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CAPITULO 16 ESTADOS UNIDOS Y AMERICA LATINA, DEL INTERVENCIONISMO A LA COOPERACION (1918-1939) Por ENCARNACION Lemus ra Titular de Histon Universidad de Huelva or cai digstades Unidos entra en la Guerra Mundial, introduc ndo con n cambio radical en su tradicién de mantenerse al margen de los asun. terneiocet eran fuera del hemisferio occidental. La mowed focacion in. Eanacionalista y el compromiso con el pacifisme y la corresponsabilidiad con Europa en la construccién de una politi. internacional resuliaron ser inicia, pera fest’ Ae la administracion del presidente Wilkos quien se implicé personialmente en la redaccién del Tratado dle Per yen la construccién de un Organismo que concertara mediante Ian iacién la nueva politica mundial la Sociedad de Naciones: de manera que al teat te los republicanos en las glecciones presidenciales de 1920 implico tn Hee evuelta a ta normali ws ceeit, la retirada de fa escena mundial y el replicas hacia una poli ion Sah @ la que también se quiere adjadicarel sentide tenn no ine ® embargo este repliegue voluntario serfa pasajero ¥ mac deen dlo que real, ya que tras la Primera Guerra Marien Estados Unidos se habia cOnvertido en una gran superpotencia y desarrollé ne politica exterior en consecuencia con las nuevas circunstanciae Life capitulo analiza bisicamente la reeuperacién de esa py alitica conti cad ls distintas formulaciones ideoligicas “la roalieacse Practica que €ada una de ellas implica— que presidicron les rate xteviores entre Es {acos Unidos y América Latina hasta 1941 y presig especial interés a las dis (intas interpretaciones historiogriificas sabre el tema acdos Unidos tras la Primera Guerra Mundial el nacimiento de ran potencia Tradicionalmente se afirma que Estados Unidos, al ferminar ta Primera regia Mundial, se habia convertido en una stan porcia precisamen- tel tulo de un estudio clisico de Wes-Henny Newt, Es 368 tsTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORANEAS {a irrupcion de una potencia mundial Estados Unidos hab tipo a aelas de la Gran Guerra que habia ated Euro} prs, telaciones econémicas que hasta cotuee habia tenido con las viejas Verne ope urOPEas y conseguir saldar antiguas deter Y préstamos para con. te de fel nico pais acreedor. El pesovle cae dinamismo se hizo eviden. 15 oe forma especial en su relacién com have Latina, en cuyo marco esti. Ie inteansa’ cumplitse un doble objetivo lareamenn Perseguido en el siglo xix. Ia integracién econdmica del coninente bene supremacta norteamericana mare lderacion de sun shemisterio oceclenale que debia permanecer ai angen de cualquier intervencién europe: n la coyuntura de la Primera Guang, de Estados Unidos se extiende por Amancy Latina copando el hueco comer ial que dejan las potencias europeas canvirtigndose en el primer perceptor si duaterias primas y suministrador de bees elaborados. En la progresiva imesracion del continente marca un hito ly inauguracién del Canal de Pane ferencia ae cae 1215. Ast, en septiembre del mane aed celebra una Con. ferencia de Comercio Lalinoamericana eu Washington —ta Conferencia Fi critas bajo mmeticana— y la segunda seria en Ise ambas quedaron ins. cnt ila Jas declaraciones de slos principios te absoluta jgualdad politica rida lO’ Estadoss y de #los sdlidos, fundareoncs etemnos de justicia y huma nided», que sonaban bastante incoherenter las frecuentes intervenciones en estos pafses, 2a” Baptiste Duroselle, en una perspicaz apreciacién, indica que tradi aistamniennt® [9 Politica exterior de Estados Unine Dresentaba tres rasgos: el con Torani el Contraste entre la politica interiee vin exterior; v en relacién jong anterior dos distintas concepeiones de aes politica que permiten dos Pract Me ilO¥es. una elevada para las cus internas y otra mis Cambie gatd® a los intereses materiales, de caw’ ala politica externa. En cnaruplto de las relaciones exteriores, la pra Faunclado de un principio tradicional deve fismo, y la pretension de desarrolh dad y Iu econémi empleado las pa para cambiar Mundial, la presencia econémica ctica se sitda en el eruce entre el stencia al imperialism, el paci- far una politica en beneficio de la hunt rroate gweda solapado tras In defensa de keen opios intereses 08 nacionales, En este contexto, los ob ctivos internacionales de Wilson resulta naluros a los ajos de una socie i nao tos supuestos del siglo xx yu construir una nueva polit aron de ad que atin no h: le tards en aceptar que debi eee propia de una nueva potencia mundic Panad Sitlo XX. La politica exterior durante te presidencia de Wilson estard Sulada por el principio novedoso del intern’ fonalismo, cuyo punto culmi- nes oii PaPel del presidente en la inspieausge la Sociedad de Ni Ty Gh, 8 les Tratados de Paz de Paris. Un 18 de noviembre de 1918 iado novedosos y pr ana después del armisticio, el Wilson anunci6 su propdsito de marchar n Bose ha, De sontta de la opinién general, al hense de vee legacion norteamerica pa MaRerA Muy especial, desde su py sidencia de la comisién formaca fovas 3 orsanizacién de la SDN —-que se wenn en el hotel Crillon. forz6 en la plasmacién de este orgatierss que Paz Futura y consiguié quie en la seven de delegacios internacionales entendia fundamental para la 25 enero de 1920 el pleno de los *probara Ia creacisn de tina Sociedad de Necloncs peeves ee eeEP EEL yy ESTADOS UNIDOS Y AMt ICA LATINA: DEL IN} ERVENCIONISMO, 369) covce arte nuclear de los tratados de paz, Mientras tanto, en Estados Unidos tae abe importante de senadores, fundamentalmente republicanos, interme, tata due el Covenant ponia en peligro lo més importante en les take nce renee geameticanas: el aislacionismo, la doctrina Monroe y el derecho cade wae 48 inmigracién, En respuesta a esta prevencién norieamericans, Gide vez més grave, el texto Final de la SDN introduje ciertas lormeeagn destiadas a facitar su aceptacion por el Senado: la abrmacion de sce cade pals tendrfa el control exclusive de sus asuntos internos; una aclaracion on a] Senide de que la coctrina Monroe no serfa modificada por el Covenant cl de. Teg ida miembro para retirarse de ls SDN y el derecho de no coche la administracion de mandatos Por otra parte, el papel de Wi Paz seria fundamental en tres tem: reparaciones, Ia cuestién del Sar bién en lo concerniente a la ilson en Ia articulacién de los Acuerdos de as clave relativos a la Europa occidental: las y Renania, y la de Fiume y Dalmacia, tan actuacién sobre la URSS y Extremo Oriente. Sin Gimbargo, Y a pesar de sostener en estos teinas posturas muy diferentes ave de los demas miembros de la Comisidn de los Diez y dlica Duroselle que en la negociacion acepts todo tipo de comprominey te cesiones para que todas las potencias aceptaran entisr- en su SON be regreso a Norteamérica, se encuentra con la declarada oposicién de page’ importante del Senado en el sentido de que, de ninguna manera, se podia aceptar: que Estados Unidos jugara el papel de poli do. x por otra parte, que no se podia renunciat a la docttina Momec y daga, Sue Pases no americanos, en el nombre de un organismo internacional, He an a ocuparse de los asuntos cel hemisferio occidental, En la disensian del snado se presenta la revision del texto realizada por el Comité de Acumen Tiers en el que se adjuntaban una serie de reservas, es decir cinterpre qe iones del texto», que ro exigian su modificacién sino la aceptacion venoval dle esas interpretaciones, ademas le un mimero de enmiendas Ins cutie cy eLfondo, implicaban la no aceptacin, como dejaba claro su concloege vl Comité eree que la SDN, bajo su forma actual, favorecerd las aucrios ea In gar de asegurar la paz. Cree también que el Pacto exige sacrificios a de la independencia y soberania norteamericanas servas son dictadas por una sol de