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Miguel de Althaus Identidad nacional y Estado en el Pert Miguel de Althaus, \dentidad nacional y Estado en el Perii, en VariosAutores, Pert: ]dentidad nacional, Ediciones CEDEP, Lima, 1979, pp. 209-234. El estudio de problemas medulares como el problema indigena, la educa- cidn, la marginalidad econdémica de vas- tos sectores de la poblaci6n, el carécter de las luchas obreras nos lleva inmedia- tamente al planteo de dos interrogantes zqué papel ha jugado el Estado y quié- nes'‘lo dominaron en la solucién o en el agravamiento de esos problemas?; y gen qué medida la configuracién de la socie- dad peruana en clases, castas o grupos especificos agudizaban los problemas del pais haciéndolos por €pocas irresolubles salvo en el terreno de la utopia; es decir, no seria acaso el abismo social dema- siado grande? Las respuestas que surjan tienen que tener como constante marco de referen- cia al Estado peruano en su evolucién, porque parece obvio que hay una rela- cidn permanente entre el poder politico y las modificaciones en la estructura de la sociedad, y por otra parte para com- prender mejor la sociedad peruana es necesario también intentar una compren- si6n aunque sea parcial, como otros lo han hecho, del fenémeno nacional en el Pert. Esto tltimo se puede explicitar en otros términos gen qué medida la socie- dad peruana ha ido desarrollando carac- teristicas que permitan afirmar que en ella se esté configurando una nacidn, y que por tanto el Pert es o serd lo que viene en Ilamarse un “Estado-Nacién” o un Estado nacional? Esta ultima pregun- ta no es ociosa porque las respuestas que encontremos nos ayudarén a entender mejor el cardcter de la formacién social peruana, y porque dicha pregunta se en- contraré invariablemente asociada a la idea de conciencia nacional y a la idea de patria, ideas éstas que formuladas como ideales colectivos, son considera- das fundamentales para la subsistencia de la sociedad peruana y de su expre- sidn politica: el Estado. Hay quiénes creen que el Peri es un Estado y nada mas, y a ellos se refiere Basadre sin nombrarlos y para refultarlos cuando menciona las veces en que se desintegr6 el Estado peruano y no obs- tante ello el Pert se reconstruye, lo que significaria, en un pais tan dividido en el plano geografico, en el racial, en el so- cial y econémico una tendencia hist6éri- ca a la unidad.’ José Carlos Maridtegui piensa que el Peni es todavia una nacionalidad en for- maci6n ? y el cimiento de esa nacionali- dad en formacién es el indio. El indio constituye las tres cuartas partes de la poblacién del Perd, por tanto es el pro- blema de la mayoria;-es el problema de Ja nacionalidad. Dice Maridtegui: “Sdlo cuando el indio obtenga para si el rendi- miento de su trabajo, adquirira la capa- cidad de consumidor y productor que la economia de una nacién moderna nece- sita en todos los individuos”.’ También dice Maridtegui en otros articulos para este estudio y que es perfecto comple- mento de la cita anterior: “el error y el pecado de los profetas del progreso pe- ruano y de sus programas ha residido siempre en su resistencia e ineptitud para entender la primacia del factor biolégi- co, del factor humano sobre todos los otros factores, si no artificiales, secun- darios. Este es por lo demas, el defecto comin a todos los nacionalismos cuan- do no traducen o no representan sino un interés oligdrquico y conservador. Estos nacionalismos de tipo o trama fascista, conciben la nacién como una realidad abstracta que suponen superior y distin- ta a la realidad concreta y viviente de sus ciudadanos. Y, por consiguiente, es- tin siempre dispuestos a sacrificar al mito al hombre”. Esta cita de Maridtegui, ademas de su valor intrinseco, nos sirve para cen- trar mejor el tema de la Nacién en el Peri, en relacién con el desarrollo del concepto y la realidad de la Nacién en otras partes del mundo. Miguel de Althaus La idea de Nacién en Europa No corresponde a este trabajo la ta- rea de hacer la historia del desarrollo de los Estados Nacionales en Europa ni de las concepciones de nacién o nacionali- dad que los sustentaron. Pero si es nece- sario hacer referencia a ciertos aspectos del desarrollo del fenémeno nacional en Europa. Sabemos que la idea de nacién cobra especial fuerza durante la Revolucién Francesa ya que la nacidn se convierte en fuente de legitimidad para el Estado, en reemplazo de la fuente de legitimi- dad tradicional que habia sido el monar- ca y la aristocracia. El optsculo del aba- te Sieyés editado un aiio antes que em- pezara la revolucién, y que se denomina “{Qué es el Tercer Estado?” es la sinte- sis clasica de las ideas que van a revolu- cionar el concepto anterior de Estado, en nombre de la nacién. Sieyés formula tres interrogantes que sintetizan el vigor de su escrito: ;Qué es el Tercer Estado?: Todo. ,Qué ha sido hasta ahora en el orden politico?: Nada. ;Qué pide?: Ile- gar a ser algo. Sieyés afirma que el Ter- cer Estado (el pueblo), a diferencia de la Nobleza y del Clero, tiene en si todo lo necesario para formar una nacién com- pleta. “Si se suprimiera el orden privile- giado (la nobleza y el rey), la nacién no seria menos en nada, sino algo mas. Asi, iqué es el Tercer Estado? Todo, pero un todo trabado y oprimido ;qué seria sin el orden privilegiado? Todo, pero un todo libre y floreciente... (El orden no- Identidad nacional y Estado en el Pert ble) es extrafio a Ia naci6n por su princi- pio, puesto que su misién no viene del pueblo y por su objeto, puesto que con- siste no en defender el interés general sino el interés particular... El Tercer Es- tado abraza pues, todo lo que pertenece a la nacin, y todo lo que no es el Tercer Estado no puede ser mirado como de la nacién”. Esta cita es pertinente, al recordar la anterior de Maridtegui acerca del Pert, porque nos recuerda que la idea de na- cién popularizada por la Revolucién Francesa supone una sociedad confor- mada por todo el “pueblo” que lo es todo, porque es el sustento del pais por medio del trabajo y que excluye la exis- tencia de castas y de privilegios juridi- cos. La idea de nacién es también uno de los vinculos que contribuyen a que las trece colonias norteamericanas que se independizan de Inglaterra constituyan un solo Estado federal, y esa idea de nacién tenia contenidos concretos, como un esfuerzo comin por consagrar dere- chos politicos de herencia britdnica, pero considerados ahora como universales y sobre cuya base se construja un Estado que los garantizara. Esto quiere decir que la idea de na- cién supone, a fines del siglo XVIII y a comienzos del siglo XIX, un contenido teal de pueblo sin castas privilegiadas, de libertad, de democracia. 49 Posteriormente, en Europa, el auge de las ideas nacionalistas va a ir acom- panado en muchos casos del ocaso de la idea del pueblo como actor y construc- tor de la nacién con sus libertades. Sin embargo. La Revolucion Industrial pasa a crear antagonismos de clase en el inte- rior de sociedades donde existia ya igual- dad juridica y por tanto es frecuente que Jas ideologias nacionalistas no tomen en cuenta tales antagonismos, quizds por el temor a que destruyeran la unidad na- cional. En la ultima mitad del siglo XIX se produce la exacerbacién de nacionalis- mos de Estados antagénicos, que da lu- gar a dos diferentes conceptos de “na- cidn”. Segtn los nacionalistas alemanes, la nacién alemana esté formada por to- das aquellas personas de habla alemana, y por tanto el Imperio alemdn no es todavia un “Estado nacional” porque no engloba a todas las poblaciones cuyo idioma sea germénico: alemanes de Aus- tria, de Hungria, de Bohemia, etc. Esto supone la consagracién de un supuesto derecho de expansién del Estado, justi- ficable ya que dicho Estado tiene una “kultur” superior. Para esta doctrina “pangermanista” habia que distinguir entre las naciones “dominantes” y las “naciones menores”. La naturaleza mis- ma de estos planteamientos excluye el principio liberal de la autodeterminacién de los pueblos ya que éstos pertenecian a una nacidn por vinculos idiomaticos €tnicos y por su voluntad. 