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En la ciudad de Buenos Aires muchos creerán que no CASA DEL

VIRREY LINIERS
ha quedado nada bajo el piso, por la construcción
indiscriminada de torres, o por las modificaciones
constructivas en general que colman gran parte de la
ciudad. Algunos pensarán en los famosos túneles, que
efectivamente existen, pero no constituyen ni siquiera
la mayor parte del potencial del subsuelo porteño.
hallazgos arqueológicos
Odlanyer Hernández de Lara y Daniel Schávelzon, editores

Casa del Virrey Liniers: hallazgos arqueológicos

Eva Bernat | Flavia Zorzi | Francisco Girelli | Horacio Padula


Con el auspicio de: Mariana Boveda | Mario Silveira | Patricia Frazzi | Ricardo Orsini

Patrimonio e
Instituto Histórico
de la Ciudad de Buenos Aires
ODLANYER HERNÁNDEZ DE LARA
DANIEL SCHÁVELZON
(EDITORES)

CASA DEL VIRREY LINIERS


HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS
ODLANYER HERNÁNDEZ DE LARA
DANIEL SCHÁVELZON
(EDITORES)

CASA DEL VIRREY LINIERS


HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Daniel Schávelzon, Eva Bernat, Flavia Zorzi, Francisco Girelli,


Horacio Padula, Mariana Bóveda, Mario Silveira,
Odlanyer Hernández de Lara, Patricia Frazzi, Ricardo Orsini
Primera edición, 2014

Hernández de Lara, Odlanyer


Casa del Virrey Liniers: hallazgos arqueológicos / Odlanyer
Hernández de Lara y Daniel Schávelzon. - 1a ed. - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires : Aspha, 2014.
148 p. : il. ; 20x14 cm.

ISBN 978-987-45321-0-7

1. Arqueología. 2. Patrimonio . I. Schávelzon, Daniel II. Título


CDD 930.1

Fecha de catalogación: 27/12/2013

Diseño y diagramación:
Odlanyer Hernández de Lara

© Los autores, 2014.


Aspha Ediciones
Virrey Liniers 340. 3ro. L. (1174)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Telf. (5411) 4864-0439
asphaediciones@gmail.com
www.asphaediciones.com.ar

Impreso en Argentina / Printed in Argentina

Hecho el depósito que establece la ley 11.723


PRESENTACIÓN

L
os arqueólogos de la Dirección General de Patrimonio e
Instituto Histórico trabajan desde hace años en el ámbito
de la Ciudad de Buenos Aires, lugar en el cual, a la in-
certidumbre propia de la exploración arqueológica, se suma la
dificultad del acceso al suelo en un ámbito urbano tan densa-
mente poblado. Esta particularidad, que puede parecer desalen-
tadora, ha sido tomada por estos profesionales como un desafío.
Hace cuatro años, con el traslado de nuestra sede a dos
edificios patrimoniales dentro del área de emplazamiento colo-
nial de la Ciudad, su compromiso se redobló con el proyecto de
una labor arqueológica cuidadosa y de largo plazo en el lugar en
que se desenvuelven cotidianamente las demás actividades de la
Dirección.
A sabiendas de que los resultados de cualquier investi-
gación son provisorios y sujetos a revisión, optaron por compar-
tir con el público el fruto de las primeras exploraciones en el
sitio conocido como Espacio del Virrey Liniers. A modo de
anticipo, volcaron en este libro información fresca, entregando
algunas de las piezas con las que se construye el rompecabezas
de nuestro patrimonio. Y lo que es aún mejor, contagian su
entusiasmo por una tarea que recién empieza, tarea que nos
comprometemos a profundizar, sistematizar y poner a disposi-
ción de todos.

Liliana Barela

5
PREFACIO

L
a arqueología, entendida como una ciencia social, tiene
el compromiso de comunicar a la sociedad los resultados
de las investigaciones que realiza sobre los sitios arque-
ológicos, no solamente porque en la mayoría de las ocasiones es
la misma sociedad la que financia los estudios que se realizan,
sino también porque el patrimonio arqueológico es de dominio
público, lo que implica que las actuaciones sobre él conlleven al
compromiso social de compartir lo que se conoce nuevo. Esta
difusión científica constituye una de las principales vías para
que todos conozcan la importancia del pasado y cómo este se
preserva a lo largo del tiempo, aún en lugares insospechados.
Ello contribuye además a que se preparen legislaciones más
efectivas, actualizadas y coherentes con las particularidades del
patrimonio de cada lugar. Pero para legislar, primero hay que
investigar, para poder conocer lo que se quiere preservar.
En la ciudad de Buenos Aires muchos creerán que no ha
quedado nada bajo el piso, por la construcción indiscriminada
de torres, o por las modificaciones constructivas en general que
colman gran parte de la ciudad. Algunos pensarán en los famo-
sos túneles, que efectivamente existen, pero no constituyen ni
siquiera la mayor parte del potencial del subsuelo porteño.
La historia de la ciudad se conserva, en alguna medida,
a través de la cultura material, o sea, en un sinnúmero de obje-
tos que conforman una parte del registro arqueológico. A través
de estos objetos, de sus relaciones contextuales y con la ayuda
de la información histórica documental (como planos, postales,
fotos y otras fuentes), los investigadores interpretan el pasado.
Estas historias, que en muchos casos han quedado en el olvido,

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CASA DEL VIRREY LINIERS

pasan a formar parte de nuestro presente, de nuestra memoria, y


enriquecen sobremanera nuestra identidad.
Por todo esto es que se comenzaron las investigaciones
en el patio de lo que actualmente es la sede de la Dirección
General de Patrimonio e Instituto Histórico, ya que si se quería
investigar el pasado de la ciudad desde la arqueología, pues
¿qué puede ser mejor que comenzar por nuestro patio?
Las tareas de excavación se llevaron a cabo gracias a la
colaboración de muchas personas. Por ello, debemos agradecer
a todos los que ayudaron en tan arduo trabajo, especialmente a
muchos estudiantes de la carrera de antropología con orienta-
ción en arqueología de la Universidad de Buenos Aires, pero
también a varios estudiantes de arquitectura que se acercaron a
ofrecer sus conocimientos y tiempo libre para aportar a esta
historia que hemos logrado culminar gracias a todos ellos.
Durante el transcurso de los trabajos, mientras se iban
realizando los diversos hallazgos, se fueron escribiendo notas
que tuvieron el objetivo de ir informando de las novedades que
hubo, para que el público interesado no tuviera que aguardar al
final. Ello fue motivado además por la cantidad de personas que
se fueron acercando a visitar la Casa de Liniers, o los que veían
las noticias que aparecieron en varios medios de comunicación.
Así, podían acceder a las novedades de la excavación y darle
seguimiento a los trabajos realizados.
Este pequeño libro es precisamente la compilación de
muchas de esas notas, escritas exclusivamente con el ánimo de
comunicarlas a un público amplio, que muchas veces no maneja
ciertos términos técnicos. Claro está, estos textos son avances
que, en algunos casos, pueden haber cambiado un poco, o mu-
cho, pero en alguna medida muestra parte del dinamismo de una
excavación en una ciudad.
Tal vez el principal propósito es que se siga conociendo
la arqueología de Buenos Aires, o al menos una de las arqueo-
logías de la urbe, e intentar una motivación de la sociedad a

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CASA DEL VIRREY LINIERS

interactuar con ese pasado que también les corresponde, ayu-


dando así a que se rescate el patrimonio cuando está en riesgo.

Odlanyer Hernández de Lara


Buenos Aires, primavera de 2013

9
Casa del Virrey Liniers:
Arqueología e historia de un inmueble
porteño

Daniel Schávelzon, Odlanyer Hernández de Lara y Ricardo Orsini

L
as excavaciones arqueológicas en el inmueble conocido
como Casa del Virrey Liniers (Venezuela 469) han apor-
tado un importante conjunto de evidencias materiales
para ahondar en el conocimiento de la vida cotidiana de Buenos
Aires, en un contexto que se remonta hasta el siglo XVII.

Un poco de historia del inmueble

El inmueble que en la actualidad se conoce como la Ca-


sa del Virrey Liniers fue construido en 1788. Su frente colonial
parece guardar su aspecto original, a pesar de la historia cons-
tructiva que ha transcurrido detrás de ese muro frontal que da
sobre la actual calle Venezuela. Su devenir, a pesar de aparente
quietud de su frente, fue lo suficientemente amplio como para
detenernos en los pocos años que el ex Virrey lo usara como
morada. Durante los primeros años del siglo XIX, el edificio fue
adquirido por Martín Simón de Sarratea, quien tenía su residen-
cia en la misma manzana pero con frente sobre la calle Defensa
y por cuyos fondos se terminaron vinculando con esta construc-
ción y con una tercera con frente sobre Bolívar 462, donde ins-
talará sus oficinas dedicadas a cuestiones mercantiles. Fue para
estos años, entre 1806 y 1809, que Santiago de Liniers, yerno de

11
CASA DEL VIRREY LINIERS

Sarratea, habría vivido allí, en su momento político de mayor


relevancia1.

Fotografía del frente del edificio hacia 1920 (Fuente: Archivo


General de la Nación)

Hacia 1860, en el catastro de la ciudad realizado por el


ingeniero Pedro Beare, el inmueble aparece ubicado en la calle
Venezuela con el número 63, propiedad de doña Celedonia
Garay. El registro de 18 habitaciones en planta baja, donde re-
sidían 57 personas, muestra que la propiedad había pasado a
utilizarse como residencia colectiva. El 78% de los habitantes
eran de procedencia española, que convivían con algunos argen-
tinos, en varios casos hijos de extranjeros, un par de italianos y
un francés.

1
Expediente Venezuela 469. Documentos Comisión Nacional de Museos y
Lugares Históricos. 1942.

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CASA DEL VIRREY LINIERS

Vista actual de la fachada de la denominada Casa del Virrey


Liniers

Es interesante destacar que la mayoría de estas personas


se encontraban en edad laboral (entre 20 y 34 años), casi todos
hombres solteros. Estos se ocupaban, entre otras cosas, como
herreros, torneros, fonderos, talabarteros, carpinteros, sastres,
escribientes, comerciantes, tallistas, dependientes, zapateros,
peluqueros y un cocinero.
En cambio, las mujeres, en ningún caso, aparecen con
profesión, lo que se corresponde con las características de la
sociedad decimonónica, donde las mujeres estaban más asocia-
das a la crianza de niños y el cuidado de la casa.
Por su parte, la edificación con frente a la calle Defensa ya
no aloja en ella a los Sarratea, ni a sus descendientes, para eso
debemos hacer ingreso por Bolívar 462, donde aún la familia es
propietaria del lote en el que en algún momento habían asentado
allí una de sus actividades mercantiles, y que para los años ´60
se ve como los Biedma, los Monasterio y los Estrada, descen-

13
CASA DEL VIRREY LINIERS

dientes por línea directa de Santiago de Liniers y de Tomasa


Josefa de Sarratea se hacen presentes entre sus dos plantas2. Y a
partir de aquí la historia se vuelve circular, y cuando volvemos
a Venezuela 469, observamos que de los días de inquilinato, de
patios populosos y niños correteando, se da paso en pocas déca-
das más a los dominios de la Familia Estrada, cuando son inte-
grados sus muros como parte estructural de la editorial homó-
nima que se estaba gestando (Lima 2005).

La gente cambió, y los espacios también; como se apre-


ció, el edificio sufrió numerosas modificaciones hasta esta el
presente, el actual patio volvió a serlo sólo desde hace 30 años;
hasta allí un tinglado encerró durante cien años un sector que
fue a través de los años utilizado como imprenta, oficinas, de-
pósito y sala de conferencias. Los muros de los tiempos de Li-
niers también fueron cayendo o bien alterados a nuevas necesi-
dades.

2
Expediente Venezuela 469. Documentos Comisión Nacional de Museos y
Lugares Históricos.

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CASA DEL VIRREY LINIERS

Pirámide de población de los habitantes de la casa en 1860

Detalle del catastro de Pedro Beare, donde se observa la planta


de la casa hacia 1860, con el número XVI

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CASA DEL VIRREY LINIERS

Y así llegamos a 1942, año en que el edificio es decla-


rado Monumento Histórico Nacional, hasta el 2010 en que es
adquirido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para
instalar allí a la Dirección General de Patrimonio e Instituto
Histórico. Un año después, surge a partir de este organismo esta
iniciativa de practicar prospecciones arqueológicas en el lugar,
decisión que intenta aplicar una nueva herramienta metodológi-
ca y teórica que nos permita integrar a los conocimientos histó-
ricos adquiridos durante décadas, el aporte desde lo arqueológi-
co en la construcción de nuevas inferencias e interpretaciones
de los restos materiales y estructuras que allí se hicieran presen-
tes.

El contexto arqueológico

La excavación arqueológica en el inmueble comenzó


con una serie de sondeos en el patio, con la finalidad de lograr
una primera aproximación en un sector donde, de acuerdo a las
fuentes cartográficas e históricas, el perímetro se había modifi-
cado a lo largo de los años. Se realizaron cinco asignaciones de
cuadrículas de 1 x 1 metros seleccionadas de manera aleatoria
en primera instancia y dirigida de acuerdo a la intensidad de
hallazgos en dos sectores del patio. Estas cuadrículas fueron
ampliadas a trincheras a partir del potencial de los espacios
excavados, lo que implicó la detección de un muro de ladrillos
en el sector oeste del patio.
A partir de ese momento, se decidió excavar un área
abierta, para lo cual se plateó un área de 8 x 5 metros, que luego
se extendió en forma de trinchera (con una extensión de 5 m de
largo y 1m de ancho, lo que completó los 13 m de largo total
del patio). Esto permitió identificar un conjunto de unidades
estratigráficas que dan cuenta de la complejidad del espacio
excavado, a partir de la detección de varios muros de ladrillos
de distintos momentos que pudieron distinguirse en cuanto al
estilo constructivo.

