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DE LA INVENCION RETORICA. DE LA INVENCION RETORICA. LIBRO PRIMERO. Muchas veces he dudado si trae mayores males que bie- oes, 4 los hombres y 4 las ciudades, la facilidad de hablar y el estudio excesivo de la elocucncia. Cuando considero el detrimento de nuestra Republica y traigo 4 la memoria las antiguas calamidades de otros Estados, no puedo ménos de pensar que parle no exigua de estos daiios, se debe 4 los oradores. Mas veo, por otra parte, en las historias, tantas ciudades constituidas, tantas guerras acabadas, tantas alianzas firmisimas y santas amistades adquiridas por la fuerza de la razon y dun mis por la elocuencia, que al cabo de lodas mis ineditaciones he ‘Megado 4 sentar el principio de que poco vale 4 las ciudades la sabiduria sin elocuencia, ai paso que la clocuencia sin sabiduria las més veces dajfia, y fo aprovecha nunca. Por lo cual, si alguno, dejados los rectos y honestisimos estudios de la Razon y de la Moral, gasta todo su liempo en los ejercicios retéricos, sera un pésimo ciudadano; pero el que se arma con la elocuencia 4 9 MARCO TULIO CICERON. para defender los intereses de la patria en vez de menos cabarlos y combalirlos, es, en mi sentir, un varon ulilisimo para los suyos y para la repiblica y un verdadero ciuda- dano. ¥ si queremos estudiar el principio de lo que se llama elocuencia (sea un arte, un estudio, un ejercicio 6 una fa- cultad natural), verémosle nacido de honestisimas causas y simentado en perfectas razones. Hubo tiempo‘en que los hombres andaban errantes por el campo al modo de las bestias, y hacian ta vida de las fleras, ni ejercitaban la razon sino las fuerzas corpora- les. No se conocia la divina Religion, ni la razon de los de+ beres humanos, ni las nupcias legilimas: nadie podia dis- cernir cuales cran sus hijos, ni alcanzaba la utilidad del derecho y de lo justo. Asi, por error é ignorancia, el apes tito, ciego y temerario dominador del alma, abusaba para saciarse de tas fuerzas del cuerpo, perniciosisimas auxiliae res suyas. Ent6nces, un varon (no sabemgs quién), grande sin duda y sabio, estudié la naluraleza humana y la dispo- sicion que en ella habia para grandes cosas, con sélo de« purarla y hacerla mejor con preceptos: congregs 4 los hombres dispersos por el campo y ocultos en la selva, les indujo 4 algo util y honesto: resistiéronse a} principio; pero rindiéronse despues 4 la razon y 4 las palabras del sabio, quien de fieros é inhumanos, torndlos mansos y civilizados. Paréceme que la sabiduria callada 6 pobre de expresion Qunca hubiera logrado apartar 4 los hombres stbitamente de sus costumbres y traerlos 4 nuevo géuero de vida. Y ya constituidas las ciudades, gcdmo hubieran aprendido los hombres 4 respetar la fe y la justicia, cémo logrado de olros que se sometiesen 4 su voluntad, y no sdlo trabajasen en el bien comun, sino que por él diesen la vida, 4 no ser persuadiendo con la elocuencia lo que la razon les dictaba? Sin el prestigio de un discurso grave y elegante, g¢edmo un hombre poderoso habia de humillarse a la ley comun, ni DE LA INVENCION RETORICA, 8. consentir en igualarse con aquellos entre quienes antes so- bresalia, ni apartarse por su voluntad de un habito que tenfa ya fuerza y dulzura de costumbre? Asi nacid y fué creciendo la elocuencia, ejercitada despucs en las artes de la paz y de la guerra, con utilidad grande de los hombres. Mas adelante, el interés particular, con mascara de virtud, se valid de la facundia y del ingenio para trastornar Ics ciudades y poner en peligro 1a vida humana. Expliquemos e) origen de este mal, ya que del prin- cipio del bien hemos hablado. Verosimil cosa me parece que en otro tiempo ni los principiantes 6 indoctos tralaban de los negocios publicos, ni los grandes y sabios varo- nes de las causas privadas. Los asuntos de la Repdblica eran administrados por los personajes mas conspicuos, miéniras fas controversias entre particulares eslaban enco- mendadas 4 otros hombres de no poco ingenio y trave- sura. Y como en estas controversias se defendia muchas veces la mentira, la facilidad de hablar alents la audacia, y fué necesario que los corifeos de la Reptiblica resisticsen 4 los audaces, dando ayuda cada cual 4 sus amigos. ¥ con- fundido ya todo, dié en preferir el vulgo 4 los que tenian elocuencia sin sabiduria, y alentados éstos por su favor, ereyéronse dignos de la gobernacion del Estado. Regido ésle por hombres audaces y lemerarios, siguiéronse tristcs naufragios y calamidades. Por donde vino 4 caer en tanto odio y descrédito la elocuencia, que los hombres de mis ingenio, como refugiandose de la tempestad al puerto, aban- donaron aquella vida sediciosa y de Lumultos, para darse 4 estudios mas tranquilos. Enténces florecieron las demas disciplinas y buenas artes, gracias al ocio forzado de los que mas valian, y fué abandonada la elocuencia cuando era mds necesario cullivarla y defenderla. Si grande era la temeridad y audacia de los necios y malvados, para perdi- tion de la Republica, grande debia ser en los huenos y jus- tos la resistencia. 