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EL LENGUAJE DEL PENSAMIENTO COMO LENGUAJE PRIVADO. UNA CRITICA WITTGENSTEINIANA AL INNATISMO DE FODOR Carlos RODRIGUEZ SUTIL Departamento de Personalidad, Evaluaci Facultad de Psicologia jcologta Clinica RESUMEN En este articulo se realiza una critica del mentalismo innatista de Fodor (y Chomsky), a del cartesianismo y de las entidades internas que realizs el segundo Witt- genstein, Wittgenstein demuesira que un lenguaje privado, anterior a la lengua matemna, pos tulado por racionalistas y empiristas, es (Iégicamente) imposible. El lenguaje del pensa ado, Frente a sit mediante la crit miento, postulado por Fodor, puede ser considerado como tal I psicologia computacional, para lo cual no existe el aprendizaje sino la psicologfa “natura Jos interme- rguaje pr lista dios, En conclusién, ka psicolo 16gica), semiintica y activa Palabi natismo, mente, lenguaje privado, Fodor, Wittgenstein ~ segiin [a cual el nino aprende los conceptos en “redes’, sin atravesar fa deberd ser: no reduccionista, no dualista, contextual (eco- as clave: | ABSTRAC The languaje of thinking as private languaje. In this article a critical analysis of Fodor's (and Chomsky’s} innate mentalism is presented. In order to accomplish that we con- sider the critique of Cartesianism and internal entities as stated by the Second Wittgenstein. As Wittgenstein showed, a private languaje previous fo the natural language, as is postulated by rationalist and empiricist philosophers, is not (logical) possible. Fodor’s linguaje of ional psychology, that deseribes the lcaming process as the actualization of innate concepts, we defend a “naturalist” psychology, ‘ork of concepts without going through any inter mediate stales. In conclusion, psychology ought to be: not reductionist, not dualist, econtex. thought is sucl a private Besides his computa that considers the infant as learning a nel tual (ecological), semantic and active. Key woords: innatism, mind, private language, Fodor, Witizenstein. psiquico que, en parte, recoge las facultades - del alma de la tradi ica (Fodor, Jerrold A.Fodor es més de como fildsofo de la psicologia pr uy conocido, ade- in escol ximo a las posiciones de Chomsky. por la ex: posicién de un ambicioso modelo de aparato Psicothema, 1992, vol. 4 n° 1, pp. 189-182 ISSN 0214-9915 CODEN PSOTEG 1986). Segtin dicho modelo existen faculta- des horizontales —atencién, memoria, pensa- miento- independientes de los contenidos a 133 CARLOS RODRIGUEZ SUTIL los que se apliquen, y facultades verticales (médulos), especificas de ciertos dominios, genéticamente determinadas, es decir, inna- tas- “computacionalmente auténomas” y que se asocian a estructuras neurales diferencia- das. Los médulos son mecanismos de com- putacién especializados en ciertas areas de procesamiento de la informacién: el color, la forma, las relaciones tridimensionales, etc. Estos sistemas estin “encapsulados”, lo que significa que son independientes de otros sis- temas cognitivos. Quizé la hipétesis de mayor alcance y que ha levantado la mayor polémica, es la de que el lenguaje es uno de esos sistemas modulares. Con un “aparato” psiquico descrito en tales términos el papel que desempefia la per- cepcién es el de representar al mundo de una forma que sea accesible al pensamiento (Fodor, 1986, p.40). También se postula la existencia de una percepcién inconsciente, pues muchos aspectos del comportamiento de las personas son sensibles a informacién de la que no se tiene concieneia (ibidem, p.91). La perspectiva de partida coloca al individuo fuera de su entorno, como preconiza el “so- lipsismo metodolégico” (Fodor, 1982). Fodor, por encima de todo, se declara ferviente defensor de la psicologfa del proce- samiento de la informacién y de la metifora computacional frente a cualquier otra alterna- tiva. Llega a decir, incluso, que la psicologia computacional sera la que prevalecerd en el futuro (Fodor, 1982, p.285). Sospechamos, no obstante, que éste juicio tajante se apoya en una descripcién bastante pobre de las otras opciones posibles, como después veremos. En las siguientes paginas intentaremos mostrar que la base en la que se asienta el sis- tema cognitivo fodoriano, el innatismo del lenguaje, no resiste la erftica de las entidades internas que realiz6 Ludwig Wittgenstein du- rante la tiltima parte de su vida, y que se co- noce como el Argumento del Lenguaje Pri- vado (ALP). Fsa critica nos parece extensible a muchas versiones de Ia psicologia del pro- 134 cesamiento de la informacién pero, por razo- nes de método, nos limitaremos aqui a la forma en que dicha psicologfa toma cuerpo en el modelo de Fodor. Dicha elecci6n se jus- tifica porque, como recientemente ha afir- mado Garcia Madruga (1991, p.68), cl mo- delo de Fodor, y Chomsky -su “mentalismo innatista”- se ha convertido en la posicién metate6rica basica, compartida por gran parte de los psicélogos cognitivos. Aportamos dc ésta manera nuestro grano de arena a la ani- mada discusién que se viene desarrollando en nuestro pais de un tiempo para aca sobre estas ideas. Muchos razonamientos aqui incluidos podrin parecer fragmentarios 0 escasos pero desgraciadamente, el espacio de un articulc ho nos permite recoger, como ya intentamo: en otro lugar (Rodriguez Sutil, 1989a), le complejidad del pensamiento de Wittgen tein. Asf habriamos deseado refutar la acusa- cién de conductismo que en ocasiones se I ha dedicado (p.c. Chihara y Fodor, 1967), exponer su critica al psicoandlisis (Cf. Rodri guez Sutil 1989b) y al reduccionismo biol6 gico asi como a otras escuelas psicolégica contemporaneas. Tampoco trataremos cor mucha extensién el asunto tan apasionant como bizantino de si las maquinas pueder pensar o no, ni nos pronunciaremos sobre k alternativa que tiltimamente se ha esgrimidk contra el mentalismo innatista: el conexio nismo (Cf. Cela Conde y Marty, 1990). PSICOLOGIA COMPUTACIONAL FRENTE A PSICOLOGIA NATURAL Fodor (1982) proclama que la psicolo gia computacional es la tinica que vamos | tener en el futuro, Dicha afirmacién se realiz después de haber planteado que existen tre tipos de doctrinas en litigio. Las dos primera se caracterizan de la siguiente manera: .. la teoria representacional de | mente (de acuerdo con la cual la Psicothema, 199 EL LENGUAJE DEL PENSAMIENTO COMO LENGUAJE PRIVADO. UNA CRITICA WITTGENSTEINIANA AL INNATISMO DE FODOR actitudes proposicionales son rela~ ciones que mantienen los organis- mos con las representaciones menta- les) y la teoria computacional de la mente (de acuerdo con la cual los procesos mentales sélo tienen ac- ceso a las propiedades-formales-no- seménticas de las representaciones mentales a partir de las cuales se de- finen). (1982, p.277) De acuerdo con la doctrina computacio- nal los procesos mentales son formales, es decir, s6lo tienen acceso a las propiedades formales, o sintdcticas de las representacio- nes del entorno que proporcionan los senti- dos. Por tanto, no tienen acceso a las propie- dades semdnticas, incluyendo la de ser ver- dad, la de tener referentes o, incluso, la de ser representaciones del entorno (1982, p.283). La psicologia proposicional, que tiene mucho contacto con la psicologia popular o con la antigua psicologfa introspectiva, puede ser de gran interés para nosotros pero, segtin ha co- mentado Fodor hace poco (Cf. Garefa-Albea, 1990), a lo mejor nos tenemos que acostum- brar a que nunca reciba un tratamiento cien- tifico. La otra posibilidad que reconoce Fodor es la de una psicologia “naturalista” :“... que define sus generalizaciones a partir de las re- laciones entre las representaciones mentales y Sus causas ambientales” (1982, p.277). Observard el lector que las diferentes doctrinas sélo son valoradas a partir de las re- presentaciones mentales, como si de un ele- mento ineludible se tratara. Mas adelante Fodor promete demosirar que la psicologia