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DR. FERNANDO D. SARAVI A ESPERANZA DE ISRAEL aN me} * & La esperanza de Israel El pueblo judio y su Mesias DEDICATORIA Al Mesias de Israel, bendito sea su Nombre. A la honorable nacién judia, A quienes dedican a Ia presentacién del Evangelio a los hebreos. ‘A todos los que aman y desean conocer mejor al pueblo judto. INDICE PREFACIO La identidad judia . Panorama histérico. Apéndice: sinopsis cronolégica - El judaismo postexflico . Apéndice: los samaritanos Hasta la conclusién del Talmud Hasta el siglo xvur La edad contempordnea. Creencias judfas La vida religiosa : El ealendario religioso « - - flit El sionismo . El estado de Israel. Sionismo, Judaismo y Cristianismo - Judeofobia. ee El plan de Dios para los judios | | | La estirpe del Mesias... . . . La mis El tiempo de la venida del Mesfas Respuesta a objeciones frecuentes . . . Rererencias y Notas... + Bupuocraria. 2... ee GLosaRio DE TERMINOS JuDIOs. . . . i6n y los titulos del Mesias. . - Prefacio En el dia en que escribo este prefacio, se cumplen exactamente cinco siglos de la firma del decreto por el cual los judios fueron expulsados de Espaiia; aquel hecho signifies una de las mayores desgracias para un pueblo templado por el sufrimiento, Hace dos semanas, la embajada de Israel en la Argentina fue destruida por una bomba que causé dece- nas de muertos y mais de un centenar de heridos, israelies argentinos. La tensién en el Oriente Medio contintia, y el Estado de Israel debe estar preparado para cualquier tipo de cataque, en. todo momento. {Qué pueblo es éste, que ha pasado por tantas experien- cias dificiles, y debe continuar haciéndolo todavia hoy? 4Cémo este pequefo rebario, menor del 0,5 % de la poblacién ‘mundial, ha logrado preservar su identidac a lo largo de los siglos, y ha dado al mundo personalidades sobresalientes en todos los campos de la actividad humana? La principal raz6n para tratar acerca del pueblo judio en a presente obra es la de dar a los creyentes la posibilidad de comprender mejor a este grupo humano singular, con el objeto de capacitarlos para establecer un didlogo fructifero. Nunca debe olvidarse que la Buena Noticia de la salvacién fue predicada primeramente al judto. No faltard quien argu- ‘mente que los propios judios rechazaron obstinadamente a desis como su Mesias, y en consecuencia no tienen ya caso los esfuerzos encaminados a su conversién. Empero, tal opinién pasa por alto tres asuntos fundamentales: Primero, que el Mesias nacié bajo la Ley de Moisés, sien- do judio segtin la carne. Judios fueron también los Apdstoles 9 .y todos los primeros disctpulos, y como resultado de la predicaciéin apostélica, muchos miles de judios aceptaron a destis como el Mesias prometido a Israel. Segundo, que la Iglesia de Jesueristo en su conjunto tiene una innegable parte de culpa en la actitud de rechazo de los judios hacia desis. Por siglos hubo «eristianos» que des- ‘preciaron, oprimizron y persiguieron a los judios. La Iglesia de hoy tiene la pesada pero irrenunciable responsabilidad de corregir los errores y abusos del pasado, y de apoyar todo esfuerzo encaminado a la proclamacién del Evangelio entre Jos judlos, como lo have entre los no judtos. ‘Tercero, que el Apéstol Pablo ensefia que el endurecimien- to de Israel no duraré por siempre, y que en la salvacin de los judios los gentiles tendréin un papel instrumental. Soy consciente de que no todos los cristianos que nos interesamos por la evangelizacién de los judios sustentamos exactamente los mismos puntos de vista en cuanto al futuro de Israel y el cumplimiento de ciertas profecias. Al presentar las alternativas que me parecen mas aceriadas he fundamentado mi punto de vista, y he mencionado la existencia de otras opiniones. Deseo agradecer al personal de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Cuyo, por su ayuda para la obiencién de material bibliografico; también al Centro de