ANO CRISTIANO,
WERCICIOS DEVOTOS PARA TODOS LOS DIAS DEL ANO;
BSCRITO EN FRANCES
POR EL P. JUAN CROISSET,
DE LA COMPARIA DE JESUS,
‘Y TRADUCIDO AL CASTELLANO
por el P. José Francisco de Isla,
de la miema Compafita:
ADICIONADO CON LAS VIDAS DE LOS SANTOS Y FESTIVIDADES QUE CELEBRA
La IGLESIA DE ESPANA, Y QUE ESCRIBIERON
LOS PP. Fr. PEDRO CENTENO Y Fr. JUAN DE ROJAS,
DE La GaDEN DE san AGUSTIN,
ULTIMA Y COMPLETA EBDICION,
ESMERADAMENTE CORREGIDA Y¥ NUEVAMENTE ADICIONADA
CON EL MARTIROLOGIO ROMANO {NTEGRO, LOS SANTOS RECIEN APROBADOS,
HIMNOS ¥ SECUENCIAS QUE CANTA LA IGLESIA Y UN INDICE ALFABETICO
DE LOS NOMBRES DE TODOS LOS SANTOS QUE PUEDEN
IMPONERSE A LOS BAUTIZANDOS.
MARZO.
Con aprobacion del Ordinario.
BARCELONA :
LEBREBIA BELIGIOSA.— IMPRENTA DE PABLO BIBRA,
calle den Robador, pum, 2 y 26.
1862.steers Google
<ANO CRISTIANO, .
EJERCICIOS DEVOTOS
PARA TODOS-LOS DIAS DEL ANO.
MARZO.
DIA. PRIMERO.
MARTIROLOGIO.
DoscignTos ¥ SESRENTA MArtings, en Roma, & los cuales por confesar &
Jesucristo condené Claudio primero 4 cavar arena fuera de la puerta Salaria,
y despues 4 ser asaeteados por los soldados en el anfiteatro.
Ev TRIUNFO DE LOS SANTOS MARTIRES Leon, Donato, ABUNDANCIO, Ni-
CRFORO ¥ OTROS NUEVE, en Roma.
Los san7os MARTIRES Exmetis Y ADRIANO, en Marsella.
Santa Evpocta, martir, en Menfis, la cual en Ja persecucion de Trajano,
bautizada y preparada para el martirio por el obispo Teodoto, por érden del
gobernador Vincencio fue degollada , y recibié la corona del martirio. ( Véase
su vida en las de este dia).
Santa ANTONINA, mértir, en el mismo dia, la cual en la persecucion de
Diocleciano, habiendo despreciado los dioses que.adoraban los gentiles , des—
pues de varios tormentos, la metieron en una cuba, y la echaron en Ia laguna
de la ciudad de Zia.
San SuitseRto, obispo en Keisert-Wert, el cual en tiempo del papa Sergio
predicé el Evangelio 4 los frisones, 4 los holandeses y 4 otros pueblos de Ale-
mania,
San Atsino, obispo y confesor, en Angers, varon esclarecido en yvirtud y
santidad. :
San Siviarnpo, abad, en Mans de Francia.
LA TRASLACION DE 8AN HeRcULANO, obispo y martir, en Perouse , el cual
fue degollado por érden de Totila, rey de los godos. Su cuerpo, comg escribe
san Gregorio, papa, se encontré al cabo de cuarenta dias de su degollacion en-
teramente unido 4 la cabeza, y sin ninguna sefial de-haberle pasado cuchillo.
La festividad de los ANcEtEs cusropios, que toda la Iglesia celebra el dia 2
de octabre, en algunas didcesis de Espaiia se anticipa al de hoy. (Véase dicho
dia 2 de octubre ).6 MARZO
SANTA EUDOCIA, PENITENTE Y MARTIR.
Hacia el principio del segundo siglo, siendo emperador Trajano,
vino 4 fijar su habitacion en Heliépolis cierta famosa cortesana Ila-
mada Eudocia, originaria de Samaria, que sin duda se alejé de su
pais unicamente para vivir con mayor libertad en su desordenada
vida.
Era tenida por la mayor hermosura de su tiempo. Daba nuevo
lustre 4 su_belleza la bizarria con que se adornaba : su entendimiento
era vivo, claro y brillante : su genio alegre, festivo y despejado : su
aire naturalmente desembarazado y garboso : sus ojos introducian
dulcemente el veneno hasta el corazon : pocos habia que dejasen de
caer en el artificioso halagiiefio lazo de sus redes.
Ninguna dama cortesana metié jams tanto ruido, y acaso nin-
guna otra hizo jamas tanto daiio. Hacianla, corte los mayores seiio-
Tes, encanlados de su hechicero atractivo. Nunca se dejaba ver en
piblico sino con un’ ostentoso aparato de galas y de joyas que des-
Tumbraban 4 cuantos la veian : brillaban en su cuarlo los muebles
mas exquisilos , siendo fama constante que habia amontonade ines-
timables riquezas.
Vivia Eudocia entregada 4 los mas escandalosos desérdenes , cuan-
do el Sefior, que se complace en renovar de tiempo en tiempo en su
Iglesia los mas estupendos prodigios desu misericordia, vino 4 bus-
car & esla oveja perdida , y quiso descubrir 4 aquella segunda Sa-
maritana las saludables.aguas de la gracia.
Cierto santo monje, llamado Germano, que se volvia al desierto,
y transitaba por Heliépolis, se fué 4 hospedar en casa de un cristia~
no conocido suyo que vivia pared en medio de Eudocia. Despues de
haber dormido como dos 6 tres horas , se levanté 4 media noche y
comenzé 4 cantar salmos, segun lo tenia de costumbre : despues de
esto se puso 4 leer en un libro espiritual que para este fin traia siem-
pre consigo, y de propésito leia en voz alla para que el sueiio no le
venciese , siendo la materia de la leccion las terribles penas que pa-
deceran los condenados en el infierno, mientras los bienaventura -
dos gozaran de las eternas delicias de ‘a gloria.
El cuarto donde estaba. aposentade el santo religioso iba. 4 dar al
mismo dormitorio de Kudocia, que se separaba de él por solo un dé-
bil tabique; de suerte que dispertando al ruido desu céatico, se apli-» PIAL. 7
6 por curiosidad & oir lo que estaba leyendo, y quedé espantada
de lo que oia.
Apenas amanecié, cuando le envié un recado, suplicandole que pa-
sase 4 verla. Preguntéle luego por su religion , por su estado, por el
motivo de su viaje, y despues le rogé que tomase el trabajo de ex-
plicarla lo que le habia oido leer aquella noche. El buen monje , que
estaba intimamente penetrado de aquellas espantosas verdades , la
hizo una vivisima pintura de ellas ; de suerte que no pudiendo Eu-
docia disimular mas su asombro ni reprimir su Ilanto, dié un lasti-
moso grito, y exclamé diciendo : Pues, padre, segun eso yo ser¢ con-
denads.
