You are on page 1of 144
shies periodos IMI Cec ee] linea RATE IElee LUIS CORVALAN \ Tres periodos en nuestra linea revolucionaria VERLAG ZEIT IM BILD 1982 Verlag Zeit im Bile RDA - 8072 Dresden, Julion-Grimeu-Allee Printed in the German Democratic Repubtic by Gratischer Grossbetrieb Vélkerfreundschaft Dresden 2419-5 Indice Nota preliminar El poder debe ejercerlo el pueblo 1, Nuestra téctica en las con reformista burgués 2. El Partido y los intelectucles A) Nuestros artistas y las escuelas estéticas B) Et Partido ensoncha el horizonte de sus hombres de letras y artes C) El Partido, tedrico colectivo 3, Unién de las fuerzas antiimperialistas 4. Se requiave plosmar er la lucha la més amptia coslicién populor 5, Unidad popular pera conquistar un gobierno popular jones de un gobieco 1, Mafiana debemos triunfar 2. Node hoy més revolucionaria que luchar por el del Gobierno Popular 3, Entramos a un periodo de agudes enfrentamientos con el imperialismo yanqui 4.El abastecimiento, campo de fa lucha de clases 5. Sobre la marcha de las cacerolas 6.Los trabojaderes deben tener plena participacién ‘en la administrocién de las empresas 7. Lo reforma agraria es tarea de todo el pueblo B.El Gobierno tendré todo el respaldo popular si aplica ung politica firme contra los sediciosos 9. Lo pugna por el poder " 24 25 3 70 24 7 103 109 5 10. Debemos cerrar filas en torne ol Gobierno y no minar su autoridad 11. Se necesita direccién Unica del Gobierno en lo lucha politica y en la esfera de la economia 42. Estamos por el cidlogo que propone el Presidente 13. Ante la intentona golpists del 29 de junto 14. Carta ol Cardenal Silva Henriquez m 4.La revolucién chilena: sus grandes méritos y las causas de su derrota 2. Patriotas: |Sdlo unides derrotaremos al fascismo! 3. La Iglesia catdlica y las persecuciones fascistas 4. Los desaporecides 5. En torno a la posibitidad de un acuerdo cen la Democracia Cristiana 6.La unidad antifascista y los compromisos 7.El régimen es transitorio 8. Lo principal es la lucha de mosas 9. Nuestro proyecto democratico A) Una nueva democracia para Chile 8) El fascismo debe ser proscrito C) Sobre las Fuerzas Armadas B) Nuestra politica es de amplia unidad democratica ©) Nuestro futuro seré socialista F) Patriotas ¢ internacionalistas G) El marxismo-feninismo gana més y mas adeptos 10. Buscamos aliados permanentes y no comparioras de ruta 11, El derecho del pueblo a Ia rebelién es indiscutible 12, Avanzar por el camino de la Unidad y de Ia lucho dominande las mas diversas formas de combate 13. La lucha es Jo primero y la unidad es la clave de la victoria 14, Nuestra tinea es elaborada colectivamente 15. El futuro de nuestra Patria esta ligado a le lucha de todos los pueblos por Ia par, Ia libertad y el sociatismo 16.Segulmos propiciando el acuerdo de toda la oposicién 17. América Latina jamés oceptard el vasallaje Estamos con Polonia socialiste El sexagésimo aniversario de nuestro Portido 127 131 1m 145 148 149 134 195 197 19 204 206 207 212 212 217 219 Nota preliminar El presente libro contiene una seleccién de discursos, articulos, cartas y declaraciones del Secretario General del Partido Comunista de Chi Luis Convaldn, quien fo ho.confeccionade —con los materiales que ha tenido a la mano- a peticién de la Editorial Dietz Verlag (Berli lo publicaré en alemén. Los toxtos se publican integros, abe fragmentodos por el propio autor, conservéndose en todos ellos tanto el contenido como las formas originales. Se presentan en orden cronolé- gico salvo casos en que ha pr tacarlos temdticamente. A través de esta recopilocién se puede apreciar la politica del Par- tide Comunista de Chile en tres periodos de su linea revolucionaria: eno relarmista burgués del ex Presidente deméeratacristiano Eduardo Frei, durante el Gobierno Popular de Sal- vador Allende y bajo el régimen fascista de Pinochet. De ahi el titulo del libro: Tres periodos en nuestra linea revolucionaria, simulténeamente en alemén y en espofiol. Berlin, 1982 El poder debe ejercerlo el pueblo Informe al XIf Congreso del Partido, 13 de marzo de 1962. (Fragmentos) Alo largo do muchos aftos, las masas populares de nuestro pais han hecho numerosas y ya suficientes experiancias, han adquirido el cono- cimiento general necesatio acerca de lo que representa cada clase y codo partido, abriéndose paso hoy dia la convicclén de que fa clase obrera y ef pueblo deben ragir sus propios destinos, Ha emprendido veloz vuelo la idea de que no hay ninguna otra okternativa, ningtin otro remedio que alcanzar un gobierno del pueblo @ fin de resolver los problemas, abrir las compuertas al desarrollo de Jos fuerzas productivas y lograr el bionestor da las masas. Lo que en estos instantes esté