Informacién de Israel para América Latina (CIDIPAL), y al doctor Oscar Stern, por el envio de material sobre el estado de Israel. El rabino de la comunidad de Mendoza, Alejandro Bloch, obtuvo para mi el importante articulo de Wacholder sobre movimientos mesidnicos y ciolos sabciticos. Fenwanvo D. Saravt Iglesia Cristiana Evangélica Emilio Jofté 32 Mendoza, Republica Argentina Mendoza, 31 de marzo de 1992 10 Capitulo | La identidad judia Cerca del Muro de las Lamentaciones, un religioso judio oculta su rostro de la camara mientras un compariero cuenta su dinero. uw En la presente obra consideraremos como sinénimos descriptivos del mismo pueblo los términos hebreo, israelita y judio. El término chebreo» fue aplicado inicialmente a Abraham (Gn. 14:13) y por extensién a sus descendientes por la linea de Isaac, pero la etimologfa es incierta. Se la ha relacionado con un pueblo némade llamado Habiru (vagabundos), con el nombre de Eber (Gn. 10:24s), y con la accién de eruzar Givri) el rio Bufrates desde Ur de los Caldeos hacia Canaan. La palabra israelita deriva de yisra'el o Israel, el nombre que Dios le dio a Jacob, el hijo menor de Isaac (Gn. 32:28; 35:9). Etimoldgicamente signifies «el que lucha con Dioe-. Aunque el término «israelita» designé inicialmente a toda la descen- dencia de Jacob, luego del cisma politico y religioso causado por Roboam (931 a.C.) se denomin6 Israel al reino del norte ¢ israelitas a sus stibditos. En las Escrituras previas al retorno del exilio babil6nico se lama «Israel» ora al reino del norte, ora a toda la nacién; este ultimo uso prevaleci6, ‘empero, tras el retorno del exilio. No debe confundirse «is- raclita» con «israeli», término éste que denota un ciudadano del moderno estado de Israel. En fin, el vocablo judio proviene del hebreo yehudi, y ha legado al espafiol a través del griego ioudaios y el latin judaeus. Inicialmente se aplicaba a los miembros de la tribu de Judé, uno de los doce hijos de Jacob. Cuando la nacién se dividi6 en dos reinos, se llamo yerudlé a todo stibdito del reino del sur, independientemente de su tribu de origen. Cuando el reino del Norte (Israel) fue do- minado por Asiria, el término comenz6 a emplearse -en especial fuera de Judé~ con referencia a todos los hebreos; Jos propios hebreos del reino de Judé preferfan, por su parte, denominarse «israclitas-. ‘De todos modos, el término «judio» fue el que finalmente se impuso para denominar a este singular pueblo, aunque sin hacer desaparecer las otras denominaciones. Debe no- tarse que en la época del Antiguo Testamento, el ser judio 12 tenia a la vez significado religioso, cultural y politico, ya que implicaba la pertenencia a una religién especifica, el culto monotefsta a Yahvéh, con una cultura y una organizacién politica estrechamente dependientes de aquélla. Con el sofocamiento de la rebelién judia del primer siglo de nuestra era, se perdié la dimensién politica del término, que continué denotando a una nacién definida historiea, cul- tural y religiosamente. Sin embargo, a partir del siglo xx un rntimero creciente de judifos ha abandonado en la practica su religién, deviniendo agnésticos, cuando no ateos. Tal es la situacién de un gran ntimero tal vez la mayoria—de los judios en el dia de hoy, sin que por ello hayan dejado de ser judfos. Por ello, se deduce que la condicién de judio no depende necesariamente de la adhesién a una religién (el judafsmo). El mito de la raza judia @Puede la condicién de judfo vincularse con la pertenen- cia a una raza? Antes de responder a esta pregunta, es preciso definir qué se entiende por raza. La definicién que da E, Adamson Hoebel es adecuada: Una raza es una poblacién humana que est suficiente- mente entrecruzada (inbred) como para presentar una compo- sicién genética distintiva, manifestada en una combinacién distintiva de rasgos fisicos.