a diferen- cia de los géneros literarios anteriores, fa participacién femenina se convierte en el eje fundamental. Los grandes perso- najes de la tragedia griega pertenecen a mujeres. Esquilo, Séfocles y Euripides han legado al mundo occidental prota- gonistas femeninas que han perdurado a través de los sigios. Estas imagenes de feminidad presentan a las heroinas co- mo capaces de grandes proezas y terri- bles actos. Lo anterior ha ocasionado la existencia de divergencias en cuanto a la interpretacién del rol de la mujer en la vida social ateniense. Dadas las con- diciones econémicas, sociales y politi- cas de la mujer ateniense, los especialis- tas han buscado una explicacién a la preponderancia de la figura femenina en la tragedia. Pomeroy (1976) puntualiza, en rela cién con estas diferencias, cémo algu- nos académicos relacionan en forma di- recta a las heroinas de la tragedia con mujeres reales. De ahf afirman que los poetas tragicos tomaron como modelo a mujeres atenienses de su época y lo cual demuestra una ausencia de represi6n y reclusi6n. A criterio de la autora, para le- gitimar este juicio, seria necesario tener =XCenA 59 ‘TEATRO otros tipos de fuentes antiguas que con- firmaran lo presentado en la tragedia. Es importante entonces recordar otras fuen- tes: Lisias en su Defensa de Eratdstenes, Jenofonte en el Econdmico y Tucfdides en la Oracidn Fuinebre pronunciada por Pericles, presentan a las mujeres confi- nadas al espacio doméstico, donde la virtud femenina depende de su respeta- bilidad ante la sociedad, de su silencio, sumisién, fidelidad e invisibilidad como persona En el drama atico las mujeres asu- men un rol activo, alejado del ideal fe- menino de la pasividad. Las hesafnas trdgicas rechazan los silencios sumisos, hablan por si mismas, se oponen a las reglas establecidas por la sociedad, po- seen una gran inteligencia y astucia. Los personajes femeninos de la tragedia ha~ cen uso de la palabra y su poder ret6ri- co llega incluso a influenciar a los varo- nes, aparténdose asi de su papel tradi- cional en el hogar e incursionando en la esfera politica que les ha sido negada. Son mujeres transgresoras del modelo de feminidad aceptado tradicionalmen- te por la sociedad, Este protagonismo de la figura femenina en la tragedia contri- buye al gran interés del mundo occiden- tal por analizar este género literario des- de muy diversas perspectivas. Asi, Foley (1992), destaca dos enfo- ques bésicos en el andlisis de las muje- res y su rol simbélico en la literatura. Una aproximacién surge de la psicolo- gia freudiana y la sociologia, mientras el 6o EMEA otro proviene de la antropologia estruc- tural y la lingiifstica. Ambos asumen que el drama refleja la batalla de los se- xos en un amplio conjunto de tensiones culturales. Pomeroy (1976), Foley (1992) y Woh! (1998) sefialan en el siglo XX a Philip Slater, quien formula una teoria y un método de andlisis psicolégico desde una perspectiva psicoanalitica, del ca- acter conflictivo de las heroinas trast cas. Su trabajo fue considerado pionero en las subsecuentes investigaciones psi- conaliticas de los conflictos femeninos y masculinos en el drama clésico. Para las autoras mencionadas, Sla- ter (1996) intenta buscar la respuesta a las enérgicas herofnas del mito y la lite~ ratura griegas como proyecciones psi- colégicas, manifestando su origen en las experiencias psicosexuales del nifio, su infancia y los conflictos intrafamilia res. Para el autor, la pedofilia, el nasci- sismo, la ginecofobia y la competencia obsesiva del varén ateniense eran pro- ducto de una relacién problematica del nifio con su progenitora. La madre grie- ga, debido a su reclusién extrema res- pecto al campo social y politico, era al- ternativamente hostil y seductora con su hijo. Por otra parte, el padre en la socie- dad ateniense, siempre se encontraba ausente y era simulténeamente ideali- zado