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    Teoria Sociolégicat ‘Segundo Dossior Profesor: Octavio Avendafio ‘Ayudante: Bryan Seguel Nl. Tercera parte: la contribucién de Durkheim 6 Fundamentos de la sociologia objetivista y explicativa Dukheim, Emile: “Socialismo’, en Escritos politicos, Editorial Gedisa, Barcelona, 2011, pp. 111-181 Durkheim, Emile: Las reglas de! método sociolégico, Fondo de Cultura Economica, México D-F., 2008. Cap. 1 Il, pp. 35-69 Durkheim, Emile: £1 suioidio, Ediciones Akal, Madrid, 1898. Libro Il. Cap. |, pp. 131-140, Lukes, Steven: “Objeto y método de la sociologia’, en Emile Durkheim. Su vida y su obra, Centro de Investigaciones Sociolégicas-Siglo XX! Editores, Madrid, 1984, pp. 226-235. 7 La tran ala sociedad moderna Durkheim, Emile: ‘La funcién de la division del trabajo", en De Ia division del trabajo social, Schapire, Buenos Aires, 1967. Cap. |, ly il, pp. 57-155, Durkheim, Emile: “Solidaridad organica y solidaridad contractual", en De ia division def trabajo ‘social, Schapire, Buenos Aires, 1967, pp. 237-270. Durkheim, Emile: ‘La moral contractual’, en Lecciones de sociologla. Fisica de las costumbres y dol derecho y otros escritos sobre el indivdualismo, los intelectuales y la democracia, Mifio y Davila Editores; Buenos Aires, 2003. Lecciones decimosexta y decimoctava, pp. 245-256, 269-281 Durkheim, Emile: “Moral civica: definicion de Estado’, en Leociones de sociologia, Fisica de las costumbres y el Derecho y otras escritos sobre el individvalismo, os intelectuales y fa democracia, Mio y Davila, Buenos Aires, 2003, pp. 105-117, & Religion y cohesién social Durkheim, Emile: “Definicion del fenémeno religioso y de la religion’, en Las formas elementales @ la vida religiosa, Fondo de Cultura Econémica, Mexico D.F., 2012, pp. §7-93 Durkheim, Emile: “El totemismo como religién elemental’, en Las formas elementales e ia vida religiosa, Fondo de Cultura Econémica, México D-F., 2012, pp. 180-166. Durkheim, Emile: “Conclusién’, en Las formas elemeniales e la vida religiosa, Fondo de Cuttura Econémica, México D.F., 2012, pp. 625-668. Lukes, Steven: "Sociologia de fa religion’, en Emile Durkheim. Su vida y su obra, Centro de Investigaciones Sociolégicas-Siglo XX! Editores, Madrid, 1984, pp. 444-477. | 9 Las patologias sociales Durkheim, Emile: “La division del trabajo anémicr Buenos Aires, 1967, pp. 415-438, "en De Ja divisién del trabajo social, Schapire, | Durkheim, Emile: EI suicialo, Ediciones Akal, Madrid, 1995. Libro Il. Cap. Il, Ill IVy V, pp. 141-301. i Ramos Torres, Ramén; “E/ Suicidio: Teoria sociolégica y patologia social’, en La sociologia de | Emile Durkheim, Centro de Investigaciones Sociolégicas (CIS), Macri, 1999, pp. 219-260 | Durkheim, Emile: “Le division del. trabajo andmico", en La division del trabajo social, Eéiciones Akal, Madrid 1995, pp. 415-438. Durkheim, Emile: EI suicidio, Ediciones Akal, Madrid, 1985. Libro il. Cap. I, 1U, IV y V. pp. 141301. ‘Ramos Torres, Ramés “Bl Suicidio: Teoria soctologica y patologia social”, en La sociologia de Emile Durtheim, Centro de Investigaciones Sociol6gicas (CIS), Madrid, 1999, pp. 21 mensicn a. | Emile TRORIA soctAL e Director de la serie: Esteban Vernike Ser Tt Soil nn