DE JUSTICIA DE LA NACION 1311
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LUIS ALBERTO SCHETTINI v. MASSALIN PARTICULARES 8. A.
RECURSO EXTRAORDINARIO: Requisitos propios. Cuestiones no federales. Senten-
cias arbitrarias. Procedencia del recurso. Defects en la fundamentacién normativa.
Corresponde dejar sin efecto la sentencia que hizo lugar a la indemnizacién
fundada en el art. 54 de la ley 22.105 considerando que si bien la demandada
habfa ajustado su proceder a los términos del art. 53 vulneré el principio de buena
fe consagrado por el art. 63 de la Ley de Contrato de Trabajo, pues extendié la
garantfa de estabilidad prevista en el art. 53 citado, a supuestos no contemplados
en dicha norma sin dar razones suficientes (1).
ASOCIACIONES PROFESIONALES.
El derecho a Ia estabilidad de los candidatos a desempefiar cargos en las
asociaciones gremiales se otorga sélo respecto a aquellos que integran la lista
oficializada por el sindicato y desde el momento a partir del cual el empleador es
notificado fehacientemente.
‘RECURSO EXTRAORDINARIO: Requisitos propios. Cuestiones no federales. Senten-
cias arbitrarias. Procedencia del recurso. Defectos en la fundamentacién normative,
Debe ser dejada sin efecto la sentencia que se aparta injustificadamente de
disposiciones legales expresas (2).
ELOY FELIPE ABELENDA
RECURSO EXTRAORDINARIO: Requisitos propios. Cuestin federal. Cuestiones
federales simples. Interpretaci6n de otras normas y actos federales.
La interpretacién de las sentencias de la Corte Suprema en las mismas causas
en que cllas han sido dictadas constituye, en principio, cuestién federal bastante
para ser examinada en la instancia extraordinaria en los supuestos en que se
desconozca, en lo esencial, lo decidido en el anterior pronunciamiento del
Tribunal.
(1) 8 de agosto.
(2) Fallos: 270:330; 278:113; 308:1892.1312 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
312
RECURSO EXTRAORDINARIO: Requisitos propios. Cuestiones no federales. Senten-
cias arbitrarias. Principios generales.
La tacha de arbitrariedad no es aplicable a la discrepancia del apelante con la
apreciacién critica de los hechos y la interpretacién de las prucbas y normas de
derechos comin efectuadas por el tribunal, cualquiera que sea su acierto o error.
HOMICIDIO.
Acreditada la relacién de causalidad entre la aplicacién del inyectable “Lisalgil”
que contiene pirazolénicos, y la muerte del paciente alérgico a este tipo de
medicamentos, no cabe aceptar la conclusién liberatoria por error del hecho no
imputable, s6lo basada en los dichos del procesado, con prescindencia de las
circunstancias relevantes de signo contrario que obran en el juicio.
ERROR.
Debe rechazarse 1a afirmacién de que el médico no pudo prever la muerte de su
paciente alérgico, con sustento en que actué por error del hecho no imputable(art,
34, inc. 1° del Cédigo Penal) por el presunto desconocimiento de la composicién
quimica del medicamento que preseribi6, puesel solo hecho de conocer que estaba
asistiondo a una persona alérgica a las drogas le imponfa, habida cuenta de su
formacién técnica-profesional, extremar como era légico y prudente los riesgos
que podria correr el paciente por la seleccién del material terapéutico.
‘RECURSO EXTRAORDINARIO: Requisitos propios. Cuestiones no federales. Senten-
cias arbitrarias. Procedencia del recurso. Falta de fundamentacién suficiente.
Corresponde dejar sin efecto la sentencia que consideré que el médico no pudo
prever la muerte de su paciente alérgico, con sustento en que actué por error de
hecho no imputable al desconocer la composicién quimica del medicamento que
prescribié, pues tal fundamento se exhibe como una reflexién dogmética, con
mengua de recaudos de raigambre constitacional.
DicTaMEN DEL Procurapor GENERAL
Suprema Corte:
El voto de la mayoria en el fallo de la Sala V de la Camara Nacional
de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de esta Capital contiene,
ami modo de ver, omisiones y desaciertos en sus fundamentos que, por
su gravedad, lo descalifican como acto judicial.DE JUSTICIA DE LA NACION 1313
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Ello surge con claridad si se analizan por separado los elementos
que tuvo en cuenta el tribunal a quo para valorar la materialidad del
hecho investigado, y realizar el juicio excluyente de responsabilidad del
acusado.
La descripcién del mecanismo de produccién de la muerte de
Ramén Pérez se basa en circunstancias demostradas, casi sin contra-
diccién con los elementos reunidos. Esta se produjo como consecuencia
del shock anafilactico causado por la aplicacién del calmante inyectable
“Lisalgil’, compuesto por sustancias que reciben la denominacién
genérica de pirazolona, a la que la victima era alérgica.
