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Para qué [a historia? Para clos y preguntas del prese construir o inventor una ide poner Ia certeza de un seni fundor los legitimidades del © negar la version de os vancedorey 17 Pon tar Ia de os vencidos. En estos enaeyeaoO Stender los urgent urgen: te; para afianzar, atided, para recon tido colective, par Poder, para imponer HISTORIA, sPARA QUE? HISTORIA sPARA QUE? Carlos Pereyra Luis Villoro Luis Gonzdlez José Joaquin Blanco Enrique Florescano Arnaldo Cérdova, Héctor Aguilar Camin Carlos Monsivdis Adolfo Gilly Guillermo Bonfil Botalla Seo Stiuno ‘gin 160. econ jL SENTIDO DE LA HISTORIA toria, para qué? La primera respuesta h acudir a la mente seria: la historia’ obe- déce a un interés:general en el conocimiento. Al historiador le interesa, como a cualquier Kientifico, conocer un sector de la realidad; la historia tendria como objetivo el esclare- iento racional de ese sector. En este sen- el interés del historiador no diferiria del ie pudiera tener un entomélogo al estudiar Tina poblacién de insectos o un botdnico al © Glasificar las’ diferentes especies de plantas | Que crecen en una regidn. Igual que al ento- logo 0 al botdnico, al historiador le basta “sa alicién por el conccimiento para justificar Su empefio. Sin duda asi sucede con cual- Quier ciencia: se justifica en el interés general Por conocer, el cual cumple una necesidad la especie, Porque la especie humana re- iere del conocimiento para lograr aquello ue en otras obtiene el instinto: una orienta- in Permanente y segura de sus acciones en mundo. ria el riesgo de disgustar a més de un his- Oriador. Cualquier historiador pensarfa que, spués de todo, su disciplina tiene una rele- incia para los hombres mayor que la de un entomélogo, y.que sus investigaciones, aunque presididas por un interés en conocer, estén motivadas también por otros afanes més itales, ligados a su objeto. Una colonia de abejas no puede despertar en nosotros, dirfa, el mismo tipo de interés que una colectividad humana. Si logramos determinar el objeto al ‘que se dirige la atencién del historiador, fren- te al que retiene la de otros cientificos, da- riamos quiz con una diferencia especifica del conocimiento histérico, ~ Un acercamiento,podria ser: la historia sponde al interés en conocer nuestra situa- cign presente, Porque, aunque no se lo pro- ponga, la historia cumple una funcidn: la de comprender el presente. Desde las épocas en que el hombre empez6 a vivir en comunidad ya utilizar un lenguaje, tuvo que crear in- terpretaciones conceptuales que pudieran ex- plicarle su situacién en,el mundo en un mo- mento dado. En los pueblos primitivos el ensamiento mitico tiene a menudo un sen- tido genético. Muchos mitos son etiolégicos intentan trazar el origen de una comunidad, con el objeto de explicar por qué se encuentra en determinado lugar y en tales o cuales ci cunstancias. Algunos pueblos invocan leyen- das para dar raz6n de la presencia de la tribu en un paraje y de su veneracién por algun lugar sagrado, por ejemplo: los prime- 708 ancestros surgicron del fondo de la tierra por una cueva situada en el centro del terri- torio de la tribu. Otros pueblos atribuyen su origen a un antepasado divino, més o ‘menos Semejante al hombre, cuyas actividades, fun- dadoras de costumbres o instituciones, narran los mitos. El totemismo tiene, entre otros » aspectos, el de remitir a la génesis de una colectividad humana: hay clanes que nacieron de un determinado animal, otros, de otro; esto explica la peculiaridad de’ sus caracteres y habitos. El origen de diferentes institucio- = fi. SeNTID0 be LA stoma 7 nes, regulaciones y creencias suele también “sefialarse en aconiecimientos que sucedieron en un tiempo remoto. Asi, hay mitos para “explicar las relaciones de parentesco, que las “Tefieren a un momento en que se establecie- ‘ron, leyendas que justifican el poder de ciertas etsonas por alguna hazafia de’sus anteceso- semihumanos, mitos que dan raz6n, por Sucesos del pasado remoto, de una emigra- ion, dela ereccién de un poblado, de la pre- erencia por una especie, de caza, de un habito menticio, Parecerfa que, de no remitirnos un pasado con el cual conectar nuestro presente, éste resultara incomprensible, gra- lif, sin sentido. Remitirnos