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‘VESTIR AL DESNUDO. UN ACERCAMIENTO A LA ETICA ¥ LA ESTETICA DEL, VESTIDO EN EL SIGLO XVI NOVOHISPANO Pilar Gonzalbo Aizpura 1La pobreza doquiera es vieja en cueros ‘abominable, congojosa y fiera, de mala cara y de peores fucros. Bernardo de Balbuena, Grandeza mexicana’ El indio americano del siglo XVI contempla por primera vez extrafias casas flotantes, extrafios animales veloces y hombres extrafios con raras y excesivas vestiduras. El conquistador espafiol se sorprende en Las Antillas ante el predominio de la desnudez, como se sorprende en Mesoamérica ante la variedad de losvestidos y adornos. Para unos y otros el vestido tiene un significado, al igual que para ambos la desnudez se justifica segan las circunstancias. A partir de este momento, las actitudes que toman hacia la indumentaria responden por una parte a sus propios y ancestrales conceptos y por otra a la naciente realidad de dominio-sumisi6n. Para el hombre renacentista la desnudez no era motivo de escdndalo sino de conmiseraci6n. La pobreza debia de representarse en cueros, tal como lo hicieron muchos pintores y como la describi6 Bernardo de Balbuena, La Iglesia no habia adoptado ain la actitud de vergiienza hacia el cuerpo desnudo que se impuso en siglos posteriores. La obligada convivencia de grupos familiares en la promiscuidad de una estrecha vivienda, la hospitalidad ofrecida al viajero en el propio lecho compartido y la conservacién de los baiios 1, Batbuena, Bernardo de, Grandera mexicana, México, UNAM, 1979, p. 38, 329 [HIanoncia wsPaSOUA EN LA CULTURA MATERIAL pablicos en algunas ciudades, daban motivo para la exhibicién “ocasional del cuerpo sin ropa? Enel occidente europeo que se enfrentaba al reto de la moder- nidad, lo que provocaba reacciones negativas no era la carencia de vestido sino el ropaje inadecuado, insuficiente o harapiento. La tradicién medieval se mantenfa vivaen las formasexternasderechazo alo extrafo y diferente, en defensa de lo propio, cotidiano y comuni- tario. Por eso los extranjeros, los gitanos y los mendigos se vefan con recelo o animadversién2 Desde esta perspectiva, no es raro que al | conocer al indio americano, al someterlo y convertirlo en objeto de propiedad, see exijala adopci6n de una determinada forma de vestir, | La pulcritud en el vestido y los buenos modales hallaron adon Quijoteen el més extrafiotraje del ‘mundo.Estaba en camisa, la cual no era tan cumpli- da que por delante le acabase de cubrir los muslos, ‘por detrés tonfa seis dedos menos La desmedrada figura de don Quijote, semicubierto por una camisa, es causa de hilaridad, como la exuberancia descarada de Maritornes 2 Lester mdinaes tala con mtr equ cama ys ser compra on ort Peron lac earners Seernieda sls frcaesquteaneorsr te ponoss ae Ij ge yt popnen gue de cana peter. Erasmo remeaioe posse | Gece mableton Minion ha enpeia e erer sans means G tabi el corpo etna como ela lis oreponet de vepcea, so mania cou cpl cif sn ts cactobea onal ube Reve a gee ee esnstibect can anerdesodiralsdetuioctnemsecpiniswtmiedeiwsocede Tice, | Nove procs chacin Mes Yee BB, 2 Ie Dara la cd medi enquese ma con pens eo qs exeen a prolo grapa, My ‘aren de mapa pon element ewe Gedy cxrsiees) pass (Centntanl (oaembeny sures cedind oe wins Gephonay aa eeaony taragierse conto las (abn cone pcos hnrte) Mone magne se clean for ropa epee epee ol) ence eon Capenment el que wn des nes eS etc sean coal eepicn te 5tcqus Lo arm lcoaan of oe medal Burin, Coded 985 sri 44 Aiea noche somet don Quits x pelle vio, Cuando enn en abode doe taba aout, lo dsren on pee tall: Caves Mae! nse dap ao (ui dre Manto ions cnenar concn por lems, erioertans ‘lane ar, Vaol Baar ses Orc BS fase capes CO pak 330 ‘Veer at pesnun0 ‘estasgo que identifica su oficio, pero que anadie causa rubor. Vestir al desmudo no era un imperativo derivado de preocupaciones sexua- les, sino una recomendacién piadosa que anadie obligabaenconcien- ciay que beneficiaba a quien recibfa la ropa y a quien ejercfa de ese modo la virtud de la caridad* Elcatecismo del Concilio de Trento confirmé el contenido de las, obras de misericordia, que ya se habfan considerado en textos doctrinales preconciliares, comoel de Gonzélez Doncel, ampliamen- te recomendado por don Vasco de Quiroga. La equivalencia buscada enlas dos series de necesidades materiales y espirituales sugiere que en el hambriento como en el