Choai Alegoria Del Patrionio - PDF

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estudio y la preservacion cel patrimonio histérico han zanzado una importancia en el mundo entero dificiles » explicar Gnicamente desde su contribucion al conoci- iento de la historia y el arte o desde su papel en la dustria del ocio. Francoise Choay indaga en el porqué + ese culto al patrimonio a través de su relacion con memoria y el tiempo. Investiga su significado y las insferencias semanticas de las que ha sido objeto alo ‘go de cinco siglos, refiejo de un estado de la sociedad ie los interrogantes que Ia habitan. angoise Choay es historiadora de las teorias y de formas urbanas y arquitectonicas, escritora y critica + arte. Ha sido directora del Institut d’Urbanisme de tris VII y ha impartido cursos en numerosas universi- des europeas y norteamericanas. En 1995 obtuvo el and Prix National du Patrimoine. Entre otras publica- ones, es autora de El urbanismo, utopias y realidades 363), La régle et le modéle (1980), Dictionnaire de I'ur- nisme et de l'aménagement (1988), Pour une anthro- logie de l’espace (2006). tol os ye rimonio a rs 0 0 0 Pe Alegoria del patrimonio- Frangoise Choay ye. “Alegoria del patrimonio Francoise Choay 78, Titulo original: 14 Publicado originalmente por Fitions cha Seuil dd patimoine Version castellana: Maria Bertrand Suaze Faicion: Susana Lan inact Archi Forografia de la cube s, Florencia Disenio de la cubierta: Tor Cabréiktorial Gustave Gili, SI publica y eansformacion de cualauier parte de eta publicackin —inluady el disci de tual y de Ia Editi. Lainteacsn defo derechos mencicmados puede ser constitu vad delito contra ls propiedad inteltul (ats. 270 ysiulentes del Cidigo Penal EI Cenc 1a Editorial no se pronuncis, ni esprsa ti implicitament, respecte Ja exacttud de 1 nformacide contends en est bea, razén parla cual ao puede asumie nang © de la edicin eastellana: Editor! Gustave Gilt SL. Barcelon, 2007 Printed in Sp ISBN: 978-84-252-2236-8 Deposit legal: B. 47.405- Impresidn: Grificas 92, Rubi (Barcelona [elle INDICE Introduccion Capitulo { Capitalo I Capitulo LIL Capitulo IV Monumento y monumento histérico LOS HUMANISMOS Y EL MONUMENTO, ANTIGUO Arte griego clisico y humanidac Restos antiguos y humanitas medieval La fase antiquizante del Quattrocento EL TIEMPO DE LOS ANTICUARIOS. MONUMENTOS REALES Y MONUMENTOS FIGURADOS Anti Gotic« Advenimiento de la im: La ilustracion Cans iedades nacionales iconogratica LA REVOLUCION FRANCESA La dlasificacién del p: Vandalismo y conservacion: imterpretacion y efectos secundarios Valores LA CONSAGRACION DEL MONUMENTO. HISTORICO, 1820-1380 El concepto de monumenta histérico coma tal Practicas: legislacion y restauracion La restauraciéin como diseiplina 98 U3 lis 126 Bo 138 Capitulo VLA INVENGION DEL PATRIMONIO MONUMENTO Y MONUMENTO HISTORICO, URBANO 161 figura memorial 165 La figuea histGrien: papel mu La figura historial Capitulo VIEL PATRIMONIO HISTORICO EN LA ERA DE LA INDUSTRIA CULTURAL Del culeo a ka industria la Integracién a la vida contemparsnea Efectos perversos Capirulo VIT_LA COMPETENCIA DE EDIFICAR 221 Anexo Informe presentado al Rey, el 21 de octubre Patrimonio." Esta palabra tan antigua y hermosa estaba inicialmente de 1830, por M, Guizor, ministen del cnlazada a las estructuras familiares, economicas y yuridicas de una Interior, para instituir el eargo de inspector sociedad estable, arraigada en el espacio y en el tiempo. Recalificado aenefaltdakes iotiimenige ks Francia.» 241 por diversos adjetivos (genético, natural, histirico, ete.) que lo han Bilvliogratia 245 transformado en un concepto “némada",? el rérmino prosigue hoy Indice de nombres 259 tuna trayectoria diferente y resonante. a un fondle destina Patrimonio historico, Expresion que de do al disfrute de una comunidad planetaria y constituide por la acu- mulacién continua de una diversidad de objetos agrupados por sa stras de las bellas artes y de rabajos y prodactos de todos los saberes y ha- ‘comiin pertenencia al pasado: obras m las arees aplicad bilidades humanas. En nuestra sociedad errante, incesantemente transformada por la movilidad y la ubicuidad de su presente, la ex presidn “patrimonio histérico” ha llegado a ser uno de los eérr clave de la tribu mediatica, Remite talidad, La transtereneia semantica sufrida por el término sefiala 1a opa cidad de la cosa. Fl patrimonio historico y las conductas asociadas a él se encuentran inmersos en estrates de significaciones cuyas ambi giedades y contradicciones articulan y desarticulan dos mundos y dos visiones del munde El culto rendido hoy al patrimonio historicu requiere mucho mas que la coustataciGn de una satistaccién. Es preciso preguntarse sobre su sentido porque éste culto, olvidado y la vee rutilante, revela un de la sociedad y de los interrogantes que la habitan. Y tal es la perspectiva con la que aqui lo cnear eels eel 8 Megoria del patvinseni Enire tantay otras eategorias del fondo inmenso y heterogéneo del patrimonio hist6rico, retengo como ejemplar la gue concierne més directamente al marco de vida de todos y de cada uno: el