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BROUIECRA Su Panorama Social, Etico y Economico area SSC Titulo de la obra en inglés: ARCHITECTURE AND PEOPLE © 1972, Prentice-Hall, Inc. Versién espaol ALICIA ARNOLD MARTIN Revisién. LUIS ARNAL SIMON Arquitecto de lo Escuela de Arquitectura de lo Universidad Nocional Auténoma de México. Profesor de Disefio y Especiolizacién en Restauracién de Monumentos y Sitios de la Universidad LoSalle. Todos los derechos reservados. © 1978 EDITORIAL LIMUSA, S. A. ‘Arcos de Belén 75 México 1, D. F. Miembro de la Cémara Nacional de lo Industria Editorial. Registro Nom. 121 Primera edicién: 1978 Impreso en México (1946) ISBN 968 — 18 — 0004 — 4 Reconocimientos En relacién con la preparacién de este libro estoy profundamente agradecido a muchas personas cuyos pensamientos y comentarios me han guiado de una u otra manera para formular propias ideas; a algunas de estas personas no las conoci, sino simplemente oyendo sus opiniones u observando sus reacciones ante algunas obras de ar- quitectura. De otra, me avergiienza decirlo, no puedo recordar sus nombres. En forma més especifica, debo mi agradecimiento a Kenneth A. Smith Director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Columbia y al profesor George Collins del Departamento de Historia de Arte, de la misma Universidad, por haberme brindado la oportu- nidad de dar cursos en los que pude desarrollar el material para este libro; a Janis Checkanow y Ellise Ratner por sus fieles transcripciones, y al profesor Mario G. Salvadori por su edicién tan precisa y com- prensible. Como siempre a mi esposa, Francesca, por su critica infa- lible y su estimulo; a mis amigos y vecinos de Pollensa, Mallorca, por excluirme de sus seductoras festividades durante mis horas de trabajo. ER Prefacio Eugene Raskin ha escrito un libro acerca del protagonista en la ar- quitectura para quienes deseen convertirse en arquitectos, para quienes planeen contratar un arquitecto y para quienes utilizan la arquitectura, © sea para todos. Eugene Raskin es arquitecto, critico de obras arquitecténicas, escritor, compositor y misico. Es por ello que este libro es: completo, pero conciso; conciso, pero claro; claro, pero ingenioso;* ingenioso, pero cientifico; cientifico, pero humano; humano, pero realista. Eugene Raskin me pidié que escribiera un prefacio para su libro. Después de leerlo pensé que seria mas conveniente anotar simplemen- te las ideas que me inspird la lectura de su libro. Helas aqui. * EI lector debe sober que Eugene Roskin es el autor de todos los oforismos pre- sentados el principio de cada copitule, 10 Prefa La arquitectura es nuestro siervo y maestro, asi como fuente de deleite o sufrimiento, pero en realidad son pocos los que saben de ello. La arquitectura es para todos, por lo que el arquitecto cada uno de nosotros. la arquitectura tiene que ver con el arte, la ciencia, el hombre mismo, los materiales, la politica y el dinero. y el dinero. El arquitecto se basa en el pasado pero construye en el presente y con miras al futuro. El pasado esté olvidado, el presente es ahora mismo, el futuro es una incégnita. No es de extrafar que la arqui- tectura sea dificil. la generosidad y la crueldad, la belleza y la fealdad de una obra permite apreciar la concepcién que la sociedad tenga de si misma. Una sociedad en transicién puede crear arquitectura transitoria, caética, pero fascinante, si su credo es el cambio. La belleza es necesaria pero no es la Gnica condicién para la ar- quitectura. El dinero no es una condicién necesaria de belleza en la arquitectura, pero la exactitud estructural si lo es. Un arquitecto moderno inevitablemente llega a saber menos y me- nos acerca de mas y mas cosas, hasta que no sabe nada del todo. En cambio, un ingeniero moderno debe saber més y més acerca de menos y menos, hasta que lo sepa todo acerca de nada. Rara vez se com- prenden uno al otro. la mejor arquitectura es la que esté destinada a la gente y no para el propietario ni al contratista, ni al ingeniero y ni siquiera al ‘arquitecto. La arquitectura es y siempre ha sido, el fruto del trabajo en equi- po. En el pasado un sélo hombre era el equipo; en la actualidad, un equipo se debe convertir en una sola persona si se quiere lograr bue- na arquitectura. Un buen equipo es aquel capaz de obtener resultados que sean superiores a la suma de los resultados que pudieran obtener cada uno de sus miembros por separado. EI gran hombre, aislado, solitario, puede ser un gran pintor o un gran compositor, pero sélo el gran hombre que oma a la gente puede ser un gran arquitecto. No se le juzgard por sus palabras, sino por su arquitectura. EI arquitecto no es el hombre que sélo disefia un edificio, sino que es el que lo disefia, lo vende y supervisa su construccién. El gran arquitecto pone atencién al detalle mas insignificante, sin leal es perder la visién del disefio en conjunto. Prefacio u Si va a ser arquitectura mediocre, es mejor no construir. (Quizé a esto se deba que la arquitectura norteamericana es, en general, tan buena: el 80% no esté disefiada por arquitectos). En realidad la arquitectura no se puede ensefiar (por eso no hay buenas escuelas de arquitectura), sin embargo, se puede aprender (es por eso que hay buenos arquitectos). le Corbusier dijo que la buena arquitectura es un medi habitar, es decir, no es un monumento para su disefador. eQuién recuerda los nombres de los arquitectos del Partenén? Na- die. Fueron a la cércel porque el costo del edificio sobrepasé al pre- supuesto. Se sabe que el 40% del costo de un edificio moderno se invierte en tuberia interna, motores, bombas y el 25% en asegurarse de que sea resistente, pero nadie considera que los espacios del edificio son los resultados de la arquitectura. Hoy en dia la arquitectura significa alojamiento para millones, rascacielos para los que manejan los millones, asi como grandes te- chos para permitir que los millones se rednan (en ese orden). Sin embargo cada vez se aplica més la arquitectura en la constitucién de rascacielos, menos en la de estancias y mucho menos en la de aloja- miento. Esta es otra medida de la concepcién que tiene de si la sociedad, La escultura se realiza para beneficio del escultor; la arquitectura se realiza siempre con un propésito general, por lo que nadie debe esculpir arquitectura. Los romanos escribian frente a sus hogares: “Parva, sed apta mihi", que significa “Pequefa, pero se adapta a mi" La misma ins- cripcién suele aparecer en villas con veinte recamaras, aqui es donde radica la diferencia entre la arquitectura para beneficio general y la que sdlo sirve para exhibicién. la sociedad occidental esta compuesta por millones de indi dualistas, que desean ver la misma pelicula, ir al mismo servicio reli- gioso dominical, asistir al mismo concierto y observar el mismo partido bajo un mismo gran techo. La arquitectura para las multitudes puede ser una prueba de hermandad de los hombres libres. Puesto que la arquitectura satisface las necesidades bdsicas de la humanidad, es esencialmente conservadora. Comemos, jugamos, dor- mimos y procreames como siempre lo hemos hecho. Los habitantes de la Patagonia construyeron grandes estancias abovedadas y habitaciones para sus dioses, pero ellos vivian al aire libre en las peores condiciones climdticas. La arquitectura es fruto de la cultura, mas que de la tecnologia. para 12 Prefacio Al arquitecto le gustaria disefiar ciudades y convertirse en un urba- nista; a éste le gustaria disefiar a nivel regional y convertirse en pla- nificador; al planificador le gustaria disefar a nivel nacional y con- vertirse en politico. Sin embargo, las metas de la buena arquitectura son limitadas. La arquitectura es sangre, sudor y lagrimas. Pero también es amor, hermandad y éxtasis. Después de leer este libro, el prefacio pareceré inapropiado, por- que éste es un buen libro. Mario G. Salvadori Contenido Prefacio Reconocimientos CAPITULO UNO Le arquitectura como medio ambiente del hombre 7 CAPITULO DOS El arquitecto y la ciudad 25 CAPITULO TRES. El arquitecto y el hogar 37 CAPITULO CUATRO —Arquitectura_y Religién 51 CAPITULO CINCO Bancos, negocios y edificios 59 CAPITULO SEIS La arquitectura para la diversién 67 CAPITULO SIETE El arquitecto y los edificios publics 81 CAPITULO OCHO El lenguaje de la arquitectura 95 CAPITULO NUEVE La educacién del arquitecto 105 CAPITULO DIEZ El temperamento en la arquitectura 113 CAPITULO ONCE Etica y alternatives morales 121 CAPITULO DOCE El estudio financiero 131 CAPITULO TRECE El equipo 141 CAPITULO CATORCE —Teenologia de la estructura 149 CAPITULO QUINCE EI paisaje urbano 161 CAPITULO DIECISEIS —Acéstica e iluminacién 167 CAPITULO DIECISIETE Ornamento 7 CAPITULO DIECIOCHO La préctica de la arquitectura 187 Indice 199 CAPITULO 1 La arquitectura como medio ambiente del hombre Como la hormiga, la abeja y el castor, el hombre no se contenta con la tierra de Dios y se siente obligado a construir una mejor, mds adaptable a su exaltada majestad. La hormiga construye su hormiguero, la abeja su panal, el castor su agujero: el hombre crea la arquitectura. ta mayoria de los seres humanos pasan la mayor parte de su tiempo bajo algén techo, en ambientes de su propia inspiracién, saliendo de vez en cuando para plantar un rabano, tirar un arbol o quejarse del tiempo. Nacen encerrados, viven, aman, procrean a sus familias, rin- den culto, trabajan, envejecen, enferman y mueren encerrados. En el caso de los mausoleos, hasta son enterrados en encierro. Este ombiente creado por el hombre, formado por hospitales, escue- las, residencias, edificios para oficinas, iglesias, es lo que llamamos Arquitectura, Naturalmente, la arquitectura depende del tipo de edifi- cios que se decide se necesitan para las actividades en que se desee ocuparse. Construimos nuestras casas de acuerdo con la manera en que pensamos que debemos vivir, nuestras iglesias Para ajustarse a nuestros cultos y asi es en todo. En pocas palabras, la arquitectura refleja los diversos aspectos de nuestra vida, social, econémica, espi- ritual, tan es asi que los arquedlogos y antropélogos pueden describir minuciosamente civilizaciones antiguas, baséndose por completo en fragmentos de arquitectura y utensilios descubiertos. Por las ruinas de una iglesia, se puede decir lo que era una religién antigua, si incluia sacrificios humanos, si era panteista, monoteista o de algun otro tipo; qué rituales se llevaban a cabo. Es posible sefalar qué tipo de go- bierno existia, qué vida familiar se llevaba y si la economia era agricola, némada, mercantil 0 dependiente en su mayoria de la pirateria y la guerra. El arte y la ciencia se pueden deducir, asi como los sistemas de linaje y las supersticiones y los prejuicios. 19 20 La arquitectura y la comunidad Todo esto parece un orden exagerado, pero cuando se toma en con- sideracién que todo lo que construimos, desde un templo hasta una bodega, de acuerdo con lo que queremos que sea, se pone de mani- fiesto que la arquitectura es la exposicién de la norma de vida de una sociedad anémada y clara. En cierta forma, el arquitecto es tan histo- riador social como un escritor, artista o erudito [y posiblemente mas que eso). Estos, de hecho, hablan de sociedad, cierto, pero lo que dicen va filtrado en sus mentes y con sus propias ideas, lo que puede ser perjudicial o hasta ignorante en ciertos aspectos. EI arquitecto, usando una frase popular, “lo dice tal cual es”. La arquitectura no puede disimular o exponer erréneamente la ver- dad, en vista de que cada edificio se construye para adaptarse a una necesidad existente, ya sea que se conciba bien o mal. La arquitectura no puede mentir. Aun cuando los propésitos sean dudosos, este mismo factor es una expresién de la verdad. Por ejemplo, durante Ia década de los afios veinte la moda entre los nuevos ricos consistia en construir mansiones estilo seudotudor 0 seudoisabelino. Como los ocupantes no eran ni lo uno ni Io otro, puede uno decir que la arquitectura fue falsa. La realidad es que la arquitectura demostré la verdad exacta: muchos de estos nuevos ricos se sentian inseguros de ellos mismos al carecer de ascendencia de sangre azul y trataron en forma desesperada de dar una apariencia de raices aristécratas, al menos a la par con su riqueza. Esto fue, he aqui lo importante, una deseripcién real y enfocada de la época.* De manera andloga se sitéa el hecho de que practicamente todos los edificios gubernamentales, federales, estatales, municipales, hasta hace poco fueron construidos en estilo neoclasico y esta no es una ex- presién equivocada, aun cuando estamos a veinte siglos de distancia de la época romana y ain mas distantes de la griega. La verdad fue que al pensar en el gobierno se hizo en términos clésicos (i.e. bustos de George Washington usando toga) y es un hecho determinante que el neoclasicismo se per como la expresién mas correcta para las casas de gobierno. EI arquitecto ha dado una descripcién verdadera y exacta de su tiempo, incluyendo las contradicciones** inherentes de la propia época. En otras palabras, las fachadas porticadas que se ven por kilémetros en Washington, D. C. son tan verdaderas de su época como lo fueron aquellas de las mansiones en estilo tudor o isabelino * A este respecto es notable que después de la gran depresién que sacudié al pais en los afios treinta se haya evaporado la moda de las mansiones estilo tudor e isabelino, para ser reemplazada por un combio hacia las casas baratas y modestas, reflejando asi una nueva y sobria realidod. ** Vea el capitulo siete acerca de los edificios poblicos. La arquitectura como medio ambiente del hombre 21 de Westchester y Long Island en sus tiempos. Ambos estilos fueron en- gaiio, pero, desde luego, fueron engafios en realidad apoyados por gente real, y su expresién, por lo mismo, fue totalmente vélida. Al arquitecto entonces, se le considera mids que un simple dise- Aador de edificios, por hermosos, elegantes, encantadores y funcionales que sean. Su trabajo principal es el de ser delineador, definidor y es- cultor de la historia de su tiempo y la naturaleza del hombre contem- pordneo. Asi pues, su responsabilidad es enorme, ya que si bien las obras del escritor, el historiador y el erudito (fuera de las limitaciones personales antes mencionadas) las ven sdlo aquellos que se toman la molestia de ir a las bibliotecas y los museos, la obra del arquitecto no escapa a la vista. Todo esté a nuestro alrededor, todo el dia, todos los dias. La comprensién de nuestros tiempos, quiza de nosotros mis mos, depende mucho de la arquitectura, que significa nuestro ambiente de por vida. Cuando el arquitecto se dispone a delinear, hace mucho ma@s que disefar un edificio. Esta describiendo su sociedad, para si y para el futuro. Viéndolo desde este Gngulo, la funcién del arquitecto es terrible, aunque en la practica no es tan inflexible como parece. Después de todo, el arquitecto es un ser viviente de su tiempo, que existe y piensa como sus congéneres lo estan haciendo. Por lo tanto, no tiene que ir en busca de algo mas allé para las bases de su disefio; sélo tiene que ver hacia dentro de si mismo y traza sus planos, elabora sus dibujos y construye sus edificios de acuerdo