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ees eee eee a r Corzcoron Faun 0 Lacan Didier Lauru Dirigida por Roberto Harari LA LOCURA ADOLESCENTE Psicoandlisis de una edad en crisis Ediciones Nueva Vision Buenos Aires UU eevee Lauru, Didier La locura adolescents. Psicoanalisis de una edad en crisis - 1* ed = Buenos Aires: Nueva Visién, 2005. 176 p,, 20314 cm - (Freud 0 Lacan) Traduccion de Heber Cardoso LS.B.N 950-602.519.8 1. Psicoanalisis. |. Cardoso, Heber, trad. Il Titulo COD 150.195 ‘Titulo del original en frances: Le folie edolescente. Paychanalyse d'un age en crise ©2004, by Hditions Denoel Traduction de Heber Cardoso ‘Toda repraduccién total o parcial deesta obra por cualquier sistema ~incluyendo el fotocopiado. ‘queng haya sido oxpresamente autorizada por el editor constituye una infraccién a les derechos el autor y sera reprimida con penas de hasta seis anos de prisidn (art. 62 de la ley 11.728 y art, 172 de] Cédigo Penal). © 2005 por Ediciones Nueva Visidn SAIC. Tucuman 3748. (1189) Buenos Aires, Repablica Argentina, Queda hecho al depésito que ‘marea la ley 11.723. Impreso en la Argentina / Printed in Argentina A Alexandre, Florian y Mailys, por lo que me enseftaron y por lo que compartimos ud HEU UR eee {Qué sé de mi vida? ‘Yi, (qué conoces de la tuya? Y él, Zacaso 61 conoce la suya? Rayuonp QueNeAU, Chéne et chien Quien vivosin locura noes tan sensa- to como cree. La Rockeeoucau.p, Maximes. INTRODUCCION La adolescencia ocupa un lugar central en nuestras sociedades posmodernas, en la encrucijada de los caminos culturales y socia- les. Enlaactualidad, gracias a numerosostrabajos, laespecificidad de la clinica adolescente parece haber sido establecida, pese a las reticencias que manifiestan algunos elinicos 0 analistas eon indu- dables dificultades para aprehender el fenémeno adolescente temerasos de abordar laclinica de estos sujetos en movimiento, en devenir. Freud se interes6 en las conmociones de la pubertad y en las consecuencias psicodinamicas de la adoleseencia, como lo prucha Ia edad de los principales casos que expone: Dora (18 aios), joven homosexual (16 aftos), Anna O, el Hombre de las ratas (21 afios)... Su aporte tedricoresulta esencial en cuanto ala construc: cién de la novela familiar y a Ia importancia de las representzcio- nes en la vida sexual de los adolescentes, quienes s6lo pueden, en un primer momento, “entregarse a fantasmas” La lectura freudiana fue retomada en una perspectiva particu larmente pertinente, alli donde distingue la pubertad del puber, su vertiente psiquica. Sin embargo, concebir la adolescencia como unasimplerepeticin dela neurosis infantil resultareduccionista, Para identificar tejor las metamorfosis adolescentes, es necesa- rio interrogarse con mayor profandidad. La. tasma enel eurso de la adolescencia, asible en la practica,encarna una de las transformacionos mayores del psiquism9. Lacan renovola lectura de campos que habian sido desbrozados 9 oud, los de la identificacidn, de la sexuaci6n y dela relacién preeminerite con el falo, permitiendo asi un acercamiento a las problematicas adolescentes en los registros de lo imaginario, de !o simbolico y de lo real. Desplegaremos esos conceptos, articuléndo- les con ejemplos clinicos. ‘Con el transcurso del tiempo, numerosos autores fueron abrien- do otras sureas, que permitieron una cosechaen distintas direccio- nes. Se elaboraron teorias que destacan el aspecto del pase del tiempo adolescente y la dimensién estructural de ese momento fundador de la personalidad, Se trata de un lapso crucial para el devenir del sujeto, caya légica interna es valorizada, poniendo siempre ol acento en el reconocimiento de una operacién adoles- cente. Por mi parte, aun siendo sensible a ese enfoque, temo que ol mismo se encierreen una visi6n demasiadoestructuralista, dema- siado apegada a problematicas adolescentes que son ante todo dindmicas, segdn una cinética que les es propia. Les falta una dimensién esoncial: la aparicién del sentimiento amoroso, el re- nacimiento de un antiguo amor, que no obstante resulta nuevo, pues también es cl tiempo de la sexualizacién del pensamiento y do Ia relacién con el Otro Considero a Ja adolescencia no como una estructura pasajera, ‘sino como un pasaje en Ia estructura, La adolescencia presenta modelos de pasaje entre mundo interno, de los quedan testimonio los estados psicéticos transitorios, y mundo externo, modos de pasaje culturales del universo adolescente hacia el universo adulto, Nos proponemos describir ese pasaje, esté 0 no ritualizado, desde el estado de dependencia al de independencia, tanto en el plano psiquico ¢ individual como en ss consecuencias relaciona- lesy sociales. Para nosotros, el objetivo consisteen testimoniar sus modalidades. La adolescencia seria un sintoma social, pero sobre todoel eslab6n débil, frdgil, de la transmisin de lacultara y delos valores de cada sociedad. Ese cruce del vado no se realiza sin des- garramientos, angustias o sintomas que a veces persisten mucho mis alld de la época de la adolescencia. Los pasajes nunca se realizan sin riesgos ni peligros, El acto es preeminente en un cortocireuito del pensamiento que tiene dificultades para producirse y para ser reconocido por el propio adolescente,on tanto éste es transformado. Suacercamien- to al Otro resulta radicalmente conmocionado en su posiciona- 10 miento personal, en su identidad y en sus nuevas eapacidades identificatorias. Es preciso inaugurarle una inédita relacion con. sigo mismo, ya que el otro se encuentra entonces naturalmente colocado en un lugar que no puede modificar su economia de deseos. Es la época de las inclinacionespor el amor, de a dificil eleccién de los objetos de sus deseos, tan delicados para la negociacion. como en todo comienzo, Laadolescenciaes laépocade los primeros besos y de los primeros amores, de los primeros mamentos de Lo- cura amorosa, dela enamoracién.* En la clinica observamos una evolucién del material que apor- tan los discursos de los pacientes. {Asistimos en la actualidad a una mutacién, a una modificacion de la locura adolescente 0 se trata de la misma de siempre, que se presenta hajo un aspecto diferente? EI histérico, consu plasticidad, sabe adaptarse,al igual que el adolescente, a los nuevos aspeetos de lasociedad. Lo mismo ‘ecurre con los contenidos y con los temas de los delirios en el caso lo los psivdtiens. Por otra parte, resulta intoresante cbservar ol empleo particular de la palabra “delirio” por parte de los adoles- contes de hoy, para quienes significa una buena broma, un gran placer, a menudo compartido, “Deliramos bien” En cuanto a la clinica del acto, también evoluciona, pues la ‘estructura perversa resulta tan eseasamente legible alli comoen Jos manuales. Lg frontera entre psicosis y perversidn se presenta con menos claridad de To que parece, lo que no deja de plantear serias preguntas estructurales. ;Bsa clinica de los confines seria acaso una nueva forma de Tocura? ‘Trataremos de desarrollar también este punto, Indudablemente, laclinica deladolescenteha evolucionado durante estas iltimasdécadas, pero,gaquel ha cambia- do tanto en sus problematicas? La estructura del adolescente, su recorrido por los desfiladeros de la_castracién (reeuperacién del Bdipo infantil), su enfrenta- miento con las transformaciones de la pubertad y con la sexual + Al eomionzo del capitulo 4, en Ia Segunda parte do osto obra; —_investimiento narefsico ~ __ investimiento de objeto Porotra parte," Freud insiste en el hecho de quel investimien- to de objeto y la identificacién quiz no puedan distinguirse Mas en general, la identificacién primaria ayuda a la prepara- ci6n del complejo de Edipo; resulta, pues, distinta de la identifica- cidn secundaria, post edipica, la que asegura la formacién del superyo. “EI nino pequeno muestra un interés particular en su padre, quisiera ser como él, convertirse en él, tomar su lugar en todo. Digamosto con tranquilidad (1), toma a su padre como ideal”. En verdad, Freud no puede concebir un apego 0, mas bien, una identificacién primitiva con la madre, pues eso seria la identifica cion con una carencia, Esto es lo que retoma Lacan al hablar de la in del nifo pequerio ‘eon el falo. La identifieacién primariase produce en las demandas masareaicas, La quenos6lo "5. Freud, “Le Mot ete Ga", op. cu 82 suspende el aparato significante ante la satisfarcién de Ins nece- sidades, sino que las fragmenta, las filtra, las modela sein la naturaleza del significante. Es, de hecho, la primera puesta en accién, on un estadio muy primitivo, dela triangulacion. Setrata de una forma de prefigura- ciéndeloque, en una fase posterior, va a convertirse enel complejo de Edipo Deeste modo podemos adelantar que la historia psiquica de los padres forma parte de la prehistoria personal del sujeto. Bs, a nuestro juicio, fuente de ensofianza cliniea y de indicaciones a tomar en cuenta en la préctica, en particular con los adolescentes. Esos perfodos pueden compararse con las fases muy precoces del estadio del espejoen tanto identificacién con la imagen,en una dimension de captacion mediante la imagen. Esa relacion imagi- naria s6lo pide ser simbolizada, Identificacién con esa imagen en el espejo, fascinacién del nifo porla imagen del otro: segiin Lacan, en esto el Yo resulta una estructura imaginaria. Bl deseo del nifio muy rapidamente lograidentificarse con la falta do sor de la madre, a To que ella misma fue introdueida por Ia ley simbolica. Indudablemente,es asi como se perpetuan lasesteucturas, elementales del parenteseo en el imaginario, mientras que en forma paralela el falo so transmite en el registro simbilico ELYo es un Ideal-Ich: constituye la matriz, la cepa de todas las identificaciones posteriores. Del estadio del espejo también parti- 4 la futura elaboracion de la teorfa que se apoya en los tres re- gistros, de lo Real, de lo Simbélico y de lo Imaginario. El nifio debe franquear la primera etapa de lo pre especular, ante el espejo, donde la relacién con el otro se establece sobre el modo del ser. Francoise Dolto ha sefialado que al comienzo cl nifio no tiene objeto: ét es el objeto, pues el objeto perdido es el sujeto. Odia al objeto, en este caso sin juego de palabras. Sélo a partir de la experiencia del espejo el sujeto se convierte enun Yopara ti,en un Yo contigo. gFxistirian acasocorresponden- ciascon los mecanismosde identificacion secundarios y su recupe- racién durante la adolescencia en el marco de la modificacién pul- sional propia de esa fase de la vida? Freud deseribe las identificaciones secundarias comounasuce- sién de identificaciones con los objetas queridos que le han permi- tido tomar forma al Yo. De esa manera ocurre en la identificeacion 33 donde la “identifieacién toma el lugar de la oleceién de objeto, mientras éste se retrotrae hasta la identifieacion’ en la formacién del sintoma ~dicho de otra manera, cuando se produce ropresién-, la opeién de objeto vuelve a ser la identificacién y, por tanto, el Yo se apropia de las cualidades del objeto. EL Yo es como una cebolla Para Lacan, el Yo es un objeto constituido como una cebolla, Si se lo pelara, se veria la sucesion de identificaciones que lo han formado. También insiste en la reversién del deseo ala forma (a la imagen) y de la forma al deseo. E! doseo en tanto objeto parcial al objeto amado, en tanto que el sujefo se pierde en él Freud realiza esta preciosa observacién para la clinica: el Yo “copia” una vez a la persona amada y otra ala persona no amada Y, lo que es aun mas importante, en ambos casos la identificacion es “parcial, extremadamente limitada y toma un solo rasgo de la persona amada”. Es el BinZiger Zug froudiano, que Lacan tradujo como “trazounario” y quele sirve de referencia para desplegar sus avanzadas teoricas. Los procesos de identificacién gon en gran parte inconscientes. Se efectiian desde