patti monio edificado. En el pasado, se habria hablado de los monumentos histdricos, pero las dos expresones ya na son sinémimas, A partir de li década de 1960, los monurientos histories constituyen solo una parte de una herencia incesantemente inerementada por la anexién de nuevos tipos de bienes y por la ampliacién del marco cronologica ¥ de las areas geogriticas en las que rales hienes se inseriben, En Francia, en el momento de la creacién de Ia primera Comis sion des Monuments Historiques, en 1837, las tres erande rias de monumentos histéricos la antigiicdad, los edificios religivsos de la edad media y algunos cas: tillos, En el periodo que siguié a la If Guerra Mundial, el némero de Bienes inventariado se habia multiplicado por diez pero su naturale: za apenas se haba alterado: p logia y a ta historia de la arquitectura culta. Desde ese momento, to: das las formas del arte de edificar —culeas y populares, urbanas y rurales, todas las categorias de edificios, publicos y privados, suncua rios y utilitarios— han sido incorporadas bajo nuevas denominacio- catego: aban constituidas por los vestigios de tenecen, esencialmente, a Ia arqueo= nes: arquitectura menor, expeesion proveniente de Italia para desig. har construcciones privadas no monumentales construidas 2 menudo arquirectos: arquitectura verndcula, expresion terra para distinguir edificaciones marcadas por rrufiog arquitectura industrial —de las tabricas, estaciones y altos hornos—, expresidn acuiiada primero por los ingleses.’ Finalment sin la intervencion Weniente de In limica a los editicios individua cluye conjuntos de edificaciones y tejidos urbanos: manzanas y ba- rrios urbanos, aldeas, ciudades completas e incluso eonjuntos de ciu dades,* como refleja “Ia lista” del Parrimonio Mundial establecida por la UNESCO, Hasta la década de 1960, ef marco cronologico en el que se ins criben los monumentos hist el dominio patrimonial ya no s in icas carecia de limites —no como aho: ra— hacia lay fuentes del pasado, coincidiendo asi con el de la inves igacion arqueologica. Y hacia adelante no Megaba a teaspasar los mca mitad del siglo xtX. Hoy los helgas lamentan Ja desaparicion de la Maison du Peuple (1896), obra maestra de Vie tor Horta, demolida en 1968, y los Franceses la de Les Halles de Victor Baltard, destruidas en 1970, a pesar de las enérgicas protestas Mega das de toda Francia y del mundo entero, Aunque prestigiosas, estas limites de la segs /nlleeeeeeeaeel Monunrento y mom ne voces eran las de una minorfa confrontada a ta indifefeneta general Tanto para la administracién publica como para la mayoria de Las as, los I pabellones encargados por Napole6n 11 y persc % Haussmann no cumplian mis que una funcion trivial que les impedia tuna epoca conocida por su mal gusto, En la actualidad, una parte del Paris haussmanniano esti declarada-monumento y, en principio y ese entonces, es intocable. Lo mismo ocuere con Ia arquitectura 1 style, ilustrada en Francia en cl cambio de siglo por Hector rd, Jules-Aimé Lavirotte y la escuela de Naney, y enya breve a Heve inmediatamente a asimilarka 2 una moda ¥ a menospre- ciarla. El siglo xx mismo ha forzado las pueetas del dominio patrimo- nial, Ahora estarian sin dda clasificados y protegides el hotel Impe rial de Tokio, obra maestra de Frark Lloyd Wright (1915) que resis tid a los sismos y que fue demolido en 1968; los talleres Esders de Anyguste Perret (1919), demolidos en 1960: los grandes almacenes Schocken (1924) de Erich Mendekohn en Stutgart, demolidos en 1955; y el consultorio de Louis Kahn en Philadelphia (1954), demo lido en 1973. Recientemente en Francia, una comision encargada del “pattimonio del siglo Xx" ha trabajado en la elaboracion de criterios ¥ sipologias eon el fin de no dejar escapar ni camente significativo, Los propios arquitectos también se han intere sado por la proteccidn de sus obras. Le Corbusier habia empezado, cn vida, a buscar la proteccion de sus realizaciones, once de las cus Jes hoy ya estan clasificadas come monumento histérieo y catorve protegidas mediante otsas figuras patrimoniales. La Villa Sayaye ha sido objeto de varias campaiias de testauracion mas costosas que las i testimonio histéri de numerosos monumentos medivales. Finalmente, la nociin de montmento historico y las pricticas de conservacion que lo acompafian se han expandido fuera del ambito europeo en el que nacieron, su territorio exclosivo durante large tiempo. También es cierto que la década de 1870 vio, en el marco de la apertura de fa era Meiji, la discrera enteada del concepto de monu: mento historic en Japon” para ese pais que habia vivido sus tradi ciones como parte del presente, que no conocia ora histor dindstiea, que sélo concebia « que la are —antiguo o moderne algo vivo, y que conservaba sus mo 2 asimilacidn del tiempo occidental pasaba por rig universal, por la adopcion del mu: el reconocimiento de una histo 10 Alegoria del patrimeonio seo y por la preservacion de los monumentos como testimonios del pasado, En la misma época, los EE UU eran los primeros en proteger su patrimonio natural, sin llegar 2 interesasse