y, a la vez, provocaba resenti- miento en su hijo por la imagen capri- chosa y hostil, que la madre le presen- taba sobre su progenitor. ‘TEATRO Detalle Clitermestra mata a Casandra. Cerdmica Pomeroy (1976), rechaza esta pos! ci6n al afirmar que si bien es cierto el padre con frecuencia se encontraba au- sente, éste no se mantenfa por completo aislado de su prole. Por su parte, las mu- jeres posiblemente asimilaron su posi- ci6n en !a sociedad y canalizaron en su trabajo doméstico sus frustraciones. También, Foley (1992), considera una omisién de Slater, el ignorar cierta evi- dencia que contradice la ausencia del padre de la infancia del nifio ateniense. ‘Ademés, estima al drama atico interesa- do en algo mas que en as relaciones in- trafamiliares y, por consiguiente, el estu- dio de Slater deja de lado aspectos muy importantes del drama, tales como la ac- cién de la mujer en la esfera publica dentro de la tragedia, la cual le estaba vedada en la-vida real. Foley (1992), tesalta la segunda aproximacién a las mujeres, en los textos de la literatura clasica, la cual utiliza los conocimientos téoricos de la antropolo- g(a estructural. Estas lecturas segtin Foley sitdan “(...) the conception of women in drama in relation to larger social ques- tions posed through the structure of these texts and the symbolic systems of thought which shape them. Critics who adopt this approach tend to stress either the structu- ralist equation female: nature as male: culture or female: domestic and male: public (1992:140).2 La teorfa del parentesco desarrolla- da por Levi-Strauss (1969), es relevante para la antigiiedad clasica, no sdlo eb matrimonio era negociado entre varones urios y el futuro esposo- con la mujer objeto de la transaccién o intercambio, sino, también, porque la hospitalidad constituia uno de los deberes esenciales para las costumbres griegas. El término "intercambio de mujeres” acufiado por los antropélogos se tefiere, en su sentido mas amplio, al movimiento de la mujer de un hombre a otro, ya sea como espo- sa, regalo 0, incluso, premio. Este inter cambio de la mujer entre dos hombres constituye parte del mundo social al ge- nerar relaciones de parentesco entre ambos varones definiendo de esta ma- nera sus identidades sociales. A propésito del intercambio men- cionado, Wohl afirma: Greek tragedy dramatizes the exchange of women ‘with almost obsessive regularity: imported as brides, captured as war-booty, given as gilts, won in com- pelitions, stolen through rape, hoarded as treasures, bequeathed as inheritances, even offered as sacri ces to the gods, women become objects of a tran- saction that provides a focal point for tragedy’s ex ploration of social and economic relations, gender, and the nature of the self. (1998: XIV).> excena 5 ‘TEATRO A pesar del confinamiento de la mu- jer ateniense en el oikos, con frecuencia @s asociada en el mito a los animales y a lo salvaje. Las dancellas debfan ser so- metidas a los efectos civilizadores del matrimonio antes de poder ser conside. radas como domesticadas. Una vez so- metidas, libradas por los ritos de la so- cledad de su asociacién con lo salvaje, podian ser incorporadas como parte de la cultura pues, como destaca Foley (1992), las mujeres en la literatura ate- niense y el mito griego son como natu- ralmente enemigas de 4a cultura, como una fuente de anarquia en la polis con- trolada por los varones. Con respecto a la asociacién de la mujer con ta naturaleza, Ortner (1974) subraya que la mujer no se encuentra “en realidad” mas cerca 0 lejos de la na turaleza que el hombre; ambos poseen una conciencia y son mortales, Existen ciertas razones por las cuales el hombre asocia a la mujer a la naturaleza. Por lo tanto, aspectos de la situacién de la mu- jer (fisicos, sociales, psico\égicos) con- tribuyen a que ella sea vista mas cerca naa la naturaleza, y esto es incorporado