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ro EI momento ilustrado: la educaci6n entre las reformas borbénicas y las luchas por la independencia Los acontecimientos de Mayo nos colocan frente a las puertas de un nuevo ciclo hist6rico. Los periodos revolucionarios suelen ser propicios para generar nuevas categorias culturales fundar instituciones o ensayar soluciones inédites. En el contexto de una revolucién, la introduc ci6n de cambios y el desarrollo de nuevas estrategias en la transmisiGn ce la cultura ocupan un lugar central en los discursos del grupo que toma el poder. Para Elsie Rockwell, “todo proceso revolucionario identifica a la educacién, tarde 0 temprano, como un instrumento clave para le +transformacién social"; en buena medida, porque le educacién es considerada un medio privi- \egiado pare implementar los cambios que exige la ideologia del nuevo régimen. Sin embargo. concluye, “los estados posrevolucionarios casi nunca han logrado lo que prometen”. Abril en Caracas, mayo en Buenos Aires, julio en Bogotd, septiembre en Santiago de Chile y Quito. Después de una revolucién, cuales son los nuevos perfiles y objetivos asignacos a Ia eduoacién? {Cudles son las formas educativas que declinan? Y si los estados posrevoluciona- rios no siempre logran su cometido y los cortes no son tan abruptos como suele creerse, 2qué se cierra y qué se abre en el horizonte educativo a partir de las revoluciones independentistas? Para abordar estas preguntas y comprender su alcance, comencemos por ubicar las transfor- maciones ocurridas en las Ultimas décadas de la etapa colonial. Entre las transformaciones més importantes del periodo comprendido entre fines de! sig XVIIly principios del siglo XIX, se puede identificar un doble proceso de “occidentalizacién” de les sociedades hispanoamericanas: por un lado, algunos sectores de la sociedad experimentaron una ereciente autonomia con respecto al control de la esfera religiosa y, por el otro, tuvo luger una paulatina dectinacién de las formas y estructuras jerérquicas del orden colonial. Es imoor- tante advertir que la nocién de “occidentalizacién” remite a un proceso que se inicia en Europe y tiene como propésito la asimilacion cultural de las regiones ultramarinas. La primera etapa de este proceso se inicia en el siglo XV para justificar la anexién de las “Indias Occidentales” y la conversién a la religion catélica de los indigenas. La segunda etapa presenta otros matices, fundamentalmente relacionados con la gestacién de nuevas ideas en os émbitos de la filosofia y la economia. Asi, desde fines cel siglo XVill, la seoularizacién de la sociedad colonial se influenciada por la corriente de pensamiento ilustrado, mientras que la crisis del modelo social estamental derivé del cada vez més expandido ideario liberal. Pero el pasaje de una sociedad tradicional y estamental hacia una sociedad secularizada y organizada en tomo a clases no se produjo de un dia para el otro, ni estuvo exenta de contra 39 hata - ani Eo ett En efecto, a estas transformaciones hay que sumar una perspectiva mas: el desafio que fepresent6 para los grupos independentistas justificar la disolucién del vinculo colonial Segin Car os Monsivéis, abordar este asunto exige tener en cuenta que “independizarse de Espafa es \aree gue lleva a la invencién de las necionalidades, estrategia que se presenta como eleccién Gel Espitu, tributo a la geogratfia y la historia, decisién de la comunidad de los semejantes”, Pere sin perder de vista que, a pesar de los cambios, en las nuevas formaciones polfticas se ernservaron “las grandes instituciones formativas: el idioma espaiiol, la religién catélica, [..] 6! aatoritarisma y los reflejos condicionados ante la autoridad”, enmarcadas por “las peculia- ridedes de cada virreinato y la perseverancia (menospreciada y persegulda) de las culturas indigenas”. Las perspectivas de Rockwell y Monsivéis ofrecen matices para pensar el cambio y [2 resignificacién que hizo la cultura de cada regién sobre el proceso independentista,introdt. Glendo el problema de la tensién entre las marcas culturales y poltices locales y los procesos Slobales. Recién en los lbores del siglo XiX, entre las "gentes de saber" se problematizard la relacidn entre los enunciados universales y las realidedes particulates, resaltando la capacidad yelvalor de las culturas locales criollas, mestizas, morenas, aindiadas. En este proceso, ¢qué papel desempeiié la educacién y cudles fueron las caracterist fas due dieron forma al idearlo pedagogico de la época? Para ensayar una respuesta, en asta \eeeisn tomaremos como punto de partida las reformas promovidas a partir de la crescién det Nirreinato de! Rio de ta Plata en 1776, presentando los cambios introducldos en fa sociedad yen los espacios educativos durante el ultimo cuarto de siglo. Luego cambiaremos de registro, para abordar los proyectos, debates y experiencias presentes en los idearios pedagégicos de tres referentes centrales de este periodo: Mariano Moreno, Manuel Belgrano y José Antonio de San Alberto, De esta manera ensayaremos un recorrido que va dasde las instituciones y las prdcticas & las ideas y los proyectos, reconociendo que ambos registros mantienen mitiples relaciones yse determinan mutuamente. La reacci6n ilustrada La creacion del Virreinato del Rio de la Plata en 1776 formé parte de un importante Proceso de reformas politico-administrativas de las colonias espafiolas en América. Desde co. inienzos del sigio XVIII, la monarqufa espafiola —gobernada por la Casa de los Borbones--inicié un Ciclo de renovacién de las estructuras de gobierno, con el objetivo de acrecentar el control Politica, intensificer la defensa militar y fomentar el crecimiento econémico en sus colonis ul Tramarinas. Los cambios se orientaron a fortalecer la centralizacién del poder sobre el extenso {erritorio americano, frente al incesente avance de los imperios portugués y britanico. En vl Cono Sur, las primeras medidas fueron la fundacién —en 1726~de la ciudad de Mantevideo y {a esignacion en 1740— del Estrecho de Magallanes y el Cabo de Homos como ruta para ios Navios de registro que se dirigian hacia los puertos del Pacifico, En simultdneo, los reyes borbones impulsaron una renovacién cultural de la sociedad Colonial. Pare ello, el “buen gobierno ilustrado” —también denominado “despotismo ilustrado” bus¢6 én los principios de ta llustracién los fundamentos sobre los cuales sentar las bases de Aba nueva concepcion de la prosperided de la nacién. ¢En qué consistié la llustracion? Segin Roger Chartier, ol