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Una humilde propuesta que tiene por objeto evitar que los hijos de los pobres sean tna carga para sus padres o para el pais, yhacer que redunden en beneficio de la comunidad ‘esta gran ciudad o viajan por el pais, ver las calles, los ca~ ‘minos y las chabolas abarrotados de mendigas que, segui das de tres, cuatro o seis hijos, todos desharrapados, im- portunan a los viajeros pidiendo una limosna, Estas ma- Gres, en vez de poder trabajar para procurarles su probo sustento, se ven obligadas a deambular todo el dia mendi- gando el alimento de sus desamparados hijos, quienes, al crecer, bien se tornan ladrones por falta de trabajo, bien abandonan su querida patria para luchar por el Preten- dente en Espana! o para trabajar en las Barbados como si fueran esclavos. ‘Creo que todas las partes estardn de acuerdo en que con este ingente ntimero de nifios en brazos, a cuestas 0 a los * Titulo origina: A Modest Proposal for proveming the Children of Poor People fr being a Bren to thei Parents or the Country, and for making them Beneficial othe Publik 1. Serefierea Jacobo Eduardo, cl Od Pretender hijo de los catilicos aco- bo ly Maria de Méena,y pr ots parte hace referencia ala guerra de sucesiin de Espaia entre los Habsburgo los Borbones (1701-1715). B 1“ rosaries srr talones de sus madres, y con frecuencia también a los de sus padres, seaflade un muy serio perjuicio al ya deplora- ble estado en que vive el reino. Asi pues, quienquiera que dé con una solucién sencilla, econdmica y justa, que per- rita hacer de estos ninios miembros saludables y de prove- cho para la comunidad, se hard acreedor de tamafio agra- decimiento, que ésta habré de erigirle una estatua como protector della nacién. Pero nada mis lejos de mi intencién que buscar sélo tuna solucién para los hijos de los mendigos declarados: esta es de més hondo calado y comprenderi el total de nifios de cierta edad que hayan nacido de padres que a duras penas puedan mantenerlos, como sucede con Jos que nos piden limosna en la calles. Por mi parte, he dedicado muchos afios a reflexionar sobre este asunto y, tras estudiar al detalle las diversas ini- que otros han presentado, me atreveria a sostener ‘que han incurrido en errores de célculo garrafales. Es cier- to que un nifio recién parido por su madre puede ser ai ‘mentado con su leche durante un aio natural con no mu- cho mayor sustento, sin que todo ello ascienda a més de dos chelines, cantidad que la madre ciertamente puede conseguir o bien su equivalente en desperdicios-, median- te su legitima ocupacién de mendiga. Pues bien, es preci- samente a la edad de un aio cuando propongo disponer de ellos de manera que dejen de ser una carga para sus pa- dres 0 para la parroquia, no necesiten comida ni ropa du- tantel esto desu vidas muy al contrario,puedancon- tuibuir a la alimentacién y en parte ala vestimenta de mu- chos miles. ver aa Del mismo modo, mi propuesta encierra otra gran ven- taja, pues evitarfa los abortos voluntarios y esa horrible prictica ~jvalgame Dios!, demasiado habitual ya entre no- in ADE HOHE 15 sotros~ de que las mujeres asesinen a sus hijos bastardos, sacrificando a esas pobres criaturas inocentes; mas por aho- rrarse el gasto que la vergtienza, creo yo, yes que sin duda esta propuesta provocaria lagrimas y despertaria la com: pasidn del mas barbaro e inhumano de los corazones. Del millon y medio aproximado de almas que puede al- bergar este reino, calculo que habré unas doscientas mil parejas con mujeres en edad de concebir, a las que resto a su vez treinta mil parejas que pueden en verdad mantener sus propios hijos, aunque me cueste creer que haya tan- tas con las actuales penurias que vive el reino, Mas, dado esto por supuesto, quedarian todavia ciento setenta mil ‘mujeres fértiles. A su vez, descuento otras cincuenta mil por aquellas mujeres que abortan o cuyos hijos mueren acci- dentalmente o perecen por alguna enfermedad en el trans- curso del primer afo. Asi, cada afio quedan solamente ciento veinte mil nifios de padres pobres. Llegado a este punto, la cuestién es saber cOmo se va acriar'y mantener a todos estos nifios, que, como ya he dicho, en las actuales circunstancias se me antoja inviable, vistas las soluciones hasta ahora propuestas, pues ni podemos emplearlos en la manufactura ni en