la primera infancia y son constitutivos de la estructura de la personalidad. Bs un proceso que sin embargo contimia funcionado durante la infaneia, con una reviviscencia importante de estos mecanismos en la adolescencia. En efecto, la adolescencia es el tiempo de las reorganizaciones. Esel tiempo de la oscilacidn de las identificaciones, lo que le per- mite al sujeto durante la adolescencia abandonar sus bases iden- tificatorias infantiles. Pasa luego por un eamino largo y dificil de destitucién de las identificaciones parentales. Luego, de forma paralela, debera encontrar otras. Es entonces el tiempo en que el Otro, el que va a ser abordado, falla. "J. Lacan, Les éerts techniques de Preuel, Le Séminaire. Livre f, Le Seuil, 196, pag. 194. a4 = IDENTIFICACION CON LA ADOLESCENCIA La vida de Anaka, fragil y pélida adolescente de diccisicte aiios, se transformé poco después de que me encontrara con ella. Lahabian traido unos padres que se sentfan superados, que “yanopodian re- conocerla”. Estos la habian llevado(en realidad, la habfan arras- trado) inicialmente a consulta en el sector psiquiatrico, la que pronto resulto ser muy breve. Casi de entrada, ella decrevo que no deseaba esa consulta y permancefa sin hablar frente a un psiquia- tra que también se quedaba en silencio. Poco después, un episodio de alcoholismo agudo la leva a po- nerse en peligro, al deambular en medio de una avenida populosa, bailando en medio del transito automotor. Este pasaje al acto es unaencarnacidn “elocuente” del vagabundeosubjetive enel quese siente tan mal. Los padres se quejan de su actitnd opositorayagresiva para con ellos, del consumo de hachis, cayas consecuenciasmiden enel poco interés que demuestra hacia el estudio. Un acceso de angustia vineulada con un excesoenel consumo de hachisen ocasiénde una fiesta (inhalacion asociada a la ingestion de space cake’) incita a que Anaka acepte venir a verme. Céustiea y fina, critica con violencia a unos padres que, segtin se la escucha, acumulan una serie impresionante de defectos, entre los cuales los principales son: cobardes, mentirosos, malva- dos, violentos, estiipidamente rigidos, ete. Al preguntarle si siem- 1 *Paatel del cepacia": contiene cannabis, lo que ocasiona cfectos importantes y perdurabies, WUE pre los ha visto de esa manera, reflexiona y lnego dive: “Debi haber estado cieza, pero no los vefa tal como eran’. Esa frase me parece condensar la destitucién de las imagenes parentalesy también una de las caracteristicas del amor—en oste caso amor parental-, que es la ilusign. ‘Los padres que recibo no eorresponden en absolute a la descrip- cidn de lachiea. Tratan de entender, estin muy a laexpectativade Anaka y desus deseos, Aveptan todos sus pedidos para salir, com- prar, viajar y, mas recientemente, tatuarse y hacerse un piercing encima de una ceja. Cuando les pregunto qué piensan de las mareas en el cuerpo de la hija, indican con claridad el desagrado y el horror quo eso les inspira, pero no saben cémo limitar las maltiples reivindicaciones de la hija. Temen reacciones violentas de su parte. Anaka acepta volver a verme, pues detecté un punto que la intriga. Le recordé el silencio de sus palabras y los silencios que instaura,losque pueden serelocuentes. Me habla de susidolos, los, nuevos feonos de la modernidad. Me hace ingresar a mundos abigarrados. Los cantantes underground, “euervos” vestidos de negeu que allan ante el microfono, los grupos “metal” sobre todo los heavy (“pesados”) que oxpresan un malestar parecido al suyo. Por lo menos, trata de reconocerse en ellos, Solamente esos idolos son admitidos en su pantedn, asf como una mejor amiga: ‘Con ella, es un balazo”. A veces la madre se aventura en su habitacion, cuando Anaka eseueha musica “al mango” (a fondo). Recordemos que sus orejas estan perforadas por tuna serie de varios aros, ‘Ninguna relacion amorosa viene a perturbar ese fragil equili- brio. “No quiero, me haria mal’. En el transcurso de las sesiones la chiea recuerda las figuras familiares. Esto le permite retomar con sus padres una historia familiar compleja, de la que hasta entonces habia tenido un conocimiento muy parcelado, Asi se fueron explicitando cosas no dichas, silencios largamente preservados acerea de una tia ano- réxica muerta después de meses de caquexia, un primo manifies- tamente psiedtico que se habia suicidado arrojéndose bajo un camién. Otros seeretos manchaban la historia personal do los padres, por ejemplo con relaciones extra conyugales iterativas de la madre. 36 Sin embargo, una vez que se expresaron esas primeras posicio nes defensivas y que quedara establecida una cierta transferen- cia, ella podra liberar algunas ensonaciones en torno a un joven con el que se ha cruzado. El mismo posee una sorprendente lista de cualidades. Al detallarlas, éstas corresponden rasgo por rasgo, en forma opuesta, a todos los defectos atribuidos a los padres. Mi reserva me indie6 no havérselo notar, ya que no estaba lista para escucharlo en ese momento de la transferencia. Su relacion se transforms natural ‘mente en sentimientos amorosos y la llev6 a evolucionar a una pa: cificacién de la relacién con los demas. Seguia siendo fragil, pero se reapropio delossignificantes familiares, de los que era portadora sin saberlo. A falta de ecuaciones simbolicas comprensibles, actuaba afectos y su suftimiento narcisico a flor de piel. El tatuaje que se habia hecho practicar en la espalda represen- taba una rosa... Cuando esa flor dejé de encarnarla, se la hizo borrar. El repliegue nareisico earacteriza la posicién central de la adolescencia. Tambien es producido por el retroceso de las inves- timientos en los padres. El retorno de los investimientos objetales se presenta es de un modo genital. El descubrimiento dela genitalidad repr ta el cambio radical de la adolescencia. Ese esquema, clasico silos hay, tiene el mérito de ser compren- sible y, por lo tanto, facil mente manejable. Puede desdoblarse en tuna posicién mds radical segtin las identificaciones de los adoles- centes: —la primera identificacién con el padre, por su incorporacion existe en una relacién de privacién simbdlica; ~la segunda identifieacién con el“irazo unario” delotro designa tun punto elegido desde donde el sujeto puede reconocerse como amable (amor narcisico): la tercera identificacién, con el objeto del deseo, corresponde de hecho a la identificacidn histerica del Yocon el propio objeto del, deseo (identificacién fantasmatica). {Quéesloque impulsaa un nifioa entrarenel mundosimbélico, de hecho, a hablar? Claude Conté! ha desarrollado este interro- "©. Conte, Le rie! ef le Sexucl, Point Hors Ligne, 1992 a7 gante en un articulo acerca de la funcién simbélica. Concluye que se trata de un acto cargado de consecuencias puesto que, al entrar en lo simbolica, el nino pierde para siempre la esencia de lo que habria podido ser: ya no volverd a encontrar de su ser mas que ese efecto de caida que se lama objeto pulsional o, para Lacan, el objeto a. Tendra su ley en el Otro y sus deseos se inscribiran enla dependencia del deseo de muerte. A propésito de la psicosis, Lacan se inclina por el discurso dela madre y el lugar que ella reserva al padre simbélico en tanto agente de la ley. Minimiza considerablements la del padre de la realidad: ‘Queremos insistir en que no es tinicamente de la manera en que la madre dispone de la persona del padre que convendria ccuparse, sino del caso que ella hace de su palabra ~digamos la voz-, de su autoridad; dicho de otra manera, del lugar que ella reserva al Nombre-del-Padre en la promocién de la Ley”? Los adolescentes y el limite Estos elementos te6ricos constituyen referencias utiles en la di- nica de adolescentes con gran dificultad psiquica. Ciertosadolescentes se inscriben en una estructura de persona- lidad de tipo psicético, con una sintomatologia que no comporta ni éclirio ni disoeiacién, sino momentos porsecutorios 0 enmaseara- miento de rasgos obsesivos abigarrados. Su caracteristica seria la répida fluetuacién de esa patologia en el tiempo. La practica muestra que evanto més se acorca un paciente asu espacio corporal, mas se fortalece esa sintomatologia El adolescente representa el pasaje de un “ya no del todo nifio” aun “todavia no un verdadero adulto’. Entre ambos se encuentra Ja espinosa cuestién del acceso a la sexualizaciOn, el enfrenta- miento con el otroen su caracteristica sexuada, elenfrentamiento con el significante falico. Es alli donde radica, ami juicio, la falla de la simmbolizacidn. Lo real del sexo remite al adolescente a sus dificultades simbélicas, a sus carencias estructurales, "J. Lacan, “Question préliminaire & tout traitement possible de la peychoce", en Borits, Le Seull, 1966. 38 Losepisodios psicéticos agudos se desarrollan mas particularmen- te en ese tiempo, cuando el sujeto debe hacer frente a la imposicion de situarse en forma filiea. Dicho de otra manera, cuando deba en- frentar las pruebas dela realidad que lo conminan a posicionarse en relacidn con lainstancia paterna,ya se tratede una decisiéno de una sexualidad genital a la que le es preciso actuar. {Hay continuidad o discontinuidad de los procesos psicéticos de la infancia hasta la edad adulta? {0 bien un acontecimiento, algo nuevo, se inscribirfa en torno a la adoleseencia? La diferencia con lainfanciaconsiste en quela resexualizacion del pensamientoy de sus procesosse hace en uncuerpo genitalmenteapto, maduro para Ja sexualidad adulta. Continuidad Enloqueamfrespecta, considero que no hay proceso de continuidad evidenteen unaestructura psicética entre el nifoy eladolascenta,asi como entre el adolescente ¥ el adulto, sino que existe una potencia- lidad psicotizante intrinsecaal proceso adolescente. Loque marcacl advenimiento de experiencias psiciticas que simaltaneamente ven- rfan a revelar la estructura psicotica del suieto y a autentificar el fracaso de los mecanismos de las defensasneuréticas. La experiencia clinica lleva sin embargo a distinguir con claridad las experiencias psicoticas de la cronicidad psicstica en la adolescencia que sizmarfan la entrada en la esquizofrenia. {Cémoanudar esos dos términos, identificacién y adolescencia? La clinica de adolescentes que fracasa en la identificacién podria iluminar esa problematica Volver a pensar las cosas a partir del estadio del espejo tal vez nos dé motivos para la reflexién. Pues el espejo separa dos mun- dos: el del objeto y el de los significantes. Lasconsecuencias de ello son, por una parte, la alienacion enel otro y, por la otra, un nuevo medio de expresarse, que va del grito al lenguaje articulado. Para que el sujeto sea animado por el significante falico, le es preciso despezarse de él mediante otra operacion logica. La que, mediante la comprobacién de la castracién dela madre y del com- plojode castracién, lo introduce en la estructura edipica. Queda atin ‘una tarea mayor: activar sus propios significantes para darles 39 ‘entido, Ese intento, por supuesto que de registro imaginario, en- cuenta sus propios callejones sin salida en la adolescencia, cuando el cuerpo termina por desbordar la imagen del yo. Bl adolesconte debe reapropiarse de los elementos de la madre, queson la mirada yla vor, definidos como objetos pequerioa.* Debe hacerlo, aunque esa reapropiacién genere conflictos, que se expre- san de modo reivindieatorio, con los padres. La nueva imagen que se da a si mismo induce un “mirate’ y un modo de interpelacién, un tono diferente: “No me hables con ese tono”.