naturalista no es fructifera y agrega que el psicélogo naturalista muchas veces es un conductista, que pretende el abandono no sdlo de la condicién de formalidad, sino tam- bién de la nocidn de representacién mental. Fodor no Hlega a definir entre qué elementos se producen las relaciones que estudia esta doctrina, ni enumera la plantilla de psic6lo- Psicothema, 1982 gos naturalistas que, aun sin ser muy amplia, entendemos que no se reduce a los partida- tios del conductismo. Si por naturalismo entendemos el con- textualismo del que habla R.A.Dixon (1987) 0 el colectivismo de Ch.J.Patterson (1987) habria que incluir autores como Bateson y los comunicacionistas de Palo Alto, Vygotsky y la Escuela de Moscit , Georges H.Mead y otros te6ricos del aprendizaje social, como Albert Bandura. La caracteristica comin a estos psicdlogos, en otros sentidos tan dife- rentes, es la perspectiva contextual -0 “ecolé- gica”- y, especialmente, el que todos ellos centran su atencién en la actividad de las per- sonas. En ningtin caso estos autores toman al sujeto por un perceptor pasivo. Fodor (1982), cuando enumera las con- diciones de la psicologia naturalista, mas pa- rece que tuviera en mente el fisicalismo de Carnap que ninguna otra cosa: Generalmente, entonces, una psico- logia naturalista intentaré especificar los objetos del entorno en un voca- bulario tal que las relaciones en- torno/organismo sean casos de eyes (/aw-instantiating) cuando se los describa asi. Pero aqui surge de nuevo la deprimente consecuencia: no tenemos acceso a dicho vocabu- lario antes de la elaboracién (gcom- pletamiento?) de las ciencias no-psi- col6gicas. ‘Lo que le gusta a Granny con su arenque’ no es, por ejemplo, una descripcién segiin la cual la sal sea un caso de la ley; tampoco lo es “sal”, presumiblemente. Lo que ne- cesitamos es algo como ‘NaCl’, y descripciones como ‘NaCl’ sélo son disponibles después de haber elabo- rado nuestra quimica. (1982, p.300) Ahora bien, para una psicologia natura- lista, incluso para Skinner, el lenguaje de la guimica, como el de las otras ciencias, puede 135 (CARLOS RODRIGUEZ SUTIL y debe ser secundario ante los hechos de la cultura (hist6ricos) que condicionan el que los arenques los comamos salados y no dul- ces. Para el equilibrio psicolégico del tal Granny, cuando come su arenque, no parece que el lenguaje de la quimica moderna sea muy importante, aspecto éste que también han resaltado Garrett y Graham (1986). Posiblemente Fodor no ha entendido la filosofia contextual de Wittgenstein, al que indefectiblemente califica de “conductista” (1980, 1984, 1987), identificando su postura con la del fildsofo de Oxford Gilbert Ryle (1949), Frente a la critica de Ryle (y de Witt- genstein) al dualismo cartesiano, Fodor pro- pone un materialismo mental: “determinados estados mentales son idénticos a determina- dos estados fisicos” (1980, p.93; Cf. 1984, p.87) y, més adelante, el funcionalismo (Fodor, 1981). Como mostraremos a conti- nuacién, ambas soluciones no sélo no supe- ran las dificultades del dualismo sino que se hace acreedoras a las mismas criticas. La obra principal que vamos a tomar como objeto de nuestro comentario es El Lenguaje del Pensamiento (1984, p.74 y ss.) lugar donde se examina con cierta extensién el ALP witigensteiniano, pero antes conside- ramos conveniente exponer en profundidad dicho ALP a partir de los textos originales. CRITICA DEL DUALISMO CARTESIANO Una de las ideas més peligrosas para un fildsofo, escribe Wittgenstein en los Zettel (Z, 605, 606), es que pensamos en nuestras cabe- zas, en un espacio completamente cerrado, oculto. Esta confusién procede de lo que el fildsofo de Oxford Gilbert Ryle (1949) deno- miné “error categorial”. Tomemos para ilus- trarlo el ejemplo del visitante que acude a la Universidad y, después de haberle mostrado las aulas, laboratorios, bibliotecas, etc., pre- gunta dénde exactamente se encuentra “la” Universidad. 136 “Mental” y “material” pertenecen a dis- tintas categorias légicas; el error categorial consiste en buscar un espacio material donde se localice lo mental, la res cogitans carte- siana, Una vez que sc le atribuye ese espacio -la caja craneana en nuestra cultura, no asf en otras- se dota a lo mental de caracteristicas similares a lo material (fenoménico). La raz6n por la que nos inclinamos a hablar de la cabeza como del lugar de nuestros pensa- mientos es por la existencia de palabras como “pensar” y “pensamiento” junto a las pala- bras que denotan actividades (corporales), tales como escribir, hablar, etc. La existencia de los tiltimos verbos nos hace buscar una ac- tividad, diferente de éstas, pero andloga a ellas, que corresponda a la palabra “pensar”: “Cuando las palabras tienen prima facie en nuestro lenguaje ordinario gramdticas andlo- ‘gas, nos inclinamos a intentar interpretar! andlogamente; es decir, tratamos de hacer valer la analogia en todos los campos” (BIB,p.7; pp.33-34 de la traduccién caste- lana). Wittgenstein ataca el dualismo pero como advierte David Pole (1958, p.149 y ss.), no por ello hay que tomarle por un “mo: nista”. No niega que los términos mentales tengan un uso, pero intenta evitar la imagen de interioridad que se les asocia (PIII p.223). Este “rechazo” de la interioridad faci: lita el que se identifique a nuestro filésofc con el conductismo. Desde el primer pardgrafo de las Inves. tigations, con el ejemplo de un tendero qu consulta etiquetas y muestras para cumplir ¢ pedido “cinco manzanas rojas”, Wittgensteit esté rechazando la nocién de “imagen in tena”, Segdn la concepcién ordinaria, com partida con ciertas modificaciones por la psi cologia cognitiva, la imagen se lleva encima igual que podemos utilizar un retal de t para confrontar (Cf. Pole, 1958, p.116). Sie proceso fuera asi de simple seria, en realidad algo muy complicado. Para comprobar que | imagen que nuestra memoria nos proporci Psicothema, 199 EL LENGUAJE DEL PENSAMIENTO COMO LENGUAJE PRIVADO. UNA CRITICA WITTGENSTEINIANA AL INNATISMO DE FODOR de ‘rojo’ es la correcta deberiamos disponer de un tercer término de comparacién, y asf indefinidamente. Antes 0 después Ilegamos al momento en que hacemos las cosas y las ha- cemos bien, Los errores se originan en nuestra ten- dencia a darles un valor per se a estas image- nes internas, cuando en realidad la imagen in- terna s6lo posee estabilidad si se la contrasta con el uso (PII, 258. 293). El rojo que ta imaginas no es el mismo que ves delante de ti, entonces ;c6mo puedes decir que es lo que imaginabas? (PLI, 443). Seguramente porque ‘a ambos se aplica la misma palabra. Para Wittgenstein el postulado esencial no son los sistemas representacionales, sino la comunicaci6n interpersonal. La imagen in- terna es subsidiaria de la imagen externa, la auténtica, y, en ultimo extremo, del lenguaje (PLIL, p.196/451). Yo puedo ver la figura 1, comenta el fi- Figura | Psicothema, 1992 l6sofo vienés, como un pato o como un co- nejo, pero no debemos confundir “ver” con “ver como”, el primero es un verbo percep- tivo mientras que el segundo es una forma de pensamiento. Ambas cualidades no se dan se- paradas. Para el procesamiento de la informa- cién la percepcién representa al mundo de manera “accesible” al pensamiento. Witt- genstein advierte la imposibilidad de separar percepcién de pensamiento. El que veamos la figura como un conejo 0 como un pato es una interpretacién, interpretar es algo que noso- tros hacemos, es una accién (PI,IL, p.193; RPP], 1; RPP.IL, 546). Cuando interpretamos elaboramos una conjetura, expresamos una hipétesis que puede mostrarse falsa, pero de- tras de la interpretacién no hay ninguna ‘esencia’, interpretacién y experiencia visual no son distinguibles (PLIL, p.193; RPP.I, 8, 9, 13, 20; II, 360) (Cf. Budd, 1989, p.90). Esto cuestionarfa, por extensién, la distincién 137 (CARLOS RODRIGUEZ SUTIL chomskyana entre competencia y actuacién que Fodor defiende (Cf. Garcfa-Albea, 1990). LA CRITICA DEL LENGUAJE PRIVADO Exponer el Argumento del Lenguaje Privado (ALP), como nos proponemos en éste momento, equivale a desarrollar el ni- cleo esencial de las Philosophical Investiga- tions (PI), la principal obra de Ludwig Witt- genstein durante su época de madurez. EI ALP ha sido calificado como la cri- tica radical de las dos corrientes filos6ficas de mayor enjundia en occidente: raciona- lismo y empirismo (Cf.p.e. Kenny, 1984a, p.160; Garcia Sudrez, 1976, p.21; Wright, 1986, p.211). Un supuesto comin a ambas tendencias, a menudo no explicitado, es que nuesiro lenguaje es, en principio, un lenguaje privado (LP), pues sus palabras adquieren significado en virtud de una definici6n osten- siva interna. Recordemos que una definicign ostensiva es la que establece una relacién di- recta entre el signo y el objeto (“esto es ‘tal’ cosa”) y que algunos la toman como unidad bésica del conocimiento humano. En el co- mienzo de las Investigations se recoge la des- cripcin que hizo San Agustin en las Confe- siones de cémo aprendié su lengua materna. San Agustin da por supuesta la existencia in- nata de toda una serie de conceptos que vamos nominando segdn adquirimos el len- guaje 0, dicho de otra forma, que nacemos con un lenguaje al que traducimos las pala- bras que nos enseiian. Si unos seres humanos hablaran s6lo en mondlogo ese no serfa propiamente un LP, pues no encierra dificultades de comprensi6n insalvable. Un auténtico lenguaje privado tendrfa ciertas caracteristicas: “Las palabras de éste lenguaje deben referirse a lo que sélo puede ser conocido por el hablante. A sus emociones inmediatas, privadas. Otro no puede, por tanto, entender éste lenguaje” (PII, 243). Conviene que recordemos esta definicién, de un lenguaje légicamente pri- 138 vado, pues -como bien advierte Bouveresse (1976, p.412)- es frecuente que las criticas al ALP comiencen por una definicién asf para terminar discutiendo si es posible un LP en la practica. Crispin Wright (1986, p.210) ha pro- puesto una matizacién interesante a la defini- cién anterior. No habrfa que considerar LP aquel que sdlo una persona puede entender, sino aquel que dos personas no pueden tener razones adecuadas para creer que comparten, Si yo no tengo razones para afirmar que tu comprensién de ‘dolor’ coincide con la mia, tampoco las tengo para afirmar que difiere. Nuestro fildsofo viene a decir, siguiendo la explicacién del briténico Kenny (1984a, p.161) uno de sus comentadores més perspi- caces, que los defensores del lenguaje pri- vado cometen dos errores: a) creer que la ex- periencia es privada , y b) creer que las pala- bras pueden adquirir significado mediante de- finiciones ostensivas (privadas). Podriamos afirmar, comenta Kenny, que el dolor es pri- vado en cuanto a su conocimiento o en cuanto a su posesién. La primera posibilidad recibe el nombre de “incomunicabilidad” y el de “inalienabilidad” la segunda. Respecto a la incomunicabilidad, Wittgenstein escribié {Hasta qué punto son mis sensacio- nes privadas? —Bueno, sélo yo puedo saber si real- mente tengo dolor; el otro sélo puede presumirlo.-Esto es en cierto modo falso y en otro un sinsentido G.) Los demas saben muy frecuente- mente cudndo tengo dolor (...) De mi no puede decirse en absoluto (ex- cepto quiza en broma) que sé que tengo dolor.(PLI, 246) De alguna manera es cierto que una per sona no puede saber si otra tiene dolores, pero no porque en realidad no se sepa, sino porque no tiene sentido decir que se sabe 0 Psicothema, 1992 EL LENGUAJE DEI. PENSAMIENTO COMO LENGUAJE PRIVADO. UNA CRITICA WITTGENSTEINIANA AL INNATISMO DE FODOR. no. No es una cuestién empirica. El enun- ciado no es comparable con una afirmacién de facto, como “es posible para un ser hu- mano cruzar a nado el Atléntico”, sino con otra de corte Iégico 0 gramatical, es decir, perteneciente al modo de representacién, como “no hay meta en una carrera de resis- tencia”. En principio, no somos peores en nuestro conocimiento de la experiencia de las otras personas que en cualquier otra cosa (RPP,II, 566; Cf. PLL, p.224). Respecto a la inalienabilidad escribe Wittgenstein: “Otro no puede tener mis dolores”- {Qué son mis dolores? ;Qué cuenta aqui como criterio de identidad? (...)”;Pero otro no puede sin em- bargo tener ESTE dolor!”-La res- puesta a esto es que no se define ningtin criterio de identidad me- diante la acentuaci6n enfattica de la palabra “éste”. (PII, 253). Contra la opinién comtin, Wittgenstein considera concebible que uno sienta dolor en el cuerpo de otra persona (WWK, 22-12-29, pp.43-4; PR, 90 y ss.; BIB, 49-55). Nuestro cuerpo no es el limite de nuestras sensacio- nes. El ciego, por ejemplo, es capaz de sentir los obstaculos en el extremo de su bastén (PLI, 626). Pensemos, también, en el “miem- bro fantasma” de los amputados. Ambos casos cuestionan el principio de la inalienabi- lidad. Wittgenstein no niega la posibilidad de que engafiemos sobre nuestras sensaciones. Bien al contrario, la mentira existe. Pero mentir es un juego de lenguaje que requiere ser aprendido como cualquier otro (PLI, 249, 250). De la misma forma que sélo es posible la duda cuando ya existe la certeza (Z, 410; OC, 310) podemos decir que s6lo es posible Ja mentira cuando ya existe la verdad. La explicacién de cémo adquirimos el Ienguaje de las sensaciones es la siguiente. Psicothema, 1992 Las palabras se conectan con la expresién primitiva de las sensaciones y ocupan su lugar; la expresién verbal del dolor reem- plaza al grito, sin ser una descripcién del mismo (PI,I, 244, 293; RPP,I, 308). Si los hombres no manifestaran su dolor no se le podria ensefiar a un nifio la expresién ‘dolor de muelas’, pero cuando damos un nombre al dolor presuponemos la gramitica de la pala- bra “dolor” (PLL, 257; RPP,I, 309). Los tér- minos de un juego de lenguaje no se apren- den aislados sino en el seno de una gramé- tica. Una gramética se define por el segui- miento de ciertas reglas, cuyo origen, segiin el LP, deberfa ser privado, interior antes que exterior. SEGUIMIENTO DE REGLAS Uno de los pasajes més fascinantes de las Philosophical Investigations es aquel que Wittgenstein dedica a discutir el supuesto de un diario privado. El ejemplo no ests tomado al azar. Si un fildsofo -cartesiano o empirista- plantea que lo primeramente dado es Ia expe- riencia de nuestro propio yo -ya sea en su unidad 0 en la diversidad de los sense-data- antes que el lenguaje social, me seria posible llevar un diario privado de mis propias sensa- ciones. Las sensaciones son, pues, objetos in- 1ernos, a los que los dems sélo tienen un ac- ceso indirecto. Este seria el diario privado: Imaginémonos éste caso: Quiero le var un diario sobre la repeticién de determinada sensacién. Con éste fin la asocio con el signo “S” y en un calendario escribo éste signo por cada dfa que tengo la sensacién. -En primer lugar observaré que no puede formularse una definicién del signo. ~{Pero atin puedo darme a mi mismo una especie de definicién ostensiva! -{Cémo?, ;puedo sefialar a la sensa- cidn?