4 MARCO TULIO CICERON. No se ocullé esta verdad 4 Caton, ni 4 Lelio, ni 4 su discfpulo (que asi puedo Namarle) Escipion el Africano, ni 4 los Gravos, sobrinos del Africano. En tales hombres hubo virtud suma, autoridad acrecentada con la virtud, y, para ornamento de todas estas cosas y defensa de la Republica, grande clocuencia. Por lo cual, 4 mi entender, no debe abandonarse el ejer- cicio de la oratoria, por mas que de él se abuse piblica y privadamente, antes debe trabajarse con mayor ahinco para que los malos no prevalezvan con detrimento grande de los buenos y perdicion universal. Para el bien pablico y privado es titi la elocuencia: ella haze segura, honesta, ilustre y agradable la vida. De aqui proceded grandes bie- nes 4 la Reptiblica, con tal que la sabiduria guie 4 la oratoe tia: con ella obtienea los que la aleanzan y poseen, gloria, honor, dignidades: ella es la mojor y mas segura defensa para los amizos. En muchas cosas me parecen los hom- bres nds humildes y débiles que las bestias, pero les ex- ceden por tener el don de la palabra. jGusin grande no serd la gloria del que vence 4 los demas hombres en aquello en que cl hombre excede 4 las bestias! Y si eslo no se ad- quicre sdlo por naturaleza y ejercicio, sino que es obra deb arte, no sera indtil saber lo que de él dicen los que nos dejaron escritos preecptos de esta materia. Pero antes que tratumos de lus preceptos oralorios, convicne decir del g& nero de la misma arte, de su gfcie, fn, materia y partes, pues conocido esto, podrd estimarse cou mas fuctiidad la razon y método de la Oratoria. * Muchas 6 importantes son las divisiones do lu riencia politica. Una de ellus es Ja artidesour cloeusnsia que Ha- min relorice. Pues ni ascntinus al parece: de lus que creen que no es necesaria Wy cieucia politica para la elu cuencia, y todavia dilerimay mas de lus que juzgan que toda esa ciencia esti reducida 4 la energia y aruliciv del orador. La facultad orator.2 es uua parte, no lode eb suber DE LA INVENCION RETORICA. & civil. Su efcio cs, decir de una manera acomodada pare i% persuasion; su fin, persuadir con palabras. Entre cl gfcio y el fia hay csta diferencia: en el oficio se considera lo gua ha de hacerse; en cl fin, lo gue conviene al ofcio: asi el ofcio del méuico es curar para sanar; el fin es la salud misina. El oficio del orador sera lo que debe hablar; el fin, aguelia por causa de lo cual dete hablar. Materia de un arie 6 facultad Namamos cl objeto en que se ejercita: asi, materia de la medivina son las enfermeda- des y las herilas: materia del arte retérica, las cosas en que se cyoreita el arte y la facultad oratoria. Algunos dicen que estos onjelos son muchos, otros pocos. Asi Gérgias Leontino, ef mis antizuo (quizd) de los retsricos, crey5 que fa oratoria se extendia 4 todas las cosas, y te did una materia inmensa é intinita. Arisbteles, 4 quien la Retérica debe mucha luz y ornamento, dividiS ta oraturia en tres géneros, demostrativo, deliberative y judicial. Demostra- tivo es cl que se emplea en alabanza 6 vituperio de alguna persona. Deliberativo el que se usa para dar el parecer en consults y dispulas civiles. El judicial (5 usado en juie cio) aorana wa acusazicn v la defensa, la peticivn y la re- cusacion. En mi sentir tambien @ estos wes géueros esta reducido el campo de la Oratoria. Pues Hermagoras parece que no entiende lo que dive, cuando divide la materia del orador en causa y cueslion. Causa Mama a la cosa puesta en controversia, con interpoe sicion de personas, ka cual nosotros atribuimos al orador, distinguicndo en ctla los tres géneros, deliberative, de- Mostrativo y judicial, Cuestion apcllida a la cosa puesta en controversia sin interposicion de personas, ve.: gQué bien hay fuera de ta honestidad? gSe engaiian Jos sentidos? gCudb es la forina del mundo? gCaal la magnitud del sol? Cuestio- nes todas hien apartadas del oficio det orador, como ficile mente entendera todo el mundo. gNo es locura atribuir al orador, como si fuesen cosas de puca monta, los problemas 8 MARCO TULIO CICERON. en que més han ejereitado su ingenio los eximios filéso- fos? Y todavia si Hermagoras hubiese sido un grande ora- dor por estudio y disciplina, pudicsamosdecir que, confiado en su ciencia, expuso lo que él podia, 10 to que alcanzaba la elocuencia. Pero eso lo dice un hombre 4 quien es més ficil negar saber oratorio que conceder filosofia. Y no lo digo porque me parezea del todo vana y mentirosa el arts que escribié (pues bien veo. que recogié con ingenio y di- ligencia lo mejor de los tratados antiguos y aiiadi6 algo de su cosecha); pero no basta al orador hablar del arte, como éste hizo, sino hablar segun el arte, en lo cual Hermagoras vali5 poco. Por tanto, me parece que la mejor division de la Retérica es la de Aristételes. Sus partes son (como muchos han ensefiado) invencton, disposicion, elocucion, memoria y pronunciacion. Javen- cion es el hallazgo de cosas verdaderas 6 verosimiles que hagan probable la causa. Disposicion es la distribucion en érden de fas cosas halladas. Elocucion es la acomodacion de palabras y sentencias idéneas 4 la invencion. Memoria es la firme retencion de palabras y cosas. Pronunciacion \a compostura de la voz y del cuerpo segun la dignidad de cosas y palabras. Esto sentado, dejaromos para otro lugar el exponer las razones que determinan el género, oficio y jin de este arte, pues fuera materia larga y que no conduce 4 la exposicion de los preceptos. Pienso que el que escribe de retérica debe tratar de dos cosas: de la materia del arte, y de sus partes. Yo, que escribo de la invencion, hablaré de Ja materia y de las partes al propio tiempo, ya que la iavencion es en todas las causas lo més importante. Todo asunto sujelo 4 controversia encierra una cuestion de hecho, 6 de nombre, 6 de género, 6 de accion. A esta cuestion (sea la que quiera) la Namamos posicion 6 consti- tucion de la causa. La consiitucion es el primer conflicto y contraposicion de la causa, de este modo: lo hiciste: no lo hice, 6 lo hice com razon. Cuando la controversia es de DE LA INVE.GION RETORICA. Tt hecho, y s6lo hay conjeturas, se llama constitucion conjetu- ral; cuando es de nombre y hay que defiair las palabras, constitucion definitica; cuando se cuestiona sobre ia cosa misma y sobre el género del negocio, constitucion general. Pero cuando Ja causa pende de que no se defiende 6 acusa 4 quien conviexe, ni con quien conviene, ni ante el tribu- nal que corresponde, ni se le aplica el tiempo, la ley, la pena etc. debidas, la constitucion se llama érasdativa, por - que requiere éras/acion 6 conmutacion. Algo de ésto ha de intervenir en la causa, porque si no, no habria cuestion ni seria tal causa. La controversia de ecko puede dividirse en tiempos. 