Aprovechandose el siervo de Dios de aqueltas felices disposiciones,
la dijo : Ahora me habeis de dar licencia, sehora, para que tambien
yo of pregunte quicn sois vos, y qué religion profesais. Yo, respondio
Eudocia, soy de Samaria, y- profeso la secta de los samaritanos , 6,
por mejor decir, ninguna religion profeso, y aun por lo mismo me he
entregado ciegamente 4 todo género de disoluciones ; mirad ahora st
sera posible que yo evite esos suplicios eternos.
Y muy posible, senora, replicé el prudente Germano, con tal que
0s querais conver tir de veras y hacer penstencia de vuestras culpas ; por-
que Jesucristo nuestro Salvador 4 ningun pecador verdaderamente ar-
repentido y penitente excluye de su misericordia. Pues dime, te rvego,
repuso la afligida Eudocia, qué debo hacer para conseguirla. De-
jor de pecar, respondié el siervo de Dios, y Uamar sin dilacion é al-
gun sacerdote de los Cristianos para que os instruya en la fe y os ad-
sninistre ef santo Bautismo, sin lo cual no hay salvacion.
Liamé al punto Eudocia 4 uno de sus criados, y le mandé que al
instante fuese & buscar al sacerdote de los Cristianos , y le trajese
consigo, sin decirle qui¢n le Hamaba , advirtiéndole solamente que
Ja.necesidad era urgente y apretaba mucho. Vino el sacerdote ; pero
quedé turbado y como mudo cuando se vid en la casa y en la pre-
sencia de Eudocia. Conocidlo ella, y deshaciéndose en lagrimas , se
arrojé & sus piés , conjurandole por amor del Salvador de todos los
hombres que no la desamparase. Bien sé, dijo, que soy la mayor pe-
cadora que han conocido los siglos ; pero tambien sé, porque ast me lo
han dicho, que la misericordia de ts Dios es infinitamente mayor que
amis pecados. Yo quero ser cristiana : yo quiero recibir de tu mano el
santo Bautismo : démelo, y dame juntamente con él la regla de vida
que quisieres , que yo prometo guardarla.
. Admirado el sacerdote , y rindiendo mil alabanzas al autor de3 : MARZO
aquella asombrosa conversion , cuya historia le refirié el monje Ger-
mano, aconsejé 4 Eudocia que , desnudandose de toda aquella pro-
fanidad, galas y joyas preciosas , se vistiese modestamente , y re-
tirada en un cuarlo por espacio de siele dias los pasase en ayuno
y oracion , sin ver & persona alguna. Ejecutdlo 4 la letra ; y pasado
este tiempo la fué & ver el santo monje , 4 quien ella misma habia
suplicado que se detuviese ; pero la halld tan desfigurada , tan palida
y tan exlenuada, que apenas la conocié. Luego que la Santa le des-
cubrié 4 alguna distancia , levantando la voz le dijo: Dad, padre mio,
muchas gracias al Seftor por las misericordias que ha hecho su piedad
con esta indigna pecadora. Pasé los seis primeros dias de mi retiro en
Uorar mis enormes culpas y en cumplir con la mayor exactitud todos
los ejercicios devotos que vos me prescribisteis. Al dia séplimo, estando
postrada en tierra, el semblante contra el polvo, me halle de repente cer-
cada de una grande hermosa luz que cdsi me deslumbraba. No obstante
reconoci en medio de ella un bizarro jéven vestido de blanco, que con sem-
blante majestuoso y severo me cogid de la mano y me arrebato por los
aires hasta el cielo, donde vt una innumerable multitud de personas ves-
tidas del mismo traje y color que , mostrando grande alegria de ver-
me, se complacian reciprocamente , y me daban mil enhorabuenas de
que algun dia habia de ser participante con ellas de la misma gloria.
Ocupada y aun embelesada toda en esta dulce vision, aparecto de repente
un espantoso ménstruo que con horribles aullidos se quejaba é Dios de
que injustamente se le quitase una presa que por tantos titulos poseia
como suya ; pero le puso en precipitada vergonzosa fuga una voz que
bajé del cielo, diciendo que se complacia Dios en tener misericordia de
Jos pecadores arrepentidos. La misma voz me alento con la esperanza
de lograr una especial proteccion todo el resto de mi vida , ordenando
& mi conductor, que entendi ser el arcdngel san Miguel, me restituyese
al lugar donde me hallo. Ahora, padre mio, 4 ti te toca ordenarme lo
que debo ejecular para corresponder tan grandes beneficios.
El bienaventurado Germano, volviendo 4 admirar de nuevo las
misericordias del Sefior, did 4 Eudocia las saludables instrucciones
que le parecieron necesarias : ordendla que recibiese cuanto antes
el santo Bautismo, y despidiéndose de ella, la dijo: Espera, hija mia,
que presto volveré a verte para decirle enlonces lo que el Setior quiere
quethagas. Costé 4 Eudocia muchas lagrimas la partida del siervo
de Dios ; mas no por eso se entibié un punto su fervor.
Habia ya llegado 4 noticia del obispo Teodoro la mudanza de la
famosa cortesana , y estaba esperando con impaciencia pruebas masDIA I. 9
seguras de la sinceridad de su conversion , cuando Je entraron reca-
do de que Eudocia en traje de penitente le pedia audiencia. Luego
que entré 4 la presencia del santo Prelado, se arrojé 4 sus piés , y
deshaciéndose en lagrimas le pidié que no la dilalase el Baulismo.
Viéndola el Obispo tan santamente dispuesta, y hallandola suficien-
lemente instruida , la concedié con singular consuelo y gusto lo que
deseaba.
Viéndose ya cristiana Eudocia , llamé 4 todos sus esclavos , y dan-
doles libertad , les exhorl6 4 seguir su ejemplo: despues despidié 4
los demas criados, pagandoles sus salarios y haciendo ademas de eso
grandes liberalidades a todos : cedié sus inmensos bienes 4 los po-
bres , suplicando al obispo Teodoro tomase 4 su cargo el cuidado
de distribuirlos.
Quedé asombrado el Obispo 4 vista de una resolucion tan genero-
sa, tan crisliana y tan herdica ; pero aun se qued6 mas aténilo cuan-
do vid la espantosa cantidad de bienes raices , de posesiones , de mue-
bles preciosos , de riquisimas joyas que sacrificaba al Sefior la nue-
va penitenta.
Desde aquel punto fue su vida modelo insigne de las mas herdicas
virtudes. Entregése sin reserva 4 las mas rigurosas penilencias : su
ayuno era eslrechisimo y continuo : conservé siempre el traje de los
neéfitos, y no volvié 4 parecer en publico, sino en la iglesia, y llo-
rando sus culpas al pié de los altares.
Volvié 4 Heliépolis el monje Germano como lo habia ofrecido :
hallé 4 su hija Eudocia elevada 4 un grado de perfeccion muy su-
perior al que tenia cuando se habia separado de ella. Propusola que
seria conveniente se fuese 4 encerrar en algun lugar solitario para
pasar en penitencia y en retiro el resto de sus dias. Abraz6 al ins-
tante este partido, y desde entonces fue una perpétua série de ora-
cion y de rigores la vida de nuestra heroina.
