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HISTORIA DE LA INMUNOLOGIA De la generacién espontanea de la vida a la microbiologia cientifica. Apuntes para una historia de la patologia infecciosa J. Mazana y M. Reina Arino Seminario de Historia de la Ciencia. Universidad de Zaragozs, INTRODUCCION Los avances producidas en la ciencia en su singular decurso histérico han ido paralelos al desarrollo y al grado de sofisticacién de la investigacién tecnolégica, lo ‘que en el caso de las ciencias biomédicas, encuentra su expresiGn mas plena en las conguistas y los nuevos supuestos epistemoldgicos que ha traido la biologia molecular. De la primitiva, casi arcana y obsoleta quiza investigacién animal, se ha pasado insensiblemente al moderno enfoque més basico, coincidiendo con la expio- si6n de las nuevas herramientas aportadas por ta revo- lucién biotecnologica; pero todo ello condicionado siem- pre a la dependencia tedrico-practica que a la par se produce en otras ciencias relacionadas (tabla 1). El progreso de la ciencia biomédica institucionalmen- te establecida se produce con la finalidad de erradicar los grandes azotes de la humanidad, los estragos de las devastadoras epidemias que desde antaiio han asolado la faz de la Tierra, Sus grandes aportaciones en un intento de buscar un marco teérico més. globalizador que explique la génesis de la enfermedad infecciosa, constituyen de este modo un camino secuencial “Igico” apoyado fatalmente en los hitos precedentes. Bs cierta- mente dificil y engorroso atribuir prioridades y desta- ‘car aquellos logros o hallazgos considerados de sustan- cial interés para el desarrollo posterior de los conoci- mientos biomédicos, sobre todo cuando se pierde la éptica de su caracter aplicado, al margen de cualquier conato filoséfico 0 metafisico. En este sentido la ciencia biomedica con gran frecuencia es “esclava” del desarro- Ilo tecnolégico y busca su fin en la aplicacion al diagnés- tico y terapéutica humanos (tabla ID). DE LAS LENTES DE AUMENTO AL MICROSCOPIO OPTICO Esa servidumbre se muestra ya desde el primer momento cuando necesita de instrumentos visuales de amplificacion para escudrifar la “verdad” mas allé de lo {que Je imponen sus propias limitaciones fisicas. Una de las primeras mejoras técnicas, sin duda alguna relevan- Correspondencia y solcitud de separatas: Dr. J. Marans Avda, Valdelasfuentes, 11. 3.° A. ‘Sua Sebastién de los Reyes. 28700 Madrid. 24 TABLA I. Grandes hitos histéricos en el desarrollo de la microbiologia e inmunologia y ciencias afines 1609: 1850: 1858: ‘Lunas de Jipiter Carbunco (sangre de carnero) Fermentacisn (aicrobiana) Seleccién nataral Critica a la generacise espontinea Antisepsia en cirugia ADN (esperma de trucha) Transmusién del antrax Virus filtrables Crecimiento intracelular de Jos virus 1864: 1867: 1871 1876: 1892: 1898: ‘TABLA Il. Desarrollo tecnolégico relevante para la inmunologia y microbiologia y ciencias biolégicas afines Primeras gafas en Europa Primeros telescopios Primeros microscopios 850: Microscopios modernos Cepas singénicas de raton Caltivos de c#lulas esp'énicas ADN recombinante ‘Anticwerpos monocionales Ratones transgénicos tes para el desarrollo de la ciencia y de la humanidad misma, estuvo representada por Ia introduccidn de las lentes de aumento, lo que ocurrid con bastante probabi- lidad en Italia y, mas concretamente, en Florencia Pistola durante el siglo XIV. Et origen, sin embargo, n0 parece del todo claro, putes existen algunos datos que sostienen la hipétesis de que su invencién procedia de China y fue llevada 2 Italia por Marco Polo. Pero ya en el siglo Xill, el monje franciscano inglés Roger Bacon (c. 1214-1.294), influido por su. maestro Robert Gros- seteste (1175-1253), famoso tedlogo y prelado', se habia interesado por la dptica Ilegando a construir Iu- as, stgiriendo el use de gafas para la miopfa, y hacien- do algunas observaciones que se aproximan mucho a la descripcién moderna de un telescopio*. Bacon llegé a proponer una teoria para explicar el origen de las enfermedades que estarfan catisadas por unas criaturas “=A el se atribuyen también la invencise de la palvora y la campana de ure? Inmunologia J.MAQANA Y ML REINA ARL8O.