6 se discute lo que ha sido, vg.: gmaté Ulises d Ayia?; 6\0 que ha de ser, por ejemplo: glos Fregellanos conseroarin amistad con el pueblo romano?; 6 lo que hubicra sido, vg.: si hubéramos dejudo subsistir & Curtago, chubiera eenido alguna calamided sobre nuestra remislica? La con- troversia de nombre tiene lugar cuando, averiguado ej he- cho, se pregunta cémo ha de llamarse, no porque se dude del hecho mismo, ni porque deje de estar comprobado, sino porque 4 unos les parece de una manera, 4 otros de otra, y por ende le llaman con distintos nombres. En estos casos conviene definir y describir brevemente el hecho, vg.: si se pregunta gel que roba un objeto sagrado en una casa particular ha de ser tenido por dadron 6 por sacrilego?, necesario es definir lo que es ladron y lo que es sacrilego, y mostrar con la descripcion misma que el hecho mereco otro nombre que el que los aiversarios le aplican. La coniroversia de género ocurre cuando, conformes todos en el hecho y el nombre, se pregunta: cudnto, exdl 6 de qué inanera, Vg.: ges justo 6 injusto? jtitil 6 indtil? En este gé- nero pone Hermagoras cuatro partes, deliberativo, demos- tralivo, judicial y negoctad. Error no pequeiiu, 4 mi juicio, y digno de reprension aunque sea breve, pues ni podemos ge- pararnos ce su opinion sin motivo, ni deteacrnos demasiadg & MARCO TULIO CICERON. en ella retardando los demas preceptos. Sila deliberacion y la demostracion son géneros de causas, no pueden Ilamar- se con propiedad partes de ningun género. Una cosa pucdo ser 4 la vez género y parte, pero no de la misma cosa. La deliberacion y la domostracion son géncros de causas. Pues 6 no hay ningun géncro, 6 solo e! judicial, 6 el judicial, de- mostrative y deliberative. Decir que no hay ningun género, cuando é! mismo enumera muchas causas y da preceptos para ellas, seria locura. g¥ ¢imo puede haber s5lo el judi- cial cuando la deliberacion y la demostracion dificren mu- cho de él y difieren entre si, y tienen cada cual su fin 4 que referirse? Resta, pucs, que haya tres géneros de causas. Luego !a deliberacion y la demostracion no son partcs de la constitucion general, como dive Hermégoras. Ni mucho ménos partes de la causa. Parte de la causa es toda la consti¢uczon, pues no se acomoda la causa 4 clla, sino ella 4 la causa. g0dimo han de ser la demostracion y uclibe- racion (siendo géneros) partes de la parte? Ademas, siendo la constifucion coutraposicion de intencion, donde no haya con- traposicion no habra ni constitucion ni. parte de ella. Luego la demostracion y deliberacion no son ni posicion de Ja causa ni parte de ella. gEs coxstitucton la primera confirma- cion del acusador, ni la primera deprecacion del defensor? Ademas, la causa conjelural no puede al mismo ticmpo y en cl mismo género ser conjetural y definitiva, ni la def- nitioa pucde ser 4 la vez definitive y translativa. Y ninguna posicion ni parte de la posicion pucde tener 4 un tiempo su fuerza y la ajena, porque cada una se Gonsidera aista- damente y segun su naluraleza. Se duplica el niimero de las posiciones, no se aumenta la fuerza de la posicion. Ahora bien: la causa deliberativa sue'e contener 4 la vez la posi- cion conjetural, la general, la definitiva y la translativa (6 de recusacion). Luego no es posicion ni parte de ella. Lo mismo succde en el género demostrativo. La constitucion que Hamamos general tiene dos partes: DE L.A INVENCION RETORICA. 9 fudicial y negocial. En la judicial, se investiga la naturale- za dé lo justo 6 de lo injusto, la razon del prenno 6 de la pena. En la negocial, el derecho esta fundado en las cos- tumbres y en la equidad: 4 este género alienden entre nos- otros los jurisconsullos. La judicial so divide en dos partes: absoluta vy accesoria. La absoluta contiene-en si la cuestion del derccho y de la injuria: la accesoria no contribuye 4 la defensa directa, pero si 4 la indirecta. Sus partes son cuatro: concesion, ré- mocion del crimen, relacion de él, comparacion. . En la concesion, el reo no defiende cl hecho, sino quo pide perdon. Esta se divide en dos parles: purgacion y de- precacion. En la primera se concede el hecho, pero se dis- culpa, por la imprudencia, por cl acaso 6 por la necusidad, En 1a deprecacion (que ocurre raras veces) cl reo contiesd el crimen y la intencion, pero pide que se le perdone. En la remocion procura cl reo con tudas sus fuerzas hacer recaer en olro la acusacion de que es objeto. Lo cual puede hacer- se de dos mancras; achacando 4 otro la causa del hécho, 5 el hecho mismo. La causa, cuando se dice que el crimen fué consumado eediendo 4 un poder 6 fuerza mayor. El hecho, cuando se sosticne que otro pudo 6 debid hacerlo. La relacion del crimen tiene lugar cuando se justifica por injurias anteriores de otro. La comparacion, cuando se cita otro hecho wil & honesto para conseguir el cual se han emplcado aquellos medios. ~ En la cuarta posicion que Namamos translatioa, se pre- gunta: d guién, con guién, de qué modo, ante quicnes, con qué derecho, en qué tiempo, tratando por todas maneras de conmutar 6 debililar la causa. De esta posicion pasa por in- ventor Hermigoras, no porque no la hubiesen usado los antiguos oradores, sino porque no habian hecho mérito de ella los tratadislas anteriores. Muchos la han reprendido despucs, no por ignorancia (pues se trata de una cosa evi- dente) sino por odio y envidia. do MARCO TULIO CICERON. Ya hemos expuesto las posiciones y sus partes: ahora eonvendra poner ejemplos para que en cada una de ellus pueda hallarse copia de argumentus. Pues la manera de ar- gumentar sera mas clara, cuando pueda desde luégo aco modarse al género y ejemplo de la causa. Hallada