en la conservacion de su patrimonio edificado, una preocupacicin mas reciente que se inicio gon la proreccion de las resideaci privadas de igtandes persona Hidades nacionales. En cuanto a China,® ajena a estos valores durante largo tiempo, ha abierto y expotado sistematicamente el filon de sus monumentos histéricos desde la década de 1970, La primera conferencia nacional para la conservacién de los monumentos historicos, realizada en Atenas en 1931,” teunié slo a curopeos. A Ta segunda, efectuada en Venecia en 1964, asistieron ya tres paises no europeos: Tunez, México y Port. Quince afios mas tar de, ochenta paises perrenecientes a los cinco comtinentes habian fir mado la Convencion del Patrimonia Mundial La triple extension tipoldgica, eronoligica y geogetica de los bienes patrimoniales esti acompaiiada por el erecimiento exponencial de su publico, EI acuerdo patrimonial y la concertacion de las pricticas de con in no transcurren, sin embargo, sin disonancias. Los logos al canzados empiezan a inspirar inquietudes: zno llegarin ae} Ja destrucciGn de su objeto?* Los efectos negativos del turismo na se sentir solamente en Florencia o ea Venecia, La antigua ciudad de Kioto se degrada dia a dia. En Egipto, ha sido necesario cerrar las tummbas del Valle de los Reyes. En Europa, como en otras partes, inflacion patrimonial es combarida y denunciada también por otros motivos: costos de manrenimiento, falta de adaptacién a los usos ac twales, efecto paralizante sobre grandes proyectos de ordenacion territorial. Se invocan igualmente la necesidad de innovar y las dialéc ticas de la destrucci6n que, a lo largo de los siglos, han ido estable ciendo la sueesion de fos antiguos por los nuevos monumentos. De hecho, y sin remontarse hasta ka antigiiedad oa la edad media y lim tindose al:s6lo dmbito de Francia, baste recordar los centenares de iglesits waticas que fueron destruidas durante los siglos xv y XVI para si “embellecimiento” y reemplazadas por edificios barrocos 0 clisitgs, Pierre Pacte, el arquitecto de Luis XV, preconizaba “el abart dono” de todas las construcciones géticas en sa Plan para la Mejora y el Embellecimiento de Paris. Los mismas monumentos de la anti: wcdad, por muy presigosos que fueran eel periodo slasico, no 1 ello de ser destruidos —eomo ocutrid con el palacio [elle | eel Monumiento y mionumento historic de el momento que obstruian los proyec de Tutela! en Burdeos— de tos de modernizacién de ciudades y de cecritorios, En Erancia, la sradicion de destruccion edificatoria y de moder nizavion ilustrada por tales ejemples sitve hoy de aval y de justitica cién 9 numerosos politicas casndo se oponen a los planteamier de los arquitectos responsables del patrimonio y de las comisiones de monumentos histéricos y sectores protegidos. En nombre del progre mejora de las condiciones de vida, el teatro ronjunt ne ro cultural polivalente, El mismo tipo de argumentos continiia siendo esgrimido en el Magreb y en Oriente Proximo para justificar la destruccisn o Ia alteracion de las medinas tanto en Tiine2'! como en Siria o en Irn, la voluntad politica de modernizacion ha sido apoyada por Ia idealogia del CIAM™ y sus ve~ dette. Tos arquitectos invocan, por su parte, el derecho de los artistas fala creacién. Quieren, como sus predecesores, marcar el espacio ur so técnico y social, de de Nimes —clave de un do reemplazado por un Lisico dinico en el pais— ha ano y no ser relegados fuera de sus limites ni verse condenados al pastiche en las ciudades historicas, Recuerdan que, en una misma civ dad o en un mismo edifici, los esilos han coexistido —yuxtapuestos tiempo. La historia de la arquitectura, 2 del gético flamigero oa la del rroco, puede leerse en algunos de los grandes exiticios religiosts eu ropeas: en las eatedrales de Chartres, de Nevers, de Aix-en-Provence, de Valence 0 de Toledo. La seduceion de una ciudad como Paris pro: jene de la diversidad estlistica de sus arquitecturas y de sus espacios. Estos no deben set inmovilizados por una conservacién intransigente sino continuada: de ali la pirmide del Louvre. Los propietacios, por su parte, reivindican el derecho a disponer ibremente de sus bienes para extraer Ios placeres o los heneficios de su eleccion. Argumentos que chocan, en Francia, con una legislacion que privilegia el interés publico, Pero que no dejan de prevalecer, sin cimbargo, en los EE UU, donde la restriceion a la libre disposicion del patrimonio historico privado se considera una limitacidn de la liber y articulados— a lo largo del desde la época del romsnic ba tad de los ciudadanos, Las voces discordantes de los adversarios son tan poderosas coma st determinacién, No hay dia en que no surjan nuevos casos Las amenazas permanentes que pesan sobre el patrimonio no impi dlen, sin en de su proteecidn en las sociedades industrialey avanzadas, ofieialmen- argo, tn amplio consenso en favor de su conservacion y 12 Alegoria tel patrimontio te defendidos en nombre de los valores cientificos, estéticos, me Jos en ese patrimonio, Asi, un uuntropologo americano sostiene que, a través de la mediacién del “tu