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Los poderes de la sociedad civil.

La relevancia de ‘otros’
discursos sobre educación.
Entre la pluralidad de actores que componen la sociedad civil, más allá del discurso
hegemónico sobre el sistema escolar, encontramos ‘voces’ que informan de un
concepto alternativo de educación para la ciudadanía, para la paz, para la ética en las
relaciones humanas y para la superación de las desigualdades sociales y culturales.
Se muestran esperanzadas con el progreso de los sistemas escolares y en su
capacidad para la formación de identidades abiertas a la pluralidad cultural, al enfoque
científico, y desafiantes ante cualquier prejuicio. Estas referencias no son utilizadas en
el discurso dominante -pesimista y burdamente interesado- que, sobre la educación y
su cometido, se suele exhibir ante la opinión pública.

Rodrigo J. García Gómez


José Moya Otero (*)

U
na mirada a las actuaciones más prometedoras de innovación educativa
en el Estado Español, pone de manifiesto la existencia de un
conglomerado de actuaciones valiosas, pero algo aisladas y con escaso
conocimiento recíproco. En este panorama, se puede entender fácilmente la
necesidad de fomentar nuevos estilos de colaboración para el desarrollo en red
de experiencias, conceptos y secuencias corroboradas de mejora educativa.

Las circunstancias anteriores llevaron, a comienzos del 2004, a que el


recientemente constituido Foro por la Educación Pública, tratara de facilitar y
asentar un entramado de colaboración y ayuda mutua para las distintas
iniciativas de innovación educativa. Para lograr este propósito, se ideó una
doble estrategia. Por una parte, se pensó en la puesta en marcha de un portal
virtual que permitiría a cualquier ciudadano acceder a un lugar público, definido
colectivamente por los participantes y mantener debates en profundidad sobre
el dispositivo escolar, su regeneración y mejora. Este propósito se alcanzó con
la creación del Portal Innova-Educadores en Red, que actualmente está
disponible en la dirección ‘innova.usal.es’, y que cuenta con la participación de
129 colectivos y de 3494 usuarios.

La segunda estrategia, respondía a la necesidad de profundizar y proporcionar


estabilidad a ese entramado de colaboración. Por esta razón, en febrero de
2008, con la colaboración de todos los colectivos de innovación presentes en el
Portal virtual, se organizó un encuentro denominado Entretod@s: Redes de
Innovación. Esta reunión, celebrada en Madrid, contó con la participación de 72
grupos de innovación de muy variada procedencia.

Los argumentos y razones manifestados justificarían suficientemente el


desarrollo de las referidas iniciativas. Sin embargo, adquieren todo su sentido si
se entienden en el entramado de una serie de importantes circunstancias que
afectan al ámbito educativo. Algunas de ellas bien conocidas y de hecho
analizadas con cierta profusión en la literatura especializada. Entre ellas,
podríamos apuntar las siguientes:
• El debate político enfrentado entre partidarios y detractores de las dos
últimas leyes orgánicas de educación.
• La presencia en medios de comunicación y círculos profesionales de
manifestaciones de malestar ante el deterioro del servicio público educativo.

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• El enfrentamiento sectorial y corporativo ante el actual modelo de
escolarización del alumnado inmigrante.
• El debate sobre los resultados escolares obtenidos en los últimos informes
internacionales. El caso del Informe PISA, por ejemplo.
• La posibilidad de ejercer la objeción de conciencia, demandada por algunos
colectivos de familias, ante la implantación de la asignatura de Ciudadanía y
el debate generado por su pretendida vinculación con la ideologización de
las conciencias morales infantiles por parte del Estado…

Muchas de estas circunstancias, como ya hemos mencionado, han sido objeto


de análisis y estudio por distintos autores en diversos medios documentales.
En esta ocasión pretendemos algo distinto; tratamos de perfilar determinadas
cuestiones de fondo que subyacen en este contexto y en cuyo análisis crítico
basan sus posiciones gran parte de los grupos representados en el citado Foro
por la Educación Pública.

Razones para un acuerdo

La educación, su sentido y desarrollo, son cuestiones demasiado serias y


complejas como para confiarlas, sin más cautelas, a las decisiones político-
administrativas. Estas decisiones se nutren de ‘eslóganes’ enunciados desde el
discurso dominante y son emergentes de una serie de condiciones de contexto,
como (I) la persistencia de una acción política frívola y muy poco
comprometida, (II) la concepción financiera y especulativa de las relaciones
sociales y económicas, y (III) los frívolos contenidos socio-culturales
sustentados en el espectáculo, orientados por los medios de opinión pública y
dirigidas al consumo de productos irrelevantes y a la aceptación pasiva de
valores hegemónicos.