la posicion, importa considerar si la causa es simple 6 compuesta, y dado que sea compuesta, si lo es de muchas cuestiones 6 por comparacion. Simple’es la que contiene una sola cuestion absoluta, por ejemplo: gDecla- ramos la guerra 4 los Corintios 6 6? Compuesta de muchas cuestiones, vg.: jHemos de destruir 4 Cartago, 6 restituirla alos Cartagineses, 6 enviar alld una colonia? Por comparacion cuando se busca lo mejor y mds prove- choso, vg.: «jHa de enviarse el ejército 4 Macedonia con- tra Filipo para ayudar 4 los aliados, 6 mantenerile en Italia, para que haya mas tropas contra Anibal?» Luégo, ha de con- siderarse si la controversia es en razon 6 nace de ley es- crita. . Los géneros de esla ttima (distintos de las posiciones) son cinco. Unas veces parece que las palabras rifien con la sentencia del legislador, otras estan en oposicion dos 6 mas leyes. En ocasiones, de lo que esta escrito se puede deducir lo que no lo esta. A veces una misma frase puede interpre- tarse en dos 6 mas sentidos. Fiaalmente, puede haber duda en cuanto 4 la fuerza de las palabras. Al primer género le Namaremos de escrito y sentencia, al segundo de leyes con- frarias, al lercero ambiguo, al cuarlo racional, al quinto de- Jinitivo. La controversia de razon no se apoya en la ley escrita, sino en los argumentos. Consideradas las cosas dichas, resta conocer la cuestion, la razon, el juicio y el funda- menio de la causa, todo lo cual nace de la posicion. Cues- tion es la controversia que nace del conflicto de 1a causa, por ejemplo: 20 lo hiciste con derecho; lo hice con deveccho. Razon e¢ la que contiene la causa, y sila razon falla, ne DE [4 INVENCION RETSRICA. tf habré. controversia. Pongamos un ejemplo facil y vulgar. Ovéstes, acusado del asesinato de su madre, si no dice: «lo hice con razon, porque ella habia matado 4 mi padre,» no tiene defensa. La razon de esta causa es, pues, gue ella ha- _ bia matado 4 Agamenon. Juicio es la controversia que nace de la debilitacion y confirmacion de la razon. En el mismo ejemplo. «Ella ha- bia malado d mi padre.—N6 (contestara el adversario), no eras L, hijo suyo, quien debia matar 4 tu madre: no era necesario tu crimen para eastigar el suyo.» De esta deduc- cion racional nace aquella wllima controversia, que llama- mos jucio, vg.: ¢Fud justo que Oréstes matase & su madre, ea venyanza de la muerte de su padre? Fundamento es la firmisima argumentacion del defensor, y el mejor apoyo para el juicio, por ejemplo: si Orestes di- jera que tan mala fué la voluntad de su madre hacia el ma- rido de ella, hacia sus hijos, hacia el reino y contra la fama de su linaje y familia, que tenian justisimo derecho sus Aijos para castigarla. En todos los demas estados de fa causa se hallan juicios 4 este tenor; pero en la causa con- jetural no nace el juicio de deduccion de razon, puesto que no se concede el hecho. Enténces la cuestion y el jui- cio son una misma cosa, de esta manera: yse ha hecho 6 no se ha hecho? Cuaatos sean los estados de la causa, otras tantas habrén de ser las cuestiones, razones, juicios y fundamentos que se busquen. Hallado todo esto, enténces es cuando conviene considerar una por una las partes de la causa. Pues no porque una cosa se diga primero, ha de de- dicdrscle preferente atencion, dnies, si deseas lograr en- Jace y vehemencia en el discurso, debes fundar el princi+ pio en lo que venga despues. Cuando el juicio y todos los . argumentos que anteceden al juicio estén artificiosamente elegidos, y con cuidado y buena diligencia ponderados, en- ténces y sélo enténces debes ordenar las partes de la oracion. (2 MARCO TULIO CICERON. Estas son seis: exordio, narracion, particion, confirma. cion, reprension, conclusion. Hablaremos ante todo del exordio, ya que es en érden la primera. El egordio es la parte del discurso que prepara el dnimo de los oyentes para todo fo restantc, haciéndolos benévo- los, alentos y déciles. Para componer un buen exordio e3 necesario alendcr mucho al género de la causa. Los génce tos de las causas son cinco: honeslo, admirable, humilde, dudo30, oscuro. En cl género honesto, el dnimo de los oyentes es ya favorable al orador. En cl admirable el au- ditorio esta muy ajeno de lo que va 4 oir. En cl Aumélde, presta poca atencion y lo estima de poca importancia. En el dudoso, 6 lo es el juicin, & la causa participa de hanesto y de torpe, fluctnando el dnimo deloyente entre benevolencia y ofensa. En el oscuro, d son tardus los oyentes, 6 lit causa esta enlazada con negocius difiviles de desembrollar. Siendo tan diversos los géneros de lus eausas, no sc puede comen- zav en todas de la misma manera. El exordio puede ser de dos maneras: principio ¢ insinuacion. Principio se Wama cb exordio cuando clara y descubiertamente se propone hacer al audilorio benévolo, atento, y décil. Zesinuacion, cuando disimuladamente y por rodcos va dominando la voluniad de los oycules.. En el géncro admirable, si los oyentes no son del todo sontrarios, se pucde caplar su voluntad con el principio. Si estan prevenidos hostitmente, acudamos 4 la msinuae zion. Cuando de hombres airados se solicita 4 cara descu- bierta paz y bencvolencia, no so consigne, antes creco y se inflama cl odio. En el género Aumilde, para evitar et desprecio, cs necesario granjcarse la atenciun del audilo- rio. Cuando el juicio cs dudoso, conviene empezar por el jui- cio mismo. Sila causa participa de lo honesto y de Io torpe, hay que ganarse la bencvolencia, trasiadando el litigio al género honesto. Si la causa es honesta, pucde omitirse el principio, y empezar por 1a narracion, 6 por la ley, 6 por BR LA INVENCION RETOnICA. 