planteado, fo que brota de lo vide, fo que surge de la realidad objetiva con una fuerza irresistible, lo que atiora pujante en fa conciencia de fa mayotia de los chilenos es que ahora el poder debe ejercerlo e! pueblo. miEl Acta de la Declaracién de la Independencia de Chile, que lleva la firmo de Bernardo O'Higgins, Padre de Ia Patria, en su parte reso- lutiva dice: «..Chile y sus islas adyacentes forman, de hecho y por de- echo, un Estado libre, independiente y soberano, y quedon para siem- pre separados de la monarquia de Espata y de cualquiera otra domi- Racién, con plena aptitud de odoptar fa forma de gobierno que mas convenga a sus interasess, Esto significa que un documento juridico, anterior y superior o toda Jeglslacién nacional, base o fundamento de fa existencia misma del Estado chileno, reconoce que nuestro pais, junto con su Independencia, adquirié ta «plena aptitud de odoptar fa forma de gobierno que més convenga a sus interoses De aeuercio con esto, e! pueblo chileno tiene plena atribucién pare establecer mafiona una repiblica popular inspirada en los principios del morxisme-leninismo. De acuarde con esto, la representacin chilena en la Conferencia de Punto def Este quebronté una norma que es esen- clal en Ja vida politico y en ta situacién Internacional de Chile, De ° acuerdo con esto mismo, si mafana of pueblo de Chile resuelve adop- tor un régimen socialista, nadie ~desde el exterior puede impedislo sin transgradir 0 violar nuestra independencia. Es claro, por otra parte, que nuestro pueblo y jos demés pueblos latinoamericanos no le van a pedir permiso a sus opresores para darse el gobiemo que deseen. Seguirén mantenienda en alto fa bandera do Ja lucha por su plona iadependencia, NI las cdrceles, nf lo extorsi6n econémice, ni los planes interven- cionistas podrdn impedir que siga odelante el proceso de fa eman pacién de las naciones Jatinoamericonas. Es incontanible fa marcha triunfol de nuestros pueblos por el camino de la Independencia, del Progreso social y de una verdadera democracia, Ef grandioso ejemplo de Cuba los aliente. Los nuevos vientos que caren an al mundo fovo- Fecen su avance, Del fondo de su miseria emerge impetuoso of deseo de conquistar una nueva vide. Todo induce a tener amplia confianza en fa victoria, y rangers interviene militarmente en forma directa, contra fos Iuchas eradoras de los pueblos latincamericanos. Johnson ha declarado cinicamente su propésito de impedir que algin otro pais siga el ca- mino de Cuba. Para ello el imperialismo estd dispuesto a todo, a sem- bror la desolacién y fa muerte en ciudades y compos, haciendo tabla rasa del Derecho Internacional, como en Playa Girén, en Sante Do- ming y-en Vietnam, La independencia de cada pais y fa vida de cada pueblo latinoame- rleano estan en peligro. ¥ no hay otro camino de salvacién y de avance hacia el porvenir que el de la lucha de los més amplias masas popu- lores del continente en contra de la politica agresiva e intervencio- nlsta del imperialismo yanqui. Los pueblos latinoomericanos se hallan enfrentados a la necesidad histérica de unirse en la accién en defensa de la soberania de sus poises y de! derecho a su autodeterminactén. Para decirlo con las polabras del Xill Congreso de nuestro Partido: «La derrota de los planes agresivos del imperialismo emerge como la torea supremo, como la tarea de las tareas. La lucha por los cambios 3 revolucionarios y el Poder popular se unen en un solo todo al combate contra Ia intervencién norteamericang, por la soberania, por la auto- doterminocién y la paz». La misién histérica del proletariodo es poner término al capitalismo y construir el socialismo. Las tareas concretas, las toreas principales del proletariado en funcién del cumplimiento de esta misién histérica, cambion cade cierto tiempo en relocién con los cambios que se ope- ran en la situacién intemacional. En la década de los afios 30, cuando el centro de la reaccién mundial estaba en la Alemania de Hitler, la principal tarea concreta de la clase obrera y da los comunistas consis- 4ti6 en uni fuerzas contra el fascismo germano y en defensa de la liber- tad. Ahora que el imperialismo norteamericano es el gendarme de la reaccién mundial, la principal tareo concreta del proletariado consiste fen agrupar fuerzas en contra de su politica de guerra y agresidn, en favor de la liberacién de los pueblos coloniales, neocoloniales y de- pendientes, de la paz y de la coexistencia pacifica, unido todo esto a la lucha por los cambios sociales que estén al orden del dia en cada uno de los paises. En relacién directa con los pasos del enemigo, en uno que otro esce- nario y en uno que otro momento, adquiere mds relieve tal o cual as- pecto de la lucha