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Al analizar los indicadores económicos más importantes se observa que en Venezuela, a diferencia
de la mayoría de las economías modernas, se ha presentado desde 1983 una marcada disminución
de la productividad, disminución cuyos orígenes se remontan al aumento brusco y repentino de los
precios del petróleo ocurrido en 1973. Antes de esa fecha, la inversión privada y gran parte de la
pública, se hizo para abastecer un mercado interno protegido por la política de ¦ustitución de
Importaciones, lo que llevó a la creación en el país de un parque industrial que antes era
inexistente. Debido a lo limitado del mercado nacional y la ineficacia de la inversión realizada, la
avalancha de inversiones públicas y privadas que se produjo luego de 1973 dio como resultado una
disminución y no un aumento de la productividad general de la economía venezolana. Es en ese
momento que puede ubicarse los orígenes de la crisis del modelo rentista venezolano, pues el país
no supo ni pudo absorber de manera eficiente la ¦obredosis de capital que entró desde el
exterior entre 1974 y 1978.
En 1978, la inversión anual llegó a un punto
máximo cercano al 45% del producto Interno
bruto (P.I.B.) , y comenzó a descender al ser
frenada por la caída en los rendimientos o
ganancias. A partir de 1983, la caída de los
precios del petróleo alejó también la
inversión, pero es importante destacar que
dicha baja en los precios del crudo no fue la
causa original de la crisis, sino que contribuyó
a agravarla y la hizo más difícil de superar. De
1983 en adelante, la inversión anual se ubicó
por debajo del 20% del P.I.B., contribuyendo
esta disminución a que el parque industrial
venezolano se volviese progresivamente
obsoleto.

Así, la dotación de capital por trabajador comenzó a disminuir luego de 1984, lo que precipitó la
caída de la productividad y con ello, la severa caída del salario real ya mencionada.
Es importante destacar que el denominado Paquete económico, aplicado por el gobierno de
Pérez entre 1989 y 1992, generó un importante repunte de la inversión y de la productividad, que
se reflejó en un modesto incremento del salario real y en una disminución de los índices de
desempleo y de empleo informal. Aunque el llamado Paquete ha sido tremendamente
cuestionado por su costo social y político para el país, es justo señalar que la supervivencia de
muchas empresas venezolanas se debió a la devaluación del bolívar ocurrida en 1989, pues ella
eliminó la sobrevaluación artificial de la moneda venezolana y permitió a las empresas venezolanas
ser más competitivas en el exterior.
El aumento de los ingresos petroleros como
consecuencia de la Guerra del Golfo, en 1991,
ensombreció el panorama de mejoría económica pues
aportó nuevos recursos rentísticos (es decir,
provenientes de la renta petrolera) a la economía
nacional, que hicieron al gobierno abandonar muchos
de los esfuerzos reformadores implementados en
1989. Además, la crisis política de 1992 y 1993, la
crisis financiera de 1994 y 1995, revirtieron los
efectos positivos del "paquete" y agudizaron las
tendencias negativas que venía arrastrando la
economía venezolana desde hace décadas. Desde los
años noventa y hasta hoy, la economía venezolana
viene pagando las consecuencias de no haber
adoptado las medidas necesarias para diversificar el
aparato productivo nacional y hacerlo más
competitivo. El precio más alto pagado por los
errores económicos, lo constituye un aumento sin
precedentes de la pobreza, que hoy afecta a uno de
cada dos venezolanos.

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Las raíces de los males que hoy padece el país, se encuentran íntimamente vinculados a la
naturaleza rentista de la economía venezolana y a la forma en que el sistema político imperante en
Venezuela en los últimos cincuenta años ha hecho uso de esa renta petrolera. Entre esas causas
hay que destacar el papel jugado por la Tasa de Cambio bolívar/dólar, pues dicha tasa ha estado
constantemente sobrevaluada desde los años treinta. Esa sobrevaluación del bolívar mejoró el
poder adquisitivo de la moneda nacional haciendo más baratas las importaciones, por lo que el
desarrollo industrial se vio afectado ante la imposibilidad de los productos venezolanos de
competir con la producción importada, está situación afecto negativamente la oferta de empleos
en el país.

Como un intento de corregir esa situación, a partir de 1959 se adoptó la política de Compre
venezolano, es decir la política de sustitución de importaciones. Como consecuencia de esas
políticas, surgieron en pocos años numerosas empresas, muchas de ellas, lamentablemente, simples
ensambladoras de piezas foráneas o envasadoras de productos importados. La política del
Compre venezolano fue exitosa en lo referente a crear empleos y dotar al país de una base
industrial. ¦in embargo, las empresas creadas no tuvieron alguna clase de incentivos que las llevara
a ser más eficientes o competitivas. El éxito de la mayoría de las empresas venezolanas que
surgieron como consecuencia de la política de ¦ustitución de Importaciones, dependió de la
posibilidad de acceder a los favores del gobierno de turno.

En el caso de las empresas públicas, propiedad


del Estado venezolano, el impacto de las
enormes inversiones realizadas fue mayor. La
nacionalización de las industrias básicas
(Acero, Aluminio y Petroquímica) y de las
industrias del Hierro y el Petróleo, fue
realizada aspirando desarrollar nuevos
sectores exportadores cuyos requerimientos
de capital eran tan altos que sólo podían ser
asumidos por el Estado venezolano. ¦in
embargo, el proceso de inversión resultó
ineficiente, ya que la administración de las
empresas nacionalizadas estuvo dominada por
el clientelismo, y además, los precios de sus
productos sufrieron largos períodos de baja
en los mercados internacionales.

El costo económico de la nacionalización de esas empresas fue muy alto, pues el Estado debió
asumir una enorme deuda externa para financiar las inversiones realizadas y, más adelante, debió
cubrir las pérdidas producidas por el ineficiente manejo de dichas empresas.

Además de la inversión y el fomento al desarrollo industrial, el otro mecanismo utilizado en


Venezuela para la distribución de la renta petrolera fue el gasto público. De 1958 en adelante,
floreció una burocracia clientelar que repartía cargos, muchos de ellos innecesarios, a los
militantes y simpatizantes de los principales partidos políticos. El resultado de esta práctica fue el
surgimiento de una Administración Pública hipertrofiada y poco capaz, que contribuyó al
debilitamiento del Estado y al fomento de la corrupción. El efecto más nocivo de la corrupción
administrativa para la sociedad venezolana ha sido la aparición de una actitud generalizada en la
población de ver la cosa pública como una torta de las que todos quieren su pedazo, dicha
actitud se manifiesta en la evasión de impuestos, el robo de equipos en los hospitales, el cobrar sin
trabajar, entre otras. Es indudable que la corrupción ha sido uno de los mecanismos para el
reparto de la renta petrolera en Venezuela, que más problemas ha traído.


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