Necesariamente habia de irritar 4 todo el infierno una conversion
tan ruidosa y una virtud tan extraordinaria. Los que habian ama-
do torpemente 4 Eudocia pecadora no podian tolerar 4 Eudocia ar-
Tepentida. Cierto javen , mas disoluto y mas osado que los otros , de-
terminé sacarla del desierto, 6 con maiia 6 con violencia. Vistidse
de monje, buscé 4 Germano, y postrandose 4 sus piés, le suplicé qui-
siese admitirle por su discipulo y compaiiero en aquella soledad. Edi-
ficése el buen Germano al oir la pretension del engaiioso joven; pero
le representé que era muy mozo y muy delicado para llevar el ri-20 MARZO
gor de aquelia vida. Yolo confieso, replicé el falaz mancebo ; pero &
eista de lo que acaba da hacer Budocia, ayer cortesana y hoy peniten-
ta, seria vergiienza mia no poder hacer ofro tanto. Permiteme no mas
que yo lavea, y que pueda hablarla dos palabras; porque espero que
las suyas me mspirardn tanto fervor y tanto aliento, que singuna pe-
nilencia, ningun rigor se me representa imposible. Creyéle Germano,
y dio providencia para que viese 4 Eudocia. Esta, que se hallaba'ya
prevenida por el Seiior del lance que la esperaba, apenas vié en su
presencia al disfrazado joven , cuando, sin dejarie acabar el insolente
discurso que habia comenzado, le hablé en tono tan espantoso y tan
vivo que, come si cada voz fuera un trueno y cada silaba un rayo,
cayé redondo 4 sus piés cadaver yerto. Pidieron 4 la Santa en nom-
bre de Dios que se compadeciese de aquella alma infeliz : hizo ora-
cion, y con nuevo milagro le restituyé la vida, mandandole que al
instante 9¢ fuese 4 hacer penitencia.
No desistié e} demonio de su intento viendo desvanecido el pri-
mer artificio, y eché mano de otro. Sugirieron 4 Aureliano, gober-
nador de la provincia, que habiéndose convertido Eudocia 4 la re-
ligion cristiana habia Hevado cansigo al desierta tesoros infinitos,
Y que se interesaba la honra del mismo Gobernador y el bien publi-
€o en recoger aquellas inmensas riquezas.
Despaché Aureliano 4 un oficial con trescientos soldados , y con
érden de que se apoderasen de todo. Reveld Dios 4 la Santa lo que
pasaba, asegurandola que él cuidaria de ella. Con efecto, una mano
invisible los detavo hasta que, dejandose ver un espantoso dragan,
Jos disipé 4 todos, menos 4 tres , que fueron 4 llevar la noticia. Ir-
Titado el hijo del Gobernador, partié con mas numero de tropas ; pero
al apearse del caballo en la primera marcha le dié una coz tan fa-
riosa, que le tendié muerto en el suelo. Cuando el Gobernador vid
entrar por las puertas de su casa el cadaver de su hijo, arrebatado
de célera, de sentimiento y furor, quiso ir en persona &
4 Eudocia -por su misma mano ; pero un caballero llamado Filéstra-
tole detuvo, y le aconsejé que , dejandose de amenazas inutiles, im-
plorase las oraciones de Eudocia. Siguié Aureliano el consejo, y la
escribié una carta suplicandola restituyese la vida 4 su hijo. Res-
pondidle al panto la Santa, y en lugar de seHo sefialé su carta con
tres cruces. Impaciente el Gobernador salio al camino al propie que
habia despachado, y haciendo traer el cadaver de su hijo, apenas
puso sobre él Ja respuesta de la Sania, cuando en aquel mismo pantoDIAL 1
resucité. A un milagro tan evidente se habia de seguir el efecto que
Je correspondia. Convirtiése luego 4 la fe Aureliano con toda su fa-
nilia, y poco despues murié santamente.
En fin, habiendo vuelto 4 encenderse la persecucion contra los
Cristianos en tiempo del emperador Trajano, encontré en ella san-
ta Eudocia la corona del martirio por que suspiraba. Noticioso el su-
cesor de Aureliano, llamado Vicente , de las maravillas que obraba
nuestra Santa , le parecié que era conveniente deshacerse de ella sin
ruido, temiendo alguna sublevacion popular, y ast la mandé dego-
Har en secreto. Sucedié su martirio el dia 1.° de marzo del aio 114
de Nuestro Seiior Jesucristo, cuya gracia triunfé tan gloriosamente
én nuestra dichosa Martir.
SAN RUDESINDO, OBISPO Y CONFESOR.
Admirable Dios en sus Santos, segun David , lo fue de muchos
modos en san Rudesindo, admirable en su concepcion , admirable en
su nacimiento, admirable en su vida, admirable en su muerte , y
admirable despues de su fallecimiento. Este héroe , uno de los mas
brillantes astros de la familia benedictina , y uno de los mas santos
preladosde la Iglesia de Espaiia, nacié en principios del siglo X de
ana de las mas ilustres casas de Galicia y Portugal ; si fue bien dis-
tinguide per sa nobilisima ascendencia , fue mucho mas por las parti-
calares gracias con que le doté el cielo. Sus padres los condes D. Gu-
tierrez Mendez de Arias, y D.* Aldara , seiiora de grande mérito,
aenque abundaban en conveniencias y riquezas, vivian con el des-
consuelo de no tener sucesion , porque los hijes que tuvieron se les
murieron & poco de recibir el Bautismo. En esta disposicion pasé
D. Gutierrez 4 Coimbra con el rey D. Alfonso el Grande 4 conti-
nuar la guerra contra les sarracenos , quedandose la Condesa en Val-
desalas, uno de los pueblos de su seiiorfo, sito-en los confines de Ga-
licia y Portugal , cewpada de continuo en oraciones y ayunos , en
hacer limosnas y obras de piedad, suplicando 4 Dios por estos me-
dios se dignase concederle frutos de sus bendiciones. Tenia la de-
vocion de ‘visitar la iglesia dedicada al Salvador en la cumbre del
monte Corba , dos millas distante de Valdesalas , donde concurria
toa frecuencia 4 pié descalzo, sin alguna comitiva , 4 reiterar sus
Tuegos ante la imagen del Redentor, cuya bondad y misericordia-
imploraba.Hena de lagrimas para et logro.de sus deseos.12 MARZO
En uno de los dias qué practicé este laudable ejercicio se quedé
dormida Aldara cerca del allar donde acostumbraba orar, y en sue-
fios se le aparecié un Angel, quien , despues de haberla alabado su
* devocion y frecuencia 4 visitar aquel templo, la anuncié que habien-
do sido oidas sus suplicas en el tribunal supremo concebiria y da-
tia 4 luz un hijo de grande mérilo para con el Seiior , y de grande
estimacion entre los hombres. Consolada con tan extraordinario fa-
vor, luego que disperlé dié al Allisimo las correspondientes gra-
cias , y enviando 4 llamar 4 su esposo en el instante, certificandole
el valicinio, ambos llenos de placer repiltieron los debidos agrade-
cimientos al soberano Autor. Concibié Aldara dentro de pocos dias :
continué su embarazo con toda felicidad , y parié 4 Rudesindo en
el dia 26 de noviembre del aio 907, vigilia de san Facundo y Pri-
milivo : celebraron los Condes el nacimiento del niiio con cuantio-
sas limosnas y olras muchas obras de caridad. Continuaron esta de-
vocion en el mismo dia todo el discurso de su vida, y siguié Rude-
sindo igual practica , mandandolo asi despues de su muerte por su
testamento 4 los monjes de Celanova para perpélua memoria.