16
39 38 31
23
43
22

21
13 9
6

17
52 7 44
47

5 20
CASA DEL VIRREY LINIERS

Plano de la excavación arqueológica, realizado por Florencia Casanova


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CASA DEL VIRREY LINIERS

Vista de una parte de la excavación en el sector oeste del patio


CASA DEL VIRREY LINIERS

Uno de los espacios de mayor potencial correspondió a


la u.e. 28, denominada también como rasgo 7, que se ubicó en
la esquina noreste de la excavación. En este lugar se halló un
conjunto de evidencias en una pequeña depresión del terreno
que parecía indicar un contexto secundario, con evidencias que
parecen corresponder al siglo XVII. Esta concentración se ex-
tendía por debajo de uno de los muros.

19
La puerta de la casa de Liniers

Francisco Girelli

L
a puerta de entrada es una de las partes de la casa de
indudable originalidad que pertenecen al periodo colo-
nial y que se ha conservado casi sin alteraciones durante
sus más de 200 años. Se trata además de unas de las pocas puer-
tas de ese período que sobrevivieron en la ciudad.
La arquitectura civil de Buenos Aires durante el siglo
XVIII y principios del XIX se caracterizaba por sus fachadas
austeras y de composición muy simple, cuyos frentes blancos y
apaisados solo se veían interrumpidos por modestas pilastras.
Lo distintivo y encantador lo aportaban sus rejas y puertas. Es-
tas puertas aunque no variaban mucho entre sí, presentaban una
imagen distinta entre el interior y exterior. Hacia afuera destaca
la combinación de tableros salientes de distintas formas, mien-
tras que hacia adentro lo hacen los rebuscados herrajes de hierro
forjado, tan propios de la tradición española.
Las puertas coloniales de Buenos Aires y otros lugares
del territorio argentino, noroeste y Córdoba principalmente,
fueron de gran interés en los relevamientos realizados en la
década de 1940 por la Dirección Nacional de Arquitectura (ex
MOP) y la Comisión Nacional de Monumentos. Vicente Nadal
Mora quien trabajaba como dibujante para la Sección Monu-
mentos Históricos fue el encargado de realizar muchos de estos
relevamientos y publicarlos luego, como es el caso de su trabajo
titulado “Puertas de Buenos Aires Colonial” (Nadal Mora,
1946b)1.

1
Del mismo autor y sobre las puertas coloniales existen otros trabajos, ver:
Nadal Mora, 1943; Nadal Mora, 1946a.

21
CASA DEL VIRREY LINIERS

Fig. 1. Relevamiento de la puerta y detalles de los tableros,


por V. Nadal Mora

La que estamos estudian-


do en esta oportunidad es una
puerta de calle del tipo compuesta,
de cuatro hojas, denominadas
“puertas con portillo” (Nadal Mo-
ra, 1946a: 96). Una puerta doble
mayor toma la dimensión total del
vano y otra de menor escala, ubi-
cada dentro de aquella, sirve para
el uso constante. Ambas puertas
rematan con un dintel recto.

Fig. 2. Gozne que vincula la puer-


ta mayor al marco

22
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

El sistema de bisagra empleado en esta y otras puertas


coloniales es el del gozne. Se componen de una parte fija al
marco y otra móvil ubicada en la hoja. La parte fija es un perno
que sirve de enchufe, atraviesa una arandela de apoyo, sale por
la parte inferior de esta y termina en forma aplanada como un
corazón, clavada al marco. La parte móvil en este caso pertene-
ce al grupo de alas onduladas, es una planchuela forjada com-
puesta por dos S reflejadas, de clara inspiración vegetal. Las
alas van sujetas con clavos de sección cuadrada, y en el centro
se refuerza con un clavo de mayo tamaño que atraviesa total-
mente la puerta y se remacha sobre la planchuela, quedando
visible su cabeza circular hacia el exterior.

La puerta hoy

Si bien es para destacar que el estado de conservación


actual de la puerta es muy bueno considerando su edad, ha su-
frido una serie de intervenciones, con algunos agregados y otros

Fig. 3. Detección de las intervenciones modernas


23
24
CASA DEL VIRREY LINIERS

Fig. 4. Signos de la ubicación del llamador y reconstrucción de su posible forma


HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

faltantes, que han alterado su aspecto. Algunas de estas son


producto de 200 años de uso pero otras, como ya veremos, nun-
ca debieron ocurrir.

1- En el sector derecho de la hoja mayor se reconocieron


una serie de signos que parecen indicar la falta de una
pieza o herraje posiblemente original. Por la ubicación
y forma de lo que sí había quedado, vimos que podía
tratarse de un llamador que en algún momento fue reti-
rado (Fig. 4). No debe de extrañar esa ubicación, encon-
tramos llamadores en el margen derecho de la hoja ma-
yor en otros edificios del período: Casa de Bartolomé
Mitre, San Martin 336; Casa de Manuel Alejandro
Obligado, Chacabuco 157 (demolida, actualmente en el
Museo de Luján); Casa de Graña (Ciudad de Salta).
2- Algunos cambios fueron introducidos con los arreglos
propios del uso durante tantos años, en la Figura 5 se
aprecia como en realidad resultaron remiendos poco
cuidados. La innumerable cantidad de capas de pintura
no logro taparlos todos y se observa la ubicación de la
cerradura primitiva, hoy desaparecida.

Fig. 5. Detalle de las intervenciones modernas 2, 3 y 4

3- La eliminación de la cerradura original implicó la in-


corporación de un nuevo sistema de cierre, se ve como
se optó por la incorporación de un pasador moderno
que nada tiene que ver con los demás herrajes.

25
CASA DEL VIRREY LINIERS

4- La modificación más importante fue el anulado del sis-


tema de doble puerta a través de la incorporación des-
afortunada de 4 flejes de acero atornillados a la parte
posterior de cada hoja.

Bibliografía

Furlong Cardiff SJ, Guillermo (1946), Artesanos Argentinos


durante la dominación hispánica, Huarpes, Buenos Aires.
Nadal Mora, Vicente (1943), La Arquitectura Tradicional de
Buenos Aires: 1536-1870, Edición del Autor, Buenos Aires.
Nadal Mora, Vicente (1946a), Estética de la Arquitectura Colo-
nial y Postcolonial Argentina, El Ateneo, Buenos Aires.
Nadal Mora, Vicente (1946b), “Puertas del Buenos Aires Colo-
nial”, en revista Estudios Nº405, Enero de 1946, Academia
literaria del Plata, Buenos Aires, pp. 26-57.

26
Muros y más muros:
la complejidad arquitectónica

Odlanyer Hernández de Lara

L as excavaciones arqueológicas suelen comenzar por


la realización de sondeos exploratorios, que aportan
una primera visión de la estratificación del subsue-
lo y le permiten a los arqueólogos organizar una estrategia
de abordaje de los sitios a investigar. En el caso que nos
ocupa, la llamada Casa del Virrey Liniers, no fue distinto.
Los trabajos comenzaron con una serie de sondeos que
luego se convirtieron en trincheras, para intentar recabar
algún indicio que orientara el estudio, ya que los planos
con los que contamos no poseen tanta información como
nos gustaría.
Uno de los temas complicados era que el actual pa-
tio de la casa tiene un piso de lajas modernas apoyado en
una carpeta de cemento, que a su vez descansa sobre otra,
de entre 15 y 30 cm de hormigón. No hace falta explicar el
trabajo físico que conllevó remover esas primeras capas…
Por suerte, luego tuvimos la oportunidad de utilizar un
rotopercutor eléctrico que nos facilitó el trabajo. Esta es
una de las “limitantes” de la arqueología urbana, que casi
siempre conlleva al uso de herramientas no tradicionales
en el portafolio del arqueólogo.
El caso es que en uno de esos sondeos detectamos
lo que luego corroboraríamos: la primera pared de ladri-
llos; un muro de 80 cm de ancho. A partir de ahí la exca-
vación se hizo extensiva, abriendo un área considerable

27
CASA DEL VIRREY LINIERS

que nos permitió observar horizontalmente la distribución


arquitectónica. Muro tras muro, cada vez se complejizaba
más la interpretación del espacio.
El análisis de los muros nos ha permitido ir expli-
cando, al menos en parte, los distintos momentos construc-
tivos del inmueble. Es así como hemos identificado al me-
nos tres momentos, que parecen extenderse desde el siglo
XVIII hasta el XX, aunque la exactitud cronológica no es
tan evidente.

Vista de la excavación donde se pueden observar los mu-


ros encontrados en la primera etapa de trabajo

Teniendo en cuenta las formas constructivas,


hemos podido correlacionar los muros que hemos nume-
rado como unidades estratigráficas (u.e.) 7, 9, 13, 31, 39,
42, 43, 44 y 52. Estos parecen pertenecer a un mismo

28
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

momento de lo que sería la etapa más temprana del in-


mueble, con una cronología que, tentativamente, sería del
siglo XVIII, o quizás anterior.
Una parte de esta estructura fue demolida, lo que
modificó la distribución interna de la casa, agregándose
los muros numerados como u.e. 5, 6 y 20. El muro 6 sería
el último de los construidos en ese momento, en el cual se
agregó un revoque que cubrió, por un lado, parte de los
muros 5, 6 y 7. Contemporáneamente se le aplicó revoque
a una parte del muro demolido (u.e. 47), lo que constituye
uno de los aspectos que nos permitió interpretar la demoli-
ción del muro anterior como consecuencia de la agrega-
ción de los nuevos, aunque esto no funcionó en todos los
casos.
Un detalle importante fue detectar, al abrir un área
nueva de excavación -ampliando la ya excavada-, los res-
tos del muro denominado u.e. 52 que corría paralelo al
muro 5, lo que iba contra toda lógica constructiva. A eso
se suma la diferenciación de ambos muros por las tipolog-
ías de construcción. El muro 52 parece haber estado co-
nectado con el 47, que fue afectado por la demolición que
produjo la interrupción.
Lo que parece cierto es que hubo una construcción
anterior que fue modificada, utilizando los muros que ya
existían para agregar nuevos ambientes. Pero también esta
sufrió modificaciones. Al parece en el siglo XX se cons-
truyó una pared (u.e. 21 y 23) que separa el actual patio de
la casa en una sección que falta por estudiar con mayor
profundidad.
En este momento también se modificó la pared
Oeste, donde aparece una interrupción en la continuación
del muro con ladrillos del siglo XX.

29
CASA DEL VIRREY LINIERS

Vista de una interrupción que parece ser del siglo XX. En


la esquina, se observa la confluencia de dos muros distin-
tos, uno del siglo XVIII y otro del XX

Por si fuera poco, la existencia de la Imprenta Es-


trada se hizo notar en este espacio, donde se construyeron
varias columnas de hormigón armado para soportar un
techo, aparentemente para utilizar todo este espacio que
hoy es patio, como un lugar de trabajo. En uno de los pri-
meros sondeos ya nos habíamos encontrado con una de
estas columnas y luego con otra, pero esta vez su cons-
trucción había roto uno de los muros antiguos.
Una cuestión interesante que no podemos obviar:
los muros fueron construidos casi en su totalidad con la-
drillos fragmentados, con mitades. Esto respondía a un
aprovechamiento de los materiales de construcción, espe-
cialmente en los cimientos. Pero además, encontramos

30
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

baldosas y parte de tejas que también se utilizaron en la


construcción de los muros. El único caso en el que se ob-
servan muchos ladrillos completos es en el muro 6, lo que
da una idea de la complejidad de la interpretación de los
arreglos arquitectónicos, sean grandes o chicos.

31
El hallazgo
de una higa de piedra negra

Daniel Schávelzon

L
a arqueología no encuentra El David ni la Gioconda. Es
obvio. Pero en estos días y gracias al buen ojo de Odly
se encontró una pequeña, mínima, casi imperceptible
“higa”. Algo chiquito, negro y sucio, pero que nos significa la
apertura a un mundo olvidado, escondido por el peso de la gran
historia nacional. Las higas eran -y siguen siendo- pequeñas
manitos de piedra dura y brillante con el dedo pulgar entre el
segundo y el tercero.

Foto de la higa de piedra tallada.


(Foto P. Frazzi. La escala marca cada cuadrado un centímetro)

33
CASA DEL VIRREY LINIERS

La higa es un símbolo africano que llegó a América jun-


to con los esclavos pero también fue común entre los españoles,
ya que curaba llevándola cerca del dolor. Se supone que absorb-
ía la energía negativa (la New Age de la época). Fueron habi-
tuales en los siglos XVII y XVIII y romperlo significaba que
habían causado efecto, es este caso. El mal principal era el “de
ojo” y para eso se la colgaba de una cadenita del cuello.

Higa actual completa

Hemos encontrado muchas cosas en esta excavación in-


cluso de plata, pero esta presencia de la esclavitud, la enferme-
dad, la importancia de lo minúsculo, y el buen ojo del arqueólo-
go, nos dice mucho más que grandes cerámicas hermosas. Co-
mo dice Saramago, las piedras hablan, hay que saberlas oír. Por
lo general eran hechas en Asturias y en Yorkshire donde hay
excelentes piedras negras de este tipo. Nuevamente los silen-
ciados de siempre se hacen escuchar a través de la historia.

34
Un plato de mayólica portuguesa

Flavia Zorzi

U
na vez más, los trabajos arqueológicos en el sitio Casa
de Liniers nos llevan a comunicar un interesante
hallazgo. En esta ocasión, se trata de un plato bastante
completo de mayólica datado entre 1600 y 1650.
La mayólica es un tipo de cerámica con esmalte a base
de estaño que comenzó a producirse en Europa a partir de la
ocupación morisca del territorio español. Su utilización como
vajilla de mesa tuvo un período de auge entre el siglo XVI y la
segunda mitad del siglo XVIII, cuando comenzó a ser reempla-
zada por la loza industrial.

