You are on page 1of 18
de esta I6gica del significante que fa relaciones hegemdnicas como tales pueden ser concebidas. Pero, en tal caso, las categorias de negatividad y ‘opacidad, que hemos presentado como caracterfsticas de estas primera crisis de la modemidad, constituida por el momento hegeliano/marxista, no son reabsorbidas como momento pareial por ninguna transparencia racionalista, Ellas son constitutivas. No hay, por ende, ninguna Aufhebung. Este es precisamente el punto en que la I6gica del inconsciente, como logica del significante, se muestra como una l6gicaesencialmente politica (en la medida ‘en que Ia politica, a partirde Maquiaveto, es primariamente un pensamicnio acerca de la dislocacién), y en que lo social, ireductible en witima instancia alestatus de una presencia plena, se revela también como politico, Lo politico, adquiese asf el estatus de una ontologia de lo social. La “de-struccién” de Ia historia del marxismo no es, por lo tanto, una, operacién especulativa—una operacidn cpistemol6gica, sise quiere—dado {que ella no presupone ninguna dualidad sujeto/objeto, sino, porel contrario, 1a generalizacion de ta l6gica del significante al conjunto de las categortas te6ricas. Como consecueneia, estas categorias 1 son dejadas de lado ni reabsorbidas por una racionalidad masala, sino mostradasen su contingen- cine historicidad, Por la misma raz6n, esta generalizacién no cs un proceso especulativo/abstracto, sino préctico/discursivo. Es la generalizacién de los fendmenos del “desarrollo desigual y comibinado” a toda identidad social en lacra imperialista a que, como en la imagen heideggeriana del instremento roto, transforma la disfocacién en un horizonte a partir del cual toda identidad puede ser pensada y constituida (estos dos dltimos téminos son cexactamente sinénimos). Esto indica la direcciGn y la formaen que una posible confluencia entre el (p0s)marxismo y el psicoanalisis es concebible. Ni como la adiciGn de un su- plemento al primero por parte del segundo, ni como la introduccién de un ‘Auevo elemento causal—elinconsciente en lugarde lacconomfa—sino como Jacoincidencia entre los dos en tomo de la l6gica del significante como Kégica del desnivel estructural y de la dislocacién, una coincidencia que se fundaen el hecho de que esta diltima es la l6gica que preside la posit Tidad de la constitucién de roda identidad. no 4 POSMARXISMO SIN PEDIDO DE DISCULPAS (con Chantal Mouffe) {Por qué debemos hoy repensar el proyecto socialista? En Hegemonia y éstrate gia socialista sehalamos algunas de las razones. Siqueremos interve- nir en Ia historia de nuestro tiempo y no hacerlo ciegamente, debemos csclarecer en la medida de 10 posible el sentido de las luchas en las que participamos y devs cambios que estén teniendo lugar ante nuestros ojos. Es ecesario, por consiguiente, templarnuevamentelas""amas detaertica’™. La reatidad hist rica a partir de ta cual cl proyecto socialista es hoy refontulado es muy diferente de aquella de hace tan s6to unas pocas décadas, y s6lo cumpliremos connuestras obligaciones de socialistas y de intclectuales si so- ‘mos plenamente conscientes de es0s cambios y persistimos en cl esfuerz0 de extraertodas sus consecuencias al nivel de la teorfa, El “obstinado rigor””que Leonardo proponfa como regla para el trabajo intelectual debe ser nuestra nica gufaenestatarea,y eta nadejaespacio para stratagemas complacien- les, estratagemas que buscan tan sélo salvaguantar una onodoxia perimida. Dado que en nuestro libro nos hemos referido a las mas importantes de estas transformaciones hist6ricas, necesitamos aqui tan s6lo enumerarlas: transfomiaciones estructurales del capitalismo que han conducido a 1a declinacién de la clase obrera clisica en los pases posindustriales: penetra cidn crecientemente profunda de las relaciones capitalistas de produccién en. vastas 4reas de la vida social, cuyos efectos dislocatorios —conjuntamente con aquctlos derivados de tas formas burncriticas que han caracterizado al Estado de bienestar—han generado nuevas formas de protesta social. \a crisis y et deserédito del modelo de sociedad implementado en los pafses del Hamado “sociatismo aetualmente existente”, lo que