Dispuesto el dia desu bautismo, fueron de sentir los parientes y
amigos de los Condes que se celebrase el sacramento en la iglesia
del Salvador, donde tuvo la Condesa el celestial anuncio : dispusie-
Ton una pila 4 este fin, por no haberla en aquel templo ; pero ha-
biéndose quebrado el carro que la conducia, al tiempo que se pre-
paraba otro sucedié el prodigio de manifestarse inopinadamente una
fuente bautismal en la iglesia de San Miguel , que mandé construir
Aldara cerca de Valdesalas luego que tuvo la revelacion ; y que-
dando todos convencidos, 4 vista del portento, que era voluntad de
Dios el que se bautizase el nifio en aquel templo, se ejeculé asi con
magnificencia.
Quiso la piadosa madre formar 4 Rudesindo en la virtud desde sus
primeros aiios ; perosu bello natural éinclinacion 4 lo bueno la de-
jaron muy poco que hacer para que viese cumplidos todos sus de-
seos. Desde su infancia se noté en el niiio una total distraccion de los
pueriles entretenimientosy vanidades del siglo ; una meditacion asom-
brosa de dia y noche en la ley santa de Dios, y, no sin particular
admiracion, una extraordinaria aversion 4 los carnales deleiles ; dig-
no del grande elogio que hizo en otro tiempo san Gregorio el Magno
del patriarca san Benito por la misma causa. Aplicado al estudio de
Jas artes liberales , como se hallaba dotado de un excelente ingenio,
hizo en ellas maravillosos progresos , y superiores en las sagradas le-DIA I. 13
tras. La madurez de su juicio, ladulzura y suavidad de su elocuen-
cia , el poder y eficacia de sus palabras ‘dieron mucho realce 4 su
ciencia ; y 4 su virtud no poco mérilo Su misericordia con los po-
bres , su magnificencia con los amigos, su piedad para con Dios, y
su caridad con todos: y ofreciéndose en el trato grave sin molestia,
alegre y jovial sin levedad, brillaba en su juventud con tantas vir-
tudes , que ya en ella corria la fama de su eminente santidad por
toda Espaiia.
Vacé por aquel tiempo el obispado de Dumio (bien fuese esta igle-
sia el monasterio asi llamado’en el atzobispado de Braga, fundado
por san Martin Dumiense , erigido despues en caledra episcopal ; 6
bien la de este nombre en las Asturias , unida despues 4 la silla de
Mondoiiedo, sobre que varian los escritores), y todo el clero y pue-
blo hicieron la eleccion de prelado en Rudesindo por universal con-
senlimiento : en vano resislié Ja promocion alegando entre otras cau-
sas la cortedad de su edad, que solo contaba diez y ocho aiios, y la
falta de experiencia ; pues insisliendo los electores en el empeii, le
fue preciso sujetarse 4 !a voluntad de Dios indicada en el tiempo de
su humilde resistencia.
Colocado Rudesindo como brillante luz en el candelero de la Igle-
sia, no es facil explicar el porte de este varon apostdlico en el des-
empeiio de las obligaciones de su ministerio episcopal : de continuo
enseiiaba y predicaba 4 su pueblo la palabra de Dios , corregia sus
costumbres con apostélico celo, aumentaba en su didcesis los tem-
plos y reedificaba los destruidos : manifestabase padre y tulor de los
pobres, pupilos y viudas, ¢ interesdadose con particular empeiio en
separar 4 su rebaio de los vicios , le alentaba con vivas exhortacio-
hes y ejemplos al servicio del Sefior ; pero aunque sus diclamenes
no podian ser mas acerlados ni mas inculpable su conducta , con
todo siempre suspiraba por la soledad para dedicarse 4 Dios ente-
ramente ; y con este objeto todo el tiempo sobrante al cumplimien-
to de su ministerio pasaba en los monasterios que edificd, allernan-
do en las funciones de la vida activa y contemplativa.
Cuando Rudensindo dispensaba con tanta edificacion y fruto su
cargo pastoral en Dumio, se porlaba muy al contrario su deudo Sis-
nando 6 Sisenando, obispo de Compostela, el cual, entregado 4 jue-
gos, vanidades y excesos , abandonadas enteramente las obligaciones
de su ministerio, incorregible 4 las repelidas amonestaciones que se
Je hicieron, 4 virlud de las quejas del clero, préceres y pueblo, orde-
n6 encarcelarle el rey D. Sancho para conlener sus desarreglados18 MARZO ’
procedimientos , y mand6é 4 Rudesindo pasase 4 aquella iglesia 4 re~
* parar con su virtud y celo las ruinas que causé su pariente : obe-
decié el Santo muy contra su voluntad semejante decreto, y pudo
conseguir 4 expensas de fatigas continuas los deseados efectos.
Tnvadieron los normandos 4 Galicia por aquel tiempo, ¢ hicieron
en Portugal igual irrupcion los mores ; pero estando el rey D. San-
cho ausente, congregé Rudesindo un poderoso ejército para reprimir
sus insolencias, y no confiado en el poder de la tropa sino en la pro-
teccion de Dios, repitiendo con David: Ellos en carros y caballos, y
nosotros en el nombre del Senor ; expelié & los normandos de Galicia
enteramente, y reprimié 4 los arabes dentro de sus términos. Con-
seguido este triunfo volvié 4 Compostela , donde fue recibido con las
demostraciones de honor y jubilo debidas 4 un vencedor asistido det
cielo. Pero habiendo muerto el Rey, escalando la carcel Sisnando,
en la misma noche de la Natividad de Nuestro Redentor Jesucristo,
estando Rudesindo cantando los Mailines con sus canénigos, le aco-
melié con espada en mano su infeliz deudo, amenazandole con la
muerte si no dejaba el obispado y se ausentaba de la ciudad en el
momento. Reprendié el Santo la temeridad con gravisimas palabtas ;
y profetizandole una muerte violenta, sucedié asi con efecto dentro
de muy poco tiempo. Con este motivo dejé 4 Compostela y se retiré
al monasterio de San Juan de Cabero, edificado por él mismo, don-
de, libre de las fatigas de su ministerio, se entregé totalmente 4 la
contemplacion con firme resolucion de dejar todas las pompas y va-
nidades del mundo.
Estandocierto dia en oracion Rudesindo, le manifests el Seiior que
era de su agrado edificase un monasterio en el pueblo del Villar, et
cual dedicase al Salvador y profesase en él la vida monastica : pasé
4 reconooer el sitio designado por Dios en una de las heredades de
sus padres, y alegrandose en extremo por verle tan proporcionado
para el intento por su amenidad, fuentes y frutos, principié aque-
lla fabrica por los aiios 935.
En el discurso de ocho aiios concluyé aquel célebre monasterio,
uno de los mas magnifioos de la Religion benedictina , al que llamé
Celanova, tal vez porque fuese la mas nueva de sus fundaciones, don-
de procuré congregar muchos monjes de diferentes casas brillantes
en fervor y santidad con el objeto de establecer en los principios la
Teligiosidad que deseaba con las mejores plantas. Didles por padre &
Franquila, abad 4 la sazon del monasterio de San Estban, varon
eminente en virtud y consumada prudencia ; y renunciando la pom-
.Dia I, 18
pa episcopal , vistié el habito benedictino, y profesd 1a regla de este
santo Patriarca.