seg ma al adel ul elm tente de la modernidad. Si la historia del pensamiento social y-hu- -mianfstico delineé un conjunto de textos clésicos sobre el legado mo- ta, a su sombra restan aiin por recuperarse contribuciones incisivas que conservan viva Ja inquiatud sobre los findamentos de riuestro presente, Escritos politicos ‘Traducciones de Innfgenes momenténeas Federico Lorenc Valcarse, ‘Georg Simmel 7 ‘Ménica Escayola Lara y Pedro Salinas Roma, Florencia, Venecia ; ‘Georg Simmel ' Prefacio de ‘Los debates de la Dieta Renana : Ramén Ramos Torre Karl Marx f | Posfacio de empleados sieghiod near : Ricardo Sidicaro eee: \ Compilacién a cargo de . i Esteban Vernik Max Webs? Karl Mars: | Karl Lawith | Construcciones y perspectivas Siegfried Kracauer ‘La fotografi y otros ensayos Sieglried Kracauer ' George Simmel, fl6sofo de Ia vide Viadimir Jankélevich Volver a La cuestién judia Daniel Bonsai, Lesn Rozitchaer, Karl Mars, 7 Roman Rosdolski, Bruno Bauer ‘Bae Duna 08 49, Abbé Laffitte, Le Dahomé, Tours, 1873, 50, Bancroft, The. of the Pacific St 51, V. Thonissen, 52, Schaffroth, Geschi Bernischon Gafaengnissvesens, 53, V, Levourneau, Hvalution juridique, p. 199. wept wero worsen iil SOCIALISMO -nv [sp [Puossed owsype90s jp s9u0dxa ap one wyEN as ‘SpUIEP 0] 40g. opensourep oprs equy ep sole] yis9 outeTUOS Ie Op" “xpusiaid asa opueno une “(ou2/ uy ‘Gg “d) eoustpenputpey [ap oxsondo op» so owsyfs108 j> anb ap vapr vy op armed jojg sy -98 jp onb jse oj ‘opezmuee® ounfipe opout wa yi89 ou oaTta(qo joyea ofno penyeadsa upYodeouoo wun so oorBOT SIs 239 op rfereur 27] ‘ousseur 3s ue owisy[HIO08 fp Ou ‘os TOUTTENpLAYpUT sou -s084 sot onb vapr yf sez17eUP 89 “OULSTTEIDOS [9p wapT | ‘OLIN aig0 azeinb owion ‘renqeury , (owso#e ep ossurpu) ows? opeoyqnd ey euro je a1qos anb wou orueseso3u Bf wo I0]9— owes 12 10d opezyuooaad oonogymp opoypur p avzypn opand 28 ‘otx anb onuopiao so ‘opeazuyid jee eurayqoxd [9 seajosox weg“ -worfloy peprsaoen mse e zopuodsos aqop eprenbas uy -rayop 9] fopuyiqny sours;sa v0 grb op opor onb sonuw 120919 -my80 onres209U $9 ‘ooyUATO aqUoUIBIApEpyaA JaIOPIED uN es -ombpe.anb exed ‘sasoroiur a souoised ap soxoryguoo seyduans Luvas ou ayuaureuetpsoo ora{go 82 onb sey ap soucysnostp sey amb ‘arug ‘omsny fo uo O8TBIAUOD FARQ—Ep o asU.FaAUOD ap ey Tb wa seaead £ opseanl ajqZsod pias UpTIpUOD wise opuardumo opps fowstemos soureunry anb £ solo sousont owe wyowresep a8 anb oasze(qo oysey axse aysiouoo pb wo ows sepnoysed et -oop wnsonu 89 Tpno 89 Ou Joqes wsoduH onb orf “oydeowad jap ou e800 2] ap UgTOLUYAD PUR so 18 TenALNIdso UTSEA wroUt EAE anb spur offe wsosdixa vs opps spzaytn soua; aoored our ‘aoylpropf mynony ®] ap r0r29] te “UGE WIS OU “ouNNPDaS anb UOTOUgEp YY ansvaqny sUBsOrT o2ns2—2 70 UPROONEELT, 1(E68T) OursHTEIOOs PP uoprluyep zy aigos daoue Dureza ae tor que su definicién se apoya sobre toda clase de propos nes muy diacutibles, en todo caso, muy discutidas, Se hallaré ‘eh estas pooas paginas, répidamente esbozadas y deméstradas, tins teorfa de la sociedad en general, otra sobre el Estado, otra sobre el contrato social; teorias que son las bases mismas de la férimula propnesta y que, sin embargo, estin lejos de ser uni- versalmente aceptadias. Es cierto que se