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q con ol cardcter acumulatvo del progrese del conacimiento cientico, pero se tra. dice af mismo tiempo en la aparicién de cambios cualtatvos ocasionaes, dobi- dos al abandono de un programa por oto o, lo que eso mismo, al cambio de as dees que componen el nicieo central de programa. Las ideas de LaxATOS (1976) parecanajustarse con xt al desarrato no sblo do as clencias fsieas sino también de la propia psiclogta (pore, BARKER y GhoLson, 1994; GHOLSON y Baran, 1965, GLEERTy SWIFT, 1985; OVERTON, 1984; PIATELU-PALMARIN,, 1979; ROWELL, 1983). Podriamos decir que las ideas de LAKA- 108 consttuyen un programa progresivo con respect ala teorla de las rvelucio- nes clentficas ce KUHN (1962), ya que son capaces de superar algunas de las, anomalls a qu 39 ve abocado et ands kuhriano de aya no tan corta historia dela pseologia. En los captles que siguen vamos a Inintar una reconstuccisn delat racons dela plo dl aprerale sda a maro pero. dco de Laxatos, reflexionando sobre los cambios habidos en la misma como Scroosvra cl pace dl conduc al provramento deformation come programa dominante en pscologla. ZConsttuye al procesamianto de iformacisn tn programa progresivo ~en e sentido de LAATOS~ con respecto al conducts- mmo? 2Forman parte ambos enfoques del mismo programa de investigacién 0 consttuyen dos programas dstintos? En otras palabras Lha habido un cambio nel nile frme dal programa en al paso del conducismo al procesamiento de informacién? LEs al enfoque cognitive predeminante capaz de generar predicco- 12s nuevas con reapecto a los procasos de aprenclzaje? cTlene en esa rea un ‘0980 de contenido emprico con respecto al conductismo? Estas y otras pre- ‘untassiiares sor ruestro tema Ge reflexion en las préximas paginas, qu inguin caso pretenden ofrecer un rlato denso y exhausivo de a historia reciente Gola psicologia del aprenciafe sino dnicamenta un ands ertico de algunos de sus rasgos mas sobresallntes. eraea Cepeda, Att PGR CAPITULO El conductismo como programa de investigacién ‘Yee aa cémo los que nos iuminan san 8 cago. Ase como alguien sh Deo, loga a mostrar infaolemente un eamin qu pt pate sea nos pede su le Conta, Ayla La revolucién conduetista y la consolidacién del movimiento ‘Al comienzo de una de sus obras, FLAvels (197, pég. 19 dela trad. cast) se Jamenta de que «ios conceptos auténticamente interesantes que hay en este ‘mundo tienen la desagradable costumbre de ascapar a nuestros mas decidicos Jntentos por concretarios, por haceries decir algo definido y hacer que se aten- ‘gana ello. No $6 si ol conductismo serd uno de esos conceptos auténticamente Interesentes, pero so resiste a sar defindo y se mantiene tercamente en esa ambi- (Uedad y dversidad de significados de la que se lamenta FLAVELL Tal vez tenga Faz6n Revers (1987) cuando, rafriéndose a la Psicologia Cogntiva ~al parecer, ‘tro de esos conceptos auténticamente interesantes-, observa que los paradig, ‘mas o enfoques psicol6gicos tienen a veces la estructura conceptual de una cate- gorfa nanfal. Si hacemos caso a las Investigaciones de ROscx y otros autores (osc y Lovo, 1978; SMT, y Meow, 1981: ver también Cap. V de este libroYlos Conceptos naturales, a diferencia de los conceptos logicamente definidos, se ca- racterizan por tener una estructura ditusa, y en muchos casos confusa, con tin- tes borrosos y sin atributos que definan por igual a todos sus elemplares)Para averiguar si el conductismo es uno de estos conceptos, no queda mas refhedio {ue buscar ios arlbutos que definen al concepto «conductismon = en términos de LAKATOS su nici firme o central~ en la amplia gama de ejemplares de con- ductismo que nos ofrece la Iteratura. Esa dlversidad as inherente al conductismo desde su mismo nacimianto, Tras et «manlesto conductista> de Warson (1919) un fartasma recorsé Norteamé- tea yen muy pocos aos, antes de disponersiqulera de una teorid ue a avalare, la revolucén conductista habia tiunfado, Parte