movimiento de la llustracién reunié un amplio espectro de ideas flosofices y Cultureles articuladas en torno a una serie de principios fundamentales: 60 6 momenta iustad. |a critica al fanatismo religioso y la exaltactén de la toleranecia, fa confianza en la obser- vacién y en ja experiencia, el andlisis critica de todas las instituciones y costumbres, ta definicién de una moral natural y Ja reformulacién del vincuio politica y social a partir de {a idea de libertad. En un primer momento, las ideas ilustrades se difundieron en América en algunos circulos sociales ~especialmente urbanos— y en algunes universidades. Su recepcion no signified un cambio inmediato en las concepciones sociales de la época, aunque despertaron entusiasmo y controversias. Vale preguntarse entonces qué caracteristicas y qué alcances tuvo la renovacién de las ideas en el émbito intelectual hispanoamericano do! siglo XVlll. Para respondernos, de- bemos considerar que una época no presenta fronteras precisas y que, en general, los cambios de mentalidad de una sociedad se producen de manera paulatina, presentan vicisitudes y con- tradicciones internas. Para Luis Villoro, “la figura del mundo” que postula el discurso ilustraco “no reemplaza abruptamente a la antigua", eunque es el discurso llustrado “el que esta prefiado de futuro, es él el que termina dando su especificidad @ la nueva época”. José Carlos Chiara- monte refuerza este enfoque, afirmando que “El pensamiento ilustrado no surge bruscamente, en Ia forma antimetropolitana y librepensadora que adquiriré frecuentemente en visperas de la independencia”. Por el contrario, la coexistencia de ideas que generé la ilustracién catélica promovio — segiin Chiaramonte— un “movimiento intelectual” que, paraddjicemente, se mostro entusias- ‘mado por “la secuccién del espiritu del siglo”, pero reafirmé “su adhesin a los dogmas de Ia Iglesia y su fidelicad a la doctrina del origen divino del poder real”. Por esta razén, entre los difu sores de les ideas ilustradas en América encontramos férreos defensores de la monarquia y [as jerarquias eclesiales junto @ funclonarios que promovian la renovacién de las précticas cultura- les y eclucativas o cuestionaban algin aspecto del orden establecido. Segtin Dorothy Tanck, les autoridades coloniales en general aceptaron “los aspectos de [a llustracién que revigorizaban la forma existente de gobierno” y que, al mismo tiempo, permitian introducir camblos ecanémicos y sociales. Por eso, concluye, la llustracién “significaba para Espafte una restauracion y no una revolucién de la vida nacional”. La presencia, 2 través de libros y periédicos, de las ideas ilustradas en Hispanoamérica condujo a repensar el valor asignado a las distintas éreas del saber. Los diarios y las gacetas fueron uno de los orincipales medios para poner en conocimiento del publica las novedades y (os progresos en materia educativa. En el Correo de Comercio, Belgrano insté a revalorizar ia ‘ormacién del artesanado; a través del periddico Los Amigos de la Patria y la Juventud, el inge- niero Felipe Senillesa propuso la apertura de una academia de matemiticas y, en el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, Vieytes publiod un catecismo sobre agricultura para ia formacién de ios labradores, solicitando a la Casa de Nifios Expésitos que realizaran una encua- dernacién adecuada para que los maestros de primeras letras pudieran utilizarlos y difundirlos. El desarrollo de la ciencia durante los siglos XVII y XVIII la paulatina incorporacién de las lenguas vulgares —incluso en los émbitos académico y cientifico—, el creciente interés por las disciplinas fisico-matematicas y la promocién de los viajes exploratorios del territorio volvian cada vez mas inadecuado un modelo de enseftanza caracterizado por la defensa de los valores y conocimientos tradicionales. En consecuencia, la educacién pasé a constituir un campo cargado de tensiones y disputas donde lo que se debatia era Ia legitimidad de los viejos saberes, les et ST Arata - Marino Homan a Conciciones y atributos que debia reunir quien los ensefase y, fundamentalmente, los lugares institucionales desde donde podian impartirse. En aquel contexto, algunos hombres vieron fa oportunidad de impugnar los Programas de fischanza escolésticos y de fomentar, en cambio, la ensefianza de lafisica y de la esonoms Po litica renovando, de este modo, las bases sobre las que se asentaba la ensehanza del derecho y Ge la llosoffa. Habia quienes buscaban, lisa y lanamente, recusar las tradicionos pedagégicas. Desde las paginas del Telégrafo Mercantil, por sjomplo, se cuestionaben las “voces barbaras Gel Escolasticismo” que descalificaban la introclucci6n de los saberes cientificos yeargaban de Brelulcios la formacién préctica de los indWvicuos. Por esa raz6n, su editor —Franctsoo, Cabello y Mesa— convocaba a desprenderse de los viejos saberes y a romper lazos eon Espafia, a la que Consideraba “un pais que no existe sino en la memoria’. 12 crfica de Cabello y Mesa no era jena a las dificultades con las que tropezaban los crap pe modemizadores. La ensefanza de a ciencia y de la técnica ocup6 un lugar destacade gn ei discurso ilustrado, que vera en ellas os principales medios para el fomento de la economia. En aquellos afias, Buenos Aires fue el enicentro de una serie de experiencias edueatives que, si irevesaron inaumerables dificultades, permitieron plasmar en la practice algunas de las ideas que circulaban en los escrtos de la “gente de saber’, Asi, a partr de 1798 +e fundaron diverses instituciones educatives, entre las que podemos destacar las siguientes, La Academia de Nautica Fue ereeda en 1.799 por el Real Consuledo y dirigida por Pedro Cervifo y Juan Alsine, qubn’s cecedieron a sus cargos tras un concurso de oposicién y antecedentes. La comisién que évalué @ los postulanies estuvo presidida por Félix de Azara, un destacado navegante que rea. [i tereas de cartogratia y dirigi6 expediciones de reconocimiento en el terttari rioplatense, El Propdsito de la institueién era formar jévenes capaces de proyectar, construlry conducir embar- caciones. Sin embargo, as controversias signaron la historia del establecimiento: mientras que Pare Cervifio la Academia debia formar ingenieros navales —resaltando el valor de los caberes {e6ricos y fundamentalmente de las mateméticas-, para Alsina la escuela debia imprimire un Perfil prctico a su plan de estudios, emulando el modelo de ensofianza de la Escuela de Piloteje de Barcelona, cuyo propésito principal consistia en formar pilotes capaces de navegar y fomen. ‘tar