a formas institucionales que reproducen su situacin. La dicotomia naturaleza/cultura, presentada por Ortner, proporciona la oportunidad de analizar algunos aspec- tos de la tragedia, En alguna medida, es- ta dicotomia responde a la diferencia entre lo que se consideraba una “buena” yuna “mala” mujer, el "deber ser” fren- te al “ no deber ser’ En ta tsagedia, las herofnas salen de su enciesto al tomar la palabra e invadir el Ambito piblico. No obsiante, se en- cuentran sujetas a ciertos limites en sus acciones, pagan por transgredir dichos limites y, al final, terminan subordina~ das, de una forma u otra, al dominio masculino. Cuando una mujer en la tra- gedia sufre el estigma y la tachadura por las terribles acciones que impug- nan el orden social establecido de la sumisién y pasividad femeninas, estos se extienden a todas las de su género; asi, herofnas como Medea, Fedra, Hé- cuba, Clitemnestra y Helena extienden sus crimenes al resto de sus congéne- res; sin embargo, no ocurre lo mismo con aquellas glorificadas, pues sus ac- ciones son alabadas y admiradas en forma individual; asf lo constituye el caso de Alcestis, Higenia, Polixena y Macaria, entre otras. Sus sacrificios y accianes a favor de los demas no incluyen al ses to de las mujeres; su com- portamiento se considera como digno de ser imita- do, un modelo ideal por seguir. Las relaciones entre los sexos son parte funda- mental en los argumentos de la tragedia. Las heroinas tragicas gozan de un prota- gonismo desconocido has- ta ese momento en la lite ratura griega. Sus acciones invierten el orden estable- cido y se enfrentan 2 los valores sociales fijados por el patriarcado. A pesar de jo anterior, en cierta medi- da el teatro, al igual que el Agora, continia siendo un espacio masculino: los ac- tores y escritores son varo. nes que presentan los con flictos entre hombres y mu- jeres construidos desde una perspectiva masculina Clitemnestra La trilogia de la Ores- tiada, tal vez la més co- nocida de las obras de Es- quilo, nos presenta no s6- lo una reelaboracién del ‘TEATRO mito ya relatado por Ho- mero en la Odisea, sobre la muene de Agamenén sino, también, enfrenta al poder femenino y al po- der masculino en un con- flicto donde prevalecera la ideologta patriarcal. En relacién con esta obra, Zelenak (1998) eniatiza cémo, en la Orestiada, Esquilo une la leyenda de la casa de Atreo con la guerra de Troya con el fin de utilizarlas al servicio de la polis. La cadena de aconte- cimientos, en el Agame- nén, se inicia con una transgresi6n femenina del orden impuesto, que pone en peligro la autoridad pa- triarcal, y progresivamente lleva al castigo de la mujer transgresora y al reestable- cimiento del orden social imperante. Clitemnestra se enirenta a la autoridad masculina, al poder pa- triarcal considerado como inamovible por la socie- dad, al asesinar a Agame- nén y unitse a Egisto. De esta forma, transgrede las normas establecidas al co- meter dos grandes crime- nes: mata al patriarca y elige a su propio compa- fiero sexual. Estas dos ac- ciones amenazan con so- caver el orden patriarcal vigente. Por lo tanto, eras Coéforas, para reestable- cer el orden, Orestes debe matar a su madre. Sin em- bargo, al cometer e! matri- cidio, las Erinias deben vengar el crirnen de san- gre. Para justificar la actua- cidn de Orestes se celebra un juicio donde las Erinias pretenden vengar el. cri- men cometido contra una madre; en ayuda del hijo acuden Apolo y Atenea, y es precisamente esta dlti- ma, quien se considera co- mo tinicamente nacida de var6n, la que reestablece y fija el orden social estable- cido por el patriarcado al apoyar con su voto al dios délfico. De acuerdo con Es- quilo, las razones mater- rales y conyugales aduci- das por Clitemnestra para cometer el crimen no son consideradas validas; el escogimiento de Agame- rnén de los valores milita- res sobre la vida