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Mikhail = ot V.N. Voloshinov / Mijaft Bajtin ~QUE ES EL LENGUAJE? LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION MAS ALLA DE LO SOCIAL. UN ENSAYO SOBRE LA TEORIA FREUDIANA Edicion a! cuidado i de Guillermo Blanck EDITORIAL ALMAGESTO ! Coleccién Inéditos LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION 1. El intercambio comunicativo social y la interaccién verbal En nuestro articulo precedente,! hemos aclarado la naturale- za social del lenguaje. Hemos indicado los factores, las fuer- yas motrices, que han determinado los orfgenes y el desarro- Ilo del lenguaje: la organizacién laboral de la sociedad y la lucha de clases. Estamos convencidos del hecho de que el Ienguaje humano ¢s un feadmeno de < ciacién presupone, para su realizacis de un hablante sino también de un oyenté Cada linglifética de las impresiones del mundo exter, ya sea d I las que se han formado en la dé nuestra conciencia y han recibido connotacion cas mis fijas y estables, esta hacia iin dyerite, incluso cuando éste no exist real. Ya hemos visto que hasta las mas simples, las mas pri mitivas expresiones de descos, de percepciones puramente fisiolégicas, tienen una clara estructura socioldgica. Todo esto nos da la posibilidad de dar una definicién con- clusiva del lenguaje y de pasar a un examen mis detallado de la enunciacién de la vida cotidiana; y después, de la enuncia~ cién literaria. ‘Ante todo, debemos recordar que la lengua no es algo in- movil, dada de una vez para siempre, y rigidamente fijada en “reglas” y “excepciones” gramaticales. T.a lengua no es de expiesion le Ja hacia otro, 43 V.N. VOLOSHINOV / MIJA{L BAJTIN ningin modo un producto muerto, petrificado, de la vida so- cial: ella se mueve continuamente, y su desarrollo sigue al de la vida social. Este movimiento progresivo de Ia lengua se realiza en el proceso de relacién entre hombre y hombre, una relacién no s6lo productiva sino también verbal. En la comu- nicacién verbal, que es uno de los aspectos del mas vasto in- tercambio comunicativo el social—, se elaboran los més di- versos tipos de enunciaciones, correspondientes a los diver- sos tipos de intercambio comunicativo social No comprenderemos nunca la construccién de una enun- ciacién cualquiera —por completa ¢ independiente que ella Pueda parecer—, si no tenemos en cuenta el hecho de que ella es slo un momento, una gota en el rfo de la comunica. cién verbal, rio ininterrumpido, asf como es ininterrumpida Ja vida social misma, la historia misma. Hasta la comunicacién verbal no es sino una de las innu- merables furmas de desarrollo —“de formacién”— de la co- munidad social en la que se realiza la interaccién verbal entre personas que viven una vida social, Por eso, seria una tarea de. Sesperada intentar comprender la construccién de las enuncia- ciones, que forman la comunicacién verbal, sin tener presente @ ninguno de sus vinculos con la efectiva situacién social que las provoca, Asi llegamos a nuestra ditima conclusién: la esencia efec- tiva del lenguaje esta representada por el hecho social de la interaccién verbal, que es realizado por una o mds enuncia. ciones. eDe qué depende y en gué orden ocure fa muracién de lax formas del lenguaje’ EI material del articulo precedente nos permite construit un esquema del proceso que provoca esta mutacin, esquema que da una respuesta a la pregunta que nos hemos hecho: 1. Organtzacion agricola de la sociedad, 2. Intercambio comunicativo social, 44 LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION 3. Interaccién verbal. / 4. Enunciaciones. 5. Formas gramaticales de la lengua. Este esyuema nos sirve como guia en la investigacién de esa real unidad del lenguaje que llamamos enunciacién No debemos, obviamente, cerrarnos a examinar los pro- blemas ligados al estudio de las formas y de los tipos de la vida econdmica de la sociedad. Estos problemas son objeto de estudio de otras ciencias, las sociales. y en particular de la economia politica. No nos entretendremos mucho tampoco en examinar los varios tipos de intercambio comunicativo social, Para nues- tro objetivo es suficiente indicar los tipos més esenciales y mds frecuentes. S6lo a uno de ellos debemos dedicar, en nuestros sucesivos articulos, una atencién particular, pievisa~ mente al intercambio comunicativo artistico Si observamos de cerca la vida social, podemos indivi- dualizar facilmente, ademés del tipo de intercambio comuni- cativo artistic indicado por nosotros, los siguientes tipos: 1. el intercambio comunicativo ligado a la —en las fabricas, en las industrias, en el koljds?, etc.—; 2. el intercambio comunica- tivo de los negocios —en las oficinas, en las organizaciones sociales, etc.—; 3. el intercambio comunicativo’de la vida cotidiana —encuentros y conversaciones por la calle, la per- manencia en la mesa social, en ta propia casa, cte—: y, final- mente, 4. el intercambio comunicativo social en el sentido propio del término: el propagandistico. escolar, cientifico, fi- losdfico, en todas sus variaciones. Lo que en el articulo precedente habfamos llamado sitwa- cién, no es sino la efectiva realizacion en la vida real de una de las formas, de una de las variedades, del intercambio co- municativo social. Cualquier situacién de la vida que organice una enunciacién, no obstante, presupone inevitablemente a los protagonistas, 45 V._N. VOLOSHINOV / MIJAIL BAJTIN es decir al hablante o a los hablantes. Llamaremos auditorio de la enunciacién a la presencia de los participantes de la si- tuaci6n. Cada cnunciacién de la vida cotidiana —lo veremos un poco més adelante— comprende, ademas de la parte verbal expresa, también una parte extraverbal inexpresada, pero 50- brentendida —situacion y auditorio—, sin cuya comprensién no es posible entender a la enunciacién misma. Esta enuncia- cién, en cuanto unidad de la comunicacién verbal, en cuanto unidad significante, se crea y asume una forma fija precisa~ mente en el proceso constituido por una particular interaccién verbal, generada por un particular tipo de intercambio comu- nicativo social. Cada uno de los tipos de intercambio comuni- cativo referidos por nosotros organiza, construye y completa, @ su manera, la forma gramatical y estilistica de la enuncia- cin, su estructura tipo, que a continuacin llamaremos género. Observemos, aunque sea brevemente, la relacién de un t po de intercambio comunicativo social — el de la vida cot diana— con su correspondiente tipo de interaccién verbal, Ya hemos visto como la situacién y el auditorio provocan el pasaje del lenguaje interior a una expresién externa, la cual es parte integrante de una situacién de la vida que per- manece inexpresada —pero sobrentendida—, y se completa en ella por medio de una accién, de un acto o de una respues ta verbal de los otros participantes de la enunciacisn “Una pregunta completa, una exclamacién, una orden, un ruego: he aqui las formas mas tipicas de la enuncia- cién dela vida cotidiana. Todas ellas —sobre todo la orden, el ruego— necesitah de un complemento y de un comienzo extraverbal. El tipo mismo de ejecucién de estos pequefios géneros cotidianos esti determinado por el impacto de la palabra con el ambiente extraver- bal, y por el impacto de la palabra con una palabra ex- tania —una palabra de otras personas. 