el comercio ultramarino, Tras fa renuncia de Aisina, Cervitio quedé al frente de a institucién. La Escuela de Geometria, Perspectiva, Arquitectura y toda especie de dibujo Fundada en 1799 por el Consulado, quedé bajo la direccién del escultor Juan Antonio Gespar Hernandez. Esta escuela fue originalmente concebida por Belgrano para complementar 'a formacién de los aprendices de artesanos, quienes incorporarian en sus aulas las técnicas indispensabies para mejorar su oficio. Funcionaba de noche y prohibia el ingreso de los apren- Glces negros y mulatos, La escuela permanecié abierta durante poco tiempo y fue claustrade Por una Real Orden en 1800 por considerarla un “gasto lujoso” para la ciudad. Recién en 1815, Bor obra del padre Castafeda, se establecieron dos escuelas de dibujo en el Convento de la Recolota que fueron, en aquel entonces, las dos Unicas de Buonos Aires. El plan de la primera escuela de dibujo era sumamente amplio e inclufa formacién en geograti, historia, geomettia, 52 al & raomento iusteado... néutica, arquitectura civil, militar y naval. Su primer maestro fue el platero Ibdfiez de Iba, quien afirmaba ser natural del Rio de la Plata y un grabador aficionado. La modalidad de ensefianza en las escuelas de dibujo fue objeto de un intenso debate en las paginas de la Gazeta de Bue- nos Aires entre Camilo Hernéndez y el padre Castafieda, quienes planteaban dos concepciones Gel dibujo: el primero sostenia que su ensefianza debia estar funcamentalmente orientada al Gisegno, concibiendo al cibujo como un requisite para poder trazar planos y disefiar maquetas, mientras que el segundo entendia al dibujo como grafidia, conectando su aprendizaje con el Gesarrollo ulterior de las artes liberales, como la pintura o la escultura, El Protomedicato Creado en 1798, fue dirigido por Miguel O'Gorman y conté con la colaboracién de Fran- cisco Argerich y José Capdevilla. Esta institucién tenia un antecedente: |a creacién, en 1640, de un protomedicato en Cérdoba, a cargo de Gaspar Cardozo Pereyra. Entre otras funciones, el protomedicato se encargaba de evaluar las aptitudes de médicos, cirujanos, sangradores, par- teras y tarmacéutices, al tiempo que imparts clases de medicina, cirugia, Tarmacia y flebotomia. Ei primer curso de medicina se dict6 entre 1804 y 1807 y conté con 13 alumnos. La Escuela Militar de Matematicas Fundada en 1810, estuvo a cargo del teniente Felipe Sentenach. En ella se buscaba for- mara los oficiales de infanter‘a, porque se consideraba que la matematica ere “la ciencia mas til para un militar* y el medio més eficiente para formar “militares inteligentes en el arte de 1a defensa’. Para ingresar, era requisito car muestra de “honradez, aplicacién, celo, aptitud y cemés apreciables circunstancias que deben distinguir a un militar”. Segiin Nicolau, en aquella nstitucisn los oficiales “aprenderian a efectuar el céloulo de Ie diteccién de los proyectiles de attilleria, las méquinas a utilizar en la defensa de los sitios fortificados y en las partes esen- cialisimas de la ciencia de la guerra”. En 1813, el Triunvirato aprobé la apertura de una nueva Acacemia donde se ensefiaria arquitectura civil, ingenieria naval y matematicas. Tres afios mas tarde se fusioné con otra academia, cuyo director y preceptor fue Felipe Senillosa. En sus cla- ses, éste procuraba gue los alumnos cultivasen “la razén més que la memoria” para que no se nsformaran en “cerviles copistas de los autores que han leido”. Todas estas instituciones presentaban rasgos en comtin. El principal era, sin duda, que sus programas de estudio se orientaban segiin el principio de utilidad. En ellos se presentaba una decidida revalorizacién de la técnica, procurando acercar la teoria a las necesidades del Ambito productivo. La creaciOn de Ambitos donde pudiesen cursarse estudios superiores tambign cobré re- ‘evancia durante este perfodo. Sin dudas, los antecedentes mas importantes en este sentido ‘como mencionamos en Ia leccién 2) fueron el colegio de Monserrat y la Universidad de Cordoba. Los esfuerzos destinados a fundar los Estudios Reales en Buenos Aires y el establecimiento de un Colegio para la formacién de la juventud se registraron en 1771, por iniciativa del goberna- Sor Juan José Vertiz. Ese aho, Vértiz redacté un plan para erigir una Universidad y un Colegio en & ciudad de Buenos Aires. Quienes adherian al proyecto esperaban que en estas instituciones oS maesttos no tuvieran la obligaci6n de seguir el modelo escoldstico —especialmente en la 6s Tara Vino? ensefianza de la fisica, que se efectuaba por medio de silogismos y sin empleer las matemati- as; anhelaban, por el contrario, que aquellas instituciones se distanciaran de los principios de ensefianza propios de la cosmologia aristotélica, para destinar més tiempo al estudio de los principios de Descartes y Newton. Pero la creacién de la Universidad no llegé a conoreterse. El fracaso en su implementacion fue producto de los dilatados tiempos de la burocracia colonial y, enmenor medida, de las resistencias generades en el seno de los grupos eclesiales, en cuyas manos estaba buena parte de la educacién rioplatense. En cambio, si pudio fundarse un Colegio en las antiguas aulas del de San Ignacio, en 1783. La instituci6n estaba a cargo del clero secular y dependia directamente del Virrey. Disponia de cuatro becas de gracia para hijos de “pobres honrados” y otras dos destinadas a descendien- tes de empleados militares. El Colegio ce San Carlos —asi se llamaba, en honor al rey— estaba regido por un reglamento que tomaba como referencia las constituciones del Colegio de Montse- tral, Sus alumnos concurrfan a las clases diarias denominadas “estudios piiblicos de Buenos Aires". Cornelio Sevedra, Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia, entre otros, asistieron a ‘sus aulas, En 1807, durante las invasiones inglesas, el Colegio fue utilizado como cuartel. Tras la declaracién de Ie Independencia, su situacion no alcanz6 a mejorar. La Gaceta del 13 de septiembre de 1810 se refirié al estado deplorable de los estuios puiblicos, justificando su decadencia en los intereses de los jévenes, quienes “empezaron a gozar una liberted tanto més peligrosa cuanto mas agradable, y atraidos por el brillo de las armas que habian producido nuestras glorias, quisieron ser militares antes de prepararse @ ser hombres”. Recién en 1818 1 Colegio fue rebautizado eon el nombre Colegio UniGn del Sud y sus puertas reabiertas con un total de 48 alumnos inseriptos. Las aociones educativas en el interior del virreinato fueron dispares. En 