presenta esta fSrmula como si expresase la esencia del socialismo, pero ycon qué de- recho? Las propiedadles esenciales de una cosa son aquéllas que se observan en todas partes donde esa cosa existe y que sélo pertenecen a ella. Si queremos, pues, saber en qué consis- te esencialmente el socialismo, es necesatio identificar los as- pectos que se presentan idénticos en todas las doctrinas socia- listas sin excepcién, Ahora bien, el socialismo particalar de tal 6 cual socidlogo no es nunca més que una de las innumerables variedades del género; no es el género en sf mismo. Adinita- mos incluso que sea el vnico verdadero, que todas las otras formas del socialismo sean erréneas y, por decirlo asf, mérbi- das, no tenemos sin embargo derecho a hacer abstraceién de ello en la definicién del fenémeno. El socialismo erréneo sigue siendo socialismo; negindolo sisteméticamente, eorremos el tieego de hacemos una idea mutilada de la realidad que estu- diamos, porque se basa en una observacién incompleta. En el orden de la vida, no puede saberse qué constituye la esencia de un’ hecho sino se ha considerado tanto las formas normales co- ‘no las formas anormales 0 patolégicas que presenta; esta ver- dad esté en la base de los nuevos métodos psicolégicds y no se impone oon menos autoridad al sociélogo.* ‘Sin embargo, se dice, dado que ehistéricamente se recono- ce una doctrina como idealista, pantefsta, socialista, eto., es porque hay, independientemente de la historia, una idea gene- ral de las tendencias que estas palabras representan, porque estén clasificadas in abstracto en el espfritu con mayor 0 menor ptecisions.f Parece, pues, que basta con tomar consciencia de esa idea y expresarla en términos olaros y definidos. —- Pero Dimesida Cee 0 grace Ere reer, es un error creer que esa idea sea anterior al cono las doctrinas. Al contrario, resulta de él. En efecto, jeémo po- dria tener otro origen? No hay, completamente constituidas en el espfritu, tantas categorfas especiales como escuclas flo- s6ficas 0 socioldgicas. La verdad es que se ha formade poce a poco, a medida que éramos iniciados en las diferentes formas que presenta hist6ricamente cada sistema, y reproduce sus ca- racterfsticas més impactantes, 0 més bien aguéllas que mas nos han impactado: Es como su imagen geuérica. El método dialéctico, sise lo hace consistir en el andlisis de esas ideas, se aplica pues a nociones formadas empiticamente y, por lo tan- +0, los resultados a los que conduce no tienen otro valor que el de esas mismas nociones. Ahora bien, éstas se formaron de tal manera que no pueden tener nada de cientifico. En efecto, se coisiituxyeron sin método, segtin los azares de los encuentros, bajo el imperio de mil circunstancias sin relacién con la reali- dad intvinseca del objeto al que corresponden, De hecho, no sabemos si las doctrinas particulares que conocemos agotan todas las variedades del sistema: sobre todo, no estamos segu- ros de que las caracteristicas que més han llamado auestra atencién sean verdaderamente las més esenciales. Al contra: rio, es inevitable que pasiones, prejuicios de todo tipo, hayan alterado la. observacién, puesto de relieve un determinado as- pecto secundario o borrado artificialmente