de su fo Inmediato s0 debe a su slatonia con el zeitgeist o espiftu dela época (LOGUE, 1985a; O'DONNELL, sas con ola ap de dps EP, 0 OPEL, mesas desde a primer momento (LOGUE, 19856). Enroncada con una tadicién pragmatica y empirsta, la propuesta dé WATSON era, ante todo, metodolégica Contra el abuso de aitrospecciéa y los méiodos subethtas, que s@ usabarTno s6lo can sujetos humanos sino también, por analogla. en psicologia comparada (al respecto véase Boakes, 1984; MACKENZIE, 1977), WATSON, propone hacer una psicologiaobjotvay animertasa, Guy objte deve sri Conducta Sbseracts controlada por el ambiente. Su propuesta es ampliamente aceptada. Pero War- SN. carece de elementos teéricos para desarrolaria. Recurte aos trabajos de PAVLOV sobre os efiejos condlcionados, establaciendo asl el condlcionamientg imma experimental Gal condtismo, fo. que, segin algunos autores, conttuye ya la primera desviacién det genuino programa conductisa (pore) Fl, 1962), Perna. serd sulle para proporcionar un nicl tua conductismo, favoreciendo la dispersion tedrica bajo el gran paraguas det objeti- vsmo. Segin una clasifcacién realizada por ROBACK (1823). diez afoa desputs del manifesto funcional habla diez clasés de conducismo y dleisiete subcases. (algunas tan pintorescas como el conducisma «nominal: os que s@ crlan con- duttistas pero no fo eran). Coma los mandamlentos, esas dez clases se.encerra bas.en.dos (LAsHL=y, 1923): el conduetiemo extrema o raical (que negabala existencia de la conciencia) y el conductismo metodok ice (que aunque no ne- gaba la concienca,creia que no pod eatuslase por rétodos objetivo), Paro ni uno ni otro eran capaces de offecer una teada unitada | isco Se entra asi en una nueva fase: la era de ls teria (CAPARAGS, 1980; YELA, 1880) o neocondlctismo. Como sefiala VELA (1960), ya so sabia que habia quo estudiar lo observable; ahora s6lofataba saber que habla que observa. El pe- rode del neocondiuctismo, con sus cuatro jinetes a la cabeza (GUTH, TOLMAN, HULL y SKINNER) es probablemente la época més productiva del conductismo. To- dos paren en busca de na teorfa una, ala sombre del postWvismn logco. Pe: ro cada uno encuentra una teorfa distinta, y algunos més de una teoria, La época dorada del conductismo es, al mismo tlempo, el comienzo de su fin. No vemos a analizar aul ese periado, ya que merecera un estuclo pormenrizado (vase al respecto, entre otros, CAPARAOS. 1900; LOGUE, 19856; MACKENZE 1977; ZUR 1966), pero estamos de acuerdo con YELA (1986) cuando sefiala que este periods denso y laborioso se salda con un estreptezafracaso: no sélo ro sa ha legac a formar una teria untarla sino que, ras tantos esuerzos, el conductismo se ha- la diidido en escueas ytacciones econcables. El caf, 5 cabe, es aun ma- yor si tenemos en cuenta que los neoconductistas eran firmes partdarios del mo _ do positista de hacer ciencla, en al que los datos Rablan por st mismos, indepen- dientementa de las teclas quo cada cual sostenga. ZComo Rabin podido surair tantos tips dstntos de condustsmne Tela cleculr, medacioal, racial, propositva,légico, etc. a partir de unos datos objetivas? No vamos a seguir el eons cane pope snes = ‘camino iniciado por esta pregunta, Nuestra tarea es otra: establecer qué tienen en ‘comin todos ellos, es decir, averiguar cudl es el nicleo central del programa de Investigacion conductista, El ndcleo central del programa conductista Segdli Mackenzie (1877) lo Gnico que tienen en comin as dWversas formas dde conductismo desarroliadas antes, durante y después del neoconductismo es, una determinada concepcién de a ciencia y su metodologia, careciendo de un niiceo tebrico comin: «El conductismo fue el Unico ~9 al menas o! més detalla- do, intransigenta y sofsticado intento serio que nunca se habia hecho para desarrolar una ciencia sobre principios solamente metodolégicosm (MACKENze, 1977, pag. 142 de la trad. cast). SINNER (1989, pg. 951) parece estar de acuer- do =. pate, ciaro- on esa apracecin cutee