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E Bambuc0 le ae © Manuel Maria Parraga us Carlos Rodriguez Alvarez Exordio Enestaedicién de Artes, la Revista se reprodu- ce una curiosa y muy antigua copia manuscrita de una de las obras musicales colombianas mds impor- tantes de su historia: A! Bambuco de Manuel Marfa Pérraga. Este articulo, a manera de introduccién a Jareproduccién. Ia figura y la obra del pianista y compositor colombiano Manuel Marfa Pérraga, destacado per- sonaje de la mtisica bogotana del siglo xrx, han sido trafdas por la historia de forma fragmentaria e im- precisa: més bien poco se ha dicho del... Pro en los tiltimos tiempos, el investigador y musicélogo bo- ‘gotano Egberto Bermtidez Cujar ha logrado un me- jor acercamiento a su vida y su creacién.' Con base en su trabajo, hemos elaborado este texto, Muchos de os datos vitalesy musicales de Pérraga, aparecidos en los escritos de varios contempordneos suyos y précticamente reproducidos por algunos histo- riadores y musicégrafos colombianos posteriores, en el siglo xx, son muy generales y poco rigurosos. Simple- mente, se circunscriben a una serie de hechos claves, porlos que el personaje se hizo Famoso Asi, por ejemplo, algunos lugares comunes que sehan perpetuado: porsu ascendencia, suele aparecer como venezolano; se dice que nacié hacia 1826 y {allecié hacia 1895; que fue disefpulo de piano de los prestigiosos mtisicos locales Juan Antonio Velasco y Mariano de la Hortiia; que también estudié con el venezolano Nicolas Quevedo Rachadell —famoso iisico edecén del general Bolivar—; que fue un entusiasta aficionado al bello arte, y un reputado pianista y compositor de numerosas piezas bailables 84 {APR T E S tanevista de moda en la capital a mediados del siglo sox, al- gunas de las cuales “hizo editar lujosamente en Bu- ropa, siendo la ms nota- bledeellas ladenominada El Bambuco, obra.de bas- tante mérito y primera adaptacién de un aire po- pularaunapiezaverdade- ramente pianistica”*5* 5628410 Bl musicégrafo An- drés Pardo Tovar, en su antol6gico libro La cul- tura musical en Colombia, cuando se refiere a Parraga, lo sittia en los comienzos del nacionalismo musical colombiano, como uno de sus precursores, por su obra Al Bambuco... Locataloga como uno de 650s artistas ms o menos cultos de la segunda mitad del siglo xx, quienes primero escribieron tales “ai- res”. Yrespecto a esta partitura dice que es una espe- cie de ensayo de estilizacién rapsédica para piano.” Un dato curioso y original es trafdo por Monse- flor José Ignacio Perdomo Escobar en su Historia de [a Miisica en Colombia, libro también de obligada referencia: (Una cantinela popular con que fue arullads la chiguileria santaereia deca en vessels Amelia Pérraga est tristisima porque vejsima se sente ya. Y Manuel Pérraga el Filarménico ‘est con eélico de verla as Suyoesel conocido Bambuco. sjusoreconooer quefueel primer compositor que traté de estilizar esta forma nuestra y de dar sin cial en la mtsicaa ls tons del esto campesino. Su ensayo “Schr os aires populares neogranadines” consituye un fei acer, ypodemns considera como un verdadero Bambuco de concierto, dadas sus difcultades, la dsposicidn de sus ‘atiaciones,y por ser una obra vetaderamente pianist. Hered la costumbre que antaio tira don Neos Quevedo, de “acer msca en sucas, Seejeutabanen ella cbertures roms esoogidos,presentaba asus discpulos de piano y etenaba sus composicions.