mundial contra el imperialismo, pero cada frente de batalla forma porte del mismo movimiento histérico. La Revolucién Socialista de Octubre, que este afio cumple medio siglo, mareé el comienzo del fin del dominio del capital sobre el mundo y el inicio de la era del socialismo, de la época de la emancipacién de la clase obrera y de la liberacién de los pueblos oprimidos por el im- perialismo. El socialismo se construye en Cuba, en tierras de América. El conti- nente esté en plena ebullicién social. Se ha convertide en un impor- tante frente de la lucha mundial contra el imperialismo, por la demo- cracia, lo paz y el socialismo, El saqueo imperialista y la opresién de las oligarquias feudales mantienen en la miseric, en condiciones sub- humanas, a millones y millones de obreros, campesinos e indigenas y hieren los intoreses de masas inmensas de estudiantes, empleados y profesionales y de vastas capas de comerciantes e industriales que se Van incorporando de més en més a la lucha social. La senda que con- duce al creciente desarrollo de su conciencia y de su accién antiim- perialista y que permite ocelerar el proceso revolucionario es la del combate por aquellos objetivos que més las unen, es la senda de la lucha contra todas las manifestaciones de la politica agresiva e inter- vencionista del imperialismo norteamericano. A los pueblos de América Latina los une el combate contra el ene- 32 migo comin -e! imperialismo ‘norteamericano y las vas~ y la necesidad de mantener y desplegar la més activa solidaridad con la lucha de todos los pueblos del mundo, en especial con Vietnam y Cuba, con los movimientos antiimperialistas y antifeudales del con- tinente, tanto més si se han visto obligados a recurrir @ las armas =como en los casos de Guatemalc, Venezuela, Colombia y Bolivia— © si batallan en las més duras condiciones de la clandestinidad. Las guerras de la independencia del siglo pasado tuvieron en Amé- rica Latina un marcado cardcter continental. Bolivar, Sucre, San Mar- tin, O'Higgins. no sélo lucharon por la independencia de sus respec- tivos paises, sino también por la libertad de los demés pueblos de América. En ese tiempo no estaban constituides los Estados nacionoles y précticamente no habia fronteras geogréficas, sino imprecisos lindes de las administraciones coloniales que abarcaban varias de las actuo- les repiblicas. Por lo mismo, en los ejércitos de la independencia ha- bio oficiales y soldados de varias de las antigues colonias que par paron en la liberacién de uno y otro pueblo del continente. Con la independencia y el desorrollo del copitalismo se formaron los Estados nacionales y se delimitaron sus fronteras, América Latina siguié un destino comin, volviendo a enfrentar problemas comunes y @.un mismo enemigo. Pero no ha escapade ni podia escapar a la ley del desarrollo desigual del copitalismo, del desarrollo desigual de la sociedad. En el marco general del subdesarrollo de América Latina hay diferencias entre los paises que la componen, en cuanto a grado de desenvolvimiento econémico, politico y social, Esto determina el cardc- ter nacional de las revoluciones del continente, la diversidad de for- mas y la diferencia de tiempo en la liberacién de los pueblos latinoa- mericanos. La situacién de hoy es, por lo tanto, distinta de la que existia du- rante las guerras de la independencia del siglo pasado. Sin embargo, esta, por otra parte, el hecho de que el imperialismo norteamericano aplica su politica agresiva e intervencionista en escala continental y, tal cual lo ha puesto de relieve el Comité Central det Partido Comu- isto de Cuba en su declaracién del 18 de mayo, «internacionaliza sus guerras represivas, empleando soldados de diversas nacionalidades, como hizo en Corea y como lo hace actualmente en Vietnam del Sur, in de tropas surcoreanas, thailandesas, filipinas, neo- zelandesas y australicnas; como lo hizo en Santo Domingo, con la participacién posterior de soldados brasilefios, costarricenses, hondu- refios, nicaragiienses y paraguayos; 0 como pretende hacer a través, contra Cuba y los movimientos de liberacién de este continente». PO De este modo, la politica de! impericlismo hace més obligatoria la ‘accién conjunta de los pueblos latinoamericanos y realza el cardcter continental de su lucha y le conflere @ ésta una mayor trascendencia mundial. En la medide que el imperialismo, con la complicidad de las oligar- quies del continente, logra pasar por encima del principio de no inter- vencién, hace caso omiso de la soberania de cade pais, no respeta las fronteras geogréficas y se guia por la doctrina de las fronteras ideolé- gicas, los revolucionarios se ven obligades a llevar su solidaridad a nueva