- No en el sentido ordinario. Pero hablo, anoto el signo, y ala 139 CARLOS RODRIGUEZ SUTIL vez concentro mi atencién en la sen- sacién -como si la sefialase interna- mente. (...) “Me la imprimo”, no obstante, s6lo puede querer decir: éste proceso hace que yo me acuerde en el futuro de la conexién correcta. Peto en nuestro caso yo no tengo criterio alguno de correccién. Se querria decir aqui: es correcto lo que en cualquier caso me parezca correcto. (PI, I, 258) Con frecuencia se ha tomado ésta critica como una declaracién de escepticismo sobre la memoria, considerando -como Ayer (1967) y Strawson (1967)- que esa forma de escepti- cismo al mismo tiempo es fatal para cual- quier forma de lenguaje puiblico. Estos auto- es, en cambio, no ven dificultad en introdu- cir un nombre privado por induccién a partir de alguna caracteristica recurrente de las sen- saciones. Ahora bien, frente a la interpretacién habitual que dirfa ‘La proxima vez que yo Name “S” a algo,,Cémo sabré que realmente es “S?’, Kenny (1984a, p.170) propone con todo acierto ‘La préxima vez que yo lame “S$” a algo,,Cémo sabré lo que significo con “S$”, Incluso para pensar falsamente que algo es S debo conocer el significado de “S”. Dicho de otra forma, se trata de un problema semdntico y no epistemolégico (Cf. Hintikka ¢ Hintikka, 1986, p. 259). El defensor del LP podria plantear la existencia de una tabla interior, imaginaria, donde yo consultarfa si la hora de salida de un tren es exactamente la que yo recuerdo (PILI, 265; Z, 552). Pero esa tabla sélo seria de utilidad, viene a decir Wittgenstein, si existe un criterio externo de correccidn; si no, es como alguien que comprara varios ejem- plares del periédico de hoy para cerciorarse de que las noticias son verdaderas. Esto se debe a que el concepto de sensacién no tiene su origen en nuestro interior. De ser otro el caso seria como si, para asegurarnos de que 140 lo que una persona esta experimentando ahora mismo es dolor, tuviéramos que pin- chamos con un alfiler para evocar el recuerdo correcto (Z, 546). Para dudar de si alguien tiene dolor lo que necesitamos no es dolor, sino el concepto de “dolor” (Z, 547-8). Para hacer un uso correcto de la tabla debemos despertar cl recuerdo que pertenece a “S”, pero como la tabla es imaginaria no puede haber ninguna consulta real, lo mas que puede suceder es que recuerde el ejemplar que acompafia a “S”, es decir, lo que “S” sig- nifica: pero esto es precisamente Io que se pone que confirma la tabla (Kenny, 1984a, p.I71). Nos encontramos, entonces, con un tipico juego metafisico en el vacio. Toda defensa del LP debe ser capaz de establecer una distincién entre “parece co- rrecto” y “es correcto”, si se quieren realizar auténticas afirmaciones, es decir, afirmacio- nes empiricas (Wright, 1986, p.227 y ss.). Pero dicha distincién no es posible en el LP. No es posible seguir una regla de forma pri- vada. Si las reglas del LP son impresiones “Las balanza en la que se pesan las impresio- nes no ¢s la impresién de una balanza” (PL.I, 259). Una cinta métrica que se expande o se contrae de acuerdo con Io que uno cree que es la medida del objeto no es una cinta mé- trica en absoluto (Baker y Hacker,1985, pp-150-3), Seguir la regla es una prictica que no se puede realizar en privado, de lo contra- rio creer seguir la regla serfa lo mismo que seguir la regla (PII, 202). Ademés, una prac- tica es algo que ocurre mas de una vez; ‘se- guir una regla’ es una costumbre (PI, I, 199). Una interpretacién del ALP que ha reci- bido bastante atencién es la que debemos a Kripke (1982). Este autor resalta, desde un principio, que el ALP, normalmente referido a las sensaciones puede aplicarse, siguiendo al propio Wittgenstein, a cualquier caso de seguimiento de reglas, por ejemplo, aritméti- cas. Kripke parte de la llamada “paradoja de Wittgenstein” “una regla no podria determi- nar ningtin curso de accién porque todo curso Psicothema, 1992 EL LENGUAJE DEL PENSAMIENTO COMO LENGUAJE PRIVADO. UNA CRITICA WITTGENSTEINIANA AL INNATISMO DE FODOR de accién puede hacerse concordar con la regla” (PI, I, 201). Si un escéptico recalci- trante negara por sistema el que estemos uti- lizando determinada funcién matematica, nunca podriamos desarmarle. Cuando enun- ciemos cualquier regla que supuestamente dé cuenta de nuestra actuacién surgiré la posibi- lidad de sustituirla por cualquier otra regla que explique los mismos casos. Ante esa po- sibilidad, segtin Kripke (1982, p. 66 y ss.), Wittgenstein elabora una solucién escéptica. Una solucién eseéptica, comenta, de un pro- blema filoséfico es la que comienza conce- diendo que los planteamientos negativos del escéptico son incuestionables pero, a pesar de ello, nuestra creencia ordinaria es correcta porque, en contra de las apariencias, no re- quiere la justificacién que el escéptico ha mostrado como insostenible. Wittgenstein, siempre seguin Kripke, acepta su propio argumento escéptico: una regla no puede determinar ningtin curso de accién; y ofrece una solucién escéptica: no es posible hablar de un individuo aislado signi- ficando cualquier cosa, es decir, siguiendo una regla privadamente. Podemos mantener nuestra creencia ordinaria de que estamos si- guiendo una regla, la de la suma, por ejem- plo, pero debemos dejar de pensar que esa regla puede tener una existencia fuera del sis- tema social de seguimiento de reglas. Sin embargo, se ha reprochado a Kripke, si cualquier curso de accién puede ponerse de acuerdo con la regla, de la misma forma puede ser puesto en conflicto con ella, y las mismas nociones de “acuerdo” y “con- flicto” pierden todo sentido (Baker y Hacker, 1985, p.144). No es posible formular un pro- blema escéptico sobre lo que constituye acuerdo 0 conflicto con la regla. Si el seguir una regla s6lo existe como practica, no es se- parable de sus aplicaciones; no hay lugar por tanto para un argumento escéptico. Pero el trabajo de Kripke es importante, ademas, porque Noam Chomsky (1986, cap. 4) lo toma como exposici6n de referencia del Pesicothema, 1992 ALP wittgensteiniano para defenderse de su critica, Segtin Chomsky (1986, pp. 235-6) el ALP afirma que: “ “Juzgar si un individuo estd siguiendo en realidad una regla dada en. aplicaciones concretas” es determinar “si sus Tespuestas concuerdan con las propias”. Ante esto aduce Chomsky, y éste nos parece ser el punto central de su extensa argumentaci6n, que no es cierto en casos normales, pues no- sotros juzgamos que las personas siguen re- glas cuando sus respuestas difieren de las nuestras, Pero, adviértase bien, con esto se est confundiendo “seguir una regla” con “seguir la regla correcta”, cuestion légica- mente posterior y que sélo puede ser decidida cuando se hayan adquirido, socialmente, las reglas sobre correcci6n e incorreccién -o, si se quiere, sobre igualdad y diferencia. Pri- mero aprendemos lo que es seguir una regla, en la prictica, después a seguir la regla A o la regla B. Sdlo si estamos de acuerdo en Io que es seguir una regla podremos decir que al- guien sigue la regia correcta 0 no. Cuando yo juzgo que una persona est siguiendo una regla, aunque no sea la mia, estoy utilizando el criterio de seguimiento de reglas de la co- munidad lingiifstica. Como deciamos mas arriba, hasta para pensar falsamente que algo es $ debo conocer el significado de “S”. Des- pués de cometer ese “error” Chomsky puede sugerir que la referencia a la comunidad de usuarios de una lengua -que el ALP esta- blece- esté fuera de cuestién, pero es porque 61 previamente ha proyectado dicha lengua més alld de sus fronteras legitimas, al orga- nismo prelingiifstico. En el siguiente apartado examinamos el asunto desde otro dingulo. A VUELTAS CON LA REFERENCIA INTERNA En 1954 -un affo después de haberse pu- blicado las Philosophical Investigations- Al- fred Ayer y Rush Rhees se enzarzan en una disputa sobre el ALP que difunde la Aristore- lian Society. Ayer, que intenta defender el LP 141 CARLOS RODRIGUEZ SUTIL y, por ende, la definicién ostensiva privada, comienza definiendo el ALP wittgensteiniano de una manera distorsionad: Este argumento se basa en dos supo- siciones, que yo considero falsas. Una es que en un caso de éste tipo es imposible, légicamente imposi- ble, comprender un signo a menos que se pueda observar el objeto que significa, 0 al menos observar algo con lo que esta asociado normal- mente. (1967, p.89) Ahora bien, Wittgenstein en ningtin lugar afirma que exista el objeto ‘dolor’ sepa- rado de sus manifestaciones y, desde luego, no dice que no comprendamos la palabra “dolor”. El nifio sustituye, en parte, la expre- sién natural de dolor por la expresién lingiifs- tica, pero no hay ningtin objeto interno ‘dolor’ que pueda expresarse de ambas ma- neras. Mas, contintia el texto