ineluye Ia denuncia de Jas nuevas formas de dominacién establecidas en nombre de a dictadura del protetariado. [No hay motivos, en todo esto, para lamentarse: El hecho de que cualquier refarmulacién del socialismo deba boy partirde unhorizonte de experiencias mas diversificado, complejo y contradictoria que el de hace cincuenta atios nm —ai que hablar del de 1914, 1871 0 1848— os un desafio a la imaginacién yalacreatividad politica, La desesperanza en estas cuestiones es s6lo proy ‘de aquellos que, por usar una frase de J.B. Priestley. han vivido par afios cn un parafsa dle tontos y ahora, SGbitamente, nevesitan crearse un infiemo de tontos. Estamos viviendo, por el conirario, une de los momtenios mids excitantes del siglo 20%: el momento en que nucvas generaciones, sin los projuicios del pasado, sin teorfas que se presentan a sf mismas como “verdades absolutas” de ta historia, estin consirayendo nuevas discursis cemareipatacios, mds humanos, diversiticados y democraticas. Las ambicio~ nes escalaldgicasy cpistemokigicas son mas meagestas. pera las aspiraciones de fiberacidin son mas amplias y pratunctas Repensar e! saciaisme en estas nuevas condiciones requicre. cn nuest opinion, dos pasos sucesivos. El primero es aceptar, en toda su radical novedad, las transfaraciones del mundo en que vivinos —es decir ni ignorarlas ni distorsionarlas a los efectos de hacerlas compatibles. con esquemas perimidas que Nos pemnitan seguir abitanda fonmas de pens mienko que tepitan las Viejas frmulas, EI sceundo es partir de esta lena inservidin en el presente —en sus tuchas, sus esas, sus peligros— para interrogar el pasado: buscar en el la genealogia de la situacién presente, reconocer en él la presencist —al principio marginal y borrosa— de proble~ masque son fos nuests ¥, como consecuencia, estabiecercan eve pasado un dialogo que se organi en tome de continuidades.y discontinuidades, identificaciones y rupturas. Ex de este modo, haciendo del pasado una realidad pasajera y contingente, y na un origen absoluia, que una trdicidn se constituye. En nuestto libro hemos intentado comebuira eskatarea, que hoy dia tiene lugar partir de diferentes tradiciones y en dierentes taitudes. En casi lodos los casos hemos recibido un estimuio intelectual importante de nuestros comentaristas. Slava) Zi2ck, porcjemplo, hacnriquecide nuestra teoriade los antagonismios sociales sefialando su relevancia pari varios aspects de la {eoria lacaniana,' Andrew Ross ha indicadk ta especificidad de nuestra linea de argumentacién cn relacidn con varios intentos, en los Estados Unidos, ke albordar peahtemas similares, y 1a ha ubieado centro del marco general det delle en tome de la pasmodemidad? Alastair Davidson ha caracterizadocl ‘nuevo clima inteleetval marxista del que nuestro libro forma parte," Stanley Aronowitz ha hecho algunas eritieas amistosas e interesamtes deste ta Perspectiva de ht tradiciGn intelectual de laizquierda norteamericana.* Philip Derbyshire ha subrayacko correctamente el lugar tedrica de nuestro texto cn 'Slavoj Zizek. "La sovité neste pas" Ane Pris, Octtr/Decemre 19K, FAandrew Rens mf. C12, LRG ‘Alistair Davison, Thesis Eleven, NO. 16, Melbourne, 7987, ‘Stanley Aronowitz. “Theory and Soca Stray Serial Text, Winter 1986/87, ua ladisoluciéndel esencialisino, tanto politico como filosético.* David Forgacs hha planteado un serie de cuestiones importantes acerca tle las implicaciones, politicas de nuestro libro, que esperamos responder en Futuros trabajos.” Sin embargo, han habido también waques procedenles -—eomo era de esperarse— de los epfgonns marchitos. de Ja omod0xi, En esie, articulo responderemis a las eriticas de un micmiro de esta tradicidn: Noman Geras." La ra7én de nuestra eleccidn es que Geras —en un gesto cextremadamente inusual en este tipo de literatura— hia hecho sus “deberes’ lefclo nuesti@ texto detenidamente y ha presentado un argumento exhaus- tivo como respuesta, Sus méritos, sin embargo, terminan ahi, El ensayo de Goras esta bien enraizado en el género tterario al cual pentenece: el panfleto de denuncia, Su opinign sobre nueskee libro no presenta a menor ambigiic- dad: 61 es “Tibertino”, “disoute in alencidn @ consideracitmes