* Elvineulo conel objeto sigueen tensién y s6lase mantieneal precio de contorsiones que dan cuenta de la riqueza y la frecuencia de las perturbaciones del comportamiento, Eladolescentedebeasumiruna ‘especie de segunda pérdida del objeto, asi como una nueva simbeli- zacidn de su perdida, Esta operacidn no ocurre sin choques ni per- juicios simbdlicos o sintomaticos. La simbolizacién oresimbolizacién do los objetos reaviva, incluso reactualiza la fase del espejo. De esa manera, el Sujeto es llevadoa recapitular los procesos de identificaciéa, mientras deja ver una apariencia de regresi6n. Losintontos de idantificacién ron significantes oideales fuertes sesituaran del lado del significante félico y constituyen laapuesta mayor. Leses preciso producir sus propios significantes: “Seré ne- cesario que adquieras eso que has heredado”, nos recuerda Freud, y esa frase no deja de tener resonancia en lo que nos ocupa. De ese modo debe reapropiarse de los objetos que ee han desprendido desprendida del atro~ y, mas especificamente, la mirada y la voz. Solos no se encuentran seguros y el plano de las identificaciones ser puesto a dura prueba. Si bien, en efecto, se puede decir que la identificacién primaria resiste y no experiment modificacio- nes, {qué ccurre con las identificaciones secundarias? Mas bien convendria hablar aqui de identificacién com el sintoma, puesto que, en los adoleseentes, prevalece la marca de la identifica- cidn histérica. En la “generaciGn ufa’,’ los modelos de lenguaje evelucionan tan répidamente como Jas modas en la vestimenta. Objetoa: con ta vor y 1a mirada,el senoy las heces son definidos comooyjetos 2, que caon del exjato y que causan su dase. Mp. Herre, L. Delpierre, Avréte de me parler sur ee ton, Albin Michel, 2004 « Bof géndration, en francés, Bof tiene un valor interjectivo similar al Ufa 0 Buh castellanes. Boj generation sbude a la actual genoracin de adolescentes y jovenes, desinteresada de los grandes problemas y preocupaciones propios de la generacién mayor 40 Ahora bien, tras lo que muy a menudo se califica como malestar existencial’ se ocultan connotaciones depresivas, inchaso una patolo- ia mas pesada si el registro dela queja invade el discurso del sujeto. El sintoma quo se encontraba, mientras era nifio,cnel discarsode los padres, ahora debe apropiarselo, asumiendo la responsabili- dad de su cuerpo sexuado, apto para las relaciones sexuales adultas genitalizadas, Es un precio real y simbélico muy clevado que los adolescentes tienen que pagar para llevar“abuen puerto” suexisten- cia comosujetos. travésde los cortejes de la identificacién, donde los esperan dificultades y trampasde toda clase, eonlasque tenemos que trabajar en Las instituciones 0 en los zabinetes de analistas. Las identificaciones son de una lahilidad extrema en el adoles- conte. El duelode las identifieaciones de la infancia representa un primer tiempo logico. En clinica, no va de si. Ese tiempo descripto por Anna Freud como esencial suscita la angustia, pues desesta- biliza sus referencias reales, imaginarias ysimbilicas. El adoles- cente intenta aferrarse a un soporteo pantalla identificatoria que esié a su alcance. Y es precisamente en el abandono posible o im posible de sus identificaciones donde va a instalarse la patologia, EL sujeto no emplea todas las posibilidades identaficatorias. El mo se ve enfrentado a sus propios imposibles, 0 asus propios limites, los que determinaréin que sus ideales se tambaleen y que merme su imaginario inflacionista. Eladolescente es atraido, incluso fascinado, por todo loque esté ‘en movimiento, de hecho por todo lo que puede funcionar como soporte de identificacion Es también reflejo del esfuerzo por desprenderse de los ejes de las identificaciones parentales originales. Oscila entre esos dos polos, duelo y nuevo espejo identifieatorio. ¥ es precisamente en Ja alternancia de esas posibilidades de modificaciones sucesivas ‘quo #0 va a dibujar la salida posible de ese proceso identifieatario, de esa crisis. Jean-Jacques Rassial’ recuerda la gran importaneia que hay que acordar ala “eleccién del trabajo”, puesto que muy amenudo “lo que se espera no tiene estrietamente ninguna relacién con lo que los adultos suponen coma determinacion”. Esta indicacion invita a entender las aspiraciones o los deseos de trabajo como apetencia de proyeccién imaginaria e intento de un proceso identifieatorio. * P. Male, Peychothérapie des adolescents, Payot, 1070, Bats autor sarrlls el concepto de morosidad SH} Rassial, Lardolescent et le payehanalyste, Rivazes, 1990. La naturaleza imaginaria del yo es zarandoada, “puesta patas para arriba” por la tensién radical de las conmociones identifica- Lorias. Lo que se desprende de una desorganizaci6n, por cierto temporaria, pero inquietante de la estructura simbdlica. El acceso a la sexualidad genitalizada obliga al adolescente a posicionarse de manera diferente en la linea familiar, lo impulsa a reivindiear un lugar diferente que lo enfrente con el limite mortal de las generaciones. De esta manera os llevado a reargani- zar de manera notable sus representaciones identificatorias en la novela familiar que, a menos que cambie de titulo, deberé ser modificada en su contenido. Freud noda indicaciones particulares acerca delos procesos de identificacién en la adolescencia, pero lo que la clinica manificcta, yque numerosos autores han destacado, es la reaparicién de esos procesos de un modo particular que ahora precisaremos. Un sujeto adolescente es el produeto nunea acabado de las dis- tintas figuras simbélicas ¢ identificatorias que lohan constituido, La modificacién pulsional reaviva las posiciones identificatorias estrechamente asociadas con las fijaciones edfpicas, que hasta entonces habian permanecido en suspenso. Ese estado de suspension sin embargo no significaba estar en barbecko. El sujeto continuaba construyéndose durante la laten- cia, Pero lo que resulta sorprendente es la repeticién consistente en volver a activar procesos identificatorios en relacién con los de la primera infancia, En este fondmeno de reactivacién y repeti- cion,el adolescente tratara de subjetivar elorigen como si debiera reapropiarse de sus propios significantes, los que lo han fandado en tanto sujeto. Lo que esta en juego esta vez es la madurez del adulto y, sobre todo, el posicionamiento en la sexualidad A esta problemética -que esta lejos de ser resuelta— de la identificacién y de la adolescencia la sucede una fase estructural que el sujeto debe abordar a continuacion: el duelo de las identi- ficaciones. Bsa construccién subjetiva procede, on ofecto, median- te mecanismas de idas y vueltas, entre mecanismos de identifica- cidn y duelo de la identificacién. 4. EL DUELO DE AMOR Duelo de las identificaciones A partir de su primera relacién sexual, Alice habia desarrellado ‘una fobia mayor que se condensaba en torno de su temor a quedar embarazada. Todos los indicios de la realidad contradecian esa fobia, pero su inteligencia vivaz se mostraba impotente para tran- quilizarla Un significante vinculado con la historia personal desu madre pude ser localizado.partir del hecho de su insistenciaen la trans- ferencia: varios nombres propios de personajes publieos con los que estaba vinculado el significante “rior” o“muerte”. Unejemplo podia ser Amélic Mauresmo, la jugadora de tennis, ol eantante Dario Moreno La madre de Alice no estaba “allt, se habia manifestado au- sente como consecuencia del hecho de una depresién grave y prolongada. Algo que no se decia se foralizaba en sus ausencias, pues el episodio depresivo inaugural de su madre era consecutivo ala pérdida dem hijo que habia muerto in-utere, alos ocho meses deembarazn. Ese hechoimpensado se traducia en un tratamiento por comportamientos repetitives, bajo la forma de ausencias a las sesiones, De esa manera, mediante una serie de singulares ceua- ciones simbélicas que la earaeterizaban, Alice habia asoriado los significantes del sexo con los de la muerte. ‘Temfa hasta el menor encuentro masculino susceptible de des- pertar su deseo, lo que implicabs la irrupeién de angustias masi- vas. 43 uo nocesario un largo trabajo hasta consiguir separar eiertos significantes de significaciones fijadasy generadoras de sintomas. Luego, al cabo del tiempo, relata una escena que la conmociona Habia sentido una profunda emocién frente a Paul, a quien habia encontrado en las vacaciones. Lo que la sorprende es la fuerza de su deseo y, sobre todo, la ausencia de angustia. Con la mayor naturalidad del mundo se establece un idilio que la leva a las orillas del placer sexual. La adolescencia es un proceso de transformacién, camino dificil que,enel planopsiquieo, raramente transcurre sin obstaculos, sin sobresaltos, sin alternaneia de tension y descarga do la tension, sogtin la Mctapsychologie de Freud. [.a identificaeién oenpa un lugar central, cixcunstancia que la clinica ilustra cotidianamente. La fase adolescente, sin duda mas que otras, puede encarnar unade las fases visibles de los procesos de icentificacién, en sus aspectos mas conscientes. A menudo los procesos fracasan y van a limitar al adolescente atrapado en Las redes de la psicosia, Los procesos de identificacién presentan un cierto nimero de caracteristicas on las estrueturas neurdticas y psieéticas. En la psivosis, laasuncién del plano dela identificacién se har segrinun ordenamiento particular. La cuesti6n del duelo de las identifica- ciones debe considerarse, pues, con atencién, antesde afirmar que tun proceso real puede o no efeetuarse. Noses preciso, entonces, desplegar esa afirmacién y volver a las nnociones de base que vinculan a ambos coneeptos, identificacion y problematica del duelo. Mas especificamente, en la adolescencia esas consideraciones se encuentran en tiene que ceder el paso a identifieaciones caracteristicas de la asuncidn de una identificacién félica. Pero tambien es necesario que eso sea posible, es decir, que sea permitido por la estructura. Lo que remite a un problema tedrico: para que pueda hacerse el duelo de un objeto es necesario que haya “creacion” previa, en el sentido winnicotiano, do un objeto de suficiente consistencia Ahora bien, la clinica de la psicosis con adolescentes muestra que muy a menudo la separacién del objeto primitivo, la madre, no se ha realizado en absoluto. Se trata entonces de evaluar las posibi- 44 lidades transferenciales del adolescente a los efectos de entrever las condiciones de un eventual despegue, incluso parcial, del ob- jetoy la potencialidad de ingresar a un trabajo de movilizacion de las identificacionesinfantiles yalejarse de él.Para esto, un trabajo deduelo deberealizarse y efectuarse enel sentido deun franqueo del planodela identificacion. Lo que puede ser dificil en laestructura, pues remite al sujeto a la fragilidad de sus bases narcisicas, La relaci6n con el falo ‘Todo ser humano, desde el momento que se compromete con el Ienguaje, se encuentra inscripto en el proceso de la demanda y del deseo. Puede identifiearse gracias a la demanda ya la exigeneia pulsional, Segin Freud, la represién procede en dos tiempos: el de la pulsién y de la signifieacién falica, ante todo, y Inego en el de los significantes del complejo de Edipo. El Nombre del Padre, que encarnaal segundo, constituye asimetafora dela significacién del falo, que es el primero. Sise produce una forclusion del Nombre del Padre, el sujetosdlo podré desprenderse de la significacién filica mediante una larga lucha, que remite alo que Freud ha definido como el negativismo, A partir de ese “en menos” del negativismo, el sujeto elaborara su delirio, Ese intento, forzosamente fracasado, de reconstruir para af un psiquismo busca reconstruir una identificacisn que final- mente resista. Es asi que puede desplegarse todo el imaginario psicético, cuyas imagenes vemos desarrollarse en eldiscurso de los. pacientes, Mas en general, al descubrir la sextalidad, 1a adolescente se encuentra enfrentada con un significante fllico mayor que tiene dificultad para asumir: ser madre o convertirse en madre. Elapre- ndizaje de la sexualidad pone al sujeto brutalmente en situacion de tomar posicién en relacién con el falo. Pues, a falta de un apuntalamiento nareisico adecuado, corre el riesgo de