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LA ANEXION A MEXICO: UN CASO DE INMADUREZ POLITICA La situacién econémica de las provincias de Centro América al asumir su nuevo estado juridico indepen- diente, era calamitosa, sin rentas en las arcas nacio- nales; y para atender sus gastos ordinarios el gobierno tuvo-que recurrir a préstamos. El informe del Tesorero de las Reales Cajas(1) hace una relacién del estado fiscal hasta ‘el 29rde septiembre de 1821, y expresa que no habia en las cajas reales mas que sesenta pe- sos y medio en efectivo, y lama la atencién que “el gobierno intruso, no ha podido aumentar los ingresos del Erario, pero ni atin siquiera sostenerlos en el de: cadente estado en que se hallaban’”. Y a esto se suma que las ramas mas productivas fueron siempre las de alcabalas y tabacos, abdlidos totalmente por la Metrépoli:'La medida dictada por el nuevo’ gobierno, con fecha 22 de septiembre de 1821, declarando Ja libertad de comercio, resulté contraproducente en jo relative a que comenzaron a salir del pais cargamen- tos de monedas y oro, de fondos pertenecientes a es: panoles que abandonaban el pais, desestabilizando la situacion monetaria y volviéndola mas ruinosa, La verdad es que para 1821, las provincias cen- troamericanas y Espafia tenian pocos nexos econémi- cos y ésta se encontraba enfrascada en la guerra, tan larga y costosa, de Nueva Granada, Venezuela y Mé- xico. En cierto sentido, Centro América carecia de peso politico en esos momentos y por esa coyuntura a sus pueblos les result6 facil adquirir su independencia sin tener que disparar un tiro. Pero ganada asi la inde- pendencia, la fragilidad de sus instituciones tenjan que girar con el ritmo de los acontecimientos mexicanos que, dentro de las leyes de la geopolitica, por su ven- cidad geografiea pesaba en sus decisiones. Valle habia atacado a las “familias ilustres” de Guatemala por que no creia en sus principales hom- bres como capaces de lograr el cambio politico total. Y fue asi como entre las “familias ilustres”, en su mayoria terratenientes, que se encontré légica. la anexién de México, El plan de Iguala abogada por el mantenimiento de la monarquia, el de la religién ca- tolica y la oferta de la corona a Fernando VII; en de- finitiva era un cambio que no alteraba el orden social y en esas condiciones no habia porqué oponerse a la anexién. De esta suerte, el Brigadier Gainza, en oficio de 30 de noviembre de 1821, pide a los Ayuntamientos emitir su opinién sobre la propuesta de Iturbide de anexionar Guatemala al Imperio Mexicano y que las contestaciones se remitan cerradas, con tanta bre- vedad el dia 30 de diciembre. 222 Comienza desde entonces una batalla entre los par- tidarios de la anexién y los oposicionistas, éstos ulti- mos, més vehementes en su ideal de independencia absoluta; aunque result6 paradéjico observar la con- ducta de anteriores independentistas, convertidos des- pués en anexionistas, como es el caso del précer Marqués de Aycinena, Habiendo el Ayuntamiento de Guatemala mandado al Sindico Aycinena que emitiera dictamen sobre la gestion de anexionar Guatemala al Imperio Mexicano, cémodamente se identifica con la clase anexionista y “pide que se declare solemnemente la Unién de Gua- temala a el Imperio de Mexico: que esta unién parcial de los pueblos se ratifique por los Diputados que vayan a el Congreso Constituyente, donde dictandose una eonstitucién acomodada, y comtn para todas las pro- vincias que lo forman, también sabré cada uno pedir jo conveniente para las reformas particulares que demanden las respectivas necesidades” (2). El Ayun- tamiento de Guatemala, en la historica sesién ntimero 112 del 29 de diciembre de 1821, declara la unién de Guatemala al Imperio Mexicano y en esa misma fecha puso en conocimiento de Iturbide y de Gainza, haber proclamado la anexién, por votacién undnime de sus componentes. Iturbide acusa recibo del mismo, en ofi- cio de 30 de enero de 1822, manifestando haberlo leido “con indecible satisfaccién”. La Junta Provisional Consultiva, que de acuerdo al Acta de Independencia tenia facultades de asesoria del Gobierno, celebré varias sesiones para escuchar la opinién de sus integrantes y, tanto sus pronunciamien- 223 tos y la resolucion definitiva, est contenida en actos: que dejan claro el espiritu patriético de los ilustres miembros. La Junta discutié ia insinuacién del Comandante General de la Plaza de Oaxaca sobre la anexién de Guatemala