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CORRESPONDENCIA (1916-1955) MAX BORN-ALBERT EINSTEIN “Tu crees en el Dios que juega alos dados y yo en un orden y ley acabados de un mundo que , de una manera frenéticamente especulativa, estoy tratando de capturar.”” Asi, al escribir Einstein a Max Born en 1944, resumia dos actitudes totalmente opuestas hacia la ciencia, que nunca se reconciliaron a lo largo de esta serie de cartas. Al sostener Born que la base del mundo material era el comportamiento puramente casual de las particulas elementales de! atomo, compartia el punto de vista de la mayor ia de los cientificos; no obstante, Einstein siguié pensando que todos los hechos debian tener su causa y busco constantemente una explicacion més profunda que debia poner en orden el aparentemente caético mundo subatémico. Sus conflictivas perspectivas proporcionan el estimulo intelectual de la mayer parte de esta correspondencia Sin embargo, en el momento en que los politicos advertian el aterrorizante poder de la fisica atomica para proporcionar armas de inesperada destructividad, ni Born ni Einstein dieron la espalda a las implicaciones sociales de la nueva ciencia. Al principio, sus cartas compartieron un tono de preocupacion, al final, cuando la bomba atémica fue usada y Ia inocencia de la ciencia fue relegada, ellos s6lo pueden lamentarse de “la desgracia que nuestra alguna vez hermosa ciencia ha traido sobre el mundo’. Las repercusiones cada vez més amplias de la guerra dominan muchas de las cartas, pues tanto Born como Einstein se vieron obligados a escapar de Alemania durante el régimen de Hitler y las cicatrices de laexperiercia perduraron tanto que Einstein no se sintié nunca capaz de regresar. A pesar de sus diferencias cientificas, Born y Einstein sostuvieron una rara y cercana amistad durante nas de cuarenta afios, hasta la muerte de Einstein en 1955 (Max Born vivid hasta 1970). Durante largos perfodos estas cartas fueron el Unico lazo entre ellos. Ya sea compadeciéndose por la condicion de judios alemanes en el exilio, o deleitandose con las canciones y poemas de Hedwig, la esposa de Born, 0 intercambiando penetrantes y, frecuentemente, satiricos comentarios acerca de sus colegas cient /ficos, 103 dos hombre! muestran de principio a fin la calidez esencial y la generosidad de sus personalidades. Como escribe Bertrand Russell en el prélogo: “En una época de mediocridad y pigmeos morales, sus vidas brillan con una intensa belleza. Algo de esto se publicacién’ refleja en su correspondencia y el mundo se enriquece con su I Correspondencia (1916-1955) ALBERT EINSTEIN MAX Y HEDWIG BORN Max y.Hedwig Born Correspondencia ag bad me 1538 118%) traduccién de FELIX BLANCO Albert Einstein @ (las cartas 77, 78 y 80 Hedwig y Max Born eron traducidas de . Deca ad en inglés) CORRESPONDENCIA e 1916-1955 cartas de bom © 1971 g. v. r. born, i. newt cartas de einstcin © 1971 estate of albert eins comentarios © 1971 g. v. x. born titulo original: einstein-bom briefwechsel fohn, m. pryce primera edicién en espaficl, 1973 © siglo xxi editores, s. a. derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico printed and made in mexico INDICE PRESENTACION DE BERTRAND RUSSELL PREFACIO DE WERNER HEISENBERG CORRESPONDENCIA 1916-1955 APENDICES 1 A Einstein en su 39 aniversario, 14 de marzo de 1918 1 Auf einem schlafenden Alten (escultura de Margot Einstein) {NDICE DE NOMBRES one 291 293 297 303 [RARER ERE RERARARAS PRESENTACION La correspondencia de Albert Einstein con Max Born despertara gran interés, no s6lo entre los hombres de ciencia sino también en un ptiblico muy amplio. Los dos fueron cumbres de la ciencia en nuestro siglo, los dos se interesaron en cosas muy diversas y los dos tuvieron una conciencia nada comin de la tesponsa- bilidad social del cientifico. Estas cartas, que es evidente no estaban destinadas a la publicacién, dan fe de sus esperanzas y ansicda- des, en la guerra como en la paz, de sus pensamientos privados acerca del progreso de ‘su labor y la de sus colegas, y contienen un material inapreciable para la historia de la ciencia. Reflejan también algo de la nobleza de sus vidas. Durante muchos ailos tuve ocasién de apreciar su amis- tad. Ambos fueron excelentes, modestos y exentos de todo temor en sus manifestaciones ptiblicas. En una época de mediocridad y de pigmeos morales, esas dos vidas brillan con intensa belleza. Algo de su brillo se refleja en esta correspondencia, cuya publicacién enri- quece al mundo. BERTRAND RUSSELL oy PREFACIO La teoria de la relatividad y la de los cuantos, bases tedricas de la fisica moderna, suelen considerarse sis- temas abstractos de ideas, inaccesibles a los no inicia- dos y en los que diffcilmente se reconoce su origen humano, Pero esta correspondencia de Albert Ein- stein con Max Born y su esposa aclara precisamente el lado humano de la ciencia en desarrollo, Einstein y Born estuvieron en primera linea en la formacién de la fisica moderna. Al empezar esta correspondencia, en 1916, Einstein acababa de poner el punto final a sus trabajos acerca de la teoria general de la relativi dad y dedicaba sus esfuerzos a los fenémenos cuanti- cos, todavia muy enigmaticos. En los efios siguientes dio Born, con sus discipulos de Gotinga, pasos deci- sivos para la comprensién de esos mismos fenémenos. Nada explica mejor las dificultades, excepcionalmente grandes, que se oponfan al entendimiento de los fe- némenos atémicos (a pesar de los muchos datos ob- tenidos ya experimentalmente) que el hecho de que ambos cientificos, que en lo humano estaban tan cerca uno del otro, no lograran ponerse de acuerdo en cuan- to a la interpretacién definitiva de la teoria cudntica. Pero esta correspondencia no es un mero testimonio de sus casi dramdticas disensiones acerca de la debida interpretacién de los fendmenos atémicos, sino que muestra también cémo entran en el debate problemas humanos, politicos e ideolégicos, y por eso tiene tan importante papel en estas cartas la historia del perio- do 1916-1955. Tanto Einstein como Born, ardiente- mente interesados en las estructuras sociales que los ro- deaban, participaron activamente en la historia de su época, padeciendo y esperando, y para muchas perso- [2] PREFACIO 3 nas que entonces también padecieron y esperaron de otros modos resultard instructivo contemplar el mundo de aquellos dias con los ojos de estos dos eminentes cientificos. En 1916 estaban Einstein y Born en Berlin. Ein- stein desempefiando un puesto de investigacién para la Academia de Ciencias de Prusia y Born, que era pro- fesor extraordinarius de fisica tedrica en la Universidad berlinesa, cumpliendo su servicio de guerra en calidad de colaborador cientifico de la Comisién Exaniinado- ta de Artilleria en Berlin. Poco después de terminar la guerra fue Born profesor ordinarius de fisica tedrica en la Universidad de Gotinga mientras Einstein empren. dia vastas giras para dar conferencias en muchas uni versidades de América, Asia y Europa. Ki modo de trabajar de ambos cientificos era muy distinto. Fundamentalmente, Einstein trabajaba solo. Verdad es que gustaba de charlar con otros fisicos de sus problemas y una que otra vez solicitaba la colabo- racin de algtin joven investigador, sobre todo matema- tico, para que lo ayudara en dificiles averiguaciones de matematicas. Pero Einstein no practicé la ensefanza normalmente, como solia hacerse en las universidades, y daba la impresién de que incluso en los trabajos que publicé en colaboraciéni la inspiracién y la direccién eran en lo csencial suyas. En cambio Born habia fundado en Gotinga una es- cuela de fisica tedrica. Daba cursos normales, organi- zaba seminarios y pronto consiguié reunir en torno suyo una cohorte de’ excelentes fisicos jévenes, con ayuda de los cuales traté de penetrar en la terra ignota de la teorfa cudntica. Era Gotinga entonces uno de los mas importantes centros mundiales de la fisica moder- na, La tradicién matematica se habia ido manteniendo en la pequefia poblacién universitaria durante mas de un siglo con algunos muy ilustres nombres: Carl Fric- drich Gauss, Bernhard Riemann, Felix Klein, David Hilbert. .. todos profesaron en Gotinga. Era pues esta 4 PREFACIO ciudad la que ofrecia las mejores perspectivas para el estudio de las leyes mateméticas que explican los fe- némenos atémicos. EI fisico experimental James Franck habia despertado alli, con sus experimentos sobre las colisiones electrénicas, cl interés de los fisicos jvenes por el curioso comportamiento de los atomos expues- tos a la radiacién. Bor y sus discfpulos estaban em- peitados en descubrir las leyes fundamentales de la na- turaleza subyacentes en aquellos experimentos. Asi se habfa creado una animada atmdsfera intelectual donde la conversacién giraba con mucha mayor frecuencia en torno al comportamiento de los electrones dentro del 4tomo que a los acontecimientos del dia o las cues- tiones politicas. Born y su esposa Hedwig eran quie- nes cuidaban, tanto en lo cientifico como en lo huma- no, aquel grupo de jévenes fisicos, que en su mayoria apenas Iegaban a los 25 afios, La casa de Born siem- pre estaba abierta a las reuniones sociales con jévenes, ¥ quicnquiera que encontraba aquella juvenil tropa en el comedor de la Universidad o esquiando en el Harz sin duda debia preguntarse cémo hacian sus profesores para mantener su interés en una ciencia tan abstracta y dificil, Parte de Ja gran tragedia alemana fue que la revolucién de 1933 pusicra siibito y violento fin a aquella vida cientifica, Born y Franck hubieron de sa- lir de Alemania. Born hallé nueva esfera de actividad en Inglaterra; Franck, en los Estados Unidos. En 1923 volvia Einstein a Berlin de su gran gira por todo cl mundo y participaba con regularidad en €l coloquio que reunja a Ia élite de Ja fisica berlinesa (entre otros Max Planck, Max von Laue y Walther Nernst) y donde se discutfan los problemas locales de la investigacién. Las observaciones que entonces ha- cia Kinstein y las pliticas privadas a que solfa invitar a los hombres de ciencia en su propia morada tal vez fueran la parte més importante de su actividad educa- cional en aquel tiempo. Pero inchiso esta limitada accién dentro de un reducido circulo pronto hubo de PREFACIO 5 ser aminorada por los acontecimientos politicos, cuyas consecuencias eran més dificiles de rehuir en la gran urbe berlinesa que en la pequefia y cordial poblacion universitaria de Gotinga. Einstein vefa Megar la catas- trofe politica; por eso contrajo nuevos compromisos en California y después de 1933 hallé un lugar de tra- bajo definitive en Princeton, que en los siguientes de- cenios se transformé en uno de los mds importantes centros de investigacién de los Estados Unidos. Los temas cientificos centrales de la correspondencia entre Einstein y Born fueron la teorfa de la relatividad y la cuantica. No habiendo entre ellos diferencias de opinién sobre la teorfa de Ja relatividad y su formula- cién del tiempo y el espacio, las discusiones mAs inte- resantes se relacionan con la interpretacién de la teo- ria de los cuantos. Einstein estaba de acuerdo con Born en que la férmula matemitica hallada en Gotin- ga y redondeada posteriomente en Cambridge y Co- penhague para la mecdnica cudntica describfa muy bien los fenémenos que se producian dentro del tomo. Tam- bién estaba dispuesto a conceder que, de momento por lo menos, debja aceptarse como una hipétesis de trabajo la interpretacién estadistica que Bor formu- lara de Jas funciones de onda de Schrédinger. Pero se negaba a reconocer que la mecénica cudntica fuera una explicacién definitiva, y sobre todo completa, de aque- llos fenémenos. Parte de su actitud filosofica funda- mental eran la conviccién de que el mundo podia divi. dirse cabalmente en una parte objetiva y una subjetiva y la hipétesis de que debfa poderse hablar con preci- sién inequfvoca de la parte objetiva. Pero la mecénica cuintica no podia satisfacer estos postulados einsteinia- nos, ni parece probable que la ciencia halle jamds cl camino hacia ellos. Los comentarios que en este libro hace Born a algu- nas de las cartas, que nos dicen mucho ademas acerca de las dificiles circunstancias en que entonces tenia que desenvolverse la fisica, nos hacen yer en toda su ya PREFACIO complejidad este problema central. Naturalmente, todo trabajo cientifico est4 basado, consciente o inconsciente. mente, en una posicién filoséfica o una determinada estructura mental, que prestan al pensamiento un sélido punto de partida. Sin esta definida actitud, los concep- tos y las asociaciones de ideas dificilmente pueden al- canzar el grado de claridad y lucidez esencial para el trabajo cientifico. La mayoria de los cientificos estan dispuestos a aceptar nuevos datos empiricos y recono- cer nuevos resultados con tal de que quepan dentro del marco de su posicién filoséfica. Pero en el curso del progreso cientifico puede ocurrir que toda una nue- va gama de datos empiricos sélo pueda ser cabalmente comprensible haciendo él enorme esfuerzo de ensan- char el marco filoséfico y modificar la misma estructu- ra del pensamiento. En el caso de la teorfa de los cuantos, Einstein estaba visiblemente muy poco dis. puesto a dar ese paso, o tal vex ya no pudicra darlo. Las cartas cruzadas entre Einstein y Born y los co- mentarios que después les afiadié el segundo muestran en forma emocionante hasta qué punto influyen las po- siciones fundamentales en materia filosdfica y humana en la labor del cientifico, que por su propio contenido parece sin embargo tan alejada de todo lo humano. No debe de todos modos, como ya dijimos, conside- Tarse que esta correspondencia sea tan sélo un valiosi- simo documento para la historia de la ciencia contem- pordnea. Es también el testimonio de una actitud hu- mana que en un mundo cuajado de calamidades po- Iiticas quiere ayudar, con la mejor de las intenciones, siempre que sea posible y que en el fondo tiene por mas importante el amor al prdjimo que todas las ideo- logias politicas. WERNER HEISENBERG AGRADECIMIENTOS Por el permiso de utilizar las cartas de Kinstein quedo grandemente agradecido a su ejecutor testamentario, se- fior Otto Nathan, de Nueva York; estoy ademas agra- decido a la sefforita Helene Dukas, que fuera secreta- ria de Einstein, quien me preparé y envié fotocopias de esas cartas. La sefiora Franca Pauli me ha permitido amablemente hacer uso de algunas cartas de su difunto esposo, el profesor Wolfgang Pauli, por lo cual le es- toy profundamente agradecido. También debo agrade- cimiento al profesor Armin Hermann, de Stuttgart, por su valiosa ayuda en Ja lectura de las prucbas de im- prenta, De todo coraz6n agradezco asimismo al lord profesor Bertrand Russel por su calurosa presentacién de esta obra y al profesor Werner Heisenberg por su amplio y comprensivo prefacio. A la Nymphenburger Verlagshandlung y al editor Berthold Spangenberg agra- dezco su disposicién a publicar esta correspondencia y darle una hermosa vestidura. A Ia sefiora Hedwig Geib, su cuidadosa trariscripcién mecanogréfica de un manuscrito con frecuencia ilegible. Y finalmente a mi hijo, el profesor Gustav V. R. Born, de Londres, su actividad en todos los asuntos de tipo editorial rela- cionados con la publicacién de esta obra. MAX BORN (71 CORRESPONDENCIA 1916-1955 El famoso trabajo de Einstein que contenfa los funda- mentos de su teorfa de la relatividad aparecié en. 1905, en el mismo volumen de los Annalen