50 El otro concepto de “nacién” vigente en aquella época es el que definié Ernest Renén en una conferencia famosa en la que sefiald que la nacién era un fendme- no nuevo y que no podia confundirse con razas 0 grupos étnicos. Para Rendn: “una nacién es un alma, un principio espiritual... una nacidn es una gran soli- daridad creada por el sentimiento de los sacrificios que se han hecho y que se est4 dispuesto a hacer en el futuro. Su- pone un pasado: pero se retoma en el presente mediante un acto tangible: el consentimiento, el deseo claramente ex- presado de continuar la vida en comin. La existencia de una nacidn es un ple- biscito cotidiano, asi “como la existen- cia del individuo es una afirmaci6n per- petua de la vida.. .” Como puede verse, las ideas liberales de Renan descartan la comunidad de idioma, raza o religién como elementos constitutivos tinicos de Ja naci6n e introduce las ideas de la soli- daridad y de la voluntad de vivir juntos como indispensables para la existencia de la nacién.$ La idea de Nacién en Hispanoamérica Las guerras de independencia en la América espafiola, traen consigo un con- tenido ideolégico liberal heredero de la Revolucién Francesa, que invoca dere- chos y principios esenciales acerca de la igualdad juridica de los hombres, acerca de su libertad para constituirse en rept- blicas sin privilegios. Pero aqui parece surgir una diferencia con las ideas revo- lucionarias del Viejo Mundo o de Norteamérica. Para los idedlogos de co- Miguel de Althaus mienzos de la Revolucién Francesa, la nacién equivale al pueblo concreto y excluye a los privilegiados de casta. Sieyés comienza su opisculo arriba men- cionado recordando que el Tercer Esta- do (el pueblo) realiza todos los trabajos particulares del pais y casi todas las fun- ciones ptiblicas, y que ese Tercer Estado no necesita de una casta pardsita (la no- bleza) y que ese Tercer Estado es la Nacién. En cambio, en las guerras de la independencia los principios invocados por sus idedlogos liberales son demo- craticos, pero con frecuencia parecen re- ferirse al “pueblo” como un ente abs- tracto aunque dichos principios encie- tran una “promesa para el porvenir”. Esta “promesa de la vida peruana” es real y esta manifestada de muchas ma- neras; Sdnchez Carrién, en su defensa de la forma republicana de gobierno enuncia un propésito 0 promesa nacio- nal con estas palabras: “al declararse in- dependiente el Peri no se propuso sdlo el acto material de no pertenecer ya a la que fue su metrépoli, ni de decir alta voce: ya soy independiente; seria pueril tal contentamiento. Lo que quiso y lo que quiere es: que esa pequefia pobla- cién se centuplique, que esas costum- bres se descolonicen; que esa ilustracion toque su maximum; y que al concurso simulténeo de estas medidas, no sdélo vea nuestra tierra empedradas sus calles con oro y plata, sino que de cementerio se convierta en patria de vivientes”.” Sin embargo existe una propensién a pensar en el pueblo como un ente abs- tracto. Ejemplos de ello son un constan- Identidad nacional y Estado en el Pert te ensalzamiento de “la humanidad ge- nial de los Incas nuestros mayores”. Basadre nos recuerda “que el pasado que reivindican los arquitectos del Esta- do peruano es s6lo el pasado indigena, pero la realidad del indio interesa como simbole y como historia. El indio con- tempordneo queda incorporado a la con- dicién de ‘peruano’ y regido por leves generales que reposan sobre “los princi- pios eternos de justicia natural y civil’. Por eso explica, dice Basadre, que al ver que se proclama que los Incas han sido vengados, se decreta 0 se legisla en 1825 y en 1828 que sean vendidas las tierras de las comunidades agrarias y se deroga el estatuto tedricamente protector del in- dio establecido por el derecho indiano. La Repitiblica se acoge a la tradicidn indigena; pero comienza siendo inferior al Estado espafiol en su legislacién acer- ca de los indios vivos”.® La promulgacién de las leyes men- cionadas, y mas tarde, la abolicidn del tributo indigena borran la estructura ju- ridica del Estado colonial espafiol que hacia la divisién entre la “reptiblica de espafioles” y la “reptblica de indios”. Estas medidas, conjuntamente con la abolici6n de la esclavitud, significan la abolicién de las castas, lo que viene a ser una condicién elemental para ir cons- truyendo una nacién. Sin embargo las medidas antedichas referidas al indio tu- vieron como consecuencia practica su empobrecimiento y el crecimiento del latifundio; el campo se volvié mas feu- dal en la sierra. Por eso es que el proceso de la nacionalidad en formaci6n que ocu- rre en el Peri, y al que aludia Maridtegui, es un proceso lento y contradictorio con marchas y largas contramarchas en todo el siglo XIX. Se puede afirmar que la construccién de un Estado independiente en el Pert no fue obra facil, ni bien comprendida por los protagonistas de esa tarea. E! Estado independiente se construye so- bre los cimientos sdlidos del antiguc virreinato espaiiol, cimientos que perdu- ran aunque el edificio estaba derruido Esos cimientos son fundamentalmente la tendencia al centralismo politico cor la preeminencia de Lima, como medic de evitar la desintegracidn del Estadc por las distancias geogrdficas, los cami- nos dificiles, los particularismos locales las ambiciones de los paises limitrofes } la ausencia de un mercado nacional que integrara econédmicamente al pais. Sobre esos cimientos se construy¢ una Republica débil. No existia unz “élite” o una clase dirigente fuerte ni ur grupo social orgénico que formara ur Estado sdlido. Lo que quedaba de Iz vieja aristocracia no era una fuerza d¢ consideracién, y es ilustrativo al respec to el folleto denominado “Reclamaciér sobre los vulnerados derechos de los ha: cendados de Lima”, de 1830.° El pode: politico estuvo en manos de los caudi llos militares propensos a la anarquia } de los idedlogos tanto liberales comc conservadores. Los liberales buscaban afirmar las li bertades ciudadanas debilitando al Po 52 der Ejecutivo pero ignoraron al Pert real, al pueblo concreto, salvo en un momen- to preciso: cuando inspiraron los decre- tos de Castilla aboliendo la esclavitud y suprimiendo el tributo indigena. Y los conservadores, segiin Victor Andrés Belatinde, fueron mas bien “una agrupa- ci6n literaria, aquejada de un aristo- cratismo intelectual, desdefiosa del pue- blo, nostdlgica de ciertos aspectos de la vida de la colonia... que no comprendié lo que Bolivar, antes, y Alberdi después, vieron con claridad genial: que la nacio- nalidad estaba intima e indisolublemente unida no sdlo a la reptblica, sino a la franca democracia”.!° Finalmente, en cuanto a la construc- ci6n y supervivencia del Estado perua- no, es preciso recordar, como lo hace Basadre, que el Pert ha peleado nueve guerras en el siglo XIX, y ello se deberia a su peculiar posicidn geogrifica asi como a la riqueza de su suelo. Y que el Estado se dividis 0 se desintegré en dos oportunidades: en la Conferacién Pert- Boliviana y en la guerra con Chile. En cuanto a la Confederacién Pert- Boliviana, recordemos que las relacio- nes econémicas entre el sur del Pert y Bolivia eran muy intensas, y por otra parte entre el sur del Peri y el centro y norte el intercambio econdémico era es- caso. Hubo quiénes quisieron en diver- sas oportunidades segregar Arequipa del Peri e¢ incorporarla a Bolivia, parecidos intentos hubo con relacién a Tacna y Arica. Por otro lado se registré una fu- gaz alegria en la opinién publica del Miguel de Althaus norte del Peri cuando el Estado Nor- Peruano declaré su independencia de la Confederacién. Ha habido pues impor- tantes tendencias centrifugas que pusie- ron en peligro al Estado peruano, no obstante lo cual éste siempre se recons- truye."