a México, asunto que “por su gravedad ocupé toda la mafiana, y habiendo acordado contestar decididamente sobre el punto de independencia se acord6 también que en cuanto a la adhesion a México, fuese en términos que pudieran evadir un comprome- timiento: se encomendé al Séefior del Valle (José Ce- cilio) que con este arte formase la respuesta; y que en aquella misma tarde se volviese a reunir la Junta, para leer y meditar el horrador de ella”, Vuelta a reunir en la tarde, “presenté el sefor Valle la contestacién indicada y aprobada se inserta.a continuacién” (8): “Ayer cinco del corriente recibi el oficio que con fecha 11 del préximo anterior se sirvio V. S. dirigir, invitandome a la proclamacién’ de la independencia justa del Gobierno Espafiol, Mi voluntad, la de esta Capital y la de diversas Provincias ha prevenido en aque] punto de sucesos de V.-S. y del héroe vencedor de esa Nueva Espaiia: el 15 de septiembre ultimo, 108 589 dias después del 2 de junio de 1524, en que Pedro de Alvarado llegé a Guatemala con 300 espanoles, se preclam6 en esta Capital su Independencia feliz del Go- bierno de Espafia. Era una voluntad de todos: se ex- presaba con todos los idiomas que habla el hombre para explicar los sentimientos que mas le afectan. Pero en medio del entusiasmo de un gozo tan intenso fue 224 oida la raz6n y reconocidos los derechos de los pue- blos. Si Jos hombres son iguales los pueblos compuestos de hombres, deben serlo también. E] de esta Capital tenia derecho para manifesiar sus votos sobre su in- dependencia de Espafia y los de cada una de las Pro- Vincias que forman el todo hermoso de Guatemala debian hacerlo igualmente, El de esta Capital habian pronunciado Jos suyos; y las Proyincias no habian ex- presado los de sus pueblos. Fijo en este principio, acor- de con Jos votos de esta Capital; conforme con el acuer- do de la Exma. Diputacién Provincial e individuos del Exmo. Ayuntamiento mandé, después de haber oido previamente a los Jefes, Prelados, y funcionarios prin- | Gipales, que se jurase en esta Capital Ia Independencia del Gobierno Espafiol: que acufiase una medalla para perpetuar en los siglos la memoria del dia 15 de sep- tiembre: que se formase una Junta Consultiva para que en los asuntos Gubernativos y econémios me aconseje lo mas justo y benéfico: que cada una de las Provin- cias eligiese Diputados o Representantes, que reunién- dose en esta Capital formase el congreso de que debe expresar la voluntad universal de todos los pueblos. En oficio de la misma fecha, dirigido por conducto del sefior Comandante de esta ciudad don Antonio Leén, comuniqué un suceso tan venturoso al Jefe digno que defendiendo los derechos de la Nueva Es- pafia ha facilitado o alcanzado la Independencia de ambas Américas;y para hacer notorios a la faz de todos mis sentimientos y los de las Autoridades, pu- bliqué el manifiesto, que acompafio, y circulé a las Proyincias con el acta de lo acordado. En su cum- 225 plimiento al pueblo de esta Capital juré su Indepen- dencia de Espafia el 23 del préximo pasado, y las Provincias van manifestando identidad de sentimien- tos, en el punto primero, base de todos los demas. Chiquimula y Verapaz, Quezaltenango y Chimaltenan- go, Sonsonate y San Salvador han contestado, expli- cando con entusiasmo su voluntad de ser independiente de Espafia, y ofreciendo elegir Diputados que la re- presente. Costa Rica, Leén y Comayagua son las wnicas que por la distancia de cuatrocientas leguas la prime- ra, ciento ochenta y tres la segunda, y ciento cuarenta y cuatro la tercera, no podran enviar sus contestacio- nes con igual espacio de tiempo. La recibiré hasta el 10 6 12 del corriente, en que llega el correo. Pero el amor a la América: el conocimiento de sus: derechos: el deseo de su Independencia de Espafia son ya idén- ticos en el pecho de todos los americanos. Espero ‘Respuestas acordes de este punto; y cuando haya re- cibido las de todas las Provincias, tendré Ja satisfac- cién, déliciosa para mi, de haberse proclamado Ja In- -dependencia del Gobierno Espafiol, sin haberse derra- smado sangre, sin haber creado nuevas fuerzas, ni “puesto las existentes en movimiento. Entonces reunidos es Diputados se formara un Congreso que autorizado ‘con facultades que no tengo yo, sabré pronunciar ‘Jos ‘votos de’ todas las Provincias, Entre tanto, leno de “goz6 por los triunfos de esa*Nueva Espaiia, anunciados en los impresos, que se ha servido: V. S. remitirme, ‘tengo