de Ayer: Y la otra es que para que una per- sona sea capaz de dar significado (meaning) aun signo es necesario que otras personas sean capaces de comprenderlo también. (ibidem). Como ocurria con Chomsky, ante nues- tros ojos se ha efectuado el nimero de presti- digitacién: el ALP ha sido reinterpretado desde la perspectiva egocéntrica cartesiana para luego refutarlo. Bien al contrario. No es que para dar significado a un signo necesite- mos que las otras personas lo comprendan, sino que el significado que le damos a un signo es el uso que la comunidad lingiiistica nos transmite, Para la perspectiva egocéntrica el vector irfa en principio del individuo al grupo, mientras que para el ALP el vector va en principio del grupo al individuo. Asf, cuando Ayer afiade “Después de todo, algdin ser humano debié de ser el primero en utili- zar un simbolo” -cuestin, como se obser- 142 varé, empirica- la respuesta que nos merece es que el simbolo sélo logra ser tal si se re- pite en comunidad. Por otra parte ;Para quién fue simbolo?,para el primero que lo enuncié © para aquel que lo escuché por primera vez? Ayer ilustra su postura con la quimera de un Robinson Crusoe, nacido en un total aislamiento, que desarrollaria un lenguaje pri- vado. Si es poco probable que tal persona exista, sigue diciendo el filésofo britanico, cuando menos es pensable. A esto contesta Rhees (1954, p.70) que diche Robinson s6lo podria usar significativamente los signos si por “significa algo” entendiéramos algo psi col6gico (en oposicién a I6gico), y no es asi porque lo psicolégico, individual, sélo cobra sentido en la comunicaci6n. La estructura gramatical objetoldesigna- cidn (en aleman Gegenstand/Bezeichnung) es equivoca a la hora de conceptualizar las sensa- ciones (PI,I, 293). Una imagen (Vorstellung) puede ser irreal, no tiene por qué correspon- derse con un estado de cosas, eso le ocurre a la imagen del dolor (PI, I, 300-1). El error de la filosofia de las sensaciones -de los sense-data- radica en la creencia de que nuestras declara- ciones sobre supuestos estados internos son “descripciones”. Aqut la palabra “describir” nos toma el pelo. Es preciso que nos percate- mos de que cuando decimos “describo mi es- tado mental” y “describo mi habitacién” esta- mos utilizando juegos de lenguaje diferente (PI, I, 290). La confusién de ambos juegos es Ja que conduce a numerosos errores filosstio toda una nube de filosoffa se condensa en una gotita de gramética (PI, II, p.222/p.507). Las descripciones son instrumentos para empleos especiales, no toda imagen verbal es una des- cripcién, como los cuadros que cuelgan de nuestras paredes son pinturas en cierto modo iosas (PI, I, 291). Ociosas porque las autén- ticas descripciones son las que estn dotadas de alguna operatividad, como los croquis o las instrucciones verbales. Esto no es aplicable al Ienguaje de las sensaciones, entendido como Ienguaje privado. Psleothema, 1992 EL LENGUAJE DEL PENSAMIENTO COMO LENGUAJE PRIVADO. UNA CRITICA WITTGENSTEINIANA AL INNATISMO DE FODOR, Lo esencial de la vivencia privada no es que cada uno de nosotros posea su propio ejemplar, sino que no sabemos si el otro posee esto 0 algo distinto, si nuestra sensa- cién de color “rojo” es igual que la de nues- tro vecino (PI, I, 297; BIB, 60). Imaginemos ahora el caso (PI, I, 293) de que cada persona tuviera una caja en la que guarda algo que llamamos “escarabajo”, pero nadie puede mirar en la caja de otra persona y sélo sabe de qué se trata por la visin de su propio es- carabajo (definicion ostensiva interna). Pero si la palabra “escarabajo” tuviera un uso no habria de confundirse con la designacién de una cosa, Ia cosa podria incluso no existir, ni siquiera seria un algo. Aun admitiendo que fuera posible el conocimiento privado de la sensaci6n, dicho conocimiento se agotaria en sf mismo, no podria conocer el dolor de los demas a partir del mio, pretender lo contrario seria un absurdo. No es posible tampoco mantener -como han pretendido Pears (1973, cap. 8) y Hin- tikka e Hintikka (1986, cap.10), una version débil del LP, segtin la cual la referencia es pri- vada y el sentido, ptiblico. Sefialemos que el Wittgenstein maduro abandoné por completo la distinci6n fregeana entre sentido y referen- cia (Sinn und Bedeutung, Frege, 1973). No hay referencia fuera del sistema de! lenguaje, fuera del sentido, por lo mismo que no existe la definiciGn ostensiva interna. Nos pregunta- mos en qué punto exterior al lenguaje son ca- paces de colocarse estos autores para afirmar que el lenguaje de las sensaciones no es pri- vado, pero que las sensaciones en cuanto tales, sf lo son. Cuando Wittgenstein niega que el objeto interno, la sensacién, sea un “algo”, no esta afirmando que sea una “nada”. VERDAD Y FORMAS DE VIDA Para Wittgenstein la certeza no proviene del mundo fenoménico sino del sistema del Ienguaje. El lenguaje es una actividad gober- nada por reglas, como decfamos, reglas pii- Psicotiema, 1992 blicas, y afiadir el calificativo de “ptiblicas” debe considerarse un pleonasmo. Verdadero y falso es lo que los hombres dicen pero los hombres estan de acuerdo en el lenguaje que utilizan, concordancia que, afirma, no es de opiniones sino de forma de vida (PI, I, 241). El acuerdo en formas de vida seria previo, desde un punto de vista légico, al acuerdo en la opinion sobre lo que es y lo que no es el caso (Gill, 1985, p.57). Sin embargo, por ex- traito que parezca, el acuerdo no es tnica~ mente de definiciones sino también de juicios (PI, I, 242), El ‘acuerdo de juicios’ puede sig- nificar el consenso interpersonal sobre la ver- dad o falsedad de una amplia proporcién de proposiciones empiricas (Cf. Baker y Hacker, 1985, pp. 258-262). Lo que estas proposicio- nes quieren decir aparece expresado con mayor nitidez en On Certainty, la dltima obra de Wittgenstein: Cualquier prueba, cualquier confir- macién y refutacién de una hipéte- sis, ya tiene lugar en el seno de un sistema. Y tal sistema no es un punto de partida mas 0 menos arbi- trario y dudoso de nuestros argu- mentos, sino que pertenece a la esencia de lo que denominamos una argumentacién. El sistema no es el punto de partida, sino el elemento vital de los argumentos. (OC, 105). Hay proposiciones del sistema que no admiten prueba, es un trasfondo que nos viene dado y sirve para que las demas propo- siciones se articulen (OC, 94-6), Estin fuera de duda, son como los goznes que tienen que estar bien sujetos para que la puerta gire (OC, 341-3), es decir, son gramaticales. Si estén fuera de duda no se puede demostrar su false~ dad, para eliminarlas habria que cambiar todo el sistema, el modo de representacidn (PI, 1, 104); Cf. Baker y Hacker, 1985, p. 272), y hay tantos modos de representacién como formas de vida. 143 CARLOS RODRIGUEZ SUTIL Como advierte Andrew Woodfield (1987) el planteamiento de Wittgenstein (y Quine) implica que los conceptos se apren- den en redes, no individualmente, y que el nifio debe ‘saltar’ dentro de una red caracte- rizada por cierto tamafio y cierta estructura 6gica, sin atravesar estados intermedios en Ios que la red fuera menor. EL PENSAMIENTO Y EL LENGUAJE SEGUN FODOR Comienza Fodor (1984, p.74) refutando que los lenguajes naturales sean el medio del pensamiento. No puede ser asf, afirma, por- que existen organismos no verbales que pien- san. No parece, pues, compartir la hipdtesis defendida por Vygotsky (1977, cap. IV), quien a su vez la atribuye a W.Stern, de que lenguaje y pensamiento son dos procesos en principio independientes que en un momento determinado del desarrollo entran en conjun- cién, quedando a partir de entonces insepara- blemente unidos. Mas, aun suponiendo que pensamiento y lenguaje sean dos sistemas in- dependientes, no comprendemos que la con- clusién que deba extraerse sea que “los mo- delos computacionales de éstos procesos son los tinicos con los que podemos contar”. Es evidente que para Fodor son los tinicos que cuentan y que dichos modelos presuponen sistemas representacionales. Dado que los sistemas representacionales de los organis- mos preverbales ¢ infrahumanos no son len- guajes naturales, concluye, 0 abandonamos la psicologfa no verbal “o admitimos que parte del pensamiento, al menos, no se hace en in- glés"(sic). Puesto que los animales presentan, al igual que las personas, dificultades en el aprendizaje de conceptos disyuntivos, Fodor (1984, p.75) infiere que los sistemas repre- sentacionales de ambos tipos de organismos deben ser semejantes. Postula, por tanto, como algo dado, primitivo, la existencia de mecanismos internos. 