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NUEVA INTRODUCCION ALA TEORIA DE LA LITERATURA Miguel Angel Garrido Con la colaboracién de Antonio Garrido y Angel Garcia Galiano xz EDITORIAL SINTESIS Director Miguel Angel Garrido © EDITORIAL SINTESIS, 8. Vallehermoso, 34. 28015 Maciid Teléfono 91 593 20 98 tp wwrvesingesis.com © Miguel Angel Garside ISBN: 86-7738-776-1 Depésito Legal: M. 36.060-2000 Reservados todos los derechos. Esté prohibido, bajo las sanciones penalesy el resarcimiento civil prevsts en las eyes, reproduc registrar o transmit esta publcacin, integra o paccslmente por cualquier sistema de peracion y por cualquier medi sea mecinico, lectrénico, magnético, electeodptico, rr fotocopia © por cualquier oro, sin la aucoiaacin previa por eserito de Editorial Sines, S.A. Impreso en Espa - Printed in Spain Un lingtista ciego a los problemas de la fancién poética dl Ienguaje y un estudioso de la literatura indiferente a los s que plantea la lengua y que no esté al corriente los métodos lingiisticos son igualmente un caso de flagrante probl le R.Jahobson CCualquier comprensién coherente de lo que es el lengus- je y de cémo acta, cualquier explicacién coherente de la pacidad del habla humana para comunicar signif ‘imienco esti en wltima instancia, garantizada por el supues to de la presencia de Dios. Mi hipstesis es que la experiencia del significado escética infiere la posibilidad necesatia de esta “ presencia real” G Steiner de la literatura publiqué en la editorial SGEL y del que se ven~ dieron muchos ejemplares, Las dos citas que coloco como pértico ponen de relieve las lineas maestras de mi compromiso: lo mas facil de estudiar eo el arte fabricado con palabras es el procedimicnto de elabora- cién y, por eso, la lingiistica es una herramienta indispensa- ble. Pero sila iterasura consisce también en compartir un des- cubrimiento 0 mostrar un horizonte nuevo, es evidente que la clave retérica no basta. ‘Aqui se abren dos opciones: la pesimista, que cree que el ser humano no tiene posibilidad de conocer la verdad y menos de comunicarla, y la optimista, que sostiene que, a pesar de los pesares, los seres humanos tenemos ambas facultades. Lo que Gecimos en un momento dado no es necesariamente algo que remire a mtltiples sentidos figurados y éstos a ottos y a ottos sin ninguna vinculacién ni control, sino que puede ser la expre- sidn de un descubrimiento que nos ayuda a nosotros mismos y a otros a crecer en humanidad En esta conviccidn se integran mis capsculos y en ella inclu- yo los dos de mis colegas, Antonio Dominguez, autor del quin- to, y Angel Garcia Galiano, autor del décimo, que han tenido la amabilidad de prestarme su colaboracién. ——————————— lL {QUE ES LA LITERATURA? 1.1. Definicién El término literatura se deriva del lain litteratuna, comado de las Instinusiones oratoriae de Quintiliano (11,1,4), Su rafz es ‘fare (letra) En plural, sterae, leteas, cosas escstas,castas. En {a historia de las modernas lenguas de cultura, el sérmino entra fa una serie de acepciones que R. Escarpit (1962: 259-272) ha sistematizado con acierto. Las exponemos a continuacién, tenalando con asterisco las que estén recogidas también en el Diccionario de la Real Academia Espafiola. 1, Ante de la palabra por oposicién a las otras artes (Ia pin- tura, a masica, etc)(*). Actualmente, es su sentido “fuer- ter que nacié a finales del siglo XVI y se consaga en le ‘bra de Mme. de Staél De la Liseérature (1800) 2, Arte de la palabra por oposicién a los usos funcionales del lenguaje. Corresponde al deslinde ere los escritos de creacion (“poesia en el sentido etimolégico) y los ftros escritos que feclaman un estatuto aparte como cien= Gifeos con la irrupcidn de las ciencias positivas a finales 19 6. del siglo XVI. Todavia en la obta del R Andrés Origen, progreso y estado actual de roda literatura (1782-1799) la expresidn conserva su contenido general, Arte de la expresién intelectual. Se trata de una acepeién gu se va Bijan a To largo del igo XVI y que piewde terreno al final para ser sustituida por Ia mencionada en ce P P ncionad: Arte de escribir obras de caricter perdurable. Acepeién conectada con la (1) y la (2). Pretende distinguir entre lo que es literature y lo que no lo es (producciones para el consumo de masas sin mayores pretensiones). Igual- mente, permite incluir producciones sin inteneién eren- dora, pero sobresalientes por su estilo Composicién artificial del discurso, Corresponde a un ‘empleo irdnico o peyorativo de la expresién (“eso no es ‘més que literatura’) con el mismo sentido de “no me ven g28 con ret6rica” 0 “eso no son més que filosofias”. Cultura del hombre de letras o ciencia en general a tenor de su significacién ctimolégica, Esta acepcidn es la domi- nante hasta el siglo Xvili(*). Conjunto de la produccidn de obras literasias en los sen- tides (1) y (2)(*). Conjunto de la procuccién literaria de una época, un pais, una regidn, etc. p. ¢j, literature espafola, literatu. ra americana, ete.(*). Categorfa propia de las obras que pertenecen a un géne- "oy tear de cordel nen an eta . Bibliografia(*). Acepcién empleada en alemén y que ha pasado 2 ser de uso coma en las demés lenguas, sobre todo én determinados contextos cientificos como Ia medicina: a lserasura exisente sobre exa enfermedad os tedavtaescast + Conjunto de fensmenos literarios en cuanto hecho his. t6rico distinguible de los demds. La literatwora espaiola en la Edad de Oro estan importante cone la cioneta Historia de la produccién literaria segtin cl sentido (8). Elipsis corriente en vex de Historia de la literatura, Por metonimia, manual de historia de la literatura Por metonimia, tratado sobre cuestiones literarias(*) Asignatura de los planes de estudio que versa sobre las acepciones (1), (2) y derivadas, 20 16. Instituciéa social que comprende una carrera profesional, una titulacién universitaria y una industria establecida, ademas de unos contenidos de escudio a tenor de (15) Como seve, en el wéimino confluyen sentidos de diversas pro- cedencias. Eximologicamente, el cardcter de algo escrito es evi dentemente el dominante. Sin embargo, podemos hablar de “lite: acura ora”, lo cual nos pone ante Ie rafz subtersdnea que conecta Jitenatwra y poesia (obra de creacién). Por otra parte, la clasifica- cién decimal de Dewey que se empleaba en las bibliotecas « te modernamente por otto camino al antigno sentido general de “cosas escritas”. En efecto, ahora no se trata de que nos refiramos alos escritos en general sia sustraer del conjunto los expecific mente poéticos, sino de que sustraemos del conjunto codos los que fancionalmente pueden ser calificados de alguna forma y nos quedamos con el resto colocado bajo la etiqueta de literatura: EL Quijote junto a las novelas del Cayote, las obras de Miguel Deli- bes codo con codo con las de Corin Tellado. Literatura significa aqu( todo escrito sin finalidad préctica inmediata, significado que no es ajeno a la concepcién por la que Kant establecia el caric ter de las artes como actividades no utiles. Es posible que en la susticucién del término “poesia” por el de “literatura” se pueda descubrir una diferente concepcién acer- ca de la naturaleza del objeto que ambos sucesivamente seffalan, “Poesia” es palabra aureolada por el prestigio que proviene de set producto de la actividad creadoza del hombre inspirado por las usas. “Literatura” pertenece a una tradici6n que hace vefere cia mds bien al dominio de las técnicas de escribir y a una pre- paracién