de su hija Higenia son justificados. El rey no tenia otra elecci6n EXCENA 6 TEATRO desde su posicién como jefe militar y pa- triaica; elige los valores masculinos por encima de los femeninos; en este caso, la emocién y el amor paternal. Clitemnestra como mujer debié haberse sometido a las decisiones de su esposo.4 Clitemnestra, por el contrario, es pre- sentada en forma negativa. Ya desde un inicio pose cualidades viriles ademas de la identificacién de la transgresién feme- nina como fuente de males: la Guerra de Troya por causa de Helena -hermana de Clitemnestra~ donde parece tener mas pes la infidelidad que los crimenes de la casa de Atrec. El vigia afirma, at inicio de la tragedia Agamendn, cémo es el cardcter de la rei na diciendo: “(..) asf lo ha mandado de una esposa el varonil e impaciente pe- cho” (Esquilo, Agamenén: 229). E| corifeo lo confirma manifestando: “...) has ha- blado mujer, con gran prudencia como a varén prudente —corresponde” (Esquilo, Agamenén: 245). La venganza de la reina es presenta- a desde una perspectiva negativa, inclu- so, la forma vil y vergonzosa como co- mete el asesinato de su marido demues- tra, una vez mas, cémo su caracter es fa- laz y pérfido; la muerte innecesaria de 1a indefensa Casandra es un factor adicional que muestra la maldad de esta mujer. Por otra parte, la princesa troyana, a pesar de su origen barbaro, se asemeja mucho mas que Clitemestra al ideal de la ver- dadera mujer griega. Casandra acepta pa- sivamente entrar en el palacio real aun a eScenA sabiendas de que allf le espera la muerte a manos de la cruel reina. Sin rebelarse, la princesa troyana acepta su destino y tal vez su tinica defensa sea el vituperar a la reina frente al coro por el comportamien- to infame e indigno en una mujer. De acuerdo con Madrid (1999), en la figura de Clitemnestra, Esquilo reine to- da la capacidad destructora inherente a las mujeres: el engafio, la lujuria, un ca racter viril y ansias de poder; la reina es capaz de planear el fin més deshonroso posible para el rey: morir traicionado a manos de una fémina. A causa de esta accién: "...) la condena de Clitemnestra se extiende al resto de las mujeres «auda- cess, yen la conocida Oda de las Coéto ras, el poeta ejemplifica las terribles se- cuelas de la lujuria femenina, que acaba siempre causando la muerte de los varo- nes de la familia, hijos, padre 0 esposos” (Madrid, 1999: 214) Electra, en forma similar a Casandra, encarna el ideal femenino de la mujer griega. Ella es leai al patriarca muerto y su amor filial se dirige Gnicamente a su padre y a su hermano. No cuestiona las acciones anteriores de Agamenén en perjuicio de su hermana Ifigenia, mas sf juzga a su madre como asesina. Las Erinias defienden los lazos familiares de la madre y su hijo, factor determinante de la unidad familiar. Electra defiende el orden social establecido por el patsiarca- do y se opone a la imagen transgresora de su madre. Mientras Clitemnestra eje- cuta la venganza por sf misma, Electra espera sea su hermano quien actée y vengue a su padre. Ademés, la eleccién de Electra y la de Orestes va a estar jus- tificada en las Euménides, por el mismo dios délfico. Apolo aprueba tal escogi- miento al poner por encima de la madre el honor del padre, es a éste a quien el hijo debe estar vinculado. E| mismo Apolo reafirma este juicio, al declarar: (... 