la de los Cuatro, in- fa en el viejo mun- Las rectificaciones y re preocupacion, la de preservar los derechos re eethes ¥ la soberanéa americana... Las otras naciones nos admitiniin en {a Liga seatin nuestras propias exigencias, porque sin nosolros au Lign cece un simulacto y todas sus ganancias sacadas de una paz victoriosa queda ing en peligron En definitiva, el Comit pretarse como obligacion las innovaciones por las que todo Io que pudiera inter- nnacionales permanentes, en ef fondo contra Wilson se habia voleado y que cuestionaban las sacrosantas tradiciones de aislamiento y la docieina Montoe. En dos vonee hes en el Senaclo, Wilson no consiguié apova stificiente t bado el texto de creacién de la SDN y la tatificacion d fa que sb estrategia consisti6 en intentar Hevar el tera al elecciones presidenciales Pero, en primer lugar, e didalo y, por otra parte, | a que fuera apro- adhesién; de mane- la campana para las de 1920, que él intentaria que giraran sabre vsto, Ia Convencién de los demicratas no hte elegide can ls camparia no se bas6 en la Sociedad ni en Europa, 370 HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORANEAS sino sobre el deseo popular de evolver a la normalidads, entendida como no lo debe ser nunca: al pasado, y a la larga result6 inviable, dos 2. La tradicién en la politica exterior de Estados U: y América Latina En su estudio, M. T: Gilderhus plantea el debate norteamericano interno con respecto a la relacién entre Estados Unidos y América Latina como una polémica historiografica mantenida entre dos posiciones: de un lado, aquellos que sostienen la idea del Hemisferio Occidental (Western Hemisphere} como una comunidad de naciones caracterizada por una politica de valores y aspi- raciones similares y con una experiencia comtin compartida, Para ellos las re vohuciones liberales contra las monarquias europeas del siglo xix imprimen un cardcter determinado a esta comunidad. En el otro sentido, los historiado- res han interpretado estas relaciones como el reparto desigual de riqueza, po- der, influencia, en cierta forma, como consecuencia de las implicaciones capitalistas y los propésitos hegemdnicos de Estados Unidos. Es decir, el con- junto de naciones no ha funcionado segin los criterias igualitarios de comu- nidad, sino segdin el concepto desigual de area de influencia. En este sentido, el panamericanismo solo era una trampa trazada para facilitar el control eco: némico y politica de Estados Unidos. Es decir, América Latina, que compar te el hemisferio Oeste con Estados Unidos, ha quedado sometida a su poder hegeménico y convertida en su drea de influencia, estableciéndose asi una re lacién desigual y dependiente. Asf, el criterio para desarrollar una politica ex- terior es en qué medida incrementa el poder de Estados Unidos y no si se di rige al implemento de la ademocracia», «desarrollo econdmicor 0 «derechos humanoss, factores que pueden ser también considerados, pero de forma se- cundaria frente a los de «seguridad, wacceso militar exclusivon, «influencia politica» 0 xestabilidady En esie debate, la obra de Samuel Flagg Bemi —The Latin American Po- licy of the United Staies (1943, reed., Nueva York, W. W, Norton, 1967)— cons- tiluye una referencia clisica en el desarrollo de la interpretacién en la linea Hamada «nacionalista», que considera Ja politica del Buen Vecino de Roose- velt como orientada a liberar el Caribe y América Central de los protectora- dos de potencias ajenas y que permite un importante desarrollo de coopera cibn y solidaridad interamericana contra las potencias del En sentido muy distinto, Gordon Connell-Smith en The United States and Latin America: Au Historical Analysis of Inter-American Relations (Nueva York, John Wiley and Sons, 1974) pretende ilustrar las técnicas norteamericanas de dominacién, contral, manipulacién y explotacin. En esta linea se han publi cado las obras mas recientes, que, de una manera u otra, subrayan los ef tos de competicisn y desigualdad. Por ejemplo, el capitulo de Robert Freema Smith para el volumen IV de la Historia de América Latina de Cambridge —#L inoameérica, Estados Unidos y los poderes europeos, 1830-1930»— en el que el autor sitia las relactones diplomaticas dentro del context de politica de gran poder y rivalidad econémica y se refiere a la armonfa panamericana como a una estratagema retorica. 77 ore eee ee PPE FSTADOS UNIDOS Y AMERICA LATINA: DEL INTERVENCIONISMO. 371 En el extremo de esta corriente. » Lars Schoultz, en Beneath the United Stax tes: A History of U.S. Policy tons ‘ard Latin America (Harvard University P ess, 1998) argumenta que «la predominante creeneis A ue los latinoamericanos constituyen una rama inferior de la e specie hum de la politica de Estados Unidos en miacis minado las decisiones tom: nana» ha constituido el cenizo n con América Latina y ha deter adas para proteger sus intereses Br ima situacion intermedia, el trabajo de M.' Ciilerhus plantea que los politicos norteamericanos han recuiric a) panamericanisino, invitando a América Latina a formar parte de un sistema teelecel ara mediar en dispu- depeumpllar el Comercio y superar ls influencias europeer yee este sentido, dkpendiendo de los gobiérnos, los partcipantes pode avanzar en Jos int dad No obama oS obteniendo condiciones de pa, prospecided © seguri- dad. No obstante, en este acercamiento América Leica persigue sus propios ere pee a & menudo considerando una realidad difeane eae que se asu! me por el vecino del norte, Muy esquematicamente pod politica exterior entre Estados amos decir, siguiendo a H. Molineu; que la Unidos y América Latina se construye median. revelers piado de intereses, de objetivos y de medios, Haice tse intereses $0- bresalen: Ia proximidad geogrélica, el elecio del ceo sobre América Latina £2 la Posicion mundial de Estados Unidos tras la Prive Guerva Muindial, Ja Fiqueza en recutsos estra los fuertes niveles de comercio e inversién, jetivos ees antervienen también motivaciones humanivarine Entre los ob- soe onetattan los de: mantener el acceso a los recumnat naturales; impedir dled tala yretencias (las potencias europeas oceidentales en primera mitad et siglo y luego la Unién Soviética) tomen posicice estrate; militares 0 econémicas; contener revoluciones o desestabilizar r volucionarios, impulsar el crecimiento del ca concreto, mantener el control del Canal de P, En cuanto a los procedin contrariamos: el es fuetzas armadas; el empleo de asistencia milit Ie estabilidad en caso de ser amenazada; la eden a los esfuerzos o la sancién a los paises que quieren nacional jones norteams nas; la introduccién dentro de América Latin, nsacién de amenaza de ln deme Cweniente del exterior del hemisferio y, ashing promocién dks Ja democracia y los derechos, Tambien Joseoh Seren he United States Gi Latin America, A history of america diplomacy, Pac -2000— introduce to- os esos factores al historiar las relactones entre on subcontinentes, as, politica, ercio y las inversiones y, en nos para hacer efectivos los objetives citados, ‘ablecimiento de lazos con gobiemnos aliados » con a ‘ar y econémica para consalidar 7-1. LA POLITICA EXTERIOR CON AMERICA LATINA DESDE Estanos Unipos Sobre este marco de intereses, objetivos y es la politica latinoamericana de Estad actualizacién de fa muy tm puede ias, podemos presentat fos Unidos a principios del siglo xx coma la ncionada doctrina Monroe, que pedasdp, Guedar sintetizada en tres principio No se admitéa la icamente * Hntervencién europea en las cuestiones del continente 372 ISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORANEAS No se admitfa que los europeos aftadieran ninguna colonia a las que ya posefan en el continente Se alimaba que Estados Unidos no se mezclaria en las cuestiones ‘Segiin J. B, Duroselle, la doctrina