! Hemos examinado ya el contenido que tuvo la idea de nacién en su acep- cién mds general en Europa a fines del siglo XVIII y durante el siglo XIX. He- mos vito en qué sentido las principales corrientes ideolégicas de la Emancipa- ci6n asimilaron, transformdéndolas, algu- nos de los elementos ideolégicos que acompafiaron en Europa el nacimiento de la idea de nacién, y como estos ras- gos ideoldgicos, difundidos por la Re- volucién Francesa sirven de base para establecer la constitucion y la organiza- cién del Estado, pero sin una idea de nacié6n muy clara. Es verdad, por ejem- plo, que hay grupos nacionalistas perua- nos que se enfrentan a Bolivar, pero eso ocurre por temor a una hegemonia bolivariana o grancolombiana, y no por planteamientos orgdnicos precisos. Ademis es necesario recalcar que las ideas de naci6n que se explicitaron en Europa en el pasado fueron respuestas ideoldgicas a problemas europeos de la época. Es evidente que el concepto pangermanista de nacidn responde pri- meramente a problemas planteados por la unificacién de los estados alemanes en un Imperio, y posteriormente a las ambiciones de dicho Imperio. Tal con- cepto de nacién fue luego ampliado y Identidad nacional y Estado en el Perit constituy6 uno de los sustentos de los planteamientos de Hitler. La idea de na- cién de Renan, que podria asimilarse mejor a un contexto latinoamericano, nacié del enfrentamiento francés con Alemania, de la necesidad de definir el futuro de Jas provincias de Alsacia y Lorena en disputa con aquel pais, y con- tiene términos, que si bien son sugesti- vos, presentan el problema de no ser comprobables, y por tanto no son ttiles para el historiador o para el socidlogo. ~Cémo explicar, por ejemplo, el “ple- biscito de todos los dias”? Caracterizaciones sociolégicas del Estado y de la Nacién ‘Vamos a tratar entonces, de caracte- rizar a la nacién, y su relacién con el Estado, de acuerdo a términos que sig- nifiquen una explicacién valida en di- versas disciplinas, por tanto comprobable y util. Hist6ricamente, la paulatina desapa- ricién de la organizacién social feudal en Europa vino acompaiiada del naci- miento del Estado moderno, a la vez que del surgimiento de naciones, y de conciencias nacionales. Es verdad que hay Estados nacionales que se han cons- tituido muchos siglos después del surgimiento de sus naciones, como es el caso de Italia y de Alemania, y también es verdad que han existido Estados con varias nacionalidades. Pero tanto éstos, como los Estados varios que componian una nacién tenian en si una debilidad 53 erénica que los llevé a desaparecer por ser Estados de estructuracién interna dé- bil o por distintas razones, anormal. Resulta por el contrario, especialmen- te interesante el caso de Francia, pais en el que la conformacién de la naci6n esté estrechamente vinculada al fortalecimien- to de un Estado centralizador que busca- ba suprimir las peculiaridades culturales regionales y los centros de poder local mediante politicas ad-hoc seguidas tan- to por los reyes, los regimenes napoleé- nicos y las repdblicas. De paises situados fuera de Europa, sobre todo de los estados recién descolonizados, se dice que el Estado ha precedido a la nacion. Refiriéndose a los paises drabes del medio oriente, Ray- mond Aron ha utilizado la expresién de “nacionalismos sin nacién”.'? En los pai- ses africanos hay una yuxtaposicidn en- tre Estados y tribus o etnias cuyas fron- teras respectivas no coinciden, lo que parece excluir por mucho tiempo la for- macidn de Estados nacionales. Por todo ello, aunque es dificil dis- tinguir conceptualmente entre “nacidn’ y “estados modernos” en sus origenes hist6ricos, la realidad obliga a buscar la diferencia y ésta se encuentra tal vez al analizar cuidadosamente procesos que se entrelazan. Veamos en primer lugar entonces, qué viene a ser el Estado moderno. La mejor definicién del Estado moderno, para fines de este trabajo, es la que nos proporciona Max Weber.’? Dice que “...e Estado es aquella comunidad humana que en el interior de un determinado territorio -el concepto de territorio es esencial a la definicién- reclama para si (con éxito) el monopolio de la coaccién fisica legitima. Porque lo especifico de la actualidad es que a las demas asocia- ciones 0 personas individuales sdlo se les concede el derecho de la coaccién fisica en la medida que el Estado lo per- mite. Este se considera pues, como fuente Uinica del “derecho” de coacci6n... El de- sarrollo de éste (el Estado moderno) se inicia por doquiera a partir del momento en que se empieza a expropiar por parte del principe a aquellos poseedores en propiedad de medios de administracién, de guerra, de finanzas y de bienes politi- camente utilizables de toda clase. El pro- ceso conjunto forma un paralelo com- pleto con el desarrollo de la empresa capitalista, con su expropiaci6n paulati- na de los productores independientes. Al final vemos, que efectivamente, en el Estado moderno concurre en una sola cima la disposicién de la totalidad de los medios politicos de explotacién, y que ya ni un solo funcionario es personal- mente propietario del dinero que gasta o de los edificios, depésitos, utensilios y méaquinas de guerra de que dispone. En el ‘Estado’ actual, pues -y esto constitu- ye un rasgo esencial del concepto- la “separaci6n’ del cuerpo administrativo, o sea de los funcionarios y los trabaja- dores administrativos, de los medios materiales de administracién, se ha Ile- vado a cabo por completo...” Miguel de Althaus El Estado moderno, se construye en- tonces, en base a la desaparicién del po- der feudal y al desarrollo de relaciones econdémicas capitalistas. ,No ocurre algo parecido con la nacién? Porque la na- cién no se confunde con una tribu o una etnia ni con una casta. Pero siendo la naciédn una entidad mds amplia y cualitativamente distinta, genera concien- cia de pertenencia y sentimientos de ad- hesién de sus miembros hacia ella mez- clados con el sentimiento de cierto tipo de “exclusién” del extranjero. Esta con- ciencia de pertenencia a una comunidad mds amplia que la aldea o que la tribu no se confunde necesariamente con la adhesién al Estado tal como se lo ha definido anteriormente. Parece ser que en algunos casos, en Europa, con el de- sarrollo del intercambio dentro de una economia capitalista en expansién, al generar un mercado se suscita un fend- meno de estrechamiento y de toma de conciencia de otros vinculos como el idioma, las costumbres, o la posesién de una regién privilegiada. Estos elemen- tos comunes, que podian haber existido anteriormente, no habjan constituido vin- culos en si, entre aldeas o feudos autosuficientes y autoconsumidores. En cambio, el desarrollo de un mercado de intercambios monetarios es facilitado por el mismo idioma, o por las mismas cos- tumbres o la misma religién, y ese desa- trollo rapidamente requiere de la ayuda del poder politico para garantizar la se- guridad de las transacciones y eliminar castas 0 grupos que son obstdculo para la universalizacién del mercado. Identidad nacional y Estado en el Perit Paralelamente se ha ido desarrollan- do una clase social que desborde los limites de la aldea o del feudo: la bur- guesia comerciante, que también requiere un poder politico por las razones antes mencionadas. Si en base a esta combi- naci6n de fuerzas se desarrolla un Esta- do centralizado y fuerte como el defini- do por Max Weber habré nacido un es- tado-naci6n. Si el Estado fuerte provie- ne de otras regiones y sus funcionarios tienen otro idioma, otras costumbres, se habrd formado un Estado multinacional, que comprende a varias colectividades con sus propias costumbres, intercam- bios comerciales, etc. O por el contrario, podra ocurrir