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Titulo original: Etudes’ sémiologiques. Bcritures, Peintu- i 7 ves Ed. Klincksieck, Paris, 1971 Louts Marin Teadai de Joagla Fenner Estudios semiologicgs © COMUNICACION, Madrid, 1978 Alberto Corazén, Editor Roble, 22 Madrid-20. Teléf 270 43 78 LS.BN + 84-7053-192-1 Depésito legal: M_31.590-1978 Impreso en Espafia - Printed in Spain Lipal, S.A Avda. Pedro Diez, 3. Madrid-19 A French, INDICE Prblogo I Pare. Probleméicas Flementos para una semiologta pietbtica El discutso de la figura Tt Parte Bsertura Textos en representacion Il Parte Lecturas de cuadros {C6mo leer un euadro? Klee 0 el regreso al origen Notas sobre una medalla y un grabado IV Parte. Signo y representacin Philippe de Champaigne y Port-Royal Mapas y cuadros Reflexiones sobre la nocién de modelo en Pascal V Parte Lecturas biblicas Problemas Las mujeres en el Sepulero Jestis ante Pilatos ‘Notas criticas Pedro en casa de Cornelio iH Ta palabra comida VI Parte. El oro dela palabra Las Hadas Un cuento de Perraule Indice de sbustraciones Indice de nombres 23 87 12 37 147 169 215 257 287 299, 315 333 359 387 401 403, 467 469 PROLOGO «La iiltima cosa que se encuentra al hacer una ‘obra es saber lo primero que hay que poner.» Pascal EI prilogo de un libro, en particular el de una cole: cién de enrayos diversos 0, como se decia antes, Ia advertencia al lector es, en si mismo, una especie de paradoja: hay que mansenerlo a toda costa, puesto que ef texto es uno, pero tan licidemente como sea posible y sin ocubtarse fos rargos de su artificio, ni foi efector de sentido que puede inducir. Conclusion escrita fuera de tiempo y que tiene ef salor de to efuera de tiempos, ef Brélogo srata sobre ef conjunto de texto: de manera Tetrospectiva, puesto que es, en efecto, producido por las mnitriples relaciones formales y sustanciales que mantic nen entre ellos. Pero, al mismio tiempo, esta conclusién, lejos de concluir, introduce; lejos de resultar una su- ma de los resultados, abre y ontenta una lectura y en todos fos sentidos del término, Ja previene. Ubtinso ensayo dentro de la serie de fos ensayos presentados, cuya escritura es consemporinea de su definitiva clausura, se presenta a la lectura como el primer texto que se ofrece a ella, pero hacia atrés con relaciin a los demds y en una Posicibn dominante puesto que los anuncia, dando al Hector los paradigmas de su lectura, En un sentido, el Brilogo es ef desarrollo y Ia sransformacin del titulo Puesto que los textos reunidos aqui forman un libro, ¥ buesto que se agrupan en conjuntos particulares, ordena- os unos.con relacion a otros segiin una intencién exterior @ 4a que habia animado 1a composiciin de cada uno de ellos, constituyen una totalidad en lo sucesivo cerrada, la nal ha recibido un nombre que la caracteriea y que la distinguird de todas las denis de ta misma naturaleza Abora bien, cqué es un titulo sino, en el orden textual (que le es particular, ala vex un indice emostrando como con u el dedos ef objeto que senals, una frase nominal que resume de cierta manera lo que el objeto encterra en su «wolumens, y, por iltino, una redaccién que abre una relaciém con osros textos que pueden —o no— formar tin conjunto con 61 y de Jos cuales se destingue por rargos que no son mdi que suyos —nombre spropior—? (1) EL brilogo transforma fa indicacion en codsficacion de lec- ‘ura, el resumen en diagrarsa del libro y a relacién con un contesto en articulacion de una problemética, Es, al ‘mismo tiempo, reconacer que tiene la funcién, en ef umbtal del libro, y porque ba sido escrito desputs, de una justificacién y de una explicacion del fragmento de texto que, sanmbitn, fue escrito después 9 se. inseribi6. antes: el fitulo, Ahora bien, ef sisulo merece, en su redacciOn, justi. cacibn y explicacion en dos planos; uno, formal, qite es af de su riodo de escritura, Coleccin de textos escritos en ‘tre parte, en orden disperso, y reintegrados segin una disposiciSn nueva; dupersion, ordenacion que ef plural exbibe en el situlo; otro, te6rivo, gue