13 alguna razon firmisima en apoyo de nuestro dicho; pero si se quiere exordio, puede pedirse benevolencia, acrecen- tando asi la que ya tienen los oyentes. En el géncro dudoso hay que hacer déciles 4 los oyentes con cl principio. Ahora mostraré con qué razones pucden producirse estos cfectos. La benevolencia pucde nacer $ de nuestra persona, 6 di Ja de los adversarios, 6 de la de los jueces, 6 de la misint causa. De la nuestra, cuando hablamos sin arrogancie de nuestros mérilos y servicios, 6 destruimos las acusa- giones y sospechas injuriosas quo contra nosotros pueda haber, 6 exponemos los peligros y dificultades que ame- nazan, 6 usamos de humildes rucgos y stiplicas. De los ad- versarios, si conseguimos hacerlos odiosos 6 despreciables, 6 excilar contra cllos la envidia. Recaera en ellos ef odio publico, si contamos algun hecho suyo crucl, inmundo, malicioso, 6 alguna muestra de soberbia: la envidia, si pon- deramos su poder, fucrzas, riquezas, linaje, dinero 6 el uso arrogante é intolerable que de tales ventajas hacen, creyén- dose mds seguro con ellas que con la justicia de su causa. Los haremos depreciabies, pintando su inercia, desidia, Nlojedad y lujo. Pucde caplarse la benevolertcia por parte de los oyentes, elogiando su fortaleza, sabiduria y clemencia ( sin que tampoco se vea muy elara la adulacion), y mostrando cudn- ta y cudn fundada es la esperanza que en su justicia se lie ne. Del asunto mismo puede nacer 1a benevolencia, si ala bamos nuestra causa y deprimimos la de los adversarios. Atentos haremos 4 los oyentes, prometicndo cosas nue- vas, grandes, inereibles, que digan relacion ya ol bien co- mun, ya 4 los que oyen, ya 4 algunos hombres ilustres, ya 4 los diosos inmorlales, y anunciando ademas que seremos breves y claros en la demostravion de nuestra causa y en la exposicion del juivio, 6 de lus juicios, si fueren varios. Nos ¢aplaremos la docilidad al mismo tiempo que la alencion, a4 MARCO TULIO CICERON. con hacer un breve y sencillo restimen de la controverg Ahora diré cémo han de tratarse las insinwaciones. Usa- remos de la insinuacion cuando la causa pertenezca al gé- nero admirable, y esté prevenido en contra el dnimo del auditorio. Lo cual puede proceder de tres causas: 6 de que haya en el asunlo mismo algo de torpe y anlipatico, 6 del efecto persuasivo que hayan hecho éntes otros oradores, 6 del cansancio de los oyentes y lo tardio de la hora: cosa que influye no poco en perjuicio del orador. Si la odiosidad esta en la causa, al lado de aquel hombre ~ 4 quienel pueblo aborrezca se ha de citar otro 4 quien ame: al lado de la cosa que le ofenda, otra que le agrade, para que pase asi el dnimo del oyente de lo que odia 4 lo que ama, y disimule la defensa que quieres hacer. Entra poco 4 poco en ésta, diciendo ante todo que tambien 4 ti te parecen mal las cosas que indignan 4 los adversarios. Y cuando ya “tengas amansados 4 quiencs te oigan, demuéstrales que cinguna de aquellas odiosidades tiene que ver contigo; di que no afirmaras de tus adversarios tal 6 tal cosa: para que ~ asi, sin herirlos de frente, vayas enajenando de ellos, en cuanto puedas, la voluntad de los oyentes. Cita ademis al» guna autoridad de caso andlogo, algun ejemplo digno de imitacion, afiadiendo que ahora se trata de una cuestion se- mejante, 6 mayor 6 menor, segun sea. Si el auditorio esta prevenido por los discursos del con- trario (lo cual te serd facil de conocer si te fijas en las cosas que hayan dicho), conviene anunciar, 6 que trataras pri- mero de lo que los adversarios hayan tenido por mas firme, 6 de lo que mas haya convencido 4 los oyentes, 6 empezar por algun dicho del adversario, sobre todo de los dltimos, 6 decir, entre duda y admiracion, que no sabes 4 qué res- ponder primero; pues es cosa probada que el oyente, cuando ve preparado fortisimamente para la defensa 4 aquel 4 quien juzgaba vencido por las razones del adversario, las mas de las veves no lo achaca 4 temeraria confianza, sino que des bE LA INVENCION RETORICA. 48 confia de su anterior juicio. Si el contrario ha estado largo y fatigoso en su oracion, anuncia que ta no le imitaras; que seris mds breve de lo que te proponias. Si el asunto lo con- siente, podras empezar con alguna cosa nueva, inusitada 6 ridicula, ora la improvises entinces, ora la traigas prepa- rada, vg., ua apdlogo, una fibula, cualquiera burla; ysi uo fuere ocasion de gracejos, alguna novedad triste y horri- ble, que infunda suspension y pavor. Pues asi como el fas- tidio y la saciedad en la comida se remedian con dulces 6 con amargos, asi cl dnimo, cansado de oir, se templa do nuevo con la admiracion y con la risa. He hablado separadamente del principio y de la insinua- ciow. Ahora pondré con brevedad las reglas comunes 4 los dos. Debe tencr el exordio mucha gravedad y sentencias, como que es la parte del discurso que recomienda mis al orador en-el daimo del oyente; pero no mucho esplendor, gracia-y alifio, porque el excesivo aparato y diligencia hace sospechoso al orador y le quita auloridad. Los vicios que mas conviene evitar cn el exordio, son que sea vulgar, comun, indiferente, largo, separado, trasladado 6 contra los preceptos. Vulgar es el que puede convenir 4 muchas causas. Comun, el que puede aplicarse lo mismo 4 una parte de la causa que 4 la contraria. Jndiferente 6 con- sutable, el que con leve modificacion pucde ser aprove- chado por el adversario. Zargo, el que tiene excesivo nti- - nero de palabras 6 sentencias. Sepurado, vl que no se toma de la misma causa ni es un miembro anejo 4 la oracion. Trasladado, el que sale del propésito de la causa, vg., si se quiere hacer al auditorio dScil cuando conviene hacerle be- névolo, 6 si se usa del principio cuando debe usarse de la ine sinuacion. Todo csto es contra los preceplos, porque no produce ninguno de los efectos del exordio; no hace 4 los oyentes benévolos, alentos y duciles, 6 (lo que todavia es peor) los previene en conira. Basta del exordio. 