altura, incluso participando directamente en las luchas libera- doras de otros pueblos hermanos, siempre, claro esté, que asi lo re- quiera el movimiento revolucionario de esos pueblos y que se coloquen © su semvicio y actien bajo su direccién. En ciertos casos, como ecurrié en la guerra antifascista del pueblo espaiiel, la participacién en la lucha, en un pais dado, de los revolu- cionarios de diverses nacionalidades, puede cleanzor un carécter ma- sivo de signi n'y una importaneia politica histérica trascendental. | principal aporte de los 'revolucionarios @ lo causa racién de los pueblos y del triunfo de la clase obrera ‘en escala internacional consiste, ante todo, en dar la batalla por esta cousa en su propio pais y, sobre esta base, entregar la mayor solide- fidad moral y material a las luchas revolucionarias de otros paises. Ya en el Manifiesto Comunista, Marx y Engels, los creadores del marxismo y padres del internacionlismo proletario, subrayaban: «Por su forma, aunque no por su contenido, la fucha del proletariado contra la burguesic es primeramente una lucha nacional. Es natural que el proletariado de cada pais debe acobar en primer lugar con su propia burguesia.» En esta lucha nacional son los revolucionarios de cada pais los que determinan, en todos sus aspects, el rumbo y los toreas concretas que conduzcan @ su propia revolucién. Ellos conocen més que nadie la realidad en que actiian y estén en mejores condiciones para trazar sus objetivos y los métodos para alcanzarlos. Pueden equivocarse, pero sus posibilidades de equivocacién son menores. Y, en todo caso, no hoy otro camino para la elaboracién de una linea acertada por parte de los revolucionarios de cada pais que el de asumir sus propias res- ponsabilidades y aprender ante todo de su propia experiencia, de sus Exitos y reveses. Esto no excluye, por cierto, el intercambio de opiniones y, en ocasiones calificadas, hasta el consejo fraterno. La Revolucién Cubana ha sido una demostracién palpable de cémo la vida rompe los esquemas, de que no se puede generalizar ninguna experiencia en lo que tiene de singular. Al mismo tiempo, de este prin- 34 cipio no se puede extraer Ia conclusin de que lo singular de una re- volucién, y en este caso de la Revolucién Cubana, no pueda también darse en otro lugar, eunque no exactamente de la misma manera. En este sentido, creemos que en algunos poises de América Latina la lama de la revolucién podria prender como ocurrié en Cubs, con la creacién de un foco guerrillero. Neturalmente, para que ello ocurra no baston el coraje y la decisién de un grupo de revolucioncrios, aunque tal factor juega su papel y ste puede llegar a ser decisive. Se necesita, cl mismo tiempo e indis- pensoblemente, de condiciones generales favorables, no decimos en- teramente fovorables y plenamente maduros, pero si en proceso de moduracién, con perspectivas de madurar. Descubrir el lugar y momento preciso para iniciar una accién de tipo guerillero u otra forma de lucha armada que pueda ser el punto de Partida para la conquista del poder, no es, por cierto, cosa facil. Lenin clertaba contra el peligro de oventuras que suelen conducir al sacri- ficio indtil de valiosas vidas de revolucionarios y al retroceso de! mo- vimiento, Sin embargo, el leninismo se coracteriza por lo audacia crea- dora, por el propésito de llevar adelante el proceso revolucionario. Por ello, no se puede rechazar de pleno ni aceptar a fardo cerrado nin- guna forma de lucha. Lo esencial es tomar el camino del combate, tra- tando de evaluar lo mejor posible la situacién, tanteando el vado, sometiendo la tdctica a la prueba de la practico, halléndenos dispues- tos tanto al avance como al repliegue, siempre en busca de lo coyun- {tura que permita abrirte paso a la revolucién, En la lucha liberadora de América Lotina porticipa gente de las més diversas tendencias, hombres, mujeres y jévenes de distintas formacio- nes politicas y extracciones sociales. Va en interés de la cause revolu- cionaria ampliar y no restringir el frente antimperialista, incorporar a 41, en una u otra medida, o todos los sectores que estén o pueden estar contra el enemigo comin, incluida aquella gente que sin ser por ahora partidaria de 1a Revolucién Cubana ni de ninguna revolucién, est ‘embargo, por defender e! derecho de Cubs 0 construir el so- lalismo y el derecho de todos los pueblos latinoamericanos @ darse @l régimen que quieran. Cualquier intento de los comunistas de imponer a los demas sus Puntos de vista o de otras cortientes antiimperialistas de imponer los suyos, no favorece la necesaria unidad de accién ni ia necesaria am- plitud en la lucha contra el enemigo comin. De ahi por qué se deben Poner en primer término