con su idea de lo correcto. En la mayoria de los casos* sus ideas, sus predilecciones, sus preferencias seran las mismas que las de su sociedad. Al expresarse a si mismo, estara expresando su época. La forma en que lleve a cabo esta labor se analiza en capitulos posteriores. Desde Iuego, existe la otra cara de la moneda. Cierto, el arquitecto disefia el ambiente de la humanidad de acuerdo con los deseos de la humanidad. Pero al terminar con esto, encuentra otra funcién mé: el ambiente que ha construido se convierte en un factor en Ia vida del hombre —en su eficiencia, su calidad, los efectos sobre su salud y bienestar mental, asi como fisico. En este aspecto el arquitecto ya no s6lo describe su sociedad, sino que es una fuerza potente que actia en ella influenciéndola en su configuracién y caracter. Por ejemplo, digamos que un arquitecto recibe la comisién de dise- fiar una prisién. Antes de empezar con el trazo, debe decidir qué pien- sa él que debe ser una prisién. ¢Debe ser un lugar donde se castigue a los criminales, a la gente malvada? ¢Debe ser un lugar donde los * Siempre existe la excepcién: el rebelde, el genio, el excéntrico. —- 22 La arquitectura y Ia comunidad inadaptades sociales deban permanecer para evitar que hagan dafio? © bien, edebe ser un lugar donde las personas socialmente enfermas puedan ser tratadas y tal vez curadas? Cada decisién, por supvesto, exige un tipo de disefio distinto por completo uno del otro. EI primero resultaré ser una horrible mazmorra, el segundo una bodega de seguridad, y respecto al tercero, quizé sea la semejanza més cercana a la de un sanatorio. ® la decisién del arquitecto afectaré las vidas para bien © para mal de muchos miles de convictos, asi como también las vidas de los guar- dias y celadores, por un periode de muchos ajios. (El ambiente viene @ ser el mismo para ambas partes y nadie puede dejar pasar los dias de su vida sin dejar de sentir los efectos del ambiente. Por lo que no €s raro, entonces, que se lea acerca de motines de presidio en los que los guardias han mostrado un comportamiento tan salvaje como el iarios, si no es que ain peor. Pocas son las veces en que de los presi nos ponemos a pensar en que en algun sitio, quiza con toda calma y saboreando un jaibol, se encuentra el arquitecto cuyo disefio ha sido el factor principal en este proceso tan cruel.) En pocas palabras, el arquitecto es el delineador, el historiador de su sociedad y su época. Al mismo tiempo, él es una fuerza rigurosa- mente activa, al moldear esa sociedad, al darle configuracién, caracter y calidad. Esto es una responsabilidad terrible, algo dificil y muy ra- ras veces entendido, ain por los propios arquitectos. No obstante, ya sea que los arquitectos se den cuenta o no, sus ldpices (parafraseando un dicho popular) son més poderosos que sus espadas; las espadas sélo pueden destruir, pero la edificacién de una ciudad entera se puede empezar mediante el ldpiz. Ademas de lo anterior, y después de todo, el arquitecto es un ar- tista, quiza su preocupacién principal sea por la belleza en la forma, en la proporcién, en el color y ornamento. El que esta preocuacién sea congruente con las exigencias sociales y econémicas de la época ya es todo un arte. No fue mera casualidad que nuestros antepasades Ila- maran a la arquitectura Ia Madre de las Artes. Cualesquiera que sean las obligaciones de un arquitecto, él esté dedicado al ideal de la be- La arquitectura como medio ambiente del. hombre 23 lleza, esto es lo que distingue a un arquitecto de un constructor y hace que su labor sea tan absorbente, tan excitante, tan recompensante, aunque a veces, hay que admitirlo, tan angustiosamente frustrante. Asn asi, el arquitecto, desde sus mas remotos disefios de cavernas hasta sus més recientes penthouse-estudios, no cambiaria su tarea por ninguna otra. CAPITULO 2 el arquitecto y la ciudad Mientras que el hombre fue un némada que montaba a las bestias y seguia a las multitudes, no hubo necesidad alguna de arguitectura. Pero en el momento en que encontré un lugar agradable y exclamé “aqui me quedaré”, se convirtié en ar- quitecto. Pora entender la funcién de un arquitecto en sociedad es necesario ir un poco hacia atras y estudiar los origenes de las comunidades, ya que al aparecer éstas fue cuando se sintié la primera necesidad de la or. quitectura. Se requirieron edificios para las comunidades con propé- ‘os especiales, propésitos que se tuvieron que analizar y satisfacer, y de esto trata basicamente la arquitectura. !maginémonos que hace unos cinco mil afios aproximadamente en las frias regiones conocidas hoy dia como Europa Oriental, vivia un hom- bre llamado Drk (perteneciente a Ia tribu Irksk). Drk poseia un hato de mulos, isi es que en aquel entonces ya tenian mulas!, en cuyos lomos acarreaba pieles de lobo, a través de los lejanos Montes Urales, hacia una region conocida come Glk, donde comerciaba sus pieles por pato Seco, que se consideraba una delicia en casa. Su ruta se trazaba més © menos asi: *. IRKSK K sik En lo que ahora se conoce como Irén existia un individuo llamado Fsl, quien acarreaba (por camello) grandes botes de aceite de olive hacia Ulg, en el lejano norte, donde lo cambiaba por pieles de foca, Al parecer, las damas de Hnf (pertenecientes a la tribu Fslr) encontra. 27 28 La arquitectura y la comunidad ban que las pieles de foca eran apropiadas para su clima caluroso Ast pues, la ruta de Fsl se trazaba como sigue: uc IRKSK HNF En algén punto, quiza muy cerca del Mar Negro, las dos rutas se cruzaban, y posteriormente, con el transcurso de los ajios, las carava- nas se llegaron a encontrar. EI primer encuentro tal vez fue violento, ya que ambos lideres se sometian a la antigua filosofia “primero mata y después averigua”. Pero mas tarde, en algin momento dado, sus descendientes, siendo de sangre més ligera y quiz4 més pacifica, re- tardaron el combate usando, sin duda, algin lenguaje de sefales y expresaron su curiosidad acerca de la carga de uno y otro. El grupo Irksk, al probar el aceite de olivo por primera vez, quedé muy intri gado y pensé que tal vez se podria comerciar al regresar a casa; mien- tras que a los Hnf les pasé igual con las pieles de foca, o bien, quiz con los patos secos. De cualquier modo, en vez de pelear comerciaron {lo que podria ser una buena leccién para hoy en dia) y, lo que es mas, concertaron una cita para volverse a ver —siete afios mas tarde, cuando cierto lucero aparecie-a sobre cierta cima de cierta montaia— cada uno de los grupos llevando una carga extra con fines distintos a los de su mercado final, meramente como un intercambio. Este fue un evento momentaneo e histérico, dando por resultado, muchos siglos después, los mercados de provisiones y consumo y miles de doctores en economia. No es necesario aclarar que debido al movimiento de los calenda- rios y a la cantidad de peligros del camino ninguna de las partes Ile- gaba a tiempo. Una tenia que esperar a Ia otra, quizé meses, a un alto costo y con tiesgo para toda la expedicién. Fue esto lo que dio una brillante idea a Drk (0 mas bien a su tataranieto). ¢Por qué no El arquitecto y la ciudad 29 construir un refugio para las mercancias de intercambio y dejarlas ahi encargadas con el yerno, quien siempre habia causado problemas? La sugerencia fue aceptada con gran entusiasmo por todos, incluyendo al yerno, quien vio al fin la posibilidad de convertirse en amo y sefior de sus propios dominios. La unica que no se alegré (al saber la no- ticia) alla en Irksk fue su esposa, a quien no le agradé Ia idea de ser abandonada repentinamente en medio de ningin lugar, lejos de la estimulante vida social a la que estaba acostumbrada. Sin embargo, gustandole © no, el traslado se llevd a cabo y la joven familia se establecié en el cruce de las dos polvorientas rutas, a aguardar, tan pa- cientemente como les fue posible, la llegada, que a veces tardaba afios, de una caravana proveniente de Hrf o de su natal Irksk; mas tarde, los mercaderes con oido aguzado empezaron a enviar a sus emisarios desde lugares muy distantes, hasta que poco a poco los cruces de rutas se convirtieron por completo en centros comerciales. Ya para entonces el yerno era un magnate, de seguro mas rico que su suegro, quien lo habia hundido ahi tan duramente, puesto que re- caudaba de todos —comprador y vendedor, artesano y carretero. Y debido a que habia que hospedar, alimentar y ofrecer ciertas distrac- ciones a los visitantes, pronto se hizo duefio no sélo de la bodega, sino también de la posada, el banco, el casino, la cércel y de cualquier otra estructura especial que la clase social de la época requeria. Pronto también aparecieron los elementos de trabajo que rendian sus servi- cios como zapateros, herreros de espadas, clérigos, adivinadores, el carnicero, el pastelero y el legendariamente famoso fabricante de candeleros. Es facil observar entonces cémo se desarrollaron los diversos estilos de edificios, porque cada una de estas funciones tenia distintas nece- lades en lo que respecta a estructura y organizacién de espacio. Al principio, sus mismos ocupantes, sabiendo exactamente sus necesidades y pudiendo por lo general hacer frente a las técnicas simples de cons- 30 La arquitectura y Ia comunidad truccién en aquellos tiempos, la hicieron de disefiador y constructor: arquitecto. Pero para un pueblo bullicioso como aquellos en que se convirtieron las encrucijadas, los problemas de trabajo, materiales y or- Ganizacién originaron la aparicién de un nuevo tipo de especialista: el maestro constructor, un hombre que escuchaba las necesidades de sus clientes pero en general las conocia mejor que los mismos clientes, ¥ Procedia o construir a su manera, la manera que segin su experien. cia era la mas adecuada para la regién, el clima y las habilidades de los trabajadores. Aqui podemos ver los origenes de lo que més tarde recibié el nombre de estilo local o regional (en ocasiones “étnico”; como si alguna vez pudiera haber existide algo que no fuera étnico o Cierto tiempo, lugar y gente, incluyendo imitaciones de imitaciones). Asi pues, ahi tienen ustedes a su arquitecto, que por sus pecados, ain se encuentra ahi, histéricamente al menos. En realidad, el arqui- tecto en el siglo veinte llega a escena Por una ruta bastante diferente, implicando educacién formal y aprendizaje (vea el capitulo 8), pero el factor central y més apremiante fue y atin es, el proceso de numerosas necesidades humanas que provocan los problemas en edificios de es. tructura compleja que a su vez requieren al especialista, el arquitecto. EI proceso de “numerosas necesidades humanas" antes mencionado es una parte inseparable del crecimiento de una ciudad. Por esta ra- 26n, seria conveniente describir a grandes rasgos, en forma simplifi- cada, los patrones mas tipicos del crecimiento de comunidades, para ver cémo evoluciona la arquitectura en sus diversas facetas, Empecemos con “Cross-Gorod”, el pueblo que vino a ser gobernado Por el yerno de Drk. En el cruce de las dos rutas principales hay un lugar donde al principio las caravanas podian llegar Y encontrarse, y donde posteriormente, los comercios, ferias y diversas actividades pé blicas se podian llevar a cabo. En algunas ocasiones, aunque no siem- Pre, existia un pozo de agua en el centro del lugar; bien pudo haber sido la existencia de un manantial lo que originé que el viajero parara Por primera vez en este lugar. Alrededor de esta plaza, cuadro, 26 calo, pradera, 0 como se le quiera llamar, aparecen los edificios prin- cipales. En principio, naturalmente, esté la bodega, principal causa de la existencia del pueblo. Después, esta estructura se vuelve com Pleja y subdividida, y partes de las misma se convierten en medios para hacer las compras (desde la tienda general hasta la tienda departa- mental) en tanto que otras partes se convierten en casas bancarias y financieras. Sigue la mansién del magnate, la cual, al hacerse éste més rico y adquirir titulos de nobleza, aparece Ivego como palacio y después como copitolio. Para esta operacién, al fuerza armada es esencial, asi que el cuartel general de armas (arsenal, estacién de po- El arquitecto y la ciudad 31 © lo que ustedes gusten) se encuentra convenientemente presente, sus elementos para avanzar hacia la plaza en cualquier momento aue haya una ceremonia de alza de bandera 0 para calmar un distur. la necesidad de la aproba cién celestial, hizo su aparicién una iglesia o catedral. Ahora, muchos siglos después, ustedes pueden sitvarse en medio de Cross-Gorod 0 en cualquiera de sus innumerables réplicas y observar los prototipos de arquitectura en sus versiones vagamente moderniza- das. Usando nuevos ormamentos y quiz Ilevando nuevos nombres, Pero en esencia inalterados; son el centro de la ciudad y el corazén de ‘su propio ser. Con el transcurso de los afos, muchos arquitectos distintos, pertenecientes a muchos periodos de diversos estilos, han trabajado en los disefios de estos edificios, pero todos, sin excepcién, guidndose por su nocién de las funciones basicas y fundamentales que los edificios deben desempefar. Al realizar esto, como ya se ha indi- cado, ellos han escrito para nosotros la historia de su época, asi como también han proporcionado a las generaciones venideras (incluyéndo- nos) un ambiente efectivo y estrujante. 