48 MARCO TULIO CICERON. Narracion es ta exposicion de los hechos como fueron 6 como debieron ser. Tres géneros hay de narraciones. Uno en que se conliene la misma causa y todo el fundamento de la controversia. Otro en que s¢ mezcla alguna digresion fuera de la causa, 6 de acriminacion, 6 de similitud, 6 de amplificacion y ornato no ajena del principal asunto. Et ter- cer género nada tiene que ver con las causas civiles: viene 4 ser un ejercicio, no indtil, de estilo. Sus partes son dos: una versa sobre los negocios; otra sobre las personas. La exposicion de los negocios abraza tres partes: fabula, his- toria, argumento. En la fabula no se cuentan cosas verda- deras ni verosimiles, vg.: Aladas, ingentes culebras, Sujetas al yugo..... Soa asunto de la historia los hechos pasados lejanos de nuestra edad, vg.: Apio declaré la guerra 4 los Cartagine- ses. Argwmenio es una cosa fingida, pero que pudo suce- der, como en este ejemplo de Terencio: _ Pues ésle, despues que salid de la juventud, joh Sosia! La narracion que versa sobre las personas es aquella ca que se hace hablar 4 las personas mismas y se muestran sus caracleres, vg.: Muchas veces vino 4 mi clamando: «gQué haces, Micio? Por qué echas 4 perder 4 este jiven, por qué se enamora, Por qué bebe? gPor qué le aconsejas estas cosas? Le dejas vestir con demasiado lujo: eres muy necio. —Y td eres mas duro de to que es razon.» £n estas narraciones debe haber mucha gracia, nacida de la varicdad de‘ objetos, de la dcsemejanza de caracteres, de la gravedad, mansedumbre, esperanza, miedo, sospecha, deseo, disimulacion, error, misericordia, mudanza de for- tuna, inesperadas calamidades, subita alegria, feliz resulta- do. De estos adornos trataré luégo al habiar de la elocucion. Ahora conviene decir de la tarracion dénde se expone la causa. DE LA INVENCION RETORICA. iT Tres cualidades ha de tener: que sea breve, clara y pro- table. Breve sera si se toma el principio de donde se dehe, y no de lo tiltimo, y si no se enumeran las parles de un ob- jeto cuando es necesario decir el todo (pues muchas veces basta decir que una cosa se hizo sin explicar cémo se hizo); si no te dilatas en el narrar mas de lo que sea suficiente para clara inteligencia; si no pasas de un asunto 4 otro; si expo- nes de tal manera, que de lo que dices se deduzca lo quo omites; si pasas en silencio, no sdlo lo que te perjudica, sino lo que ni te ayuda ni te favorece; si no repiles las cosas mas de una vez, ni te recalcas sobre una misma cir- cunstancia. A algunos les engafia la brevedad, y creyendo ser concisos, son muy pesados; ponen todo su estudio en decir muchas cosas en pocas palabras, y no en decir pocas cosas, ni mas ni ménos de las justas. Paréceles que hablan con brevedad cuando dicon, por ejemplo: «Me acerqué 4 la casa, lamé al nifio; me respondié: le pregunté por el amo, y me dijo que no estaba en casa.» Y aunque tantas cosas no podian decirse en ménos palabras, como baslaba decir «me respondid que no estaba en casa,» todo lo demas sobra. Hemos de evitar con igual cuidado la cbundancia supérflua de cosas y la de palabras. Clara seré la narracion si se expone primero lo que pri- mero sucedié, y se guarda el érden de lugar y de tiempo, contando las cosas como fueron 6 pudieron ser. Nada se ha de decir confusa ni embrolladamente, ni saltar de un hecho 4 otro, ni empezar por el Ultimo, ni atropellar el fin, n1 omi- tir nada de lo que convenga 4 la causa. En una palabra, se han de aplicar todos los preceptos que dimos para la breve- dad; pues 4 veces se enliende peor una cosa por lo largo que por lo oscuro de la narracion. Se ha de usar de pala- bras claras, como veremos en los preceptos de la elocucion. Probable sera la narracion si en ella aparecen aquellas cosas que suelen aparecer en la realitad; si se guarda la dignidad de las personas; si se dicen las causas de los he- 2 48 MARCO TULIO CICERON. chos, y la ocasion, y el tiempo, y el espacio, y la oportunt- dad; si se ajusta Ia cosa narrada 4 la indole de los que se suponcn autores, 6 al rumor del vulgo 6 4 la opinion de los que oyen. No se ha de interponer la narracion cuando estorbe 6 sea indtil, ni se ha de narrar inoportunamente, 6 de un modo que no convenga 4 Ja causa. Perjudica la narracion cuando pucde ofender 4 los oyentes: en este caso vale mas argu- mentar y hacer la defensa sin cxponer directamente. Para esto se ira desmembrando el hecho en las distintas partes de ja causa, fortilicindolas bien con razones, para que al lado de la herida vaya la medicina, y el odio se miligue con la defensa. Es indtil la exposicion cuando, hecha ya por los adversarios, no nos cunviene repelirla ni hacerla de otro modo, 6 cuando los oyentes estan perfectamente enterados de todo. Sera inoportuna la narracion cuando no esté colo- cada en el lugar de la oracion donde debe estar: de eslo ya hablaremos al tratar de la disposicion. Se narra de un modo no conveniente 4 la causa cuando se expone clara y pers picuamente lo que favorece al adversario, y con oscuridad y desalifio lo que 4 nosotros nos ayuda. Para evitar este in- conveniente, todo se ha de referir al interes de la propia causa, pasando en silencio todos los hechos desfavorables que puedan buenameniec omilirse, tocando levemente los que no se omitan, y esforzando con mucha precision todo To favorable. Hablemos ahora de la division. La buena particion hace ilustre y perspicua toda la aren- ga. Dos son sus parles: ambas muy ttiles para abrir la causa y fijar Ja controversia. Una de las partes consiste en mostrar en qué convenimos con el adversario, y en qué di- ferimos: con lo cual se da ya al oyente un punto de aten- cion preciso. En la segunda parte se anuncia brevemente lo que vamos 4 decir, logrando asi que el auditorio lo tenga presente en la memoria. DE LA INVENCION RETORICA. 