concierne al campo epistemoligico en el cual se inscribe por &: ls semiologta, ¥ del cual recibe asi, después, una segunda coherencia @No hay alguna contrariedad en este acto de nombra- ‘miento? Y Is forma de escrisura y de composiciin que, Jamas inocente, mantiene siempre una fundamental com Dlicidad con la sustancia que informa, podria contanninar, ot su pluralidad, la unidad de su pertenencia epistemo: Wegica; 0 bien, no es mas que una aparisncia y disimula bajo ol prejuicio estético de lo fragnentario (2) ts em bres ciensifica reconoctble en ef rigor de los encade- namientos que le proporciona wna teoria bien fundamen tada; 0 bien atin, 7 mas verosimilmente, ef juego del plural de ta forma 9 de la unidad de la teoria designa la coberencia plural de los problemas que una problemitica une en red a un nivel dominante de andlisis y de refle xin. Es esa red la que este texto tiene la pretension de recorrer brevemente Como el reparto mismo de las imagenes dentro de la (1) Gfr. més abajo, p. $05, el andlisis del titulo del cuento de Perrault, Les Rées, y sobre la funcién del titulo en el cuadro, pp. 48-49, y también en «Textos en repre- sentacins, p. 87. 2) Gf las indicaciones a este respecto en M. Blan- chot, L'Eauetien Infini, Gallimard, Paris, 1970. 2 cobra to indica, los estudios que recoge recaen sobre dos grandes regiones del mundo de los signos: Jo visible y lo legible. Lo visible, lugar de los objesos que representan ‘que figuran, visible, no del mundo y de las cosas, sino de las sobras de arser que oftecen Ia articulaci6n simbélica de la mimes a una mirada, que no sya la de la Dercepcién, aunque dependiendo todavia de ella; fo Jegible, superficie donde se despliegan los signos del lenguaje, inscritos —escritos para darse a ofra mirada que no es ya la del espiritu, sino que es quizé la realizacion, en la superficie de la pagina, de la doble metifora del ofo 4 del bilito—. En una y otra de esas regiones, se ponen en prictica sabidurias, implicitas en la primens, pero que ssacan de este estado latente unos privilegios, fos del gusto 1 fe cultura (3); patentes en la segunda, puesto que hay que aprender a leer y que, en este aprendizaje se movilizan todos los recursos te6ricos del lenguaie, pero que se olvidan de prisa en Ia ilusion de una mirada y de una aprehensiOn directas del sentido (A). La cession problemitica que esta duahdad de bisquedas plantea es entonces la siguiente: son aplicables ef principio y las reglas de la lectura a los objetos de la mimesis? Si lo son, clo son directamtente? Si no, como es verostmil, cqué Sransformaciones deben suftir esos brincipios y esas re~ ‘las? :Qué imposibilidades, qué incomparibilidades hace ‘parecer esta aplicacion? Se irata, por consiguiente, de una lecture de ta mimesis visible, de su posibilidad de hecho y de derecho, de la legitimacion «critica» de todos los razonamientos cuyo pronunciamiento suscita, Esta cuestion merecerta un examen reiterado, porque no es otra que la del signo planteado en una de sus general- dades posibles. Dicho de ofra manera, ise puede, sin abuser de las metiforas, hablar de signo plistico, de socabulorio 0 de Iéxico pictoricos, de sintaxts figurativa, de gramitica de los estilos? Se podria, aunque hubiese nnecesarismente metifora Se puede entonces jalonar el traslado de los sérminos, articular en un lenguaje meta- G) Gr més adelante, ol ensayo «eCémo leer un cuadro?s, p. 121, en particular después de los excelentes trabajos de P. Bourdieu, V Amour de 'Art 9 «Conditions sociologiques de la perception esthétiquer (A) Sobre el andliss del acto de lectura, mas adelante «Pars una semiologia pictoricar, pp. 28-36, 9 «Textos em representacions, b. 87 3 fisico de intencién cientifica, todos las campos simbélicos fue rodean 1 del lengaaje, pero camo on demas, Pronunciar ef diseurso riguroso del rebaramiento-despla. zamiento de la lingitistica en una ciencia general de los Signo cuyo nombre et sseriologion Se puede entonces replantear la cuestion del signo en estos términos: bay en lo visible alguna cosa que