90 es la que llaman madre la que engendra al hijo, sino que es s6lo la nodriza del embricn recién sembrado. Engendra el que fecunda, mientras que ella sélo conserva el brote -sin que por ello dejen de ser extrafios entre sf, con tal de que no se lo ma- ogre una deidad (Esquilo, Euménides: 658-661) La asociacién de la mujer con la na- turaleza se manifiesta a lo largo de toda la Orestiada, No s6lo se asocia la mater- nidad a la tierra como receptora de la se- milla del var6n ~ella es la que realmente da la vida~ convirtiendo a la mujer en un simple receptaculo sino que, también, se la asocia a animales por su conducta transgresora. Clitemnestra es considerada por Casandra como una “perra”, una “leona” una monstruosa “Escila”. Madrid (1976) coincide con lo anterior al subra- yar cémo el deseo femenino es causa de problemas para los hombres. Se estable- ce una identificacién de las mujeres con las hembras de las especies animales, al hacerlo se resalta la animalidad de la na- turaleza femenina. La figura de Clitemnestra, ya men- cionada desde la Odisea, adquiere un mayor estigma y tachadura en la obra de Esquilo: aqui es presentada transgre- diendo el modelo ideal de la mujer ate- niense. Si ya en Homero su accién fue reprobable, en la Atenas del siglo V a.C. su actitud impugnadora y el asesinato del patriarca se convierten en crimenes que deben ser retribuidos a la sociedad. Por lo tanto, la accién de Clitem- nestra, sin importar las razones que la llevan a ello, no tiene justificacién y de- be pagar con su vida, La justificacién del matricidio tiene como fin celebrar el establecimiento del patriarcado, la de- mocracia ateniense y el reestableci- miento del orden social donde lo feme- niino y lo masculino retornan a sus esfe- ras respectivas. Antigona Antigona, la famosa heroina de S6- focles, es la joven doncella cuya accién la lleva a anteponer la ley divina a ley humana. El cumplimiento del deber fra- temo la enfrenta a la eleccién sobre su propia vida. La princesa renuncia a su existencia para cumplir con lo conside- rado esencial: las leyes de los dioses. De acuerdo con Lardinois y McLure, Anti- gona es “(...) a woman who rejects hu- ‘man (institutional) authority in the name of divine law; yet at the same time one whose incestous origin reasserts itself in her privileging of father and brother over sister or potential husband and children” (2001: 129-130)5 EXCEnNA 65 En este drama se enfrentan dos figu- ras en un conilicto cuyo origen es la prohibicién de la sepultura del cadaver de Polinices, hermano de Antigona y so- ‘orina de Creonte. Asi, se enfrentan el rey y la princesa, el primero invacando las leyes de la ciudad, la segunda siguiendo las leyes divinas. Ambos personajes s- tan igualmente decididos a llevar su po- sici6n sin transigir hasta las Gltimas con- secuencias, la que ocasionaré que am- bos sufran los efectos de esta decisién: Antigona muere y el rey pierde a su hijo y a su esposa. 66 =XcEnA . Paradas. Orestes y Clitemnesra Foto Maca Flag. GML ‘Antigona, al cumplir con un deber familiar, tradicional de la conducta femenina, y alegando razones de cardcter divino, no sélo va a transgredir las normas establecidas por Creonte, sino que va a impug- nar con su actitud el rol tradi- cional femenino. A diferencia de su hermana Ismena, quien se mantiene pasiva y sumisa, Antigona se rebela frente a Creonte, como su gobernante, tio y varén. Al dar sepultura a su hermano no sélo cumple con un ito funerario dictado por las leyes divinas, sino ade- mas, se enfrenta a las leyes de ia ciudad. Ante la posibilidad de ser castigada por su desobe- diencia, la princesa aduce las razones por las cuales esta dis- puesta a morir por su herma- 1, nO asf, Por UN esposo o un hijo. Asi, la princesa tebana justifica su obligacién: (2) juicio de los sensatos te honré como debia, Porque jamas, ni si fuera madre de hijos, ni si mi esposo muerto se estuviera pudriendo, me hubiera tomado ta ftiga en contra de los ciudadanos. ;Y a causa de qué digo esto? Muerto mi esposo, habia podido tener otro, y un hijo de otro varén, si per dia el que tuviera; pero sepultados en el Hades mi padre y mi madre no hay hermano que pueda na Cer jamas (Séfocles, Antigona:122) Su accién es enormemente subversi- va, no es s6lo un ciudadano rebelandose ante el poder establecido, y como si ya no fuese bas- tante grave esta actitud, es precisamente una mujer quien desafia a