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BFUCh XXXII (1992): 27-33 Lingiifstica hist6rica e historia de las lenguas td Snta 5s éstin légein Eugenio Coseriu’ Universidad de Tubingen En este articulo se sostiene la tesis de que la historia lingiistica ~y no la descripcién sistemdtica y el anélisis sincrénico- co- rresponde al modo de ser real de las formas histéricas del len- guaje, las lenguas. Esto no significa desconocer el valor de la descripcién funcional dentro de la ciencia del lenguaje ni pro- poner un ingenuo “retorno a la historia”. Se trata, mds bien, de reconocer la primacia de la historia en el sentido de que la historia es ta ciencia lingitistica integral que aspira a dar cuen- ta de su objeto (las lenguas) en todos sus aspectos y con todas sus determinaciones internas y externas, lo que equivale a asu- mir el principio de abjetividad de toda ciencia: “decir las cosas como son” (Platén). 1. El principio de toda ciencia es la absoluta objetividad: “decir las cosas como son” (Platén). El sentido y la configuracién de las disciplinas que se ocupan de un objeto cualquiera, como también de sus relaciones reciprocas, dependen por esto de la naturaleza y de la configuracién “real” del objeto al que las mismas disciplinas se aplican. A este respecto, nuestra tesis fun- damental es que -contrariameme a una concepcién hoy bastante difundida, * Este artfculo inédito, escrito en Tubingen en 1991, fue gentilmente cedido por el autor al BFUCh XXXII (1992). El original ha sido traducido del italiano por Alfredo Matus Olivier. 28 EUGENIO COSERIU aunque tedricamente mal fundada y, en el fondo, sofistica y contradictoria— la historia lingiistica corresponde bastante mejor al objeto y no la descri cién sistemética y el andlisis funcional sincrénico; por el contrario, sélo la historia corresponde exactamente al modo de ser real, si no del lengua- je en general, si, por lo menos, de las lenguas, que son precisamente las for- mas hist6ricas del lenguaje. 2. En efecto, el lenguaje presenta (y est4 determinado en su esencia y en sus manifestaciones por) cinco dimensiones universales: creatividad 0 enérgeia, materialidad, semanticidad, alteridad, historicidad. Esto es: a) en cuanto forma de la cultura, el lenguaje es actividad libre o creadora; b) el lenguaje se realiza en el “mundo” en formas materiales (f6nicas, grificas, etc.); c) el len- guaje significa (a toda forma lingiifstica corresponde un “contenido” sig- nificativo); d) el significar es originariamente y siempre “para otros” y “también de otros” (por lo que el lenguaje es el modo esencial y 1a manifes- tacién primaria del “ser con otros” del hombre; cfr. Arist6teles, Politica); e) el lenguaje se presenta siempre y necesariamente bajo forma de “lengua”: tradicién lingiistica de una comunidad histérica. La creatividad y la materialidad son universales de todas las formas de la cultura, que son todas actividades creadoras que se realizan en el “mundo” en formas materia- les. La semanticidad es la “differentia specifica” del lenguaje frente a las otras formas de la cultura. La alteridad es el rasgo distintivo del signifi- car lingiifstico frente a otros tipos de “contenido” de las formas expresivas y es, a su vez, fundamento de la historicidad del lenguaje, que es manifes- tacién constante de la solidaridad con una comunidad de hablantes y con sus tradiciones y, por tanto, de la socialidad ¢ historicidad intrinseca del hombre. 3. Siendo actividad humana universal que se reali- za individualmente, aunque siempre de acuerdo con tradiciones de comunidades histéricas, el lenguaje presenta, también concreta- mente, tres niveles relativamente auténomos: el nivel universal del hablar en general, el nivel histérico de las lenguas y el nivel individual y particu- lar de los discursos (0 “textos”). A estos niveles corresponden también tres tipos de saber lingiiistico (saber hablar en general o saber elocucional; sa- ber hablar una lengua determinada: saber idiomdtico, y saber construir dis- Cursos 0 textos: saber expresivo), tres tipos de contenido (designacién, sig- nificado, sentido) y tes tipos de conformidad del hablar con el respectivo saber lingiifstico (congruencia, correccién, adecuacién). Todo esto justifica tres grandes disciplinas linguisticas: la lingiifstica universal del hablar (jno “gramatica universal”!), la lingitfstica del nivel histdrico de las lenguas y la lingiifstica del nivel individual de! discurso (0 del “texto"). En lo que se LINGUISTICA HISTORICA E HISTORIA DE LAS LENGUAS 29 refiere a su objeto, toda la lingiifstica de las lenguas (como descripcién y como historia) es lingiiistica histérica, siendo lingiistica de las formas his- t6ricas del lenguaje. La oposicién corriente entre “lingiistica descriptiva” y “lingiifstica hist6rica” carece, por tanto, de sentido 0 constituye sélo una convencisn terminolégica; podria admitirse, si acaso, pero no sin restriccio- nes, una oposicién entre descripcién sistemdtica (0 “estructural”) e historia de la lengua. 