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os caPiTULO OT DE LOS PLANOS Los planos ayudan a modelar una idea de cémo serd el barco en la realidad. Nos anticipan, por asi decirlo, las for- mas, las dimensiones, las proporciones que tendré. Sin embargo a la mayoria de las personas les cuesta imaginar lo que est representado por el dibujo. Po- der hacerlo requiere, indudablemente, conocer proyecciones y haber practicado con ellas. No es éste un ejercicio comin y un plano de lineas —valga el ejemplo— solo puede ser visualizado de primera intencién por un experto. Atn a éste Je puede ser extrafia la facultad de ima- ginar en el espacio un sdlido de tres dimensiones y superficies curvas como es un casco. Para el proyectista este as- pecto es més importante que aleanzar la facilidad de dibujarlo en el papel. Para la mayoria la ausencia de Ia ter- cera dimensién en los planos les difi- culta poder imaginarlos en relieve. Se suma a esa falta de facilidad el hecho que, tal cual nos muestra un plano las formas del casco, éstas nunca se apro- ximaran al enfoque real. Imaginar pues un bereo en el espacio o flotando, guién- donos por lo dibujado en un plano, pue- de producir una idea equivocada de sus formas si no se est4 habituado a ese ejercicio mental. Mis atin: si levaramos al dibujo en escala, formas y dimensio- nes de un casco cuya belleza aprecia- mos viéndola, acaso nos desagradarian al faltar alli el relieve que realza y da profundidad a las formas. Ver la plas- h " ticidad en el dibujo —que es lo que se Jogra cuando imaginamos a través de 6l— finea en poder corporizar lo que queda comprendido por el contorno de una figura. Unos pocos trazos, o lineas, dentro de ese contorno, obran en el ojo ese milagro de estar viendo en relieve Jo que nos es dado de plano. Entre los planos que constituyen el proyecto de un yate, es el llamado de Iineas el que compone las formas del casco, y por lo tanto, el que requiere ese don de ima- ginarlas para poder apreciarlas. Los de- més planos son auxiliares de éste, cons- titutivos de la construccién y de sus detalles, y en muchos aspectos mas en- tendibles que aquél. En éstos el dibujo busca mostramos, no ya las formas de ese volumen que es el casco, sino eémo se componen materialmente. La misma sencillez del dibujo simplifica su inter- pretacién. Por otra parte, como lo vere- mos més adelante, no son los planos de un barco algo misterioso o cosa indeci- frable; ante bien, simplicidad que muy pronto se domina conociendo cémo es el juego de las tres proyecciones en las que se basa su disefio. La importancia que tienen los planos para Ja construccién del yate es hoy jus- tamente valorada. En el pasado —bas- tante inmediato por cierto— en que sus formas eran dadas por un mediobloe, ellos o no existian o eran subestimados. Ya hemos tocado esta circunstancia al referirnos en el capitulo anterior al proyecto en si del yate y a la necesidad de basarlo sobre céleulos y dibujos exac- tos. La evolucién que el tiempo ha traido, y con él la consecuente experien- 42 JORGE M. cia, han hecho de los planos del yate un todo tan logrado o mas que el bar- co mismo. Su perfomance, o presunta actuacién, pueden ser inferidas de los planos, relacionandola por medio de coeficientes comparativos con barcos ya probados. Gracias a planos bien estudia- dos la duda en cuanto a los resultados del barco en navegacién, sino ha sido eliminada del todo al menos ha quedado reducida a contornos tolerables. Las ven- tajas de prever los resultados de este modo han hecho que hoy sea raro el bareo que se construya sin el recurso de Jos planos. En cuanto a los veleros no cabe suponer otra cosa, puesto que en ellos, tanto plano de Iineas como de velamen, son hoy objeto de preciso exa- men de parte de su proyectista y no se concibe una improvisacién en ese aspec- to. En lo que a embarcaciones a motor se refiere atin se sigue, pero sélo en contados casos, recurriendo al medio- bloc para componer formas y lineas. Esto es tan perjudicial para la perfo- mance del barco como lo seria para un velero, pero esa vieja practica feliz- mente va desapareciendo. Construir sin planos es, por otra parte, bastante mas costoso que la economia de prescindir de ellos. Corregir sobre el papel, durante la elaboracién del proyecto, insume cuan- do mas el tiempo de borrar y trazar nuevas lineas, mientras que en obra el hacer y deshacer es gasto de material, mano de obra més costosa que la del dibujante, y tiempo mayor. Los dificul- tades que surgen de hacerlo asi dan por resultado fallas o defectos que el yate acusa antes de concluirlo y que se agra- van con el pasar de los afios. Si echa- mos una ojeada a planos bien prepara- dos veremos que en ellos casi no hay nada librado al alvedrio del construc- tor, ano ser el sistema que adopte para construirlo y detalles de poca significa cién. El proyectista ha caleulado y no improvisado sobre el papel; su técnica es deductiva y no meramente inspira- da. Por lo comtin quien proyecta tam- ITHURBIDE bién navega, y es innegable la suficien- cia que reporta este hecho. Por eso, y por no pocas evidencias mas, el proyecto sobre el papel tiene, ya en él, la aparien- cia de cosa terminada a la que quitar o agregar solo leva a su desfiguracion. Dijimos que los planos de un yate componen un todo tan logrado o més que el barco mismo. Los planos son, en una palabra, como debiera ser el barco. De la realizacién de dichos planos —o sea la obra que leva a tamafio natural Jo que en el dibujo esta en escala— de- penden los resultados. Nunca la cons- truceién del barco mejora ese aspecto, pero en cambio puede hacer que los mismos desmerezean. La reproduccién fiel de los planos es algo no aleanzado todavia, pese a los adelantos en la téc- nica constructiva y, en especial, refi- riéndonos a las formas previstas por el plano de Iineas. Més adelante, al expli- car el método para el trazado y al re- ferimos al forrado del casco, veremos cémo surgen