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8 Sobre les Prokiemas Sociales POR RLOS VAZ FERREIRA Profesor en [a Universidad de Montevideo MONTEVIDEO prenta de ta “Editorial Aibalres”’ JOSE A, CARFERA 989 1930 Nuestros prapcsites Nuestra Universidad esta en deuda con la Socie- dad, Sin; duda que es la més impresionante y cer- tera acusacién que puede hacérsele a aquélla. Pre- paradora exclusiva de profesionales, ella no cum- ple la funcién cultural y social que el pais necesita y exige con urgencia histérica. De ahi que la re- forma Universitaria deba ser elevada al rango de Jos grandes problemas nacionales. Mas aun, la Reforma Universitaria ya es un ideal dinamica- S nuestro pueblo, Hse ex en sintesis nuestro presrama Digamos finalmente que si hemos eseogida piri iniciar nuestras publicaciones el libro «SOBRE LOS PROBLUMAS SOCIALES» de Carlos Vaz Ferreira, uo ha sido sdlo en atengién al ea rdeter de esa obra y a su valor intrinseco, sino que debe verse en ello también un homenaje a quien ha sido Hevad:, por la juventud reconovida, a la alta promocién de MAESTRO. Vo vaya, ahova, este libro, a fecuadar el alma eolectiva, BES NUESTROS PROPOSITOS 7 Que la cosesha sea Optima para compartirla con tedos aquellos amigos de la «cultura popular> que c tribuyeron eficazmente a la realizaeién de los pre -ésitos que alienta el «Centro Aridl». Comisién Direetiva del Centro, afie 1930: Héctor Gonzdlez Areosa, Carlos Grauert, Ar- turo Figweredo, Pedve Tufré Berta, Ariu- turo Prunell, Enrique Isola, Héctor E. Fu- sanello, Hugo Ferndndez Artusio, Arturo Dubra, Manuel R. Blanco, Lincoln Croce, Quirino Lara, Héctor A. Grawert, Eduardo Siandra, Alberto Becerra. om, NOTA Estas conferencias sobre los problemas sociales dictadas en mi curso de 1920, fueron una reproduc- cidn vesumida de otras mucho mds exiensus y com- pletus que di en mis cursos de 1917 y 1918, y que no fueron recogidas por haber la Universidad su- primido eb servicio taquigrayico de mi Cdtedra de Conferencias poco después de la creacion de ésta. Habiéndose restablecido recieniemente ese servicio, lo udilicé para dictar, ademds de las conferencias nuevas, restanenes de algunas anieriores. Tengo que publicar, pues, las presentes, en las peores condiciones posibles: con todos los defectos de la improvisacién verbal (que ni atin en cuanto ala forma han sido corregidos en esta version ta- quigrdfica), y sin eb calor y la espor uneidad que pudieron originariamente compensay Pero sub- siste lo esencial: la verdad posible de mis ideas (que yo creo que es mucha) y su oportunidad. Sefiores : 1 problema social (0, por si se quiere hacer euestién de palabras, el conjunto de los proble- mas sociales): se puede resolver? y gen qué sen- tido? El problema social seria un problema de accién y de ideal, de los que en mi «Légica Viva», donde desarrollo la teoria rvespectiva, he Namado norma- tivos. Estos problemas, de hacer o de preferir, difie- ven de los explicativos, de conocimiento 0 consta- tacién; y, mientras en los explicativos la solucién pnede, pradctica o al menos tedricamente, ser per- fecta (por euanto soluciéa, en tales problemas, cmiove decir Hegar a conocer los hechos, a eonocer “Ya realidad), no suele suceder lo mismo en nuestros problemas normativos: solveién tiene, aqui, otro sentido, y la posihle puede ser solamente una solu. cién de eleccién, no forzosamente perfecta. .. Esto filtimo todos lo entienden y admiten en cier- tos casos simples y practicos. El hombre que se pre- ennta si le conviene habitar en la ciudad o en la campafia, entiende bien, y todos entienden, que en una y otra cosa hay ventajas e inconvenientes, y que estos tltimos no se pueden suprimir del todo; 12 CARLOS VAZ FERREIRA que, por ejemplo, viviendo en la ciudad, estara, ese hombre, més ceca del centro de sus ocupaciones, pero en cambio, p. ej., crviarad menos sanos a sus hi- jos; que viviendo en el campo, tendra la ventaja y el inconveniente contrarios, ete., ete. il que delibe- va sobre si debe o no hacer un viaje, comprende per- fectamente que no puede conseguir al mismo tiempo las ventajas que habria en hacerlo y en dejar de hacerlo, y que si opta por las posibilidu- des estéticas, higiénicas, econémicas o de cualquier otro orden que el viaje le ofrezca, debera en cam- bio alejarse de los seres queridos, renuuciar a sus habitos, ete.; y al contrario si se queda... Pero es- to, que cualquiera reconoce y comprende para casos simples, ordinarios, materiales, ocurre que no so comprende y sobre todo no se siente tan claramen- te para casos mds complejos; y, sobre todo, para los de orden social. Con respecto a éstos, es estado co- mtn —consciente o no— el de creer que podria y hasta deberia existiv e