4. Lingitistica historica y lengua funcional. E\ saber lingilistico es un sa- ber técnico (“saber hacer”) y, en este sentido, las lenguas como saber idiomAtico son técnicas histéricas del hablar. Pero el saber idiomético co- rrespondiente a una lengua histérica no es nunca un sistema tnico y unita- rio: es un conjunto de tradiciones en parte andlogas y en pafte divergentes. En la lengua hist6rica, la creatividad se manifiesta (también en los “estados de lengua”) como variedad y la alteridad, como homogeneidad o unidad. ‘Ademés de los eventuales niveles de a lengua comin y de la lengua ejem- plar o “standard” (con su relativa variedad), también en el nivel primario de una Jengua hist6rica (idealmente privada de lengua comin), se presentan tres tipos fundamentales de variedad: variedad diatépica (en el espacio), diastrética (sociocultural) y diafdsica (“estilistica”), y, en el sentido con- trario a la variedad, tres tipos de unidades: unidades sintépicas (‘“dialec- tos”), sinstrdticas (niveles de lengua) y sinfasicas (estilos de lengua). La que €s unitaria desde los tres puntos de vista es la lengua funcional: el siste- ma puntual delimitado cada vez como homogéneo. Una lengua histérica es, precisamente, un conjunto complejo de dialectos, niveles y estilos de lengua (unitarios cada vez desde un solo punto de vista) 0, si se quiere, un conjunto atin més complejo de lenguas funcionales histéricamente conexas. Y, prac- ticamente, cada sujeto habiante es plurilingie en el Ambito de su lengua hist6rica: conoce activa o pasivamente, aunque en distinta medida, mas de un “dialecto” y mds de un nivel de lengua y, por definicién, més estilos de lengua, y —por tanto- una serie de lenguas funcionales (que utiliza efectiva- mente en el hablar). 5. Dinamicidad intrinseca de la lengua, Ademis, el estado de lengua es estético sélo como técnica realizada y en la proyeccién “sincrénica” sobre una pantalla inmévil, En realidad, en cada momento Ia lengua se encuentra en un doble movimiento: en el sentido de la variedad (difusién y retroceso) y en el sentido de la renovacién de los sistemas idealmente unitarios. Por 280, cada lengua funcional se encuentra también en movimiento; esto, por- que una lengua no es “cosa hecha”, érgon, sino, esencial y primariamente, un sistema de modos de hacer: técnica abierta y, en consecuencia, sistema de posibilidades o virtualidades que se actualizan gradualmente en la histo- 30 EUGENIO COSERIU ria. En cuanto técnica productiva (“saber hacer”), el saber idiomatico pre- senta tres niveles técnicos: el sistema materialmente realizado y hecho tra- dicién como tal (norma de la lengua), el conjunto de “‘modos de hacer” funcionales (sistema) y, por encima del sistema, et conjunto coherente de categorfas funcionales y de tipos de procedimientos materiales (tipo lingilis- tico). Por tanto, una lengua no est4 nunca “hecha” sino que se crea, se hace y se rehace continuamente (también si lo hace, en gran parte, en pleno acuerdo con la tradicién, o sea, sin cambio aparente). Y el llamado “cambio lingiiistico” no es otra cosa que la objetivacién histérica de la creatividad, esto es, no propiamente “cambio” 0 “evolucién” (como en los objetos natu- tales), sino mas bien este “hacerse y rehacerse” de tas tradiciones lingiifsti- cas: el surgir mismo de la lengua como tradicién. En este sentido, el ser de la lengua coincide con su devenir hist6rico. 6. Sincronia y diacronia lingitistica. A causa de la reduccién conven- cional de la lengua a un solo sistema lingiiistico (“lengua funcional”), la sincronia (en cuanto estudio sincrénico) se entiende, con frecuencia, como descripcién sistematica (0 estructural) y ta diacronia, no séfo como estudio del desarrollo hist6rico de las estructuras de un sistema (‘“gramatica histéri- ca”), sino también como historia de la lengua. Pero, en este iiltimo sentido, los dos términos de la oposicién no son correlativos. A