- DE LA GENERACION ESPONTANEA DE LA VIVA A LA MICRUBIOLOGIA CIEMTIFICA, NOTAS PARA UNA RISTOKLA vivas invisibles. Por otra parte, en su obra The Day the Universe Changed (Waltham: Little Brown aud Co., 1985), James Burke recoge, entre la iconogratia, un cuadro que data de 1352 (precisamente el afio en que se extinguis la tristemente célebre epidemia de peste, la “muerte negra”, que comenzara en 1348 y diezmara Europa) y que es considerado como Ia pintura més antigua conocida en la que se observa el uso de las gafas. La creciente demanda de este nuevo dispositivo junto con la disponibilidad a partir de 1440 (gracias a la imprenta inventada por Gutenberg), de ingente mate- rial de lectura, auspiciaron durante los siglos XV y XVI el espectacular desarrollo de la tecnologia de las lentes hasta limites insospechados. Asi nacié una nueva clase social, culta y refinada, dispuesta a “mirar” y leer todo Jo que se iba imprimiendo. La consecuencia imperiosa de esta situacién fue, en el terreno de la ciencia, el auge en la investigacisn de microscapios y telescopios, apareciendo los primeros a comienzos del siglo XvIL. Entre ellos, un telescopio construido en 1609 por Gali- Jeo con el que descubrié las lunas de Jupiter’. En cuanto aos microscopios su evolucién fue mas lenta, El gran problema de la microscopia era de indole técnica, la correccién de la aberracién esférica y cro- matica, que el mismo Newton consideraba irresolubles. La primera origina una deformacién de las imagenes y la segunda produce irisaciones o franjas de colores en los bordes de una imagen que debiera ser blanca. En un. intento de solucionar estos inconvenientes, Chester Hall y John Dollond en 1733 y de forma independiente, construyen las primeras lentes acromaticas y corregi- das de esfericidad por el procedimiento de combinar lentes delgadas de crown y de flint de radios de curva- tura adecuados, siguiendo las nociones de Samuel Klin- genstierna (1698-1765), profesor de fisica en Upsala, Estas lentes continian, empero, adoleciendo de algunas imperfecciones y no fue hasta fines del siglo Xvit ‘cuando Jan y Hermann van Deyl logran fabricar los primeros objetivos de microscopio acromaticos, Duran- te los primeros aitos del siglo XIX son muchos los intentos para obtener lentes acromticas pero fracasan debido a los problemas de aberracién esférica, Joseph Jackson Lister (1786-1869), padre de Lord Lister, descubridor de la antisepsia en cirugiat, era un comerciante de vinos v se dedicaba en sus ratos de ocio a la fisica y ala microscopia, Logro asi innovar en la confeceién de microscapios acromaticos combinando parejas de lentes, una planocéncava de vidrio de flint unida a otra lente convexa de vidrio de crown'. Las singulares aportaciones de Lister a la mejora técnica del microscopio permanecieron en el alvido y sélo apa- recieron recogidas en revistas especializadas. A Lister se debié la primera descripcién de la naturaleza de los tejidos tal como hoy la entendemos, Publico en 1827 el primer articulo sobre histologia junto con el Dr. Tho- mas Hodgkin (1798-1866) en ei que describieron las verdaderas estructuras histolgicas de los tejidos*. Lord Lister fue nombrado Fellow de la Royal Society en 1832, estableciendo la auténtica forma de los hema- ties de la sangre de los mamiferos’™. Otras contribu- FI De LAPATOLOGIA IECLIOSA ciones que consideramos esenciales en el desarrollo de la mictoscopia fueron las de Amici y Chevatier, desde el campo de la fotografia, Giovanni Battista Amici (1786-1868) fue profesor de matemiticas en la Universidad de Médena, llegando a ser astrénomo del Gran Duque de Toscana y director del observatorio del Museo Real en Florencia. Amici demostrd que es initil acromatizar por separade cada lente del objetivo siempre que se compensen las abe- traciones individuales. Hacia 1850 introdujo la técnica de inmersion en aceite, gracias a la cual se pudieron conseguir angulos de apertura mayores a los alcanzados con el sistema seco, También se debe a Amici el des- cubrimiento de las llamadas “estrias” o “lineas” de Ami- ci en las fibras musculares (que Ivego redescubriria K. Fr. Th. Krause) y del tubo polinico*; reconocié el papel