En los próximos párrafos vamos a esbozar un análisis de cada una de estas


tres cuestiones, por la importancia que tienen a la hora de entender los
emergentes concretos en torno a los que suele girar el debate educativo actual
y por la necesidad de buscar acuerdos y apoyo mutuo para hacer oír todas las
voces y los argumentos (y no sólo aquellos que son coincidentes con el
discurso dominante).

En cuanto a la acción política, coincidimos con lo que desde la literatura social


se describe como una fase ‘postpolítica de la política’, caracterizada por un
estilo de relación popularista en el discurso y marcadamente elitista en la toma
de decisiones. En esta forma de hacer, el protagonismo no lo tienen las ideas,
sino las imágenes difundidas sobre la condición personal y determinados
eventos de la vida privada de los líderes.

Noam Chomsky coincide con este análisis, en una reciente entrevista realizada
por Vicenç Navarro. Este intelectual y activista, ante una pregunta sobre el
fenómeno mediático ‘Obama’, responde: “… en la campaña, como apunta
acertadamente el Wall Street Journal, no se ha prestado demasiada atención a
los temas importantes. Las características personales son los elementos clave.
Es el carácter de Obama lo que es tratado en portada como tema capital”
[www.attacmadrid.org /d/9/080807171 232.php].

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En cuanto a la concepción financiera y especulativa de las relaciones sociales y
económicas, es preciso resaltar la preocupante vitalidad de una nueva lógica
de desarrollo económico ‘sin reglas’, a la que se refiere Pierre Rimbert, en Le
Monde diplomatique (Août 2008), asimilándola a lo que el etnólogo Marcel
Mauss definiría como un modo de proceder en el que ‘las situaciones
irregulares son la regla y las regulares son imposibles’.

Desde esta concepción económica especulativa (‘economía de casino’, como


ha sido denominada por entidades como la Confederación Sindical
Internacional), se explica la necesidad imperiosa de asumir riesgos que
reporten beneficios a corto plazo, exigiendo a los gobiernos y organismos
internacionales la desregulación de los mercados que lo haga posible. Con este
tipo de prácticas se llega a primar lo económico y las ganancias por encima de
cualquier otra consideración. Y como corolario, en la práctica, sólo son sujetos
de derechos quienes tienen algo que defender, es decir, aquellas personas que
disponen de algo con lo que ‘negociar’. De esta manera nos alejamos de la
dimensión colectiva y universal de los derechos que habían sido considerados
anteriormente ‘derechos nominales de las personas’ y cuya conquista se había
considerado una característica de las sociedades democráticas.

En este contexto sería legítima la pregunta que hace ciento cincuenta años ya
se hacía David Hume. A Hume le intrigaba la facilidad con que son gobernados
‘muchos por pocos’, la implícita sumisión con que los hombres entregan su
destino a quienes los gobiernan. Llegó a la conclusión de que los gobiernos
perviven sobre la base del control de la opinión pública, un principio que define
a los gobiernos más despóticos y más militaristas, al igual que a los más libres
y más populares. Cuando el recurso a la violencia está limitado, el
consentimiento de los gobernados debe conseguirse mediante estratagemas
que la opinión liberal y progresista denomina “manufactura del consentimiento”
(Chomsky, 1996).

Encaja, en estas circunstancias, ese tercer elemento de análisis que citábamos


al iniciar este apartado: los frívolos contenidos socio-culturales sustentados en
el espectáculo, orientados por los medios de opinión pública y dirigidos al
consumo de productos irrelevantes y a la aceptación pasiva de valores
hegemónicos. La mencionada manufactura del consentimiento se apoya en
plataformas de unificación de la opinión pública, en las que los líderes políticos
son utilizados y éstos, a su vez, las utilizan para convencer y justificar acciones,
que pueden incluso ser contrarias a los intereses de las mayorías. Para
conseguirlo distraen las conciencias con entretenimientos y frivolidades
llamativas o morbosas, mientras blanden las banderas de los principios
reconocidos culturalmente como superiores. Se enmascaran los intereses
subyacentes bajo supuestos valores colectivos, tratando de dar la impresión de
que se busca exclusivamente el bien general, tal como ironiza Chomsky (1996),
“como cuando un padre impide que un niño eche a correr entre la circulación
callejera”.