la sincronia corres- ponde no sélo la descripcién de los sistemas unitarios (“gramdtica” en senti- do amplio, comprendidas la fonologia y la lexicologia), sino también la descripcién de los tres grandes tipos de variedad (dialectologia, sociolin- guistica, estilistica de la lengua). A ta historia de fa lengua corresponden, por lo tanto, en la sincronia (jpor lo menos!) cuatro disciplinas diversas. En cambio, el objeto de la descripcién sistemdtica (estructural, generativa, etc.) es necesariamente la lengua funcional (0 una lengua reducida convencio- nalmente a lengua funcional), esto es, un sistema no sélo “sincrénico”, sino también “sintépico”, “sinstratico” y “sinfasico”. La distincién de Saussure, interpretada en su sentido propio y genui- nO, es, Ciertamente, coherente, Pero [a sincronia saussureana no se refiere a la lengua histérica sino, explicitamente, a nuestra “lengua funcional” (de hecho, sélo con respecto a un sistema rigidamente unitario, los cambios pueden ser considerados como exteriores al sistema mismo, en el sentido de que representan el constituirse incipiente de otros sistemas). Y la diacronia saussureana no es historia de la lengua, sino -y también esto explicitamen- te- consideraci6n “atomistica” de los hechos particulares que modifican un sistema. Ademés, la distincidn saussureana no es real, sino s6lo metodoldgi- ca. En la realidad de la lengua, el hecho “sincrénico” (el funcionar) y el hecho “diacrénico” (el cambio) no representan dos momentos diversos, sino uno solo. En la medida en que los cambios son “‘internos”, 0 sea, resultantes LINGUISTICA HISTORICA E HISTORIA DE LAS LENGUAS 31 de la dinamicidad propia de la técnica idiomdtica, realizaciones de virtuali- dades ya dadas como tales (y cada cambio es, en cierto sentido, “interno”), aquello que es cambio (“diacronfa”) de la norma es funcionamiento (“‘sin- cronia”) del sistema; y aquello que es cambio del sistema es funcionamiento del tipo lingilfstico. No obstante, aquello que el sujeto hablante aplica en sus actos de creacién lingiifstica no es la técnica hist6ricamente objetiva del lingiista, sino siempre una técnica interpretada. Y su interpretacién es, las més de las veces, correcta, pero en ciertos casos puede ser objetivamente “falsa”: puede ser “reinterpretacién” (por analogia “errénea”). En lineas generales, la norma cambia exclusivamente a través de la aplicacién del sistema (real o “reinterpretado”); el sistema, tanto a través de la aplicacién del tipo como a través de la reinterpretacién del sistema mismo, y el tipo, s6lo a través de la reinterpretacién (que puede ser motivada por la copre- $sencia de dos o mds tipos en la misma lengua histérica o por la interferencia 1 ntre lenguas diversas). 7. La primacia de Ia historia, Podemos, por tanto, reafirmar nuestra tesis inicial: efectivamente, sélo la historia puede corresponder al ser real de la lengua. En realidad: a) Sélo la historia puede considerar (y considera) conjuntamente Ja varie- dad y la homogeneidad de la lengua. La descripcién sistemdtica no puede considerar la variedad sin perder su coherencia. La variedad, sin embar- gO, No es una dimensi6n espuria 0 secundaria, sino mds bien una dimensién intrinseca de la lengua, reflejo de la esencial creatividad del lenguaje. Y la lengua no funciona s6lo por medio de sus estructuras internas, sino también por medio de la variedad conocida por los hablantes. Pero la descripcién sistematica coherente no puede dar cuenta, a este respecto, del uso lingiifsti- ca real: para ella, por ejemplo, los elementos napolitanos intencionalmente usados en un texto italiano son simplemente elementos de otro sistema (no obstante, su “status” funcional no sea del todo el mismo en el sistema napolitano y en un discurso en italiano de un milanés o de un florentino). b) Sélo la historia puede considerar con coherencia \a tensi6n entre las estructuras diacrénicamente concurrentes (‘‘viejas” y “nuevas”) y una mis- ma lengua funcional en devenir. Para la descripcién sistematica, en cambio, tales estructuras pertenecen o bien a sistemas diversos o bien son sélo variantes no funcionales (lo que, si se trata de estructuras opositivas diver- sas, constituye una contradictio in adiecto; cfr. el caso de la distincién o no distinci6n entre la e abierta larga y la e abierta breve en el francés comin actual). Las estructuras sincrénicamente concurrentes no pueden, en efecto, ser consideradas en su relacién cronolégica real (y conocida como tal tam- bién por los hablantes), si se prescinde de la linea del devenir. 