de los meatos intercelulares, descubiertos en 1806 por el boténico alemén Ludolf Christian Trevira- nus (1779-1864), en la absorcion y circulacin de los gases vegetales y fue, finalmente, Amici quien descu- brio las toxinas generadas por los pardsitos a proposito de sus observaciones relacionadas con el oidio de la uval?, Decisivas igualmente resultaron las aportacio- nes de C.L. Chevalier (1804-1859) al emplear por vez primera el objetivo doble en el telescopio contribuyen- do a la creacié2 de los primeros daguerrotipos con un objetivo simple, parcialmente acromatizado y formado por dos lentes adheridas: una de flint y otra de crowns. El primer tratado que hace referencia al uso del microscopio fue desarrollado por Francesco Stelluti (1577-1653) al describir la estructura de la abeja**. El afio de su muerte, Pierre Borel o Borellus (1620-1689) en su obra Historiarum, et observationum medico- Physicarum, centuria (Castris, apud A. Colomerium, 1653) fue el primero en utilizar el microscopio con propésitos médicos al vistalizar probablemente los cor- pisculos sanguineos, el Sarcaptes scabei y unos seres con forma de gusanos en la sangre de enfermos con fiebres, aunque no se sabe con certeza si estas observa- ciones eran en realidad una mera especulacién basada en antiguas tradiciones. El mismo Borel atribuye a Zacharias Janssen, un fabricante de lentes de Middel- burg (Holanda), la invencién hacia 1590 del microsco- pio compuesto, Para otros el mérito hay que atribuirlo al tambien holandés Cornelis Drebbel de Alkmaac’”, A Robert Hooke (1635-1703) se debe la impresionante obra Micrographia, or some physiological descriptions of minute bodies made by magnifying glasses: with observations and inquiries thereupon (Londres: “Este descubrimieato, que llevs a eabo junto a Adolphe-Théodore Brongniard (1801-1876) en 1827, establecis en contra de la expecta tive general que el proceso de la fecundacson en las plantas faneroga- ‘mas comienz con la germinacién del polen en el estigma, 1o que \desats aprins polémicas en las que se enzarzaron, entre otrae, Robert Brown (1773-1858) y Jacob Matthias Schlexden (1604-1861). ‘**Persio Tradotto. Roma. G. Mascardi, 1680; la obra inchuye el texto en latin de la Satyrae Vi de Aulus Persizes Flaceus junto con la traduccion italiana y las notes de Stell, 25 Inmunologia VOLUIMEN 14, NUMERO 1, ENERO-MAKZO 1995 J. Martyn & J. Allestry, 1665), la més antigua conocida ‘que se dedica por completo a narrar con detalle las observaciones microscdpicas con ilustraciones exactas, que realizé el mismo Hooke, y donde se recoge la primera referencia del término celda o célula en la descripcién de una seccién microseépica de un trozo de corcho que semeja a un panal de abeias. Es, ademas, el primer libro en inglés que trata de estas materias*. Sin embargo, la figura mas importante perteneciente al siglo xvit fue Malpighi, (1628-1694), quien descubri6 en 1606 las anastomosis capilares y fue autor del libro en2 volimenes Opera omnia (Londres: R. Scott, 1686), considerdndosele el fundador de la histologia y uno de los mas grandes microscopistas. Defensor junto a Giuseppe de Aromatari (1587-1660) del preformacio- nismo para explicar el crecimiento de las estructuras preformadas en el dvulo (ovulismo u ovismo), sus in- vestigaciones sirvieron para combatir el creacionismo espontaneista vigente. Los animatculistas (Leeuwen- hoek, Leibniz, Boerhaave, etc.) defendian que era el espermatozoide el que contenia las estructuras prefor- madas del futuro organismo mientras que el ovulo tendria asignada simplemente una funcién nutritiva. Contra el preformacionismo reaccioné Peter Ludwig Moreau de Maupertuis (1698-1759) rechazando sus dos corrientes, animalculismo y ovismo. Después, un meédico y fildsofo de la naturaleza, Lorenz Oken (1779- 1851) volvié a resucitar las ideas espontaneistas al elaborar la nocién de nn “mucilago primordia!” origen de toda la materia orgdnica, compuesta de infusorios. El otro microscopista descollante del siglo xvit es An- tony van Leeuwenhoek (1632-1723) a quien se consi- dera fundador de la microbiologia por ser el primero en. escribir la observacién microscépica de las bacterias y ‘otros