144 Conocemos un pasaje de Wittgenstein, en concreto de los Remarks on the Philo- sophy of Psychology, que se halla bastante proximo de estas cuestiones. Se ocupa de los experimentos clasicos de Kéhler con monos sobre resolucién de problemas: Yo quiero que el mono tenga que reflexionar sobre algo. Primero salta e intenta alcanzar la banana en vano, entonces lo abandona y quizé esta deprimido - pero ésta fase no tiene por qué tener lugar. ;Cémo es que el que coja el bastén tiene que ser algo alo que él llegue en ningtin caso in- teriormente? Ciertamente, se le po- dria haber mostrado una pintura que describiera algo asi, y entonces él podria actuar de esa manera; 0 esa pintura simplemente podria flotar ante su mente. Pero esto de nuevo seria un accidente. Podrfa ser que él no hubiera llegado a esta pintura por reflexion. zY serfa una ayuda decir que todo lo que ha necesitado hacer era de alguna manera haber visto su brazo y el bastén como una unidad? (RPP, Il, 224). En algunos pasajes de las Philosophical Investigations se afirma que el conocimiento del alfabeto no es un estado del aparato men- tal, sino que simplemente es un estado (de una persona) (PII, 149, 572, 573; Cf. BrB, 117-8). Como comenta Budd (1989, p.27) lo que se cuestiona es cl punto de vista de que alguien que posee la capacidad de conocer el alfabeto deba tener un aparato mental, algu- nos de cuyos estados sean el fundamento causal de la capacidad, y expliquen de esa forma sus manifestaciones. Esta, desde luego, es una manera de pensar que se halla muy arraigada en nuestras costumbres, que se in- tegra en nuestra forma de vida desde antes de Descartes. Fodor, por ejemplo, la asume cuando escribe: “aun cuando los términos Psicothema, 1992 EL LENGUAJE DEL PENSAMIENTO COMO LENGUAJE PRIVADO. UNA CRITICA WITTGENSTEINIANA AL INNATISMO DE FODOR. psicolégicos denoten disposiciones para comportarse de cierta forma, la condicién causalmente necesaria para estar asf dis- puesto serfa la de estar en el estado mental correspondiente” (1980, p.90)(recuérdese también la distincién entre competencia y ac tuacién). LA ADQUISICION DEL LENGUAJE Fodor recurre a Chomsky para explicar la génesis del lenguaje a partir del pensa- miento, convirtiendo al pensamiento simulté- neamente en una especie de lenguaje. Si Chomsky esta en lo cierto, escribe Fodor (1984, p.76), el aprendizaje del primer len- guaje supone la construccién de gramiticas que estén de acuerdo con un sistema de uni versales lingilisticos determinado de forma innata. Y este lenguaje, naturalmente, no puede ser un lenguaje natural “pues, por hi- potesis, lo que esta aprendiendo el nifio es su primer lenguaje”. El parrafo central dice lo siguiente: El aprendizaje de una lengua (inclu- yendo, naturalmente, la lengua ma- terna) implica aprender qué signifi- can los predicados de esa lengua. Aprender lo que significan los predi- cados de una lengua implica apren- der a determinar la extensién de estos predicados. Aprender a deter- minar la extensi6n de los predicados implica aprender que caen dentro de ciertas reglas (es decir, reglas de verdad). Pero no se puede aprender que P cae dentro de R a no ser que se tenga un lenguaje en que se pue- dan representar P y R. Por eso, no se puede aprender una lengua a no ser que se tenga ya un determinado len- guaje. En concreto, no se puede aprender la primera lengua a no ser que se tenga ya un sistema capaz de representar los predicados de esa Peicottrema, 1992 lengua y sus extensiones. ¥ si no queremos caer en un circulo vicioso, ese sistema no puede ser la lengua que se est aprendiendo. (1975, p. 81). Se podria objetar, para empezar, que el usuario de una lengua no tiene por qué apren- der la extensién de los predicados de la misma, sino aprender a utilizarlos, desde una perspectiva pragmatica (Cf. Gomila Bene- jam, 1990). No obstante, el aspecto central del argumento fodoriano creemos que con- siste en que: a) para aprender que P cae den- tro de R ya se debe estar en posesién de un Ienguaje; y b) que dicho lenguaje no puede ser el mismo que se est aprendiendo. Nada podemos objetar al punto a), no es mas que la negaci6n de la definicién ostensiva (Fodor no es un empirista). El punto b), en cambio, pos- tula Ia existencia del lenguaje privado. A par- tir de la filosofia de Wittgenstein no tiene por qué considerarse un circulo vicioso que el sistema sea la propia lengua que se esta aprendiendo, de hecho no hay més sistema que el lenguaje, y su estructura, sus reglas, son paiblicas 0 no son. Proponemos la nocién de “juegos de lenguaje” de las Philosophical Investigations (PI, I, 7, 65, 66; BrB, p. 81); juegos como los que se usan para ensefiar a los nifios la lengua matemna, que son comple- tos, ya desde el principio, y se aprenden den- tro de un contexto pragmético interpersonal, Fodor, en nota al pie (1984, p. 76), para apoyar su postura realiza una aseveracién que no podemos evitar calificar de “metafisica” De la nada no sale nada, Ante proposicién tan tautolégica nada podemos oponer. Sin embargo, lo que después desarrolla en reali- dad es que “lo mismo sale de lo mismo”: el Ienguaje se deriva del pensamiento que no es sino otra forma de lenguaje, pero innato. Afiade, ademas, que existe una analogia entre aprender un segundo lenguaje y aprender un primer lenguaje partiendo de la dotacién in- nata. El lenguaje con el que nace el orga- 145 CARLOS RODRIGUEZ SUTIL nismo es el “lenguaje de la maquina” (1975, pp.83-84). Se apunta incluso la posibilidad de que un organismo naciera hablando su len- guaje maquina (p.85). Ahora bien, si la per- sona ya dispone de un lenguaje innato gpara qué adquirir uno nuevo a Io largo de costosos afios de aprendizaje? Desde otro angulo, como ha cuestionado Riviére (1987, p. 72) refiriéndose més a Chomsky: “;Cémo puede aprender un sistema dotado de algoritmos fijos de computacin?,Cémo es posible que se incremente el poder representacional de esos algoritmos?”. La disociacién dualista da al traste con cualquier forma de psicologta evolutiva; es, como lo llama Woodfield (1987), el “problema del pequetio cientifico”. Chomsky (1983, p. 40) confiesa su sospecha de que la parte central de lo que Ilamamos “aprendizaje” consiste en el desarrollo de es- tructuras dirigido internamente, con el efecto activante, y s6lo parcialmente formativo del medio ambiente. Visto lo anterior no resulta sorprendente que Fodor salga en defensa de la version agustiniana sobre la adquisicién del lenguaje. Asf cita el pardgrafo de las Investigations donde se comenta a San Agustin y donde se Ice lo siguiente: Agustin describe el aprendizaje del lenguaje humano como si el nifio Ilegase a un pafs extrafio y no enten- diese el lenguaje del pais; esto es, como si ya tuviese un lenguaje, slo que no ese. O también: como si el nifio ya pudiera pensar, s6lo que no todavfa hablar. Y “pensar” queria decir aqui algo como: hablar con- sigo mismo. (PI, I, 32). Conviene destacar la tiltima frase del pardgrafo. Pensar quiere decir aqui “hablar consigo mismo”. Sea lo que sea la base in- nata de nuestro comportamiento nunca la po- dremos considerar “pensamiento” en ese sen- Lido, y ese sospechamos que es el error en cl 146 que incurre el innatismo mentalista (aun cuando ese hablar