Creonte. Es una doncella la que de- safia a su tio, Deja el en- cierro de la esfera privada ¢ incursiona en ef ambito pablico, abandona su si- lencio y se enfrenta a Creonte su gobernante y su guardidn. A juicio de Zelenak (1999), Antigona no debe ser vista como un ejemplo para las mujeres sgriegas, es mas bien Isme- ne quien responde a dicho modelo, Frente a esta Antigona, que contradice el ideal fe- menino ateniense, en- contramos a su hermana Ismena, modelo de con- ducta femenina, quien le aconseja a la heroina so- meterse a las leyes y a la autoridad del varén: Hay que rellexionar por un lado, ‘que nacimes mujeres, y no pode- ‘mos luchar contra los hombres; luego que somos mandadas par gentes més fuentes y hemos de obedecer estas 6rdenes y otras todavia peores que ésas. Yo, en todo caso, ruego a los muertos que me perdonen, porque en es- to soy violentada; pero obedece- TEATRO ‘6, los poderes establecidos ( focles, Antigona: 99) Ismena trata de con- vencer a su hermana de lo precario de la situa- cién, la indefensién de ambas ante la muerte de sus padres y hermanos, la necesidad de cumplir con las normas establecidas para su género. Scabuzzo (2000) lo hace ver claramente cuando declara que Isme- na permanece recluida dentro del palacio casi ajena a los conflictos sur- gidos en el exterior. De esta forma, la autora reco- noce las limitaciones de la herofna impuestas a su género: “(...) por encima del deber coloca la reali- dad de su naturaleza fe- menina, sobre la que no puede avanzar. Sabe que una sociedad dominada por varones, en la que ellos acaban de decilir el resultado de J2 guerra, una mujer, haga lo que haga, no tiene injerencia” (2000: 218). Antigona re- chaza esta actitud de su- misi6n y, a la vez, se ale- ja de su pasiva hermana. Por tal actitud, su herma- na Ismene considera su comportamiento como Viril, y el mismo soberano la acusa de usurpar el rol masculino, Creonte enfadado por la actitud de su sobrina declara: (.) éta sabia que realizaba un acto de insolencia al transgredir las leyes establecidas y ahora, después de hacerlo, comete una segunda insolencia, al jactarse de ello y gloriarse. Pero yo no seria ahora hombre, y lo seria ésta, si ha de quedar impune tal atevi rmiento (Sélocles, Antigona: 110). Por su_atrevimiento Antigona es condenada a muerte por su tio y ni las, stplicas de Hemén o los vaticinios de Calcas, lo- gran hacerlo revocar su decisién. Antigona encara su destino con valor, mas cuando se dirige a la cue- va donde serd sepultada, la princesa se lamenta de su suerte. A pesar de haber rechazado el matrimonio con anterioridad, deplora no haber cumplido con la esperanza comin de las doncellas de celebrar su himeneo y procrear una familia. Ademés, escoge =xcena 67 ‘TEATRO morir de a forma tradicional asociada al .género femenino, con un lazo alrededor del cuello. El final de la herofna es el en- cierro en una cueva, donde el silencio y un himeneo en el Hades seran su Gltimo: destino, pues como transgresora debe ser castigada por la ideologia patriarcal. Por su parte, Creonte es sancionado por su abuso del poder y su hybris. Si bien las diferencias reales entre hombres y mujeres son biolégicas, es decir, nacemos hembras y machos, tal diferenciacién ha sido utilizada para construir un sistema bipolar de género, el cual determina los modelos de con- ducta considerados “inherentes” a cada sexo. De esta forma, y de acuerdo con la 6poca y la cultura, esos roles van a defi- nit y condicionar todo lo considerado ‘como aceptado o rechazado en el com- portamiento ideal femenino y masculino dentro de la sociedad. Al encerrar a mujeres y a hombres dentro de ciertas expectativas de mascu- linidad y feminidad se construyen ima- genes idealizadas de lo que ambos “de- ben ser”. Ese encasillamiento ha permi- tido a la colectividad construir una rela- cién donde los hombres dominan y tas mujeres son