46 LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION Asf, la forma de la orden esté determinada por los ‘obstdculos que puede encontrar, por el grado de obe- diencia, etc. La ejecucién del género, en este caso, de- pende de las caracteristicas peculiares de las situaciones de la vida, que son casuales ¢ irrepetibles. Puede hablarse de tipos especificos de realizacién de géneros del Ienguaje cotidiano sdlo donde existan for- mas de intereambio comunicativo cotidiano que sean de algtin modo estables, fijadas por el habito y las circuns- tancias, ‘Asf, un tipo particular de realizacién de género se en- cuentra en la ligera y casual charla de salén, donde todos estiin entre conocidos y donde la diferenciacién —_ subdi- visién— sustancial entre los presentes —Io que Ilamamos “auditorio"— es la divisién entre hombres y mujeres. Aqui aparecen formas particulares de habla, la insinua- cién, las frases veladas, la repeticién de pequefias histo- tias de cardcter notoriamente ligero. (Otro tipo de realizacién de género se encuentra en la conversacién entre marido y mujer, entre hermano y hermana. Personas heterogéneas, al encontrarse casual- mente en una fila, en una oficina, etc., se manifiestan y construyen sus réplicas de manera absolutamente distin- ta. Tienen sus tipos partienlares de enunciaciones las ve~ ladas de los campesinos, las parrandas ciudadanas. las conversaciones de los trabajadores cn la pausa del al- muerzo, etc. Cada situacién fija de la vida corresponde a una organizacion particular del auditorio, y en conse- cuenciaa un repertorio de pequefios géneros cotidianos. El género de Ia vida cotidiana sc ubica siempre en el cauce del intercambio comunicativo social, y es el refle- jo ideolégico de su tipo de estructura, su objetivo y su composicién social. El género de la vida cotidiana es una parte del ambien- te social: de la fiesta, de! tiempo libre, del intercambio 47 2 Si nei ha ne, V._N. VOLOSHINOV /MUJAiL BAITIN comunicativo social en el salén, en la oficina, etc. El Soincide con este ambiente, es delimitado por éi, ¥ to- dos sus aspectos interiores resultan determinados por fe aN. Voloshinoy [/M. Bajtin), Marxismo y flog, fia del lenguaje [, Alianza, Madrid]) El discurso monolégico y el discurso dialégico Se observa el proceso de formacidn de estos Pequefios gé- Tos cotidianos, no es dificil notar que la comunicacién ver ‘en euyo ambit ellos nacen y se Concretizan, se compo- de.dos momentos: Ja enunciacién fecha por el hablante y nie. Esta comprensidn con- in movimiento de la cabeza, ida de la cabeza, etc. Puede sm venie cualquier comunicacién verbal, cualquier inten, cidn verbal, se desenvuelve bajo la forma de intercambio de en janciaciones, 0 sea, bajo la forina de dedlogo ! El didlogo —el intercambio verbal representa la forma mds natural del lenguaje.¢ enunciaciones Mis directamente se puede agregar: 1 Prolongadas en el tiempo de un solo hablante —el discurso de un orador, la conferencia de un protesor, los razonamien- (28 on vor alta de un hombre solitario—, todas esting enuncia- ~ ciones, ne tienen de monolégico sino Ia forma externa, Su qaanela, su construccién semintica y estilistica, son diatégi- cai del gar 48 Pes Amportantisimo que todos los escritores que scar ven 1 procedimiento del discurso monolégico del héroe Jo ten- n presente. De hecho, en la realidad, cada enunciacién —un discurso, LA CONSTRUCCION DE LA FNUNCIACION una conferencia, etc.— esté dirigida a un oyente, es decir 2 su comprension y a su respuesta —obviamente, no inmedia ta, de hecho no se puede interrumpir a un orador 0 a un con. {erencista para hacerle observaciones o darle respucsie su consenso o dixenso; en otras palabras, a la Percepcién va- leradora del oyente —al “auditorio”. Cualquier eradon conferencista experto tiene perfectamente presente este ae, Poste dialdgico de su discurso. Los atentos oyentes que escan {rente a él no son en absoluto una masa indistinta, irere nn mévil, de personas que lo siguen con indiferencia. Ante ef orador existe, en cambio, un interlocutor vivo, variado. Cual- quier movimiento de un oyente, su postura, 1a expresién del rostro, las toses, el cambio de posicién, representa para un orador experto una respuesta clara y expresiva, que acompa- fia sin interrupeciones a su discurso.5 Cyiintas veres un orador debe incluir improvisadamente una divagacién, relatando un caso divertide © una anécdota, no sdlo para reavivar e| humor del auditorio, sino a veces también para subrayar —"acentuar”— un Pensamiento que de otra forma el oyente hubiera dejado pasar sin la dobins atencién. El orador que escucha sélo su Propia voz, o el profesor Atos S6le s# manuscrito, es un mal orador, un mal profecon Ellos mismos paralizan Ja forma de sus enunciaciones, des- truyen el vinculo vivo, dialégico, con su auditorio, y con cso restan valon.a su intervencin, J. La dialogicidad del lenguaje interior Algunos podrian objetarnos: —iBien, admitamos que sea asi! En realidad, en los eicm- plos relatados, el oyente-interlocutor existe verdaderamente, ¥ no hay que maravillarse si las palabras del hablante lec: nen en cuenta. Pero, :e6mo puede ser asi cuando este oyente 49 YV.N. VOLOSHINOV / MIJAIL BAJTIN no existe y el hablante esta solo? ,Acaso la construccién de Jos pensamientos mds futimos, aquellos que se mueven en ol flujo del lenguaje interior 0 son pronunciados en voz alta, acaso también estas enunciaciones secretas estan también orientadas socialmente, tienen también en cuenta a un oyen- te? ,No representan acaso estas enunciaciones solitarias la forma mas pura del monélogo, que no esté dirigido a ningun ‘otro, sino al mismo hablante, y que no depende de ningun otro, mas que de su “estado psicoldgico”? . Nosotros afirmamos decidida y categéricamente que inclu- estas intervenciones verbales intimas son totalmente dialed. ISS stan totalmente’ impregnadas Con Ta valoracion de un oyente potencial, de un auditorio potericial, hasta cuando el pensar en este oyente ha rozado apenas la mente del hablante. Esto se halla demostrado no s6lo por las conclusiones de nuestro articulo precedente. no sélo por la sociologicidad, aclarada por nosotros, de la conciencia humana —de las “sensaciones” y de sus “expresiones™. Este condicionamicn=_ to social. incluso diremos mds precisa y Trancamente, este condigionamiento de clase [social] a cualquier discurso mo- noldgico, cliya mani festact6it Extérna ests dada por Ta dialo- gicidad de tal discurso, podemos verificarlo por nosotros mismos, con nnestra experiencia, aun sin Servirnos de"mates~ rial literario, diarios. anotaciones intimas, etc : - Dé hecho, apenas comenzamos a reflexionar sobre un pro- blema, apenas comenzamos a examinarlo con atencién, y de pronto nuestro discurso interno —que a veces es pronuncia- do en voz alta— toma la forma de pregunta y de respuesta, de afirmaciones y de sucesivas negaciones. Para decirlo br vemente: nucstro discurso se fragmenta en intervenciones se- paradas, mas o menos largas, toma forma dialdgica, ~ Esta forma dialégica es clarfsima cuando debemos tomar una decision. Nosotros vacilamos. No sabemos cual es la me- jor solucién. Comenzamos a discutir con nosotros mismos, 50 LA CONSTRUCCION DE.LA ENUNCIACION comenzamos a convencernos de la exactitud de una decision. Nuestra conciencia parece casi dividirse en dos voces inde- pendientes que se contraponen un a la otra. Y siempre una de estas voces, independientemente de nuestra voluntad’ y de Wilestva conciencia, coincide con la vi Sidn, con las opiniones y con las valoraciones de ld clase a la qué pertenecémios. La segunda voz es siempre la voz del qeprescntante mAs. pico, ideal, de nucstra.