pnonnalles de l6gica, deevidencia ode la proporciéin debida”:esun “idealistmo. vergonzante”, un “vacio injelectual”, “oscurantismo”, “privado de todo ‘privado de un sentido adecuad de wiesurao modestia 1 se embarea en" Glaboradas so isierias teGricgy’.cn “manipular conceplos ‘yenitas tendenciosas” Después deesio.dedicacuarenta paginas (un iercio dol niimeso de Mayo/Junio de 1987 ke New Left Review) a un anilisis dctenidode unaobradeianpreosator, demas, y peseal hecho de que Gerss 1no nos canoce personalmente. ét esta absolulamente SegUrO de los Modivos, psicoldgicos que nas han conducido a eseribir cl libro: —"la preside edad y del estatus profesional”; “las presiones poliicits de los tiempos... no muy adecuaclas, al menos en Occidente, para cl ntantenimiento de ideas revoluci mocla intelectual”: “el ast Hamad realismo. ta resignacién oel puro y sinuple intcrés personal”, ete. — acopta do, sin embargo, que estas motivaciones perversts NO cstén “calculadas conscientemente para obtenes ventajas”.(Grackas, Gras.) Le corresponde al lector. por supuesto. decidir qué pensar de un autor que abre una diseusi6 intelectual usando un lengua semejante, y una semejante avalancha de argumentos ad hominem, Por Nuestra parte, diremos solamente que 0 siamo dispuestos a entrar en un jucgo de inveetivas y contrainvectivas declaramos, por consiguiente, desde el comicnizo que 1 subemos cuales son las mativaciones psicoldgicas que mueven a Geta # escribir lo que excribe ‘y que, dado queno somossus psiquiatras, nocsiamos.en absoluto interesados en ellas, Sin embargo, Geras también hace una Serie de © —si bien no sustanciales—de nuestro libro y es itestos aspectosde su ensayo a fos que nos referiremos. Consideraremos en printer tEnnino su entica & wnarias”: “Ia atra “Phillip Dethysire, City Limits, % Apsil 1985, i “David Forges, "Detheoning the wetking Class?” Marcia Fed, May 1985. Nonna Geeas, “Post Mursison?”. New Left Review. 163, May/June 1987. nuestro enfoque tedrieo y luego pasaremos a sus puntos referentes a a historia del marxismo y a los problentas politicos que nuestro libro aborda. ‘Comencemes con la categoria central de nuestro andlisis: el concepto de discurso. Discurso La cantidad de absurdos ¢ incoherencias que el ensayo de Gers presenta acerca de este temaestal, que es simplemente imposible usar su presentacion ceftica como mareo paranuestra respuesta. Describiremos, por consiguiente, en forma breve nuestra conccpcién del espacio social como diseursivo, y Tuego a confromaremes. con las erfticas de Geras, ‘Supongamios que estoy construyendo un mare con otro albatil. En un ‘cierto momento le pido ami compafiero que me pase un ladrillo luego pongo este tltimo en el muro. El primer acto — pedir el ladrillo—es lingiiistico; el segundo —poner el ladrille en ta pared —esextralingUfstico." Alestablecer la distincién entre los dos actos en términos de la oposicién linguistico/ extralinguistico, ,agoto Ia realidad de1 ambos? Evidententente no, porque a pesarde su diferenciaci6n en esos términos, ambas acciones comparten algo que permite compararlas, y es el hecho de que ambas son parte de una operacién total que es la construccién de la pared, {Cémo caracterizamos. entonces a esta totalidad, de la cual pedirelladrillo y ponerio en la pared son momentos parciales? Obviamente, si esta totalidad incluye dentro de sf clementos lingUfsticos y no Lingiisticos, ella debe ser anterior a esta distin- cin. Esta totalidad que incluye dentro de.si a lo hngiisties y a lo extra- lingutstico, eso que llamamos discurso. En un momento justificaremos esta decisién; pero lo que debe estar claro desde el comienzo es que por discurso rho entendemos una combinacién de habla y de eseritura, sino que, por el Ccontrario, el habla y la eseritura son tan solo componentes intemos de las totalidades discursivas. ‘Volviendo ahora al término “discurso”, 1o usamtos para subrayare! hecho de que toda configuracién social es una configuracién significativa. Si patco ‘un objeto esférico en la calle o si pateo una pelota en un partido de ftbol, el hecho fisico es el mismo, pero su significado es diferente. El objeto es una pelota de férbe! sSlo en la mediidaen que él establece