der Physik que contiene otros dos trabajos suyos de excepcional im- portancia: la hipétesis del cuanto de luz y la teoria estadistica del movimiento browniano. Era yo enton- ces estudiante en Gotinga y participé en un seminario dirigido por los matemdticos David Hilbert y Hermann Minkowski, Se trataba el tema de la electrodinamica y la éptica de los cuerpos en movimiento, el mismo que fue el punto de partida para la teorfa de la re- latividad einsteiniana, Estudiamos alli trabajos de H. A. Lorentz, Henri Poincaré, G. F. Fitzgerald, Larmor y otros; pero no se mencioné a Einstein. Estos pro- ‘blemas me parecieron tan cautivadores que decid con- sagrarme a la fisica te6rica. Pero por otras razones* hube de posponer la profundizacién en la electrodi- ndmica. Después de mi graduacién (1906) reemprendi el estudio abandonado y atendi en Cambridge, Ingla- terra, cursos de Larmor sobre los uiltimos descubrimien- tos en relacién con Ia teoria del electromagnetismo de Maxwell y de J. J. Thomson sobre los progress ex- perimentales de la teorfa de los clectrones. ‘Tampoco se mencioné aqu{ el nombre de Einstein. Después (1907-1908) quise desarrollar mi destreza experimental en el Instituto dirigido por Lummer y Pringsheim en mi ciudad natal, Breslau, y me uni a un activo grupo de jévenes fisicos, entre ellos Rudolf 2 Las he mencionado ya en diversos lugares, por ejemplo en Erinnerungen an Einstein, publicado en Physik im Wandel meiner Zeit, Brunsvic, 1957, y en Ia introduccién a mis traba- jos en las Ausgewdhlten Abhandlugen, editadas por la Acade- mia de Gotinga. [iy] 0608 OOOOOHHOOHOHOHHHOHHHCOHEHESEOSEO* 12 CORRESPONDENCIA Ladenburg, Fritz Reiche y Stanislaus Loria, Estudié- bamos la literatura mas reciente sobre fisica y haciamos comentarios acerca de lo leido. Una vez mencioné las contribuciones de Minkowski a los seminatios de Go- tinga, que contenfan ya en germen su descripcién cua- tridimensional del campo electromagnético, publicada después (1907-1908), y Reiche y Loria me hablaron del trabajo de Einstein y me incitaron a estudiarlo. ‘Asi lo hice, y al punto quedé hondamente impresio- nado. Todos comprendiamos que habfa surgido un ge- nio de primera magnitud, Pero nadie sabia nada de su persona ni de su vida, salvo que era empleado de la Oficina de Patentes de Bema, Suiza, Entonces deci- dié Ladenburg aprovechar unas vacaciones para ir a verlo, y lo que conté después fue lo primero que supe del hombre Einstein, que ya entonces era como siem- pre se le conocié después: sin pretensiones de ninguna clase, de costumbres sencillas y modestas, amable y ge- neroso, pero leno de ingenio y humor. Ladenburg ve- nia entusiasmado y nos interesé mucho por el gran desconocido. Pasé todavia cierto tiempo antes de que lo cono- ciera yo personalmente, cosa que sucedid en 1909, en la asamblea de hombres de ciencia de Salzburgo. En diversas ocasiones he descrito ya lo que ocurrié enton- ces y en los afios subsiguientes, en los cuales se desarro- 116 nuestra amistad,? y no voy a repetirlo. Pero si diré las circunstancias que nos pusicron ea contacto, Ha- Dia sido Einstein nombrado sucesor del difunto J. H. van't Hoff (1913) cn un puesto de investigacién de la ‘Academia de Ciencias de Berlin y hecho miembro or- dinario de la seccién de fisica matemdtica, Un aiio 2 Einsteins statistische Theorien, Physik und Relativitit, At bert Kinstein und das Lichtquantum, Erinnerungen an Einstein, todas en Physik im Wandel meiner Zeit, 4* ed., Brunsvic, 1966 “Véase también Max Born, Von der Verantwortung des Natu awissenschaftlers (1965) y Der Luxus des Gewissens (1969), ambos en la Nymphenburger Verlagshandlung, Munich. [e.] | | | ‘CORRESPONDENCIA 13 después, a poco de haber estallado la primera guerra mundial, me hicieron extraordinarius de fisica tedrica en la Universidad de Berlin, puesto creado para exo- nerar a Planck de sus tareas docentes. Esto no me sirvié gran cosa, ya que no tardaron en llamarme (ve- rano de 1915) para el servicio militar. Tras breve for- macién, de radiotelegrafista de aviacién, en el campo de Déberitz fui enviado a la Inspeccién de Artilleria cn calidad de colaborador cientifico. El edificio donde estaban las oficinas, situado en la calle de Spichern, quedaba muy cerca de la morada de Einstein, Haber- land strasse mim. 5. Por eso era frecuente que fuera a visitarlo y a charlar con él. Y nos enten- diamos no sélo en Io cientifico sino también en po- Iitica, asi como en nuestra actitud hacia todas las re- laciones humanas. No puedo decir con seguridad si en los afios prece- dentes hubo un intercambio de correspondencia entre Einstein y yo, ya que no queda ninguna prueba, Pero se me hace dificil creer que en un tiempo (1912) en que yo estaba colaborando con Theodor von Karman en el desarrollo de la teoria einsteiniana sobre el calor espe- cifico de los sélidos no hubiera escrito nada a Einstein al respecto. Es de suponer que entonces no guardaba yo las cartas. Las primeras cartas de Einstein a mi mujer y a mi datan de 1916. Hasta 1920 no hay cartas de nosotros conservadas por Einstein. Los comentarios que escribi en 1965 se fundaban por ello en mi memoria para ese perfodo, E] primer documento conservado es una tarjeta pos- tal dirigida a mi y relativa a asuntos cientfficos; en ella se ve que la envié Einstein desde su departamento de Wilmersdorff a mi direccién de Teplitzerstrasse, Grunewald. ? [1] 27 pe resrERo ve 1916 ist} Domingo, 27 de jebrero de 1916 Querido sefior Born: Esta mafiana recibi las pruebas corregidas de su tra- bajo para la Physikalische Zeitschrift, que let no sin cierto rubor, pero al mismo tiempo con la feliz sensa- cién de haber sido completamente entendido y reco- nocido por uno de mis mejores coleges. Mas aparte del contenido material, fue el sentimiento de amistosa beneyolencia que emanaba del escrito lo que me dio gusto, por set algo tan raro de hallar ¢ la fria Iuz de los estudios cientificos. Le agradezco de todo corazén esta gran alegria que ha tenido a bien darme. Le saluda atentamente. Suyo, A. Einstein El articulo que tanto gusto diera a Einstein Mevaba por titulo La teoria de la gravitacién de Einstein y la relati- vidad general.? Hoy no escribiria yo de otro modo al res- pecto. Con el tiempo se ha puesto de moda considerar secundaria la relatividad de la teoria general cinsteiniana y ver lo esencial en la nueva ley de la gravitacién. No puedo compartir esta opinién, representaca en particular por mi amigo y ex colaborador, el ruso V. Fock. El punto de partida de Einstein era el hecho empitico de la igual- dad de la masa inerte y la gravitacional. De ahi se deduce que un observador encerrado dentro de una caja no pue- de distinguir si la aceleracién de un cuerpo dentro de la caja se debe a un campo gravitacional exterior o a una aceleracién de la caja misma en direcciér. contraria, La existencia y la magnitud de un campo gravitacional den- tro de un pequefio espacio sélo puede afirmarse en rela. cién con determinado sistema de referencia (acelerado). Tal fue el fundamento histérico de la teorla y todavia ¢s, mi modo de ver, el enfoque razonable. Lo apliqué en el libro Die Relativitdistheorie Einsteins, que publi qué en 1920, y lo he mantenido en Ia reclaboracién tlti- mamente aparecida. Creo que es bastante justo, tanto por ® Physik. Z., 17, 1916, p. 51 [2] 8 DE sepriemmre ve 1916 oe) Jo que toca a la intencién de Einstein como objetivamente. La carta a mi esposa que viene a continuacién s6lo cs comprensible sabiendo que existia una relacién de amis- tad entre el matrimonio de Kinstein y el nuestro. Mi esposa Ia ha descrito en un articulo que aparecié hace unos afios en la revista Weltwoche,* donde explica la relacion existente con el poema y la puerca flamenca. 2] 8 de septiembre de 1916 Muy estimada sefiora de Born: Su poema me dio mucho gusto, sobre todo porque es sefial de un feliz estado de dnimo, pero también por- que lo es de que se leva usted muy bien tanto con Jas musas del Parnaso como con la puerca flamenca. Aunque esta dltima en yerdad no era necesaria para hacerme ver con los mas atractivos colores un par de horas vespertinas a gusto en su retiro de ustedes. El libro ® lo he lefdo con gran interés. No cabe duda de que lo ha escrito, en forma muy interesante, alguicn que conoce a fondo el alma humana. Creo por lo de- mis haber encontrado al autor en Praga. Me parece que pertenecia a un pequeito circulo plagado de filo- soffa y sionismo que se agrupaba vagamente en torno a los fildsofos de la Universidad, pequefia tropa de regusto medieval, de gentes ajenas al mundo, que ya habra conocido usted leyendo la obra. Los saluda atentamente, de ustedes, Einstein Adjuntos Ie envio los dos trabajos que queria. El li- bro lo Ievaré yo personalmente. La proxima carta de Einstein esta también dirigida a mi + Einstein ganz privat, contenido en 1. y M. Born, Der Lacs des Gewissens, Nymphenburger Verlagshandlung, Munich, 1969. 5 Se trata probablemente de una obra de Max Brod. 16 [3] 8 pe rroreno pe 1918 esposa. Pero su contenido me concernfa tanto como a ella. Creo que yo estaba ausente en un viaje oficial. [3] 8 de febrero de 1918 Querida sefiora de Born: Su detallada carta con sus benéficas manifestaciones de simpatfa y confianza me dio mucha alegria. Pero Ie contestaré a clla en forma de mondlogo, para elimi- nat por completo la odiosa sima entre el “ti” y el “yo”. Laue quiere venir aqui. Hace cierto tiempo tuvo la suerte de lograr aqui un puesto de investigador, me- diante una beca privada, sin obligacién de ensefiar. Y cntonces justificaba su afin de ira Berlin con su aver- sién a Ja ensefianza, Pero como al parecer no podria realizarse su plan, piensa en cambiar de puesto con su marido, Su deseo principal es pues “Berlin”, y el mo- tivo, la ambicién (de la esposa?). Planck lo sabe, pero el Ministerio seguramente no. ‘Todavia no he hablado de esto con Planck. Supongo que sus esfuerzos se d gen a convertirse en cl sucesor de Planck. ;Pobre tipo! Nerviosa sutilidad. Afanarse en lograr zlgo que va con- tra su desco natural de vivir tranquilamente, sin com- plicadas relaciones humanas. A propésito de esto Ie ruego lea cl bonito cuentecito de los caracoles de An- dersen. Visto objetivamente, el plan de Laue tiene probabilidades de éxito con dos condiciones: 1] Que represente un ingreso suficiente para Laue el empleo de ustedes. 2] Que su marido esté dispuesto a andar cambian- do puestos. Ahora bien: suponiendo que se cumpla la condi cién 1, queda la cuestién de si ustedes aceptarin, Se- guramente cs la que ya preocupa a usted. Mi opinién es: aceptar incondicionalmente. No necesito decirle cudnto los quiero y cuén contento [4] 24 pe yonto ve 1918 17 estoy de tenerlos por amigos y compatieros en este yermo. Pero no debe rechazarse un Puesto tan estu- Pendo, donde se disfruta de total independencia. Hay allf una esfera de actividad mis grande y libre, y con mas oportunidad para su marido de desplegar sus po- deres. Lo ms importante es que vivir cerca de Planck constituye una alegria. Pero cuando Planck al fin se retire no pueden ustedes estar seguros, aunque su ma- rido siga alli, de aleanzar su puesto. Y si fuera otro cl que Jo lograra, la cosa tal vez resultara menos agra. dable. Es necesario prever todas las posibilidades y no €s bueno arriesgarse innecesatiamente a ésta, au, Cidense y tomenme por ejemplo, Yo ya no puedo Subir’. La saluda cordialmente, asi como a sus hijos ya su duetio y sefior, que espero vuelva pronto, Suyo, Einstein No creo que Einstein haya seguido después atribuyendo 2 Laue el motivo de la ambicién, Entonces no conocis bien todavia a Laue, seguramente. Posteriormente lo se. conocié no sélo como fisico sino tambien concn persona perfectamente honorable y recta, como puede verse on otra carta (la 81). A mf me dijo Laue que su afin de ir @ Berlin se debfa menos a su aversién por Ja ensefianza que a su deseo de estar cerea de su admirado y querido maestro Planck, Sigue una carta sin diteccién, probablemente enviada en Berlin, de domicilio a domicilio. 4] 24 de junio de 1918 Querido Born: Mafiana tenemos que ir a nuestra casita de campo de Abrenshoop (de la sefiora Ronow de Nieman). Sir, van estas letras de solemne despedida, Con ellis va un “regalo de Dénae”. Con ayuda de Haber pude conseguir a Nordstrim el permiso (de la direccién) [5] para su viaje a Finlandia. Ahora querria volver a Ho- landa y ya no puedo ocuparme en eso, desgraciada- mente. Por eso le ruego se lo arregle. Corre prisa, por- que Ia sefiora de Nordstrém va a tener un bebé, y quisiera dar a luz en Holanda. Deseo que lo pasen bien usted y sv pequefia compa- afa. Suyo, Einstein Espero le Iegaran los 40 marcos que le envié por co- rreo ordinario. El fisico finés Nordstrém habfa formulsdo, casi al mismo tiempo que aparecfan las primeras publicaciones de Ein- stein sobre la teoria general de la relatividad, una teorfa rival relativista de la gravitacién con un solo potencial escalar, como en Newton, mientras en Einstein determi- -nan el campo gravitacional los diez componentes de un tensor simétrico. Las ideas de Nordstrém eran ingeniosas y agudas. Después supe que él habia sido mi competidor mas rudo para el puesto de profesor extraordinario en Berlin. La siguiente carta de Einstein, seguramente procedente de Ahrenshoop, sin fecha, indica que yo traté de hacer algo por Nordstrom. No puedo recordar si lo logré; y tampoco sé nada més del destino de Nordstrim, Bn Ta carta de Einstein habfa dos subrayados que parecian indi- car cierta reticencia acerca de la casita de campo y su estancia en ella. Sin duda cumplia el deseo de su segunda esposa, st prima Elsa, que lo habja atendido en una grave enfermedad y seguramente salvado de la muerte. (5) [sin fecha] Querido Born: Es usted muy amable en encargarse de Nordstrim. No tiene més que escribir al Generalstab que Nordstrém ya ha recibido permiso, a instancias de Haber, para su viaje. Después el viaje de regreso se le concederd segu- [] ramente sin dificultad. Como le comuniqué, tiene que estar de vuelta para primeros de agosto. Aqui es maravilloso. No hay teléfono, no hay nada que hacer, es una calma absoluta. Sencillamente ya no comprendo cémo se puede vivir en la gran ciudad. Y el tiempo también es maravilloso. Me la paso en la playa, tumbado como un cocodrilo, dejindome tostar por el sol, no veo una revista y lo que Haman el mun- do me importa un pito. Lo que me cuenta de la inercia en una red cristalo- grafica es muy satisfactorio, Pero solo puede tratarse de la energia eléctrica, ya que la energia potencial de las demés fuerzas postuladas no entra en Ia inercia, se- gin las leyes de la mecinica. Me gusta su modo de presentar la cosa. Estoy leyendo los Prolegomena de Kant, entre otras cosas, y empiezo a comprender la enorme fuerza de sugestion que tenfa este amigo y todavia tiene. Una vez que le ha concedido uno la mera existencia de jui- cios sintéticos a priori, estA uno atrapado. Tenge que suavizar el “a priori” en “convencional” para no verme en el caso de contradecitle, pero ni siquiera asi concuer- dan los detalles. De todos modos es muy agradable su lectura, aunque no sea tan bueno como su antecesor Hume, que tenfa un instinto mucho més seguro. Cuando esté de vuelta nos volveremos a juntar to- dos tranquilamente y volveran a acostumbrarme, con todo género de precauciones, al ajetreo de los hom- bres, que ahora he olvidado por completo. Mientras tanto, espero que su sefiora y usted estén otra vez