diferencias insalvables en- tre el plano de lineas y el casco cons- truido. Tales diferencias pueden ser in- significantes, corrientemente aceptadas como “mal de todos”, pero desde que las mismas existen son de tener en cuen- ta. Ellas entran en un margen de to- lerancia, por demés justificado para un casco cuyas formas no se hallan dadas por superficies planas y si por curvas de muy diversa composicién, dificiles de ser controladas, Por lo tanto todo casco tendra, con respecto al patrén que es el plano de lineas, diferencias de esa especie. El plano de lineas Las formas que ha de tener el casco nos son dadas por el plano de lineas. Un dibujo a base de lineas que mas parece una abstraccién que la represen- tacién de un cuerpo normal. El casco figura asi representado con toda exac- titud. El contorno de su perfil, la curva de su arrufo, el reborde de su cubierta, el desarrollo de la superficie que lo en- \elve, la figura de su seccién maestra, tan dibujadas en él y componen, por { decirlo, una idea anticipada de lo CONSTRUCCION DEL YALE Figura 15 ul que sera el casco. Algunas de esas for- mas son facilmente inferidas de entre Jas muchas lineas, curvas o rectas que figuran en el plano. Otras requieren, como ya se puntualizé, cierta ejercita- 44 JORGE M. cién previa antes de descubrirlas en medio de ellas. Por ejemplo el perfil del casco, por ser el contorno que limita las Mineas, salta a la vista de inmediato. El aficionado no hallaré inconveniente en deducir por medio de dicho perfil cémo es la linea de arrufo que confi- gura la cubierta, el contorno de la qui- Tla que hace la hondura del casco, el aspecto de los lanzamientos que alargan el casco ms allA del agua, la forma de Ja pala del timon, ete. Una recta que se prolonga por fuera de ese perfil, tan- to a proa como a popa, le haré com- prender que ella representa el plano del agua. Esa linea es la llamada flotacién, por encima de la cual emerge parte del casco, quedando sumergida la otra par- te. Esa linea traza una divisoria del per- fil y configura aquella dos partes: la superior que representa el perfil lateral de la Hamada obra muerta y la inferior que comprende el plano lateral sumer- gido del casco o sea de su obra viva. En el perfil de la obra muerta resaltan los lanzamientos y la curva tendida que hace el arrufo del casco. Los lanzamien- tos estén representados por las figuras de sus contornos que se hallan en el plano que, siendo vertical, divide al cas- co en dos, dando lugar a las bandas. En el dibujo del plano de Iineas aquel pla- no seria la hoja de papel, divisorio de las dos bandas. La linea de arrufo, o sea la que limita por la parte superior el perfil de la obra muerta, no se halla, como los lanzamientos, en ese mismo plano. Esto ser facilmente entendido si se com- prende que el arrufo es Ja unién de las bandas del casco con la cubierta. Quie- re decir que su traza no determina el perfil de la cubierta en ese plano verti- cal que divide al barco en dos bandas iguales y que hemos supuesto ser la hoja del papel. El arrufo es una doble curva: vista en planta, que es como mirar el barco desde arriba, configura el contor- no de Ja cubierta; vista de costado o sea abarcando con la visual el perfil del cas- co, determina la unién del casco con el ITHURBIDE plano arqueado de la cubierta. Por lo tanto el arrufo se nos presenta en el per- fil como una traza en relieve, aproxi- mAndose al observador, en su parte cén- trica, y alejandose de él hacia los extre- mos. Arranca de la proa, justo en ese plano vertical que hemos definido como Ja hoja del papel y al que en lo sucesivo denominaremos plano diametral longitu- dinal, sigue hacia popa pasando por en- cima de todas las cabezas de cuadernas o secciones, y concluye finalmente en el espejo. La impresién visual que se tie- ne del arrufo, viéndolo en un plano de lineas es de una curva de suave pendien- te y arqueo que se halla en el plano dia- metral longitudinal del casco. Sin em- argo, sabemos que no es asi y que el dibujante, al trazarla, ha visto en ella una linea en relieve. Tal relieve apare- cer4 acusado, mas adelante, cuando apa- rezcan las Mineas longitudinales, que son complementarias de esa visién que nos ayuda a imaginar, viendo un plano de Hineas, un cuerpo, un volumen. Si ve- mos de hecho un casco y observamos st arrufo éste nos aparecera menos pro- nunciado, no tan arqueado, como la im- presién que nos causa verlo en el trazo del plano de lineas. Esto se debe, en par- te, a una sensacién éptica, como es la perspectiva, para Ja que el ojo humano es muy sensible, y en parte a la imper- feccién de todo dibujo que hace, de la representacién de una forma que com- porta un cuerpo en el espacio, una fi- guracién plana. Esta circunstancia debe estar siempre presente mientras se trate de ver un plano de lineas y se quiere tener de él una “visién” de conjunto. Mas atin debe tenerla en cuenta aquel que Ieve a las formas reales lo que fi- gura en un aspecto disminutivo en los planos. En la proyeccién plana —que no otra cosa es el dibujo que se nos da en un plano de Iineas— el aspecto de las formas aparecen nitidas y bien des- arroliadas. El traspaso de esas formas a Ja realidad, a la construccion en sf, obra un cambio fundamental porque el punto CONSTRUCCION DEL YATE 45 ] Figura 16 \ + Ls D Bae de mira —llamémosle asi al observa- dor— ha cambiado, no es ya el mismo en relacién a lo que puede verse y de donde puede verse. En este un punto que sera objeto de mds detenido andlisis mas adelante, pero que precisamente debia hacerse notar aqui, al tratar del plano de lineas. Volviendo al perfil del casco tenemos que la parte inferior del mismo, esa por- cién bajo la linea de flotacién que hace el contorno de la obra viva y que con- 46 JORGE M. figura el plano lateral de él, se halla en el plano del papel o sea el plano diame- tral longitudinal. Su contorno esta limi- tado a dos dimensiones: el largo sobre esa recta horizontal que supone