49 En la primera particion debe torcerse 4 provecho propio aquello en que se conviene con los adversarins: vg., con- yeniinos en que la madre ha sido muerta por el hijo: 6 died el contrarian: cconvenimas en que Agamendn ha sido muertd por Clicmneéstra.» Aquf uno y olro pusieron aquello en que ronvenian, pero atendiendo 4 la vez al interes de su causa. Lo que esté en cantroversia ha de ponerse en la exposicioa cl juicio, para cuya invencion dims ya reglas, La sexunda particion, que divide y distribuye las cosas que han de devirse, ha de ser breve, completa y sobria, Breve, cuando no se usan mas palabras que las nocesarias, Esto es Lanto mas necesari9. cuanto que en esta parte del diseurso ha de tenerse suspensa la atencion del anditorio con las cosas mismas y con |as partes de ta causa, no con palabras nt extraios ornamentos. Completa, cuando abraza todas fas partes de la causa de que vamos 4 hablar, sin omitir nada dil, ni dejarlo fuera de la division para volver 4 cello luévo: cosa viciosisima 6 inelegante. La sobricdad se guardara, poniendo los géneros sin mezclarlos con las par- tes. Géuero es el que abraza muchas partes, vg., animal, Parte la que esta comprendida en el géucro, vg., cabadlo. A veces una misma cosa es génera y espevic. EL hombre es especie respceclo del animal: género sespecto del Tebano 6 del Troyano. Esta prescripcion es tanto mis importante, cuanto que bien entendida la division general, en ella van incluidas las especius. Si uno dice: «mostraré que por el apelito, auda- cia_y avaricia de log adversurios, han venido todas estas calamidades @ ka Reptblica,» mezclara las partes y el todo. El género de todas las livianJades es cl apetito: la andacia y la avaricia no son mis que especies, Evita, pues, el poner al lado del género, y como cosa distinta, una parte de él. Y si algun género comprende muchas especies, pucdes expo- nerlo en general en la primera division. y hacer las div- siones sccundarias cuando llegues 4 tratar de aquel asunto 20 MARCO TULIO CICERON. en cl cuerpo de la causa. No hemos de anunciar tampoco que probaremos més de lo que es necesario probar, verbi gracia: «mostraré que los adversarios han podido hacer esto, y lo han querido y lo han hecho.» Con probar que lo han hecho, basta. Cuando la causa es simple y no cabe di- vision, lo cual rarisima vez aconiece, es excusada esta parte del discurso. Olros preceptos hay sobre las particio- ues, pero no tocan al arte oratoria, sino 4 la filosofia, de la cual hemos tomado tambien los que van expucstos por no encontrarlos en las demas artes. En todo el discurso deben observarse estas reglas, tra- tandose las cosas por el érden en que se hayan enunciado, - y pasando despues dla peroracion, de suerle que nada nuevo se introduzca, fucra del epilogo. Una breve y exce- dente division nos prescnia Terencio en el Andria, en boca de el viejo que dice a! liberto: De esta sucrte sabras la vida de mi hijo y mi propdsito. Y lo que quiero hacer en este asunio. Y como lo anunsia en Ja particion, asi lo narra: primero Ja vida de su hijo: Despues que ésie salié de lu pubertad, oh Sosia, _ Tuvo més libertad en sw vida. Despues cuenta su propdsito: «Ahora estoy empenado ea esto.» Finalmente, dice lo que quiere que haga Sosia: Zo que te pido es esto. Asi como éste comenzé por la parte primera, y acabadas todas puso fin 4 su razonamiento, asi quiero que lo haga el orador, pasando desde las partes al epilogo. Tratemos ahora de ta confirmacion, como el érden natural lo pide. En la confirmacion, damos por medio de los argumentos fe, autoridad y fuerza 4 nuestra causa. Sus preceptos son varios, segun las causas. No me parece inoportuno presen- tar primero una como selva 6 materia universal, mez- ‘clada y confusa, de argumentos, fijandome despues en los que pertenecen a cada género de causas. Todos los argu- DE LA INVENCION REYORICA a: mentos se Loman 6 de las personas 6 de los negovic's. Los atributos de las personas son: nombre, naturaleza, género de vida, fortuna, habito, afectos, aficiones, consejcs, hee chaos, casos, razonarmientos. Nombre es el propio vocablo con que designamos dcada persona. La naturaleza en si es dificil defiuirla, poro facil enumerar sus partes: mortal 6 inmortal, hombre 5 bestias varon 6 mujer, griego 6 barbaro, ateniense 6 Iacedemonios nidio, adolescente, de edad madara 6 viejo: segun el sexo, la nacion, la patria, el liriaje, etc. Pueden considerarso tambien las ventajas 6 desventajas naturales de alma y do cuerpo: fuerte 6 débil: allo 6 bajo: hermoso 6 deformes veloz 6 tardo: agudo 6 torpe: memorioso tt olvidadizo, cor- tés, oficioso, modesto, tolerante 6 al reves. Las cualidades que dependen de la voluntad pertenecen al habito. En el modo de vida, hemos de considerar con quién, eémo y bajo la direccion de quién ha sido educado; qué maestros de artes liberales ha tenido, qué preceptores, qué amigos, en qué negocio, industria 6 arte se ha ocupado, cémo administra sus bienes, cuil es su régimen domés- tico. En la fortuna, preguntavemos si es libre 6 sicrvo, opulento 6 pobre, particular i hombre de gobierno, si tiene poder, cémo le ejercita, justa 6 injustamente; si es feliz y esclarecido 6 al contrario; si tiene hijos y cudles. Si se trata de un difunto, hemos de considerar ademas de qué muerte ha fallecido. Llamamos AéJifo 4 una constante y absoluta perfeccion, ea alguna cualidad, del 4nimo 6 del cuerpo: vg., uaa virtud, una arle, una ciencia, 6 algun bien corporal adquirido por industria y trabajo propio. La pasion es alguna mudanza subita de alma 6 de cuerpo; vg., alegria, miedo, deseo, molestia, enfermedad, debilidad, y otras del mismo liaaje. Estudio es una asidua y vehemente aplicacion del animo, eon deleilte grande, alguna cosa, vg., 4 {a filosofia, poesia, gramatica, literatura. Propdsito es la determinada volun- 23 HIARCO TULIO CICERON. tad de hacer 6 no hacer alguna cosa. Los Aechos, los acaec mientos fortuitos y \os razonamientos se hin de considerar en tres tiempos: 1.9, qué hizo, 6 qué le sucodis, 5 qué le dijo; 2.9, qué hace, qué le succde, qué dice; 3.