ata antararte que alganduetane, con acento ona dia sabe, op in9.una les Ig ciencia dedicad 0s, 1978)-no so acopta que 3: Ademas dela con- Viecion pesitivsta, que sin duda forma parte del nicleo central del conductismo, hade haber otros rasgos conceptuaies comunes para que podamos hablar programa de investigacién conductist 7 ‘En nuasira opinion, ol nicleo central dec Imlento del emplrismo in ura. do Hue (1730/1720) A reatse of ran nature Sequn Hage. anos ‘lento humano esté consttuido exclusvamente de impresiones o 1Jeas, Las m= fo sorfanas sensaciones, hasta el punto de que ninguna Kea podria conteneri- Tormacién qua no hubiese sido recogida previamente por los sentides. Pero las — ides “le. en ef empiismo humeang. Estos principios de ia asoc! pa su vez, of ucts. Con diversas variates, todos Tos conductistas Tas meno fundamental para la descripcion o, en su caso, explica- clén de la conducerranimal y humana. Oad.que inicialmente somos una tabula rasa y todo lo adquitimos del medio por mécanismas asaciativs, es égico que el conductismo tomara como drea fundamental de estugio el aprendizaje: la estruc- central dela too rostonen valor ons riomes. €eonacnieto se acarga meer aso] clacién da ideas segin los principios de semejanza, contiguidad espacial vies>- Ls ‘causalidad. Estos sonTos principios basicos del pensamie 1 5 ‘ Tent sgn pn tura dala conducta: seria una copia isomérfica de las contingencias 0 covaria- ciones ambientales. Para estudiar cémo se establecen esas asoclaciones, nada ‘mejor que elegt un arganismo simple en una situacién simple: la rata ola paloma en una caja trucada 0 en un aberinto. La descontextualizacion y simplifcacién de las tareas son caracterfsticas de todo enfoque asoclacionista, por razones que analizaremos més adelante. Aligual que ESSINGHAUS (1885) se enfrentaba al aprendizaje de sfabas sin sentido, las ratas han de enfrentarse también a tareas sin sentido, que, como las lstas de EoenGHAUs, son totalmente erbtravas del programa de Investigacion con- ‘as coms base de su experimentacion y teorzacién, Esta asuncién tandrd aril consecuancia. Del asccatorisme os darian tna see de exigencas para a tora peicolégica, unas de modo directo y necesarioy otras de modo indirecto y, Por tanto, no necesarias. Estas exigenclas conforman otros rasgos adicionales el programa eonductista,incorporados en algunos casos al ndclea central y en otros al cinturén protector de sus teocas. La Figura 2.1 representa al ndcleo cen- {ral det programa conductista, comin a todas las variates del condutismo, junto ‘con algunas de las ideas que ocupan su cinturén protector, que puadan fer se- ‘gin los autores que defiendan la posicién conductista. Asimismo se-rocogen las dos anomalias esenciales que se derivan de la asuncién de ese niicleo central asociacionista. Esta figura resume las eas expuestas en las préximas paginas y, ‘por tanto, encuentra en elias su explcacién. En todo caso, la adscripcién a una ‘tra condicién de cada uno de los rasgos que vamos a comentar @ continuacién Constituye un motive de ablerta polémica en funcién de la perspectiva tabrica adoptada por cada autor. Uno de los rasgos que con més frecuencia suelen considararse como constl- ‘utvos del programa conductsta es ol reduccionismo antimentalista, es decir, a negacién de los estados y procesos mentales, LEs ol antimentallsmo una exigen- a necesaria de la asuncién del asociaclonismo? En principo habia que dferen- clar entre los conductistas radicales (WATSON en algunas ocasiones, SKINNER siempre, Junto con algan otro), que niagan la exlstencla de la mente, y los con- (RESCORLA, 1985, pag. 48). Lo que varia 68 a grado en que al animal esta biolbgicamente preparado (SEUGMAN, 1970) pa {2 determinados aprendizajes, pero no los mecanismos basicos del aprendiaaje, us siquen siondo exclusivamente asociatvos. En otras palabras, $9 recure a in: tismo para evita go a naturaleza selectiva del apren.

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