que esa comunidad de intereses generales no logre la proteccién de un Estado sufi- cientemente fuerte, sino de varios esta- dos de menor tamafio, manteniéndose o surgiendo la conciencia que existe una comunidad fundamental de idioma, cul- tura o intereses que subyace a diversos estados. El vinculo de una cultura y de una religin comunes puede hacer con- ciencia en una poblacién aunque el mer- cado interno no esté necesariamente muy desarrollado, cuando los gobernantes y duefios de las tierras tienen de otro pais con costumbres, idioma y religidn dis. tintas, como fue el caso del nacionalis- mo irlandés de origen agrario. La nacién no es pues un concepto univoco, porque las naciones han tenido diversos origenes. Pero esto no nos au- toriza a prescindir del concepto porque la nacién no se confunde con la antigua etnia por un lado, ni con el Estado mo- derno, por otro, aunque esté muy vincu- lado a éste. Karl W. Deutsch, en su conocida obra “Nationalism and Social Commu- nication” ofrece una explicacién acerca del origen de las naciones, complemen- tario del anterior, aunque con variacio- nes de terminologia y de enfoque.” Explica Deutsch que una sociedad es un grupo de individuos que son interde- pendientes por la divisién del trabajo y la producci6n y distribucidn de bienes y servicios. Cuando esa interdependencia se atentia en cuanto a muchos y no a unos cuantos bienes y servicios, esta- mos ante sociedades separadas, distintas aunque exista algun comercio entre ellas. A la vez distingue el concepto de socie- dad asi definido del concepto de comu- nidad o cultura usado por los antropé6- logos; siendo una cultura comin un con- junto estable de preferencias, priorida- des y comportamientos. La cultura co- min facilita la formacién de una comu- nidad por las lineas de comunicacién que se crean. Luego define qué es un pueblo. Hay comunidades que permiten que su miem- bros perciban su historia como una his- toria comin, para lo cual se requiere que tales comunidades tengan un conjunto de costumbres, simbolos y memorias. A un grupo relativamente grande de per- sonas vinculadas por dichos habitos com- plementarios y facilidades de comunica- cidn, les denomina un pueblo, Miguel de Althaus Ahora bien, en la €poca de los nacio- nalismos, una nacionalidad es un pueblo que busca adquirir una medida de con- trol efectiva sobre el comportamiento de sus miembros. Es un pueblo que busca adquirir poder para difundir costumbres comunes. Ese poder puede ejercitarse informalmente, mediante la opinién de grupo y el prestigio de simbolos nacio- nales. Cualesquiera sean los instrumen- tos de poder éstos se utilizardn para for- talecer los canales de comunicacién, las preferencias de comportamiento y los intereses politicos y econédmicos que en su conjunto conforman el tejido social de la nacionalidad. Cuando una nacio- nalidad ha afiadido este poder a su capa- cidad inicial de cohesién, tenemos ya una nacién y es considerada tal por otros. K. Deutsch sefiala que se ha reconocido la existencia de las naciones polaca, checa e irlandesa después que hubiesen perdido su independencia estatal, o an- tes de que se hubiesen constituido en un Estado. Finalmente, dice Deutsch, cuan- do un Estado es puesto al servicio de una naci6n, ha nacido el estado-nacién. Aparte de estas consideraciones, Deutsch nos dice que una clase o un grupo de clases funcionaré como “élite”, como grupo dirigente cuyos miembros pueden tener costumbres, intereses, or- ganizacién y visién de la historia que les son comunes. El papel que jueguen las “€lites” y su poder efectivo variarén en distintas sociedades. Para demostrar la importancia de la élite en la creacién de un nuevo estado nacional Deutsch cita un trabajo de Robert Keenlamb acerca de las correcciones familiares, sociales y de negocios entre las personas que con- formaron la “élite” interesada en crear un gobierno federal que uniera a los tre- ce estados en lucha contra Inglaterra, revelando el doble interés por la inde- pendencia y por evitar que cada una de las trece colonias siguiera su propio rum- bo como estado independiente. Al exa- minar los cargos y las actividades de los miembros de dicha élite se nota la pre- sencia de intereses bancarios y comer- ciales que prefieren la unién politica fe- deral para obtener un solo mercado, a la vez que el usufructo de importantes car- gos piblicos. Habria habido ya un mer- cado en fortnacién con intereses comer- ciales que se manifestaban polinicamente, abarcando a varios estados. Las explicaciones que hemos expues- to acerca de las caracteristicas de] Esta- do moderno y de la nacién, propuestas por distintos enfoques de las ciencias sociales a las cuales se podrian afiadir ciertamente otras mds - son las que con- sideramos Utiles para establecer, aunque sea en forma esquemiatica, los rasgos fundamentales de la evolucién del Esta- do peruano y analizar en el caso del Peri, el problema de la nacién. Como ya se dijo anteriormente, el Estado republicano débil se form6é sobre los cimientos mids resistentes del derrui- do Estado colonial. Ya no existia el vi- trey, ni la Real Audiencia, ni la depen- dencia frente a la metrdpoli. La jerar- quia politica basada en la legitimidad monérquica desapareci6. Subsistieron Identidad nacional y Estado en el Peri como cimientos acaso dos elementos: uno duradero: el gobierno centralizador de Lima que con todos sus defectos evi- 16 la desintegracién del Estado peruano; el otro, transitorio, que durd en parte alrededor de tres décadas: la legislacién civil y procesal espaiiola. Sin embargo, es importante constatar que las leyes so- bre la propiedad de comunidades indi- genas de 1825 y 1828, que suprimen la legislacién tutelar del indio, los decretos de abolicién de la esclavitud y del tribu- to indigena de 1854, y por otra parte las leyes suprimiendo el mayorazgo, las “manos muertas” y aquellas que pro- mulgan el Cédigo Civil, el Cédigo Pe- nal y los Cédigos de Enjuiciamientos constituyen un Derecho nuevo cuya in- tencidn es igualar a las personas frente a la ley y simplificar los procedimientos judiciales, crear “ciudadanos de una re- publica” allf donde antes habia miem- bros de castas explotadas por un lado, y familias privilegiadas, por otro. Ese nue- vo derecho cumple un papel parcialmen- te destructor o erosionador de las estruc- turas sociales coloniales: el Pert no po- dra volver a ser el de antes. Sin embargo al querer sustraer al indigena del marco legal estrecho de su comunidad para ha- cerlo participe de una entidad juridica y politica mas amplia que era la Republica Peruana, esta legislacién fracasa porque la Republica no tenia la organizacién politica ni la trama social como para proteger al indio y convertirlo, como parecia ser la intencién del legislador, en ciudadano y en pequeifio propietario. Las leyes proclamaban derechos, pero la naciente republica no podia hacerlos efectivos, y lo que es més, el problema no parece haber sido percibido como tal por los gobernantes. Las leyes y las dis- posiciones gubernamentales se cumplen en forma muy diversa en las distintas regiones del pais, y se aplican frecuente- mente de manera diferente a las diversas clases sociales. Cudntas veces ocurre que la ley no penetra en el latifundio (que por lo demas se multiplica durante la Reptiblica), ya que el hacendado no es simplemente el propictario de la tierra segtin la definicidn que de propiedad inmueble da el Cédigo Civil, sino que es sefior de la tierra, fuente de ley y de abuso para sus peones, semipropietario ademas de cargos piiblicos que asi se “privatizan”, por su decisiva interven- cidn en el nombramiento de las autori- dades provinciales. El Estado republicano, por otra par- te, al crear las condiciones para el debi- litamiento del poder efectivo del gober- nante y al no cambiar la estructura so- cial heredada de la Colonia, acentia al- gunos rasgos negativos de ésta: el lati fundio se expande y el cardcter semi- feudal de la estructura social del campo se acentia, reforzdndose el poder politi- co-patrimonial de los grandes y media- nos propietarios, aunque en muchos ca: sos su capacidad econémica -en térmi nos de acumulacién de capital haya dis- minuido; pues en una economia que se vuelve mas feudal, decaen las transac- ciones mercantiles y falta el capital en numerario. 