el es- pejo de agua, y a la que denominamos eslora en flotacién, y la profundidad en que penetra en el agua y que llamamos calado. Ambas dimensiones son distan- cias maximas y por lo tanto se hallan en el plano diametral longitudinal. No hay aqui ninguna proyeccién o relieve que, como en el caso de la linea de arru- fo, sobresalga de dicho plano y se halle comprendido en otro plano més inmedia- to al observador. El perfil de la quilla y del codaste (0 de la pala del timon segtin sea el tipo de casco) correspon- den al centro del casco en el sentido proa a popa, y por lo tanto se encuentran equidistantes de las dos bandas. En un velero dicho perfil configura el plano lateral, el que a su vez se denomina pla- no de deriva y que tiene por funcién dindmica contrarrestar el abatimiento o marcha oblicua que la propulsién de las yelas le imprime al casco. En un crucero tal plano lateral es minimo —proporcio- nada su superficie al largo en flotacién y a la profundidad del calado— y afecta una forma distinta a la de aquél. Sobre el perfil del casco asi visto apa- recen dibujadas en el plano de lineas otras curvas y algunas rectas que com- plican un poco la interpretacién por par- te del aficionado. Son lineas auxiliares para la determinacién de las formas de ese volumen o cuerpo que es el casco y que, por lo mismo, facilitan esa idea de relieve que ansiamos descubrir en el pla- no de Iineas. En primer lugar unas rec- tas horizontales, espaciadas uniforme- mente entre si, dispuestas paralelas a la linea de flotacién, por encima y debajo de ella. Si inclusién en el perfil lateral del casco no tienen ninguna finalidad para ayudar a visualizar las formas de éste, pero indican los cortes horizontales que luego apareceran como curvas de desarrollo arménico en la vista en plan- ITHURBIDE ta del casco, En segundo lugar unas cur- vas que dispuestas de proa a popa con- servan entre si una apariencia aproxi- mada, o mejor dicho, una relacién de aspecto, aunque en extensién y también en profundidad, unas sean mayores que otras, Estas Iineas curvas son las longi- tudinales; proyeccién sobre el perfil de una serie de cortes longitudinales, para- lelas al plano diametral del casco y que pueden ser o no equidistantes. Quiere decir que si se practicaran al casco unos cortes en el sentido de su longitud, que estuvieran separados por igual distancia a todo el largo, siendo paralelos en con- secuencia al plano diametral, aparece- rian unos contornos como el de esas cur- vas que se aprecian sobre el perfil del casco. La configuracién que toma cada una de esas curvas dependeré, induda- blemente, de las formas que hagan la superficie curva que es el exterior del casco. Son como cotas en el relevamien- to de un terreno solo que aqui en vez de ser horizontales, normales a un nivel, son verticales, normales a una plomada. Dichas Iineas, tal como aparecen inclui- das en el perfil del casco, dan una im- presién de relieve a poco que se ejercite Ja vista en apreciar el conjunto que for- ma ésta con aquéllas. Hay en la manera de armonizarse entre si estas lineas, un significado muy importante para poder apreciar de visu las formas del casco, como mis adelante se vera. Pero lo que importa por el momento es alcanzar, merced a ellas, una sensacién de relieve al mirar, en un plano de lineas, el per- fil del casco. Si echamos una ojeada a la figura N° 18, que reproduce el plano de Iineas de un velero auxiliar, veremos que en su perfil aparecen seis de estas curvas longitudinales. Corresponden a otros tantos cortes realizados al casco en el sentido proa-popa y paralelos al plano diametral. Todos ellos configuran aproximadamente, un mismo desarrollo y por lo tanto observan entre si una re- lacién de forma. La longitudinal més ex- tensa es la que esté ms préxima al pla- CONSTRUCCION DEL YATE AT == “+ ee | Lf WP eee RS \ f SS N \ | Hh \ = \ ee \ | oe 1 | = I \ | | i + ie \ | I" ie | | . ; . | | : } . | | no diametral. La mas corta, la que esta la primera. Esto contribuye a crear una mis alejada de él. Entre una y otra las sensacién de relieve dado que las formas demas curvas van perdiendo en exten- del casco hacen de éste un cuerpo irre- sién y profundidad a medida que corres- gular, que al ser cortado por longitu- ponden a longitudinales més alejadas de dinales, resultan porciones diferentes. 48 JORGE M. Observando otros planos de lineas ad- vertiremos que dichas curvas o longitu- dinales difieren con respecto al tipo de casco; que en los cruceros tienen rasgos muy distintos a aquéllos. En el velero de casco redondo las longitudinales se aproximan— sin Megar a serlo— a un arco de parabola, en una continuidad ar- monica. En el crucero de casco en V, la longitudinal es como una linea mixta que se compusiera con dos curvas que se conectan en el punto en que la arista para por ella. En el crucero de casco re- dondo (ver figura N? 9) las longitudina- les afectan una doble curva, mas o me- nos tendida, como una ondulacién. Todo ello proviene de las formas de cada tipo de casco; formas que contrastan nitida- mente entre las del velero y el crucero. En el primero hay una mayor hondura del fondo hacia la parte media; sus ex- tremos de proa y popa son prolongados hacia afuera de la flotacién por medio de lanzamientos largos; las formas de sus extremos son aguzados. Las longitudina- les que resultan de esas formas, 0 carac- teristicas tfpicas del velero, son de una curvatura tendida, casi pareja, desde el comienzo hasta el final, Ellas pueden ser més o menos tendidas, afectar curvas més llenas, describir un contorno mas extenso, segiin sean las formas de la sec- cién maestra y del plano de flotacién —como se ver al tratar estos puntos— pero, en esencia, tendran en comin, con las de todo velero, ser un arco de una sola vuelta. En el crucero de secciones redondas, el fondo tiene poca hondura y tiende a ser aplanado; el extremo de popa es cortado por debajo de la flota- cién, en tanto el de proa