Plato de mayólica portuguesa de 1600-1650 hallado en las


excavaciones

35
CASA DEL VIRREY LINIERS

Esta pieza exhibe en superficie interna un patrón deco-


rativo en color azul cobalto, que emula la porcelana oriental. En
el campo de las paredes, hay motivos en forma de helecho que
se posicionan en cartuchos independientes, tomando una dispo-
sición típica de las producciones chinas del período Wang Li de
la dinastía Ming. El medallón central del plato está formado por
un diseño sencillo también de inspiración oriental. Se las cono-
ce en la arqueología americana como Ichtuknee Azul sobre
Blanco y, de acuerdo a investigaciones recientes, se trataría de
una producción portuguesa. Constituye una variedad de mayóli-
ca muy popular y difundida, que representa el éxito que la com-
binación de pautas estéticas orientales y europeas tuvo en toda
Europa y las colonias durante la primera parte del siglo XVII.
En Buenos Aires no son frecuentes los hallazgos de
piezas de este tipo con tan alto grado de integridad y en un con-
texto tan bien definido. Por ello, este pequeño plato en el sitio
Casa de Liniers resulta particularmente relevante para la ar-
queología histórica de la ciudad.

36
Conservación y restauración de un
plato de mayólica Ichtuknee azul
sobre blanco (1600-1650)

Patricia Frazzi

C
ada objeto o conjunto de fragmentos hallados en un con-
texto arqueológico es un caso único para la conservación
y restauración.
Las particularidades de cada contexto, las marcas de
uso y los factores postepositacionales que entran en contacto
con los artefactos les dan características específicas. En lo refe-
rente al sedimento de esta excavación, se realizaron pruebas
para comprobar la presencia de cloruros y para medir el pH,
dando un resultado negativo en el primer caso y 6,5, es decir
casi neutro en el segundo, teniendo en cuenta que 7 es neutro,
dentro de la escala que va del 1(ácido) a 14 (alcalino).
En este caso, los fragmentos de esto plato fueron armados
luego de haber sido limpiados y secados para su identificación.
La limpieza consistió en un lavado con agua corriente
con cepillos de pelos suaves para poder retirar el sedimento que
estaba muy adherido, especialmente en los sustratos más poro-
sos. El secado se realizó sobre rejillas plásticas y en un ambien-
te interno para evitar la evaporación brusca del agua absorbida.
Luego de separar todos los fragmentos de mayólica de
la excavación se comenzaron a buscar coincidencias para un
posible remontaje. La forma, el diseño y el color fueron factores
determinantes para juntar todas las partes de este objeto. La
adhesión se comenzó luego de agotar todas las posibilidades
entre los fragmentos encontrados en un mismo sector de la ex-
cavación.

37
CASA DEL VIRREY LINIERS

Lavado de los fragmentos

Secado de fragmentos y agrupación según material

38
CASA DEL VIRREY LINIERS

Plato presentado según diámetro calculado


por su sector circular

Plato montado en soporte de espuma de polietileno y cartón


corrugado plástico

39
CASA DEL VIRREY LINIERS

Una vez pegadas las partes que coincidían se observó


que se contaba aproximadamente con un 40% del plato y que se
hallaba dividido en tres partes, el de mayor tamaño consta de 12
fragmentos adheridos, le sigue el de cuatro y por último un ties-
to suelto.
Se decidió no hacer reintegro de faltantes según el crite-
rio de tener por lo menos un 60% del artefacto para poder enca-
rarlo. En su defecto, se montó el plato en un embalaje de espu-
ma de polietileno calada con la forma de las tres partes antes
mencionadas siguiendo la frecuencia del diseño con el fin de
poder reconstruir visualmente la forma completa. Se realizó una
caja de cartón corrugado plástico como soporte rígido, rotulada
con el nombre del sitio arqueológico y una pequeña imagen del
plato restaurado para una fácil identificación, sin necesidad de
abrir el embalaje.
Se realizó una ficha técnica donde se describen los pa-
sos realizados, las metodologías y materiales utilizados, como
así también las recomendaciones de conservación preventiva
para la preservación del objeto.
Se agradece la colaboración de María Lila Madambashi,
alumna de la carrera de Conservación y Restauración de Bienes
Culturales de la Universidad del Museo Social Argentino.

40
Una ficha de juego
fabricada en un plato de mayólica

Odlanyer Hernández de Lara

L
os juegos acompañaron desde antaño al ser humano y
con ellos llegaron también los juguetes, que han sido, en
muchos casos, los que permiten a los arqueólogos inferir
la existencia de determinador juegos, a veces documentados
históricamente y otras veces no tanto.

Ficha de juego hallada en la Casa de Liniers. Anverso: con mo-


tivos decorativos en azul y el punto de apoyo de la
“pata de gallo”

41
CASA DEL VIRREY LINIERS

Ficha de juego hallada en la Casa de Liniers - Reverso: en


blanco con la otra marca de la “pata de gallo”

Un artefacto muy habitual en todo el continente ameri-


cano, asociado con los juegos, muchas veces en grupos subal-
ternos (como esclavos, soldados, etc.), han sido unos discos
trabajados manualmente a partir de fragmentos de cerámica de
todo tipo, desde mayólicas hasta lozas finas, pasando por las
cerámicas utilitarias.
Y la Casa de Liniers no se queda atrás. En otra de estas
notas, se dan a conocer dos discos de cerámica que parecen
haber sido utilizados como tapas de botijas. Ahora hemos halla-
do una tercera pieza, pero esta vez confeccionada a partir de un
fragmento de plato de mayólica, que debió formar parte de los
variados juegos de azar de la época. En una de las caras de la
ficha se ve parte del diseño azul cobalto que otrora engalanaba
la vajilla. Además, en ambas caras, se observa un punto, que
corresponde a la marca dejada por las denominadas “patas de

42
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

gallo”, que no eran más que unos objetos utilizados para poder
separar (y no se pegaran) las vasijas durante su cocción para el
esmaltado.

Fichas de juego de Santa Fe La Vieja, siglos XVI-XVII


(Museo de Cayastá)

43
Una botija de aceite de Portugal

Daniel Schávelzon

D
urante las excavaciones se ha hecho un pequeño pero
significativo hallazgo entre los cientos de fragmentos
cerámicos. Ya hemos visto que el conjunto es de los
siglos XVII y XVIII, con mayor presencia de objetos de finales
del XVII aunque gran parte de las construcciones son del XVIII
tardío. Pero en el estado actual del trabajo es aún prematuro
asegurar nada, de ahí que cuando hay objetos que tienen una
fecha de manufactura precisa es de gran utilidad para estar se-
guros de lo que estamos diciendo.

Pico de la botija de aceite de oliva

Se encontró un pico de una botija de aceite de oliva, va-


sijas típicas ibéricas de uso cotidiano desde la conquista hasta la
mitad del siglo XIX. La diferencia entre este y los otros encon-
trados aquí y los muchos que hay en la ciudad, es que este pare-
cería ser de origen portugués y su fecha es bastante exacta:

45
CASA DEL VIRREY LINIERS

1625. Y esto es más que importante de refrendar cada día por-


que la suposición de la fecha de la casa era de la época, preci-
samente, del Virrey Liniers o de la familia que se la alquiló, los
Sarratea.

Izquierda: botija hallada en Nagasaki según Y. Kahuaguchi


2011. Derecha: una vasija similar encontrada en Mombasa en
un naufragio de 1697 según M. Marken 1994, ambas de posible
origen portugués

Carta cronológica de
los perfiles de los picos
mostrando la fecha
hacia 1625 según G.
Averi 1997

46
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

La bibliografía en el mundo no es mucha para este tipo


de objetos, pero por suerte toda coincide; y es un origen y una
fecha más que interesante para la ciudad de Buenos Aires y para
estar a pocos centímetros del piso de la casa actual.

47
Bocas de botijas

Ricardo Orsini

L
as botijas son un tipo de contenedor de material cerámi-
co de gran provecho como utilitario. Eran característicos
por su volumen en un contexto comercial desde los pri-
meros años de la colonización del nuevo mundo. Su cuerpo es
de forma globular y algo cónico, de base curva, y boca estrecha
y un gran labio que reemplazaba la ausencia de asas y su volu-
men se ajusta al tamaño de la mano para su fácil Asidero.
(Sánchez, 1996)
Su utilidad más frecuente estuvo destinada al transporte
marítimo, aunque luego cobra importancia en asociación a acti-
vidades fuera del mar ya que el alto costo de producción de
estos contenedores determinó que muchos “se volvieran a lle-
nar”, o bien que los fragmentos se emplearan en la construc-
ción de bóvedas en iglesias para lograr una mejor acústica o
para preparar el contrapiso en viviendas particulares y en edifi-
cios civiles como aislante de la humedad” (Sánchez, 1996).

Ejemplar N° 2 Ejemplares N° 3 y 4

49
CASA DEL VIRREY LINIERS

Ejemplar N° 2

50
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Los estudios de estos contenedores suelen concentrarse


en los cuerpos y otros detalles dado que las bocas responden
más a especialización de talleres que a cuestiones cronológicas
o tipológicas (Chisvert Jiménez y de Amores Carredano, 1995).
No obstante, remitiéndonos el análisis de las bocas llevado a
cabo por Marken, estaríamos frente a un segmento cronológico
ubicado entre los siglos XVI y XVIII.

Imagen que guardaría relación con la boca del ejemplar N° 2


propia del siglo XVI

51
CASA DEL VIRREY LINIERS

Ejemplares N° 3 y 4

En cuanto a este sitio, fueron recuperadas cuatro bocas


de manufactura ibérica, dos de ellas enteras, y que de acuerdo a
las clasificaciones de Goggin (1960) y Marken (1994) tienen las
siguientes cronologías:

52
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Ejemplares pertenecientes a la clasificación presentada por


Fernando de Amores Carredano y Nieves Chisvert Jiménez con
los cuales podrían guardar vinculación los ejemplares N° 3 y 4

El ejemplar N° 1 -ya analizada- correspondería a un


contenedor de origen portugués con fechado probable en 1625.
El ejemplar N° 2, por su parte guardaría relación con el
Tipo A (Estilo Temprano 1500 - 1575) de Goggin, cuya manu-
factura es propia del siglo XVI.

53
CASA DEL VIRREY LINIERS

Los ejemplares N° 3 y 4, por último y también remi-


tiéndonos a las tipologías antes mencionadas corresponden a la
variante B (Estilo Medio 1580 - 1780) cuyas características
distintivas son su menor capacidad, y la de presentar un cuerpo
más rechoncho (Jiménez y de Amores Carredano, 1995).
En relación al análisis morfológico, el diámetro externo
de las bocas es de 10 cm, con un diámetro interno de 5 cm en
los tres ejemplares, mientras que la altura entre cuello y boca en
la boca N° 2 es de 3,5 cm, y en las N° 3 y 4 es de 3 cm.

Bibliografía

Chisvert Jiménez, Nieves y Fernando de Amores Carredano


(1995), “Tipología de la cerámica común bajomedieval y mo-
derna sevillana (SS SV – XVIII)”, Rabat, Marruecos. Institut
National des Sciences de L´archéologie et du Patrimoine.
Goggin, John M. (1960), “The Spanish Olive Jar. An introduc-
tory study”. En Papers in Caribbean Anthropology. Yale
University Publications in Antropologhy, New Haven.
Marken, Mitchell W. (1994), Pottery from Spanish Shipwrecks
1500 – 1800). Gainsville. University Press of Florida.
Sánchez, José María (1996), “La cerámica exportada a América
en el siglo XVI a través de la documentación del Archivo
General de Indias. Parte I: Materiales arquitectónicos y con-
tenedores comerciales”. Universidad de Sevilla, Departa-
mento de Historia del Arte, Laboratorio de Arte 9.

54
Un tortero de hilar de cerámica
rústica

Daniel Schávelzon

E
sta semana tuvimos un nuevo hallazgo entre todo lo en-
contrado en la excavación: un tortero de hilar. Puede
parecer nimio, modesto, hasta insignificante un tortero
roto hecho de la cerámica más burda que había, un fragmento
de vasija rota. Pero por eso es importante: no sólo -creo- es la
primera vez que se encuentra uno, pese a que es tan común en
los sitios rurales donde se hilaba lana diariamente -lo que nunca
imaginamos que se hacía en la ciudad-, en la mejor tradición
indígena. Si no también porque en el siglo XVIII fue perdiéndo-
se esa manufactura al irse modernizando los sistemas de hilar -
valga a rueca de madera-, o luego comprando la lana o hilos en
carretes importados. Lógicamente en las comunidades margina-
les del país aun se sigue hilando, en nuestro noroeste es común
ver mujeres haciéndolo mientras caminan o llevan a pastar a las
llamas.
Tortero colonial de hilar hecho
de hueso encontrado en Ca-
yastá (siglos XVI-XVII)

El tortero o volante o
fusaiola, era una pieza redonda
que, con un agujero en el centro
por donde pasaba un delgado
palo de madera, giraba constan-
temente transformando la lana
en un hilado que podía usarse
para tejer. El tamaño del tortero

55
CASA DEL VIRREY LINIERS

y su peso determinaba la veloci-


dad de giro y por lo tanto del
grado en que los hilos se ajusta-
ban entre sí, siendo el resultado
más o menos rígido o delgado.
En la vecina Cayastá
(Santa Fe La Vieja) hay cientos,
pero los que hemos visto son
hechos en mayólicas españolas, o
más raro, en hueso, no en cerá-
micas rojas. Nuevamente ratifi-
camos en un objeto doméstico el
fechamiento del sitio que esta-
mos excavando.
Una hilandera en Europa
usando el mismo sistema

Creemos que el volante nunca llegó a ser usado; que se


rompió cuando se estaba perforando el agujero central, desde
abajo, lo que parece indicar la forma de la rotura con lascas del
lado opuesto y golpes desde abajo.

Ambos lados de un fragmento de tinaja de manufactura regio-


nal usado para un volante de hilar, nótese el pequeño agujero
central; por la rotura coincidente con el agujero es posible que
se haya arruinado mientras se la perforaba

56
Objetos recortados
de tinajas coloniales

Daniel Schávelzon

E
n todas las excavaciones de Buenos Aires que se han
hecho en sitios que contienen objetos anteriores a cerca
de 1850, es habitual encontrar unos objetos redondos
hechos con fragmentos de vasijas o platos rotos. Tienen gene-
ralmente entre tres y siete centímetros y los bordes ligeramente
trabajados para darles su forma. Se usaban con tres funciones:
fichas de chaquete las menores, tapas de tinajas las mayores y
torteros de hilar las que tienen un agujero central como una que
mostramos en una nota anterior. Las dos encontradas en la Casa
de Liniers son una proveniente de una tinaja colonial y la otra
de una teja de techo.