58 Miguel de Althaus La Reptblica, en sus inicios enton- ces, marca un retroceso en el desarrollo de un Estado moderno en el sentido que Max Weber da al término, porque en medio de la anarquia, la autoridad tien- de a “privatizarse”, es decir el hacenda- do tiende a ser sefior feudal en su ha- cienda y en su regi6n’y el ejército, tnica instituci6n politica de cierta solidez, tien- de a dividirse en fracciones que siguen a caudillos como a verdaderos sefiores de la guerra, sefiores de sus huestes. Parte de la legislacién arriba mencionada tuvo los efectos negativos ya descritos pero a su vez sent6 las bases para un futuro Estado moderno que seria parte, quizas, de la promesa peruana, cuando por ejem- plo, el indio ya no fuese “peruano” sélo en las leyes, sino un peruano con las mismas oportunidades, y beneficios de. los demas ciudadanos del pais.!* A la Republica en sus inicios, le falta un requisito indispensable para que se desarrollara un Estado moderno. Le fal- taba lo que Max Weber llama el proceso paralelo del desarrollo de la empresa ca- pitalista, con la expropiacién paulatina de los productores independientes. Con la Independencia parten a la peninsula los comerciantes espafioles de Lima; el Perd tuvo una Republica sin una bur- guesia que le sirviera de natural sustento como en los Estados Unidos 0 en Fran- cia. No hubo una llamada “clase nacio- nal dirigente” ni un grupo social diri- gente. Recién hubo una implantacién de empresas capitalistas en la explotacién del guano y en la modernizacién de al- gunas haciendas azucareras, pero todo ello terminé con Ia crisis econdémica eu- ropea de la década de 1870 y con la guerra con Chile. No hubo una “red de conexiones familiares, sociales y de ne- gocios bancarios y comerciales” que abarcara a las principales ciudades del Perd. Unicamente, en la década de 1870 ya en plena crisis, es decir, demasiado tarde, personas vinculadas a los nego- cios del guano y del salitre, y a las pro- fesiones liberales forman el Partido Ci- vil. que es el intento orgdnico de esas capas sociales de modernizar el Estado, ingresar a la era de la “Republica practi- ca” por encima de las querellas doctri- narias entre liberales y conservadores y con la intenci6n de reemplazar al caudillismo militar. La crisis econémica primero y la guerra con Chile después, frustraron este intento. Esta guerra mos- tré la debilidad inherente al Estado pe- ruano. Después de las derrotas militares el Estado se desintegra y surgen gobier- nos simultaneos en diversas regiones del pais. EI final catastréfico de la guerra y la anterior explotacién indiscriminada de la riqueza del guano a la vez que la pérdida de los territorios salitreros tie- nen como consecuencia que el sector moderno de la economia debia recons- truirse sobre bases distintas. Los bancos surgidos durante el auge del guano ha- bian ido desapareciendo antes de la gue- tra misma; por otro lado, varias hacien- das azucareras que constituian un inci- piente sector agro-exportador moderno habian sido destruidas por el invasor. identidad nacional y Estado en el Peru En 1888 se funda la Camara de Co- mercio de Lima, integrada por impor- tantes firmas comerciales. En 1889, des- pués de tres aiios de debates publicos el Contrato Grace es aprobado por Resolu- cién Legislativa. Por dicho contrato, el gobierno del Pert quedé relevado del pago de la inmensa deuda externa a cam- bio de la entrega a los tenedores de bo- nos de dicha deuda, de los ferrocarriles del Estado por 66 aifios, de tres millones de toneladas de guano y de treinta v tres anualidades de 80,000 libras esterlinas; y posteriormente hasta 2 000,000 de hec- tdreas de tierras de colonizacién. No co- rresponde aqui describir en detalle el contenido de este convenio y sus poste- riores modificaciones. Sélo es necesario sefialar que permitié el restablecimiento del crédito internacional del Pert, lo que permitiria en el futuro al Estado peruano concertar empréstitos en el exterior, y posiblemente, facilité el restablecimien- to del crédito privado inglés a comer- ciantes y hacendados aunque esto Ulti- mo no esté demostrado. Por otra parte, la fundacién de la Camara de Comercio de Lima tiene mds importancia de la que puede suponerse.!* Es sintoma de que se estén restableciendo las bases para un nuevo desarrollo del comercio exterior del Pert porque es notorio cémo la Cé- mara de Comercio propone a los gobier- nos y a los parlamentos proyectos de ley que crean el marco juridico indispensa- ble que sdlo puede dar el Estado, para la realizacién de transacciones mercantiles rapidas y eficaces y de cardcter imperso- nal que caracterizan a las actividades econémicas de un capitalismo comer- cial moderno. No participé la Camara de Comercio en la elaboracién de todas las leyes que se mencionan a continua- ci6n, pero si en muchas de ellas, y la enumeraci6n es interesante por lo que acabamos de sejialar. Es necesario men- cionar la ley de bancos hipotecarios, la ley de prenda mercantil, la ley de Regis- tros de Propiedad Inmueble. La ley de cheques, la ley de proteccién a la mine- ria, la ley de marcas de fabrica, la ley de redencidn de censos, leyes éstas pro- mulgadas entre 1888 y 1893, afios ante- tiores al gobierno de Piérola (1895-1899) considerado como el gobierno en que se inaugura el auge de la reconstruccién de la economia moderna del pais. Las ba- ses de ese auge se establecen en los afios anteriores, y las leyes mencionadas son sintoma de que los principales comer- ciantes peruanos y extranjeros estén co- nociendo una recuperacién de sus acti- vidades, legislacién que va a permitir atin mas el establecimiento de un sector moderno agroexportador. Un solo ejem- plo de ello: la ley del Registro de la Propiedad Inmueble va a permitir la agilizacién de la compraventa de ha- cienda, de la misma manera que la ley de redenci6n de censos. Durante el gobierno de Piérola y go- biernos siguientes el Estado va a conti- nuar promulgando leyes que atafien al sector moderno de la economia, sector que antes de la guerra con Chile se habia regido fundamentalmente por los esta- tutos internos de los bancos y empresas creados con consecuencias funestas. Se puede recordar asi algunas leyes: la ley Identidad nacional y Estado en el Perit currente en nuestra historia: la financia- ci6n de las obras publicas y de la “pros- peridad falaz” de aquellos aiios provino del desmedido endeudamiento del Esta- do con bancos de los Estados Unidos unido a la intervencién velada de algu- nos de estos bancos en el manejo de las finanzas piblicas mediante la adminis- traci6n de las aduanas -principal fuente tributaria de la €poca- por un funciona- rio norteamericano. Como se sabe, cai- do Leguia en 1930, en medio de la gra- ve crisis mundial, el Estado se declara incapacitado para pagar los servicios de la deuda y entra en moratoria que va a durar muchos aiios. Es importante sefialar que durante el Gobierno de Leguia y los gobiernos si- guientes la importancia adquirida por el automdévil y el camién, va a permitir la construccién de una red de carreteras que cubren gran parte del pais. Mientras que el Estado no habia logrado nunca construir una red nacional de ferrocarri- les, sino simplemente ferrocarriles aisla- dos, por el alto costo de estos en rela- cidn con Ja escasa mercaderia por trans- portar y por las dificultades de la geo- grafia peruana, el camino primero, y la aviacién después van a