es agudo en esta parte y Meno hacia cubierta; los lanzamientos son moderados lo cual da un buen largo en linea de flotacién. Asi las longitudinales que resultan son ra- santes a popa, siguiendo casi una linea paralela con la flotacién, hasta bastante cerca de la proa, donde comienzan a des- cribir una curva, que puede ser compues- ta al aleanzar la linea de arrufo. Las cur- ITHURBIDE vas que afectan las longitudinales del velero y del crucero no pueden ser con- frontadas por no guardar entre ambos una relacién de formas. Las del velero son propias de su naturaleza, lo mismo las del crucero, ya que los medios de propulsién son distintos y cada uno re- quiere formas también distintas para na. vegar. El mimero de longitudinales en un plano de lineas es cosa librada al criterio del dibujante. Mayor o menor cantidad de ellas solo ayudan o dificultan esa im- presién de relieve que las mismas co- munican al perfil del casco. La verda- dera funcién de una longitudinal es otra, como se vera en el capitulo referente al trazado, pero en este lugar se quiere ensefiar a ver, a través de ellas, algunos aspectos de las formas de un casco. Su utilidad, en tal sentido, es innegable, aunque no es frecuente recurrir a ellas para formarse una idea de las formas, sino mas bien valerse del dibujo en plan- ta de las lineas de agua. Esto ultimo tie- ne un valor muy relativo puesto que, en la realidad, jamas nos es dado apre- ciar un barco desde la quilla como se nos ofrece en un plano de lineas. Ello puede tener un gran significado para el pro- yectista ya que en él es h4bito ese modo de ver y sabe lo que esas lineas de agua representan sobre el papel. Para el afi- cionado la oportunidad de observar un casco de costado, estando éste en seco, no es rara y si ha conocido el juego de las longitudinales en las formas podré inferir, viéndolo, como son éstas. Si com- paramos los perfiles de los cascos de las figuras N° 15 y N° 18, el primero per- teneciente a un velero de regata por han- dicap, y el segundo a un velero auxiliar podremos distinguir cémo las longitu- dinales no se asemejan entre si. A lo sumo conservan esa relacién de aspecto que, como dijimos, es comin al velero. Si bien en unos y otros ejemplos las lon- gitudinales no resultan de estar a una misma e igual distancia del plano di metral longitudinal, no es éste un re- CONSTRUCCION DEL YATE 49 f | | Figura 18 = SS tH quisito para poder apreciar, comparan- rencias, las mismas para los dos cascos. do, unas y otras, y deducir qué diferen- _—Salta a la vista que, pese a esa coinciden- cias de formas se establecen entre ellos. cia de medidas, hay una clara diferen- Las dimensiones como ser eslora, manga _ciacién entre ellos, atin siendo cascos y calado son, salvo insignificantes dife- de veleros, lo cual demuestra que dentro 50 JORGE M. de un tipo especifico de casco es dable hacer muy diversas formas. La mayor diferencia se acusa en los perfiles —ese plano diametral que bien visto es una Jongitudinal al centro— los que influ- yen, légicamente, en las Iineas longitu- Ginales. El primero de los barcos mues- tra una linea de flotacién mds corta por Jo mismo que su lanzamicnto a popa es grande, mientras que el segundo termi- na alli, con una popa a espejo, que le produce una mayor eslora en flotacién. Esta diferencia en el largo de Ja linea de flotacién configura las curvas, de por si diferentes, en las longitudinales de cada casco. Independientemente de lo que para las formas del casco significa esa desigualdad entre largos de Iineas de flotacion, las longitudinales del segundo arco nos muestran su mayor agudeza en los extremos de proa y de popa con respecto al otro. Las curvas son aqui mas tendidas; sus formas se mantienen por un mayor trecho sin modificarse, debido precisamente a que el gran largo en flo- tacion permite hacerlo. En el segundo casco las longitudinales, luego de arran- car del arrufo a proa, toman una curva de menor radio —més lena por tanto— y s6lo Ilegan a tenderse al alcanzar el Janzamiento de popa. Ello es debido, pre- cisamente, a la flotacion mas corta. El hecho que las curvas longitudinales de este casco sean en la parte de proa un poco Henas hacen que ésta resulte igual- mente lena, que sus secciones trasversa- Jes sean redondeadas, que la flotacién en dicha parte no muestre ahuecamientos © porciones planas. Esto se puede apre- ciar comparandolo con el segundo cas- co, donde los efectos son precisamente opuestos a los descriptos. Hay en este asco una proa muy afilada —“vacia” seria el término en contraposicién a “Ile- no” del otro casco—, sus secciones trans- versales en esa parte son casi planas, la flotacién acusa un ligero ahuecamiento en proximidades de la roda, a consecuen- cia que las longitudinales tienen, en esa parte, una curvatura de mayor radio. ITHURBIDE En inmediaciones de la popa las longi- tudinales estan afectadas, en su figura- cidn, por el tipo de popa de uno y otro casco: popa cola del pato el primero, popa de espejo el segundo. En el pri- mero las longitudinales se proyectan so- brepasando la linea de flotacién hasta alcanzar la bovedilla del casco en esa parte. En el segundo se interrumpen en el espejo, saliendo apenas sobre la flo- tacién. Si en éste sus longitudinales se prolongasen hasta configurar las formes de una cola de pato, ésta resultaria ex- cesivamente fina y de poco volumen, comparativamente. Entre uno y otro ex- tremo del casco los longitudinales siguen el alineamiento que les imprime la see- cién maestra. Cuanto mas préximas unas a otras aparezcan en el perfil lateral y hacia la mitad de él, mas aplanado sera el fondo del casco en esa parte, Este de- talle donde mejor se advierte es en el plano de lineas de un crucero, en el que, por razén de su fondo més plano, las longitudinales, en ésa parte, corren casi confundidas. Sin embargo aquella sensa- cién de relieve que ellas dan al perfil del casco, y que es facil advertir en el plano de lineas de un