1786, el inten- derte de Cordoba Marqués Sobremonte impulsé la escuela gratuita y en 1794 expidié circulares ordenando que se establecieran escuelas de primeras letfas en todos los partidos y parroquias. Las escuelas estaban bajo el culdado de las autoridades pedéneas, quienes determinaban, junto a los sacerdotes, el lugar donde debia edificarse. En Santa Fe, por el contrario, las pocas escuelas de primeras letras que existian se encontraban dentro de los conventos de las érde- nes religioses. Sin embargo, fue la escuela de San Carlos, fundaca por los franciscanos en la localidad de San Lorenzo —siete meses después de la revolucién-, la primera en denominarse “escuela de la Patria’. Por su parte, los cabildos asumieron una mayor actividad en la regulacién de la educaci6n. Desde 1774, para ser admitido come maestro, el candidato debia resolver, ante las autoridades del Cabildo, un examen de dostrina oristiana, lecture, escritura y aritmética; ademas cebia pre- sentar una constaneia de buena conduota y limpieza de sangre. A partir de 1810, los controles del Cabildo se intensificaron. En la Gazeta de Buenos Aires del 3 de noviembre, las autorida- des del Cabildo informaben que se habia enviado a dos regidores a visitar las escuelas para “observar su método y circunstancias e informar en el acto a los preceptores [...] la nevesidad de uniformar la educacion y organizar un método sistematico”, En el mismo periddico, el 26 de junio de 181 el maestro José Cirilo Conde ponfa en conacimiento de los vecinos que con permiso det Excelentisimo Cabildo, ha hecho apertura de una esouela de primeras letras, para nifios hifos de padres decentes. Los que gusten fiar la ensefianza de sus hijos a este profesor, lo podrén hacer bajo el seguro, que por su parte nada omitiré para lograr el mayor progreso y adelantamiento de los jévenes. oY 1 Et momento i Quienes solo quisieran aprender a leer, deblan abonar un peso fuerte por mes, y dos p=! leer, escribir y contar. El maestro José también aceptaba pupilos “corriendo de su cuen mantencién y asistencia, excepto el lavado” por una onza al mes. Fervor de Mayo En 1810 se inaugurd en el Rio de la Plata un nuevo estilo polftico, destinado a $= exigencias ideolégicas también nuevas. Pare Oscar Teran, el esfuerz0 por significar la R. cidn de Mayo tenia entre sus desafios pensar una revolucién “que nacié sin teoria”. He! Donghi refuerza esta imagen afirmando que la gesta de Mayo es una “revoluci6n que se si misma”. Si adscribimos @ esas posiciones, zcuél fue el peso que las ideas ilustrada: en el proceso independentista? Como mencionamos al comienzo de esta lecci6n, es importante matizar le idee c que trae aparejado el discurso ilustrado. Agreguemos aqui que las transformaciones socis! tienen una nica explicacién, sino que estan determinadas por multiples factores. En les décadas del siglo XVIII, la independencia norteemericana primero y la revolucisn frences= pués, contribuyeron a conmover los cimientos del antiguo régimen europeo y tresatlanti dudas, el hecho desencadenante fue la invasidn napolesnica a la peninsula ibérica, en que culminé con la sustituci6n de Fernando Vil por José Bonaparte Pero el destino de las colonias americanas no sélo se jugaba allende el océano. L siones entre criollos y espafioles iban en aumento, principalmente, por las enormes dificultac que tenian los primeros para acceder a los cargos de la administraci6n colonial. Para Jos: Romero, esas tensiones condujeron a que, hacia finales del siglo XVIll, se sobreimprimicran © América dos proyectos de ciudad antagénicos: la ciudad hidalga, orgenizada en torno a ui +erio juridico que establecia desigualdades entre los blancos y el resto de los sectores social negros, mestizos, extranjeros, Indios) y la ciudad criolte, que postulabs la igualacién juric entre criollos © hijos de esparioles nacidos en América y espafioles europeds. En ese contexto. 12 recepcién del movimiento de la ilustraci6n encontré en los criollos un pUblice interesado en noter, debatir y cifundir sus ideas. El sujeto criolio desempefié un papel central en los acontecimientos que se desencade- na partir de 4840. Seguin Dardo Scavino, el criollo presentaba una ambivalencia afective: Es el aliado de los conquistados en la recuperaci6n de sus tierras y el descendiente del con ador en su linaje"; cuando se los escucha, incluso en los disoursos educativos, “hay 4 astatar quien esta hablando: si el americano 0 @| hijo de espafioles, si el nacido en América oriundo de Europa, si quien defionde su tierra o quien venera a sus ancestros”, Cuando criollos hicieron suyos los intereses de los americanos, priorizaron la *hermandad de suelo” contribuyeron a interpreter y elaborar un relato que Scavino denomina “la epopeya populer =nericana”; en cambio, cuando se auto-percibian como “espaioles americanos’, sus reflexic- es tematizaban la “novela familiar del criollo”. Esta es, para Scavino, la contrariedad irresoluble ente en el discurso criollo. b Por qué traemos a colacion esto? Pues porque en los siguientes apartados abordaremos ss ideas de dos criollos que se colocaron al frente del raceso revolucionario, promoviendo la 65 Lata ~ Mario 0% oa creacién de instituciones culturales y educativas. Junto al obispo José Antonio de San Alberto, Mariano Moreno y Manuel Belgrano desarroliaron sendos idearios educativos para desander una época de transformaciones, polémicas y fuertes contrastes. Se trata de posiciones que presentan puntos de convergencia, como el fortalecimiento de los vinculos entre educacién y trabajo, y puntos de divergencia, como los que se pueden verificar en los nuevos usos politicos de la educacién y la transmision de la cultura. Educaci6n, religion y retorica ilustrada Hacia el final del siglo XVIll, hubo quienes proponfan una renovacién educative de signo conservador. Las Cartas Pastorales redactadas por el obispo de Cordoba del Tucuman, José Antonio de San Alberto, entre 1778 y 1790, resumen esa posicién. A través de esas misivas, San Alberto elaboré una imagen de la situacion en el Virreinato del Rio de la Plata bajo el signo de un fuerte deterioro cultural y moral. ,Cudles eran esos males y cmo remediarlos? Segtin el obispo, los tres mayores males que aquejaban algunas regiones de la colonia eran “la fatta de una verdadera religi6n, de una educacion oristiana y de una ocupacién honeste”. El obispo atribu‘a a la extension territorial la principal dificultad para desplegar aoclones educativas, Las enormes distancias entre los parajes poblados impedian que sus habitantes incorporasen hébitos de