tiene dos sentidos: e! moralista seria que Estados Unidos se consideraba-cefensor del continente americano; y el practico, el de que el hemisferio occidental se convertia en una zona de in Fiuencia norteamericana, en la linea de defensa de los intereses nacionales. La doctrina Monroe proporciona la base ideolégica que legitima el dere cho de intervencién que sistematicamente seré empleado en relacién con las naciones latinoamericanas durante el primer tercio del siglo xx, a partir de la guerra de Cuba, y que tendré su mas claro exponente en la ocupacién de Pa- ra disponer del control del Canal. En este sentido, el reconocimiento dle la intervencion recibe varias reformulaciones, una de las mas divectas, Ia conocida como cl corolario de T. Roosevelt, El presidente deduce que, siendo fiel a la doctrina Monroe, si en un momento critica de la vida de un pais ibe roamericano no puede intervenir una potencia europea y se da el caso de que sea necesaria una intervencién —en ¢l sentido moralista, portadora de una nisin de orden civilizador-—, entonces 2 Estados Unidos le corresponde el deber de intervenir, podrfamos concluir que se autoconcede ese derecho, es lo que se llama la politica del big stick de Roosevelt Prescindiendo de la envoltura ética, este derecho fue entunciado ante la necesidad de reclamar detidas de Estado: se sostenia que en caso de que wn Estado latinoamericano manifestara escasa voluntad en ordenar sus finanzas y fuera deudor erénico, correspondia a Estados Unidos y sélo a ellos recurrit al uso de la fuerza y obligarle a introducir las reformas necesarias, incluso si fuese en beneficio de acreedores europeos. Como indica Molineu, se justifica ba la intervencién norteamericana para prevenir la intervencién europea v proclamaba la hegemonia norteamericana en el area, estableciéndose como Empresario y policta. Para T. Roosevelt obedecfa también a la necesidad de mantener el orden en el Caribe, por eso: «Si no existiera ya la doctrina Mon- toe, habria que inventarla, y no era tanto una cuestion de legislacién como de prietiea politica Para la Administracién del presidente Taft, el principal propésito de la politica exterior norteamericana consistia sencillamente, olvidados los mora- Tismos, en proteger e impulsar la inversién en el exterior, y, ademas, situaban sin reparos la clave de la influencia internacional del pais en su potencialidad econémica, Se admitfa, también, el empleo de las fuerzas militares para pro- tenet la propiedad y los intereses comerciales, por lo que los paises de Arm ica Central y el Caribe resultaron especialmente vulnerables, esto es lo que se ha conacide como la Diplomacia del dolar: 2.2, DESDE AMERICA LATINA: DEL COLONIALISMO AL, NEOCOLONIALISMO En cuanto a América Latina, podemos decir que evoluciona, en conso~ nancia, desde el colonialismo al neocolonialismo. cles rasgos, en el pi tercio del siglo xx hasta la Gran Depresién se inscribe econdmicamente ESTADOS UNIDOS Y AMERICA LATINA: DEL INTERVENCIONISMO, 373 ica Latina en una onda de larga duracién de expansién econémica que habia conocido en la segunda mitad de la centuria anterior distintos ciclos nacionales, o mejor regionales, unidos a la expansidn en la comercializacion y explotacién de diversos productos naturales 0 materias primas: asi, el ci Clo del café en la zona de Colombia y Brasil junto con el caucho; el guano, después el cobre en Perit y Chile, el trigo, carne y lana en Uruguay y Argen. tina, por ejemplo, y, finalmente, el ciclo del petrdieo que implica a México y Venezuela. Rasgos comunes de esta productividad son la sumision de la pro duccién a la comercializacién y la tendencia al oligopolio, la formacién de grandes compantas explotadoras nacidas en el concierto de intereses entre las oligarquias nacionales y la potencia extranjera. Cuando surge el conflicto, bien interno entre las oligarquias, bien en forma de oposicién social y protes. ta, bien ante la posibilidad de competencia de una potencia europea ~-Gran Bretafia, Alemania, Francia—, se resuelve mediante la intervencién politica o abiertamente militar En relacién con el doble principio de la politica exterior de Estados Uni- dos —de moralidad y de simple cobertura de intereses—, sobre el caso con. creto de América Latina, la accién exterior se basa, pues, en la misma doble motivacién complementaria, la estratégica y la econdmica, ocasionalmente legitimadas a través de un ambiguo Panamericanismo. La estratégica se ce fra en la ampliacién y consolidacién de un area de influencia que abarca el Caribe y la América Central, un area de seguridad, y constituye un principio estructural en la politica exterior norteamericana mantenido desde 1898 du rante todo el siglo xx. La econ6mica se expande por espacios mas amplios y con posterioridad a 1914 se intensifica vertiginosamente y se extiencle por todo el continente, acudiendo a la aplicacién del corolario de T. Roosevelt, Hegado el caso, Frente a esa formulacién se enuncia una menos conocida teoria Drago —canciller argentino— que proclamaba que el uso de la fuerza no era aplicable en la reclamacién a acreedores, aunque éslos fueran los Es. tados Ciertamente, el desastre de la Primera Guerra Mundial y la consolidacién de la supremacia norteamericana no significaron la desaparicién inmediata de los contactos y las relaciones exteriores de América Latina con las nacio. hes europeas; antes bien, la razén de su existencia y el obstaculizar una siem- Pre posible recuperacién justificaron la politica de intervencién norteamerica- ha en el primer tercio del siglo. Hay que tener en cuenta la procedencia his. torica de los pobladores y su legado cultural, pero también la continua inmi Bracién europea que aviva ese legado. Por un lado, las relaciones con Espana durante Ja década de los veinte reciben una atencion sin precedentes que se Sintetiza en Ia multiplicacién de los contactos diplomaticos, la apertura de hucvas embajadas y legaciones y el despegue de un sentimiento de comuni- dad cultural impulsado bajo la formulacién de Hispaiisino que tendra en in. telectuales como Rafael Altamira valiosos valedores y justilicars como simbo logia de umidad ia conmemoracion det 12 de octubre como Dia de la Hispani. dad, iniciativa del presidente argentino Yrigoyen. Esta actuacién implica ana insuficiente pero clara respuesta a ta propia idea de comunidad pantamerica na, considerada manifestacién de la hegemonia yangui, asf como a la compe luencias culturales de procecencia europea ~-las de Francia ¢ Ita. 374 HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORA lia— encuadradas en Ia extensién del vocablo Latinoamericano frente al de Hispanoamericano, hoy en desu Francia, ademas de su atractivo cultural, siguié sosteniendo una cuota en declive de comercio con América Latina y una posicién estratégica en el Ca- ribe. Gran Bretaita mantuvo intereses poderosos no s6lo en Argentina, Chile y Uruguay, sino en Venezuela, en México y en Colombia en la explotacién petro: lifera, que no decayeron hasta la Segunda Guerra Mundial, Especialmente sig- nificativos resultan los contactos con Italia por parte de los paises del Plata, dado el lazo intenso de la inmigracién, y principalmente con Alemania, desde Venezuela, Brasil, Chile y también Argentina, cuya penetracion econémica se paralizé en la inmediata posguerra, pero después de 1920 se reinici6, de ma era que en 1938 Alemania absorbia el 10,3 % de las exportaciones iberoame ricanas y enviaba a la regiGn el 17,1 % del total de sus ventas exteriores. Pero mas importante que la cuota comercial resultaba ser el hecho de que la pi sencia alemana y el atractivo de la ideologia totalitaria del Bje sobre los re menes dictatoriales y autoritarios iberoamericanos jugaran cierto contrapeso a la supremacfa norieamericana y, en