intelectual: a una retérica, en summa, Nada tiene de ext fio que el Siglo de las Luces prefiriera el segundo al primero. De todas maneras, la doble verciente (cuestién de estética, cuestién de técnica) sigue siendo objeto de interés de cuantos se preocu- pan por el (los) fenémeno(s) literario(s), ‘Como ocurte con tadas las palabras, también literatura no nos oftece st significado sino dentro de cada contexto y situa- cién. £1 extaordinavio éxito que ha cenido en las lengua occ dentales (y en los ealcos hechos en otras) puede provenit tal ver de su misma ambigiiedad. La ereacién, el arte, remite sobre codo al origen individual del arcista creador cuyas produccio- nes se presentan como intocables en cualquier parte, ya se tra- 21 ‘acon aplicar rigurosamente el siguiente mécodo y salen de corri do. (Después del método se incluiré un poema hecho con él para que se vea lo facil que es y lo bonito que queda el poema.) Consta de una introduecién y siete breves reglas: te de una sinfonia que se intespreta 0 de una pintura que se expone. El arte hecho con palabras necesita ser traducido de Jengua a lengua en una operacién en que fundamentalmente se allega el contenido intelectual, “lo escrito”, ya que su dimen- sin estética tiene que ser “puesta” por el publico de otra len- gua al que se dirigen los mismos concepros, Esa necesaria dimension de intercambio social puede haber contribuido a que prevalezca la exptesin literatura. Tampoco cabe desdefiar la influencia que sobre la pervivencia del término haya tenido el hecho de que, al principio, toda poesia exigia un metro, de forma que lleparon a ser cuasi sinénimos poesia y discurso en verso. A medida que se fue abriendo paso también la ereacion en prosa, se hizo necesatio un término distinto del de poesia, Hasta aqui la definicién, Literaruraes todas estas cosas, La Teoria de la literatura pretende explicar las diversas claves —lin- giliisticas, estéticas, sociolégicas~ en que se asienta cada una de las posibles acepciones, Escarpit sefiala que “hay una ciencia estética, una ciencia ideolégica, una ciencia sociolégica de la liceratura, Sin duda, es posible tender puentes entre ellas y abrir puertas, pero es de temer que la palabra literatura no sobrevi- va a la operaci6n”, Habré que procurar que no sea asi. Ahora bien, seré misidn del atento lector descubrir en cada momen- to de qué acepcién se esté hablando en el libro. = Introduccién, Para hacer un paema no es necesatio espe- rar que llegue ninguna inspiracidn especial, ni hace fal estar en ayunas, ni ninguna de esas condiciones que hacen falta siempre para las demas cosas. Basta aplicar las siete reglas siguientes. — Primera, Se cogen unas cuantas palabras, en sf mismo poéticas, y se van distribuyendo poco a poco entre las diferentes estrofas. Por ejemplo, susurro, desvelo, tinti- co, alborada, crespones, aletco, nendfar, alondra, etc — Segunda. Se cogen unas cuantas palabras mas bien vul- gars ans qu poetic dndoes una terminalonade- cuada: pajarillo, arroyuelo, blanquecino, etc. HEP eee ep ect coer a Meee colores, de modo que se contradigen lo més posible los colores de cada pareja: negro verdor, blanco escarlata, aaul blanquecino, etc. ~ Cuarta. A unos cuantos verbos se les cambia de ocupa- cidn habieual, sin que se den cuenta, Por ejemplo: se cie- san las sombras ~en lugar de las puertas o ventanas~, se masca el silencio ~en vez de un buen filete-, se le clava un rején al firmamento en lugar de a un toro de tra- plo-, se mira uno en Ja brisa ~en lugar de en un espe. jor, se borda un aciago destino ~en [ugar de un sufride mantel-, etc ~ Quins. Se dssbuyenrambién entre ls etofas unas cuantas palabras, de esas que a veces emplea la gente sin fee ie ee dt eer ae inane, inedlume, baldio, etc. ~ Sea: Puede it bastane bien, pata lograr mayor fuera oética, aprovechar algiin pedacito de una poesia clés Ex eonocida; asa Ruben Dao se le puede coger exo de los “claros clavines” ‘Séptima. Si se encuentra a mano algdin estribillo, aun- que sea cortito, para repetir entre cada dos estrofas, mejor que mejor 1.2. Arte y lenguaje El poema se tiene como modelo acabado de lo que enten- demos por literatura, por lo que no estard de més empezar por anscribir una receta para hacer poemas que me pas6 hace afios tun amigo ingeniero. Al cabo, una receta no es sino un con- junto de claves, obtenidas por andlisis de productos ya proba. dos o un feuco de la invencidn, cuya puesta en prdctica certi- ficard su acierto o mostrara su cardcter erréneo. 1.2.1, Método para hacer poemas Se puede aprender a hacer cualquier cosa en esta vida a base de encontrar un mérodo adecuado. Hasta para hacer poernas bas- 23. Con este método, aplicado al pie de la letra, se puede con- seguir un poema tan completo como el que sigue, ticulado Ti senda Tesenda iQué hirsutos y enhiestos se yerguen! ~amargo espejueo- rises en la noche, cerrando sus sombras sobre el arroyuelo, Tu senda, Ayes y lamentos, suaves tintineos mecidos al viento cabalgan con furia, inermes e inanes yallé en la alborada lavan su rején sobre el firmamento. Tu senda La luna se mira en tu brisa Sabe que en la noche, donde las est cuando el canto duerme, suave y plac: se masca un silencio de angustias, que solo se quiebra junto al limonero, Tu senda ero, La alondra se viste de un blanco escarlata, Sus trinos golpean cual claros clarines, y como un susurro de negro verdor levanta su vuelo en la noche. dejando con llanto y en flor un negro y baldto desvelo. Tu senda, Junto al aletco de los pajarillos se escucha el mugido de una vaca en pena que borda su aciago destino, “torre de marfil, graciltintineo nentifar de plata de azul blanquecino. Tu senda Y alld entre las sombras mascando un silencio, al aire sus negros crespones, baja por tu senda, mi menda! 24 No deja de ser una broma, pero, sin duda, una broma ilus- rativa. La sensacién de poema que da el texto codificado segtin la receta, roto de modo estentéreo ~para no dar lugar a enga- fios~ con los segmentos de la vaca en penay mi menda, pro- viene de que habitualmente la creacién literaria discurre por los cauces de un uso especial del lenguaje: intenso empleo de caracteres afectivos (arroyuelo, pajarillo), extraiiamientos fren- te a los términos mas usuales para obligar a fijar la atencién (enhiesto, hirsuto), contravenciones del sistema inaceptables en el habla ordinatia (negro verdor, blanco escarlata), empleo meraférico de las expresiones (se cierran las sombras, se mas- cal silencio). ‘Al hablar de “lenguaje” hay que referirse tanto a la lengua natural como a otras formas de comunicacién. El empleo de palabras o expresiones acufiadas en otras obras poéticas co- nocidas o en la serie Literaria en general invita al receptor a establecer una actitud especial frente al enunciado que reci be en el que presupone que se le promete aigo (un descubri- miento, una fruici6n) distinto de lo que ofrece un texto ordi- Esta esperanza puede verse defraudada como ocurre en el ejemplo que acabamos de ver. Pero la decepcidn (el enojo o la sontisa) procede necesariamente de la vinculacién que realiza- mos entre procedimientos de lenguaje y cardcter literario en sentido fuerte Junto a los extrafiamientos que se han sefialado, existe, como se veré mis adelante, otro importante procedimiento en la el boracién de la poesfa, que son las repeticiones. No hace falta ‘ecurtir a los paralelismos tipicos de la poesta biblica. En este smplo se manifesta bien a las claras: “hirsutos y enhies- yes y lamentos”, “inermes