velero, no se pro- duce en un crucero. La arista es en este caso como la linea de arrufo una doble curva en sus dos proyecciones: de perfil y de plano. Las lineas longitudinales quedan tendidas entre la quilla y la arista, tan préximas unas de otras que casi se confunden no comunicando una sensacion de relieve. Una ojeada al pla- no de lineas de la figura N° 17 puede ayudar a comprender este aspecto de Jas longitudinales correspondiente a un crucero de secciones en V. El perfil del casco, como una eleva- cién que es, se acostumbra a dibujarlo en la parte superior de la lamina. De- bajo de él se proyecta el casco visto en planta, es decir desde Ja quilla hacia la cubierta, como si estuviese invertido. Siendo el casco un cuerpo simétrico a uno y otro lado de un plano vertical, al que lamamos plano diametral longitu- CONSTRUCCION DEL YATE 51 =>, = — Les Figura 19 oa inal, s6lo se dibuja una de las bandas. La opuesta, la que no se representa, se sobreentiende que ser exactamente igual. Este detalle tiene su significado para el trazado, pues como se vera al tar mas adelante dicho punto, tam- bién en él se reproduce una de las dos bandas del casco, prescindiendo del tra- zado correspondiente a la banda opues- ta. Lo primero que se destaca de ese dibujo en planta es que por Ja parte su- perior de un eje o recta aparecen unas 2 JORGE M. lineas curvas que no guardan relacién de aspecto o forma con otras que figu- yan trazadas en la parte inferior. En efecto, tal correlacién no existe puesto que unas, las superiores, son las llama- das lineas de agua, mientras las otras son las Iineas vagras correspondientes a las diagonales en el plano de secciones. Lo que interesa ahora es adentrarnos en el conocimiento de las primeras, que por llamarse Ifneas de agua, tienen para las formas del casco una importancia que no asumen ninguna de las demas que figuran en un plano de lineas. Pero en este plario no todas las curvas que vemos dibujadas son Iineas de agua y al igual de 16 que ocurre con el perfil, se repre- sentan en é1 otras Iineas que, como la del alefriz y de la borda, son curvas do- bles, es decir que tienen en sus dos pro- yecciones, de perfil y de planta, distinta curvatura, La linea de borda, en Ja plan- ta, es la que limita la figura en la que estén incriptas otras Iineas curvas que son las lineas de agua. Ella corresponde a la linea de arrufo del perfil. Como se podra apreciar en cualquiera de los pla- nos de lineas aqui insertos, configura esa doble curva que antes mencionamos. Vista lateralmente, en su funcién de arrufo, tiene una curvatura suave y ten- dida, mientras que vista de arriba es més cerrada, dando lugar al afinamiento de los extremos de proa y de popa. Esta linea, cuando esta vista en funcién de arrufo no tiene porque ser, necesaria- mente, un arco tendido con el seno ha- cia abajo ya que puede ser una recta inclinada (ver figura N° 14) o un arco invertido Hamado quebranto (ver figu- ra N? 19). Pero vista en planta, desde arriba, seré una curva cuyas formas es- taran en relacién con el tipo de casco. Bordeara todas las cabezas de las sec- ciones o cuadernas, limitando asf la cu- bierta en todo el contorno del casco. Incluidas en ese contorno —que para el caso de la vista en planta es sélo un medio contorno— vemos las lineas de agua, representadas por curvas de figu- ITHURBIDE racién arménica cuyos extremos arran- can siempre y terminan a veces sobre una recta. Esta recta es el eje de crujia, esa linea divisoria entre dos bandas exac- tamente simétricas. Su representacién en Ja vista en planta corresponde al canto ilusorio de aquel plano diametral longi- tudinal que advertimos en el perfil del casco. Mas adelante, al referirnos al sis- tema de las tres proyecciones, sobre el que se basa el disefio de un plano de lineas para su representacién por medio del dibujo, veremos como linea de cru- jia y plano diametral longitudinal con- figuran una misma cosa segin el punto de mira. Las lineas de agua son cortes horizontales, paralelos al plano de agua que divide al casco en obra viva y obra muerta; de alli su denominacién. Las que corresponden a la obra muerta, o parte emergida del casco, se aman fal- sas lineas de agua, para distinguirlas de aquellas Iineas de agua propiamente di- chas. La mayor y mas importante de ellas es la que corresponde al plano de flotacién, la que coincide con la super- ficie del agua estando el barco a flote. Su figuracién esti dada por una curva més pura y definida que el resto de las lineas de agua, las que a su vez se ha- Ilan influenciadas, en su desarrollo, por aquélla. Los extremos de proa y popa parten de los puntos en que la roda y el espejo cortan, en el perfil, esa recta que marca la flotacién. Para cada tipo de embarcacién dicha linea configura una forma distinta, como se puede ver en los diversos planos de lineas que ilustran este capitulo, En el casco de un velero es una linea curva, més aguda a proa que a popa, cuyo punto de mayor seno, cae algo mds a popa que la media eslora, y que, con el eje de crujia, inscribe esa figura que es el plano de flotacién y que tiene la forma de doble cufia caracteris- tica de un velero. En un crucero de cas- co en V (ver figura N? 17) la linea de agua del plano de flotacién no tiene aquella fineza pues aqui intervienen otros factores que, como el planear so- bre el agua, requieren una superficie de contorno diferente. Comparense a sim- ple tono de curiosidad los planos de flo- tacién de los proyectos que ilustran las figuras Nos. 17 y 18: un crucero rapido CUNDSERULELUN vEL Tnie con gran potencia de propulsién y un velero auxiliar. Las condiciones de na- vegar de cada uno son diferentes: uno, planeando en la superficie del agua a la velocidad de 36 Kmts / hora; otro, hen- 54 JORGE mM. diendo el agua, escorado bajo la presién del viento sobre sus velas, a la velocidad limite de 15 Kmts / hora. Si quisiéramos impulsar al crucero por medio del vien- to sobre un aparejo, la