la agricultura. Tampoco se construyen ‘casas (en este pais, quiero decir) ni se cultivala tierra. Rara vez aleanzan a ganarse el sustento mediante el hurto antes de los seis afios, salvo que apunten manera y talento, aun- que confieso que aprenden los rudimentos mucho antes; asi durante ese tiempo podrian ser considerados en ver- dad como aprendices, ya que, segiin me aseguré un dis- tinguido caballero del condado de Cavan, él no tiene constancia de mds de uno 0 dos casos por debajo de la edad de seis aiios, y eso que esta regién del reino es muy afamada por la celeridad con que se adquiere gran pericia eneste arte. 6 rosatnan ser Nuestros mercaderes me aseguran que un nifio 0 una nina no son mercancia vendible antes de haber cumplido doce afos, e incluso cuando alcanzan esta edad no repor- tan un beneficio por encima de las tres libras o a lo sumo tres bras y media corona en el mercado, lo que no resulta rentable ni para los padres ni para el reino, al ser el coste de alimentacién y vestimenta al menos cuatro veces superior ese valor. ‘Ast pues, paso a exponer mis humildes ideas, que espe- ro no se hagan merecedoras de la menor objeci6n. Un american, conocido mio de Londres y hombre muy instruido, me ha asegurado que un niio sano y bien amamantado constituye, ala edad de un aio, un manjar de lo mas delicioso, nutritivo y saludable, tanto estofado o asado como cocido o hervido, y no albergo ninguna duda de que estaria igualmente bueno en una fricassée oun ra gout, De manera que someto humildemente a la considera- cin piiblica que de los ciento veinte mil nios ya contabi- lizados, veinte mil se reserven para la crianza, de los que s6lo una cuarta parte habran de ser varones, que es mas de lo que concedemos a ovejas, vacas 0 puercos, y mi argu- -mento es que estos nis son rara ver fruto del matrimo- nio, citcunstancia esta no muy tenida en cuenta por nues- tros salvajes. As{ pues, un macho seria suficiente para atender a cuatro hembras y los restantes cien mil pueden, al ano de vida, ser vendidos a la gente de alcurnia y fortu- na de todo el reino, siempre aconsejando a la madre que les deje mamar copiosamente durante el ltimo mes, para ‘que se pongan rellenos y regordetes, aptos para la buena ‘mesa. Un nino serviria para dos platosen un convite, y cuan- do la familia almuerce sola, los cuartos delanteros o trase- 10s harfan un buen plato, y sazonados con un poco de pi- v mienta y sal estarfan muy buenos hervidos a los cuatro dias, especialmente en invierno. He calculado que un nifio recién nacido pesa como pro- ‘medio unas 12 libras y que en un afio natural, si se le ama- manta medianamente, puede llegar hasta las 28 libras. Reconozco que esta comida seré algo cara, y por lo tan- to muy apropiada para los terratenientes, quienes, como yahan devorado a la mayoria de los padres, parece que tie- nen todo el derecho sobre los hijos. La carne de nifio sera asequible todo el afio, pero més abundante en marzo y también un poco antes y un poco después, yes que un importante autor y eminente médico francés nos dice que, como el pescado es un alimento de propiedades prolificas,en los paises catdlico-romanos na~ cen més nifios transcurridos nueve meses después de Cua- resma que en cualquier otra época. En consecuencia, ‘cuando se cumpla un aiio a partir de Cuaresma, los mer- cados estaran mas saturados que de costumbre, porque la proporcidn de nittos papistas en este reino es al menos de {res @ uno, y por tanto mi propuesta encierra otra ventaja adicional, pues haré disminuir el ntimero de los mismos entre nosotros. Ya he calculado el coste de criar al hijo de un mendigo ( agut incluyo a todos los labradores, jornaleros y a cuatro 4uintas partes de los granjeros) en unos dos chelines al ano, hharapos incluidos, y creo que ningtin caballero tendria re- paro alguno en pagar diez chelines por el cuerpo de un nifio bien relleno, que como ya he dicho serviré para cua: tro platos de deliciosa y nutritiva carne y que podré disfru- {ar en compan de algtin amigo concreto 0 con su propia familia ala hora de la cena. De esta forma, el terrateniente aprenderd a ser un buen sefior y se hard popular entre sus arrendatarios, la madre obtendra ocho chelines de ben 1 omar srr cio neto y estaré lista para trabajar hasta que tenga otro nifto. ‘Aquellos que sean més ahorradores (como confieso