en buen estado de salud. Nosotros, bien; hasta el pequefio harén come y lozanea. Cordiales saludos. Suyo, Einstein © Saludos atentos a su sefiora y los nifios, una vez mas. Ahrenshoop le gustaba, pues, de todos modos y Ie senta- ba bien. La observacién acerca de la inercia en las redes 20 [6] 2 pe acosto px 1918 de cristales se refiere al resultado de mis investigaciones relativas a los campos clectromagnéticos de los cristales, que he publicado en varios libros y en otras publicacio- nes. Representan el ultericr desarrollo de la fundamental obra de P. P. Ewald acerca de la dispersién en las redes cristalograficas, pero con otro método diferente, apuntado por Hilbert en una conferencia. Mi resultado era nueyo: se deducia automiticamente que la accién reciproca elec- tromagnética de las cargas de particulas de la red con- tribuye a la inercia (masa electromagnética), Pero la observacién de Einstein de que debfa tratarse de la ener- gia eléctrica era perfectamente acertada, A continuacién contiene la carta la posicién de Ein- stein respecto de la filosofia kantiana, que viene siendo un rechazo, En aquellos dias era totamente empirista y partidario de David Hume. Después cambié y lo es- peculativo con poco fundamento empirico fue desempe- iando un papel cada vez m4s importante en su pensa- miento. En cuanto a la frase final acerca del harén (no creo que diga otra cosa), no sé a qué se refiera; probablemente a la mujer y las hijas politicas. Después de esto viene una tarjeta postal con una vista de Ahrenshoop: {6] Ahrenshoop, 2 de agosto de 1918 Queridos Borns: Cuanto més se acerca la yuelta, tanto més se inquieta la conciencia y se teme un tegatio por la _pereza en escribir. Mas gc6mo puede escribir un individuo que se pasa el dia holgazancando, no ve a nadie y si acaso se da una vueltecita de media hora con los pies descalzos? Si me dejaran introduci esta costumbre (voluntariamente) en Berlin... El trébol me gust6 mucho. Se ve que representa a tres incorre- gibles loquitos bien hermanados, dos ce ellos ensimis- madbs y el tercero con la mirada perdida en el vacio. Ultimamente lef que la poblacién de Europa pasé en un siglo de 113 millones a casi 400... espantoso pen- [7] 19 De ENERO DE 1919 21 samiento, que casi le hace a uno amigo de la guerra, Que nos volvamos a ver con alegria. Suyo, Einstein No consigo recordar quiénes serian las hojas del trébol. La observacién del incremento demogrifico y de la gu ra es digna de nota. A una tarjeta postal que Elsa, la mujer de Einstein, en- vié de Arosa, Suiza, con el lago Silser, afiadid él lo guiente: (7 19 de enero de 1919 Radiante campifia y ciudadanos satisfechos, que no tienen nada que temer. Asi ¢s este pais. Pero por Dios que prefiero a las gentes con inquietudes y que no s: ben de qué estard hecho el mafiana. ;Cémo terminara todo? Uno no puede apartar sus pensamientos de Ber- lin, tan cambiado y todavia cambiante. Creo que todo estard bien una vez que haya vuelto la calma. Los j6- venes que han vivido esto no se aburguesaran tan f4- cilmente, Los saluda cordialmente, de ustedes, Einstein Era seguramente el primer viaje al extranjero de Einstein después de la guerra. Sus pensamientos estaban todavia en el Berlin sacudido por la revolucién. Las pocas pala- bras de la tarjeta muestran las esperanzas que tenia puestas en el nuevo régimen, la Repiblica presidida por Ebert. Odiaba profundamente el prusianismo, el arrogante mi- litarismo, y creia que al fin caeria y que todo seria me- jor. Yo también lo crefa entonces, y éste era uno de los vinculos de nuestra amistad. Pero estibamos totalmente equivocados, porque después fue todavia peor. Cartas pos- teriores contienen recuerdos de aquella época de espe- ranza, 22 [8] 4 pe yunto ve 1919 Después de algunas idas i i y venidas, el cambio de céte- dra entze Laue y yo fue aceptado. Logramos adquirit ice bonita casa con jardin en Frankfurt, en I calle Cronstet- er ements de Einstein a ese direccién es la [8] Berlin, 4 de junio de 1919 Querido Born: - Ya me remordia la conciencia por no haber contestado ala amabilisima carta de su esposa, y en lugar del re- gatio me llega ahora una carta encantadora de usted. Estoy feliz de que tengan ustedes un nidito tan estu. pendo, con casa y jardin, Pero no deberian cargarse con tantas responsabilidades. Ouiere convertirse en tormento para sus estudiantes y reproche para sus co- legas? Cumpliré usted también sus promesas litera. rias, por ejemplo, a Sommerfeld? Es demasiado. Si Shakespeare hubiera vivido en nuestras condiciones ac- tuales, hubiera cambiado su dicho “Jupiter se rie de los perjurios del amor”, que no deja de ser un poco duro, por “de la promesa olvidada de un informe”. Y después me dice usted que segin Oppenheim yo he hecho Dios sabe qué maravilloso descubrimiento. Pero no hay nada de eso. La modesta insinuacién que yo le hice, aquella de que le hablé a usted en el lago Grunewald, tha adquirido proporciones enormes en su féctil fantasfa. La teoria de los cuantos me hace a mi sentir del todo como a usted. En verdad que deberia uno avergonzarse de su éxito, por haberse realizado de acuerdo con la méxima jesuitica: “la mano derecha no debe saber lo que hace la izquierda”. Yo no veo la situacién politica con tanto pesimisme como usted. La situacién es grave, pero no durara. Es mds satisfac- toria para los ojos que para el estémago del “enemigo”, Sin duda Ludendorff estaba en condiciones mucho peores que los parisienses. Los franceses obran sélo por miedo. Pero Ludendorff se sentfa Napoledn. La [8] 4 pe Junio DE I9l9 gravedad de los errores franceses se compensa con una indefectible incuria, como en la que fuera cierto tiem- po mi patria: Austria.® Al final, con Ia peligrosidad de Alemania sucedera como con la unidad de sus contra- tios, amén de cierta histéresis, sin duda. zPuede permi- tirsele a un hermano x de cdscara amarga y determi- nista decir con légrimas en los ojos que ha perdido la fe en la humanidad? El impulsiyo comportamiento de Jos hombres de la actualidad en cuestiones politicas ¢s Dastante para mantener viva la fe en el determinismo. Estoy convencido de que en los afios proximos las co- sas no seran tan duras como las que hemos pasado en los wiltimos afios. Con cordiales saludos mios y de mi esposa, para us- ted y la suya. De ustedes, Einstein La aplicacién de Haber a los metales monoyalentes de su teoria de usted es desconcertante. La promesa literaria se refiere a Ia que le hice a Sommer- feld (profesor de fisica tedrica en Munich) de escribir un articulo sobre la “teorfa atémica del estado sdlido” para el tomo de Fisica en la Enciclopedia de la matemé- tied, Es un tratado bastante largo publicado también en forma de libro. El amigo Oppenheim era hijo de un prominente nego- ciante (joyero) de Frankfurt y habia fundado y dotado la citedra de fisica tedrica desempefiada primero por Laut y luego por mi. El joven Oppenheim se interesaba en la filosofia, y en. especial en los pensamientos filoséficos contenidos en Ja teoria de la relatividad cinsteiniana. Se- guramente se trata aqui de los inicios de “una teoria de Campo unificado” destinada a combinar la gravitacién y el electromagnetismo y que ocupé a Kinstein hasta el fin de sus dias. © Einstein se referia sin duda a su estancia cn Praga cuan- do fue profesor de la universidad alemana, porque Bohemia era entonces parte de Austria 24 [9] 1 pe Las observaciones politicas demuestran que en aquel tiempo yo veia la situacién con mAs pesimismo que Ein- stein. La expresién “hermano x de cdscara amarga y determinista” (deciamos x a propésito del céleulo con magnitudes desconocidas, como suele hacerse en las ma- teméticas) estaba entonces perfectamente justificada, sin duda, porque mis ideas no deterministas surgieron ’sélo algunos afios mas adclante. En cuanto a lo que significa la aplicacion de Haber a mi teoria de los metales monovalentes, ya no puedo re- cordarlo. A continuacién, una carta a mi esposa. SEPTIEMBRE DE 1919 (9) Domingo, 1 de septiembre de 1919 Querida sefiora de Born: F Estoy muy apenado con ustedes dos, y en particular con usted, sefiora, porque tardo tanto en escribirles, Ante todo, para que no se me olvide, quiero decitle que haré cuanto pueda por sacar algunos fondos del K. W. Institut para su_marido, si es posible y si los hay disponibles. Pronto los visitaré en su nuevo y agra- dable nido, con tal que no tengan a radie alojado, Es cuestién de esperar y nada mas. Con Oppenheim la cosa estuvo mal, porque mi sueldo académico no de. pende de su bolsa sino de Ja del senor Koppel. Yo no sabia que la cétedra de su marido hubiera’ sido fundada por Oppenheim... y sdlo conozco el obser- vatorio que hay alli. Las relaciones entre Oppenheim (el joven) y nosotros son de indole estrictamente pri- vada (al mayor sélo Io he visto una vez) y dependen de las aficiones filosdficas de él. Hay una dificultad, ys que les prometi tanto a ustedes como al joven Oppenheim ir a su casa cuando fuera a Frankfurt; Ia solucién est por encima de mis fuerzas... pero ya se arreglard de algtin modo. No es tan grave como para la respuesta que dio Althoff, entre desenvuelta y dura, a uno a quien le habia prometido un puesto y que se [9] 1 be seprienpre pe 1919 25 lo habia ganado otro: “sCree usted ser el tinico a quien prometi el profesorado?” Ayer estuvo Stern conmigo. Esta encantado con Frankfurt y con el instituto, No me parecié mal Rausch, pero es mucho mejor para mi el Traumspiel de Strindberg. Es delicioso ¢l amor y la adoracin que siente el se- ftor Bieberbach por si mismo y por su musa. Oue Dios se lo conserve, porque asi és como se vive mejor. Antes, que la gente vivia més aislada, los originales como él eran la regla entre los profesores de universi. dad, porque no tenjan contacto personal con nadie de su capacidad en su profesién, y aparte de ésta no habia nada para ellos. En politica estoy ms con st. marido que con usted. Creo en las posibilidades de la Socie. dad de Naciones y creo también que las dificultades inherentes a su formacién desaparecerén con el tiem. po. Por ahora, el conflicto de intereses de la Entente gs tan grande que muchas cosas se atemperan (inci. dente constitucional acerca de Austria; intervencién de la Entente en Silesia). Para mi, el mayor peligro fu. turo serfa la retirada de los norteamericanos; espero que Wilson la impida. No creo que los humanos pue- dan cambiar mucho, pero estoy convencido de que es posible y aun necesario poner fin a la anarquia reinan. te en las relaciones entre estados, aunque ello costara a cada uno de ellos buena parte de su independencia. Ahora a la filosofia. Lo que usted lama “materialis. mo de Max” es sencillamente su modo causal de ver las cosas, que siempre responde a la pregunta de “:por qué?” pero nunca a la de “gpara qué?”. Ningin prin. cipio de utilidad y ninguna seleccién natural pueden sacamos de ahi. Pero cuando uno pregunta “para qué debemos ayudarnos unos a otros, para qué hacernos la vida mutuamente més Hevadera, componer buena mu. sica y tener grandes pensamientos” habria que contes. tarle: “Si usted no lo siente, nadie se lo podra explicar”. Sino nacemos con ese sentimiento, no valemos nada y mas nos valdria no vivir. Si alguien quisiera hacer <0 [9] 1 DE SEPTIEMBRE DE 1919 una inyestigacién a fondo y probar que esas cosas con- tribuyen a preservar y promover la existencia humana, volveria a plantearse la terrible pregunta de “jpara qué?”, y la respuesta sobre bases “cientificas” no podria ser sino atin més desconsoladora. Por eso, si se quiere a toda costa proceder cientificamente, tenemos que li- mitar nuestro objetivo a los menos posibles y apartar a los demas del camino. Pero esto la dejarifa fria a usted, Yo no estoy de acuerdo con la estimacién pesimista del conocimiento, Una de las cosas més bellas de la vida es ver con claridad las relaciones y eso sélo puede negarse estando de un humor totalmente sombrio y nihilista, Pero no deberfa usted citar la Biblia en su apoyo. En la traduccién de Lutero dice en muchos Tugares: “y él la conocié, y ella le dio un hijo, que se llamé...” Es probable que se refiera a eso lo del Arbol de la ciencia, o del “conocimiento”. Poco tiene que ver sin duda con la teorfa del conocimiento o episte- mologia tal y como nosotros la entendemos; 0 quién sabe si los antiguos padres se complacieron en ese equi- yoco. Aunque no parece muy propio de aquellos dis- cutidores y caviladores.... Le agradezco mucho las hermosas fotografias. La de su marido es maravillosa... claro es que el sujeto tampoco est4 mal. Todavia no llega; y tengo muchas ganas de verlo. Estos buenos dfas que hizo los pasé estupendamente navegando con vela, pero en el servi- cio naval pesqué otro achaque (cl estémago) y nueva- mente tengo que pasar unos dias en Ia cama. Por eso escribo tan mal. Saludos a ambos de todo corazén. Suyo, Einstein Althoff fue durante mucho tiempo funcioaario del Mi- nisterio de Instruccién Publica en relacién con la admi- nistracién de las universidades, en cuya construccién se [9] 1 pe seprremsre ve 1919 27 habla distinguido mucho. Era muy conocido y temido por su desconsideracién y_groseria. Otto Stern era un joven fisico de Silesia que se con- virtié en ayudante mio, Nuestro instituto tenia un taller y un buen mecdnico, Schmidt; Stern aprovechaba mag- nificamente esa oportunidad para realizar sus experimen- tos, después famosos, sobre un peculiar efecto cuantico, llamado cuantizacién de direccién. Hasta entonces, ese efecto se habia deducido sélo indirectamente, por obser- vaciones espectroscépicas; Stern emprendid la tarea de demostrarlo directamente mediante la radiacién atémica en el alto vacio, Le apoyaba Walther Gerlach, ayudan- te en el Instituto de Fisica Experimental, dirigido por el profesor Wachsmuth, Estas investigaciones valieron des- pués a Stern la distincién del Premio Nobel. Animado por él, yo también experimenté venturosamente entonces y con mi ayudante Elisabeth Bormann medi directamente la longitud de las ondas libres de los dtomos con ayuda de la radiacin atémica. No puedo recordar qué clase de especticulo seria Rausch. Lo de Bicberbach era esto: la Facultad de Ciencias Na- turales tenfa un libro, bellamente encuademnado, en que cada nuevo profesor debia poner una breve nota biogri- fica. El decano, el matemitico Schoenflies, me pas6 el libro, y naturalmente yo lef algunas de las breves biogra- fias y se las enseié también a mi esposa, quien descubrié una muy cémica, la del joven matemitico Ludwig Bieber- bach, rebosante de vanidad, y copié algunos de los mejo- res ttozos para Einstein. En cuanto a las manifestaciones politicas contenidas en esta carta, no es necesario ningiin comentario. Las aclaraciones que hace Einstein a mi esposa acerca del cardcter de la investigacién cjentifica revelan la base de su filosofia de modo tan claro y conciso que seria dificil hallar otro. Le llevan a examinar el concepto biblico de conocimiento, cuya discusién duré con mi esposa cierto tiempo. Al contrario de Einstein, que interpretaba el co- mer de Ja manzana prohibida del arbol de la ciencia del bien y del mal como conocimiento sexual, ella insistia que se trataba de un conocimiento mental. Porque dice Mboisés, en el primer capitulo del Génesis: "Y los bendijo 28 [10] 16 pr ocrusre pr 1919 Dios [al varén y Ia hembra] y les dijo: Creced y multipli- caos”. Y en cl capitulo segundo dice: “Y habia Jehova hecho nacer de la tierra todo arbol delicioso a la vista