las tareas que unen y no los que separan, las toteas concretas en que todos estemos de acuerdo. En relacién con esto, pensamos que la Organizacién Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) y los comités correspondientes en cada pais deben concentrar su ectividad en el desarrollo y la coordinacién de la solidaridad inter- nacional, en las acciones comunes para la realizacién de las tareas comunes. Anhelamos, como el que més, que todos los revolucionarios, que todos los antimperialistas, que todos los movimientos populares en América Latina arriben a un pensamiento revolucionarlo comin. Pero se podré llegar a esto sélo a través de un proceso. Este proceso pode- mos acelerarlo, pero no darlo ya por terminado. Por lo tanto, si tras téramos de forzor un pensamiento comin a este respecto, surgitian grietas innecesarias @ inconvenientes para la cousa aue persequimos. Desarrollar [a accién conjunta en torno a las tareas comunes, buscar lo que nos une, dejar de lado 0 en segundo plano aquello que separa es [a conducta que més ayuda a reunir fuerzas en defensa de la Re- volucién Cubana, en la lucha contra el imperialismo y sus agentes, No es un misterio pare nadie que entre los revolucionarios de Amé- fica Latina hay distintos enfoques de uno que otro problema de la re- volucién en el continente. Tales diferencias hon surgido o resaltan con mayor nitidez cuando el movimiento revolucionario de América Latina ha visto llegar a sus filas masas considerabies de nuevos combatientes ‘que provienen de los sectores politicamente més atrasados del pro! tariado y de la pequefia burguesia y cuando, en el plano mundial, hay en el seno de los fuerzas revolucionarias discrepancias que tienen otin- gencia con la lucha que se libra en todos os rincones de la Tierrc. Se trata de problemas creados por el desarrollo de la sociedad con- temporénea, por fa nueva dimensién de los fenémenos sociales —que son los fendmenos més complejos—, por las diferencias de situaciones objetivas de las cuales se parte, por ef crecimiento de las fuerzas revo- lucionarias. Lenin decia que el desarrollo de! movimiento obrero, ta incorpora- cién de nuevos y nuevos reclutas, de nuevas capas de las masos tra- bajadores, «por fuerza llevaré aparejodas las vacilaciones en el terreno de lo teoria y de la tacticas, y llamaba la atencién en el sentido de que no se le podia oplicar «el rasero de cualquier ideal fantastico», sino simplemente, objetivamente, tomarlo como un «movimiento préc- tico de personas corrientes». En consecuencia, se trata de dificultades de crecimiento que no se pueden superar de un dia para otro. Pero es también un hecho obje- ive que el imperialismo trata de sacar y saca provecho de los desa- cuerdos entre las fuerzas revolucionarias y principaimente entre los partidos comunistas, Ello impone el deber de actuar de tal manera que “ las desinteligencias no impidan en ningun caso la unidad de accién contra el enemigo comin, porque esto favorece sus planes. 36 Ro los desacuerdos entre los partidos comunistas no constituyen un obstéculo insclvable para su entendimiento, ni las desavenencias en- tre éstos y otras fuerzas revolucionarios deben impedir la lucha man- comunada en contra del imperialismo. La experiencia ha demostrado que la polémice publica lleva gene- ralmente consigo la adjetivacién innecesaria y lo arbitraria calificacién de actitudes, El resultado principal de la polémica llevada en esta forma es el agravamiento y no la superacién de los dificultades. En tuna que otra circunstancia, frente a uno que otro problema, los parti- dos se ven obliaados a dar publicamente su opinién. No estamos en contro. Pero el mejor método para llegar al entendimiento es, indiscu- tiblemente, el contacto directo, el encuentro bilateral y multilateral, el didlogo fraternal y no ofensivo y, paralelamente y sobre todo, el desa- trollo de las acciones comunes. Las fuerzas motrices de la revolucién en América Latine son la clase obrere, los campesinos (en muchos paises en su mayoria indigenas), los estudiantes, las capas medias y algunos sectores de la burguesia nacional. Entre estas fuerzas hay contradicciones, primando sin em- bargo el interés comin en la lucha contra el imperialismo norteamer cano y las oligarquias. Por lo mismo, son reales las posibilidades de unirlas y su unién en el combate se hace necesaria. En lo aplicacién de nuestra linea en favor de lo unidad de accién de las més amplias fuerzas antimperialistas y antioligérquicas, los co- munistes partimos siempre de lo idea de que la olianza de la clase obrera con el campesinado, la alicnza del proletariado con los sect tes populares no proletarios, es la mejor garantia de la constitucisn de un sélide