Una vez hechas las anteriores reflexiones, se entiende mejor la necesidad de


hacer oír otras ‘voces’, que aportan análisis y argumentos que nos ayudan a
pensar sobre la realidad en la que estamos inmersos. Por tratarse de puntos de
vista alternativos y críticos, quedan habitualmente ensordecidos por el ‘discurso
único’; la falta de eco mediático explica la tendencia a permanecer

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escasamente divulgados y aislados entre sí. Tomar conciencia de esta
situación es una razón fundamental para buscar acuerdos y apoyos mutuos
entre quienes pueden aportar una visión más lucida y plural al discurso social y
educativo.

Ríos subterráneos

El discurso actualmente mantenido sobre la cuestión escolar, enmascarando


algunas de las claves que hemos comentado en el apartado anterior, nos
traslada una visión pesimista, presentada como inevitable, sobre la realidad
educativa. Se trata de convencer a la opinión pública de que las respuestas
que se implantan en los sistemas sociales y educativos para hacer frente a
problemas tan graves como el cambio climático, la pobreza, la injusticia
escolar, el fracaso de los estudiantes… son las únicas capaces de resolverlos.
Se nos traslada un determinado análisis (generalmente simplista y fácil de
difundir) sobre lo que sucede en el terreno económico, político, cultural y
educativo como si fuera evidente y el ‘único’ posible. Se transmite la sensación
de que ya está todo estudiado y parece incuestionable que la solución que se
le da es obvia y la ‘única’ posible. Cualquier otra propuesta que se pretenda
razonar, se considera a priori improcedente, anticuada, poco realista o
malintencionada...

El transcurso de los acontecimientos nos muestra, sin embargo, de manera


pertinaz, lo desacertado (e interesado) de esa visión ‘única’. El deterioro de las
circunstancias sociales se encuentra demasiado presente y pone en evidencia
grandes dosis de injusticia. La explicación que se facilita, desde los grupos
sociales que se sienten más favorecidos por la situación, es la tan repetida
teoría de los “efectos colaterales” inherentes al progreso humano: un ‘mal
menor’ necesario para mantener nuestras cuotas de bienestar. En este entorno
no se considera necesario que los sistemas educativos fomenten la reflexión, el
pensamiento alternativo o las habilidades de participación y/o transformación
de la realidad… aunque nominalmente se reconozca su valor. Se considera
que el objetivo de la educación de los ciudadanos es primordialmente formarles
para la adquisición de una cultura instrumental que les permita su incorporación
‘productiva’ al tipo de realidad social, política y económica establecida.

Como ha sucedido a lo largo de la historia, por debajo de este discurso


dominante se entonan otras ‘voces’ que, a modo de ríos subterráneos, fluyen
entre nosotros, mostrando otras visiones alejadas de esta interesada
construcción de la realidad social y educativa; ofrecen otros formatos de
posibles respuestas a las situaciones presentadas como ‘irremediables’.

Se diría que tenemos la sensación de haber pasado antes por todo esto. El
“final de la historia”, la “perfección” y la “irrevocabilidad” de los hechos y las
decisiones se ha proclamado muchas otras veces, y siempre, en falso.

Facilitar la presencia y modos de relación y co-construcción de nuevas ideas


procedentes de colectivos y movimientos de innovación educativa que surgen
en la sociedad civil, es una necesidad urgente ante la falta de imaginación, de
rigor y de ética puesta de manifiesto por el actual discurso hegemónico sobre la
educación.

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Somos conscientes de las posibilidades de las redes sociales para sustentar
nuevas formas de relación, para denunciar la injusticia y para construir
colectivamente un conocimiento ético sobre la realidad. Estas prácticas
permitirían, quizá, que la ciudadanía tomase conciencia de que sus intereses
son defendibles si se actúa conjuntamente. Colaborar en el desarrollo de los
poderes de la sociedad civil, ha sido un interés promovido activamente por el
citado Foro por la Educación Pública.