a un pasado ta al presente de una razn de existir, ex- ea ce Esta funcién que cumplia el mito en las iedades primitivas la cumple la historia las. sociedades _desarrolladas. Un hecho ada como una explicacién. y_el antece- rte en el tiempo, como causa. En historia » suelen confundir las dos acepciones de la jlabra “principio”. “Principio” quiere decir i jecedente temporal de. una secuen- ", pero también tiene el sentido jento”, de base en que descansa la lidez 0 la existencia de algo, como cuando Bablamos de “los principios del derecho”, o Hdel Estado”. La historia quiz nazea, como, hizo notar Mare Bloch, de lo que él llamo lolo de los orfgenes” 0’ “idolo de los prin- ios", es, decir, de la tendencia a pensar jue al hallar los antecedentes temporales de in proceso, descubrimos también los funda- ntos que lo explican. 8 vs vitono La historia nacerfa, pues, de un intento por comprender y explicar el presente acudiendo a los antecedentes que se presentan como sus condiciones necesarias, En este sentido, la historia admite que el pasado da raz6n del presente; pero, & la vez, supone que el pasado sélo se descubre a partir de aquello que ex. plica: el presente. Cualquier explicacién empt- rica debe partir de un conjunto de hechos dados, para inferir de ellos otros hechos que no estén presentes, pero que debemos supo- ner para dar raz6n de los primeros. Ast tam- bién en Ia historia. El historiador pensaré, por ejemplo, que el Estado actual puede expli- carse por sus origenes, pero si se propone esa tarea es justamente porque ese Estado existe, en el présente, con ciertas caracteristicas que plantean preguntas;.y son esas preguntas las que incitan a buscar sus antecedentes. El historiador tiene que partir de una realidad actual, nunca de una situacién imaginaria; esto es lo que separa su indagacién de la del novelista, quien también, a menudo, escu- drifia ‘en el pasado. Quiere esto decir que, a Ta vez que el pasado permite comprender el presente, el presente plantea los interrogantes que incitan a buscar el pasado. De allf que Ta historia pueda verse en dos formas: como un intento de explicar el presente a partir de sus antecedentes pasados, 0 como una em- presa de comprender el pasado desde el pre- sente. Puede verse como “retrodiccién”, es decir, como un lenguaje que infiere lo que pasé a partir de lo que actualmente sucede. Esta observacién podria ponernos en la pista de una motivacién importante de Ia historia. El historiador, al examinar su presente, ‘suelo plantearle presihthd’ concretas, Trath’ = fa SENTIDO OB 14 r8isTORIA 2 de explicar tal o cual caracteristica de su si tuacién que le importa especialmente, porque (os comprension:permitins orientar la vide nla realizacién de un propésito conereto. mifonces, al interés general por conocer se ide un interés particular que depende de ituacién concreta del historiador. Es cier- 46 que ese interés particular puede quedar expresado,: oculto detrés de la obra; es to también que a menudo puede perma- cer inconsciente para el historiador, asun- j de psicologia, al margen de los métodos storicos empleados; pero aunque no esté dicho, se muestra en las preguntas —explt- citas 0 técitas— que presiden la obra histd- ica. Asf, el intento por explicar nuestro: pre- sSente no puede menos de estar motivado yr tun querer relacionado con ese presente. nedetto Croce describia asi la historia: “‘el 0 de comprender y-entender inducido por $ requerimientos de la vida préctica’”. En to, la historia nace de necesidades de la icién actual, que incitan a comprender ‘pasado por motivos practicos, Si nos fijimos en’ esta’ relacion presente- Pasado veremos cémo son intereses particu- lates del historiador, que se originan en. su Eoyuntura histérica conereta, los que’ suelen loa buscar ciertos. antecedentes,. de icla'a otros. A modo de ejemplos po- driamos recordar algurios momentos de la historiografia. La historia politica’ con’ base locumental tiene sus inicios’en historiadores nacentistas italianos: ellos necesitaban in- lagar los antecedentes en que se basaban los Pequefios estados de la peninsula, con el ob- eto de recomendar a los principes las medi- das eficaces para consolidarse. El comienzo de una metodologia critica se encuentra en historiadores y te6logos de la Reforma