No es facil explicar el fervor con que Rudesindo emprendis la car~
Tera del nuevo estado : olvidado enteramente del mando, sus pem-
pas y vanidades, solo atendié al negocio importante de su salvacion.
La negacion de si mismo, ia mortificacion de la propia voluntad , la
observancia puntualisima de la regla, y su continuacion en la ora-
cien y santas vigilias lenaron de admiracion 4 todos los monjes, RO
menos que su profunda obediencia al Abad, como si fuese el mas fn~
fimo del claustro ; y deseando que todos legasen 4 la combre de la
perfeccion , les alentaba con su ejemplo. Murié el abad Franquila, &
quien profetizé la muerte por un medio bien extraiio, que fue el de
ver entrar y salir con frecuencia una paloma por su boca, indican-
dole por este sintoma su préximo fallecimiento, como se verificé pun-
tualmente ; y todos los monjes eligieron 4 Rudesindo por padre, & pe-
sar de su humilde resistencia, en cuyo empleo dedicd su vigilanciz
a hacer que floreciese la disciplina mondstica : su asistencia & los di-
Vines oficios , su celo por el culto divino, sus ayunos, vigilias y ri-
guresas penitencias eran las lecciones con que instruia: la extremada
caridad con que trataba 4 sus subditos, el cuidado particular con que
atendia al socorro de todas sus necesidades , sa agrado y afabilidad
acompaiiada siempre de cierto aire de santidad que se dejaba ver
en todas sus acciones, le hicieron dueiio de los corazones de todos,
granjeandose por su porte tan alta reputacion en el acierto de su go-
bierno, que algunos obispos renunciando la dignidad , no poces aba-
des sus honores, y una infinidad de nobles y plebeyos , concurrian
4 vivir bajo su magisterio , someliéndose 4 su direccion por lo mis
mo muchos monasterios de religiosas deseosas de participar de su
celestial dectrina , experimentando en breve tiempo los admirables
efectes que produce el régimen de un prelado santo.
A todas las eminentes virtudes con que brillaba Rudesindodaba un
nuevo realce el don de milagros con que le favorecié el cielo para
hacer mas recomendable su santidad , en tanto numero, que de ellos
se compuso un codigo que se conservé en el monasterio de Celano-
va. Basta referir algunos para que se forme idea de su virlud y mé-
rito. En cierla ocasion que pasé el Santo 4 visilar 4 su consanguinea
Senorina, abadesa del monasterio de San Juan de Viveiro en Por-
tagal, sefiora de conocida santidad , sospechando dos operarios que
ala sazon trastejaban en el convento de sus frecuentes conversacio-
nes , invadidos de un espiritu maligno cayeron en tierra muertos de16 MARZO
repente ; y rogando con los asistentes Senorina 4 Rudesindo que los
sanase, ungiéndolos, despues de haber hecho oracion, con aceile ben-
dito en los ojosy en la boca, mandé en el nombre de la sanlisima Tri-
nidad al demonio dejase libres 4 los que liranizaba. Obedecio al ins-
tante 4 la voz del sanlo Prelado, y resucitaron sanos de aquel mor-
tal accidente, reconocidos de sus culpas ¢ ilustrados en el alma.
Habiendo caido gravemente enferma la reina Aragonta, mujer de
Ordoiio II, que se hallaba relirada en el monasterio de Salicela, se-
fiora de grande mérito, quiso que le asistiese el Santo en la hora de
la muerte: marchando apresurado 4 este fin luego que recibid el avi-
so, oyé cuando caminaba por el territorio de Sande voces angélicas
que cantaban el himno Gloria in excelsis Deo: pardse algun tanto,
y adoro postrado en tierra los celestiales ecos; y ordenando 4 los que
le acompaiiaban volver al monasterio , preguntandole la causa desu
regreso, les respondié: que la Reina pasaba en aquella hora a dis-
frutarlos premios elernos ; y averiguado el caso sucediéasiconefecto.
En otra ocasion que volvia 4 su monasterio Rudesindo de cierto
concilio que celebraron los obispos de la provincia, deseosos los mon-
jes de complacerle, suspendieron la misa conventual en el tiempo
debido , con el fin de que asisliese 4 ella el santo Abad : supolo por
revelacion, y sintiendo en el alma aquel retraso , porque jamas de-
bian allterar los oficios divinos en las horas canénicas por humanos
respelos, apenas se postré en tierra, pidiendo al Sefior perdon por
el defecto de sus hermanos, envid Dios coros angélicos para que can-
tasen la misa en el monasterio 4 su tiempo, de lo que pasmados los
monjes conocieron su yerro, al paso que el grande mérilo de su
santo padre,
Continuando Rudesindo con el mayor fervor y celo en el cumpli-
miento exaclo de la regla y empleo, conociendo por la debilidad de
su naturaleza que se acercaba la hora de la muerte, se dispuso pa-
ra aquel indispensable transito con continuos ejercicios de pénilen-
cia, redoble de mortificaciones y frecuentes obras de caridad ; y asal-
tado de una calentura ardiente, hizo su testamento, por el cual dejé
& sus monjes perpétuamente con el monasterio de Celanova todos los
predios, rédilos y siervos 4 é] pertenecientes. Desde el 17 de enero
hasta el 1.° de marzo se mantuvo envuello en un cilicio rociado de
ceniza , sufriendo con indecible paciencia las penalidades de la enfer-
medad, bien que recreado con frecuentes visitas de los espiritus ce-
lestiales. Mas agravado recibié con su acostumbrado fervor los Sa-
cramentos, con asistencia de muchos obispos y abades que concur-DIAL 17
rieron 4 visitarle luego que supieron el estado en que se hallaba ; y
preguntandole los monjes anegados en lagrimas que les manifestase
4 quién encargaba su cuidado, les respondié ya con voz debilitada:
Confiad , hijos mios, en el Sefior. Poned en él ouestra confianza, queno
os dejard huerfanos. En primer lugar-yo os encomiendo & Jesucristo,
que os redimié con su preciosa sangre, y 0s congregé eneste lugar. Por
ahora os dejo por padre é mi hijo espiritual Mamilano, y despues de
él elegid al que os parezca : hard las veces de Jesucristo, y vivid per-
suadidos que yo siempre he de ausiliar y proteger d este monasterto,
y le he de defender de los que le injurien. Y dichas estas palabras en-
treg6 su espiritu en manos del Criador en el dia 1.° de marzo del
aiio 977, 4 los setenta de su edad. Para que constase asi 4 algunos
siervos de Dios en la misma hora que espiré , que fue en lade Com-
pletas , estando la abadesa Senorina en este oficio con sus religiosas
en el monasterio de San Juan de Viveiro, oyé 4 los Angeles cantar
el Te Deum, y manifestando 4 sus hermanas que en aquel tiempo
pasaba Rudesindo 4 disfrutar los premios eternos , averiguada la ho-
Ta, se juslificé puntualmente.