oscilar ha- cia el delirio para tratar de mantener una consistencia suficiente asu estructura de sujeto. Seria preciso, ademas, diferenciar los lugares y los espacios de cada uno, pues ser padre o madre no implica las mismas dificulta- des ni tampoco remite a terminos idénticos. La“Cuestién prelimi: 45 nar a cualquier tratamiento posible de la psicosis” nos da una indicacién preciosa: el orden dela Ley depende prineipalmente del lugar que la madre reserve al padre en su discurso. :Oficia como garante de La referencia simbolica? {Se situa en el discurso de la madre como agente separador? Las curas individuales con los psiedticos son posibles en 1a préctiea privada, pero a veces es necesario que el paciente pucda contar eon un apoyo institucional, inclaso, cuando parezcanecesa- rio, con un tiempo de hospitalizacion. Lo esencial, a mi juicio, esla particular naturaleza de la transferencia, Freud rechaz6 las indi eaciones de anailisis para los psicéticos, mientras que para Lacan los analistas no deben retroceder ante la psicosis. La cara, sea individual o institucional, sélo podré efectuarse Iuego de una precisa identificacion de la transferencia en toda su extraiieza y singularidad.? La transferencia en la psicosis ‘Su manejo es delicado. Pues, ademas de la transferencia con el analista, también existe la transferencia con la institucién, cuando el paciente es tratado alli. En ese caso, se debe descom- poner un mosaieo de transferencias que comprenda acada uno de los que participan en la cura. El paciente proyectaré diferen- tes partes de si mismo, diferentes facetas de su problematica sobre las partes de quienes lo atienden, quienes asi resultaran interpelados. En otras palabras, los significantes se repartiran con distintas resonancias cobre quiones lo atienden en la insti- tucién, Sin embargo, subsiste una dificultad que afecta a la tensién relacional, la conexién a realizar entre quienes lo cui- dan para intentar rearticular entre ellos los significantes des- articulados, La posibilidad de cuidados en una institucién depende de la posibilidad de establecer muletas simbélicas, redes de sustitutos alla metafora vacilante del Nombre del Padre. El establecimiento "J. Lacan, “Question préliminaire @ tout traitement possible de la psychose”, on Boris, op cit D. Laura (bajo la direceion de), Le Transfert adolescent?, Bres, Toulouse, 2002. 6 de Ia transforencia prosenta procisamente el riesgo de franquear el plano de la identificacién. Kl psicoanalista sabe bien que cada vez que se franquea un nuevo plano, el sujeto se encuentra en peligro. Como en la fase del duclo, cuando la sombra del objoto do lapulsién cae sobre el yo. La clinica dela psicosis muestra que las identificaciones son de una gran precariedad y fragilidad. La colocacién en el otro no es en absoluto estable y la regresién a un estadio anterior al espejo se puede producir en cualquier momen- to, La travesia del espejo se efectiia entonces como la que pudo hacer Alicia, Pero en este caso no hay maravillas para descubrir. Esa travesia va acompanada por un episodio de despersonaliza- Gidn 0 por un delirio agudo que trata de hacer existir al otro, re- credndolo. En lanaurosis, Ia pérdida de una identifieacién va acompanada, enel mejor de los casos, porla sustitucién porotra, conotra imagen con otro significanto. Mientras que en la psicosis, lamovilidad no se pone tan facilmente en accion. Por eso podemos identificar un pensamiento en negativo, un pensamiento en el vacio, cuya tra- duccién a veces se hace en la alucinacién negativa del espejo, donde el sujeto, literalmente, no se ve. Hs el famoso signo del espejo de la psiquiatria clasica. Cuando se produce una forclusi6n del Nombre del Padre, el sujeto s6lo se desprende do la significa- cion félica mediante una lucha permanente, la del negativismo, Negacién necesaria para que reconstruya una nueva realidad a través del delirio, que debe ser escuchado —nos dice Freud— como un intento por curarse. Se trata de un punto esencial, pues sobre esas bases, gracias y a partir de ese nuevo don delirante, seré cuestién finalmente de construir una identificacién soportable. ‘Todos los registros de la persecucion pueden igualmente apare- cer en esa dificultad extrema para simbolizar la relacién con el otro, para hacerla que se mediatice a través de un tercero que proteja al swjeto del purocapricho, del puro deseo de! otro origina- rio, a saber, la madre. Elriesgo en cl psicético ~eseribe Gérard Pommier— no es tanto el franqueo del plano de una identificacion sino “del plano de la identificacién, porque dicho acontecimiento implica el riesgo de dejar aislado, al menos por un momento, al objeto pulsional y sin recuperacion transfereneial” Esta observacion es de gran perti- °G, Pommier, Liamour @ Fenvers, PUR, 1995. nenciaclinica para nosotros, que vemos a estos pacientes en déficit de cualquier esencia transferencial, incapaces de cristalizarse en objetns transferenciales lo suficientemente consistentes como pa- raconservar enellos la sensacidn de existir. Entoncesel riesgo de suicidio es muy importante. Gaspard Gaspard me es derivado porque manifiesta sintomas que preocu- pan a su entorno. Pasa largas horas ante el espejo, parece tenso, ansioso y se niega a salir de su casa. Tiene la impresion de que 10 mirano de quelo vigilan. Con mucha dificultad, seresuelvea venir 1 las sosiones, donde termina por expresar la dolorosa situacién intermedia en la que se encuentra. Ha descubierto las poco glo- riosas, ocultas, caras de sus padres. En particular que su madre tiene un amante y quesu padre tiene un pasado delictivo, Su mejor amigo acaba de birlarle la joven que él deseaba amorosamente, en secreto, desde hacia meses. En esa convergencia de destituciones de sus imagenes de referencia, ya no sabe dénde situarse: se en- cuentra despersonalizado. Un dia que acude a la sesién con el rostro arafiado, me explica que se ha mirado durante largorato al espejo. Expresa una construccién gramatical que me resuena en los otdos. Me dice: “Me veta mal”. Sorprendente sesgo de la frase, que condensa ser mal visto y el hecho de que tenia dificultad para reconocerse en el espejo. “Me veia mal” signa aqui su dificultad para situarse subjetivamente, para saber situarse, para ser.* Se convierte asien su propio persecutor, lacerandoseel rostro.2Cémo hacer el duclo prematuro de identificaciones que hasta entonces parectan resistir, mientras que al mismo tiempo no podia susti- tuirlas por otras? Ese déficit transitorio del otro que sea garante de su palabra y de su identidad estar presente durante largos meses antes de que un comienzo de reestructuracién le permita enunciar un “Yo" consistente, Ena psieosisexiste una forclusién de lasimbolizacién del Nom- bre del Padre susceptible de implicar una imaginaria identifica- Gién con el falo. Se produce lo que Freud denomina regresién y Locan una “regresién tépica al estadio del espejo”. El riesgo * Juego de palabras intraducible en ol original:*.. savoir se situer (si twee), 48 consiste en que, a partir de la travesia del plano de lasidentifica- ciones, se produzean ruptaras transferenciales. Cada pasaje im- plica, como en el duelo, que algo caiga y que “la sombra del objeto caiga sobre el yo”.* Poro la caida de una identificacién hace surgir otra, hasta el punto en que precisamente, al revelarse dificil el duelo, incluso imposible, se produce un detenimiento, una fractu- ra, El objeto pulsional contintia siendo, ya sin asidero o localiza- cién transferencial posible. Mas en general, {como imaginar que los ailolescentes puedan hacer el duclo de sus identificacionesinfantiles? Los propios adul- tos muy a menudo recurren a ellas para llenar las “faltas en ser” que sobrevienen en la precaria continuidad de la sensacién de existir. Las pistas identifieatorias resultan confusas y el duelo tanto mas delicado en la negoeiacion. El duclo tendria que ver con una muerte psfquica tomadaen el sentido de sentirse mal, luego, de morir, de ciertos significantes que ya no acumulan el sujeto del inconsciente en el Otro. ‘Retomar una muerte pfquica como muerte simbélica constitu ye un trabajo de refundacion. Ese trabajo esta por hacerse en su totalidad, pues debemos apuntalar al sujeto en su movimiento de reconstruccién de bases narefsicas. Esto ocurre en paralclo con la melancolia, donde se ha erigide igualmente al nuevo yo, pero sin ideal y sobre la base de un investimiento de objeto que ha quedado vacante. Estos temas fueron objeto de intercambios cpistolares entre Freud y Ferenczi, E127 de octubre de 1918, Freud escribe a Ferenezi que “lo impor tante en el plano tedrico seria justamente que, sobre labase de un investimiento de objeto libidinal, se desarrollaraun nuevo Yo, que debe ser desplazado por el Yo anterior; una lucha en el Yo, en vez de una lucha entre el Yo y la libido, aunque en lo fundamental es Jo mismo” {Cémo dar cuenta en términos metapsicolégicns del duelo normal dela identificacion? Es preferible que se apoye en bases narefsicas lo suficientemente estables para que, al salir de ese duelo, puedan ad- juntarse a otras identificaciones, esta ver sexuadas, # §, Froud, "Deuil et mlancolie", en Mecapsychologie” ap. ci «8. Fread y S, Ferencai, Correspondance, tI, Calmann-Lévy, 199%, Los significantes de la identificacién eran antes de naturaleza edipica; surge ahora, con el regreso de lo pulsional vehiculizado porla pubertad, lo biologico. En torno aeste significante se efectiia un trabajo de desprendimiento, de duelo, Después de esa primera fase hey una resexualizacién del significante, un reinvestimiento e su carga pulsional. El sujeto se la reapropia bajo una nueva forma, la subjetiva, aceptando la castracién implicita en esa alic~ nacién con el signifieante. Como puede hacer todos esos duelos infantiles el adolescente 6, ms bien, sus duelos deo infantil, en particular caandose sume eh el magma pulsional donde las referencias y los caminos identi- ficatorios se confunden? Recurrir a intentos deidentificacionesgrupalesofuertes puede, al menos por un tiempo, servir de relevo o de pausa en ese deseo de encubrir lo originario fragilizado por el desnudamiento del sujeto. Pues lo que estd en juego en a hilera neurstica es un roacomodamiento delos significantesen una cadena significativa. EI psicotico se debate contra la desagregacién de sus cadenas significantes, como testigo posible de un desenmarafiamiento pulsional que lo dejaria al desnndo, sin defensas suficientemente consistentes como para mantener estable la estructura del sujeto, Su derrumbe puede hacerlo oscilar hacia la disociacidn oel delirio. Observaciones sobre el lugar del analista en el diseurso En su transferencia al analizante, el analista es levado a reinte- rrogar los significantes de su propia travesia por la adoleseencia. Enfrentado a adolescentes, no tiene por qué creerse obligado a seducirlos para establecer una relacién 0 una transforeneia a cual- ‘quierprecio. ;No debe acaso el andlisis comenzarmasbien por una transferencia negativa, que permita al adoleseente proyectar sobre el analista sus partes més crudas, las més inconfesables? La psieosis, es la consecuencia Iégica de una crisis de adoles- cencia que habrfa “evolucionad mal”? ;O bien de una crisis no efectuada a partir del hecho de la fragilidad de las identificacio- nes? En su propio movimiento, {la adolescencia es una fase eritica, éurantela cual una decodificacién de la bisqueda del ideal pasaria 50. por el rechazo de los modelos parentales? ;Aun a riesgo de pro- voear una crisis por la reactivacién de la ommnipotencia infantil frente a las transformaciones angustiantes del cuerpo, a partir de entonces claramente sexuado? La busqueda de nuevas identificaciones marcha junto con el desamparo oe! duelo de las identificaciones previas. Exisie, pues, en la fase adolescente una reorganizacién brutal de/as identifica: ciones, ¢ insisto on ol plural No debe descuidarse el lugar de los padres. Se observa en ellos una reviviscencia de su pulsionalidady desu sexualidad, que con- carro on espejo con lo que se produce en sus hijos. ¥ pasaje de la relacién padre-hijo a una relacién adulto-adulto no podria efec- tuarse sin una profunda modificacién de los lugares de cada uno y, en consecuencia, de las identificaciones parentales.” A los, padres les queda por realizar un duelo importante, tanto en el plano narcisico como sobre el de su ideal del yo parental. El desenlace mediante la problematica dei duelo no esta com- pletamente terminado: vamosaencararloahoraensurelaciéncon el objeto. Pues el duelo es largo y dolorosa, pero depende en lo ‘esencial de la naturaleza del objeto y de su lugar en los modos de goce del sujeto. D, Laura, ‘Problematiques adoleseentes a Népreave du temps”, en Porents/ adolescents, Interactions au fil du temps, Collection Enfances&Psy, Eres, 2001. 