e inanes’, “suave y pl ro", “negro y baldio”. Ademés, a todas estas repeticiones hay que aftadir la del estrbillo y la de la rima. Ya se ve que las repe- ticiones pueden ser de sentido (como las enumeradas), de soni- do (como la rima) 0 de sonido y sentido a la vex (como el est billo). Pueden deducirse de lo dicho algunos supuestos que se pre- cisaran a lo largo del libro. La litenitura no es s6lo cosa de len- guaje, pero habitualmente una especial elaboracién del len- guaje es sintoma de que nos encontramos ante un fendmeno 25 literatio, Dicha elaboracién puede estar puesta por el autor conscientemente al servicio de una intencién originariamen. te literaria a tenor de las reglas de un género determinado o puede haber surgido también de modo espontaneo como call dad de escritura no prevista, Lo normal sera que en el primes 60 los recursos sean més frecuentes y sisteméticos que en el segundo, pero eso sélo no es garantia de mayor calidad: un poema demasiado elaborado y sin chispa puede resultar de una pesader intolerable. Del ejemplo expuesto se deduce también a mi juicio un corolatio que no se debe pasar por alto. La Teoria literarin no exige siempre inevitablemente una jerge abstrusa (por no decit pedante). Es necesario dominar la terminologfa técnica como en cualquier otra especialidad del saber humano, pero hay que Procurar que esto no conduzca a la obseuridad. Por ejemplo, se masca el silencio es expresién anémala en cuanto contraclice tuna regla de subcategorizacién segiin Ja denominacién de la gramética generativa. No esta mal expresarlo asi, pero, en todo as0, es preferible reconocer el fendmeno a saber la etiquteta sin estar seguro de qué significa 1,3. Funcién de la literacura Para qué la literatura? Para ahuyentat los propios fantas- ‘mas? Para compartir un descubrimiento con los demés? Para proporcionar un entretenimiento por cuyo servicio se consi. guen recursos econémicos? Son preguntas sobre el fin dela lite. ratura de orden personal que no dejan de inquietar. Pero la cues. tidn sobre la utilidad de la literatura se ha formulado de modo preference en clave social tiene ya una larga historia que nos remite a afirmaciones tan evocadas como las de Platn sobre la necesidad de expulsar a los poctas de la Republica El verso de Ia Eptuola a los Pisone: de Horacio (aut prodes- 4¢ wolunt —.~ aut delectare poeta) ha sido, sin embargo, el lema de los dos polos ~deleitar y aprovechar~ que se han tenide como contrapuestos en un debate sin fin Hay quien defiende lo “stil” (a ensefanza que el texto con- tiene) como justificacién del arte y hay quien proclama lo “dul. e” (la mera fruicién) como objetivo alltime de la literatura, 26 Por supuesto, también existen partidarios de un cierto equili brio que intentan que ambas notas no se contrapongan sino «que se fandlan (delecar para ensefar). No deberia caber duda, en todo caso, de que el placer estético es ya tuna clase de “uti. lidad’. Se ha insistido también en que la literatura, como todo arte, es una forma de conocimienco segiin aquella afirmacién de Aristételes de que la poesia es mas “lilosdfica” que la historia, ya que la historia tefiere cosas que han ocurrido y la poesia las re tal como pudieran ocurtir. T. Todorov (1987: 43) lo ha expresado con brillancez: Novelista y sabio observan Ia vida de manera diferente, y el novelista puede no preccuparse de formular leyes generales sobre el desarrollo cel mundo o sobre el ser de! hombre; no estd sometido, pues, a ninguna exigencia de verdad-adecua- i6n: produce fieciones infalsables. Por el contrario, el novelis ta, exactamente igual que el sabio, esta sometido al principio de la verdad-desvelamiento: de la misma manera que el pintor produce un retrato infalsable y, sin embargo, verdadero, el nove: lista nos revela ia verdad, aunque sélo sea la de una fnfima par- cela del mundo. Si falta esto, no merece ser leido, Esta es la raz6n por la cual Shakespeare y Dosioievski, como se ha repe- tido con frecuencia, nos ensefian mas sobre el hombre y el mun- do que mil autores de obras cientfficas (y, hay que afiadir, que otros mil autores de dramas y novelas) En este contexto, el debate se plantea acerca de las relacio- nes entre verdad y belleza, pero ocurte que, porque algo que nos dice la literatura no sea verdad, no quiere decir que sea fal- 0, como supuso Platén en determinado contexto. Lo contra- tio de “verdad”, entendida como adecuacidn entre enunciados y hechos empiricos, puede ser “ficcién”, y no “mentira”. Junto a la concepcién que presentan Ta literatura y las artes como formas de conocimiento, estan las que proclaman que deben asuimir una finalidad propagandistica. Conviene desde el principio hacer algunas matizaciones al respecto. La literacura es lengua, encrucijada de lenguajes, inevitable- mente impregnados de presuposiciones de la época, del grupo, del autor. En cierta medida, no se puede hablar de literatura alguna “inocente”: todo texto literatio es retérico, perstasivo, 7 aunque no todo texto retérico sea literario. Ahora bien, esto es tina cosa y otra muy distinta el postular que la verdad de la lice ratura consiste en ser vehiculo de propaganda. C curso politico, cualquier ensayo doctrinal, tiene mds utilidad a este respecto que la literatura. No tiene sentido plantearse ese fin que, ademés, se ha revelado absolutamente intitil en aque llos perfodos de la historia que, faltos de libertad, han intenta- do instrumentalizar la literatura como sustitutivo del panfleto. La literatura invita a compartir un descubrimiento, pero ese descubrimiento se implica en las leyes mismas de la creacién artistica y no se deriva de imposicién externa a ellas. En otro caso, se notard que se trata de algo postizo. Otras opiniones acerca de la funcién de la literatura se ins- piran en las afirmaciones de la Podtica de Aristdteles sobre la “catarsis”, Liberar de las emociones puede tener que ver con «xe deshacerse de los propios fantasmas que se ha dicho al prin cipio. Lo que no esté tan claro es que la literatura libere de las pasiones, A veces, parece més bien que las alimenta. Por de pronto, las emociones suscitadas por la literatura no son las mismas de la vida real: no existe garantia alguna de que revivan la emocién originaria que desencadené en el artista la inspiracién de la obra, tampoco de que la obra reproduzca en el receptor la mismas emociones originarias. La literatura no entrega emociones, sino percepcién de emociones, Sin embargo, por lo que hace a la tragedia estudiada por Aristételes y los géneros que pudicran ser asimilables, no cabe duda de que poner ante el espectador situaciones limites for- ma parte muy principal de su finalidad que tal vez pueda ser definida de un modo riguroso como “catarsis” o putificacién del piblico, que se ve abocado a tomar conciencia de la pro. pia contingencia, a la inquierante intuicién de que nadie es absolutamente duefio de su destino. Sin duda, la finalidad de la literatura no ha estado en la mente de los primeros autores que se hayan tenido a s{ mismos por tales. Mas bien, debié surgir como pregunta de filésofos, utilitaristas o moralistas (Wellek-Warren, 1949: 45), y los artis- «as se han visto en la necesidad de buscar una respuesta, le for- mular la apologfa como se dice en lenguaje teoldg se ve a lo largo de la historia, hubo que esperar al siglo XIX y al Romanticismo en concreto para encontrar una apasionada defensa del “arte por el arte”: consigue la finalidad de la livera. tura como obra de creacién quien provoca con su obra el goce estético, realidad cuya naturaleza no es facil de definir, pero es posible, al menos, sefiala Relacionadas con esta cuestién estén las disputas sobre la oposicién forma y fondo o la de ideologia y pasatiempo. Vere- mos més adelante cémo “contenidista” y “formalista” han sido palabras empleadas como insulto a ambos lados de las respec- tivas fronceras Mas, en fin, muchos seres humanos a través de los tiempos han sentido la necesidad de expresar con sus palabras emocio- nes 0 de contar historias, otros muchos se han sentido compe- lidos a recibirlas. Por eso ha existido siempre, con ese nombre w otto, a literatura, fendmeno de palabras y, por consiguiente, de fondo y forma: no es posible transmitir un contenido sin expresién ni ofrecer una expresién sin contenido (aunque sea en su inquietante grado cero: la palabra que no “dice” nada se convierte en mtisica...) 