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ELIAS ZAMORA ACOSTA «El control vertical de diferentes pisos ecolégicos: aplicacion del modelo al Occidente de Guatemala» Sep. del Vol. XXVIII. N.° 117 de la Revista de la Universidad Complutense Editorial de la Universidad Complutense de Madrid Afio 1980 El control vertical de diferentes pisos ecoldgicos: aplicacién del modelo al Occidente de Guatemala Elias ZaMoRA AcosTA (Departamento de Antropologia y Etnologia de América, Universidad de Sevilla) ‘Al comenzar una investigacién sobre los efectos de la presencia espafiola en la poblacién indigena del occidente de Guatemala en el momento inmediatamente posterior al contacto, definimos como area central para nuestro estudio la comprendida por los limites que la administracion colonial del siglo xvt sefialaba para la Alcaldia Mayor de Zapotitlén y los Suchitepéquez. Esta delimitacién de Area, que puede parecer arbitraria para un estudio de comportamiento de gru- pos indigenas dado su origen en las necesidades politico-administrati- vas de la Colonia, adquiere sentido desde el momento que enmarca el espacio de més alto desarrollo politico y econémico de Guatemala en el periodo generalmente conocido como protohistérico o postcla- sico tardfo. La Alcaldia Mayor mencionada tenia jurisdiccién sobre las tierras comprendidas entre la actual frontera de Guatemala con Mé- xico, y una linea meridiana situada al oriente del lago Atitlan (91° long. 0), limitada al norte por la frontera natural de los Altos Cuchu- matanes, y alcanzando por el sur Ia Ifnea de playa de la costa pacifica. Dentro de estos limites se situaban los principales centros politicos y administrativos, excepcién hecha de Iximché, de la Guatemala del precontacto: Utatlén o Izmachi-Gumarcaah, «capital» del reino quiché; Zaculeu, centro del territorio mam; Atitidn, centro del poder tzutujil, y Tecpan-atitlén o Tzolold, importante enclave cakchiquel en las ori- llas del lago Atitlan. Por otro lado, la especial configuracién geografica del area, con eristicas comunes a toda ella, da mayor interés a la region, ya ue en sts tierras templadas, cercanas a las costas del Pacifico, se :contraba uno de los principales centros de produccién de cacao de junto con el Soconusco y la region de los Izalcos en 246 Elias Zamora Acosta EI Salvador. Este sera un factor decisivo en la evolucién cultural del area desde los tiempos prehispanicos hasta nuestros dias. A todas estas caracteristicas debemos afiadir que el area presentaba en el momento de la llegada de los espafioles una alta densidad de pobla- cién, que seguira manteniendo durante todo el periodo colonial y conserva en la actualidad. TRES REGIONES GEOGRAFICAS Asi pues, es el factor geografico uno de los que han condicionado nuestra eleccién de area y un elemento fundamental a tener en cuenta para estudiar el desarrollo de las poblaciones asentadas en ella. La especial configuracién del suelo en el occidente de Guatemala hace que en zonas muy cercanas entre si puedan darse variaciones clim: ticas considerables que crean diferentes ecosistemas que permiten —o impiden— la obtencién de determinados productos agricolas, princi- pal fuente de recursos de sus pobladores. Atendiendo a las diferencias de alturas sobre el nivel del mar, variable basica en este caso, se distinguen en el area tres regiones geograficas claramente diferenciadas: la Manura costera, conocida generalmente como costa; la region de piedemonte de la cordillera voleanica que corre paralela al litoral pacifico, Hamada bocacosta, y la regién de tierras altas comprendida entre esta cordillera volcd- nica y la sierra de los Cuchimatanes, altiplano comtmmente conocido como la sierra o los altos. Dada Ja importancia que la geografia tendré en el planteamiento de todo este trabajo, creemos importante hacer aqui una breve expo- sicién de las condiciones particulares de cada una de estas tres regio- nes geograficas que nos permitira situarnos mejor para comprender los resultados de nuestras investigaciones '. 