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45, CASO RELATIVO A LA BARCELONA TRACTION, LIGHT AND POWER COMPANY, LIMITED (SEGUNDA FASE) Fallo de 5 de febrero de 1970 En el fallo pronunciado en la segunda fase del caso relativo a la Barcelona Traction, Light and Power Com- pany, Limited (Nueva demands: 1962) (Bélgica contra Espats), la Corte rechazé la demanda de Belgica por 13 votos contra La demanda, incoada ante Ja Corte el 19 de junio de 1962, tuyo su origen en Ja declaracion de quiebra en Espada de la Barcelona ‘Traction, una sociedad const- tulda en el Canada, Su objeto era la reparacion de los petjuicios que, segin la tesis de Bélgica, habian sufti- Ac nacionales’belgas, acionists. de dicha sociedad debido a actos, supuestamente conraris al derecho in- temmacional, que habian cometido respect a esa socie- dad ciertos brganos del Estado espaol. La Cotte resolvi6 que Bélgica carecia de jus standi para ejercitar la proteecin diplomatica de los accionis- tas de una sociedad eanadiense respecto alas medidas adoptadas contra esa sociedad en Espaia. Los Magistrados Petrén y Onyeama adjuntaron una eclaracién conjunta al fallo; el Magistrado Lachs fagreg6 una declaraciOn. El Presidente Bustamante Rivero y los Magistrados Sir Gerald Fitzmaurice, Tana- ka, Jessup, Morelli, Padilla Nervo, Gros y Ammoun agregaron opiniones separadas. El Magistrado ad hoc Riphagen agrepo una opinion disidene, Anuecedentes del caso (Pérrafos 8 a 24 del fallo) La Barcelona Traction, Light and Power Company, Limited, fue consttuida en 1911 en Toronto (Canada), donde tenia su oficin principal. Con objeto de crear y desarrllarun sistema de produccion y distribucion de energia eléctrica en Cataluia (Espada), forms varias Sociedades filiales, algunas de las cuales estaban reis- tradas en el Canada y las demés en Espafa. En 1936, Jas sociedades filialessaisfacian la mayor parte de las necesidades de electricidad de Catalua. Seg el Go- biemo de Bélgica, algunos alos después de a primera guerra mundial una gran parte del capital acclonarial de la Barcelona Traction fue adqutido por nacionales belgas, pero el Gobierno de Espafa aleza que no se ha probado la nacionalidad belga de los accionisas. ‘La Barcelona Traction emitié varias series de bonos, principalmente’denominados en libras estelinas. Ei Servicio de los bonos en libras esterlinas se realiz6 me- dante transferencias a la Barcelona Traction efecu das por las sociedades iliales que operaban en Espafa En 1936, el servicio de los bonos de la Barcelona Tr tion fue suspendido debido ala guerra civil espaiola ‘Una vez concluida esta guerra, las autoridades espato- Jas de control de cambios se negaron a autorizar la aransferencia de las divisasextranjeras necesarias para teanudar el servicio de los bonos en libras estrlinas Posteriormente, cuando el Gobierno de Bélgica se que- 4J6 de ello, el Gobierno de Espala manifest que no ppodian autorizarse las transferencias a menos que se probara que las divisas extranjeras iban a utilizarse Para reembolsar deudas procedentes de la genuina im- Portacidn de capital extranjero a Espaia, y que eso no Se habia demostrado, En 1948, tes tenedores espaioles de bonos en libras esterlins de la Barcelona Traction, recientemente ad- 4uiridos, pidieron al tribunal de Reus (provincia de Ta- ‘Hagona) que declarara la quiera de a sociedad sobre la base del impago de los intereses de los bonos. El 12 de febrero de 1948 se pronuncid un fallo en el que se ddeclaraba quebrada a la sociedad y se ordenaba el em- bargo de los bienes de la Barcelona ‘Traction y de dos de Sus fililes. En cumplimiento de ese fallo, fueron Aespedidos tos principales dicctivos de tas dos soi dades y se nombr6 a directores espatioles. Poco des- Pués, esas medidas fueron ampliadas alas demas socie- dades filiales, Se crearon nuevas acciones de las filles, que fueron vendidas en piblica subasta en 1952 a una sociedad nueva, Fuerzas Eléctricas de Cats- luiia, $. A. (FECSA), que’ consecuentemente adquirié cl control total dela empresa en Espaia Vatias sociedades o personas incoaron sin éxito ac- tuaciones