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InProcess Date: 2017002 Indiana University Document Delivery Services na ILLiad TN: 1753093 BTAA Borrower: CGU Borrower TN: 2110388 Lending String: *IUL,RBN JHE, YUS,COO,HLS,DRB,ZXC,EMU,KK U,UCW,FUG,UTO,OBE,NDD Patron: Journal Title: La égioga : VI Eneuentro Internacional sobre Poesia del Siglo de Oro, Universidades de Sevilla y Cérdoba, 20-23 de noviembre de 2002 ; organizado p Volume: Issut Month/Year: 2002Pages: 387-429 Article Author: Pedro Ruiz Perez Article Title: Egloga, silva, soledad Imprint: Sevilla: Universidad de Sevila, 2002. ILL Numbei i Location: B-WELLS _RCSTACKS Call #: PN1421 .E74 2000 Borrowing Notes: Borrowing Notes: SHARES, GMR, BROR BTAA Maxcost: 40.001FM Shipping Address: Interlibrary Loan Service University of Chicago Library 1100 East 57th St, JRL AO Chicago, Illinois 60637-1596 United States Fax: 773-834-0197 Ariel: 128.135.96.233 Odyssey IP: 216.54.119.59 Email: interlibrary-ioan@lib.uchicago.edu InProcess Date: 20170602 Notice: This matertal may be protected by US copyright law (Title 17 U.S. Code) | | EGLOGA, SILVA, SOLEDAD roo Rutz Piixez. Universidad de Cénoba-Grupo RA.S.O. ‘Casi un epflogo Como capitulo final de sus adiciones al Libro de la Monterfa de: Alfonso X1, que edita en Sevilla en 1582, Gonzalo Argote de Molina incluye la Fgloga astoril En que se descriue el Bosque de Aranjuez, yel Nascimiento de la Sere- nissima Infanta Doia Ysabel de Expafia. Compuesio por Don Gomez de Tapia ‘Granadino'. En esta disposicién editorial y en lo contenido en sus 77 octaves el oema muestra algunas de las Iineas del desarrollo del género eglégico en el cambio de siglo, hasta su prictica disoluci6n en el espacio barroco. La suya es una naturaleza dual, si atendemos a la materia, definida por un valor pragmtico de celebracién: de la magnificencia de las construcciones reales y de Ia continuidad del linaje reinante. En ultima instancia, se trata de ‘una tinica exaltacién de la grandeza de la monarquia, pero articulada en dos partes, correspondientes a dos modelos genéticos: In efrasis y el genethliacon © natalicio. Si ambos se encontraban esbozadas en la serie de églogas vingilia- nnas conformadora del género, a finales del XVI habfan aleanzado suficiente desarrollo, como para que su aparicién en el marco de la églogn denotara emo Ete se estaba circunscribiendo a una mera convencién retsrica para hilvanar Jas materias y las formas més dispares, incluso opuestas a las que constituye- ron originatiamente el nénero, El mismo aff y en la misma ciudad en que Pedro de Padilla publicaba su tosario sentimental de quejas de amores pastoriles, el poema del granadino 4 Sig ol texzo de la impresisn sevilla de Andrea Pesclowi, pero etando as citas siguientes ow esieros de modetzeci, 298 Pato Rue Pécs ‘punta al otro extremo del desplazamiento de la 6gloga, ¥ To hace incorporan- clo los rasgos caracterfsticos de las tes piezas gareilasianas, aungue marcando, precisamente con su fusién, Ia pérdida de su pertinencia significativa. De le segunda toma gu amplio desarrollo, su alegorismo y su vinculacién eon el entorno cortesanio done adguiere su pleno sentido, si no es que podemos Unit ‘ambas on un cierto caricter de poesia de circunstancias, De la primera apane- con las qucjas amocosas de los pastores, bien que reducidas a 12 estrofas ¢menos de Ta sexta parte), postergadas al final, sin conexidn con el resto y de absoluta convencionalidad en sus t6picos, en sus formulaciones y en Ia disti- bbucién alternada del canto amebeo, Lat torcera no s6lo impone su modelo estrd- fico y su carter narrativo-descriptivo, sino también su peculiar fusién de mito ‘y reilidad (con imitaciones tan claras como la salida de las Ninfus de las aguas dol ‘Tajo) y In insercién de fabulas mitolégicas, también a través de los distintos antficios desarrollados por las Nisa, La hibridacién de Ia herencia garcilasiana en Jo formal convive con el desvio del paradigma representado por le peculiatidad dispositiva y pragmitica de tn égloga, incluida en un manual cinegético con vinculos divetsos con la institucién mondrquica (autor, dedicatario y escenarios descritos). La proyec- cin de estos rasgos en ia obra de Gémez de Tapia no es tan significativa por st novedad (el mismo afio publica Herrera su Egloga venatoria, y Ja relaciin entre égloga y corte ya nace con el género en manos de Virgilio), como por la consecuiencia del desplazamiento de lo ltico y amoroso ~caracteristico de la trayectoria renacentista del géncto- por lo meramente descriptivo, por la repre- seniacisn figurativa de paisajes naturales 9 construeciones humanas, Ambos elementos se dan cita en Aranjuez, en sus palacios y jardines, representaciones del mismo carter regio celebrado con el nacimiento de In infanta. La duali- dad genética trasinda al texto la variedad de la materia descrita, figurada eon todo injo de detalles florales, cinegéticos y mitol6yicos, en una mezela a medio ‘camino de la miscelénca silva renacentista y el gusto barroco por la variedad slesbordacia, una variedad expuesta como componente esencial de la belleza: El fresco suelo esté de varias flores (blancas, rojes,azules) esmatad, ‘que aspran mil suavisimnosofores Y often due asiento y blando est{tlado, Nunca pio turqués eon mil eolores, ‘de arice indastrioso, vate, por més que en és ingenio levanase, vio que tal belleza ie igualase (vy. 185-192) loge, tv, soedad Antes de que la compari imagen de las Soledades gong te de la elaboracion antistica atin Tejos de Ia plenitud barra bu marco geogrifico y socio voluntad de contencida, por el zacién propia de un marco er nigndose al final del poem, ju ‘canto ameheo. Antes d de la inelusi6n del poema en cién de un detale significativ ‘cena la recién nacida infanta: Lamensa) donde In erm con arte que a el logae nunea el lustre edit el bosque y hu fan ela, que de mira Ia ve Con una mise en abine | rc el cuadro con la pintura del se inserta, como una égloga q pintado. ¥ asf indefinidamente ya mareado cardeter eefefstic el equilibrio entre naturaleza ‘octava citada. El spas se rit ‘correspondo, en plona identid Iugar en el que la naturaleza s voluntad y el deleite de: Ios b 2 ingase ea cuenta la ape Sotedadesy el pisje pctrco", Sig ‘de Alcalde Hones, 1998, pp. 26 2 Cie nr, encontrado del {eras de fa posta one! Baroco (Bar "Se encuentran vaio ne ‘aoe ane Yolumen ediato poe Jo rgutetue, enol Heratar Podro Ruiz Pez nto de Ia égloga, Y lo hace incorporan- piczas garcilasianas, eungue meteando, Ide su pottinencia significativa, De la u alegorismo y su vineulzcién con cl eno sentido, si no es que podemos unr le cireunstancias, De la primera apare- res, bien que reducidas a 12 estrofas al final, sin conexién con el resto y de 08, en sus formmutaciones y en la dist ercera no s6lo impone su modelo esité- sino también su peculiar fusién de mito no la salidla de las Ninfas de las aguas igicas, también a través de los distintos cilasiana en Yo for 1 peculiaricad dispositiva y pragmiética negético con vinculos diversos con la io y escenarios desctitos). La proyec- 2 de Tapia no es tan significativa por su 1 su Egloga venatoria, y Ta relacién 0 en manos de Virgilie), como pot la lirico y amoroso ~caracterfstico de la ‘o meramente descriptivo, por la repre. 25 0 consirucciones humanas. Ambos s palacios y jardines, representaciones el nacimiento de la infanta, La duali- d de la materia deserita, figurada con Y mitoldgicos, en una mezcla a medio sta y el gusto barroco por la variedad ‘componente esencial de ia belleza 2 varias flores maltado, i lores blando estado, ail colores, ado, vio Levanta, uals (Ww. 185-192), Falogo. ste, sledad 240 Antes de que la comparacidn con el lienzo de Flandes se impusiera como imagen de las Soledades gongorinas?, el exético tapiz. oriental sirve de referen- te de la elaboracién antistica y de 1a multiplicidad de colores, Pero estamos atin Tejos de Ta plenitud barroca, y el poema, como corresponde a su fecha y 2 su mareo geogréfico y sociocultural, muestra 1a tensién introducida por I voluntad de contencia, por el sometimiento de lo espontanco a arte, y la estli- zacion propia de un marco erudito (e-rudere) y académieo, que acaba impo nigndose al final del poema, justo para dar entrada al coavencionalmente garci lasiano canto amebeo, Antes de volver sobre un aeacemicismo que va més all dc la inclsién del poema en una obra més amplia, creo pertinente {a observa- ci6n de un detalle significativo, presente entre los dones que las deidades ofte- cen a la reciéa nacida infanta: La mensajera um lienzo deeplegaba donde la hermosa Date hata tjido om arte que a natura aes dejaba ol logar nunea bien encarecido: elilustre edificio se moat, ‘el bosque y huerto arriba referido, ‘an claro, que quien Ia pintara viera ‘de mira la verdad deseo perdiera. (vv, 985-392) Con una mise en abime propia de Ia pintura velazquetia, el poema contie~ ne el cuadro con la pintuca del marco que el propio poemia describe y en el que se inserta, como una égloga que se representa en el excenario del lugar en ella pintado. Y asi indefinidamente. El juego sirve espeetficamente para subtayar el ya marcado cardcter ecfréstico de Ia composicion, pero también para decantar el equilibrio entre naturaleza arte del Indo expreso en el tercer verso de la ctava eftada. El topos se reiteta no menos de siete veces en el poenia, como corresponde, en plena identidad estética, a la descripeién de un jardin como lngar en el que ta naturuleza se domestica y su carscter silvestre se reduce @ la voluntad y cl deleite de los hombrest, singularmente del ms privilegiado de * “Teagato en eaeate i apetada snes de Mercedes Blanco, “Lenan de Fander: as Soledadesy el psc pettico”, Siglo de Ove. 1V Congreso Internacional de AISO, Unive sie ‘Go Aleals de Henares, 1998, pp. 26-274 5 ‘Cir ifr, enconcando delim en ls tabajosreogidos por Aurora Esido en Fron- {eras de fa poesia ene! Baroco (Batten, Cele, 1990) peeve hetinone content. 4 Se eneuenranvaloss nos sobre fa cemmposicén matory seminal ann ‘barrooo cel vlumen eco por Jos Hnigue Laplena Oi, La culua del Barro, Los jarines rqutectura,sinbollomo y Herat (Actas del | yl Cars en tro a Latinos), Dipti oo. Pedro Rae Pez ellos, el monarca. La aparicién de Tas divinidades mitolégicas, con su compo- nente de idealizacién (aunque puede apreciarse un predominio de las vineula- das al arte: Apolo, Minerva, Pomona...), no es tan determinante en la imagen plasmada por el pocma como la insistencia en los efectos de la mano del hom- bre y ef sometimiento de Ia naturaleza a norma, orden y simetrfa, Incluso el ‘agua abanddona el curso natural a cuya orilla cantaba el pastor, para conducirse Por canales y acequias y abrirse en surtidores, fuentes que, mas que fertilizar, estructuran el espacio del jardin La estilizacion y convencionalidad de la naturaleza (reducida a jardin) tiene su correlato en ias de los personajes, menos pastores que cortesanos. La singularidad de esta égloga casi sin pastores, con 3a componente genetliaco, ‘ofrece una imagen singular dle la ansformacién operada en el tipo pastorl. El nacimiento de Ia infanta produce el I6gico movimiento cortesano de celebra- ci6n, pero la hipérbole propia de estas circunstancias Heva al poeta a reflejar cesie movimiento sobre la imagen de Ia adoracién de Jests en el pesebre, De este modo se retoma la materia (teatral y cortesana) del officium pastorum, pero traducida a la teatralidad barroca y al ceremonial cortesano; esto es, cf \isfraz del pastor en los dos extremos de su figura garcilasiana, el del rstico y el del acaciémico: La tiema Ninga el roo Apolo estaba 4e laurel y de mito corona; cel doctoy caste Coro se ncereaia, ‘en corto alegre el parte festejando, Astrea estaba ally allf mostra tun breve, que a la Nifa estaba dando: “Ein le tetra estaré cuando estuvieres yal Cielo volver$ cuando alléfucres" (v. 481-488) ‘La adoracién de los pastores y la profeeia de Ia Sibila adquieren la expresiéa ‘is culta y refinada, En el horizonte se perfila ya el marco académico y con vvencional de La Cintia de Aranjuez, por mencionat tm texto en el que se da la ‘continttidad del marco y fa decadencia de un género, en las puertas de su diso- lucién. Antes que la égioga en prosa, el género muestra en el verso un exmbio de paradigma cuyos reflcjos son fa falta de adecuacién entre la denominacién de égloga y los rasgos formales y teméticos distintivos de este género. E164 Enilio Orozco Di, Tomas del Berroco, De poess y pinuoa, Uni 1947 (eed, 1985) ls noticias ecopdas por Auors Bidens ein Je edeo Soto de Rojes, Puro cerado era muchas, Jardins abrir pocos. Los fens de Adonis, Madea, Cie, 1981 goa, iv, eoledad lo englobaré textos cada vez m mo se acomodaréin a los nuevo Panorama del cambio de sigh Como no posta or tle operas en posi XVI, endo, preciumete perfect de opin dol fo Siiend a produccién notable esas? de gga cor tely las incluidnyen et vo ines 130), cm fica (sii sts cn que Coupe de Ala stone srtocatsmo or Contra el vulg (1591), El eo pore en eesti fs pnp fez, aor slo asses 4 charac cla a sie d de las élogns yo die la Tea ge, unto adap ciaen la eiogacnprosa dela Belin (161 En un esto dan unnuevo cae aT arg figura dt pastor enamorado des expresvas qu yada ten Giones dels ces de Sven panorama editor dan cena tay poco eapacio pase od ins meta cones en el casi como un residuo del pasad Savi punt de a Budo Barationa de Soto, que perma teyenmuy coettos sont ‘Son ilominaora las abso feay Barolamé Poace yo ean past Sobre ests content 9 ‘Aoget ver Malinte Proto Rai Pez ivinidades mitol6gicas, con su compo- reciarse un predominio de las vineula- mo es tan determinante en la imagen cia en los efectos de la mano del hom a nonma, orden y simetrfa, Incluso el cillacantaba el pastor, para condycirse idores, fuentes que, mas que fertiizar, d de Ja naturaleza (redueida « jardin) es, menos pastores que cortesanos. La ores, con su componente genetlfaco, rmacién operada en e! tipo pastoril. EL ico movimiento cortesano de celebra- circunstancias leva al poeta a reflejar adorucién de Jests en el pesebre, De 1 y cortesana) del offcium pastorum, y al ceremonial cortssano; esto es, ef su figura garcilasiana, el del rstico y wpolo estaba le fade la Sibila adquieren tla expresién perfila ya el mateo acedémico y con- ‘mencionar un texto en el que se da Ia 2 un género, en las puertas de su diso- zénero muestra en el verso un cambio de adecuacién entre la denominacién 208 distintivos de este género, El rétu- Teas det Barroco. De poesia y pinta, Ui- ins ecopies por Aor Bide se cle sardines abiens para pocos. Les frgmentas Eeloga, sib, soled v1 lo englobard textos cada vex menos canénicos, y los componentes de! bucolis- ‘mo $0 acomodarin a los nuevos moldes de ta poesfa barraca. Panorama del cambio de siglo ‘Como no podfa ser de otra forma, la égloga no es ajena 2 los cambios gene~ rales operados en la poosfa y en las letras en general con el paso del siglo XVI al XVI, siendo, precissmente, uno de sus indices ms significativos, como imagen perfeeta de Is pérdica de la fe on la Arcadia del imaginario renacentista ‘Siguiendo la produccidn impresa, la tltima década det XVI muestra una notable escasez de églogas, con las tnicas excepeiones de las editadas por Espi- nel y Ins incluidas en el Volumen péstumo de Hernando de Acufia (ambas impresiones de 1591), como constatacién de Ia relacién del género con una ‘etapa postica (estética ¢ ideotégica) que comicnza a pericltat: Estamos en los ffios en que Cosme de Aldana publica las obras de su hermano Francisco y suma a su aristocratismo moral el elitisino estético formulado en la fnvectiva contra el vulgo (1591). BI corolario de la naturalidad expresiva desaparece y pone en cuestian los principios de los valores positivos y esprituales de la nati~ ruleza, ahora sélo asequibfes a una mente superior (el sabio que se retia) 0 ala claboracién culta (a miisica de Salinas). Pedro de Padilla abandona el camino de las Gglogas y se dedica a la poesfa religiosa, siguiendo una tendencia genera- Tizada quo, junto a las adaptaciones de la lirica y 1a épica, ofrece cietta relevan- ‘en la égloga en prosa, de la Clara Diana a lo divino (1580¥ alos Pastores de Belén (1612). En un registro mas popvlarizado, los cancioneros de romances le ddan im nncvo cauce a Jos argumentos pastoriles, ofreciendo una pervivencia ala figura del pastor enamorado, pero en tna frecuencia espiritual y unas modalida- des expresivas que ya nada tienen que ver con cl modelo de la égloga. Las reedi- clones de las obras de Silvestre y Castille y la irrupcién de Lope de Vega en el panorama editorial dan cuenta de un cambio de paradigina itico y genérico con ‘uy poco espacio para el madelo bucélico canonizado por Garcilaso y del que Jas muestras contenidas en el volumen de Sa de Miranda (1595) aparecen ya ceasi como un sesiduo del pasado. Algo parecido, aunque con rasgos espect ccabria apuntar de Ia Bucdlica del Tajo de Francisco de la Torre y las églogas de Barahona de Soto, que permaneven manuscritas para aflorar en el siglo siguien- te y en muy coneretos contextos editoriales y estéticoss, 7” Son ninadoras las observiciones de Juan Montero, “La Clava Diana Cit, 1580) de fixy Barlomé Ponce ye canon pst, Cried, 61 (1994), pp 9-80. Sobre este context grupo de abs vse To seid en este mismo vokimen por ngs! Eaves Molin, wa ecko Re Pee. Flop, sta sledad Situados ya en la primera década del XVI, Ia tendencia se confirma. La aba apuntada fa nostéigiea cone notable produccién portuguesa de estos aios, con una serie de obras espectt- localizacisn en un mareo exstico « camente pastoriles y com revitalizacidn de la égloga’, contrasta con la escasez smetr6pol del panorama “espafiol”, apenas sacudido por la apacicién de las Rimas de ‘Si rastreamos en las ciudade Lope y de dos voiimenes postumos ya en el eambio de década: Is muy tarda stricto, podemos apreciat emo 3 publicacién de tas obras de Diego Hurtado de Mendoza (1610), en la que las estilizado y reducido al uso de no glogas muestran su vinculacién a una esttica de medio siglo atrés, y la inme- amias itlianas de XVI, le corres diataedicién de la poesia de Caivillo (1611), con su peculiar recuperacién del forma genética de Ia égloga, con ‘ono litco en a