una cierta propie- dad fundamental; porque, para.evitar esa fuente de errores, no hemos tomado ninguna de las medidas preventivas qu constituyen el método mismo de la ciencia. Por eso, podemos tener la certeaa de que esta idea del socialismo es a la nocién cientifica del fendémeno lo que la representacién vulgar del Sol o de la Tierra es a la concepcién que de ellos tiene el astréno- mo. No es analizando esa nocién que podremos llegar a defi- nir bien la. cosa que expresa de un modo tan poco fiel. Para obtener esa definicién, debemos al contrario dirigirnos ala co- samisma, buscando alcanzarla por medio de los procedimien- tos més metédicos. ‘wantty ‘21a 7 ou nonfuco po ‘pupipemeneyoun we rugs cnuarunonyence reno “wdoxd epra van vay uprumas ns onb anfis,os ou "eens ‘vustyy Pun ap rouangur y ofeq wiauMM eUIsTHN B] ap watI6K -ovax sepor otb ap oypay jap o1eg “wxzan8 wuivo ‘ojduels 10d ‘epsoreo wun ‘oyworuoayuooe ourstur tm rod wraueur Pons Y 9p seperoaye uvos swpoa onb zapaons apang -ono-updure A sos -asayuy sovdoad sus euano ns sod anBysaad “enrano ns sod wfeq -th Bun epeg ‘seumtoo saug waasod ou oxad ‘sein argos seun seuojowes £ rengoe Je oxue souoTovjor xouen Uopand “epnp tig ‘sexo se] op squorpusdepur syuowPEI0 so PeMpuIpUT wULY Spey “319 's 1%] ¥] ap 0 ‘sapvaseo ap ugtoonp -oad 31 9p 0 ‘2[ op ‘oxoqus sped po waxed “epeBresus give on A ‘a suasopp sg wo onbyrurex 98 onb reanoojoo Avorap veosduso von ‘Keq ON “pepium BiJ01 op epeyop peplyeor ean ‘pyparos z| 9p Jouiem [9 ue ‘usun0j anb exouvm ap sepednasie upyse ou ‘sa0) “jus soza{qo v o oxafqo oursimn un ¥ sepeasesuod “ewouayedwsoo via susoadure soy ‘oxoayo wg “oprugep omy unset opesiSNS sod wouap ou anb opguas jo ua sesngip nos “eBay sod usp “sopes8 sop ‘yee oprop sod “euosesd ugienpp wisg{ “upRsAyTp Ns $9 seoTL ang SU] Op ERAGE opeaso [2 wapIOIOUIVO onb Of gstISyEOOS svpD—8 SvsroAIp Sv] 10d SupeurEfoor soUOTIEWIIO, -sue3y sey sepor annixa upto ap Aey gb? 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“ersTEPos wapt yf ap arraioaso upIsuEIXe yf ¥ eoUOduT ep -01 seys03 exed seupnoop op pepisieatp ese seven v opzooaut “By 98 ‘oroayo Ug “wouEIOdWET ns eusH UpIDeAreEqo Py “eapenA -u9 so] f saxujnon.red sours: -syepos un Aepy “npuydse omsqur un vatien sepor ‘seyenose Se] + uemedes anb saya serousSiaaqp éyj ap tesod v ‘onb exqsonut ‘avn sourtid ug -ousteI90s [9 10d sepeoytre;d souousono se auqos znj ¥y3219 swlosxe opand ugroruyap eyo anb somaxy ‘g “pep vyre spur wopuapxe 28 onbiod ‘opnugap wed marae wopand ou ‘Owsyfe1908 JPP UDI wimoRnG win ait ye Dunvant 0 Notas 1, Emile Durkheim, «Sur la définition du socialismien ~ Note sr la définition du soci pp. 606-612. 2, Revue philosopbipue, agosto 1895. 3. Por lo demas, parece abandonado por el autor en la conclusion del articulo, 4, Por lo demés, no se ve o5mo es posible calificar de erréneo y aniormal un determinado-sociaismo, antes de haber constituido el ti- po normal. Hay que saber lo que es de hecho antes de buscar lo que Socialismo y ciencia social (1897)! Traduccién de Federico Lorene Valearae El objeto de este libro” es constituir la. nocidn del socialismo confrontarla con los resultados de la sociologia comparativa. El sefior Richard toma los elementos de su