pro. festante, ¢Por qué en ellos? Porque querian hacer de lado lo que consideraban aberracio- nes del catolicismo; habia que explicar por qué la Iglesia se habia corrompido y:redescubrir el mensaje auténtico del Evangelio, para nor- mar sobre él sus vidas. Para ello tuvieron que establecer métodos mds confiables, que. per. mitieran discriminar entre los. documentos yerdaderos y los falsos, someter a eritica la veracidad de los testigos, antiguos padres, legisladores e historiadores de la Iglesia, de. terminar los autores y las fechas de elabo. racién de los textos, Para poder demostrar Ja justeza de sus pretensiones tuvieron que intentar un nuevo tipo de historia. Por més Uitiles que hayan sido al interés general de la ciencia, los inicios de la critica documen- tal estuvieron motivados por un interés par ticular, dela vida presente. Pensemos en ejemplos mas cercanos a ‘ho- sotros. La historia de México nace a partir de Ia conquista. Los. primeros escritos res- Ponden a un hecho contempordneo: el en ‘cuentro de dos civilizaciones; intentan mane. Jarlo racionalmente para. poder orientar la vida ante una situacin tan desusada, De allf los diferentes tipos de historia con que nos encontramos. Los cronistas escriben con cier- tos objetivos precisos: justificar la conquista ©.a determinados hombres de esa empresa, fundar las. pretensiones de dominio de la cristiandad 0 de la Corona, dar fuerza a las Peticiones de mercedes de los conquistadores © aun de nobles indigenas. Otras obras tienen fines distintos: las historias de los misione- Tos estén dirigidas principalmente a explicar © y lezitimar ta evangelizacién, esto es, la co- ~lonizacién cultural. Un examen superficial de las historias escritas por misioneros basta ara percatarnos de que responden a una pregunta planteada por el presente: ccémo es sible “salvar” a ese nuevo pueblo, es decir, ‘asimilarlo a los valores espirituales de la cris. Jiandad? En el siglo x1x el condicionamiento | de la historia por los. requerimientos presen. €s atin més claro. Las historias que es: iben Bustamante, Zavala, Alamén estin re. idas por la. misma idea: urge rastrear en el "pasado inmediato las condiciones que exp! Jauen por qué la nacién ha llegado a la situa in postrada en que se encuentra; al mismo fiempo que contestan preguntas planteadas yr su situacién, justifican programas que rientan la accion Futura La historia intenta dur razén de nuestro Presente concreto; ant: él no podemos menos “que tener ciertas actitudes y albergar ier. 0s propésitos; por ello la historia responde s Fequerimientos de la vida presente. Deba- io de ella se muestra un. doble interés: inte- en la realidad, para. adecuar a ella nues- “ira accion, interés en justificar, nuestra si- cion y nuestros proyectos;,el. primero es in interés general, propio de la especie, el sgundo es particular a nuestro grupo, nues- ‘a clase, nuestra comunidad, Por ello ‘es tan dificil separar en. la historia lo que tiene de siencia de lo que tiene de ideologia. Sin duda, ibos intereses pueden coexistir sin distor. sionar el razonamiento;, pero es frecuente | que los intereses particulares del historiador, Tigados a su situacién, dirijan intencionada- “mente la, seleccidn de los datos, la argumen- tacién y la interpretacién, a modo de demos. a tis vitioso trar Ia existencia de una situacién pasada que satisfaga esos intereses. Esta observacion nos conduce a una segunda respuesta. Fis Los requierimientos de la vida presente que nos llevan a investigar los antecedentes his- toricos no son individuales. Si lo que trato de explicar es una situacién conflictiva per- sonal, ello me llevara a indagar en mi biogra- fia; podra ser un estimulo para hurgar en mi pasado. Ese estimulo estaria en la base de un anilisis psicol6gico, pero no me ‘conduciria a la historia, Las situaciones que nos levan a hacer historia rebasan al individuo, plantean necesidades sociales, colectivas, en las que participa un grupo, una clase, una nacién, una colectividad cualquiera. Las situaciones:pre- sentes que tratamos de explicar con la his- 101 trasciende’como individuos. Si escribo estas paginas tengo en mente’ a Jas personas que podrfan leerlas; detras de ellas’estén las ideas de'otros imuchos hombres; al publicarse, estas Iineas formaran parte de’ un complejo colec- tivo de relaciones econémicas, sociales, cul- turales, Lo que’ escribo puede ser objeto de historia en la medida en que se pone en elacién con esos contextos sociales que lo abarcan y Ie prestan sentido. En cualquier situacién concretapodemos descubrir cone xiones semejantes. Todos nuestros actos estén determinados por correlaciones que rebasan nuestra individualidad y que nos conectan con grupos ¢ instituciones sociales. Desde el moménto'en que vamos a’ comer a nuestra 2 Sthi00 be LA surstomta “a asa, estamos ya inmersos en una institucién, familia, la que a su vez no puede expli is que en el seno de otras institucion “hos refiere, por ejemplo, a regulaciones “Fidicas y con ellas a un Estado. No hay accion humana que no esté conectada con un todo. Pues bien, los requerimientos de que, segun fSeiamos, partia el historiador, suponen esos comunitarios. Sélo se hacen. presentes Hla medida en que tenemos cierta concien- a dé estar realizando propésitos eh comin ide estar sujetos a reglas que nos ligan. Propdsitos y reglas. No podria estar realizan- ahora este acto de escribir sino aceptara icitamente ciertas reglas de relacién, Pue- hno ser normas escritas, como las reglas s clementales de comunicacién entte los bres, el respeto a las ideas’ajenas, la ne- Gesidad de claridad, la consideracién del lec- P posible, etc.; pueden ser més explicitas, 19 las. que regularén todo el proceso de Scusion, impresin y distribucion de estas tica'de una disciplina cientifica. Reglas y Spésitos, al ligar alos miembros de una Siiunidad, permiten su convivencia, No ha- ‘ingdn comportamiento social sino se esa especie de lazo entre los individuos. ‘eélectividad, un grupo, una nacién, man- su Cohesion mediante las reglas com idas y los propésitos comunes que ligan ‘sf'a todos stis miembros. La historia, al blicar sti origen, permite al individuo com- der los lazos que lo unen a su comunidad. 1 comprensin puede dar lugar a actitudes entés. F una parte, al comprenderlas, las reglas Y propésitos comunitarios dejan de ser gra- tuitos; en Ja medida en que los insertamos en tun. proceso colectivo que rebasa a los indi- viduos, cobran significado; Por eso, dar ra- z6n de ellos los afianza y justifica ante los individuos. Al hacer comprensibles los lazos que unen a una colectividad, la historia pro- mueve actitudes positivas hacia ella y ayuda a consolidarlas. La historia ha sido, de hecho, después del mito, una de las formas cultura- les que més se han utilizado para justificar instituciones, creencias y propésitos comuni- tarios que prestan cohesién a: grupos, clases, nacionalidades, imperios. En Israel primero, en Grecia y Roma después, la historia actud como factor cultural de-unidad de un pueblo € instrumento de justificacion de sus proyec- tos frente a otros. Desde entonces, la historia ha sido un elemento indispensable en la con- solidacién de las nacionalidades; ha estado Presente tanto en la formacién de los estados nacionales como en la lucha por la sobrevi- vencia de las nacionalidades oprimidas. En otros casos, la historia que trata de regiones, ‘grupos o instituciones, ha servido para cobrar conciencia de la pertenencia de los individuos. @ una etnia, a una comunidad cultural, a. una Somares: al hacerlo, ha proplciado Ia inte- gracién y perduracién del grupo como colec- tividad. Ninguna actividad intelectual ha lo- grado mejor que Ia historia dar conciencia de la propia identidad a una comunidad. La historia nacional, regional.o de grupos cum- ple, aun sin proponérselo, con una doble fun- cién social: por un lado favorece Ja cohesién en el interior del grupo, por el otro, refuerza actitudes de defensa y de lucha frente a los grupos externos. En el primer sentido. puede sér producto de un pensamiento que prop cia el dominio de los poderes del grupo sobre Dos indviduos; en el segundo, puede expresar tin pensamiento de liberation colectiva. fren- He a otros. poderes exteros, Las historias cionales “oficiales” suelen colaborar a man- er el sistema de poder establecido y mane- jarse como instrumientos ideolégicos que jus- | tifican la estructura de dominacién imperan- =. Con todo, muchas historias de minorias imidas’ han servido también para alentar conciencia de identidad frente a los otros Pero el acto de