égloga, a ta manera de Garcilaso, pero con la problemitica ‘género se da yaen el mero hecho suscitada por Ia disolucién de sus fronteras con Ie eancién’, lo que vendria a fameno para tratar de asuntos cada cconfirmar que la letura del poeta toledano se hace more herreriamo, Aungoe rasgos métricos que por formula ‘en una via menos intencionadamente eultista, semejante perspectiva puede similar escasez-aparece en los testi apreciarse en la églogas de Juan de la Cueva recopiladas en esta décads, que cios no hubiera espacio propio pa permanecen signiticativamente manuscrtas, como las de Barahona, en las que nds ajeno, Estos datos no pueden {ambin se puede apreeiar un alt nivel de parentesco’ \églogas de circunstaneias entre 13 Com texto representative de la literatura pastor impresa en Ja primera cin Inmaeulada Osuna en este mi parentesco?, sratura pastorilimpresa en la primera : Bernardo de Balbuena, Siglo de Oro Jensacién de topot en su abigarrado n del género como su contenido mis- de prosa y verso no se resuelve ni en antande la hipertrofia del marco pro- iponen en Iss derivaciones tardias de a de Gabriel del Corral, La Cintia de ingida Arcadia” y su predominio de! i54), de Castro y Anaya, donde ya la tuna *silva” 0 miscelinea, que slo > 0 un estilizado elon de fondo. Con mica, en a obra de Balbuena ya que- cas, «outrasrimas (Combes, 160), de Baie: Redigues Le o, mi delat com or- r de Clenanda (Madrid, 1623), de Miguel ucollono ports. éslga do Ronascimen- Rosa Navarro Dui, “La ein del glo (1980), pp. 185-193, 2s can una recopiactn editorial Juan de Miragwano, 198, sta pespociva Barbara Mio, “The dc njue, 08 Josep Mara Solesolé: Homage, frelon, Pail, 1984 1, pp. 217-222. Elona, sia, sleds 383 ddaba apuntada la nostélgica conciencia de la pérdida, con el ideal 4ure0 y su localizacién en un marco exético ¢ ineoneiliable con el desarrollo urbano de la siricto, podemos apreciar e6mo al auge de un disiraz pastoril cada ver. més estiizado y reducido al uso de nombres bucélicos", a la manera de las acade- ‘mis italianas de XVI, le corresponde una casi completa desaparicién de la forma genérica de Ia égloga, como si se percibiera que lo caracterfstico del ‘género se da ya en el mero hecho de una reunisn de versificadores en wn marco meno para tratar de asuntos cada ver. més intrascendentes, planteados més por rasgos métricos que por formulaciones genéricas!2, De manera paralela, una similar eseasez aparece en los testimonies manuscritos, como si en los cartapa- ios no hubiera espacio propio para un modelo sentide progresivamente como as ajeno, Estos datas no pueden dejar de relucionarse con la proliferacién de 6elogas de circunstancias entre 1580 y 1627 sobre Ia que ha ilamado Ia aten- i6n Inmaculada Osuna en este mismo volumen, EB] desarrollo de la égloga en manos de Lope participa de la exuberancia ‘general de su obra, pero muestra los mismos rasgos apuntados: de una parto, a partir del romancero juvenil, la materia bucélica se difwmina por los cauces ‘genéticos més dispares, narrativos, draméticos y Uticos; de otra parte, el xétulo de égloga en las composiciones posticas aparece en formas muy dispares y cast siempre ajenas a la ortodoxia garcilasiana: es el caso de las églogus nistico- navideias en octostlabos del parddico Burguillos o las grandes composiciones del ciclo de senectute, incluida la égloga-epistola a Claudio, y ello sin contar las composiciones circustanciales de mano ajena que con este marbete intro duce en las miscelineas La Filamena (1621) y La Ciree (1624). En todo el panorama hast mediados de siglo el panorama no es sustan- cialmente distinto. Villegas recupera en sus Eréticas (1618) el componente anacreéntico, desatrollado en idilios teocritianos y en composiciones mixtas, ‘que alternan imitaciones virgilianas con teminiscencias gongorinas, ademés de 1 Por cir ua ejemplo elevate, la apelacio a “Vandal ene soneto de Baltasar det AlcSrar« Gti de Cetin enol Libro de verdadero mtrats de Poh enol a igen de ‘ext convent en un cfeulo weadénico exendido cote cl hunaoinna y el muniriamo clo ‘Veo Ramin Mateo Mate, dsr bacéico ela poost epuols dal siglo XVI", Ree, 9 (4993), 204; y H.Tvemash, as nombres bucdicas en Samnaaro yla pastoral spat, Vale a, Catala, 1975, TE Peden consuls los det: racogldas por Smt Sénchcr, AcademdasWeraras det Sito re ase, Mt Banas Bade Zogb Tein de Literatures Moderns (Menor, Candas Colo, "us de robos han vist Tian ead), Stadia Aurea, Actas de I EEMSO. 1996.1, pp. 255-74 "7 vere y posers cencamien ‘ents lo basic sf elelaco en Lope de Ve (1995), pp. 223-2345 "La legen ot river Podeo Ra Pec rer de Pérates6lo incluye en sus Varias lasiano y editada como muestra de on una valoracién del género por si 0”; pero cuando recopila en 1629 sus : églogas publicadas s6lo son dos, de ie Orense; por el contratio, cl didtogo serito aparece como “cancién", Quizd vatroco que invade su revisiém del ean- ‘anor en rimas (1623), quien mantiene ata garcasiana, pero insertando en la Cuando el eortesano Bocéngel da cabi- (1627) se inclina por un carécter neta- 0 los Ocios (1650) del Conde Rebolle- serie la forman una breve “églogs a composicin funeral (425) y una lar- ,-ambas con una fuerte atraceiGn del égloza desaparece en Ia poesta de los mio aragoteses y murcianos, ajena al apenas tiene cabida en los volimenes tuna poesfa més acarde a Jos gustos pulares, la materia pastoril se reparte mas ms rsticas; en Ia poesta de raiz, ligados a un marco natural, se articu- las odas y sermones, en la poesta més rel escenario del locus amoenus a dis- 5 mitol6gicas 0 del pintor de la poosfa 5 de poetasilustres (1605) y ratificn la tn Antonio Calderén en 1611. En este stin Caklonsn y tres composiciones de cada a Dérida, se borran las fronteras ci parcial de Noein Alonso Cats (Mii, ne “libro undo dea segues parte dels clas csles wo le primar ott alo de e Lape, Barahona, Medina Mesini, epi © consatane I elacie dl peer edgio on nancia, como conficma ef eto itado do loge, sve, soaiad 395 contre la 6gloga y Ia eancién pastoris, y todo ello tratindose de Ia obra de un poeta muerto mas de veinte afos atrés; la inclusidn de un texto de Quevedo, ‘conocido como “Farmaceutria” y procedente de una égloga de Tederito', abriendo la serie de sus silvas a la manera estaciana, es significativa de las deri vaciones y contaminaciones del género y el relajamiento de su consideracién te6rica. La situacién es més aitida en Ia antologfa publicada por Espinosa, S6io un poema ostenta el rétulo de “égloga”, el de Juan de Morales, eso sf, con todos Jos rasgos distintivos del género a la manera garcilasiana, incluyendo el canto amebeo, Ia presencia de la muerte y un componente drfico que le da al texto una dimensién metapoética. De Barahona se incluyen dos composicio- nes: la “cancién pastor!” que desarrolla una suerte de petrarquismo campestre y/um texto sin ttulo, posteriormente conocido como “Fgloga de las Hamad: ‘des", narracién del canto funeral de estas divinidades, cn un marco casi acadé ‘mica, verdadero objeto de una composicién deseriptiva y sensorial, donde el locus amoenus se reviste de componentes extraios a la tradicién maturalista Un desplazamiento més propio de la trayectoria de la égloga es cl manifestado por la “Cancién pastor” de Lope, en la Ifnea de su proyecci6n autobiogrifica ¥y con una marcada tonalidad eleg(aca’. Finalmente, podemos registrar en ol fentoro buedlieo dos textos de Espinosa, en los que parecen apuntarse dos de Jas Tineas de fuga del canon eglégico en stu proceso de descomposicisn: una “eancidn pastoril’, informe, en el proceso de conformacién de la silva basroca, 4 la que alude eon términos clave propios de la tensién del género egl6gico en las fronteras do una nueva época (destacados en eursiva): ‘Selvas, donde en tapete de esmeralda(.) Sin las pastorles boscarechas chon también pasiones ciudadanas, ‘noe admire ol ormato de mis versos; ‘Gk Io anterior seflado en et caso de Canilloy Soxomayor, Veawe Mt Cecilia ‘Giana, “Lo pst ente el Renseiiento ys barco ca doe anlgins de aca 1600", Quader- id Lingue Lewornue, 1 (1982), p. 58-09. TeVéaxe, Mt Banara Bad de Zopb, *Apececiones vbre el bucaliso en Quevedo”, Revita de Lteratras Modernas (Mondeas, Argentina), 21 (988), pp. 175-9; » Migusl Angel Candles Cold, "(Qu de obos han visio dl iver: unaéeloga de Queved0?", en. ArS- To eta ets), Studia Aurea, Actas det IN Congreso de la ASO, Toslse; Pamplona: GRISO; LEMSO. 1996.1, pp. 265-74. "Diverse y penetanes scercerientae de Yolande Novo han esclareci ls relaciones tre fo bocca yf legen en Lope de Vega: "La elegtepotica en Lope”, Fda de Or, XIV 14988), pp 223.234; “La elogl nol primer tert dl sgho XVI en tarmoa Lape de Vegn, en Lz a i 395 Pio Rui Pécs yuma Fdbula del Genil, en coyas octayas se acenttan algunos de estos rasgos, a partir de la imposiciéa de lo descriptivo sobre la acci6n el litismo, [a cxube- ancia ornamental de la pintura y una estética cultista manifesta (“a la materia sobrepuja el arte"), que ia sit cn el horizonte de la poesfa antequerano-graniae Satands, con el triunfo definitive del samente por la intervencién de Io no aj consecuentemente, el Tasso tedrico nero y reducido su pertinencia en la omar y dacé dimensidn detinitiva a la ‘ologuio de los perros, con su mazco rudeza la contraposicién entre In fic- nla vida real de los rebatios y sus fal- ar la imagen de la poesfa poitica ta ones de Berganza sobre la disfuncién parte del Quijote la industria de Basi- iternativa a los lamentos de Salicio y raponiendo al lamento elegiaco y ia $ acontecimicntos ¢ impone la volun: modelo egl6gice. ‘circunstancias hist6ricas y a los dis- ‘9 una naturaleza pragmstico-formial susencia de normas. Pero si una cons- on la imitacion virgiliana de Teserito, lo hist6rico, fue su caricter alegéri- alidad cireundante. ¥ ello no fue tan no en los escolios de los comentaris- poética® y con escasn atencién de los dia, 1587), especialmente ene “seconde” y ol ' ambos rasgos son distauwesde la Sloe ian, Ricco Riccar, 1959, yp, 49-410, caliay poets” Sobel teri a éeloga en fas tba Jest Gomes, "Sobre la net de ode ox mscanstosalegérieos, vase Rum célieas en ia posse enscontista”, Epos, VIL | } Faloga, stv, soedad an preceptista, fe posiblemente el género que suseit6 mas losas, anotuciones y Comentarios, al par que ella misma se erigia en campo privilegiado para la reflexion metapostica, a partir de la identificacion de pastor y poe. Todavia en 1685 Faria y Sousa insistia en Ix naturaleza alegorica de la égloga, reivindicando en sus comentarios x Camoens una forma candnica, alc buida al poeta poctugués, de la que se apartaban fos seguidores de Garelaso, hnasta culminar en fos descuidos en la composicién de los textos recientes™, ‘Aunque recoge sin grandes reticencias las variaciones conocidas por el mode- {o, desde su originaria materia de amores campestres a Ia diversidad presente de composiciones maritimas, venatoras, risticas,fGinebres, arbitraras, genca~ logicas, monésticas, eremiticas, erfticas, jusifictorias y fantésticas, el atrabli- liatio comentarista se sitia de leno en una actitd antigongorina, relacionable con sa repudio a las variaciones en el canon de la égloga y su reduccionis tura de Ia aiegorfa como mera proyeccién del poeta, identificado con el perso naje que canta, en una perspectiva clasicista que sinia a Camoens en la ctispido de la creaciGn también en la poesfa bucdlica. Algo parecido habia afirmado Mira de Amescua en los preliminares al Siglo de Oro de Balbuena, asumiendo I. afitmacién de que es el poeta quien canta sus amoresy sentinxientos en el poema, en una usin de arcadia, edad de oro, naturaleza, juventud y furor postico; la égloga, more alegorico, se presen- ta como un género prvilegiado por su fexibilidad formal y la efieacia del dis- fra pastorl, que encauza un mero entretenimiento culto con un correlato en el lector: la deseodificacion de la clave egidgica y el reconocimiento de la reali dad distrazada/representada® También en estos espectos ls ideas posticas sobre Ia égloga estaban mar- cadas por las Anotaciones herrerianas, incluso en la doble lectore que hace del género: de un lado, con el reconocimiento de la primacfa del argumento amo- oxo, sobre la base de la interpretacién alegérico-personal de Ja méscara del poeta, consagrando la idemtificacién de Garcilaso con la figura de sus pastores, {1981}, pp 315-35: y con eater mks general, La poesia pari epanota de siglo XVI, Mudkid, UNED, 1991 5 Paoden verse us oservaciones en tin fast Rina wéran de ae de Cader comeniadas por Manuel de Fara e Sawa, Lisboa, tmpres Nacional-Cas da Moods, 1972 trstare con fos jos do Eward Glaser, "La een de a logs de Caio poe Man Fata Sousa ia lz de su coria deIa piston”, Estados hispane-portguses Relaciones le ris del Siglo de Oro, Valencia, Castalia, 1957, pp. 3-37; y Hsher de Lemos, “Fara © Sous, ‘omentador da cimas de Canes, Bolen a Academia Portuguena de Eeibris, XU, 35 (1968) peril 3 ease Anne Cayuea, “Mim de Atpescua, censor y panista de Bernd de Balbve- tu en Mine de Anescua en candeleo ed. Agata de le Granja Juan Antonie Maric Bartel, Universidad de Granada, 1996, pp. 177-189 | I a Podro Rel Pees espectficamente Salicio y Nemoroso; del oro lado, a partir de la preacupseién por el problema para él esencial de Is lengua poética, 1a clave metapostica, sus- tentada en la ambivelenci del género, con su combinacién de lo ristco y Lo refinado, de lo natural y lo aristico, en una tensisn no exenta de contradiccio- nes y no siempre resuelta equilibradamente, J entarno universitaro de Salamanca en cl titimo tecio del siglo XV} conoce tna singular floracién de comentarios y parifrasis de la poesia egl6gica antigua, tanto en su forma més clésica y virgliana como en la dimensiGn bibli- ‘a, estrictamente complementaias en la mentalidad del humanismo cristiano, Comenzando por la forma ms clasicsta, hay que mencionar Ia waducci6n y comentario de Diego Léper. (1600), de enorme éxito; sus 15 ediciones hasia 1721 confieman una pervivencia de sus plantesmicnto intepretativos, basados cla alogori, cesentraiada a partir de la identficacion de personas reales bajo los nomires pastries la simboiogia de los elementos naturales, tos habitaales éiodos de Tectura del mito y su crstanizacion® ‘Un eje fundamental de este proceso lo representa el Brocense, no tanto por su edicién anoiada de las Bucdlicas de Virgilio, eomo por el hecho de que Constituyeran el objeto de sus comentarios en clase entre 1574 y 1578, con una traduecién parcial de las mismas, La radicalidad de la intespretacidn aleqsrica del humanista esta, que no s6lo incurre en Ia ya habitual erstianizacion, sobre todo dela éploga IV, sino que llega incluso a basar sus enmiendas textuales en Jos argumenios conjeturales que se desprenden de esta lina interpretativa®. Fray Luis de Loén, que pudo estar al tanto de la Labor virgiliana del Bro- ‘conse en las aulas salmantinas, traduce las Bucdlicas como ejerccio filoligico sobre el 1xico nistico y su valor alegérico, con valor propedéatico para su labor con el Cantar de Jos Cantares a pats desu consideracién como éploga a lo divino, Pero es en De fas nombres de Cristo (1583) donde ofrece con detalle su teoria sobre la bucdlica, a partir del nomire divino de Pastor, en el que, al rmargen de Ios valores reigiosos y su idenifeaeién con Cristo, dstaca 0s as- 0s de contemplacién, armonia con Ia naturaleza, sentimiento y capacidad expresiva, siendo lamativa la reiterada meneién (no menos de cuatro veces) a la soledad, como uno de los elementos consttativos de la figura y, consecues- temente, del género. Si ello pudo ser recogido por la ereacién gongorina, los elementos que separan Ios dos discursos son represenativos del cambio opera- La versin aparece impress en Maid (1657), Lax obras de Pablo Virgil Man ta tudo en provacasllna, con coment yanotecianes. Auto covtesto tiene una aeeostmacion fen José Attonio aguierto Tequiendo, Diego Laer oe! wrglianinmo espanol en la escuela del Brocense, Dipatalén de Caoses, 193. 3 Su Bucolca cum soli (Salamanca, 1591) es adda por Mayans ea ls Opero nia (1766), aor ouseimpresi fcsra (Hides, Georg Oims, 1985), love, sv, soledad do en Ia égloga en la tansicién ‘manifesta en su teoria del nom nna de un Ienguaje postico bas ‘como claves del artficio, En pa taen el valor de la luz y en Ia se quicbra en In estétice repres ‘gran poema, de ambiente ere adquiere la forma del mar tes el caos y del poema. En otros el cristocentrismo al materalis antes de considerar con mas d materia y In forma bucslieas, co de la lectura alegética, de la qu Ia obra del cordobés. EL comentario-humanista uien aborda con una misma pe introduccién al comentario de | y los frutos de la erudicion, en rudeza, cultivar), similar en las. dad estilistca derivada de la “te Ia vinculacién con la Edad de O banza de To natural, con el con insiste en el valor alegérico, ec {aristas: Ios eldsicos, con Servic San Jerénimo y San Agustin; y del Estudio de Florencia, apun nociéin de “selva”, como expres al esquema humanista la model tilio, codificada en Ia medieval “EL puente entre las dos & Cancionero (1496) su traduceid zporfa se canaliza a través de lo sentido politico, donde la Edad: Catlicos y las esperanzas sost 3p Allegorias Bucoteoram aunque parcial, on Juan Lat Vives, A ‘aleei 1992, La de las Goorgicas i AM. Avanos, Madd. Elites Nacin 3 Se etcunis un ani gen pro, Mévilesy mea ef poesia a Pedio Rote Pérez ‘otro lado, a partir ce la preocupacién, 2ua postica, Ia clave metapostica, sus- on su combinacién de lo ristice y lo na tensiéa no exenta de contradiecio- te. uca en el dtimo tervio del siglo XVI ios y pardfrasis de la poesta eglogica frgiliana como en Ia dimensién bibli- mentalidad del humanismo cristiano. i hay que mencionar la traduecién y enorme éxito; sus 15 ediciones hasia lanteamiento interpretativos, basados identificaci6n de personas reales bajo os elementos naturales, los habituales zacisn. 