1.4, Los estudios literarios. Teorfa, critica e historia literaria Los estudios literarios actuales tienen su antecedente remo- to en la Retérica y en la Poética, que fueron las disciplinas que, como veremos en el capitulo siguiente, han cubierto a través de los siglos de nuestra cultura occidental el espacio de lo que hoy llamamos Teoria de la liveratura. Sus antecedentes inmediatos se encuentran en el siglo XIX y.son hijos del Romanticismo. En el siglo xviii, las observa- cones que habfa legado Aristoteles en su Paéticay Horacio en la Epistola a los Pisones se mantenian fosilizadss e incluso trans- formadas en una normativa rgida, en una férrea preceptiva que nunca estuvo en la mente de los autores cldsicos invoca- dos como autoridades. El supuesto que estaba en el trasfondo era éste: si determinados autores han conseguido un discurso artistico (o brillante) con determinados procedimientos que se han podido inventariar a partir precisamente de los resultados, bastard configurar unas recetas con dichos procedimientos para que el que las aplique tenga la certeza de éxito. Se trata del prin- cipio de imitacién del clasico 29 Las poeticas y las retéricas se transformaron en las precepti vas 0 recetarios de normas para lograr un discurso artistico. Como inercia escolar, siguicron hasta bien entrado el siglo Xx En cambio, fueron barridas del mundo intelectual con ef clima romédntico del XIX que se negaba a encorsetat la capacidad cre- adora en moldes preestablecidos. De todos modos, la experiencia acredité siempre lo estéril del principio de la imitacidn de auto- res como fuente de arte. El significado del discutso se forja en su contexto y situacidn, de modo que para lograt lo mismo muchas veces hay que hacer “otra cose”. La literatura no se fabe- ca mecdnicamente. Ast las cosas, se iba abriendo camino en el siglo XVII Ia doc- trina de Herder, quien propugna el estudio de la literatura des- deel punto de vista histérico-genético. Se trata de examinar ‘eémo nace una obra o una cosriente y cémo se produce su cre- cimiento, asi como la comunicacién entre autor, clima social y cultural de su época y las repercusiones en su obra Los estudios literarios se convierten exelusivamente en his- téricos, fruto de una mentalidad que empieza a estar fascina- da por la ciencia y que entiende siempre ciencia como ciencia positiva. En las cuestiones de humanidades no cabia més cien- cia que la historia. A esto se afiade la alianea estticta de la his- toria literaria con la naciente filologia que conocfa por enton- ces un gran desarrollo en su funcién de estudiar y establecer textos antiguos mediante procedimientos positivistas La historia positivista y materialista se alza con la preten- sién de ser la nica disciplina rigurosa de estos estudios. La historia literatia es la disciplina que se propone el conoci- ricnto de los textos literatios del pasado, la biografa de sus auto res, su relacién con la tradicién literaria, su agrupacién en movi- ientos, escuelas 0 generaciones y las conexiones del fenémeno literatio con otros fenémenos de la misma época y cultura, El cardcter erudito y documental de estos estudios es un ras- go indispensable. El historiador necesita conseguir textos autén- tices y bien fijados y tener pruebas febacientes de que las atri buciones de auroria, fecha y circunstancia en que nace el texto son fiables, La indagacién bibliogrifica y de fuentes supone un 4a priori absolutamente insoslayable. Entre as labores que se enmarcan en la investigacién hist6- rica de la literatura destaca la edicidn critica de textos (A. Ble- 30 cay 19835 M. A, Pérez Priego, 197), que tiene por fin repro- ducir la forma originaria del texto ante el que nos encontramos, de modo que sea la que su autor le quiso otorgar, salvada de los errores y cambios de todo tipo que hayan ocurtido a lo largo de su conservacién. El proceso de una edicién critica consta de la recensio, o recopilacién de manusctitos y ediciones existenves de la obra en cuestién, callazie, o conftontacién de los distin- tos ejemplares de que se dispone y, finalmente, la redaccién del stemma, que es una especie de Arbol genealégico establecido a base de las relaciones de unos manuscritos con otros, asf como de los manuscritos con las ediciones. Los manuscritos se clasifican en autégrafvs, esctitos por el propio autor al que sc le atribuyen, 0 apdgrafés, copindos direc 1 indirectamente del original. No siempre los aitégrafos son mis fiables. Puede ocurrit; por ejemplo, que un apégrafo sea copia de una versién posterior y definitiva que un autor ha rea lizado a partir de una primera redaccién de su obra La eleccién del manuscrito 0 edicién que servirdé como tex- 1 bisico puede ser tremendamente complicada. Una vez cola- cionados las diversas ediciones y los manuscritos disponibles, hhay que decidir a cudl se ha de otorgar mayor autoridad. Un manuscrico que difiera notablemente de una edicién impresa puede hacernos sospechar de la edicién, pero también puede ‘ocurrir que el autor haya gestado una versién diferente a base de corregir pruebas de imprenta y resulta que la version mas ajustada a Jo que el autor quiso entregar a los lectores es pre- cisamente la impresa. Las ediciones criticas incluyen un apanato ertico en el que se consignan las variantes que presentan los diferentes manus- ctitos 0 ediciones en relacidn con el texto bésico propuesto, En este aparato, normalmente el editor explica las tazones que le llevan a elegir una lectura wu otra. En fin, toda edicién de textos tiene por objeto poner al alcance del lector obras distantes por el tiempo o por su forma de conservacién. En este siglo la critica textual ha recibido también el nue vo nombre de ecdétiea, disciplina que incluye todas las opera- ciones precisas para la preparacién de la obra en orden a su edi- cién que, ademés de la edicidn critica, puede revestir otras modalidades, al Edicién facsimilar es aquella que resulta de reproducir foto ificamente un texto que por su cardcter venerable, stu rareza o el valor de sus ilustraciones artisticas se ha considerado pre- ferible entregar al lector en la misma apariencia del manuscti- 00 de la edicién de que se trate La edicién paleogréfica o diplomatica presenta exactamen- te el texto como la anterior, pero lo hace mediante procedi- miento de imprenta que reproduce signos, abreviaturas, pun= tuacién e, incluso, errores del original, que se suelen marcar mediante la inclusién de la advertencia sic escrita entre parén- tesis, La edicién anotada tiene como fin mantener en estado de vigilia una obra mediante la inclusién de