rismo de arte”, el patrimonio edificado sera el lazo federador de la so- sledad mundial Consensa / contestacisin: las razones y los valores invocados en favor de cada posicién requieren un examen y una evaluacion criti- cos. Inflacidn: se ka ha podido acribuir a alguna estrategia politica, incluye muy evidentemente una dimensién econémica y sefala, sin propéstos Ia zona semincica dl patrimonio ediicao en was de hare un inventaic.Y previamomte hay que provsar al menos pro visionalnieate el comenido le diferencia enue dos trminos que Qué entender en primer gan, por monumento? En francs, sentido orginal del ermine es aquel del latin momurentu, a su vee mora Ls ner ath dese rocco eee aj ett fcifcado por una comunidad deindividuos para asordarse deo para Orereencias. La expeiicidad del monumento consist entonees ree za por medio del afectvidad para que el recuerdo del pasa ge do y sele ado por motivos vitales, en tanto que puede contribuir ditectamen: te a mantener y preservar la identidad de una comunidad étnica, rel giosa, nacional, tribal o familiar, El monumento es, tanto para quienes lo edifican como para los que reciben sus mensajes, una de eee Mi fensa contea los traumatismos de la existencia, un dispositivo de se guridad. El monumento asegura, da confianza, tranguiliza al conju: rar el ser del tiempo. Garante de los origenes, el monumento ealma Ja inguietod que genera la incertdumbre de los comienzos. Desafio 3 Ia entropia ya [a aceidn disolveate que el tiempo cjerce sobre todas, las cosas, naturales y artificiales, el monumento incenta apaciguar la angustia de la muerte y de la aniquilacion, sta manera de relacionarse con el tiempo vivido y con la memo: ria —o, en otros términos, su funcion antropologica— constituye pre cisamente la esencia del monumento, Todo lo demiis ¢8 contingente yy consecuentemente, diverso y variable. Le vimos en lo que toca a los ios, y lo mismo sucede con sus expresiones y formas: tum ela, obelisco, térem, destina ba, templo, columna, arco del trian, El monumento se asemeja faercemente aun universal cultural Parece estar presente, bajo una ultiplicidad de formas, en todos los continentes ¥ practicamente en todas las sociedades, posean 0 0 es Critura. Seguin los casos, el montuniento rehisa las insetipciones o bien Jas acoge, parsimoniosa o iberalnente hasta, a veces, recubrirse con ellas y esbozat una deriva hacia otras funciones. Sin embargo, el papel del monumento, en su sentido original, ha perdido su importancia de forma progresiva en las sociedades oc- cidentales, rendiendo a borrarse en tanto que el término mismo ad wan, Ya en 1684 coldgico en de Guiria otras significaciones. Los lexicos lo atest Antoine Furetiere parece otorgarle un valor trimento de su valor memorial: “Testimonio que nos queda de ab sin gran poderio o grandeza de los siglos pasados, Las piramides tie Egipro, cl Coliseo, son hermesos monuments de la grandeza de los reyes de Fipto, de la republica romana”. Algunos afios mis tarde, el Dictionnaire de I'Académie Francaise instala correctamen- te el monomento en su Fancién memorial para el presente, pero smplos traicionan un sesko esta vez hacia valores de estctica y estigio: “Monumento ilisire, soberbio, magnitico, duradero de loriose’ Esta evoluci6n es confirmada, un siglo después, por Quatremere de Quincy. Fate observa que “aplicado a las obras de arquitectara” el rérmino monumento “designa un edificio construide sea para eter nizar el recuerdo de cosas memorables, sea concebido, edificado o dispuesto para llegar a ser un agente de embellecimiento y de magi ficencia en las ciudades”. Y prosigue indicando que, “bajo este ido aspecto, la idea de monumento, mas relativa al efecto del edificio 14 Megoria del patrivns 1 su utilizaciGn, puede convenir y aplicarse a to dos los tipos de edificios”. Es cierto que los revolucionarios de 1789 no cesaron de switar con monumentos ni de construir en el papel los edificios por medio de los cuales querian declarar la nueva identidad de Francia,** No obstante, si estos proyectos estan efectivamente destinados a servir a la memo ria de las fururas generaciones, también actian en otro registeo. La evolucién, que pucde rastrearse en los diccionarivs del siglo xVu. era irreversible. El my za, a be numento denora desde entonces el poder, la grande a: le corresponue expliciramente manitestar los signios pablicos, promowver estilos, disig Actualmente, el sentido del término “monumento” ha sega avanzando, Al placer dispensado por la belleza del edificio le han se- guido el deslumbramienta o el asombro provocados esta vex por la proeza técnica, asi como una version moderna de lo colosal en la que Hegel habia visto el inicio del arte entre lo ‘dad oriental, A partir de ese momento, el monuimento se impone aly atencion sin trastondo, interpelando en el instante, tracando st antiguo estatuto de signo por el de sefial, Por ejemplo: el inmucble Lloyd's en Londres, la torre de Bretagne en Nantes, 0 el Atco de la des de- sea la sensibilidad estética, do pueblos de fa alta anti: Defensa en Pan, La progresiva desaparicién de la funcion memorial