y combativo frente unico. Pues bien, la clave para avanzar en dicha direccién esta, en América Latina, concretamente, en el enter dimiento entre los revolucionarios provenientes del proletariado y los revolucionorios provenientes de la pequeia burguesia. En América Latina el proletariado es una clase social pujante y en pleno desarrollo. El nimero de asalariados que hay desde el Rio Bravo hasta ef Cabo de Hornos en sus tres cuartas portes proletarios indus- triales y cgricolas~ se puede calcular en cuarenta millones de perso- nas, lo que sobrepasa el cincuenta por ciento de su poblacién activa. En cinco paises -México, Brasil, Argentina, Uruguay y Chile-. donde viven casi los dos tercios de la poblacién latinoamericana, hay un pro- letariado relativamente fuerte. Y esto no sélo vale desde el punto de vista cuantitativo. En estos paises, asi como en Venezuela, Colombia yen general en todo el continente, no se puede dejar de tener en cuenta la presencia y la fuerza de la clase obrera. En todos los paises del continente existen partidos comunistas. 7 Cualquiera que sea el nivel de su desarrollo, los partidos comunistas de América Latina, como los de todo el mundo, son los portavoces de las ideas que més teme el imperialismo, son sus enemigos més odia- dos. Ellos heredan y encarnan los mejores tradiciones revolucionarias de sus pueblos. Los partidos comunistas de América Latina han realizado una labor verdaderamente histérica y trascendental en cuanto a la divulgocién del marxismo, a la difusién de las ideas socialistas en las masas, a la formacién en cada pals de una conciencia socialista cientifica ‘entre los representantes mas preclaros de la clase obrera y de Ia intelec- tualidad, a to educacién de la clase obrera en los principios del in- ternacionalismo proletario. Son los forjadores de la conciencia de clase del proletariado latinoamericano y de la conciencia antimperialista de nuestros pueblos. En la mayoria de los paises de América Latina, los partidos comu- nistas sufren represiones, enfrentan valerosomente el terror songriento de los verdugos de la clase obrera. No hoy pais del continente donde no pasen 0 hayan pasado por pruebas muy duras, incluidas la prisién de miles de sus militantes en cérceles y campos de concentracién, [as brutales flagelaciones en manos de la policia y el asesinato de no pocos de sus cuadros En esta lucha han forjado combatientes indomables y han acumu- lade una considerable experiencia, En varios paises del continente, los partidos comunistas tienen séli- dos vinculos con las mosas y constituyen una fuerza politica influyente ¥ a veces decisiva, de la cual ningtin sector puede hacer abstraccién. En varios otros paises son todavia partidos pequefios que atin no logren todas las calidades de la vanguardic. Pero la experiencia inter- nacional indica que los partidos pequefios pueden transformarse en grandes destacamentos revolucionarios y, a veces, de repente, por asi decirlo, El Partido Comunista Italiano tenia apenas quince mil miem- bros en visperas de la Segunda Guerra Mundial. Era sin duda un par- tido muy pequefo, atendido el hecho de que Italia tenia ya cincuenta millones de habitantes. Sin embargo, a la caida de Mussolini, al tér- mino de la Segunda Guerra Mundial, emergié con un poder inmenso, ‘egrupendo en sus filas a millones de trabojadores. A comienzos de 1958, cuando fue derrocada la dictadura de Pérez Jiménez, el Partido Comunista de Venezuela contaba apenas con 300 miembros, No obs- tante, a los pocos meses se transformé en un partido de decenas de miles de militantes y en lo primera colectividad politica de la ciudad de Caracas. Los partides comunistes son los organizadores de los sindicatos, 38 los que impulsan Ia lucha por las conquistas econémicas y sociales de los trebojadores, los que defienden y promueven la unidad obrera, los que forjan el nuevo patriotismo antimperialista, En sus filas esté lo més avanzado de la clase obrera y lo mejor de la intelectualidad latincomericana. Todos los partidos comunistas son hijos del proletarlado de su pro- pio pais y de la Revolucién de Octubre, es decir, frutos del triunfo de! leninismo, de la victoria de los revolucionerios sobre el reformismo. La formacién y consolidacién de los partides comunistas de América Latina constituye una preciada conquista del proletoriade revolucio- nario. ‘Su vida y su desarrollo no han sido féciles. No sélo han tenide que sobreponerse a las agresiones de los enemigos declarados, sino tam- bién enfrentar y derrotar al anarquismo y vencer al trotskismo y otras tendencias pequefioburguesos en sus propias filas. Con ta formacién de los partidos comunistas se produce la fusién de! morxismo con el movimiento