exi- ‘gen los tiempos que corren) pueden desollar a los ninios, ‘con cuya piel, debidamente tratada, se podran hacer for: midables guantes para seoras y botas de verano para ca- balleros clegantes. Porlo que a nuestra ciudad de Dublin se refiere, se esta~ blecerin mataderos en los lugares més convenientes y se designarain carniceros de acreditada pericia, aunque yo re- comendaria comprar los nifios vivos, sajarlos a cuchillo y sazonarlos en caliente, como hacemos cuando asamos los cochinillos. Recientemente, una persona muy respetable, un verda- deroamante de esta tierra, cuyas virtudes tengo en alta es- tima, al hilo de la conversacién que manteniamos sobre el tema, me indicé muy satisfecho la forma de mejorar mi propuesta. Me comenté que titimamente muchos caballe- ros del reino habjan acabado con sus ciervos y que la falta de carne de venado bien podria ser sustituida por la de ‘mozos y mozas que no superaran los catorce aios de edad ni tuvieran menos de doce, dado el gran mimero de am- bos sexos que estan ya abocados a perecer de hambre en cada condado, por falta de trabajo y oficio; y que fueran sus padres, si estén vivos, 0 si no sus parientes mds proxi ‘mos, los que se deshicieran de ellos. Pero, con el debido respeto a tan distinguido amigo y digno patriota, no pue- do compartir sus sentimientos, yes que mi amigo ameri- cano habia podido constatar, fruto de su dilatada expe- riencia?, que en lo que respecta a los varones su carne era porlo general dura y magra, como la de nuestros escolares 2 Referenca al canibalismo de su amigo indioamericano. ts HeAnLDe PROMLESTA, 19 dado su intenso ejercicio fisico- y su sabor desagradable, yy no saldria rentable cebarlos. Por otra parte, por lo que a las hembras se refiere, sostengo, en mi humilde opinién, que acarrearia una pérdida a la comunidad pues pronto clas mismas pasarfan a procrear. Ademis, no es improba- ble que a algunos aprensivos les diera por censurar seme- jante préctica (aunque sin duda muy injustamente) por rayar en la crueldad, algo que confieso he considerado siempre como la mayor objecién a cualquier proyecto por muy bien intencionado que fuere. Pero, en defensa de este amigo mio, diré que él mismo ‘me contes6 que esta idea se le ocurrié gracias al famoso Sall- ‘manaazor, un nativo de a ista de Formosa que desde all se vino a Londres hard unos veinte afios, y que en el transcur- so de una conversacién le dijo que en su pais, cuando cual- uier joven era ajusticiado, el verdugo vendia el cuerpo ala gente distinguida como bocado exquisito, y que en sus tiempos, el cuerpo de una nia rellenita de quince afios ‘que fue crucificada por intentar envenenar al Emperador fue vendido, a trozos y desde la misma picota, al Primer Ministro del estado de Su Majestad Imperial y a otros grandes mandarines de la corte, por cuatrocientas coro- nas. Tampoco puedo desde luego negar que si se diera el mismo trato a algunas jévenes rellenitas de esta ciudad que sin tener donde caerse muertas, no dan un paso sino sensilla de mano, y acuden al teatro y ala fiestas lucien- do vestidos extranjeros que nunca pagarin-, el reino no estarfa peor. ‘Algunas personas de naturaleza pusilénime estén muy preocupadas por el abultado niimero de gente pobre que ‘esanciana, estd enferma o lisiada, lo que ha avivaclo mi de- se0 de encontrar el camino a seguir para aliviar ala nacién de una carga tan pesada. Sin embargo, no sufro en modo 2 rosa sare alguno por este asunto, pues bien sabemos todos que a diario se mueren y se pudren a causa del frio, del hambre, de la porqueria o de los bichos, y esto ocurre tan répido ‘como cabe razonablemente esperar. Y en cuanto a los j6- vvenes trabajadores, estan ahora en una situacién casi igual de esperanzadora. No pueden conseguir trabajo y por consiguiente se consumen por falta de alimento, hasta el cextremo de que si en cualquier momento son accidental- ‘mente contratados para algtin trabajo corriente, no tienen fuerza para llevarlo a cabo, y por lo tanto el pais y ellos mismos son felizmente liberados de males venideros. Esta digresion se ha prolongado demasiado; retomaré pues el asunto que nos ocupa. Creo que las ventajas de la propuesta que he hecho son evidentes, numerosas y de Ja mayor importancia. Para empezat, como yahhe sealado, se reduciriacons- derablemente el mimero de papistas que nos invade cada