del monu mento tiene, sin duda, muchas causas, Evocaré solo dos, ambas ins critas en la continuidad del tiempo, La primera tiene que ver con el lugar cada vez mayor que, desde el renacimiento, las sociedades oc- cidentales otorgan al concepro de arte."” Anteriormente, los monu menros estaban destinados a acercar los hombres a Dios 0 a recar darles su condicion de criaturas, y exigia cde quienes los edificaban la mayor perieia y perfeceién en sv trabajo, por ciemplo una gran I ratuba de helleza. elleza su identidad y su estatus, transtormandola ent el fin supremo del arte, el Quattracento la asocia a toda celebracion religiosa y a todo memorial, Y si Leon Battista Alberti, quien fuera el primero en minosidad y una rica ornamencac.on. Pero no Al otorgar ala orizar sobre la belleza arquiteetonica, todavia con sate In nocién original de monumentoy eambign € , quien inicia la progresiva susticucion del ideal de me moria por aquel de b La segunda causa reside ¢ | desarrollo, perfattionamienté ¥ di fusion de las memorias artificiales. Su paradigma wenenioso fue, en Placon, la eseritura." Sin embarga, la hegemonia memorial del ntonur ie ellleeeee Monumenta y monument critura in poder sin peecedentes en la mater. El perspicaz Charles Perrault queda en: multiplicacién de los libros, desaparecen 1a fa: “hoy [| y2 no se aprende casi nada de memoria por- presiones que pesaban so que se tienen libros que se leen, a los que se puede acudir en caso de ne cesidad y cuyos pasajes se citan con mis seguridad, pues se pueden » se hacia antes”.!* En= ue el inmenso te tregado a su jubilo de hombre de letras, no imagina soro de conocimiesitos puesto a la disposicién de los doctoy conteng.a cn si una prictica del olvido y que las nuevas protesis de la memoria Ccognitiva sean nefastas para la memoria orginica, Desde fines del siglo XVI, el término “historia” desigm una disciplina cuyo saber, cada vea mejor acumulado y conservado, guarda las apariencias de la memoria viva en el mismo momento gue la suplanta y que de Sin embargo. la historia “s6lo se constituye si se lt mira, ¥ pa lh es necesario estar excluido”:" la formula expresa, hasta el abismo, la diferencia y ef papel inverso del monumento, cuya presencia de ob: jeto metaférico esta encargada de revivir un pasado privilegiado y su mergir en él nuevamente a quienes lo contemplan, Siglo y medio después del e ogio de Perrault, Vietor Hugo pro: nuncia la oracién finebre del monumento, condenado a muerte por Ia aparicién de la imprenta. Su intuicién de visionario se ha visto confirma sus poderes. ia por la creacion y el perfeccionamiento de nuevos modos de conservacién del pasado: memorias de las téenicas de grabacién de la imagen y del sonido que encierran y entregan el pasado bajo una forma mas concrera, ya que esta directamente dirigida a los sentidos ya la sensibilidad, “memorias” —mas abstractas y desenearnadas— de los sistemas electronivos. Veamos el caso de la fotografia. Roland Barthes ha comprendido que este “objero antropoldgicamente nuevo” no iba ai a competir con nia recusar a la pinrura, “No es el Arte, ni la Comunicacion, es la Re ferencia, que es el orden fundador de la fotografia”. La fotografia apa. rece asi como una protcsis de un nuevo genero: entrega “un nuevo orden de prucbas”, “ningun escrito puede proporcionarime tal vert dumbre”, Este poder de autenrificar se debe, sin duda, a las reacciones quimicas que haven de la foroyrafia una emanacion del referente™ confiriendole al mismo tiempo el 3oder de eesueitar. Porque, por ls me dliaci6n del halogenuro de plata, “la foto del ser desaparecido viene a mpresionacme al igual que los rayos diferidos de una estrella’ 16 Megoria del p Barthes supo pereibir y analizar la duplicidad de la fotogeafia, las dos caras de este nucvo frharmaton dotado del poder singular de jugar sobre los dos registros de la memoria: confiemar una historia y hacer revivir un pasado muerto. De alli también los riesgos de usur- pacién y de confusién. Barthes los denuncia nombrando les dos ta heras en que la fotografia abre nosotros. El studiune designa tuna atraccion reflexiva, un interés exterior, que, sin embargo, afecta, El éxtasis, que hace volver ala conciencia “la carta misma del tiem: po”, es un movimiento revulsivo, alucinante, a propésita del cual surge varias veces el término “locara”. Esta locura de la fotografia, que hace coincidir el ser y el atveto es, efectivamente entonces, de Ja misma naturaleza que el hechizo suscitado por el mohumento. La afirmacion de la cdmara lucida segiin Ia cual la sociedad moderna ha renunciado al monumento se moderari diciendo que la fotografia es tuna forma de monumento adaptado al individualisme de nuestra Epoca: ¢! monumento de la sociedad privada, que permite a eada uno, obtener secretamtente el regreso de los muertos, privados © publicos. que fundan su identidad. El hechizo de la memoria se cumple ahora mas libremente, al precio de un trabajo madesto sobre esas imagenes que conservan una parte de ontologia, La fotografia contribuye, por otra parte, a la semantizacion del monumento-seiial, Fn efecto —y cada