1. La Costa La region asi denominada comprende la extensa Ilanura litoral de Ia costa del Pacifico. Con una anchura media de 50 kilémetros, alcanza una altura maxima de 140 metros sobre el nivel del mar. Esta gran planicie sélo se ve interrumpida por el curso [bajo] de algunos rios que en las partes mds bajas forman lagunas y esteros donde de- positan sus tierras aluviales. Es la Iamada «tierra caliente», regién de clima tropical con altas temperaturas constantes y una estacién Iuviosa claramente definida 1 En esta parte del trabajo seguimos las directrices marcadas por F. W. McBryde en su Geografia Cultural e Histérica del Suroeste de Guatemala (McBryde, 1969). El control vertical de diferentes pisos ecoldgicos 247 entre los meses de mayo y octubre. La vegetacion que este clima p. mite es la propia de la sabana tropical, con escasos nticleos de arbo- lado y mangle pantanoso. La planta domesticada mas importante en la costa es el algodén, cuyo cultivo no tuvo en el siglo xvr el desarrollo que ha alcanzado ‘actualmente. Aparte de este monocultivo es impor- tante destacar el aprovechamiento de algunas milpas de maiz por la escasa poblacién que habita la region, en las que se pueden conseguir dos y hasta tres cosechas anuales. Un aspecto de interés en la econo- mia de esta poblacién ha sido desde antiguo la obtencién de sal por medio de un método de desecacién artificial, complejo y poco pro- ductivo. 2. La Bocacosta Se conoce con este nombre la franja que se sitta entre los 140 y 1.200 metros sobre el nivel del mar; su anchura media es de unos 35 kilémetros. Es una region de suelo abrupto atravesado por grandes barrancas formadas por los cursos medios de los rios que descienden de las tierras altas y que en algunos lugares forman torrentes de diff cil vado; esto hace extremadamente dificultosas las comunicaciones entre las distintas poblaciones que se sittan en ella, asi como entre as tierras altas y la costa. Una magnifica descripcién de cémo era percibido en el siglo xvt este paisaje bravio se nos ofrece en la Deserip. cién de la Provincia de Zapotitlén y los Suchitepéquez, de 1579: «EI sitio de toda esta costa por la mayor parte es aspera y montuosa, hnimeda; “hay muchas fuentes y rfos y ciénagas, y la mayor parte de ella altos y bajos y de pocos pastos por los muchos Arboles que hay que ocupan y evitan en nacer el pasto, excepto en algunas partes cerca de la mar a cinco y a seis leguas a donde hay Manuras y sabanas como praderas de hierba muy abundosas de pasios. Y también esta costa es abundosa de los frutos y mantenimientos que en ella hay como es cacao ¥ maiz, frijoles, camotes que por otro nombre llaman batatas, y en algunas partes hay algodén y otras muchas frutas de la tierra...» (Relacién Zapotitidn, 1955: 71). El clima es tropical monzénico, con altos niveles de humedad relativa, y el mismo sistema de Iluvias estacionales que en la costa. El mismo documento anterior lo describe ast: «En lo que toca a la calidad y temple de esta costa y provincia que se vieren en la pintura y descripcién de esta costa de Zapotitlén y Su- chitepéquez que estén de las sierras para abajo hacia la mar, por la mayor parte es tierra caliente y cuanto més cerca de la mar més ca- iente, y por el contrario mas frio en las sierras y especialmente cuando el sol estd en el Trépico de Capricornio 0 cerca, y porque mejor se entienda lo que toca a los temples de esta tierra, pondré aqui la orden en que estas provincias guardan los tiempos de los inviernos y los 248 Elias Zamora Acosta Veranos que parece es al contrario de lo que segin raz6n debia ser, y es que cuando el sol esta mas apartado a Ja parte del sur que habia de ser invierno, es verano, porque casi desde principio de octubre hasta abril no Mueve 0 es muy poco y sélo es efecto del sol. En este tiempo es de secar y dar calor a la tierra y después que el sol pasa de la parte de la equinoccial para la parte del norte hasta que llega al Tropico de Cancer y vuelve otra vez a la equinoccial, que es desde el once de marzo a trece de