velocidad que al- canzaria estaria muy por debajo de la que logra el velero. ¥ si este fuese pro- pulsado a motor nunca sobrepasaria la velocidad que obtiene navegando a vela. lis esta una forma errénea de encarar una comparacién, ya que siendo la ve- locidad sobre el agua un factor muy re- lativo, ella s6lo es posible de ser tratada For un anasilis diferente. La inclusién aqui de esta paradoja tiene por finalidad mostrar“un aspecto, de las muchos que hacen a la diferenciacién de tipos de cas- cos con relacién, en este caso, a la fineza del plano de flotacién. En el perfil o plano lateral del casco vemos una lineas rectas, horizontales, paralelas a la flotacién, que equidistan- tes entre si, han sido dispuestas en cier- to ntimero por encima y por debajo de aquella linea de flotacién. Corresponden a los cortes del casco por esas partes; cortes que vistos en planta, con la vista perpendicular al plano que cada uno con- figura, hacen esas curvas que represen- tadas de plano son las lineas de agua. La funcién que les cabe es, como ya ex- plicamos con respeto a las longitudina- les, dar una impresién de relieve, visual, de las formas del casco, observado éste desde la quilla hacia la borda. Aqui di cha impresién se logra con mayor facili dad, por lo mismo que los cortes, o lineas de agua, estén realizados en numero ma- yor que en los cortes longitudinales. Si nos fuera posible contemplar este aspec- to en un plano de lineas, cuyas curvas de agua se hubieran trabado muy pré- ximas unas de otras, tendriamos una im- presién de relieve atin mas clara. Apa- recerian ellas como un sombreado que harfa resaltar los ahuecamientos, las re- dondeces, los aplanamientos que se pre- sentan en esa superficie que envuelve las formas del casco. A falta de ello de- bemos inferir por unas pocas curvas ITHURBIDE donde estan, y cémo son esas formas para llegar a tener una idea del casco. Cuando una linea de agua afecta la for- ma de un arco en cuya curvatura no hay mayores desigualdades, es decir que en mayor o menor grado es curva en todo su desarrollo, las partes del casco que ella corta seran redondeadas. Esto lo podemos advertir en el plano de lineas de la figura N° 15, considerando las lineas de agua que corresponden a la obra muerta, es decir las que estén por encima de la flotacién. Son esas lineas curvas de un desenvolvimiento unifor- me, sin interrupcién, 0 sea que no cam- bian en toda su extensién su forma arqueada. Algo distinto ocurre con el plano de lineas de la figura N° 18, en que esas mismas lineas, las superiores al plano de flotacién, aparecen con un leve ahuecamiento en su arranque de la roda, Esto da lugar a que la linea de agua se componga con una doble curva; una concavidad muy ligera en su naci- miento que se conecta con una convexi- dad en la mitad de su desarrollo y que finalmente, en proximidad de la popa, termina en una recta. La concavidad de esa linea de agua en su parte de proa indica que alli hay un ahuecamiento, apenas perceptible en realidad, en la su- perficie del casco. Ese ahuecamiento se va perdiendo a medida que la linea de agua modifica su desarrollo para volver- se una curva convexa, en cuyo punto la superficie del casco apareceré aplanada en una pequefia porcién. Luego seguiran las formas mas redondas cada vez, a me- dida que aumenta la curvatura de la linea de agua. En el plano de Iineas que comentamos las formas se aplanan y ello lo acusa las lineas de agua que aparecen casi rectas al llegar al espejo. En el plano de lineas de un casco de secciones en V, como es el del crucero de Ja figura N° 17, cuyas amuras 0 cos- tados de la obra muesta siguen, aproxi- madamente, una equidistancia al eje de crujia, las Iineas de agua por encima de la flotacién describen una trayectoria CONSTRUCCION DEL YATE 55 cc Figura 21 diferente a las de un velero. Ello se debe, indudablemente, a la diferencia en el tipo de casco, de formas prismaticas en combinacién con una proa Ilena. Las fal- sas Iineas de agua configuran tan s6lo jas formas de Ja obra muerta, sin reci- bir el influjo de las lineas de agua de la obra viva, como ocurre en un casco de secciones redondas, como los que ci- tamos de ejemplo. Las lineas de agua 56 JORGE M. pertenecientes al fondo se interrumpen en la arista, donde concluye, precisa- mente, ese fondo, el que no tiene con- tinuidad con Jas amuras. La sensacién de relieve es por lo tanto muy pobre en este caso y en general en todos los cas- cos en V. ‘Tratandose de cascos de secciones re- dondas, sean éstas en U, en Y, 0 en V, el plano de lineas de agua muestra en- tre una y otra curva, una correlacién de formas. No hay, entre dos lineas de agua disparidad apreciable, pues de lo con- trario no cabria el avio correcto de las formas del casco, presentando éste “gol- pes” cuando se lo construyera. Echando una ojeada al plano de lineas de la fi- gura N° 18, vemos en é1 que todas las curvas pertenecientes a las lineas de agua guardan entre si cierta similitud de forma, cierto parecido que no se des- figura a medida que son més estrechas y cortas. Lo mismo puede apreciarse con el plano de lineas del velero de la figura N° 15 y con la del crucero de la figura N° 9. Se puede decir, en este aspecto, que las formas del casco son arménicas, que existe continuidad en ellas y que, por sobre todo, harén un casco agrada- ble. La belleza que puede haber en las Iineas de agua de un casco provendra siempre de esa armonia que se establez- ca entre ellas, en que las curvas de unas y otras se correspondan, en que parez- can de un desarrollo natural sin ser for- zadas a ello. Puede conjeturarse que los cascos cuyas lineas son bellas son tam- bién excelentes barcos. En el plano de lineas notamos, tanto en el perfil como en Ia planta, un mi- mero de rectas perpendiculares a la Iinea de flotacién y, por ende, al eje de crujia. Corresponden a la divisién del asco en secciones trasversales. Su can- tidad, como ocurre con otros elementos del disefio, no