2 lo representa el Brocense, no tanto le Virgilio, como por el hecho de que s en clase entre 1574 y 1578, con una calidad de la interpretacién alegérica aa la ya habitual cristianizacién, sobre x0 a basar sus enmiendas textuales en mnden de esta iinea interpretativa®. iL tanto de la labor virgiliana del Bro- 8 Bucdlicas como ejervicio filol6gico co, con valor propedéutico para st ir de su consideracién como égloga a visto (1583) donde ofreve con detalle ombre divino de Pastor, en el que, al Lificaeién con Cristo, destaca los ras- naturaleza, sentimicnto y capacidad enciéa (no menos de eustro veces) 2 mstitativos de la figura y, consecucn- ogido por la creacién gongorina, los ion representativos del cambio opera- 657), Las obras de Publo Wirsitlo Marén ts re. Auoe y context een un proximate ‘oe vrgiaismo expat! en la exoicta del (S91) es reditad por Mayans en las Opera ins, Geerg Olms, 1983), Brloga, sive, soledad 40 do en la égloga en Ia transicién entre los dos siglos. El platonismo luisiano se ‘manifesta en su teorfa del nombre, en contraposicién con la préetica gongori- 1a do un lenguaje poético basado en los mecanismos de alsin y elusién, ‘como claves del artificio. En paralelo, la fe en la naturaleza, que fray Luis cen: ‘ta en el valor de Ta Juz y en Ia imagen de la fuente, propia de locus amoenus, se quiebra en la estética representada por Géngors, como se manifiesta en st zgran poem, de ambiente crepuscular y lenguaje oscuro, y donde el agua ‘kdquiere la forma del rar tempestuoso o el discurso det rf, come metaforas 4el eaos y del poem, En otros térninos, es el paso del idealismo sostonido en ¢! eristocentrismo al materialismo agnéstico que preside las Soledades. Pero antes de considerar con més detenimiento Ia reelaboracién gongorina de In materia la forma bueslicas, conviene completar el recorrido por la trayectoria de la lectura alegética, de la que también se alimenta, aunque en ot sentido, Ta obra del condobés comentario bumanista de Virgilio arranca en Espafa con Luis Vives, «quien aborda con una misma perspectiva las Gedngicas y as Bucélicas*, Bn la introduecin al comentario de fas primeras destaca el componente de variedad Y los futos de Ia eruicin, en el sentido etimoligico de erudere (despojar de ‘udeza, cultivar), similar en las églogas, eunque éstas no alcancen la super dad estlfsticadevivada de la “templads mesura; su lecturaalegérica incide en Ja vinculacién con la Edad de Oro y en el pico de menospeecio de corte y aa- bana de To natural, con el componente de rtio y soledad, En las Bucdlicas insiste en el valor alegrivo, recogiendo las diversas tradiciones de los comen- tas; Jo olsicos, con Servio, Donato y Probo; los Padres de la Iglesia, con San JerSnimo y San Agustin; y 1s ialianos, sobre todo Poliziano y el legado del Estudio de Florencia, apuntando la relacién entre Is sivas de aquély la nocidn de “selva, como expresin de Ia variedad natural. Con Vives se traduce al esquema humanista la moselizaci6n de los tres estilos sobre las obras de Vir= silio,codificada en la medieval va vergiliana. 'E} puenteenire las dos épocas lo tiende Juan del Rneina al inclur en su Cancionero (1496) su traducein octosildbica de las églogas, en as que fa ale- orfa se canaliza « través de Ios argumentosafadidos para explicitar un claro sentido politico, donde la Edad de Oro se identifica con el rinado de los Reyes CCatdlicos y las esperanzas sostenidas en el principe don Juan, Con este fin tn Alagorias ucolioran Vegi Prefatio (1537) ex secesblo en edicsa tiling, ungue parca et Tuan Lis Vives, Anvologia de Yesos, ed. Foul Pez { Du, Unies de ‘alenia 192, La de as Gedrgies ton rauci6n om ia Amologa de husanasespoes, AIM. Aran, Madd, Baitoes Nacional, 198, 2 "Se encuentra on anf gener dela problema beelcn en este tor en 1. Tere ran, Mérilesy metas ena pest pastor de Jeon del Encina, Universidad de Oviedo, 1975 EEE EEE EEE EEE ECE Eee eee Eee rere ee ee eto Rai Pee Flog, iva stead na subraya el paralelo de esta interpretacién con la relacign de Virgilio y El final deta Areadia st, sustentando uno de los sentcos ms inmedietos y conetetas dela ale, : sgoria bucdlica, La relacign se comtamina con It tradicion castellana de a infos A rastrear la postica img cara pastorl como via para la poesfa politica, gneralmente satires, en una vit ra Bgldo destaed una serie de. de dignificaciGn de la figura del pastor, esbocada tambien por otta via en suc comentarsts, en los que 8 €tlogas draméticas de la primera época, Sin embatgo, Encina no deja de lames avatars y variodades, De ent In tonciGn, entre ta excustio y Ia recusatio, sobre Ia paradoja del uso del bajo mninaci6n entre el esto nistco estilo para finaidad tan ata como la elabanza del principe, etomando en exe lectura alegérica con otigen et Punto el motivo de la gradaciGn estlistca de Ia obra virgiians, al que tuina en {yaaflorada en les Coplas de hs este punto el locus de Donato (Inierpretaiones Vergilianae) sobre ta ondenae tori para personajes ydiscurs in de as tes obras, dela ms baja ai ms alta, siguiendo la edad del posta, ambivalencia de la figura de en camino de leer en elas las edacles del hombre y de la humanidad, : Cexpresa en la Filasofia secret Este punto nos sita de Teno ~por encima de la tradicin italiana de los legado plat6nico y la ideologf ‘humanistas de Ferrara (6, XIV) y el carmien bucolicum, la alegoria cristiana ge ; cacién de la lengua vulgor, su ln égloga de Teodulo(s, IX) y las églogastardias de Calpurnio~en el nicleo de i rasgos ha sido sefialados de 4s tradicién de los comentarstas aljandrinos, inseparable de la tradiciin vit Soledades gongorinas, salvo ci Tiana hasta las ediciones aldinas. Ea esta linea de interpretacion Servio conti. ! ieza genérica del poema, el qu {aye la base, y ya en él se focmnula la dualided de fa lectura simplicier, de las «do campo de batalla de ia ext res vera, y la allegorice, esto es, duplicetur, En Servio se halla ya establecida ' paginas de volver sobre esta p ta relacién entre las tres obras, los tres estilos, las tes edades del hombre | esd la que tal ver sea posible {incluso las tes edades miticas, en un entramado ideol6gico y conceptual en el ! daades con la gue enfocar con} do de degradacién, desde la Edad de Oro a la de Hierro, inserto en ei mito hiss remos con la misma perspectv toriogrifico, Et esquems, con todas sus tensiones, mantendrfa su equilibtio sin fistras hasta finales del sigio XVI, cuando comenzarian a dibujarse en el hori, zonte de la poesia tos primeros elementos de una inconformista voluntad de revisi6n, de reordenaciGn e incluso de tevalotizaciGn de los nivelesestilisticos, on Ia fractura del hegemdnico principio del decoro y el resultado de la mezcla {fe contrarios y el desequlibri estético, como expresign de conflicts mis pro un texto gongorino inseparable seinejanzas estilisticas, la Fab rencias de mateas formales (1 ca...) la estrecha similitud de s que conviven el sentido jerdirquico subyacente al esquema de la rotay el senti- | acetas del polémico poema. P pues La fabula mitol6gica desa fundows Un pastor en el marco de un pa Fin este ciclo la vigencia de la égloga es un indice de I estabilidad del tiana y desolado por un final sistema y Ia eteacion gongorina, el elemento mis evidente de su dsolucida, condenado ala soledad y ala d aungue ta se relic a parr de fa reseritura de los elementos heredadoeyeg | disposicisn en un nucvo universo ds Indole estes, uno de cues pila Ie : eonsttuye lo revisin de la materia y la forma bucélices, con sus vores de 7 Bm ei a era formal ycoutenids metapodicos tal VIF el 1000S Pee ocala - Oro, Utopla y Arcadia (Universidade « ovals, yeu te x aan Madi, Swan, 1989, vio Gramutio, Comentari (ucotca ot Georgia) cl oe To, Hi 3 Exiand en este anise ng 5 deste, Goo om, Typis OtcinePolyprphicae, 1997 nz Olms, 196; en ene, Vtae Vrilae Amiga, oC, Bag et F Sok, Fernando de Here y atalino 1996; Podio Rue Pesce dn con [a relacién de Virgilio y ‘nmediatos y coneretos de ia ale~ n Ia tadici6n casteTiana de la mas- », generalmente satiriea, en una via ‘ozada también por otra via en sus embargo, Encina no deja de Hamat . sobre la paradoja del uso del bajo za del principe, retomando en este >a obra virgiliana, al que suma en ones Vergitianae) sobre Ia ordena- s alt, siguiendo la edad del poet, ubre y de la humanidad. ima de la tradiciGn italiana de los bucolicum, la alegoria cristiana de dias de Calpurnio-en el nicleo de i inseparable de Ia teadici6n vingi- 2a de interpretacién Servie consti- ad de ta lectura simpliciter, de las En Servio se haila ya establecida ‘0s, las tres edades de! hombre «, 1ado ideol6gico y conceptual en el e al esquema de Ia roia y el senti- 1 de Hietto,inserto en el mito his ones, matendsfa su equilibrio sin omenzartan a dibujarse en el hori- le una inconformista voluntad de ‘zacién de los niveles esilsticos, Jecora y el resultado de la mezcla )expresidn de conflictos ms pro- 25 un fndice de la estabilidad del o mis evidente de su disolucién, 1 de los elementos heredados y sit estética, uno de cuyos pilares lo na bucélicas, con sus valores de tet George. Goong Thilo, ra Antigua, el. Brug FS, Eloge, sv, soledad 40s El final de la Arcadia Al rasireat la postica implicita en la égloga y su trudicién genérica, Abro- a Egido destacé una serie de rasgos, ya esbozados en el anterior repaso a Tos comentaristas, en los que se asienta la continuidad del modelo bajo todos sus avatares y variedades. De entre ellos, podemos quedaros ahora con la conta- minaci6n entre el estilo rstico y el sublime (apuntados por Encina y Vives), Ia lecuura alegérica con origen en Servio, la conexién con una literatura politica (yaaflorada en las Coplas de Mingo Revulgo y Juan del Encina), el distraz pas- ‘aril para personajes y discursos cortesanos (fanto reales como novelescos) y la ambivalencia de la figura de Apolo, como conductor de rebaiios y de pueblos (expresa en la Filosofia secreta de Pérez, de Moya); al mismo tiempo, entre el Tegado platénico y Ia ideologia nacionalista, la égloga se vincula a Ja reivindi- ccacién de la lengua vulgar, su poesia y un estilo llano. Pues bien, todos estos rasgos han sido sefialadas de manera mis © menos conjunta o dispersa en las Soledades gongorinas, salvo el timo, que es, junto con el de la propia natura- leva genérica del poema, el que levant6 més discordias y el que atin sigue sien- ‘do campo de batalla de Ia erftica gongorina. Trataremos, pues, en las préximas paginas de volver sobre esta problemética®? con una perspectiva de conjunto, desde la que tal vez sea posible esbozar una relacién entre la égloga y las Sole- dades con 1a que enfocar conjuntamente Ia evolucién del género y una de las facetas del polémico poema. Pero, antes de entrar de Tleno en esta obra, revisa~ ‘remos con Ia misma perspectiva algunos textos de su enforno, comenzando con tun texto gongorino inseparable de la escritura de las Soledades. Sin insisti en las telaciones derivadas de las fechas de composicién y las semejanzas estilisticas, la Fabula de Polifemo y Galatea subraya con sus dife reneias de marcas formeles (molde genético, modelos de Ia inventio, méti ca...) I estrecha similitud de su materia temdtica y la problemética plasmada, ‘ues la fabula mitol6gica desarrotia el argumento de los amores frustrados de uun pastor en el marco de un paisaje natural, situado en la iifica Sicilia teocri~ liana y desolado por un final no menos trégico para Polifemo que para Aci ‘condenalo a la soledad y ala disolucién de la Arcadia que habitaba 3 Paras eaten ene] contexto eropeo, vase. van Hl, L'imaginive past ‘ul du XVI sie, 1600-1690, 1999. Hugo Francie Baars, en Ef maginario elie, Bad de (Or, Utopa y Areadia (Universidade de Santiago de Compostela, 199), stra lon clemonios fonsintes, y su cee os planteada por Mantel Gonzsloe Haba, EI mito de la Edad Derada, ‘Matt, Sn, 1989. 3 Een en eve ands algunos de ot riteroe de Doris 8, Schaabel, 2 poeta pastor ‘emondo de Herrera y ta traicién lita pastor ene priner silo dave, Kase, Rekhenborge 1996. 406 Pedro Rie Pec La propia fibula polifémica, desde su apaticién en los Idi de Teéecrito, se vincula a la tradicién pastoril, destacando en ella fa évloga de Ronsard o el episodio incluido en la continuzeién de la Diana por Alonso Pérez”. Rafaet ‘Osuna hia insertado la figura del efelope en el discurso pastoril ( 0 rastico en general) a través del motivo de la abundancia, perfectamente ubicado en cl uni- verso econdmiico, sociale ideol6gico de la Fspatia entre los reinados de Felipe Ly su heredero®. Sin embargo, en el poema gongorino, en el proceso de fusién mitica y teldrica entre la isla y su destacado morador, el motivo de la abundancia corresponde en gran medida a Sicilia, en cuya imagen se destaca a lo large de tas primeras octavas su fertiidad y amenidad, en una dimensién en la que lo arcédico asimila los componentes del mito de la Edad de Oro y del Eudén, De la tradicién biblica actualiza y destaca un mitema fundamental: el de la pérdida, con ia identidad esencial entre la expulsiGn del paraiso o su dest cién por ja violencia, pues ambas obedecen a un mismo pecado de hybris, rebeldia o desmesura. Fl conflicto se plantea en Ta naturaleza muisme de Ja isla, cscindida en dos verticntes contrapuestas en tomo al motivo mitico y barroco ddl volcén: la campitta fetaz privilegiada por Ja nawiraleza y el tlano agostado por la cenizat, ‘Si avanzamos en esta contraposicién mds allé de los ya destacados con- trastes cromiéticos, caracterizados como estilemas gongorinos y, consecuente- mente, neutralizados en su significacién en el texto", podemos observar que las valencias de la ceniza, inseparable del elemento del Fuego, se axticulan en toro a dos principios, de creacién y de destrucciGn, de muerte, pero también de industria, la cara y la cruz del trabajo y el esfuerzo al que eondlena la expol- si6n det paraiso, cl'no-lugar donde Ia naturaleza es prédiga en sus bienes™ Con su intencionada dislocacién en Ia geografia de la isla, el Lilibeo asume cesta doble dimensién desde 1a presentacién inicial, en la que el mat, con st Tpeciamente en el sco estudio de Vilanovs y Is cportsciones do Onna (if) Ja ‘smpla adicin a ido bastans recompacsa; basa, ps, subrayar ae texto doa St san, 1 Fofemo, Favolapastorale (1600, y, por recatenes, los de Gnvillo Chia: La Golaca, Farle martina (1618), Polfemo gelso (1613), Il amorid Act ¢ Galatea. Fevola ‘martina (1617) ¥ La Galatea o Le Grote dt Patsote (162), “© Rafeol Osina, Polfemo yel wena dela abundancia natura en Lape de Yoga yma tempo, Kassel, Reichenberger, 1996 40” Veamse, parses ectura l fundamental esi ce Kathleen nt Dolan, The Celepe ‘on Song. Aetheicim and Melancholy in Gingora's “Ribulo de Poljem y Galatea”, Chapel FIN, University of North Caroling, 1900; y mis tajos ye etd Nis sugercate me parece en este apc el nfo de Farea Cancellire, Gangora. Percast delta vision, Parva, aceovo, 199. “0 "Muchos de estos aspetos son dslacados por Gaston Backend, Paloacnliss det fuego, Madi, Alana, 1968 Exdoga. sive, sledad cespuma venusina, aewta como plata el pie de ta montafia de f de Vulcano y tumba de Tifeo, ‘unidad radical. Vuleano es el aspecto fisico y su grotesco impropia de los dioses y tan c fuego, forjarel anetal, desatto ‘zaci6n en la que el hombre pu su trabajo y Iz posesién del f {ruoso de la divinidad, signad mente, por su rebeldia, que se nal y subterrdnea, con rasgos los rayos con que cl padre de los gigantes. La imagen de est de un desperiamiento similar formas del mitema de la cong de gigantes y efclopes, levant Prometeot. Junto a la faceta ¢ de Ia rebeldia y la de la relac sin en Ta que las criaturas s afirmar su autonomia, La rebel y el trabajo raleza, como lo son la tala g todos ellos apreciables en la tiva yelacién con In naturalez ‘armonia representada por los elroy la err que ead ‘gonismo operado en el texto no es menos significativo que tuno de los elementos de la px Jos rasgos configuradores de tada en una tradicién de Ta qu vvineulados al mito pastor y mito en el que se despliega I Pero tain de aoc 4% A dierenia-y pdms “uta de Polen”, 0 Jo Ais. A Jjydnel fiero cant” incl clone nei ol astoren ia dct alg (1 ar satis Satine Pedro Rue Pee apaticién en los ldiios de Teéerito, lo en ella la 6gloga de Ronsard o el | Diana por Alonso Pérez, Rafael n el discurso pastoril (0 rlstieo en ia, perfectamente ubieado en el uni Espaiia entre los reinados de Felipe vema gongorino, en el proceso de iestacado morador, el motivo de la Sicilia, en cuya imagen se destaca a dy amenidad, en una dimensién en s del mito de la Edad de Oro y del staca tit mitema fundamental: el de \expulsiGn del parafso 0 su destruc- en a un mismo pecade de hybris, ‘aen Ja naturaleza misma de la isla, a tomo al motivo mitico y barroco or fa naturaleza y el tlano agostado mis allé de fos ya destacados con- ilemas gongoriios y, consecuente- 1el texto®, podemos observar que slemento del fuego, se articuan en struceién, de muerte, pero también | esfuerzo al que condena la expul- waleza es prédiga en sus bienes" grafia de la isla, ef Lilibeo asume 1 inicial, en la que el mar, con su nova y las aporaciones de Orv (ra a wes, subrayar quel texto de oun § recurenca, los de Gabillo Chabert: Lt 1615), Gi amor di Act Galata. Ravola 1623) dancla natura en Lope de Vegaystenpo, iodo Katee Hane Dolan, The Cyclone “Riba de Fafono y Galatea", Chapel syuciios, | cafe de Bava Cancellier, Gngora por Gaston Becold, Psicooniss det slow le, soledad o espuma venusina, actia como un artesano de la tierra cordobesa, argentando de plata el pie de Ia montafta de fuego. La aposi idad, fragua de Vuleano y tumba de Tifeo, que esboza con dos mitos complementarios una nidad radical. Vuleano es el hijo deforme de Japiter, tan monstru0so por su aspecto fisico y su grotesco vineulo con Venus como por una actividad tan impropia de los dioses y tan cercana al mundo humano: la tarea de dominar fuego, forjarel metal, desarrollar la industia y forjar la civilizaciGn, wna civili- ‘zaci6n en Ia que el hombre puede, si no igualarse, enfrentarse 2 los dioses, por su trabajo y la posesién del fuego. Del otto lado, Tifeo es otto retoilo mons- traoso de Ia divinidad, signado primeramente por su gigantistno e, inseparable- mente, por su rebeldia, que sera debidameate castigada con una condena infer nal y subterrdinea, con rasgos propios de Vuleano, el mismo dios que forjaba los Fayos con que el padre de los dioses defendié cl Olimpo de la invasidn de los gigantes. La imagen de este asalto es la de una escalada (con el contrapunto de un despefiamicnto similar al