microorganismos y al que nos referimos poste- riormente. LA TEORIA MICROBIANA DE LA INFECCION FRENTE A LA IDEA DE GENERACION ESPONTANEA DE LA VIDA El principio de contagio por diminutos seres invisi- bles 0 animaticuda, arranca de Marco Terencio Varrén (116-27 a.C), y también Io encontramos en los escrito- res griegos, romanos y arabes. La propuesta de una teoria “germinal” de la infeccidn partid del veneciano Girolamo Fracastoro 0 Fracastorius (1478-1553) quien, en la segunda parte de su obra De sympathia et antipathia rerum liber unus. De contagione et conta- giosis morbis #t curatione libri HIF, fue el primero que postulé seriamente Ja implicacién causal de una suerte de gérmenes 0 seminaria morbi. El contagio, al que distingue de la putrefaccién, podria producirse median- te tres mecanismos: por simple contacto, a través de lo gue él mismo denomins fémites (objetos inanimados), 0 bien ad distans por medio del aire. Esta teoria del contagio conduciria sin solucién de continuidad a la del “Se hizo una reimpresién facsimil en Oxford en 19338 y otra en Nueva York en 1963, 26 contagium vioum, animatum o a la llamada patholo- gia animata” que entraria en franca contraposicién, ‘con la esencia de Ja patologia humoral hipocratica, y que tendria en el jesuita aleman Athanasius Kircher (1602-1680), autor de un texto sobre la peste, Scruti- nium physico-medicum contagiosae iuis qui pestis citur (Roma, 1658) y en su discipulo Christian Lange, a sus principales defensores. Fracastoro reconoce el tifus y sugiere el cardcter contagioso de la tuberculosis. Heinrich Haeser® (1811-1884) lo considera el “funda dor de la epidemiologia cientifica”. Uno de los primeros, defensores ingleses de la teoria infecciosa de la enfer- medad fue Marchmont Needham (1620-1678) a quien se debe Medela medicinae (Londres: R. Lownds, 1665), obra en la que se incluye una narracién de los trabajos de Kircher con el micrascopio. Por otra parte, hay que destacar a Marie Humbert Bernard Gaspard (1788-1871) quien realiz6 estudios experimentales pio- neros sobre la piemia secundaria a la inyeccién de fluidos pitridos diversos (pus, liquide vacunal, linfa, sangre, bilis, orina, saliva, acido carbonico, hidrogeno y sulfuro de hidrégeno) que él mismo inyects en el perro, carnero, zorro y cerdo, y a Karl Friedrich Heinrich Marx (1796-1877) con su libro Origines comtagit (Ca- roliruhae et Badae, D.R. Marx, 1824), La figura de Agostino Bassi (173-1856) resulté ser crucial para esclarecer el origen contagioso de algunas enfermedades. Este jurista italiano que derivé a la biologia escribié la obra en 2 vohimenes Del mal del segno calcinaccio 0 moscardino, malatta che affligge i bachi da seta e sul modo di liberarne le bigattaje anche le pits infestate (Lodi: Orcesi, 1835-1836) en la que describe el caracter contagioso de la muscardina’®, una enfermedad que hacia estragos en los gusanos de seda, ocasionalmente de cardcter epidémico y con una gran repercusién social y econdmica, Bassi investigé durante 20 afios la naturaleza de esta enfermedad y en 1834 llegé a demostrar que Ia causa de la “muscardine” en Francia (malsagno, calcino 0 calcinaccio, en Italia) era ‘un diminato hongo que después, y en su honor, pasaria a denominarse Botrytis bassiana. Fue éste el primer trabajo que implicaba a un microbio como agente causal de una enfermedad y es por ello que se considera a Bassi el fundador de ja doctrina de los microorganismos patégenos*. La obra de Bassi influys poderosamente en Friedrich Gustav Jacob Henle (1809-1885), autor de un famoso ensayo “sobre miasmas y-contagios” en el que se establece claramente una relacién etiolégica ~entre los microbios y las enfermedades— que més tarde desa- rroliara Koch en sus trascendentales postulados. En su obra Pathologische Untersuchungen™ (Berlin, 1840), Henle divide a las enfermedades infecciosas en miasma- *Cfr., GC, Riquier, Agastina Basei ¢ la sua opera, 1924, Pavia. También editada seperadamente por Felix Marchand como Vor den Miasmen und Kontagien (0.