¢ . Tia mia seré una mala accién”: ;desde qué punto de vis- ta? Del mio, personal? Pero, ,dénde he obtenide este punto de vista “personal” si no de los puntos de vista de aquellos por los cuales fui educado, junto a los cuales he estudiado, Cuyas ideas he leido en los diarios y he escuchado en encuen- tros y conferencias? ¥ si yo refuto las opiniones del grupo social al que hasta ahora pertenccfa, es s6lo porque la ideo- Jogia de otro grupo social ha comenzado a dominar a mi con- ciencia, la ha rellenado, Ja ha obligado a reconocer la exacti- tud de la realidad social objetiva que la gener6. ‘La mfa sera una mala accion”. Esta “voz de mi concien- cia”, en efecto, deberia sonar asf: “te accion serd una mala accidn desde el punto de vista de los orros, desde el punto de vista de los mejores representantes de w clase”. Puede demostrarse quc no siempre aceptamos este “punto de vista de los otros” como necesario y concluyente. De he- tho. a veces disputamos con él, polemizamos con nuestro in- visible interlocutor-oyente. Pero supongamos incluso que una persona esté irritada contra la sociedad; aun asi, cuanto mas inconciliable sea su hostilidad contra ella, cuanto mas intente esta persona afirmar el propio “yo” individual, el pro- pio “arbitrio” —como dice uno de los héroes de Dostoievs- ki—, tanto més clara resullara la forma dialéyica de su dis curso interno, tanto mas claramente se observard el conflicto ‘en un nico flujo verbal de dos ideologtas. de dos visiones de clase que luchan entre cllas. ‘Asi, por ejemplo, cl odio feroz por sociedad proletaria 51 V._N. VOLOSHINOV / MIJA[L BAJTIN de un “saboteador”, asi como el obtuso hastio de un “peque- ‘to-burgués”, no testimonian en realidad la independencia y {a libre “autoafirmacién” de sus personalidades individuales. Sus monélogos, pronunciados mentalmente 0 en voz alta, se basardn inevitablemente en la simpatfa de los supuestos oyen- tes, es decir, de un auditorio invisible de “fragmentos de la cla- se rota en mil pedazos". Todas las enunciaciones se construi- rn precisamente sobre Ia base de su visién; sus posibles opi- niones y valoraciones determinarén la resonancia interna —o externa— de la voz —Ia entonacién— y Ia eleccidn de las p: Jabras, y su disposicién compositiva en una enunciacién cons creta, En una simple exclamacién mental —del tipo del enoja- do “jBasta, terminémosla!” 0 del indignado “Ni lo pien- ses....!"— estd ya contenida una clara y evidente apelacién a un posible oyente, en tanto compafero, testigo simpatizante o Juez reconocido. Es posible, obviamente, un caso mucho mds complejo aquél en el que resuenen en el lenguaje interior dos voces contradictorias pero parejas, y no se sepa a cudl de ambas darle prioridad, a cual de las dos seguir. Este caso —si es caracteristico de una época determina- da— testimonia la Jucha constante de dos clases, igualmente fucrtes, para obtener el predominio en la vida histérica, lucha que resulta transportada a la arena de la conciencia individual. Queda finalmente un iiltimo caso: aquél en que ta perso- na ha perdido a su oyente interno, y en su conciencia se en- cuentran disgregados todos los puntos de vista s6lidos y ti- Jos: y, por ende, toda la realidad objetiva del individuo, todo su comportamiento social, son guiados sélo por inclinaciones ¢ impulsos casuales, absolutamente irresponsables y faltos de principios. Agui estamos en presencia de un fendmeno de desprendimiento ideolégico del individuo del ambiente so- cial, que habitualmente continiia con el completo desclasa- miento del hombre. En condiciones sociales purticularmente malas, esta separacién del individuo del ambiente social 52 LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION ideoldgico que lo nutre, puede ademds Ilevar finalmente al completo hundimiento de la conciencia, a la locura. El caso que hemos examinado es riqufsimo en marcados conflictos entre lenguaje interior y lenguaje exterior. Cuando cl individuo se aleja de Ia realidad social objeti- va, cuando se destruye el habitual sistema de valoraciones y de puntos de vista, en la conciencia devastada no queda nada que pueda convertirse en una expresin reconocida y autori- zada de un comportamiento social productivo e ideolégica- mente justificado. El mundo de las nuevas palabras, el mun- do de los signiticados nacido de “Ia luz y de la lama” de las revoluciones, permanecié, junto a la nueva realidad social objetiva, fuera del umbral de 1a conciencia, no entré en el ho- rizonte del hombre, no se volvi para él “algo propio”. Las viejas palabras han perdido su correspondencia con 1a reali- dad objetiva, han cesado de ser sus signos, sus simbolos; y el individuo se ha quedado solo con sus confusos estados de animo y sensaciones, que en gran parte estén ya fuera de los ambitos de su expresi6n lingtifstica social. Estos estados de 4nimo y estas sensaciones, a medida que se alejan de su ex- presiOn y formulacion ideolégica —pasaje a los mds bajos estratos de Ia ideologfa cotidiana, que limitan con el estado fisioldgico del organismo—, se reagrupan cada vez mis en torno a un Gnico centro. El individuo que se ha perdido en el mundo social, en re- tribucién se ha encontrado entonces en el mundo de sus in- clinaciones sensibles, desnudamente naturales. Ahora ya no se constituyen en centro organizador los intereses sociales, los Hamados intereses “espirituales”, sino los intereses de Ia vida sexual, los intereses del sexo. Todas las épocas de crisis y de decadencia, acompafiadas por profundos cambios de las feacciones econdmicas y politicas, conocen este triunfo del “hombre animal” sobre el “hombre social". En las visceras ideolégicas de 1a clase moribunda este motivo resuena siempre mds fuerte. Lo sexual se vuelve el remplazo —falsificacion 53 V.N. VOLOSHINOV / MIJAML BAJTIN y sustitucién— de lo social. El amor en su forma més ele- mental, fisiolégica, es declarado el maximo valor y, con los labios de sus portavoces literarios, la conciencia en descom- posicidn de la inteliguentsia [intelectualidad}burguesa de la Europa occidental del siglo XX, intenta anunciar el “nuevo” evangelio: “En el principio era el sexo” (Przybyszewski).© Pero aun antes, en la literatura rusa se habfan dado ejemplos espléndidos de esta descomposicién de Ia personalidad social, obsesionada sélo por la devoradora pasisn sexual. La encontra- mos —obviamente en otro terreno social— sobre todo en Dos- toievski. Debemos postergar el andilisis para el momento en que podamos ocupamnos del andlisis de la estructura del mondlogo y Uel Uidlogo artistico. Nos hemos permitide detenernos bastante en el problema de la dialogicidad de cualquier discurso cotidia- no y de su vinculo con un oyente interior —presupuesto 0 exis- tente—, porque desedbamos dar al escritor principiante una in- rerpretacién estrictamente materialista, marxista, de los proble- mas que a menudo son explicados en forma muy psicologista, por afiadidura totalmente idealista, y por consecucncia de mane- ta errada, El éscritor debe comprender aquellos principios y aquellas condiciones sociales que en la vida real crean los carac- teres y las situaciones que le interesan. En la construccidn de su héroe, el escritor no debe olvidar ni por un instante que la fuer- za de la expresividad artistica depende, en medida considerable, de la fuerza de la verdad de la vida que esta encerrada en la obra. [Las cursivas de este parrafo son nuestras (N. de Blanck)] La inexorable dialéctica de los acontecimientos sociales, Ia cruel coherencia de la ley de causa y efecto, deben ser las mismas tanto en la vida como en la novela 4. La orientacién