suftido por Vulcano), inseparable de todas las formas del mitema de la conquista del cielo, Ilimese torre de Babel o rebeldia de giguntes y cfclopes, levantamiento de Lucifer, soberbia de Faet6a 0 robo de Prometeot. Junto a la faceta de la conquista del cielo, otras dos se imponen: Ia de Ia rebeldia y la de la relacion con cl fuego, como imagenes de unn dimen: sign en la que las eriaturas se desprenden del dominio det padre y tratan de afirmar su autonomis, La rebel y el trabajo se atinan como factores de separacién de la natu~ raleza, como To son la talla gigantesea y la dimensin monstruosa, elementos {todos ellos apreciables en la figura de Polifemo y determinantes de su conflic- tiva relacién con la naturaleza culminante en la violencia con que destruye la armon{a representada por los dos j6venes y bellos amantes con los que se nen cel mar y Ta tierra que cada uno de ellos encaman, El desplazamicnto del prota- {gonisnio operado en el texto gongorino respecto a su inmediato precedentets ‘no es menos significativo que este comien7® de la narracién por lz pintura de uno de los elementos de Ia polaridad enfrentada; en ella se reconocen también los rasgos configuradores de na imagen de Polifemo que no aparece ast resal- ada en una tradicién de la que Géngora recupera sus componentes esenciales, vineulados al mito pastoril y la contrapuesta violencia de To monstruoso, un ‘mito en el que se desplicga ia tensiGn entre dos univers0s ideol6gicos, el rena “2 Pe ambi de aceasta. Cy {© A ference podem syponer gue en opsilén ~ Cail, soba de Gongor “apts de Poles” no be Act, Aa To ratifies In metoinicaievocacn prologal escucha det Jy el iro canto ine efelope gongorino ae proyeta asi ln consagrad igs del ante poet, Ieluido cl utr en tain eerie dala egloga, pro en une imeniGn mis comple que It {ol mero sotobigriamo sentimental ode naires cortsanos, 408 Piro Rai Poe ccontista y el barroco, y entre dos géneros caracteristicos, una égloga agotada en ‘us posibilidades expresivas y un terreno aun selvatioo, pendiente de formali- zaci6n. En ambos planos, el de la fabula del eiclope y el del desarrollo genérico de un poena que participa de parte de Ia monstruosidad de su protagonisia, se tematiza la fractura de la armonfa natural sublimada en un idilio pastor donde se identifica ta naturaleza y la divinidad en un mecanismto de idealiza cidn basado en la exclusién de le historia, en el disefio de una utopfa que es esencialmente una ueronia, Ia de la mitica Edad de Oro. Polifemo y el texto gongorino representan la pérdida del parafso arcédico y su dolotosa conc cia, a través de los elementos y mecanismos de desmesura (la monstruosidad dol deforme gigante y de una estética reclamada como propia de la nueva, edad), chocantes en su novedad, pero caracteristicos de la dimensién humana cen su separacién de Ia naturaleza, fruto de la eonciencia (el érbol de la ciencia) y el esfuerzo creador (el fuego, pero también el atificio, ineluido el postico), ‘una dimensién identificada con Ia ruptura y las formas de Ia violencia, como lrasluce el argumento de Ia fabula y como se plasma desde la caracterizacién inicial del marco siciliano y el emiplema del volcan‘, La compartida abundancia de la isla y de su monstruoso habitante mues- {ran rasgos distintivos, a partir de la distancia entre Ia fertiidad natural y el tra- bajo del pastor. Es significativa ia importancia coneedida a este rasgo frente al carécter de cazador de Acis, representante de la cara amable de la naturaleza, ‘ya que esta mera violeneia fisica (la muerte de los animales) es menos disgre- ‘gadora del orden natural encamado por las ninfas que la represontada por la domesticacién y el euidado de los ganados, No séio representa tn estadio superior en la historia cultural de la humanidad (con el paso del nomadismo a tun principio de asentamiento civilizador); es también una afirmaciéa de la autonomfa del hombre frente a las fuerzas ciegas de la naturaleza, a su depen- dencia de In divinidad. Uno de los pasajes en que Géngora se separa de sus precedentes insiste en esta contraposicién tras su aparente paradoja: en ol cor {ojo de la ninta los regalos de Acis parecen contradecir su naturaleza venatoria, pues las almendas y la miel comportan un componente de ternura mis propia de un pastor, y éste, en cambio, no sélo Ie ofrece un atco, propio del cazador, sino que renuncia al modelo del regalo del dulce oseztio encontrado en el campo y ofrecido en un ejercicio de domesticaciGn; pero es que, a diferencia de los dones de ia naturaleza oftecidos por Acis, el arco es signo no aélo de la "valor signiticativo do ete y ots sfmbolor de la posta barroce es destacado por Ramin Andresen su antologia Tho y cola, Temas dela poeta barr expo, Barcel, Simi, 1984, plo, sv, soledad industria, como artefacto | naturaleza, sino tambign de del genovés, zozobrado en | ‘Allo se suma otra of te al silencio de Acis como eficaces®. La diferencia de acecho) y de una tradicién | se sumamente significativ Basta recordar que el cant poeina gongorino y que és el cielo. En ta imagen, sob imponen dos rasgos: la viol por medio del artificio de amante desdefiado, el pase rmuevo sentido Ta nsturalera y elementos: la tierra de la [ifialmente y a la que retorn contra el que se rebeln y el cabo. La fusién de los elem cca0s, y los intentos del per In violencia. De nuevo un ¢ icto trégico, El eanto del acompafiarse de un instrum ‘mo ocupa una octava descr cual los elementos natural de materiales para la alas ¢ ficiales (la flauta) convert hombre, en este caso més ppues su resultado no es la parciales del mito érfieo),s El canto del cfctope s tamente, Géngora reduce si ftbula canénica y, més espe ema de Gongor Actas del Ci 9. 1083-089; Richard Saigo, ie Phiotgy, 9 (1985, 9p. 2k ‘8 Ch. Nbr von Pre Studer, 74 (1997), pp 19.35; P rata, 610 1997 0.65. Pedro Rai Pee cteristicos, una égloga agotada en 1 selvitico, pendiente de fori slope y el del desarrollo genético wstruosidad de su protagonista, se sublimada en un idilio pastoril, ad ett un mecanismo de idealiza. a el disefio de una utopfa que es diad de Oro, Polifemo y el texto arcédico y su dolorosa concien- de desmesura (Ia monstruosidad mada como propia de la nueva risticos de ts dimensién humana ‘onciencia (el &4bol de la ciencia) cl antficio, incluido el poético), as formas de la violencia, como plasma desde la carscterizaci6n sled © su monstruoso habjtante mues- ontre la fertilidad natural y el tra- \concedida a este rasgo frente al 1a cara amable de Ta naturaleza, > los animales) es menos disgre- infas que Ia representada por Ia No s6lo representa un estadio «(Con el paso del nomadismo a 5 también una afirmacién de la zas de la naturaleza, a su depen- 1 que Géngora se separa de sus st aparente paradoja: en el eor- itradecie su naturaleza venatoria, inponente de ternura mas propia ece um arco, propio del cazudor, dulce asezno encontrado en el aciGn; pero es que, « diferencia i, el arco es signo no sélo de la 4 Ia posta banca os destacado por {a poesia barroca espaola, Barston, Eloga, se, soled 48 industia, como arefacto producido por el hombre para imponerse sobre In naturaleza, sin también del comerei, como mercanefa que vigja en el barco del genovés,zozobraco en las costa sciianas ‘cello’ sunna otra oposici significative: adel canto de Polifemo fen- teal silencio de Acis eomo mecanismos de coviejo o seduccién mas o menos efieaces. La diferencia deriva de una ldgica realist (la mace, dl cazador en acecho) y de una tradicién literaria, la del pastor poeta, pero puede considerar- se sumamente significatva en el conjunto de valores simbdlicos seialados. Basta recordar que el canto del jayén consituye exprestmente el ncleo del Poema gongorino y que és se representa ssf misio eseribiendo sus penas en ¢l cielo. Bn le imagen, sobre la hiperbole acerea de la tlia del monstruo, se Jmponen dos rasgos: ls violaeiGn de espacio caste y que éta ae lve a cabo or medio dl artficio de fa escritura, un paso més alla del cant/lanto del amante desdeiedo, el paso propio del poeta, En esta perspoctiva cobra un nuevo sentido le naturalezatelirica del monstrao, en cl qe se funden espacios y elementos: la tierra dela montaa a que se asim, el agua de Ta que provede filialmeatey ala que retoma en busca ce un espe, el cielo en el que eseribe y contra el que se rebel yel fuego (la foray Ta llama podtice) con que lo eva & cabo. a fasién de los elementos se manifesta menos como ammonia que como aos, y los intentos del personae por restararéataineromentan el desorden y Ja violencia. De mievo un componente postolégico viene a expresar este con- flict trgico, Fl canto del pastor trasciende In queja del amante desdefido al acompafarse de un instrumento musical, cuyafabricacisn por el propio Polife- mo ocupm una octava descriptva de so actividad trtesanal, ua actividad por la cual los elementos naturales (los mismox ediiamo, cera y eaias que sivieron dle materiales para las alas de Dédaloe aro) se tansforman en productos et ficials (a flauia) converidos en instramentos para una nueva actividad del hhombre, en este caso més depurada (le misica), pero también més violent, pues su resultado noes la restauracion de Ia armonta (como en certas lectures Parcales del mito rfic), sino el desoren y el ctos. l cant del elope se nos presenta con estas premisas a nueva hz, Cier= tamente, Gangora reduce su extensién respecto ala economia cvantitativa dela fébala can6nica y, més especticamente, en relaién a Canillo, pero ineremen- “© Ch. Margaret Wiln de Bovkod, “La misice de Polifemo: Oreo y lo pastor cool ema de Gingori, Actas del Cuato Cangieso Internacional de Hispanias. Salanarcs. 1982 . 4.053-08;y Ritard Senger, “Courtship and poetry in Gangor’s Plame”, Jounal of Hispa ic Philology, 91985), 9p. 121-182 ‘® Gi. Nosber Yon Prellvite,"éngoa: el valo aes del poeta, Bletn of Hixpante ‘Studies, 74 (1997), pp. 1935. P Ruiz Peer, "Mitoogis del acon en le soneos heer Tneui, 610 (1997) 90.69. 40 odio Rulz Pee ‘a su relevancia, Las conexiones textuales con el Jamento de Salicio en Ia 6glo- ga de Garcilaso hacen aflorar {a relacién entre el mito, el género egligico y Ia ‘composicién gongorina, cuyo néicleo ya ha sido explicitado (“escucha del Jaya el fiero canto”) en uns estrofes preliminares, donde el carécter dedicato- rio (establecido como rasgo del género, desde Virgilio a Garcilaso) tiene menos peso que las claves metaposticas insertas en tres octavas prefiadas de significacién y construidas sobre la oposieién caza/poesfa y el despliegue do instrumentos musicales. Pero completemos el desarrollo de la fibula antes de volver al pasaje, bien que preliminar, en el que se sintatiza, al menos, una de las claves de su interpretacién. Frente a la abreviaci6n del canto potifémico Han desarrollo concedido al episodio de los amores de Acis y Galatea, con su pro- eso de doble seduecisn y culminacién erética, sintesis y expeesién de la aemo- na natural, presente tanto ea Ta genealogta de Tos amarites como en la esceno sraffa de su encuentro y unin. La calculada morosidad hace més violenta Ia ruptura producida por la fulminante destruccién a manos del monstruoso misi- co, no menos industrioso que enamorado, La peta desgajada de la tierra no sirve ya para perseguir al astuto y engafioso Odiseo, sino para aplastar a un rival tanto en el campo del amor como cn el de los dos mandos enfrentados. Con el aplastamiento de Acis se pone lin ala ya precaria posibilidad de perv vencia de la Arcadia. Su transformacién en rfo que va a dar a la mar no sirve tanto para reescribir una imagen de la muerte, como para conducir el final det poems al mismo punto en ef que comenz6: Ix playa, lugar de encuentro y con- foto de dos mundos, el mar de Galatea y la tierra de Polifemo, irreconciliables y tommentosos, como en el inicio de las Soledades. La critica formalista ha ‘subrayado este factor de citcularidad del poema, como elemento de composi- cci6n arquitectSnica, pero su significaci6n no apunta a la apertura de una suce- si6n efelica, sino a Ia clausura que supone el final de un ciclo, el de la Arcadia siciliana y la fe en el armor. Ante el lector, como ante el cfclope, sélo aparceen 1a desolacién y Ia soledad, las del mundo abierto fuera y detrés del poema que narra una périida del parafso en la cual Ta actuacién homana es mucho mis dleterminante que el rigor de unos dioses apenas esbozados en una lejanta dif sa y ajens a La economia significativa del poema, ‘Acerquémouos a ésta recuperando [as Ifneas apuntadas en la introduccién del poema, verdadera sintesis de la problemética desplegada en él, De nuevo ‘debemos partir de un elemento que no es novedoso en el cordobés, aunque en su texto adquiete valores desapercibidos en la tradicién: la dialéctica de noble ¥¥ poeta en una relacién de mecenazgo se plantea en Virgilio y es destacada por ‘sus comentaristas, ponigndola ea relacién con los valores alegéticos de sus ex- tos, y en concreto las églogas: en la misma Tinea se incluyen Ia oposicién de sus actividades, yen ellas funciona ya como t6pico el par formado por los ejer- Blog, iva, soled cicios de a caza y el recteo d aue la polardad de fs prelimi éxacto paraelo en el interior d de la oposicin entre Acis y F caradot y poeta. Si no parece reflejo de una voluntad gongo de Niebla®, debemos admit tacahle es la identifcacién de agudizada conciencia en ste por igual ante el mundo de tan ble) y el de Ia corte (cuya as 4 identifica com el canto del p dela nueva edad y In esta EI Polifemo se n0s impo Ja figura del pastor y de sty ci de Ta destruccign del ni {antes posibies la conciencia pra un pastor poets maread tryose y perestino, La forma partida de esta reflexion y co mente clementos de la éelogn bien el desarrollo de una poes spiritual por una tendencia a seguir admitiendo una lectura cion elésice Por esta razén ol poeta ¢ les, etdricos y argumentales mente la, para el canto polit de paisajes y de euadros atic cea. Con estos materiales con fuentes en ef hecho mismo de ralidad®, la emulacién sobre genézice. “© Ota cous o5 una ns gee clarado y reiontemante"expulsato famingos Vase R. Tamme, Ean. ‘DCE mi anti 2 El espa 51 Laundeneia pode vere oa verdder alteration ale sat fon gue Nemore cess su amet Podeo Rui Pee amento de Salicio en la églo- mito, el género egiégico y Ia ‘0 explicitado (“escucha del s, donde el caricter dedicato- Virgilio a Garcilaso) tiene fen tres octavas prefiadas de wzulpoesta y el despliegue de sarrollo de ta fabula antes de e sintetiza, al menos, una de » Hanna Ta atencién el ampli > Acis y Galatea, con su pro- ites y expresidn de la armo- amaniles como en Ia esceno- rosidad hace més violenta la ‘manos del monstiuoso misi: fia desgajada de la tierra no iseo, sino para aplastar & un Jos dos mundos enfrentados, orecaria posiblidad de pervi- ae va a dar a ja mar no sirve mo para conducir el final del ya, lugar de encuentro y con- de Polifemo, ireconciliables tes. La eritica formalista ha como elemento de composi- ua a la apertura de una suce- de un ciclo, ol de la Arcadia inte el efclope, s6lo aparecen fuera y detrds del poema que cién humana es mucho mas sbovados en una Iejanta difu- apuntadas en la introduceién desplegada en 1. De nuevo so en el cordobés, aunque en ficién: Ja dialéetica de noble Virgilio y es destacade por valores alegéricos de sus tex- se ineluyen la oposicién de > el par formade por los ejer- loge, sv, soledad an cicios de Ia caza y el recreo de Ia poesfa, Lo que no resulta tan redundante es «que Is polaridad de los preliminares (del universo exterior del pocma) tenga un ‘oxacto paralelo en el interior del texto, donde hemos visto que uno de los ejes de la oposicion entre Acis y Polifemo es el de sus naturalezas respectivas de cazadar y poeta. $i no parece plausible suponer un descuido del autor ni el reflejo de una voluntad gongorina de enfrentamiento 0 desdéa hacia el conde de Niebla®, debemos admiti Ia pertineneia ce una proyeccidn en la que lo des tacable es la identificacién de la figura del ciclope con la imagen del poeta y In agudizada conciencia en éste de su posicidn de marginalidad y extrafiamiento por igual ante e! mundo de la natursleza (cuya armonia ya no siente como posi ble) y el de la coree (cuya aspiracidn Ie resulta inaleanzable}. E] canto del jaydén se identifica con el canto del poeta. y ambas figuras se funden en un emblema de la nueva edad y la estétca que la refleja en su dimensién més conflictiva. BI Polifenio se nos impone asf como wna revisiGn ideolbgica y estética de 1 figura del pastor y de su lugar en el nuevo mundo. El resultado es Ta narra- cn de la destruccién del universo arcédico, la pintura del dltimo de sus habi tantes posibles y la conciencia de que ya no queda espacio en la nueva realidad para un pastor-poeta marcado por una singularidad propia de un carécter mons- {ruoso y peregrine. La forma escogida se muestra coherente con el punto de partida de esta reflexién y con su universo argumental: fusionando genética ‘mente elementos de la égloga y de la fabula mitol6gica, Géngora apunta tam- bign cl desarrollo de uma poesfa en cuyos versos se desplaza el sentimentalismo spiritual por una tendencia a la abjetivacién, con independencia de que pueda seguir admitiendo una lectura alegérica, también alterada respecto a la tradi- cidn clésica’, or esta razdn el poeta cordobés incorpora a su fébula elementos forma- les, ret6rieos y argumentales tomados de las églogas de Carcilaso, singular- mente la I para el canto polifémico, ¥ Ia HT, para todo io referente ala pintura de paisajes y de cuzdros articulada en octavas, ademas de la materia mitoldgi- cea. Con estos materiales construye un edificio renovado, diferenciado de sus fuentes en el hecho mismo de proponcr el artificio sobre los valores de la natu- ralidad, la emulacién sobre la imitacién servil o la continuidad del modelo genético, ‘a general consienianainbiliara de wn hago provincino,des- lasedo y eeenemente “expla de Ta cae, In que dedica eros sation eal ver ds smargos. VEaseR Jamies, Estudio. ei 33 Cant andlsis en El expacio del seria, 5! ia tenencia pues vere ya epuniad por Garclte, cuando oftece on a terra dog un vedadera tematv ala Sentinal dels anteriores, dando wn respuesta al proyecto ‘on gis Nemorouo cir