el honor de ofrecerle mis sinceros y respetuosos ‘afectos; y aceptando los V .S. serviremos la causa “general de los Americanos. Dios Guarde a V. S. muchos 1226 anos’. El 2 de enero de 1822, 1a Junta Provisional Con- sultiva vuelve a reunirse para tratar sobre la union a México, y responder a los llamados insistentes de Iturbide. Lo resuelto en esa sesién, como se vera mas adelante, quedé destruido frente a las medidas de fuerza de Iturbide. Los miembros de la Junta estaban inocentes de los inminentes hechos pero atin asi dejaron expresar su opinién. Resalta ia fervorosa actuacién de Valle, mareada- mente antianexionista y la de Gainza, ya convertido en aliado de Iturbide. En el debate se sucedieron dos tesis | contrapuestas y la historia los registra sin miramientos. Valle expresé “que el Ayuntamiento de Tegucigalpa le habia oficiado diciéndole que el dia siguiente de la _ Salida del correo para esta capital, se iba a tratar el | Punto sopre ia reunion a México: que esperaba asimis- mo las contesfaciones para dirigirlas con la suya a este Gobierno, y continué diciendo: que le parecia | debian esperarse para responder a México, mediante que las circunstancias no eran ya tan estrechas, por ‘haber cesado los motivos de temer la intervencién de Jas tropas del Imperio: y ultimamente que por este correo Se escribira al sefior Iturbide dindole una razon del estado de este Gobierno, y ofreciéndole que por | el inmediato se le comunicard Ja acta final” (4). +» La opinion de Miguel Larreinaga es digna de to- _marse en cuenta porque su razonamiento en definitiva {ue el que primé, no obstante ser contrario a la ane- xién. El dijo “que estando ya ‘conocida la voluntad 227 general de los pueblos en las contestaciones recibidas, le parecia no era de diferirse la que debia darse al S. P. Iturbide, y que cualquiera podria perjudicar a Guate- mala porque no irjan a tiempo sus Diputados”. Sobre este punto “hubo una discusién muy dete- nida y por tltimo se acord6, deber liberar sobre la ma- teria. Entonces dijo el sefor Larreinaga que se ex- presase su voto y el sefior Valle que él traeria el suyo por escrito”, Y se disolvié Ja Junta, por ser la una del dia, “y en este momento se acord6: se pusiese el oficio al Senor turbide en los términos indicados por el sefior Valle”. Pero antes de terminada la sesion, el Jefe Po- litico Gainza dejé expresar su criterio, que Ilevé por escrito, y advirtiendo su alianza, disimulada con Itur- bide, para salirle al paso a la posicion de Valle, ma- nifesto que “esperar y dar dilacién a este negocio (la anexidn) es dar valor a la opinién de algunos sefiala- dos en favor de Ja independencia absoluta y causas del gravisimo mal de que puede extenderse al vulgo inme- diato, y produciz funestas disenciones..., ni atin por la forma, pues, considero que debe esperarse a que la declare el congreso, pues aunque asi esta ofrecido, las circunstancizs han variado del todo, y se han me- jorado en favor del reconocimiento de México y de los Tratados de Cordova, a vista de la ocupacién de aquella Capital, de la instalacién de su Gobierno, de la sepa- racion de nuestras provincias, de la glorificada voluntad de los pueblos, el riesgo de una hostilidad, del temor — natural y politico por el disgusto que puede causar una resistencia nuestra, y en fin con Ja previsién de los males que amenazara, debe considerarse adelantada 228 - la ocasion” (5). Con el fin de proseguir Ia discusién iniciada por la manana, la Junta Provisional sesioné en horas de la tarde, debatiéndose posiciones definidas, y como se quisiera presionar las facultades de ese organismo con- sultor, en oposicién a las de los Ayuntamientos, Valle advirtié que “las contéstaciones de los Ayuntamientos estan reducidas a cuatro clases: la primera, de los que dicen que no hay quien pueda decidir de la incorpora- clon a México, sino es el Congreso de Guatemala; 1a segunda, de los que quieren simplemente la agrega- clon a México; la tercera, de los que la quieren con pactos y condiciones y la cuarta, de los que descanzan en lo que resuelva este Gobierno. Asi que deben vo- tarse estas proposiciones, ,hay facultades aqui para de- cidir el punto de agregacién a México? ise pueden fijar condiciones al pacto de la unién?’