vez mas— estas sefiales se di rigen a las sociedades contemporsneas mediante la circulacidn y difu- sidn de la imagen en la prensa, la television o el cine, Las sefiales ya ‘no comunican mas que metamorfoseadas en imagenes, en replicas sin peso sobre las que se concentra su valor simbélico, disociado asi de su valor utilitario, Toda construccién, con independencia de su dest: nacion, puede verse promovida como monumento por las nucvas t6 nicas de comunicacién, Como tal, sv funcion sera la de legitimar y autentificar el ser de una réplica visual, primera, trdgil y transitiva en dad cedificada no coincida con sus representaciones mediticas o con sus imagenes sofiadas. La pirimide del Louvre existio antes de que se em: peaara a construi, Sigue brillando, todavia hoy, con los fuegos ransparencias con gue la revestia It feproduccion fotogratica de sus dibujos y maquetas, aunque en la realidad evoca mas bien el acceso a lun centro comercial y su opacidad oculta la perspectiva desde la Cour Carrée hacia las Tuileries y sobre Paris, Las forogratias lel Arco de la Defensa le ororgan todavia una seduccidn simbsilica, a pesar de la ruc gosidad del edificio real y la incomodidad de las oficinas que alberga la cual delega desde entonces su valor. Poco importa que la re ii destealidcibn” deo que hoy la moaumnena ye made a mplazairiento de Berey, responde: “Es ne insercidn del edificio ene postales de Paris”.* © En tales condiciones, los monumencos en el primer sentido del zisiegan todavia algun papel en las desominadas sociedades < numerenos edificios de culto que conser trarundst Mayas Sos tactarofe bumanat els soca ueran Dempte dela vr ntos a fos muertos y de los cemen- les, los momumentos ¢ edifican hoy otros rraciones, el recuerdo del judeocidio de la I Guerra sarite del dra abstractos 0 gute las im ejor que las fo ma co-memorializado, los campos de concentracion mismos se han transformado en monumentos con sus barracas ¥ sus cimaras de gas. Una intervencion disereta y algunes etiquetas han sido suticientes: desde st antiiguo lugar de estadia, desterrados para siempre, los muer- tos y sus verdugos informarin a perpetuidad a los que van a Dachau 6a Auschwitz." No habrd sido nevesaria la interveneién de ningan imple operaciin de metonimia, El peso de lo real realidad intimamente asociada a la de los sucesos conmemo Is Alegoria del patrimonio rados, es agui mas poderosa que cualquier simbolo, El campo, trans formada en monumento, participa de la reliquia. quias y relicarios, no dejan de ser tan excepcionales come los hechos que traen a la memoria, Vestigios en los gue no cabe mis que selec cionar ¢ designar, y ademas restigos de la progresiva disociacion que a entre la memoria viva y el saber edificar. El nuevo centro de Varsovia solo es monumento porque es una réplica: reemplaza la iu: ido ex nibilo para fines se ops dad destruida con una fidelidad que conti la fotografia. EI monumento simbiilic, in, practicamente ya no tiene curso en nuestras soci dades desarrolladas. A medics que disponian de mnemotcenicas de mayor precision, poco a poco, éstas han cesado de edificar monu mentos, transtiriendo el fervor de los monumentos a los monumen tos historicos, de rememor: Sin embargo, las dos nociores, hoy Frecuentemente confundidas, son en muchos sentidos opucstas, cuando no antindmicas, En primer lugar, el monumento historieo, lejos de presentar la cniversalidad del monumento en cl espacio y en el riempo, es una invencién occidental claramente fechada, un concepto exportado y-difundido con éxito fuera de Europa a partir de la segunda mitad del siglo SIs. Pero los informes de las organizaciones internacionales muestean que este reconocimicnto planctario es algo superficial, El sentido del monumento hist6rieo avanza con dificultad, La nocién no es disceiable de un contexto mental y de una vision del mundo. Adopar politicas de conservaciGn sin disponer de un marco histérica relerencial, sin atri= buir un valor particular al tiempo y a su continusidad, y sin haber situa do el arte en una perspectiva histérica, cs algo tan desproviseo de signi ficacién como practicar la ceremonia del 18 ignorando el sentimiento, japones de la natura el sintoismo y ka estructura sipona de las re laciones sociales. De ese mado se originan entusiasmas mulsiplicadores de contrasentidos o, también, encubridores de otras coartadas, Otra diferencia fundamental, evidenciada a principios del siglo Xx por Alois Rie * el monumento es una creacion deliberada (ge wollte), cuyo dest 1 ha sido asumido a prinzi y de inmediato, mien: tras que el monument historico no ha sick inicialmente deseaco (ur gewollte) ni creado como las miradas convergentes del historiador del aficic se coustiruye como tal a poste ado que lo selec cionan entre la masa de edlificios existentes en la cual Jos monumen ‘0s Fepresentan una pequeria parte. Todo objeto del pasado puede ser eels Monumvento y momento bistorie ° convertido en restimanio historieo sin haber tenido, originalmente tun destino conmemorativo. Inversamente, recordémoslo, todo arte facto humano puede ser cevestido, deliberadanente, de