at Tamera neal en IT: "basquemes oes Fontes y ous ow ots 412 Peso Rix Pee El primer ~y principal~ escenario de esta pugna es el propio lenguaje, y asi se pone de manifiesto desde cl segundo verso de la dedicatoria, con la cono- cida férmula “culta si, aunque bucélica Talia”, donde se sintetiza lz confronta- cin entre To culto y lo bucdlico sobre e] embiema de una Musa que lo es a la vex de la lirica, de la bucélica y de Ia comedia. $i estas advocaciones neutrali- zan en ef registro de un estilo medio-bajo ls diferencias genéticas (como ocu- re paradigméticamente con la égloga), el aspecto se contrapesa con la afirma- jén del carécter culto, con un pertinente régimen sintéctico que relega la caracterizacién bucstico, mediante cl uso de la concesiva, a un punto de partida superado por cl artificio cultista. La fusién de registros y niveles, de estilos y génet0s y, especificamente, la superacién de los limites del decoro se desplie~ gan con Sistema apariciéa en el blogue preliminar de tres octavas®, En cada tuna de ellas se dispone en posicién similar (en uno de Ios tos titimos versos) el nombre de un instrumento musical. La pertinencia significativa de la serie Viene dada por su relacién con una de las figuras y de los niveles estilisticos detinidos en la rota virgiliana: la zampofa, Ia citaray el clasin, dispnestos, ade- més, en el orden jerérquico, desde el pastor al guerrero, pasando por el poeta. Se trata, pues, de una clave poctoldgica que apunta a la fusién de los tres esti- los, a su neutralizacién 0, mejor, a la desaparicién de su pertinencia clasifica- \dora en la economia estética del nuevo poema, que funde Ia naturaleza de todos (la buedlica, la lirica y In épica) sin restringirse exactamente a los Himites de ninguno de ellos. La misina desmesura del personaje la asume el poema como definitoria de sv estética. La aparicién en primer Tngar de la zampofia parece indicar las rafces bucdlicas del texto, st Vinculacién a la problemstica desarro- Hada en el género el siglo anterior, pero también su definitiva deeantacién por ‘uno de los elementos de la tensién postica (el artficio frente a la natualeza) que se convertiré en decisivo, tanto en la resolucin trjgica de la fabula como cen el desarrolio de la eseritura del autor. La apertura genérica desde la bucSlica explota la flexibitidad de la égloga para servir de marco de los contenidos mas dispares, incluida la teflexidn sobre su disoluci6n como género y como discurso. EI desarrollo de esta libertad for- ‘mal culminaré en las Soledades, que retoman y proyectan algunos de los ras- ‘208 de la fabula en su despliegue temético, con especial relieve para los vincu- lados al canon de la égloga. Baste citar, antes de proceder a una consideracién ifs detenida, la funcién de la dedicatoria y la recurrencia en ella del motivo de ‘lls Hordes y sombeioe, Estos podin ser, limo, los d las mien bras olden fos de In ctr el at 5 Méase Ermanno Caldera, Tn toro estes primecesesuofas dl Pies", en Actas del Congreso Internacional de Hispnistes, Nimega, 198, pp 227-23, eloga, she, soled Ja contraposicién de In caza y la eros versos del poeta o dei pot ‘pasos, “perdidos unos, otro insp {de Euterpe y ta trompa de Ia Fam ser peregrino, también en su ace} que contempla, como una presen el naufragio inicial a In deprecac “néufrago y desdefiado, sobre au al pastor renacentista y a Polifen Io de unos rasgos que avanzan e Ja paradisiaca Sicilia La variacign en Ja aticulac tivo-descriptivo en la diversidad Soledades supone el desarrollo ‘misma de la revisién de la vali ntenido la silva o serie de sil 80 contenida en el Polifemo o elf arrolio de Ia conciencia histor humana, incluida la poesfa. Ea ¢ la evolucién de Ia bueslica coit Gongora, La favola boscarecha ‘Tras el escenario gongoris coincidentes en la intencién de sobre su materia, con los rasgo mentales mis caracteristicos (el dais de su libertad formal. Met e¢0s suscitados desde Talia ent y el otro por situarse en estrech El primer sacudimiento revisa st eriterio acerca de la bu desdén. En 1573 aparece su Am a que denomina favoia boscare. {gos de los textos gongorinos. Sc tonal, en Ja que se incluye una st conflicto dramético es la conf realidad de una vida ci i, marc Padeo Rul Powe © esta pugna es el propio lenguaje, y > verso de la dedicatoria, con la cono- fa", donde se sinceriza la contronta- embiema de una Musa que lo es a la redia. Si estas advocactones neutrali- las diferencias genéricas (como ocu- aspecto se contrapesa con Ia afiema- te régimen sintictico que selega la dela concesiva, a un punto de partida de registros y niveles, de estilos y de los limites del decoro se despli preliminar de tres octavass, En cada ir (en uno de los tes tltimos versos) ‘pertinencia significativa de la serie 3 figuras y de los niveles estilisticas , lacitara y cl clarin, dispuestos, ade or al guerrero, pasando por el poeta, ve apunta ala fusi6n de los tres esti- iparicién de su pertinencia clasitica- mma, que funde In naturaleza de todos ingirse exactamente a los limites de | personaje la asume el poema como, primer lugar de Ia zampotia parece nculacién a la problemtica desarro- umbin su definitiva decantacién por a (el anificio frente a fa naturaleza) esolucién trégica de la fabula como ‘explo Ia flexibilidad de la égloga ‘dispares, incluida ia reflexidn sobve 10. El desarrollo de esta libertad for- nan y proyectan algunos de Ios ras ‘con especial relieve para los vineu- tes de proveder a una consideraci6n ‘la recurrencia en ella del motivo do fos de las mien bras ois y on 8 pimeras estas dl Plena”, en Actas #1967, pp. 227233, elo a, soledad 413 la contraposicion de la cxza y Ia poesta; la fusién apuntada desde los dos pei ‘eros vers0s del poeta 0 del poema, con sus versos, y del personaje, con sus pasos, “perddos unos, otros inspirados”; el contrast final entre el instrumento de Euterpe y la trompa de la Fama; la caracterizacion del protagonista como un ser pereerino, también en su acepcisn de extrafo, orastero, ajeno In realidad «que contemmpla, como una presencia monstruosa en ella; el papel del mar, desde ef naufragioinicial a a deprececién contra las navegaciones; 0 su situacién de “ndufrago y destefado, sobre ausente”, con la superacién del mnotivo que wn al pastor renacentista y a Polifemo en él desafecto de In smada por el deserro- Io de unos raseos que evanzan en la extraondinaria singularidad dol ciclope en la paradisinea Sicilia, La variacién en Ia articulacién de estos elementos y su despliegne narra- tivordescriptivo en la diversidad de componentes del “ienzo de Flandes” de las Soledades supone el desarrollo de la problemitica de la fabula, sobre la base misma de la revisi6n de la validez det modelo de la égloga. En el plano del contenido Ia silva o serie de silvas pass de la narracién de Ia pérdid del parai- 0 contenida en el Poliemo o eliptica en el ignoto pasaco del peregrino al dk arrollo de la conciencia histérica del devenir y al papel de la intervencién bbumana, incluida la poesia, En el plano de la forma, otras manifestaciones de la cvolucién de Ia bucélica coinciden como jalones del camino seguido por Gongora. La favola boscarecha ‘Tras el escenario gongorino se perfilan una serie de ensayos poéticos coincidentes en la intencién de extender los Kimites de Ia égloga 0 avanzar sobre su materia, con los rasgos comunes de asumir sus components argu- mentales mas caracteristicos (el pastor y la naturaleza) y explotar las posibili- ades de su libertad formal. Merecen destacarse dos de estos hitos, uno por los 0s suscitados desde Italia en toda Ia Europa culta y su proyeccién en Espatia, y cL otro por situarse en estrecha contigtidad con la obra del cordobés. EI primer sacudimiento lo representa Ia obra con que Torquato ‘Tasso revisa su criteria acerca de la humildad del estilo pastorl y su correspondiente desdén. En 1573 aparece su Aminea, una composicién pastoril dramatizada, a la que denomina favola boscarecha, en la que encontramos muchos de los ras- 0s de los textos gongorinos. Se uta de tna obra de gran variedad temética y tonal, en la que se incluye una suerte de canto polifémico; uno de los ejes de st conflicto dramitico es la conérontacién entre el ideal de la Edad de Oro y la realidad de una vida civil, marcada por el artificio; y, en la Linea de la silva, la au Pasko Rai Péser ccatacteriza una notable experimentacién méttica, En su denominacién de “bos- carecha” confluyen los vinculos con la materia natural, de los bosques, y 1a forma no sometida (aparentemente) a regla de la silva, con 1a misma rafz eti~ molégica, ‘Avanzando sobre los Ifmites sentimentales y formnales del Ninfale boo- ‘caccesco, el conflicto se dramatiza en esta pieza en una doble polaridad, expre- sada en el coro final del segundo acto: de algiin modo, # Ia ualidad de corazén y raz6i le cortesponde la de la pastoril rudeza y Ia cortesia scadémica, El esce nario escindido entre el campo y la ciudad parece propiciar la diversidad de cescenas y modelos discursivos, entre los que no falta un verdadero canto poli- ‘fémico, como el pronunciado, al inicio del segundo acto, por el sétiro en su contemplacién de la ninfa. A'él se suman quejas, relatos, debates, didlogos, excursos liricos, clegias, discursos y sentencias, para manifestar también en este plano la misona variedad y liberaciGn de normas que en el carter dram- ‘ico 0 métrico. El argumento amoroso y el marco pastoril son los hilos que engarzan toda esta variedad, pero, al mismo tiempo, tambicn representan su otigen y, en cierto modo, su jusificacin, aun en el plano poctologico y de la precepiiva en vigot. José Manuel Rico me ha hecho notar el vinculo enize ef argumento cexpresade por Amor en el prélogo de Ia obra, el razonamiento te6rico del pro- pio Tasso en los Discorsi dei poema eroico y la justificacién de Diaz de Rivas en los Discursos apologéticos® de la legitimided del estilo levantado en las Soledades, basados todos estos juicios en la eapacidad de un Amor de rafz atin ‘dealista para igualar los estados y, consecuentemente, ennoblecet a los hurnil- des pastores, quienes pueden asf, sin atentar contra las leyes del decor, expre- sarse de forma sublime. La Arcadia pastoril asume asf todo su valor clésice de ‘reo ideal para un amor libre y superior (omnia vincit Amor), donde se tras- ccienden todas las diferencias, aunque conservando el valor de la varietas natu- ral a la que comienza a sumarse la riqueza del arificio. [gualmente debo a José Manuct Rico el apunte de la relacién sefialada por Joaquin Arce entre los ver- sos iniciales de Amor en el prélogo de la obra y un pasaje de la Comedia vena- toria atribuida a Gongora*, Son, entre otros, elementos de conexion entre Ia novedad del texto italiano, con las controversias originadas, y los ensayos 2% Tongusto Tess, Dissora del poema eroio, cd ore Mazza Teno, 19771 pp. A6- 5; y Pes Dian de Rivas, cursos apologetics, en Bunice Joiner Gales, Docmenos gangor not, México, E Colegio do Meso, 1960, 52 ‘4 "Toaqutn Ate Téso y le poestaexpatota, Barcsloa, Planet, 1973) setae tin el paallismo del prj en el que ne see pct I il Kgtoge sia, sledod planteados en la Fspaiia de py innovaci6n formal Los debates a que dio In con Il pastor Fido (1580) de naturaleza genérica y su ruptu parte importante de La exisis p Tarmativamente vinculadas @ 0 ceauces trazaros para la 6gloga ‘ formas del discurso, de la lr La versi6n al castellano cen 1607 planta en la Fspatia d jnaugurando una via no seguid silva métrca, a partir de la du fil", como el sevillano calific ‘can el proceso de readaptaci6n te descrédito de su materia, al ‘con sus incursiones en el cary con se reubiea una cierta recupe ‘ya sefalara Juan Montero, fue ‘emitico y formal, la que abon ccomien70s, cohesionando su natural, aunque cada vez mis ‘Ota via en la reacomod: males a los requetimientos est Espinosa, precisamente en to Gongora es el poets mis repre donde ya he setialado la esca ccon otras formas genéricss, Es de la innovadora obra de Tas denominacién genética, “bos yo a sustantivo, Fin el poema ‘35 Juan de Varegui, Aina, ‘Mame! Rico apts as wciacones doors comexpeién asia dl d Thuis Tas ens obvervaclnas sma poeta Las ideas eséicu de 8" Was Pablo dau, “La ‘esidades de Sevilla Céedoba, 198 5” End. Montero y P Ruiz Pé pp. 1986, coacrenteen el epi Podko Rae Péce ca. Fin su denominacién de “bos- ria natural, de los bosques, y la » Ia silva, com la misma raiz oti- les y formates del Ninfale boc- et una doble polaridad, expre- 1 modo, a la dualidad de corizén y la cortesfa académica, El esee: arece propiciar la diversidad de to falta un verdadero canto poli- sgundo acto, por el sétiro en su jas, relatos, debates, didlogos, 1s, para manifestar también en onmas que en el cardcter dramé- iatvo pastoril son los hilos que tiempo, también representan su en el plano poetolégico y de la cl vinculo entre el argument 21 rizonamiento te6rico del pro- a justificacién de Diaz. de Rivas dad det estilo levantado en las pacidad de un Amor de rata atin :mente, ennoblecer & los buril- nira las leyes del decoro, expre- ame ast todo su valor clisico de via vineit Amor), donde se tras- ado el valor de la varietas nat iificio. Igualmente debo a José por Joaquin Arce entre fos ver- “un pasaje de la Comedia vena- lementos de conexién entre la sias originadas, y los ensayos Exons Mz, Trine, 197, 1 9p. 45 ie Foiner Gates, Dcimenies gongor- oga, siva,soledad ais planteados en la Espaila de principios del XVII con 1a materia pastoril y ta {nnovacién formal. Los debates @ que dio lugar el Aminta se acrecientan pocos afios después con Il pasior Fido (1580) de Guarini, objeto de similares disputas sobre su naturaleza genérica y su ruptura del decoro, ejes sobre los que va a girar una parte importante de la erisis postica de finales de siglo, y en todos estos casos damativamente vinculadas a obras construidas como un desbordamiento de los ‘eauces trazados para la égloga en el siglo XVTen cualquiera de sus acepciones 0 formas del discurso, de Ia Wriea a la dramatica, pasando por la nacrativa. La versi6n al castellano del texto de Tasso realizada por Juan de Jéuregui en 1607 planta en Ia Espana de principios del XVII la semilla de la polémica, inaugorando una via no seguida de experimentacién formal, en el camino de la silva métrica, a partir de Ia ducttidad que ofrece el marco del “coloquio pasto- iI", como el sevillano califica su obras. El ensayo debe ponerse en relacién ‘con el proceso de readaptacidn de las formas de la bueSlica a partir del crecien- fe descrédito de su materi, algo que por otra via resulta apreciable en Quevedo ‘con sus incursiones en el campo de la silva estaciana, en cuya variedad temti ca se revbica una cierta recuperacién clasiciste de la materia teocrites™. Como ya sefalara Juan Montero, fue la contaminacién con el iifio, en su doble plano ‘emitico y formal, a que aboné el desarrollo barroco de la silva méérica en sus ‘eomienzos, cohesionando su libertad formal con la atencién a una materia natural, aunque cada vex més sometida a las reglas del artficio”, Otra via en la reacomodacin de la materia buedlica y sus libertades for- males a los requetimientos estSticos de la nueva edad es la adoptada por Pedro Espinosa, precisamente en los texios que incluye en la antologfa en Ia que Gongora es el poeta més representado, En las Flores de poctas ilustres (1605), donde ya he seitalado la escasez de églogas candnicas y las contaminaciones ‘con otras formas genéricas, Espinosa retoma una parte de Tos ecos procedentes de Ia innovadora obra de Tasso, justamente a partir de la acomodacién de su ‘denominacién genérica, “boscarecha”, pero cambiando su categorfa de adjeti- vo a sustantivo. Es el poema que comienza, “Selvas, donde en tapete de esine- 55 Tuan de Meg, Anna, et. Joaqain Ace, Made, Casa, 1970, De nvevo, Jo “Manuel Rico pant ns vclaeione Sel sevilla en la caretrzacgn gndciea de ear, ate ‘do por su concecién casita del decor en In que a cvrespordencla defo plea es el sermo ‘unit, Toda estan ebservacionos quodaa vssiatizada en a sto La perfota de de laa Ss poor, [as iden euteas de ua de Jdurgul Universita de Sev, 2001. 55" Véase Pablo Junaid, “Las slvas de Quotedo' en La Sv, eB. Lépez Bueno, Uni vesidages de Sevilla Cordoba, 199, pp. 157-180. "Bn Montero y P Ruiz Pace, "Lasiva cnt el metro yl géneo", en La Sia, cit, pp. 19.36, concatamonte en el eps “Sivaselvay slat, pp. 29:3. a Peo Ruiz Pez ralda", la referencia metapoética se inserta en un significative pasaje: “sien las pastoriles boscarechas/ caben también pasiones eiudadanas, no te admire e} ‘omato de mis versos'”. De nuevo Ia contraposicisn entre lo bucélico y lo urba- ‘no*, y vinculado a la oposicién entre fa rudeza de lo pastor y el ormato artifi- cial. El marco genérico serd en este caso una suerte de cancién pastor, infor ‘me en su combinacién de endecasflabos y heptastlabos sin esquema fijo de rima, en la Iinca de la silva métries, tansparentada en Ta palabra inicial det poem En el segundo texto que quiero considerar los restos de sentimentalidad de base petrarquista, adheridos 2 las quejas de amor encauzadas en el canto del pastor, desaparecen por completo en favor de una composicisn de aire mitol6- _8(¢0, pero de traza nueva, con una linea narrativa casi asfixiada por la densidad de ta descripei6n. La Fabula del Genil adopta la mazea de Ia octava real, cand- nica on la adaptaci6n de la épica a a fabuln mitol6gica, para eonceder amplio ‘espacio a la descripeién, Fn ella el mundo natural aparece sublimado, primero, através dol filtro mitol6gico y, sobre ello, con la atencién a un mundo subacu: tico en el que “2 la materia sobrepuja el arte”, y no s6lo por la aparicién de edi ficaciones sumergidas, sino sobre todo por Ia iabor de Ia pluma del poeta, de la «que sale un mundo estético que impone su autonomfa, levantada precisamente sobre la fractura de le coatinuidad con lo natural (eft. fafra). Si el posta no siente atin dolorosamente Ia exclusién de ese mundo, donde se debate cl ideal com la realidad, sf siente que el nico elemento de conexién con él es su propia creacién antistica. El eje queda asi desplazado tes- pecto a la poesfa renaventista, y ahora s6lo resta que el artifice mas dotado dé forma a la pequetia epopeya de esa creacién y Ia sitde en la perspectiva del ale~ Jamiento del hombre de la realidad natural, tanto en su paso de la wistica sim- plicidad de los pastores a fas préticas do una Edad de Hierro, como en el des- plazamiento del lenguaje cotidiano a la creacién de una lengua poética diferenciada. ¥ estamos ya on las puertas de las Soledad. 