datos 0 comentarios gue hacen comprensibles aquellos pasajes que pueden haber- se vuelto menos inteligibles con el paso del tiempo por el cam- bio de cultura o el cambio lingiistico, Ademés de estas ilus- traciones de carécter hist6rico, también hay ediciones anotadas (escolates 0 no) que pretenden ayudar de miiltiples maneras al lector en Ia adecuada comprensién del texto. En estas tiltimas interviene més el critico literario que el fildlogo estricto o el historiador de la literatura Otra tarea propia de la historia literaria es la datacién de los textos. Muchas veces, la fecha de publicacién esté impresa en el propio volumen, pero hay otras (sobre todo en obras anti- guas) en que no existe tal constancia. Ademés, puede ocurrit que la fecha ofrecida por el autor sea (deliberadamente 0 no) falsa o que la obra se haya prolongado muchos afios en su red cién, por lo que cabe rastrear diferentes fechas para partes dife rentes. Como ensefia Lanson, los problemas cronolégicos son de suma importancia para el historiador dela literatura (1910: 48), pues toda obra ha de ser interpretada en relacién con el con- texto en que se produjo, ya que es a la vez hija de su tiempo y origen de influencias sobre su mismo tiempo. En todo caso, la cronologia, como es obvio, guarda una estrecha relacién con la historia, pues mal se podtia establecer la secuencia de hechos sin una linea temporal sobre la que se marque la sucesividad. La datacién de una obra se efectia acudiendo a medios inter- nos o externos. Son medios internos la relacién de elementos del texto con hechos bien fijados cronolégicamente, persona- 32 jes conocidos o acontecimientos que han servido de referencia 1 otras historias. Un libro que sefleje o presuponga un acon- ecimiento histérico ofrecer un término a qtco para su dat cin: sera posterior al acontecimiento de referencia. Igualms i el texto da como futuro un acontecimiento ya acontecido antes de la lectura, tenemos un término ad quem bien claro: el libro se escribié antes de que el acontecimiento se produjera. También se pueden encontrar indicios de orden temético 0 cestilistico caracteristicos en la evolucién del autor que permi- ton deducir la fecha de un texto por su relacién con otros tex- tos de datacién bien establecida que presumiblemente perte- necen al mismo periodo. No hay que descartar, sin embargo, que un autor se aleje y vuelva de diferentes estilos ni que abor- de registros muy distintos en el mismo momento, Son medios externos los datos biogrificos, testimonios de contemporineos, referencias extrafdas de cartas 0 diarios del Ademés de la datacién, la historia de la literatura establece influencias y fuentes. Fuente es un pasaje, un acontecimiento una imagen ya previamente existentes y que un autor apro- vecha cath conkeccién de su obra. Se trata de una presencia de orden concreto. La influencia, en cambio, es una huella més sutil que cabe detectar en un texto de un autor y que pres miblemente procede de otros autores en cuanto a sensibilidad, trasfondo ideolégico o recursos estilisticos. El estudio de las fuentes en toda su amplitud es uno de los enfoques posibles de la disciplina que se conoce con el nombre de Literatura com- parada, Una obra monumental del campo de las fuentes es el libro Literatura europea y Edad Media latina (1943) de E.R Curtius, que contiene wh magistral estudio de tépicos 0 esque- mas que pasan de una época a otra, de una literatura a otra, como estereotipos. Famosos son los clichés del carpe diem hora- ciano o del docus amoenus que han constituido lugares comu- nes en las mejores obras de nuestra literatura occidental. Hay que observar, sin embargo, que tratindose de petcepciones y sentimientos generales del espiritu humano es muy conveniente deslindar entte lo que es fruto de una influencia 0 lo que nace en diversos tiempos y lugares como consecuencia espontinea de la nacuraleza, es decir, distinguir entre influencia y poligé- esis. 33 Hasta aqui, las principales tareas de la historia, El critica literario y el tedrico de la literatura no pueden prescindir del historiador que le ha de suministrar los hechos ciertos, obje- tos del anilisis o de la poscerior teorizacién, Desde luego, tam- poco el historiador literario podrd prescindir del critico, Fl caricter especifico del hecho literario exige un tratamiento par- cular que incluye las clasificaciones genéricas, los registros estilisticos y las bases doctrinales: de esta manera, veniendo en ccuenta el rasfondo, se pod situar de un modo adecuado cada hecho literario en relacién con los ottos de sit mismo tipo y con Jos hechos histéricos en general R. Wellek (1963: 25-35) ha rastreado el uso de la expresidn orhrica literaria que se ha empleado teiteradamente a lo largo de la historia como sindnimo de poética o de retstica y, por consiguiente, de ceoria de la literatura, La critica literaria, en general, es la disciplina de carfcter analitico que se aplica a una obra en particular 0 2 un conjun- to de obras de un autor, una época o tn género, En este sen tido se relaciona con la teoria de la literatura como cara y crite de una misma moneda, En la medida en que la critica esta- blezca conclusiones acerca de una obra, las establecers en vir. tud de determinados supuestos (implicitos o explicitos) que presuponen una cierta teoria. Pero, cuando la critica hace el anilisis de un texto literario, ofrece materiales para poder abs- tiaer, a partir de lo concreto, principios generales de la cons- truccidn literaria, 0 sea, teorfa. No es otra cosa lo que ofrece Ariscételes en su Poética. _ Aunque el verbo griego Aréncin (uzgar) y el sustantivo éri- sds (juez) esti documentados en este sentido ya en el siglo IV antes de Cristo, la aparicién de esta acepcién en las lenguas occicenrales se puede calificar de accidental hasta el siglo XVII En la primera mitad del siglo XVII se adopta en Alemania el término “critica”, Como ha documentado Wellek (1965: 1, 55), Lessing, Herder y los hermanos Augusto Guillermo y Fede. rico Schlegel se consideraron ellos mismos criticos. Especial- mente Augusto Guillermo se esforzs en deslinclar el espacio propio de la critica entee la historia y la teoria. Sin embargo, {a palabra no harfa fortuna, desplaeada bien pronto por otias que cubrian su campo de significacién, Estética literaria y Cien- cia de la biteratra (Literaturwissenschafi) 7 Civica (Literaturkritib) fue expresion resetvada ala labor de tus intermediatios entre escritores y piiblico en los medios de ca militante y una ta nuestros dias y ‘enunicacién social. Se distingue asi wna sitica académica en oposieién que perdura h {ie supone gue la primera entraita una actitud valorativa y sub- jeriva cuya nica ley es el buen gusto del eritico, a diferencia de la universalidad que pretende la ocra opeidn (cient Asi, los estudios académicos de la literatura quedan repar- vidos entre una rama de la Estética, la que estudia ol arte hecho con palabras, considerada disciplina filosofica, y una histosia ve fa literatura, Ya en el sigho XX, la expresi6n Ciencia de la lieratura del toxin, con citalos tan conocidos como la recopilacién de Exma- tinger (1930), no se ha empleado en la demas lenguas sino oca- nnalmente y como variatio estilistica de Teoria 0 critica. inglés y francés, el término ciencia se identified tanto con Jas ciencias nacurales nas pudo sobrevivir en otro senti- «do, La oposicién al historicismo que marca los estudios lieratios 1 partir de comienzos de} sigho xx los lleva a albergarlos en