trabajo 0 se preocupasen por la educadién de sus hijos: “Acabamos de vistar y ver nuestra numerosa feligresia, esparcida en seiscientas @ ochocientas leguas, y dividida en cincuenta y ocho Curatos. [...] Teda esta extensi6n la ocupan de trecho a trecho los feligrases, viviendo en casas pobres, reducidas y separadas unas de otras”. ‘Alproblema de la distancia, San Alberto agregaba tres dificultades més: en primer lugar, “ia de hallar preceptor con aquella ciencia, conducta y calidades, que son tan precisas para ensefiara nifos”, ya que “En el campo no abundan estes gentes, 0 bien no querrian abandonar sus ocupaciones para desenvolverse como preceptores”. El segundo impedimento tampoco resultaba menor: “si se hallase un Preceptor, faltarian los arbitrios y un salario correspondiente a su trabajo”. Si fuesen vencidas estas dos dificultades, el tercer problema consistia en definir “el lugar o paraje donde haya de establecerse esta escuela con alguna comodidad, para que puedan concurrir diariamente los ninos” Una vez superados estos problemas, la obra educetiva debia apuntar a reafirmar las bases morales y espirituales sobre les que descansaba la autoridad del Rey. San Alberto enten- dia mejor que nadie que, mientras los vaselios viviesen en un estado de aislamiento, no podia esperarse de ellos amor y respeto hacia la figura de! monarca. A través de sus Cartas Pastora- les propuso una renovacién del contrato pedagogico colonial, sobre la base de una aceptacion voluntaria y consciente a la autoridad del monarca por parte de los vasallos. La via elegica pare conerstarla contuvo elementos que exoresaban une cierta renovacién de corte ilustrado (por ejemplo, el empleo del castellano en sus escritos en lugar del latin, o el fomento de Ia ensefianza de los oficios mecanicos), articulados a una artodoxia sin quiebres; condensendo elementos de dos universos discursivos: la concepcién de la educacién ligada a la formacién del vasallo y et reperorio de ideas educativas de cufio ilustrado. 1 él momento Hust. En efecto, San Alberto no sélo se preacupaba Por él lugar que debia caberle a la ense- ‘lanza de los precepts cristianos, sino por el lugar asignado a la formacién en oficios mecani- cos. EI mismo preguntaba: équé opuiencia 6 felicidad no pueden esperarse en una ciudad, en una provincia, en un reing, donde estan florecientes las artes, ja agricultura, el comercio y el trafico de gentes que lo habitan? Pues todo ello se halla donde los jévenes, desde sus primeros afios, se aptican a la honesta ocupacién de un oficio. Fl obispo sefialaba —en sintonfa con otros hombres ilustrados de la peninsula ibérica, Como Jovellanas y Campomanes— que la ociosidad era le fuente de las desgracias sociales y que urgfa disponer de todos os recursos para erradicarla. Para combatirla, no dudatva en apelar @ un lenguaje cargado de metaforas biblicas: “La mano débil y ociosa, dice el Espiritu Santo, causa pobreza y necesidad, esi como la fuerte y laboriosa produce abundanola y felicidad”. El ee puesto en el trabejo productivo y el combate contra la ociosidad: he alli el factor ilustrado més saliente de su discurso, Ademas, en las Cartas Pastorales, San Alberto incluyé las constituciones para la creacién de los Colegios de Nifios y Nias huérfanas y la redaccion de un Catecismo Civico para ser enseflado en las escuelas de primeras letras. A través de estas instituciones, buscaba difundir un nuevo modelo de ensefianza de la fe iluminada por la raz6n. La fundacién de dos Casas de nifias huérfanas (1782-1783) en las ciudades de Cérdoba y de Catamarea fue su obra educativa ‘mas importante. La instrueci6n estaba dirigida @ que “las nifias 6 nifios criados en esas casas, después de saber las obligaciones, que por Christianos deben a Dios, eprendan también las que por vasallos deben 4 su Rey”. Los nifios que formasen parte de estas Casas y que, a juicio de! rector y maestro de la Casa sobresaliesen, serian enviados a estudiar al Seminario. A los que “no fueren de tanto talento”, se los retendria en la Casa hasta que aprendieran pertectamente 'a Gramatica. Finalmente, a los que no demostraran aptitudes pare las letras, se los destinaria al comercio, ubiodndiolos en la tienda de un mercader 0 de un comerciante. En las constitucio- Nes se reglamentaba la aplicacién de los castigos corporales: “No dudamos que el castigo se hace preciso muches veces pare la crianza y eclucacién de los Nifos, pero al mismo tiempo queremos y exhortamos al rector y Maestros que quando usen de él, sea atemperdndolo con mucha misericordia’. Las constituciones le sugerian al director que explorase otras alternativas “como es la reclusi6n, el cepo, la privacién de pitanza o la separacién del trato de los demas” Si con ello el nifio no escarmentaba, debia darsele noticia al obispo, quien tomaria las medides correspondientes, "pues no es razén permitir en este pequefio rebano del Sefior ovejas ronosas, capaces de inficionar y perder a las demas” La fuerza de la indusiria La figura de Manvel Belgrano convoca la atenci6n por razones que convergen en un punto central de nuestra tradicién pedagogica: la importancia que otorgaron sus escritos @ educacién de los distintos sectores que integraban la sociedad colonial, En un dmbito que habia estado tuertemente subordinado a los debates de Ia cultura catélica, Belgrano introdujo 87 yh et Arata - Marino ze = luna serie de propuestes inéditas relacionadas con el desarrollo de la agriculture, la industria y el comercio, el mejoremiento de las escuelas de primeras letras y la ampliacidn del derecho al acceso a sectores marginados de elias. eDonde radicaba el interés que demostr5 Belgrano por la educaci6n? ¢Fs posible atribuirlo a la renovacion de las ideas que produjo la cortiente de pensamiento ilustrada? ¥ si no fuera asi, edénde se forj6 aquella Sensibilidad? Un rasgo central del ideario educative belgraniano fue cl de ubicarse entre dos tradiciones culturales y educativas. Por un lado, Manuel Belgrano efectud en sus escritos duras criticas a la educacién escolistica por “estar vendiendo doctrinas falsas por verdaderas, y palabras por conocimientos”: por el otto, sugirié que no existia —para los masstros— objeto més digno de ensefianza que “los fundamentos de nuestra Santa y Sagrada Religion en una sociedad como fa nuestra, donde todos profesamos la misma Religion’, 2Se rata acaso de una contradicci6n entre ideas ilustradas y preceptos religiosos? Su formacién intelectual estuvo mareada por la importancia cada vez mayor que tuvo a economia politica en la ensefanza superior hispanoamericana. La