Experiencias, conceptos y vivencias construidas desde las redes socio-


educativas de innovación

Este apartado recoge los planteamientos innovadores de corte socio-educativo,


urdidos y desarrollados por distintos colectivos, movimientos, grupos…
representados en el Portal ‘Innova’ y presentes, en su día, en el Congreso
‘Entretod@s’. Resaltamos, como característica compartida, en mayor o menor
grado, el interés de estos colectivos por teorizar y desarrollar experiencias de
colaboración entre las organizaciones de la sociedad civil y las escuelas, a la
hora de pensar y articular una nueva definición de los sistemas educativos.

En otro artículo posterior se describe, de mano de sus protagonistas, una


definición de identidad más precisa de cada uno de estos colectivos. En este
momento, nos ocupamos de resaltar algunas ideas y prácticas relevantes que
componen una imagen alternativa de la facilitada por el discurso actualmente
hegemónico sobre la educación.

Antes de continuar, debemos aclarar que existen otras aportaciones


innovadoras, presentes en el Portal virtual y expuestas en su día en el citado
congreso que, por considerarse más ceñidas a la gestión y desarrollo de tareas
más específicamente escolares, no son comentadas en este documento; sus
conceptos, experiencias y estrategias se tratan con cierta extensión en otro
trabajo incluido en este número monográfico.

Comenzamos nuestros comentarios recomendando la lectura detenida de las


reflexiones elaboradas desde las redes y colectivos de innovación que
comentaremos muy brevemente a continuación; de ninguna forma esta breve
reseña pretende agotar la riqueza de las diferentes aportaciones ni debe
sustituir una consulta detallada de las mismas. Para este propósito el portal
Innova ofrece una excelente oportunidad. En este ‘sitio’ virtual es posible
encontrar y debatir sobre conceptos y experiencias útiles que sitúan la realidad
escolar en una dimensión más razonable y al servicio de una ciudadanía
comprometida con una sociedad justa.

Algunos de colectivos de innovación educativa definen la escuela como un


lugar de investigación y de innovación, un laboratorio de ideas y un territorio
para el diálogo escolar y social.

Las Comunidades de Aprendizaje, por ejemplo, pretenden transformar las


instituciones educativas en laboratorios colectivos (familiares, profesorado,
alumnado, personal no docente, asociaciones, entidades...) de investigación,
de ensayo y de valoración de nuevas iniciativas organizativas y curriculares

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para hacer posible el sueño de que el aprendizaje que todos queremos para
nuestros hijos e hijas esté también al alcance de todas y cada una de las niñas
y niños. La pretensión de una escuela para todos, les lleva a plantear una
actuación que les es propia, la ‘formación de las familias’. Se entiende que
mejorando la formación de las familias, se avanza en el aprendizaje de los
estudiantes y en sus posibilidades de éxito. En este caso, se refieren también a
una formación claramente distinta a la que suele ser habitual; es una acción de
emancipación, en respuesta a las necesidades y demandas manifestadas por
las propias familias.

Otras redes, como la formada por las Escuelas Democráticas Atlántida, se


empeñan en hacer de la institución educativa un lugar para la convivencia
democrática, en donde el estilo y la gestión de las relaciones permitan subvertir
lo obvio, lo que siempre se ha considerado ‘procedente’ en toda relación
educativa. Desde el Proyecto Atlántida: Educación y Cultura Democráticas, se
valora la investigación en el aula sobre los procesos de aprendizaje que
supongan la formación de una moral autónoma y el desarrollo de un juicio
propio en todos y cada uno de los estudiantes. La escuela sería esa institución
científica y ética en la que, en el modo riguroso de ejercer su tarea, encontraría
inspiración el trabajo colectivo de construcción (agentes sociales, familias,
profesionales y estudiantes) de un entorno social justo, promotor de soluciones
creativas para la transferencia de poder a la ciudadanía.

En este contexto de ideas, la red de Escuelas del Movimiento Cooperativo de


Enseñanza, se afirma en su cooperativismo como soporte de la docencia y del
aprendizaje, identificándose con los valores democráticos de justicia, libertad,
solidaridad, espíritu emprendedor y laicidad. Este modelo de desarrollo
cooperativo necesita, según este movimiento de escuelas, contar con unos
profesionales cuya actitud difiera de los actuales comportamientos
neocorporativos, presentes y defendidos desde el discurso dominante. Es
necesario un profesorado con “un perfil equilibrado emocionalmente, capaz de
entender al alumno y de adaptarse a sus necesidades […]; un profesorado
dinamizador y gestor de aula, antes que informador, sin olvidar su papel de
educador en valores […] que investigue y que innove en el aula...”.