afto, ya que son los mas prolificos de la nacién, asi como ‘nuestros mas peligrosos enemigos, pues permanecen en el pais con el proposito de entregar el reino al Pretendiente al trono, con la esperanza de obtener provecho de la ausencia de tantos buenos protestantes que han elegido dejar su pais, en ver de quedarse en casa y pagar, contra sus con- ciencias, diezmos a un pastor del Episcopado'. En segundo lugar, los arrendatarios més pobres ten- ran algo propio de valor que por ley pueda ser embarga- do y les ayude a pagar la renta a sus sefiores, al estar ya su grano y su ganado confiscados y ser el dinero para ellos algo desconocido. En tercer lugar, considerando que el mantenimiento de cien mil ninos desde los dos afios de edad en adelante no 3, Sesobreeniende que se tata dela Iglesia angliana mee WoDN rer a puede bajar de los diez chelines por cabeza y aio, las reser- vvas del Estado verdn incrementado su caudal en cincuenta il bras al ato, ademas de los beneficios que reportaré el ‘nuevo manjar que se servird por todo el reino en las mesas de todos los caballeros de fortuna que tengan gustos refi nados. Asi el dinero circulara entre nosotros y la produc- ci6n y la manufactura de estas mercancias sera propia, En cuarto lugar, las criadoras fijas, ademés de la ganan- cia de ocho chelines al aiio por la venta de sus hijos, se li- brardn de la carga de su sustento pasado el primer ao. En quinto lugar, esta comida atraerd igualmente mucha clientela a las tabernas, cuyos duefios, ciertamente previ- sores, sabrin procurarse las mejores recetas para conse- guir un perfecto alifio y, por consiguiente, verdn sus esta~ blecimientos frecuentados por todos los caballeros distin- guidos, que con razén se muestran tan ufanos de apreciar la buena mesa. Ademés, todo buen cocinero que sepa como complacer a sus clientes se las ingeniara para elabo- rar platos tan caros como ellos deseen. En sexto lugar, esto actuaria como un gran al para el matrimonio, que toda nacién sabia, bien ha incen- tivado mediante recompensas o bien ha impuesto a través de laley yel castigo. Aumentaria el cuidado y la ternura de las madres hacia sus pobres criaturas, al asegurarse un sustento de por vida, que el poder piblico entenderia como beneficio anual en vez de como gasto. Pronto veria- ‘mos tna sana competencia entre las mujeres casadas para ver quign de ellas puede sacar al mercado el nifio més gor- do. Los hombres estarian tan orgullosos de sus mujeres durante el periodo de embarazo, como lo estén ahora de sus yeguas y vacas prefiadas.o de las cerdas cuando estén a pun- to de parir, y no se atreverian a pegarles o darles patadas (prictica tan habitual) por miedo a causarles un aborto. 2 rosartas sare Puedo enumerar muchas otras ventaja, por ejemplo la deafadir algunos miles de cuerposa nuestra exportacién de carne de vaca en barril; aumentar el consumo de carne de cerdo y mejorar el arte de hacer buen beicon, del que tanta escasez tenemos debido al gran nimero de cerdos que sacrificamos, al ser éste un plato demasiado frecuente ‘en nuestra mesa y que no es de ninguna manera compara- ble ni en sabor ni en excelencia al sabor de un nitto afiojo, gordo y bien criado, que asado entero hard un formidable papel en la fiesta de un seftor alcalde o en cualquier otra recepcin piblica. Pero ésta y muchas otras ventajas pre- fiero omitirlas en aras de una mayor brevedad. Suponiendo que un millar de familias de esta ciudad fueran consumidoras fijas de carne de nino, ademas de ‘otras que podrian tomarla en ocasiones sefialadas, espe- ialmente en bodas y bautizos, yo calculo que Dublin pue- de consumir anualmente unos veinte mil cuerpos, y el res- to del reino (donde probablemente serdn vendidos algo ‘mas baratos) los restantes ochenta mil ‘No se me ocurre que pueda esgrimirse ninguna obje- cidn contra mi propuesta, a menos que se aduzca que el niimero de habitantes del reino se vers muy reducido, Todo lo expuesto es obra mia sin reserva alguna y mi principal prop6sito era ofrecérselo al mundo. Espero que el lector se percate de que concibo este remedio tinicamente para el reino de Irlanda, y no para ningtin otro que haya sido, sea o vaya a ser instaurado sobre la tierra. Por lo tan- to, que ningiin hombre me hable de otras posibilidades: gravar a nuestros absentistas con cinco chelines por libra: ‘no usar ni