un sistemade relaciones, on o170s objel0s, y estas relaciones no estén dadas por la mera referencia ‘material de los objelos sino queson, pore! contrario, socialmente constrvigas. "Como el leetor advertng, este ejemplo estd en parte inspirado por Wittgenstein. na Este conjunto sistemstico de relaciones es lo que llamamos discurso.Ellector advertird, sinduda, que como lo hemos mostrado en nuestro libro, el cardcter discursivo de un objeto no implica en absoluto poner su existencéa en ‘euestiGn. El hecho de que una pelota de fltbol séto es tal cn lamedida en que est@integrada a un sistema de reglas socialmente construidas no significa que ella deja se existie como objete fisico. Una piedra existe independientemente de todo sistema de relaciones sociales. pera es, por ejemplo, o bien un royectil, 0 bien un objeto de contemplacién estética, s6lo dentro de wna, configuraciéndiscursiva spectfica. Un diamante en el mereadooenel fondo de una mina es el mismo objeto fisico: pero. nucvamente, cs s6lo una mercancfa dentro de un sistema determinado de relaciones sociales. Es porla misma razén que es el discurso el que constituye la posicidn del sujeto como agente social, y no, por el contrario, el agente social el que es el origen del discurso —cl mismo sistema de reglas que hace de un objeto estérico una pelota de ftbol, hace de mi un jugador. La existencia de los objetos es tan independiente de su articulacién discursiva, que podemos hacer de esta mera existencia—esdecir, de una existencia extrafa atodo significado—el punto de partida del anaiisis social, Esto es precisamente lo qucel conductismo, que sla antipoda de nuestro enfoque, hace. De todos modes, es al lectora quien corresponde deeidir de qué modo podemos describirmejorla construccin de ‘un muro: bien particndo de la totalidad discursiva de la que cada una de sus operaciones parciales es un momento provisto de sentido, o bien usando descripciones tales como: X emitié una serie de sonidos: ¥ dio un objeto eubico a X; X incorpors este objeto edbico a un conjunto de otros objetos caibicos, etastera, Esto, sin embargo, deja dos problemas irresueltos. El primero es este: ,n0 esnecesarioestablecer aqut unadistinciénentre significado yaceién? Incluso si aceptamios que el significado de una accién depende de una configuracién discursive, {no es la accién como tal algo diferente de ese significado? Consideremos cl problema desde dos éngutos diferentes. Aqut la distincién eldsica es entre sem Antica —que trata con cl significado de las patabras—: sintaxis—que trata conel orden de las palabras y sus consecuencias para el significado: y pragmética —que se ocupa del modo en que una palabra es uusada en diferentes contextos de habla. El punto clave es determinar en qué ‘medida puede establecerse una separacion rigida entre sem ntica y pragma- tica—es decir, entre significado y uso. A partir de Wittgenstein es precisa- mente esta separacién la que se hia tomado crecientemente borrosa. Se ha pasado a aceptar, de mds en mds, que el significado de wna palabra es ‘enteramente dependiente de un contexto. Como lo sefiala Hanna Fenichel Pitkin: wi senstein sostiene que significado Y uso estén ‘ovima, inextrieablemente ionados, porque el uso ayuda a determinar el sentido, El sentido es ns prendlide y conformado por lasinstancias de uso: por consigu aprendizaje como su configuracivn dependen de ta a partir de eases del uso de ineluye los muchos y variados juegos de lenguaje en que caqucl CConsiguiente, el significado ¢s en bucda medida & producto de ka pragin- fica EL uso de un (émino es un aclo y en este sentido forma parte de a pragmatics: por otro Sado. ct significado séto se constituye en los contextos de uso elective del témntino: en tal sentido su semtntica depende enteramente de su pragmidtica, de ta que puede ser separacka —si esto cs cn absoiUlo posible— slo de un modo analitico. Es decir que, en nuestra teminologta, tedta idenuida u objeto discursivo se constituye ene! contexto de una acci6n, -amosel problema desde cLotro angulo, toda aeciénne fingiiistien iC un significado y, cn consecuencia, encumtramies en ell misma imbricaci6n cnise pragnidtica y semiintica que encontramos.cn ct uso ide las palabras. Esto nos conduce nuevamente a fa conelusin de que fa dlistincidn entre clomentios Fmgiisives y nolingdisticos io se superpone con ladistinei6n cutre“signiticativo™ y "Ho significative”, sino que la printer es ue ticne lugar en el interior de las tot Eloise problema consideraresel: iguionte: incluso siaceplamos que hay ‘ccuuciGn estricta entre lo social ¥ fo discursivo, qué podemos dccit acerca del mundo natural. acerca de 10s Rechos de Ia fisica, ce fa hivlogét oO aastronoméa. qluc no estan aparcnicmente integrados en totalidades signifi- calivasconstruidas porloshombres? Larespuestaesquc los hecbosnaturales, son también hechos discursivos. ¥ 10 son por fa sivyple eardn de que la idea de naturaleza no es algo que este allf simplemente dak, part ser Leach It superficie de las cosas. Sino que es ella misma cl resutfaco dle un lenlit y comploja construccién histérica y social. Denominar a algo como objet matural cs una fommade concebirlo que depende de un sistem clasificatorio. Una ver, nsés, esto no pone en cuestidn el hecho de que esta entiddad que Hamamos “piedra” cxista. en el sentido de que esté presenle au’ y abvira, Wdependicntemente de mi voluntad: no obstante, el hecho de que sea una picclra" depende de un modo de clasificar los objetos que es hist6rieo y contingente. Si no hubicra seres humanos sobre ta ‘Fierra, estos objeto qu amamos picdras estarfan pese a todo all pero no serfan “piedras” porque ‘no habrfa ni mincratogia ni un Tenguaje capa de casificarlas y de distingl los de otros abjetos, No necesitamos dletenemias Largamente cn este punto. ‘Todo et desarrotio deta epistemokogsa coxtemiporanea ha establecido que no “Hanna Fenichel Pitkin, Wittgenstein amd Justice, Betkeley, 1972. Véase tambien Stanley Cavell. Must We Mean What We Sav?, New York, 1969, p.9. tay ningin hecho euya sentida pueda ser lefdo transpareniemente. Lacritica de Popper al verificacionismo ha mastrado que no hay ningin heche que pueda probaruna teorf. dado que no hay garanfasdequcese hecho na pucds ser explicacto de un modo mas aulecuado —cs decir, determinade en su sentido par una fcorfa posterior y més comprensiva. (Esta linea de Pensamienlo ha ido mucho més all’ de Tos Hfmites el popperisme, se ‘mencionar el avanee representatlo por los paradigmas de Kuhn y par cl anaryuismo epistemot6gico de Feyerabend). Y 10 que es vlido part t tcorfas cfentilicas también se aplicla los lenguaies cotidianas que cla Yy organiza tos vbjeI0s. Las cuatro tesis de Poems pasar ahora it las eriticas de Geras. Ellas se estructuran en tomo de cuatro tesis basicas: (1) que la distinciGn entre lo discursivo y Io extra- dliscursivo coincide c0m Ta distinciGn enire tos campos de lo bahlado. escrito (© pensado, por un lacks, y cf campo de una realidad extema, por of otro: (2) que alirmar cl caricter diseursivo de un objeto significa mogar la cexistencia de laentidad designada par ese objeto discursive: (3) que negate la ‘existencit de puntas de referencia exlradiscursivas es caer en el abisnio sin fondo cel relativism: (4) que afinmarel caraetcr discursive de todo objeto es incurrir en una de las formas ins tpicas de idealism, Veamos. Podems tratar conjuntamente las dos primeras tesis, Geras everibe: Que todo objeto es constituide como objeto de discarso signi losaibjetos reciben suser.asanlo que son decir noes verdad?) que no hay objet los objetos aceret de los cuales no se habl aque todas s0: logue equtivale id prediscursiva. que escribe o piensa no existen."” ‘A la cuesti6n planteada entre paréntesis “(ano es verdad)”. respoesta 8, simplemente “na, no es verdal” El lectar que ha seguida nuestra texto \slaeste punta no tend dificultadlen entender porque. Porque —volviena ‘nuestro ejemplo anterior— que una piedra seat un proyecil, oun martilto, (0 un objeto de contemplacion esiética Wepenite ce sus eelaciones conmigo —dlepende, en cansceueneia, de Formasprecisas de articulacién discursiva— pera la mera existencia de la piedra como eniidal, el mero susirato material © existencial no est cn una tal dependenciat. Es decir. que Geras esta incurricnsta cn una cunfusidn elemental entre él ser (esse) de un abjeta. que "Gera. P66, un

You might also like