Otros colectivos y redes de escuelas que repiensan e investigan con otras


ideas alternativas, ausentes en el discurso actual, establecen un continuo entre
la educación formal y no formal, lo que unido a la labor no intencional, ejercida
por los ciudadanos de un barrio o localidad conformarían ese conjunto de
acciones educativas con influencia significativa en el desarrollo de la
personalidad de los más jóvenes.

En esta línea, las experiencias de la red Ciudades Educadoras nos facilitan


numerosas propuestas y prácticas acerca de las posibilidades educadoras de
las ciudades, grandes o pequeñas, y de cómo pueden también incidir en ellas,
fuerzas e inercias deseducadoras. De una forma u otra, la ciudad presenta
elementos imprescindibles para una formación integral; desde una visión
ilusionada y generosa, la ciudad podría ser “un agente educativo permanente,
plural y poliédrico, capaz de contrarrestar los factores deseducativos”.

El Equipo de Presupuestos Participativos de Sevilla: LABORAFORO, avanza


en este propósito un poco más, y hace posible la acción educadora del entorno.

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La educación, afirma este equipo, no se realiza únicamente en las instituciones
escolares, la participación ciudadana y el protagonismo de los jóvenes se
convierten en autenticas herramientas de desarrollo humano. Este colectivo
llega a definir que una acción educativa es innovadora si es capaz de promover
el protagonismo de los más jóvenes, como sujetos y personas con capacidad
para reflexionar, dialogar, negociar y tomar decisiones sobre todos aquellos
aspectos que les afectan en la vida cotidiana de su barrio y ciudad.

La Asociación Cultural Norte Joven, conjuga formación, desarrollo personal y la


búsqueda de sentido en el aprendizaje, favoreciendo la integración sociolaboral
de los colectivos de jóvenes más desfavorecidos y de adultos que han
experimentado una situación de fuerte exclusión social. Esta Asociación con
una visión integral del proceso educativo, adapta las enseñanzas profesionales,
sociales, culturales y las configura en torno al aprendizaje de distintos oficios
(auxiliar de ayuda a domicilio, fontanería, cocina, dependiente de comercio…).
Dirige su acción formativa a la obtención del Graduado en Educación
Secundaria y a la incorporación y mantenimiento del empleo. Además Norte
Joven participa en foros sociales y mantiene un contacto continuado con
empresas y agentes sociales.

Otro colectivo como CIMAS, hace de la participación un recurso educativo y de


investigación. Desde esta red de investigación y desarrollo ciudadano se
entiende que son los movimientos sociales y no las universidades -
particularmente algunos grupos de iniciativas sociales, culturales, económicas,
artísticas, etc. - los que en realidad desarrollan una gran capacidad para
innovar, tanto en la definición de nuevos problemas como en cuanto a
encontrar algunas respuestas imaginativas y eficaces para cada caso concreto.

Desde el discurso habitual y hegemónico en educación la escuela debe


ocuparse del entrenamiento de los estudiantes en habilidades instrumentales
portadoras de unos determinados valores hegemónicos coherentes con una
cultura occidental-cristiana. Las prácticas de enseñanza deben ser
fundamentalmente académicas, promotoras de esfuerzo individual y de la
competitividad necesaria para alcanzar el éxito académico. El resto de
cuestiones, valores y aspiraciones entran en el campo de lo privado o
individual y no debe ser objeto de tratamiento escolar. La sostenibilidad del
medio ambiente, la paz cotidiana o la más lejana, la justicia y la superación de
la pobreza no son materia curricular y por tanto no deben ser contenidos con
relevancia académica.

Para algunas redes de escuelas, sin embargo, como la de Centros Sostenibles


de Cantabria, El conocimiento, cuidado y disfrute de los ecosistemas más
cercanos es algo primordial como valor a promover desde la planificación y el
desarrollo curricular.

Para otros colectivos, la educación como vivencia cotidiana de relaciones


pacíficas, fundamentada en el ejercicio respetuoso de los derechos humanos,
se convierte en una clara referencia para los aprendizajes escolares, los modos
de organizar la enseñanza y su relación con el entorno. Para Intermón Oxfan,
por ejemplo, el objetivo de la educación se encuentra en la promoción de
prácticas valiosas de colaboración, dentro de un amplio movimiento global, con
el propósito de hacer posible la erradicación de la injusticia y la pobreza, y de

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lograr que todos los seres humanos puedan ejercer plenamente sus derechos y
disfrutar de una vida digna.