ropa ni mobiliario para el hogar excepto sies de nuestra produccién y manufactura; rechazar de plano los materiales ¢ instruments que alimentan la riqueza ex tranjera; poner fin al derroche que hacen nuestras muje- es one PREMLEST, 2 res, movidas por el orgullo, la vanidad, a holgazaneria y el juegos introducir una politica de parsimonia, prudencia y templanza; aprender a amar nuestro pais, en lo que nos distinguimos incluso de los lapones y los habitantes de To- pinambo; dejar de lado enemistades y facciones, y no ac- tuar mds como los judfos que se mataban unos a otros mientras su ciudad estaba siendo tomada; guardarse de no vender nuestro pais y nuestras conciencias a ningiin pre- cio; enseftara los sefores a tener al menos cierto grado de sicordia para con sus arrendatarios. Finalmente, i culear un espiritu de honradez, trabajo y eficacia entre nuestros tenderos, quienes, si se pudiera ahora mismo adoptar una resolucién que ordenara comprar sélo pro- ductos autéctonos, se unirian a renglén seguido para en- galiarnos, imponiéndonos un determinado precio, medi- da y calidad, de los que ya nunca se podria siquiera espe- rar una oferta razonable y justa aunque con frecuencia y de buena fe se les haya invitado a ello. Por lo tanto, os repito que ninggin hombre me hable de estas u otras alternativas similares mientras él mismo no vislumbre algtin decidido y sincero intento de llevarlas ala prictica ero, por lo que a mi respecta, después de agotar mis fuerzas tantos aftos, ofreciendo estos vanos, ociosos ¥ vi- sionarios pensamientos,y tras haber desde hace ya tiempo renunciado a cosechar éxito alguino, vino la fortuna a pre~ miarme con esta propuesta, que, dado que es totalmente original, ademas de convincente y factible, no comporta nninggin gasto, acarrea pocos problemas, depende por completo de nosotros y con su puesta en prctica no co- rremos ninggin riesgo de importunar a Inglaterra. Este tipo de mercancia no va dirigida a la exportacién, al ser esta carne de textura en exceso tierna como para tolerar x rosary swt tun largo tratamiento con sal, aunque bien podria nom- brar un pais que estarfa deseoso de comerse nuestra na- ign entera sin sal alguna. Después de todo, no hago una defensa tan obstinada de mi propuesta como para rechazar otras alternativas ~igualmente inocuas, econdmicas, sencillas y efectivas~ gue ofrezcan hombres sensatos. Pero antes de que alguna iva de esta naturaleza entre en colisién con mi pro- puesta y ofrezca una mejor, espero que su autor autores estén dispuestos a plantearse con serenidad dos cuestio- nes, Primero, en el momento actual, cémo podrén pro- porcionar comida y vestimenta a cien mil imitiles bocas y cuerpos. Y en segundo lugar, al haber alrededor de un millén de criaturas con forma humana a lo largo y ancho de este reino, cuya subsistencia globalmente considerada les acarrearia una deuda conjunta de dos millones de li- bras esterlinas, sumando a aquellos que son mendigos de profesién el conjunto de granjeros, labriegos y jornaleros con sus mujeres e hijos, que, en puridad, también son ‘mendigos. Espero que los politicos que no aprueben mi propuesta y sean tan intrépidos como para buscar ui solucién, pregunten primero a los padres de estos morta- les si al dia de hoy no considerarian una gran felicidad hhaber sido vendidos a la edad de un afio como comida en Ja forma que yo sugiero, y as{ pues haberse evitado un ctimulo perpetuo de desgracias como las que desde en- tonces les han sobrevenido por la opresién de los sei res, por la imposibilidad de pagar el arriendo al no dis- poner de dinero o negocio, o por la falta de un sustento ordinario, de casa o de vestimenta para protegerse de las inclemencias del tiempo, y sin la més remota posibilidad de evitar alguna vez las mismas © mayores desgracias para su prole, te eam PROALEST, 2% Declaro, desde lo més sincero de mi corazén, que al promover esta necesaria tarea no persigo otro interés per- sonal que no sea el del bien puiblico de mi pais, través del desarrollo de nuestro comercio, a atencién infantil, el ali- vvio de los pobres y la satisfaccién en cierta medida de los ricos. No tengo hijos por los que pueda aspirar a obtener tun solo penique, pues el mas pequeiio tiene nueve afios ya mi mujer ya se le pas6 la edad de concebir.

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