. En seguida “hecha una detenida discusién sobre la primera proposicién del Sefior Valle; y en tltimo resultado se dijo, por unanimidad de los sefores Vo- cales: el Gobierno no puede decidir la unién de Gua- temala a México. Sus funciones son en este punto re- ducidas a contar voto, a sumar voluntades, a calcular la mayoria; y siendo la voluntad de ésta unirse al Imperio Mexicano, el. gobierno debe conformarse con ella. La Segunda proposicién del Sefior Valle dié lugar también a larga conferencia, después de la que que- daron acordadas las dos siguientes insinuaciones en ja invitatoria del serenisimo sefor Iturbide. Primero, la incorporacién de Guatemala a México es el concepto de que alli se observen el Plan de Iguala y tratados 229 de Cérdova; rompiéndose, es libre Guatemala, Segun- da, esta unién durara mientras que Guatemala llega al grado de prosperidad que la haga capaz de consti- tuirse”. Y siendo entrada la noche, “y habiendo los sefiores de la Junta ocupado todo el dia, en dos sesiones, pero estrechandose el tiempo para dar por el correo de mafiana la referida contestacién al serenisimo sefior Iturbide, se acordé evacuarla por una simple noticia, participandole el resultado de la unién y ofreciéndole que por extraordinario y cuanto antes se le dirigiera el acto de ella, cuyos términos quedaba acordado la Junta y meditando el dificil punto de las condiciones que fijaban algunos Pueblos para la unién, y que otros habian dejado a la deliberacién de la Junta” 6). Hecha tan semejante resolucién, en la sesion del jueves 3 de enero, la Junta “pasé al punto que quedé pendiente el dia de ayer sobre la proposicién del Sefior Valle, relativa a que el Gobierno se sirva proceder a las elecciones de Diputados que deben ir a México con arreglo a la Constitucién Espafiola; pero tomandose la base sefalada por el decreto convocatorio del Im- perio. El sefior Larreinaga dijo: que era muy justa la proposicién del sefior del Valle, que la reconocia por tal, punto que manifestaba mejor los dichos de los pueblos, pero que por razén de las circunstancias no debia hacerse novedad, porque el que queria una cosa, la debia admitir con las nulidades que tuviese; y asi que media vez los Pueblos se decidian por la Union, se debian hacer las elecciones de Diputados conforme a la sancién de México. Ofda ésta y otras 230 reflexiones del Sefor Larreinaga, continud el sefior Valle diciendo que era muy sagrado el derecho de los pueblos, porque el que debia tomar todo el interés posible: que esto dicho era hallado por una ley in- justa, cual era la de México, que sujetaba las elecciones al circulo de los Ayuntamientos de las Capitales: que Ja constitucion en esta parte las hacian mas justas y era mas liberal y que éstos se debian aprovechar en beneficio de los pueblos; que existiendo dos leyes, una justa y la otra inicua, la razon y el buen sentido per- suadian arreglarse a la una, y detestar la otra: que bajo este supuesto pedia se escribiese su voto para que ja posteridad le hiciese justicia, y los presentes reconocieron que defendia sus derechos” (7). Los dias transcurrian y la Junta habia quedado enfrascada en resolver cuestiones de procedimientos en cuanto a ia unién y el sAbado 5 de enero, el Brigadier Gainza dio lectura a una exposicién, contraida a “si hay facultades en la Junta para poner por condiciones en la incorporacién de Guatemala a México, aquellos de que no ha tratado ni pedido la mayoria de los pue- blos, que han adherido al imperio sin limitaciones ni pactos, fuera de los que comprende el oficio del Se- renisimo sefior Iturbide..., y precediendo una detenida diseusiOn, se acordé que en virtud de las facultades, que algunos pueblos han conferido, no se pueden ex- tender por la Junta, para fijarlos por los pueblos, que no las han pedido, ni la han facultado para ello” (8). Esta posicion estaba mimando los intereses que de- fendian ciegamente la anexién y se nota que Valle es un obstaculo, por lo que Mariano de Aycinena le 231 escribe a Iturbide el 3 de enero de 1822, dos dias antes de consumarse la declaracién de unién, “sobre la conveniencia de sacar de aqui al Auditor de Guerra don José del Valle. Este hombre auxiliado de otros dos vocales de la Junta (los presbiteros José Mariano - Calderon y José Antonio Alvarado) que lo seguian, han querido entorpecer la declaratoria con varios pretex- tos, y aunque ayer noche por el exceso de votos con- trarios convinieron en la unién, hoy todavia inten- taron menear aquel punto acordado, y no pudiendo lograr sus primeras miras se ocupan en fijar diversas condiciones que ignoro” (9), Llegada la hora definitiva para resolver el punto en debate de la