comprender los origenes de “Tos vinculos que prestan cohesin a una co- “imunidad puede conducir a un resultado dife- “tente al anterior: en lugar de justificarlos, ponerlos en cuestién. Revelar el origen “hu: mano, demasiado humano” de creencias ¢ instituciones puede ser el primer paso para dejar de acatarlas. Al mostrar que, en iltimo “término, todas nuestras reglas de convivencia =se'basan en la voluntad de hombres concre- tos, la historia vuelve consciente la posibili- id de que otras voluntades les nieguen obe- fencia. Las historias de la Iglesia, desde la forma hasta el moderno liberalismo, con- tribuyeron tanto como la ‘éitica filosofica a a ‘desacralizacién del catolicismo. La “histoi- des mocurs” del siglo xvii fue un factor rtante en Ia’ desmistificacién del abso- “Tutismo. Desde Herodoto, la historia, al mos- trar la relatividad de las costumbres y creen- cias de los distintos pueblos, ha sido un estimulo constante de critica a la inmovilidad de las convenciones imperantes. | En otros casos, los estudios “antioficiales”, al poner en. cuestién las versiones histéricas en uso develar Joy hechos e intereses reales que dicron origen a las ideologias vigentes, Jian servido. también para. desacredtarlas Comprender que las reglas y\propésitos que el Estado nos inculca fueron producto de in- ‘tereses particulares puede arrojar sobre ellos el descrédito, La historia obtiene también este segundo resultado cuando se propone. mos- trar los procesos de cambio de instituciones Y_normas de. convivencia. Entonces revela émo, detrés de estructuras que se pretenden inmutables, esté la voluntad de hombres con- cretos ye6mo otras voluntades pueden cam- biarlas. Tal. sucede en la historia de los pro- esos revolucionarios 0 liberadores. Desde Michelet basta, Trotsi, la historia de las re- voluciones ha servido ‘de inspiracién a mu- chos. movimientos libertarios. Para qué a historia? Intentemos una se- gunda respuesta: para comprender, por sus Grigenes, los vinculos que prestan, cohesién a ‘una comunidad: humana y,permitirle al indi- viduo asumir una actitud consciente ante ellos. Esa actitud puede ser positiva: la his- foria sirve, entonces, a la cohesién de. Ia comunidad; .es un pensamiento integrador; ero puede también ser critica: Ia, historia se convierte en pensamiento. disruptivo. Por- ‘que, al igual que la filosofia, la historia puede expresar un pensamiento de reiteracién y con- solidacién de los lazos sociales o, a la inversa, tun pensamiento de ruptura y de cambio, 1 ¢Se agotarian aqui nuestras respuestas? Qui- 7 no. Tenemos la sensacién de que, en las © dos respuestas anteriores, algo hemos dejado | de lado. No siempre expresa Ja historia un "interés concreto en nuestro presente y en la ‘Comiinidad a que pertenecemos. cAcaso. no 105 interesa, apasionadamente a veces, cono- ter la vida de pueblos desaparecidos, aleja- “dos para siempre de nosotros, remotos en el npo y. en el espacio? ¢No tendriamos un Tinterés especial, incluso, en la historia de los Gres racionales més distintos a nosotros, los Eque pertenecieran, a una civilizacién. extrafia 9 incluso a un planeta lejano? Estas pregun- s podrian abrirnds a un interés més pro- “Fundo que los anteriores, quizés el mas Tentrafable de los que mueven’a hacer his. toria. Seria el-interés por I condicién’y:el destino de la especie humana, en el pedazo "del cosmos que le ha tocado vivir. Este in- “terés se manifiesta en dos preguntas, nunca expresadas, presupuestas siempre en cual- quier historia: a’ pregunta por la condicin jumana, la pregunta’ por el sentido. La historia éxamina, con curiosidad, cémo se han realizado las distintas sociedades, en “Jas formas més disimbolas; la multiplicidad de las culturas, de los quichaceres del hombre, ‘de sus actitudes y_pasiones, el abanico. en- tero, en suma, de las. posibilidades de humana Se despliega ante, sus ojos. La suce- sin de los. distintos rostros del hombre es tun espejo de las’ posibilidades de su condi- cién; al través de ellos puede escucharse lo “que hay de comin, de permanente en. ser hombre. Historia magistra vitae: no porque | dicte normas © consejos edificantes, menos atin porque dé recetas de comportamiento practico, “maestra de la vida" porque ensefia,

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