dominadas. Esa subordinacién de las mujeres esta basada en la forma en que el pa- triarcado las define, y las identifica co- mo seres pasivos, débiles y pasionales, 68 EXEnA necesitados de la gufa y proteccién de los varones. Asi, las mujeres son ence- rradas en valoraciones positivas y nega tivas segtin su conducta se acerque o aleje del modelo ideal de feminidad po- sitiva definido por el patriarcado. Los estereotipos de género resultan un mecanismo adecuado y convincente para aprisionar alas mujeres en moldes rigidos que las encierran al establecer lo que ellas “deben ser” o la conducta que *deben evitar” dentro de la sociedad. Al definirlas mediante estos modelos se las programa para pensar y actuar de acuer- do con los lineamientos establecidos por el patriarcado. La literatura, al utilizar estos mode- los de feminidad positiva o ferninidad negativa, colabora con el sistema sexo- /g6nero, al interpretar, reproducir y dise minar el sistema de valoraciones de una sociedad determinada. Si bien es cierto que la literatura, y mas especificamente los textos ficticios, no son espejos de la realidad, si pueden mostrar los modelos, en un momento histérico especifico, de lo que significa ser hombres y mujeres en determinada sociedad. En cuanto a las imagenes de las mujeres que la lite- ratura propone, es importante recordar que por mucho tiempo estuvieron domi- nadas casi exclusivamente por autores masculinos, donde la voz femenina es- taba silenciada. Notas Las traducciones pertenecen a la autora 1. Com respecto a la presencia femenina comb audiencia en el teatro griego, consuiltar Nancy Rabinowitz, Anxiety Veiled, (1993) Cornell: Cornell Univer sity Press, Fromma Zeitlin, (1996) Pla- ying the Other. Chicago: The University of Chicago Press. 2. (.}la concepcién de la mujer en el dra- ma en relacién con preguntas mas am- plias propuestas a través de la estructura de estos textos y los sistemas simbélicos de pensamiento que les dan forma. Los titicos que adoptan este acercamiento tienden a extender ya sea la ecuacién esteucturalista mujernaturaleza como hombre:cultura 0 ferenino:doméstico y masculino:pablico, 3. La tragedia griega dramatiza el inter- ‘cambio de las mujeres casi con una re- gularidad obsesiva: importadas como espiosas, capturadas como botin de gue~ tra, dadas como regalos, ganadas en competencias, robadas a través de la viofacién, guardadas como tesoros, le- gadas como herencia, incluso oftenda- das como sactificio a los dioses, fas mu- jeres se convirtieron en objetos de tran- saccién que proveen un punto focal en Ja exploracién para la tragedia de las re- laciones sociales y econdmicas, del gé- nero y la naturaleza del ser Para un estudio mas amplio de la Ores- tiada, consultar H,D.F. Kitto, (1997) Op, cit; Albin Lesky, (1974) Op. cits Frorma Zeiltlin, (1996) Op. cit., Mix chael Zelenak, (1998) Gender and Po- Iitics in Greek Tragedy, New York: Peter Lang Publishing: Mercedes Madrid, (1999) Op. cit. Victoria Wohl, (1998) intimate Commerce, Texas: University of Texas Press 5. (oa) una mujer que rechaza ta autora hhurmana (institucional) en nombre de la ley divina; y al mismo tiempo una cuyo ‘ofigen incestuoso reafitma por sf misma la preferencia por el padre y el hermano sobre la hermana o un esposo y nifios po- tenciales. 6. Un estudio més detallado de Antigona aparece en: Michael Zelenak,(1998) Op. cit; André (ardinois y Laura Me Lu- re, (2001) Making Silence Speak, Prin- cceton: Princeton University Press. Bibliografia Fsquito 1998 Tragedias completas. Madrid: ‘Catedra. Fotey, HELEN 1992 Reflections of women in Anti- quity. Philadelphia: Gordon and Breach Science, Publishers. LaRDINO'S, ANDRE Y McLuRE, LAURA 2001 Making Silence speak. Princeton: Princeton University Press. EXCENA 59 ‘TEATRO ‘Levi-STRAUSS, CLAUDE 1969 Las estructuras elementales de parentesco. 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