Dos fragmentos de cerámicas redondeados para ser usados


como tapas de botijas

57
CASA DEL VIRREY LINIERS

No son nada extraño, era parte de la cocina y la rutina


cuando no había otra cosa con que cerrar una botija, esas vasijas
redondas que llegaban desde Sevilla en su mayoría con aceite
fino. Y esa debió ser la función de la que aquí mostramos.

Fichas de juego de Santa Fe la Vieja, siglos XVI-XVII


(Museo de Cayastá)

Pero… siempre hay algo que no tiene explicación (o es


difícil de hallar): un gran fragmento cortado de forma rectangu-
lar. Es cierto que hay otros objetos cerámicos que han sido re-
cortados con funciones desconocidas, o que imaginamos, como
las bases de los platos cuando se rompían los bordes y se ponían
sobre el fuego para usarlos como si fueran una “plancha” mo-
derna, y muchas otras que en los años hemos ido comprendien-
do, pero ¿rectangular? Porque eso no es natural, nada se rompe
solo en ángulo recto, no existen en la naturaleza. Y al menos
tres lados son notablemente rectos y paralelos. Queda como otra
incógnita más de este interesante sitio del pasado porteño.

58
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Fragmento de una gran tinaja cerámica de manufactura regio-


nal, con engobe color natural, recortado con forma casi rec-
tangular de 10 cm de largo

59
Grupo de tejas especiales

Daniel Schávelzon

D
urante las excavaciones hemos encontrado, entre cerá-
micas y objetos diversos que mantienen las ideas cen-
trales de que se trata de un contexto doméstico de los
siglos XVII tardío y XVIII, cinco fragmentos de tejas que resul-
taron muy peculiares, o al menos no recordamos haber visto
nada igual en Buenos Aires. Y por cierto que tejas se han estu-
diado varias decenas de miles, siendo todas del tipo español
tradicional, perfectamente homogéneas y reconocibles, hasta
que aparecen las que son diferentes. Recordemos que las tejas
francesas, planas e industriales, son típicas de la segunda mitad
del siglo XIX. En esta misma excavación hemos encontrado
varios centenares de fragmentos, pero estos dos son diferentes.
Una de ellas parecería ser una teja “de cumbrera”, es
decir la que va en la parte superior del techo dividiendo las dos
aguas, es decir la colocada en línea en la parte más alta. De allí
su peculiar forma de paredes curvas pero hacia arriba, no hacia
abajo como toda teja. No está demás aclarar que en una teja, por
más fragmentada que esté, es muy sencillo saber cuál es el lado
de arriba y cuál el de abajo: como se hicieron en moldes de
madera -no son hechas en los muslos como es tradición soste-
ner, ya que el nombre viene por la forma y no por tener miles de
esclavos quietos por semanas con las piernas levantadas mien-
tras se seca la cerámica-, lo de abajo tiene el desgaste de la ma-
dera, es rugoso, con arena que sobresale y líneas curvas del
agua escurrida (lo llamamos piel de vieja, aunque suene feo).
Arriba se las terminaba con una maderita que alisaba formando
planos angostos y largos y los bordes se recortaban, por lo que
queda lisa.

61
CASA DEL VIRREY LINIERS

Foto 1. Teja de tipo española con protuberancia vertical al


centro

La segunda teja es normal pero tiene una protuberancia


en el extremo más ancho, hacia arriba. Es posible que haya sido
usado para sostener algo, pero no otra teja salvo para evitar que
se deslizaran por una tormenta, ya que por su propia forma la
teja -más angosta arriba, más ancha abajo- no puede correr una
sobre otra y así fueron inventadas. ¿Para qué era ese muñón
peculiar? No lo sabemos y si bien no es una grave pregunta, es
un pequeño interrogante que se suma al otro.
Lo que sí resulta interesante es que ambas se encontra-
ron en un pozo de basura casi plano, típico de la época como ya
hemos probado al igual que Flavia Zorzi en su excavación en
Bolívar 375 y de la misma cronología. Y dentro de ese pozo,
que pasa por debajo de los muros del XVIII de la casa de Li-
niers, estaban estos dos fragmentos junto a otros normales.
Entenderlo así, fuera de contexto, es aun más difícil, pero de
todas formas resultan dos casos diferentes a lo conocido quizás
producto de una primera casa que de alguna manera fue distinta
a muchas otras. Lo veremos al terminar el trabajo.

62
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Foto 2. Teja peculiar con dos paredes que se curvan hacia fue-
ra (en la foto se la ve invertida)

Foto 3. Molde de madera para el secado de tejas de cerámica


(cortesía Museo del Ladrillo CTIBOR)

63
Acerca de un ladrillo vitrificado

Daniel Schávelzon

D
esde que se iniciaron las excavaciones en Buenos Aires
se han venido encontrando tejas y ladrillos que presen-
taban rasgos de extrema exposición al fuego, producto
de la manufactura manual en hornos de baja tecnología. Ya
Hernandarias era “maestro texero”. Este proceso produce la
vitrificación de la cerámica al llegar a temperaturas mayores de
las necesarias para un simple ladrillo, por lo que toma ese as-
pecto vidriado color gris o sutilmente verde muy oscuro.

Fragmento de un ladrillo vidriado por exposición al calor exce-


sivo procedente de la excavación, siglo XVIII tardío

65
CASA DEL VIRREY LINIERS

En algunos casos anteriores planteamos que las tejas,


que era lo habitual de hallar, pudieron ser usadas como elemen-
to decorativo y no haber sido vistas como defectuosas tal como
las entendemos hoy, sino por el contrario, como algo de mayor
valor. Recordemos que el color era usado y apreciado en tiem-
pos coloniales y las pinturas eran de mala calidad, se deslava-
ban con las lluvias y era imposible mantener un tono por mucho
tiempo. Estos ladrillos o tejas, si se encontraban en cierta canti-
dad, pudieron servir de adorno, cosa que aun no podemos de-
mostrar pero que una vez más parecería que tenemos otro dato.

Ladrillos modernos vitrificados por el calor


(gentileza del Museo del Ladrillo Ctibor)

En la excavación de la casa de Virrey Liniers, en un


contexto más antiguo que el de esa casa, encontramos parte de
un ladrillo cuya superficie exterior está perfectamente vidriado.
Tan bien hecho está que parecería una búsqueda intencional ya
que sólo quedó así una cara y parte de las otras pero no afectó al

66
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

interior: justo en su punto. Puede ser casualidad o no. La cara


gris no tiene restos de cal, como si no hubiese sido parte de un
muro o cimiento, como que ese lado hubiese quedado expuesto.
¿Los maestros constructores cuidaban estos detalles en las vi-
viendas porteñas? Una interesante pregunta se abre a partir de
ese peculiar ladrillo fragmentado. Y lo sigue otra pregunta más
acerca del viejo tema del color en la arquitectura colonial, esa
que el Neocolonial de 1930 nos hizo imaginar cómo blanca con
molduras amarillas, absurdamente.

67
Objetos recortados rectangulares de
tinajas coloniales

Daniel Schávelzon

E
n una nota anterior habíamos mostrado como curiosidad
la presencia en la excavación de algún objeto recortado
de vasijas o platos más antiguos, para ser usados en algo
diferente al original. Eso parecería ser bastante común en el
mundo colonial y cuando no había tantos elementos y herra-
mientas como en el mundo moderno: uno se arreglaba con lo
que podía.

Fragmento proveniente de una gran tinaja de manufactura


regional, con engobe color natural, recortado con forma casi
rectangular de 10 cm de largo

69
CASA DEL VIRREY LINIERS

Pero nos llamó la atención que hubiese algún fragmento


recortado de manera rectangular. No parecía ser algo exótico,
demasiado diferente, aunque no supiéramos para que se la usó,
pero con la continuidad de la excavación hemos encontrado
otros diferentes tamaños y materia prima, en diversos sitios y
sin relación entre sí salvo que viene de la misma excavación. Al
menos por ahora no le encontramos sentido aunque no hemos
podio investigarlos en detalle.

Pequeño fragmento (3,5 cm) recortado de una vasija española


del siglo XVII.

Ahora debemos sumar un fragmento de cerámica con


cubierta verde, típica del siglo XVI español, casi única en Bue-
nos Aires, de gran peso y grosor y un pequeño recorte de poco
más de 3 cm de largo de un contenedor de los usados en forma
habitual en el siglo XVII.
Tal como dijimos cuando mostramos los primeros re-
cortes, rectangulares y circulares, siempre hay algo que no tiene
explicación (o es difícil de hallar): en este caso fragmentos cor-
tados de forma rectangular. Es cierto que hay otros objetos

70
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

cerámicos que han sido recortados con funciones desconocidas,


o que imaginamos, como las bases de los platos cuando se
rompían los bordes y se ponían sobre el fuego para usarlos co-
mo si fueran una “plancha” moderna, y muchas otras que en los
años hemos ido comprendiendo, pero ¿rectangular? Porque eso
no es natural, nada se rompe en ángulo recto sin el accionar
humano, no existe en la naturaleza. Y al menos tres lados son
notablemente rectos y paralelos. Queda como otra incógnita
más de este interesante sitio del pasado porteño, quizás el estu-
dio del desgaste de los bordes nos lleve a entender una posible
actividad que se hiciera en el sitio de la que nada sabemos.

Un fragmento de gran tamaño (10 cm) extraído de una tinaja


española de vidriado exterior verde, posiblemente en origen del
siglo XVI

La polémica sobre los fragmentos rectangulares de cerámi-


cas coloniales

Tras la publicación de la Nota 14 de esta serie (2012),


en la que presentamos varios fragmentos de cerámicas colonia-
les cortadas de manera rectangular y sin un uso que siquiera
71
CASA DEL VIRREY LINIERS

pudiéramos imaginar, se levantó gran polémica entre los inves-


tigadores. Resultaba intrigante que algo que alguna vez vimos
como curiosidad ahora era habitual y en cerámicas fechadas
desde el siglo XVI hasta el XVIII y muchos opinaron y nos
hicieron llegar posibles interpretaciones. Lo intrigante no era
sólo la forma inusual si no que casi todas tenían diferentes ta-
maños y proporciones, entre 3 y 10 cm de largo y eran de todo
tipo de material cerámico, sea vidriado o no. Y si bien las piezas
redondas que tanto se conocen ya en la arqueología histórica
sabemos que se usaban como fichas de juego o tapas de botijas
según su tamaño, estas rectangulares son por cierto extrañas.

Tinaja española del tipo de la cual se obtuvo el fragmento su-


perior (Museo Arqueológico de Jerez, España)

Tras largas discusiones y búsquedas bibliográficas sur-


gió una única hipótesis, la que dieron Florentino y Carlos
Ameghino hace un siglo, cuando viajando por la Patagonia des-
cendieron de su barco y narraron:

72
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

“Esta mañana hago una exploración como una le-


gua al Este de esta pueblo (Carmen de Patagones)
y descubro sobre una barranca un paradero indio,
donde recogí fragmentos de flechas, cuchillos, etc.
De piedras; pero lo más curioso que en este paraje
recojo algunos trozos de gres cuadrados artificial-
mente, probablemente para servir como piedras de
afilar”1.

Lamentamos que esta inteligente idea de nuestros viejos


y sabios observadores no sea aplicable en estos casos, ya que si
bien eso podría ser factible para el gres, material de grano en
extremo fino y delicado, no es igual para estas cerámicas de
grano grueso e irregular. Por otra parte, si hubiesen sido usadas
de esa manera tendrían marcas de desgaste por abrasión lo que
no es el caso. Hubiera sido lindo darle la razón a Ameghino,
pero esta vez no fue el caso. Seguimos esperando otra hipótesis
inspiradora ya que los contextos no dan explicaciones para esto
sucedido en los finales del siglo XVII e inicios del XVIII. De
todas formas es útil la idea perdida entre textos poco frecuenta-
dos ya, para quienes tengan este tipo de objetos en épocas en
que el gres sea habitual, especialmente desde los inicios del
siglo XIX.
Cabe destacar que una de estas piezas encontradas, la
más antigua al menos por el materi9al, sí tiene signos claros de
haber sido desgastada sobre sus cuatro caras, pero es una abra-
sión hecha para formatear el objeto, no por uso, ya que un cu-
chillo rebaja primero los bordes y luego el interior, lo que ve-
mos en cualquier piedra de afilar antigua o moderna. Otra fue
también regularizada por abrasión pero de manera expeditiva y
sobre una superficie plana. De todas formas habrá que agudizar
las observaciones en todas y cada una de estas piezas. Estamos

1
Florentino y Carlos Ameghino, Reseñas de la Patagonia: andanzas, penu-
rias y descubrimientos de dos pioneros de la ciencia, Ediciones Continente,
Buenos Aires, 2006, págs. 39-40.

73
CASA DEL VIRREY LINIERS

cada vez más convencidos que algunas son algún tipo de un


instrumento de trabajo muy simple y que el mercado no ofrecía.

74
La cerámica indígena
en la Casa del Virrey Liniers

Mariana Boveda

El espacio que hoy ocupa la Ciudad Autónoma de Bue-


nos Aires, estuvo habitado por comunidades con un modo de
vida diferente al actual. El mismo marco geográfico, físico y
ambiental, como escenario o condición, fue parte de otro paisa-
je, de otro territorio.
Esas y nuestras existencias no resultan de un supuesto
determinismo ambiental, ni cultural. Los desarrollos se com-
prenden mejor si se abordan en términos de escalas espacio-
temporales y unidades de análisis acordes a la problemática de
estudio.
El estudio de la materialidad nos ofrece la posibilidad
de tratar de aproximarnos a otras formas valiosas de existencia
humana y aprender de ellas.
A través del trabajo de campo realizado por esta Direc-
ción de Patrimonio e Instituto Histórico en la Casa del Virrey
Liniers, se pudo recuperar una importante variedad de artefactos
(en vidrio, metal, cerámica) y restos óseos y malacológicos.
Entre los materiales cerámicos se hallaron restos de fragmentos
de mayólicas, cerámicas rojas de tradición hispana y cerámica
indígena. De esta última, se identificaron 17 fragmentos que
corresponden a una misma vasija, de la que se pudo remontar el
50%. Esta constituye una vasija abierta, o cuenco, con borde
evertido y restos de un asa. Presenta una base continua sin pie,
con un punto de tangencia vertical interno y otro punto de in-
flexión al ser vista de perfil (Balfet, et al. 1992). El espesor de
sus paredes es de 0,7cm. La coloración de la pasta es oscura y el
tratamiento de la superficie presenta decoración unguicular.