51 8. EL DOLOR DE PERDER al objeto del duclo La queja de Natacha se vuelea esencialmente, en su discurso, so- bre e] hecho de que no puede encontrar interlocutor valida a quien hablarle. Hablar de sus sufrimientos. de su dolor de existir, de su piel, a la que tortura de distintas meneras: rascado por lesiones producto del acné, escarificaciones, heridas, cortes que se inflige. Su busqueda del otro me recuerda la busqueda del Grial, o la buisqueda de un absoluto que se encuentran figurasmiticastales como Antigona, Después de un estado de gracia inicial vineulado con los prime- ros efectos de la transferencia, no demoro on encontrarme en la posicién del otro faltante. Otro por siempre faltante, que no puede veniracolmar,enla transferencia,suapetencia deser completada por el otro, La respuesta en la realidad no se hace esperar: au- sencias, inopinada interrupeiin de las sesiones, ponerse de pie y dar un portazo. Pero la personalidad de Natacha encabre algunas particularidades: vuelve luego de esas conductas transferencialos para colmarme de reproches. En su discurso reaparecen insisten- temente significados vinculados con la separacién, el corte, la in- terrupeién, incluso cl dela muerte. Dado que su verdadero nombre era Natacha, esta cireunstancia podia aportar significantes en tomo a apartar, separar, atar, vinelar, cortar...t ' Juege do palabras intradueible: “Natacha... détacha, atiacha, ratteche, coupa..." (N. del T.) 53 La muerte y la separacién imposibles de simbolizar obstaculi zaron durante largo tiempo la transferenciay luego de lainterrup- cin de las sesiones por motivo de las vacaciones, que sin duda le resulté demasiado insoportable a su narcisismo elaudicante, puso fin al tratamiento A su modo, marcaba la huella de un duelo no simbolizable del pasaje de su adolescencia hacia un devenir adulto demasiado improbable Para poder funcionar de manera adecuada, el objeto debe ser perdido. Las modalidades deesa pérdida primordial es loquecada analizante, a semejanza de Natacha, va a interrogar. Asi como el analista es interrogado por su parte, por ese deseo que lo aterraja, el deseo del analista. El objeto s6lo comienza aexistir realmente a partir del momen- to en que puede ausentarse en la representacién, es decir, caando esta perdido. Adopta entonces su sentido y su funcién en la cco: noma subjetiva del sujeto, La pérdida del objeto primordial se efectia segin modalidades singulares para cada sujeto. So trata de evaluar la fancién del duelo en 1a adclescencia como un tiempo o un intento de reapro- Piacién de ese objeto perdido, de imposible recuperacién. Los ineidentes en el desarrollo de la cura resultan patentes en el adolescente atrapado en ese proceso. Ya se trate ce la funcién del duelo en un caso o de los efectos de 1a angustia en otro, as transferencias tienen la particularidad de que tropiezan con due- los imposibles, a los que a menudo ponen en accion. Ese tipo de problemética da cuenta, por una parte, delas frecuentes interrup- ciones de las curas 0, por lo menos, de su discontinuidad. El infans es colocado ante el espejo por un adulto. A partir de eea fase de construccién del sujeto que vendra, el corte entre st mismo y el otro 0, mas precisamente, entre si mismo y la imagen el otro, atin no ha tenido lugar. Se efectiia de manera sincrénica. Esa operacién estructural induce la distincién entre realidad y representacién, diferenciacién entre si mismo y el otro. Pero el principal beneficio de ese proceso subjetivo es él acceso a la ins- tancia de la representacién, es decir, a la via de adquisicién de la dimensién simbélica En el“Esbozo", Freud escribe, a propésito de la represisn en la histeria, que en todos los casos se observa que un recuerdo re- primidosélose transforma en trauma con postorioridad. La causa 54 dello esel desfasaje de la pubertad en relacién con el conjunto del desarrollo del individuo. La no ritualizacion del dueio de los ideales infantiles y el en- frentamiento on lasexualidad infantil llevan aladolesconteacse duelo que simpre est por hacerse. A memudo la realidad hace irrupeion con un extremo fulgor. Los efectos son inmediatos y pueden resultar multiples: desde la descompensacién seguin las modalidades estructurales del sujeto, que va desde el surgimiento de la angustia que senala la separacion dolorosa con el objeto ala precipitacién de las defensas neurétieas, hasta la forclusién del Nombre-del-Padre. Los duelos reales provocan movimientos de oscilacién, con el riesgo para el sujeto, si el objeto es potencialmente peligroso, de ser aspirado por él. Pero el regreso se hace hacia ese punto de origen que vio al objeto tomar consistencia, en el propio movimiento por el cual el sujeto se fundaba, con una pérdida inalienable cuya huella es el significante. Algo de la muerte merodea; el sujeto, literalmente absorbido por el duclo, puede perderse en ol objeto de! duelo, por una forma de coalesrencia en la qite ya no consigue distinguirse. El duelo inicial no heehose sitia en el deseo de la madre, donde el sujeto ha efectuado sus primeras identificaciones'y se ha es- tructurado en una alienacidn on cl otro. De estas operaciones psi- quicas van a depender las posibilidades de deslizamiento y la flexibilidad de funcionamiento de la cadena significante. La pul- sacién atemporal del duelo no claborado resurge y falta para siempre en la estructuracién del sujeto que vendra. En las modalidades estructurales psicéticas se produce un quiebre de las posibilidades de movilidad de las idontificaciones. Esto va acompatiado por un derrumbedela estructuraimaginaria ‘que aseguraba la estabilidad de la estructura del sujeto. A pesar de sus lineas psicéticas, puede continuar “resistiendo” gracias a las muletas simbélicas que permiten mantener redes de reempla- z0 a la forclusion del Nombre del Padre. Se puede plantear de nuevo aqui la cuestién de la forclusién parcial o de las forelusionos del Nombre del Padre En analisis puede ocurrir que en ciertos momentos un psicético 5B sea enfrentado con esa pérdida suseoptible de hacerlo oscilar al otro lado del espejo, donde nadie puede oficiar de Gran Otro que En la adolescencia hay un duelo posterior que debe ofectuarse La repeticién enfrenta al adolescente con la problemética estruc- tural de elaborar un duelo de las identificaciones y de eroar otras nuevas, es decir, de renovar los deslizamientos posibles en la ca- dona cignificante. ‘Tiempo de duelo, tiempo del apabullamiento de los signifi tes que han modeladoal sujeto, la adolescencia estambign eltien- po de la reorganizacién profunda en que la pérdida y la falta de ser fon convocndas al proceso de la genitaizacion de las pul-siones sexuales, Cualquier situacién de distanciamiento del objeto imaginario puede implicar a posteriori una deacompensacién, ‘La problematica es dable: —La adolescencia es el perfodo privilegiado de los duelos por hacer, miontras que la infancia es el de los ideales parentales. Es asimismo el tiempo de los duelos identifieatarios, a veces tan da- loresos como ruidosos. Duelo de la sexualidad infantil y de las posicionos imaginarias frente a ese nuevo cuerpo sexuade, quo vuelve al adolescente potencialmente apto para practicar una sexualidad “adulia”, genitalizada ~Los duclos reales pasados 0 prosentes conmueven brutalmen- tela estructura del sujeto. Aunque haya resultado poco fragiliza- da, incluso poco disminuida por duelos anteriores, el impacto del duelo en la adolesconcia corre el riesgo de acarrear el mismo tipo de consecuencias: el borrado de lossignificantes propiosdel sujet ante la tumultuosa ola de lo real del duelo, El ineonseiente esta dotado de una estructura temporal que Lacan defini6 en los tres tiempos l6gieas.* El proceso del duelo tiene una temporalided especifica que yo vincularfa con los aguie- ros negros deseriptos por losastrofisicos:'elespacio-ticmpoes una 241 Lacan, *L’instance de Ia Lettre”, en Borits, op. YIP, Luminet, Lew trous noirs, Le Seuil, 1992. 56 especie de red cuyo entramado se achica 0 se expande en ciertos lugares, sobre todo donde la materia es densa. En el universo cireula la luz. En medio de los agujeros negros, la materia tiene una densidad tal que se degiute a simisma. Eltiempose encuentra atrapado alli, Desde el exterior, el rayoluminoso emplea un tiom- po infinito en franquear el borde, pero en el interior puede ser contado, pues se ha enlentecido considerablemente. No ha sido abolido, sino absorbido en el agujero negro antes de retomar su curso. {No resulta esto singularmente evocador del modo en que transcurre el tiempo en el trabajo de duclo? La nocién de tiempo introduce la de Ia repeticién: el hallazgo que produce el surgimiento del inconsciente es siempre, para el Sujeto, un re-encuentro, Reencuentro que sc sittia precisamente dospués del encuentro con el objeto y después que la pulsion ha efectuado un segundo giro. La pulsin solo puede rodear a su objeto, marréndolo siempre, pues la satisfaccién inicial no vuelve acncontrarse nunca. Ese cireuitoes engendrado por la compulsion de repetician. Elimperativo de repetir, propio del funcionamiento del inconsciente, plantea la cuestién de lo uno, del trazo dinico como constitutivo del sujeto; el trazo unario que implica que el sujeto tenga que rehacer siempre el mismo circuito, el que inicial- mente funds su estructura, En “Psychologie des foules et analyse du moi”," Freud recuerda tres tipos de identificacion, delos cuales el segundo se caracteriza por el hecho de tomar regresivamente el lugar del objeto amado 0 de! objeto elegido, que en tanto precisamente se ha perdido. En- tonces -escribe Freud- “la identificacién es una identificacion parcial, altamente limitada, que se limita a tomar del objeto uno solo de sus rasgos” Se trata de la introducci6n al Einziger Zug, ese concepto esen- cial que Claude Conté® ha puesto en evidencia al retomar y profundizar la nocién lacaniana de trazo unario. La traduccion de Kinziger Zug significa y subraya quenose trata de Unounificante, sino—precisa Conté- “del uno contable, en si miemo divididoensu punto inaugural”. La funcién del trazo unarioconsiste en la puesta +8, Freud, "Psychologie des foules et analyse du moi", en Besois de payeha- ailyse, op. cit 6. Conte, “Leeclivage du sujet et son identification’, Le Réel et le Sexuel, op. fen juego mas elemental, la més puntual del significante. Sin ‘embargo, no debe entenderse como una repoticién de lo mismo a lo idéntico, sino mas bien como lo inicial de una serie que va a ins- taurarse tras ese primer uno, es decir, lo que vendré a encarnar el hilo rojo de la construccidn del sujeto. Ese sujeto materializa la pérdida de este primer significante original, en tanto primero en haber dejado huella, huella tinica y original, primera huella del sajeto en el ineonsciente. El inconsciente -nos dice Freud— busca Ia identidad de pereepeidn, precisamente esa primera percepcién sin embargo