Su cuerpo fue sepultado primeramente en el oratorio de San Pe-
dro de Celanova, dedicado.despues 4 san Juan , donde se mantuvo
casi doscientos aiios, hasta que habiendo pasado 4 Espaiia el carde-
nal Jacinto en el aiio 1171, con titulo de legado de la Santa Sede,
enviado por Alejandro III para tranquilizar ciertas discordias entre
Alfonso VIII, rey de Castilla, y Fernando II de Leon , cuya comi-
sion concluyé felizmente en el de 1174, conducido al monasterio de
Celanova, movido de la fama de los milagros de san Rudesindo, co-
nociendo ser mayores que lo que publicaban los ecos, hizo por los
aiios de 1173, con solemne aparalo y numerosa concurrencia de
obispos , abades y pueblos, la traslacion del venerable cadaver del
lugar dicho 4 una capilla sila cerca de la entrada del claustro, don-
de se le tributa la veneracion correspondiente. ¥ elevado despues de
su regreso 4 Roma 4 la catedra apostdlica con el nombre de Celes-
tino 111, constandole personalmente las herdicas virtudes y mila-
gros del Santo, prévia la justificacion competente, le escribié en el
catalogo dg los Santosen el aiio quinto de su pontificado. En la bu-
Ja de su canonizacion , expedida en el afio 1194, hace mencion Su
Santidad de los libros escritos sobre los prodigios hechos por san
Radesindo,, afirmando que los leyé estando en Espaiia.
2 . TOMO I.18
MARZO
La Misa es del comun de Confesores y Pontifices, y la Orasion os la
siguiente :
PYopittate, yuerumus, Domine, no-
bis famulis tuis per sanctt confestorts
tui aque pontificis Rudesindi merita
gloriosa : ut ejus pia intercessione ab
omnibus semper protegamur adversis:
Per Dominum hottrum Jesum Chris-
ahi
Suplicémoste, Seiior, nos favorez-
cas 4 tus siervos por los gloriosos mé+
ritos de tu confesor y pontifice Rude-
sindo , para que por su intercesion sea~
mos siempre protegidos en todas les
adversidades. Por Nuestro Seiior Je-
Sticristo, ett.
La Bpistola es del capitulo xiv y xiv del Eclesidstico.
Boece vactrdos maynus, qui in diebus
Suts placuit Deo, #t inventus est justud,
et in tempore iratundi@ factes est re-
conciliatio. Non est inventus similis il-
li qui conservaret legem Excelsi. Ideo
Surgurando fecit tum Doininus cres-
cere th pleberh mam. Benedictionem
omnium gentium dedit illi, et testa-
mentum suum confirmavit super caput
ejus. Agnovit eum in benedictionibus
Suis: cohservavit Wt misericordiam
sua, et Mvenit gratiam coram ocu-
lis Domini, Magnificavit exm in con-
spectu regum; et dedit illi coronam
gloria. Statuit illi testamentum eter-
num, et dedit ii sacerdotium mag-
wu, ef Ueatificavtt Ulum th gloria.
Fungt eaverdotio, et habere laudem in
nomine ipsius : et offerre illi incensum
dignum, in odorem suavitatis.
He aquf un sacerdote grandé qué en
sus dias agrad6 & Dios, y fue hallado
justo, y en el tiempo de Ia cétera se
hizo la reconciliacion. No se hallé se~
mejante 4 él enla observancia de laley
del Altisimo. Por eso el Sefior con ju-
ramento le blzo célebre en su paeblo.
Didle la bendicton de todas las gentesy
y confirmé en su cabeza su testamen-
to. Le reconocié por sus bendiciones,
yle conservd su misericordia, y hallé
gracia en los ojos del Sefior. Engran~
deeidle en presencta de los reyes, y le
di6 Ja corona de la glotia. Hizo con él
una slianza eterna, y le did el samo
sacerdocio, y le colmé de gloria para
que ejerciese et sacerdocio, y faese
alabado su hombre, y te ofreciese fn+ _
cienso digno de éien olor de swavidad.
REFLEXIONES.
No se kullé quien guardase como el la ley del Alfisimo. El verdadero
mérito del hombre depende de su perfecta sujecion 4 la ley de Dios.
El que no es buen cristiano no puede ser hombre de bien ; pues, ba-
blando en rigor , solamente es hombre de bien el buen cristiano. El
nacimiento , la complexion, el genio, la educacion, el comercio del
mundo, el estudio, la reflexion , y hasta las mismas pasiones, pueden
hacer 4 un hombre oficioso , servicial y cultivado ; pero la verdadera
honradez solo puede ser fruto de la virtud cristiana. Sin ella puede wf
hombre ser obsequioso por inclinacion, grato por interés 6 por or-
gullo, apacible , alento , bizarro por artificio ; pero estas son aparien-DIA I. 19
wias, representaciones y meras exterioridades. Ciidase poco en el
mando de ser hombre de bien en Ia realidad ; tode ef empeiio es pa-
recerlo. Puédease muy biea saber todas las ceremonias exteriores, y
jicarlas, ni mas ni menos como un comediante representa el pa-
pel de rey en el teatro. La que se llama homradez, & hombria de
bien en ef mundo , consiste en un modo de portarse arregiado, alea—
40, cortesano , obsequioso y cuitivado. El mundo no pide mas; peto
todo esto puede ser una monada 6 un puro aparato, y acabdse. Con
efecto , ese fingido hombre de bien, tan bizarro, tan alento, tan ser-
vicial y tan magnifico , allé detras de corlina frecuentemente no vie-
ne 4 ser mas que un trapacero, un vicioso, un hombre brulal. La
verdadera hombria de bien cuesta mucho al corazon. Es preciso su-
purar sus hinchazones, endulzar sus amarguras, allanar sus des-
igualdades, reprimir sus impetas. Este vencimiento solo puede ser
obra de la virtud. Las pasiones, tan contrarias 4 la verdadera hom-
bria de bien, no reconocen otro dueiio que las sujete. El estudio, el
entendimiento, la politica y el uso del mundo puedencontenerlas por
algun tiempo; pero presto se libraran de la opresion , y recobraran
su libertad con usaras. De aqui nace que comunmente el hombre
de bien del mundo lo es solo por humor, por interés y por capricho: el
serlo por reglas y por principios se reserva unicamente 4 Ja virlud.
Esta es la que enseiia 4 ser hombre de bien para otres y para si.