también cl arbol de vida en medio del huerto, y el atbol de la ciencia del bien y del mal... Y Dios dijo al hom- bre... del arbol de ciencia del bien y del mal no come- rés...” En el capitulo 3 dice la serpiente a Eva: “Mas sabe Dios que el dia que comicreis de él se abritin vues- tros ojos y seréis como dioses, porque sabréis el bien y el mal”, La siguiente carta de Tinstein demuestra que en este punto cedié a mi csposa, pero no en sus consecuencias, [10] 16 de octubre de 1919 Querido Born: Eres un gran tipo. He enviado tu folleto con vivas ex- presiones de conformidad, mas rezongando algo contra el feliz recipiente. Tu mujer tenia razon en Io del Ar- bol de la ciencia y yo tenfa a mis antepasados por de- masiado primitivos. Pero no vamos a dejarnos tasajear €] conocimiento por clla de esa manera. zAcaso hay algo més bello? Ademds, no debe quejarse tanto de dcsierto social teniendo junto a si a un individuo tan estupendo como ti. Y todo porque siente frio. Tal vez el frio te haga perder la cabeza en tu problema con el Ministerio... y eso seria una cosa buena. Por lo demés, las cartas de tu esposa son obras maestras... sin-adulacién, Saludos cordiales para ambos. Vuestro, Einstein En el original se ye tachado el usted y remplazado por el ta en distintos lugares. Einstein ha preferido el tuteo. He olvidado ya €l folleto que me valié el titulo de “gran tipo”. Lo que’ si recuerdo es que con frecuencia yo lo apoyaba, y a su obra también, En la Cuesti6n del conocimiento, Einstein concede fran- [11] 9 De Noviemmrr px 1919 29 camente que mi esposa tenia razén, pero sélo en lo rcla- tivo al arbol del Paraiso, y defiende firmemente el valor del conocimiento en el sentido del saber. “‘;Acaso hay algo més bello?” Aunque ya sabia que Einstein tenfa una buena opinién de mi, el oftecimiento que me hacia en las primeras li- neas de Ja siguiente carta, que confirmaba el tuteo, me dio gran alegria, yy 9 de noviembre de 1919 Querido Born: En adelante nos tutearemos, si lo permites. He reci- bido el manuscrito. Pero me parece que es demasiado largo para las actas, segin las nuevas reglas, Hablaré con Planck. En cuanto a la solicitud para el K, W. Institut, pronto le Hegard el turno; hay que tener un poquito de paciencia. En el caso de Toeplitz no puedo hacer ahora mu- cho ruido, porque sino no asustaré a nadie cuando sea més necesario. Debemos yer en el antisemitismo un hecho, basado en cualidades verdaderamente here- ditarias, aunque a los judios sucla molestarnos, Pienso que yo también, si me dieran a escoger, escogeria por compafiero un judio. Por otra parte, me pareceria ra- zonable que los judios juntaran dinero para mantener a investigadores judios fuera de las universidades y pro- porcionarles ocasiones de impartir ensefianza, ‘Tenemos muchas ganas de yer a tu esposa. Micn- tras llega el momento quiero pedirle perdén. por no haber comido bastante del Arbol del conocimiento, como ella lo hizo yer, a pesar de que por mi profesin estaba obligado a alimentarme regularmente con sus frutos. En cuanto a las peras, te las agradezco de todo cora. zon... yuestra productividad se extiende realmente a toda delicia imaginable. Espero que no tengais mucho frfo; aqui estamos perfectamente organizados cn ese aspecto, [11] 9 DE NoviemBRE DE 1919 Hasta pronto. Por hoy, cordiales saludos de vuestro Einstein Por muy convencido que estuviera de la superioridad que sobre mi tenfa Einstein, el tuteo me resulté muy facil. Era tan sencillo y natural, tan alejado de toda pretensién, que €l ta fraterno casi se impuso solo. Claro es que yo tenia conciencia del honor que recibia al ser tratado con esta confianza. Y aunque posteriormente hube de tener algu- nas fuertes discusiones con él en materia cientifica (como se verd en algunas de las cartas), jamds padecié por ello nuestra amistad. En cuanto al manuscrito a que alude, no recuerdo exac- tamente cual seria, El “caso de Toeplitz” se refiere sin duda a alguna humillacién que mi ex camarada de escuela y amigo Otto Toeplitz habia padccido por algin proble- ma de nombramiento o competencia y que él atribufa al antisemitismo. Era Toeplitz un brillante matemético y contribuyé mucho a la teoria de las formas cuadraticas de infinito numero de variables (en cl llamado espacio de Hil- bert), utilizada hoy en Ja mecinica de los cuantos, y con- cretamente con un gran articulo en la Enciclopedia de la matemdtica, escrito en colaboracién con otro amigo y com- paiiero de estudios, Ernst Hellinger. Las observaciones de Einstein acerca del antisemitismo muestran que él comprendia muy bien el antagonismo entre judios y nérdicos europeos y que le parecia natural la existencia de una antipatia mutua. Con frecuencia se manifest6 en favor de que los judfos no se empefiaran en lograr las mejores posiciones, sobre todo en materia académica, sino que se crearan ellos mismos sus puestos. Que yo recuerde, yo no opinaba igual; mi familia era de aquellas que aspiraban a la asimilacién total y vefan en las manifestaciones y medidas antisemiticas injustificadas hu- millaciones. La ‘historia ha demostrado que Einstein vela muy hondo, aunque entonces todavia estaba muy lejos de reconocer la magnitud de la amenaza del antisemitismo y los espantosos crimenes a que después dio lugar. [12] 9 pe picremsrE dE 1919 [12] Lunes, 9 de diciembre de 1919 Querido Born: f Tu excelente articulo de la Frankfurter Zeitung me dio mucho gusto. Pero ahora vas a ser perseguido como yo, aunque en menor medida, por la prensa y otra gen- tecilla de ese jaez, Eso me preocupa tanto que apenas me deja respirar, y no digamos trabajar como es debido. Ese articulo de Drill es divertido porque introduce en la filosofia ¢l método democritico del llamado a la multitud y de la perorata. Dejo al hombre golpeando como loco, porque no vale la pena replicarle. Que el pobre vanflocuo se agite; no te excites por él. Su prue- ba de la causalidad a priori es verdaderamente algo grande. Estuve unos dias con Schlick en Rostock con oca- sién del jubileo de la Universidad, y con esa ocasién of malintencionados discursos politicos de agitacién y vi algunos ejemplos verdaderamente deliciosos de politica de principado. Lo divertido era que todos se conocen tanto que a cada solemne retumbo acompatiaba siem- pre un cémico tintineo. No habfa otra sala para la celebracién que el teatro, que asi prestaba algo de co- media a la solemnidad del acto. Era un encanto ver alli juntos a los representantes del antiguo y el nuevo gobierno en dos palcos contigtos de proscenio. Natural- mente, los del nuevo reciblan toda clase de alfilerazos de Jas potestades académicas mientras que al Gran Duque se le propinaba una ovacién que parecia inter- minable. No hay revolucién que valga frente a tanto servilismmo innato, Schlick es una gran cabeza y tenemos que ver de procurarle un profesorado; y lo necesita tanto mas que su situacién es desesperada a consecuen- cia de la devaluacién de los bienes. Pero ser4 dificil, porque no pertenece a la rcligién filos6fica oficial de Jos kantianos. La desgracia de Planck me conmueve hondamente. No podia contener las ligrimas cuando lo visité a mi BSCOOOCOHOHHHHOHHHHHHHHOOOHEHOSEOO: 32 [12] 9 ve pictemerE pe 1919 vuelta de Rostock. Se conduce con maravillosa entereza y dignidad, pero se ve que el dolor lo roe. Las cartas de tu esposa son encantadoras, tan origi- nales y atinadas. Espero de verdad que nuestro amigo Oppenheim halle pronto la ansiada comadrona; si no, el feliz suceso habria de demorarse algo. Mi amigo Haber vive una situacién parecida, de pretiez maligna, desde que acudié a mi en su dolor cuando ti te tras- ladaste, Tiene un método violento para arrancar la verdad a la naturaleza. En las cuestiones materiales se fia de su intuicién. Es como quien dice un barbaro desatentado, pero de todas maneras muy interesante, Tu confuso Lorenz me ha ordenado categéricamente asistir a una conferencia en extremo superflua en Frank- furt; cs una de las mds extrafias aves que pueblan los puestos docentes. Por desgracia, tengo otros cuidados. Mi madre esté enferma de muerte y va a venir con nosotros... y tarde o temprano tendré que hallar aco- modo para mis hijos en el hogar de mi ex esposa en Alemania. Dificultades y angustias por todas. partes. El comportamiento de la Entente empieza a parecer asqueroso incluso para mi gusto. Mis esperanzas en la Sociedad de Naciones no parecen realizarse. De todos modos, creo que Francia esté padeciendo mucho a pe- sar de la importacién de carbén, como se echa de ver en sus dltimas restricciones ew relacién con el transito de pasajeros por ferrocarril. Aqui los ex:tanjeros estén comprando bienes mucbles ¢ inmuebles, hasta hacernos una colonia angloamericana. Menos mal que no tene- mos que vender nuestros cerebros ni sacrificdrselos al Estado en una situacién de emergencia. Espero que estéis todos bien y que el frio no sea intolerable. Con saludos de tedo corazén. Vuestro, Einstein Tuve hace poco en la mano el articulo de la Frankfurter, pero ahora no lo encuentro. Si recuerdo que después dé tantos afios me ref de mi critica, mordaz y repleta de datos, [12] 9 pe prctemmre pe 1919 33 contra aquellos filésofos chapados a la antigua. Recuerdo vagamente que Drill, cuyo articulo tan divertido le parecia a Einstein, era un caso tipico de enemigo rabioso suyo. En cambio Schlick era un importante filésofo, que después paso. Viena y fue cl fundador de una escucla que hoy se lama positivismo légico, La descripcién que hace Einstein de las solemnidades de la Universidad de Rostock es muy suya. Por lo que toca a la desgracia de Planck, creo que Einstein se refiere 4 que su hermana habia muerto poco después de dar a luz. Tenia una hermana gemela muy parecida a ella y que se encargé de cuidar a la criatura y al poco tiempo se casé con el esposo de su hermana. ¥ lo terrible fue que ella también murié después de dar a luz a su primer hijo, y en circunstancias idénticas, La descripcién que hace Einstein de Fritz Haber es muy acertada. Durante la guerra él y yo nos peleamos, porque él queria ponerme con su equipo de gases de guetra, y yo me negué categéricamente a acep- tar. Después nos reconciliamos y visité varias veces su instituto de Dahlem en busca de material empfrico de mi amigo Franck para mi trabajo sobre el cdlculo de las varia- ciones termoquimicas de las energias de red. Haber se sintié vivamente interesado en ello ¢ ided un modo de re- presentacion gréfica de mi método de cdlculo. Esta teoria entré después en la literatura de fisicoquimica con el nom- bre de proceso ciclico de Born y Haber. Asi tuve ocasién de conocer al “barbaro desatentado”, como decia Einstein. Una vez, por ejemplo, tenfamos una viva discusién en su tecdmara, donde constantemente nos estaban interrum- piendo ayudantes, doctorandos, mecdnicos, que necesitaban algo del director del instituto. Al fin, ‘alguien abrié la puerta sin lamar y Haber, ya furioso, lanz6 un tintero de vidrio en direccién de la puerta, donde se hizo pedazos y silpicé de tinta puerta y pared. Pero quien estaba a la puerta era... la esposa de Haber. Desaparecié ella espan- tada, y nosotros proseguimos con nuestra labor como si nada hubiera ocurrido. El “confuso Lorenz” era profesor de fisicoguimica en Frankfurt. Ciertamente, le faltaba algo de claridad, pero de todos modos valia para su puesto. Me animé mucho, por ejemplo, en mi intento de explicar las anomalfas de la movilidad iénica de los iones pequetios con ayuda de ex- 34 [13] 27 pe ENERO vE 1920 perimentos dipolares, y en los experimentos de mi disci pulo Lertes acerca de los efectos mecanicos de los dipolos. (Véanse mis Ausgewahlte Abhandlungen, pp. 655 y 698.) En el ultimo parrafo de su carta muestra Einstein que ya no podfa conservar en materia de politica sus esperan- zas, que tan frecuentemente habia opuesto a mi pesimismo, Pero se esforzaba en justificar sus apurcs. Yo creo que entonces ninguno de nosotros comprendia el verdadero pe- ligro del duro trato que la Entente imponia a Alemania, que era lesionar el orgullo nacional. Esto condujo a la leyenda de la pufialada por la espalda, al rearme secreto y, al final, al advenimiento del nacionalsocialismo, La siguiente carta est4 dirigida a mi esposa y a mi, y es bastante amplia, [13] Lunes, 27 de enero de 1920 Querido Born: Ante todo quiero hablar del joven colega Dehlinger, de quien escribiste a Berliner. Ahora recibimos mucho dinero para investigaciones astronémicas, y yo sdlo pue- do disponer de él. 2No le gustaria la astrofisica? Por el momento podria obtenerle un nombramiento de unos 6000 marcos al afio, y tal vez més, si la mala situacién actual lo requiriere. Entonces trabajaria con Freund- lich en investigaciones fotométricas de los espectros estelares. Pero si prefiere un empleo de practica téc- nica, también tengo relaciones que podrian_buscarle algo. Con el trabajo puramente cientifico es dificil ali- mentarse, Escribeme pronto detalles. Nosotros también lo estamos pasando tristemente, porque tenemos a mi madre en Ia casa, encamada, en situacién desesperada y sufriendo lo indzcible. Todavia pueden pasar meses antes que deje de padecer. Else estd haciendo mucho, y para ella la cosa no es facil. ‘Todo esto reduce atin mas mi escaso deseo de realizar proezas. Tu eres muy distinto. Tu pequefia compafiia también tiene sus problemas, y también usted, mi que- tida sefiora de Born, se hace interesante de mas de un [13] 27 pe ENERO ve 1920 35 modo permitido (porque permitidos sélo son los poe- mas caprichosos y las ingeniosas cartas). Y td, Max, que das conferencias sobre la relatividad por salvar el Instituto y escribes articulos como si fueras un joven soltero que viviera estupendamente aislado en su buena rec4mara bien calientita y exento de las preocupacio- nes de pater familiae que te acongojan. Dime, ;como Je haces? Haber también se queja mucho de Fajans, a quien tii describiste muy bien. No se da cuenta del mimero de sus arbitrarios supuestos y sobrestima infinitamente el valor de los resultados concordantes. Tienes razon en atenerte firmemente a tu excelente método. Yo no creo que se¢ halle la solucién de los cuantos renunciando al continuo. De modo semejante podria pensarse en la posibilidad de descubrir la relatividad general renun- ciando al sistema de coordenadas. En principio podria abandonarse el continuo, pero ;cémo describir el movi- miento relative de n puntos sin cl continuo? La obje- cién de Pauli no va solamente dirigida contra Weyl sino también contra la teorfa del continuo de cualquier otro, ¢ incluso contra quien trate el electron como algo singular. Creo ahora como antes que debe buscarse esa superabundancia de determinacién mediante ecua- ciones diferenciales para que las soluciones no tengan ya el cardcter de continuo. Pero gcémo? La politica est4 evolucionando constantemente en fa- vor de los bolcheviques. Me parece que los grandes logros exteriores de los rusos junto con la posicién cada vez mas insostenible de Occidente, y sobre todo la nues- tra, llevan inconteniblemente hacia ahi. Pero antes ha- bran de correr torrentes de sangre, porque la reaccién se pondré cada vez més furiosa, Atacan ¢ insultan tanto a Nikolai que ya no le queda tiempo de leer, ni siquiera en el hospital: Otra vez he tenido que defenderlo en piblico (se podria escribir una nueva comedia, El ami- go a pesar suyo). Francia est4 realmente haciendo un papel bastante triste en todo esto (aunque hay que 36 [13] 27 pe enero ve 1920 poner en su haber el haberse librado del Tigre).’ Pero Ja victoria es un fardo muy dificil de llevar. El proceso de Erzberger es muy divertido: el que tenga las manos limpias (y los bolsillos) que le tire la primera piedra; si hay alguno. Debo ademas confesarte que los bolche- viques no me parecen tan malos, a pesar de sus extrafias teorias. Seria verdaderamente interesante echar una mi- rada de cerca a lo que alli sucede. En todo caso, lo que dicen debe de ser muy eficaz, porque el armamento de la Entente, que acabé con el ejército aleman, parece fundirse en Rusia como la nieve al sol de marzo. Esos sujetos tienen a la cabeza a politicos de categoria. Hace poco lei un folleto de Radek... mi reyerencia, el hom- bre sabe lo que dice. Crees que debo hacer ofr mi voz en Inglaterra? Si tu- viera algo realmente importante que decir, lo haria. Pero veo que también ellos estan hasta el cuello en dificultades, 2Qué podrian hacer para acabar con la miseria? Ellos, como los norteamericanos, envian soco- rros, ciertamente. Pero eso no puede ser suficiente para tanta gente que padece tanta necesidad. El tratado de paz va demasiado lejos. Pero su aplicacién es casi impo- sible, y mis vale asi, que sus exigencias sean material- mente imposibles de cumplir y no que sean insoporta- Bles. Es preciso reconocer que el cidadano del otro lado necesita algo escrito, negro sobre blanco, que re- compense la brayura francesa. Pronunciarse contra el tratado sélo tendria sentido si uno creyera en su valor teal, y yo no estoy en ese caso. Por lo demés, voy a Inglaterra esta primavera para que me pongan una me- dalla y para poder ver de cerca el otro lado de esta mojiganga. Spengler tampoco ha dejado de meterse conmigo. A veces se deja uno atraer por alguna suges- tién suya en la noche, y a la mafiana siguiente se rie de ella. Se ve que toda esta monomania suya procede de las mateméticas de maestro de escuela. Su caballo de batalla es Euclides contra Cartesio, y en todo lo 7 Se refiere a Georges Clemenceau. [13] 27 pe enero ve 1920 37 mete, aunque reconozco que ingeniosamente. Tales co- sas son divertidas, y si mafiana alguien con el ingenio necesario dice lo contrario, de todas maneras es diver- tido, y sepa el diablo cual es la verdad. Esto de la causalidad también me preocupa mucho. ePueden entenderse la absorcién y emisién cudnticas de luz en el sentido de la cabal necesidad causal, o que- daria un residuo estadistico? Debo confesar que aqui me falta el valor para defender mis convicciones. Pero renuncio muy a disgusto a la causalidad total. No en- tiendo la interpretacién de Stern porque no sé exacta- mente lo que quiere decir con eso de que la naturaleza ¢s “comprensible”. (La cuestién de si hay una causa- lidad estricta 0 no tiene un sentido bien claro, aunque no sea facil contestar a ella.) El libro de Sommerfeld es bueno, pero debo decir francamente que hay en su persona, por alguna raz6n subconsciente que sdlo Dios sabe, algo que no me parece muy sincero. Me alegro mucho de que tus cartas al Ministerio hayan servido. Eso los honra, porque no te mordias la lengua. En rea. lidad, asi salié mejor. Imaginate si lo hubieras escrito antes. Ahora la omnipotencia dictatorial de vosotros los ordinarii va a tener un horrible fin, segin of hace poco. Veremos. _ En cuanto a usted, sefiora de Born, tengo una suges- tién interesante. En cuanto sus hijos estén restableci- dos, aprenda a experimentar en el laboratorio. Es una labor increfblemente bella cuando uno puede dedicarse a ella plenamente. Se lo digo muy en serio. Aunque se haya de calcular un afio 0 més de aprendizaje, vale la pena. Y una vez metida en ello, es un modo esplén- dido de colaboracién. Usted necesita algo que ocupe su mente. :Oué le parece? Con cordiales saludos para ambos. Vuestro, Einstein Era Dehlinger un joven y capaz fisico de Viena que habfa ideado una formula para la dispersién. de la luz en los in- [13] 4/ DE ENERO DE 1920 frarrojos para redes simples diatémicas apoyéndose en mis trabajos sobre la teoria de las redes de cristales. No sé qué seria de él. Arnold Berliner era entonces conocido por to- dos los hombres de ciencia por ser el fundedor y editor de la revista Die Naturwissenschaften. Era ingeniero electri. cista de profesién y ocupaba un importan:e puesto en la axe (Compafifa General de Electricidad). Con su publi- cacién ejercia considerable influencia en las esferas cienti- ficas. Una importante correspondencia con sus autores le procuré una visién profunda de su psicologia, que resumia con esta expresién: “puercoespines con sensibilidad de mi- mosa”. Vivié hasta el advenimiento de Hitler, por su edad no pudo irse al extranjero y se quité la vida... Después de mencionar brevemente los grandes sufrimien- tos de su madre y los pequefios de nuestra casa (mi esposa y los nifios habfan atrapado unas paperas), Einstein habla de mis conferencias sobre la relatividad én Frankfurt. La inflacién de la moneda alemana era tan grande en aquellos dias que cl presupuesto de los institutos era insuficiente, En el mfo habfa empezado ya Otto Stern, con ayuda de Walther Gerlach, del Instituto Experimental (de Fisica) dirigido por Wachsmuth, sus experimentos sobre “cuanti- zacién de direccién”, y necesitabamos dinero. Entonces se me ocurrié aprovechar el interés general por la teoria ein- steiniana de la relatividad y organizar conferencias sobre ese tema, cobrando la entrada en beneficio de la caja del Instituto. A propésito de la carta niimero 15 infor- mo del éxito de las conferencias y del libro a que dieron origen, que fue Die Relativititstheorie Einsteins (1920). Las observaciones acerca de los fisicoquimicos Fajans y Haber tienen relacién con problemas que ahora no preseni- tan ningtin interés. Mas importantes son Is explicaciones de Einstein acerca de los cuantos, porque en ellas esta ya la base de su ulterior posicién en relacién con la mecdnica cudntica. Insiste él en atenerse incondicionalmente a una teoria del continuo, o sea de ecuaciones diferenciales, y en obtener los fenémenos cndnticos (discontinuidades) por la superabundancia de determinacién (més ecuaciones que inedgnitas) . Las consideraciones politicas de Einstein son particular- mente reveladoras. Crefa entonces, como tantos otros, que la revolucién bolchevique significaria la liberacién verda- [13] 4/ DE ENERO DE 1920 dera de los males de nuestro tiempo: militarismo, opresién burocritica, plutocracia; y esperaba de los comunistas un cambio de’situacién “a pesar de sus extrafias teorias No sé si habria leido mucho 0 poco las obras de Marx, Engels y Lenin, Es de suponer que tampoco conociera bien a los autores burgueses que han escrito de politica y economia, En todo caso, su esperanza en la Revolucién rusa se basaba més en su aversién, y aun podria decirse su odio, contra las potencias que imperaban en Occidente je en su convencimiento razonado de la justeza de las ideas comunistas. Hago hincapié en esto porque los escri- tores comunistas suelen presentarlo como partidario o por lo menos precursor de sus doctrinas.* El tema de la Revo- lucién rusa vuelve a aparecer con frecuencia en cartas pos- teriores. En todo caso, cuando hubo de salir de Alemania, Einstein fue a Estados Unidos y no a Rusia, donde nunca estuvo, que yo sepa. oe Mi mujer nunca tomé en serio la indicacién de que aprendiera a experimentar, porque ese tipo de actividad jamas le gust6. La siguiente carta debe de haberla escrito en respuesta a nuestra comunicacién de que me habfan llamado a Go- tinga. Durante la guerra habia estado alli Peter Debye en calidad de sucesor del que fuera mi maestro, Woldemar Voigt. En mi tiempo de ensefianza privada hubo dos pro- fesores ordinarios de fisica: I. Riecke de fisica experimen- tal y W. Voigt de fisica tedrica. Con el fin de interesar a Peter Debye en la ida a “Gotinga se cred en 1914 una catedra extraordinaria adicional, que tomé Voigt para de- jar el puesto de profesor ordinarius a Debye. Después de la muerte de Riecke se creé un puesto extraordinario para Robert Pohl. Acabada la guerra, Debye decidié aceptar un puesto que le oftecfan en Zurich. En 1920 me ofrecicron su puesto, A mi pregunta a Einstein acerca de lo que nos aconsejaba contesté Io siguiente: 8 Por ejemplo, Friedrich Herneck en su libro Albert Einstein, Berlin, 1953, que empieza diciendo: “‘Albert Einstein, uno de los més grandes alemanes después de Karl Marx...” A Einstein esto le divirtié mucho. 08080000 OOHHHHOHHHHHHOHHHOSOEOOESEO: 40 [14] 3 pe marzo ve 1920 [14] 3 de marzo de 1920 Querido Born: Ah{ sf es dificil aconsejar. La fisica teérica prosperard dondequiera que estéis, porque hoy no hay en Alema- nia otro Born. Por eso de lo que se trata ¢s de averiguar dénde os gustaré mas estar. Poniéndome yo en el caso, pienso que preferitia quedarme en Frankfurt. Porque me pareceria insoportable la limitacién a un reducido circulo de sabios inflados de poco corazén (y poco cere- bro) y alli no hay més relaciones sociales posibles que ellos. Recuerda lo que padecié Hilbert con esa gente, También hay que tomar en consideracién otra cosa. Si Max se viera en la necesidad de ganar algo por su parte, posibilidad que no puede excluirse en las actuales circunstancias sin més ni mds, serfa mucho mejor vivir en Frankfurt que en Gotinga. Por otra parte, la vida en Gotinga puede ser mds agradable que en’ Frankfurt para una ama de casa y sus hijos; pero yo no puedo decidir en esto, porque no conozco bien las circunstan- cias de Frankfurt. Y¥ después de todo, no ticne tanta importancia el lugar donde uno radique. Lo mejor es seguir su. cora- zén en este asunto sin pensarlo mucho. Ademis yo, que no tengo raices en ninguna parte, no me siento capacitado. Las cenizas de mi padre estin en Milén. A mi mace la inhumé hace unos dfas. Continuamen- te estoy yendo y viniendo, en todas partes extranjero. Mis hijos viven’en Suiza en condiciones tales que me restilta nna empresa dificultosa ir a verlos, Una persona como yo piensa que lo ideal es estar con los suyos en su casa, dondequiera que sea; y en este caso tuyo no tiene derecho de dar consejos. Me interesaron mucho tus observaciones acerca de la movilidad de los iones; las creo acertadas. Cuando tengo algiin rato suclo cavilar en el problema de los cuantos desde el punto de vista de la zelatividad. No creo que pueda evitarse la teorfa del continuo. Pero [14] 3 pz atanzo pe 1920 41 no me quiere salir bien mi idea favorita: entender la es- tructura de los cuantos mediante la superabundancia © redundancia de determinacién empleando ecuaciones diferenciales. Esperando que ésta os encuentre a los cuatro nueva- mente en buen estado de salud y de humor, os saluda cordialmente, vuestro Einstein Al final nos decidimos por Gotinga, Fui a Berlin a nego- ciar con el Ministerio de la Ensefianza y expuse al con- sejero ministerial Wende que no me sentia capaz de encar- garme al mismo tiempo de la fisica tedrica y de la experi. mental, pero que estaba dispuesto a ir a Gotinga si ponian un fisico experimental que estuviera en contacto conmigo. Wende dijo que no haba puesto disponible, que ya se habfa decidido el presupuesto para el afio en curso y que era muy improbable que se aprobara una nueva citedra para el ejercicio del aio proximo. A manera de prueba me dio un libro grande y gordo que contenfa los célculos presupuestarios del Ministerio, y me dejé solo. Examiné atentamente las paginas que se teferian a la fisica en Go- tinga y descubri lo siguiente: habia dos puestos de profesor extraordinario, uno para Voigt y el otro para Pohl. Uno de ellos Ievaba la siguiente nota: “A abolir a la muerte del titular”, Voigt acababa de morir, pero la nota no estaba bajo su Ingar, como deberfa, sino bajo el de Pohl... que estaba bien vivo. Habia, pues, un lugar disponible, el del difunto Voigt. Cuando Wende volvié le enseiié leno de alegria cémo estaban las cosas. Pero él se encogié de hom- bros y dijo que sin duda se trataba de un error del em- pleado, porque el puesto de Voigt sdlo se habla previsto para la duracién de su vida, Pero yo insist{ enérgicamente en la letra del texto, tanto que al fin Wende declaré que él no podia echarse aquella responsabilidad encima y debia consultar a sus superiores. Llegaron el ministro, profesor Becker, y el director ministerial, profesor Richter. Cuando Ies hube explicado el asunto se rieron y Becker dijo: “Bue- no, como todavia estamos en revolucién [era en 1920], puede hacerse algo. Nos atendremos a la letra, y les ruego [44] 9 DE MARZO DE 1920 hagan proposiciones para el segundo”. Entonces yo acepté el puesto; pero no fui ordinario sino, como el nuevo pro- fesor experimentador que iban a nombrar, extraordinario. Pero al afio siguiente los tres, Pohl, el nuevo y yo, pasamos a ordinarios. La designacién del nuevo me costé algunos dolores de cabeza. Segui mi instinto para lo que mas importaba en Principio y propuse a mi antiguo amigo James Franck, cu- yos experimentos sobre la excitacién de espectros lineales atémicos mediante la colisién clectrénica, realizados en colaboracién con Gustav Hertz, yo admiraba mucho, por. que confirmaban las hipétesis, fiindamentales y revolucio- narias, de Ja teorfa atémica de Bohr y eran asf una de las bases de la fisica cudntica. Habla elegido bien, como lo demostraron no sélo la otorgacién a Franck y Hertz del Premio Nobel en 1925 sino también el esplendor de la fisica experimental en Gotinga en los doce afios siguientes (1921-1933). Todo se debié al error de un burécrata. ‘Termina la carta con dos observaciones de fisica, La pri- mera ¢s relativa a un trabajo mio y la segunda, mas impor- tante, contiene ideas de Kinstein acerca de la naturaleza de los cuantos. Mi trabajo sobre la movilidad de los iones se debia a excitativas del fisicoquimico de Frankfurt R. Lorenz. Se trataba del hecho de que los iones en solucién acuosa, especialmente los monovalentes, tienea una extrafia anomalia en el movimiento; parece como si los iones pe- quefios debieran ser m4s répidos y los grandes més lentos, pero cs todo lo contrario. Los quimicos explicaban esto mediante la nocién algo vaga de la hidratacion, Yo logré afinar més la idea mediante la teoria de Debye de que las moléculas de agua son dipolos, El ién que las atraviesa hace girar los dipolos, con fuerza tanto mayor cuanto me- nor ¢s su radio. De esto hice una teoria general que, por analogia con la moderna magnetohidrodin4mica, puede Tla- marse electrohidrodinémica. Hice también que uno de mis disc{pulos, Lertes, demostrara experimentalmente un efecto simple (la rotacién de una esfera ena de agua en un campo eléctrico giratorio). Afios enteros pensé Einstein en explicar los cuantos den- tro del marco normal de las ecnaciones diferenciales, com- plementadas de tal modo que contuvicran una superabun- dancia de determinacién. Con frecuencia nablamos de Ht] ello, Aunque no resulté nada, él crefa tanto en la bondad de su idea que se aferré a ella incluso después de descu- Dierta la mecénica cudntica. Seguramente tenfa relacién con esto su rechazo de dicha mecénica. ‘ Lo que hace particularmente valiosa para mi esta carta €s la luz que arroja sobre la vida y la personalidad de Einstein, ‘A continuacién, una tarjeta postal de Berlin. [5] [sin fecha] Querido Bo Por este mismo correo te envio el ejemplar que me que- daba del trabajo que me pediste. Salié muy manchado de las prensas de Teubner. Me gusté mucho tu librito sobre la relatividad. Perdona que no te haya escrito