ante los tribunales espafioles. Segin el Go- bierno espafol, antes de que el caso fuese presentado a la Corte Internacional de Justicia, se expidieron 2736 Providencia relacionadas con él y fueron dictados 494 fallos por tribunales inferiores y'37 por tibunales su- Beriwes. La Corts determiné que en 1948 la Barcelona action, que no habfa recibido una notificacion judi cial det ‘procedimiento de quiebra y no estuvo repre- Sentada ante el tribunal de Reus, no incod actuaciones ante los tribunales espafioles hasta el 18 de junio y, por ello, no se opuso ala declaracign de quiebra ea el plazo de ocho dias a partir de la fecha de publicacién del fallo, que establecta la legislacién espatiola, El Go- bierno de Bélgica alepa, sin embargo, que la notifica cién y la publicacién no se hicieron con arreglo a los equisitos legales pertinentes y que el plazo de ocho dias nunca eomenzd a correr. AA partir de 1948 o 1949, presentaron exposiciones al Gobierno de Espaiia los Gobiernos britanico, cana: diense, estadounidense y belga. La intervencién del Gobierno del Canads cesd enteramente en 195: Actuaciones ante la Corte Internacional de Justicia y nnaturaleza de la demanda (Pirrafos 17 y 26.231 del fallo) EI Gobierno de Bélgica presenté a la Corte una pri- ‘mera solicitud contra el Gobierno espaol en 1958, En 1961, notificé el desistimiento de las actuaciones, con ‘miras a que se realizaran negociaciones entre los repre- sentantes de los intereses privados, y el caso fue retira- do de Ia lista general de la Corte. Fracasadas las nego- ciaciones, el Gobierno de Bélgica present6 a la Corte luna nueva solicitud el 19 de junio de 1962, En 1963, el Gobierno de Espaiia presentb cuatro excepciones preli- ‘minares contra esa Solicitud, En sufallo de 24 de julio de 104 1964, la Corte rechazé las excepciones primera y se- gunda y unid al fondo del asunto la tercera y la cuarta En las actuaciones escritas y orales subsiguientes, Jas partes proporcionaron abundante material e infor macién, La Corte seial6 que 1a duracién desacostum- brada de las actuaciones se debia a los largu{simos pla- 208 solicitados por las partes para la preparacién de los, ‘legatos escritos ¥y sus respectivas peticiones de una prérroga de esos plazos. La Corte consideré que no ebia negar esas peticiones, pero seguia estando con- vencida de que, ed interés de la autoridad de la justicia internacional, ios casos debian decidirse sin demoras injustficadas. La reclamacién sometida a la Corte habia sido pre- seniada en nombre de personas naturales y juridicas, pfesuntamente nacionales de Bélgica y accionistas de fa Barcelona Traction, una sociedad constituida en el Canada y que tenia allf su domicilio comercial. El ob- jeto de la solicitud era Ia reparacidn que supuestamente habian sufrido esas personas debido al comportamien- to, que se pretendia contrario al derecho internacional, de diyrsosérgans de Estado espaol respeco alt En Ja tercera excepcin preliminar del Gobierno es- paiol, que se habia incorporado al fondo del asunto, se Afirmaba que el Gobierno belga no tenia capacidad para presentar una demanda con motivo de perjuicios ausados a una sociedad canadiense, aunque los accio- histas fueran belgas, En la cuarta excepcidn preliminar, que también se unié al fondo del asunto, se alegaba. ‘ue no se habjan agotado los recursos que ofrecia el ordenamiento interno espaol. Ei caso presentao ala Crt afectab principalmen- te a tres Estados, Bélgica, Espaiia y el Canada, y era necesario, por consiguiente, resolver una serie de pro- blemas derivadas de esa relacién triangular. El jus standi del Gobierno de Bélgica (Parrafos 32 a 101 del fallo) La Corte examiné primeramente la cuestién —plan- teada en la tercera excepcidn preliminar, que habia sido incorporada al fondo del asunto— relacionada con el derecho de Bélgica a ejercer Ia proteccién diplomati- fea respecto de accionistas belgas de una comp ‘onsttuida en el Canad, ya que las medidas contra las {que se reclamaba habjan sido adoptadas contra la pro- pia compaaia y no contra ningin nacional belga. La Corte sefialé que