° 2). En: Sudhoffs Klasstker der ‘Medizin (Leinig, 1910) y en version inglesa por George Rosen come On Miasmata and Contagia en el Busletin af the Institute of the History of Medicine (1908, 4: 907-983). Inmunologia J MAZANA YM. REINA ARIK DE-LA OENERACION ESPONTANEA DE LA VIDA & LA MICKOBIOLOGIS CIENTIFICA. NOTAS PARA CNA FISTORIA ticas y no contagiosas (paludismo}, miasmaticas y con- tagiosas (viruela, sarampicn, tifus exantematico, gripe, disenteria, célera, peste) y contagiosas y no miasmdti- cas (sifilis, sarna, tifia). Pero aunque pudiera resultar paradgjico para la mentalidad actual, no se aceptaban todavia las ideas sobre el contagio. Estas tuvieron a sus principales defensores en Giovanni Rassori (1766- 1837) y Enrico Acerbi con su contagium vivum (1822), en el propio Henle y, en Jean Hameau (1779- 1851) que expuso sus teorias en sus Réflexions sur les virus (1847). El gran clinico y patdlogo alemin Johann Lucas Schénlein (1793-1864) descubre en 1839 que el hongo Achorion schonleinii causa la tina favosa y Da- vid Gruby (1810-1844) es el fundador de la micologia dermatoidgica al identificar el hongo causante de la tina © favo (1841), el de la sicosis de la barba (1842), la tiia tonsurante (1843) y el muguet o candidiasis infantil (1842), En 1846, Karl Eichstedt (1816-1892) identifica a micosis de la tia versicolor y en 1854 y 1866, Friedrich W. F. von Barensprung (1822-1865) la de la titia marginatus y ia tina cruris, respectivamente, La implicacién de los mnicroorganismos como agentes productores de ciertas enfermedades se relaciono con el concepto de especificidad biolégica del que hablaban ya en la primera mitad del siglo XIX algunos clinicos, legando el propio Bretonneau a establecer el diagnésti- o diferencial entre la fiebre tifoidea y la difteria. Du- Tante la década de 1840, el poeta v médico norteameri- cano Oliver Wendell Holmes escribié The contagious- néss of puerperal fever, sugitiendo la contagiosidad de Ja enfermedad de una madre a otra. Y en 1861, Ignaz Philip Semmelweis publicé The cause, concept and prophylaxis of childbed fever poniendo los fundamentos de las practicas y técnicas de asepsis, Las “rociadas fendlicas” de las salas de operaciones, que sistematica- mente llevs a cabo Joseph Lister (1827-1912) durante ia década de 1870, confirmarian la importancia de la prevencién de las enfermedades infecciosas, revolucio- nando la medicina y la cirugia con el descubrimiento de la antisepsia. Como se mencioné anteriormente, la otra figura des- tacada del siglo XVII en el marco del desarrollo y la implementacién de la microscopia fue sin duda Antony van Leeuwenhoek (1632-1723). Este holandés bien co- nocido por su aficién al pulido de lentes" fue el autor de tun autentico tratado en 6 vohimenes, Ontledingen en ontdekkingen (Leiden: Delft, 1693-1718, con una tra- duccién al inglés en 2 volimenes en Londres, 1798- 1807), Llegé a construir cerca de 250 microscopios y 419 lentes, consiguiendo hasta 300 aumentos. Realizd la primera descripcién inequivoca de las bacterias que lege a visualizar a partir del sarro de sus propias placas dentarias. El asombroso descubrimiento lo comunicé por carta a F. Aston, donde le explicd que después de disolver su sarro dental “con agua limpia de Iluvia que no contenia animalillas", el andlisis microscépico del mismo demostré “... con gran asombro, que en la citada materia existian numerosos animalillas vivos dotados de movimientos muy bonitos”. Leeuwenhoek describié en 1674 los globules rojos de la sangre®?* que ya habia a RUA PATOLDGTA INFECCTOSN percibido en 1658 Jan Swammerdam (1637-1680)*, asi como la estriacién de las fibras musculares tefiidas con safron (1719). Mas interés que el descubrimiento de las bacterias suscité el de los protozoarios (1676), lo que Leeuwenhoek comunics a la Royal Society de! siguien- te modo: “He descubierto criaturas vivas en el agua de Wuvia que habian permanecido unos dias en un jarro de tierra barnizada. Esto me hizo observar el agua con un mavor detenimiento, y de un modo especial los animaliculos que me parecieron diez mil veces mas pequefios que las pulgas de agua de las que ha hablado el sefior Swammerdam, las cuales son visibles a simple vista.” Leeuwenhoek’? describio también la partenogéne- sis (1695) y los espermatozoides (1677). Sus observa- ciones en el agua de luvia limpia de esos “animalicula” plantearon