inglés bajo el término eritica. Asi lo atestiguan los libros de [. A. Richards Principles of Literary evticisra (1924), J. C. Ransom, The New eri- icism (1941), oN, Frye, Anatomy of Criticism (1957). Hay que observar que el derivado criticism (criticismo) no ¢s més que un xpediente para salvar la homonimia en inglés entre quien cjer- ce lacritica y la labor que ejerce (en ambas casos, erie) En francés, a palabra critique tenfa un significado muy ampli cn Sainte-Beuve 0 en Hipdlico Taine. Con Brunette todavia era cl término que englobaba los trabajos de cuantos se oponfan a limitar los estudios liverarios académicos al ambito de la historia que triunfaba en las universidades francesas, con Lanson como gran inspirador. Se puede decir que, en general, se ha ido limi- tando la amplitud de su contenido semintico sin que, no obs- tante, deje de aparecer el sérmino para caracterizar la labor de refle- xién filoséfica sobre Is literatura 0 como simple sindnimo de podtica o de teorfa litecatia. De todas maneras, ¢s més apropiado templear poética paca la labor académica y critica para la funcién del que escribe en los suplementos de libros de los petiédicos. En espafiol, italiano y otras lenguas roménicas, la situacién no es muy diferente, Hasta los afos sesenta del sigho XX los estudios correspondientes en las universidades espaiiolas se 35 incluian en la asignatura de Critica literaria sustivuida en los setenta por la de Héoria de la literatura 0 Teoria literaria, Aho- ra empiezan a apatecer en los nuevos planes de estudio los dos eeulos con contenidos especificos distintos. En resumen, evtica litenaria significa: a) disciplina descrip tiva de carécter analitico a diferencia de la que esta slo prin- cipios generales especulativos, 4) Teoria de la literatura, Te tia literaria o Poética en cuanto que todo principio general puede ser concebido como fundamento de posibles anilisis, y 0 Teorfa de los principios y métodos que se han de emplear en la actividad eritico literatia, Esta acepcién ha recibido tam- bign el nombre de criticologia, que no ha tenido éxito, Por otro lado, la distincién entre eritica militante o perio- distica y critica académica, que ha suscitado frecuentes deba tes, estd a punto de ser superada por cuanto, de una parte, ¢s cada vex. mis frecuente el caso de profesores que ejercen la crf tica en los medios de comunicacién social, y de otra, son muchos los hombres de letras que optan en estos mismos medios por el andlisis de base teérica explicita y que participan incluso en las publicaciones literatias de tipo académico. Como dice Welle (1963: 35), “una terminologia, particularmente en una mate- tia tan evasiva como la critica literaria, no puede ser congel: da, aun por la més alta autoridad o la mas influyente asocia- cin de especialistas, Podemos ayudar a esclarecer significados, a describir contextos, a clarificar problemas y podemos reco. mendar distinciones, pero no podemos legislar el futuro” De un modo poco preciso, R. Wellek llama Teoria literaria al estudio de los principios de la literatura, de sus categorias y criterios (Wellek/Warren, 1949: 48). Con posteriotidad, el afin de otorgar un estatuto riguroso a una actividad que se habla convertido en disciplina académica ha conducido a numero- sos intentos de concretar el sentido de teoréa en esta expresin y de su pretendido cardcter cientifico. Por de pronto, cabe decir que la preferencia por el sintag- sma teorta de la literatura frente a teoria literaria tesponde all deseo de evitar el equivoco que supondrfa el hecho de que “lite- raria” se puede referir tanto al objeto (“de la literatura’) como ala propia teorfa (“imaginativa”,“litica") Con la expresin Teoria de la literatura nos tefetimos a una de estas tres actividades (Mignolo, 1983): 36 4) Formulacién de hipétesis que den cuenta de la comple- jidad del fendmeno literario. 4) Reconsteuccién riconal de acontecimientosltrarios, singulares 0 generales, del pasado. ©) Comprensién tedrica de los aspectos generales y repeti- bles del fenémeno literario. El sentido sefialado en primer lugar es el més débil que cabe atribuir a la expresién. Acoge el hecho liverario como una rea~ lidad consabida sobre la que no se pregunta previamente y pro- tater sisona eel la fostaacttn de Dilthey cx del lado de la comprensisn (versteben), objetivo las ciencias huma- nas. Sin duda, es en el que est pensando Wellek en la defini- cién propuesta més arriba y también al que corresponde la estrecha relacién antes sefialada entre teorfa y critica. Proba- blemente, la Filosofia de la ciencia abrigaria muchas aprensio- nes antes de otorgarle precisamente estatuto de ciencia, a que dificilmente objetaria su condicién de actividad de orden cientifico. El tercero entra de leno en el dmbito de la explicacién (enki ren), objetivo, segtin el propio Dilthey, tanto de las ciencias iit Goin de lx culesales Hay que sefialar que la tarea de determinar los aspectos generales del fendmeno literario incluye la btisqueda de una formulacién que sustente la pro- pia propuesta, Es decir, una labor epistemolégica previa. Los caracteres generales no son solamente unas realicdades que estan ahi delante concretadas en obras determinadas, sino rasgos hipotéticos que hay que justficar. Ademés, en este orden de cosas, los reglas de la literariedad atafien tanto a la explicacién, de fenémenos dados como a la de posibles hechos por venir. Esta teorfa bien pudiera considerarse como Filosofia o Logica de la literatura. Es de notar al respecto que las teorias literarias incluidas en el cercer sentido que venimos viendo ahora se basan en ins- cancias cientificas externas ala propia literatura. No sélo se t ta de la Epistemologia en general o de la Epistemologia culcu- ral (est4 por hacer, que yo sepa, una especfficamente literaria) como metateorfa en el caso de la Poética. La Teoria sociolégi- ca de la literatura o la Teorfa psicocritica, por ejemplo, deben justificar, ademds de su pretendida adecuacién al objeto lite- 37 rario, su congruencia con las exigencias propias de la ciencia (Sociologia, Psicoanilisis) en que se fundamentan 1.5. El andlisis literario Segiin hemos recordado, el anilisis de las obras literarias esta implicita 0 explfcitamente anclado en la teorfa 0, por mejor decir, en alguna de las teorfas literarias al uso. Existe una evi- dente relacién dialéctica entre teotia y anzlisis: seguin la hip6 tesis que se sustente sobre el fenémeno literario, sera las est tegias que se emprendan para analizatlo y, a la inversa, segiin los tesultados de los andlisis, se modificarin las hipétesis ted- ricas para conseguir Ia adecuacién, Podemos clasificar las metadologias de andlisis literario vigentes tras la produccién del siglo XxX rasa mado en tres gran- des grupos de limites borrosos entze si: inmanentes, trascen- dentes ¢ integradores. Llamatemos inmanentes a aquellos métodos que pretenden extraer conclusiones del mismo texto o grupo de textos consi- derados en si mismos 0 acaso con referencia aun modelo lin giiistico que permita elevar los datos a categorfa, pero siempre con independencia de cualquier clave ajena al idioma. Son meétodos inmanentes la Estilistica, el Formalismo, el Esttuc- turalismo, el Tematismo y el Andlisis estadistico, Los métodos trascendentes analizan la obra en virtud de tuna clave interpretativa que esté mids all de la configuracién lingitistica del texto. Son, entre otros, la Sociocritica, la Psico- critica y la Podtica de la imaginacién, la Estética de la