social de la enunciacién Pero volvamos todavia a nuestro tema principal. Estamos convencidos de que cada discurso es dialdgico, LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION dirigido a otra persona, a su comprensidn y a su efectiva 0 potencial respuesta. Esta orientacién hacia un “otro”. hacia tn oyente, presupone inevitablemente que se tenga en cucn- ta la correlacién socio-jerdrquica existente entre ambos in- terlocutores. Como habiamos indicado en el articulo prece- dente, la forma de la enunciacién —por ejemplo, “quiero comet”— cambia segtin la posicién social del hablante y Gel oyente, y segdn lwda la situacién social en la que tal enunciacién se realiza. Hemos convenido Hamar orienta- cidn social de la enunciacién a esta dependencia de la enun- tiacion del peso socio-jerdrquico del auditorio —esto es. Ge la pertenencia de clase de los interlocutores, de su con- dicidn econdmica, profesién, posicién de servicio o (como ocurria, por ejemplo, en la Rusia anterior a la Reforma) de fu titulo, grado, de la cantidad de siervos de la gleba, del capital, etc. Esta orientacién social estara siempre presente en cual- quier enunciacién del hombre, no sélo verbal sino también gestual —obhtenida por medio de gestos o de mimica—, in dependientemente de la forma en que se realiza: tanto si la persona habla consigo misma —monélogo—, 0 si en la con- Versacion participan dos 0 més personas —dialogo. La orientacién social es una de las fuerzas organizadoras vivas que, junto con la situacién de la enunciacin, constituyen no solo Ta forma estilfstica de ésta, sino también su estructura puramente gramatical. En la orientacién social encuentra su reflejo de ta enun- ciacién —presente o presupuesto—, ya que fuera de ella. co- mo hemos visto, no habria nacido, ni habria podido nacer ningtin acto de comunicacién verbal, Para cl interés del escritor, que 10 construye sélo enun- ciaciones, sino un completo perfil del héroe, debe notarse que los Hamados “modales del hombre” —el “saber com- portarse” en sociedad— son en sustancia la expresion ge: tual de la orientacién social de la enunciacion. V._N. VOLOSHINOV / MUAfL BAJTIN Fsta forma corporal exterior del compurtamiento social del hombre —movimientos de las manos, postura, tono de voz—, que habitualmente acompaiia al discurso, esta deter- minada por el tener en cuenta al auditorio presente, y en con- secuencia por la valoracién que se le da. Qué son las buenas maneras de Chichikov —que se diferencian segiin se encuen- ue en presencia de Korébochka, de Pliushkin o del general Betrischev —7 sino la expresién gestual del hecho que él tic- ne siempre y habitualmente en cuenta al auditorio, y com- Prende con sutileza tanto Ia situacién como Ia personalidad social del propio interlocutor, actitud que ha penetrado hasta la médula de Chichikov y que es mny necesaria para todas sus empresas? La palabra y el gesto de la mano, la expresién del rostro y la posicién del cuerpo, son igualmente dependientes, estin igualmente organizados por ta orientacién social. “Los malos modales” estén dados por no tener en cuenta al propio inter- locutor, por ignorar el vinculo soviu-jerarquico que existe en~ tre hablante y oyente; estén dados por cl habito —a menudo inconciente— de no cambiar Ia orientacién social de la enun- ciacién —con la palabra o con el gesto— cuando cambia el ambiente social, cuando cambia el auditorio Por esto el escritor, al dotar a su héroe de “malos” o “hur- vs" modales, debe tener siempre presente que no pueden cx- l.carse estos modales sélo como resultado de presupuestas Peculiaridades innatas”, cualesquiera que sean, 0 del “ca- rdeter”. Se podria decir, sobre todo, que el héroe ha recibido Sus modales de la educacién. Es obvio que esto es parcial- mente verdadero, pero es necesario no olvidar que la educ cién misma no es sino laaspiracién de ensefiar al hombre a tener constantemente en cuenta a su auditorio —a lo que se le Nama “saber comportarse en sociedad”—, de enscfiar una expresion precisa y téctica —jla “cortesia” de Chichikov!—, por medio de gestos y de mimica, de la orientacién social de las propias enunciaciones. 56 i I ' LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION 5. La parte extraverbal —sobrentendida— de la enunciacién - Cada enunciacién, ademés de esta orientacién social, contie- ne un significado, un contenido. Privada de este contenido, la enunciacién se transforma en un enlace de sonidos sin senti- do y pierde su caracter de interaccién verbal. “E] otro” —el oyente— nada tiene que hacer con esta enunciacién. Ella se vuelve incomprensible y deja de ser condicién y medio de comunicacién lingiifstica. A estas enunciaciones privadas de sentido pertenecen los “versos” de Kruchénij: “Go osnieg kaid Mr batulba [...]”,¥ etc. Estas enunciaciones pueden ser interesantes por su sonoridad, pero no tienen ninguna rela- cién con la-lengua en el sentido propio del término, y por lo tanto no incumiben a nuestro examen Asi, cada enunciacién efectiva, real, tiene un significado determinado. Aunque si tomamos una enunciacién, incluso la mas comin —banal—, no siempre podemos aferrar de inme- diato su significado. Muchos lectores, probablemente, han escuchado o pronunciado las palabras: “jh, es asi!”. Y cada vez, por mas que puedan romperse la cabeza, no se compren- © derd el significado de esta enunciacidn si no se conocen to- das las condiciones en las que ella se ha pronunciado. En condiciones distintas, en situaciones distintas, esta enuncia- cidn tendra también significados distintos Propongamos a nuestros mismos lectores encontrar ejem- plos en Jos que fa misma enunciacién verbal “jAh, es asi!” tenga un significado completamente distinto: saré un signo de maravilla, de indignacidn, de alegria, de tristeza: en otras palabras, serd nuestra respuesta, nuestra réplica, a aconteci- mientos y circunstancias absolutamente diversos y disimiles. Casi todas las palabras de nuestra lengua pueden tener signi- ficados distintos, segtin el sentido general de toda la enuncia- cién.Este sentido general depende tanto de la situacion inme- diata que ha generado directamente la enuncigein, como de - 57 V.N. VOLOSHINOY / MUAIL BAJTIN ludas las causas y condiciones generales ms remotas de aquel intercambio comunicativo verbal dado. ‘Asi, cada enunciacién se compone en cierto sentido de dos partes: una verbal y una extraverbal. No olvidemos que estamos examinando sélo enunciacio- nes de la vida cotidiana, que ya se han vuelto 0 estén por vol- verse géneros cotidianos. Sdio estas simplisimas enunctacio- nes nos dan la clave de la comprensién de la estructura lin- giifstica de la enunciacién artistica. {Como podemos representarnos la parte extraverbal de la enunciaci6n? Lo aclararemos fécilmente sirviéndonos del siguiente ejemplo: Un hombre de barba gris, sentado ante una mesa, después de un minuto de silencio, dijo “jya!”