septiembre, como anda casi el sol siempre en el zénit de esta costa y provincias y est4n tan cercanas y vecinas de la mar y tan Ilenas dé rios y arroyos y lagunas, pantanos y ciénagas y atolladeros, hallando el sol tanta abundancia de humedad, como est tan perpendicular y a plomo sobre esta costa desde que sale por el horizonte hasta las dos 0 tres de la tarde, a manera de bomba de nao saca tanta humedad y vapores de la tierra que después de las dos 0 de Jas tres para la tarde hasta gran parte de la noche no hace otra cosa sino derramar agua, y esto cada dia y de tal manera y con tanta furia que no se puede comparar ni atin cuando con mayor violencia Mueve en Espafia; y lo que peor es que viene con tan horribles truenos y relampagos y muchos rayos que es de temeridad vivir los seis meses que esto dura’en esta provincia; y asi, por las razones dichas, viene a ser el invierno verano y el verano invierno, aunque naturaleza’ no deja de corresponder y obrar segtin razén porque aunque desde octubre hasta marzo no llueve, todavia no deja de corresponder a frescura y atin en partes a frio y aunque desde marzo a octubre no deja de lover por la orden dicha y el agua en parte refresca, no por eso deja de hacer excesivos calores en las tierras bajas, pero atin también en las mayores alturas, y asimismo es esta tierra generalmente de muchos temblores» (Relacién Zapotiilén, 1955: 10-71). La constante humedad y el régimen de Iluvias permite crecer en la bocacosta una exhuberante vegetacién de bosque tropical htimedo que da a la regién un aspecto de paisaje selvatico, Es la zona del cacao, producto que se convierte en el centro de atencién de las actividades econémicas de las poblaciones que la habitan, y que la han hecho codiciada por las poblaciones del altiplano desde tiempos remotos. Igual que en la costa, los naturales consiguen en sus milpas dos o tres cosechas anuales de maiz, asi como diversos productos de huerta. Dada su riqueza natural ha mantenido constantemente una alta den- sidad de poblacién. 3. Los Altos A partir de 1.400 metros las laderas de la cordillera volcanica se elevan répidamente hasta los 2.000 metros sobre el nivel del mar, formandose en estas alturas las grandes cumbres volcdnicas que dan caracter al paisaje. Tras esta cadena montafiosa el suelo forma gran- des mesetas limitadas al norte por Jos Altos Cuchumatanes. Es la re- gién conocida como «altiplano», en la que se establecieron los prin- cipales centros de poblacion, tanto en época prehispanica como du- rante el periodo colonial; estos ntcleos se localizan en fértiles valles El control vertical de diferentes pisos ecolégicos 249 como el de Quezaltenango, a 2.200 metros sobre el nivel del mar; Santa Cruz del Quiché, a 1.950 metros, y las riberas del lago de Atitlan, a 1.560 metros. En esta region el clima es més frfo y menos himedo que en las tierras bajas, aunque manteniendo el régimen de Iluvias estacionales. En las cumbres la vegetacion es la propia de monte alto mientras que en las zonas mas bajas y en las laderas predomina el bosque de cont- feras y encino que el indigena se ve obligado a talar y quemar para establecer sus milpas. En las tierras ganadas al bosque se cultiva maiz junto con algunos productos de huerta como chile, frijol y calabazas. La comunicacién de estas mesetas con las tierras bajas de la Bocacosta y la Costa sélo puede establecerse a través de los valles for- mados por los rios que nacen en los Altos y vierten sus aguas al océano Pacifico, como el Samal, Ixtacapa y Madre Vieja. EL CONTROL DE LAS «TIERRAS BAJAS» EN EPOCA PREHISPANICA En el momento de la invasion europea, el occidente de Guatemala se encontraba ocupado por los mames y tres de los grupos epitoltecas que, procedentes de México, habfan hecho su aparicién en los altos de Guatemala hacia el afio 1250: quichés, cakchiqueles y tzutujiles. De todos ellos fueron los quiché los que habian impuesto su supremacia, obligando por medio de continuas guerras a los demas pueblos a ceder sus ticrras en favor de sus aspiraciones