4 Carretera Norte-Sur | aso aaee Catedral Bp ert Akin, ee Cuartel de armas Hacia este centro acuden los advenedizos, nuevos colonizadores ur. banos, cada uno con alguna ambicién, alguna meta muy particular y én cierta forma relacionada con las funciones basicas que existen oht Asi pues, el sastre trataré de instolarse tan cerca del palacio y/o cvartel como pueda, ya que los oficiales y pala "JOS son presuntuosos en forma notable. Puede ofrecérsele incluso la oportunidad para hacer un fraje al mismisimo duque, en cuyo caso puede aiadir “Por orden de... etc. etc.", en su carta de presentacién. El posadero tratocs de sstoblecerse tan cerca como le sea posible del pueblo, porque muchos de sus clientes (0 invitados, si ustedes lo prefieren) deben tone, algén negocio con los mercaderes 0 politicos de la plaza. Y asi es todo, i] i 32 La arquitectura y la comunidad Antes de lo que se piensa, toda el Grea alrededor del cuadro se ve saturada de tiendas, comerciantes y moradas, cada uno empujando al otto para acercarse tanto como le sea posible a la olla de dinero. Viene asi la plusvalia de terrenos, hasta que llega el dia en que no hay lugar ni para un vendedor de limonadas, ni podria alguien sufragar los gastos del lugar, si hubiera alguno para alquilar. El “pueblo viejo” esté completo ahora, en todo su esplendor caé tico, prolifico, oliente y Ileno de colorido; quienquiera y tenga con qué’, puede trasladarse al lugar. gTrasladarse? ¢Adénde? Bueno, principalmente a lo largo de las carreteras més préximas, norte, sur, este u ceste. Un tendero o aba- rrotero recién Ilegado por ejemplo, puede decidir que hay bastantes amas de casa a lo largo de la carretera oeste que necesitan comesti- bles, lo que puede garantizar la ubicacién de una tienda ahi, en vez de abrirse paso hacia el centro, lo que, en todo caso, no podria hacer. Asi que abre su tienda, vienen los clientes y paulatinamente se esta- blece un herrero, un zapatero, un distribuidor de licores, etc., y he aqui que nace un nuevo “vecindario™. Un “vecindario" definido informalmente es tan grande como la dis- posicién para caminar de una ama de casa al salir de compras. En la mayoria de las ciudades de Estados Unidos del siglo veinte las mujeres odian caminar més alla de cuatro cuadras. Si ustedes examinan un vecindario urbano, encontraran que todo se repite a intervalos de cua- tro 0 cinco cuadras; la fruteria, la carniceria, el salén de belleza, el cine, el banco, el bar, etc. En distritos suburbanos y rurales, las amas de casa hacen sus compras en auto; es factible que cada diez millas haya un centro comercial. El “vecindario” empieza a aproximarse al condado en estas condiciones. En Cross-Gorod, nuestra ciudad imaginaria cerca del Mar Negro, las sefioras iban a pie, o quizé en burro, si eran opulentas, pues los vecin- darios eran relativamente pequefios. Pronto comenzaron a ampliarse. Claro est que la forma estilizada del “pueblo viejo" rodeada de vecindarios es simplemente en forma de diagrama, ya que en realidad Carretera Norte-Sur Nuevo a 2 eS Re Los nuevos vecindarios ‘en su conurbacién vecindario Coretera Este-Oeste La Plaza y lot olrededores del “Pueblo Viejo’ Carretera Norte-Sur El arquitecto y la ciudad 33 cabe la probable existencia de arroyos, colinas y otros factores fisicos que pudieran afectar la regularidad del plano. Pero desde luego el esquema es real. El siguiente paso en el proceso viene cuando el des- cendiente de la familia gobernante decide salirse del pueblo por com- pleto. Se construye una mansién con extensas tierras, su casa sobre un pequefio relieve del suelo que le permite llamarle La colina o algo parecido. (Hoy la mansién quizé esté convertida en colegio privado y las tierras hayan venido a ser un fraccionamiento llamado Jardines de la Colina con cierta apariencia de rancho y casas a desniveles, todo convenientemente accesible al club de golf y al centro comercial.) Note que para cada uno de estos cambios, segin la norma de vida, ha sido necesario que los arquitectos del tiempo revisaran sus conceptos e hi- cieran surgir nuevos disefios adaptables a las nuevas necesidades. Al- gunas veces recurren al pasado buscando soluciones: fue asi como su- cedié que las primeras Colinas, las primeras mansiones en ambas par- tes, Inglaterra y el nuevo continente, fueron de estilo neoclasico, some: tidas a los estilos griego y romano. Mansién en Ia colina Jardines de la colina y suburbios Un tipo por completo distinto se desarrollé en lugares como los vas- tos llanos centrales de Norteamérica, donde en lugar de encrucijadas se veian con mds frecuencia las interminables vias de los ferrocarriles transcontinentales que serpenteaban hacia el horizonte lejano. De vez en cuando se hallaba una polvorienta carretera para llegar a un rancho a 50 6 100 millas, donde los rancheros cuidaban de su ganado, tenian sus cosechas 0 lo que fuera que tuvieran que Ilevarlo a la via férrea y embarcarlo hacia los grandes mercados. En el entronque de las ca- rreteras con la via férrea quiza se hallara una plataforma o estacién, y desde Ivego un corral para el ganado y silos para lag cosechas que se pudieran apilar y recoger. Por supuesto, habia que pagar a los vaqueros, rancheros 0 gran- eros, asi que debia haber un banco donde un agente comprador hi- 34 La arquitectura y la comu Plataforma Al Oeste Vio del tren io | [aera 8.5 a Poro de agve } i [Corretera @ los ranchos + ciera sus compras; asimismo, una tienda general donde los rancheros y los demés pudieran comprar los comestibles que se necesitaban en casa. También un lugar donde refrescar la garganta seca y cansada, una cantina integra, con sus atracciones, tan familiarizadas en las pe- liculas del oeste. Agréguesele el hotel y se tendré un pueblo del oeste. --.No, falta algo: la oficina de! alguacil y la carcel. Note que este agrupamiento de estructuras queda sdlo de un lado de la via, en vez de en ambos lados de la misma. passe rent cee ee eee See one SO SS oy a rat [esi oi ee i ; {Tienda general [jp cérces Carretera o los ranchos Hotel t+ contine fs | Hasta aqui, los tipos de edificios eran simples y pocos. Muy dificil- mente surgia la ocasién de emplear un arquitecto. La mayoria de la construccién la efectuaban carpinteros de jornada que viajaban por el territorio, repitiendo los moldes. Estacién-bancos-tiendas-hotel-salén, adondequiera que se dirigieran, nadie pudo haber sido més étnico. Con el tiempo, claro esté, los pueblos se Ilenaron con gente para servicios subsidiarios: maestros, predicadores, médicos, abogados, cos- tureras y otros, dando como resultado neto que la apariencia fue si- milar a la de Cross-Gorod; primero los vecindarios y suburbios y luego lo equivalente a la Colina y municipios sucesivos. Sin embargo, un acontecimiento cambié gradvalmente todo el cua- dro. Hacia final de siglo, la industria, buscando més espacio a mejor Precio, construyé fabricas a lo largo de la via en el otro lado de la via del centro principal del pueblo. Asimismo, en busca de mano de obra més barata, importaron a cientos de miles de trabajadores de Polonia, de Hungria, por lo general de la Europa Oriental, pagando su pasaje y poniéndolos a trabajar por contrato. Para alojar a estos trabajado- res, las compaiiias construyeron cobertizos detraés de las fabricas (dando El arquitecto y la ciudad 35 Pueblo Viejo’ kD) Vecindario origen asi al nombre inmortal de “casas de la compafia”) con sus tien- das, propiedad de la compaiiia con las que los trabajadores estaban en permanente deuda, y no podian abandonar su empleo. Casas de lo Compation como: mmf Fébricas Es facil entender que estos nuevos “hungaritos” y “polaquitos” es- tuvieran resentidos con los viejos colonizadores. Los recién llegados se veian como extrafios. Hablaban “un parloteo extrafio” y trabajaban por salarios bajisimos. Eran los nuevos intocables y una nueva frase entré en el vocabulario: “el lado malo de la via". Todavia hoy se usa para referirse a las personas socialmente inaceptables. Aproximadamente a la mitad del siglo, los hijos de las ‘hungari- tos" y “polaquitos” ya se habian abierto paso en las ramas técnicas y gerenciales de las industrias y ya se construian sus “Colinas” de increible esplendor, aunque no siempre de muy buen gusto. Debe darse mérito a sus arquitectos por haber entendido exactamente lo que de- seaban. La moraleja del cuento es: El arquitecto ha captado con exactitud lo que se desea. La idea entonces de que la arquitectura es en alguna forma arte “puro” —arte que puede practicar un bohemio somnoliento en la soledad de su estudio— resulta una tonteria. El arquitecto, si ha de funcionar, en una palabra, si se le ha de emplear en construir edi- ficios, debe formar parte de su tiempo, parte de su cultura general, y en particular, parte del grupo al que sirva —constructores de rasca- 36 La arquitectura y la comunidad cielos para oficinas, edificios de departamentos, fabricas, residencias, iglesias, escuelas, hospitales, lo que sea. Si entiende y comparte con exactitud las actitudes de quien lo emplee, tendra éxito en el sentido de que seré miembro del sistema, una persona con trabajo y razona- blemente préspero. Si se inclina a ser un rebelde, bien puede ser cclamado como un genio o quedar totalmente descartado como una céscara de nuez. (Es un riesgo, pero también lo es levantarse cada mafana.) Ademés algunos rebeldes lo han logrado: Frank Lloyd Wright, Le Corbussier. gPor qué no usted? CAPITULO 3 El arquitecto y el hogar El hogar es un sitio donde uno reside con sus lares y penates, con sus seres queridos y preciados recuerdos; también es el rostro que uno muestra al mundo. Al anunciarse un edificio nuevo y desocupado como “‘el hogar”, se niega el valor del alma humana. 1 Existen pocos conceptos tan emocionalmente evocativos como aquel de "hogar". Estan, desde luego, el de “madre” y “bandera”, “hijos”, Dios”, “honor”, aunque no necesariamente en ese orden; pero tomando en cuenta la crianza de un individuo, “Hogar” esta en primer lugar. Hoy en dia, en una sociedad en creciente movimiento, con gente que cambia de empleo (y de ingresos) y de una comunidad a otra, la idea del “hogar” tiende a ser relegada por liricas canciones y dichos populares como “hogar, dulce hogar’, “hogar es donde el corazén se encuentra”, “indicame el camino a casa" y otros por el estilo. Mien- tras que la realidad se muestra como una serie de residencias cons- truidas, vendidas y ocupadas como cosas totalmente reemplazables. Asi que en cuanto su familia 0 usted prospera se traslada de una casa de tres recamaras a una de cuatro con la misma exigua nostalgia que le causé cambiar su antiguo automévil por uno Ultimo modelo. De mayor trascendencia, viéndolo desde un punto de vista con: tempordneo, es el hecho de que la casa de un individuo proyecta evi- dentemente su forma de vida, las relaciones de su familia, su nivel de ingresos, sus aspiraciones y sentimientos hacia sus congéneres. Esto puede sonar como un orden muy complejo para tan pequefia estruc- tura, pero mas adelante se aclararé al hablar mas de ello y dando unos cuantos ejemplos. Retrocedamos un poco en Ia historia, hacia los mares que bafian a los paises del Mediterraneo, tal como fueron hace algunos siglos, y 39 40 La arquitectura y la comunidad en algunos lugares todavia lo son. La idea general que se manifestaba era la de rechazar el mundo exterior por fatuo, peligroso e inmundo. (Con cierta razén, se puede decir.) La gente no salia sin un motivo im- perativo, y cuando lo hacia iba en literas encortinadas, guardias ar- mados, se supone que si podia darse ese lujo. El trato con los demas era igual: Todos los valores dignos, las cosas buenas, como paz, be- lleza y amor, se podian encontrar en el hogar, en el seno de la vida familiar personal. Estas actitudes consecuentes se reflejan en el disefio de la tipica habitacién que todavia se ve en muchos pueblos mediterraneos. Una pared blanca da a la calle, bueno, no enteramente blanca, ya que debe haber una forma para salir y entrar. Pero la puerta es pequefa, con frecuencia enrejada y es muy factible que tenga una mirilla a tra- vés de la cual el sirviente puede decidir la aceptacién del visitante. Las ventanas, si tiene alguna, estén en lo alto, fuera del alcance de posibles ladrones, raptores, asesinos o cualquier otro digno ciudadano de esa clase. Toda la casa mira hacia adentro, hacia el patio cen- tral, el que, con su jardin y corredores circundantes (al cual dan todas las habitaciones), se convierte en el enfoque, en ambas formas, visual y funcional para las actividades de la familia. “Hacia adentro"”, “ha- cia adentro” es el tema. No es sorprendente que las filosofias fueran tan congruentes con esta expresién, incluyendo, como de hecho lo hicieron, un fuerte énfasis en la contemplacién y la meditacién; igual- mente congruentes fueron las artes, musica, poesia, danza, ornamentos, todo con la tendencia a dar més importancia a los motivos pequefios, complejos e intimos que a los mas grandes, digamos grandiosos, de Ja parte norte y oeste de la cultura europea. Al nifio 0 nifia que crece en este ambiente no le esté permitido fallar, tiene que absorber no sélo los principios estéticos de la época, sino también la moralidad, los puntos de vista, piblico y privado, y las relaciones reciprocas de la familia y personales de la propia época. El arquitecto y el hogar 41 No es mucho decir que las normas relativamente estrictas y perdurables de la cultura mediterranea, su estructura patriarcal, la imposicién do- minante sobre las mujeres, etc. (que sobreviven en el presente), pudie- ron muy bien haber tenido algunos de sus origenes en el estilo in- flexible que la arquitectura impuso a las actitudes de los respectivos ocupantes. Como fuerte contraste, consideremos los castillos, palacios y man- siones de Francia, Inglaterra y Europa Oriental en general. No es que éstos fueran ejemplos tipicos populares, ya que s6lo los nobles y la gente muy rica podian habitarlos, pero atin asi, simbolizaban el ideal de millones de personas més pobres y, hasta cierto punto, en esa forma formaban los conceptos de cada uno. Estas mansiones eran lo con- trario de las casas del Mediterraneo: no miraban hacia adentro en lo absoluto. Por el contrario, miraban hacia afuera a jardines inmensos y se aproximaba uno a ellos atravesando un largo trecho en carruajes, lo que concedia al visitante suficiente tiempo para poder impresionarse ante la grandeza de la fachada a la que se dirigia. Este tipo de ar- quitectura no significa el “no se acerque; mantenga alejados sus ojos y sucias manos". Como en la arquitectura intima mediterranea, en cambio la mansién grita “jvean mi grandeza; vengan a admirarsel; asegirense de ser formales, quitarse el sombrero y ser respetuosos!”” Los interiores eran congruentes con esta actitud, eran mas para la exhibicién que para el uso; antesalas, salones para banquetes, galerias. Hasta las rec4maras daban la impresién de ser un escenario disehado para una muerte histérica en vez de para llevar a cabo el muy ordi- nario ritual de dormir.* Las primeras generaciones de colonizadores de Estados Unidos no fueron ni introvertides como los del Mediterraneo ni grandiosos como los vecinos del norte. En su gran mayoria eran individuos con vidas llenas de problemas congruentes con la meta austera que se habjan * En forma paralela o la arquitecturs, es natural entonces que en estas tierras la literctura se inclinara no a la meditacién, como en el Mediterraneo, sino a proezas de heroismo épico, mientras que la mésica lleg6 a Ia cima con los grandiosos metoles de Wagner. Nada de flautas pora esta gente. Todo era retumbante y gloriose. | 42 La arquitectura y la comunidad impuesto y construyeron sélidamente sus casas en cuatro cuadros, tan meramente funcionales como lo eran sus graneros y no muy diferentes en Ia apariencia. Al evolucionar el disefo, la casa parecia una caia, Por lo general de dos pisos, con un pasillo central y la escalera, Las habitaciones eran pequefias y de techos bajos para conservar el calor.