El a quo también tuvo por cierto que el acusado Abelenda receté ese
analgésico a Pérez conociendo expresamente su condicién de alérgico a
la pirazolona que, a la saz6n, es utilizada en gran cantidad de calman-
tes (fs. 118).
Sin embargo, el razonamiento pierde toda légica cuando, para
analizar la responsabilidad penal de aquél, con absoluta independen-
cia de ese grave cuadro probatorio, sélo tiene en cuenta los dichos del
imputado, omitiendo valorar ademas circunstancias relevantes expre-
samente consignadas en el voto de la minoria, acreditados en autos.
Porun lado, lacircunstancia invocada por Abelenda de que no surge
del prospecto del medicamento su composicién quimica, a la que el
Tribunal adiciona una supuesta confirmacién por parte de los Médicos
Forenses, carece de todo sustento, toda vez que el término “pirazolona”
comprende una gama de sustancias quimicas, tal como surge del
informe de fs. 117/120 y, tanto en esos resuimenes como en el vademé-
cum utilizado en medicina, aquéllas se consignan con sus nombres
especificos y no en base a designaciones genéricas.
- Por otra parte, se omite considerar la circunstancia fundamental de
que, seguin el propio prospecto indica, en el rubro contraindicaciones
“debe emplearse con precaucién en pacientes con antecedentes de
hipersensibilidad a los analgésicos de este grupo...” (v. fs. 129), de
donde se desprende que, aun aceptando que la descripcién quimica
pudiera ser defectuosa, es indudable que el acusado indicé ese anal-
gésico a un alérgico sin tomar precaucién alguna y sin conocer a qué
grupo pertenecia, a pesar de la advertencia transcripta precedente-
mente.1314 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
‘312
En este aspecto no es posible, seguin creo, otorgar seriedad a la
excusa de Abelenda que asigna a las pruebas de alergia idéntico peligro
que a la aplicacién lisa y llana del medicamento, toda vez que aquéllas
se realizan mediante la utilizacién de dosis infinitamente menores alas
aconsejadas con fines terapéuticos, segtin lo indican los médicos foren-
ses a fs. 118 in fine.
Por ultimo, la apreciacién formulada a fs. 375 in fine relativa a que
“...no puede exigirseles a los médicos, frente a la enorme cantidad de
sustancias medicinales que hay en el mercado, producidas por nume-
rosos laboratorios, que el médico conozca la composicién quimica de
cada una de ellas...”, carece de sentido y es errénea ya que el médico es
precisamente el tinico autorizado a prescribir medicamentos recibien-
do para ello formacién técnica especifica. Por otra parte, el hecho de que
exista gran cantidad de productos no lo exime de ninguna responsabi-
lidad; por el contrario, segtin mi criterio, ello crea en cada profesional
‘una obligacién aun mayor de conocer qué es lo que se receta, méxime
en casos como el presente donde, por las especiales caracteristicas del
paciente, su vida dependia de ello.
En razén de lo expuesto, entiendo que la sentencia de fs. 369/376 de
Jos autos principales es arbitraria, de acuerdo con la reiteraday pacifica
jurisprudencia de V. E. que surge entre muchisimos otros, de los
precedentes de Fallos: 272:172, 294:131, 297:322, 300:1250, 302:1534
y 306:765; por lo que opino que debe ser revocada. Buenos Aires, 24 de
junio de 1988. Andrés José D'Alessio.
FALLO DE LA CORTE SUPREMA
Buenos Aires, 8 de agosto de 1989.
Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por Carmen Amodeo
de Pérez en la causa Abelenda, Eloy Felipe s/ art. 84 del C. P. (homicidio
culposo) —causa N? 20.919—’”, para decidir sobre su procedencia.
Considerando:
1°) Que esta Corte Suprema revocé la sentencia de la Sala II de la
Camara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional queDE JUSTICIA DE LA NACION 1315
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absolvié de culpa y cargo a Eloy Felipe Abelenda en relacién al delito
de homicidio culposo. Para decidir, el Tribunal descalificé el fallo como
acto jurisdiccional, pues la conclusién del a quo referente a que no se
podia determinar con certeza la relacién de causalidad entre la aplica-
cién del “Lisalgil” y la muerte de Ramén Pérez, importaba una afirma-
cién dogmatica.
2°) Que, en tal virtud, intervino la Sala V de la cAmara que, por
mayoria, después de tener por acreditado que la causa de la muerte fue
la aplicaci6n del “Lisalgil”, revocé la sentencia de primera instancia y
absolvié al procesado por entender que actué por error de hecho no
imputable, teniendo en cuenta los dichos de aquél referente a que
desconocia el contenido de pirazolona en ese especifico, habida cuenta
de que no surge tal circunstancia del prospecto ni del “vademecum”
consultado habitualmente por los médicos.