primera experiencia en este sentido data de 1784, cuando se inauguré la cétedra de Economia Civil en la Sociedad Econé- mica Aragonesa, que a partir de 1787 se implementé en la Academia de Leyes de la Universidad de Salamanca. El periodo en que se dict6 esta ditima coincide eon la estancia de Belgrano en ‘quella ciudad. All, Belgrano tomé contacto con las ideas de economia politica que ensefiaba uno de sus principales promotores, Ramén de Salas y Cortés. Segiin Pastore y Calvo, a lo largo de cinco cursos, el catedratico se propuso incorporar en la enseanza “una dimension histérica Gel derecho explicando y ensefando en ella la Economia Politica y la Practica Forense, can el propésito de instruir y formar politicos". Al retornar a Buenos Aires, Belgrano se desemperié como secretario del Consulado due rante 16 afios, entre 1794 y 1810. Su funci6n consistia en velar por el desarrollo econémico del Virreinato, lo que le permitié poner de manifiesto un programa de gobierno ilustrado tefido Por las premisas de la economia polltica. Esas ideas, difundidas a través del Correo de Comer- clo —diario del que fue cofuncador— y de las Memorias Anuales, aportaron a la configuracién de une nueva concepcién del desarrollo productivo y moral de Ia patria. Pero la materializacion de esas ideas no resulté una tarea sencilla y la aceptaciOn que ellas tuvieron debe ser ligera- Mente matizada. El mismo Belgrano advertia que buena parte de sus propuestas encontraron obstaculos insalvables que impidieron su implemeritacién. En lo que concierne a sus iniciatives sducativas, vale mencionar que la escuela de Matematicas propuesta por él fue clausurade por 'a Corte, pues los espafioles se oponian a su ereccién. La escuela de Dibujo, en cambio, fue desmantelada ya que la Corte consideraba —segtin expresé Belgrano en sus memorias— que “todos estos establecimientos eran de lujo y que Buenos Aires todavia no se hallaba en estado de sostenerlos”, Belgrano también elabors un diagnéstico sobre Ie situaciOn que etravesaban las escuelas del Virreinato, presentando algunos puntos de contacto con el de San Alberto, Llamaba a tomar conciencia sobre el estado de precariedad de la educacién, afirmando que las “escuelas de pri- meras letras, sin unas constituciones formales, sin una inspeccién del Gobierno, y eniregadas acaso @ la ignorancia misma, y quién sabe, si a los vicios” tenfan que despertar la conciencia de [as autoridades, quienes debian “reunirse a poner remedio a tamafio mal, y prevenir las conse cuencias funestas que deben resultar de estado tan lamentable’, llegando a sostener que, en quella situacién “Casi se podré asegurar que los [indios] Pampas viven mejor". "68 1 £7 mamento Hasta. En particular, le preocupaba la situacién que atravesaba la educacién de las mujeres. El 21 de julio de 1840 planteabe, en el Correo de Comercio, que las nifias de Buenes Aires s6lo contaban con una escuela publica, el colegio de huérfanas de San Miguel, fundado en 1755, mientras que las demés recurrian a maestras particulares “sin que nadie averigle quiénes son y qué es lo que saben”. Para Belgrano, darle un impulso a la educacién del “bello sexo" era mas perentorio que edificar una universidad, donde habrian “aprencico algo de verdad nuestra Juventud en medio de la jerga escoldstica, y se habria aumentado el ntimero de nuestros docto- res”, para afirmar preguntando: “gpero equivale esto a lo que importa la ensefianza de las que mahana han de ser madres?” El problema en torno a cémo generalizar ias buenas cosiumbres y la moralidad encontraba una respuesta en la educacion de las mujeres. Entre sus lecturas, el joven secretario ponderaba especialmente las ideas de! Conde Pedro Rodriguez de Campomanes. No era el (nico: de hecho, existia un significative nimero de ios escritos del asturiano ~como el Discurso sobre la educacién popular de los artesanos, y su mento (1773) disponibles en las librorias de Buenos Aires y en las bibliotecas de algunos portefics. La atracci6n que ejercian las icieas de Campomanes residia en su capacidad de tender auentes entre las ideas elaboradas por el Sabio en su gabinete y la resolucién de las neceside des concretas de labradores, comerciantes y artesanos. En efecto, un rasgo saliente que presenté el ideario educativo de Manuel Belgrano tue el eso otorgado a la formacién de hombres industrioses —un arco tematico que incluye desde la formacién del artesano, hasta la del labrador, la hilandera y el comerciante—. En sus escritos, sostuvo una decidida valorizacién de la formacién manual. En su condicién de secreterio de! Consulado de Buenos Aires dispuso la creacién de las escuelas de cibujo, de nautica, de agrioul- zura, de hilanzas de lana y de comercio. En la Memoria dei Consulado del 15 de julio de 1796, Belgrano expuso los fundamentos que justificaban su oreaoién. Sostenfa que, para resguarde: as artes y fabricas establecidas en e! pais, era preciso suministrar los adelantos que permitieran ~animerlas y ponerlas en estado mds floreciente". El secretario del Consulado se preguntaba: ~,Cémo pues, la pondremos en este estado? Con unos buenos principies [...] Los buenos princ’ bios los adquitird el artista en una escuele de dibujo...". El peso otorgado a la formacién profe- sional en sus escritos es tan significative que, segtin Rafael Gagliano, si toméramos el conjunto de su obra, esta podria ser considerada “el inicio moderne del pensamiento y la accién po! tendiente a la articulacién entre formacién, trabajo y mundo productivo" Pero sus ideas renovadoras se entremezclaron con les practicas educativas heredades. n los reglamentos elaborados por Belgrano para la academia de dibujo, donde se estabies que las clases se dictaban desde el 1° de noviembre hasta fin de marzo —con excepcién de canicula— y desde abril hasta finales de octubre, también se especificaba que el ingreso de aprendices negros y mulatos a Sus aulas estaba prohibido, estableciendo como requisito ser ‘pafiol o indio neto. Para ingresar a la escuela los aspirantes debian tener por lo menos 12 os, no asistir con sombrero ni fumar en la sala de ensefianza. Estas lineas de continuidad con es practicas educativas previas también pueden encontrarse en el regiamento de las escucles j2\ Norte, redactado por Belgrano. Las escuelas se crearfan en las ciudades de Tarlja, Jujuy, Tucumén y Santiago del Estero empleando para ello el premio de 40.000 pesos que la Asamblea General Constituyente le otor- aria por su desempefio al mando del Ejército del Norte. A pesar de que Belgrano no alcanzd 2 ‘er las escueles