algunos interrogantes que fueron motivo de uno de los debates estelares en la historia de la biolo- gia: Ia generacién esponténea'', En efecto, cabia pre- guntarse a partir de su descubrimiento, cudl era la procedencia de esos seres tan diminutos, si se origina- ban de la materia orgdnica en descomposicién 0 eran acaso el resultado asombroso de una transformacién a partir de Ja materia inerte, sin vida (Ia generatio aequi- voca de los antiguos). La hipotesis de un contagium vieum quedaba abi planteada con toda su crudeza** La antiguedad fue epoca de epidemias consideradas de naturaleza sobrenatural, lo que explicaba la riqueza en ritos de purificacién y sacrificios expiatorios entre los pueblos, temerosos de la venganza de las deidades. Existian nociones de higiene muy simples que se cons- tatan ya en los textos biblicos veterotestamentarios donde la Jepra se define como enfermedad contagiosa, transmisible por contacto. El origen de la vida se expli- caba a través de mitos de creacion, existiendo ideas espontaneistas acerca de la generacién de animales como ranas y sapos, ratones, gusanos, ete. De la mano del poeta romano Ovidio (43 a.C.-18 d.C.) conocemos, a través de su obra Metamorfosis, algunas nociones so- bre la generacién esponténea de la vida en el antiguo Egipto: “Asi, cuando la corriente de siete bocas del Nilo se retira de los hiimedos campos y vuelve a su antigno lecho y cuando se caldea el reciente panta- no ante la faz del Eter, ef labrador encuentra, entre terrones vueltos, numerosos bichos y ve a muchos de ellos justo en sus principios, en el tiempo en que precisamente nacen, y a otros sin haber aun prosperado en su desarrollo; a menudo en él susodicho cuerpo hay ya una parte vivaz, “Swammerdan fue un gran micrnscopista y en 1669 escribid une Historia insectorum generals, ‘"Cir., C. Singer, The deseopment of the doctrine of contagium sivum, 1500-1750. Londres, 1913. 27 Inmunologia \VoLUMEN 14, NUMERO 1, ENERO-MARZO 1985, mientras la otra es un grumo de tierra. Pues cuando la humedad y ef calor alcanzan su mezcla precisa, se genera el fruto y todo proviene de am- bos.” En la antigua China durante el primer milenio a.C. estaba también fuertemente enraizada la ereencia en la ‘generacién espontanea de la vida; asi, se aceptaba que Jos pulgones nacian de los renuevos del bambi cuando Ja atmésfera era célida y himeda. La singular cosmogo- nia india del siglo vi a.C., representada por el materia- lismo caraka, relacioné el origen de la vida con la conjuncién de ciertos elementos como tierra, aire, fue- 0 y agua. Aristoteles el estagirita (384-322 a.C.) cre- yo que los gusanos y las moscas, y los animales peque- fos en general (puigas, piojos, eic.) podian originarse esponténeamente a partir del suelo y del agua corrom- pida. La humedad y el calor respansables de la putre- faccion serian, pues, en la doctrina aristotélica, la causa de la génesis de la vida (su autoridad no seria discutida cientificamente hasta el siglo XVIl, y refutada hasta Pasteur en el sigio XIX). Un disciptlo suyo, Teafrasto de Erestos (372-288 a.C.), considerado el fundador de la anatomia y fisiologia botdnicas, se opuso al esponta- neismo al establecer la analogia entre el proceso de caprificacién de las higueras y datileras hembras y la fecundacién de las huevas de peces por el semen de Jos peces machos. La teologia cristiana posterior defendi6 el mito creacionista; especialmente un Padre de la Iglesia, Lactancio (¢. 250-317), influido por Aristételes, considera al embrign como una mezcla de una potencia generativa masculina (semen) ¥ un nutriente femenino (catamenias). La teoria seminal de Agustin de Hipona (354-430) segiin la cual Dios habria depositado en el agua y la tierra unas “razones seminales innatas” (ratio- nes seminaliter insitae), capaces de engendrar eterna- mente seres vivos, pudo compatibilizar la_ortodoxia cristiana con el espontanefsmo, La ciencia oficial arabe acepto igualmente los principios de la creacién esponta- nea de la vida. Asi, v.gr., Ibn Tufail en su novela filoséfica Hayy ibn Yagzan hace nacer a su héroe Hayy del barro por el influjo de las almas que provienen de Dios. La idea de obtener gusanos tras