cierta forma, modularan la llamada res- puesta de Buena Vecindad, como veremos. Con anterioridad a ese momento, América Latina ya habia buscado el contrapeso a Estados Unidos por la via del internacionalismo de la Sociedad sin éxito, Las naciones latinoai as quisieron jugar un pa- pel en la Conferencia de Paz y once de ellas enviaron delegados (Bolivia, Bra sil, Cuba, Ecuador, Guatemala, Haiti, Honduras, Nicaragua, Pananyd, Per y Uruguay) més México, cuyo representante era s6lo oficioso. Por ratificacién del Covenant, éstos entraron en la SDN; otros seis paises fueron invitacos a adherirse y hacia 1920, la mayorfa de Jas reptiblicas formaban ya parte de la Sociedad, compartiendo entre ellas, ademas del ideal del internacionalismo y el deseo de jugar un papel en la politica internacional, la brisqueda de protec cin contra la prepotencia norteamericana. Aspiraciones todas que quedaron sin realizaci6n. En cieria forma, la SDN podia significar una forma de esca par de la influencia de Estados Unidos en el hemisferio; no obstante, ante la insistencia norteamericana, bajo el contenido del articulo 21, el Tratado in corpors el reconocimiento de la doctrina Monroe, al admitir la evalidex. de compromisos internacionales tales como Tratados de arbitraje o entendimien- tos internacionales encaminados al mantenimiento de la paz y la seguridad. ‘0 supuso la protesta de México que entendia que se le reconocia a Estados Unidos el derecho de intervencién militar Volcada sobre la inestabilidad europea y ante el veto norteamericano y la beligerante politica noricamerieana de exclusién del hemisferio oeste, la inter venci6n de la Sociedad en temas amerieanos result muy marginal, Interpuso su mediacién en la guerra del Chaco —entre Paraguay y Bolivia—, sancionan- do a Paraguay y, en 1932, entre peruanos y colombianos por la acupacién de la ciudad de Leticia. Por otra parte, la ciplomacia iberoamericana sf tuvo la opor tunidad de jugar un papel internacional: Brasil situd un representante en Ia comisién del Covenant. La Asamblea fue presidica en dos ocasiones por perso- nalidades iberoamericanas, los delegados de tres paises iberoamericanos presi- dicron el Consejo y dos distinguidos juristas, cubano uno y brasileito otto, es: tuvievon en la Corte Permanente del Tribunal Internacional de La Haya sestan0s UNIDOS Y AMERICA LATINAS DEL InereRVENCIONISHO. 375 sth yetiza un balance sobee 185 NET NT, diplomat ee le seca in preeminencia exononich politic permnitid dos Unidos adil “J escaso interés pol buena en su excl >, consider Cuando Joseph cas interamericanas Te SDN no hizo nada pare, uerva Mundial habia jental. Y afiade que wn para Estado: aval de noviembre de I 1 el Pacifico, Primera G fl hemisferio occid fo que estas nAcior Fon de Ja Conferencia N pparto de la influe aval en 0 gan en el trp, € él se produce el colapse de Ton se Phas y se acentia 1a tendene a anterior practicamente © ‘an potencia rap in la tnica gt curopeo. Resumiendo esquematicame curprerve estrechamiento de) ‘consumo Y> tos industriales % & 1a [are como F casos de wna cierta ‘ dustrializacién por sus! GRatmente después de 1937 “Par slarmente en Chi deere todo, en eb tiempo de Ta guerra. La Histo Y, Sojque editan Joan del Alci22 y otros analiza d ret ge incipient industrializa on, aceptando fa i Hrcpaeto de la Gran Depresion derive hacia & Ja econom jmplantar un model Jos se encuentr® ¢ is Unid Washington Pat 28 U 921 en elas nacio! ‘Unidos se complet ahi acontet impor! acimient ue empieza a convirti ‘a partir de por tanto, de k Rspuesta, el file, Brasil y A 1 Contempord 0 en al tin nidamente & nde jntervencid! 30 idea de Gu ma mayor fo de erecimien que el tatal ‘Junto @ la economé fal en la politica interi orientada @ otro procs mnto y aun el rel 4) mmantenimic a también €s neces or, de un lado el sjiearquices ahora transl te intereses econmicos 11a fa. de ot¥, la exPar res Jad, Ja emurtaciGn de 18 ideologfa Meas y de Ta realidad socials ¥ ‘aun comurtis ideas Se la Gran Depresion. Fra 1930, el comunisme S€ te por toda América. Bi 16 en Brasil, Cuba y a particular arr’ » Armypacto se produce sobre MOE dando jonaria y sol Spo Ia formula singular 4 ible contexto de alternative cia por P va for er politica ex ‘azilfascist Ambas situac ‘Chile; 0 0 “Apristo. ante de Estados weoewr~~-- politicas se enum de hace * fon 1a Buena Vecitndad FI apogeo del inter ce el intel sxtendida, que red n, y considera } presidente Wilson Hoover como de renunck Jobar fodo ent No solo porque se proton sino también porane 8 x concepeion mas © jnistracion del Fre republ 1933 bajo la tonica del Jos conlictos & ppto de coop ‘clos proposites tl final, con Hoover Pa" ae cone wun ap muy al oraniados en dictatorie aguardia za activamen a que a que 18 el re la Gran Depresion, nes latinoame o repliegue ce también jacién de pro- notarse ea de Anié- e fenome: A. Frank de dife- reso funda: de Me Tos reeimenes antoritavios © ge Jos on gran beneplacito ROT vieano—, no solo cor nor eavales, sin amora con dove motivacion: por nsion de kas abstan da fas Tin este do Unidos la etapa interven e 1918 y ven ell no se redueen Ny porguye Solo tiendo, tal 376 HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORANEAS vez, el principio de la década de los treinta en una fase de transicién, que sélo, y aunque sea arriesgado afirmarlo, la progresiva tensién internacional trans- forma en politica de Buena Vecindad aplicada en casa, es decit en el tan pro- clamado hemisferio occidental. En relacién con los primeros afios, los de la presidencia de Wilson, creo que podemos aceptar con M. T. Gilderhus la contradiccién planteada entre los dos objetivos wilsonianos, su politica de intervencién en el hemisferio occi- dental y su teorfa de los Catoree Puntos y la SDN: ¢c6mo podria coexistir Ja doctrina Monroe con la filosofia de los 14 puntos? Era contradictorio auto: proclamarse policia en el hemisferio y sostener concepciones de soberania y autodeterminacién para el resto del mundo. Durante su administracién Wil son envié tropas para controlar Ja inestable situacién de Haiti, de la Repabli- ca Dominicana, Nicaragua y Cuba, intervino en el desarrollo de la Revolucion mexicana y forz6 un Tratado con Nicaragua. Todas estas intervenciones se desarrollaron, no obstante, bajo la creencia de que Estados Unidos debia ase gurar ol establecimiento y la proteccién de gobiernos democriiticos en Améri- ca Latina, por lo cual la Administraci6n demécrata siguié el principio de no reconocer a los gobiernos revolucionarios en base a: «ensefiar a Latinoameéri- ca a elegir buenos hombres... Ningtin gobierno latinoamericano deberia ser reconocido sino ha sido formado mediante lineas constitucionales». Con esta actitud, se generé un gran rechazo por parte de los pafses iberoameris tanto que M. J. Kryzanek considera que el estudio de la gestién, no sélo tiene interés por ella misma, sino también porgue ha tenido fuertes implicaciones en las relaciones posteriores de Estados Unidos y América Latina. No obstante, hay que reconocer que la Administraci6n de Wilson intenta avanzar hacia una mayor integracién politica y econémica con los paises mas fuertes, Argentina, Brasil, y Chile, que constituyen desde ahora el grupo cono- cido como ABC. Hasta entonces, s6lo Brasil tenfa embajada y entonces se ele. varon a embajada las representaciones en Argentina y Chile. Harding, Coolidge y Hoover, los presidentes republicanos, fueron mas conscientes del precio en hostilidad que tenia el intervencionisimo, asi que de- cidieron sacar los ejércitos de alli conde no peligraran los intereses norteame. rieanos, Por algo se ha dicho que los republicanos retornaron a la anterior po litica de Taft, La diplomacia del délar. No obstante, el proceso no podia ser lx neal ni sencilla y se dieron muchas