fundadas (una de ellas recién se edificé 191 afios después, en la provincia de 68 {Arata - lorie uw) redacté su regiamento limitando el empleo de castigos comporales (los azotes se reducian al ndmero de 12 para faltas graves y sin que fueran presenciados or los compaiieros), esta- bleciendo que los maestros de primeras durante “les funciones del Patrono de la ciudad, del ani y obras ce celebracién’, al maestro se lo ubicarfa en un sitio distinguido entre las autoridades loceles, “reputiindolo como un padre de la patria”. Ademés, la puerta de la escuela estaria pre. edica por el escudo con las armas de la soberana Asamblea Generel, En suma, su ideario educative combin6 Sus ideas sobre educacién fueron, mas originales que disruptivas, imbuidas de un eclecticismo que Navegaba entre las lectures de Condillac y Smith y un respeto explicito ~aunque por momentos ambivalente— por le ense- Pedagogiay revolucién Mariano Moreno fue el principal referente Gel pensamiento ilustrado de tinte revolucio- Aario en el Rio de la Plata. Como secretario de I A los 12 afios, Moreno ingresé en el Real Colegio de San Carlos. Segun Jorge Myers, Cuando San Alberto visit6 Buenos Aires, los protectores ectesiasticos locales de Morene logreron financiar el viaje a Chuquisaca, La universidad de Chuquisaca, fundada por os jesuitas en 1552, era la institueién més prestiglads para realizar estudios juridiens entre el Rio de la Plata y el Virreinato dl alto Pera, Seance alcanz6 los 18 afios— el joven Moreno partié hacia alli, con el propésito de Seen eAar Sus estudio Primero obtuvo el titulo de doctor en teologia y luego se incornor6 a la Aeadiemia para el estudio del derecho, dence obtuvo el grado de bachiller. Su objetive consistia daa hoarse al crculo de dirigentes que conformaban la administracién colonial, Recordemas Gx6; Por ser cri, Moreno no era un “candidato natural” a ocupar un cargo en la administracion Colonial, Cuyos puestos estaben reservados para los hombres nacidos en la peninsula iberioa, Ei vile a Chuquisaca fue durisimo, demorandose dos meses y medio en cubrie el reco- ITido. Su estadia en la cludad endina fue costeada por Felipe Irierto, un eclesiéstico del Alto Pera, Para sor admitido en les claustros universitarios, Moreno debié presentar ante las autoridades tun documento donde constaba su “limpieza de sangre”, esto es, debio demostrar que entre sus Emtepasados familiares no habia presencia de negros © mulatos. Ala universidad que io recibig coneunfan 500 personas —entre cocantes y alumnos— que se mantenian gracias al aporte de las rentas eclesisticas. 70 0.1 En aquel ambito universitario, Moreno tuvo la posibilidad de leer a Rousseau, Montes- quieu, Filangieri y Jovellanos. Durante los cinco afios que duré su estadia, la sensibilidad de Moreno respecto de la situacién a la que eran sometidos los indigenas se intensificaria; el lujo que caracterizaba la vida de un clérigo contrastaba con los infortunios que debian atravesar los aproximadamente 15.000 indigenas que eran explotados para extraer minerales de las minas de Potosi. Entre los habitantes de la ciudad, todavia resonaben los ecos de la rebelién de Tomas tari, el lider insurreccional indigena que se habia levantado en contra de “corregidores y cures doctrineros”, y que concluyé con su asesinato. Con el propésito de arrojar luz sobre esta situacién de injusticia, en 1802 Moreno redact: su Disertacién juridica sobre el servicio personal de fos indios. Segtin Oscar Terdn, en 2a: escrito, el joven Moreno no hizo recaer sus oriticas en la figura del Monarca—a quien denomine “Padre clementisimo de los indios"—, sino en sus delegados y vicarios presentes en América, ‘Moreno elogiaba a la Corona, al tiempo que exigia la abolicién de los servicios forzedos y lenzabe ung acusacién contre los funcionarios coloniales que explotaban a los indigenas, recorendo que en ninguna guerra europea se habian cometido crimenes tan aberrantes como los que [c espafioles infligieron en América. Tras la abdicacién de Femando Vil en favor de José Bonaparte en 1808, los acontecimien tos tomaron un giro que hubiera sido inimaginable en los meses previos. Moreno aprovechs |= cocasi6n para tensar atin mas las relaciones entre criollos y espafioles. En su Representecisn o Jos labradores y hacendados (1809), exclamé “iviva el Rey y muera el mal gobierno!” Be) consiga, Moreno disosiaba la figura de los reyes de la explotacién avasallante que ejercian s representantes en las colonias sintetizando su apoyo al Rey y, simulténeamente, su repudio 3 ‘quienes tergiversaban las leyes de la Corona. Como el cautiverio de Fernando Vil se extendfa, Moreno camenzé a poner en du legitimnidad de una Corona que estaba ausente de hecho. La necesidad de suplir al Rey la soberania un problema candente que desaté un intenso debate politico. La creacidn Juntas de Gobierno en Espafia —designadas como érganos de gobierno legitimos durante ausencia del Rey— habilité Ia posibilidad de hacer lo propio en América. Moreno buseé apoya en los argumentos de la teoria social cldsica —fundamentalmente en Rousseau— para otorgs: sustento a las nuevas fuentes de legitimided, éCudles son los argumentos generales sobre |os que se fundamentaba la legitimidac =» teoria social clasica? El pensamiento de Rousseau se ubica, en términos generales, on Ia 7 del pensamiento moderno. Sus ideas estén indisolublemente ligadas a Ia forma capitalist organizaci6n de la produccién y, por ende, a una progresive desanaricion de los rdenes mentales ce le sociedad. El pensamiento rousseauniano bused establecer la igualded jur’s centre las personas. Para el “legisiador de las naciones”, el ‘inico elemento natural que com: una sociedad eran los individuos. 