irremediablemente perdida. En el hueco de esa au- sencia, el significante puede inscribirse en la eontinuacién de la serie inaugurada porel trazounario. Bl significante va atener una insercién en lo real e inscribird la diferencia, lodistinto,alli donde, al comienzo, todooraidéntico. EI Das Ding freudiano del quehabla Lacan en L’Ethique,* seria esa especie de secuela de lo materno original, secuela de la “mismidad” primera. La dimensién de la pérdida inaugural merece que articulemos ese mecanismo en el origen de la constitucién del sujeto parlante con lo que nos ocupa, a saber, el duelo del objeto. Paraexistir corralativamentecon elsujeto, elobjetoantetododebe serperdido. De hecho s6loexistela presenciade un hueco,de un vacio que no importa qué objeto pueda ocupar, nos dice Freud. Es elobjeto al que Lacan califica como pequerio a y que define’ como “el primer objeto, el objeto del que nose tiene idea”. Nose encuentran el origen dela pulsién oral, sino que esté vineulado con ella: ningyin alimento conseguirdsatisfacerlo nunca y sélo podré dar vueltas porsiempre en torno al objeto eternamente faltante, (Bs legitimo hablar de duclo del objeto a propésito de esa pér- didainaugurale inicial del sujeto, enel sentido de que har existir ese primer objeto que inscribe al sujeto en sus primeros significan- tes, inicio de lo que sera el comienzo del encadenamiento de significantes’ La etimologia de la palabra duelo resulta eselarece- dora. Viene del latin duel, en plural duews, que en principio significa dolor, pena, y luego, mas precisamente, “aflicein causa- da por la pérdida de una persona amada”. Enel latin del sizlo 1, dolus es el sustantivo verbal de dolore, tener dolor, acepcién que 44, Lucan, L/hique dela paychonalyse, Le Stmineivo, Libre VIL, Le Sei, 1986, 4. Lacan, “La Troisiame", en Autre derite, Le Seu, 2001 58. eudea conserva en todas las lenguas romdnicas. En aleman posee el doble significado de duelo y de tristeza, de dolor experimentado luego de una pérdida. El duelo es la manera en que cada uno resulta modelado por el trabajo de lo simbélico, 1a manora en que es inseripto en el Otro, lamaneraen quesealiena enel Otro, Cadasujeto lleva una marca, hwella indirecta que se puede observar en la lengua materna, segtin cémo se haya apartado de ella y haya subjetivado su relacién con el lenguaje. El sujeto que desea est constituido, pues, porel productodeesa pérdida. El devenir de un nifio, particularmente en la adolescen- cia, se re-actualiza en la pérthida presente y lo introduce en el re- conocimiento de la pérdida inicial, dela que conserva la huella en ‘su cuerpo y en su lenguaje. Es el proceso de simbolizacién el que se reactualiza. E] Symbulon era una tableta de arcilla que se quebraba en dos partes y cuya quebradura, singular y tinica, servia como medio de reconocimiento. En griego, la palabra sig- nifica la particién, el acto de re-uni6n en el sentido de signo de re- conocimiento. El sujeto asi fundado por la estructuracién especifica del orde- namiento de sus primeros significantes solo podra efectuar en lo sucesivo—cuando se enfrente a él- un trabajo de duelo en fancién de modalidades proestablecidas en esa primera relacién con el objeto, La naturaleza de ese duelo original orientara estructural- mente todos los duelos que vengan. En suma, se trata de una estructura comparable con la metafora del cristal, empleada por Freud. La misma remite a la estructuracién del sujeto en su relacién con su primer objeto, el que predetermina sus posibilida- des de claboracién de un trabajo de duelo. El duelo se efectiia en fancién de las lineas de fragilidad ya inscriptas en el cristal del sujeto, huella de la falta inicial, del primer duelo, imposible de realizar, por el objeto radicalmente perdido. La tableta de arcilla ha dejado en su estructura cicatrices singulares que se reabrirn con cada pérdida, provocando el dolor del duelo. El duelo es un trabajo regido por sa propia temporalidad, pero que depende fundamentalmente de la experiencia original de odio ¥y de amor que cada sujeto tuvo con el objeto perdido y por el cual debe hacer el duelo. La relacién con el objeto perdido en aquel 59 momento se hard segtin el modelo de la relacién inaugural con el objeto, perdido en el propio tiempo en el que tomaba con- {Bl dolor intervenia en aquel momento y a qué correspondia? Segiin Freud, es concamitante con un trabajo de desvinetlacion pero tambien de vinculacién con las representaciones del objeto amado, Enel addendum a Inhibition, Symptome, Angoisse* se interro- ga de nuevo acerca de la relacin entre el duelo y el dolor. La pérdida del objeto, traumatica para cl sujeto en estado de necesi dad, es peligrosa si la necesidad noes actual, en un tiempo en que Ja falta de percepcién del objeto equivale a su desaparicion. Freud postula que la vivencia de la pérdida de amor sera doloresa y subraya que ese cardcter doloroso es un rasgo que permanece impenetrable. Bscribe: “Cuando la separaciGn del objeto produce angustia, cudndo produce ducloy cuando aeaso produce solamen te dolor?” Como elementos para la respuesta propane’ el dolor es la reaccién a la pérdida del objeto; gig angustig es la reacein al peligro dela propia pérdida del objeto. El duelo aparece bajo la influencia de la prueba de la realidad de la pérdida. A partir de entonees, su trabajo consiste on desin- verstir al objeto hasta entonces investido. Una vez. mas, subraya Ia articulacion entre el dolor y las situaciones de desvinculacién con el objeto. La clinica, en particular la de adolescentes, muestra que el momento mais doloroso no os la fase de desvinculacién, sino mas bien la del duelo, que Freud deseribe coma un periodo de reinves timientodelobjeto perdido, esa especie de sobreinvestimiento que precede a la fase de desinvestimiento, El sujeto debe despegarse dela representacién del objeto perdido, es decir, de les significan- tes que lo representan. En el transcurso de esta fase debe sobre investir sus representaciones cuando precisamente el objeto ama: do ha desparecido. En su seminario sobre la Angustia,* Lacan enuncia que “osta- “8. Freud, Inhibition, Symptome, Angoiase, PUP, 1978, J. Lacan, LAngoisse, Le Séminaire, Libro X, 1962/63, inédite 6 ‘mos en duelo por aquel para quien hemos estado, sin saberlo, en el lugar de su falta” Es el Otro imaginario, especularizado, que estaba en lugar de Jo faltante, Se trata de ocupar ose sitio vacio, denominado por Lacan como lugar vacio, que puede estar, sein la ocasién, habi- tado por personas 0 por cosas. Mas fundamentalmonte, cl duclo es sobre todo el duelo por aquel que habia sido investido imaginariamente por el sujeto. La importancia de los rituales en el trabajo de duelo debe destacarse tanto por las transformaciones en el adolescente como por el duelo vinculado con la perdida de un objetoreal. La tragedia de Hamlet" resulta, en esto, ejemplar: la trama dramética esté asada en el hecho de que no tuvo tiempo de enterrar a su padre. No pudo dejar que el tiempo hiciera su trabajo de duelo, aunque mas no fuera comprobando que el extinto esté bien “muerto y enterrado”, segtin la expresién elésica. Sea como fuere, hablando con propiedad, el dueloinaugural del objeto es imposible de realizar. En efecto, ¢cémo hacer el duclo de algo 0, més exactamente, de la cosa perdida? {EI papel del psi- coanalista no es acaso el de permitir que el analizando haga el duelo de ese objeto perdido que es el amor de la madre o de la lengua materna? La estructura del sujeto implica estar en duclo por un objeto siempre ya perdido, precio del sacrificio simbdlico hecesario para acceder precisamente al estatus de sujeto. Las bases del sujeto se apoyanen su narcisismo, elemento indispensa- ble para el amor de si mismo, pero que prefigurars los ejes del amor hacia el otro, ,Cémo amar al otro si no se ama a si mismo? Vamos a inttentar desbrozar el campo delicado del nareisis moa los efectos de identifiear los caminos posibles de la enamoracion. B] sujeto se construye gracias a una reorganizacién narcisica, poro también por intermedio de una etapa fundamental: el en- cuentro con el otro en la relaciGn amorvsa. » W, Shakespeare, Hamlet, La Pléiade, Gallimard, 1992. 61 Segunda parte EL NARCISISMO Y LA ENAMORACION 1 NARCISICO, 2 FORZOSAMENTE NARCISICO Hijo de la ninfa Lirfope y del rio Cefiso, Narciso ora un joven de gran hermosura, pero insensible a los encantos y a las solicitacio- nes de las majeres. La ninfa Eeo, que experimentaba por él un intenso sentimiento amoroso, recibid tan mal su rechazo, su des precioy su desdén que muri, Indignadas, quajarse a la diosa Nemesis. quien de desdeiadas. El adivino Tiresias habia anuneiado que Narciso viviria hasta tanto viera su propia imagen, loque dioa Nemesis la idea para su plan: en el curso de una jornada de caceria, ineité a | Narciso para que bebiera en una fuente. Narciso vio su imagen en | elaguay so onamors de ella hasta el extremo de olvidar poco a poco | el deseo de beber y comer, arraigando al borde del agua y transfor- mandose progresivamente en la flor que leva su nombre, el nareiso, la que se refloja en elagua durante la primaverahastaque muere en otono, Segun otra versidn del mito, Eco teniala costumbre de distraer ‘a Hera mediante charlas incesantescada vez que Zeus, su marido, la enganaba solazandose con hermosas mortales. Tras compren- der la estratagema, Hera castigé a Beo augur:indole un “Siempre tendras la iltima palabra, pero nunea diras la primera’. Habién- dose enamorado de Narciso, Eco silo podia repetir las ultimas palabras del joven, quien se cane6 y la abandons, Se sintié tan Gesdichada que dejé de comerybeher Adelgazo tanto que termind siendo tan solo una voz que hacia eco en las montaiias a lo que dijera. Esa versin atenia curiosamente las aetitudes narcisi- cas... de Narciso. wus hermanas fueron a }é vengar a las doncellas 6 Los poetas tambien han aportado su contribuciénala persisten: cia y vitalidad del mito. El poema Narciso de Rainer Maria Rilke, maravilloso y potente, nos permite situar las fuentes de las que hablamos aqui: Narciso se disipaba, De su hermosura alzabase incesantemente la proximidad de su ser, concontrada como perfume de heliotrope. Pero a él le habia sido impnesto contemplarse Se embriagaba con lo que de él salia, y dejaba de estar contenido en el viento, y cerraba, extasiado, el circulo de las formas, se anulaba, y ya no podia ser més. No existe una visién de conjunto que permita comprender los diferentes destinos del narcisimo cuando es retomado en la fase adolescente. El “forzosamente narcisico” es el e¢o a las apuestas particulares de la fase puber. La existencia de una fase narcisica 6s, on una primera lectura, un pasaje nceecario. ‘Hemos reseniado las patologias narcisicas cuya eclosiénomani- festacién se ven tan a menudo en esa edad. El coneepto aparece on algunos escritos antorioros al texto prin ceps “Pour introduire le Narcissisme”* Ante todo en los Trois essais,’ donde Freud trata de dar cuenta de Ia eleccién de objeto en los homosexuales que “se toman a si mismos como objeto sexual: parten del narcisismo y busean j6ve- nes que se les parezcan, alos que puedan amar como sus madres los amaron a ellos mismos”. Sobre todo a partir de su “Sehreber",’ Freud elabora un primer desarrollo teérico. Propone un estadio de evolucién situado entre el auto erotismo y el amor del objeto, del que es ejemplo cl in- Aividuo que comienza “por tomarsea si mismo, a su propiocuerpo, como objeto de amor”. Bsa experiencia permite una primera union, de las pulsiones, teoria quo retoma on Tétom y tabui.S 'R.M. Rilke, Ocwures completes, La Pleiade, Gallimard, 1997, pig. 863. Froud, “Poor introduire le Narcissisme”, en La vie sexuelle, ep. cit °S. Proud, Trois essais sur la théorie de la sexuatité, Gallimacd, 1983, Froud, Cing psychenalvses, PUR, 1985, Froud, Tétem y tabs, Petite Bibliotheque Payot, 