situaciones de vuelta atras; en suma, el cambio sélo se afianza con la llegada del presidente Hoover. En principio, se comienza la evacuacién de los militares de la Reptiblica Dominicana como en el caso de Haiti, eso no queria decir que dejaran de controk caliclad, y en Nicaragua la retivada quedé aplazada por el recrudecimiento de la guerra civil Al final de ta década, sin embargo, va reforzandose el objetivo del re gue militar, en el sentido que expone en 1928 el Memorandum Clark —que ya el nombre del Subsecretario de Estado, J. Reuben Clark, un pronuncia miento contrario al corolario de 'T. Roosevelt como justificacién de la inter- vencidn militar: En noviembre de ese mismo aio, semanas despues de su elec Cién, Hoover se embareé para un viaje por (oda América Latina que defini como «una visita amistosa de un buen vecino a otro: en Argentina, por ejem- plo, afirmé su creeneia en «el principio de igualdad entre los Estados»; por aD BSTADOS UNIDOS ¥ AMERICA LaTiNA: DE INTERVENCIONISMO, 377 ello, la historiografia noy Plo de la llamada colaboracion Pero la presidencia de Hoover coin sis internacional en tod ae paPonesa de Manchuria en 1931 eed 4 depresion dificult que Ans Calida de los precios intern, ‘duccién al minimo del comer ‘Cohomfas exportadoras. Lan Y reducci6n de gastos de Ip situacién, mediante la apr Os aranceles aduanenas Act. Las repiblicas | das para pode nA mds reciente sitda en Hoover ef princi cidi6 con el comienzo de | la mayor eri- dos los érdenes, anunciad: 'a por la Gran Depresign y la ¥ {@ colaboracisn se interrumpig ica Latina enfrentara su deve I colapso de saciot hacia el fortisimo proteccignign Administracién Hoover no hizo sine empeorar Ja bacién de la Tarifa Hawley Sinooy a 1930, que Fija $s altos de su historia, y lNepoen tase el Re rar mamericanas se sintieron abandonla: : lk : * encarar mejor la recuperaciém, Sf que emplearon los foros in. emacionales para denunciar ef macy ‘ionismo norteamericano y, on en aes Conterencias panamerieones an Final de la década s en Ambitos para la erfties Hoover ha sido consid bien como convirtieron Jo, notice econémice. De modo que, finalmente, ‘srado, no s6lo como padre de ln depresion, sino tam, alguien que volvis la espalds a fee necesidades econémicas ele sug Si ditisimos nuestra mirada hacia e Area del C; poles ce, 1898 en zona estratégica, oes len politico en el interior de I re La wy cl continuo intento de Esters Unidos por tomar el contral, Disa ta presidencia de Taf, as fuertes meee pies financieras y en infraestructars Clesarrolladas en Haiti terminason Plicando al ejercito norteamericare ne sa, £seena para la defensa y proteccion dle esos intereses. Tras la eald © ¢l asesinato del presidente Sant Por una tur ba desaforada en 1915, la st aci6n del pats desembocé en ua ca0s y Wilson Ameo el eiercito para’restableces le ma ¥Y Pera impedir intervenciones de franceses, briténicos o alemanee [alo la supervision norteamericone fo el do presidente del Congreso haitiar: {hilippe Sucre Dartiguenave, we sin cambios el Tratado Estados UnidosiHaitt de 1915 a la potencia nombrar un “Peteeptor de aduanas», se fie Ja deuda publica sin la ameter del pre venta 0 cesién de suelo hast, ‘aribe, convertida geopoliti- ‘amos un panorama de desor admitis Por el cual se permitin impedia el crecimiento Sidente norteamericano; prohibis cant emits a Estados Unidos sobrellens ualquier accién encaminada Tia ynet un gobierno adecuado para le pro- eons 8 vida, la propiedad y Is libertat individual». En 1917, este Tate dlo se comprometié para un perfor de veinte aftos y en 1918 fue corregico Haiti ee alt 8 aprobacién norteamericee de toda propuiesta legislativa en Halts, es decir la plasmacion de protectorado ivo. Es cierto que, du. rante nes importantes en in # ocupacién, Estados U fraestructuras, salud y ¢ "iva, pero ello na compensé la 9posicién haitiana haitianos no vieron en ello una Cpormupidad de desarrollo sino una noes forma de colonialism, slay en Ia Reptiblica Dominicana, rae el asesinato del Del otro lade de la Presidente Ramon Caceres, en 1916. we esarrolla un nuevo periodo de was mero, es nacionalistas se hizo con el seve ira interior y cuando una de lay f ‘rol, Wilson ‘envid tropas que, primes confiscaron las rentas te dos vealizs inves nizacion administra Por la ocupacién, pues los | aduaneras, y 378 HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORANEAS. luego, terminaron asumiendo las funciones ejecutivas y legislativas cotidia- nas, Las tropas permanecieron en el pais durante ocho afios y en ese tiempo se realizaron reformas modernizadoras importantes en educacién y sanidad. ‘También se organizé una fuerza policial destinada a reemplazar a los mari- nes en la custodia del orden interno. Aun asf, la ocupacién provocé una constante oposicién que, organizada en forma de guerrilla, alacaba conti- nuamente al ejército ocupanie, Finalmente se comenz6 Ia retirada en 1924, sin dejar de ejercer un control en la vida interna y, sobre todo, en los asun- tos financieros. Ademas, la policia organizada por Estados Unidos termind siendo controlada por Rafael Trujillo, destinado a ser de por vida dictador amigo de los intereses de Estados Unidos. La administracién Hoover propu 0 un Tratado que gerantizaba la recuperaci6n parcial de la soberanfa pero admitia la supervisién de la fiscalidad, fue rechazado por ello por el Congre so dominicano y en realidad las tropas permanecieron hasta 1934 y el con: trol fiscal hasta 1940, En cuanto a Cuba, empleando ta Enmienida Platt —incluida en la Consti- tucién, permitfa que Estados Unidos interviniera en defensa de la vida, la pro- piedad y la libertad individuales—, Ios norteamericanos continuamente se in- miscufan en los asuntos cubanos, Bn 1917, en medio de la pugna electoral en tre liberales y conservadores, Wilson envié al general Crowder, que permane cié alli hasta 1923, Como siempre, el pretexto electoral y la justificacién de velar por los derechos democraticos servian para introducitse dentro de las esferas econémicas del pais, en particular en el ambito financiero: en esta ocasién ayudé a que las compaiiias norteamericanas ampliaran sus intereses en la produccién azucarera y, en compensacién, el Estado cubano recibié un nuevo crédito de la Banca Morgan, Bajo auspicios norteamericanos se afian- za la dictadura del general Machado que, si primero se beneficia del alza in ternacional en el precio y el comercio del azsicar, después de 1929 se vera per- judicada por el hundimiento. La dictadura se enzarza en una represidn evuel contra una oposicién cada vez més generalizada, hasta 1933, momento en el que se produce la retirada de las tropas de Estados Unidos, como manifesta: ‘én de la politica de F. D. Roosevelt. Privado del apoyo norteamericano y acosado por una coalicién de moderados y radicales que consiguié el apoyo de la mayor parte del ejército cubano, Machado tuvo que partir para el exilio. Cuba habia aleanzaco para entonces cotas de absoluta dependencia politica y econémica con respecto a la metrépoli Ya dentro de Ameética Central, en Nicaragua, un contingente militar per~ manecia fijo desde la Administracion Taft, adquiriendo propiamente dere- chos territoriales, que quedan reconocidos en 1914 cuando se firma el ‘Tratado Bryan/Chamorro, por el cual Estados Unidos pagaba 3 millones de délares a cambio del derecho en perpetuidad para construir un canal interocesnico a través del pais; el arrendamiento durante 99 aitos de las islas Little y Great Corn, en el Pacifico, y una base navai en el golfo de Fonseca; asi como la op- cién de renovar después de transcurridos los 99 afios esos arrendamiento El Tratado provoed una oleada de protestas en todo el Caribe: en principio, El Salvador y Honduras vieron las cesiones como wna ameriaza a str soberanta, ya que consideraban el golfo de Fonseca como territorio propio, Junto cor Costa Rica, levaron el tema a la Corte de Justicia de América Central y reci- ESTADOS UNIDOS Y AMERICA LATINA: DEL INTERVENCIONISMO. 