recep- cign y la Hermendutica, Los integeadores abordan las claves analiticas en el proceso de enunciacidn, con lo que consiguen que los datos del enun- ciado se integten en un conjunto més amplio y que los datos del entorno sean tenidos en cuenta no como algo externo, sino en cuanto relevantes para el resultado de la significacién. Son métodos integradores la Semistica, la Pragmitica, la Retéri- a, la Linguistica del texto y las Teorias siseémicas de la lite ature. La Builissica about el fendmeno del estilo especial ela- boracién del texto que puede ser reconocido como hiiella del 38 artista sobre su obra, 0 estrategia lingiistica en orden 2 gui una peculiar arencién por parte del receptor. El anslisis de las figuras de estilo ha sido una constante en la historia de Jos estudios literarios. En la concepcién mis simple se han con- siderado elementos de adoro “superpuesto” a la secuencta nor- ‘mal del enunciado para embellecerlo, convirrigndolo en parte dle as “bella letras”, Aunque la atenci6n por el buen estilo debe set comiin a todos los registros lingiiisticos, se da por descon- tado que es en el registto literatio donde reviste mayor interés. E] Formatismo considera el andlisis de la configuracién del texto como objetivo fundamental, No se trata, en general, de que se desprecie el “fondo”, sino de aceptar que la forma mani- fiesta el fondo, que no hay forma sin fondo (ni fondo sin for- ma) y que, de todos modes, la forma es la via de acceso més inmediata de que disponemos. El tenor de las afirmaciones formalistas es muy distinto de escuela a escuela, ¢ incluso de autor a autor, dentro de una mis- ina escuela o época. Recordemos de nuevo que “Formalista” se hha empleado como insulto en determinadas ocasiones por los abanderados de métodos trascendentes contra los partidarios de estas metodologias. Eseructuralismo es todo método de andlisis que parta del supuesto de que las obras literarias (al igual que todos los hechos culeurales) pueden ser considerados como sistemas auténomos de dependencias internas. Existen diversos grads en el carde- ter estiuicturalista de una metodologia, desde las que adopran el supuesto estructural como un expediente entze otros, a as que tienen el estrueturalismo como trasfondo filoséfico vin- culado a una decerminada filosofia del lenguaje. Ast, puede hablarse de estructuraliseno como una escuela teética en si misma; de metodologia estructuralista como una entre varias que emplea una misma escuela y también de esti listica estructural, semidtica estructural, etc., en que “struc cural” especifica un tipo dentro de una opcién determinada, Volveremos sobre la cuestién. embargo, hay que sefialar desde el principio la importan- cia del estructuralismo en la teori critica y metodologia literacias del siglo Xx. Llega hasta el punto de que las periodizaciones de eseuelas y movimientos pueden agruparse en pre-estructuralistas, estructuralistas y post-estructuralistas (Culler, 1975, 1982) 39 E] andlisis temético se eentea en el nticleo del contenido semantico. A primera vista parece simetrico y contradictorio con el andlisis formal. Sin embargo, cabe el anslisis de la for ma del contenido como procedimiento de determinacidn d tema, que resultaria, a su vez, el denominador comin, inva- riante seméntico que proporciona la cohesiGn al texto y 6 pun to donde confluye el proceso de su significacién. Lo dicho se refiere ala Témdrica. La rematologta, en cam- bio, estudia la pervivencia de un tema a través de diversos tex- tos (p. ej, “el tema de D. Juan’, “el tema de Fausto”, et.). Estos ows estudios, aun teniendo el ema como objetivo, obvia mente no corresponden a una linea inmanentista de andlisis, EL Andliss estadissico determina la frecuencia de una pala bra, una expresién o una construccién en una obra o en un conjunto. En cuanto centrado en el texto, es un procedimien- to inmanente, aunque obtiene su mayor vireualidad con la com- paracidn ce sus resultados con las medias establecidas en el uso ordinario de las lenguas de que se trate. Ayudado de los ins- trumencos cibeméticos, resulta a veces utilisimo en los andl stilisticos 0 cuando se trata de establecer Ia frecuencia de aparicién de una recurrencia temética en los trabajos de la linea anterior, Su aplicacién solamente mecinica corre el peligro de caer en recuentos estériles. La Sociocritiea establece conclusiones que parten de la con- sideracién de la literatura como fenémeno social, Son diversas las relaciones que se pueden establecer entre literatura y socie- dad, aunque bisicamente se reducen a dos: el andlisis puede pretender ilustrar la sociedad utilizando el texto literatio como tun documento de época o establecer conclusiones acerca de la obra basadas, en tiltimo término, en las relaciones que se pre- sumen entre las estruccuras literarias y las sociales, Normal- ‘mente esta segunda linea se adsctibe filoséficamente al Ambi- to del marxismo. ‘Ours trabajos que cratan de la consideracién del fenéme- no literatio como institucién son ajenes al marco analitico que estamos valorando aqui La Paicocritica busca las claves interpreativas en la mente humana, ya sea ésta la del autor, ya sea el inconsciente huma- no colectivo, Paralcla a la metodologia sociocritica, suele inspi- rarse en alguna de las escuelas derivadas del psicoandlisis de 40 Freud, © sea, busca la interpretacién del cexto a partir de con- sideraciones que no son expecificas de la actividad literaria, sino generales del funcionamienta psicolégico del ser humano que di lugar a discursos, entre los que se encuentra el literati. Como en el caso de la sociocaftica, hay aucores que la concepttian como un camino metodolégico absoluto, mientras otros la presentan como una ayuda complementaria en la labor analitica La Padtica de la imaginacién es una de las modalidades de Ja linea anterior. La denominacién se debe al filésofo de ins- piracién psicoanalitica Gaston Bachelard y ha pasado a signi- ficar la interptetacién basada en simbolos antropoldgicos de cargcter universal. En algunas de sus realizaciones est emparentada con un ivtto temarismo que indagg las obsesiones fundamencales que cstin en el trasfondo de la creacién, rastreando las recurrencias tematicas explicitas o implicitas en la obra de que se trate. La ‘Mitocritica o Anélisis del mito son variantes de esta modalidad, metodolégica. La Exética de la recepcidn fija su atencién en el polo del lec~ tot y valora la obra en relacién con el horizonte de expectati- vas del pitblico, tanto en ef momento de sut aparicién cuanto ‘en sucesivas etapas del devenir histérico. Desde esta perspec- iva, se anula la apreciacién de la obra literaria como una “esen- ia” inmutable y se insiste en el earfeter histérico de su consi- deracién, Instaurar al receptor como eje de fa investigacién, segiin han hecho H.R. Jauss (1977) y otros autores de esta linea, ha supuesco un giro copernicano con respecto a las inda- gaciones literarias radicionales y ba dado lugar a nuevos enfo- ques en metodologias inmanentes (en la Estilistca, por ejem- plo) segtin veremos. Muchas de las conclusiones de la Estética de la recepcién se basan en Ia Hermendutica o doctrina de la interpretacion que, en lo concerniente a nuestros propdsitos, se inspira fun damentalmente en la obra de H. G. Gadamer (1960), quien pone de relieve cémo el conocimiento de un texto resulta de un didlogo entre el momento de escritura y el de lectura. El lector no puede desembarazarse de sus presupuestos de época, ceducacién y cultura