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por algo, que perteneca al orden del no quiero saber nada de eso"
Para ella la angustia no est sino delante del deseo del Otro, del que al
fin de cuentas no sabe qu puede encubrir. De lo que escapa "es de ser
el objeto, en el centro de un deseo", si quiere avanzar deber soportar
ese lugar y devenir eso de lo cual se goza. En principio nada indica que
ella goce ofrecindose en se lugar, aunque, es cierto lo que dice Lacan
en la tercera, que para ser semblant de objeto a, "hay que tener
condiciones". Es ms, que sea semblant de objeto a no necesariamente
implica, que sea de su gusto, se ofrece de ese modo al deseo de un
hombre ya que si avanza ms all del goce flico, podr alcanzar aquel
goce suplementario, que le es propio.
Nadie podr decir de los lmites del cuerpo del partenaire, en realidad, los
mismos son bastante inciertos, es ms, que ella sea el falo, es un
espejismo ertico que desaparece rpidamente, tan rpido como
cualquier espejismo.
Que eso no ande, todava nada dice de lo que se pueda crear o inventar,
porque eso no anda, no cesan de escucharse las prohibiciones, las
inhibiciones o los lugares comunes en los que se produce el tropiezo,
como efecto inevitable del lenguaje, por lo tanto un analista podr
intervenir all. No se tratar entonces de evitar este tropiezo sino de situar
esta falla, en tanto Edipo mediante cada quin acudir al lecho, como
producto, como el hijo que alguna vez fu, con sus marcas y sus
fantasmas.
Con las que s consuenan con su inconciente tampoco le ser tan fcil
arreglrselas, ya sea porque se enga o porque es justamente la que le
hace falta, cuestin de la que se enterar en el mejor de los casos
retroactivamente.
Ella en cambio acudir al encuentro del cuerpo del otro en busca del
significante de su deseo, aquel que podr encontrar en el cuerpo al cual
dirige su demanda de amor. En tanto"Un hombre no es otra cosa que un
significante", esperar de l adems, palabras, versos, de amor y de los
otros, que permitan contornear un vaco, inventar un borde propicio para
ella, tambin para l.
Hace un tiempo situaba, que cada uno hace con sus marcas lo que
puede, en el mejor de los casos, anlisis mediante, har la lectura, de
sus modos de fallar tambin de gozar.
Para finalizar y fiel a mis marcas me encontr con un texto escrito hace
miles de aos, y que algunos atribuyen al sabio rey Salomn: