si encuentra a la nostalgia en una esquina. Se paga por ella, aunque no muchos lo saben y es que todo viaje tiene su costo. El precio es alto e inexacto porque an no se ha descubierto cuntos centavos conforman un pesar. Por lo que siempre recibo miedo de cambio cuando pago con ansia. Solo esto me cuesta el transporte: nerviosismo y lo anterior. Los viticos se descuentan de la vergenza y si no, siempre quedan los bonos de cinismo. La irona basta para pagar la entrada y con un sarcasmo me alcanza para el boleto de salida. Si doy tres chistes y un suspiro como propina es para no quedar debiendo. La incerteza siempre elige la divisa y si la moneda es un capricho el inters puede matarme.