Contra dicho pronunciamiento la parte querellante interpuso re-
curso extraordinario, cuya denegaci6n originé la presente queja.
3°) Que se imputa a Abelenda, médico del Sanatorio Municipal “Dr.
Julio Méndez”, haber prescripto la aplicacién de una inyeccién de
“Lisalgil” como calmante, a un paciente que era alérgico a ese tipo de
medicamentos, y que como consecuencia de ello habria sufrido un shock
anafildctico que le provocé un paro cardiorrespiratorio, a consecuencia
del cual fallecié pocos minutos después.
4°) Que el apelante se agravia con sustento en la doctrina sobre la
arbitrariedad de sentencias, pues considera que el fallo se aparta de las
constancias de la causa y se opone a la interpretacién que sobre el caso
concreto efectué este Tribunal a fs. 357/357 vta. de los autos principa-
les. Asimismo, sefiala que el pronunciamiento recurrido se encuentra
determinado por la sola voluntad de los jueces que lo suscribieron,
sustentado en afirmaciones dogmaticas que sélo constituyen un funda-
mento aparente e incurriendo, ademas, en autocontradiccién y oposi-
cién a los elementos de criterio colectados en la causa, conculcéndose
con ello las garantias de la igualdad ante la ley y de la defensa en juicio
de las personas y de los derechos.
5°) Que, en primer lugar, cabe recordar que sibien la interpretacién
de las sentencias de la Corte Suprema en las mismas causas en que
ellas han sido dictadas constituye, en principio, cuestién federal bas-1316 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
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tante para ser examinada en la instancia extraordinaria (Fallos:
297:149; 298:584; 302:83, entre muchos otros), ello sélo es exacto en los
supuestos en que se desconozca, en lo esencial, Jo decidido en el anterior
pronunciamiento del Tribunal (Fallos: 299:287; 300:879). En tal senti-
do, no puedé afirmarse que se haya configurado tal extremo en el caso,
habida cuenta de que la anterior decision de la Corte se refirié a la
arbitrariedad del fallo por la decisiva carencia de fundamentacién en
torno a que no estaba probada la relacién de causalidad entre el obrar
imprudente del médico y la muerte del paciente, circunstancia que tuvo
acogimiento favorable en ese aspecto por el a quo, raz6n por la cual no
puede prosperar tal impugnacién en tanto no seadvierte apartamiento
inequivoco de lo decidido por esta Corte en su fallo de fs. 357/357 vta.
6°) Que, en lo atinente a la arbitrariedad dela sentencia, consisten-
te en que se basa en afirmaciones dogmaticas constitutivas de un
fundamento aparente y apartada de las constancias de Ja causa, cabe
indicar que si bien es cierto quelatacha de: arbitrariedad noes aplicable
a la discrepancia del apelante con la apreciacién critica de los hechos
y la interpretacién de las pruebas y normas de derecho comun efectua-
das por el tribunal a quo, cualquiera que sea su acierto o error (Fallos:
256:28, 369; 265:196; 267:283, entre otros), no lo es menos que si el
razonamiento argumentativo que sustenta la sentencia se aparta de
las reglas de la sana critica judicial de tal modo que prime una solucién
manifiestamente contraria a las reglas de la légica y la experiencia, esto
es, del correcto entendimiento judicial, el recurso extraordinario resul-
ta procedente.
7°) Que, sobre esa base, asiste razén al recurrente por cuanto los
magistrados que suscribieron Ja absolucién se apartaron de las cons-
tancias comprobadas de la causa, conducentes a su justa decisién,
incurriendo en omisiones y falencias respecto del andlisis dela respon-
sabilidad penal del justiciable, todo lo cual otorga al fallo un sustento
slo aparente. En efecto, acreditada Ja relacién de causalidad entre la
aplicacién del inyectable “Lisalgil”, que contiene pirazolénicos, y la
muerte, no cabe aceptar la conclusién liberatoria adoptada por el a quo
sélo basada en los dichos del procesado, con prescindencia de las
circunstancias relevantes de signo contrario que obran en el juicio.
Elloes asi, ya que el tribunal a quo omitié valorar el informe de los
médicos forenses de fs. 117/120 en lo referente a que la denominacién
“Dimetil oiquinazina metilamino-sulfonato de magnesio” —formulaDE JUSTICIA DE LA NACION 1317
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quimica que surge del prospecto del medicamento “Lisalgil”— incluye
el micleo “Pirazolén” y que ante un paciente alérgico —extremo cono-
cido por el justiciable, tanto por la advertencia del occiso que exhibié
una medalla y tarjeta de identificacién expedida por “Fund-Asma” (fs.
3 y 141) como por los estudios prequirtirgicos efectuados— obliga al
profesional a extremar la vigilancia pues cualquier droga puede produ-
cir reacciones; la aclaracién formulada por el perito médico de parte (fs.