75
CASA DEL VIRREY LINIERS

Todas estas características son compartidas con cerámicas recu-


peradas en otros contextos, como Casa Escurra con un contexto
fechado hacia 1590 ± 70 años (Schávelzon 2001).

Fig. 1. Cerámica indígena remontada

En otro conjunto de tiestos cerámicos recuperados se


observan características presentes en la cerámica de la región
rioplatense y en el litoral argentino, conocidas como cerámicas
rojas de tradición regional, grupo cerámico indígena Buenos
Aires Cepillado, cuya antigüedad, se estima ronda los siglos
XVII y XVIII (Schávelzon 2001).
En términos generales, ambos tipos mencionados, tanto
la vasija como los tiestos, se pueden describir como una cerá-
mica utilitaria de bajo costo. Estas cerámicas presentan decora-
ciones de tradición indígena, aunque es difícil de establecer su
contexto de producción (si los productores eran indígenas o
criollos-europeos adoptando pautas locales de manufactura).

76
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Fig. 2. Fragmentos de cerámica Buenos Aires cepillado

Los documentos e investigaciones históricas señalan


que grupos Guaraníes habitaban la Ciudad de Buenos Aires
junto con los descendientes europeos (en su mayoría de origen
español). Esta información nos presenta un desafío interesante:

77
CASA DEL VIRREY LINIERS

cómo interpelar a la materialidad sin asignar una adscripción


cultural a los restos cerámicos recuperados solamente a partir de
lo expuesto en los documentos.
Necesitamos más investigaciones y cruzar distintas
líneas de evidencia para poder indagar si fueron guaraníes u
otros grupos indígenas, teniendo en cuenta que criollos y euro-
peos también utilizaban este tipo de cerámica.

Bibliografía

Balfet, H., M. F. Fauver-Berthelot y S. Monzon (1992), Normas


para la descripción de vasijas. Centre d’ Études Mexicaubes
Et Centranéricaines (CEMCA). México.
Schávelzon, D. (2001), Catálogo de cerámicas históricas de
Buenos Aires (siglos XVI-XX) con notas sobre la región del
Rio de la Plata. CD editado por la Fundación para la Inves-
tigación del Arte Argentino y Telefónica-FADU. Buenos Ai-
res.

78
Sobre las cuentas de vidrio y de
cómo se encontraron

Odlanyer Hernández de Lara y Eva Bernat

U
na de las características de la arqueología que la mayor-
ía de las personas suele tener muy presente es la minu-
ciosidad y cuidado con el que se trabaja durante la ex-
cavación, cucharín y pinceles mediante. Aunque esta aprecia-
ción es cierta, en algunas ocasiones también pueden usarse otras
técnicas, que dependen del contexto en estudio y de las pregun-
tas de investigación, en algunos casos orientadas hacia la recu-
peración de materiales muy pequeños. Lo cierto es que estas
técnicas nos permiten hallar artefactos minúsculos que suelen
pasar desapercibidos entre el sedimento, durante la excavación.

Cuentas de vidrio encontradas en la Casa de Liniers hasta el


momento. Cada sección de la escala tiene 1cm, por lo que se
pueden ver las pequeñas dimensiones (entre 2 y 7 mm)

En esta ocasión, presentamos un pequeño grupo de


cuentas de collar (ocho hasta el momento) que hemos recupera-

79
CASA DEL VIRREY LINIERS

do en la excavación de la casa del Virrey Liniers. Estas cuentas,


por lo general fabricadas en vidrio, oscilan entre los 2 y7 milí-
metros, y aparecen en diversos colores como azul, verde,
marrón y blanco, ya sean opacos o traslúcidos.
Las cuentas de vidrio fueron traídas en grandes cantida-
des hacia América desde el siglo XVI, sobre todo para rosarios
y collares, aunque también se utilizaron, en algunos casos, co-
mo amuletos (ensartadas o cosidas a la ropa). Las que nos ocu-
pan parecen haber sido ensartadas probablemente en algún tipo
de collar, aunque dos de ellas pueden corresponder a un rosario.
Algunas de las cuentas presentan desgaste en la parte del orifi-
cio que nos permite inferir que fueron ensartadas.

Otra vista de las cuentas de vidrio encontradas en la Casa de


Liniers

Sólo una de ellas ha sido hallada durante el proceso de exca-


vación; el resto apareció luego de lavar el sedimento, balde por
balde, colocando pequeños puñados de tierra sobre un colador

80
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

bajo el agua hasta que desaparezca la tierra y quede solo el ma-


terial asociado a ella. A esto le sigue un paciente trabajo de
búsqueda con lupas y pinzas, que nos permitió recuperar
además de las cuentas, vertebras de pescado, escamas y semi-
llas, entre otros restos muy pequeños.

Proceso de lavado del sedimento

Lo que queda para ser analizado con lupa, donde han apareci-
do la mayoría de las cuentas y muchas otras evidencias de di-
versos materiales

81
Rompiendo vidrio

Daniel Schávelzon

L
a excavación dentro (o debajo, deberíamos decir) de la
que se conoce como Casa del Virrey Liniers ha mostrado
restos de los siglos XVIII e incluso del escurridizo XVII.
Esto ha sido muy interesante por varios motivos algunos obvios
en una ciudad tan destruida como Buenos Aires. Pero ha resul-
tado un interesante ejercicio arqueológico el fechar el lugar a
través de los materiales y no por técnicas físico-químicas, como
el Carbono 14, porque consideramos que para estos fechamien-
tos es más exacto el ojo y la experiencia que la máquina.
Los vidrios, o fragmentos de objetos hechos de vidrio,
son un elemento que ayuda en mucho ya que marcan con preci-
sión épocas, de fabricación al menos ya que su descarte pudo
ser muy posterior. Pero al menos nos da fechas que, relaciona-
das con su ubicación estratigráfica y los demás materiales, ayu-
dan y mucho.
Lo que hemos en-
contrado es:

Fragmentos de copas
y vidrios del siglo
XVII, los de la hilera
de la derecha son de
la segunda mitad del
siglo XVIII

83
CASA DEL VIRREL LINIERS

Vidrios siglo XVII e inicios del XVIII:


Se trata de fragmentos de floreros, jarras y vasos en ex-
tremo delicados, soplados, color tierra muy claro, con burbujas
en la pasta y brillo en superficie, formas complejas, curvas,
evidencias del soplado sin molde alguno. Es lo que en su tiem-
po se llamaba cristal aunque no lo fuese realmente. Por ahora
representan el 41,09 % de lo encontrado.

Vidrio fines del siglo XVIII:


Se trata de vasos u objetos hechos en un vidrio de me-
nor calidad, ya usando moldes para hacerle superficies curvas a
los vasos, marcas de soplado, color transparente, pasta con poca
burbuja, mayor calidad y menor belleza al masificarse el uso.
Forman un 4 % del total.

Base del siglo XVIII comparada con una del XIX, nótese la
marca central del soplado (Museo de Alta Gracia, Córdoba)

Botellas de fines del siglo XVIII e inicios del XIX


Se trata de botellas de base cuadrada de gran tamaño,
que venían en frasqueras desde España. Era cajones de madera

84
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

con divisiones internas forradas en tela (hay varios ejemplos en


el Museo de Luján) en que entraba una botella en cada una, para
protegerlas en el viaje. Las paredes son planas, el cuello muy
bajo y el pico redondeado y simple para colocarle un capuchón
de metal (no existía el corcho). Eran aun objetos de lujo.

Bases de botellas del siglo XVIII en Virrey Liniers

Estas botellas se remontan al siglo XVII pero por lo ge-


neral esas son de colores claros, verde agua, aguamarina, celes-

85
CASA DEL VIRREL LINIERS

te, azul claro. En este caso todas son del típico color llamado
“negro” pese a que es realmente un verde muy oscuro producto
de las impurezas y mala calidad de la pasta del vidrio; por lo
general son siempre del fin del XVIII. Desaparecen cuando se
industrializa el vidrio a gran escala y son reemplazadas por unas
similares pero menores, las llamadas “de ginebra holandesa”,
que son de la mitad de tamaño y con otro tipo de pico, ya para
corcho. Son el 53,4 % de los vidrios hasta ahora contabilizados.

Pico de botella de los siglos XVII y XVIII (Excavaciones en


Michelángelo, Buenos Aires), con marca del pico de estaño

Vidrio del siglo XIX

Al levantarse el piso de cemento que cubría los restos


de cimientos antiguos se hallaron tres fragmentos de vidrio del
siglo XIX. Si bien se hacían de manera industrial desde poco
antes, por el contexto debieron entrar en la manufactura del piso
mismo y hasta podrían ser del siglo XX. Se trata de parte de
copas de vidrio de mala calidad, hechos en moldes. Representan
el 0,4 % del total.

86
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Fragmentos del cuerpo y hombro de botellas del siglo XVIII en


Virrey Liniers

Tres fragmentos de copas del siglo XIX hechas mecánicamente

87
CASA DEL VIRREL LINIERS

Espejos

Dos fragmento de vidrio plano de poco mas de 1 mm de


espesor, cubiertos al parecer a de nitrato de plata (a comprobar),
parecen provenir como es habitual en esos tiempos de espejos
de pequeño tamaño. En este caso su forma debió ser cuadrada.
Por cierto son más comunes en contextos del siglo XIX. Son el
0,3 % de lo excavado.

Espejo: dos fragmentos de la Casa del Virrey Liniers con su


superficie reflejante posterior

Creemos de esta forma que los objetos de vidrio reafir-


man el fechamiento y uso doméstico del sitio y su desarrollo en
el tiempo, desde el siglo XVII a finales del XVIII, con intrusio-
nes del XIX. Lógicamente estudios ulteriores, una vez comple-
tada la excavación, permitirá llegar a conclusiones más exactas,
al menos hasta ahora reconfirman lo que los demás materiales
culturales han demostrado.

88
Un espejo de azogue

Mario Jorge Silveira y Horacio Padula

L
a excavación de la que se conoce como Casa del Virrey
Liniers ha mostrado gran cantidad de objetos de los si-
glos XVIII e incluso del escurridizo XVII. Uno de ellos
llamó la atención pues podría ser parte de un antiguo espejo.
Con la colaboración del Departamento de Fluorescencia
de Rayos X de la Comisión Nacional de Energía Atómica (filial
Constituyentes) a cargo de la Dra. Graciela Custo, fue sometido
a un análisis de FRX. El resultado que mostramos en el gráfico
mas abajo, es el siguiente:
El gráfico muestra un pico alto de estaño (Sn) y luego
presencias de otros elementos en menor proporción. Entre ellas
destacamos la presencia de mercurio (Hg) que es un elemento
que combinado con el estaño determinaba el espejado en el
vidrio. La presencia de los demás elementos (hierro, zinc, hie-
rro, titanio) se debe a impurezas que pueden estar presentes en
el vidrio o más bien en el estaño o en el mercurio. Esto nos
remite a que se trataba de un espejo de azogue, es decir de mer-
curio.
La fabricación de espejos de azogue se realizó desde
hace mas de dos mil años. Se lograba mediante la amalgama del
mercurio con estaño. Recién en 1835-36 el químico alemán
Liebig, espejó vidrios mediante el uso de nitrato de plata con
cloruro estañoso, esto da una fina película de plata sobre el vi-
drio, produciendo un espejo de alta calidad. A partir de esa fe-
cha se perfeccionaron y se fabricaron espejos plateados. Estos
tienen una doble ventaja sobre los de mercurio: son de mejor
calidad -en particular para el uso en telescopios- y se abandonó
el mercurio cuyo manejo afecta seriamente la salud. Esto con-
firmó el avance de la Nota XXII de esta serie.

89
CASA DEL VIRREY LINIERS

Gráfico de fluorescencia de rayos X

Fragmento de vidrio con pátina de mercurio y estaño

Por cierto que la presencia de espejos de azogue o plata


es un indicado cronológico de utilidad en las investigaciones de
arqueología histórica.
Recordemos que España fue y sigue siendo un fuerte
productor de mercurio a partir de sus minas de cinabrio (HgS)

90
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

en la ciudad de Almaden. Este mineral, por su color rojizo tam-


bién lleva el nombre de bermellón. Siendo los minerales de
mercurio de esta región hasta quince veces más productivos que
el de otro cualquier origen, en la época del virreinato del Perú
las extracciones más importantes se realizaban desde la mina de
Santa Bárbara en Huancavélica actual ciudad peruana, al mismo
tiempo que se extraía Plata de Potosí.

91
Un cascabel de cobre y una tijera de
bronce

Daniel Schávelzon

E
n el mismo contexto de los siglos XVII tardío y XVIII
temprano (1650-1750) que estamos excavando y que
parece ser homogéneo bajo todo el patio de la casa,
además de lo ya visto se hallaron esta semana estos dos objetos
peculiares, que ahora al limpiarlos y restaurarlos los en-
tendemos bien: una tijera despabiladora y un cascabel.

Tijera despabiladora de bronce de la excavación, desarmada

Las tijeras para cortar el pabilo de las velas, gruesas y


de grasa animal, eran importantes en cualquier casa de cierta
categoría. No se arreglaba soplando porque no se apagaba, el
pabilo era demasiado grueso. La tijera lo cortaba y metía la
ceniza dentro de una cajita (¡eso era ser elegante!). La encon-

93
CASA DEL VIRREY LINIERS

trada es de bronce aunque muy maltratada, es evidente que an-


tes de descartarla por haberse roto una pata por su uso, intenta-
ron arreglarla pero luego la doblaron hasta quebrarla. El perno
está muy desgastado lo que indica que la usaron mucho.