ignorante, en el sediento como en el triste, errel desnudo como en el que yerra o injuria a su préjimo, hay un indicio de debilidad, una inferioridad relativa, sin culpa quizé, pero que contribuye a determinar un criterio de clasificaci6n al asignar incapacidad a unosy suficienciaa otros, torpeza alos primeros y discreci6n a los segundos. Segin esto, el indio, desnudo, habria desarrollado una humanidad menos plena que el castellano vestido. ‘Ya que comfa pocoy de una forma extrafia, ya que ignoraba la fe, vivia en el error y practicaba cultos barbaros, correspondia al espafiol, ‘como padre y maestro, instruirlo, corregirlo y ensefiarle a vivir como hombre “civilizado”. ‘No esnovedad, sino resultado de una larga tradicionel que entre los signos de “civilizacion” aparezca el vestido, que ya habia sido motivo de recomendaciones de urbanidad en textos medievales, y que en el renacimiento recibe una atencién especial de parte de los humanistas interesados en la educaci6n de la juventud. La castidad comienza a ser preocupacién primordial y se relaciona con la '5, Entre las siete obrs de misercondia “crporaes” ta ocupaeltrcer lugar, después de dar de Comer al hambrentoy de beberalsediest, La explicacion de Rialda completa el seni: “P. ‘fue hemes dicho agora? R Las obras de misericorda. P. 2Porqué las lamfis de misericordia? R. Porque no se deven de justia", Ripalda, Gerénimo de, 8), Doctina cWvisiana. Con una ‘ipascton breve, edcén facsimilarde ae 1591, por Juan M, Sénchez; Docrna ersianaeintento ibligrdfico dela misma. Aas 1501-190, Mads, Imprenta Alemana, 1908. 6. clos untext jurdio, como la Sit patidas, se refiere ala forma adecuada de vestirlosjovenes nobles de ambos sexos. Las doncellat “que sean bien mesuradas et muy apuesas [-] en 5 Contenentc et en su vest", Alfonso Xl Sabo, “Siete partdas”,en: Galo, Maria e los Angles, ‘Tetospedagiyicor hspanoamericanos, cari edi, Madrid, Narcea, 1982. 331 Himoici sseaRoua mv 1A indumentaria.’En todo el ambito de la cristiandad, a medida que se acentiia el empefo en cubrirse, se acelera el proceso de difusién y cambio de la moda, elemento importante de la vida cortesana, asimilado pronto por los ricos propietarios y comerciantes e incorpo- rado més tarde alos habitos de los vecinos de las ciudades, cualquiera que fuera su condici6n. Las recomendaciones de urbanidad en los abundantes textos de la época, no s6lo se refieren a la modestia en el arreglo, sino que también dan la voz de alerta contra el solapado enemigo que es la moda, capaz de fomentar en los nifios la vanidad, puesto que sus madres los visten con las tiltimas novedades.* Los monarcas espafioles, preocupados por el despilfarro en el vestido, pretendieron remediar con reales cédulas y pragmatics lo que consideraban un abuso perjudicial para la economfa de sus vasallos y de la Real Hacienda. Una de las primeras leyes suntuarias © represivas del lujo fue dictada en la corona de Arag6n, por Jaime el Conquistador, en 1234, Prohibfa te-minantemente ropas listadas, caladas, abiertas, adornadasde oray plata, pielesde martas, armifios, eteétera.’ Yan tiempo de los Reyes Catdlicos, el confesor de la reina fray Hernando de Talavera escribié el Tratado de los excesos y novedades en vestiduras, que influy6 pasajeramente en la moderacién del vestuario de la corte." En la Nueva Espafia, en contraste con la pobreza de los indios, los criollos acentuaron la suntuosidad de su vestido, en lo que no hacfan més que seguir la moda renacentista, libre de la exageracién 7. En su breve eserito “De civilitate morum puesiium”,destinada ala formaciga de los j6venes, [Erasmo trata dela conduct en sociedad, y muy especialmente del decoro exterior del cuerpo, En relacin con la ropa advierte "note desnudes si no hay necesided. Descbrir sn necsidad os ‘miembros velados por el podor debe ser contrarioa buen cakcter.Y sila necesidad obliga ello, hay que hacerlo con sumo recato”, Blas, Norbert, op. ci, p. 108. Erasmo se refirié también a este peligro dela frveiad fomentada por el vestdo: "Si se res de oro una moda de vestiren la qu el gremio dele nates introduce alguna novedad monstrvcsa, como en la antigiedad el Africa ls produca, con es engalanamos al muchacho. Sie le ensena ' complacerseen sfmismo yssle sac aguel vestido, 0 eclama con ojo", Examos de Rotterd Desiderio,Decomo os niios han deserprecoumen'iniiadouen la piedadyen asbucnasletras", ce: Ensayo escogidos,seleeigny prlogo de Humberto Martinez, México, st, 1984, pp. 8687, 9. Versi A, Hyatt, Hisoria del aaj, Mésico, Cusdemos de cultura # 2, 1917, . 