consigo mismo sea incons- ciente). El pensamiento como lenguaje inte- riorizado es una adquisicién evolutiva relati- vamente tardfa y condicionada por el apren- dizaje social, es una “funcidn superior” en el sentido de Vygotsky (1977; Cf. Lépez Omat, 1983; Siguén, 1987). LENGUAJE Y BIOLOGIA Pasamos a estudiar las conclusiones de Fodor sobre el ALP. Las siguientes citas tex- tuales reproducen dichas conclusiones paso a paso: En primer lugar —escribe Fodor— parece claro que el argumento del Ienguaje privado no esta dirigido re- almente contra la clase de teorfa que he estado defendiendo. No hay nin- guna raz6n que obligue aun menta- lista a suponer que las operaciones mentales tienen una intimidad epi témica en ningtin sentido fuerte de la nocién. En realidad, harfa bien en no suponerlo si quiere que sus teo- rias psicoldgicas sean compatibles con la ontologia materialista; /os fe- némenos neuroldgicos son piiblicos. (1984, p.87, subrayado nuestro). Nos preguntamos ¢si la critica de Witt- genstein no es aplicable a teorfas como la que expone Fodor, contra qué se aplica en reali- dad? No hay ninguna raz6n que obligue a un mentalista a suponer que las operaciones mentales poseen una intimidad epistémica. Los organismos, en definitiva, no hablan “el Ienguaje de la maquina” sino los lenguajes naturales. Pero, a nuestro entender, ese “len- guaje de la maquina”, innato, retine todas las caracterfsticas de un lenguaje privado (aun- que inconsciente). La tiltima frase del pérrafo, que hemos subrayado, es cuando menos peculiar. Re- Psicothema, 1992 EL LENGUAJE DEL PENSAMIENTO COMO LENGUAJE PRIVADO. UNA CRITICA WITTGENSTEINIANA AL INNATISMO DE FODOR coge el postulado reduccionista que Fodor ya enuncié afios atrés: “determinados estados mentales son idénticos a determinados esta- dos fisiolégicos” (1980, p. 93) y que parece compartir con Chomsky (1983, p. 13). El problema de este tipo de explicaciones es que cuando estamos estudiando los fenémenos neuroldgicos no estamos estudiando propia- mente el comportamiento, conducta ¢ inerva- cién neuronal no son conmensurables. Pero ahora no vamos a responder al reduccionismo biol6gico (Cf. Rodriguez Sutil, 1989a), diga- mos simplemente que este tipo de explicacio- nes parte de una confusién entre “criterios” (el comportamiento) y “sintomas” (Ia estrac- tura neurolégica subyacente) (Cf. Kenny, 1984b, p. 145). Fodor, que debe advertir Ia debilidad del recurso a la biologia, prosigue diciendo: Supongo que Wittgenstein podria argumentar que los testimonios neu- rolégicos en favor del uso coherente de los términos del lenguaje interno serfan irrelevantes incluso en el caso de que existieran. De hecho, noso- tros no utilizamos criterios neurolé- gicos para determinar que alguien ha dominado el uso de un término cuando, por ejemplo, le estamos en- sefiando una lengua. Pero esto no tendrfa nada que ver, y ademas en un doble sentido. En primer lugar, el Ienguaje del pensamiento se supone que es innato, Por eso, aunque haya obligacién de dar sentido a la nocién de su uso coherente, no hay ninguna obligacién de demostrar cémo se podria ensefiar o aprender, (1984, p. 87) Ante esto no podemos més que reiterar nuestro rechazo a la prictica de Hamar “len- guaje” al “pensamiento” y “Lenguaje” a lo in- nato. {Esté justificado llamar “lenguaje” a algo que ni se aprende ni se ensefia? Es evi- Psicothema, 1992 dente que si lo lamamos de alguna manera es porque hemos aprendido un lenguaje natu- ral, el tinico que realmente conocemos. Luego podemos hablar, por ejemplo, del “Jenguaje genético”, pero eso no deja de ser una analogfa, a veces arriesgada. Seguimos leyendo: En segundo lugar, los testimonios de que el lenguaje del pensamiento se usa coherentemente podrian ser em- piricos sin ser neurolégicos. Por ejemplo, podrian tener la condicién de ser la mejor explicacién existente sobre la coherencia global de la vida mental de los organismos. (ibidem). Pero esto es eludir la cuestién sin mucho disimulo. Recordemos que el argu- mento para liberarse de las criticas de Ryle al dualismo y a las entidades internas consistia en proclamar el mentalismo materialista, cuyo punto de anclaje son las organizaciones neuronales. El que la explicacién computa- cional sea la mejor de que disponemos es una cuestién objetable. Pues hay aspectos sobre- salientes del comportamiento de los que no da cuenta, como es el desarrollo intelectual de la persona y su relacién activa con cl medio ecolégico (socio-histérico). Por otra parte, el modelo computacional infiere una serie de entidades internas cuya naturaleza epistémica se encuentra lejos de ser obvia. Al defender un mentalismo que tiene por sede la caja craneana se nos esta sirviendo una ver- sién remozada del dualismo cartesiano. Es como si Descartes, después de separar sus- tancia pensante y sustancia material, dijera que todo se reduce, en un més allé, a materia, pero siguiera manteniendo los dos espacios en Ia practica. iPIENSAN LAS MAQUINAS? En un trabajo posterior, Fodor (1981) asume una nueva forma de defensa del men- 147 CARLOS RODRIGUEZ SUTIL talismo, a la que denomina “funcionalismo”, tomando prestado un término de prestigiosa historia en sociologfa y antropologia social y dotandole de un sentido netamente apartado del original. Porque con el funcionalismo hace referencia a la distincién informatica entre el soporte fisico (hardware) y el soporte l6gico (software). Fodor propone que el ma- terial del que esté hecho el sistema es secun- dario, lo importante es la funcién que realice, el que nosotros seamos sistemas biolégicos es un accidente (Cf. Garefa-Albea, 1990). Es indudable, como bien se encarga de repetir, que este tipo de psicologfa est teniendo un éxito inmenso en cuanto a difusién y nimero de investigaciones. No creemos, sin embargo, que con ella se superen los tiesgos del dua- lismo a los que venimos aludiendo. Parafraseando el valioso articulo de Gustavo Bueno (1985) podemos afirmar que, para que el isomorfismo entre cerebro y com- putadora se mantuviera, la psicologfa cogni- tiva deberia desarrollarse en la direccién de una fisiologia funcional del sistema nervioso, una especie de fisiologia preliminar. La ana- logia entre los programas y los procesos mentales se sustenta en la creencia de que ka psicologia es la ciencia de la subjetividad. Los programas de ordenador parecen ser el equivalente “objetivo” de la introspeccién. Terminaremos reproduciendo una ex- tensa observacién de Wittgenstein, escrita a principios de los aftos treinta, donde se nos muestran los absurdos a los que puede con- ducir la metéfora computacional: Si pensamos en el pensamiento como en algo especificamente hu- mano y orgdnico, nos sentiremos in- clinados a preguntar “;Puede haber una protesis para pensar, un sustituto inorgdnico para el pensamiento?” Pues si pensar consiste exclusiva- mente en escribir o hablar, gpor qué no lo podria hacer una maquina? “Si, pero la maquina no sabe nada”. 148, Ciertamente no tiene sentido hablar de una protesis sustitutoria para ver y escuchar. Hablamos de pies artifi- ciales, pero no de dolores artificiales enel pi “Pero puede pensar una ma- quina?”-;Puede tener dolores?