Tijera despabiladora de colección como referencia

El cascabel es un fragmento mayor y otros menores, de


cobre, cuya identificación no ha sido sencilla. Eran habituales
para colgarse en la ropa, en los arneses de los caballos o en las
mortajas de los muertos. Parece que era eficiente para ahuyentar
malos espíritus y para el mal de ojo. Vean el cuadro de Veláz-
quez y está todo dicho en pleno siglo XVII en que se ve este
niño con los cascabeles colgando por todo el cuerpo. Este debió
medir 2.5 cm de diámetro -medida estándar colonial- con argo-
lla superior soldada, su estado es en extremo delicado por lo
delgado del metal con que fue fabricado. La unión entre partes
es invisible y soldada también.
Es evidente que funcionó bien ya no encontramos nin-
guna de ambas cosas (ni los demonios ni el mal de ojo, quiero
decir).
Esto, con la moneda de plata, la mano de azabache, las
hermosas cuentas de collar y el enorme conjunto de objetos y
cerámicas encontradas, le dan al sitio una significación intere-
sante en el cambio de los siglos XVII al XVIII de Buenos Aires,

94
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

épocas tan poco conocidas en su cultura material. Y esto recién


empieza.

Izquierda: el cascabel. Derecha: un retrato cortesano de


Velázquez, nótense los cascabeles colgando sobre la ropa

95
Un nuevo cascabel de cobre

Daniel Schávelzon

E
n una nota anterior mostramos el hallazgo de un pequeño
cascabel de cobre pero que por estar muy destruido era
imposible fecharlo con precisión. Al principio ni siquiera
podíamos entender realmente su forma y función. Pero es ob-
viamente colonial y por la soldadura superior y la unión de las
dos mitades globulares soldadas, casi sin marca, se lo ubica en
una tipología especial aunque es imposible dar su fecha exacta
anterior a 1800.

Vista de la parte inferior del cascabel colonial

97
CASA DEL VIRREY LINIERS

Esta vez encontramos la mitad inferior de otro cascabel,


roto en dos partes, de cerca de 3 cm de diámetro. Y si bien con-
servó el doblez del metal en su unión con la mitad faltante, la
parte superior no tiene el anillo para colgarlo, lo que nuevamen-
te nos impide fecharlo con precisión. De todas formas pareciera
entrar en lo que los arqueólogos han denominado como casca-
bel de “reborde doble”, que son provenientes de España y fue-
ron usados entre 1650 y 1850 (según K. Deagan). Nuevamente
nos enfrentamos a es-tas miniaturas de la vestimenta y del sen-
tido mágico que se le daba a la religión y al ador-no corporal.

Dos vistas de un cascabel similar, de una excavación en el Ca-


ribe (según K. Deagan)

Destacamos el esfuerzo de restauración que ha hecho el


equipo de la DGPeIH a cargo de Patricia Frazzi, de estas pe-
queñas piezas de cobre que son delgados en extremo.

98
Registro documental de las acciones
de conservación y restauración en el
caso del Potosí de plata

Patricia Frazzi

C
uando se restaura un objeto es necesario realizar una
ficha técnica con la descripción de los procedimientos
realizados y de los materiales utilizados. Esta ficha tam-
bién incluye el registro fotográfico del antes y después de las
intervenciones y las recomendaciones de conservación preven-
tiva para evitar posibles deterioros por problemas medioam-
bientales, de guarda o de manipulación incorrecta.
Esta documentación debe acompañar al objeto dado que
lo que se le ha hecho forma parte de su historia. Se realiza para
que futuros restauradores puedan saber cómo se trató y quizás,
mejorar su condición con nuevas técnicas.

Potosí de Plata

99
CASA DEL VIRREY LINIERS

Potosí de Plata

Esta nota muestra la ficha técnica de un Potosí de plata


que fue restaurado y embalado en un soporte rígido e inerte para
su conservación. Es un registro breve, pero conciso, donde se
puede identificar el objeto, saber cómo fue intervenido y, lo
principal, cómo cuidarlo.

100
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

101
Un dedal de cobre

Daniel Schávelzon

U
n pequeño dedal de cobre fue encontrado en estos días
durante las excavaciones a arqueológicas de la antigua
Casa de Liniers. Es cierto que es algo mínimo, quizás
para alguien podría ser incluso poco importante, pero creemos
que es significativo en cuanto a que es un excelente ejemplo de
la vida doméstica en una casa porteña. Y más aun el que se haya
conservado hasta la actualidad, siendo sus paredes menores a un
milímetro y de un metal altamente deleznable con la humedad
del suelo porteño. No es el primero que se encuentra y su estado
es realmente malo, pero las restauradoras han hecho un notable
trabajo para limpiarlo y preservarlo.

Dedal de cobre de la excavación

103
CASA DEL VIRREY LINIERS

Tres dedales del siglo XVIII o inicios del XIX hallados en De-
fensa 755, del centro es muy semejante al superior

Es complejo saber su fecha y origen dado el fuerte dete-


rioro que tiene, pero es de tipo semi-industrial, es decir que se
usó un rodillo para hacerle las pequeños hendiduras que ayudan
a empujar la aguja; y por su forma y dimensiones todo nos lleva
a ubicarlo en el siglo XVIII. Asimismo su restauración a un
estado de mayor observación, es muy compleja ya que casi nada
queda del metal original.
Da la casualidad, o no ciertamente, que en Defensa 755
se hallaron otros tres diferentes pero al parecer de la misma
época o muy poco posteriores. Su estudio en detalle es de los
trabajos que habrá que hacer en los siguientes meses de investi-
gación.

104
Un remache o arreglo de una olla de
cobre

Daniel Schávelzon

L
a vieja historia que nos contaron los historiadores revi-
sionistas de que los ingleses nos impusieron la “pavita”
para tomar mate, y la olla de hojalata para cocinar, en
lugar de las chocolateras de cobre repujado hechas por nuestros
artesanos norteños, ha sido repetida desde el colegio primario,
sea o no verdad. Lo cierto es que para calentar el agua se usó
hasta inicios del siglo XIX un recipiente de cobre repujado con
manija generalmente de hierro. Estas alcanzan a verse en los
viejos grabados de los gauchos mateando. Pero las ollas de co-
bre se siguieron usando hasta el siglo XX y haciéndose de la
misma forma y en muchas casas aun está “la de la abuela”. Lo
único que cambió fue el sistema de remaches para agarrar la
manija que también se siguió haciendo con hierro forjado por
mucho tiempo más.
El problema que tenían era, como cualquier otra cosa
que se exponía al fuego con agua dentro, que se agujereaba.
Algo casi obvio de toda obviedad, las cosas se gastan, golpean o
deterioran. Y en esos casos hay que arreglarlas, porque no exist-
ía la Sociedad de Consumo para descartar y comprar otra. El
problema que tenían estas cosas es que si se iban a seguir po-
niendo al fuego el arreglo no era cualquier cosa: debía resistir
tanto o más que el material original, debía ser maleable para
adaptarlo y tapar bien, y poderlo hacer la mayoría de las veces
de forma casera. Y muchas veces con el uso el remache o arre-
glo se salía porque se dilataba de forma diferente al objeto ori-
ginal y ter-minaban cayéndose. El mundo colonial no era el del
siglo XIX, y menos el del XX.

105
CASA DEL VIRREY LINIERS

Remache. Izquierda: vista lateral, nótese la curvatura de la


adaptación al fondo de la olla. Derecha: vista superior, vista
desde el lado externo

En este caso encontramos en la excavación un pequeño


fragmento de cobre que nos hizo reflexionar mucho: en origen
había sido un “alambre” o cilindro de unos 7 milímetros de
diámetro y un centímetro y medio de largo o poco más. Pero
estaba muy oxidado y el tratamiento que le hicieron Patricia
Frazzi y su equipo permitió volver a verlo en su integridad y
entenderlo mejor.

Dos arreglos en la parte baja de una olla antigua hechos con


cobre y bronce en caliente, siglo XIX tardío

106
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Pequeña chocolatera de cobre repujado excavado en el conven-


to de Santa Catalina (Buenos Aires), siglo XVIII; no presenta
soldaduras sino uniones por repujado en frío

Eso que en origen fue cilíndrico presentaba en ambos


extremos evidencias de golpeado y de cortes, en especial el lado
más ancho estaba adaptado a una superficie curva pero irregu-
lar, y era más ancha que el otro extremo. Realmente no fue sen-
cillo encontrar una posible explicación y esta es que fue un
remache o arreglo de una olla de cobre, la parte cóncava hacia
adentro para que selle bien. Las pequeñas marcas de corte de-
ben ser de un cuchillo muy filoso y seguramente anteriores a su
colocación, es decir de cuando se hico el cilindro. Recordemos
que la soldadura no se inventó hasta el siglo XX.
Por supuesto esta interpretación es sólo una explicación
posible, nada más, quizás nuevos hallazgos nos den otras. Por-
que el gran interrogante es ¿y la olla? Si fue de hierro puede que
se haya destruido y que ahora es sólo una parte de los grandes
núcleos de óxido que encontramos, si fue de cobre pudo haberse

107
CASA DEL VIRREY LINIERS

desprendido y la olla fue vuelta a arreglar o descartada en otro


sitio. Imposible saberlo. Pero es otro interesante hallazgo de
esta excavación que no deja de mostrar sorpresas cada día.

108
¿Armas de fuego
en la Casa de Liniers?: la presencia
de perdigones de plomo

Odlanyer Hernández de Lara

L
a excavación arqueológica en el inmueble de Venezuela
469, más conocido como la Casa del Virrey Liniers,
sigue deparando minúsculas sorpresas, aunque recorde-
mos que estamos trabajando debajo de sus pisos, en un contexto
anterior a la familia Sarratea propietaria de la casa. Muchas de
estas sorpresas han ido apareciendo en la esquina noreste, en-
marcada por los restos de dos muros de ladrillos -aunque inclu-
so la concentración de evidencias continúa por debajo de uno de
los muros-, donde se ha detectado una importante acumulación
de artefactos. Por ello todo el sedimento excavado ha sido cui-
dadosamente lavado, separando la tierra de lo demás, lo que ha
permitido el hallazgo de cuentas de vidrio, escamas y vértebras
de pescados, entre otras cosas casi imperceptibles durante el
proceso de excavación.
Entre los pequeños artefactos detectados fuimos encon-
trando unas bolitas de metal que apenas se distinguían de la
tierra y las rocas, que resultaron ser perdigones fabricados en
plomo. Estos perdigones, hechos a partir de moldes, parecen
tener una cronología de mediados del siglo XVIII aunque podr-
ían ser más antiguos.
Es interesante anotar que hacia mediados de esa centu-
ria, las balas y los perdigones se fabricaban de dos formas dis-
tintas: en moldes o vertiendo gotas de plomo fundido en un
barril de agua. Estas dos maneras dependían del tamaño que se
quería lograr, utilizando el molde para piezas más grandes y el

109
CASA DEL VIRREY LINIERS

vertido en agua para las más pequeñas, como son los perdigo-
nes. No obstante, en el caso que nos ocupa, a pesar del diminuto
tamaño de los ejemplares, que oscilan entre los tres y cinco
milímetros, todos fueron elaborados en molde.

Vista del sector excavado donde se hallaron los perdigones de


plomo
110
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Hacia 1782 un fontanero de Bristol perfecciona la


técnica del plomo fundido vertido en agua al establecer las dis-
tancias desde las que se debía verter el plomo, ya que la forma
anterior producía piezas en forma de gotas y con el nuevo apor-
te se lograba que fuesen más esféricas. Se crearon así las Torres
de Perdigones, que fueron muy difundidas en Europa. En cam-
bio, el molde, que era una técnica más antigua, dejaba una pro-
tuberancia lo largo de la junta que afectaba la aerodinámica del
perdigón.

Algunos de los perdigones de plomo encontrados


en la excavación

Pero un detalle a tener en cuenta es que estábamos en la


periferia del imperio español, por lo que esas nuevas tecnolog-
ías que se extendían rápidamente por Europa pudieron demorar
en aplicarse en el territorio de la actual Argentina, por lo que se
pudo continuar la fabricación por moldes de los perdigones de
plomo por mucho más tiempo. Lo cierto es que estas constitu-
yen las primeras evidencias de la presencia de armas de fuego
en la denominada Casa del Virrey Liniers, que fue testigo de las

111
CASA DEL VIRREY LINIERS

invasiones inglesas, de cuando los fusiles utilizaban piedras de


pedernal para crear la chispa que encendía la pólvora.

112
¿Un mango de sello?

Daniel Schávelzon

S
iguiendo con los hallazgos insólitos de esta excavación,
se encontró en uno de los niveles más profundos, en un
contexto que nos continúa demostrando ser de fines del
siglo XVII a inicios del XVIII, un mango de 10 cm de largo
hecho en cobre. Tiene forma de pera, varias molduras decorati-
vas, es hueco por dentro y tiene un agujero en la parte superior.
Es posible que fuera de madera en su interior pero nada ha que-
dado para demostrarlo. Seguramente el agujero, necesario para
trabajar el metal, haya quedado cerrado por un círculo de tam-
bién de madera u otro ornamento ya perdido. En la parte infe-
rior posee un apéndice roscado. Llama la atención esa rosca por
la forma, de paso ancho y hendiduras oblicuas hacia un lado,
posiblemente producto de manufactura de torno. No hay indi-
cios de la parte inferior, es decir del sello propiamente dicho.

El mango tal como fue encontrado, antes de su limpieza

113
CASA DEL VIRREY LINIERS

Por supuesto que podría ser otra cosa, ya que muchos


objetos tenían manijas de este tipo, más aun adaptadas a la ma-
no humana como es esto, pero lo reducido del vástago roscado
hace difícil que haya sido usada en un bastón u otro objeto que
ejerce fuerza que no sea vertical. Estudios comparativos más
detallados nos permitirán determinar mejor su posible uso.