* En todas partes se sugiere que Pérraga debi6 ser un pianista aventajado, a juzgar por sus composiciones de corte virtuoso que se hizo editar en la ciudad alemana de Leipzig por la afamada casa de Breitkopf & Hartel as pocas noticias que se tienen de él estn relaciona- das con sus presentacionesen Bogotd, en las que inclu- ¥6 variaciones pianisticas sobre el aire del bambuco, constituyéndose en una de las primeras aproximacio- nes a una musica nacionalista colombiana. El personaje y su legado Pero el maestro Egberto Bermiidez—y aqui est Ja novedad— va un poco mas allé, trayendo varios datos vitales y familiares: Manuel Marfa Pérraga Paredes vino al mundo (recién disuelto el suefio bolivariano de La Gran Colombia) hacia 1835 en Bogot4, hijo de la unién del valenciano Francisco Pérraga Hidalgo y la santandereana Paula Paredes Paramanto. En ives ecndmicamenteprsigoss ypudentes, aunque no pertenecientes a a rca oligarquia dela ciudad, encontramos a la familia Parraga, hogar de Manuel Maria Pérraga (c. 1835-2) yde ‘su hermana menor Mercedes Pérraga de Quijano (c. 1845—1871). Ambos fueron hijs de Franciso Péraga y Paula Paredes, € ‘enezmlano de Valencia ellade iedecuesta, hermanadl hombre paiblico, embajador y ministro Victoriano de Diego Paredes, padre su vez de Demet, Temes sides Paredes, dbujantey fetal el primer, plticn el segundo, edvedorydrulgador de materias ciemtficas el tercero. Junto a sus hermanos Francisco y Femando, ya sus primos Paredes (dos de los cuales participaron como violinistas en la orquesta de Ia Sociedad Filarménica de Bogot4), Manuel Maria viajé muy joven a Europa y se estableci6 en los Estados Unidos durante algunos afios (al parecer entre 1852 y 1855). Fue profesor de piano en el internado femenino South Carolina Female Collegiate Institute, situado en Barhamwville, en las afueras de la ciudad de Colum- bia, en el estado de Carolina del Sur. Su hermana enot Mercedes, compositora y escritora, fue la pri- Volumen 1 N°.2/ Julio-diciembre, 2001 mera esposa del historiador y bibliotecario José Maria Quijano Otero, quien también estaba ligado a la fa- milia como socio de Fernando y Francisco Pérraga, los mencionados hermanos mayores, en la compaiifa Praga & Quijano, activa en inversiones, exportacio- ‘nes, importaciones y comercio a mediados del siglo. Después de publicar sus primeras obras en las ciu- dades de Columbia y New York, Pérraga regres6 al pais finales de 1855 y algtin tiempo después —como se verd més detalladamente después— particip6 en un concierto en el que su improvisacién sobre un esque- ma melédico-arménico de moda conocido como bambuco, unto al guitarrista y compositor Nicomedes Mata Guzmdn (c. 1830-2) y al visitante flautistaita- liano Achille Malavasi, fue el punto de partida para la elaboracién de las conocidas variaciones por las que ha pasado a la historia. Estaba mejor preparado que sus otros colegas miisicos para producir una obra de gran aliento pianfstico. Su permanencia en el exte- rior le permitié estar familiarizado con las obras de Henri Herz, Sigmond Thalberg y Louis Moreau Gottschalk y es muy probable que en New York haya podido asistir a sus conciertos.'® Manuel Marfa Pérraga se vinculé en 1856 a la famosa Sociedad Filarménica de Bogoté en el tilti- ‘mo aio de u funcionamiento, como uno desus pia- nistas de planta, Poco tiempo después de ingresar a la entidad, figura como su director musical. Esta institucién, una de las mas importantes en la histo- ria musical bogotana, fue a primera desu género en el pais —Ia otra se llamé Sociedad Lirica— y tuvo como uno de sus objetivos la creacién de una orques- tay una programacién de conciertos ptiblicos que pudiera actuar con cierta regularidad. Fue fundada porel ciudadano inglés Henry Price (1819-1863) y du- rante sus diez afios de funcionamiento, agrupé no so- lamente a miisicos profesionales y aficionados —que participaban como solistas, miembros de la orquesta y el coro—, sino a mecenas y un piblico cautivo. La- mentablemente, los sucesos politicos de la primera