1979, 4Por qué Freud quiere introducir el Narcisismo? Freud lo introduce al mismo tiempo por razones teoricas ~en efecto, otorga a ese concepto un lugar central y por razones co- yunturales, En sus estudios sobre las psicosis, Jung, euyasteorias enearnan un distanciamiento notable del edificio freudiano, am- plia hasta tal punto la nocidn de libido queésta termina perdiendo sucarécter sexual. Freud insistc en reafirmarla preominencia de las pulsiones sexuales. El narcisismo primario, relativamente controvertido, es un es- tadio hipotético, Las pulsiones, por entonces parviales, tratan de satisfacerse de manera independiente y los objetos investidos por ellas lo son sobre el propio cuerpo, El yo atin no se ha constituido. Para Froud, existe una distineién entre auto erotismo y narci- sismo. El yo -precisa~ no se constituye de entrada; es preciso que se ejerza una “nueva acciGn psiguica” que lo haga ir hacia el nar- En nse preciso pinta, Lacan propone su hipdtesis sobre el estadio del espejo,” que todas las corrientes del psicoandlisis” parecen haber integrado en la actualidad. En ese pasaje desde el primero al segundo estadio del narcisis- mo, se efecttia, segdin una lectura lacaniana, un pasaje desde el yo imaginario al yo, que es de orden simbélies. Primer tiempo: el nino hace su entrada al mundo del deseo articulindose progresivamente sobre el deseo de] otro primero, la madre, que se eonstituye asi como tinies objeto de su deseo, Segundo tiempo: el nino asume su propia falta en ser. Acepta reconocer en la madre esa falta que él no consigue colmar, que no lo es dado colmar. La experiencia del espejo resulta, entonce: edificante para su narcisismo, porque, en el espejo, su propia imagen es la del nifio, en tanto es reconocido por el otro que lo apoya y deposita sobre él una mirada de amor y de aprecio, 8. Lacon, “Le Stade da Miroir", en Berits, 99. cit Desde lo. primera edicign del Voeabulario del pricoancllcie, Laplanche y Pontalis le dedicen un articule, Es uno de les unicos Conceptos lacanianos que se citan or imagen del otro En esa perspectiva, el yo es estructurado por su insercidn en Ta imagen del otro. Es, pues, de naturaleza especular © imaginari EI narcisismo primario no es un estadio en el que toda relacian intersubjetiva esté ausente, Se trata de la interiorizacién de una relacion. La introduccién del segundo topico Heva a Freud aelaborar una segunda teor‘a del narcisismo. En “Le Moi et le Ca” supone un primer estadio narefsico anobjectal somotido a una ausencia casi total de la relacién con el objeto, con una indiferenciacion entre el yoy clello, De hecho, estaria encarnado por la vida intrauterina. BI narcisismo contempordnco de 1a identificacién con los demés permanece: es el narrisismo secundario, Elnarcisismo de los padres permite atribuir al nifiolas cualida- des que ellos mismos habian deseado tener y a las que debieron renunciar. El advenimiento de His majesty the Baby esquienrea- liza -escribe Freud~ “los suefios de deseo que los padres no evaron a cabo”. 1 nino va a construmse y a consolidar sus bases narcisicas en torno a ese narcisismo parental y a su eyolucién. En la adolescen- cia, ese nareisismo tambalea debido al distanciamiento que surge entre e] nino ideal o idealizado de los padres y la realidad de aquelloen lo que el adolescente se ha convertido, El mismo ya no puede abrevar en ese capital de nareisismo y debe, por tanto, ‘encontrar en otra parte fuentes de identificacion y de reaseguro narcisico La aplicacién clinica de Freud puede ser esquematizada asi: el neurdtieo mantiene una relacion libidinal con les objetos, mien- tras que el psicético ha “retirado realmente su libido de las per sonas y del mundo exterior”. Para evitar cualquier confusién, debe senalarse que Freud siempre se inclind a denominar neurosis, narcisica a la esquizofrenia, En osas dos enfermedades narcisicas se produce un repliegue de la libido con la que el objeto habia sido investido, Para Freud, el neurético abandona asimismo una parte de su relacién con la realidad, pose a que su libido permanece, a través del fantasma, apegada a ciertas partes del objeto: “Ha reemplazado las objetos *S Proud, “Le Molet le Ga", en Essais de paychonayse, op. ett 68 reales imaginarios de su recuerdo o bien ha mezelade unos eon otros”, Después de su aporte con el estadio del espejo, Lacan profundi- za y modifica sus posiciones sobre el narcisismo, en particalar en sus dos primeros seminarios.? ‘A partir del hecho de la identificacién narcisica con el otro —el nifio resulta fascinado, captado por la imagen del otro, el deseo pasa ante todo por la proyeceién eon ol exterior. El deseo origina- rio, en su confusion, se expresa mediante vagidos. Para que haya una relacién con el objeto del deseo, es preciso que exista una relacion narcisica del yo con el otro. El narcisismo resulta asf la condicién para que los deseos o los significantes se inseriban. Para cada sujeto existe una serie de significantes pri- vilegiados (S2) donde se inscribe el deseo por el Otro, significantes que van a reveldrsele en la relacién imaginaria con el préjimo. Como se sabe, s¢ llama transferencia alimpulso de La libida ha- via el analista, Es preciso -eseribe Freud- que subsistan “fuerzas motrices vivas que favorezcan el trabajo y el cambio”. De hecho, se trata de un amor que implica siempre una parte de narcisismo. In sus ultimas teorizaciones, Lacan insiste en la importancia del apoyo de la imagen para que el deseo circule, La presencia corporal del analista se convierte en un Ingar de anclaje necesario. El devenir del nareisismo en la adolescencia Las pulsiones se genitalizan ante el empujede la pubertad y de las transformaciones corporales. Las identificaciones comienzan vacilar. Se plantea entonces la cuestién de hacer que resista la estructura y de que pueda anclarse sobre bases sélidas que no cuestionen el plano del narcisismo. Enel medio, el niiio que yaha dejado de serlo y el adulto que s6lolo sera mas tarde, cl adolescen- te, se encuentra en el no man's land de las identificaciones. Se encuentra en pleno deficit de identificaciones, en déficit del Otro. Sus vacilantes identificaciones lo dejan al descubierto, desnudo, J, Lacan, Les écrts echniques de Freud, Le Séminaire, Libro 1, Le Seuil, 1985 y Le Moi dams In théorte de Freud et dans fe technique de (a psyckanelyse, Le Séminaire, Libyo IL, le Seuil, 1987 69 Esto remite a la hermosa metafora de Francoise Dolto al recordar cl caparazén del eangrejo."" Para hilar en esa metéfora, dirfa que las identificaciones son el caparazén; queda entonces en carne viva el plano nareisieo, con su fragilidad manifiesta. Si ésta tam- balea, eladolescentese encuentra peligrosamente amenazado por el lado del ordenamiento de sus significantes primeros 0, en otras palabras, de lo que lo funda en tanto sujeto. Existe el peligro de una caida en la psicosis; la clinica lo confirma Las patologias narcisicas Carina se habia sentido herida y habia quedado marcada por una precoz faltade amor materno. Noparaba de interrogarseacerca de la realidad del amor de su padre, quien nunea se lo habia expre- sado. Este mezclaba una rigidez extrema con convicciones religio- sas también extremas. Bn materiade amor, sustinicas referencias eran, literalmente, extraterrestres. A su juicio, ninguna encarna- cion terrestre tenia gracia, Carina habia tenido que construirse entreesos escollos, al precio de algunos sintomas bastante invali dantes en su vida de relacién. Desarrollaba un narcisismo literal- mente “a flor de piel”. Una palabra, una frase mal entendida podia dar lugar una disputa, ainsultos, a unacrisis, incluso a una ria con aetos de violencia. Desarrollaba accosos de eczema desde muy nia, cuando un conflicto se atascaba sin encontrar solucién. “Ha cia crisis”, segtin su expresién, en todas las circunstancias. Las pocas sesiones espaciadas alas que venfa no frenaban la inexora- ble progresicn hacia una “desescolaridad” total, a fugas y vaga- bundeos inquietantes. El consumo de hachis, excesivo como todas sus demas cosas, la desmotivaba, aporténdole una relativa seda- cionasus angustias. Novolvia saber deella durante algunos anos, hasta que recibi una carta emotiva y patética en la que me anun- ciaha que finalmente haba anclado en un hogar. Un hogar mater- no, donde residia con su bebé, a quien queriacrearle un mundo “de amer, de felicidad y de libertad’, lo que ella no habia conocido nunca, Esa expresién inseribia la huella de un vineulo transferen- cial, tenso pero suficiente como para servirle de referencia, al que cella queria testimoniar los progresos de su vida, °F Delto, Paroles pour adoe ou Le complexe du honerd, Livre de poche, 4331, 1998 {Quése entiende clinica y tedricamente por patologias nareisicas? La discontinuidad de los vinculos precoces madre-nifio no pe- de asegurarle al sujeto una continuidad narcisica lo suficiente- mente estable. Esa discontinuidad remite a los modos de investi- miento narcisico de los padres que condicionan la constitucion del sujeto de manera armoniosa y satisfactoria. La trampa del narcisismo tiene que ver con que poseemos una imagen en la que nos reconocen los otros y en la quo nos reconoce- ‘mos. Nuestras imagenes nos hablan y nos dicen quiénes somos. De esa manera, prestamos nuestra imagen a lo que funciona en lo social: carrera, titulos, belleza son medindores y se convierten en el lugar de la mentira. Bladolescente trata de colmar el estupor dela falta en el otro. E] reconocimiento de esa ausencia es una prueba terrible. El adolescent percibe de pronto que le es preciso renunciar al in- tento de colmarlo, loque equivale a representarse su propia fal-ta, Se refiore entonces.aidentificacionesimaginarias, en particularal falo. En la adolescencia es cuando se producen con mas facilidad los actos delictivos. La nocién de destiempo confiere un significado psityuico dife- rente a un fendmeno. “Todo adolescente conserva hucllas mnési- cas que sélo pueden ser comprendidas por él después de que so- brevengan las sensaciones propiamente sexuales”."" Freud intro- duce una observacion clinica de gran alcance: “La aparicién tardia de la pubertad hace posible los procesos primarios péstumos”. Setrata de unaeliminacién, a destiempo, de los afectos y los traumas acumulados. La adolescencia es tun tiempo de herofsmo ¢ idealismo. 8] ideal del yo, designado como heredera del pasaje pubertario, esta mar- cado por el sello de! futuro y del proyecto. Sin embargo, el ado- lescente se ve obligado a modificar sus fuentes de aportes nareisi- cos, apoy.indose en los grupos de pares. Ks la edad de los mejores amigos o de las bandas. Puede caer entonces en conductasriesgosas,a vecesen adiccio- nes toxicémanas y exposiciones al peligro a través de comporta- mientos que incurren en ordalfas. Los cambios son asimismo sostenidos por pasajes, sobre los que es preciso preguntarse si no ofician eam ritos de iniciacion. Van 18, Froud, Naistance de Ia psychanalyse, op. it. pig. 367. Gennepp,"* a quien le corresponde el mérito de haber hecho un estudio comparativo de los mismos, ha encontrads tres invarian- tes: separacién, marginacién, luego agregacion. ParaPhilippeJeammet,'*“losritos preservan sus bases narefsicas {las de los adolescontes] mientras ofrecon una posibilidad de oxpro- sidn o de descarga a los afectos subyacentes, gracias a su extraordi- nario poder de condensacién, En esto se acervan a la funcién del sintoma histérico”. Numerosos trabajos les han sido dedicados, pero Ia loctura directa de Van Gennepp permite relativizarlos. Provisoriamente, podrfamos concluircon que laadolescencia es un momento simboligeno. Deberian refinarse las distinciones psicopatologieas entre per- sonalidad narcisica y patologia narcisica, a la que de buena gana se califica como psicopatia. En cuanto a ladecadeneia de la funcién paterna, que va dela mano can los Nombres del Padre, convendria precisar la real naturaleza, simbdlica oimaginaria, desus caren- cias. Sin embargo, es posible earacterizar a esas patologias por cu relacidn con la earencia y con la ley. La negacidn es un mecanismo psiquico esencial, pero ei rasgoque predominaes elgoceencl Otro, Ia busqueda de alguna manora desenfrenada de imponer el propio goce sin tener en euenta el del otro. Las flaquezas del narcisismo evan naturalmente al sujeto a pasar por el cortocircuito del acto, eludiondo o soslayando la fun- cin de la palabra y las virtudes simbolicas que le son propias. La preeminencia del actuar en nuestras sociedades contemporaneas sélo puede llevar a interrogarnos, impulsando asf a los analistas aafinar una clinica y una teoria del acto. Desde las carencias del narcisismo hasta el acto no hay mas que tun paso. Los adolescentes se inscriben regularmente en el acto, en diferentes tipos de accion. Las perturbaciones del comportamien- to, la asuncién de riesgos en el caso de los varones, las perturba- ciones del comportamiento alimentario en el caso de Jas chivas: la accién es parte integrante de la adolescencia. Esto nos permite introducir una propuesta: el adolescente se encuentra en el acto. = A, Van Gennepp, Les Rites de passage, Editions Picard, 1981, * P sFosmmet, ‘Du familiar a Nowelle recue de psychanalyse, n' 42, Gallimard, 1990. 