a pesar de toda tu amable correspondencia. La culpa Ia tiene el picaro del cartero. gCémo van las cosas en Gotinga? El trabajo de Debye es muy bueno, Cordiales saludos de tu Einstein Saluda a tu sefiora de mi parte. Todavia no puedo volver a Frankfurt, Ojald podamos vernos aqui antes. Mi libro sobre la relatividad surgié de las conferencias que ya dije habia dado en Frankfurt. Era la época en que la inflacién de la moneda alemana empezaba a paralizarlo todo. Mi ayudante Otto Stern, pronto ayudado a su vez por Walther Gerlach, que tenfa a Wachsmuth por su- perior en el instituto’ experimental vecino, trabajé en el experimento, que se hizo famoso, destinado a demostrar directamente el extrafio efecto espectroscépicamente obser- vable de la cuantizacién direccional de los 4tomos en el campo magnético con ayuda de los rayos de 4tomos de plata, Yo mismo experimenté algo con mi ayudante, la sefiorita Elisabeth Bormann, con rayos de atomos de plata a fin de determinar por medicién directa los recorridos ibres de los 4tomos. Pero nuestro presupuesto no era su- 44 [16] 18 pz aprr. px 1920 ficiente, debido a la desvalorizacién de la moneda. En aquel tiempo, todo el mundo se entusiasmaba con la teo- ria einsteiniana, sobre todo después que el astronomo inglés sir Arthur Eddington anunciara en la Royal Society que la prediccién hecha por Einstein acerca de la desviacién por ¢l sol de los rayos Iuminosos de las estrellas habia sido confirmada por una expedicién inglesa que él dirigiera, Yo aproveché aquel interés general por Einstein para dar conferencias, cobrando la entrada, en benelicio de mi Ins- tituto. Hubo buen piblico y buenas entradas, y asi pudi- mos proseguir nuestros experimentos. Después decidi hacer un libro con el texto de las conferencias, El mismo Ein- stein leyé las prucbas corregidas y dio su acuerdo a mi modo de presentar las cosas. No tardé en conocer el libro, y tuvo mucho gusto en ello, como lo prueba la tarjeta pos- tal anterior. Se hicieron tres ediciones del mismo en. poco tiempo. En 1962, 0 sea 44 aiios después, aparecié en inglés en una edicién én riistica algo modernizada y puesta al dfa, y en 1964 salié en una edicién semejante en alemdn, La tarjeta siguiente es de Cristianfa y esi dirigida a mi esposa, con el pésame por la defuncién de la madre de ella, Habfa muerto en nnestra casa de Frankfurt, de lo que en- tonces se lamé gripe asidtica, que azotaba a toda Europa. Debajo de lo escrito por Einstein hay un par de lineas de su hija politica Ise. [16] Cristiania, 18 de abril de 1920 Querida sefiora de Born La noticia del amargo trago que acaba usted de pasar me conmovid porque yo sé lo que es ver a su madre sufrir Ja mortal agonfa sin poderla socorrer. No hay consnelo para eso. Y todos tenemos que pasarlo, por- que csté indisolublemente ligado a la vida. Pero hay una cosa: la amistosa unién y el ayudarse mutuamente a llevar la carga. Hemos tenido juntos bellas experien- cias, y no debemos entregarnos a una morbosa apatia. Los viejos muertos siguen viviendo en los jévenes. :No lo siente usted cuando en su duelo contempla a sus hijos? Estoy aqui con Ise y dando un par de conferen- [17] 21 pe sumo pe 1920 45 cias a unos estudiantes, gente viva y simpitica. Ademis, esta la maravillosa naturaleza que nos rodea y una ola de calor verdaderamente formidable, que no hubiéramos sospechado pudiera darse aqui. Saludos de todo cora- zn a usted y Max. Suyo, Einstein Querida sefiora de Bom: Quiero decirle que yo también Ja acompafio en su dolor y la recuerdo con toda sim- patfa. Suya, Ise Einstein La primera carta mia qne se conserva no esté ditigida a Einstein sino a su esposa; no requiere comentario, como tampoco mi carta siguiente a Einstein. 7 Frankfurt a. M., 21 de junio de 1920 Querida y estimada sefiora de Einstein: Enyié su amable carta a mi esposa, a Leipzig, donde esté con su padre. Las ‘iltimas semanas fueron muy tristes y me resultan indescriptibles. Hedi acabé por caer agotada a consecuencia de la emocién, el dolor y a fatiga. De todos modos, fue a Leipzig, pero alli hubo de encamarse para restablecerse. Segiin parece, ya va mejor. Ahora me llegé una tarjeta de Albert, procedente de Cristiania, con amabilisimas palabras, como él sélo sabe hallar. En ella puso también algo la sefiorita Ilse. Quiero pedir a usted un favor. Usted sabe que he escrito un libro bastante voluminoso de divulgacién acerca de Ia teorfa de la relatividad. Contiene también una pequefia descripcién de la vida y la personalidad de Albert. Yo quisiera que usted recibiera las prue- bas de manos del doctor Berliner y leyera el pequefio resumen biogrifico, que si bien lo he escrito con el obrazén no sé si tenga el tono justo. Y quién sabe 46 [18] 16 pe yex10 ve 1920 si no contenga también algtin error material. Le agra- decerfa una critica sin miramientos, asi como la even- tual propuesta de alguna modificacion. Lo que mas quisiera evitar es que la gente diga que estoy incen- sando al idolo. Y Albert tampoco lo necesita. Le ruego me envie su opinidn cuanto antes. Otro ruego. Dentro de unos dias recibir Albert las segundas pruebas con figuras. Como es natural, me interesa mucho que Albert lea o por lo menos hojee el libro antes de que lo impriman, y quiz4 que proponga alguna modificacién. Es probable que ahora sea dificil Megar hasta él, y necesito tener pronto las pruebas de vuelta, porque la imprenta no puede esperar, Le rego haga lo posible por que él reciba las pruebas cuanto antes, que las lea lo antes posible y que usted me las devuelva por correo expreso. Le agradeceré mucho bus- que una foto de Albert para el libro y me la adjunte. Mis pequefiuelos son seres suayes y encantadores y me Ilenan de sol. La cuestion “Gotinga 0 no” nos preocupa lo inde- cible. Seguimos sin decidirnos, Si usted sabe Jo que debemos hacer, aconséjenos. Con los més cordiales saludos, y para su hija tam: bién. Suyo sinceramente, M. Born [18] Institut fiir Theoretische Physik der Universitat Frankfurt a. M. Robert Mayer Str. 2 16 de julio de 1920 Querido Einstein: Lo més probable es que vayamos a Gotinga, es decir, sia Franck le ofrecen Ja cétedra y la acepta; la Fa- cultad ya lo ha propuesto. Ahora se agudiza la cues- tién de mi sucesor, Schcenflies queria escribirte para pedirte tu dictamen. Yo, naturalmente, querria a Stern. [18] 16 pe yurio pe 1920 47 Pero Wachsmuth no; me dijo que apreciaba mucho a Stern, “pero tiene un espiritu analitico tan judio. ..” Por lo menos ¢s eso antisemitismo declarado. Pero Scheenflies y Lorenz quieren ayudarme. Wachsmuth propone a Kossel, y eso me parece muy malicioso, ya que nada puede decirse contra éste, como no sea que ignora las matematicas, pero eso no es pecado. Stern ha hecho subir a nuestro Instituto y eso hay que agra- decérselo, Y naturalmente, yo no’ necesito explicarte a tilo que vale Stern. Entran ademas en consideraci6n Lenz y Reiche, y tal vez algiin advenedizo. Embarras de richesse® Pregunté a Laue su opinién, y tal vez se- rfa bueno que ti hablaras con él al respecto, para que no se contradigan vuestros juicios. Ahora estoy traba- jando muy poco; me encuentro perezoso. Los tnicos experimentos que contintio celosamente son los rela- cionados con los recorridos libres de los 4tomos de pla- ta. Mi ayudante me es muy util, Hemos montado ya el aparato, pero por desgracia las mediciones no las tendremos antes de las vacaciones. El 6 de agosto sa- limos para el Tirol meridional, para Sulden, en Italia; ya estoy otra vez impaciente por apartarme de todo y contemplar algo bello. Mi esposa ya se ha repues- to bastante de lo que pasé con la muerte de su ma- dre. Salimos de excursién con frecuencia, y eso le sien- ta muy bien, Mafiana vamos al Rin, que ella no conoce, Los nifios, bien. Desgraciadamente, se pos- pone interminablemente la decisién acerca de Gotin- ga. Todavia no hemos encontrado casa alla. Mi esposa Piensa ir la semana préxima y buscar un acomodo. Vendrds algin dia al sur? Quisiéramos tanto verte y hablar contigo... Con cordiales saludos para tu amable sefiora y las damitas, Tuyo, Max Born © Problema de abundancia (en francés en el original). [1] 000 OOOOOOHOHOHHHHHHOHHHHEHHHHOESOS: SOHOHOHOHOOCHOHOHHHHOOHHOHHHSHOHHOHOSOOESO 48 [19] 31 pe yuxt0 pe 1920 Sigue ahora la primera carta que se conserva de mu es- posa a Einstein, Tampoco de ella hay nada que decir, salvo quizé que Einstein la aprecié muche, como se des. prende de varias cartas suyas posteriores. “Tal vez fuera ella, con su calor y hondura, la causa de que en adelante (era mediado el afto de 1920) se conservaran nuestras cartas. 19) Frankfurt a. M., 31 de julio de 1290 Me encarga Max le dé calurosamente las gracias por su carta; es muy importante su juicio para él porque Wachsmuth est4 agitado contra Stern por razones an- tisemitas. Por eso Epstein, que ademds ce judio es po- laco, seria atin mas fuertemente rechazado. Max esta trabajando con mucha aplicacién; su experimento (gdid- metro atémico de...?) esté al fin en marcha, y se la pasa en el Instituto hasta las 8 de la noche, haciendo mediciones. Nos produce gran alegria el que venga us- ted a Nauheim, y espero que viva con nosotros unos cuantos dias. Ahora, después de la muerte de mi ma- dre, estoy muy necesitada de las relaciones verdadera- mente cordiales que me queden, Cuanto més se aleja de nosotros la hora de su defuncién, mds fuerte se hace mi nostalgia por su pérdida y mas oscuro e in- comprensible parece cl enigma de la muerte. El aca- bamiento de una personalidad tan marcada y la sii ta extincién de la vida de una persona es uma cues- tidn tan martirizante que uno se pregunta cémo pue- de scguir viviendo sin estar con la constante preocu- pacién de ese problema. Pero eso le ensefia a uno a vivir de forma mas consciente, a sentir mas honda y fir- memente y a apegarse a lo que uno tiene. De no ser asi, nos hundirfamos en Jas ideas pesimistas y amargas de la Maikéferkomédie, de Widman. :La conoce? Siem- pre la recuerdo cuando me ataca la primera amargura del dolor. Vivimos convencidos de que siempre es mayo y el mundo entero esta leno de jugoso verdor, jo- ven y sabroso, que esté ahi precisamente para nosotros, [20] 8 De seprrempre pe 1920 49 y de repente, con increfble rapidez, se rompe uno la pierna y se encuentra cojeando, harto de la vida, en el camino lodoso y Meno de Iuvia. Asi pensaba yo antes. Pues bien, ahora estoy yo en el lodazal, pero veo que todavia es mayo y que no debo dejarme ofuscar. .. Gotinga esta ya decidido, pero no se ven perspect vas de alojamiento y tal vez estemos todavia el invier- no aqui, porque el Ministerio sigue en cémara lenta... Otra cosa: Max quiere parar dos dias en Nauheim para poder pasar la tarde con sus colegas, ;Gustaria usted de hacer otro tanto? ,O preferitia ir desde acd cada dfa (1 hora de viaje)? sLe rentamos una habita- cién para varios dias, y cudntos? Pero en todo caso, antes y después parard usted en esta su casa. De eso ni Dios lo salva. El 6 de agosto salimos para el Sul- denhotel, en Sulden (‘Tirol italiano), pasando por Mu- nich, Merano y Bolzano, debidamente provistos de pasaportes y lias. Su esposa querfa escribirme cuando fuéramos al sur, gCémo les va, a ella y las hijas? Cordialisimos saludos para todos de estos sus since- tos amigos, Max y Hedi Born Con la siguiente carta, mi esposa inicié una discusién con Einstein a propésito de la “publicidad” y de la con- ducta de él frente a los ataques o las alabanzas. En la pric mera de estas cartas se echa de ver ya que nosotros dos, y sobre todo Hedi, no estébamos de acuerdo con su reac. cin a tales plagas. Todavia crefamos en el “retirado templo de Ia ciencia”, como decfa Hedi. De aqui nacié uun verdadero conflicto, como se veri por las siguientes cartas. [20] Cronstettenstr. 9, 8 de septiembre de 1920 Querido sefior Einstein: Cudndo viene a Nauheim y qué dias. lo tendremos 50 [20] 8 pe seprmmmere pe 1920 con nosotros? No le diremos a nadie que est usted aqui y, si usted lo prefiere, estar de incégnito, Pabli- to Oppenheim todavia parece estar de viaje. Le ruego nos envie una tarjeta pata comunicarnas sus planes. Acerca de las bajas querellas con que lo atormentan le diré que estamos de todo corazén con usted. De- muestra hasta qué punto lo habrin hecho enojar el paso, bastante ajeno a su modo de ser, que dio usted con aquella malhadada respuesta que publicaron los periddicos. Quienes lo conocen sufren por usted, por- que notan hasta qué punto lo han lastimado esas in- fames provocaciones. Pero quienes no lo conocen se hhacen de usted una idea falsa. Eso también duele. Espero que vuelva usted a ser el antiguo Didgenes y se tia de los animales que tratan de babosear su to- nel. El que la gente pueda todavia cecepcionarle o hacerle perder la calma no concuerda con la imagen que de usted tengo, junto con la de algunos otros, en el altar privado de mi corazén. Si usted hubiera podido hallar en la agitacién de la gente las mismas ilusio- nes, la misma paz y felicidad que en ¢l retirado tem- plo de la ciencia (vea su conversacién con Planck), no se hubiera recluido en éste. Por eso, si las sucias aguas del mundo lamen los escalones de su templo, cierre la puerta y conférmese con reir. Y digase que no fue en balde haber entrado en el templo. No se encolerice, Siga siendo el santo del templo y... quéde- se en Alemania. En todas partes hay basura, pero no predicadoras tan entusiastas y sabidillas como esta su deyota, Hedi Born iOjo! Quiero pronto noticias de usted o de su sefiora esposa Tilsa, a quien saludo cordialmente. En caso contrario me haré miembro de la Antirrelatividad, So- ciedad de Responsabilidad Limitada, 0 si no fundaré una empresa rival. ‘iene usted absolutamente que leer Le casa y el mun- [21] 9 pe seprrempre pr 1920 51 do, de Rabindranath Tagore, la obra (novela) més bella que he leido desde hace tiempo. [21] 9 de septiembre de 1920 Queridos Borns: No sean muy severos conmigo. Todo el mundo tiene que sacrificar alguna que otra vez ante el altar de la tonteria, para deicite de los dioses y del género huma- no. Y yo lo hice a fondo con mi articulo. Lo prueban todas las cartas de mis amigos queridos, que son de rara concordancia. Un ingenioso conocido dijo tiltima- mente: “Con Einstein todo es publicidad; su truco mas reciente y astuto es la Weyland, S. de R. L.” Asi es, © por lo menos lo parece, Como aquel de la fabula, que todo cuanto tocaba lo transformaba en oro, en mf todo se vuelve pregén periodistico: suum. cuique. En el primer momento del ataque pensé probable- mente en la huida, Pero pronto volvieron el entendi- miento y la antigua flema. Hoy solamente pienso en comprar un barco de vela y una casita rdstica junto al agua, cerca de Berlin. Si me quieren, Mego cl 18 por su casa de ustedes. Pero si he de vivir en Nauheim mientras dure esa asam- Dlea cientifica te ruegd, Born, que vivamos bastante cerca uno del otro. No dispongo nada desde aqui por- que ti estas en mejores condiciones de juzgar Io que més conviene. De todos modos, si es posible quisie- ra vivir un poquito con vosotros, para poder charlar con mi encantadora coresponsal, porque por escrito no me sale tan bien: mi tinta lo emborrona todo fa- talmente. Else también viene, pero se quedar4 con los Oppenheims. E] 28 hemos de estar en Stuttgart, por- que tengo que dar alli una conferencia a beneficio de un observatorio nacional. De ahi iremos a Suabia, donde me reuniré con mis hijos. Os saludo de todo corazén. Vuestro, Einstein 52 [22] 2 pe ocrusre ve 1920 La tan mencionada asamblea de la sociedad de médicos y cientificos de Alemania se celebré en Nauheim en sep- tiembre de 1920. Alli se produjo un grave choque entre Einstein y sus contrarios por motivos nada cientificos y si muy relacionados con el antisemitismo.