una funeidn conmemorativa, En lo que respecta al placer producido por el arte, 10 6+ privilygio exclusive del monument snp EI monumento tiene como fin revivir en 1 presente un pasad ido en el tiempo. El monumento histérico mantiene otra relacion ‘con la memoria viva y con la duracion, O bien puede ser instituido sim plemente como objeto de conocimicnto e integrado a una concepeion dl tiempo: en ese caso, su valor cognitive lo re sado o, ms bien, a la historia en genzral o a la historia del arte en par ticular; o bien, por aftadidura, puede—en canto que obra de arte— di rigitse a nuestra sensibilidad a fstica, a nuesteo “deseo de arte ‘eunstivollen)=” en ese caso, forma parte constituyente de la vivencia del presente, sin la mediaciéin de la memoria ni de la historia, Las diferentes relaciones gue mantienen respectivamente los mo humentos y los monumentas histérizos con el tiempo, con It memno- ria y con ¢l saber imponen una marcada diferencia en cuanto a st tanenal, Sin embargo, los monumentos estan constantemente expules- to a Ios ultrajes del tiempo, El olvido, el desinterés, la obsolescencia wa la des da, sea por voluntad de destrui 0 sea, evan a abandonarlos y a olvidarlos. También los ame truccién voluntaria”* y concer por el contrario, por cl dese de escapar a la accion del tiempo 0 por la voluntad de perfcccionamiento. La primera forma, negativa, ¢s la que se evoca mis a menudo: politica, religiosa, Weoldgica, etc. y prueba, mentos en el mantenimiento de la iden sociales. La destruccién positiva, tambien generalizada, llama menos la atencidin, Se presenta bajo difer Una de ellas, ri: tual, es propia de ciertos pueblos como los japoneses quienes, al no reverenciar como nosotros las marcas del tiempe sobre sus manu: por sentido inverso, ef papel esencial jugado por los monu blos y grupos idad de los pu mentos, periédicamente construyen réplicas exactas de los templos briginales, Una vez hecho esto, destrayen las copias precedentes. Oura modalidad, creativa, ha sido ilustrada en Europa por numerosos ciemplos. Para ampliar y dar mis esplendor al santuario donde beato Denis [babia} permanesid durante quinientos afios”, el aba Suiger hizo destruig en la década de 1130, parte de la basilica carol aia que la tradivion atrbuia al rey Dago precioso y venerable de la ceistiandad, San Pedro de Roma, :no fue 0.2" EI monumento mis Meyoria del patrimonic acaso demolido por decisién de Julio I tras una vida de casi doce si los? Se trataba de reemplazarlo por un edificio grandioso cuya mag nificencia y escenografia hicieran recordar el poder conquistado por Ia iglesia desde la época de Constantino, asi como las nuevas inflexio: nes de su doctrina, Por el contrario, en la medida en que se inserta en un lugar in mutable y definitivo en el conjunta objetivada ¢ inmovilizado por el saber, el monumento historico exixe, conforme a la logica de ese sa ber y —al menos en teoria— su conservacion incondicional EI proyecto de conservacion de los monumentos historicos, asi como sis aplicacién, han evolucionado con el paso del tiempo ¥ no pueden disociarse de la historia snisma de dicha nocidn. Invencion de ‘Occidente, dijimas, y claramente fechada. No obstante, es necesario cstablecer loé criterios de esa datacion. El ngresa de un neologismo en los léxicos marca el reconocimien- to oficial del (objeto material o mental que por lo tanto designa. Esta consagracion presenta un desplzamienta cronolégico miso menos importante segun los casos respecto a los primetos usos del término y a la aparicion —repentina © largamente preparada— de su relerente La expresion imento historico” no ingresa en los diccionarios franceses hasta la segunda mitad del siglo xox. Sin embargo, sti uso se habia propagado desde principios de siglo y habia sido consagrado par Frangois Guizot cuando, secién nombrado ministra del Interior, en 1830, crea en cargo de inspecteur des Monuments Historiques. Pero es preciso remontarse atin mis lejes. La expresion aparece sin duda por primera vez bajo la pluma de , sin embargo, lo nico en juego. Sit. saberlo, otros motivos eompro- mmetian el saber liserario y Ja sensibilidad. Moaumentos y objeros pa: anos devolvian a los eruditos el eco de textos familiares. El interes y addos ante las obras son solidarios de las posiciones el respeto atest adoptadas por la iglesia respecto a las lerras y al saber clisicos, alte nativamente promovidas en nombre de las “humanidades” 0 conde nadas Jn antigiicdad culmina durante esos breves ¥ parciales renacimientos que Erwin Panofsley ha llamado *renascences”" en los siglos Vil y 1X ear el inareg de la politica carolingia, y luego durante los siglos ¥! y por paganismo. Asi, el interés por la fusmanitas y las artes de il, impalsados por Jos abades humanistas. Cuando Guillaume de Volpiano, Gaurelin de Saint-Benoit-sur-Loire, Hugues de Cluny % mas adelante, Hildehert de Lavandin, Jean de Salisbury, Suger de Saint-Denis o Guibert de Nog hace vibrar al admirar y tratar de ienti visjan a Roma, su cultura elisica los Arraccion intelectual, ciertamente, pero tambien seduccidn de la sensibilidad: las obras antiguas fascinan por sus dimensiones, por el refinamiento y la maestria de sw ejecucion, por la riqueza de sus m reriales, Tesoros —nimbados de un aura fantistica— que se integran en una de las dos “estéticas"’ de la edad media que Suaer defiende contra Bernard de Clairvauy. Cuando el abad de Saint-Denis encar Ja reparacion del mobiliario de su ighsia, admira “el trabajo maray Hloso”, * de uno de los paneles del altar obra de “Artesanos harharos [...J) mis fastuosos que los nuestros” y “la es: cultura ran delicada, hoy irremplazable [de] las tablillas de martil {del pilpito] que sobrepasa toda evaluacién humana por “la descrip- cion que ofre nas de la antigdedad”." El valor casi magico atribuido a los vestigios de la antigiiedad, la curiosidad que despiertan, el placer que ofrecen a la vis trados en los manuseritos de dos clérigos del siglo sul, Gon sus Mira: bilia urbis Roniae, Benedicto 1, canonigo de San P cia 1155, la primera guia exclusivamente consa monumentos paganos de Roma cuyas identificaciones —a menudo, npre ligadas a recuerdos literarios. cuanto al jurisea ingles conocido bajo el nombre de Magister Gi rius, no sabe si atribuir a la magia o al trabajo del hombre las mara villas visitadas durante su viaje a Roma.'* Cuando relata haber rect rrido una gran distancia en tres ocasiones para ir a admirar —en el la suntuosidad fastuos e de e ro, propuso, ha fantasiosas— permanecen si Quirinal— una Venus ejecutada con “una destreza can maravillosa & inexplicable que levaba su desnudez como enrojeciendo” lo que des cribe es el comportamiento de un aficionado al arte. Su ilustre com: patriota, Henry, obispo de Winchester, pertenece a la misma catcgo~ ria que Jean de Salisbury, a pesar de coleccionar también estatuas antiguas, que describe como un verdadero obsesionado del arte an- Elinterés y el jibilo que suscitan los monumentos antiguos en los protohumanistas de la antigiedad tardia y de la edad media, tieipan la experiencia de los humanistas del siglo sv? Fl entustasma y el lirismo dle los autores medievales asi parece indicatlo. Sin embar- 9, una diferencia iereductible co pone las dos formas de huma hnisino ¥ sus respectivas relaciones con la antigiiedad: Ia distancia his: torica que establece, por primera vez, el observador del Quattrocento, val que pertenece y la lejana ant dad cuyos vestigios estudia. Para los estudiosos de los siglos vin al mundo antiguo es simultineamente impenetrable e inmediatamen- =i: “=a proximo, Impenetrable romani wep que los territories romano: x cristianos y la vision pagana del mundo ya-no cuenta. dos son abo ya no se concibe. Las expresiones plasticas o literarias se cornan in- descifrables por la pérdida de su referente, quedando reducidas a for- mas vacias. Pero son proximas porque esas formas vacias, al aleanc de Ia vista y de la mano, son inmediacamente trasladables y trans puestas al contexto cristiano, donde son reinterpretadas segun codi p08 familiares, Henry de Winchester 0 Gregorius son, tal ver. fulygurantes excep- ciones. En cualquier easo, la formulacién y las formulas de admira contesto, Cuando, a principios del Hildebert de Lavardin se ex: ii igualado” “ai eepetido” y responsables de cigin no dehen ser ex! sialo Xi, en Su rasia por un trabajo que no podra ser 1» poema sobre Ror, evoos La “pasion de los artesanos” (atiadio artificium unas imagenes que la naturaleza no hubieca podido aleanzar, no hay que olvidar que empieza alabando la mutilacién (puriticadorai de la ciudad de pretensiones insostenibles, cuyos restos" puede ahora ado rar con buena conciencia. Richard Krautheimer ha subrayado elar mente esta ambivalencia, legando © plantearla en términos de amor odio, Muestra, ademas, como el protohumanismo se habia apropiado Titeralmence de los yestigios del mundo antiguo, cristianizindolos. La ausencia de distanciamieato, igualmente descrita por Erwitt Panofsky en sus analisis de Ia transmisidn de formas y de temas anti- guos durante la edad media,” es el zomun denominador de todas las conductas referidas a la herencia dela antiguedad greco-romana, Ber- nard de Chartres y Gilbert de la Porrée pasan el tamiz de la teologia cristiana sobre el udealismo platénico y sobre las categorias de Aris roreles. Tal escultor romanico integea los monstruos ant presentacic ia biblica y cal il roes de ka micologia griega con ropajes medievales. Lo mismo ocurry antigiedad: dor reviste a los hé cen lo que respecta a los objetos 0 a los monumentos de l independientemente del saber de los responsables de su manejo, o del valor que les atribuyan, pasan a ser directamente asimilados e intro: ducidos en el circuito de kis prictieas eristianas sin que se haya esta blecido ol distanciamiente simbolice ni las limiraciones que habeia Impuesto una perspectiva historica. La alteridad de una cultura dif rente no llegaba a ser asumida. Los edificios son objeto de una apro: placién fruto de la inoceneia y la familiaridad, realizada sin vacilacto: nes ni eserdpulos, al igual que las formas plisticas y los textos filoséficos,

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