crear la condi- ci6n para la formacién de un mercado nacional y para el marcado centralismo econémico de Lima. Esto explica quizds la aceleracién del incipiente proceso de industrializacién en las décadas de 1930 y 1940, En 1930 se produce un fenédmeno de la multitud en forma organizada, con el surgimiento del APRA. Hasta ese en- tonces la multitud estuvo presente en miltiples acontecimientos del pais, pero en forma inorganica y esporddica. A partir de 1919 se acentiia cada vez mas un proceso de disminucién del po- der politico patrimonial o semifeudal en las provincias, acentudndose el poder politico de la autoridad estatal nombra- da desde Lima. El Gobierno de Leguia parece desorganizar parcialmente el po- der local de los gamonales aunque con- tradictoriamente, los favorece mediante la Ley de Conscripcién Vial, especie de nueva mita para el indio. El poder semifeudal de los gamonales serranos y de algunos hacendados costefios tuvo momentos de parcial recuperacién du- rante algunos periodos (quiz4s, por ejem- plo, durante el gobierno de Odria, 1948- 1956) pero en general ha tenido tenden- cia a declinar, a ser marcadamente com- batido por una administracién publica en expansién durante el Gobierno de Belatinde, para recibir un golpe muy duro si no definitivo con la Reforma Agraria del Gobierno del General Velasco. La Naci6n Peruana Hemos tratado de analizar en qué medida y en qué etapas se ha construido un Estado moderno en el Peri. Pero que- da la gran interrogante: gel anilisis, for- zosamente incompleto, de un fendmeno tan complejo, nos da algunas indicacio- 62 nes sobre si se habria venido constru- yendo un Estado nacional en el Pert? Se ha visto anteriormente al exami- nar los fenédmenos sociales y econémi- cos que han dado lugar a la formacién de las naciones, que hay elementos preexistentes subyacentes a esa forma- cidn y que pueden ser costumbres, idio- ma, religi6n comunes, simbolos 0 re- cuerdos colectivos. Los autores marxis- tas cldsicos le dieron mucha importan- cia al idioma como medio esencial de comunicaci6n para la formacién de una nacién porque a comienzos de siglo les tocé vivir el problema de las nacionali- dades en los Balcanes y en el Imperio ruso, regiones donde el idioma tiene una importancia definitoria en estas mate- Trias. En Hispanoamérica el problema es obviamente diferente porque el castella- no es el idioma comin a todos los paises y porque ademas en varios de ellos exis- ten poblaciones que hablan los antiguos idiomas indigenas generalmente, rele- gados o en inferioridad de medios de difusién frente al castellano. Sin embar- go, es verdad también, que respetando los distintos idiomas aborigenes, el pro- blema del idioma como vinculo nacio- nal no debe subestimarse; nos lleva a lo que creemos el meollo del problema: el problema del indio. Recordemos nueva- mente lo que Maridtegui escribio: “el indio es el cimiento de nuestra naciona- lidad en formacién” y nos recuerda los nacionalismos de tipo o trama fascista que conciben a la nacidn como una enti- Miguel de Althaus dad abstracta que suponen superior y distinta a la realidad concreta y viviente de sus ciudadanos. Asi pues, el Estado peruano recién independizado y en los aiios que siguie- ron no supo 0 no pudo convertir, asimi- lar, hacer suyas, o dar contenido de sim- bolo nacional a las costumbres, creen- cias, simbolos comunitarios del indio de la sierra ni del hombre de pueblo en la costa. No supo resucitar memorias co- lectivas, a pesar de algunas proclamas politicas acerca de la pasada grandeza del Imperio de los Incas. Porque quiénes dirigieron las luchas por la Independen- cia y la nueva Republica eran una mino- tia criolla que oscilaba entre las agotadoras agitaciones que creaba la anarquia existente, y las polémicas ideo- Iégicas cuyo contenido tenia poco que ver con el poblador real del pais. Es que no existia una “élite” o “clase dirigente nacional” o sea una burguesia terrate- niente o no, que estuviese ligada a la creacién de un mercado nacional y a una estructura moderna de la economia. En el ejemplo citado anteriormente, de la independencia de las trece colonias que conformaron los Estados Unidos, los personajes dirigentes en esas colo- nias eran, unos, banqueros, otros terra- tenientes acaudalados, y otros, propieta- rios urbanos que estaban vinculados por intereses comunes dentro de las redes de una incipiente economia capitalista mer- cantil que unja a esas colonias; ellos per- cibieron como interés general el interés particular en mantener unidos a los trece Estados en una Federacién. En el Peri identidad nacionat y Estado en el Pert 63 independizado, los grupos econémica- mente poderosos eran hacendados descapitalizados, y los intereses comer- ciales existentes pudieron haber por el contrario, segregado partes del pais como casi ocurre en el sur del Peri. Quizds el éxito principal del Estado peruano en el siglo pasado fue haber podido implantar un gobierno fuertemen- te centralizado en Lima que politicamen- te contrarresté las tendencias centrifu- gas de algunas regiones. Por eso es posi- ble pensar que en medio de las nueve guerras que peleé el Peri en el siglo pasado y en medio de las innumerables contiendas interiores se haya ido crean- do en diversas capas de la poblacién una conciencia quizds algo confundida, pero conciencia al fin, de un simbolo comin siempre invocado: el Peri. Y también, el ejército, en sus innumerables campa- fias con marchas y contramarchas que recorrian todo el agreste territorio del pais iba credndose conciencia del Pert como simbolo colectivo, sobre todo fren- te a Bolivia en la primera mitad del siglo pasado, y frente a Chile, después. Pro- bablemente el Peré como simbolo co- lectivo haya estado representado por el territorio que habia que conservar. Pero dentro de ese territorio, en el sentido en que hemos analizado los elementos de la nacionalidad al comienzo de este tra- bajo, coexistian varias sociedades (en el sentido de grupos de individuos interde- pendientes por la division social del tra- bajo), y varias culturas en el sentido antropoldgico del término. El Estado pe- ruano va a intentar unificar politicamen- te a estas sociedades dispersas primero con simbolos ideolégicos traidos de Eu- ropa: las Constituciones, las ideas de de- mocracia y de libertad aunque transmiti- das entre nosotros en forma muy abs- tracta; luego se van diferenciando con mayor claridad los intereses de los dis- tintos Estados limitrofes y asi un simbo- lo colectivo en que se encarna la idea del Pert va a ser la defensa del territorio como legado del pasado, en el que el ejército tiene una misién fundamental. Esta idea del Pert no es sélo idea de las capas mds cultas de la poblacién. Jorge Basadre nos ensefia cémo irrumpe la multitud de diversas maneras en dife- rentes acontecimientos de la vida repu- blicana. La guerra con Chile tiene espe- cial importancia en el desarrollo de la nacionalidad. Es una guerra con carac- teristicas que en el Perti no tenia prece- dentes porque involucra mds que ningu- na otra a las distintas capas de la pobla- cién. La derrota del ejército regular obli- ga a la conformacién apresurada de re- gimientos de civiles de los mds diversos estratos sociales y de las edades mas variadas que se explica por la existencia de una identidad nacional que defender. La ocupacién de Lima y de distintos valles de la costa por el ejército chileno, y sus incursiones a la sierra produjeron entre distintos pueblos la aversi6n al ex- tranjero como simbolo y saqueo. Pero alli también se revelé la debilidad del Estado peruano como forjador de una nacionalidad que incorpora a pueblos cuando percibimos la adhesién de los maltratados culies chinos al ejército, y la diversa participacién de la poblacién de la sierra, todavia no bien estudiada, en- tusiasta con Cdceres, otras veces indife- rente sin él. Las