® la parte al nivel del suelo se dividia en cajitas: sala, cuarto de estar, comedor, cocina. Arriba se encontraban las recamaras, Planta baja Planta alta Cocina | Comedor Recémaro| |Recémara Lo babissy Recémara |” |Recémara Solén de estar - Los bafios en un principio estaban en la cocina y los retretes afuera, en la parte trasera de la casa. Mas tarde, cuando se introdujeron cier- tas novedades los bafios y retretes aparecieron en el interior. Note que estas gentes eran estrictamente moralistas, adn usamos la palabra pu: itano para describir sus actitudes. El pecado de cualquier indole se condenaba, y aun la intimidad familiar podia ser considerada como Pecado. Nadie podia dejarse ver en deshabillé. Cada uno dormia por Separado, en su propia cajita. Aquellos que por fuerza compartian sus cuartos, como los matrimonios o hermanos, usaban sus batas de bajio y desviaban Ia vista. Las casas estilo cojas-con-cajitas perduraron como prototipo aproxi- madamente doscientos afios, y de hecho, se estan construyendo hoy en dia, aunque en su mayoria siguiendo las diferentes versiones, sucedién- dose unas a otras: colonial, georgiana, resurgimiento griego, victoria- na, Reina Ana, Bauhaus, contemporénea, sin llevar a cabo mas que unos cuantos cambios superficiales; mientras que las funciones desde el vestirse hasta el comer se efectéen en sus respectivas cajas, es fun- damentalmente la misma casa estilo caja. Y la gente que la habita est sometida e influida por las mismas actitudes. Asi pues existen innumerables familias, adn ahora, en que al Padre no se le ve en * En esta ltima parte del siglo veinte estamos otto vez construyendo cuartos pe- ‘quefios con techos bajes para chorrar en los costos de construccién. El arquitecto y el hogar 43 Pafios menores, el arte culinario permanece en Ia cocina y el pequefin guarda su triciclo fuera de la sala. Para saber cuanto de esto es una continvacién de los principios que formaron dicha arquitectura y cuén= to es el resultado de una exposicién continuada para dicha arquitec- tura, se requeriria un calculo especulativo. Lo que si es claro es que ambas actitudes trabajaron juntas y que se encontraron en el lépi: del arquitecto. 2 Después viene Ia Era Moderna, influida por los Tres Alegres Doc- tores —Freud, Gesell y Spock. De repente los temas se convierten en “Fuera Inhibiciones", “Fuera Falsa Modestia”, “La Naturaleza es la Verdad”, “El cuerpo es Bello”, y “Lo que més necesitamos es unirmos mas”. Casi de la noche a la majiana la arquitectura residencial empieza @ reflejar Ia nueva forma de pensar. Se fueron las casas tipo cajas, que por tantas generaciones habian aislado nuestras actividades. En cambio ahora en vez de una sala, un recibidor y un comedor, vemos una estancia, un solo espacio de forma irregular donde uno puede co- mer, leer, conversar, escuchar misica, ver la television, practicar los eiercicios de la Fuerza Aérea Canadiense y jugar a Ia gallinita ciega, en cualquier secuencia, o simultaneamente. Un cajén identificado para un fin en especial ha sido reemplazado por un espacio sin divisiones, en el que quiz4 uno pueda vagar tan libremente como una liebre en el campo —aunque tal vez con el mismo sentimiento de inseguridad. “Planta libre’ tipice Junto con la nueva expresién arquitecténica vienen otras cosas im- plicitas, una nueva moralidad: una vez mas es dificil especular cual viene primero y cual hace que lo otro suceda. Es suficiente notar que coexisten, teniendo una validez conjunta que es indivisible. En la ant “4 La arquitectura y la comunidad gua residencia tipo caja, por ejemplo, la privacia era lo principal. Aun- que, paraddjicamente, existian ciertas actividades que estaban virtual- mente negadas debido a esta privacia. Por ejemplo, las parejas que se cortejaban se quedaban atolondradas ante la concurrida presencia de chaperones en la sala y, en el verano, en la visible terraza. Esto no daba més oportunidad que a tomarse de las manos, lo cual era aceptado por todos los interesados, ya que generalmente se consideraba que el tomarse de las manos antes del matrimonio era lo mas lejos que una pareja podia Ilegar.* El advenimiento del automévil cambié todo. El automévil significaba escape, libertad, privacia y toda una genera- cién llegé a pensar en amor y autos como simbolo de cierto tipo de unién mistica. De hecho, es casi inconcebible que hastas estos dias la Publicidad automovilistica con frecuencia se oriente hacia el sexo; el automévil poderoso simbolizando Ia virilidad y los autos convertibles simulando traer como parte integrante a una rubia prefabricada. En esta era de Unidad parece mas que tonto y ciertamente hipécrita, negar los hechos de la vida sexual de uno. La misma desaprobacién Por Ia antigua privacia que origina la estancia abierta, puede muy bien correlacionarse al modo casual en que ahora los jévenes hacen el amor en grupos o en lugares publicos, como en los festivales de rock y los parques. Esto no quiere decir que el arquitecto sea responsable de este tipo de vida tan informal, aun cuando él es quien crea el escenario fisico de donde esta vida se alimenta. Por un lado, el arquitecto sélo responde @ las presiones de un modelo social que esté surgiendo, tipo de vida que él, siendo miembro de la misma, esté obligado, quiéralo 0 no, a compartir con todos los demas. Por otra parte, puede decirse que de- bido a la inclinacién anterior hacia el tipo casa-cajén y el actual sesgo hacia la planta libre, el arquitecto esta contribuyendo a la nueva ca- lidad social. Cualquiera que piense que el arquitecto no tiene nada que ver en esto y que simplemente se dedica a trazar planos y decorar casas, tiene una concepcién por completo desvirtuada. El arquitecto esté entera e inevitablemente involucrado en las actitudes, los valores y lo moral de su tiempo; no puede ser de otro modo, aunque él asi lo de- seara. 3 Aparte del automévil, otro factor viene a romper con la tradicién de las casas estilo caja; como la radio y, mas tarde, la television, Mu- chos americanos ya de edad avanzada suelen recordar ain a Lowell * Esto posiblemente puede tener mucho que ver con el alto porcentaje de motri- monios jévenes en esos dias. El arquitecto y el hogar 45 Thomas y las Noticias de las 7:15, cuando el jefe de la familia hacia callar a todo el mundo a la hora de la cena, interrumpiendo pléticas mediocres acerca de quejas, recriminaciones y castigos. Y a las nueve en punto la hora de Gran Jefe Fuego protagonizada por Ed Wynn, en que se reunia toda la familia en'la sacrosanta sala. En esta forma, en- tre muchas otras, las barreras inquebrantables entre los cuartos o ha- bitaciones empezaron a desaparecer y llegaron a ser obsoletas, tomando su lugar la estancia abierta y el espacio informe, Con la televi desde luego, aparece la comida frente a la TV, lo que después hace que aun el comedor se desvirtée. Las casas de la clase media norteamericana reflejan muchas veces una mezcla entre las antiguas casas estilo cajén y las nuevas, aparente- mente con planos progresistas, “abiertos”. Las casas tipicas de la clase media norteamericana presentan una fachada que consiste en una cantidad de puertas-garage (por lo general abiertas, mientras que el coche se encuentra a la entrada para ser ad- mirado por los vecinos), una puerta principal a la cual se llega por medio de un caminito de piedra curvado... ¢Por qué curvado?, es dificil explicarlo; quiz& este tipo de camino quiera dar la idea de un toque “hogarefio” y costeado por una ventana escénica que da hacia la entrada del vecino. La mayoria de las veces esta ventana es para que se vea la escena del interior més que para ver hacia el exterior; © sea, para que aquel que pase cerca pueda apreciar muy bien la magnifica lampara en medio del cortinaje entreabierto. En Navidad la lampara se reemplaza por un drbol navidefio muy iluminado, y en ca: sos extremos éste puede ser complementado con un Santa Claus con lucecitas, con todo y trineo y venados sobre el césped de la entrada. Hacia un éngulo de la casa, en lo que antes se llamaba patio tra- sero, se deja admirar el extremo de una piscina (informe) y la figura regordeta de un asador. Hasta aqui, tenemos una descripcién defini- tiva de una casa de disefio extrovertido; se propone, como la mansién que existié y sofadoramente existe en la clase media norteamericana, comunica a todos: “La gente que aqui reside es gente de buena clase: patriética, trabajadora, temerosa de Dios, respetable, y no cabe la equi- vocacién; quizé no sean lo que se dice ricos, pero su grado de influencia es A-No. 1. En el interior de la casa la cosa cambia hacia lo opuesto. Los colo- nizadores parecian tener por lema una oracién: “Vivimos una vida plena, rica, aqui en el seno de nuestro hogar’. Hoy la estancia tiene un gran aparato de TV, el estéreo y el bar. Papi tiene otra TV més pequefia para ver los partidos cuando hay visitas; Junior tiene otra en su habitacién, ademas de un tocadiscos con poderoso amplificador. El 46 La arquitectura y la comunidad cyarto de la hermana, ahora raras veces ocupado, pues la nena cuenta con 23 ajios y vive en la Villa de Greenwich con algunos amigos de. no muy buena reputacién esté tapizado con papel con figuras de Disney ¥ sobre su cama esta el desgastado osito de peluche "Teddy" la recémara principal tiene closet con doble entrado, para ella Y para él y un bafo con doble lavamanos (quiza para que marido y mujer puedan jugar a las guerritas con las pastas dentifricos, emba- rrandolas en uno y otro lavamanos). Todas las recamaras, a decir verdad, tienen su bajio privado. Para compensar esta aparente regre- sién hacia la privacia de tiempos pasados, a menudo existe (en el s6- tano o algun otro sitio) algo llamado cuarto fami liar, descendiente di: recto del ya pasado de moda cuarto de convivencia, Aqui la familia completa puede desagraviar el pecado de la soledad, agrupandose oca- sionalmente en unién familiar. Ademés de estas caracteristicas, en Parte contradictorias entre si, Puede haber un taller, por lo general situado al fondo del garage, donde Asador_,[f ol Alberce Comedor Sola a |cocing Familiar’ LR i _ Camino Papi se entusiasma por dafiarse los dedos con caras herramientas eléc- tricas, siguiendo el lema "siempre es bueno tener un pasatiempo para &1 y posiblemente retrase su trombosis coronaria por unos seis afos més. Estas casas de estilo confuso de la clase media norteamericana se Pueden ver en cada suburbio, en cada desarrollo, en cada regién del Pais: representan, a su modo, una versién verdadera de su tiempo y cultura, tan exacta como ha sido siempre en cualquier medio. Una ltima palabra acerca de las casas de la clase media norte- americana: el arquitecto disefiador de estas casas debe ser un hombre El arquitecto y el hogar 47 de la clase media —de lo contrario nunca podria comprender los sen: timientos, las prioridades de la vida, los suefios contradictorios pero congruentes en cierta forma y por ende las ambiciones de la gente para quien trabaja. Algunos arquitectos, avn pertenecientes 0 con origenes en Ia clase media se sienten incapaces de lograr este tipo de trabajo, dedicéndose a estudiar exhaustivamente, ilustrarse con viajes y desarro- llando gustes sofisticados. Por suerte, para la mayoria de la gente, hay muchos arquitectos cuya educacién va al paso de la moda, encauzada hacia un punto donde ya no representen ningin peligro para la cultura masiva. 4 Ahora el crecimiento rapido y expansivo de la arquitectura residen- cial toma la forma de edificios de apartamientos verticales 0 quizé no verticales. La casa de una familia, estilo caja o abierto, todavia tiene el significado mistico de ser “el castillo de un hombre’ y todo eso, pero en una sociedad en constante movimiento el juicio creado més cémodo Y que predomina en nuestra cultura inevitablemente se extiende hacia el mercado habitacional. Aun los suburbios que se mantuvieron firmes a Ia tradicional casa particular se estén desbordando hacia los con- juntos departamentales. EI piso 0 apartamiento provisto con su arreglo modular, su calefac cién central y abastecida fontaneria, también su servicio de manteni: miento controlado y sobre todo concediendo facilidades para un tras- lado inmediato es, desde luego, la solucién ideal para la urbe, ademas de la inflacién de precios en terrenos y el alto promedio de traslado de los citadinos; ahora, con los negocios e industrias trasladandose hacia los centros suburbanos y dreas rurales, el edificio de apartamientos em. pieza a tener sentido tanto fuera como dentro de la ciudad. Es elemental hacer hincapié en que el constructor o realizador de una casa de apartamientos desea aprovechar el espacio en tantas ca- Sas rentables como sea posible, aun cuando puede llegar a razonar que al construir menos casas o apartamientos quizé pueda cobrar al- quileres més caros y sacarles mas provecho. Sin embargo, en la ma- yoria de los casos existe la inclinacién a explotar exhaustivamente el terreno, asi que no es raro, con la invencién y mejoras del elevador moderno, ver edificios de dpartamientos de 30 y 40 pisos de altura, complementados con esos antepechos en volado, Ilamados terrazas (muy poco funcionales, ya que son reducidisimas, muy airosas, muy sucias y expuestas a la vista de unos cuantos miles de otras terrazas més). También con miras al aprovechamiento los techos son bajos, los cuartos pequerios y las divisiones lo suficientemente delgadas para per- 48 La arquitectura y la comunidad mitir una espléndida transmisién de Propiedades actsticas. En una pa- labra, esto tiende a ser una vecindad de lujo preconstruida. Claro que no siempre, pero se dan casos en que propietarios con amplia visién y con buenos arquitectos construyen realmente buenos edificios de apartamientos cuyas adaptaciones bien merecen los costos adicionales y los alquileres més altos. Los arquitectos (buenos o no) habiles 0 experimentados en la planeacién de casas de apartamientos ¥ que saben moverse dentro de la cantidad de complicaciones de los reglamentos para unidades habitacionales, se encuentran en gran de- manda, excepto en tiempos de crisis, cuando hay poco o nada de tra- bajo, ya que su especialidad no les ha permitido adentrarse en otros campos; pero cuando hay prosperidad, estan en la cumbre. Se ha discutide y escrito mucho acerca de la impersonalidad de las casas departamentales, acerca de la sensacién de no ser més que una cosa numerada y colocada en fila y exactamente igual a otra cosa en su enfilada colocacién. Aunque muy bien se podria decir que el anoni- mato y la conformidad son los deseos genuinos de los habitantes de apartamientos y que precisamente esa impersonalidad de la que tanto Mos quejamos es la expresién correcta de la arquitectura, Por supuesto que no tenemos que experimentar en persona para saber que los habitantes de apartamientos ne desean relacionarse con sus vecinos; de hecho podrén viajar en el mismo elevador por afios antes de intercambiar una leve inclinacién de cabeza en sefial de sa- ludo.* Es claro y evidente entonces que es el estilo de vida més que el edificio lo que hace surgir la impersonalidad, aun cuando muchos ar- quitectos que no perciben esta prioridad tratan de humanizar los edi ficios departamentales mediante detalles estructurales y de disefio. Por desgracia estos esfuerzos no pueden obtener més que un éxito muy reducide, ya que no estén atacando la raiz del problema que viene o ser principalmente de indole sociolégico. Por ejemplo, equé sucede cuando un arquitecto de prestigio como Moshe Safdie saca a Ia luz una idea a la que ha dado el nombre de “Habitat”? ** Las casas departamentales en este esquema de Sof. die aparecen situadas, en vez de encimadas como es el estilo convencional,, en cierto estilo de agrupacién formando eses como para dar Ia ilusién éptica de una villa Pequena anidandose sobre una colina. * Este tipo de inhibicién de inmedicto desoporece si surgen momentos de crisis, Semo un incendio 0 falla en la energia eléctrica. Y en barrios pobres, donde la crisiy & lioria rutina, por lo general existe més contacto entre lot vecinos, aunque no siempre muy deseable. ‘** Por primera vez conccida en la Expo Montreal 67 El arquitecto y el hogar 49 eAtractivo? Desde luego. ¢Fotogénico? Definitivamente. Sin embargo, analizando mas a fondo aparecen algunas dificultades. Es légico que el acceso a las casas o apartamientos se hace més dificil ya que un elevador directo no puede dar servicio a mas de dos 0 tres viviendas. El control de seguridad es casi inoperante, falta un vestibulo desde donde se pueda centralizar el control. El sistema para recolectar basura es otro problema mayor. Por ende, los costos son altisimos, aun cuando existe la promesa de que la produccién cuantitativa puede bajarlos considerablemente. Con todo y esto, los ocupantes afirman que vale la pena gozar la sensacién de camaraderia participando en un nove- doso experimento. Esto quiza sea ilusorio y temporal, ya que las ui dades se construyen masivamente como duplicados, pero cualquier in- tento de camaraderia merece ser bienvenido en un mundo en que es evidente que los sentimientos de hermandad no son abundantes. P En un sentido practico, hay mucho que decir respecto a las ventajas reales de una casa o apartamiento convencional como un plan ope rante. Unidades idénticas, encimaéndose una a la otra requieren un esquema estructural mas simple, donde los elevadores directos, la fontaneria, la recoleccién de basura, etc., ofrezcan una éptima eficiencia. Existe ademas el control de seguridad desde un solo vestibulo. El equi po, los servicios y reparaciones representan menor costo y més faci- idades mediante el intercambio de todos los elementos en todos los pisos. Los precios se pueden mantener bajos debido a esta ditima ven- taja. Sin embargo se debe admitir que el resultado es con frecuencia una sensacién de estar en un estuche de costura, con todo su encanto y calor. is los dos enfoques a estos dos estilos parecen irreconciliables y quiz lo sean, pero nunca se debe descartar la novedad de un talento indi- vidual. Por ejemplo, el arquitecto catalan Antoni Gaudi hace mucho, rm Antena TV Terraza Ei a? eo a thst AnH ets Tae | Sistema Apartamentos superpuestos 50 La arquitectura y la comunidad en 1905, construyé una casa de apartamentos Ilamada La Pe- drera,* en la que las ventajas de! encimamiento se combinan con va- riaciones menores en plano y fachada, de tal manera que cada aparta- miento, asi como su inquilino, es similar a cada otro pero visiblemente disti @ en la sensacién de infinita riqueza que Provoca la naturaleza en un sitio rodeado de drboles, o la sensacién que causa estar entre una multitud. Todos son Personas, légico, pero cada uno un individuo nico. Gaudi, por supuesto, estaba dispuesto a ofrecer mucho més tiempo @ su trabajo que la mayoria de los presionados arquitectos pueden darse el lujo de ofrecer; lo que es mas importante es que no existe la evi dencia que indique que los ocupantes de cosas departamentales estén interesados en tales nimiedades; su preocupacién parece empezar y ter- minar en la cantidad de habitaciones, el alquiler y los requisitos. Uno Ilega a la conclusién de que las soluciones nuevas e imagina- tivas en el disefio de edificios de apartamientos existen sélo en los bo- cetos y las mentes de los arquitectos. En el mundo real, la nueva onda tiende hacia las casas “vacacionales", en cuya categoria van incluides los trailers y yates. Entretanto, una visita al departamento de depor- tes de cualquier comercio revelaré que la gente esta comprando mas tiendas de campajia y catres que nunca. ePuede ser, quizé, que a pesar de cinco mil afos de arquitectura urbana estemos retrocediendo a los tiempos de Drk? Henry-Russell Hitchcock, Museo de Arte Moderno de Nueva York. CAPITULO 4 Arquitectura y religién Y sucedié que las tribus de Israel tle : garon a un hermoso valle y ahi se estable- cieron con sus rebafios. Y construyeron un templo para dlabar al efor, lo cad? cone placié al Senor, Nendndolos de bendiciones, hijos y cosechas. Nada muestra més claramente la estrecha relacién que existe entre los conceptos del hombre y la arquitectura, como el disefio de templos, glesias, catedrales —desde las estructuras més primitivas hasta las més modernas. En cada caso, sin excepeién, la arquitectura refleja la con- cepcién que se tiene de Dios en un tiempo dado, y qué es lo que el hombre piensa de si mismo en relacién con su deidad. Por ejemplo, el templo antiguo, el de Roma, fue construido con la lea de que habia muchos dioses, que cada dios tenia cierta jurisdic ién sobre cierto tema en especial (tal como guerra, sabiduria, amor, fertilidad, etc.) y que, por lo tanto, cada uno de los dioses requeria de diferentes formas de dirigirse a él y alabarlo, cuando habia que solicitar su intervencién. Cuando se tenia un problema especifico o una peticién que hacer, se iba al templo del dios a cargo en particular de tales o cuales asuntos y se le exponian. Lo importante aqui es tomar en cuenta que cada dios, se suponia debia tener su propio templo; de hecho, debia ser equipado en forma muy elegante con cémaras deco- radas, joyas, abastecimientos y sirvientes.* Por supuesto que un edificio con tanta riqueza requeria mucha se- guridad, asi que las paredes eran de marmol grueso y las puertas fuer- temente construidas y resguardadas.** Todo era elaboradamente de- corado, como era menester para tan agusto ocupante. Como simple * Esto no se olejo mucho de la idea de los palacios recles, pues se recordaré que por siglos se suponic que los reyes gobernaban por derecho divino, siendo ellos mismos, en cierta forma, dioses. ‘** Aun los templos griegos “obiertos” tienen celdos interiores de maxima seguridad. 53 { : ) Gs La arquitectura y la comu lad mencién ya que vendré en capitulos posteriores, es interesante notar ave en los dltimos siglos, en que la esencia de lo sagrado se ha encav. zado hacia lo material mas que hacia lo espiritual, la forma del tem. Plo se convirtié en el estilo favorito para la arquitectura de los bancos (Véuse el capitulo cinco.) : _ Durante la Edad Medio, la imagen de Dios se convirtié en un solo Dios, © una trinidad, mientras que la especializacién de los favores se dio a los santos. Este Dios, que era uno, se concibid como un espiritu misterioso, sabio, todopoderoso y omnipresente en todo lugar, sin una residencia en particular y, lo que es més importante, para ser alabado se er entendide. Considérese la catedral estilo gético, ese gran logro de la Edad Media y comparese con el templo. El interior es obscure, la luz llega a través de los vidrios emplomados o mas directamente por medio de exiguas velas; la béveda se pierde en lo increible altura y el misticiamo del techo: el eco y re-eco del sonido se convierte en une mezcla confusa de murmullos eclesiésticos que por afadidura son en latin, lengua desconocida por la mayoria de los fieles. El olor fone arte importante de todo esto —compuesto de sebo viejo, viejos libros de oracién y mamposteria podrida— evocando de inmediate pensa- mientos virtuosos. El visitante, ya sea religioso 0 no, al instante es impelido hacia el recogimiento, anda de puntitas y habla, si acoso se Otreve, en susurros respetuosos. : be que aqui se debe notar es que la arquitectura no sélo expresa en forma correcta la actitud religiosa de su tiempo, sino que en forma Templo Romano Catedral Gética Arquitectura y religién 55 ma fuerza muy importante también confirma y perpetia mediante la de su expresién, las actitudes religiosas existentes durante muchos si- glos y que avn hoy en dia persisten. Trasladémonos hacia el Renacimiento y dejemos que el imaginario proyector de transparencias enfoque la imagen de San Pedro o San Pablo, si se prefiere. Desaparecido el misterio, el ofuscamiento, el in- comprensible eco, Dios ya no es el espiritu impenetrable que se filtraba en el alma del hombre; ahora El es el principe mercader, el general de guerra, el emperador —a imagen y semejanza de los gobernantes que lo han moldeado. Asi que ahora nos encontramos ante grandes cupulas, brillante ta- Piceria, joyas, preciosos marmoles y gloriosas pinturas; y para man- tener a salvo todas estas riquezas, guardias suizos con grandes lan- zas. Una vez mas lo importante no sédlo radica en la veracidad de la expresién arquitecténica, lo que nos describe las actitudes religiosas de la época con més precisién que ningin libro de ese tiempo, sino en con- siderar el efecto acumulativo que ha tenido por cuatro siglos o mas en personas que acuden a las misas en San Pedro o que demandan, a voz en cuello la bendicién papal * en el amplio atrio. Catedral Estilo tt Seria de lo més ilégico negar que toda la tradicién por la fastuo- sidad, el poderio y la gloria Divina se asocia y refuerza mediante la arquitectura que forma su escenario. La arquitectura, para reiterar, es un proceso dual: expresa y lvego influye. Consideremos ahora Ia iglesita de un pueblo de la Nueva Ingla- terra; cualquiera. Aqui Dios no significa ni el especialista del Romano semipagano, ni el guerrero, mercader, general del Renacimiento. De hecho, tampoco es el espiritu mistico de los tiempos géticos. Recordemos que estos fueron los peregrinos, colonizadores que vinieron en busca de nueva vida, vide en la que ellos eran los propios duefos de su destino. No es sorprendente entonces que Dios sea uno de los hombres més viejos en el pueblo, alguien con quien uno pueda discutir en junta y dejar al descubierto ‘los pensamientos. Lo que es més, en simple len- * Se ha dicho que estos eventos se pueden parecer mucho @ reuniones de indole politica, por lo menos en la forma de ogrupacién 56 La arquitectura y la comunidad auaje de todos los dias. Sin formas arquitecténicas masivas, sin altu- as, obscuras bévedas, sin guardias suizos ni cara tapicerfa. Se entra Por una puertecita sencilla y se rednen los compaferos del pueblo en una ceremonia que no difiere mucho de la ceremonia de la junta on. terior del consejo administrative o la mesa directiva de la Bolsa de Valores.* LOA A este respecto vale la pena tomar en cuenta que en la iglesia de la Nueva Inglaterra existe un claro dngulo de identificacién entre el feligioso practicante y el “buen’’ ciudadano, el ciudadane respetable. Seria mucho especular si se afirma que la imagen es inspirada por la Erquitectura © que la arquitectura es una expresién de la imagen. El £980 @s que son inseparables, al mismo tiempo cada cual es la causa y el efecto de la otra. El énfasis en el buen ciudadano tiene mucho que ver con Ia arqui- Tectura eclesidstica en la Ultima parte del siglo veinte. En estos tiem Pos, los perfiles de la imagen de Dios se han borrado un poco, ante la embestida de la evolucion, la antropologia, la psiquiatria, y ante lo que irénicamente se llama la “nueva moralidad"’. En su lugar aparece io —ayudar al necesitado, justicia Para las minorias oprimidas, cuidar al enfermo, al anciano, al huér fano—; en pocas palabras, todas las buenas causas, desde movimientos de paz y mejor vivir hasta la recaudacién de fondes para la investiga- cién sobre el cancer. Tales actividades requieren mas que un lugar para rezar; la iglesia, 0 como se le quiera llamar, ha tenido que aumentar salas de juntas, estancias Para clubes, cuartos de lectura, estancias re- ¢reativas para la juventud, etc., a tal punto que la seccién asignada Para la oracién y meditacién, dicho en términos antiguos ha reducido su forma a la de una simple capilla que @parece como parte anexa al conjunto, en vez de ser la parte principal. ** * De hecho muchos iglesias de la Nueva Ingloterra sirvieron, ¥ todavia sirven, como ‘cyuntamientos. ** A este retpecto, excepto por un casi inadvertido campanario ¥ Una cruz, la iglesia Ro se distingue del centro de la comunidad. 57 En este tipo de escenario Dios viene a ser el director social, 0, en tardes veraniegas, el arbitro de la Liga Menor. Asi pues, la vida de los buenos servicios viene a ser lo que nuestros padres solieron definir como Ia esfera religiosa filtrandose en el Grea “normal” de actividades més generalizadas, asi que ya no existe més el conflicto entre el reli- gioso practicante, los juegos de salén, beisbol, dias de campo, o lavado de automévil. A aquellos que tienen un punto de vista més religioso, esto puede que no les agrade pero no se puede negar que: 1) ha su- cedido y 2) que se aplica a la mayoria de la gente. Conponan ucts Soke do Jogos coslleos ? Coe = a Taller " i nae tia f eer t pe Iglesia tipico de 1970 en adelante Esto no es una investigacién de historia ni existe la intencién de exa- minar todos los tipos de estructuras religiosas, desde las mezquitas del Islam hasta las pagodas del Oriente. Sin embargo, no seria correcto dejar de mencionar algo acerca de las sinagogas judias. Aqui la situa- cién es bdsicamente distinta de las otras porque la religién judia sig. nifica que el Libro es lo sagrado, no Ia iglesia. La casa de Dios enton ces se considera que existe en cualquier lugar donde esté el Libro y diez judios [jvarones!). Con la extensa antipatia hacia el judaismo durante unos dos mil afios, no es sorprendente que no se haya ela- borado un estilo especifico en la arquitectura para las sinagogas, a excepcién de ciertos puntos antiguos en Tierra Santa, como el Safed y Jerusalén. Donde, como en los Estados Unidos de América, el judaismo ha al- canzado un grado de aceptacién, los arquitectos de sinagogas sufrieron algén desconcierto por encontrar una expresién apropiada, inclinandose [az Sinagoga “Moderna” 58 La arquitectura y la comunidad en gran parte por un estilo con especie de toque neorromantico. Mas tarde el estilo evolucioné hacia un modernismo mds o menos con la moda que es tan semiconsciente como la de sus gentiles componentes. Los oradores religiosos parecen tratar desesperadamente en insistir en que estan al dia. En el caso de la sinagoga, el esfuerzo se halla al maximo, ya que la arquitectura judia, como el judio en América, ha te- nido que esforzarse mucho para encontrar sus raices.* * Deberé notarse que, en cierto modo, la apariencia del disefio modemista de la iglesia catélica es un relative esfuerzo para superar la sensocién de permonecer atrés de los limites de la vida contemporénea. CAPITULO 5 Bancos, negocios y edificios Ms tarda un hombre en ganar algo que en colocarlo en una caja y cerrarla con Have. Al llegar la era actual del materialismo* y su sesgo consecuente con el sentido general por lo sagrado, no es sorprendente que el disefio arqui- tecténico en bancos se inclinara como expresién favorita a la estructura del antiguo templo; el banco como morada de un dios menor (dinero) Parecié un disefio muy apropiado reflejando una expresién casi religio- sa. Por supuesto, en algunos bancos mds antiguos esta tendencia se leva a los extremos. El Bowery Savings Bank de Nueva York, en la Calle 42, cuyo estilo, no puede negarse, es neorroménico en vez de neo- clasico; sin embargo en otras condiciones, especialmente en época na- videfia, su atmésfera religiosa es desbordante. Hay misica de érgano y en alguna parte se puede oir un coro entonando villancicos e himnos. Un decano vestide con propiedad (co asistente gerencial?) lo aborda @ uno en Ia entrada y se ofrece en voz baja a ayudarle a encontrar una banca; naturalmente que no busca una banca de iglesia, pero por la forma en que actéa parece que es esto lo que uno busca; después que uno confiesa su asunto al individuo impersonal de la ventanilla y la libreta bancaria es absvelta, se sale de puntitas y en cierta forma sintiéndose mejor y mas puro de como se entré. Y verdaderamente, ya sea que se haya depositado dinero, acto virtuoso, 0 sacado para algin buen propésito, se ha realizado una buena obra, por lo que uno bien merece darse una palmadita de autoestimacién. Otro factor que influyé en el disefio de los bancos durante el pe. riodo que nos ocupa (las primeras décadas del siglo veinte) fue la falta * Anunciada en forma regular por santos y profetas por muchos siglos. 