2 2: EL ADOLESCENTE EN EL ACTO “En el comienzo era el acto”. Goethe Clovis aparecié en el consultorio del analista de manera inopina- da. La primeracita habia sido eoncertada para lasemana anterior, pero no concurrid. Un ininterrumpido caudal de palabras inaugu- rala sesiGn. Entrega sus preocupaciones inmediatas, sus inquic- tudes del momento, No meneiona la entrevista a la que no concu- rri6, sino sus problemas con las horas y con las reglas, sobre todo con las del hogar donde reside desde unos meses antes. ‘Tiene dificultad para explicar las razones de su presencia en ese aloja- miento y de las motivaciones de un juez que habla en nombre de Jos otros, pero que sin embargo no tiene ningtin derecho sobre él. Clovis quiere sentirse libre, sin ataduras, y trata de verse como intocable, por parte de los otros, de los afectos y de las leyes. Recuerda sus fugas y sus accesos de violencia desde una curiosa distancia. Pareco protegerseen el discurso gracias a un caparazon impermeable a las emociones. Escucho el relato de un herve sin alma, que vence al mal todaslas veces, Alcabo del tiempo me habla desu familia, dela madre, onforma de edncer, luego de su muerte, que habia ocurrido algunos meses antes. ‘Su amigo, con el que vivia, se habia hecho mataren un bar poco después de la muerte de la madre, en una rifia con arma blanca. Las emociones se apoderan de él entonces. Se pone exultante, me dice que todo aquello era asqueroso, que yo lo obligaba a hablar de B eso para hacerlo Morar “expreso”. La transferencia se anuda de manera agresiva, perose teje una vineulacién. Habladel padre, al que nunea vio, quien habria vuelto a su pats de origen. Se centra enionces en el fallecimiento de la madre; “ése es mi problema”, termina diciendo, No me habla de lo que terminard por venirsele encima, los diferentes juicios por extorsién, agresion y robos. Tie~ ne una verdadera pasidn por las “rifloneras”, esas exiraias bol- sitas que se llevan alrededor de la cintura. Prefiere esos euriosos atributos falicos euando son de marea, sobre todo los de una que tiene un cocodrilo. Entonces no puede resistir, atraeal portador de a ‘rifionera” codiciaday se la roba. zY si éstese defiendo? “Esté on su derecho, pero siempre soy el mas fuerte”. Se niega a dejarse ganar por cualquier idea de culpabilidad. En eso es categérico: es culpa del otro tener algo que él quiere tener. No conserva las “rinoneras”, sino que las revende, cosa de tener con qué atender Sus gastos, Se produce entonces un vueleo transferencial. Se quejaba de tuna relacién muy conflictiva con su docente de referencia. La aprecia, pero no sabe por qué experimenta la necesidad de provo- carla y negarse a hacer lo que ella le pide. Recientemente la ha insultado y, en un impulso de célera, golped con violencia a un chico que hablaba eon esa docente. Hasta entonces yo me habia ubjcado en una posicién de escucha, con mucha reserva, mas atin porque él, en su catarata verbal, no dejaba espacio para una intervencién. Entonces le pregunto por qué provoca precisamente ‘a quien més aprecia, Queda perplejo y se pone a asociarlo con rrasgos de ellaque loirritan. En medio deun verdaderosufrimiento que le produce esa tarea de pensar confiesa que le recuerda a su madre, por ejemplo euando le pide que se lave 0 que arregle su habitacion. Bs la primera vez que habla de ella desde el momento en que recordé su desaparicién, y es la primera vez que la asocia con un afecto. Adviertouna tonalidad depresivaensudiscurso.No Jo veo en Ia siguiente sesion. Vuelve para dar cuenta de una mejoria en la relacién con 1a docente. Pero, por el contrario, se muestra enojado conmigo. Esto se expresa en su tono vehemente y tambien en sus acusaciones y, mas directamente, en los repro- ches. “Por causa suya duermo mal, incluso sofié con mi madre. Pienso on ella todos los dias.” Exprosa aqui una euestién insopor- table. Todo afecta le es insoportable, Io obliga a sentir el dolor de pensar y también el dolor del afecto. La transferencia no se ha 74 establecide con solidez, No soportaesa situacién de conflictividad interna que hace surgir la angustia. Poco después, al llegar con tuna hora de retraso a la sesion, no soporta que no acepte recibirlo de inmediato ni que lo invite a volver en la préxima sesiin. Sc las toma con un asiento dela sala de espera, insulta ala paciente que esperabac inclusoa mi, y me dicea los gritos: “De todos modos, no eres mi padre”, De ese modo reivindicatorio pone fin aun vineulo que se habia vuelto domasiado estrecho y que lo habria llevado a la realidad del abandono y de la pérdida. Prefirié nombrar la transferencia y también la barrera infranqueable de la vinewla~ cién. Opts por la ruptura del lazo, nombrando mi lugar de padre supuesto en la transferencia. El acto reemplaz6 claramente aqui al pensamiento. ‘A pevar de mis intentos y de la insistencia del hogar, jamas volvié a verme. {Bxiste un pasaje nareisico normal en la época de la adolescen- cia para el caso de una personalidad “normalmente” narefsica? En su franqueo, en su pasaje, {el acto es un momento normal? «Qué dignifiea paraje al acto? El pasajo al acto debe tomarse enma algo pleno de sentido y no como algo vacio de sentido, pero debe ser decodificado, Toda ladificultad consiste en hacer escuchar a aquel que no habia podido hablar lo que queria decir, como en el caso de Clovis. El adolescente lucha contra una angustia intensa, enfrentado como est a una de las paradojas mas brutales de la vida, a saber, que en el umbral de una nueva vida, de la vida adulta, se perfila Taamenaza de muerte. Larevalorizaci6n narcisiea es una apuesta que se plantea con una agudeza muy particular. ,Qué pasa con la especularidad del objeto? El adolescente efectia una simboliza- cién parcial en el otro, que no puede aecedera una problematizacién lo suficientemente intensa de la imagen del cuerpo. Cuerpo en movimiento, en transformacion. La propia estructura de la evolucién de la pubertad implica un distaneiamiento que puede llegar hasta la disociacién entre el desarrollo fisico ligado al impulso pubertarioy lamaduracién psicologica. El adolescente debe tender hacia un reacondiciona- miento estable de las instancias psiquicas que integre mas 0 menos arménicamente las exigencias de la satisfaccién pulsio- nal, la sexualidad adulta y una posicién establede sujetosometido alla represion. Su cuerpo experimenta numerosas imposiciones y transfor- maciones provenientesdel interior. Sus propias transformacio- nes, sobre todo fisicas aunque también psicologicas, lo preocu- pan. Es la fase de las largas permanencias interrogativas ante el espejo, de los pelos y de los granos que crecen, de los érganos genitales que se transforman y se vuelven tan molestos como excitantes jAcaso el adalescente no es narcisica por esencia? Acaso no asistimos a una fase, transitoria pero efectiva, de wn movimiento narefsico que no se inscribiria en el registra de la personalidad 0 de la estructura, sino en el del margen, del pasaje, al ser la propia adolosconcia una fase del pasaje, con osinritos del mismo nombre, enel sentido de Van Gennepp? ZExiste una adolescencia normalmente narcisica? Me inclino por esa hipétesis y voy a tratar de exponer su estatus metapsicolégico. Dejaré de lado la posicién muy especifica de aquel al que se califica como psicépata o delincuente, Ya se encuentra atrapado, encerrado, atenazado a la estructura perversa y a las carencias mayores del nareisismo, lo que deja poco lugar a cualquier plast cidad y movilidad identificatoria propia de la fase adolescente El delincuente me parece ser el prototipo del limite de esas patologiasnarcisieas dela adolescencia, También aqui la etimolo- gia resulta esclarecedora: Linquere es dejar algooa alguien en el lugar de uno. El prefijo “de” marca la separacién o cl distan- ciamiento. El delincuente es, entonces, aquel que desalaja los ob- jetos y que se desaloja de su propio lugar y del que el socius le ha asignado. La adolescencia es un periodo en el que eada tmo se busea un maestro cuyo discurso resulta finalmente resistente, designa lo verdadero, nombra al sujeto. Bsa biisqueda identificatoria surge, por supuesto, ée su naturaleza adiestrada, del registro imagina- rio. Y, sin embargo, el plano nareisico no deja de ser convocado durante el proceso de esas identificaciones. 76 E. Kestemberg' evocaelenmarafiamientoentrela libido objetal yla libido narefsica, que caracterizan al adolescente La adolescencia es un momento en que el narvisismo resulta particularmente exacerbado. Momento estructural, que encarna el tiempo del pasaje a la adultez, @Por qué pasar por el acto? {Qué eslo queimpulsa al adotescente a pasar al acto? Ese acto, glo funda en tanto sujeto o marca su limite, incluso su eastracién’ El adolescente, {puede decir algo al respect? Pareceria que no en la mayoria de los casos, pero esto merece una observacién clinica. La préctiea domuostra que cl adolescenteno puede decir mas sobresu acto que lo que dice el propio acto. No obstante, si en ese momento se le abre un espacio para la palabra, el adolescente se apoderara de 61 para evocar lo que lo atraviesa, los temas abordados, que a ‘veces no tienen relacion aparente con el acto por el cual ha pasado, Entonces puede desarrollar una problematica que va a iluminar, su debido momento, una motivacién inconsciente, incluso un sentido que hasta entonces no resultaba claro. Por eso es que un adolescente pudo alguna vez decirme que “es mis dificil decirlo que hacerlo”. Sin embargo, omitia sehalar que no sabiaen realidad qué teniapara decir. Ignoraba que no sabemos ‘quédecimos cuando hablames. Pero sin duda tampoco sabemnos qué hacemos cuando actnamos. Ks preciso captar los aspectos de ma- duracion, su intento por separarse de esa fragil imagen narcisica de si mismo, existentes en ese desfasaje del acto. El efecto de des. fasaje y el bienestar que le sigue son similares a la sedacién de In agitacin que se observa después de un pasaje al acto efectuadoen el marco de un episodio delirante. El pasaje por el acto seria asi contempariineo del narvisismo obligado del pasaje por la adolescencia, Marcaria la regresion a la preponderancia del acto de los origenes, como esa frase de Goethe, que Freud pone como exordia de sit Titem y tabii:“En el eomienzo era el acto” Regreso a una fase en la que se opera um regreso hacia el ®B, Kestemberg, “Identification et identite Ladolescenes”, en Psychietrie de Ponfant, V, 2, 1902

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