expansionistas. Si observara- mos un mapa de las tierras dominadas por cada uno de estos grupos en 1524 (Carmack, 1965: 370) veriamos cémo la «nacién» quiché cen- tré sus esfuerzos expansionistas en conseguir el dominio y control de la regién que conocemos como Bocacosta y de las cabeceras de los valles que facilitaban el acceso a ella. Ello entraba dentro de toda Ja estrategia de las conquistas quichés que tendfa a apoderarse de las reas productoras de aquellas materias necesarias para cubrir sus necesidades biolégicas y sociales (Carmack, 1965: 119). Uno de los ejemplos més significativos de lo que venimos diciendo esté en la conquista del valle de Quezaltenango, hasta entonces en poder de los mames, que es la entrada a la via de comunicacion natu- ral con la regién costera que supone la cuenca del rio Samala. En los Titulos de la casa de Ixquin-Nehaib? se narra con sorprendente belleza 2 Una copia manuscrita de este documento se encuentra en el Archivo Ge- neral_de Centroamérica (a partir de ahora citado AGC) con la signatura A118 exp, 54483, leg. 6074 bajo eb rétulo de «Titulo de Ios sefiores de Quezaltenango y Momostenango». Adrian Recinos ha publicado una transcripcién en Ia obra Crénicas indigenas de Guatemala (1957) empleando la copia a la que nos hemos referido y otros manuscritos. A esta transcripcién nos referiremos en adelante. 250 Elias Zamora Acosta todos los episodios de la expansién quiché desde los altos de Utatlan hasta la costa del Pacifico, arrinconando a los mames en su expansion. La conquista comienza por la region de Totonicapan y Quezalte- nango —la Culahd mam a la que llamaron Xelahuh— de los que la crénica dice que eran pueblos «muy grandes, todos los indios mames principales» (Recinos, 1957: 75). A partir de ahi tienen lugar las cam- pafias organizadas por el «rey» Quicab, artifice de la mavor parte de las conquistas quichés, quien extendié hacia el sur sus dominios apoderandose del valle del rio Samala: «Primeramente entré conquistando por Excamul [vol ria] y gané un grandioso pueblo junto al dicho Excamul: de los indios mames» (Recinos, 1957: 77). Siguiendo el valle alcanzé el centro de la regién cacaotera: «...y fueron entrando entre los indios de la costa que eran achies, Ila- mandose el pueblo y sitio Xetwlul (Zapotitién]. Entraron a medio dia y empezaron a pelear y les ganaron ei pueblo y las tierras y no ma- taron a ninguno sino que los atormentaron y luego se dieron estos indios achfes al cacique y ya le dieron de tributo pescado, ron y otras cositas, y de presente le dieron al cacique cacao y mucho pa- taxte...» (Recinos, 1957: 77-78). Al lugar de Xetulul fueron a rendir obediencia todos los principales de los pueblos comarcanos, «...y les trafan mucho cacao de presente y venian a darles paz que no querian guerras sino reconocerlo por rey, y que todos le obedecieran como sus tributarios. Y estos indios achies le dieron al dicho cacique dos rios y son éstos: el uno le llama Zamald y el otro Ucuz [Samal y Océs]; y de presente volvieron a darle otros dos rios, el uno llaman el Nil y otro Xab...» (Recinos, 1957: 78). De ahi siguieron sus conquistas hacia el sur: «...fueron entrando por Naguatecat [regién del rfo Nahualate], primer pueblo y mataron a més de cuatrocientos de los de Naguatecat, y con- quistaron Ja tierra, les quitaron toda la hacienda que tenfan, cacao, algodén, y se aduefié de todo. Luego entré por otro pueblo Ilaméndose Ayutecat, también peleando [...] y se fue entrando por Mazatdn, otro pueblo de muchos indios... y habiendo visto el cacique la bondad de estos mazatecos, les animé y los lev6 a todos a conquistar otro pueblo ilamadose Tapaltecat...» (Recinos, 1957: 79-80). La crénica continua la descripcién de la conquista en tierras del So- conusco y Ia vuelta del ejército triunfante a Zapotitlan, donde con- quistaron Xicalapa, poblacién atin existente en el siglo xvi en la costa del Pacifico. De este lugar tomaron direccién al norte hasta Ilegar al El control vertical de diferentes pisos ecoldgicos 251 lago de