Professional Documents
Culture Documents
Sonar la hora. Los pueblos del mundo se agruparn como sobre las gradas de un
anfiteatro, en torno de Alemania, para ver grandes y terribles juegos. Os lo aconsejo,
franceses, quedad entonces tranquilos, y, sobre todo, libraos de aplaudir. Podramos
fcilmente interpretar mal vuestras intenciones, y echaros algo brutalmente conforme a
nuestras poco delicadas formas; porque si en otro tiempo, en nuestro estado de
indolencia y de servilismo, hemos podido medirnos con vosotros, mucho mejor
podramos hacerlo en la arrogante embriaguez de nuestra reciente libertad. Sabis por
vosotros mismos todo lo que se puede hacer en semejante estado, y en ese estado no os
encontris ya... Tened cuidado! Yo no abrigo sino buenas intenciones al deciros
verdades amargas. Tenis ms que temer de Alemania libertada que de la Santa Alianza
con todos los croatas y cosacos. Por de pronto, no se os quiere en Alemania, lo que es
casi incomprensible, pues sois, sin embargo, muy amables, y durante vuestra estancia en
Alemania, os habis desvivido por agradar a la mejor y ms hermosa mitad del pueblo
alemn; pero aun en el caso de que esa mitad os amara, es precisamente la que no lleva
armas, y cuya amistad os servir de poco. Jams he podido saber con exactitud lo que se
os imputa. Un da, en Gotinga, en una cervecera, un joven viejo alemn dijo que era
preciso vengar en la sangre de los franceses el suplico de Konrad von Hohenstaufen, a
quien decapitasteis en Npoles. Seguramente que vosotros habis ya olvidado eso hace
mucho tiempo; pero nosotros no olvidamos nada. Ya veis que cuando tengamos deseo
de batirnos contra vosotros no nos faltarn razones alemanas. En todo caso, os aconsejo
que estis con cuidado; que suceda lo que suceda en Alemania, que el prncipe real de
Prusia o el doctor Wirth llegue a la dictadura, quedad siempre armados, permaneced
quietos en vuestro sitio con el arma preparada. No abrigo hacia vosotros sino buenas
intenciones, y casi me espant cuando o ltimamente decir que vuestros ministros
tenan el proyecto de proceder al desarme de Francia.
Pero, como a pesar de vuestro actual romanticismo habis nacido clsicos, conocis
vuestro Olimpo. Entre las alegres divinidades que se regalan con nctar y ambrosa, veis
a una diosa que, en medio de estos dulces recreos, lleva, no obstante, constantemente na
coraza, la lanza en la mano y el casco sobre la cabeza.