mitad de la década de 1850 yel fallecimiento de algu- Universidad de Antioguia /Facutad de Artes YR T E Starevista ‘nos de sus animadores, no pemmitieron el florecimien- to de la institucién. Nuestro biografiado prictica- mente asistié a los tiltimos momentos de la Sociedad. En mayo de 1858, Pérraga inici6 con otros mi- sicos y aficionados, entre ellos el comerciante ale- mén Alejandro Lindig, la Sociedad Unién Musical, entidad que tuvo corta vida pero que fue el producto del nuevo impulso dado a la vida musical bogotana, con la temporada de la primera compafifa de 6pera italiana en visitar la ciudad. Después de desapareci- das las Sociedades Filarménica y Lirica, la intencién de la nueva institucién era mantener una orquesta con una programacién mensual yen sus filas conta- ba con varios miisicos conocidos (Pérraga, Lindig, Mata y los Horta, entre otros) y los mas prestigiosos comerciantes, politicos e intelectuales del momento (entre ellos, Raimundo Santamaria, Mariano Tanco, Florentino Gonzélez, Lazaro Marfa Pérez, José Marfa Cordovez Moure y Salvador Camacho Roldan). En el primer concierto de la na- ciente empresa cultural, ce- lebrado el 24 de julio de ese afio, ademas de las inevita- bles oberturas de épera, las consabidas arias en versiGn de los cantantes italianos visi- tantes y Ia presentacién del conocido Himno Nacional 1.20 de julio del malogra- do pianista y compositor José Joaquin Guarin (1825-1854), para coros y orquesta, como novedades atractivas del pro- ‘grama, se incluyeron algunos movimientos de sinfo- nas de Beethoven y se present6 Pérraga al piano interpretando su Fantasia para piano Tequendama, la primera obra de estas caracteristicas de un composi- tor nacional."" Sobre la creacién original completa de Manuel Marfa Pérraga se pueden consultar dos fuentes prima- rias diferentes, con algunas pequefiasdiscrepancias: la 85 (OR Eafe oy ” ecetimmmetiopiid ated 86 {AYR T B S tarevista primera es la ya mencionada y muy cuidada edici6n alemana de sus obras, La segunda es una especie de catilogo elaborado hacia 1859 porel propio composi- tory publicado en un periddico de la época...° Ta fastuosa edicién de la imprenta de Breitkopf & Hartel de Leipzig incluye casi todas sus obras, pianisticas, que de esta manera han llegado a noso- {ros. El catélogo, con ntimeros de Opus y nombres en francés y en espatiol, es como sigue: Op. 1: Sultana, gran nocturno de concierto Op. 2: El tiple, torbellino Op. 3: Le Ruisseawe [El arroyo],* valse brillante Op. 4: Fantasia brillante Op. 5: Le Départ (La partidal, nocturno senti- mental Op. 6: Sofia, polka brillante Op. 7: Minerva, valse brillante Op. 8: La novia, polka-mazurka Op. 9: Edda, polka brillante Op. 10: Virginia, polka brillante Op. 11: Matilde, polka-mazurka Op. 12: La Solitude (La Soledad ), trozo de salon Op. 13: nés, polka-mazurka, y Op. 14: Bl bambuco, Aires nacionales neo-gra- nadinos variados.™ El articulo de Al Mosaico es comentado asi por Lamusioéloga Ellie Anne Duque, en un interesante y ‘muy cuidado estudio sobre las publicaciones periédi- cas colombianas del siglo xtx: Enavisode prens, Praga nace un listado de 18 obras parapiano, ‘uno dels insentaros mas compleos desu produccin. Todas las obras alli mencionadas fueron editadas, en Colombia 0 en Alemania, por iniltiva del propio compositor. Bl litado aportao or Praga incuye Ls siguientes obras: ‘Op 1 Saltana grande nocturne de cancer p.2 La novia, poka-mazourka p.3 Eda, olka beilante p. 4H tiple, caro sobre ares nacional ranainos p.5 Virgina, polka de sal p. 6 Ue Rousseau (i) "vase brane 0p. 7 Minera, vase brilante 0p. 8 Le Dépat, nocturne sentimental p.9 ns, polka-mazourks (p.10 La Solita fantasia origina (p. 11 Sof, poke illane Op 12 Fantasia