Atitlan para culminar las conquistas en la region de Chuild, actual Chichicastenango (Carmack, 1965: 265-286). Esta expansion quiché obliga a los grupos que anteriormente con- trolaban el area productora de cacao a replegarse, manteniendo aqué- llos, sin embargo, cierto control sobre pequefias zonas de la Bocacosta que toman forma de estrechos corredores determinados por las cuen- cas fluviales que enlazan con las tierras altas, donde se sittan los centros de poder, con la costa. Evidencia de esta situacién es la dis- posicién aproximada de las Areas lingiiisticas del occidente de Gua- temala en el momento de la llegada de los espajfioles (Miles, 1957). Con la Ilegada de los espafioles y la pérdida del poder efectivo por las jerarquias indigenas, el control de estas areas desde los centros del altiplano qued6 desarticulado. Sin embargo, es probable que los principales centros de poblacién, al parecer controlados cada uno de ellos por diferentes grupos de descendencia conocidos como parciali- dades, mantuvieron el control efectivo de lugares en las tierras cacao- teras que ya controlaban antes de la conquista. A esta situacion es a la que nos vamos a referir en este primer intento de aproximacién al tema. Conocemos este control que las poblaciones del altiplano man- tuvieron sobre las dreas de cacao, utilizando para ello asentamientos permanentes denominados estancias, gracias a la informacién ofrecida por la documentacién que surge en los primeros afios del periodo colonial. Esta situacién nos llevé a pensar en la posibilidad de aplicar a nuestro estudio el modelo desarrollado por John V. Murra para el mundo andino conocido como «control vertical de un maximo de pisos ecolégicos» (Murra, 1975: 59-115). Como casos concretos de observacién hemos elegido una poblacién cakchiquel, Tecpanatitlén (actual Solol4); el centro de poder tzutujil, Atitlan; dos casos entre comunidades quichés, Totonicapan y Quezal- tenango, conocidas antes de la conquista como Chuwi Mik’ina y Xe- lahuh, y dos comunidades mames, Ostuncaleo y Sacatepéquez. Obser- varemos separadamente cada uno de los casos, para extraer posterior- mente algunas conclusiones. ‘TECPANATITLAN Y SUS ESTANCIAS El pueblo de Tecpanatitlan, a unos 2.100 metros sobre el nivel del mar, era a la Ilegada de los espafioles uno de los mas importantes nicleos de poblacién cakchiquel, situado practicamente a orillas del lago Atitlén, cuyo control compartia con el vecino pueblo tzutujil de Atitlan. Durante el siglo xvr parece mantener una poblacién préxima a los 1,000 vecinos —tributarios u hogares—, cantidad en que tasa el pueblo 252 Elias Zamora Acosta el presidente Cerrato®, Aunque no poseemos datos concretos, es pro- bable que la poblacién fuera superior antes de la conquista, ya que ésta supuso una inflexién negativa en la curva demogréafica de las poblaciones indigenas. Para los ultimos afios del siglo el pueblo co- menzaba a recuperar sus niveles demograficos anteriores y asi parece desprenderse de la tasacién efectuada en 1581 por el presidente Val- verde que le asigna un total de 1.213 tributarios +. Esta poblacién se ocupaba en la obtencidn de productos agricolas propios del altiplano —majz, frijoles, chile, etc—, a la caza y a la pesca en las aguas del lago Atitlén. Sin embargo, observamos que el tributo exigido por los espaiioles a los naturales de este pueblo se compone fundamentalmente de cacao, producto de comercializacién, tanto en la propia gobernacién como en tierras de Nueva Espatfia, y de alto valor en el mercado desde antes de la colonia. Este cacao podian conseguirlo los vecinos de Tecpanatitlan ya en los mercados, a trueque de otros productos, ya cultivando las tierras‘cacaoteras de la Bocacosta. Como anteriormente hemos observado, esta tltima era una forma de obtencién de cacao empleada antes de la Ilegada de los espafioles por los pueblos serranos; de la misma forma, durante estos primeros afios de la colonia, los naturales de Tecpanatitlan obtenfan este rico producto en las tierras de la Bocacosta que