°, que hard, qué ha de sucederle, qué dira. Eslo.es lo que atribuimos 4 Jas personas. Las cosas que atribnimos 4 los negocios, parte son del negocio mismo, parte de la gestion del negocio, parte afia- Jidas ul negocio, parte subsiguicntes al negocio. Las pri- moras no se pueden scparae del asunto mismo, y son: 4.9, un breve restimen del hecho, vg.. parricidio, traicion & la patria; 2.", 1a eausa del hecho; 3.", los antecedentes; 4,°, las cireunslancias de ta accion, 5.°, las eonsecuencias. En la gestion del negocio bay que inquirir el lugar, tiem- Pp, Modo, ovasion, facultad. El dagar, en cuanto pudo ser Oportuno para consumar cl hecho, por su magnitud, dis- tancia, lejania, proximidad, soledad, eclebridad, por su Auturaleza misma 6 por los lugares que le cerean. Si 93 sant) 6 profano, pablico 6 privado, ajeno 6 de aquel 4 quicn el hecho sc alribuye, 6 si le ha pertenccido en algun tiempo. El fiempo de que ahora tratamos (pues no es facil dar una definicion gencral) es una parte de la clernidad, con distinci>n precisa de afio, mes, dia 6 noche. Abraza, pues, los hechos pasados, 4un aquellos que por la lejania y oscu- ridad parecen increibles y fabulosos; lus que cstin consig- nados en monumentos de segura fo; los que pasaron hace poco y son de notoriedad publica; los presentes, los que amenazan 6 estin préximos 4 succder; los futuros, distin- guiendo en estos Gltimos los cercanos y los remotos. Con- viene siempre medir con ta duracion el hecho, y ver si en aquel espacio del tiempo han podidv succder tantas cosas 6 una de tal importancia. Considérese el afio, el mes, el dia, la noche, Ja vigilia, la hora, etc. Ocasion es la parte del tiempo oportuna para hacer 6 DE LA INVENCION RETORICA. a3 dejar de hacer alguna cosa. Genéricamente entra en la ca- tegoria de tiempo, pero en ésle se atiende sdélo al espacio, en ta ocasion 4 la oportunidad. Se divide en publica, comun, singular. Publica la que se extiende 4 una ciudad entero, yg. unos juegos, un dia de fiesta, una guerra. Comun la que se presenta 4 todos en el mismo tiempo, como la siega, la vendimia, el calor, el frio. Singular la que se ofrece 4 alguno por causas privadas, vg.: bodas, sacrificios, muerte, convite, suefio. En el modo inquirimos cémo se ha hecho una cosa, y con qué intencion. Sus partes son pra- dencia 6 imprudencic. La razon de prudencia se funda en si lo ha hecho pdblica & ocultamente, por fuerza 6 persua- sion. La imprudencia pucde nacer de ignorancia, casuali- dad, necesidad, 6 de alguna pasion, como la molestia, ta iracundia, el amor, etc. Facultades son los medios de hacer ficilmente, 6 sin lcs cuales no se puede hacer, una cosa. Los adjuntos al negocio pueden ser moyores..que cl mismo negocio, 6 menores, 6 semejantes, 6 iguales, 6 con- trarios, 6 diversos, 6 géncro, 6 parle, 6 evenLo. Lo mas, lo ménos y to igual se estiman por la impor- tancia, cl ndmero y la calidad del asunto, como por ia es- tatura del cuerpo. Lo semejante se juzga por comparacion Lo coutrario esti puesto cn género diverso de lo que se disputa; asi, el calor cs contrario del frio, y ta vida de la muerte. Desemejante es lo que se separa de olra cosa por oposicion de negacion; por eyemplo, el saber y el no saber. Género es el que abraza algunas partes, como el apetito. Parte la abrazada por el género, como el amor, la avari- cia. Evento es el resultado de algun negocio. En él sucle preguntarse: qué ha resultado, qué resulta, y qué resultara. Para conocer lo que ha de resultar, no hay mas que aten- der 4 lo que de ordinario sucede; asi, de la arrogancia nace el odio, de la insoleneia fa arrogancia. La cuarta categoria que atribuimos 4 los negocios es la 24 RianCO TULIO cicERON. consecucion: en ésta-tratamos de averiguar Jo que sucedié despues del hecho. Primero: cémo ha de llamarse el he- cho. Segundo: quiénes son los autores 6 inventores del hecho, quiénes los testigos y los émulos, y qué grado de autoridad merecen. Tercero: qué ley, costumbre, accion, juicio, ciencia 6 artificio es aplicable 4 aquel hecho. Cuarto: si cl hecho es de los comuncs y frecuentes, 6 por el con- trario sucede rara vez. Quinto: si el juicio de los hombres suele aprobar semejante accion 6 condenarla. Ultimamente, ha de alenderse 4 las consecuencias naturales de las cosas que lamamos honestas 6 justas: de lo cual hablaré al tra- tar del género deliberativo. Toda argumentacion tomada de estos lugares deberd ser 6 probable 6 necesaria. Para decirlo brevemente, es la ar- gumentacion un razonamiento que demuestra alguna cosa como necesaria 6 como probable. La demostracion necesa~ tia recae sobre cosas que no pudieron ser ni pueden pro- parse de otra manera que como el orador las prueba, vg.: si parid, twvo ayuntamiento con varon. Este modo do argumentar puede ser por compleaion, por enumeracion 6 por simple conclusion. En la complexion no puede aceptar el contrario ninguno de los dos términos, vg.: «Si es malo, gpor qué le Lratas? y sies bueno, por qué le acusas?» En la enwmeracion, des- pues de enumcradas y rechazadas muchas cosas, queda una sola como wecesaria, asi por ejemplo: «Necesario ¢3 que el asesinato haya sido 6 por causa de enemistad, 6 por miedo, 6 por esperanza, 6 por favorecer 4 algun amigo; si ninguna de estas causas hubo, el autor del homicidio no es este acusado, porque nadie hace el mal sin causa: ahora bien, no hubo enemistades, ni temor, ni esperanza de nin- gun bien que por tal crimen hubiera de venirle, ni esa muerte importaba nada 4 ninguno de sus amigos: luego no fué él el homicida.» La conclusion simple resulta de una consecuencia necesaria, vg.: «Cuando vosotros decis quo .

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