. Un joven, que estaba de pie delante de él, enrojeci6 violentamente, se dio vuelta y se fue. {Qué puede significar esta breve, pero, por cierto, extre- madamente expresiva enunciacién “ya? Por més que pueda estudiarse esta enunciacidn desde todos los puntos de vista gra- maticales, por mas que se puedan acoger en los diccionarios to- dos los significados posibles de esta palabra, sin embargo no aleanzaremos a comprender nada de esta “conversacidn™. Pero esta conversacién esta lena de significado, su parte verbal tiene un sentido preciso, y representa un didlogo com- pleto, aunque breve: la primera intervencién esta dada por el “iya!” verbal, la segunda intervencién esta sustituida por la reaccién orgdnica del interlocutor —enrojecimiento del ros- tro— y por su gesto —su alejamiento silencioso. {Por qué no comprendemos nada? Justamente porque no conocemos la segunda parte de la enunciaci6n, la extraverbal, que determina el significado de la primera parte, la verbal. Ante todo, no sabemos dénde ni. cucndo ocurre esta conversacién; en segundo lugar, no conacemos el ar- gumenco de la conversacién; y, finalmente, no conocemos la aa 58 Lk i | | LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION relacién que ambos interlocutores tienen con respecto a este argumento, sus respectivas valoraciones del mismo ‘Supongamos sin embargo que estos tres momentos de la parte extraverbal de la enunciacidn, desconocidos por noso- tros, se nos vuelven conocidos: el acontecimiento se desen- yuelve ante la mesa de un examinador, el examinado-no ha jospondido a una de las preguntas mas simples que se le han propuesto; el examinador con reprobacién y con un poco de Gesagrado dice “jya!”; el examinado comprende que se lo ha reprobado, se avergiienza y se aleja. ‘Ahora en nuestro campo visual, en nuestro horizonte, han entrado aquellos aspectos escondidos de la enunciacién, que estaban sin embargo sobrentendidos por los hablanies. La pe- quefia palabra “jya!, que a primera vista era vacta ¢ insigni- ficante, se llena de significado, adquiere un sentido comple- tamente definido y. si se quiere, puede ser descodificada con una frase larga, clara y completa, por ejemplo, del tipo: {Mal, mal, compafiero! Por més que me desagrade, de todos modos debo ponerle una calificacién insuficiente”. Precisa- mente de este modo, el cxaminado comprende esta enuncia- cidn, y concuerda completamente con ella. ‘Acordemos Hamar con un término que ya nos es conocido, situacidn, a los tres aspectos sobrentendidos de la parte extra~ verbal de la cnunciacién encontrados por nosotrus. ef espacio y el tiempo en el que ocurre la enunciacién —el “dénde" y el Scudindo”—, el objeto 0 tema sobre cl que ocurre la'enuncia~ cidn —"aquello de lo que” se habla—, y la actitudde los ha- blantes frente a lo que ocurre —"la valoracién™ ‘Ahora nos resulta clara que precisamente la diferencia de las situaciones determina la diferencia de los sentidos de una misma expresién verbal. Por lo tanto, la expresién verbal, la enunciacién, no refleja sélo pasivamente la situacién. Ella representa su solucidn, se vuelve su conclusidn valorativa y al mismo tiempo, la condicién necesaria para su ulterior de- sarrollo ideolégico. 59 V._N. VOLOSHINOV / MIJAIL BAJTIN Ya hemos propnesto a los lectores hace: uta experiencia, verificando el cambio de significado de las palabras “;ah, es asi!”, es decir, hemos propuesto encontrar situaciones en las cuales esta expresién asuma cada vez un significado dis. tinto. Para mayor claridad, mostraremos un cambio de signifi- cado de Ta exclamacion “jya!”. Ante todo cambiemos la situacién, En lugar de la mesa de examen, el portillo de una casa. El casero ofrece un grueso fajo de billetes y dice con una voz apenas perceptible: “ya En esta situacién, el sentido general de la enunciacién ya ho corresponde a un reproche, sino sobre todo a una udrites Sn un poco envidiosa: “Qué suerte que tuvo ése!... ;Ganar un pozo de dinero!”. Todo nos muestra de manera bastante convincente qué pa- Pel importante tiene la situacién en la creacién de la enanera, cidn. Si los hablantes no estuviesen unidos por esta situacion, ° sino tuviesen una comprension en comtin de lo que estd ocu- rriendo y una clara actitud al respecto, sus palabras serian ins comprensibles: para cada uno de ellos, serfan insensatas ¢ indtiles. S6lo gracias al hecho de que para cllos existe algo “sobrentendido”, puede realizarse su comunicacisn verbal, su interaccién verbal. Sobre la funcién que lo sobrentendido tiene cn la cnuncia- cién artistica, deberemos hablar a continuacién. Notemos, Por el momento, que ninguna enunciacién —cientifiea, tile, Solica, literaria— puede efectuarse en general sino con algo sobrentendido, 6. La situacion y la forma de la enunciacién; fa entonacién, la eleccién y la disposicion de las palabras Una vez establecido que el-significado de cualquier enuncia clon de la vida cotidiana,depende de la situacién y de la 60 LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION orientacién social frente al oyente-participante de tal situa- cion, debemos ahora examinar Ia forma de la enunciacion De hecho, el contenido y el significado de una enunciacion necesitan de una forma que los realice, que los efectiie, pues fucra de tal forma ellos no existirfan siquiera. Aun si la chun. ciacién estuviesc privada de palabras, deberfa quedar el soni. do de la voz —Ia entonacién— 0 incluso solamente un ges. to. Fuera de una expresién material, no existe la enuncia, cidn, ast como no existe tampoco la sensacién Desde el momento que hemos tratado con enunciaciones verbales, nuestra tarea inmediata consiste en aclarar el vin. culo existente entre la forma verbal de la enunciacion, su $i. tuacién: y su auditorio. Obviamente, aqui no tocaremos el problema de la forma artistica Consideraremos como elementos fundamentales, cons- tructivos de la forma de la enunciacidn, sobre todo al sonido expresivo de la palabra, es decir, la entonacion, también a la eleccion de la palabra, y finalmente a su disposicion en el in. terior de la enunciacion. * Estos tres clementos, por medio de los cuales se constru- ye cualquier enunciacién significante, que tenga por lo tanto un contenido y una orientacidn social. serin examinados por nosotros sélo brevemente y de modo introductorio; ya que a continuacién, cuando hagamos el andilisis de la construccin de la enunciacién artistica, seran uno de los objetos principa. les de nuestra investigacion, EI vinculo entre la enunciaci6n, su situacidn y su audito- Ho se establece sobre todo mediante la entonacién. Ya hemos tocado parcialmente el problema de la entonacién en el arti~ culo precedente. Ahora subrayaremos el hecho que la entona- cion tiene un papel esencial en la construceién de la enuneia. ci6n tanto de la vida cotidiana como de la artistica. Existe un Proverbio bastante difundido: “el ono hace la miisica””. Pro. visamente este “tono” —la entonacién— hace la “mtisica” —_ ¢l sentido, cl significado general— de cualquier enuneiacién 61 V.N. VOLOSHINOY / MIJAIL BAJTIN ____ YN. VOLOSHINOV / MATL At Una misma palabra, una misma expresién, pronunciadas con una entonacién diferente, toman un significado diferente Uno despreciativo puede volverse carifioso, uno carifioso puede volverse despreciativo “jEspera. querido, que ya vas a ver!...". Una palabra afirmativa puede volverse interrogativa —jsi! y zsf?