definicion de las grandes obras de los maestros, y no de los pr partidos politicos 0 de las deliberaciones de los congres obreros. En su opinién, es disminuir al socialisio el reducirlo aser sélo la lista més o.menos larga de las reivindicaciones obreras y de las reformas précticas destinadas a hacerle cia. Cuando la doctrina es considerada sélo bajo ese aspecto, 6 fil tener raz6n: porque es siempre e6modo hacer ver que Jos métodos recomendados por los diferentes sistemas como remedios soberanos al mal qi son inaplicables en los hechos, 0 no tendrfan las consecuencias que de esperan, etc. Una férmula generaly abstracta esté, por h sis, demasiado lejos de lo real para poder penetrarlo de golpe y i lidad inmediata de una ley iomo modo, que las aplica- cealizables 0 ca'no demuestra su falsedad; del ciones deducidas de las teorfas socialistas seai una cierta manera de concebir y explicar los hechos sociales, su evolucién en el pasado y su desarrollo en el futuro, Esta, concepcién debe ser examinada p ma, haciendo abs- précticas que priedan resultar de ella, BL 8 Souoaqoa 1s-'uaIg eIOYY “woUAedutoo yf [oHEP spur op -aayory sauopeleqen so] ap uprexeumrex vf seAape spond O18 ofeqess jap pesjnayrp »| 64ag “ofequas jop PuogEp P| ‘oxpaur ‘ounmigg omoa ‘SesBIapIsuoD BjIOqap ‘uOeMp uo wats PEP -edvo vj senqeas ap soureyen 18 191g © “peproedeo tis eitteno we auan as ows anb apr ‘eye op 0799 £ ofeqest jop uoreanp ¥| op ‘uprouny us aszesaado ‘zrey wzsoNb outoo ‘opond ou ope Tel sauomorpenuco wor|dun w109) we 019g “PUIEISIS Ns Opor ap seq ¥] Ua yise an “o]eA [op Bp1093 ns twmayuOD ered on spt s#olipisny soucysexeprsuco suse v axmoer ow xe onb oVOTD ‘qf “BOUALaY ap ONL op £ oamosIO9 O8n Jap pdrouwuio 98 onpuarput [9 yeno Jop oxpaut sod oyuaunnsy pepreuossad ey anb odman omsiit ye ejosresap 98 ugpezimefizo v7] -oonsjod rapod jap vpouepuadep x] ofeq wp1s0 onb opour owsrur fap ‘sepeioyo sof vouspusdop ne ofeq wor -99 sonsavur soy “pepsioine ¥] ap fox}t0d [9 ofeq orenpasay oypdouou: jap waunias [a se upiowsodsoo vy] “(96 “d) U9 UpIeNUOOUO 26 ‘epuIOPY “opzanoe jp zed ‘squamisiteuoe sod “C'eana(qo udtorSnsanut ‘yp ered ouasso; un Key ‘epep pepyear wun fey ‘souour Te ‘Ie ‘sounftp souagap anb omgny [9 e1oey ou A opesed yo wey sa ‘Tap vago wun zextTeox asomb 28 J9 O78 “Peiunjoa zoSeu LOO saanoaa a8 anb Jp ¥ 89 ‘Sopor v a[q{s90ow spur [> ‘TOY Spur jo $9 08 [# o9edsar woo ‘oprumse viey ou spzinG} | ve 1 2 9 venrenc, Dineion Cision erin owtos ‘oporpur asa ap peprrvur a ap wottarredxe vy 10d sopps9a -pe upise soonsjod so] £ soyospy soy anb spur sod ‘£ ajqysoduy ‘tao an ‘pepyjeas ue esimreauoo wyqap anb ua wp Jap sezadaya ue ‘oyorp eAeq a8 ou onb wf ap euusojox Key opy ‘ou o aonpas Jp updos vopigamnb.o ojqeonoesd oquourroyy vpeyrey so eprpou pun ‘eroqub 98 owioo ood un-oqiauos of a8 A'aqstxe ou anbuod pausurestoosd ‘ouniny fe oyadsaz woo opowigo yase ag Tedyo sud peded un ouoy uppsed ej onb 2] uo vonop[enp ese por onb ouva sy se epeu ‘owaye ug -ooynuoto mitardso un op vqonid opep vy anb soursozo “seystperoos sejsony Sey ap pepypqvoyde aqq3sod eT oxqos sopeuororpen ssuorsefqo se] seper ope] ap OP ~teleq] ‘opeatosuos sas soasaur anb £ tpreyory sues [9 #9000 ‘a8 enb we vast op o1umd yo uo oan o8fe Avy ‘Opey ost0 10g veonopad ep ¥ ofmipourar sywa opout ap sooayo apand Sua! 