implantarse algo perfecto, A veces proviene, este estado de espiritu, de una espe- cie de providencialismo fo~reviste esa forma}: tal, por ejemplo, el estado mental de un Mnrique Geor- ge, que expresamente argumenta con el iazona- miento de que debe haber alguna manera natural. e ideada por el Creador, de aplicar impuestos, asi como hay una manera natural de caminar; pero en general (tal vez hasta en casos como el anterior, en el fondo) lo que hay sobre todo es el error comin SOBRE LOS PROBLEMAS SOCIALES 13 de creer que los problemas de hacer y de preferir deberfan forzosamente tener alguna solucién per- feeta, esto es, que sdlo ofreciera ventajas, sin in- conyeniente alguno. No es asi; por lo menos, no es asi forzosamente ; x lo comin es que los problemas de este orden sélo udinitan lo que hemos MWamado una solucién de eleceidn, Fl verdadero método para tratar estos proble- mas, supone abstractamente tres momentos: pri- mero, previsién y consideracién de todas las solu- aiones posibles; segundo, determinacién y compara- ciones de las ventajas e inconvenientes de cada ima de estas soluciones; y; tereero, eleccién, (1) Ta difienltad especial del primer momento, es la de poder tomar en cuenta’ todas las teorfas po- sibles: muchas eseapan a menudo a nuestra pre- visién. sea por no estar formuladas, sea porqte re- sultarian de eomhinaciones, conciliaciones, ete. de Fn el segundo momento, las que econsideramos. suelen ser inmensas las dificultades que impone la neecsidad de considerar, observar, o prever todas las ventajas y todos los inconvenientes. Y todavia hay que tener en cuenta que el tercer momento, c eleccién, se complica con las preferencias indivi- duales. (1) Ver mi «Légica Viva; Problemas explicativos y pre * blemas normativos. 14 CARLOS VAZ FERREIRA En el caso del problema social, la diticultad eg inmensa; quizis en ningtin problema lo es tanto. Sélo imaginar todas las soluciones del problema so- cial, nos es ya imposible: habria que tomar en euen- ta, ademas del régimen actual, innumerables orga- nizaciones posibles, de las que sdlo algunas pocas, y en grneso, podemos prever. Después, atin sobre esa buse Himitada, el segundo moniento nos presen. ve dificultades mds grandes todavia, pues habria que prever y apreciar todas las ventajas y to- dos los inconvenientes de cada organizacion, lo que mal podemos hacer para la existente, a causa del acostumbramiento, y para las otra: posibles y tedricas, por la imposibilidad de prever muchos efectos. Y, tinalmente, el tercer momento, la eles- cién, supone todavia grandes discontormidades in- dividuales, atin sobre la base hipotétien de la von- formidad de hecho en cuanto a las ventajas o in- convenientes de cada soluciin, pues, por ejemplo, para elegir entire la predominancia de la igtividad o la predominaneia de la libertad, entre la cousi- deracién del biencstar y la consideracién de posibilidades de progreso, influyen en mimeho preferencias y los temperamentos individuales Siempre, sin embargo, el método es ese 3 ¥ su condicién esencial, comprender de antemano que lo que hay que buscar son soluciones da elec On. Bien: yo no voy a intentar resolver, aun con exe alcance, este problema —o este conjunto de pro- las as SOBRE LOS PROBLEMAS SOCIALES 1b plemas— primero, porque, al respecgo, siento mucho pero sé poco; y, segundo, porque, atin Genee i lo que sé y domino, creo que mos resultara mas fecundo no enearrilarnos en un método demasia- do ordenado que nos lleve a modos de pensar mas bien reflejos... Sentir y obscrvar mas libremente, nos dejaria m4s itil resultado. Y hay, en todo cage, algo en que me siento muy seguro, y que es bueno saber y sentir. Desde luego, si alguien se pore a pensar libr> mente y a sentir libremente —libertad en cuanto a prejuicios, en cuanto a teorfas, en cuanto a inte- reses, ete.—, sobre los hechos y cuestiones sociales, observando todo lo que se puede observar, procu- rando comprender todo lo que se puede compren- der, y, ademas, sintiendo, empezara seguramente por deseorazonarse ante las dudas, conflictos y contradieciones que atacan su espiritu sincero. Pero si entonces, en vez de caer en la desespera- -46n o en la indiferencia, si en vez de abandonar— lo que hacen tan a menudo muchos que son dema- siado comprensivos para entregarse a alguna unila- teralidad— nos decimos: «Bien: no podemos resol- ver del todo, ni siquiera dominarlo todo; pero bus- quemos; intentemos pensar y querer algo mejor, re- ducir el mal...»; entonces se presenta algo utili- simo y bueno, que es lo primero quae voy a tratar de sintetizar aqui; y es empezar por investigar si hay tanta oposicién real como aparente, si no de-

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