E! hombre de bien nunca es desigual : sa mérito es real, y su hon-
radez verdadera. Debe conocer todos Ios respetos y todas las alen-
ciones que pide la sociedad, y debe practicarlas. La fidelidad en des-
empeiiar las obligaciones de su eslado es uno de los mas bellos ras-
gos de su retrato. El es buen padre, buen pariente, buen amo y
“buen amigo. Como su honradex no depende del capricho, del inte-
rés ni de las circunstancias de las personas, nunca se desmiente. Su
rectilud nunca se envejece , y su cortesanfa siempre es nueva. Supe-
Tior 4 las alteraciones de la vida y dueie de sus pasiones , no des-
compone el érden y economia de sus operaciones, porque solo liene
4 fa vista sa obligacion y ia ley santa de Dios, unica regia de toda
Bu condacta. 2Qué te parece ahora? ¢ Bastara umieamente fa buena
‘trianra ,el comercio del mundo, una capacidad despejada, y un buen.
fuicio para hacer una obra de este caraeter y de este valor? Sin vir-
tad zse podra conseguir aquella reclitud inalterable , aquelta apaci-
bilidad siempre uniforme, aquella bonradez constante sin ficeion
Y sin artificio? Es hombre de bien wa mundano : tiene pumdonor,
espiritu , capacidad , esplendor , unos modales gralos y eabailerosos ;
a"MABZO
su despejo cautiva y su oficiosidad encanta. Pero si son estragadas
sus costumbres, si es débil su fe,
si se reconoce en él poco 6 nada
de religion, gmerecera grande eslimacion su postiza y superficial
honradez? ¢Se podra hacer gran caudal de aquella mascara, de aquel
fantasmon de hombria de bien? gHabré quien deba fiarse de aque-
lla artificiosa, de aquella afectada bondad? El que solo es hombre
de bien por artificio 6 por genio,
partes, ni por largo tiempo.
no lo sera siempre, ni en lodas
El Evangelio es del capitulo xu de san Lucas.
In illo tempore dizit Jesus discipulis
suis: Sint lumbi vestri precincti, et
lucerna ardentes in manibus vestris,
et vos similes hominibus expectantibus
dominum suum quando revertatur d
nupliis : ut, cum venerit, el pulsaverit,
confestim aperiant ei. Beati servi illi,
quos cum venerit dominus, invenerit
vigilantes : amen dico vobis, quod pra-
cinget se, et faciet illos discumbere, et
transiens ministrabit illis. Et si vene-
rit in secunda vigilia, et si in tertia
vigilia venerit, ef ita invenerit, beati
sunt servi ili, Hoc autem scitote, quo-
niam si sciret paterfamilias, qua hora
fur veniret, vigilaret utique, et non
sineret perfodi domum suam. Et vos
estole parati, quia qua hora non pu-
tatis, Filius hominis veniet.
En aquel tiempo dijo Jestis 4 sus dis-
cfpulos : Tened ceiiidos vuestros lo-
mos, y antorchas encendidas en vues-
tras manos; y sed semejantes 4 los
hombres queesperan 4su sefior cuan-
do vuelva de las bodas, para que, en
viniendo y Ilamando, le abran al pun-
to. Bienaventurados aquellos siervos
que, cuando venga el seiior, los ba-
Mare velando. En verdad os digo que
se cefira, y los hard sentar 4 la mesa,
y pasando los servird. Y si viniere en
la segunda vela, y aunque venga en Ia
tercera,y loshallare asf, son bienaven-
turados aquellos siervos. Pero sabed
esto, que si el padre de familia supie-
ra 4 qué bora vendria el ladron, vela—
ria ciertamente, y no permitiria minar
su casa. Estad tambien vosotros pre-
venidos, porque en la hora que no
pensais vendra el Hijo del Hombre.
MEDITACION.
De las obligaciones del estado de cada uno.
Ponto primero.— Considera que todos tienen en su estado cuanto
han menester para salvarse y para ser santos. Es error grosero , y
con todo eso es muy comun, pensar que se encontrarén menos es~
+ torbos, y se hallaran mas medios para salvarse en cualquiera otra
condicion que en la que ha abrazado cada uno : delirio de imagina-
cion enferma, que se figura conducira mucho para recobrar la salud
el mudar de caina ; pero esta inquietud es efecto del mal, que esta
en la sangre. Si te hallas ya establecido en el mundo, 44 qué finDIA I. 21
suspiras por la mayor facilidad para ser santo que hay en el estado
Teligioso? 4A qué fin, aun dentro de la misma religion , envidias
en los religiosos de otra profesion cierlos medios que te parecen mas
ventajosos para ser perfectos? Deseos inuliles, proyectos frivolos que
solo sirven para engaiiarnos, y para que cada dia seamos mas im-
perfectos, siendo menos regulares y menos observantes.
Efecto es del extravagante genio de. los hombres no apreciar sino
Jo que nace muy distanle, y no hacer caso de lo que tenemos delante
de los ojos y estiman los extranjeros. Esta extravagancia del gusto
trasciende hasta el espirilu y corazon cristiano. 4A qué fin hacer de-
pendiente de la condicion lo que inicamente depende de la fidelidad
de la persona? No hay estado que no tenga sus obligaciones: cum-
ple exactamente con las del tuyo, y nada tendras que envidiar 4 los
mas fervorosos. Cuanto mas ligeras 6 mas menudas son estas obli-
gaciones , mas se merece en cumplirlas. Nada sele niegaa Dios-cuan-
do se le amaemucho. El amor atiende poco 4 la imporltancia 6 4 la
calidad del servicio: solo considera la voluntad y el gusto del dueiio
4 quien se le hace. Este es todo el secreto de la mas sublime perfec-
cion, esta es la verdadera virtud.
Tu estado te impone ciertas obligaciones; en cumplirlas consiste
la devocion , el mérilo y el fervor. La oscuridad de la obligacion no
disminuye el resplandor de la virtud, antes le realza. Aquel Dios
que, por decirlo asi, es el unico que valora el precio y el mérilo con
su aprobacion ; este Dios, vuelvo 4 decir, no pide de aquel padre,
ni de aquella madre de familias, que asistan continuamente 4 los
oficios divinos, que estén perpéluamente en la iglesia, que no fal-
ten & ejercicio 6 acto alguno de devocion que se praclique en el pue-
bio : pideles que cuiden muy particularmente de la educacion de sus
hijos, y de edificarlos con buenos ejemplos: pideles que velen sobre
= familia, puesto que algun dia le han de dar estrecha cuenta de
a.
Pide Dios 4 aquel magistrado que procure hacerse mas y mas hé-
bil cada dia por su estudio y aplicacion. Pide 4 aquel militar que
sirva 4 Dios y 4 su rey con valor y con fidelidad. Pide 4 aquel ecle-
siastico que desempeiie las inmensas obligaciones desu estado , y sos-
tenga en todo la eminente santidad dé su sagrado cardcter. Pide &
aquel religioso que jams se dispense en la observancia de sus re-
glas. Pide, en fin, 4 todos que cumplan con los deberes de su es-
tado. Esto es negociar cada cual con sus talentos : con esto se con-
tenta Dios: no nos pide mas; pero pide todo esto.22 MARZO '
{Oh mi Dios, cuanto me acusa esta importante verdad! ;¥ qué”
Temordimientos, qué tristes reflexiones no me obliga 4 hacer esta
acusacion! :
Ponto seeuxpo.—Considera que no hay en la vida condicion, no
hay estado que no tenga sus obligaciones particulares. 4 Estas con-
sagrado 4 los altares? 4 Abrazaste el estado eclesidstico? ; Qué pureza
de costumbres mas esmerada necesilas tener! ;qué regularidad de
porte mas ejemplar! ;qué reforma mas indispensable! Obligacion
de buenas obras te incumbe : obligacion del oficio divino , obliga-
cion de distribuir bien las rentas. Las diversiones puramente seca-
lares se prohiben, las concurrencias profanas se proscriben. El es-
tudio propio del estado, la ciencia necesaria para desempeiiar dig-
namente el ministerio , estas son las obligaciones de un eclesiastico.