sobre un tema orignal Op. 18 Matilde, polka-maznarka 0p. 14 EL bambuce, baile nacional tanserito p.15 Bl equendaa, romance 0p 16s Candas, tes pois Op. 17 May Queen, galepa p. 18 Luis, polka (on ets 18 bres, erage demuestra que en Bogot de 1860 rapesibleescuchar un eer descngualmentenbogaen uropac vas mazucasy pleas bella pezscaracteistias (Goctumo, remanza, fans) de intencinevocadore ypilzas con clara tendencianacionalista. Este tikimo importante {ngetient, an propio dela misica dl siglo xx (.):es abo que han hecho su presenacn en sociedad as “etlzaciones”y adptacions parse piano de aires tradicional, Bs de anoar queen el listado de £1 Mosaic figura un dato important: bambuco ¢ una transrpcn, es deci, pees como aire tradicional Pé4rraga habja publicado, ademés, en la Litogra- ffa de Martinez Hermanos de Bogoté, un trio de par- tituras de circunstancia: las polkas Las Candidatos, dedicadas al doctor Manuel Murillo Toro, a don Mariano Ospina Rodriguez y al general Tomas Cipriano de Mosquera,*cuando los tres personajes, aspiraban alas elecciones presidenciales de 1857. Asf mismo, en un texto que no ha sido cotejado, se mencionan otras obras de Pérraga: el bambuco Sendas, varias misas y dos himnos, uno dedicado a Bolfvar y otro a Santander Su talento pianistico y conocimiento del instru- mento le permitieron a Manuel Marfa Pérraga plas- mar obras que anunciaban o segufan la tradicién nacionalista, como sus dos series de variaciones, una sobre el torbellino y otra sobre el bambuco. La prime- * Los nombres entre corchetes son treduociones nuestras: No aparecen en el documento original. Volumen 1 N°.2/Julio-diciembre, 2001 ra obra, basada en esquema ritmico del torbellino, y que dl Ilamn6 sugestivamente Zt Tiple evoca la famo- sapieza de Gottschalk titulada 7he Banjo (Fantasie grotesque), Opus 15 (1854), en la que se usa embleméticamente un instrumento tfpico como simbolo de miisica nacional” No s6lo fue una de sus primeras obras, como lo prueba el orden en el cual apareci6 en los catdlogos mencionades, sino que fue de las més difundidas, como que fue reproducido en varias entregas en Murdo al Dia en 1931, siguiendo Ia intencién de este vespertino capitalino de hacer una historia de la misica nacional* En Jasegunda obra, precisamente la que nos ocu- paen esta edicidn, y denominada, como yase dijo, Et bambuco, Aires nacionales neo-granadinos va- riados Op. 14, para piano, Parraga elabora mucho mis que sus antecesores y contempordneos el mismo esquema mel6dico y arménico de una tonada en ese ritmo andino, muy popular por ese entonces en la capital. Las dems obras de este compositor se apegan al repertorio del momento: la mayorfa son piezas de baile, en los ritmos importados de polca, mazurca, galopa y vals, y otras siguen el estilo de los noctur- nos, estudios y fantasfas brillantes y de concierto de los compositores-pianistas de aquel momento” ‘Aunque no se conocen los detalles de sus tiltimos afios, se afirma que Manuel Marfa Pérraga dict6 cla- ses de piano, violin y guitarra en los Colegios Mayor del Rosario y La Merced, en Bogota” Laobra En un texto que se esté volviendo clésico, el folclordlogo Carlos Mifiana, resume el origen y la historia del bambuco en el siglo xxx colombiano, asi Apes del econociminto que rei de todas as elses sociales nel siglo elharbuco raids de laut, eros y tabs, hambueo guerer y poplar, todavia no podia entrar en los ‘salones", aunque mas de una velo hizo con su entusiasmo lla. Haba que aclmatal pues “noe bien el uid dela tambora en un salén” (1848). “Tanto ha alinado el ofdo en esta oc, que yen se require un sonido fuerte para levar el compés Universidad de Antioquia /Facuitad de Artes

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