61 62 La arquitectura y la comunidad de seguro de depésito federal, los fraudes en los bancos no eran des- conocidos del todo: ocasionalmente se podia oir acerca del presidente de un banco 0 de un tenedor de libros (hasta entonces un modelo de civismo) que se embarcaba para el Brasil, acompafado de su secretaria con los depésitos del banco. Por lo tanto, era preciso, desde el punto de vista de las relaciones pUblicas, que el edificio se viera tan seguro, sdlido e irrefutablemente honesto como fuera posible, para que el potencial depositante, a pesor de todo lo que hubiera oido de otros bancos y banqueros, respecto a este banco y su personal no le cupiera ni la menor duda. La apa- riencia de “iglesia entonces debia ser la expresién més propia para reafirmar al pUblico que su dinero estaba en buenas manos: tal como la iglesia real aseguraba a sus seguidores la salvacién de sus almas. (Si esta interpretacién parece un tanto cinica, se puede muy bien Pasar por alto y encontrar la verdadera con sus propios ojos.) Una tercera influencia, muy decisiva, en el disefio de bancos fue el concepto del dinero en esa época: el dinero era tangible, oro en sa- cos y billetes en pilas. El banco debia tener la apariencia de estar ra- zonablemente seguro contra robo y saqueo. La figura del templo con su mamposteria pesada, puertas de bronce y enrejadas ventanas se adaptaba al propésito de maravilla, aun cuando las bévedas de aho- Fros estuvieran separadas por celdas construidas de mezcla de cemento de cuatro pulgadas de grueso y el velador nocturno soliera ingerir una gran dosis de fuerte esencia estimulante. Una vez més, esto era la apariencia, que los disefiadores perseguian, més que los hechos reales. Tal vez a eso se deba que los arquitectos hicieran lejanos recorridos para lograr la proyeccién de una imagen que nunca conseguia ser con- vincente por completo. Sin embargo, la frase que la gente queria oir era “su dinero esté seguro", por lo que la expresién arquitecténica tuvo un éxito enorme y puede ser que atin se encuentre en ejemplos emi- nentemente serios en muchas partes del mundo. Con Ia gran depresién de la década de los afios treinta vino un cam- bio radical en Ia filosofia monetaria. El mundo, y especialmente los Bancos, negocios y edificios 63 Estados Unidos, se hundieron en un déficit econémico —usando, gas: tando y apropiandose de més dinero del que existia, habia existido o Podia haber existide, como oro o dinero. Donde existié fue en la for- macién de cifras escritas en un papel. Ahora bien, hay algo muy es- pecial y maravilloso en los nimeros, se pueden escribir cifras tan grandes 0 pequefias como se deseen, simplemente hay que pensar en ellas. Se pueden usar no como simbolos de cosas verdaderas, como man: Zanas, zapatos © discos sino simplemente como productos de una ima ginacién creativa, sin tener relacién alguna con algo especifico. Esa es la clase de dinero que con més frecuencia usamos. Excepto el cambio de bolsillo, el dinero nunca se ve, nunca se toca —de hecho, no existe. Se paga con cheques. digitos escritos en papel, que su Banco convierte en digitos escritos en su cuenta; cuando usted paga sus cuen- tas, elabora sus cheques y el proceso toma reversa: Los nimeros en su cuenta se vuelven mas pequefios y los nimeros de cualquier otro se incrementan. No se utiliza el dinero en si. No se necesita el dinero. Todo se hace por medio de nimeros. Asi que es posible eliminar los ndmeros en cientos de miles de millones, con la adicién del elemento mistico llamado crédito, mediante lo cual el dinero se puede inventar aun sin llevar a cabo el ritual de escribir cheques. Cuando el dinero tangible, real, como es el oro, apa- rece, viene a ser un evento pasmante y debe ser enterrado en el Fuerte Knox © algo parecide. Aun los llamados embarques de oro para efec- tuar balances de mercado las mds de las veces vienen a ser transferen- cias escritas en papel o titulos en vez de verdaderos movimientos del metal.* éQué tiene que ver todo esto con la arquitectura de los bancos? Bueno, se debe poner en claro por qué la forma de templo ya es obso. leta, por lo menos para los nuevos bancos. EI dinero ya no es sagrado —ya lo superamos, amigo—; piense en una cifra, ya esta. En lo que respecta a seguridad, aunque es cierto que el efectivo ain se puede robar, los grandes miles de millones estan en papel y son intocables. En cuanto a la confianza en el banco, el gobierno generosamente nos ha dado un seguro de depésito, lo que, por supuesto, consiste en mas ndmeros escritos en més papel. Por tanto, el edificio moderno de un banco es tan leve y etéreo como el producto que maneja. Es todo de vidrio y acero inoxidable. Todo esta abierto. Aun el localizador de bancas ha desaparecido; usted ma- neja su negocio sobre un mostrador abierto. Lo que la arquitectura dice * Lo Asociacién de Banqueros de América predice pera un futuro muy cercono unc sociedad ‘sin cheques" en que toda la contobilidad de entradas y salidos de dinero se horé mediante computadoras electrénicas y usted nunca més veré su libreta de cheques, 64 La arquitectura y la comunidad es: ‘jMiren! Su dinero se maneja con personas con las imaginaciones més creativas de la ciudad. Pueden inventar mas dinero y escribirlo en papel més rapide que cualquiera de sus competidores. Lo que es més, son amigables”. Puede usted concebir la imagen de un ban- quero antiguo, aquel con un estémago impresionante y la cadena de reloj de oro como un ser amigable? Los tiempos han cambiado. Aun las puertas de la béveda son con frecuencia leves vestigios sin mucho significado.* : 7 | Banco de Cristal Afuera, en los suburbios, el cuadro cambia. Con base en el criterio de que la mayoria de su clientela est compuesta por mujeres, los ban- queros se adhieren a la idea de que las mujeres tienden a acalam- brarse cuando se enfrentan a los n&meros y las cuentas, y necesitan una atmésfera svavizante para calmarlas. La palabra suavizante se traduce entonces como lindo, y lo que se obtiene entonces es una erup- cién de lindos bancos coloniales y lindos bancos georgianos, compues- tos sin duda alguna por lindo personal. Una variacién que ha venido ‘en aumento es la de autobanco, donde usted puede conducir todo su negocio sin tener que bajar del auto. Puesto que el citadino tipico tiende a sentirse desnudo sin su auto, éste es un arreglo comodisimo y quizé muy practico. Sin embargo, lo que hace la expresién arquitecté- nica es colocar a los bancos en la misma categoria general que los negocios de lavado de autos y las agencias funerarias.** La expresién arquitecténica de edificios de oficinas ha seguide una secuencia paralela en su desarrollo. Los primeros grandes, como el edi ficio Woolworth, el Singer, el Chrysler y algunos otros fueron disefiados con dos cosas en mente. Primero, para afirmar la solidez y confianza que la compajiia implicaba, y segundo, comprobado por los nombres mismos, para servir como monumentos al barén industrial fundador de la compafiia. Estas metas se complementaban sobre todo con el cri- El Manufacturer's Hanover Trust Company, situado en la Calle 43 de la Quinta ‘Avenida, en Nueva York, tiene la puerta de lo béveda en el escaparate que da a Ia calle. ** Este Gltimo comentario no es una fantosia. Un articulo reciente hablé de una cosa funeraria de Detroit donde se puede entrar con el coche haste una ventana donde yoce el difunto debidamente embalsamado para que los amigos puedan verlo, lo mismo que sus porientes, sentades en su automévil. Bancos, negocios y edificios 65 terio del estilo templo que habia servido tan bien por tanto tiempo sin tener que forzar ninguna facultad creativa. El disefio de un templo tiene basicamente tres partes, una base, una parte media y la parte superior. Asi: KASS tate eed = El problema que surge con un edificio de oficinas es por tanto la necesidad de alargar la parte media, lo que causa resultados algo cu- riosos, los que, sin embargo, hemos visto toda nuestra vida y ya no los encontrames ni chistosos. Parte superior Fe Parte superior le Parte media Bose ° Desde Ivego, aun la mente-arquitecténica més obscura al fin se tuvo que dar cuenta de que el concepto base-medio-superior no se podia aplicar a las estructuras modernas de concreto y acero. Lo que se nece- sitaba y se queria era un tipo de disefio modular que se produjera en grandes cantidades y fuera econémico, y que ofreciera la mayor can- tidad de Grea rentable por su costo. La respuesta se dio tal como la vemos hoy dia en todas partes. Los edificios altos que llamamos rascacielos son hijos legitimos del elevador, sin el cual no podrian funcionar. El plan basico del rasca- cielos consiste entonces en un nucleo de elevadores con espacios de pisos rentables. La arquitectura y la comunidad it Versién Vertical Versién Horizontal Si un edificio tiene cuarenta pisos, légicamente necesitaré més ele- vadores que su hermanito de 20 pisos. Estos elevadores extra ocupan més lugar en el drea rentable, en tanto més alto, asi se llega a un punto en que los elevadores ocupan tanto espacio del piso rentable que el resto de espacio no produce lo suficiente para que el edificio sea provechoso. Por tanto, hay un limite econémico al igual que uno estructural con respecto a las alturas de los edificios de oficinas; y si es verdad lo que dijo Frank Lloyd Wright que se puede construir un edificio de una milla de alto, también es verdad que causaria una bancarrota en el 860. piso.* Espocio _1 [DX Mx] 40 20 "T rentable pisos pisos Entre los resultados imprevistos de los muchos rascacielos se en: cuentra la concentracién del viento que se cuela por las enormes su- perficies y a través de las estrechas calles; lo que seria ocasionalmente una leve ventisca se transforma en verdadero ventarrén que noquea a los peatones y se ha sabido que Ilegan a quebrar paredes de cristal. En dias muy airosos, los peatones se refugian en sitios subterréneos que tienen muchos conjuntos de oficinas, En estos lugares la gente come, compra y va al cine, todo sin necesidad de tratar con el mundo exterior que sus propios congéneres han hecho tan hostil. * Le cifra es uno adivinonza entre los maestros en la materia. El nimero correcto de pisos econémicamente posibles varia de acuerdo con los costes de construccién vario- bles y los métodos de financiamiento. El New York's World Trade Center, por ejemplo, tiene 110 pisos, en parte porque el proyecto esté ompliamente axegurado por organis mos del Estodo. CAPITULO 6 Arquitectura para la diversion Una de las consecuencias de la inteligencia humana es que el hombre encuentra como constante rutina, la realidad un tanto amarga, por lo que invierte una excesiva cantidad de tiempo y energia en entretenerse mediante juegos, deportes y diversiones teatrales. Los seres humanos, los mandriles y las focas tienen por costumbre el acto de palmear para indicar aprobacién © placer, por lo general ante algén espectéculo o algo que aprueben. Nuestros congéneres, en par- ticular, hacen algo grande de este proceso, coloquialmente conocido como aplauso, construyendo numerosas estructuras para obtener esta manifestacién, como teatros, salas de conciertos, cines, estadios de- portivos, casinos y todo eso. La actividad basica en estos lugares es observar o escuchar y reac- cionar a lo que se escucha u observa. Todo esto es obvio, pero lo que hace pensar en un examen y andlisis, en cada forma de entretenimiento, es la relacién entre el espectéculo y el espectador; y el tamaiio, forma y carécter consecuentes de la estructura que lo encierra; en otras pa- labras, como la arquitectura se desenvuelve desde la funcién. Y puesto que la mayoria de los entretenimientos son mas 0 menos variaciones del arte fundamental del teatro, el teatro es por donde comenzaremos. Se nos ha dicho que las antiguas representaciones teatrales se des. arrollaban posiblemente alrededor de la fogata de una tribu y consistian en la descripcién de ia hazafia notable de un cazador o guerrero de gran bravura (tal vez imaginario). Al efectuar tal representacién quiza el protagonista tuviera que realizar o representar otras partes del cuen- to, ya que los gestos han sido siempre inseparables del habla, sobre todo cuando el vocabulario es limitado. A veces estos cuentos tuvieron tan particular aprobacién y fueron tan conmovedores que se contaron y recontaron, aplicdndoles sin duda algunas variaciones y embelle- ciéndolos durante el proceso de representacién. Con el tiempo se con- 69 70 Le arquitectura y la comunidad virtieron en rituales, tomando parte otros miembros de la tribu que protagonizaban las partes de lobos, leones, enemigos, amigos, dioses y todo lo necesario al caso. La danza, el canto, el vestuario y el toque de tambores vinieron de manera fortuita. Y asi tenemos el nacimiento de la literatura dramética, asi como también la primera mésica del mundo. Lo que es notable en especial es que la esencia de todo viene a ser una fébula, acerca de Ia cual el publico puede haber oido o quizé no conocerla, pero a la que responde emecionalmente. De esto es lo que el teatro basicamente trata. El drama “intelectual podré muy bien operar mediante facultades racionales, pero las expresiones de jubilo y los aplausos al caer el telén muestran, a la postre, que son las emo- ciones lo que interesa. Retrocediendo unos miles de afios, digamos hacia los tiempos clé- sicos, las fabulas que se cuentan se han convertido en leyendas, por lo general involucrando reyes, reinas, dioses, diosas. Las tramas eran bien conocidas, asi que pocas veces eran reescritas por autores de di- versos talentos y permanecian esencialmente las mismas. Su forma de presentacién era por lo menos medio ritualista, lo que ahora conocemos por tragicomedia o teatro épico. Su valor dramético principal era la catarsis emocional mediante la expectacién de heroismo mezclado con grandes proporciones de tragedia y condimentado con un toque bufo- nesco. Puesto que todos conocian la historia al revés y al derecho, no habia que afanarse por el realismo: un poste pintado podia repre- sentar un bosque; al otro lado del mismo poste se podria significar un palacio; con un poste triangular quiz4 se pudiera interpretar un campo de batalla. Los actores principales se situaban en medio del escenario y decla- maban. El coro se alineaba y apoyaba la representacién. Para aco- modar el coro (las tropas de soldados simulados, ciudadanos, o lo que la comedia requiriera) era necesaria la disposicién de un escenario bas- tante amplio, pero con poco fondo, ya que la actuacién raras veces se llevaba a cabo en profundidad y consistia principalmente en movi- mientos, salidas, cambios de escenas y entradas durante las declama- ciones. Para que nadie estuviera muy lejos del escenario y pudiera oir y ver en forma adecuada, el auditorio se sentaba en hileras de forma semicircular. Esta forma semirredonda, por cierto, todavia rige para espectaculos de tipo épico.