379 bieron el fallo favorable, que Estados Unidos no reconocié; lo que aumenté las protestas. Ademas, el Tratado no ayudé a estabilizar Nicaragua y Estados Unidos jug6 su papel en los perfodos electorales de 1916 y 1920 para ayudar a gobier nos oligérquicos impopulares. En principio, la Administracién Coolidge sacé a los marines de Nicaragua en 1925, pero tuvo que enviarlos de nuevo en 1927 por el reinicio de la guerra civil de conservadores contra Tiberales. La situa- ci6n adquirié una dimensién internacional por el apoyo que el presidente me- xicano Plutarco Elias Calle concedié a Jos liberales, lo que se consider por parte norteamericana tna exportacién de la Revolucién mexicana y una cons. picua manifestacién de la conspiracién bolchevique en el liemisferio occiden: fal. La presencia del ejército yanqui y la actuacién del mediador Stimson fa- cilitaron una tregua entre conservadores y liberales, pero no fue aceptada por la faccién nacionalista mas radical representada por Sandino. La guerra de guerrillas de Sandino se alargé durante siete afios y complicé la imagen de los republicanos norteamericanos, la Administracién de Hoover quiiso terminar el conflicto antes de encarar una nueva eleccién y finalmente, en 1933, se llega @ una tregua con los sandinistas bajo promesas de amnistia y reforma, En fe brero de 1934, Sandino fue asesinado por intervencién de Anastasio Somoza, que controlaba la Guardia Nacional creada por los norteamericanos; su fami lia dominarfa desde entonces el pats Por otra parte, la revolucion en México preocupé enormemente a Estados Unidos, no sélo porque estuviera fronteriza, sino por la gran cantidad de inte. reses econémicos colocados en el pais. La polémica y continua intervencién de Wilson en oposicién a la Revolucién mexicana, coneretamente contra el gene. ral Huerta y después contra Carranza, hay que entenderla bajo el prisma del rechazo a los procedimientos antidemocraticos, pero también por el incremen- to de las relaciones econémicas con Gran Bretaiia. Ademds, la Constitucié: mexicana de Querétaro (1917) incluia en su articulo 27 una cléusula, absolut famente contraria a los intereses norteamericanos, al prever la expropiacién y la nacionalizacién de las fuentes minerales en beneficio del bien piblico. Des- de entonces, el objetivo politico en n México consistié en anular en la practica dicho articulo, lo que igue mediante presién, negociando con el presidente Obregon lo que se llamé la doctrina de actos positives. De hecho, los gobernantes mexicanos necesitaban ingresos para reconstruir el pals después de la Revolucién; por la mediaeién de T. W. Lamont, alto finan: ciero de la Compania J. P. Morgan y asociado al Comité de Bangueros Inter- hacionales, se acordé en la Hamada Conferencia Bucareli —Ia direccién del Ministerio de Exteriores mexicano—, la doctrina de actos positivos, que ase guraba a los extranjeros contra el articulo 27 si ellos habian desarréllado sus holdings antes de la entrada en vigor de la Constitucién:; y, ademds, les com: pensaba por las pérdidas sultidas durante la Revolucion. ‘Tras la muerte re- pentina de Harding, la Administracién Coolidge reconocié el Gobierno de Obregén, pero su sucesor Calle negé inicialmente la aceptacién de la doctri- na de actos positivos y hubo que renegociar los acuerdos. En definitiva, en nombre de la democracia y la civilizacién, la Adminis- tracién norteamericana intervino en los asuntos internos de naciones sobeta- has y, en muchos casos, ayudé mds a asentar gobiernos dictatoriales que a 380 HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORANEAS consolidar principios democraticos, Una de las consecuencias de esta politica de intervencién permanente fue el que las naciones del Caribe y América Cen: tral se hicieron politicamente dependientes de Estados Unidos y en muchos casos pidicron intervenciones y compromisos, sobre todo los lieres de faccio nes enfrentadas, con la idea de que aquellos que consiguierat él apoyo norte- americano triunfarian, Una oligarquia conservadora sostenid@ por un ejército norteamericano represot ejercio el control y salvaguardé Ios imtereses econé. micos norteamericanos, y era sélo el principio, porque los efectos de la crisis en la poltica interior iberoamericana ocasionaron una leads de deséreenes sociales y contestaciones politicas que terminaron provocando gol {ado y Ja entronizacion de resfmenes autoritarios y dictatoriales, como los de Rafael Trujillo en Ja Repiblica Dominicana, Getulio Vargas " Brasil, ral Ibafiez en Chile, y la sustitucién de Machado por la ¥ 3 Batista en Cuba, de manera que podemos interpretar que las tropas nortea- retiraban dejando asentadas buen ntimero de dictaduras. CuADRO 1. _Intervenciones del Ejévcito norteamericano et el Caribe ‘Aundvica Central Cuba 1898-1902 / 1906-1909 1 1912 / 1917-1922 Repablica Dominic 1912 / 1916-1924 Haiti 1915-1954 México 191d 1916-1917 Nicaragua 1909-1910 1912-1925 7 1926-1933 Panama 1903 Foun: Matin, 1950p. 4. La politica de Buena Vecindad le Hoover, se ha iden. En La politica de Buena Vecindad, después del ensayo d lificado habitualmente con la presidencia de Franklin Delano Rooseve ella se buseaba renunciar a Ia intervencién y potenciar los OF nacionales de didlogo, convertides ahora en instrumnentos de esta politica ex: abandono de ls esleras de in. terior. En principio, esta politica no implica ¢ ae r 5, la presién direc- ia existentes en América Central y ef Caribe y, adem ellos paises que ta sigue ejerciéndose, y se percibe después de 1941 sobre eran reticentes a apoyar le participacion norteamericana en [8 guerra cambio existe como se comprueba en el conflicto del petvdleo Mexicano, Pot otra parte, en medio de la insolvencia general de buena parte de los Estados, el principio de intervencion F. D. Roosevelt, a partir de 1933, introdujo un espiritu: de mayor colabo- ESTADOS UNIDOS ¥ AMERICA LATINA: DEL. INTERVENCIONISMO. 381 4 de marzo de 1933 en el que proclamé que: «En el campo de la politica mun- dial, dedicarfa esta nacién a Ja politica de buen vecino —el vecino que se res- Peta a si mismo y, porque lo hace, respeta los derechos de los otros-—, el ve~ cino que respeta sus obligaciones y respeta Ja santidad de sus acuerdos en y con un mundo de vecinos» No obstante, su practica politica ha sido objeto de muy distintas interpre- taciones. Una primera corriente historiogréfica establece una valoracién posi- tiva de la Buena Vecindad y enfatiza su objetivo de crear una colaboracién real entre los Estados americanos, concretamente hace hincapié en la idea de reciprocidad, sobre todo a raiz de la firma de los acuerdlos econdmicos bila. terales. Por el contrario, encontrames en T. Halperin una visién mas critica por Ja que la politica de Buena Vecindad es interpretada como expresién del mismo control hegeménico, pero ejercido ahora con mano blanda y, ademas, que no tiene correspondencia alguna con la postura de desentenderse de las dificultades politicas de estos paises y no buscar la reciprocidad en las venta Jas econémicas de las economias con las que contactaba, Bastante mas novedosa es la interpretacién de M. T, Gilderhus, para quien, durante la Administracién de F. D. Roosevelt, la politica de Buen Veci- no engloba mucho mas que una concepcién de la politica exterior en relacion con el resto de America; implica, asimismo, una dimensién internacional del New Deal a través de nuevos acuerdos y tratados comerciales y, con posterio: ridad, la coordinacién de una politica conjunta de oposicion a las potencias del Bje Enfocando la aplicacién real de esta doctrina, en