# Segin habia- mos convenido, Einstein estuvo viviendo con nosotros en Frankfurt, en la calle de Cronstetten; cada mafiana_fba- mos en tren a Nauheim, y volviamos en la noche, En la secci6n de fisica lanz6 Philipp Lenard rados y malintencio. nados ataques contra Einstein, de tendencia abiertamente antisemita. Einstein fue arrastrado a replicar enérgicamen- te y creo recordar que yo lo secundé, En una carta pos- terior (26) vuelve Kinsicin a este incidente para lamentar el haberse dejado Mevar por la excitacién y haber perdi- do el sentido del humor. A partir de entonces, Lenard no dejé de atacar sistematicamente a Einstein. Inventd la diferencia entre fisica “‘alemana” y fisica “judia”. El y otro fisico de relieve, Johannes Stark, ambos posterior- mente premios Nobel, fueron con los nazis los principales en la administracién cientifica y en el alejamiento de to- dos los sabios judios. Fue enfonces, en Nauheim, don- de por primera vez se esboz6 el gran peligro del anti- semitismo. ‘A continuacién, una candorosa carta de mi esposa. [22] Frankfurt a. M., 2 de octubre de 1920 Querido Einstein: ‘A juzgar por su tarjeta, Hechingen debe ser un lugar encantador, un nidito de ensuefio, perfectamente apro- piado para calmar Ia agitacién que, para dolor nues- tro, se vio usted obligado a sufrir aqui, en Nauheim. No queremos turbar su “conciencia dormitante” ni siquiera con efusiones escritas; a veces es bueno que hasta los amigos salgan de la conciencia de uno, y ten go la impresién de que es precisamente ahora cuando 3© Compérese al respecto 1a correspondencia de Einstein con Amold Sommerfeld, entonces presidente de la Sociedad de Fi- sicos Alemanes (Basilea, 1968). [n.] [22] 2 pe ocrupre ve 1920 53 nosotros debemos desaparecer. En verdad, nada hay mas insoportable que la “compasién”, que es una in- trusién en la vida del amigo, un desnudamiento del alma de que después es necesario avergonzarse. Antes, pues, de que nos esfumemos como el diverti- do monigote del guifiol tenemos otras dos instancias que hacer, y de cuyo cumplimiento la encargamos, querida Elsa, o sea de que se las recuerde a su marido de vez en cuando: 1. Que Albert escriba a la sefio- ta de Hoff, Giintersburg, Allee 57. No seria realmente una pérdida de tiempo, porque las personas asi no abundan. 2. Parece que mi marido tiene ganas de degollar el becerro de oro norteamericano y dando conferencias alli sacar bastante para hacerse una casita a su gusto en Gotinga. Dado caso de que tuviera usted la opor- tunidad de proponer a alguien, le rego se acuerde de Max. Podria ponerse en viaje en febrero, marzo o abril, y asi saciaria su anhelo de Broadway (amor que no en- tiendo, pero disculpo). Y ahora si, sin hacer mas ruido, desaparecen las dos marionetas, Max y Hedi Born, hasta que las vuelva a sacar usted del cesto de los juguetes. No veo por qué se entendfa que yo tuviera “anhelo de Broadway”. De todos modos, aquel viaje a los Estados Unidos no se realizé. La carta siguiente vuelve al tema de la “publicidad”, ya decentado. A Einstein le habian reprochado sus ene- migos en Nauheim el buscar la propaganda y tratar de que su fama se extendiera por todas partes. Ya habfamos tratado de esto con Einstein en las noches cuando vol- viamos de Nauheim y comentébamos los sucesos del dia. Nos parecia demasiado condescendiente con los periodis- tas, quizd en parte porque a su mujer, como es natural, le agtadaba Ja popularidad del marido, ; [23] 7 DE ocrugrE pE 1920 No tardé en producirse un nuevo y enojoso incidente. Un escritor y periodista habia visitado a Einstein en cali- did de judo pobre y se habla. captedo) peincipalmente Ja compasién de la sefiora Elsa; ahora queria escribir y publicar un libro titulado Einstein im Gesprich (Hablan- do con Einstein). Aconsejamos a Einstein que no lo per- mitiera, pero sin éxito. De ahi la temperamental reaccién de mi esposa al saber la noticia, La carta fue escrita en Leipzig, donde estaba visitando a sus padres, y por ende sin conocimiento mfo. Es muy larga y detalda. Yo la he reducido considerablemente. [23] Leipzig, 7 de octubre de 1920 Querido sefior Einstein: Hoy tengo que decirle algo amistoso pero serio. Hu- Biera querido no estropearle esta semana de vacaciones, pero es una cuestién que puede tener graves consecuen- cias y que desde Nauheim inquieta a sus amigos: Tiene que retirar el permiso dado a X para publicar el libro Einstein im Gesprich, y debe hacerlo inmedia- tamente, por carta certificada, Sobre todo no debe apa- recer en el extranjero. Desearia tener la elocuencia de un Angel para hacerle ver claramente las consecuencias que tal cosa tendrfa. Cayé ayer en mis manos [titulo de una obra de X] y es tan repugnante que me hizo escribir los adjuntos y maliciosos comentarios que, se lo juro, estoy dispuesta a publicar si no retira usted su permiso de inmediato. Y estoy dispuesta a hacer atin més si ello es necesario para salvar el honor de un amigo y la consideracién que merece. No exagero. [Sigue una lista de las obras del sefior X_] ‘Ya esto de por si es bastante. Ahora, al contenido. Ese hombre no tiene idea de lo seria que es su personalidad de usted, ce lo que en usted es importante y valioso y asi lo hace para nosotros, porque de otro modo no hubiera escrito el libro ni hu- biera osado abusar de su benevolencia para sacarle el 143] / DE OCTUBRE DE 172U 2? permiso. Por eso sus “conversaciones” se efectiian en un nivel bajisimo. . ..Todos los periodistas més despreciables aprovecha- rin la ocasién para dar de usted al lector una imagen totalmente desagradable. Lo citardn a usted, sus pro- pias bromas se volverin contra usted, para que se vea que leyeron el libro. Le harin coplillas, se desencade- nar4 una nueva y mds peligrosa oleada de persecucio- nes, no slo en Alemania sino en todas partes, y el asco lo ahogard a usted. Y nosotros, sus buenos amigos, gcdmo podremos de- fenderlo? “Pero cémo. .. el propio Einstem, su ‘modes- to amigo’, dio el permiso.” De nada servird entonces decir que usted lo hizo por debilidad, por bondad. Nadie lo creerd. (Mi padre me dice lo mismo, él que estudié con X y me ha contado muchas cosas de éste.) El hecho que quedard es que un hombre de poco més de cuarenta ajios, edad relatiyamente tierna, autorizé aun eseritor nada recomendable a publicar sus conver- saciones. Si yo no lo conociera a usted, a ningéin otro ser humano concederfa motivos inocentes dados los hechos. Yo lo atribuiria a la vanidad. Este libro serd moralmente su sentencia de muerte para todos, salvo cuatro o cinco amigos. Después podria ser la’ mejor confirmacién de la acusacién de autobombo. Sus amigos nos entristecemos profundamente ante tamafia perspectiva. Ese libro, dondequiera que se pu- blique, serd el final de su tranquilidad, por siempre y en todas partes. Le ruego nos tranquilice respecto de este cuidado nuestro, que nos persigue noche y dia. Hoy mismo me escribe Max: “Acabo de recibir carta expresa de Freundlich con la respuesta de X, que es naturalmente negativa. No sé qué hacer. Me gustaria tratarlo con- tigo; todos los dias me preocupa lo mismo”. Le ruego, querido amigo, disipe pronto nuestras preo- cupaciones y no desoiga nuestro consejo y nuestra sti- plica. Nunca hablaré a nadie de esto, y harto he ofdo 000SOOOHHOHHHOHHHHHHHHHHHHOOECHEOECES: 56 [24] 13 pe ocrusre px 1920 ya de cudn desagradable le parece a usted que las mu- jeres se metan en sus asuntos. “Las mujeres, en la cocina”, dice usted. Y a veces hierven... como los pu- cheros, ‘pero en célera, Suya, Hedi Born Siguen unas cuantas cartas mis sobre el mismo tema. Ya no recuerdo quién era Weyland, pero es claro que se trataba de uno de los instigadores’ de la campatia anti- semita contra Einstein, [24] Frankfurt a. M., 13 de octubre de 1920 Querido Einstein: Las paginas que te adjunto del boletin de bolsa de las librerfas tienen distintas procedencias. Sobran los co- mentarios. Parece que ta te preocupas menos que tus amigos. Lo que yo pienso, mi mujer te lo ha escrito. (Ya est4 arrepentida de haber querido hacer oro tu nombre mandandome a Estados Unidos. Las pobres mujeres Ievan a cuestas la carga de la existencia y echan mano de cuanto pucda alividrsela.) Tienes que deshacerte de X porque, si no, Weyland triunfara en toda Ja linea. ¥ con él Lenard y Gehrcke. Segiin el consejo de los expertos, lo mejor es esto: que escribas enérgicamente a X diciéndole que despué de lo que te han reprochado de buscar la “publi dad” no puedes permitirle que publique las conversa- ciones, sobre todo dado que los anuncios en la hoja de bolsa de los libreros ofrecen nuevo asidero a tus enemigos. Si X no hace caso, como es de esperar, pi- des a la procuradurfa de justicia un mandamiento pro- visional para que no aparezca el libro, y cuidas de que no salga en los periddicos (0 nosotros cuidamos de ello). Ya te mandaré detalles relativos a cémo hacer Ia solicitud. Los expertos dicen que, del mismo modo [25] 11 pe ocrusre pe 1920 57 que no se puede publicar la fotografia de alguien sin su consentimiento, no se pueden publicar los pensa- mientos que exprese en conversaciones. Es mejor este procedimiento que hacerte enviar las pruebas de im- prenta y Ieerlas, porque entonces no tendrias ninguna responsabilidad por el libro. Por otra parte, si en cl prefacio se decia que ti habfas leido y aprobado las Pruebas, todo el lodo que el libro aviente recaerA so- bre ti, Te conjuro; haz como digo, Si no “adiés Ein- stein”. Tus amigos “judios” habrin conseguido lo que no pudo conseguir la jaurfa antisemita. Perdona que ésta sea tan importuna, pero va en ella cuanto me es caro (y a Planck, a Laue y demés), Tit no lo entiendes, porque eres como un nifio en esto. Te queremos y debes obedecer, pero a las per- sonas juiciosas (no a tu mujer). Si prefieres no ocuparte més en esto, dame un poder por escrito. Si es necesario, yo iré a Berlin y aunque sea al Polo Norte. Tuyo, Born [25] 1 de octubre de 1920 Querido Born: Tu mujer me ha escrito una carta muy apremiante a propésito del libro del sefior X. Objetivamente tiene raz6n, aunque no en su duro juicio acerca de X. He informado a éste por carta certificada que su magnifica obra no debe ser impresa. Con cordiales saludos pata ambos. Tuyo, Einstein Gracias de todo corazén a tu esposa. Es evidente que mi esposa logs hacer ver claramente a Einstein el peligro que le amenazaba con la aparicin del [46] (SIN FECHA] libro objeto de nuestra oposicién. Una tarjeta postal de Veringenstadt (?), sellada el 11 de octubre, le daba la razén y nos comunicaba haber prohibido la aparicién del libro, Una tarjeta postal de Holanda, fechada el 26 de octubre, lo confirma. [26] [sin fecha} Querido Born: He prohibido categéricamente la publicacién del libro de X. Ehrenfest y Lorentz desaconsejaron €l procedi- miento juridico, porque no hubiera hecho mas que au- mentar el escindalo. A mi, todo esto me es indiferen- te, junto con el alboroto y Ja opinién de todas las personas, Por eso no me puede suceder nada, En todo caso, he empleado los medios mds fuertes que tenia a mi disposicién, aparte de los legales, y en particular Ta amenaza con la ruptura de relaciones. No obstante, prefiero a X a Lenard y Wien. Estos buscan proble- mas por el gusto de los problemas mientras que cl primero sélo lo hace por ganar dinero (lo cual es de todos modos mejor y mas razonable). Yo viviré todo lo que me espere como un espectador desinteresado y ya no me dejaré excitar como en Nauheim. No me cabe en Ta cabeza que las malas compaiifas me hayan hecho perder a tal punto el sentido del humor. Lo- rentz mencionaba en su curso de ayer tu equilibrio de redes, y a mf me metié también, Ese si es un hombre digno de admiracién. Cordiales saludos a ti y tu mujer. Lo estoy pasando muy bien en Leiden. Weiss y Langevin estén también aqui. Era H. A. Lorentz profesor de fisica tedrica en Leiden y en aquellos dias se le tenia por el mas adelantado de su especialidad. Habia dado a la teorfa cldsica de los electro- nes la forma que entonces se considerd definitiva. Ehren- [26] [suv Fecna} fest, nacido en Viena, donde estudié en la escuela de fisica tedrica (Boltzmann, Hasendhrl, entre otros), fue a Rusia y alli se casé con una fisica rsa muy capaz. Sus sobresalientes trabajos criticos, sobre todo en materia de mecanica estadistica (parcialmente en colaboracién con su esposa, Tatiana), su ins6lito don de ensefianza y su bri- llante ingenio le hicieron muy conocido, Cuando Lorentz dejé su catedra, logré que nombraran sucesor suyo a Ehrenfest. La indiferencia claramente manifestada por Einstein respecto de la opinién de todas las personas es tan ca- racteristica de él como su decisin de que valian mas los motivos del periodista que los de dos grandes de la f- sica. Weiss y Langevin, nombrados al final, eran dos fisicos franceses, el primero de Estrasburgo y el segundo de Paris. Ambos investigaron a fondo el magnetismo y Langevin realizé ademas importante labor en otros campos. Con esta tarjeta puede decirse que acaba el asunto de % aumque todavia sea mencionado en alguna carta poste- rior. Podria plantearse la cuestién de si esti justificado darle tanto espacio al asunto en esta correspondencia. La verdad es que la “apremiante” carta de mi esposa (23) es bastante mas larga en realidad. Suprimi de ella la se- gunda mitad, que aparte de grotescas descripciones de las Consecuencias que podia tener la condescendencia de Ein- stein contiene algunos consejos juridicos de su padre. Lo que quedé es suficiente para mostrar por qué, a pesar de todo el respeto que nos inspiraba el superior intelecto de Einstein, nos atrevimos a criticar su actitud aquella de la vida prictica. El lector contemporineo pensar seguramente que eso era “mucho ruido por nada”. Actualmente, el tipo de publicidad que nosotros combatiamos es muy corriente y a nadie perdona, A todos nos entrevistan y nos ponen ante el pitblico en Ja prensa, la radio y la television, o nos describen en libros y folletos. Y a nadie le importa ya esto. Pero entonces no era asi, Sélo con ocasién de grandes descubrimientos aparecian breves y objetivos informes en los periédicos. Recuerdo cémo anuncié la prensa el des- cubrimiento de Réntgen en 1896. Apenas se le menciona- baa él, En cuanto a mi, yo mismo cometi una pequeta SOCHOHSHSSHHHSHOHSHSHHSHHSHHHOHHSHHOCHHEHOCEES 60 [26] [sme recta] infraccién a las reglas con mi libro Die Relativitatstheorie Einsteins. La primera edicién, de 1920, lleva frente a la portadilla una fotografia, y al final una breve biografia de Einstein en que describo no sdlo sus meéritos cien- tificos sino también su personalidad. Inmediatamente des- pués de su aparicién recibf una carta de Max von Laue én que me comunicaba que él y muchos de sus colegas estaban contra la foto y la biogtafia, que eso no era pro- pio de un libro cientifico, aunque se dirigiera a un publi- co muy amplio, Impresionado por esa opinion, en las nuevas ediciones que salieron poco después renuncié @ esos detalles personales. Ei] plan de X, de compilar un libro de entrevistas con Einstein en que se trataran mu- chas cosas, no solamente cientificas, era también contra- rio a los entonces acostumbrado, Y tal vez era yo més delicado