* * Como ejemplo modemo —aunque clgo modificado— véase el Lewishon Stodium fen Nueva York 0 el Hollywood Bowl. Arquitectura para la diversién 71 STN a Sains 23 6 ey Audiencia Con Ia declinacién del periodo clasico, el arte teatral decayé hasta convertirse en menos que una actividad para comediantes errantes, gen- te de muy dudosa reputacién que armaba un escenario rudimentario en ferias y mercados y montaban stiras para los aldeanos que se apro- ximaban. Estas obras eran extremadamente sencillas, ya que tenian que ser entendidas por un pUblico comin y corriente, y lo que es més, tenian que ser escuchadas por encima del ruido de la feria y demas atracciones como la lucha, el juego, la bebida y los ladrones. De vez en cuando habia ejecutado en la horca, en cuyo caso el grupo teatral bajaba su telén y se suspendia la funcién, ya que no existe espectaculo mas entretenido que el de una ejecucién. Las sdtiras se convirtieron en modelos, que en su gran mayoria eran variaciones de simples situaciones que implicaban a los mismos perso- najes, casi sin marcada disimilitud. Por ejemplo, siempre existia una Colombina, una chica bonita, joven esposa, amante, pastora. Natural- mente que también habia un Arlequin, un pillo joven y guapo, seduc. tor, amante, poeta; y su oponente Pantaleén,* el viejo marido, padre, 0 guardian de Colombina, cuyo papel era el de un marido engofa- do, un cornudo o de un tonto. A éstos se afiadia un par de cémicos grotescos llamados Buffoni (bufones) y la compaiia de actores estaba completa. Por cierto que estos personajes se encuentran todavia entre nosotros como el ingenuo, el lider, el dramatico, el cémico y el hombre recto. Debido a que gran cantidad del dinero que se intercambia en mer- cados y ferias tiene mucho que ver con la venta de vino y licores, un tabernero astuto en muchas ocasiones trataria de invitar al elenco tea- tral ambulante a dar una funcién dentro de su taberna, donde el pu- blico podria ser atendido de inmediato con tarros de cerveza obscura y los gentiles se podian sentar en las galerias por arriba del populacho y servirles por separado. (Mas adelante estas posiciones se invirtieron: * Pontaleén es la deneminaci que se le dio porque sus pantalones eran helgados ¥ gostados por el uso. Generalmente los cémicos del teatro burlesco los usan. 72 La arquitectura y la comunidad en el teatro contempordneo los gentiles se sientan en luneta, mientras que el populacho se encuentra en los balcones 0 la galeria. Los palcos son una excepcién. Atin hoy en dia los palcos son los mejores lugares, especialmente para la épera.) Algunas veces el terrateniente local podia desear que la compafia —o su Colombina— montara una funcién en su propio castillo y al- gunas veces pedia que se quedaran ahi. Muy bien podia darse el caso de que hubiera escrito una o dos obras que deseaba ver represen- tadas.* De estos teatros cortesanos se derivé un tipo de teatro que atin esté vigente, desde luego en una forma més desarrollada. El escenario era més profundo, para permitir mas accién que el teatro clasico, y no tan amplio, ya que no se incluia ningin coro, por razones de economia y arte. Asi que el pUblico en el nivel de abajo podia observar, ademas de los actores més cercanos, a aquellos que se encontraban hacia el fondo del escenario; el piso del escenario con frecuencia era inclinado, siendo mas elevado en la parte posterior que en el frente. (De aqui proviene la expresién de robar escena.) Asi, para que el publico no se encontrara muy lejos del escenario, el alojamiento era poco profundo, logrando la capacided deseada, al agregar asientos 0 galerias arriba una de otra. El Shakespeare's Globe Theatre y el Belasco de Nueva York, son primos hermanos aunque con una distancia de 300 ajios, Res pecto a los tarros de cerveza, exceptuando algunos periodos de puri tanismo, nos han acompafiado a todo lo largo del tiempo. En Inglate- ientras que en Broad: way, después de algunos aios de abstinencia, se ha reanudado la practica. Al convertirse el drama més complejo, a partir de los tiempos isa- belinos, los guiones tuvieron que superar el material de almacén o las historias de molde y volverse un material més apegado a la realidad, y nos encontramos con que los personajes se describen cada vez menos como estereotipos y mas como gente real. Los estilos de actuacién también sufrieron cambios, ya que el realismo demanda un comporta- miento mas convincente que la proyeccién de grandes gestos y la ora: toria del pericdo tectral precedente. Se hizo o formé la costumbre de realizar las representaciones de tal modo que el publico sintiera que lo representacién en escena estaba sucediendo realmente, y que este publico, como grupo de espectadores, fuera capoz de presenciar los eventos a través de una cuarta pared invisible del escenario, la que se suponia que encerraba la accién, pero de hecho era la abertura estruc- turada por el proscenio y cubierta entre los actos por el telén. Este es- rra, la copa en los intermedios es tradicional, * Asi fue como comenzaron muchos teatros de la Corte o Teatros Reales. Arquitectura para la diversion 73 tilo de teatro llamado de “cuarta pared” es el de Shaw, Ibsen, Chekhov y Miller; es, a pesar de muchos experimentos, la tendencia més fuerte de nuestro tiempo en estructura teatral. Los talentos directivos més so- bresalientes de la generacién, gente como Stanislavsky, Strasberg y Kazan, han Ilevado a lo méximo los limites del realismo como metas de su profesién. Por supuesto que las estructuras para el teatro del arte escénico “realista” tuvieron que ser disefiadas de acuerdo con las necesidades que demandaba. Esto significé un escenario lo bastante grande y pro- fundo para que las escenas fueran reales y no meramente simbélicas y para dar suficiente espacio a los actores a fin de poder moverse en forma natural, y puesto que las voces y los gestos para ser “reales” enmudecieron més que en el teatro antiguo, el pUblico tenia que per- manecer ain cerca del escenario. EI vestibulo, que alojaba a la mul- titud en los intermedios, formaba parte de la diversién —en muchas ocasiones el entreacto era el momento propicio para repasar.la obra y opinar acerca de la mejor parte—. También habja los bastidores con su misterio, donde los camerinos de las estrellas eran de un lujo enorme, los de los participates de segunda categoria, adecuados, y los de ac- tores de relleno, insignificantes. |__ Espacio del escenario Escenario < ~ Vestidores Audiencia ee. (a a mene os A los bolcones Vestibule Teatro tipico “cuadrangular 74 La arquitectura y la comunidad El espacio del escenario que aparece en el diagrama puede variar bastante en tamajio, dependiendo de que el teatro se utilice para una © varias producciones simultaneamente. En este tltimo caso tendré que existir espacio no slo para la utileria de una obra sino también para las que alternan con ella. Lo mismo se aplica al cuarto para vestuario, el cual debe tener espacio suficiente para alojar los diferentes vestua- rios que use todo el repertorio. El enfoque principal en lo expuesto es el siguiente: el arquitecto Neéfito en materia de teatro, que no sepa la diferencia entre un teatro épico y uno de cuarta pared, o la diferencia entre el teatro comercial y el de repertorio, no podré disefiar mas que una preciosa confusién y por desgracia estos casos se han dado con frecuencia; por genera- ciones los actores, guionistas, directores e inversionistas teatrales han sufrido la ineptitud e ignorancia en materia de teatro de los arquitectos que han disefiado sus salas. Y muchas han sido las obras promete- doras que fracasaron debido a lo inapropiado del lugar en que se han montado, mientras que muchos actores han sido relegados al olvido, sin ser oidos ni vistos debido a la ingenuidad del arquitecto. Por otro lado, un teatro disefiade adecuadamente ha hecho que una obra o funcién de mediana altura se vea mucho mejor como resultado de lo adecuacién arquitecténica que el arquitecto ha logrado. De hecho, el Papel del arquitecto es tan decisivo que bien se podria sugerir que fuera agregado a la lista del programa, junto con el director, el esce- négrafo y los actores. Merece tanto los aplauses como la culpa, segin sea el caso. Quiza los disefios de teatro mas vistosos de todos los tiempos fue- ron los palacetes gigantescos de cine de las décadas de los afios 20 y 30. El nuevo medio, si, era nuevo entonces, permitia gran cantidad de pUblico mas que los teatros vives, ya que las imagenes de los ac. tores se podion agigantar en la pantalla, y el sonido, cuando se integré, se podia amplificar para Ilenar todo el recinto. Ni hablar del teatro de cuarta pared, desaparecié por completo. Ya no se acechaba la tra- ma que los actores representaban, ahora se estaba con ellos, compar- tiendo sus dudas, mirandoles a los ojos, estremeciéndose ante sus ardientes besos. Esto ya no era una experiencia teatral como imple es- Pectador, era una experiencia casi real, aunque si bien un sustituto, experiencia mas profusa y pletérica de emocién que la prosaica reali- dad que yacia fuera de las puertas del vestibulo y que se veia en el familiar trayecto del regreso a casa. La gente iba al cine para eseapar de la realidad, en un escape tan exitoso que para muchos se convirtié en una realidad. Incontables amas de casa y adolescentes se enajenaban con las publicaciones sobre el mundo del cine, identificandose con los Arquitectura para la diversion 75 galanes y las diosas de Hollywood, y cuando la pelicula se exhibia en el palacio de los suefios de su localidad se Ilevaban su lunch 0 compra- ban barras de chocolate y dulces y vefan la pelicula tres veces mien- tras que la familia se aburria y desesperaba en casa. La exposicién de un ejemplo bastard. El cine Loew's Paradise en una seccién ordinaria de Bronx, seccién asimismo ordinaria de la civ: dad de Nueva York. jParaiso! Tan sélo la palabra trae la imagen de a lo que se dirige un disefo. El techo era® de un azul intenso, a través del cual flotaban nubes espectaculares, movidas por algin mecanismo de ingenieria, y de vez en cuando obscurecia el brillo de las estrellas que salpicaban su celestial espacio. Los palcos, imitaciones en yeso de alabastro y oro, sostenian estatuas barrocas de éngeles, musas, hadas madrinas y algunas otras diosas glamorosas, querubines agru- pades alrededor de las columnas de marmol del vestibulo; y los baiios, comparados con el_bafio de un emperador, hacian que este Ultimo pareciera una grotesca letrina. En este inefable marco, Charles Tarrell y Janet Gaynor representaban su tragico idilio cada tres horas, mientras que miles de damas sabo- reaban sus barras de chocolate y se deshacian en un mar de lagrimas al punto de la deshidratacién. Cualquiera que pensara en la amplia contribucién del arquitecto de Loew's Paradise para el doloroso gozo de millones de mujeres, simplemente no sabria dénde radica la verdad. 2 Hablando en términos de arquitectura y poniendo a un lado la for- ma de expresién arquitecténica, hay una gran diferencia entre el teatro de cine y el teatro legitimo. La pantalla cinemotografica se distorsio- na viéndola desde un dngulo lateral muy agudo. Por tanto, la estructura del cine tiende a ser més profunda y estrecha en proporcién al teatro legitimo o “real” que se encuentra libre de tales consideracio- nes, por ejemplo, haciendo posible el tener un teatro redondo. Com- pare estos diagramas de disefo tipico: Cuando llegé Ia televisién, el cine 0 “palacio de escape” o “lugar de ensuefios’ se convirtié en obsoleto; con muy pocas excepciones, tal como el New York's Radio City Music Hall y el Grauman Chinese, de Hollywood, los demas han desaparecido de escena. ¢Dénde... dénde estan el Paramount, el Capitol, el Roxy? gDénde se encuentra el aco- * El Loew's Paradise se describe en pretérito; aun cuando al hacer alusién a él todavie existe, quizé para cuando estas paginas se lean ya haya desoporecide. 76 La arquitectura y la comunidad Escenario Audiencio Pantalla Sola de cine Audiencio Teatro genuino modador vestido de negro con guantes blancos y el poderoso Wurlitzer destacéndose de la platea orquestal? ¢Dénde estan la toalla lustradora y el agua de colonia de 10¢ en los bafios? Las salas de cine son ahora lugares utilitarios; hoy en dia, las mas glamorosas (si se puede aplicar este adjetivo) son las salas de “arte” donde se ve no el cine sino peliculas —una experiencia cultural— combinada, con café y exhibi siones de pintura en los vestibulos. El escape real se encuentra ahora en casa, donde cualquiera, fastidiado de su vida, puede petrificarse en estado cataléptico simplemente encendiendo su estipida cajita y si- guiendo la trayectoria hasta el dltimo programa de la madrugada. 3 Un caso muy especial de disefio de teatro, que merece su prop titulo, es la casa de épera. (El teatro de ballet se debe incluir en esta categoria, ya que funciona de manera similar.) La casa de épera in- variablemente es un teatro de repertorio y requiere grandes espacios para almacenar utileria y vestuario.* Ademés debe disponer de espacio para la orquesta, cuartos de en- sayo, vestidores para el coro, cuartos de espera y numerosos vestidores para las estrellas, ya que muchos cantantes de épera son demasiado temperamentales y todo menos modestos. Con diferencias muy leves se da el caso de compaiiias de ballet. Estrellas, vestuarios, utileria, or questa, los integrantes o conjunto de ballet etc. Asi que el espacio que se concede para las facilidades secundarias © de servicio tiende © sobrecargarse o més bien a exceder al espacio para la funcién, el escenario y el del publico. Sin embargo, hay otro factor determinante. El publico va a una funcién de ballet u dpera como evente social tanto como artistico. El arquitecto que no realice este factor puede mejor darse un tiro y evi- * Note que los repartos de las éperas por lo general son numerosos. Arquitectura para la diversién 7 tarle problemas a su cliente. Las damas acuden para presumir sus galas y joyas; los hombres para lucir a sus damas y hacer apuestas mentalmente en cuanto a la duracién de las agonias de la soprano prin- cipal. El edificio entonces, es tan importante como el escenario. Palcos, vestibulos, salas de descanso; escalinatas y galerias proliferan, asi como pinturas de pintores famosos a los que se paga fortunas por pintar algin mural en el bar, y a los escultores de renombre se les comisiona para alguna creacién que impresione, colgando del techo del vestibulo, Algunas veces, como en el caso de las pinturas de Chagall en el Teatro de la Opera Metropolitana de Nueva York, las cuales dificilmente se pueden apreciar (a no ser que se admiren desde afuera); pero no importa: ahi se encuentran y su sola existencia le da distincién a todo el espectéculo y de esta manera queda mas que justificado el gasto. Lo que pasa en el escenario es todavia, por supuesto, el meollo del asunto. Pero, se debe admitir y no menospre- ciar que en cierto sehtido no significa mucho més que una excusa para el resto del espectaculo que se desarrolla en el resto del edificio. 