5] Hs de aor que es pr eta dpocscutnd el em medieval que lo opone ao ceté y calla, netalize na vle semiatcoy se ve explezed nu uso por "iudadano"; aes céme Is definicign de Covarubins de ext terion es suscep bie de una leur colsera en clave poetolégica: "El quo vie en ln eudady corns de hata, rent olereded. Es un estado medio enteexvallensohidlges, 9 ene ls ofclesmissnicon, ‘Gaéntanse ents ox cindadins es ets, yes qu pros lets are liberals: pada ‘en eso, para en xz de tepals ofc, I costae exo dl eyo o ter. Ci, lao {gue perenece al derecho d ciudad, Derecho ev romano, yc ecu en resp del Derecho incr" ‘iv con su negativn comnotcin, Beleza, sv, soled La escisién del pastor-poeta ‘Consideradas en cierta dime de la églogs, basado en Ja imitaci tal y en el are de sencillez, las So cea bucélica y a las virtualidades ¢ ficsto desde Jos otfgenes de la po del debate que tocan implicitarn ctige como una de las cuestiones pantes que la plantean en término 6eloga. Los defensores de las pos el Abad de Rute 0 Cascales ~pe explicitamente la relacign; quiens se encuentran entre Tos partidarios Ja perteneneia al género de la él 1 Se wine en exo pono ta dt ‘motion en general (vee Jcpegh Pete, Franz Sint 1991, pp. 371-378), insepe ‘om parts mic ys peta Ted Harry Lovin (The Beh ofthe Goer Ag 1095) ha esl inser dl mite eqeadacin, en ota esturn crater ‘exctcslmeniecepieo,aungue en aca ‘des eowcentnts; augue noes ni 3 fcion dol propia eeucitn pte, con ‘en cad lk os mbes de eas de a hay on ello mucho destin isin, ‘depts qu pint, ee sex bie de i rove de Teer y su verint ast madera, cos one elgfs, = en est perpeetva Dato Feradez Mow Tonscants (Te Lyre andthe Oat Fi suman next ae lion lo om Sue es bu lectora de La Areal de Sa ‘le por un pasa extra, desu expec rezono ale Gots ma, cow a pti ‘So enel poeniagongein. ‘Enel Beamer def “Ancora”, “éurogui, Frnéndes de Cordoba gaa a {edickin de Miguel Artigas en Don asd RAK, 1925, p,424), per hy que mia ‘ica exclsin de poem gongorio de ca ban en a poson cscs, de ath ai eo, Caf Pedro Ruiz Pex ficativo pasaje: “si en las adanas ao te admire el te 19 bucdlico y lo urba- oastoril y el ornato artifi- e cancién pastor, infor- bos sin esquema fijo de en Ia palabra inicial del estos de sentimentalidad -auzaudas en el canto del wosici6n de aire mitols- asfiniada por la densidad ade la octava real, cand a, para conceder amplio ‘ce sublimado, primero, 6n aun mundo subacua- > por la aparicién de edi Ja pluma del poeta, de la levantada precisamente ifr. clusién de ese mundo, <1 tnico elemento de ueda asf desplazado res- 4 antfice mas dotado dé ola perspectiva dl ale: 1 paso de la rstica sim- Hietro, como en el des= de una lengua postics des. ‘con au negative connec femantco ye ve desplazado Se ete taming essex dad y come do ay haviends, zur los ofcnies moins iy ates liberals gardand I reyao ia. Cil 1 scular on sapeto del Deresho | | Felona, si, soledad an La escisi6n del pastor-poota ‘Consideradas en cierta dimensién como una antitesis del modelo pestico de la égloga, basado en Ia imitacién de los modelos, eu la expresin sentimen- tal y en cl aire de sencillez, las Soledades aparecen vinculadas a la problema cca bucdlica y a las virtualidades del género eglégico”, como se puso de mani- fiesto desde los origenes de la polémica, En ella, y sin entrar en otros aspectos del debate que tocan implicitamente a la poética de Ia égloga, el género se crige como una de las cuestiones centtales del debate, y son varios Ios part pantes que la plantean en términos de vineulacién del poerna gor Galogn. Los defensores de las posiciones mis clasicistas, como Di el Abad de Rute o Cascales -por citar a defensores y detractores-, rechazan cexplicitamente fa relacién; quienes sustentaban crterios mas abiertos -y éstos se encuentran entre los partidarios del texto- basan en ocasiones su defensa en Ja pertenencia al género de Ia égloga, como defienden el Abad de Rute, Anto- Seas oa ese speci a dtini6n ene ly ost custign del pénoce y el dscue ‘uosica on general (vase Keyl Peter, “La Paste” en Honienea ant Flarche, Saige, ‘Franz Stier, 1991, pp 371-378) inseprable de eestiones ma pode, conto ls eiciones paraiso mi ys pda (Thor Aono, Nota de Ueatur, elon, Al 1902). Haney Levin (he Myth ofthe Gotlen Age tx the Rensecr, Bloomington, kana Univers, 1968) ha esata inser dl mito eco da eta dere ch una visi da stein com sdegradaién, cn una estar custerpara. ex Ja gue el amet por Ia pia sop ue. om sencialmente leiaco, aunque ea onsones adgua fines exravaleot, on a corey ci es remeentsta, congue noes no esnellmene mativ, ex cecano ne Sass de oka ficlon dels prop eestin posta, consibyéavone ene eat ite par exeleci, presente eats los holes deletes da In lar entecha etre pata, neat post bie tay ‘n ello mucho de disci renzo, pus, pars esto ate, la pastoral como forma ttn es ns petit que priv, ms senimewtal que ingen, wa invencion elena inspace be d I nots de Teserito y su verticnterotapotica, ala que se sana Viggo sn a or det tity modem, cow su Yo eegiseo, so mada revospociva y su inatasuecenciencl, Tet ‘en eta perspectvn Dero Ferindez Movera a dapat algun de las race et age liken enacts (Phe Lyre end he Oaten Pe: Garciaso and the Pastor, London, Tae 1982) _sumande a esas base clsieas lo rmmponetes dela relaborc i lana ds ae par fo ue ‘gos oss lectra do La Arcadia de Suteazao come a ten relat dl viaje den home ene ‘le por un prise extrfo, desu expedeuca dela vlerable feed de su gece y oven ‘torn aie ata, com I perdi do la mj aed, exgeane que ao aire del desl oe el poeina gongerina “0” in ol Examen del “Antero, sind mantra po gia chasis el texto de ‘Manepu,Femdndec de CSedoba loge a amar que “Buccieo no et aunque en entre patoe” (edicin de Miguel Artigas en Dom Lx de Gingora x Argo icgnfiey ead evtion Ma [RAB, 1625, p 424), perohay que maior quel afracion lace on el context do unt stem tic exelusin del poema gongorio decadt una de fas Toss pondicas simples qe s considers ban ef a podtica castes, do care a arma 20 adel vridad, que identical el poe ico. Cle tf ans Pedro Ru Pees io de las Infants ola carte anénimeaealitada por Carreira. La relacin es tan estrecha, mis ald de los ertesios de clasiicaci6n del siglo XVI, que el tna reaparece en algunos de los més seftalados acercamientoscriticos al texto, As por no multiplcar los ejemplos, cede en el andisis por Molho de la naturale- za ¢e la silva oen la revsiin de la erica de Cascales por Nadine Ly, a lo que se pueden sumar ls atinadas observaciones de Aurora Baido desde su revisién general de Ia teorfa de In égloga; sustituyendo los eriterios formales por las temiticos e ideo\6gicos, a la misma conclusidn llega Beverley, quien wsa Ia ddenominacién de “bucdlica cortesana”, como expres de la ambigua y hasta peradgjca condicién de un pocma “menstruoso”, pr lo singular y por lo cen- uricot, En el trabajo de Motho se apuntaba Ia radical fusin de forma y materia sobre la que se levanta el edficio del poem, con el concepto mismo de “silva” © poesia silvestre. En Ia denominacién se concitan las referencias alos bosques © selvas, como escenarios de Ia “accidn”, el cardcter informe, de materia no reducida a forma, y su naturaleza heteréclita, compucsia de variados sujetos. Eneesta perspectiva se siti el poema gongorino en la secuencia trazada por las ‘bras de Espinosa, Jéureguiy Tasso, incluso con Polziano sus silvae estacis- nasal fondo, pero también con su Oreo, fo que lo arraiga en la reelaboraciéa renacentsta de la poesta cua. Fi ella juega un papel relevant la égloga por su propia naturaleza genérica, ya que en fo genético ve vincula a una destacada tradicisn grecolatina y en lo estructural se eaacteriza por su amplio grado de libertad compositiva, en la forma y en los contenidos, basada en la mistna Rereer de don Francace de Cérdob acerca defn “Sotedades” a tnstancia de au audor”, en Ange! Paicnte (eB torno a Gdngorn, Maa. Jar, 1986, p. 38; Carta cde don Anvonie dea fafa y Mend responiendo@ ls gu eerb a dom Lads de Gngorenrazan die fas “Soledades”,en Ana Martinez Aancbn, La batalla en tomo a Gdngora, Barelon, oni ‘Bosch, 197, py Carta de un amigo de don Laie de Gngna on que das parecer acer de Jas "Seledades” que te hava remetido para que las vies, en Anton Caer, "La coterie fon torn @ as Soledades. Un parecer desconoido,y eicion erflea de las emer eats", en Hloninage a Robert Janmes, Toulouse, PUM, 1998, 1 pp. 151-171 9 en Gongoremas, Barcelo, Peninsls, 1998, p. 243, ‘Mauricio Motho, "Soledades", Somdnica y poica, Barclons, Cia, 1978, pp. 39 Si; Nadine Ly, "Las Soladades: ‘Esa posi init” Citi, 30 (1985), 7-42; Aurora Blo, 0b ‘cy Jahn Boveriey, “La economia poten de acus amcor en Is por dt Siglo de On e0 Testa y sociedad: Problemas de historia Iter, cB. Adaaca, & Baker y J. Deveney, Ame «ans, Redo, 1990, pp. 61-74 (Ue cercteraacon de “baoslicacaresna", en. 68; ése isto ‘ico earetsiza como “wagicomedia patria primera de In Soledader enw esikén, Maid, Cade, 197, p30) ‘Se rts de una composicin de mateia pastor, cance palndrcny carder genico sco demic, porno isa en la laccn do tco con ol crete del paso poeta Polizia noe, slmlo, sor de ura plea cenbada ela gure de Poifero, slope si, sledat nocién de seleccién que logias (Flores). Ast se p entre Ia unidad (la serie) vas), a partir de una etim idm: asf, en el idilio se subrayar el sentido de “} su tensién de variedad, bboyero) cede terreno an (la materia), sino, @ la informe), Bn este despa su espacio genético, cor te privilegiado ta silva, h el encuentro de ambas m Uno de tos factore poeta, ligado a una eris paradigma del pastor-po ‘Quien se unen con natura cesboza una imagen del p je solitario que trascien buedlica en un marco ar sun mundo objetivo y aje {en muchos casos, como estructural de la égloga y suurzen de su radical para esta opcién se vincula a decor, que caracterizan 108 dos siglo, lterando. pia del pensamiento y Ta gico que les daa forma ot ea amines de fear, ota Doe nace hd pen Aamoreise dans le roman pest Pris, Sorbonne Noavelle158 legendas, como las de Ber pate de la imagen del pot ni ia lous de amor In tier ego en la pada el Or ‘elacionada con su nvontada orsongj aomtesco yn de alsin, por no hablar Pedro Rui Pee por Carreira. La relacién es tan cid de siglo XVI, que el tema reamientos extico al texto. Af, ulisis por Motto de a naturale~ Caseales por Nadine Ly, fo que > Aurora Egido desde su revision 4o los ertetios formeles por los i6n ega Beverley, quicn usa la expresin de Ia ambigua y hasta $0", por lo singular y por lo ene adical fusién de forma y materia 2on el concepto mismo de “silva” tan las referencias a jos bosques cardcter informe, de materia no _ compuesta de variadas sujetos. vo en la secuencia trazada por las on Poliziano y sus silvae estacia que lo atvaiga en la reelaboracisn n papel relevant [a éeloga por su stico se vincula a una destacada racteriza por su amplio grado de contenidos, basada en la misma a de lar “Soledades” instante de fai, ce, 1986, p. 38, Carte de don escribid adn Las de Gangora en rein te orn a Ginga. Barcelo, Anton Géngora en queda su parecer area de seen Antonio Caria, “La eomuversia lid enti de Jes peimeras cara", em VISLITL, yeu Gongoremar, Barcelona, adrica, Barston, Cetca, 1978, pp. 39- ted, 30 (1985), 7-42; Aurora Heid, ob tae a a poo del Siglo do Oro Aldaraca, F. Beker 1. Bovey, Amsit= salen cortesan’, en p. 68; ese smo ade es Soledades ens icin, Maid, 1, cauce pind y earicer genie scan attr dc ptr poeta; Poiza- de Palit, i Eeploga, silva, soledod 419 inocién de seleccién que se encuentra en Ia base de las silvae y aun de las anto- logias (Flores). Ast se presentan las obras de Tederito y Viggo, con Ia tensién centre Ia unidad (la serie) y la variedad (la de las distintas unidades compositi- -vs), & partir de una etimologfa en Ia que se destaca progresivamente esta acep- cid; asi, cn el idilio se ve menos una idealizacién camnpestre o pastorl, part subrayar el sentido de “piececilla” o “fragmento”, lo que remite a la serie, con su tensiGn de variedad, mientras que “bueslica” (interpretada como canto del boyero) cede terreno ante “égloga, ya no en el sentido de “relativo a la cabra” (la matetia), sino, a la manera herreriana, con el de “selecciGn” (una forma forme). En este desplazamiento de la tradici6n del idilio, con la expansidn de ‘su espacio genético, como ya sefialara Juan Montero (ob. cit.),tiende un puen- te privilegiado la silva, hasta el punto de esbozarse un verdadero subgénero en cl encuentro de ambas modalidades. Uno de los Factores de este proceso es el cambio en ta nocisn misma del poeta, ligedo & una crisis concepwal. Frente al modelo representado por el paradigma del pastor-poeta, cantor inspirado y desprovisto de artificio, en el quien se unen con naturalidad sus sentimientos, su expresion y su entorno, se cesboza una imagen del poeta como artifice; en ella se identifica como persona Je solitario que trasciende o abandona el discurso amoroso y la sensibilidad bbucdlica en tn marco areddico, para Lanzar una mirada distanciada (estética) & ‘un mundo objetivo y ajeno y el lenguaje sobre cuyo orden se reconstruye, pero ‘en muchos casos, como el gongorino, el poeta lo hace manteniendo el modelo ‘estructural de la égloga y aprovechando sus virtualidades, en particular Ins que ‘surgen de su radical paradoja del arte natural, Como no podia ser de otro modo, ‘esta opeién se vincula a la ruptura de ias normas elfsicas y del principio del sdecoro, que caracterizan a la estética emergente en los affos de transicidn entre 10s dos siglos, alterando el equilibrio en la tensién entre naturaleza y arte, pro- pia del pensamiento y la escritura renacentistas, pero también del gnero eglé- zgico que les daba forma privilegiada. Si a ello sumamos que en el contexto de "ta imagen idealist encubre mucho tomo un confit Intent, oxpressndoto cn ‘Gams de leur, ora non en la qe se Unen potas amines, doe modldades dela eae ‘sc, El toma h sido apustado onl saraiva (VEaso, por emplo, Francoise Viger, folic fmorease dans le oman pascal espagnol 2 mote de XVI ele’, en Ves de Ja Foe Paris, Sorbonne Nouvele1981,p. 117-29), pero deems recordar ie, mes de imdgencs Fegendaras, como las de Bemurin Ribeiro Garcl Sdacoz do Badajor, ibis pes fect parte do Ia imagen dal poeta amovoso. El logs TT de Gaciaso no ay wnt relcn esp eae ecu de amor I pec; arco en el expo cevanine do Caen, pr se i et alter ego en is parodia del Osan ferioso, pues en don Quijote shay un vena de poe, my Telaconads con so nventada atta de amanie. Corio recon Ie relic ene afc dal ‘etsonjearoseso ya destucsién de Is Aveadls, come Te sucede & dan Qaljots, ademis del patlelkino, porno hablar de dent, eat el enjenado # moar el pene pertrino 0 Pedeo Rai Beer rincipios del XVIL la superacién de lo natural ¢ ideal se produce, ademés de ;por un incremento del arificio y lo sublime, por uns atencién a Jo cotidiane y real, endremos planteadas algunas de [ay claves ideol6gicas, estéticas y gené- tices de las Soledades y su relacién con el universo arcéidieo y el género de la éeloga. ‘Sin pretender agotar en esta perspectiva todos sus sentidos, el poema gongorino, en continuidad con Ia fabula polifémica, plantea una relaciGn det individuo con Ja naturaleza basada, no en Ia identificacién bucélica, sino en la distancia y cl conflicto, una relacién en la que la posicién del personaje respec- (o al entomo natural cs patalela a 1a del escritor ante la lengua coloquisl. La diferencia cualitaiva de la silva respecto al epilio es que la misma forms (0 faltz de forma) del poeina da cuenta de este conflicto, no por un simple meca- nicismo o “reflejo”, sino porque ambas dimensiones estén estrechamente uni- das: 1a conciencia de la disolucién de un orden y Ia consiguiente escisin entre €lindividuo y ef mundo es gencralizada en todos los planos, desde el ideol6gi- o al linglifstico, pasando por cl politica o el espeefficamente postico, Précticas humanistas al margen, con su sentido del esfuerzo, de la labor y de su utilidad, el elemento comin a la mentalidad renacentista, desde lo moral al cullivo de Ia poesfa, es el valor del oxium. Bn él se identifican el ideal hora- ciano y la realidad del cortesano, el retiro del sabio y el juego de hacer versos, 4a propuesta Iuisiana y el manual de Castiglione. BI paradigma del otium 10 constituye Ia ideatizacién del pastor, en el que se funden todas estas dimensio- nes: cl retiro a la naturaleza, la contemplaciGn, la falta de ocupaciones y el entretenimiento postico-musical, y asf se destaca en Ia reeaperacién del mode- lo virgitiano, se canoniza en los fextos de Garcilaso y trata de prolongarse en la cconvencionalidad de las mscaras académicas, tanto reales como fingidas, Pero la economia del ocio se encuentra con un giro radical en los albores del XVII, ‘cuando se consolida la vida en las ciudades, se modifica el papel de la noble: cen la corte 0 en las posesiones seftoriales, se apuntan cambios en la actividad econémica con la exhortacin arbitrsta a la actividad productiva y, en defiiti- ‘va, emerge el concepto de ocio transforméndose de un signo de distineién de estamnentos sociales (el cortesano frente a la continuidad medieval de la figura del laborator) en el inseparable envés de un trabajo (nec-otium) que tiende & eneralizarse, La consecuencia en el arte y las letras es que dejan de ser fruto de un tinico grupo social y objeto de su consumo, para abrirse a un piblico mas amplio, con sus gustos y demandas, vinculados a lo mds cercano: su manera (vulgar) de hablar y 10s espacios (urbanos) en que se mueve. Hl ordenado edifi- cio de una poética basada en la distincidn, la separacién y la jerarquizacién se ve sacudido, y los autores més sensibles darin cuenta en sus textos de ambas dimensiones como procesos inseparables, aloga, stv, soledad ‘Cascardi a destacad Ja conciencia det fin del o Jectura del poema por Ca trata en realidad de dos for tada, que explican el aceres