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Pero las intuiciones bellas y fecundas no deben confunditse con leyes definidas y metédicamente de- mostrades, La obra del cientifico no es la del filésofo. De todas las ttticas que el sefior Richard le divige a Marx, la més sos parece aquélla que se limita a poner de relieve la distancia que hay entre la proposicién fundamental del sisteme.y las ob- servaciones sobre las que se apoya- De lo gue precede no se sigue que la sociologfa deba, para nosotros, tratar al socialismo como algo desechable y dejarlo de lado. Sino es u cienttfica de los hechos sociales, 9 no obstante un hecho social de la mayor importancia que'los sociélogos deben procurar comprender. Hagam lo que ha- gamos, existe y no carece de causa; expresa un estado de la so- ciedad, Sin duda, podemos estar seguros de antemano de que no lo expresa de manera fiel. No basta al enfermo interrogarse sobre los dolores que siente para descubrir eus eausas, sui na- turdlezay eu remedio, Ahora bien, el socialismo es antes que jiada la rharera en que ciertas capas de la sociedad particular- iriente castigadas por los sufrimientos colectivos se los repre- sentan, Pero, al menos, demuestra la existencia de un malestar social y, sino hay una expresién més adecuada, puede ayudar a comprenderlo, porque deriva de él. En ese sentido, tiene el mayor interés. Pero, desde este punto de vista, poco importa lo agiue pueda valer cientificamente Ja manera en que justifica sus férmulas. No son més que'simbolos. Es necesario dejar de la- do todo ese aparato légico para alcanzar la realidad subyacen- 42, Sino procedemos asf, por més ingeniosos que sean los ar- gumentos imaginados, es dificil que no tengan un aire un poco Ly pedante; porque no refieren a nada real, sino sola- mente a ia forma exterior de la realidad. Por lo demés, ,n0 €8 0 el Gnico titi] para la prdctica? Porque, ese estudio ob} coped oer seme Dimension © gion Escnuros rousni008 2 BE _ 19 caundo se ban refutado las razones que el so apayo de sus aserciones, no tenemos to las causas que lo han suscitado hace casi un si cesidades normales o no a las que responde. es es0 lo importante? Be cierto que, para resolver Ja 6 jomo alega en jocimiento de sobre las ne- hora bien, jno 66, los pactidos ya tienen respuestas listas. Pero esas soluciones apresuradas no tienen més valor cuando niegan el socialismo que cuando lo afirman. Pars llegar a saber qué es el soci mo, qué lo constituye y de qué depende, no basta con int gar a los socialistas, ni a sus adversarios, sino investigac informaciones, comparaciones metédicas que no pueden ser reemplazedas por Jas intuiciones confusas y pasionales de la consciencia comtin, ile Duritheim, «Socialisme et science sociales ~ Une ana- ius de Vouvrage de Gaston Richard, «Le socialisme et 1a 2. Anélisis eritico de la obra de Gaston Richay cieneia social, Aloan, 1897. seaqunoy soy anbzod ‘20j84 op waooavo seatyo(que sauopreoydxe sess o1og “euozoy 2] ofpoxd a8 ourgs ezoueur vse op ope -x9 soqQuy s0s0 “eUUIOFeY eT ap saxquioy so] sezUwOTE UE;UOdSIT Kaqnosap waBoy ‘ojdwale 10d “1g -odMONSiY sTUOADP {ep sortreunuzazop sesneo sey