«' De Ia definicién a0 desprende que cl concopto de raza co basa en criterios bioldgicos, tanto en lo referente alos rasgos genéticos como a sus manifestaciones observables. Por ello, «clasificar a los seres humanos como una raza, sobre una base que no sea puramente biol6giea, equivale a destruir el significado correcto del término»? Sobre la base de lo anterior podemos ahora contestar el 13 interrogante sobre la presunta raza judia. La respuesta virtualmente undnime de eruditos tanto judios como no judfos es decididamente negativa: no hay tal raza judia. La Biblia testimonia que entre los descendientes de ‘Abraham ~considerado el primer jud{o— y otros grupos hubo considerable entrecruzamiento. Cuando Abraham fue con- voeado por Dios para sellar el Pacto con la circuncisién, no sélo el patriarca sino también sus sirvientes fueron cireun- cidados e ingresaron en la comunidad de la Alianza (Gn. 17). Por lo demés, algunos de los més grandes hombres de la descendencia de Abraham desposaron mujeres gentiles, como por ejemplo José y Moisés (Gn. 41:50; Nm. 12:1). Bn muchos casos, los descendientes de matrimonios mixtos eran con ciertas restricciones admitidos como israclitas, y por lo demés la Ley de Moisés permitfa y reglamentaba el matrimonio con cautivas de guerra (Dt. 21:10-13; 234-9). ‘Tampoco puede soslayarse la presencia de Rahab y Rut entre las antepasadas de David y Salomén y por tanto en Ja estirpe regia de Israel. Las deportaciones asiria y babilonia proveyeron nuevas oportunidades de mestizaje. Si bien tras el retorno del exilio los matrimonios con paganas fueron disueltos (Esd. 10) tal medida no afectaba a las mujeres de origen pagano que huubiesen aceptado la fe de Israel. El mestizaje continué du- ante todo el resto de la era precristiana, y con mayor razén dado el intenso colo misionero desplegado por los judios en todo el imperio romano, que permitié la incorporacién a la comunidad judia de numerosos conversos al judaismo. En la Edad Media los jazares 0 edzaros, un pueblo de origen incierto que en el siglo 1 se establecié en la ribera norte del Mar Negro, y que en el siglo 1x constituyé un floreciente imperio, abrazaron en masa el judaismo. Al parecer, tras la llegada al imperio cézaro de judfos emigra- dos desde Bizancio y Babilonia, el emperador o jacdn se convirti6, seguido luego por sus dignatarios y finalmente por el pueblo todo en 740. Bl imperio cézaro llegé a extenderse 4 hasta el mar Caspio al este, hasta el rio Dnieper al oeste, y hasta el Volga al norte. Tras la decadencia y la disolucién final de este imperio en el siglo xi, los judfos cézaros emi- graron a Europa oriental, estableciéndose mayormente en Hungria, Polonia y Lituania. Es probable que alli se hayan relacionado con judios ya establecidos y que tras una pro- longada convivencia los eézaros hayan contribuido signi cativamente al patrimonio genético de los ashkenazim, que numéricamente constituyen hoy casi el 90% de la poblacién judia mundial. ‘Aun excluyendo ejemplos extremos como los judios ne- ‘gros, chinos 0 indios, es claro que los judfos constituyen hoy ‘un grupo humano que tiene tanta variabilidad de caracte- res fisicos como la de cualquier otro: los hay rubios y de ojos claros, triguefios de ojos negros, de narices curvas o res- pingadas, altos o bajos... En el «Beth Hatefutsoth» 0 Museo Nahum Goldmann de la Diéspora Judia, que se encuentra en Jerusalén, es posible ver una coleccidu de Lransparen de rostros judios, todos ellos diferentes entre si. Cada rostro se expone durante pocos segundos, pero hace falta mas de un dia para verlos todos. Debe recordarse que la idea de que los hebreos consti- tuyen una raza fue defendida precisamente por los enemigos de los judios, imbuidos de fantasias acerca de la presunta superioridad de la raza blanca europea, que los calumnia- ron, despreciaron y persiguieron brutalmente. La falsa ca~ racterizacién de los judios como raza gan6 terreno en el siglo xix y llegé a su climax durante el régimen nazi, pero es contradicha por Ia historia y esta hoy completamente desa- creditada por los antropélogos: “Toda diseusién acorea de una especial raza “judta” debe sor completamente rechazada como anticientifica. En la actualidad cl coneepto de judio es ante todo un concepto social y religioso, pudiendo decirse que ciertos caracteres considerados como es- pecialmente dominantes entre los judios tienen sus raices en condiciones sociales y no en circunstancias raciales.»