tisfaccién gongorina ante & to al vida ciucadana y las naufragio hace desfilar ant de Jéuregui, un mundo vat aiistica, para dar cuenta ¢ pero, al mismo tiempo, de Ia Espafa de Felipe IM), de sobre la agricultura y la ga 80, de la mercantilizacién ¢ estructura que unia los moc laprdcticn del meconazgo 3 Geingora recurre pat para su construccién, pues 0 de un sistema soctoist tos, que a su vex. se traduce cordancia con las nueva reutilizacién del modelo d ca diferente, se conviert orden social y en una revis clitado, Para ello bastaba ¢ Ja égloga a partir de lo ya: de Gareilaso (uso de la los valores: corte y alban de aldea” aldea sin menosprecio de ¢ 5 Anthony 1. Cased Gavia, and Gongoca, Journ “Traasoraciones de un dela eral fa), Studia Aurea ed 01.6, Gomall “Gong cone’, Bulein of Hispanic 3 “Trude pastorpsctoiay and the Pastoral. Cleveland St ature in Gago’ Soledad, odo Ruiz Plex ale ideal se produce, ademas de por una atencién a Io cotidiano y ves ideol6gicas, estéticas y gené- iverso areédico y el génoro de la ca todos sus sentidos, ef poema fémica, plantea una relacién del dentificacién bucdlica, sino en Ia la posicién del personaje respec: itor ante 1a lengua coloquial. La zpilio es que la misma forma (0 onflicto, no por un simple mect- rsiones estén estrechameate un 1 la consiguiente escisién entre Jos los planos, desde el ideoldgi- spectficamente poético. entido del esfverzo, de la labor y ‘dad renacentista, desde lo moral ‘él se identifican el ideal hora- sabio y el juego de hacer versos, cone. 13 paradigma del otium Io se funden todas estas dimensio- én, la falta de ocupaciones y ef sca en Ia recuperacidn del mode- ilaso y tata de prolongarse en la tanto reales como fingidas. Peto radical en los albores del XVI, » modifica el papel de la nableza apuntan cambios en Ia actividad tividad productiva y, en defi vse de un signo de distinciéa de ontinuidad medieval de la figura trabajo (nec-oFlum) que tiende a s Tetras es que dejan de ser fruto 10, para abrirse a un piiblico mis os a Io més cercano: su manera que se mueve. EI ordenado edifi- reparaciGn y la jerarquizacion se 1 cuenta en sus textos de annbas Bytoga ie, stead aa Cascardi ha destacado Ia dimensién de las Soledades como expresin de Ja conciencia del fin del orium, y creo que en la misma linea se debe situar la lectura del poema por Carrasco como una reelaboracién del beatus ill trata en realidad de dos formulaciones complementarias de Ia dimensi ‘ada, que explican ef acercamiento al modelo de la 6gloga, pero tan tisfaccion gongorina ante él a la hora de expresar su semejante distancia respec toa la vida ciudadana y tes intrigas cortesanas. Fl extrafio personaje surgido det naufragio hace desfilar ante su perspectiva de “mnirdn”, en acertada observaci6n dle Jéuregui, un mundo variado y ajeno, apenas reductible a la reelaboracién li ailfstica, para dar cuenta de las incertidumbres y la desengafios de su autor, pero, al mismo tiempo, de Ia conciencia de una crisis econsmica y social (la de a Espafta de Felipe IT), de la problematica concreta denunciada én los arbitrios sobre la agricultura y la ganaderfa generalizados a eomienzos del XVI, it 80, de la mercantilizacién de la prictica poctica y literara, agrictada la org estructura que unfa los modelos econdmicos sefioriales y sus formas de vidi con In prictica del mecenazgo y el cultivo de una poétieaestrictamente clasicista, Géngora recurre para ello a la adaptacién del canon egl6gico como base paca su construccién, pues, como sefiala Carrasco, “al pasar un modelo artsti= co de un sistema socichistérico a otto; es objeto de una serie de constrctimien- tos, que a su vez se traducen en reajustes de distinto grado para ponerlo en con- cordancia con las nuevas representaciones ideolégicas” (p. 288). Ast la routlizacién dei modelo de Ia égloga, actualizado en una perspectiva ideolégi- ca diferente, se convierte simultineamente en una reflexin sobre el nuevo orden social y en una revisi6a de las formas que modelizaron un universe peri= clitado, Para ello bastaba explotar Ios caminos abiertos al despliegue fortnal de Iu 6gloga a partir de lo ya contenido en los modelos de Virgilio y de la tercera de Garcilaso (uso de ta tercera persona para la narracién y la descripeién, estructura episédica, tensién naturaleza-ate, estilo elevado,..) para alterar y hasta subvert los valores ideolégicos articulados en torno al “menosprecio de corte y alabanza de aldea”. Gornall ha visto en las Soledades una “alabana de Aldea ‘sin menosprecio de corte", y lo mismo padefa acepiarse le formulacién ‘© “Anthony J. Cascadl, “The exit from Arcadia: Reovalution ofthe putoral in Vtg Gare, an Gengor”, Journal of Hispanic Photog, IV (1980) p. 119-41 y Félix Case, “Mansfomaciones de wn dco texto Baas lee as Soledades do Gong on L Ala noe a ds), Studia Aurea, ect f,9, 287-298 STG. Gornall, “Aéngon's Soedades:wlabanza de alex’ without “menorpocie de cone", Rulletin of Hispanic Studies, LIX (198), pp. 21-25, Vase tambien Afonso allo “Tran pasion pstatoriay menosprcio de Cot on ‘Lae Soledad’ de GSpot, Corantes athe Pastoral. Cleveland State University, 1986, p 37-50; y Gaeye ans. “The ticme of ‘autre in Gago’ Soleades", Bullen of ltpante Stadis, LN (1978), pp. 231-243, 422 Podeo Rie Per inversa, aunque posiblemente lo quo expresen los versos de Géngora sea la ‘impoxibilidad de limitar la problemética a estos dos polos y a estos sentimien: (os contrapuestos 0 complementarios. La afirmacién de Beverley on este sentido, més ajustada, al destacar en el texto la busca de una “medincién centre un estado puro de naturaleza y el estado de cultura” ‘Sin duda, éstos son los polos entre los que se mueve (tanto cn I ‘nico come en lo postico) el poema de Géngora, pero su dindmica no es la que se limita a ia aceptacién 0 el rechazo, Fs cierto que, en sintesis, su opcién est- tica se inclina del lado del artificio culto y que las Soledades trxzan el camino (naufragio, pastores, agricullores, pescadores y navegantes, cortesanos) con ducente desde el cans inicial y Ia sencillez natural a un cierto nivel de civiliza- cci6n o cultura, pero no es menos eierto que este proceso se percibe de manera ‘taumética, trigica incluso, como un proceso de enajenacién, de extrafieza, de conilicto, Por ello, el pocma debe ser iguatmente conflictivo y resultado de la falta de sutura de dos realidades contrapuestas, dos polos que actualizan la esencial paradoja cglégica del arte natural. Beverley puede hablar asf de una “bucdlica cortesana”. Mezcla de contrarios, el poema viene marcado por Ia confusién: la de su escena inicial y la del momento erepuscular en que se desasvolla la mayor parte del camino del peregrino, la de Ia variedad de sus encuentros y Ia de st propia naturaleza, proyeccién de la del monstruo polifémico que constaté la ctisisy el final de la Ateadia. Tras a violencia del ofclope, Ia Atcadia y la églo- {ga resultance ya no son el lugar exclusivo de los pastores, sino que, cuando stos aparecen, lo hacen como una més de las figuras que cruzan la escena, como el Abad de Rute sefialé en las Soledades, apuntando a su naturaleza genética. Su secuencia se ordena siguiendo el orden de Ia historia, tanto si se ‘considera la ficcién mftica como si atendemos a la modema nocién cientifica, pero también los pasos de Ia vida del hombre. La lectura propuesta es la Ginioa en Ta que creo posible conciliar la compleja naturaleza del poema con las supo- siciones sobre una disposieién ciclica, en cuatro partes, que lo convertiia més bien en un poliptico estético a la manera de los poemas académicos*. La pers- pectiva intexpretativa resultante encuentra su justificacién en fa tradici6n de la lectura alegérica de las églogas consagrata por los comentatistas, incluida la ‘elacidn de los géneros o niveles estilisticos con las edades del hombre, En ella P38. 0% Basta compar Te estvctravarralva de Tas Soledader con fos dot convencionales poscianes, sobre os elemenio abel exacives, cue eben la Poon fv o, St) par constr a dia diferencia, qo tmyoco dismula una dominic de “Stas tel senda repacentia de missasnen qu eno barroo el mel aero loge, sie, soled Ia figura singular del peregrine ‘aun del conjunto de la Humanid ‘mado por Andrenio y Cri, e ccurso de la historia, y su proble ‘también es inconeebible sin i co Si cada edad de Ia vide d ccorrespondicate y a st estilo, u dos (de pastores, agricultores y historia debe reunir y confundi (eras estilfsticas. Al igual que c ‘bolos musicales de Ios tres est (culta, aunque buedtica), en las difercntes registros 0 niveles, ‘tiparito y Ja ruptura del decor 0 de pasos y versos (y cn ¢3 ‘ambos sean perdides © inspira que el peregrino encuentr tura gongorina, La diversidad ‘multiplicidad de recursos orien tun discurso lineal y de clave puede contemplarve con un ser Flandes” cuya imagen introduc Céndoba y es finamente interp se impone la impresién de una las diez composiciones de las ‘os de Garcilaso se concentr estructural refuerza en su mar estaba ocurtiencio en las msm til tal como queda apuntado ril", En ella Beverley retne, so niveles dramaticos, ia naturalea modalidad narrativa, se despl tiempo que en le poesfa, 0, me} © Git Fl espacio dela ei ngs Seid primer: Ab Ep ‘Quarry 8.4 (3981), 371-31 ee Monae. Epc nd ps 1971), pp. 135166 CoP erent wha se ‘algunos de ae somponenes, con odo Rua Pes 1 los versos de Céngora sea la s dos polos y a estos sentimien- maciGn de Beverley parece, en xto la busea de una “mediacién ie cultura’, 1e se mucve (tanto en lo ideols- 1, pero su dinémica no es la que ue, en sintesis, su opcisn esté- Ins Soledades trazan el carnino y navyegantes, cortesanos) con: tral a un cierto nivel de civiliza e proceso se percibe de manera ic enajenacién, de extraeza, de onflictivo y resultado de Ia falta polos que actuatizan la esencial ede hablar asf de una “buedlica nie marcado por fa confusi6n: ka ar en que se desarrolla la mayor ad de sus encuentros y Ia de su ro polifémico que constaté ta Jel ciclope, la Arcadia y Ia églo- los pastores, sino que, cuando 5 figuras que cruzan Ia escena, les, apuntando a su naturaleza onden de Ia historia, tanto si $e a la modema nocién cientifica, La lectura propuesta es la tiniea araleza del poema con las supo- © partes, que fo convertiria mis poemas académicos, La pers stificacién en Ia wadiciGn de la 7 Jos comentaristas, incluida Ja 1 as edades del hombre, En olla foledades cam los dos convenciocales tciones, oe area la Petia sa (08. nals una derominctén de “lve” na fl motio-génao, Eeloga, sib, soled cy Ja figura singular del peregrino puede convertitse en emblema del Hombre y aum del conjunto de la Huranidnd, A diferencia de otros emblemas, como el fr- ‘mado por Andrenio y Ctl, el protagonista gongorino se mueve siguicndo el curso de la histoia, y su problematica es inconcebible sin esta dimensin, pero también es inconcebible sin a consiguientealteracién de la vsin de los estilos® ‘Si cada edad de la vida del hombre est vinculada a un mundo, al género corespondioatey a su estilo, un poema que narra el viaje por diferentes mun- dos (de pastores,agricultozes y caballeros) y aun sintetiza el acontecer de una histori debe reunir y confundit los estilos correspondientes, borrando ls fron- teras estlistcas. Al igual queen la deieatora del Folifemo se reunfa tos sitn- bolos musicales de los tes esliles como imagen de la hibridacion esilisticn (culta, aunque bvedties), en las Soledades se alteman rasgos relacionados con diferentes rexistroso niveles, confrmando Ia decdida superacin dl esquema tripartivo y a rupuara del decoro como principio constructive. El mismo discur- so de pasos y versos (y en este perspectiva cobra sentido el hecho de que ambos sean perdidos e inspirados al tiempo) enleza los diferentes modos de Vida que el peregrino encuentra y los diversos estlos neutralizads en ln esr tura gongorina. La diversidad de elementos, escenas y personajes, junto com la muliplicidad de recursos orientaos al artifiio del lenguaje, pueden leerse en un diseurso lineal y de clave histérica, como el propuesto por Beverley, 0 puede contemplarse con un sentido menos definido ala manera del “fienzo de Flandes” cuya imagen intsoduce el propio texto, es recogido por Femméndez de (Cérdoba y ¢8finamente interretada por Jammes y Blanco. En cuciquier caso, sc impone la impresin de una panoplia, como si toda la variedad contenida en las diez composiciones de las Bucdlicas vigilianas y esbozad apenas en las tres de Garelaso se concentrase en un conjunto poemético cuya economia estructural refierz# en st» marco-unitario Ta tensién de la variedad, tal como estaba ocuriendo en las mismas fechas con el desarrollo de ls natrativa pasto- fily tal como queda apuntado on la caracterizacin como “tragicomedia pasto- fil En olla Beverley reine, sobre Ia mezcla de esilos que earucteriza a los dos nivelesdraméticos, ia naturaleza multiforme de la égloga, la cual, adem dela rmodalidad narrativa, se despliega a lo largo del XVI en el teatro al mismo tiempo que en Ia poest,o, mejor, con proridad en el teatro que ex la poes”. Cir, Bl expacio de Ta eseritra, ed, it. De fora mis expecta, Steven F Walker, “ingors’s Soledad primera: An Ele Amplifeation of Pasteral Tnes Kentucky Romance Quarters, 28.4 (1981, pp. 371-38, La convivencie ya haba ido sela enol yodelo matt: Peter M. Koranocty, “Epic and pastors in Gavels's eclogus", Modern Language Notes, 56 (971, pp, 155-166 "A" Recieutements sh subeayndo ol component rei en as Soledaes, spans ‘algunos de ss components, come ct else de Joaquim Roses, “ibrdasiones damfic- Peiho Ruiz Peer La pérdida de centralidad de ta introspeceién amorosa petrarquista y sus Jimitactones aparece vinculada a una renovacién del concepto de la imitate la imitacidn de los modelos, la cscritura a su maniera, acenta la distancia centre Ia naturaleza y su representacién artistica, dando relevancia @ los compo- nentes de artificio y convencionalidsd, que tienen en la éefrasis una de sus ‘manifestaciones privilegiadas, El poeta percibe su escisién, con la pérdida de 4a armonta primitiva, desde la melancolfa, ante 1a encrucijada de expresar novelescamente Ia experiencia del mundo exterior o ahondar en la autocon- ciencia, con su componente elegfaca. Con su amplio curso para acoger esta diversidad y, especialmente, por sus idealistas rafces en el mito de la acmoni natural, la bucélica y su especifica modalidad genérica se convierten en el campo privilegiaco para expresar esta escisién, pero al precio de una alveracicn sustancial de su economia expresiva La metamorfosis de la égloga Lo que sustenta el cardeter egldgico de Ia composicién gongorina no es el protagonisino del pastor, cuya figura se disuelve hasta casi desaparecer 0 des- integrarse entre tos versos de la silva y fa variedad de ¢us personajes. Se trata, ‘mis bien, al margen de una problemstica comin, de una serie de marcas for- males con ias que fa nueva eseritura adopta una estructura genérica redefinida semidnticamente. Ea este sentido cabe hablar, en términos esquemdticos, de tuna “égloga sin pastores”, pero también sin Arcadia, y no tanto por desapati- cién completa de unos y ott, sino por la constatacién ¥ expresién del contlicto ialéctico que los enfrenta con otras realidades introducidas por la historia, una historia donde van apareciendo sucesivamente la agricuitura, el comercio, la aristocracia’ y, en el iltimo horizonte, Ia vida ciudadana, Ante este auevo ‘mundo, cambiante y atin no reducido al orden al que cl hombre se habia habi- Dosis logy diaz en ls Sole”, en Stadia Aurea oct, 1 pp. 495-500, No aban, ‘vo mis tscentent la autora de“ragicomeia pastor los trios de Revere. ro {letdo Is tradicinescénea de la églos representable, el probern de nivelesealicasy su tnezca e,inclso, li petineneia de precedents como cl Aint, or me menionae emo tas estos aspects e confyzan en au cronlogfa en el modelo tagicdnieo creado por Lape ara el onal. "7 xrauy petnote lo stalado por David Quint, Origin ane Originally in Renaissance teraure: Version ofthe Source, alo Univesity Press, 1983, 72" tos es estado, con el tasfondo de Is distin bra vrglianas,coaooan ta vce dad jerqies do stds defini po Fay 1 ‘mostando I vgencay extension Fogo, sive, soledaad tuado durante sighas, el px cidn, un lugar desde donde emplacién y la intervenci ‘Al compés de ls tra copio de Galileo y el art poeta en el instrumento py ¥, come los instruments ¢ exterior. Frente a la intros contemplacién y la base d do”, Ia nueva postica, co sobre el papel del sujeto, mundo desde la melancolt tividad posrenacentista” y de le escritura gongotina, Soledades. ‘Ya no se trata del t Montemayor, sino de un postica, cuyo resultado en su esclerasis en In prctica formal, pero su contenid inversién de sus valores. L za cuestiona la coherencia traducida en lz nueva situ bilidades, acentuado por I sencillamente, como pose desengatio, vinculados a | ‘mento de fa dimensién me formulacién garcilasiana, cen el estricto sentido reson sentido opuesto al original na de las manifest dela “soledad” no s6lo cor rico, Junto al ya estudiad 7 ‘wa Panty, rv ‘on las artes Yauoles, Madd, J ‘aver en el mate ilice, on Jami de Raymond Kiba. Br 23, 191, mera ee disears en "ee Marcel Bataillo tn de eldsieasespaoles, Made Paso Rui Pes i6n amotosa perarquista y sus sn del concepto de la imitatio’!: | maniera, acentia la distancia , dando relevancia a los compo- enen on Ia écfrasis una de sus » su escisién, con la pérdida de ule la encrucijada de expresar erior o ahondat en la autocon- amplio curso para coger esta raices en el mito de Ia armonia d genética se convierten en el pero al precio de una alveracién composicién gongorina no es el w hasta casi desaparecer 0 des- dad de sus personajes. Se trata, in, de una serie de marcas for: Lestructura genérica redefinida fen términos esqueméticos, de cadia, y no tanto por desapari- taciGn y expresién del conflicto ntrodicidas por a historia, una Ja agriculuura, el comercio, la ia ciudadana. Ante este nuevo ul que el hombre se habia habi- a, 2 et pp. 495-500, No obstant, ion fos tins de Beverey, ro problma de niveleseeiticosy unin, po no mecca mo toes teaicdnioo creado por Lope para el Origin and Originality i Renaissance #3. 