sesién anterior, Valle dijo que salvaba su voto, expresando que el suyo era: “que por el punto de fijar 0 no condiciones se necesitaba la autoridad del Congreso en Guatemala, y si este se creia incon- vocable por las cireunstancias la Junta tenia las facul- tades para que algiin Poder Soberano habia de existir que decidiese”. Se hizo la pregunta de “qué se hacia con respecto a los pueblos que habian dirigido algunas condiciones ?, y se acordé dar cuenta con sus contestaciones en tes- timonios al Gobierno del Imperio, y decir a los mismos pueblos, que las dan por instrucciones a sus Diputados. Salvaron sus votos los sefiores Valle, Rivera, Calder6n y Alvarado”. Seguidamente se preguaté: “si en virtud de haber dado varios pueblos sus facultades al Gobier- no para que pudiese agregar pactos al de la unién, se agregaban algunas condiciones a mds de las dos en que todos Ios Pueblos convenian? y se dijo que aquellas 232 bastaban, porque si las condiciones podian suspender jos efectos de la union, podia ser frustrada Ja voluntad de la mayoria por asentir a la minoria. Salvaron sus votos los sehores Valle, Rivera y Alvarado”. Y a indi- cacién del sefior Valdés ‘se declaré contra la opinion de dicho sefior, que no sdlo las contestaciones de los Ayuntamientos que contenian condiciones se debian remitir en testimonio,’ sino también. las de: igual clase Ge ios prelades, Jefes y Autoridades. Salvaron sus votos jos sefiores Valle, Rivera’y Alvarado” (10). De esa suerte ei destino de Guatemala: quedaba sellado y antes de clausurar la’sesién se dio lectura al Acta de Unién de Guatemala al Imperio Mexicano, que en parte reza asi: “Habiéndose traido a la vista las contestaciones de los Ayuntamientos de las Provincias, dadas a virtud del oficio de 30 de noviembre ultimo, en que se les pre- vino que en consejo abierto explorasen la voluntad de los pueblos sobre Ja unién del Imperio Mexicano, que en el Serenisimo sefior don Agustin de Iturbide, Presidente de la Regencia, proponia em su oficio de 19 ce octubre que se acompafié impreso; y trayéndose igualmente las contestaciones que\sobre el mismo punto han dado los tribunales y comunidades eclesidsticas y seculares, jefes politicos, militares y de hacienda, y personas particulares, a quienes se tuvo por conveniente consultar, se procedié a examinar y regular la voluntad general”. “Como las contestaciones dadas por los Ayunta- mientos, lo'son con vista del: oficio del Serenisimo senor Iturbide que se les ¢irculd, y en él se propone 233 como base la observancia del Plan de Iguala y de Cérdova, con otras condiciones, benéficas al bien y prosperidad de estas provincias, las cuales si llegasen a término de poder por si constituirse en Estado inde- pendiente, podran libremente constituirlo; se ha de entender que la adhesién al Imperio de México es. bajo estas condiciones y bases”. “Las puestas por algunos Ayuntamientos, respecto & que parte estan virtualmente contenidas en los ge- nerales, y parte diferen entre si para que puedan sujetarse a una expresién positiva, se comunicaron al Gobierno de México para el efecto que convengan; y ios Ayuntamientos mismos, en su caso, podran darles como instruccién a los Diputados Tespectivos, sacan- dose testimonio por la Secretaria”, “Respecto de aquellos Ayuntamientos, que han con- testado remitiéndose al Congreso, que debia formarse, y no es posible ya verificado, porque la mayoria ha expresado su voluntad en sentido contrario, se les co- municara el resultado de ésta, en copia de esta acta”. “Para su conocimiento y noticia de todas las pro vincias, pueblos y ciudadanos, se formara un estado ge- neral de Jas contestaciones que se han recibido, dis- tribuyéndolas por clases, conforme se hizo al tiempo de reconocerse en esta Junta, el cual se publicara pos- teriormente”’. “Se dara parte a la Soberana Junta Legislativa Provisional, a la Regencia del Imperio, y al Serenisimo Senor Iturbide con esta acta, que se imprimira y cir- culara a todos los Ayuntamientos, autoridades, Tribu- nales, corporaciones y jefes, para su inteligencia y 234 gobierno”. “(ff) Gabino Gainza. El Marqués de Aycinena. Miguel de Larreinaga. José del Valle, Mariano de Bel- tranena. Manuel Antonio Molina. Antonio Rivera. José Mariano Calderon. José Antonio Alvarado. Angel Maria Candina. Eusebio Castillo, José Valdés. José Domingo Diéguez, Secretario. Mariano Galvez, Secre- tario”. Voto condicionado Consumada la anexién no habia otra alternativa, pero aitn asi, Valle aproveché la sesién de la Junta del lunes 7 de enero, para razonar su voto acerca de su posicién patriética en relacién a la anexién, y esa postura lo salvaba del juicio histérico. Aqui el texto del voto razonado incluido en ¢l acta de’esa sesin (11). “La nacién guatemalteca tiene tres derechos: 10. El de unirse por si o por medio de sus representantes para tratar de los asuntos que correspondan al poder le- gislativo. 