secuelas de la guerra, hacen mas conscientes a quiénes detentan el poder del Estado del problema de la conserva- cién o en su caso, reivindicacién, de territorio del pais, y que ello requeria de un Estado mas fuerte y mejor armado. S6lo que la expresién “mas fuerte” sig- nificaba distintas cosas para distintas per- sonas. Algunos afios después, ya en recons- truccién la economia del pais del Esta- do, el esfuerzo civilista por difundir la escuela primaria es un intento democré- tico que busca entre varios fines, crear 0 fortalecer la conciencia de una naciona- lidad comin. Sin embargo, el problema del indio no habia sido abordado atin por el Estado, y varios idedlogos vincu- lados con el civilismo crefan que dicho problema se resolveria con la difusién de la educacién. Gonzdlez Prada, y Maridtegui después, contradicen estas ideas sefialando que el problema del in- dio esta primero en la tierra y en la pre- sencia del gamonal. Al irse formando un mercado nacio- nal paulatinamente a partir de la segun- da década del siglo XX, y al crecer el presupuesto del Estado en forma tal de ir extendiendo servicios de educacién y salud a distintos rincones del territorio, la sociedad organizada Ultima a la que pertenecia el campesino ha dejado de ser en innumerables casos la comunidad Miguel de Althaus indigena, o la hacienda, y ha comenza- do a pertenecer aquél a una sociedad mas amplia en la medida en que recibia servicios del Estado y en ese sentido se puede decir que el Estado ha promovido el proceso de formacién de una nacién como sociedad mds amplia que la co- munidad o hacienda a la cual el campe- sino pertenezca realmente. Pero el pro- ceso de formacién de la nacién era in- completo y ademds desigual segtin las regiones. Quién no recuerda que ciertas haciendas del valle de La Convencién cerca del Cuzco eran hasta hace poco feudos cerrados cuyos hacendados eran literalmente sefiores de horca y cuchi- llo? La difusién de algunos servicios es- tatales como la educacién, la salud pi- blica y la legislacién laboral tendian a borrar en algo los limites geogrdficos y de casta que separaban a los habitantes del Estado, lo que la legislacién liberal suprimiendo la nocién de “indio” como “casta” no logré en la primera mitad del siglo pasado. Obviamente también, las fuertes co- rrientes migratorias a las ciudades en estos lltimos afios que colocan lado a lado a personas de las mas diversas re- giones del pais contribuyen también al sentido de pertenencia a una sociedad mis global: la sociedad peruana. Todo esto nos Ileva a pensar que no obstante los esfuerzos realizados, mien- tras subsistieran feudos en el campo como los del ejemplo del valle de La Identidad nacional y Estado en el Perit Convenci6én, habfan sectores no- incor- porados a la nacionalidad en formacién y no se podia hablar todavia de la exis- tencia de un Estado nacional en el pleno sentido de la palabra. Algo parecido puede decirse de los enclaves mineros donde la compaiiia ex- tranjera es tan poderosa y provee de tan- tos servicios que es un Estado dentro del Estado. Por ello, el proceso de Reforma Agra- ria iniciado en 1969 tiene una importan- cia fundamental porque en tanto rompe el poder feudal introduce el poder del Estado y por esa via incorpora a impor- tantes sectores de la poblacién a la so- ciedad nacional en formacién. Ciertamente puede haber disminuido la produccién y los mecanismos de comercializacién pueden ser un nuevo factor de opresién. También se corre el riesgo gravisimo de la burocratizacién de la Reforma Agraria y que en muchos lugares el funcionario reemplace al ha- cendado. Pero en la medida en que estos obstdéculos se salven, en la medida en que los campesinos, especialmente en la sierra semifeudal, pasen de ser stibditos de un hacendado por formas serviles de trabajo y dependencia, a ser ciudadanos con pleno ejercicio de sus derechos en- tre los cuales, el de organizarse colecti- vamente, serd integrante de una nacién ahora si mas formada. Hemos llegado finalmente a la con- clusién que el Perd es una nacién en formacién y que el principal agente de su formacién ha sido el Estado, con €xi- to muy distinto segin las épocas. Es que el Estado no es un ente abstracto, sino que sus acciones y su fuerza dependerd de los grupos, capas sociales o clases que dominen el aparato estatal. En el siglo pasado habia una suerte de vacio en ese dominio por ausencia de una bur- guesia, o de una aristocracia terratenien- te organica al contrario de lo que ocu- trid en Chile. Alternaban en el dominio del aparato estatal los caudillos milita- res, los idedlogos individualistas y poco representativos. En este siglo se fortalece el Estado por la presencia en él de una burguesia agroexportadora, que goberné directa- mente en la época del Partido Civil, y en alianza con ciertos jefes militares cuan- do se vio amenazada por el APRA. Esta burguesia agroexportadora por sus rai- ces semisefioriales y por su extrema de- pendencia del capital extranjero no se habria podido constituir en una burgue- sia nacional. “La clase propietaria, dice Julio Cotler, no tuvo capacidad para afrontar el desarrollo de “una sociedad y una politica democratica y liberal y cons- truir un Estado de todos nosotros”; ca- paz de arbitrar y conciliar los antagonis- mos sociales, instilando la creencia que representaba el reino de la igualdad. “Esto explica, también, como en los in- s6litos momentos de afirmacién del Es- tado, en 1819 con Leguia y 1968 con el gobierno militar, asume “una naturaleza autoritaria”.!* Esto es a grandes rasgos, exacto. Sin embarco, no creo que sea posible afir- mar, como lo hace el mismo autor, que, “en ningtin momento de la historia pe- ruana puede hablarse, con un minimo de responsabilidad, de la existencia de un margen significativo de autonomia de la clase dominante y del Estado, res- pecto de los intereses del capital extran- jero, que permitiera la acumulacién de recursos suficientes para satisfacer las mas urgentes exigencias populares”.!* Si no hay “un margen significativo de la autonomia de la clase dominante y del Estado, respecto a los intereses del capital extranjero”, esto quiere decir que hay que poder explicar cuando o en qué condiciones en un pais dependiente el Estado y la clase dominante adquieren ese “margen significativo” que no sabe- mos cual sea. Las explicaciones sobre el grado de dependencia del Estado nacional y como contraparte, de su grado de autonomia requieren mds refinamiento, 0 por lo con- trario, podemos caer en generalizacio- nes que todo lo explican. Al respecto Lenin escribié lo siguiente: “no sélo los pequeiios Estados sino que también Ru- sia, por ejemplo, dependen por entero, en el sentido econémico, de la potencia del capital financiero imperialista de los paises burgueses ricos”. No sélo los Es- tados balcdnicos, Estados de miniatura, sino también la América del siglo XIX ha sido econémicamente una colonia de Europa, segtin ha dicho ya Marx en “El Capital”. Todo esto lo sabe perfectamen- Miguel de Althaus te Kautsky, como cualquier marxista, pero nada de ello viene a cuento en la cuestién de los movimientos nacionales y del Estado Nacional”.?