4Y seran para olvidadas estas obligaciones?
4 Vives en el mundo? | Oh mi Dios! gde cuantas obligaciones mas
estas siliado, que debes considerar como otras lantas cargas que le
impone la Religion! ; Qué rectitud, qué buena fe debes guardar en
el comercio! ; Qué hombria de bien en todo tu porte! | Cudnta mul-
titud de deberes respecto de tus hijos y de lus criados! Qué preci-
sion en darles buen ejemplo! ;Cudntas reglas de compostura, que
tambien son obligatorias! Es el mundo la region de las pasiones , y
debiera ser el cadalso de su suplicio. gEn qué otro lugar hay mayor
precision de combatirlas y de vencerlas? El mundo , respecto de la
salvacion, es un pais enemigo, en que es necesario estar siempre
con las armas en la mano. ,Pedira por ventura este estado almas
ociosas 6 espiritus cobardes?
En fin, glogras la dicha de haber abrazado el estado religioso?
4Qué obligaciones mas estrechas ni mas delicadas que las que te
imponen tus sagrados votos? 4¥ sera razon que reputes todas tus
reglas por unos meros consejos? En tus constituciones y en lu ins-
titato se contienen muchas obligaciones que no puedes ignorarlas.
Por estos documentos se ha de sentenciar definitivamente el proceso
decisivo de tu suerte eterna. ;Oh mi Dios, y qué digno de lastima es
un religioso inobservante y tibio! ;Quién podra asegararle 4 la ho-
ra de la muerte, cuando se Je representen todas sus obligaciones!
No hay estado que no las tenga; y en el cumplimiento de ellas
censiste todo el mérito. Cualquiera otra devocion es error ; y esto
mismo hace evidencia de que la santidad ests en la mano de todos. .
Nunca nos faltan los auxilios necesarios proporcionados 4 lo que he-DIA I. 23
mos menester ; lo que nos falta muchas veees es la fiel y debida cor-
respondencia 4 estos auxilios.
Uno de ellos, Seiior, es la gracia que me dispensais para hacer
estas reflexiones; pero muy desgraciado seré si hago indtil este
gracia. No lo permitais, Seftor, pues ya he tomado mi partido. De
hoy en adelante toda mi aplicacion y todo mi estudio sera, mediante
yuestra divina gracia, comprender bien mis obligaciones, y dedi-
carme 4 cumplirlas.
Iacutatoatas.—Pronto estoy , Sefior, 4 cumplir con las obliga-
ciones de mi estado, sin que nada sea capaz de hacerme titubear en
esta resolucion. (Psalm. cxvur). :
No, Dies mio, jamas me olvidaré del cumplimiento de mis obfi-
gaciones , pues en esto cumplo vuestra ley, que es la que vivifica.
{ ibid. ).
PROPOSITOS.
41 Hé aqui un asunto muy copioso para el examen y para lacon-
fusion de toda suerte de personas. La virlud mas elevada consiste ex
que cada uno cumpla fiel y constantemente con las obligaciones de
su estado. Ninguno las ignora ; todas estan en la mano de cada uno ;
ninguna hay que no sea conveniente ; pues gquién podrd diseulpar
sa negligencia, si no es santo? Si estamos en et mundo, no hay que’
ir 4 Jos claustros con nuestros quiméricos proyectos, ni con nuestros
vanos deseos; nies menester ir con ellos 41a Tebaida, si nos haila-
mos en Ia religion. En la vida miligada del religioso instituto que
hemos abrazado no tenemos que envidiar 4 los que eligieron otro
mas auslero. El estado en que nos hallamos, la condicion en que vi-
vimos tiene sus obligaciones:: este religioso instituto tiene sus reglas.
Dios no te pide mas que el exacto cumplimiento de esas obligacio-
nes , la puntual observancia de esas reglas. El tesoro de la felicidad
eterna est, digamoslo asi, en tu heredad : él es tesoro escondido
para muchos que no quieren hacerse santos, sino donde no eslan,
pretendiendo que el terreno que pisan solo puede producir espinas.
Cultivenle bien, y veran como fructifica & proporcion del culltivo.
Convéncele hoy de esta verdad Ilena de consuelo, y no pienses en
hacerte santo, sino en el estado fijo en que te hallas, cumpliendo
con las obligaciones de él.
2 Conviene que hagas desde Inego un breve apuntamiento de26 MARZO
estas obligaciones. Si estas en el mundo , mira cuales son las obliga-
ciones de tu estado : cuidados personales de la familia y de los do-
mésticos, alencion 4 sus costumbres, vigilancia sobre su porle, res-
peto y modestia religiosa en el templo, frecuencia de Sacramentos,
devociones de la maiana y de la noche, buenos ejemplos , etc. Re-
corre lodos estos deberes, y forma la resolucion de cumplirlos. Si
eres religioso , lienes reglas ; y toda tu perfeccion consiste en obser-
varlas. Examina cuales son las que menos cuidas, y las que quebran-
tas mas frecuentemente.-Acuérdale de que aunque no le obliguen
debajo de pecado, algun dia sabras que de su observancia depende,
no solo la perfeccion , sino en cierla manera la salvacion de las per-
sonas religiosas. Es muy dificultoso quebrantar habilualmente_la ma-
yor parte de las reglas y guardar los votos. No te confies ni te li-
sonjees con frivolas dislinciones. En el tribunal de Jesucristo no se
hace caso de ellas. Comienza desde hoy 4 cumplir con tus obliga-
ciones, y 4 observar aquellas reglas que mas-has quebrantado hasta
aqui.
DIA II.
MARTIROLOGIO.
Los saNnTos mARTIAgS JOVINO ¥ BasiLto, en Roma, en la via Latina, mar-
tirizados siendo emperadores Valeriano y Galieno.
Mucuos santos MAartings, tambien en Roma, los cuales imperando Ale-
jandro, y siendo prefecto Ulpiano,despues de haber padecido muchos tormen-
tos, por ultimo fueron degollados.
Los santos MARTIRES Pasio, HeRacrio, SecunoiLa ¥ JANUARIA, en el
Puerto Romano.
Los santos MARTIRES LucIO, obispo, ABSALON ¥ Loreto, en Cesarea de
Capadocia. ( Véase la noticia de san Lucio en las de este dia).
LA CONMEMORACION DE OCHENTA SANTOS MAaTines, en Campaiia, los cua-
Jes, no queriendo comer de las carnes sacrificadas 4 los idolos, ni adorar 1a ca-
beza de una cabra, fueron muy cruelmente muertos por los longobardos.
San Simpricio, papa y confesor, en Roma. ( Véase su vida en las de este
dia).
San Ceappas, en Inglaterra, obispo de los mercios y de los lindisfarnos, de
cuyas esclarecidas virtudes hace mencion el venerable Beda.
SAN SIMPLICIO, PAPA.
Fue italiano san Simplicio, natural de Tibur, hoy Tivoli, en la
campaiia de Roma. Su padre, llamado Castino, era de una familia
en la cual parecian hereditarias la bondad y el celo por Ja Religion.