el caso de Cuba, a la cai- da de Machado se establece el gobierno de visos teformadores y nacionalisias -bajo la proclama de «Cuba para los cubanos»— de Ramén Grau S: tin —un profesor universitario de fisica— que quedé abartado por Unidos, mediante la intervencidn del asistente del secretario de Estado Sum ‘mer Welles, Welles procuré que no interviniera directamente el ejército norte americano, sino que empleé los movimientos de Batista, bajo cuya vigilancia se desenvolveria a partir de ahora el futuro de la isla, en la que los norleame: ricanos conservaban la base de Guantnamo. Coincidiendo cronolégicamente con esa situacién critica en Cuba, se celebra en 1933 la Conferencia de Mon- fevideo, un momento culminante de la politica de Buena Vecindad y de re lanzamiento del panamericanismo sobre esta nueva base, pero donde toda- via se perciben claramente sus Ifmites. Con cl objetivo de la distensién, en 1936 se negocié un Tratado con Panama —el Hay-Bunaw/Varilla— por el qui renunciaba al derecho de intervenir ent los asuntos internos de Panama, aun- que quecaban establecidos en a zona del Canal En su dimensién de apoyo al New Deal, ka Buena Vecindad implicé tam bien la reduccién de las barreras acuancras, y en 1934 se aprueba el Acta de Acuerdo de Comercio Reciproco, que autorizaba Ia aprobacién de acuerdos bilaterales con distintos paises y permitia redueciones de aranceles hasta del 50 %, el primero de cuyos acuerdos se firmé precisamente con Cuba, fijande una cuota de importacisn de azticar. Para la historiografia nacionalista cuba- na el acuerdo implicé un efecto negativo a medio plazo, porque dificults la diversifieacion de la produccisn nacional y porque perpetué ln dependencia econémica, En la misma linea de estimulo para el comercio internacional se 382 HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORANEAS Ging el Banco Exportiimport, también en 1934, que si inicialmente prestaba dinero a las empresas norteameticanas que negociaban en el extranjere ie Puce extendlio su accin a estas replicas con la condicién de que el présia mmo fuera empleado en la adquisicion de importaciones notteanerienee Un GaPitulo singular en la firma de los Tratados bilaterales lo aporta In aetneinn dle Brasil, en donde Getulio Vargas, instaurador del autorilosio Beaute Novo, Alga entzando en la onda de Estados Unidos en 1935, pero tambien en la ce uemania, Lala y Japén, y la Administracién norteamerieana tivo gu exbne evar el hecho con Ja mayor sutileza ante In posibilidad de que Beauly og pate det Cono Sur se decantaran por una inclinacién definitiva hacia el Eje ia Situacién mas clara en la que se compruseba el grado de renancia road 4 intervencién sucede con motivo de las expropiaciones y nacionalinecie Tis Bienes de las compaitias petroleras que en 1937 tuwieron Iusas on Be livia y en 1938 en México. En Bolivia, araiz de que las compatiag petroleras CeeS7am a satisfacer una imposicién de tasas para financiar la guerra del Chaco, el Gobierno anulé el contrato con Ia Standard Oil y conlisce cl ccs sarcio. En esta situacién sin precedentes, la Administracién norteameriann Ces ane latea negociacion con el filonazi presidente Enrique Penarands dal Castillo hasta que finalmente en 1941 se Mega a un acuerdo mis ental, ie seal de indemnizacion. En cuanto a México, a raiz de una disputs cobeo las condiciones de trabajo en las empresas, el Gobierno de Larue sare ePlicando el articulo 27 de la Constitucién le 1917, las propiedades Petroliferas extranjeras, incluyendo las norteamerie troliferas apelaron al presidente contra la decision, pero Roosevelt ec wae, Tribeal Rocttina de no interveni: La expropiacién qued6 saneionada por el ‘Tribunal Internacional cuando el Gobierno me companias ya en 1942, 0 ambos ci nas. Las compaiias pe- -xicano acepts indemnizar a | ‘0s, la contemplacién no teamericana ha proporcionado ar- srumentos para el refrendo de la Buena Vecindad, pero la historiografie ie se, ciente explica que una buena razén para esia muestra de prudencia ve falls Serre cf €l caso anteriormente sefalado de Brasil, en el hecho de que al wr, nos Bolivia habia iniciado un proceso de acercamiento econdrnice y wiley Ron Alemania y tampoco se rechavaba que México pudiera hacer ott wana ae manera que estas medidas diplomaticas parecen dirigidas a la disuasion ee Convertir el panamericanismo en un lrente cerrado de opasicicn al Eie Ante el fracaso europeo de contener a Alemania, la politica de colabora: Clon en el continente se manifiesta como algo fimdamental. Sobre elie Ie he ‘oriografia tradicional ponia de relieve que es iberoamericanas se Meee 0m inicialmente muy defensoras de su posicidn de neuttalidad, neve Juego se fueron acercando a la posicién de Estados Unidos de declaracs pene 1 ak Aliados, y ripidamente aceptaron reducir la influcncia del Exe ep Particular de Alemania, que habfa tenido mucha imporiancia en Ie ican Clon militar de algunas de estas naciones, En el clima de colaboracion, sueie declants CSPacios estratégicos y sus recursos a favor de los Aliados y truchas kelararon la guerra al Eje o cortaron relaciones, Esta actitud preccalahe en SngP clones de Argentina y Chile, muy influenciacas por la ideologin naritien ave RO entraron en guerra hasta 1945 cuando queds clara la desrots mbargo, hoy se clestaea el fendmeno de que, con anteriorided 41540 ST SESCLESTLLLEY ESTADOS UNIDOS Y AMERICA LATINA: DEL INTERVENCIONISMO, 383 América Latina renu macién a Aleman Octava Confere el mantenim: ici6 con lentitud y dificul 2 Y se apunta Ja cin neia Panamericana, ‘ad a su estrategia de aproxi ‘cunstancia de que, en 1938, durante la el secretario de Estado, Hull, intenté con fento de ar cy eelis"® ue implicaban las potencias del Eje pore yey mundo en Hibertad y democracia, pero sat deeen faeries oauie un débil efecto, sobre todo en las nacionee tee ricas, por sus fuertes compromisos econémicos y militares cy Alemania. Ya en 1940, los cualeries de Exteriores acordaron el Acta de La Habann que esta [iajauier tervitorio que perteneciera aun Estado » landa, Gran Bretafia) que sucumbi nia) seria protegido y administr una definitiva oposicién al E, 1942, cuando se con lecia que No americano (Francia, Ho. lera ante otro Estado no americano (Alema. do por los Estados de América, En realidad, ho se establece hasta la Confere ira el Gabinete de Defer ncia de Rio de 'nsa Interamericano, © Dansinericanismo ante la entrada en la Segunda Guerra Mundial La idea de que o: isle una especial relacién entre j da en cu ras politicas similares —republican las potencias europeas, y en su aislamiante proporciona la base para la creencia de temas politicos de la conformidad con los de las dos Américas, basa- mo y liberalismo— frente a ogrifico con respecto a Europa los imtereses nacionales y los sis. ciones ibetoamericanas deberian ser modelados en ‘clos Unidos. Esta creencia explica también ls ac piacién a crear un organismo interamericano, le Uraén Panamericana, que principale Ut politica exterior conjunia, situada retGrionmene sobre el fu oe geal fgualdad entre todos los miembros, nation cay s, aun. {HE gn | préctica implicaba el reconocimiento de. Ie hegemonia de Estados Unidos y su derecho de intervencién, EI panamericanismo, que comenz6 a ser e: io con el cambio de si glo en Estados Unidos par parte a lo James G. Blaine, en critering sae £20 2 Ia politica norteamericana inielalnente sass nee por de eats Uegghiamente estratégicos, como hemos indicade, El neq Ambito Becta. Union Panamericana fue exclusivamente caer ona por el interés de qeados Unidos de exparidir su comercio en ln Ammenen ner y tuvo como amnerfonae a \orsauizacion de una Oficina de Comercio para las repuiblicas Jevantabe aia, Washington. Por Ia parte iberoamericana, oe wanna ot intento levantaba cierta oposicién, sobre