obrero, hito absolutamente necesario, indispensable, para que la clase obrera, empleando la terminologia de Merx, no sélo sea una clase en si, sino que se transforme en una close pare si, es decir, para que pueda luchor conscientemente por su_emancipacié: En Ja vida de tos partidos comunistas, tanto en la ilegolidad como en la legalidad, suelen surgir tendencias malsanas, diversos expresio- nes de sectarismo, la tendencio obrerista, la posividad, el aventureris- mo, el conformismo y el acomodamiento. Ellas sélo pueden ser evita- das 0 derrotadas sobre la base de la lucha interna permanente por la aplicacién de la linea del Partido, del uso constante de la critica y ‘outocritica y de la accién cotidiana en el seno de las masas. Todas estas deformaciones, que nosotros, comunistas chilenos, las hemos vivido en carne propia, no oyudan precisamente a convertir al Partido en el gran destacomento de vanguardia de la clase obrera ydel pueblo. Las posibilidades de desarrollo de los partidos comunistas, de lo conversin en grandes partidos de los que ahora son pequefios, son ja que actian al frente de las luchas Los masas trabajadoras vienen viviendo diversas experiencias. ¥ al fin de cuentas, cierran y cerraran filas en tomo « los partidos comunistos. Esta es una cuestién que queremos dejar completamente en claro, Pero nos encontramos también ante otra cuestién que se debe tener muy presente. Nos encontramos ante el hecho objetivo de que, ademas del proletariado consciente, un importante sector de la pequefia bur- 39 guesia pasa a posiciones revolucionarias, lucha valerosomente por la liberacién de los paises latincamericanos y se plantea como fin el so- cialismo. El fenémeno se hace mas patente en América Latina después de la Revolucién sociolista de Cuba, Una parte de los elementos pequefioburgueses que se suman al cauce revolucionario se incorporan a los partidos comunistas © consti- tuyen o su alrededor un amplio circulo de amigos y simpatizantes y, en uno u otro caso, los influencian por un tiempo. Pero hay también tuna parte considerable de los revolucionarios pequefioburgueses que cfean sus propios partidos © movimientos, 0 se incorporan a partidos © movimiento a través de los cuales se expresan como el ala izquierda de los mismos. Esto iltimo suele ser favorecide por el sectarismo, Durante varios aiios los comunistas chilenos sustentamos ta consigna de la instaura- cién inmediota de la dictadura del proletariado, de la constitucién del Poder Soviético. Esta posicién sectaria no ayudé a la ampliacién de nuestras filas. (Al abandonar esa consigna, pasamos © concebir la tevolucién chilena como democrético-burguesa, viniendo a compren- der en 1945 que esta formulacién no sectaria era, sin embargo, tam- bién incorrecta por los cambios producides en la situacién mundial, el ascenso del proletariado, ef contenido de la nueva época y la mer ma de las posibilidades revolucionarias de la burguesio.) En cualquier caso, el surgimiento de tendencios revolucionarias en la pequefia burguesia es reflejo de la propia accién del proletariado, fruto de la labor de muchos afios de los partidos comunistas, conse- cuencia de todo el descrrollo histérico contempordneo, que esté dete: minado, principalmente, por la marcha del sistema socialista. Objetivamente, esto representa un ovance, un progreso y, por lo tanto, no es dable mirar el fenémeno sélo en funcién de los posicio- nes equivocadas o de las octitudes desesperadas que a menudo sus- tenton los revolucionarios pequeioburgueses. No se puede despreciar los posibilidades revolucionarias que ofrecen ‘amplios sectores de la pequefia burguesia rural y urbana. Por fo visto, la burguesia latinoamericana ya no es caper de encabezar los pro- esos revolucionarios, aunque si, algunos sectores de esta clase so- cial pueden participar en ellos. Lo pequefia burguesia, en cambio, tiene un amplio campo para actuar como fuerza revolucionaria y ocu- Par incluso un popel dirigente en los paises en que el proletariado es relativamente débil en el orden numérico 0 en el especto politico. La Revolucién Cubana ha ensefiado, entre otras cosas, que en la Pequefia burguesia hay reservas revolucionarias de una heroicidad en- ‘comiable para la lucha por la liberacién nacional y el socialismo. 