sarouves uos souozes suse £ soma -ptu sose en waepisuod zoperi0asty Jo ‘uarq BONY “opeasap sas ‘sp ouskp 80 uy a0 onb ‘spurop soy v xeqosd wrod ‘owsesooou so ‘£sowstur js 2 assvqoid wrod souozex wep 98 K ajquasap aooxwd so] onb wy opemrmaayap um anBosiad wemSeun oe ‘sejonpu0s serdoad sné sepuazduro zopod exeg “urdionsed anb soy ap 801 sworurppaquose 50] ep toroeuasasdar wFEI0 BIN UPULIOY aS “ -oysny 2] ap ssqueSe soy tos en ‘sonpraspar sox] “TeiD0s epta ] 9p jerogaadns spur oysed vy 94 o19s xopetsoasny jo “Perouad wg “opsogtarar PP upponpen ej stepoo sorpupde up “Uys op otzeawoUICD uN. ‘000 epunies ey “eumnoop =| ap stsaug@ vy auodxs esourd ¥] soured sop opusadwioo oxpnsse easgq ‘ompnrse ns ezed rma} ow -09 Aas optoumoop aso ‘myrmanuen oping 7e arPafiuogy To wa ordiourd a8 op e[nutiy sofour vy reyuOOUS aas0 JOM fs ourog ‘ooriguoss ousysiranul jep ywSop Ja opeuTUOLSP vy 29 onb o] sg ‘se[eyiareu sesnvo ap wouesur eumgyy we epusdap cougisty siuensp Jp onb 9 ordoursd agg “opresppasd £ of13091 -vppso ezed ours ‘opreoytpow ezed ou ‘enanu uproesoqeye wun oporoutos,‘oustxreur jep osvq ef oAnamsti0s anb woupisty ‘eyosoyy op ordrourad [9 reuniuzazap o10(q0 sod axon ,oaqyy 919g aPUvaqTA SUBLET] ODrsep2K 20 UPIONGRLE 1(Z68T) BHtONSTY BY ep BysIpelaeyeur ugTodaou0s eT we Dunecwis 1d = a See ne ven los verdaderos motives que les hacen actuar. Incluso cuando nuestra conducta est determinada por inteteses pri- ados, que nos tocan de cereay son més ficiles de pereibir, no distinguimos més gue una pequeia parte de las fuerzas que nos mueven, y no justimente las més importantes, Porque las ideas, las razones que se desarrollan en la. consciencia y cuyos conflictos coastituyen nuestras deliberaciones, dependen casi siempre de estados orgénicos, de tendencias hereditarias, de hhabitos antiguos de los que no nos percatamos. Con més razén atin, es asf cuando actuamos bajo la influencia de causas socia- les que se nos escapan més, porque son més lejaias y mas com- plejas, Lutero no eabfa que era «un momento del devenir del ‘etcer estado», Crefa trabajar para ia gloria de Cristo y no ima- ginaba que sus ideas y sus actos estaban determiriados por un cierto estado de la sociedad; que la situacién relativa de las cla- ses requeria una transformacién de las viejas creencias religio- sas, «Todo lo que ha ocurrido en Ia historia es obra del hom- bre; pero muy rara vez ha sido el resultado de una eleccién cvftiea.o de una voluntad racional> (p. 149) Si queremos comprender el verdadero encadenamiento de los hechos, debemos renunciar a este método ideolSgico, De- Lemos apartar esta superficie de ideas para aleanzar las cosas profundas que ellas expresan con mayor 0 menor fidelidad, las fuereas subyacentes de las que derivan. En palabras del autor, ces necesatio despojar a los hechos histéricos de esas envolta- ras de las que los propios hechos se van recubriendo a medida aque evolucionan», La tinica explicacién racional y objetiva de Jos hechos consiste en encontrar la manera en que se han for- mado xealmente, no la ides que se hacian de su génesis los hom- ‘bres que han sido sus instrumentos. La concepcién materialis- ta de la historia serfa la responsable de haber realizado esta revolucién en el