a la hora de la interpretacién. [gualmen- tc, el establecimiento del sentido originario esc ligado a las, presuposiciones presentes en la subjerividad del escritor. Estas 41 Cuestiones, inspiradas sobre todo en Ia langa historia de Ja inter- pretacién de los textos biblicos, estén siendo adaptadas al ands lisis de los textos literarios con resultados que s siguen con creciente interés (Dominguez Capartés, 1994) La ovitica feminista (Moi, 1988) constituye una aplicacién inds de ciettos apartados, aunque es preciso consignarla apar. fe por cuanto se ha convertido en un reclamo masivo dentro del panoraina de los estudios literarios. Parece que ha venide a sustituir en el panorama de la critica al marxismo, virtual, mente desaparecido después de muchas décadas de presencia predominante. Incluso se podria avencurar que la erftica Femi. nista se difunde en grupos humanos semejances a los que st tentaron el marxismo. En cuanto ligada ala psicocritica, ana. liza el orden simbélico que ha instausrado tradicionalmente la opresién de la mujer por parte del vardn. Como critica socio. Logica, pone de relieve el dominio de las pautas masculinas como causa del poco aprecio de la literatura femenima alo lars g0 de la hiscoria. El que nadic hubiera advertido que los pri eros capitulos de la Biblia fueron escritos por una much segtin la infundada opinién de H. Bloom (1983), resultarig congruente con esta concepeién Es semiolégica aquella que aborda el anslisis de fa obra como sistema de signos. Atenta a los mecanismos de la produccién del sentido, adopta necesariamente estracegins inter. disciplinarias, puesto que el significado final es consecuencia dt los mliples cddigos que se entrecruzan en todo espacio de significacién. En el modelo simplificado de Ch. Mottis com. prende sintaxis (relacién de los signos entre si), seméntica (acl. cidn dle los signos con los referentes) y pragmtica (relacion de los signos con los elementos del proceso de comunicacisn). La Semidtica se identifica en parce con el estructuralistno en cuanto consiste en sacar las consecuencias de que odo sis. tema de signos es, por definicidn, cédigo, Asi, podemos decir que todo anilisis estructuralista no reductoramente inmanen. te puede ser semiético, aunque no todo andlisis semidtico es tipicamente pragmético. Como veremos, la naturaleza de Jos géneros también puede ser abordada provechosamente des- de aqui. La Retéricaes la diseiplina tradicional que se ocupa de la petsuasién por medio de la palabra. Desde Aristételes se habia tafdo en la cuenta de que los procedimientos de lenguaje que cemplean para atraer Ja atencidn sobre un mensaje con éni- mo de persuadir han de ser los mismos (al menos, en parte) «que los que se emplean con una finalidad estética. Por eso, a Jo largo de Ja cultura occidental se han confundido muchas veces Retética y Postica. Sobre todo, la parte de la Revética lla- Inada elocucién, que es la encargada del estudio de las figuras Modernamente, andlisis estilisticos escructuralistas han reivin- dicado el nombre clisico para su labor y, asi, han proliferado las Neorretdricas, Adeids, como toda literatura entrafia un algo de persua sidn, también se ha visto la Retérica como una ciencia del tex to atenta no sélo al enunciado, sino al proceso de emunciacién, con lo que no sdlo la elocucidn, sino también las otras partes se han integrado en los estudios de literatura, convirtiéndose asi el andlisisret6rico en el nombre clésico de un tipo de lo que hoy conocemos como pragmatica, : Se denominan Lingwistica del texto algunos anilisis promo- vidos especialmente en el dmbito centroeuropeo (van Dijk, 1977; Petafi, 1975) que quieren subrayar la importancia de la unidad textual por oposicién a ciertos estructuralismos ancla- dos en el nivel de la frase. Surgidos tras los primetos desarro- lls de Ia gramaica generativa, asuimen explfcitamente plance- amientos semiéricos, hasta tal punto que se puede afirmar sin temor a equivocarse que toda lingiistica del texto es semidti- ca, aunque no toda semidtica sea una lingiifstica del texto. Versiones integradoras de la sociocritica son la escuela de Bajein (1963), la Semiética de la cultura de I. Lotman, (1970), Ja Teoria empirica de la literatura de S. J. Schmidt (1980) y la 43 Teoria de los polisistemas propuesta por Itamar Even-Zohar (1990). Tienen en comtin el afén por dotar de un estatuto cien- Uifico a sus trabajos y, sobre todo, en algunos casos, el caricter totalmente ajeno a {o literario de sus conclusiones, lo cual no quiere decir en absoluto que carezcan de in La Desconseruccién, en fin, viene a suponer el grado cero del anilisis. La radical posicién antimerafisica de esta linea, inspi- rada en Paul de Man (1979) o J. Derrida (1967, 1972), niega que exista posibilidad alguna de buisqueda de la verdad, de ade- cuacién entre signos y referentes. En consecuencia, el intento interpretativo de la Hermenéutica serfa un objetivo imposible Todo texto, dicen, offece un lenguaje esencialmente retorico en que cada figura puede enviar a otra hasta el infinito, Imposi- ble, pues, fijar el resultado de la tarea analitica: afirmar que son posibles infinicos andlisis es igual que sostener que no es posi- ble ninguno. Tanto es asi que de algunas versiones vulgatae de la critica norteamericana se podria deducir que, no existiendo valores objetivos ni precedencias, en cuanto texto, tanto da El Quijote como una receta de cocina. Tras esta enumeracién no exhaustiva, hay que advertir no solo de las fronteras borrosas entre unas lineas y otras, sino tam bign de la existencia de posibles o (im)posibles mezclas, algu- nas de las cuales he dejado ya apuntadas. Como ya queda di s6lo cabe una exclusién, fa Desconstruccién no es una linea més de interpretacién, es un alegato conina la interpretacid Bibliografia Aguiar e Silva (1967: 9-158); Alsina Clota (1984: 37-108); Ange- not y otros (1989: 17-50); Aullon de Haro (coord.) (1994: 9-113); Brioschif di Girolamo (1984: 57-83); Diez Borque (coord) (1985: 67-120 y 523-551); Eagleton (1983: 11-28); Ellis (1974: 15-210), Gémez Redondo (1994: 17-51); G. Maestro (1997: 11-37); Her- nindez Guerrero y otros (1996: 11-40, 75-100); Lapesa Melgar (1968 7-52); Reise (1986: 13-32); Villanueva (coord,) (1994: 47-68 y 147- 163); Wellek y Warren (1949: 15-56) 44 2 CONSIDERACION HISTORICA. 2.1. Poética y Retérica Las cuestiones que aborda actualmente la Teorfa de la lite- aura fueron objeto de atencién de dos disciplinas de la Ila mada tradicién occidental (Grecia, Roma, sus raices y conti- nuidad) que denominamos respectivamente Poética y Retorica, La Poética era el arte de crear con palabras y, como vere- la composicidn del dis- mos, se dedicaba fundamentalment curso que produce efectos estéticos. La Retrica era el arte de persuadir por medio de la palabra y se ocupaba de la organizacion del discurso convincente, por ejemplo, del que debian poner en préctica los abogados en un juicio, Como para lograr un discurso convincente es preciso, cen primer lugar, attaer la atencién del interlocutor antes de con- seguir su adhesién a continuacién, desde el principio se cays en la cuenta de que los procedimientos que servian para con- seguir un discurso atractivo con vistas a la persuasién debian ser, al menos en parte, los mismos que se habrian de emplear para el discurso de cardcter estético. Asi, las fronteras entre Poé- tica y Retérica han sido con frecuencia borrosas, hasta tal pun- 45

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