la exposicion de la carne al calor y al aire arraigé durante muchas centu- rias, De este modo, la generacién espontdnea de la vida a partir de la materia en descomposicion era de acepta- cién general hasta el siglo XVII, hasta el punto de que tuna personalidad tan eminente como el médico y natu- ralista flamenco Jan Baptista van Helmont (1577-1644) sostenia haber visto surgir ratas del salvado y trapos viejos, Iegando a publicar una receta para producir estos murinos a partir de dichos materiales. Un miem- bro de la Accademia del Cimento, el florentino Fran- cesco Redi (1626-1697), haria tambalear los fundamen- tos de tales concepciones al demostrar inequivocamen- te que las larvas de mosca que aparecian junto a restos de carne en descomposicién se formaban realmente a partir de los huevos depositados por estos insectas™. Redi llegs a describir hasta 108 clases de helmintos, 28 insectos y dcaros que exan pardsitos de animales vivos en sus Osservazione intorno agli animali viventi che ‘si trovano negli animali viventi (1684), sugiriendo ademas su posible ciclo evolutivo. Las doctrinas y los trabajos de Redi sobre el origen de los insectos fueron confirmados en 1700 por un discipulo de Malpighi y alumno del propio Redi en la Universidad de Florencia llamado Antonio Vallisnieri (1661-1730), que rechaz6 la hipétesis de la generacién espontanea al comprobar ‘que los insectos de las agallas de las hojas se originaban a partir de los huevos", En 1718 Louis Joblot* arreme- tid contra los espontanetstas con sutiles experimentos, que no convencieron a sus oponentes. Parece bastante obvio que muchos cientificos de los siglos XVI y XX no comprendian la dificultad de esterilizar una solucién organica, més ain cuando ignoraban la presencia de esporas bacterianas que eran muy resistentes al calor. E] cientifico inglés John Turbeville Needham (1713- 1781) y el prestigioso naturalista George Leclerc, Con- de de Buffon (1707-1788), habian realizado una serie de experiencias que no lograron desacreditar la doctri- na de la generacin espontinea de la vida. Pero los inconvenientes més serios que planteaba la solucién de las ideas espontaneistas acerca de la generacién de la vida microscépica eran fundamentalmente de indole técnica. Asi lo manifesté Pancaldi en su obra monogré- fica La generazione spontanea nelle prime ricerca dello Spallanzani. Contra las concepciones de J.T. ‘Needham reaccionaria visceralmente Lézaro Spallanza- ni (1729-1799), profesor de historia natural en la Uni- versidad de Pavia (1769-1799), realizando una serie de experimentos, entre 1765 y 1776, con los que demos- tré palmariamente que era posible eliminar por calenta- smniento los microorganismos presentes en un caldo con tal de que el recipiente en el que se guardase esluyiese cerrado, Llegé as{ incluso a clasificar fos germenes segin su resistencia a la ebullicién, pero las polémicas contivaron, Los experimentos del quimica Franz Schulze (1815-1873), Theodor Schwann (1810-1882), Theodor von Dusch (1824-1894), y muchos otros, auun- que bien disefados, no lograron echar por tierra las teorias espontaneistas que gozaron de sélide predica- mento hasta después de la mitad del siglo XIX. La funcidn del aire como transportador de gérmenes vivos, puesta de manifiesto con las experiencias de Needham y Spallanzani, abrié el debate y propicié la discusién hasta limites insospechados, siendo an acicate sin pre~ cedentes para el progreso tedrico y practico de la mi- crobiologia, PASTEUR Y EL DESARROLLO CIENTIFICO DE LA MICROBIOLOGIA Las largas polémicas en torno a la hipdtesis biogené- tica quedaron zanjadas cuando Louis Pasteur (1822- *W. Konarski: "Un savant Barrisien précurseur de M, Pasteur: Louis Jabjot 2845-1723)", Mém, Soc let. se. ef ars de Bar-le-Duc. 1895, 3° 3. iv, 205-333, Inmunologia J MAZAWA Y BL REINA ARINO.