todo en senclles paises que, como Argenti rales etter cans luette tradicion de acercamiento a las potereies (een ales europeas. Como habiamos indieado, las nacionee ene ricanas bus. Pra fae Sociedad de Naciones un sistema de concierto manwek que equi- dle coe sanctetiente de Estados Unidos en ef drea'y no fuclhacte a jracaso de esa expectativa cuando se aceplé la lormacien de tn or interamericano, cuyo primer intento serio’ g0 de Chile en 1923 fe ron RS: Ht posibiidad real de contemplar un organismo auténtica La Habeas nal S© abe verdaderamente en Ia muy conflicivn Contac de 1a Habana. All, en 1928, se condend agriamenneo] proteccionismo aduanero dle Estados Unidos. A partir de 1928, y en conformmidar con fa sustitucién del nid de Santia diseute en la re | 384 HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORANEAS sntervencionismo, se apunta por parte iberoamericana Ia posibilidad de que eee tan Panamericana se convirliera en un organismo que equilibrara les saoares entre Estados Unidos y América Latina, en el sentido de recanali- var las iniciativas unilaterales de la potencia del norte. La declaracion de Franklin Delano Roosevelt en su discurso del 4 de mar zo de 1933, anteriormente citado, se mantuvo en la Conferencia Panamerica 20 ae ge polenta afto en Montevideo, cuando Estados Unidos acepté que el Temitario de las naciones del hemisferio no podia ser objeto de ocupa tortie a) tiempo que el secretario de Estado, Hull, también declaraba su Dposicién a la intervencién en los asuuntos internos de las nactones, H=¥0 &-08 seeptacion no tuvo mayor alcance que la de wna declaraci6n formal poraue Tall anuld su efecto, al introducir un afiadido de reserva, por el que se Pet pntia la intervencidn norteamericana «excepeionalmente y segiin los princ!- pios de la Tegislacion internacional», Por aiadidura, M. Kryzanck, destaca ite, por ala parte, el hecho de que se firmaran algunos acuerdos advarieres bilaterales también evité la con eneral del proteccionisn, al estilo de a que se habia dado anteriormente en La Habana. ‘a realidad, hasta 1936, en Buenos Aires, no se admitio definitivamente y sin reservas la promesa de no interveni «directa o indirectamente por r= » ja ninguna en los asuntos internos 0 externos de ninguno de los dem: cee 'Y_aun entonees, ni con la presencia del propio F. D. Roosevelt s bo la propuesta norteamericana de crear un comite consultiva interac pe Uiercarieter permanente, que tuvo que esperar hasta la reunién de Tima, 1938, pero como mero organismo consultivo, sin que su intervencion A obligatoria. “ia la guerra, el 23 de septiembre, en la Conferencia de Panamé de los minisiros de Asuntos Extranjeros de las repaiblicas americana, se declare Ie noutvalidad y queds aprobaba la creacién de una franja maritima, una toe te neutralidad de irescientas millas, que rodeando al continente, lo s aaba al margen de la guerra. No se respeto, porque en diciembre se prods tories enfrentamiento naval entre britanices y alemanes con el bombatieo Se coef Spee frente al puerto de Montevideo. En principio, pues, Ia inclina stan del panamericanismo se decidié por la neutralidad, pero como és n0 Fe Te tectsidn de Tstados Unidos, éste promovi el gradual desplazamiento de} adnoamericanismo hacia Ia intervencion entre 1940 y 1941, a medida que eer miprometia Novteamérica, En La Habana, 1940, de un lado, se aprucha I yo cefalada intervencién conjunta para evitar Ja transferencia de terrijo” Hos: por olta parte, las naciones Ialinoamericanas no desearon ningtin com orice, pero ante la cada vez mas clara inclinacién de la Administracién de Peo eceevelt se autorize que, en caso de urgencia, cualquier pats pudiera tomar una decisign sin ener que acudir a la puesta en marcha del lento, me: coreino cle consultas de la Unidn Panamericana, En el fondo del acuerdo se Rraneuoaba el que Estados Unidos desarrollarn wna. politica internacional de rowimided los Aliados al margen del panamericanismo y silo, produce Ie eeeavdalen la guerra, recurri6 de nuevo al mismo y 2 la politica de colabor Gion, para intentar que las naciones iberoamericanas To secundaran. Part 1 Cesare eiidaridad continental resultaba imprescindible, porque se habia Wettido en el area mas productora de materias primas y recursos estrate PUUSAUS ESTADOS UNIDOS Y AMERICA LATINA: DEL INTERVENCIONISMO. gicos no controlada por el Bje, de manera que su adhesion se convirtio en fundamental para el desarrollo de la guerra. En la Conlerencia de Rfo en 1942, por oposicién de Chile y Argentina, sélo se consiguid recomendat la ruptura de relaciones con el Bje. Estos dos paises se mostraron retardatarios, pero no asf otros: los centroamericanos y Bi Caribe siguieron de inmediato a Estados Unidos, que lidera en este caso a fin nuttido grupo de diciadores, personalmente admiradores del Bje, y que, sin embargo, le declaraban la guetra en noviembre de 1941. Pero ms interés atin tienen las declaraciones de México, mayo 1942, y Brasil, agosto 1942: Mé- xico retomaba, tras varias décadas de énemistad, una politica de acercamien toa Estados Unidos y Brasil se servia del conflicto para potenciar un crecien te militarismo, Joseph Smith se detiene a explicar la reticencia de Argentina ¥ Chile, En el primer caso, se unian el rechazo a secundar mecanicamente las posiciones norteamericanas con las inclinaciones pronazis de los gobernantes } oficiales del Ejército, ademas del considerable peso de la comunidad alema ha en el pais, En tanto que en Chile, aunque se daban los mismos cond hantes, también intervinieron razones de Seguridad, porque su Gobierno te- mid que su largo Hitoral pudiera ser objetivo bélico para un ataque japonés Finalmente, desde 1942, la Segunda Guerra Mundial sirvié para que Estados Unidos retomara su politica de mayor intervencién en Amética Latina, pero esta nueva fase queda fuera de los abjetivos de nuestro capitulo. Finalmente, llegamos a establecer una doble conelusién: por un Tad, la continuidad de las intervenciones en América Latina, en particular en el drea del Caribe y América Central, establecié la creencia de que no existfan restric Ciones al poder de Estados Unidos, por su superioridad econémica y militar Lo cual, a la larga, favorecerd el surgimiento de revoluciones y subversiones Por otra parte, la Gran Depresién y la guerra constatan la ineticacia del Iibe- ralismo para su recuperaciGn, presentan el limite del sistema ¢ introducen tna crisis ideolgica en medio de la cual América Latina se orientara hacia Ta biisqueda de otros modelos, que aun después de In derrota del fascismo aus darin abiertos en América Latina, Entonces, ms que nunca, se plantea Ia al hnativa socialista y su versién comunista, entrando asi en la dindmica de la Segunda Posguerra Mundial y alimentando el circulo revolucionario anterior wente alucido. Lecturas recomendadas EI conjunto de las obras escosidas presenta un recorride cronolégico por lt his: oriogralia sobre este tema desde los propios caetdneos hasta fa actualicad Sart, M. G. (1930): La Politique Etvangere des Etats Unis et VAnéigue Latin, Pav vis, La obra recoge un curso que este profesor de Relaciones Internacionales de ta Uni Vorsidad de Stanford, en California, desarrotlé en Paris en 1930. Tiene el interés de presentar-una inlerpretacién coetinea de los hechos, critica, y expuesta con ineligen. Bia ante unos inlerloculores europeds poco dispuesios # entender el aislacionisme Para la docencia encierra el valor de recoger la materia de unt curso escolar Imprenta del Gobierno (1941); Paz» Guerra. La Politica exterior de los EEUU. (193.1941), Washington, Este libro confiene una yaliosa version, emitida por In pro pia Administracién norteamericana, de In renuneia al pacifismo y Ia salida al aisle

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