20.El de discutir estos asuntos unida por si o por medio de sus representantes. 30. El de decidir los mismos asuntos después de haberlos discutido unida por si o por medio de sus representantes: que no puede renunciar estos derechos porque la renuncia de ellos seria la de su misma existencia; que el ejercicio de los mismos derechos no puede suplirse expresando cada ayuntamiento su opinién aisladamente y separado de los demas, sin recibir unos las luces que podian dar a otros en la discusion luminosa dé todos juntos, que habiendo manifestado’ diversos Pueblos la voluntad 235 de unirse al Imperio Mexicano bajo las condiciones que expresan, es necesario que haya un Poder Soberano que determine si deben pactarse con el mismo Imperio aquellas condiciones: que los Ayuntamientos que sin ellas quieran unirse a Nueva Espafia, no son el Poder Soberano que debe decidirlas, Porque a mas de no serlo no han visto las contestaciones de los demas, ni saben cuales son aquellas condiciones: que el congreso a que habian sido citados los Pueblos es el Soberano que debe resolver asunto de tamafia importancia, por- que el Congreso es Ja Nacién guatemalteca unida por medio» de) sus representantes para tratar de los nego- cios correspondientes al Poder Legislativo: que si hu- biera causas justas y bastantes para no esperar la reunion del Congreso, esta junta seria Ja autoridad legitima que deberia determinar el asunto porque tiene legislativo en los casos urgentes que no den lugar a esperar la reunién del Congreso, que habiendo ex- puesto varios Ayuntamientos, que la resolucién del asunto no corresponde a esta Junta, ni a los Cabildos sino al Congreso, es preciso reservar la determinacién de este punto al mismo Congreso, porque el Congreso es autoridad suprema a. esta Junta y a los Cabildos y cuando hay disputa de facultades seria contrario a razon que decidiese la disputa la Autoridad, y las con- secuencias que ellos se derivan, mi voto es que al Congreso corresponde discutir y resolver el asunto de que se trata; y que si hay causas urgentes que no permitan esperar la reunién del Congreso esta Junta tiene autoridad. para decidirlo del modo que exija el interés general de la nacién Guatemalteca”. 236 Reafirmada ‘su’ posicién, queda claro que Valle 'se dio cuenta de las consecuencias funestas en que podia caer la nacién’ centroamericana, al acceder por la anexién, pura y simple, con México, es decir, sin fijar los procedimientos y condiciones para tomar tan’ im- portante paso. En definitiva, como quedé resuelto en la sesién del 5 de enero, la unién ‘se consumo total- mente, sin escuchar la opinién del pueblo reunido en el Congreso que el Acta de Independencia convocaba y sin tomar en cuenta, siquiera los intereses expuestos de algunos Ayuntamientos. El voto de Valle fue sal- vado, y si bien es cierto que al final dijera “que si hay causas urgentes que no permiten esperar la reunién del Congreso esta Junta tiene autoridad para decidirlo del modo que exija el interés general de la nacién Guatemalteca” (12), esto es asi ‘porque, considerando consumada la anexién pens6é que su batalla no estaba perdida y que podia esperarse el congreso de México para dar su ultima y definitiva pelea. Si bien es cierto que la Junta Provisional Consultiva dicté su resolu- cién, basandose en las contestaciones favorables dadas por los ayuntamientos, de Jas provincias, se probé que falté la votacién de sesenta y siete Ayuntamientos, que ‘otros aceptaban la anexién bajo condiciones y otros se oponian radicalmente. El Salvador declaré que se mantendria independiente en espera de lo que decidiese el Congreso, pero Santa Ana y San Miguel favorecieron la anexién y se desaté la guerra civil. Este estado de disensién fue aprovechado por los partidarios de la anexién, que revivieron viejas dis- puntas de intereses y explotaron la situacién de debi- 237 lidad econémica y militar de Centroamérica para po- nerse al lado de las ideas monarquicas. Queriéndose probar que Centroamérica carecia de