Bjork en Bailar en la oscuridad (Dancer in the Dark, 2000).
guitarra de Juegos prohibidos (Jeux interdits, 1951), de René Clément, la can.
cidn de Solo ante el peligro (High Noon, 1952), de Fred Zinnemann, 0 la de ju.
les y Jim (Jules et Jim, 1962), de Francois Truffaut, la melodia de Love Story
(1970), de Arthur Hiller, y, mas proximas a nosotros, las canciones de
El quardaespaldas (The Bodyguard, 1992), de Mick Jackson, o de Philadelphia
(1993), de Jonathan Demme. Para muchas peliculas, la musica es un ele-
mento esencial de una estrategia comercial que no se preocupa demasia-
do por las cuestiones estéticas de la musica cinematografica. El jazz a fi-
nales de los cincuenta, el rock y luego el pop en los sesenta y setenta, la
musica disco a finales de esa misma década, y hoy el rap (tltimo ava-
tar, en 2002: 8 millas, de Curtis Hanson, con el rapero Eminem): el cine
acompaiia los gustos musicales del publico adolescente, antes de volvera
explotar, afios después, esas mismas mtsicas convertidas en refugios para
la nostalgia de aquellos adolescentes ahora adultos. De esa nostalgia 12
cid el sistema de las recopilaciones, cuyos modelos insuperables son Easy
Rider (1969), de Dennis Hopper, y, sobre todo, American Graffiti (1972).¢
George Lucas: en la segunda, cuarenta y un éxitos del rock oe
durante una noche de 1962 las aventuras de un grupo de —
que escuchan la misma emisora local de radio. Muchas peliculas - Jos
ran este principio mientras cineastas importantes explotarén aS