4Cémo es posible ia sociedad? A través de un contrato s entre quienes la componen. Muy sucintamente, mencionemos que el contrato social no #s une hipdtesis empirica, pues no postula que haya existido un momento hist6rico donde los hom llegaron @ un acuerdo de convivencia. En cambio, llama la atencién sobre los problem: conlleva carecer de un consenso basico que resguarde la convivencia. Moreno comprencio que ese momento habia llegado con la ruptura del vinoulo colonial y resumi6 su convicc afirmando, en la Gazeta de Buenos Aires: “Estamos ciertos de que mandamos en nuest: corazones". trata - Marto b a s . En este contexto, pensar lo educativo no resultaba una tarea menor. Entre las funciones asignadasa la ecucacion proyectadas por Moreno, destacaba [a intencién de construir un nuevo sujeto pedagGgico: el ciudadano activo, en reerplaz0 del vasello fiel. Moreno no sélo se interro~ gaba sobre la naturaloza de la ligadura que uniria a los hombres, sino sobre las practicas y los rituales a través de los cuales se forjaria dicha uni6n. Para ilustrar el problema, Moreno relataba una escena ejemplar: la jura de Fernando VI Un bancia del gobieme reunfa en las plazas publicas a todos los empleados y principales vecinos; fos primeras, como agentes del nuevo sefior que debia continuarlos en sus em- ppleos, fos segundos por el incentivo de la curiosidad o por ! temor de la multa con que seria castigada su falta; el Alférez Real subia a un tablado, jurabe alii]! nuevo monarca, y Jos muchachos gritaban: iviva el Rey! poniendo toda su intencién en la moneda que se les aarrojaba con abundancia, para avivar la grita. Yo presencié la Jura de Fernando Vil, y en el atrio de Santo Domingo fue necesario que los bastones de los ayudantes provocasen en los muchachos la algazara que las mismas monedas no excitaban. ¢Serd éste un acto capaz de ligar a los pueblos con vinculos eternos? [A través de esta imagen, Moreno ilustraba la importancia de cimentar un nuevo pacto social a través de fundamentos y acciones mds trascendentales que los palos y las monedas. Entendia que la educacién constituia la piedra angular para consolidar Ia Identidad de las nue- ves repiiblicas, asumiendo ta dimensiGn politica del proceso educativo, sin que ello conllevase necesarlamente a romper con los vinoulos establecidos por la religion. Podemos distinguir tres grandes acciones de Mariano Moreno en el plano educativo. La primera fue le creacién de la Gazeta de Buenos Aires, el 7 de junio de 1810, que iba unida @ 16 bertad de Imprenta, sancionada el 22 de abril de 4811, La publicacién de un periodico promovia nuevas formas de sociabilidad, a través de la produccién del esorito y la lectura. El regiamento de libertad de imprenta establecia en su articulo 1° que “Todos los cuerpos y personas particu: lores de cualquier condicién y estado que sean, tienen Ia ibertad de esoribir, de imprimir y de ublicer sus ideas polticas, sin necesidad de licencia, revisién y aprobacion alguna anteriores a \a publicacion’, aboliendo los juzgedos de imprenta, pero conservando, a treves do su articulo 6°, la censura de los orcinarios eclesiasticos en los libros que abordasen temes religiosos. La segunda medida educativa se dio a conocer, precisamente, a través de aquel periddicn [Alise intormé que la Junta habia decidido fundar une Biblioteca Pablica. En el articulo, Moreno sostuvo que "Los pueblos compran a precio muy subido la gloria de las armas” y que “Buenos ‘nites 6@ halla emenazado de tan terrible suerte [..] minado sordamente la ilustracion y virtudes que las produjeron”. Por esta raz6n, resultaba urgente establecer una biblioteca due resévar” dase y difundiese la cultura. En la nota, Moreno exhortaba a los "buenos patriotas” a que Se suseribieran a ella, para costear los gastos que permitiesen dotarla de un mobillario adecuado. ‘Asimigmo, nombr6 como bibliotecarios @ Setumnino Segurola y a Fray Cayetano Rodriguez. En quel contexto, la fundacién de la biblioteca surglo —segiin Horacio Gonzalez— “de una nocién de peligro", que tuvo su origen en “la desesperacién y su contrario, Ia absurde fe en la ilusion tel eongcimiento", El articulo de Moreno al que hacemos referencia, lejos de ser un decreto de creacion, adquiere —para Gonzélez— "la textura de un manifiesto liminar’. 72 A —>- Eee 1 Ef momento Husted... La tercara medida que emprendié Mariano Moreno fue tradueir y publicar e! Contrato Social de Rousseau, pues consideraba que esa obre era el exponente de un avanzado esatitu politica. Aun més, propuso que se distribuyera en las escuelas de la Patria. Se trataba de una medida novedosa, si consideramos cudles eran les pautes de lectura que guiaban la ensefianza en las escuelas de primeras letras. Para Rubén Cucuzza, la distribucién del libro de Rousseau 2 las escuelas de primeras letras no sélo resultaba significativa por las ideas del autor, sino porque planteaba un nuevo “contrato de lectura” que reemplazarfa la lectura coral y a viva voz or una lectura individual e interiorizada. El 22 de diciembre de 1810, Moreno mandé imprimir 200 ejemplares. La portada de! Contrato Social traducido por el secretatio de la Primera Junta presenté tres aspectos llamati- ¥08, que lo distinguen del original: en primer lugar, se referia a Rousseau como “el ciudadano de Ginebra’, sugiriendo que aque! libro debia ser leldo por sujetos que reportaban un status social equivalente. En segundo lugar, la impresién del ejemplar estaba especialmente dedicade 2 los venes emericanos”, a quienes buscaba sumar a le causa emancipatoria. Finalmente, se inci- caba que la impresién se habia realizado en la Casa de Nifios Expésitos, dejando en evidenc’s que la imprenta, originalmente concebida por el Virrey Vértiz como instrumento de gobierno y evangelizaci6n, se colocaba ehore al servicio de los ideales revolucionarios. Existen controversias sobre el destino final de los ejemplares del Contrato: para algunos. estos nunca llegaron a manos de los elumnos, mientras que, para otros, apenas cirularon en 125 alas, ya que fueron considerados inadecuados pare la funcién que debian desenvciver celados por el Cabildo el 5 de febrero de 1811. En cambio, fue utilizado con fruicién el Tr tad de las obligaciones de! hombre, del sacerdote espafiol Juan Escéiquiz —que ya habia sido recomendado en 1774, para que fuese repartido gratis por (nica vez entre los nifios pobres. £1 Cabildo imprimi6 1.000 ejemplares del libro en cuestion. Ese mismo afio, también se adquirie- ron 268 ejemplares del Compendio de gramética castellana dispuesto en didlogo que también cebian repartirse entre los nifios que asistian a las escuelas de la patria. En suma, las iniciatives educativas de Mariano Moreno chocaron con una situacisn o- ca inestable. Los ideales educativos que buscaba difundir requerfan un tiempo con 2! qu 0 se contaba. Probablemente, los apremios de la guerra, las enormes dificultades para au soluntades y recursos econdmicos constituyeron el mayor obstaculo de los nuevos grupos cir centes para impulsar el nuevo proyecto educative. ‘Arata - Maco : si = Bibliografia Chenier, R. (1995). Espacio piibico, extica y desacrelizacién: fos orfgenes culturales de la. Revolucion Francesa. Barcelona: Gedisa, ‘Chiaramonte, J. C. (1982). Pensamfento de la llustracién. Caracas: Biblioteca Ayacucho. Cucuzza, R. (2002), “Leer y rezar en la Buenos Aires aldeana”, en Cucuzza, R. (di). 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