método histérico. En efecto, si procedemos asf, constatamos que, segiin Marx y sus discfpulos, la evolucién social tiene su fuente viva en el estado en que se halla la técnica en cada momento dela epee woo sromal Dineen Clo gtnn Baoriros rouneos tei historiares decis, «las condiciones del desarrollo del srabajoy de Jos instrumentos que le son propios» (p. 259). Esto constituye la estructura profunda 0, como dice nuestro autor, la infraes- tructura econémica de la sociedad. Segién que la produccién dea agetcola o industrial, segiin que Jas maquinas empleadas Ies obliguen a concentrarse en un reducide ntimero de empre- sas o, al contrario, faciliten su dispersién, ete., las relaciones entre las clases de productores estén determinadas de modo muy diferente, Ahora bien, todo el resto depende de esas relax ciones, es decir, de esas fricciones, de las antitesis de todo tipo que resultan de esta organizacién, En primer término, el Esta- do es la consecuencia necesaria de la divisién de la sociedad en clases subordinadas unas a otré porque el equilibrio entre es- tos seres econémicamente desiguales s6lo puede mantenerse si cs lmputesto por la violencia y la represi6n, Esc es el papel del Estado; es un sistema de fuerzas empleadas para garantizar 0 perpetuar un modo de asociacién cuyo fondamento es una for- ma de produccién econémicas (p. 223). Sus intereses se con- fanden con los de las clases dirigentes. Del mismo modo, el derecho no es nunca més «que la defensa consuetudinaria, autoritaria o judicial de un interés determinados (p. 237); «x0 es mas que la expresin de los intereses que han triunfado» (p. 238) y, por consigniente, «se reduce casi inmediatamente a Ja economfa> (p. 288). La moral es el conjunto de las inclina- ciones y los hébitos que la vida social, segtin el modo en que estd organizada, desarrolla en las consciencias particulares, En fin, incluso los productos del arte, la ciencia y la religién +tén siempre en relacién con determinadas condiciones econs- : Se nos dice que el interés cientifico de este punto de-vistaes que tiene por efecto naturalizar la historia. Se la naturalize por el s6lo hecho de que, en la explicacién de los hechos sociales, se reemplazan esos ideales inconsistentes, esos fantasmas de la imaginaci6n, que hasta ahora eran considerados los motores del progreso, por fuerzas definidas, reales, resistentes, a saber, -bad onb opresaoau so ‘saygifiqorur uves svanoayoo sowo}oesH0s -asdox sv an waog “spa ‘agtiomsisu00 0d ‘apand ey#opo1908 a1 anb £ epusyo wun we asipsoauoo apand suorsty gy ab upto” “Ipod ws9 wos oIs s@ anb aoared sony “sopeioose Sonpiarpur s0] sopednate uyiso onb ve wroueur zy wa esteumpediounsd sepeo ~ang 308. uoqap svenes seso ob sourested uptqures repouarostioD [8 uedvosa onb sepunyosd sesneo sod ou ua uedionsed sauamb woowy2s elo ap anb ugtodaouos ef sod ow ‘asrwayde 2qep [e108 pra e] anb op wopr e] epunoa; souresaprsuoy “sopepiqop sey out -09 sepunsay seapr sv]-O3118} aaayaa op souod wed wide oqo “runs 9 wurersts jap ugtsodxa wisq “sea1Fp} seiouans9suOD st] sepor ‘apronfosar u09 £ “oweutssire ap eideoe onb se] ap seo -ttsaz0 s¢[ ap ordiouyd jo pepyrep> woo xeuuisoap onb upped

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