Probable mango de sello hecho de cobre ya restaurado

Vista de la parte superior e inferior del mango del sello

114
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Ejemplo de la forma de uso de estos sellos que se mantiene


hasta la actualidad

Como en todos estos casos el trabajo que se lleva a cabo


para su restauración ha sido complejo y lento ya que el estado
de alteración en que fue hallado era avanzado.

115
Dos tachas de muebles de cuero

Daniel Schávelzon
Restauraciones de Patricia Frazzi

D
urante la excavación reciente de los cimientos bajo la
Casa del Virrey Liniers se encontraron dos objetos
pocos usuales en la arqueología: dos tachas, una de
hierro y la otra de bronce. La primera por su obviedad no dejaba
dudas de su función ya que salvo una rotura en la parte circular
estaba entera, como si no se hubiera usado nunca. La otra era un
pequeño objeto de bronce cuya identificación sí fue más
compleja. Se trata en este caso de un pieza hecha por fundición,
en bronce de mala calidad, de forma rectangular y diamantina,
con dos campos superpuestos. Tras una larga restauración pudo
verse la parte posterior, hueca pero con los restros de lo que
debió ser un delgado clavo de hierro retorcido. Posiblemente
fue mal clavada, se dobló el clavo y fue descartada, pero esto es
especulación.

Vista externa e interna de la tacha de bronce rectangular ya


restaurada

117
CASA DEL VIRREY LINIERS

Tacha similar proveniente de una colección privada

Las sillas de cuero colonials usaban este tipo de objetos


en lugar de clavos donde quedaba el cuero unido a la madera, lo
que les daba mayor prestancia a la vista, y ni hablar de las de
bronce. Y si bien habíamos visto muchas del tipo circular no ha-
bíamos la habíamos visto de forma rectangular ya que las habi-
tuales son las rodondas, pero hay estrelladas y cuadradas; y
ahora sabemos que también las hay rectangulares. Cabe desta-
car la fuerte irregularidad del objeto, cuyos lados no son para-
lelos, muestra de la simpleza de la fundición en un molde segu-
ramente casero.

Tacha de hierro fundido

Por suerte existen el país


buenas colecciones de muebles
antiguos en nuestros museos, y
coleccionistas de este tipo de
objetos en particular, gracias a lo
que pudo se identificada.

118
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Silla de madera y cuero con tachas diversas y la marca de


donde se han salido (tomado de sitos de venta de Internet)

119
Dos cuchillos con mango de hueso
decorado

Odlanyer Hernández de Lara y Daniel Schávelzon

D
urante el proceso de estudio del material que se halló en
la excavación arqueológica de la llamada Casa del Vi-
rrey Liniers se encontraron los restos de dos mangos de
cuchillos hechos de hueso. Si bien sabemos por los documentos
de aduana que llegaban en gran cantidad especialmente en el
siglo XIX, es raro encontrar más antiguos y en general de cual-
quier época ya que el metal tiende a oxidarse rápidamente en el
subsuelo de la ciudad. Y los mangos se desprenden y por lo
delgado de sus caras se desintegran o son irreconocibles.
Mientras los especialistas en conservación y restaura-
ción limpiaban el material proveniente del estrato más profundo
de la cuadrícula K4, una pieza ósea les llamó la atención. Al
observarla coincidimos en que se trataba del mango de un cu-
chillo. La pieza presenta un par de chapas de hueso adosadas a
la hoja metálica que se encuentra fracturada. El peso de la lámi-
na de metal entre las dos mitades del hueso fue uno de los indi-
cadores que llamó la atención. Pero además, las chapas de hue-
so se hallan decoradas con círculos tallados con un punto cen-
tral. Pero nos deparaba una sorpresa más en la cuadrícula K4:
otro fragmento muy corroído de metal cuyo óxido quedó ad-
herido a otros objetos, pero que al mirarlo en detalle se observa
que se asemeja al mango antes hallado, es decir que serían dos
mangos similares. Esta vez la baja conservación del metal casi
ha destruido el objeto por estar en una humedad muy elevada.
La observación detallada de la pieza de perfil permitió distin-
guir las chapas de hueso adosadas a una hoja metálica. Que se
trata de un cuchillo y no una navaja lo demuestra que es una

121
CASA DEL VIRREY LINIERS

hoja metálica, no tres, dos fijas y una movible, y que el frag-


mento metálico es rectangular y no curvado.

Vistas laterales del mango de cuchillo, restaurado

Dimensiones y estructura interna del mango (libreta de campo)

122
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Es interesante anotar que las dos piezas, las únicas de su


tipo encontradas en la excavación, aparecieron en la misma
cuadrícula, en una esquina enmarcada entre muros. El desnivel
que se observa en esa parte del terreno parece haber favorecido
la depositación de material, lo que explicaría la densidad de
hallazgos en ese sector.

Cuchillo no. 2, muy oxidado al grado de ser casi irreconocible

Mangos de hueso de cuchillos de pequeño tamaño hallados en


la excavación de Defensa 751/55

123
CASA DEL VIRREY LINIERS

La decoración de círculos con un agujero central que


tienen los mangos es una vieja tradición existente tanto en el
área andina prehispánica como en Egipto, Roma y luego toda
Europa, y está hecha con un tipo de compás de metal que al
girar produce este peculiar efecto. De allí que resulte casi impo-
sible fecharlo por sus características formales; en lo funcional
se asemeja más a otros hallazgos del siglo XVIII tardío o siglo
XIX inclusive. Creemos que se trata de una cuchilla para afilar
las puntas de las plumas de ave usadas para escribir.
La forma del mango del cuchillo más conservado tiene
una extensión conservada de 5.8 cm y un ancho máximo de 1.6
cm, con una hoja interna de 1.2 cm, esto lo hace coincidir con
otros hallados en el siglo XVIII en el país y en el exterior. El
sistema de amarre, es decir la forma en que la hoja central fue
unida a las dos mitades que forman el mango es peculiar -no
está clavado en el hueso que es poroso en su diáfisis, que era la
manera habitual de hacerlo en la madera-, si no que fue unido
con pequeño alambres pasantes a modo de tarugos. Esto pode-
mos verlo usado desde el siglo XVIII, durante todo el siglo XIX
y hasta la actualidad en navajas y cortaplumas.

Decoración de objetos de hueso provenientes de Roma y Egip-


to, abundantes en sitios de Internet

124
Un peculiar instrumento óseo

Mario Jorge Silveira y Horacio Padula

L
a excavación denominada como Casa del Virrey Liniers
ha mostrado gran cantidad de restos óseos del siglo
XVIII e incluso del XVII. Ellos son en su mayoría pro-
ducto del descarte de comidas de esa época. No nos referiremos
a ellos en esta nota si no a uno en particular que, luego del des-
carte, fue utilizado para confeccionar un extraño instrumento
(imágenes 1, 2 y 3).

Imagen 1: Vista lateral del instrumento óseo

125
CASA DEL VIRREY LINIERS

Se trata de la diáfisis (parte larga central) de un húmero


de Ovis aries (ovino), que fue regularizado sumariamente en sus
dos extremos. En uno de ellos, la diáfisis proximal del hueso
(imagen 2), se ha conservado tal como seguramente lo propuso
el operario que trabajó la pieza. En el otro extremo, la diáfisis
distal, sólo se conserva una pequeña parte de la regularización.
Probablemente en algún momento en que la pieza estuvo en el
sedimento se produjo una fragmentación, esto es bien notorio en
la imagen 3.

Imagen 2: Diáfisis proximal formalizada

Como se observa en las imágenes, el instrumento, que


se encuentra en un buen estado de conservación, se apoya sólo
sobre el extremo de la diáfisis proximal en donde fue regulari-
zado.
No está claro cuál fue el uso que pudo tener, quizá se
utilizó como soporte de algún elemento (¿una vela?), pero hoy
es imposible saberlo. Es interesante destacar que este hallazgo
se agrega a una serie de otros muchos elementos conformados a

126
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

partir de huesos descartados, que han sido recuperados en exca-


vaciones realizadas en Buenos Aires (Casa Ezcurra, Santa Cata-
lina, San Juan 338, Aieta 1067 y en la propia Casa del Virrey
Liniers, ver la nota anterior sobre “Cuchillos con mango de
hueso decorado”). En todos ellos también se usaron huesos de
descarte de comidas y varios son punzones, agujas de tejer,
botones, peinetas o sobadores. Es decir: objetos que sí había en
el mercado pero que alguien necesitaba reemplazar por algo de
costo inexistente.

Imagen 3: Vista lateral del instrumento óseo

Estos instrumentos, sin duda realizados por necesidades


de la vida cotidiana aprovechando, no aparecen en el registro
histórico documental, lo que los hace más interesantes. La Ar-
queología Histórica los rescató y los ha hecho conocer.

127
Intrusos antiguos y modernos
(valvas de moluscos)

Mario Silveira y Horacio Padula

E
ntre los múltiples hallazgos ocurridos en la excavación
realizada en la casa que habitualmente se denomina co-
mo del Virrey Liniers, se encontraron valvas de molus-
cos, once de ellas se han identificado como pertenecientes al
género Glycimeris sp. Estas valvas se encuentran fosilizadas, en
estado de disolución producida por encontrarse en un medio
ácido (pH bajo) y corresponden a la fauna entrerriense producto
de la transgresión marina acontecida a partir del Mioceno
medio. La ingresión de este mar se produjo por el Río de la
Plata y la cuenca del Salado (provincia de Buenos Aires). Abar-
caba casi la totalidad de la llanura chaco-pampena exten-
diéndose hasta el sur de Brasil, Bolivia y Paraguay. Hacia el sur
abarcó la península de Valdés, lugar donde esta fauna fósil está
muy bien representada.

Glycimeris sp.
Valvas de un ejemplar actual de este género, muy
representativo de la fauna malacológica en las playas de la
costa atlántica bonaerense

129
CASA DEL VIRREY LINIERS

Su presencia en la excavación crea interrogantes ya que


en los anteriores hallazgos en esta ciudad éstas nunca no se
encuentran cercanas a la superficie, si no que están a impor-
tantes profundidades. Fueron halladas en la excavación del
Puente Alsina en la década de 1930, en perforaciones realizadas
en el Riachuelo y alguna otra excavación ocurrida para los
cimientos de altos edificios.
Sin duda que esta presencia es debido al transporte de
sedimentos recuperados en profundidades como las mencio-
nadas; en otras palabras son restos intrusivos.
También se han hallados valvas de otros bivalvos como
Erodoma mactroides y Corbula sp pero corresponden a sedi-
mentos recientes y son especies actuales. Es muy probable que
estas últimas se hayan incorporado con la arena utilizada para la
construcción o quizás en la cal que se utilizaba procedente de
los sedimentos conocidos como Belgranenses (de hace unos
100.000 años), de hecho algunas de estas conchillas aún pre-
sentan sus concavidades rellenas por sedimento calcáreo.

Glycimeris sp
Valvas fósiles halladas en las excavaciones de la casa del
Virrey Liniers

130
Valvas de moluscos y la calera de los
franciscanos

Mario Silveira y Horacio Padula

F
ue sorprendente haber encontrado en la excavación reali-
zada en la Casa del Virrey Liniers más de una decena de
conchillas de bivalvos. Estos, si bien el sitio es un con-
texto que va del siglo XVII al XVIII, fueron asignadas al perío-
do Mioceno medio a tardío. Sin embargo, no fueron los únicos
restos malacológicos que pudieron reconocerse: se observaron
también ocho valvas del pelecípodo Erodona mactroides y una
valva de un ejemplar juvenil determinado por el doctor Guido
Pastorino (Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino
Rivadavia”) como Corbula sp. La primera especie es estuarina
(que puede soportar la salinidad del mar y también se adapta al
agua dulce) mientras que Corbula sp. tiene hábitos marinos.

Valva del molusco juvenil Corbula sp con escala debajo

131
CASA DEL VIRREY LINIERS

Estas conchillas pudieron haber sido utilizadas para la


producción de cal ya que algunas de las halladas en la Casa de
Liniers aún tienen en su parte cóncava restos de ese compuesto.
A esto habría que agregar el hallazgo de fragmentos de revoque
de cal que contienen restos molidos de valvas.

Restos de revoque que contiene fragmentos de conchillas

La forma de obtener cal en la actualidad es a partir de


piedra caliza (CaCO3) calcinando la roca en hornos industria-
les. Esta posibilidad en la época colonial era poco probable que
se usara ya que las canteras de esta roca se encuentran en el
sistema de Tandilia que, hasta 1880 fue un área que se hallaba
bajo el dominio de pueblos indígenas.
Otra forma de obtener cal era a partir de la molienda y
quema de huesos, por lo general de mamíferos grandes (Schulz,
1987). Sin embargo este método no fue utilizado en la Argenti-
na, al menos para esas épocas, a pesar de la gran cantidad de
restos óseos de vacunos que se desechaban.
Una tercera posibilidad es el aprovechamiento de las
toscas, que si bien son abundantes en la región, la calidad de la
cal producida por este medio es bastante pobre.
Probablemente estos restos de bivalvos se hayan extraí-
do desde los depósitos marinos que afloraban en el barrio de

132
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Belgrano. Descriptos por primera vez por Auguste Bravard en


1858, asomaban al pie de la barranca, y se extendían por las
calles Mendoza, Olazábal y 3 de Febrero hacía el curso inferior
del arroyo Vega que corría por la actual calle Olazábal y en
tramos de Blanco Encalada. Fue en las adyacencias de la llanura
aluvial de este arroyo donde se produjo la mayor extracción
conchífera.