es algo ya determinado y se debe a modalidades del dibujante o necesidades del mismo proyecto. Cuanto mas numerosas més precisas seran las formas del casco y contribuiran a que ITHURBIDE su reproduccién en obra resulte més exacta. Pero asi también ocacionan a quien las proyecte en tamafio natural un trabajo mayor y, en la misma obra, no pocos defectos de avio, debido a que la proximidad de las secciones produ- cen diferencias més notables. Lo mas corriente es que el niimero de esas di- visiones sea de diez, tomando como base el largo de la eslora en linea de flota- cién. Haciéndolo asi aparecerén once secciones dispuestas a igual distancia en- tre sf, y la parte del casco en que estan comprendidas quedara dividido en diez partes. Tales secciones son rectas per- pendiculares a la linea de flotacién y sus extremas —la de proa y la de popa— coinciden en el comienzo y en la ter- minacién de aquella linea. Para distin guirlas se las numera de proa a popa (ver plano N° 18) comenzando por desig- narle el ntimero 0 a la primera de proa, 0 sea la extrema en esa parte de la linea de flotacién. Cuando los lanzamientos hacen sobresalir por fuera de esos ex- tremos, tanto a la proa como a la popa de manera muy prominente, se acostum- bra a hacer otra divisién en ellos, siem- pre conservando el mismo espaciamien- to o sea un décimo de la eslora en flota- cién (ver figura N? 4), Este proceder tie- ne por finalidad hacer mas preciso el avio de las formas, de por si agudas, de esas partes del casco. La funcién pri- merisima de estos cortes transversales, a los que Mamamos secciones del casco, es facilitar la reproduccién en obra de las formas de éste como se vera al tra- tar del trazado en el capitulo IV. Pero para poder visualizar, —imaginar diria- mos— las formas de ese casco, mirando su plano de lineas, son las secciones un gran auxilio. Tal vez para el aficionado poco avezado en este punto, las seccio- nes le signifiquen mejor que el perfil con sus longitudinales y la planta con sus lineas de agua, mAs facilidad para interpretar las formas del casco y tam- bién para deducir el mayor o menor grado de fineza de esas formas. ~spppenpnemnnee —— | CONSTRUCCION DEL YATE oF Las secciones transversales tal como se las dibuja en el plano de Iineas son siempre medias secciones. Quiere esto decir que sélo corresponden a una de las dos bandas del casco. La representa- Figura 22 cién de las secciones enteras no tendria ninguna significacién ni seria provecho- so hacerlo ya que, siendo un casco un cuerpo simétrico a ambos lados de un plano que lo divive por su exacta parte 58 “JORGE M. media, con representar una de esas ban- das se sobreentiende que la otra le co- rresponderé de igual forma. Por eso las secciones reproducen los contornos del asco de una de sus bandas y por lo tanto se les denomina semisecciones. Sin embargo, este nombre no es corriente, mal Iaméndolas secciones por simplifi- cacién o por que esta en el entendimien- to que representan los cortes de ese se- mibloe que es una de las bandas. Para no crear confusiones a este respecto aqui también Mamaremos secciones a lo que realmente son s6lo sus mitades. ‘Comg las secciones son la representa- cién de una de las tres proyecciones del casco, se las dibuja aparte en la misma lamina. Con todo no se sigue en este aspecto, como en otros de la proyeccién, una norma comtm y a veces se incluye el plano de secciones en el plano del per- fil. El hacerlo asi sélo obedece a una modalidad y no esclarece para nada la interpretacién del dibujo, aunque para el proyectista es una simplificacién (ver figuras Nos. 15, 16, 17 y 18). Lo mas apropiado para una buena interpretacién del plano es que las tres proyecciones figuren por separado: el perfil, la planta, Jas secciones. De este modo, las sobre- posiciones de lineas, que por ejemplo aparecen en el plano de lineas de la fi- gura N® 18, puede evitarse y la visuali- zacién de los contornos, formas y pro- porciones de esas secciones se vera fa- cilitada, (Ver fig. N° 19). Aun asi es mas frecuente ver el plano de secciones in- serto en el plano de perfil que dibujado aparte, Mirandolo bien, separando men- talmente un plano de otro, no ofrecera mayores dificultades, sobre todo cuando se domina la correlacién que exite en- tre las tres proyecciones. En ciertos as- pectos, como se verA mas adelante, dicha sobreposicién puede ir acompafiada de una mejor interpretacién de esa coin- cidencia que hay entre el perfil y el pla- no de secciones. Las secciones se dibujan por mitades a uno y otro lado de una recta que, haciendo de eje, da la separa- ITHURBIDE cién, Esta linea es la representacién en el plano transversal de aquel otro plano que dijimos era la hoja de papel y al que Yamamos plano diametral longitudinal. Esa misma linea, que en el dibujo en planta figura como una recta paralela a Ja de flotacién, y que es el eje de crujia. ‘Advertiremos al ver un plano de seccio- nes que éstas no se encuentran dibuja- das hacia un solo lado de dicha recta, lo cual pareceria légico atendiendo que se representa una de las mitades del casco por sobreentender que, por simetria, la otra es igual. Si se hiciese asi, diez o més secciones, se encimarian en un dibujo que volveria ininteligible una cosa tan simple como la proyeccién transversal. Es por ello que las secciones, se dibujan por mitades, a uno y otro Jado de esa recta que es el plano de crujia. Hacia un lado, las secciones que van desde la roda hasta la media eslora. Hacia el lado opuesto, las secciones que siguen hasta la popa. De esta manera puede distinguirse el cuerpo de popa del de proa, que por lo comtn ofrecen no- tables diferenciaciones entre si. Ello sal- ta mas facilmente a la vista en las sec- ciones de un crucero (ver figura N? 17) que en las de un velero (ver figura N? 15) por todas las razones antes expues- tas en relacién a tipo y forma. En el ve- lero las secciones del cuerpo de proa guardan, con respecto al de