elementos para asegurar su autonomia, legé la descomposicién ideolé- gica entre “gazistas” y “cacos” y la desdichada intriga y maniobras de los jurados enemigos del pueblo centroamericano. Para rematar su obra, Gainza dicta medidas ten- dentes a evitar que ninguna persona intente de palabra © por escrito refutar la agregacién de Guatemala a México, y el 9 de enero, en vista del rechazo patrié- tico de elementos destacados del liberalismo (13), sos- tenedores de la independencia absoluta, dispuso dictar un bando que prohibia a teda persona intentar “de palabra, ni por escrito, censurar ni refutar la opinion de la unién adoptada por la mayoria bajo la pena de ser tratada como sediciosa”, y que “debiendo solemni- zarse y celebrarse la unién al Imperio Mexicano, habra, iluminacién general por: tres noches, desde la de hoy, y colgaduras por tres dias, como: se ha acostumbrado ‘en los de regocijo publico, haciéndose salva triple de artilleria en el de maiiana” (14), Gainza recibe el espaldarazo a toda su maniobra, en comunicacién que Iturbide le anuncia, que ha sido nombrado Jefe de la Division Auxiliar en las provin- scias de Centro América el Brigadier Vicente Filisola. ¥ Jo excita.a no impedir que los pueblos se adhieran al Imperio, Estas tropas legarian bajo Ja consigna ede sellar la unién de Guatemala a México, pero estaba claro y la orden se dio, para que “sofoque las semi- jlas de la :discordia que han. comenzado..a desenvol- 238 verse, y amenazar con todo género de desgracias a esos pueblos que todavia no conocen los estragos ho- rrorosos de la guerra” (15). Pero como las tropas comandadas por Filisola tardaban en llegar, y alarmado Gainza ante el descon- tento de los patriotas que impugnaban la anexién, urge a Filisola para “‘pedirle que, a fin de contener los exce- sos y desordenes que van brotando hasta en pueblos antes los mas pacificos y hoy seducidos, corrompidos y extraviados por genios, mas bien que discolos, ansiosos de mejorar de fortuna, como.el proverbio dice, a rio révuelto, se sirva poner en marcha para el interior de este Reino, con la brevedad posible quinientos hombres al mando de un Jefe de confianza y que pueda coope- war con'su caraeter y raciocinio, antes que con las armas, al bien de la paz y reconocimiento, especial- mente de las autoridades legitimamente constituidas, a su paso por los pueblos de Quezaltenango y Solola, pudiendo dejar, si le pareciere convenir cien hombres en el primero” (16). La’ invitacién no se: hizo esperar, el 4 de junio, €l General Filisola comunicé” al- Ayuntamiento de Guatemala,’ que el dia 7 saldria de Quezaltenango, “a ‘disfrutar én esa las satisfacciones que nos proporcio- nara Ja ocasién ‘de»reunirnos con tan nobles y dignos «iudadanos del Imperio Mexicano, haciendo uno, nues- tro interesesy defensa'de los que y sus justos dere- ‘chos estamos expuestos a derramar la ultima gota de sangre” (17). El, 12 de junio entré Filisola a Guatemala, a la cabéza‘de 600 soldados; siendo-ese un-dia de jubilo paravlos:sérviles anexionistas-y “un dia de luto para 239 fos Patriotas que vieron con dolor pisado por las hues- tes mercenarias de un usurpador el suelo que creian destinado a la libertad” (18), y sostenido econémica- mente, para mayor desgracia, con “un empréstito sin premio entre el vecindario pudiente, sin excepcién de clases, de 40.000 pesos” (19). Mientras se llevaba a cabo todo este aparato de fuerza, que fue repudiado por la ciudadania, Gainza daba también los pasos postreros para consumar, juri- dicamente, la anexién,; ordenando a los Ayuntamientos para que “sin pérdida de tiempo se proceda a las elec- eiones de representantes al Congreso Nacional Me- xicano” (20). Las elecciones se practicaron de acuerdo con la Constitucién Espafiola, como lo aconsejé Valle en la sesién de la Junta el 3 de enero de 1822, con argumentacién que ya se ‘expuso y porque ofrecia mayores garantias. Pero frente al peligro inminentemente de una caida total de la nacién eentroamericana, trata de sacar fuer- zas del nuevo gobierno y abog2 porque la ex-Metrépoli no abandone:la felicidad a que Centro América tiene derecho, Aunque ya “no es posible conciliar los inte- reses de esa Peninsula y este Continente”, pero si reconoce su independencia, “la América ser4 feliz...,.y ambas, amigas aliadas y unidas seran felices”. Para que sea tode lo que puede ser “es preciso que Espafia y América sean estados independientes: es. preciso que la una no oponga obstaculos