40 Entre lo corriente revolucionaria que emerge del proletariade y la que surge del seno de la pequefia burguesia hay una relacién de uni: dad y de luche, hay muchas cosas que les unen y no pocas que los separan, La corriente revolucionaria que emerge de la pequefia bur- guesia suele subestimar al proletaricdo y a los partidos comunistas, es més permeable al necionalismo, al aventurerismo, al terrorismo y 1 veces incurre en actitudes anticomunistas y antisoviéticos. También es més propensa a caer en la desesperacién y en el subjetivismo. Con todo, es tna corriente revolucionaria, ante la cual el proletariado re- volucionario tiene y debe tener una relocién més de unided que de lucha, Entre ombas corrientes hay una pugna por la direccién de! mo- Vimiento, cierta necesaria lucha ideolégica. Pero toda prentensién de exacerber esa pugna y de llevarla al terreno de la liquidacién de una u otra cortiente revolucionaria, es un obsequio al imperialismo. Lo prueba el hecho de que el imperialismo y sus agentes se empefian, precisamente, en agudizar esa pugno, en conducirla a la ruptura. Por su parte, la llamada burguesia nacional trata también de producir més y més distonciomiento entre las corrientes revolucionarias del prole: toriado y de la pequefia burguesia, con el propésito de mantener o en- sanchar sus posiciones de clase. El entendimiento, la colaboracién, la accién comin entre el prole- tariado revolucionario y los sectores revolucionarios de la pequefta burguesia constituyen hey, en América Latina, un asunto cardinal, un deber de primer orden. Les partidos comunistas de América Latina comprenden la necesi dad del entendimiento con las demas fuerzas de izquierda y, ante todo, con aquellas que también aspiran al socialismo. A lo que se oponen decididamente es a dorles patente de toles a los grupitos y grupéscu- los antipartido que nada representan y que se alimentan del fraccio- nnalismo y de los resentimientos. La colaboracién en Ia lucha entre los fuerzes revolucionarias de! proletariado y de la pequefa burguesia puede llegar muy lejos, incluso la constitucién de un solo partido revolucionario marxista-leninista alli donde ambas corrientes tienen hoy sus propios partidos, En Chile, la colaboracién entre las fuerzas revolucionarias del prole toriado y de la pequefia burguesia se expresa a través de la unided socialista-comunista, en las filas del Frente de Accién Popular. Tonto e! Partido Comunista como el Partido Socialista estén fuertemente en- rolzados en el proletariado, més el Partido Comunista que el Partido Socialista, y tienen también sélidas posiciones en la pequefia burgue- sia, en ésta més el Partido Socialista que el Partido Comunista, En el Partido Comunista, los elementos provenientes de la pequetia a | burguesia, no constituyen un sector especial en la base y menos en la direccién, cuyos integrantes son predominantemente obretos en una y otra instancio. El entendimiento socialista-comunista es en nuestro pais una alianza no exenta de dificultades, pero suficientemente fuerte como para no permitir su ruptura. Y es fuerte por voluntad de los trabajadores y por imperative de la vida. Como lo dijera el camarada Galo Gonzélez en 1956, en el X Congreso del Partide, cada vez que socialistas y comu- nistas marchamos unidos, «la clase obrera salié ganando y cade vez que nos apartamos 0 peleamos entre si, el enemigo obtuvo ventaiase. Juntos somos més fuertes, separados somos més débiles. Unicamente sobre la base de la alianza socialista-comunista el pueblo chileno puede conquistar el poder politico. Ni comunistas ni socialistas pode- mos aspirar por separado a dirigir los destinos de! pais. Nos necesi- ‘tomes reciprocamente. Més allé de la alianza socialista-comunista existen todavia vastos sectores de la pequefia burguesic, y también del proletariado, que lenden a posiciones revolucionarias sin asumirlas adn plenamente. 198 sectores se hallan tanto en el Partido Radical come en la Demo- cracia Cristiana o giran en torno a estas colectividades. Después de los elecciones municipales que tuvieron lugar el 2 de abril Gltimo, el sector mas avanzado del Partido Radical gana posicio- nes y presiona fuertemente en favor del entendimiento con la alianza socialista-comunista, con el Frente de Accién Popular. El lider de esa corriente, don Alberto Beltra, sostiene que «los i reses objetivos del proletariado y de los sectores medios son seme- Jantess, que «el mundo marcha inevitablemente hacia el. socialismo: que -es perfectamente concebible una olternativa viable lo suficiente- cada como para permitir una planificacién eficaz, prepo- del sistema capitalista, extirpar los monopolios, debilitar {a influencia imperialista y facilitar la acumulacién y movilizacién de los cuantiosos recursos que se necesitan pora acrecentar la copitali- zacién nacional y, por ende, el ritmo de! desarrollo en Chiles. En este predicomento, propicia fa unidad popular «como un proceso de accio- nes comunes entre el radicalismo y las otras fuerzas de la Izquierdo», Por otra parte, varios diputados y no pocos militantes demécrata- istignos sostienen Ia necesidad de

You might also like