~ IM LA GENERACION SSPONTANEA DE L.A VIDA 8 LA MICROMIOLOGIA CIBNTIFICA. NOTAS PARA UNA iUSTOR:A 1895) en 1861, dos afias después de la controversia piiblica que sostuvo con Pouchet, probé inequivocamen- te que el aire, en efecto, llevaba en suspensién gérme- nes que podian ser atrapados mediante unos “filtros de aire” que él mismo habia diseiiado. El transporte de gérmenes en el polvo fue corroborado por cl galeno inglés John Tyndall (1820-1893), al concebir un méto- do para destruir las esporas bacterianas tras calenta- mientos sucesivos y para el que, y en su honor, se acuiié el término de tindalizacién, E} auge de la micro- biologia se halla también en intima relacién con el de la investigacidn de los productos quimicos de la fermenta- cién*, En este campo Pasteur lev6 a cabo contribucio- ‘nes notabilisimas al emprender estudios microseépicos sobre las propiedades opticas de los cristales de tartra- to, lo que le condujo a descubrir los productos quimicas del acido lactico (1875) y su implicacién en los procesos de la fermentacion. Sin embargo, el prestigio del gran quimico alemdn Justus yon Liebig (1803-1873), que consideraba a la fermentacién y a la putrefaccién como procesos degenerativos, impidid que las ideas del qui- nico francés tuvieran una aceptacién inicial. Pero rapi- damente Pasteur demostraria al mundo ia verdad de sus estudios. Descubrié que ia fermentaciin alcohdlica era causada por unos microorganismos o “fermentos” que consiguié aislar a partir de las pieles de frutos maduros“, En este dificil terreno descollé igualmente Louis Jacques Thénard (1777-1857), que en 2803 Io- graria relacionar la fermentacion del jugo de grosella con las conservas de frutas, asf como Nicolas Appert (2750-1841), fiel precursor de los sistemas de ester! zacién tat como recoge en su obra L’Art de conserver pendant plusiers années toutes les substances anima les et végétales (1803). A pesar de estos significativos avances, el descubrimiento de la accion de las levaduras en Jos procesos de fermentacién no se produciria hasta 1837, mezced a las aportaciones de Theodor Ambrose Hubert Schwann (1810-1882), Charles Cagniard de La Tour (1777-1879) y Friedrich Traugott Kiitzing (1807- 1903), Las repercusiones econémicas de la investigacién basica sobre quimica de fermentos durante estos atios, a partir sobre todo de los resultados de las experiencias de Pasteur, fueron muy importantes y estimularon la investigacién bioldgica con fines industriales, Ello expli- ca que bidlogos de gran reputacién trabajaran en los, laboratorios de las fabricas de fermentas y licores a finales del siglo pasado: Emil Christian Hansen (1842- 1909) en el Instituto Carlsberg de Copenhague y Mar- tinus Willem Beijerinck (1851-1931) en Delft (fig. 1). La comunidn de intereses entre agroquimicas y biélo- 08 cristalizé en la investigacién de abonos nitrogena- dos para la fertilizacion de los suelos, pudiéndose llegar a explicar el ciclo det nitrégeno. Pero la influencia de las opiniones del gran quimico Jons Jacob Berzelius (1779-1848) se hizo notar y se continué considerando “Chr. Roche, Ph., Les pricursours de Pastew, hisloive des fermenta- ions, 1904-1905, Panis, tesis n° 434, 3 De ua PRTOUOOIA INFECCIOSA, Fig. 1. Martinus Beijerinck (1851-1931) que la fermentaciGn obedecia a principios puramente quimicos, En el fondo ef tema que subyacia a estos enfrentamientos dialécticos era el de definir la vida y su generacion, Se investigé mucho también en la putrefac- cién, especialmente como causa morbosa. Una de las contribuciones pioneras en este campo partié del ya mencionado B, Gaspard (1788-1871), al desarrollar una serie de experiencias, entre 1822 y 1824, con animales a los que inyectaba pus o diferentes materias organicas en descomposicicn estudianda los efectos de esta “into- xicacién putrida”. Unos afios después, Pierre A, Piorry (1794-1876) creé el término de septicemia para refe- irse a la intoxicacién piitrida de la sangre, y el de piemia para designar ta presencia de pus. En 1849, Charles-Emmanuel Sédillot (1804-1883) acui el voca- blo “microbio". Los primeros intentos para explicar los mecanismos de la septicemia se debieron a Peter Lud- vig Panum (1820-1885), involucrando a diferentes ve- nenos quimicos*. El efecto del aumento de la virulencia de la sangre piitrida por pases sucesivos en animales fue demostrado en 1869 por Léon Coze (1817-1896) y Vietor Timothée Feltz (1835-1893), y confirmado por Davaine. Sin embargo, la falta de un conocimiento

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