al desarrollo de la otra”. Sabedor de todos los males que pudiera acarrear la insensates, sefiala la Negada, bien pronto, de las dis- putas sangrientas y las divisiones intestinas y que 240 “no gozaremos jamas de nuestra independencia; nos sacrificaremos unos a ottos, y en medio de cadaveres, cansados al fin de derramar sangre, nos sentaremos sobre €scombros y ruinas a contemplar los de Guate- mala y llorar nuestras desgracias”. Y como si esa prediccién no fuera tan sabia, estuvo a la altura del analisis histérico para pronosticar también que “un aventurero (21), aprovechando momentos vendra a 'dictarnos leyes. Los Pueblos, debilitados, abatidos y 'degradados, no tendran la energia necesaria para con- Servar sus derechos. Sucumbiran indecorosamente a la fuerza del poder” (22). El dia 10 de marzo, Valle es elegido Diputado al Congreso Constituyente Mexicano por la Provincia de Tegucigalpa y el 19 del mismo mes fue elegido tam- bién con el mismo cargo por la Provincia de Chiqui- mula (Guatemala), eleccién que cancelé el Congreso ‘porgue no era natural ni residente en ella. Por esa fecha Valle habia declinado el alto honor que le brind6é la Provincia de El Salvador, eligiéndolo Jefe Superior Politico y que Jo convertiria en el lider de la disgrega- da comunidad que no aceptaba la anexién a México. Pero Valle no acepté semejante responsabilidad, atin solidarizandose con su justa causa, pero comprendiendo que se sostendria una ruda pelea contra Guatemala, en Ja que El Salvador no tenia las de ganar. 241 NOTAS 1) Ob, Cit. 2) Revista de la Academia, pag. 151. 3) Acta No. 18 del sébado 6 fle octubre de 1821. Revista de In Aca- demia, pag, 165. 4) Valle se refiere a la contestacién de Gainza a Iturbide, de fecha 29 de diciembre de 1821 y que 61 redactara. Ob. Cit. 5) Acta de la sesién niimero 85, celebrada el dia 2 de enero de 1872. Revista de la Academia, pag. 168 6) Acta de la sesién No. 86, del miércoles 2 de enero de 1822. Revista de la Academia, pag. 171. 7) Acta de la sesién ntimero 87, del jueves 3 de enero de 1822. Revista de la Academia, pég. 173. 8) Acta de la sesién ntimero 88, del sébado 5 de enero de 1822. Revista de Ja Academia, pag. 175. 9) Rafael H. Valle, La Anexién de Centro América a México. Me- xico, 1936, Tomo III, pag. 81. La conducta de Aycinena es tan- to més infortunada, porque, después de andar de casa en casa recogiendo votos para Ja anexién, parece que no se conformaba con la condecoracién de la Gran Cruz de Guadalupe que le otor- g6 el Emperador Iturbide, sino que, alegando penuria econémica, le escribe a uno de los ministros de S. M. Imperial, con fecha 20 de febrero de 1823, solicitandole “una pensién vitalicia de cuatro a cinco mil pesos, que no recayese sobre las tesorerias de estas provincias para alejar odiosidades”. Ramén A. Salazar; — Mariano de Aycinena; Ob. Cit. pag. 60. 10) Sesion nimero 88 del sabado 5 de enero de 1822. Revista de la Academia, pag. 175. li) Acta de la sesi6n nimero 90 del lunes 7 de enero de 1822. Revista de la Academia, pag. 182 ; 12) Ibid. 13) El patriota Don Pedro Molina fue uno de las mas fervientes impugnadores de la anexién, a través del periédico El Genio de 242 14) 15) 16) 17) 18) 19) 20) 21) ja Libertad; ver Escritos del Dr. Pedro Molina, Editorial del Ministerio de Educacién. Guatemala, 1954, pag. 821. Revista de la Academia Hond, pég. 185. Rafael H. Valle, Ob. Cit., pag. 75. Revista de la Academia, p&g. 194. Revista de la Academia, pig. 195. Alejandro Marure, Bosquejo histérico de las revoluciones de Centro América, 2a, Edicién, 1877. Guatemala, Imprenta El Pro- Breso, pag. 95. Decreto de Gainza para cubrir los gastos del ejército de Filisola. Revista de la Academia, p4g. 195. Oficio de 22 de enero de 1822 Revista de la Academia, pag. 198. Willian Walker, aventurero norteamericano, entré a Nicaragua en 1855, con un grupo armado de mercenarios para apoyar una faccién politica que se disputaba el poder. Los Gobiernos cen- troamericanos, formaron un ejército aliado y logran la salida del filibustero, que en 1857 se habfa hecho Presidente de la Reptblica. En 1860 desembarea con otro contingente de escla- vistas del sur de Estados Unidos, pero los hondurefios lo fusilan en Trujillo. El Amigo de la Patria, 25 de enero de 1822. aa ARETE, TOK ee ROR ie ab pe Ap astiiag ite, ' eee a viene: _ponustnearts ; DO sei yelidiveed Vill En México se decide la Ultima Batalla

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