- Aqui lo importante es lo que quera- mos decir con que algo tenga dolo- res. Puedo mirar a otra persona -el cuerpo de otra persona- como si fuera una maquina que tiene dolo- res. Y eso también lo puedo hacer, desde luego, en el caso de mi propio cuerpo. Por otra parte, el fenémeno del dolor que describo cuando digo algo como “me duelen los dientes” no presupone un cuerpo fisico. (Puedo tener dolor de dientes sin tener dientes.) Y en éste caso no hay lugar para la méquina. - Es evidente que la méquina slo puede reempla- zar aun cuerpo fisico. Y en la me- dida en que yo puedo decir de tal cuerpo que tiene dolores, asi lo puedo decir también de la maquina. incluso, aquello que podemos comparar con maquinas y lamar méquinas son los cuerpos que deci- mos que tienen dolores. (PG, 105). Con esto de alguna manera completa- mos un ciclo. Wittgenstein esta sefialando la carencia esencial de la computadora: no tiene acceso a las propiedades semanticas, slo a jas formales (Cf. Fodor, 1982). Por ese mo- tivo nunca podré ser considerada el sustituto perfecto de la persona, sino sélo de su “cuerpo”, esto es, de las operaciones mecani- cas, sin sentido. Los significados no son computacionales sino que fluyen en el inter- cambio social. Nosotros somos los que tene- mos que decidir si la psicologia se debe ocu- par de las propiedades formales o de los sig- nificados, Las maquinas, al fin y al cabo, sdlo nos dardn lo que previamente hayamos Psicothema, 1992 EL LENGUAJE DEL PENSAMIENTO COMO LENGUAJE PRIVADO. UNA CRITICA WITTGENSTEINIANA AL INNATISMO DE FODOR puesto en ellas, aunque pueda sorprendernos el resultado. CONCLUSIONES No resulta facil extraer unas conclusio- nes breves de un trabajo tan complejo como el que aqui presentamos. Intentaremos, no obstante, sefialar algunas ideas que nos pare- cen importantes de cara al desarrollo de nues- tra ciencia. Cuando sefialébamos, més arriba, que conducta e inervacién neuronal no son conmensurables no queriamos decir que lo psicolégico pertenezca a una realidad mas alld de lo fenoménico, que encuentra su lugar en el alma, 0 en cualquier mundo platénico, sino en [a realidad misma en la que nos mo- vemos y de la que formamos parte. Distinguir de principio dos sustancias, dos espacios (in- terior-exterior) conduce a lo que Ryle llama error categorial. Consideramos que la mente no reside en la cabeza sino en la accién. La maquina, que es la analogia fisica del espacio interior, s6lo nos devolverd lo que pongamos en ella y, en esa medida, sélo nos proporcionaré una parte de la explicacién de cémo se comportan las personas. Cuando Fodor y Chomsky postulan la existencia de una estructura psicolégica hu- mana anterior al lenguaje presuponen de al- guna forma la necesidad de un lenguaje pri- vado. Frente al mentalismo innatista se pue- den plantear diversas soluciones, muchas de clas consisten en moderar los postulados de! innatismo, pues, volviendo al articulo de Gar- cfa Madruga (1991), se considera imprescindible postular alguna estructura ba- sica innata 0, segtin Gomila Benejam (1990), defender un innatismo “moderado” mas car- tesiano, para el cual no todos los conceptos primitivos tienen por qué ser innatos. Una de las alternativas més interesantes de la adqui- sici6n del lenguaje es la que ofrece Wood- field (1987, p.26) con la nocién de “es- quema”. El nifio puede adquirir ciertas repre- sentaciones en su primera infancia aun antes Psicothoma, 1992 de manejar hipotesis, si esas representaciones son esquemas de reconocimiento. La nocién de esquema, informa Woodfield, procede de Kant y ha sido utilizada, entre otros, por Pia- get, Bartlett, Kagan y Neisser. Pero, ante el cartesianismo moderado 0, incluso, el kan- tismo, nosotros deseariamos defender una postura wittgensteiniana radical, que se con- cretaria en el postulado de que e/ lenguaje es una segunda naturaleza, no existe estructura 0 esquema antes de que aparezca el lenguaje que, a su vez, es exterior (social) antes que interior (personal). Este postulado debe com- pletarse con el reconocimiento de que existe comportamiento antes de que se adquiera el primer juego de lenguaje, antes del primer “salto”, pero las leyes que expliquen dicho comportamiento serdn del nivel de las leyes propuestas por la psicologia asociacionista (E-R, R-R) tan en boga hace atin pocos ajios. La base orgénica de la persona nunca seré es tructura sino limite de las estructuras psicol6- gicas. Luego podremos estudiar el cerebro como un sistema con estructura, pero en ese momento no estaremos haciendo psicologia en un sentido estricto. Wittgenstein realiza una trascendental tarea destructiva pero, coherente con su pen- samiento, de alguna manera deja las cosas como estan. No nos proporciona una teorfa sustitutoria, tal vez. por el temor de crear una nueva “mitologia”. El psicélogo, en cambio, no puede prescindir de la teorfa, sobre todo si quiere que su ciencia tenga aplicacién fuera del aula 0 del laboratorio, y no quede como mero ejercicio de ingenio. Por eso proponemos que la teoria psico- l6gica futura deben ser: a) no reduccionista, la psicologia tiene su propio nivel de defini- cién y explicacién que no es traducible a la causalidad bioldgica o fisica; b) no dualista: el concepto de persona es primitivo, sélo por abstraccién nos planteamos la existencia de dos realidades distintas: mente y cuerpo; ¢) contextual (ecolégica): el comportamiento de las personas, como el de los animales, no es 149 CARLOS RODRIGUEZ SUTIL able de su medio, pero ese medio, a di- ferencia de los animales, es social-comunica- cional, es decir, semdntico; y d) activa: la persona no es un perceptor pasivo, de estirmu- los 0 refuerzos a los que reacciona, sino que la persona se define por sus actividades. EI “nuevo” paradigma que tratamos de perfilar para la psicologia no surge, en ver- dad, de la nada, sino que comprende investi- gadores de muy diversa procedencia, aun cuando no se puede decir que hayan repre- sentado las corrientes de més éxito en sus campos respectivos. Sin embargo, la cuesti del éxito 0 el fracaso, muchas veces, no per: tenece tanto a la ciencia en sf como a Ia so- ciologia de la ciencia. ABREVIATURAS DE LAS OBRAS DE WITTGENSTEIN UTILIZADAS EN EL TEXTO! ou ‘Tractatus Logico-Philosophicus (1918). Edicién bilingiie alemén-espafiol de Ja- cobo Mufioz ¢ Isidoro Reguera; Madrid :Alianza, 1987. WWK Ludwig Wittgenstein und der Wiener Kreis (1929-32). Entrevistas anotadas ta- PR BIB BrB de eee RPP oc quigréficamente por Friedrich Waisman. Citamos indicando la fecha. Traduc- cién castellana de Manuel Arboli, “Ludwig Wittgenstein y el Circulo de Viena”, México: FCE, 1973. Philosophical Remarks (1930). Se cita indicando la pagina de la edici6n inglesa de Raymond Hargreaves y Roger White; Oxford: Basil Blackwell, 1975. Philosophical Grammar (1932). Citamos indicando la pagina de la traduccién in- glesa de Anthony Kenny; Oxford: Basil Blackwell, 1974. The Blue and Brown Books (1933-35).Se cita indicando la pagina del original inglés; Oxford: BasilBlackwell, 1964. Traduc~ cidn castellana de Francisco Garcia Guillén “Los Cuadernos Azul y Marron”; Madrid: Tecnos, 1984. Philosophical Investigations (1945-49). La parte I se cita indicando el mimero de pardgrafo; la parte II secita segtin la paginacién de la traduccién inglesa de G.E.M. Anscombe; Oxford: Basil Blackwell, 1984. Edicién bilingiie alemén-es- pafiol de Alfonso Garcia Sudrez y Ulises Moulines “Investigaciones Filos6ficas”; Barcelona: Critica, 1988 ettel (1945-48). Citamos indicando el nimero de pardgrafo. Traduccién inglesa de G.E.M. Anscombe ; Oxford: Basil Blackwell, 1981. Remarks on the Philosophy of Psychology (1945-49) (vols. I y I. Se cita indi- cando el vol. y el ntimero de pardgrafo. Ediciones bilingties alemédn-inglés,tra- ducidas por G.E.M. Anscombe (I) y por C.G, Luckhardt y M.A.E. Aue (ID; Ox- ford: Basil Blackwell, 1980. On Certainty (1949). Citamos indicando el niimero de pariigrafo de la edicién bi- lingite alemén-inglés, traduccién de Denis Paul y G.E.M.Anscombe; Oxford: 1. Incluimos antes de la bibliograffa una tabla con las abreviaturas de las obras de Wittgenstein, y co indicaciones de la manera en que se las cita. Con ello seguimos la tradicién de la literatura especial zada en la obra del filésofo vienés que, en su mayoria, es inglesa 150 Pesicothema, 19 EL LENGUAJE DEL PENSAMIENTO COMO LENGUAJE PRIVADO. UNA CRITICA WITTGENSTEINIANA AL INNATISMO DE FODOR, REFERENCIAS Ayer, A.J. (1967). Can there be a Private Lan- guage? En H.Morick (ed.) Wittgenstein and the Problem of Other Minds. York: McGraw-Hill (Orig. 1954). 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