popa, cierta relacién simétrica, aunque la hondura del perfil a popa y el recorte que éste muestra en el pie de roda, dan una im- presién distinta. Las formas de las par- tes sumergidas del velero son en doble cufia: un cuerpo adelgazado hacia sus extremos; de ahi esas lineas de agua que tienen comienzo y fin en el eje de cru- jia. Lo dicho puede ser apreciado en los planos de lineas pertenecientes a veleros que se incluyen en este libro. Una reali- zacién opuesta es la que se ofrece en el caso del crucero. En éste las secciones del cuerpo de proa no acompafian en su con- figuracién a las del cuerpo de popa. El casco es aqui, visto por sus secciones, una cufia proel a la que sigue un cuerpo | aproximadamente prismAtico. No cabe relacién alguna entre el contorno de las secciones de proa y las de popa. Los mo- tivos que hacen esta marcada diferencia CONSTRUCCION DEL YATE 59 son especificamente hidrodinmicos, mo son también los que hacen Ja simi tud entre los cuerpos de proa y popa de un velero. En los veleros hay una plena necesidad de componer sus formas su- 60 JORGE M. ITHURBIDE = & {Te & | a wy at ; J } i § iy Ze Wi | I \ i Sind /t | i _N f q 4 t mergidas —y por demas, las que por la _de ruta, suavidad de movimientos, esta- escora Iegarén a sumergirse— no s6lo __ilidad transversal apropiada, facil pro- para alcanzar una velocidad discrecio- _pulsién bajo velas y revelantes cualida- nal, sino para atender ano menos urgen- des marineras. En un crucero algunos tes necesidades como son la estabilidad de estos factores son tan concluyentes CONSTRUCCION DEL YATE } J ap como para un velero, pero la solucién de lograrlos no esté en el mismo cami- no. Ya hemos recaleado esta diferencia, ese enfoque a Angulos opuestos de uno | y otro casco segtin sus requisitos o el Figura 25 fin de sus cometidos. Nunca se insistir4 Jo bastante sobre las particularidades de uno y otro tipo que parecen confundir al aficionado. Perfil, planta y secciones —las tres 61 62 JORGE M. expresiones en la proyeccién por pla- nos— tienen entre s{ una correlacién perfecta. No de otro modo podia ser, puesto que los tres cortes que hemos es- tudiado para la interpretacién de un pla- no de lineas surgen de un solo cuerpo: el casco. Ninguno de los tres planos se componen de dibujos arbitrarios, ante bien de una exacta correlacién. Es éste un largo y esmerado trabajo que efec- téa el proyectista tras haber calculado Ja parte dindmica y estatica del barco. El perfil concuerda con el plano de las lineas de agua y ambos con el plano de las secciones. Asi es que vemos que los tres cortes que sirven para determinar las formas figuran en las tres proyec- ciones. En el perfil se muestran las lon- gitudinales como curvas y ellas mismas aparecen en el plano de lineas de agua como paralelas al eje de crujia, mientras que en el plano de secciones son esas verticales que estan a ambos lados del eje diametral. Las lineas de agua, tal como curvas que son, se nos ofrecen en la vista en planta, y siendo rectas equi- distantes y perfectamente paralelas en el perfil y también en el plano de sec- ciones. Las secciones, esas curvas que hacen el contorno transversal del casco, son rectas perpendiculares a la flotacién y al eje de crujia, tanto en el plano de perfil como el de planta. La perfecta correlacién entre todas esas lineas ha- cen que cualquier medida tomada sobre uno de esos planos concuerde con la misma tomada en uno de los otros dos planos. Se produce asi un enlace entre una y otra linea en las tres proyeccio- nes, que hace que todos Jos puntos sean coincidentes. Al tratar del trazado vere- mos como funciona dicha coincidencia sin que haya un més 0 menos de apro- ximacién. El valor que ello tiene para las formas del casco es incuestionable, ademas que de por si supone una mi- nuciosa prolijidad en la preparacién del proyecto, Todo lo contrario da pie a pen- sar que los dems factores que hacen a Ja parte dindmica del casco han sido ITHURBIDE igualmente descuidados. Este detalle puede servir al aficionado en la eleccién del plano de lineas en base al cual hara su _barco. Quedan atin por explicar algunas li- neas suplementarias que figuran en un plano de Iineas y que, como todas las an- tes descriptas, importan un valor subs- tancial. Un ejemplo: las diagonales. Son éstas el producto de cortes oblicuos en Jas secciones transversales, Si observa- mos el plano de secciones de todos los cascos cuyas lineas se reproducen en e: te capitulo, notaremos unas lineas ob! cuas que partiendo del eje diametral cortan a todas las secciones a distintas alturas. Dichas lineas oblicuas, Hamadas diagonales, tampoco siguen, como los otros elementos del disefio, un ordena- miento previo, una norma fija, sino que el dibujante las dispone atendiendo a ciertos aspectos del dibujo segin las conveniencias. Es asi que su numero y Angulo de inclinacién varian de un pla- no de lineas a otro. Algunos aspectos, en la forma de distribuirlas, son aproxi- madamente comunes en los planos de lineas, pero dificil que resulten igua- Jes, Las diagonales vistas en el plano de seccién no tienen significacién alguna; Jo que importa es su representacién; esas curvas que vemos trazadas en el plano de Ifneas en el lado opuesto a la vista en planta. La funcién de cada una de estas Iineas curvas, lamadas vagras, es de avio para el proyectista y poco significan para el no experto, Contribu- yen, como las longitudinales y las lineas de agua, a dar una cantidad de puntos que en el trazado al natural de las sec- ciones fijan y orientan sus contornos. Como referencia para inferir una forma, una particularidad en las lineas del cas- co, no pueden ser provechosas puesto que su dibujo no puede compararse ni con una diagonal superior o inferior in- mediata y menos con las de otro pro- yecto. Esas curvas, 0 vagras, se compo- nen tomando la distancia que va desde el eje de crujia, de donde parte la dia-

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