Es evidente que todo este discurso se convierte, a los oídos del planteamiento
dominante, en una retórica progresista que impediría realmente mejorar las
condiciones económicas y de bienestar de nuestra sociedad y que nos hundiría
en la ignorancia y la incompetencia. La escuela de hoy debe dejarse de otras
tareas que las distraen y centrarse en lo fundamental, definido principalmente
como: el aprendizaje de una correcta expresión escrita (para esto disponemos
de los ejercicios de dictado), el dominio de las operaciones de cálculo (ya
contamos con los cuadernillos de problemas) y la familiarización con unas
ciencias sociales, que permita a los estudiantes disponer de una ‘cultura
general’ sobre algunas fechas de acontecimientos relevantes para la formación
de una cierta ‘conciencia nacional’.

Los movimientos de innovación socio-educativos no renuncian al aprendizaje y


dominio por los estudiantes de ninguna de las habilidades invocadas en el
discurso dominante, son consideradas igualmente competencias necesarias e
importantes; difieren, sin embargo, en el sentido ético que éstos aprendizajes
deben incorporar, en la finalidad, la sensatez y multiculturalidad que debe
significar todo proceso de aprendizaje y en el modo integrador, dialogado,
científico y de colaboración con el que se organice.

Utilizando esta concepción del aprendizaje, algunas fundaciones y


organizaciones, como la Fundación Secretariado Gitano, insisten en la
normalización de la atención educativa y en la incorporación como referencia
curricular de las aportaciones y valores de otras culturas. El discurso
dominante, en demasiadas ocasiones, se ha manifestado de manera
displicente, ya que atender a esta pretensión podría suponer una ‘pérdida de
tiempo’ para los profesionales y para el alumnado mayoritario que asiste a las
instituciones escolares.

Por otra parte, algunos colectivos de profesionales se revelan y se organizan


autónomamente, tratando de mejorar su desarrollo profesional, creando
espacios virtuales en los que pueda surgir la innovación educativa. Este es el
caso de Aulablog.com que con respecto al uso de las Tecnologías de la
Información y la Comunicación, pretende huir del celularismo tradicional,
recobrando el interés por la colaboración, el apoyo profesional mutuo y el
desarrollo de redes sociales de educadores comprometidos.

Podremos observar que todas estas ideas pretenden encontrar nuevas


respuestas a problemas y situaciones, algunas viejas, y otras inéditas, en
contextos globalizados de gran complejidad. Para ello, se valen de nuevas
estrategias, como la creación y desarrollo de redes sociales, utilizan la
imaginación y la ética como soporte de las ideas y promueven la elaboración
colectiva del conocimiento como método de trabajo. La adopción y la
experimentación de este tipo de aportaciones, no parecen peligrosas, a primera
vista; sin embargo, podemos constatar que su presencia en el discurso más
extendido mediáticamente es escasa. En este trabajo hemos pretendido
facilitar algunas claves explicativas y, al mismo tiempo, describimos iniciativas
que revelan una cierta rebeldía y que pretender colaborar a superar esta
situación.

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Para saber más

• Portal Innova. Educadores en red.


[innova.usal.es/index.php]
• Congreso Entretod@s. Redes de innovación.
[innova.usal.es/index.php]
• Vidal Beneyto, J. (2005). Por una Europa política, social y ecológica,
Madrid: Foca Ediciones.
• Noam Chomsky, A. (1996). Consentimiento sin consentimiento: la
uniformación de la opinión pública. [kamita.com/misc/nc/textos/consen.htm]
• Castell, M. Internet y la Sociedad Red. Lliçó inaugural del programa de
doctorat sobre la societat de la informació i el coneixement. UOC.
[Documento disponible en: innova.usal.es/claroline/document/document.php
?cidReq= TEST0001&urdirpath=%2FTextos_sobre_Redes%2FCastells]

(*) Rodrigo J. García Gómez, Consejería de Educación de la Comunidad


de Madrid y José Moya Otero, Universidad de las Palmas de Gran
Canaria, ambos participan activamente en el Proyecto Atlántida. Educación
y Cultura Democráticas.

 
 
 

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