—, una formula de excusa puede volverse una demanda “discilpeme, he tomado su abrigo” y “disciilpeme, Este es mi abrigo”. ‘La situacin y el correspondiente auditorio determinan sobre todo precisamente la entonacién y, a través de ella, rea~ lizan la eleccién de las palabras y su disposicién, y dan un sentido a toda la enunciacién. La entonacidn es el conductor ids duictil, mas sensible, de las relaciones sociales existentes entre los hablantes en una situacién dada. Cuando dijimos que la enunciacién representa la solucién de la situacién, su conclusién valorativa, tenfamos en mente sobre todo a la en- tonacién de la enunciacién. Sin desarrollar més alla nuestro pensamiento, diremos que la entonacién es la expresion so- nora de la valoracién social. Nos convenceremos en seguida de la excepcional importancia de esta conclusién, Ahora trai- gamos s6lo un ejemplo que ilustra brillantemente los pensa- mientos que lieiios expresado: “Porque en Rusia, aunque hay aspectos en los que no hemos alcanzado a los extranjeros, en lo que se refiere al rato los hemos dejado muy atris, Es posible detailar todes los matices y gradaciones de nuestro trato. El francés 0 el aleman no podran comprender jams toda estas particularidades y diferencias. Casi la misma voz y el mismo lenguaje empleara para hablar con un millo- nario que con el estanquero, aunque, como es légico, in- teriormente se arrastrara con servilismo ante el primero. Nosotros somos distintos: entre nosotros los hay tan lis- tos que con el terrateniente poseedor d¢ doscientas al- mas hablarén cn un tono completamente distinto que 62 LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION cuando se trata de un propietario de trescientas. Y con el de trescientas empleard otro tono que cuando se dirija a un propietario de quinientas, y con el de quinientas cambiaré con relacion al de ochocientas. En una pala~ bra, aunque se Iegase hasta el_millén aparecerfan mati- ces nuevos. ‘Supongamos, por ejemplo, que existe una oficina, no en nuestro pais, sino en la otra punta del mundo, y que esa oficina tiene su jefe. Contempladio, os lo ruego, cuando se encuentra entre sus subordinados.... ;El temor nos impedira pronunciar una sola palabra! Orgullo, no- bleza, ,qué no reflejara su rostro? Como para tomar el pincel y hacerle el retrato. ;Prometeo, Prometeo, clava- do! Su mirada es de dguila y camina con lentitud y ma- jestad. Pues bien, esa misma Aguila, cuando sale de la ‘oficina y se acerca al despacho de su superior, marcha como una perdiz, con los papeles bajo el brazo, per- diendo los estribos. Lo mismo da en la vida social que en una velada, si los que le rodean son de categoria in- ferior a la suya. aunque sélo ligeramente inferior, Pro- meteo sigue siendo Prometeo, pero si los que le rodean son un tanto superiores, Prometco experimenta una me- tamorfosis que ni el propio Ovidio seria capaz de ima- nar. {Se convierte en una mosca, menos que en una mosca. en un granito de arena! ‘Pero si ése no es Ivan Petrévich —piensa uno mirindolo, Ivan Petrovich es mis alto, y éste cs pequefio y delgado. Aquél habla con voz de trueno y no se rie nunca, y a éste no hay quien te entienda: pfa como un pajarito y constantemente se ric” Pero se acerca uno, lo mira y, en efecto, se trata de Ivan Petrovich. ‘Hola, hola’ —piensa uno”. (Gégol, Las alinas muertas) En este fragmento extraido de Las almas muertas, Gogol ___—__LA CONSTRUCCION DE LA Errore ha pintado con enorme agudeza cl brusco cambio de entonacién 63 V.N. VOLOSHINOV / MUA{L BAITIN correspondiente al cambio de situacién y de auditorio de la enunciacién. En una Rusia que se regia con la servidumbre de la gleba, con la burocracia oficinesca y con el sofocamien. to policial de todo lo que existfa de honesto, recto, indepen- diente, aparecfa clarfsima la desigualdad social de los hom- bres. Fsta desigualdad social encontraba su expresion sobre todo en los diversos matices de entonacién, desde aquél ru- damente arrogante, hasta el vilmente humilde. Esta entona- ci6n era expresada no sélo por la voz, sino por el cuerpo en- tero de la persona: por sus gestos, por sus movimientos, por su mfmica. Es una exacta verdad que el Aguila se transforma. ba en perdi: El cambio de auditorio —un intercambio de frases por ra- zones de negocios, o de simple vida cotidiana, no con un su- bordinado sino con un jefe— provocaba obviamente una dis- tinta orientacién social de la enunciacién. Eso resultaba re- flejado de inmediato, como veremos, por la entonacibn — manera de hablar— y por la gesticulacién —manera de com- Portarse.° Si Gégol hubiese relatado, en el fragmento citado, también cl contenido verbal de las enunciaciones de Iviin Pe. trévich, nos hubiésemos dado cuenta de inmediato de que ef cambio de orientacién social —consecuente al cambio de la situacién y del auditorio— se manifestaba no sélo con la en. tonaci6n, sino también con la eleccion y la disposicién de las palabras en la frase. No olvidemos que la entonacidn es so- bre todo la expresién de Ia valoracion de la situacién y del auditorio. Por este motivo. cada entonacién necesita de pala- bras que le sean correspondientes — que le estén “adapta. das"— ¢ indica, asigna, a cada palabra, el puesto que debe ecupar en la proposicidn, a la proposicin en la frase, a la frase en la enunciacion completa. , En otro tramo de Las almas imuerta: encuentro entre Chichikoy y Pliushkin, tenemos una repr sentaciéu precisa del proceso de eleccién de la palabra mas adecuada a la correlacién social existente entre el hablante y . la escena del primer 64 LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION el oyente, palabra que minuciosamente tiene en cuenta todos, justamente todos los detalles de la persona social del interlo- cutor, su estado econ6mico, su clase, su posicidh social, ete. “Pliushkin Hevaba varios minutos sin decir palabra, y Chichikov seguia sin poder iniciar la conversacicn, distraido por el aspecto del duciio de Ja casa y por to- do cuanto en la habitacién habia. Permanecié largo ra- to sin acertar con las palabras a que podia recurrir pa- ra explicar las causas de su visita. Tentado estuvo de decirle que habia ofdo hablar de lus virtudes y excelen- tes cualidades de su alma, por lo que consideraba un deber rendirle personalmente el tributo de su respeto, pero se dio cuenta de que eso cra demasiado. Mird una vez mas de reojo todo cuanto habfa en la habitacién y comprendié que las palabras ‘virtud’ y ‘excelentes cualidades de su alma’ podfan ser sustituidas perfecta- mente por las de ‘economia’ y ‘orden’. Por eso, modi- ficando asf su discurso, dijo que habia ofdo hablar de su economia y de la excelente direccién de sus fincas. por lo que haba estimado un deber acudir a conocerlo ¥ a presentarle personalmente sus respetus”. ((GOg0l, ibjdem)] Aqui, en la conciencia de Chichikov, esté desenvolviéndo- se ahora una lucha entre algunas palabras, aquellas considera- das mds adecuadas. El debe sopesar la relacién existente en- tre el desorden salvaje y la impresionante suciedad de la ha- bitacion de Pliushkin, su ropa incretblemente mugrienta, des~ garrada y miserable, y el hecho de que Pliushkin es un propie- tario riquisimo, que pose mas de mil siervos de la gleba. Por fin, después de haberse orientado perfectamente en esta situacién, de haberla comprendido y cvaluado correcta- mente, Chichikov encontré también la entonacién justa y las palabras correspondientes a ella. Coordinar estas palabras en 65 N. VOLOSHINOV / MAIL BAITIN una frase completa ya no representa més dificultad. Aquella situacién dada y aquel oyente dado —situacién y auditorio— no requerfan ninguna elaboracion estilfstica particular de la frase. Eso se podfa contentar facilmente'con una frase hecha y de uso comiin, un “estereotipo”: “habla ofdo hablar de su economia, [...] habia estimado un deber acudir a conocerlo Estilistica de la enunciacién de la vida cotidiana Con todo, en otra situacién Chfchikov no se encuentra so- lamente ante el problema de la eleccién, sino sobre todo an- te el de la disposicién de las palabras, 0 sea, de toda la cons- truceién estilistica de su enunciaci6n. El interlocutor ya no es Pliushkin sino el general Betrischev. Y he aqui que cl aplastante peso social, el grado de general, y el mismo aspec- to fisico de Betrischev. obligan a Chichikov a