cuando un Estado admitia en su territorio inversiones extranjeras o nacionales extranje- 105, estaba obligado a extender ellos la proteccién de Ia ley y asumia obligaciones respecto al trato que se les daba, Sin embargo, esas obligaciones no eran absolu- tas. A fin de incoar una reclamaciéa respecto al incum- plimiento de esas obligaciones, un Estado debia prime- xamente probar su derecho a hacerlo. En la esfera de la proteccién diplomitica, el derecho internacional estaba en continua evolucién y tenia que reconocer las instituciones del derecho interno. En el derecho interno, el concepto de sociedad se basaba en una distincin clara entre los derechos de la sociedad y Tos de los accionistas. Sélo la sociedad, que tenia per sonalidad juridica, podia actuar en cuestiones de cardc- {er societario, Los daiios causados a la sociedad fre- ccuentemente perjudicaban a sus accionistas, pero eso nno implicaba que ambos tuvieran derecho a reclamar tuna indemnizacién. Cuando los intereses de los accio- nistas resultaban perjudicados por daiios causados a la sociedad, era a esta ultima a la que tenfan que volverse para que incoara las acciones apropiadas. Un acto que 105 sélo infringiera los derechos de la sociedad no entrafia ba responsabilidad respecto a los accionistas, aunque sus infereses resultaran afectados. Para que la situacién fuera diferente, el acto objeto de la reclamacion debia it dirigido contra los derechos directos de los accionis- tas como tales (Jo que no ocuttia en el presente caso, ya que el propio Gobierno de Bélgica habia admitido uetnobataa su elamacion en una violin de os lerechos directos de los accionistas). E] derecho internacional tenia que referirse a las normas generalmente aceptadas en los sistemas juridi- ‘cos internos. El perjuicio causado a los intereses de los accionistas como resultado de la violaciOn de los dere~ ‘chos de la sociedad era insuficiente para fundar una reclamacién, Cuando se trataba de un acto ilicito co- metido contra una sociedad que representara capital extranjero, Ia norma general de derecho internacional s6lo autorizaba a ejercer Ia proteccién diplomatica, a Tos efectos de obtener una reparacién, al Estado cu} nacionalidad tuviera Ia sociedad. Ninguna norma jur dica internacional conferfa ese derecho al Estado na- ‘ional de los accionistas. La Corte consideré si, en el presente caso, podian cexistir circunstancias especiales para que no se aplica- ta Ta norma general. Habla que estudiar dos situacio- nes: a) El caso de que la sociedad hubiera dejado de exist, y 8) El caso de que el Estado protector de la Sociedad careciera de capacidad para actuar. Respecto ala primera de estas dos posibilidades, la Corte sefialé ue, si bien la Barcelona Traction habia perdido todos Sus activos en Espafia y habia sido colocada bajo admi nistracion judicial en el Canada, no podia afirmarse {que Ia entidad social de la compafia hubiera dejado de ‘existir 0 que hubiera perdido su capacidad para actuar como tal. Con respecto a la segunda posibilidad, no se discutia que hubiera sido constituida en el Canadé y {que tuviera su domicilio social en ese pats, y su nacio- nalidad canadiense habia sido generalmente reconoci- da, El Gobierno del Canada habia ejercido la protec- cidn de la Barcelona Traction durante varios aiios. Si fen un cierto momento el Gobierno del Canada dejé de actuar en nombre de la Barcelona Traction, mantuvo no obstante su capacidad de hacerlo, que el Gobierno es- ppaiol no habia discutido. Cualesguiera que fueran las azones del cambio de actitud del Gobierno canadien- Se, ese hecho no bastaba para justficar el ejercicio de Ia proteccién diplomética por otro gobierno. Se habia alegado que un Estado podia hacer una re- clamacién cuando las inversiones de sus nacionales en el extranjeto, que formaban parte de los recursos eco- ‘némicos nacionales del Estado, fueran perjudicadas en violacién del derecho del propio Estado a hacer que sus nacionales se beneficiaran de cierto tratamiento, ‘Sin embargo, en el asunto actual ese derecho sé6lo po- dia resultat de un tratado o acuerdo