4 Los teatros de las universidades, que se usan también para la en- sefianza, representan otra categoria especial, lo que significa que apar- ta de todas las instalaciones que se requieren, debe haber espacio para salones de clase, bibliotecas, talleres, asi como oficinas para los profe- sores y cafeterias para los estudiantes. En épocas recientes estas es- cuelas-teatro se han combinado con la ensefianza de otras actividades artisticas, ballet, musica, etc., lo que tiene bastante sentido, ya que muchas de las instalaciones pueden servir tanto para una como para otra actividad.* Las salas de concierto en cierto modo presentan un problema de cardcter menor, puesto que la mayor parte del espectéculo no implica vestuario, utileria o actores; también al publico concurrente le interesa més el aspecto artistico de la funcién que el social. En pocas palabras, es un piblico serio. Exceptuando las ocasiones de una pre- sentacién con enorme propaganda de un artista de mucho renombre, enfoque de un piblico seguidor. Lo que mas se necesita en este tipo de salas en orden descendiente es 1) buena actstica, 2) asientos cémodos (sin ser sillones que induzcan a dormir) y 3) iluminacién y visibilidad adecuadas. Este Ultimo aspecto bien se puede conver el primero ya que una parte importante en el placer de acudir a los conciertos es que la gente pueda ver al ejecutante. De otro modo, qui- * Un excelente ejemplo es la Escuela Juilliard en el Centro Lincoln de Nueva York. 78 La arquitectura y la comunidad 24 uno pudiera mejor quedarse en casa y escuchar los discos del ar- tista. Hay poca necesidad de contar con espacio para vestidores, sin embargo, debe haber al menos un buen camerino para el solista, espacio para que los miembros de la orquesta se rednan y un salén para las recepciones de rigor después de la funcién. Para completar este examen cabe hacer la mencién de lo que se conoce como teatro experimental. An se encuentra en sus inicios, y quizé su infantilismo sea su coracteristica cardinal, ya que cuando madure no sera mas experimental. Como quiera que sea, este tipo de teatro toma muchas formas, desde la mezcla de todo: pelicula, fotos, sonido, actuacién en vivo —hasta la participacién total del pi- blico en la accién de la obra— como caso extremo, hay un genial director polaco que insiste en que no haya publico en sus represen- taciones. Todo lo cual acarrea para la arquitectura una gran inte- frogante. En un cvestionario * reciente la frase que mds se escuchd fue la de “una gran caja negra”, que era lo que los artistas experi- mentales parecian desear como estructura arquitecténica. Tenian la sensacién de que esta “gran caja negra” se podia ajustar a cualquier forma de presentacién teatral jamas sofada. En espera de grandes alaridos de furor desde el avant garde, el teatro-restaurante se incluye en esta categoria de teatro experimental. Como ejemplo tipico, tenemos Ia provisisn de un escenario emergien- do entre las mesas, donde se acaba de servir el pollo o la ternera, mientras los comensales toman a pequefios sorbos su café; se les ofrece un espectdculo (casi siempre condensado), generalmente de una comedia comercial de cardcter ligero. E| teatro tiene forma de herra- dura con mesas en hileras, mientras que la cocina se ubica entre bastidores con los actores.** 5 Todas las categorias de teatros antes mencionadas necesitan un guardarropa, un hecho bien entendido en Europa, pero frecuente y desafortunadamente omitido en América. Después de pagar un precio muy alto por los asientos, se siente uno poco menos que infeliz de cargar el abrigo, tal vez himedo por Ia Iluvia, en el regozo durante toda la velada; donde por casualidad hay un guardarropa, resulta ser tan pequefio que es preferible quedarse uno con su pertenencia que hacer largas colas y esperar su turno mientras que el Ultimo taxi desaparece y el tren del Ultimo turno parte a los suburbios. * M. Popadakou, Universidad Barard, 1972. ** Debe agregorse entonces al reparto de actores el nombre del cocinero. Anqvitectura para la diversién 79 Los problemas del disefio arquitecténico de teatros se han exami- nado con gran detalle no sélo por interés personal del que escribe sino porque seria dificil encontrar un campo que tan diéfanamente ilustre lo interrelacién de un arquitecto con su sociedad y sus mani- festaciones. Aunque hasta donde el autor sabe ninguna escuela de arquitectura ofrece un curso especializado para familiarizar al estu- diante con el arte teatral. Sin embargo, es obvio que el comisionar o un arquitecto neéfito para el disefio de un teatro se puede comparar @ pedirle a un vendedor de globos que construya una capsula espa: cial “Apolo”. Cierto que tiene que ver con el vuelo, pero nunca nos transportaria a la luna. CAPITULO 7 A arquitecto y los edificios ptiblicos piiblico es el que se supone que es para “nosotros” pero en realidad Pertenece a “ellos”; asi es, casi una obligacién de naturaleca civil relacionarlo con Gierto toque de hostilidad. A las casas de las legislaturas, los capitolios nacionales o estatales, las oficinas de correos, los museos, etc. se les encuentran tantas varia ciones como en cualquier otra categoria de estructuras; sin embargo, existen dos generalidades que ciertamente se pueden aplicar a los edificios publicos. Una, en forma casi invariable son impresionantes, monumen- tales, dignificados. Proyectar algo que no fuera de una apariencia de lo més seria podria provocar una duda acerca de la majestuosidad del Estado (en cualquiera de sus niveles) y ademés careceria de gus- to, como un ataque de risa repentino durante una bendicién episcopal. Dos, lo més seguro es que el estilo esté por lo menos una generacién atrasado. Y no es nada extrafio, puesto que los funcionarios y demas gente con asignaciones y cargos que sirven como “cliente” por lo general son personas de edad avanzada (con frecuencia mas en apa- riencia, si no es que en ajios) y profundamente impresionados de si mismos, de sus titulos y de sus obligaciones. De hecho, esta gente no acepta explosiones de imaginacién u originalidad por parte de su arquitecto. Y, por otro lado, existe poco peligro de tales explosiones ya que al arquitecto por lo comin lo eligen estos mismos funcionarios. Con algunas excepciones que mas adelante se mencionan, el estilo de los edificios publicos ha dependido de los estilos tradicionales “gé- tico” © “neogeorgiano” para escuelas y hospitales; “neoclasico” o “seudo neoclasico" en edificios gubernamentales, Tribunales de Just cia y otros. Durante los afios de depresién de la década de los treinta, cuando cientos de oficinas postales y bibliotecas fueron construidas 83 84 La arquitectura y la comunidad por la Administracién de Obras Publicas (PWA), hubo un leve movi- miento hacia un modernismo innominado, consistente, si hubo quien lo advirtiera, en el mismo monumentalismo soso, sélo con los adornos y Oratos rasurados. De hecho, este tipo de modernismo falso aun persiste hasta hoy en dio, a casi medio siglo de distancia, y se en- cuentra en los grandes proyectos civiles como el Lincoln Center de Nueva York y el John F. Kennedy Performing Arts Center de Washing- ton, para hacer mencién de sélo dos entre los muchos que existen. Seudo Neo-clasico Secretaria del trabajo Piblico — Sveldo Moderno la razén principal para dar tanto énfasis al estilo “clasico", dentro de una gama de leves modificaciones en dicho estilo, va més alla de los temperamentos de los funcionarios responsables y los talentos indi- viduales de los arquitectos asignados. El hecho es que el Estado (en cualquiera de sus niveles) demanda respeto por parte de sus ciuda- danos. Hablando en forma precisa, son los ciudadanos quienes anhelan un Estado al cual brindarle respeto (deseo que parece realizarse con més facilidad mediante la arquitectura que por la administracién gu: bernamental). El concepto de la estabilidad tiene una relacién muy cercana a la del respeto. Por ello, usando un proceso de légica, que es humano por entero, un edificio en estilo tradicional representa a un Estado que ha funcionado por largo tiempo y luego, entonces, es esta- ble, digno de todo respeto. Las excepciones surgen cuando la burocracia crece tanto que cual- quiera de sus departamentos, desde el militar hasta el de bienestar social, adquiere por su impersonalidad y tamafio caracteristicas més que de cuerpos gubernamentales, de grandes empresas. No somos mas “nosotros"’ y ellos tampoco son mas “ellos”. Somos numeros, nu- meros de registro, ndmeros corrientes, némeros computados y ellos son El arquitecto y los edificios publicos 85 maquinas, maquinas que manejan tarjetas perforadas que Ilenan y ordenan innumerables programadores. La arquitectura entonces se convierte en algo tan deshumanizado como el proceso en si. Casi lo Gnico que identifica al edificio como el Estado es la bandera. No sentimos ni deber ni respeto por el cuerpo gubernamental. Es mas, no sentimos nada ante todo el conjunto. No sentimos nada hacia esta arquitectura. Otra excepcién, muy exitosa, ocurre cuando la forma, por medio de su figura y escala, retiene su monumentalidad aunque el trato po- blico haya sucumbido ante el proceso deshumanizante. Un ejemplo conspicuo es el conjunto de las Naciones Unidas en Nueva York, cuya majestuosidad arquitecténica nos hace sentir fe en la organizacién que se valoriza mediante los informes de sus actividades, en la prensa. En forma similar encontramos la embajada de los Estados Unidos en Londres, una mole a gran escala, que transporta hacia un impresio- nismo que contradice la torpe impersonalidad de sus detalles. Ahora que con los hospitales parece como si no supiéramos qué hacer. En cierto modo dan la apariencia de prisiones, ya que al en- trar un individuo se encuentra con todo bajo control de celadores y guardianes (médicos y enfermeras); por otra parte, el individuo es un paciente; a quien se le debe otorgar evidado, carifio o algo similar. Si se trata de un hospital privado, el paciente paga hono- rarios exagerados. Asi que ya no sdlo es una prisién, sino también un hotel comercial caro. El resultado de la mezcolanza arquitecténica inevitablemente da la sensacién de confusién, o por lo menos de in- comodidad, y seria una especulacién decir cuanto de esta reaccién se debo a las asociaciones con enfermedad y muerte y cuanto corres- ponde al edificio mismo. Hay que admirarse mas, no cabe duda, de los soluciones que da Ia arquitectura a los intrincados problemas del 86 La arquitectura y la comunidad interior de los hospitales, en cuanto a equipo técnico que de sus expre- siones externas, En hospitales muy grandes especialmente podemos ve- rificar esto, en particular en zonas urbanas, donde su ononimato se enfatiza por sus mismos alrededores; los hospitales pequefios situados en Greas rurales a veces logran una considerable humanizacién y en- canto. Son raras estas excepciones. En su gran mayoria la arquitectura de los hospitales, como el hospital mismo, es algo de lo que uno se debe mantener alejado. Quizé el lector tenga la suficiente edad para recordar cuando los jes por tren eran encantadores, emocionantes, Ilenos de aventuras. EI chucu, chucu de la locomotora, el cli, cla de los rieles, el solitario silbido del tren en la noche, todo combinado en el viaje, o quizé en Planear un viaje, era una maravillosa experiencia, una experiencia de ensvefio, lo mismo que hacer los planes para efectuarla. De igual modo, la terminal de ferrocarriles, con su colosal techo abovedado, sus interminables panoramas de mérmol, las grandes puertas de hierro que daban hacia los andenes, la reverberacién del eco, de avisos in- comprensibles, el navseabundo olor a humo de carbén, a valijas de piel y los maleteros sudorosos, formaban una combinacién que hacia latir con més fuerza el pulso ¢ hinchar el corazén de esperanza y a los nifios los hacia Ilorar. Desde entonces, raras veces la arquitectura se ha aproximado tanto a lo expresién verdadera de la situacién humana. i Todo eso ha cambiado ahora.* El viaje por tren todavia perma- Nece como aventura, pero una aventura de trenes retrasados, equipo roto, horarios inexistentes y direccién en bancarrota. Las terminales que Qn subsisten son inmensas cavernas donde los vagabundos ocasio- nales suelen pasar la noche; los viejos vendedores de boletos bostezan detrés de sus ventanillas, quizé sofando en el dia que se hubieran Podido jubilar, pues ahora el jefe de la estacién ha muerto y los Tegistros estan perdidos. Qué ha pasado con la arquitectura? Sigue igual. Lo que ha cam- biado es el uso, la gente y el significado. Aun en el caso de una gran * Nos referimes por supvesto o los Estados Unides. En otras partes del mundo tonto el viaje por tren como la arquitectura en las estaciones, han conservado su ef canto y su utilidad. El arquitecto y los edificios publicos 87 estacién de abonados como la Grand Central en Nueva York, dorde la prisa y el bullicio son mayores que nunca, la enorme béveda ha perdido algo de su inspiracién porque parece reconocer (¢ al menos nosotros si lo sabemos) que la mayoria de sus pasajeros van sdlo con destino a Westchester o Connecticut. La béveda entonces se ha convertido en una exageracién. No pasa lo mismo con la terminal de autobuses, donde hay que enfrentar la realidad y ningin pulso se acelera ante el préximo viaje a Hackensack, Nueva Jersey. Los techos son bajos y los pasillos direc- tos. No hay panoramas, ni mérmol, ni ecos, ni encanto. Los bebés atin lloran, pero eso es lo que los bebés siempre hacen. Lo que la yo arquitectura expres es que un viaje en autobUs es jbah!. mismo es la arquitectura. El verdadero encanto se encuentra ahora en el aeropuerto. Entrar en el salén de espera de salidas y escuchar los avisos... Londres, Houston, Hawai, Singapur, Los Angeles, México, Buenos Aires, Madrid, Tel Aviv. Oir los motores de los aviones que despegan. Ahora eso es viajor. Observe usted a las personas. No hay duda: sus pulsos se ace- leran, sus corazones casi revientan. Esto no es el viaje directo a Hac- kensack, es todo un viaje al ancho mundo y al firmamento azul. Los bebés ain lloran, gpero a quién le importa? Nuestro avién se encuen- tra en la salida No. 12 y en quince minutos mas nos encontraremos a 30,000 pies de altura, mirando las nubes desde arriba. Siendo esta descripcién la clave del asunto, no es sorprendente que la arquitectura en los aeropuertos venga a ser una de las més intrépidas. Hablando de wuelos, el arquitecto puede realmente dejar volar su imaginacién y pensar en aire, velocidad, tierras distantes de exética belleza. Es un infortunio que los arquitectos, ya sea por cos tumbre © insensatez, hayan trasgiversado la sensacién emotiva que evoca el concepto de volar en esta dltima parte del siglo veinte y hayan disefiado terminales aéreas tan sosas y prosaicas como la es- tructura de centros comerciales suburbanos, como algo prefabricado @ gran escala, en edificios de vidrio y ladrillo precedidos por Greas de estacionamiento de apariencia interminable. Quizé dentro de algunos afios los aeropuertos se conviertan en lu- gares tan comunes y aburrides como los viajes al supermercado y

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