respecto de esa innovacién por el rechazo de mis colegas ante el intento mio, mucho més inocente, de pre- sentar al autor de ella en mi libro sobre la teoria de la relatividad. Pero lo que mas nos habia hecho a mi es- posa y a mf oponernos a aquello era su relacién con el antiscmitismo. Los colegas que no las entendian califi- caban las teorfas de Einstein de “fisica judia”. Y ahora Tegaba un escritor judio, que ya habia publicado varios libros con frivolos titulos, y queria escribir una obra seme- jante sobre Einstein. Era Iégico que esto nos conmoviera tanto. Probablemente, al principio Einstein no vio nada de esto. Scguramente quiso demostrar su gratitud a X, que le habia ayudado en Berlin cuando estaba enfermo y con las privaciones del tiempo de guerra. Pero compren- Gié nuestros argumentos ¢ hizo cuanto pudo por impedir que el libro saliera. No lo consiguié. ‘Tengo ante mi un ejemplar. Lo he hojeado un poco y no me parece tan malo como temfa. La parte cientifica es primitiva y con frecuencia mal interpretada. Pero por otra parte contie- ne descripeiones y anécdotas muy divertidas que caracte- rizan muy bien a Einstein. En muchas obras recientes sobre Einstein lo citan y lo consignan en el indice. En definitiva, nuestra agitada correspondencia en toro al asunto no tenia caso. Los grandes movimientos, como el antisemitismo y el poderio de la publicidad, obedecen necesariamente a Ta ley del determinismo, tan’ citada por Einstein al respecto. [27] 28 pe ocrusrE pe 1920 61 La siguiente carta, dirigida por mi a Einstein, todavia alude al asunto pero trata también de otras cosas, [27] Frankfurt a, M., 28 de octubre de 1920 Querido Einstein: : Estoy muy contento de que hayas tomado medidas enérgicas contra el libro de X. Sélo el futuro dird si son suficientes para precaver cualquier problema. Lo principal es que en adelante no estés dispuesto a de- jarte trastornar. Pero en defintiva, no eres tt sdlo el implicado, porque nosotros, que osamos Iamarnos ami- gos tuyos, también sin duda nos veriamos afectados por el lio, y tal vez no pudiéramos tomar medidas como ti. TW puedes volar tranquilamente a Holanda, pero nosotros estamos firmemente asentados aqui, en el te- rritorio de los Weyland, los Wien y consortes, Te escribo répidamente a Holanda porque queria pronto la direccién del sefior Fokker. Me envié un buen trabajo en que expia uno de mis pecados de ju- ventud. Verdad es que puso la direccién en el sobre, pero como yo estaba encamado, con asma, no pude andar atento y los nifios destruyeron el sobre. Me gus- taria mucho dar las gracias a Fokker; y sin duda Ehren- fest ha de saber dénde vive. Pide a Ehrenfest te ensefie la copia que le envié de la carta de Boguslavski y piensa como podria salvarse el amigo. Planck me escribié que estaba dispuesto a ayudar personalmente pero que oficialmente no creia que se pudiera hacer nada en Berlin, Ahora estoy en n gociaciones con Hilbert para que invite a Boguslavski por medio de la Fundacién Wolfskehl. Me alegro de que te vaya tan bien en Holanda. No debes enojarte conmigo si después de los recientes suce- sos pongo bastante en duda tu conocimiento de los hu- manos hasta el punto de no compartir tu admiracién por Lorentz. En Lenard y Wien ves demonios y en Lorentz, un angel. Ni lo uno ni lo otro. Los dos pri- [27] 28 pe ocrusre ve 1920 meros padecen una enfermedad politica muy comin en nuestro hambriento pafs y no son irtrinsecamente malos. Ahora que estuve en Gotinga tltimamente vi a Runge, hecho un esqueleto y amargado y cambiado en consecuencia, Entonces comprendi lo que esta pa- sando en torno nuestro. Por otra parte, Lorentz se ha negado a escribir algo para el 60° aniversario de Planck, y eso me parece muy mal. Puedes decitselo asi tran- quilamente. Se puede pensar distinto que Planck, pero no se puede dudar de su honestidad y nobleza, a me- nos de no saber lo que sea eso. Scgiin parece, Lorentz teme més perder a sus amigos bien alimentados de la Entente y se preocupa menos por la justicia. No me comprard presentando mis célculos de redes en sus cur- sos. Ademas, no es eso sdlo lo que tengo contra él, pero no escribo para murmurar. De todos modos, debo confesar francamente que me gusta mas verte con Lo- rentz, Ehrenfest, Weiss y Langevin que con el autor de... Habrds visto también a Chulanovski, el ruso, pi- dele informes sobre G. Krutkov, quien me envié un trabajo que trata de inyariantes adiabaticas y que me parece excelente. Debe ser un tedrico importante, aun- que nunca habia oido su nombre. Mi esposa te manda saludar; esté muy ocupada por- que hace unas semanas hubimos de despedir a la coci- nera por robo y engafio (en muchas ocasiones). Y ade- mis yo lastimosamente en cama con mi asma y requi- tiendo cuidados. Los nifios, bien. Con los mas cordiales saludos. Tuyo, Max Born Era Boguslavski un alumno mio, ruso, muy dotado, y ade- més persona atractiva e interesante. ‘Padecia tuberculosis pulmonar y como era de origen noble habia sufrido mu- chas calamidades durante la Revolucién, Al fin se diri- gid a mf en busca de aynda y yo traté de hacer algo Tecurriendo a Planck, Einstein y otros. Mi cxabrupto contra Lorentz no se debla, como expli- [27] 28 pE ocrusre pe 1920 co en la correspondencia, a su negativa a escribir algo para el 60° aniversario de ‘Planck. Creo recordar haberme enojado a propésito de él en distintas ocasiones; pero sélo se me ha quedado grabado un caso. Habia recibido Ta Academia de Gotinga, de un acomodado sefior Wolfs- Kehi, la suma (entonces enorme) de 100.000 marcos con cl encargo de darla en premio al que hallara una_com- probacién del famoso “gran” teorema de Fermat. Hubo muchos candidatos, pero ninguna solucién buena. Al fin decidid 1a Comisién Wolfskehl de la Academia gastar ra- zonablemente los intereses acumulados, es decir, dando por sabios huéspedes destacados conferencias que denomi- namos “festivales” 0 celebraciones. Hubo asi un festival de Born, uno de Sommerfeld, uno de Lorentz. En éste, que se celebré en 1910, ya (entonces Privatdozent) fui en- cargado de preparar para la imprenta las seis conferencias dadas por Lorentz con el titulo de Alte und neue Frage der Physik. Aparecieron en cl afio 1 de la Physikalische Zeitschrift y dan una buena idea general del estado de Ja fisica en aquel tiempo. Una parte trata de “La teo- ria de la relatividad de Einstein”, y esta ésta expuesta de modo tal como si se planteara la eleccion entre xclati- vizar el espacio y el tiempo con Einstein y Minkovski y considerar equivalentes todos los sistemas inerciales 0 ate- nerse al espacio y el tiempo absolutos, a que visiblemente se inclinaba Lorentz. A mi, conyencido discipulo de Ein- stein, esto me parecia absurdo y reaccionario. Para la elaboracién no contaba yo con anotaciones escritas; las hice segiin mi conocimiento y después las discuti con Lorentz. Por eso tuye ocasién de conocerlo muy bien. En su resefia impresa no puso ni una palabra de agrade- cimiento por mi empefio. En afios posteriores, he tenido ocasién de verlo con mayor frecuencia y he descubierto que el juicio de Finstein acerca de él estaba més funda- Jo que mi aversion. 20000 OOSOOHOHHHOOHHHOHOHHHOSEEEOG: 64 [28] 8 pe victzapre ve 1920 [28] Institut fiir Theoretische Physik der Universitat Frankfurt a. M. Robert Mayer Str. 2 8 de diciembre de 1920 Querido Einstein: Adjunta la circular de los Mathematische Annalen. Como nunca he recibido todavia ningiin trabajo des- tinado a set publicado en ellos, no sé nada mas y no afiado ninguna observacién. Adjunto también copia de una carta de Rusia, de mi discfpulo y amigo Boguslavski. La carta legé hace cierto tiempo. Tal vez te interese el contenido, Se ve que debemos intentar se le invite al pobre (enfer- mo del pecho ademis) a Alemania para impedir que muera de hambre. He probado ya con Planck, con Klein y Hilbert en Gotinga, a quienes pedi hicieran que la’ Academ{a lo invitara’de alguna manera. Pero todos se han negado. Como dice Hilbert, no quieren nada con la “politica extranjera”. Tal vez a ti se te ocurra algo. De lo que escribe Boguslavski acerca de su trabajo, algunas cosas son claramente tonterias, pero es posible que eso sc deba a su lastimoso estado actual, porque es un hombre de muy buen juicio. Ademds, un amigo comin, el doctor Bolza, de Wiirzburg, ha querido enviar algo a Boguslavski' por la Cruz Roja, pero no sé si con éxito. ¥ para no cambiar de tema te diré que hace algiin tiempo te envié una carta de Ep- stein pidiendo ayuda. Mientras tanto he recibido res- puesta de G. N. Lewis, de Estados Unidos, a quien habia yo escrito al respecto. Ha creado un empleo para Epstein en la Universidad Berkeley, de California, y se lo ofrece. Pero no he sabido de Epstein si piensa aceptar. Tal vez los suizos lo retengan. Un intento que hice yo de traerlo aqui como sucesor mio fracasé ro- tundamente por la oposicién de la Facultad. Tampoco pude traer a Stern, en primer lugar porque Wachsmuth [28] 8 pe pictentpre pe 1920 65 queria a Madelung. Pero Stern est4 en segundo lugar, y Kossel en tercero. En cuanto a la ciencia, he intentado varias cosas sin entusiasmarme con ninguna. Lo que mas me atrae es una teorfa apropiada para los procesos irreversibles en los cristales, como la que una vez sugiriera Debye. Pero no logro hallar razonables formulaciones genera- les. Las mediciones del Instituto sobre los recorridos libres van ahora muy bien; lo principal era mantener constante Ja presién del gas durante los treinta minu- tos de vaporizacién de Ja plata; y ahora lo logramos con un error menor de 5%. En cambio no hemos lo- grado todavia medir debidamente el espesor de la capa argéntea, en primer lugar porque necesitarfamos ir jun- tando pieza a pieza, pidiendo acé y alld, el equipo dp- tico. Landé, que estuyo hace poco en la conferencia de Heidelberg, me conté que Ramsauer (alias Lenard) habia criticado severamente mi libro acerca de la rela- tividad porque yo daba en él la impresién de que la proposicién de Maxwell (para determinar el movimien- to absoluto del sistema solar por el eclipse de los saté- lites de Jupiter) habfa sido ejecutada en realidad con resultados negativos. Me parece que la critica no es infundada y por cllo espero un ataque rabioso de Le- nard o alguno de sus socios. En cuanto a la salud, he estado mal varias semanas, y Yo creo que se notaba en el bilioso tono de mi dlti- ma carta a Holanda, Pero ya estoy bastante bien otra vez, aunque Ia situacién politica me deprime mds de lo que yo mismo querria reconocer, Con cordiales saludos. Tuyo, Born [copia] Sardtov, 18 de agosto de 1920 Querido Bor: Al fin se presenta la ocasién de enviar co- nespondencia al extranjero, y la aprovecho para escri- bitle. Ya Ievo casi dos afios de profesor en la Universidad [428] 8 px piclEMBRE DE 1920 de Saratov. Cierto es que hace como afio y medio acepté una cétedra en Moscé, pero no me atrevo'a ir por miedo de pasar hambre. Pero este afio también aqui, en el sud- este, vamos a pasarlo mal, porque la cosecha ha sido muy mala... Ahora suefio con volver al extranjero, asi lo re- quieren mis intereses cientificos y mi estado de salud. Se- gin parece, la vida en el Edén socialista no se ha hecho Para mi. Llevo sintiéndome mal casi seis meses, y estoy como en un sanatorio. La vida cientifica casi ha cesado aqui. No se publican revistas ni hay modo de imprimir nada. Por regla general es poco lo que se trabaja, y quien quisiera dedicarse a ello no tardaria en morirse de hambre, Hace 3 afios ademés que no recibimos revistas de fuera, Por eso estoy completamente en la inopia acerca de Io que se hace actualmente en los circulos cientificos. Claro esté que yo también he hecho bastante en estos afios, y me gustaria contarlo. En la primavera pasada todavia traba- i& y me puse a escribir un librito. Pero ahora me siento tan mal que he tenido que dejarlo todo por el momento. En ese librito querfa dar una descripcién total del movi- miento de los clectrones en diversos campos electromag- néticos. La segunda parte del libro debla contener un esbozo de la teorla de los dtomos. Algin tipo de movi- miento creo haberlo observado por primera vez. Una que otra vez he tenido una idea, pero todavia no he podido verificarla. No es necesario que el niicleo de los Atomos pesados sca un punto de carga, Desarrollando el poten- cial del niicleo como potencias de 1/r y conservando los miembros con (1/r), se puede entender el niicleo como una carga positiva més un dipolo. El problema del mo- vimiento del electrén en el campo de este micleo puede resolverse rigurosamente. La proyeccin de la érbita elec- trénica en la esfera unitaria es asi el recorrido de un pén- dulo esférico, donde la gravedad obra paralelamente al eje del dipolo. La integral eliptica que representa la ac- cién (integral cudntica) puede desartollarse en forma de serie de potencias del momento dipolar, y asi se puede determinar Ja posicién de las Kneas espectrales en presen- cia de este dipolo. La solucién puede esctibirse més facil- mente siguiendo el método de la ecuacién diferencial par- cial de Jacobi. La separacién de las variables se efectia por coordenadas polares, [28] 8 pe pictemsre pe 1920 67 También me ha interesado mucho tltimamente una se- rie de ideas que todavia me parecen importantes aunque no haya obtenido resultados positives con cllas. La ter- modinamica y la electrodinimica por si solas no bastan para preparar una formula de la radiacién porque la pre- sin de la radiacion sélo debe ser utilizada integralmente {para todas las frecuencias) a fin de obtener el trabajo realizado. Ahora bien, tenemos sustancias que absorben (y reflejan) selectivamente y se puede probablemente em- plear a manera de concepcién limitante ideal un piston que refleje completamente la radiacién de determinada gama espectral pero deje pasar todas las demas, ‘Tal piston separaria la radiacién de frecuencias diferentes del mismo modo que una membrana semipermeable separa moléculas de diferente género. Esa idea no tiene ciertamente nada que se oponga a las leyes fundamentales de la electro- dindmica y la termodindmica. Mas con ayuda de ese pis ton y de una particula de polvo de carbén de Planck seria facil construir un perpetuum mobile de segundo orden. Pero se puede entender la ley de la radiacion como una definicién del concepto de temperatura, ya que ésta_pue- de derivarse de la ley como una funcién de las cantidades mecdnicas “energia” y “frecuencia”. ;Cémo definir la temperatura para que la contradiccién de la segunda ley de la termodinémica pueda evitarse? La solucion es: Ta temperatura es una funcién monétonamente creciente de la frecuencia nada mds (independiente de la energia). Por ejemplo T = ay. Todo esto es absurdo, pero muy inte- resante. No puedo escribir mucho, Sélo deseo comunicarme con usted de palabra. Proctireme una invitacién oficial para dar unas cuantas conferencias en Berlin. La invita. cién debe tener el aspecto més oficial que sea posible, para que con ella yo pueda obtener un pasaporte y salir del pais. Me prestarfa un gran servicio, porque necesito urgentemente un par de meses de recuperacién. Einstein puede ayudarle a lograr que manden la invitacion a Ru. sia. Habria que enviarla a mi direccién de Mosc: Pokro- va, pequefio Uspanski nim. 8, 0 aqui, a la Universidad de Saratov. Es dificil describir las condiciones en que vivimos. En mi calidad de profesor gano aproximadamente 1-5.10* rm.

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