32 EUGENIO COSERIU c) Slo la historia puede considerar la lengua en su constituirs gresiva realizacién en la norma y en el sistema de una técnica lingiifstica ya dada, respectivamente, en el nivel del sistema y en el nivel de! tipo lingiiis- tico. Ciertamente, la descripcién sistemdtica puede (y debiera) considerar la lengua como técnica abierta o sistema de posibilidades y, por ello, tener en cuenta, a su modo y hasta cierto punto, la dinamicidad inherente a toda técnica idiomética, Pero sdlo la historia, que “ve las cosas en su hacerse” (Ortega), puede registrar la realizaci6n efectiva de las formas y construccio- nes supuestas como “posibles” en el acto de la descripcién y confirmar asi su “realidad”. 4d) La historia puede considerar la lengua en sus relaciones con las otras formas de la cultura espiritual y material de la comunidad hablante y, por ello, dar cuenta de cuanto en el hablar (también como contenido léxico como estructura sintéctica) est4 determinado, no por el saber idiomatic 9, sino por saberes extralingiifsticos. En cambio, la descripcién sistemati: Ca coherente se limita a la “lengua en si misma” y, por tanto, o interpreta o° perspectiva alterada o renuncia a interpretar las determinaciones extralin- giifsticas del hablar. 8. La historia como lingiiistica integral. Con todos estos argumentos no se pretende negar la validez de la descripcién sistemdtica, en particular de la descripcién estructural y funcional que, en realidad, para su objeto, es la \inica adecuada; esto, también en virtud de todo aquello que este objeto excluye: la fuerza del “descriptivismo” moderno reside en su riguroso “ascetismo”: en los limites que metodolégicamente se ha impuesto (admi- tiendo que estos limites sean reconocidos como tales). Se pretende mds bien situar las indudables conquistas de la descripcin funcional en el 4mbito més vasto de una ciencia lingiifstica integral. Y tampoco se quiere proponer un ingenuo “retoro a la historia”. En realidad, la descripcién no se encuen- tra fuera de la historia, ya que la descripcién de un objeto cualquiera en un momento de su historia es una parte de esta historia. No se tata, pues, de “tomar a la historia”, sino de darse cuenta de que no se ha salido jamas de ella (ni siquiera cuando se ha querido negarla). La descripcién est4, en efecto, contenida en la historia; mds todavia, es ya historia, aunque sea historia parcial y provisional, que quiere ser confirmada por la historia verdadera y propia. Lo que se pretende es sdlo watar de hacer patente que Ia historia (comprendidas las descripciones sistemdticas en ella necesariamen- te contenidas), lejos de ser, como a veces se ha dicho, una ciencia hibrida e incoherente (sistematica y atomistica al mismo tiempo, sincrénica y conjun- tamente diacr6nica, lingiifstica y a la vez no lingiifstica, etc.), es la ciencia lingiifstica integral, que aspira a considerar a sus objetos, las lenguas, en todos sus aspectos y con todas sus determinaciones internas y externas. En LINGUISTICA HISTORICA E HISTORIA DE LAS LENGUAS 33 este sentido, podemos proclamar también hoy dia, y tal vez con mejor fundamento, el célebre dicho de Hermann Paul: la Sprachwissenschaft -en cuanto ciencia de las lenguas- es efectivamente Sprachgeschichte, historia lingiifstica. ANEXO “PRO DOMO” De los miiltiples aspectos de la compleja problemética expuesta en es- te articulo sélo en sus Iineas esenciales, me he ocupado, ampliamente, en una serie de trabajos publicados a partir de 1952, entre los cuales, en par- ticular: “Sistema, norma y habla”, Montevideo, 1952 (reprod. en: Teoria del len- guaje y lingilistica general, Madrid, 1962). “Sincronia, diacronia y tipologia”, Actas del XI Congreso Internacional de Lingiitstica y Filologia RomGnicas, 1, Madrid, 1968, pp. 269-283. “Humanistenwissenschaften und Geschichte”, Jahrbuch der Norwegischen Akademie der Wissenschaften 1978, Oslo, 1979. “vom Primat der Geschichte”, Sprachwissenschaft, 5, 1980, pp. 125-145. “Los concepts de ‘dialecto’, ‘nivel’ y ‘estilo de lengua’ y el sentido propio de la dialectologia", Lingiifstica Espafola Actual, 1, 1981, pp. 1-32 (re- prod. en México, en un “cuaderno” con el titulo Sentido y tareas de la dialectologia, México, 1982). “Linguistic Change Does not Exist”, Linguistica nuova ed antica, 1, Gala- tina, 1983, pp. 51-63.

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