pudié- rarmos lamar signe, en el sentido de una sunided distin de un sistema semibticor (en este caso del sistema semibtico figurativo) que comporta, como esoribe E, Ben- véniste, «un repertorio acabado de signos, unas reglas de composicisn que gobieman Jas figuras, independiente- mente de la naturalexa y de la cantidad de discursos que of nteraa permite produciry (). Una cierta cantidad de dos estudios de la coleccién son tentativas para evitar las dificultades quizd insuperables que las definiciones del Jingitista Jevantan legitimamente sobre el camino de la semiologia de lo visible, principalmente por traslado setodoligico en exte dominio, de ay estrucurts dobles, segiin Roman Jakobson, por ef estudio de los modos de transgresion de la oposicién entre paradigma y sintagma, ‘ehalador por Roland Barthes en el dominio poctivo (, por el andltsis constantemente reanudado de la funcién y de la significacion del nombre propio y su desplazamien- 40 al cuadro (7), por la usilizacion operatoria del modelo estructural elemental de la significacién construido por A. J. Greimas (8), por la introduccién de nociones retoricas en el estudio de Jas relaciones internas de las figuras del cuadro (9), etc. Si la lingitistica, y mas brecisamente Ja estructura del signo lingilistico, es el ©) E Benvéniste, Semiologie de la languer, en Semibtica 19 2, Mouton, La Haya, 1969, p 1-12 127-133 (Q) Cjr més adelante «Para una semiologia pictéricar, béginas 49-50 y 53-54, y también «El discurso de la figuras (2) Gf mas adelante «Para una semiologia pictoricas y «Textos en representacions, p 87, a propdsito del retro (8) fr mis adelante pp. 36:58 9 128-135, a propésito de Mondrian y de Klee (9) También sobre este punto, «Para una semiologia pictoricas, y p. 63, «Ef discurso de la figuras. Cfr. tam- ‘bién nuestro estudio en Communications 15 sobre un cuadro de Poussin “4 modelo de tods semiologia posible, aun siendo una estructura semistica entre otras, no se deberta desplazar, una vex mas, la cueshion del signo en ef dominio de to sible, abordando ls relaci6n del cuadro y del texto. Cuando Poussin escribe a Chantelow aLea fa historia y el cuadron, formula, directamente y sin ambages, Ia bipétesis de trabajo que ba sido la nuestra en la mayor parte de nuestros estudios semidticos particulares: ves ‘posible estudiar el cuadro como un texto? (10), Pero la ipétesis es susceprible de dos validaciones diferentes. segiin la primers, seria fructifero estudiar las relaciones entre un texto y un cuadro, ya sea ol euadro posterior af texto —y se tratard del problema que abords general- ‘mente la investigacin iconografica al nivel de los signifi- cados— 0 ya sea que el texto tea posterior al cuadro, y esta es fa cuestion que plantean a Ia semiologia tas deseripciones de cuadros, desde le nota de exposicion ‘asta el andlisis de las cobras de arten que se encuentra en fos discuarsos del historiador del arte o del esteta (11). problemas de etranscodificacions 0 de irasposicion inter- semidtica del texto al cuadro 0 del cuadro af texto. Segin (a segunda de las vatidaciones, habré que estudiar el texto en el cuadro (0 el objeto figuratieo) 0 en reciprocidad, la Figura en el sexto; asi la; inscripciones, Jeyendas, firmas, ‘eiras, marcas y signos que se mezclan 9 se articulan, segin relaciones especificas, a las figuras, a las formas, 4 fos rasgos a las manchas de color, en ef cuadro, ef grabado y el dibujo (12); 0 bien a la inverse, las imégencs, iustraciones, mapas, esquemsas, diagramas otras figuras que, en ef margen de una pagina escrita 0 en el centro, al final, en medio, al comienzo de un libro —asi Jos frontispicios— como signos figurativos de sus articulaciones —asi las vitetas finales—, ete., puntian ef (10) Esta es ba bipstests de J L Schafer: off. mat adelante «El discurso de la fguran, p63. (11) ft mds adelante, IV'parte, of estudio sobre Philippe de Champaigne, p. 163, 0 también Ill parte, ‘Sobre un grabado y sna medallar, p. 147. (12) Chr mas adelante Il parte,

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