construir sus enunciaciones con excepcional afectacién. Para no hablar de la entonacién particularmente deferente y un poco solemne, la misma composicion verbal del discurso de Chichikov no se sirve de palabras habituales, cotidianas, sinw que esté em- butida con “palabrones” arcaicos, tomados del lenguaje li- bresco eclesidstico. El principio que ha guiado la eleccisn de las palabras de Chichikoy en esta situacién es muy simple: la alta posicién social del oyente requeria palabras “altas”, no un lenguaje Cotidiano, y un estilo “alto”, elevado. Las palabras que se usaban habitualmente para conversar con propictarios de li- naje mediano o con funcionarios de bajo rango, eran en este caso inadecuadas. Y no sdlo las palabras. Su misma disposi- cién debja ser particular, tal que diera al discurso un flujo re- gular, ritmico, una cierta musicalidad y poesfa, No. era sufi ciente exponer con claridad y sencillez el pensamiento propio: era necesario embellecerlo con comparaciones, reavivarlo con 66 | | | LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION, __ LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACTION —— giros de palabras especiales, volverlo una obra casi artistica, hacerlo casi verso. “Cou la cabeza inclinada respetuosamente y extendiendo Jas manos como si se dispusiera a levantar una bandeja lena de tazas, hizo una flexién de tronco con asombrosa agilidad y dijo: — He considerado un deber el presentarme a Su Ex- celencia. Siento una gran estimacién hacia el valor de Jos hombres que salvaron a nuestra patria en el campo de batalla y he considerado un deber el presentarme per- sonalmente a Su Excelencia. Esta manera de abordar la visita parecié agradar al general, Tras una acogedora inclinacién de cabeza, dijo: “Mucho gusto en conocerle. Tenga la bondad de sentarse. ;Dénde ha servido usted? La carrera de mi servicio —dijo Chichikoy, aco- modandose no en el centro del asiento, sino de lado, y sujetdndose al brazo del sillén— empez6 en una oficina publica, Su Excelencia. Luego estuve en un juzgado, en una comision de obras y en Aduanas. Mi vida se podria comparar a un bajel enue las olas, Su Excelencia. Mis pafiales. por asi decirla, fueron 1a paciencia. Podria decirse que soy la encarnacion de la paciencia.... ¥ en cuanto a los enemi~ gos que han atentado contra mi misma vida, no hay pa- Iabras que to describan ni colores ni pinceles que lo pin ten, asi que en el ocaso de mi vida busco sdlo un rincén donde pasar el resto de mis dfas”. (Gogol, Las almas muertas) {Cuil es la caracterfstica mas importante de Ta construc” cion de esta enunciacién? Dejemos de lado el contenido del discurso de Chichikov, que esta —obviamente— ligado al contenido de toda Ia obra, y dediquémonos a examinar solo . 67 V_N. VOLOSHINOV / MALL BAJTIN su forma. Al hacerlo, debemos olvidar el haber supuesto con- vencionalmente que teniamos ante nosotros no una obra lite- raria —ya que no ha Ilegado todavia el momento de exami- nar su estilistica—, sino un documento de enunciacién real, Pronunciada en un tiempo real y en una situacién real, por una persona real. Este procedimiento de interpretacién convencional de una enunciacién artistica como enunciacién de Ia vida cotidiana es cientfficamente peligroso, y admisible sélo en casos ex- cepcionales. Sin embargo, en tanto no dispongamos de una cinta magnética grabada que pueda transmitirnos la efectiva tanscripcidn de la conversacién entre personas reales, debe- mos utilizar al material literario teniendo siempre presente su particular naturaleza artistica. Por lo tanto, consideremos por un momento como si fue- se la vida misma a esta invencidn que refleja la realidad, sin plantearnos el problema del grado de scmejanza exisiente en- te la realidad artistica de Las almas muertas y la realidad hist6rica de la vida rusa de los afios 20 y 30 del siglo XIX Supongamos que ante nosotros se desenyuelve la conversa. cidn, ocurrida hace un siglo, entre estas dos personas: una, excepcionalmente respetable, poderosa y de aspecto majes- (uoso —el general Betrischev—, y la otra, menos poderosa y menos representativa, pero aun de aspecto decididamente “respetable” —el consejero Chichikov. Siguiendo nuestro esquema, deberemos ante todo lijar la relacion de dependencia existente entre la vida econémica y politica en general de la Rusia de aquel periodo, y cl tipy de intercambio comunicativo social —cotidiano— que estamos examinando. Obviamente, no tenemos el derecho de hacerlo. No es posible pasar directamente de la economia 0 de Ia po- Iitica reales al tipo de intercambio cémunicativo social repre- sentado en una obra literaria, Pero podemos suponer, sin te- mur a equivocarnos, que la relacién de dependencia existente entre la “base” econémica —el “fundamento” econdmico de 68 LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION Ja sociedad— y el tipo de intercambio comunicativo cotidia- no, se haya realizado en el “poema” de Gégol en la misma medida que en la vida real. Supongamos que lo mismo ocu- rra también para aquello que concierne a la relacién de de- pendencia existente entre el tipo de intercambio comunicuati- vo cotidiano y el tipo de interaccién verbal que tiene lugar en él, Nos resta mostrar, por lo tanto, cdmo aquella situacién da- da y aquel auditorio dado han encontrado su expresién en los Ambitos de un género de la vida cotidiana ya definido y com- pleto, es decir, en el dialogo entre personas que inician su co- nocimiento y cuya ubicacién en la escala socio-jerarquica es distinta, La situacién y el auditorio, como ya dijimos, determinan sobre todo Ia orientacién social de la enunciacién y, final- mente, el rema mismo de Ia conversacidn. La orientacidn so cial, a su vez, determina la enronacién de la voz y la gesticu- facién —que dependen parcialmente del tema de la conver- sacién—, en las cuales encuentra su expresién exterior la di- simil relacién del hablante y del oyente ante aquella situa- cidn y su distinta valoracién de la misma. Qué constituye el contenido, la composicién tematica de las enunciaciones de Chichikov? Este fragmento encierra dos temas: (1) el tema de la motivacién del conocimiento y (2) cl tema de la narracién de la propia vida. tos dos temas estiin entonados con excepcional obse- quiosidad y sumisi6n. A decir verdad, sélo pademos tratar de adivinar cual era la entonacién de Chichikov. Ella no se nos da en el llamado “relato del narrador” que encuadra al discur- so de los personajes. Incluso si focalizamos la atencidn en la expresion gestual de la orientacién social de las enunciacio- nes Ue Chichikov, indicada por el “relato del narrador” (“Con 1a cabeza inclinada respetuosamente [...]” y “[...] acomodan- dose no en el centro del asiento, sino de lado, y sujetindose al brazo del sill6n [..