> cuanto Saas te Jf de oy commie on zn nt det sme Eee era eno amegdnee desde panto devin ail soe consent 9 erapoe mado pueblo de frac se encuentran rangos de Teh See reelection rm wi lei na aga teearar reese al verlo® La definicién judia i \eluimos que no es ‘Teniendo en cuenta lo anterior, concluim posible earacterizar alos judios por su raza ni, habida euen- pode la existencia de judfos ateos, tampoco por su religién. 16 Entonces, gquién es judfo? Aparentemente, la definicién dada por la halajé o derecho tradicional judio permitiria definir la cuestién: Un nifio nacido de padres judios, 0 un convertido al judafs- mo, son considerados judios, poseyendo tanto la santidad del pueblo judio (x. 19:6) camo la abligacién de observar los man- Gamientos. El status de los nifios provenientes de matrimonios ‘mixtos es dado por la Mishné y el Talmud como siguiendo al de la madre “... Tu hijo de una mujer israelita es llamado tu hijo, pero tu hijo de una mujer pagana no es llamado tu hijo” (Kid., 68)" Luego, existen dos modos legales de ser judo: haber nacido de madre judia, o convertirse voluntariamente al judafsmo. El primero es un hecho biolégico, fuera de la posibilidad de eleccin del individuo, mientras que el segun- do es un acto religioso que involuera Ia circuncisién, el bautismo (mikve), la aceptacién de los prineipios del judais- ‘mo, y la observancia de los mandamientos definidos por los rabinos. Empero, la definicién legal plantea nuevos interrogantes, algunos de los cuales se han tornado criticos desde el esta- blecimiento del moderno estado de Israel y la sancién en 1950 de la Ley del Retorno que garantiza ciudadanta israeli automatica a todo judio: 1, Para devenir judio por eonversién se exige la préctica de todos los mandamientos, la cual no es observada por la mayoria de los judios de nacimiento, siendo solamemente cumplida por los mas estrictos de los judios religiosos, Existe discusién entre las diversas ramas del judafsmo sobre las exigencias hacia los prosélitos. Una decisién legal relajé la exigencia de modo que los convertidos fuera del estado de Israel pudieran obtener ciudadania automatica (le’om), sin importar a cudl corriente del judaismo se hubiesen incorporado. Ww 2. Aunque una persona haya sido educada en Ia tradicién judfa, hable hebreo, y hasta haya defendido al estado israelf sirviendo en sus fuerzas armadas, no tiene dere- cho a la ciudadanfa automética si su madre no es judia ‘ono se convierte formalmente. Tal fue el famoso caso de los hijos de Benjamin Shalit, un oficial de la armada israeli easado con una mujer no judfa, que causé conmo- cin entre 1968 y 1970. Aunque era te6ricamente posible cla cuestién de la nacionalidad admitiese una defini- in secular, en las cuestiones de jurisdiccién rabinica, como el matrimonio, los hijos de Shalit debfan ser con- siderados no judéos. 3. Una persona nacida de madre judia no tiene derecho a la ciudadania automética si pertenece a otra religién que no sea el judaismo. Si se trata de un judio agnéstico 0 ateo, no hay problema; pero si es un judio muslime o cristiano, no es beneficiado por la ley del Retorno. Asi, en 1962 se Je negé el beneficio de esta ley a Oswald Rufeisen, un judio de nacimiento establecido ademés en Israel por largo tiem- po, que se habja convertido al catolicismo y habia sido ordenado sacerdote. Recientemente (25 de diciembre de 1989) la suprema corte israeli ha reiterado la negativa de acordar ciudadania automética a otros judios mesidnicos (cristianos) pese a que sein la halajé estas personas contindan siendo judias.