124/vta.), en el sentido que es de conocimiento en el ambito de la
medicina que el “Lisalgil” tiene en su composicién derivados pirazol6-
nicos y que antes de toda intervencién quirirgica el médico estd
obligado a realizar pruebas de sensibilizacién alérgica a dichos deriva-
dos a efectos de evitar graves consecuencias; el prospecto de ese
especifico (fs. 129/130) en cuanto advierte que “debe emplearse con
precaucién en pacientes con antecedentes de hipersensibilidad a los
analgésicos de este grupo...”; los testimonios de Alcides Abarno (fs. 128
y 134), apoderado del Laboratorio “Promeco S. A.”, quien refirié que el
“Lisalgil” contiene “Piramidén”, droga ampliamente conocida como
perteneciente al grupo de las pirazolonas, y de Rauil Vicente Neme (fs.
112/113), compafiero de internacién del occiso y testigo presencial del
hecho, quien confirmé que el imputado conocia que el paciente era
alérgico y agreg6 que después de la aplicacién del inyectable el enfermo
comenzé “con convulsiones, ahogdndose” y fue atendido por la enferme-
ra, quien exclamé “cémo es posible que le recetaran esto si era alérgi-
co...”. Finalmente, tampoco el a quo tuvo en cuenta la circunstancia de
que el imputado es un profesional —médico cirujano— de muchos afios
de experiencia y de ejercicio de la medicina, tal como lo acredité la
defensa (fs. 52 y 168), razén por la cual no es posible admitir el criterio
de los jueces que resolvieron la absolucién.
8°) Que al no haberse analizado en el fallo en recurso los extremos
de referencia, el fundamento de lo resuelto se exhibe como una reflexién
dogmatica, con mengua de recaudos cuya raigambre constitucional
impone la descalificacién de lo asi decidido al no constituir una
derivacién razonada del derecho aplicable con referencia a las circuns-
tancias probadas de la causa. Ello es asi, pues la afirmacién del a quo
referente a que el procesado no pudo prever el resultado dafioso con
sustento en que actus por error de hecho no imputable previsto por el
art. 34 inc. 1° del Cédigo Penal, por el presunto desconocimiento de la
composicién quimica del medicamento que prescribié, debe ser recha-
zada en la medida en que el solo hecho de conocer que estaba asistiendo
a una persona alérgica a las drogas, tal como qued6 verificado en el1318 PALLOS DE LA CORTE SUPREMA
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juicio de manera evidente, le imponia, habida cuenta su formacién
técnica-profesional, extremar como era légico y prudente los riesgos
que podria correr el paciente por la seleccién del material terapéutico.
Ello, aunadoa la particular situacién en que se encontraba el imputado,
esto es, ser el médico cirujano que habia intervenido quirirgicamente
ala victima y conocido desde los estudios previos que ésta era hipersen-
sible a la “Pirazolona” y derivados, obvio resulta que aquél tuvo la
posibilidad cierta y concreta de advertir el peligro para la vida que
representaba la prescripcién de tal medicamento, verificdndose de tal
manera la violacién de un elemental deber de cuidado —actitud
juridicamente intolerable ante las circunstancias resefiadas— que
basta para fundar claramente la responsabilidad penal por el resultado
producido.
9°) Que, ademas de lo expuesto, esta Corte comparte los fundamen-
tosy conclusiones del dictamen del sefior Procurador General, alos que
remite en razén de brevedad, por lo que corresponde hacer lugar al
recurso extraordinario ya que media relacién directa e inmediata entre
lo decidido y las garantias constitucionales que se dicen vulneradas
(art. 15, ley 48).
Por ello, y lo concordemente dictaminado por el sefior Procurador
General, se hace lugar a la queja y al recurso extraordinario interpues-
to, se revoca la sentencia apelada y en ejercicio de las facultades
conferidas en la segunda parte del art. 16 de la ley 48, se condenaa Eloy
Felipe Abelenda, de las demds condiciones personales obrantes en
autos, por ser autor penalmente responsable del delito de homicidio
culposo, a las penas de seis meses de prisién cuyo cumplimiento se deja
en suspenso y cinco afios de inhabilitacién especial para ejercer la
medicina, con costas (arts. 29 ine. 3°; 26, 45 y 84 del Cédigo Penal).
José Severo CaBALLERO — Aucusto César BELLUSCIO —
Cartos S, Fayt — Enrique Santiaco Petracci! —
Jorce ANToNIO Bacqué.
JOSE LUIS BLANQUET
CODIGO DE JUSTICIA MILITAR.
La ley 23.049, al introducir el art. 445 bis al Cédigo de Justicia Militar ha
constituido a las Cémaras Federales de Apelaciones en tribunales de alzada