desde antiguo posefan y que en la documentacién que hemos consultado se citan con el nombre de «estancias», término que define la dependencia de un lugar de otro mds importante conocido como «cabecera». La existencia de estancias dependientes de Tecpanatitlan la obser- vamos en diversos documentos relacionados con esta poblacién. As‘, en-la tasacién de 1581, el presidente Valverde hace un recuento con- junto de Tecpanatitlan «y sus estancias que son San Jorge y Panaja- chel y Cimitabat y San Gabriel y Santo Tomas, San Jeronimo y San Agustin, San Juan, San Miguel, San Bernardino Pacon...», También en un nombramiento de corregidor de Tecpanatitlin, hecho en 1591, podemos leer que dependen y estén sujetas a este pueblo las estan. cias de San Jorge, San Francisco Panajachel, Pazén, Patulul, Santo Tomés, San Miguel, San Jerénimo y San Juan‘. Hemos logrado localizar la situacién de algunas de estas estancias, varias de las cuales han persistido hasta hoy aunque perdiendo su «Tasacién de los pueblos de los términos de la jurisdiccién de Santiago de Guatemala, hecha por el presidente Alonso Lépez de Cerrato, 1548-1549» Archivo General de Indias (a partir de ahora citado AGI), Audiencia de Gua. temala, 128. 4 «Raz6n de las tasaciones que se han hecho, después que el sefior presiden- te Valverde vino a esta Audiencia, de pueblos de su distrito, con lo que antes tributaban, 1578-1582». AGI, Audiencia de Guatemala, 966. 5 «Nombramiento de corregidor del partido de Tecpanatitlan en Alonso de Barrientos. Guatemala, 13 de mayo de 1591». AGC, A139 exp. 11737, leg. 1751, El control vertical de diferentes pisos ecoldgicos 253 caracter dependiente. Asi, la estancia de Patulul, también lamada Magdalena Patulul, se encontraba en el mismo paraje que el pueblo actual del mismo nombre. Esta situado a 330 metros sobre el nivel del mar y su poblacidn fue tasada en 1581 por el presidente Valverde en 129 vecinos tributarios. Juan de Pineda, que recorrié el area en los altimos afios del siglo xv, dice que distaba Patulul de su cabecera unas tres leguas y estaba tasada juntamente con ella, lo que nos mues- tra la existencia de unos fuertes lazos de dependencia entre ambos lugares*. El tributo entregado por los vecinos a la cabecera era de cacao, mantas de algodén y maiz. En una relacién de los tributos pagados por los pueblos de la gobernacion de Guatemala en 1608’, Patulul entrega cacao y gallinas; el numero de gallinas que estaba obligado a tributar era de 265. Si observamos que el ntimero de galli- nas tributadas por cada pueblo en estas fechas era, regularmente, de una por vecino, podemos pensar que el numero de hogares de la estancia en los primeros afios del siglo xvi era considerablemente superior al de la centuria anterior. Las demas estancias citadas estan fuera de las tierras productoras de cacao, en la sierra. La mas baja de ellas es la citada como San Mi- guel, situada a 1.000 metros de altura en el lugar en que ahora se encuentra el pueblo cakchiquel denominado Pochuta, conocido ante- riormente con el nombre de San Miguel Pochuta o Pochutla. Mas al norte, a una altura de 2.230 metros sobre el nivel del mar, se situaba la estancia de San Bernardino Paz6n o Patztin* que aportaba a la ca- becera tributos en cacao, mantas de algodén y maiz. En las orillas del lago Atitlan también poseian enclaves los natura- les de Tecpanatitlan. Conocemos la existencia de dos estancias, San Francisco Panajachel y San Jorge (actualmente San Jorge La Laguna), * «El pueblo de la Madalena esta tres leguas del pueblo de Pazon y otras tres de Tecpanatitlan: esta es estancia, asimismo, deste dicho pueblo de Tecpa- natitlan; tiene las mesmas cosechas, grangerias y tratos que los del pueblo de Pazon, y todos tienen caballos, y esta este pueblo en el campo [camino?] rreal que va a la costa de Zapotitian [...] tributa este pueblo con la cabecera y entonces tratare del tributo que da y a de dar.» (Pineda, 1925: 337.) T AGC, A3.16 exp. 34234, leg. 2318. 8

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