* La razén de semejantes actitudes ambiguas es probablemente 1a influencia politica del ju- daismo ortodoxo, el cual considera un apéstata a todo judio que abraza el cristianismo. Todo lo anterior significa que en realidad la definicién legal no basta para describir lo que los propios judfos pien- san de su identidad. Algunos judios prefieren lisa y Ilana- mente renunciar a definirse a si mismos, un punto de vista representado por el lider sionista David Ben-Gurion, quien dijo: 18 «Hemos sido judios sin definicién durante los altimos 3.000 aos, y continuazemos asi... Segtin una definicién los judios son ‘una comunidad religiosa... Hay una definicién de que los judios son tna nacién... Hay judios sin ninguna definicién. Elles son simplemente judios. Yo soy uno de éstos. No necesito definicién alguna. Yo soy lo que soy.»" EI problema no es unicamente ol de lograr una buena definicién, sino que el cardcter intrinsecamente restrictivo de las definiciones dificilmente puedan reconciliarse con el genio judio. El rabino ortodoxo Eliezer Gervitz explica: «Moras dofinciones lates no pueden describircabalmente la totalidad del jadaismo. Para convertise realmente en parte del pucblo judi debe apreciarse el patrimoni judo, estudiarse las tradciones judias y participar plenamente de ta fe judia. Unieamento aquel que acepta de todo corsasn su judaismo y beerva las leyea preseritas puede saber realmente lo que sig- nilfiea sor judo La mayoria de los judios considerarian como uno de ellos a quien se convierte’a la fe judia o, siendo hijo de madre judfa comparte explicita o implicitamente una tradicin cultural de origen religioso, en el fondo de la cual esta la conviceién de pertenecer al Pueblo Elegido. Asi, la identidad judfa involuera la participacién en una rica tradicién que, partiendo de las Escrituras del Antiguo Testamento, se pro- longa por el Talmud y por siglos de contribuciones intelec- tuales, devocionales, précticas y de hechos histéricos que han moldeado al pueblo judio desde su origen hasta hoy. Sea que un judio considere las Escrituras del Tanaj como reci- bidas de Dios o como la obra magna del intelecto judio, sea que considere al Talmud como la versién escrita de la Ley dada oralmente por Dios a Moisés, o como el producto de la reflexién de siglos de los sabios hebreos, estas obras y Ia vida de la comunidad por ellas configurada a lo largo de siglos, constituyen el extraordinario ¢ irrenunciable patri- monio cultural de todo judfo. 19 Asi, las luchas, triunfos y fracasos del Pueblo Elegido palpitan, en cierto modo, en cada corazén judfo y constitu- ‘yen un acervo que, de modo inefable pero cierto, determinan una identidad judia. Desde Iuego, tal como la historia se ha desarrollado ~sobre todo en Europa la cultura judia ha existido, a pesar de algunos intereambios, en contraposicién con la cultura cristiana. Madaule sefiala que del mismo modo que el abandono de la fe cristiana por parte de la mayorfa de los europeos no invalida el hecho de que la cultura occidental ha sido mol- deada por Ia tradicién cristiana, «Los judfos tienen también una tradicién que les es propia, pero lo que la earacteriza es precisamente el no ser cristiana. He aqui por qué la conversién al Cristianismo est considerada por los judios como la negacién por excelencia. St, los judios estdn bien Iejos de rechazar los valores que calificamos de cristianos. Bn el terreno de los valores estan sumamente cer- ‘eanos a nosotros. Pero estos valores no son propiamente cris- tianos para ellos, O bien, si se trata de judfos agndsticos, ellos on el patrimonio comin de la Humanidad; o bien, si ellos son religiosos, son valores judios, de los que impropiamente so ha apropiado el Cristianismo.™ Las implicaciones de este sontir serdn obvias cuando consideremos la cuestién de la evangelizaciGn de los judfos. 20

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