5 obras veins, confor a vai= "leapt V dee pefocta casa, reyeecin dean Beloga, ss, soedaat fuado darante siglos, el poeta se sitfa en una perspectiva carente de codifica- cin, un lugar desde donde asumir la distancia y tratar de salvaria, entre la con- femplacin y la intervencién, Al compas de las transformaciones contemporéneas, con rasgos del teles- ccopio de Galileo y el artilugio de Juanelo, ct lenguaje se erige en manos del poota en el instrumento para los propdsitos de comprensiGn y transformacién ¥¥, como los instrumentos de la fsica y de la industria, se dirige hacia el mundo exterior: Frente a la introspeccién de base petrarquista, donde el objeto de la contemplacién y la base de Ia expresidn sentimental es la propin alma, el “esta- do”, In nueva poética, con la atenciéa a la objetividad del mundo, se afirma sobre el papel del sujeto, con el resulindo de que éste percibe su separacidn del mundo desde la melancolfa, que Panofsky ha analizado como clave de la subje- tividad posrenacentista” y Kathleen Hunt Dolan ha aplicado a de la escritura gongorina, en una actitud que se inteasifica del Polifemo a las Soledactes. Ya no se trata del tenue velo de melancolfa percibido en los pastores de Montemayor, sino de un sentimiento més profundo y esencial en In creaciGn Postica, cuyo resultado en el plano de la égloga es el agotamicato del género 0 ‘swesclerosis en a préetica académica o manierista, Con ella persists el molde formal, pero su contenido y su naturaleza se transforman hasta la prictica inversion de sus valores. La fractura de la fe, de base platGnica, en fa naturale- za cuestiona la coherencia del cultivo de la égloga en su formulacién candnica, (raciucida en la nueva siuacion en un desbordamiento de sus ya flexibles posi bilidadcs, acentuado por la pérdida del equilibrio y {a armonta como valores o, sencitlaniente, como posesidn, Con su pérdida, se acentian los elementos de desengatio, vinculados a la melancola, y de artificio, plasmados en el incre ‘mento de la dimensién metapostica inserta en la égloga desde sus orfgenes y su formulacién garcilasiana. En esta perspectiva nos encontramos con la parodia, ‘nl estricto sentido retérico de empleo de unos modelos determinados con tnt sentido opuesto al original, denotador de su agotamiento o su transformacién, na de las manifestaciones de esta metamorfosis postica es Ia apaticién de Ia “soledad” no s6lo como tema, sino como denominacidn de eandeter gené- rico, Junto al ya estudiado concepto en 1a obra de Géngora, el término y sv 7 ‘Brin Panofshy, “Erin Arcadia vo: Poss y I rain cloaca, en Bt signicado las arter vsucles, Maid Alara, 1979, pp. 323-348, alia la lnltble preset de In Iversen marco kiico, on 6 component elelacs, mina gue en I monumental ctr junta de Raymoos Kibanky, Erie Patsy, Fultz Saal, Saaumo fa melancota, Maki, Alea 1a, 190, inera ete discus en al conjnto de la deo y Testa recent, 7k "ase Marcel Batallon,“jMelencol retacemet & melancola julia? en Varia Fe- iin de césicosexpaoes, Madi, Gres, 1964, p. 39-54 26 Pdro Ruiz Pew funcién caraeterizadora recurren en diversos poemas en la 6rbita gongorina, hhasia Ja afirmacion de Agustin de Salazar sobre su carfecter genérieo. Entre ambos se sittian las dos composiciones de Espinosa rotuledas como epfstolas, aunque fuera de los mokdes msticos del género, y con el subtitlo de “sole dad, acorde al contenido moral ya vineulado al modo pragmiético de Ia episto- la, Como ha analizado Lépez. Estrada a propésito de Espinosa, el género apare ce vinculado, por encima de cireunstancias biogréticas, al tema cel retio, ya sea al pframo eremiico, ya sea al “campo” sefalado por Diaz. de Rivas, ya sea ala “selva confusa” de gue habla Spitzer. En cualquier caso se opone a la Vida en Ia corte en ia ciudad, pero levantando, frente al sentido platnico del locus amoenus, la imagen barroca del locus eremus, caracterizada 00 por el sentido literal de "yermo”, sino por el religioso de retro eremitico, de soledad, Asi, ambos poemas se presentan como dos realizaciones de una suerte de bea- tus ile a lo divino, en 1a linea de Ia presencia modelizadora de este t6pico en la cobra gongorina y'con scmejante separacién del modelo horaciano, aunque Léper Estrada recucrda Ia ambivalencia con que es rotulada la oda I del agusti- no en los distintos manuscrtos: “Vida retirada”/"Cancin ala vica solitaia”. A estos casos hay que aifadir Ios abundantes testimonios rastreados por Vossle:”. el otto lado la derivacién de la égloga apunta a na poesta de corte dles- criptivo, aunque no siempre exenta del contenido moral de la soled. En estos casos la tendencia es a reforzar el componente de artificio, prineipalmente través de la pintura de jardines, naturaleza domesticada y cultGvad) en la que se expresa la distancia que el hombre del XVII siente espocto al escenario sil- vestro. A la ya aludida composicisn de Gomez de Tapia, podemos efiadir en tuna serie de continuidad respecto a la obra de Géngora él pozma de Collado del Hiero y, mas particularmente, el Paraiso cerrado de Soto de Rojas. Su texto revela al tiempo la proyeccién del modelo gongorino y su reorientacion, por la que se busca conciliar los dos extremos en conflicto. La vegetacién de su carmen y el modelo de su poema representarén el triumfo del artificio sobre el modelo bucdlico, Ya nada queda de la égloga, salvo la verdura de las hojas, ni siquiera la tensiGn expresada en las Soledades. 78 Miguel Heer Garcla,BvimacionesBiterarias del ig XVM, Maid, Volusia, 1920, pp. 289-24, reoge algunos tesimonias de cémn el ule da dhe gongorna rvo considera {be dominseiin genie. "0" Francieo Lépes Hae, "La primers solsdad de Podko Bopinora (Ua ensayo deter rtclén pts), en Mlaeldne de estufln dedicado a profesor Antonia Marin Ore, Uni- ‘resid de Granada 1974, 1 p. 433-500, y Leo Spitz, "La Soladad primera do Goagoed", on Evil estructura en la ercara espe, Basclava, Cite, 1980, pp. 257-290, “Kart Voss, La poesta dela soledad ex Espa, Bucoos Site, Los, 1946, 28 ease Emilio Orozo0 Da, fteduecin aun pooma barrocogranadin. De lar "Soe- gongorinar al “Prato” de Soto de Rojas, Universidad de Greta, 1955 Bloga, silva, soledad Los caminos emprend ccardetor de encructjada del p blemética bucélica se sittin « bocar en la negacién de! disc ‘in de la forma genérica de ‘sus elementos distintivos, de de indeterminacién, de su lib ‘ea, que da cuenta, justament El espacio de Ia nueva poes Cuando las Soledades postica expatiola ha sucedid ‘Maldonado publicara su Car se plantea, En su prélogo el vyolumen con el gusto de los ‘Comico quien gusta dello ha riles que aquf van mezclada ‘cuerpo delle, y que despiert ‘que separaba esta concepcié Jasiano es la que distanciaba Jo lirico, justamente a parti discursos, Ya Almansa, apuntand relacién entre la Iitica y los 6eloga, aunque sin mencion ro: se trata afirma, de una “s nnaturaleza alternadamente p. De toxos los elementos des pocos génaros como la églog ® Cancionero de Le © Advertenelas para a tat batalla en torno 0 Ginora, of spre, quem lo encumca ene seongoina les dom ager far jtiment de eto pero por Polina, ue low adie abaza a 32}; comenta el pasae Jost {bate sobre el poctna lice mien Peo Roe Pe poemas en la Grbita gongorina, bre su carécter genérico?®. Entre pinosa rotuladas como epfstolas, ero, y con el subtitulo de “sole- al modo pragmitico de la episto- ito de Espinosa, el género apare- iogréficas, al tema del ret, ya 1 fialado por Diaz. de Rivas, ya soa En cualquier caso se opone a la lo, frente al sentido platénieo del eremus, caracterizada no por el o de retro exemiico, de soledad. alizaciones de una suerte de bea- nodelizadora de este tépico en la del modelo horaciano, aunque ue es rotulada la oda I del ag "/*Caneién ala vida solitaria”. A imonios rastreados por Vossler” apunta a una poesia de corte des- ido moral de la soledad, En estos ue de artificio, principalmente a nesticada y cultvad)a, en la que I siente respecto al escenario sil ez de Tapia, podemos atiadir en ie Géngora el poema de Collado ‘cerrado de Soto de Rojas. Su slo gongorino y su reoticatacién, en conflicto. La vegetacién de su €l triunfo del artficio sobre cl , salvo Ia verdura de Tas hojas, nit al siglo XVI, Mar, Volant, 1930, dela abr gongorna to cansideracin ide Pedro Bopinasa (Ua ensayo deiner @ al profesor Amtanla Marin Ocete, Us fs Soledad primera do Gengors’, en “ice, 1980, pp. 257-290, te, Busnes Aes, Los, 1946. poetnabarmoco grondino De las sida de Granade, 1955, tee Egloga, site, soledad an Los caminos emprendidos y su decantaciéa destacan por contraste el ccardcter de encrucijada del poems gongorino. En su mundo conflictivo Ia pro- blemética bucdtica se sitéa en su rafz y aleanza su culminaci6n, hasta desem- bbocar en la negacién del discurso arcsdico pastoril. En las Soledades la disolu- cidn de la forma genética de Ia égloga favorece ia reutlizacién de algunos de sus elementos distitivos, de sus claves genéricas, y, sobre todo, de su espacio de indeterminacién, de su libertad formal, puestos al servicio de una nueva I ca, que da cuenta, justamente, det final de Ia Arcadia, El espacio dela nueva poesia Cuando las Soledades plantan su problema genérico en el corazén de Ia pottica espaflola ha sucedido algo més de tes décadas desde que Lopez de ‘Maldonado publicara su Cancionero (1586); todo un cambio estético es lo que se plantea. En su prélogo el poeta se ve obligado a justficar Ia variedad de su ‘olumen con el gusto de los fectores, apuntando, en cuestion de estilos, “De lo ‘Comico quien gusta dello hallara una natural semejanca en dos Eglogas pasto- riles que aguf van mezcladas: y Lyrico lo demas de ta obra como el principal cuerpo della, y que despierta el gusto en alguna viveza”®, La misma ‘que separaba esta concepeién del stylus humilde de la égloga del modelo garci- lasiano es la que distanciaba el planteamiento de coneiliacién de lo egl6gico y to Iirico, justamente a partir de un componente de varietas esencial a ambos discarsos. ‘Ya Almansa, apuntando la naturaleza genética del poema, justificaba fa relacién entre la lirica y los elementos resultantes de la desintegracién de Ia <égloga, aunque sin mencionar ~como hicicran otros comentaristas~ este péne- ro; se trata, afirma, de una “silva de varias cosas en Ta soledad sucedidas, enya aturaleza alternadamente pedfa la poesfa lirica para poderse variar el poeta”. De todos Ios elementos destaca Ia insistencia en la nocién de “variedad”, y pocos géneros coma la égloga ofreefan campo abierto para ella®, A Ta variedad "© Cancionero de Lapes Maldonado (Madr, 1586). 5 0 Adverencias para ia ineligencla de as “Soledades” de don Las de Géngor, on La Deuelta en toro & Gingore, od cli, p38. Bo a radical varied insist el Abod de Rute (c supra), bien sia envi en el ldo eo wa aleve Ia alta de adzenetén de a brs ngorin las dens catgortsgenicas porgueninguno destos es adequado Yaa 0 ade {Er jtamente deers; per porque Inalce stds los refeidos es nessara confer qe et Posina, qu los crit y sb a tos: gus se ast, es sn da ol Malice Linc” (dct, 32); coment] paaje Joaquin Roses, "rancica Fendides de Céedobay su contibacion si ebae sobre cl poemaLrco moderao" Siglas de Oro, ect Ik pp. 2-434, Vase un amplio 408 Posto Ruiz Pee «de modelos discursivos de la bucdlica (Litca, dramsticay narrativa), Ia égloga én verso sumaba su ilexibilidad métrica la multipicidad de modelos (ligada al, caricterfragmentario presente ya en los “idilios” u obrecills de Tedcrito y en la seloccin de “églogas” virgifanas)y la diversidad de estlos, vineuleda ala Iheterogencidad de sus componentes 0 partes. Adems de en la variedad, la égloga se acercaba al espacio de la litica por su falta de precepiiva expectfica, feza de canio musical y por su cercanta al sermo Fuonils, aunque xno imposibiltada para l elevacicn estilistica. Si Géngora no podta adopter ya cl disfaz de pastor, sf podia hacer uso del eace poético que Te estaba reserva- do en el sigio anterior. in la transici6n al XVI hemos visto c6mo se acentia la conciencia de la sdscara, al par que prolifera su uso académico, lo que supone el replaniea- mento de la identficacién pastor-poeta. El poeta culto ya no puede vinewlarse, 1i social ni poetol6gicamente, ala figura del pastor, por su distancia cela natu ralezay su abandono de fa concepeidn sobre el origen de Ia poesfa en el ances- tral contacto del pastor con una divinidad que le infundi la inspiracién en un entomo arcfidico. Del Apolo pastor, patrén de las Muses, soba pasado al dios do a técnica y del trabajo, como claves para la nucva poesia. Como en el espa cio del jar, Ia eseritura avanza por la senda de la convencionalidad y el arti- ficio, manifestada, ene otras marcas, en el desdoblamiento de poeta y perso naje, sompiendo la ideniicacién implicta en la recepcién de los cantos de Salicio y Nemoroso. Sin embargo, la estructura de a ézloga (como serie 0 seeuencia de piezas cn que una 0 varias voces, ficcionalizadas y enmarcadas, se expresan en un ambiente refinado ¢ idealizado acerca de un anierso temstico delimitado, con ‘una serie de t6picos susceptibles de claves, mediante una scleccién méitica y _un registro esilistico entre Ia rusticidad y Ia elevacién) segu‘a ofteciéndole un cance privilegindo para su eseritura y para la elaboracin de una nueva nocién de poesia Iirica. De una parte, el lamento de los pastores y su contemplacién ‘melancslica de una naturaleza cuyo valor espiitual se le va esfumando entre Jas manos le proporcionan un soporte reconocible en confluencia eon Ta ere- ciente importancia de lo elegiaco frente a la oda celebrativa en el espacio de la Iirica, De otra part, la égloga, a diferencia de fos géneros petrarguistas y las ddemés modalidades neoclésicas, es Ia referencia formal que ms Se acerca a ‘Porara yun sugeativo endlss dees refleniones en torn «eta problemi on Gustavo Ge ‘mero, Teoras de a Ute, México, FC, 1998, especialmente pp. 142-159, dnd ania el pro- ‘es rico que leva aI ie de a consi desc de gos meor 0 inyperect” a de a mis ‘subline doin expresions, con apoacions sab as vinculos ee a loge y la podlengougo Fina ysu papel et este desplaamiem. toga sto, sotedad sus necesidades expresivas. En ella niveles estiisticos que refuerza la aus y definida. Con ella puede parti del ‘i6n més elevada, En su disefio tienen dad, convencionalidad y arificio. Eu incluso musical, pero tambign se abs todas sus posibilidades de modelos pr te sus posibilidades de variedad, con competi con la naturaleza. Los grandes poemas gongorinos todas sus posibilidades, construyéndc ideal arcédico al modo en que Cervan Ileresco, Pero, como ésie, 10 hizo apre convirtiéndolos a la vez en el instrume Atendiendo a los conceptos de la pod fn su andlisi: las Soledades no son éf tado en su conclusién, puesto que no visién més amplia del desarrollo hist poesfa, bien podria aber coneluido ¢ ban en el terreno de la égloga; 0, al m ‘mitica buedlica, Pero lo haefan de u transformacién, Cuando Ia égloga dey de la soledad puede expresar con ex social y de una concepeién de la poe iento en el idlio dieciocheseo, fa &g ‘un nuevo género de poesta, Pedro Rub Mee ramética y narrativa), la égloga w obrecillas de Tederito yen versidad de estilos, vinculada a la ss. Adems de en a variedad, 1a “su falta de preceptiva especffica, sereanta al sermo humilis, aunque . Si Géngora no podta adoptar ya uce poético que le estaba reserva- imo se acentda le conciencia de la rico, lo que supone el replantea- neta eulto ya no puede vincularse, oastor, por su distancia de la natu el origen de la poesfa en el ances- c le infundta la inspiracién en un c las Musas, se ha pasado al dios ‘nueva poesfa. Como en el espa- 1de la convencionalidad y el arti- lesdoblamiento de poeta y perso- 2n la recepcién de los cantos de {como serie o secuencia de piezas " enmarcadas, se expresait en un mniverso temético delimitado, con nediante una selecci6n métrica y slevacién) seguia ofreciéndole un elaboracién de una nueva nocién Jos pastores y su contemplacién pirtual se le va esfumando entre rcible en confluencia con Ta cre- da celebrativa en el espacio de la le los géneros petrarquistas y las rcia formal que més se acerca a co a ese problemdtics en Git Gae- mente pp. 42-159, done analiza lpr aero menor o “imperfecta” a de ss solos ete ia logy I poetca pong Flog, sta, soledad a9 sus necesidades expresivas. Bn ella encuentra una diversidad de modelos y niveles estilfsticos que refuerza la ausencia de una preceptiva genética expres y definida. Con ella puede partir del “bajo estilo” para remontarse a la expre- 'si6n més elevada. Ba su disefto tienen valor actuante los principios de natural dad, convencionalidad y artificio. En su espacio tiene cabida el canto litico, incluso musical, pero también se abre a I deseripeidn y a la narracién, con todas sus posibilidades de modelos pragmsticos. En ella destacan especialmen: te sus posibilidades de variedad, con la que el artista puede pasar de imitar a ‘competir con la naturaleza, Los grandes poemas gongorinos partieron de esta situacién y explotaron todas sus posibilidades, construyéndose como una melancdiica despedida del ‘deal arcédico al modo en que Cervantes sancioné la clausua del mundo caba- licresco. Pero, como éste, lo hizo aprovechando los elementos de su discurso y convirtiéndolos ala vez en el instrumento y en ef objeto mismo de su reflexi6n. Atendiendo a los conceptos de la postica clasicista podia tener razéa Cascales en su andlisis: las Soledades no son épica ni son lirica, pero no estaba tan acet- tado en su conclusidn, puesto que no ge trataba do un eseritura init. En tina visién mds amplia del desarrollo hist6tico de fos géncros y del diseurso de la poesia, bien podria haber conclnido que no eran épica ni lfica porque se situa ban en el terreno de la égloga; o, al menos, de la légica del género y la proble- ‘mitica bucdlica. Pero lo hacfan de una manera dinémiea, en el curso de una transformacién, Cuando la égloga deviene en silva e incorpora el componente de la soledad puede expresar con exactitud la crisis historica de un moclelo social y de una concepcidn de la poesta. ¥ en esta crisis antes de su resurgi- imiento en el idilio dieciochesco, la égloga debe desaparecer o transformarse en un nuevo géneto de poesia.

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