° Es importante esta cita porque mu- chos piensan que la dependencia respec- to del capital extranjero impide que se desarrolle el proceso de construccién de un Estado nacional. Unos, porque pien- san que la burguesia dominante es una mera intermediaria del capital extranje- TO, y Otros porque piensan que el Estado nacional en si es contradictorio con una situacién de dependencia. Esta ultima interpretacién es errada por cuanto el Estado-nacién o Estado nacional es el que ofrece mejores condiciones para el desarrollo del capitalismo, pero esto en la actualidad no excluye en absoluto que se trate de un capitalismo dependiente. YY, en cuanto a la primera interpretacién es necesario refinar més los instrumen- tos de andlisis y precisar no solamente el grado de dependencia sino, contra- rio sensu, el grado de autonomia de tal burguesia, y cudndo Ilega a ser significativo. Mas bien es necesario recordar la pa- radoja que significa lo que ha ocurrido 0 puede ocurrir con el Estado peruano. Para acelerar el proceso de integracién nacional o por razones de defensa de su independencia politica el Estado se en- deuda en el extranjero a extremos que ponen en peligro a la misma soberania estatal. Una paradoja similar esté ilus- trada por el Contrato Grace entregando los ferrocarriles del Estado -tinico me- Identidad nacional y Estado en el Perit dio moderno de transporte terrestre en aquella €poca- porque los defensores de ese convenio aducian el peligro, que no se podia descartar, de que el gobierno chileno, principal enemigo del Peni en ese entonces, comprara a vil precio los bonos de la deuda publica peruana y se convirtiera ‘asi ademds, en el principal acreedor del Pert. Es evidente que sera necesario estu- diar con mayor cuidado las formas c6mo las nuevas modalidades de dependencia tespecto del capital financiero y las in- versiones directas afectan el proceso de la formacién del Estado nacional, por- que éste, para afirmarse como tal, tiene que tomar en cuenta tanto las presiones de las grandes metrépolis o centros de poder mundial, asi como las acciones de los Estados vecinos, existiendo muchas veces relaciones entre un fenédmeno y otro. Y en este problema de las relaciones internacionales -en especial con los pai- ses vecinos-, se corre el peligro que se vayan introduciendo las Ilamadas “doc- trinas de seguridad nacional” que res- ponden “a la concepcién de la Nacién como una entidad abstracta que supo- nen superior y distinta a la realidad con- creta y viviente de sus ciudadanos. Y que por consiguiente, estén siempre dis- puestos a sacrificar al mito al hombre”, como ya decia Maridtegui en forma premonitoria: concepcién de la Nacién tan distinta a la de Sieyés en la Revolu- cién Francesa, que identifica al pueblo con la nacién. 67 A modo de conclusién Se puede afirmar que en Hispano- américa en general y-por lo tanto, tam- bién en el Perd- es Estado el forjador de la nacién, el largo proceso de la forma- cidn de naciones es impulsado, a veces con mayor rapidez, a veces por el con- trario, con retrocesos, por el Estado. Los Estados independientes surgieron den- tro de los limites administrativos del Es- tado colonial espafiol: fueron los here- deros de los virreinatos, audiencias o capitanias generales, segiuin los casos, es decir se asentaron en lo que fuera la “comunidad intermedia mds antigua y s6lida” entre la metrdpoli y la vida local. El Estado independiente hereda de la Colonia estructuras sociales y fenéme- nos culturales que son un obstdculo for- midable para la formacién paulatina de una naci6n pero que a la vez, tratados.en forma distinta por el nuevo Estado pue- den convertirse paraddjicamente en las bases sobre las cuales se construya la naci6n. Esté por ejemplo, el indio, casta porque fue conquistado, sujeto a la mita, al tributo y a una condicién juridica dis- tinta a la de los demas habitantes del pais. Pero se pudo decir que, en la medi- da en que la Reptblica aborde o resuel- va el problema del indigena, habra dado un paso fundamental en el proceso de la creacién de una nacién moderna. Pero el Estado independiente no nace tnicamente por la presencia de ideas de- mocraticas venidas de Europa y por la presencia de los ejércitos de San Martin y de Bolivar. Las ideas de la Revolucién Francesa movilizaron, entre los criollos, aspiraciones e ideales latentes de tiem- pos atris. Aspiraciones que Basadre sin- tetiza en lo que Hama “la promesa de la vida peruana”, y eran latentes desde tiem- pos atrds, porque “el hecho que un gru- po de hombres abandonara voluntaria- mente el Viejo Mundo y llegase aqui a cumplir no sélo funciones burocraticas © a enriquecerse o a explorar, sino a construir sus hogares y a tener y a edu- car a sus hijos, a entregarse definitiva- mente a nuevas tareas ya implicé desde los primeros tiempos de la colonizacién una tdcita prueba de su disconformidad con la suerte que el nuevo mundo le depare y un propdsito de mejoramiento y renovacién”...”lo que se quiere decir con lo anterior es que no sélo el influjo mecdnico de hechos e ideas ocurridas en el extranjero determina la promesa que sirve de fundamento, de explicacién y justificacién al acta de la Independen- cia”. Estos planteamientos de Basadre son de fundamental importancia, por- que el nuevo Estado independiente, he- reda del pasado estructuras sociales y elementos culturales que pueden ser la base de la formacién de una nueva na- cién, y entre esos elementos culturales, ademéas del idioma predominante, la re- ligién, etc. esta un ideal: “la promesa de la vida peruana”, que es un ideal, a nues- tro entender fundamentalmente criollo, del cual participan en determinados mo- mentos de la historia, los sectores popu- lares de las ciudades. En el terreno ideo- légico, la capacidad del Estado de im- pulsar el proceso de la formacién de una Miguel de Althaus identidad nacional, estaré dada por la capacidad de extender esa “promesa de la vida peruana” a otros sectores de la poblacién del Pert: a los indios, se ha- bria dicho siempre; hoy diriamos, a to- dos los “marginados”. Como hemos visto ya, histéricamen- te la base econdémica de una nacién est4 en la existencia de una divisidn del tra- bajo que abarque a toda la sociedad, es decir en la existencia de un mercado nacional. Para que el proceso de cons- truccién de la naci6n siga teniendo ele- mentos ideo ldgicos de cohesién es ne- cesario que “la promesa de la vida pe- ruana” adapte su contenido a cada épo- ca, y en la medida en que ya existe un mercado nacional en formacién, resulta un reto fundamental para el Estado re- solver los problemas de la marginalidad social, de la pobreza, del desempleo, del abismo social, y evitar a toda costa, la formacién de nuevas “castas”, a la vez que organizar adecuadamente el domi- nio del territorio, porque un elemento importantisimo en la conformacién del Estado-Nacién es la reparticién del po- der politico y de las fuerzas productivas en las distintas regiones, respetando las manifestaciones culturales del pueblo de cada regién. El tema del regionalismo y del descentralismo en el Peri es dema- siado vasto y complejo para ser tratado aqui, s6lo cabe recordar que es un pro- blema que ataiie a la configuraci6n de la naci6n, que el Estado peruano no ha resuelto. Identidad nacional y Estado en el Pert 69 Referencias bibliograficas 1. Basadre, Jorge. Introduccién alas Bases Documen- tadas para la Historia de la Repiblica del Peri con algunas reflexiones. Ediciones P.L. V., 1971, T-ll, pag. 497. : 2. Maridtegui, José Carlas. Peruanicemos al Peri. Edicién de 1972, pags. 26, 2, y 32. 3. Maridtegui, José Carlos. Op. cit. 4. Maridtegui, José Carlos. Op. cit, p 68. 5. Sieyes Qué es el Tercer Mundo? (1788), 1973, Ed. Aguilar, Madrid, pags. 11-12 y 14-15. 6. Kohn, Hans. El nacionalismo, su significado y su historia. Ed. Paidés, Buenos Aires, 1966, pags. 79-83 y 186-192. 7. LaAbeja Republicana, N° I, pag. 53, (1822). Edicion ‘Jacsiniilar por Ediciones Copé, Lima, 1971. 8. Basadre, Jorge. La promesa de la vida peruana y otros ensayos. Lima, 1958. pags. 114 y 115, 9. Basadre, Jorge. Ibidem, pag. 43. 10. Belatinde, Victor Andrés. Factores psiquicos dela desviacién de la conciencia nacional (1917). En Medi- taciones Peruanas, Lima, Segunda Edicién, pég. 138. II. A este respecto, ver “Reconsideraciones sobre el problema histérico de la Confederacién Peri-Bolivia- na”, de Jorge Basadre en el libro “Apertura”, Lima 1978. 12.Aron, Raymond. La societé industrielle et la guerre. Ed. Plon, 1959, pags. 142 y siguientes.

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