-}”), no podemos dudar de! hecho de que VN. VOLOSHINOV / MIJAIL BAITIN también la entonacién de Chichikov armonizaba con la trans- formacién del “Aguila” en “perdiz”. Con una entonacién similar se armonizaba ademds la eleccién de las palabras. Ya hemos notado una caracteristica: cl predominio de palabras y expresiones prestadas del len- guaje libresco eclesidstico. Segunda caracterfsticu: la gran cantidad de palabras y de expresiones “descriptivas” que sustituyen a las denominacio- nes habituales de algunos objetos. almente, la tercera caracterfstica: la completa ausencia del pronombre personal “yo” —tanto en el nominativo como en otros casos. Ya el primer intercambio entre Chichikov y el general Be- trischev pone en descubierto la efectiva correlacién social existente entre ambos hablantes, relacién que determina todo el estilo de sus discursos. A decir verdad, la eleccién de las pa- labras que Chichikoy tiene a su disposicin para sus interven- Clones es muy limitada y escasamente original. El género usa- do en este tipo de intercambio comunicativo cotidiano, que ya estaba histéricamente formado y habia alcanzado su perfec cién, no permitia variaciones muy libres ni diversas. No obs- tante, incluso en estas formulas tradicionales de presentacion de uno mismo a una persona jerarquicamente superior. conver- tidas en estercotipos linguisticos, Chiclikov logré modificar, de un modo absolutamente imperceptible, no sdlo la construc~ cién semantica, sino también parcialmente ta construccién gramatical de la frase: logré insertar gradaciones —“mati- ces"— tales, que la distancia social entre los interlocutores ex- presada verhalmente resulte todayfa-un poco mas subrayada. La principal aspiracién estilistica de Chichikoy es construir las propias enunciaciones de modo que su persona resulte lo mas descolorida e insignificante posible. El sentido directo de su primera frase es el siguiente: “; Vuestra Excelencia! Yo con- sidero mi deber presentarme a usted, ya que experimento por usted deferencia....", etc. 70 LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION {Qué hace Chichikov con esta frase? Omite el pronombre personal, pasa el verbo al pasado, ubrevia la frase ys para di- figirse al general, sustituye al vocativo con un dativo: “He considerado un deber el presentarme a Su Excelencia”. Se obtiene un curioso espacio seméntico, que subraya la nulidad de Chichikov y la gran importancia de su interlocu- tor. La frase comienza a asumir un significado ligeramente distinto, que puede ser interpretado aproximadamente asi: ‘cualquiera ha considerado su deber presentarse..... etc. {Por qué cualquiera? Porque Chichikov, en cuanto tal, era todavia un desconocido para el general, y en esta circunstan- cia el hecho de que sea conocido es intitil: “zEs obligatorio conocer el nunibre y el patronfmico de una persona que no se ha distinguido por sus grandes acciones?” —dice a continua- cidén el mismo Chichikov. Pero ;por qué motivo “ha considerado” y no “considera”? De nuevo, porque la primera vislumbre de conciencia de es- te deber exige que se lo piense, que se lo represente como ya cumplido. Pero he aqui que el feliz y alegre acontecimientw se ha verificado no ya en el pensamiento, sino en la realidad: é| —cualquiera, un desconocido para el gencral— esti fren te a la persona fisica de la elevada personalidad, esperando obsequiosamente los resultados de su atrevida empres ‘Asf, la formula lingiifstica estereotipada con la cual se presenta a un general comienza a brillar con un nuevo sig! ficado, se envuelve con nuevos tonos estilisticos y refleja co- mo en un espejo la verdadera relacién socio-jerirquica de los interlocutores. Sin embargo, hemos podido aferrar. compren- der y subrayar con claridad todas estas nuevas gradaciones —matices— del pensamiento, s6lo gracias al conocimiento de Ia parte extraverbal de la enunciacién. Pero continuemos mas allé. El hecho de que Chichikov haya cumplido el primer paso; presentandose, podria de to- dos modos parecer muy atrevido. Es necesario argumentar, justificar inmediatamente el propio atrevimiento. Este es el 71 V_N. VOLOSHINOV / MUJAIL BAJTIN objetivo de su frase siguiente, En ella falta también un fugaz acento gramatical sobre la persona del hablante. Hubiera es- tado fuera de lugar subrayar de golpe la propia existencia usando un pronombre personal, y ademis en una frase locuaz del tipo: “Yo respeto el coraje de los generales que han de- fendido a Rusia.... y por lo tanto considero mi deber....”, ete. De hecho, a causa de Ia posicién social de Chichikov —res- pecto a su interlocutor— sus enunciaciones también deben ser modestas, breves, y tener un estilo brioso, que nace ine- ablemente de la conciencia de la solemnidad de un mo- mento como es jel estar cara a cara con el general Betrischev en persona! Chichikov, como el habil estafador e inteligente aventurero que cs, conoce muy bien lus puntos débiles de sus interlocutores. La frase, larga y desenvuelta, se abrevia de in- mediato, desaparecen los pronombres personales, las deno- minaciones precisas de los objetos son sustituidas por expre- siones descriptivas: “Siento una gran estimacin”. ;Hacia qué? Ciertamente, no hacia el coraje, sino “hacia ¢/ valor”. 4De quién? No de los generales, sino “de los hombres”. De cuales? No de aquellos que defendieron a Rusia, sino “gue salvaron a nuestra patria. ,Dénde’ No en los combates, si- no “en el campo de batalla”. Hay suficientes motivos, y ademas expuestos convincen- te y artisticamente —es obvio, desde el punto de vista solo de Chichikov y del general Retrischev— para legitimar el atre~ vido paso de Chichikov. Por eso la proposicion principal, la que concluye toda la frase y que disefia en una nueva luz, se- méntica, gracias a la repeticién, la primera frase de Chichikov (“He considerado mi deber...."), se vuelve mas compleja con la inserci6n de la palabra “personalmente”. Esta palabra, cuya aparicin ha sido sdlidamente preparada por la exposicin de la suma de motivos que levaron a esta presentacidn, anuncia la posibilidad de un pasaje, de una transformacién de toda la enunciacisn sobre un plano de relaciones distintas, de un ca- racter mas personal, mas directo. Y, en efecto, la respuesta del 72 LA CONSTRUCCION DE LA ENUNCIACION general, no obstante ser lacénica, fragmentaria y estereotipa- da —resultado de Ia orientacién social hacia una persona de grado inferior—, muestra sin embargo, con su entonacién afable, que la maniobra verbal de Chichikov ha tenido éxito, EI tema de la “Justificacién de la presentacién por uno mis. mo” puede transformarse ahora en el tema “narracién de la propia vida, y esto permite a Chichikov, en la enunciacién si- guicnte, dirigirse al general poniendo su titulo honorifico en vocativo, y ademas le permite insertar en el discurso una cierta cantidad de adjetivos posesivos —"mi carrera”, “mi neste tema es desarrollado usando términos ecle- sidsticos librescos —la suya carrera (onoi)—, y expresiones descriptivas, a las cuales se agregan también comparaciones —la vida, “un bajel entre las olas”— 0 metiforas —"el oca- so de mi vida” en lugar-de “mi vejez”, Sin embargo, las com- paraciones y metdforas demasiado vividas habrian podido subrayar exageradamente la individualidad del estilo discur- sivo de Chichikoy, habrian podido parecer muy rebuscadas y por lo tanto atraer inoportunamente la atencién sobre la per- sona del hablante. Por este motivo, Chichikov las acompaiia con reservas, casi disculpandose, casi mirando con aire cul- pable a su interlocutor: “Mis pafiales, por asf decirlo, tueron la paciencia. Podria decirse que soy la encarnacién de a pa ciencia [...]". Todos los procedimientos indicados, obviamente, no son suficientes para construir una frase. La entonacién, que ex- Presa la orientaci6n social, no s6lo exige palabras o expresio- nes de un estilo particular, no slo les da un significado par- ticular, sino que indica qué puesto deben ocupar, las distribu- ye en la enunciaci: En este sentido tiene un papel de particular interés el titu- lo honoritico del general, es decir las palabras “Su Excelen- cia”. En su uso seméntico directo, ellas representan la formu la con la cual hay que dirigirse a una persona con el grado de

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