especial. Y no ha- bia ningin instrumento vigente de esa clase entre Bél- sca y Espaiia. También se habia mantenido que, por razones de equidad, un Estado podia, en ciertos’ casos, asumir ta proteceidn de sus nacionaies, accionistas de una socie- dad que hubiera sido victima de una violacion del der cho internacional. La Corte consideré que la adopcién de la teoria de la proteccién diplomitica de los accio- nistas como tales abriria Ja puerta a reclamaciones con- ccurrentes por parte de diferentes Estados, lo que podria crear una atmésfera de inseguridad en las relaciones ‘econémicas internacionales. En las circunstancias par- ticulares del presente caso, cuando el Estado cuya na- ‘cionalidad tenfa la sociedad estaba capacitado para ac- tar, la Corte opinaba que las consideraciones de eq dad no conferian al Gobierno de Bélgica ningiin tipo de jus standi La decision de la Corte (Pérrafos 102 y 103 del fallo) La Corte tomé conocimiento de la gran cantidad de pruebas documentales y de otro tipo presentadas por las partes, y advirtié pienamente la importancia de los problemas juridicos planteados por la alegecién que consttuia la base de Ia reclamacién belga y que se referia a las denegaciones de justicia supuestamente ‘cometidas por érganos del Estado espaol. Sin embar- 0, la posesién por el Gobierno belga de un derecho de proteccién era un requisito previo para el examen de esos problemas. Como no se habia establecido ningun Jus standi ante la Corte, no incumbia a la Corte pro- ‘nunciarse sobre ningtin otro aspecto del caso, En consecuencia, la Corte rechazé Ja reclamacién del Gobierno de Béigica por 15 votos contra 1, basén- dose 12 de los votos de la mayoria en las razones ante- rlormente expuestas. ‘DECLARACIONES ¥ OPINIONES SEFARADAS Y DISIDENTES El Magistrado ad hoc Riphagen afiadié al fallo una copinién disidente en la que manifestaba que no podia, cconcurrir con el fallo por estimar que el razonamiento Juridico de la Corte no apreciaba debidamente Ia natu- Taleza de las normas de derecho piblico internacional ‘consuetudinario aplicables en el presente caso. De los quince miembros de la mayorfa, tres suscri- bieron las disposiciones operativas del fallo (rechazo de a reclamacién del Gobierno de Bélgica) por dife- Tentes razones, y agregaron al fallo opiniones separa- 106 as, El Magistrado Tanaka manifest6 que las dos ex- cepciones preliminares unidas al fondo del asunto de- bian haberse rechazado, pero que la alegacién del Go- bierno belga respecto a las denegaciones de justicia no estaba fundada. El Magistrado Jessup Ileg6 a la conclu- sidn de que un Estado, en determinadas circunstancias, tenia derecho a presentar una reclamacién diplomatica en nombre de accionistas que fueran nacionales suyos, ‘pero que Bélgica no habja logrado probar la nacionali- dad belga, entre las fechas que se indicaban, de las personas naturales y juridicas en cuyo nombre habia Dresentado su reclamacién. El Magistrado Gros mantu- vo que el Estado cuya economia nacional fuese perju- dicada tenia derecho actuar, pero que n0 se habia probado la pertenencia de 1a Barcelona Traction a la economia belga, De tos doce magistados de la mayria que apyaron Ja disposicién operativa del fallo sobre la base de los fundamentos establecidos en el mismo (carencia de jus standi por parte del Estado del que eran nacionales los accionistas), el Presidente Bustamante y Rivero y los Magistrados Sir Gerald Fitzmaurice, Morelli, Padilla Nervo y Ammoun (opiniones separadas), los Magis- trados Petrén y Onyeama (declaracién conjunta) y el Magistrado Lachs (declaracién) manifestaron que, sin embargo, existian ciertas diferencias entre sus ra. ‘zonamientos y el que figuraba en el fallo, o que de- seaban aiiadir ciertas observaciones. (El Magistrado Sir Mubammad Zafrulia Khan habla, informado al Presidente de la fase de excepciones pre- liminares de que, habiendo sido consultado por una de las partes respecto al caso antes de su eleccién como miembro de la Corte, consideraba que no debia part par en la decisién.)

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