9, 40. Esta obit frece curiososdetales del vestido y adoro de hombres y mujeres, con profes de adormos. Verell, A. Hyatt, op ct, p10 332 Vesmn at peswuno en las formas, orientada hacia una mayor sencillezy naturalidad que en épocas anteriores, pero realzada con el empleo de telas suntuosas. El buen salvaje y los signos de “civilizacion” En los relatos de navegantes y cronistas de los primeros tiempos, nunca falta la referencia al vestido, omés bien ala carencia del mismo entre los pueblos descubiertos, como dato revelador de la condicion salvaje de los indios. Lo que no se aprecia es una condena moral de esta costumbre. Lo més frecuente es que se mencione como algo curioso, pero no asombroso ni repelente. Fernandez de Oviedo, al referirse a los indios de las islas, explica que “andan desnudos como nacieron, salvo que en las partes que menos se deben mostrar traen ‘un pedazo de lienzo”. Y él mismo, al deseribir a los habitantes de tierra firme, incluso esboza una especie de justificaci6n parael hecho de que las mujeres vistan tan s6lo de cintura para abajo y que los hombres cubran exclusivamente “el miembro viril, ylo dems descu- bierto porque los testigos proximos a tal lugar les parece a los indios que son cosa de que no se deben avergonzar”."" En los informes de la conquista de México no faltan referencias al mismo tema, con la peculiaridad de que tan pronto se subraya la desnudez y pobreza de vestuario como se elogia el primor y fina textura de los tejidos 0 los artisticos dibujos labrados en las mantas de los hombres 0 en los huipiles de las mujeres.” La admiraci6n de los cronistas por estas labores se refleja en descripciones como la que debemos a Mendieta: Para su vestido (mayormente de los seiiores y de los ministros del templo para sui ministerio) hacfan ropas de algod6n, blancas, negras y pintadas de diversas y muy finos colores, gruesas y delgadas, como las querfan, y muchas como almaizales moriscos. Otras hacian de pelos de concjos, puesto, tejido 0 11. Feméndez de Oviedo, Gonzalo, Sumario de la natal historia de tas Indias, esi, introducion yy nots de José Miranda, Mésico, Fondo de Cultura Econémie, 1980, pp 91 116. 12, Entremuchos otros textos, contamosconla referenciade Sahagin alos “hvipleslabradosytejdos ‘de muchas maneras", que uetban ls seforas mexicas.Shagin, Bernardino de, Historia general de las cosa de la Nueva Espana, Mésico, Frria, 1956 4 vol, p31. 333 ———— THIERscta BPASOLA BN A CULTURA MATERIAL cengerido con hilo de algod6n, que usabala gente principal, a manera de bernias, por no haber frio, porque son muy calientes, suaves y blandas y tan artificiosa- mente hechas que parece [..] cosa de maravilla.” La contradicci6n entre quienes hablan de los mexicanos desnu- dos y de los mexicanos primorosamente vestidos y engalanados podrfa resolverse como una cuestin subjetiva de los informantes, si no se apreciase, en varias ocasiones, la premeditada intencién de proporcionar una impresién de pobreza o de riqueza, de salvajismo 0 de civilizaci6n, segiin los grupos de que se hable y los objetivos del relato. Las Cartas de relacién de Hernén Cortés dan cumplido ejemplo de esto y los informes de Bernal enriquecen la descripci6n. Los indios de Cozumel y de la peninsula de Yucatén, los de Tabasco ycostas de Veracruz, visten “mantas y bragueros muy ruines” y nada valioso pueden ofrecer para el “rescate” pretendido por los espaiio- les."Incluso los tlaxcaltecas, aunque utilizan prendas similares a las de las mexicas, manifiestan claramente su pobreza al emplear tejidos de henequén, aun en la ropa de los sefiores y en las mantas que entregaron como obsequio a los espafioles." Xicotencatl explicé a Cortés Ia razén de esta carencia, que influfa en su rencor hacia los mexicanos, porque siendo Tlaxcala tierra fria, no podia criarse en ella el algod6n y tampoco podian conseguirlo en otras partes, cercados ‘como estaban por el poderfo mexica."* Por otra parte, el deslumbramiento producido ante la riqueza de Tenochtitlan tiene su reflejo en la descripcién de los atavios de 13. Mendieta, Gerénimo de, Historia ecleiduicaindiana, México, Porn, 198, libro TV capitulo 12, pao 14, Torquemada, omando el relat de Antonio de Herrera (Historia general de los hechos de los

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