Valva de la especie de molusco Erodona mactroides con restos


de cal en su interior

Fuera de los afloramientos en las barrancas se ha regis-


trado este tipo de depósitos marinos a la altura del Puente de la
Noria y en las zonas San Pedro, La Plata y Magdalena. También
en distintas excavaciones realizadas en esta capital.
Los depósitos ostreros belgranenses llevan el nombre de
Formación Pascua (ca. 100.000 años, es decir el Pleistoceno su-
perior) y se han descripto varias especies de moluscos asociados

133
CASA DEL VIRREY LINIERS

a estos estratos, entre ellas se han reconocido las mismas a que


nos referimos mas arriba (G. Pastorino, comunicación personal).
Estos sedimentos fueron explotados por los padres de la
Orden Franciscana del Convento de Santa Ursula las Once Mil
Vírgenes, que hacia 1726 fabricaron cal en el horno en las tie-
rras que les concedieron en la zona de las barrancas, con el
propósito de usarlo para la construcción de un nuevo templo y
así reemplazar su antigua iglesia que databa de 1602. No sólo
utilizaron esta cal para levantar su propio templo, si no que
también se lo vendían a las monjas catalinas para su convento y
a los encargados de las obras de la Catedral Metropolitana, des-
tinándose además a otras construcciones de la ciudad.
En ese tiempo en que el actual barrio de Belgrano era
llamado “los alfalfares de Rosas”, el área de las barrancas era
conocida como “de la Calera”.
Juan Manuel de Rosas utilizó estos restos de conchillas
para cubrir las vías de acceso a su residencia de San Benito,
como en el “camino a Palermo” (actual Av. del Libertador).
(Schávelzon, 1988. pág.3).
Con el tiempo los depósitos marinos que afloraban en la
barranca se agotaron, entonces los frailes continuaron trabajan-
do utilizando otra materia prima no tan propicia para la genera-
ción de cal: los bancos de tosca de la Formación Ensenada.
Hacia 1774 los franciscanos fueron desalojados para volver a
obtener la calera al año siguiente hasta que en 1825, los religio-
sos vendieron la capilla, el horno y la casa en el lugar.
Finalmente, un viajero inglés (1817-1820) que fue el
primero en dejar una importante iconografía de Buenos Aires,
dejó constancia que “la cal de construcción es de baja calidad y
mezclada con conchillas” (Vidal 1999, pág. 49).

Bibliografía

Vidal, Emeric Essex (1999), Buenos Aires y Montevideo. Edi-


ciones Emecé. Temperley, Buenos Aires.

134
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Schávelzon, Daniel (1988), Notas sobre materiales históricos


del Caserón de Rosas. C.A.U. Universidad de Buenos Aires.
Schulz, Peter (1987), Archaeological Evidence for Early Bone
Lime Production in Old Town San Diego. Pacific Archaeo-
logical Society Quaterly.
Casella de Calderón, Elisa (1992), Buenos Aires nos Cuenta Nº
21, Barrancas de Belgrano: Mucho más que un Barrio. CPC
Impresores. Lanús, Buenos Aires.
Schiavo, Horacio (1970), Palermo de San Benito. Municipali-
dad de la Ciudad de Buenos Aires.

135
Una roca ígnea en la excavación de
la Casa del Virrey Liniers

Odlanyer Hernández de Lara, Horacio Padula,


Eva Bernat y Ricardo Orsini

U
na temática escasamente abordada en la arqueología de
la ciudad de Buenos Aires es la referente al estudio del
material lítico. En la arqueología histórica porteña es
frecuente hacer hincapié en los artefactos de cerámica, vidrio o
incluso los metales, pero las rocas suelen ocupar un lugar me-
nos privilegiado, tal vez por su escasa presencia en los contex-
tos excavados1. A ello se suma la ausencia de la “piedra” como
materia prima en las cercanías de la urbe, lo que implicó que
otros recursos fueran más utilizados para las construcciones,
aunque poco a poco se comenzó a traer desde diversos lugares.
Al parecer, las rocas provenientes de Europa, como lastre de las
embarcaciones, fueron las primeras utilizadas. Luego comenzar-
ían a explotarse las canteras de la Isla Martín García. Pero tam-
bién llegaron de Uruguay y hacia la segunda mitad del siglo
XIX se sumó la zona de Tandil.
En el caso de los trabajos arqueológicos llevados a cabo
en la Casa del Virrey Liniers, una de las piezas encontradas de
este material fue un bloque de grandes dimensiones que alcanza
un peso de 48 kilogramos. La roca fue hallada en la cuadrícula
F-1, en un contexto de relleno que parece haber sido producto
de alguna modificación del subsuelo, ya que se pudo observar

1
Recientemente se exploró esta temática en un texto dedicado en exclusivo a
ello, de la autoría de Daniel Schávelzon (2013): Lítica histórica. La piedra en
Buenos Aires en los siglos XVI al XX, usos y tecnologías, Buenos Aires:
Aspha Ediciones.

137
CASA DEL VIRREY LINIERS

un corte intencional del sedimento que parece delimitar un es-


pacio concreto, así como la destrucción del muro contiguo.

La roca en el contexto de excavación, cuando fue descubierta

A pesar de encontrarse en un contexto secundario, que


nos dificulta conocer más la historia de vida del objeto, es inte-
resante abundar en sus características, lo que sí puede aportar
algo de información para intentar definir su lugar de origen. La
roca tiene algunos lados que parecen estar formatizados e inclu-
so uno de ellos tiene huellas de desgaste.
La consulta a la geóloga especialista Dra. Sonia Que-
nardelle, del Departamento de Ciencias Geológicas (Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Ai-
res), confirmó que corresponde a una roca ígnea (granito rosa-
do) que, por sus características, no vendría de la Isla Martín
García.

138
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

Vista de una parte del área de excavación donde está señalado


el lugar del hallazgo de la roca

La falta de información o la “no información”, también


puede aportar a la arqueología. El hecho de conocer que la roca
no proviene de la Isla Martín García nos proporciona una posi-

139
CASA DEL VIRREY LINIERS

ble cronología y también algunas posibilidades de su origen2.


La Isla Martín García fue uno de los primeros lugares explota-
dos como cantera para abastecer a la naciente urbe porteña. En
cambio, la zona de las Sierras Septentrionales de Tandilia fue
explotada mucho después, por un simple motivo: era territorio
indígena. Hasta la denominada “Conquista del Desierto” que
incorporó esta región a la nueva nación, no se comenzó a explo-
tar con sistematicidad, con la gran ayuda del ferrocarril. Ello
implica que si la roca encontrada proviene de Tandilia, entonces
su cronología corresponde a la segunda mitad del siglo XIX, lo
que perfectamente coincide con el contexto excavado, teniendo
en cuenta que en ese sector se hallaron objetos hasta del siglo
XX, mezclados con ladrillos del XVIII. No obstante, otra posi-
bilidad es que haya venido de Córdoba, otro de los sitios donde
se explotaron canteras desde muy temprano.

Dos vistas de la roca que mide 36cm en su lado más largo.


Cada sección de la escala tiene 25cm

En cuanto a su funcionalidad, las hipótesis que manejá-


bamos eran en esencia dos. Por una parte, la idea de que pudiera
haber formado parte de la pavimentación de alguna calle de la

2
Una de las cuestiones que dificultan la identificación de las canteras de
proveniencia de estas rocas es que todas estas áreas pertenecen a una región
geológica mayor que se conoce como cratón del Río de la Plata, que incluye
incluso a Uruguay.

140
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS

ciudad, teniendo en cuenta que desde 1780 se había intentado


efectivamente empedrar la primera calle de Buenos Aires (Bolí-
var). Y aunque existían varios tipos de empedrados, el más bur-
do y barato, denominado empedrado bruto, que utilizaba rocas
de cualquier forma y tamaño y era asentado sobre arena de río,
no llegaba a emplear piedras de este porte. ¡Son casi 50kg!
Aunque se llegaron a utilizar baldosones de 40cm de ancho y
hasta 2m de largo3, estos eran formatizados a partir, usualmente,
de la llamada piedra de Hamburgo, que llegaba como lastre.
Por otra parte, la segunda hipótesis, que creemos más
factible, es que se hubiera utilizado como parte de algún ci-
miento, donde luego se asentarían las hiladas de ladrillos que
levantarían los muros de los inmuebles. Si bien esto no es muy
común que se encuentre en Buenos Aires, en una reciente exca-
vación arqueológica en la Iglesia de San Ignacio de Loyola se
hallaron los cimientos de una sección demolida del templo con
rocas de semejante tamaño y algunas aún mayores 4, dispuestas
con un aparejo de conchillas, que pudo compararse con los ci-
mientos de uno de los muros perimetrales de la iglesia y coinci-
dieron a la perfección. Esta era una técnica muy utilizada por
los Jesuitas, pero en Buenos Aires era más complicado de apli-
carla, precisamente por la distancia de la que había que trasladar
las piedras.
Pero, en el caso de haberse utilizado como cimiento,
¿cómo llegó esta roca hasta aquí?, considerando que en ninguno
de los muros hallados se utilizó este tipo de cimentación y el
hecho de no constituir un objeto de fácil movilidad. Podría
haberse traído como relleno para ese sector, donde se encontra-
ron muchos fragmentos de ladrillos sueltos, revoques de pare-
3
Para más información sobre el tema de los empedrados y otros usos de las
rocas en Buenos Aires, consultar el libro de Daniel Schávelzon: Arqueología
histórica de Buenos Aires. La cultura material porteña de los siglos XVIII y
XIX. Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1991.
4
Las rocas encontradas en la Iglesia de San Ignacio son de un tipo distinto al
encontrado en la Casa del Virrey Liniers. En ese caso corresponden a una roca
metamórfica (anfibolita), que podría provenir de la Isla Martín García.

141
CASA DEL VIRREY LINIERS

des (incluso algunos con restos de pintura) y hasta una tapa de


hierro del siglo XX. Lo cierto es que sigue siendo una incógni-
ta; lo que sabemos es que es algo distinto, poco usado en Bue-
nos Aires y que implicó mucha inversión de trabajo para traerla,
de cualquier parte que sea. La conformación de la ciudad en la
colonia y luego con la república conectó muchos lugares, más o
menos distantes, en busca de materias primas u objetos que para
la sociedad porteña fueron exóticos, aunque ello no los hacía
inalcanzables.

Francisco Girelli, Horacio Padula y Ricardo Orsini, durante la


extracción de la roca

142
¿Qué hacer y a quién llamar?

L
os objetos arqueológicos y los sitios del pasado son parte
del legado cultural de toda la sociedad. Es por eso que
están protegidos por la Ley y existe en la ciudad de Bue-
nos Aires una oficina de Registro Arqueológico y Paleontológi-
co que ofrece colaboración para cumplir con los requisitos de la
legislación a empresas, particulares e instituciones.
Cualquier duda, denuncia por destrucción o inquietud
relativa al tema se ruega comunicarse con las siguientes institu-
ciones:

Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico.


Subsecretaría de Patrimonio Cultural. Ministerio de Cultura

Área de Arqueología y Paleontología


Bolívar 466, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Telf. 4339-1900. Interno: 124 y 125
E-mail: patrimarqueoypaleo@buenosaires.gob.ar

Centro de Arqueología Urbana

Pabellón 3. 4to. piso. Ciudad Universitaria. Ciudad Autónoma


de Buenos Aires.
Telf. 4789-6271
E-mail: cau@fibertel.com.ar

143
ÍNDICE

PRESENTACIÓN………………………………………………….. 5
Liliana Barela

PREFACIO……………………………………………………….. 7
Odlanyer Hernández de Lara

Casa del Virrey Liniers: arqueología e historia de un inmueble


porteño……................................................................................. 11
Daniel Schávelzon, Odlanyer Hernández de Lara, Ricardo
Orsini

NOTAS

La puerta de la casa de Liniers……………………………….... 21


Francisco Girelli

Muros y más muros: la complejidad arquitectónica…………… 27


Odlanyer Hernández de Lara

El hallazgo de una higa de piedra negra………………………. 33


Daniel Schávelzon

Un plato de mayólica portuguesa……….................................... 35


Flavia Zorzi

Conservación y restauración de un plato de mayólica Ichtuknee


azul sobre blanco (1600-1650)…………………………………. 37
Patricia Frazzi

Una ficha de juego fabricada en un plato de mayólica………... 41


Odlanyer Hernández de Lara

Una botija de aceite de Portugal………………………………. 45


Daniel Schávelzon
Bocas de botijas………………………………………………... 49
Ricardo Orsini

Un tortero de hilar de cerámica rústica……………………….. 55


Daniel Schávelzon

Objetos recortados de tinajas coloniales………………………. 57


Daniel Schávelzon

Grupo de tejas especiales………………..................................... 61


Daniel Schávelzon

Acerca de un ladrillo vitrificado……………………………….. 65


Daniel Schávelzon

Objetos recortados rectangulares de tinajas coloniales……….. 69


Daniel Schávelzon

La cerámica indígena en la Casa del Virrey Liniers…………... 75


Mariana Bóveda

Sobre las cuentas de vidrio y de cómo se encontraron………… 79


Odlanyer Hernández de Lara y Eva Bernat

Rompiendo vidrio………………………………………………. 83
Daniel Schávelzon

Un espejo de azogue…………………….................................... 89
Mario Silveira y Horacio Padula

Un cascabel de cobre y una tijera de bronce…………………... 93


Daniel Schávelzon

Un nuevo cascabel de cobre…………….................................... 97


Daniel Schávelzon

Registro documental de las acciones de conservación y


restauración en el caso del Potosí de plata……………………. 99
Patricia Frazzi
Un dedal de cobre……………………….................................... 103
Daniel Schávelzon

Un remache o arreglo de una olla de cobre…………………… 105


Daniel Schávelzon

¿Armas de fuego en la Casa de Liniers?: la presencia de


perdigones de plomo…………………………………………… 109
Odlanyer Hernández de Lara

¿Un mango de sello?.................................................................... 113


Daniel Schávelzon

Dos tachas de muebles de cuero……………………………….. 117


Daniel Schávelzon. Restauraciones de Patricia Frazzi

Dos cuchillos con mango de hueso decorado………………….. 121


Odlanyer Hernández de Lara y Daniel Schávelzon

Un peculiar instrumento óseo………………………………….. 125


Mario Silveira y Horacio Padula

Intrusos antiguos y modernos (valvas de moluscos)…………… 129


Mario Silveira y Horacio Padula

Valvas de moluscos y la calera de los franciscanos………….... 131


Mario Silveira y Horacio Padula

Una roca ígnea en la excavación de la Casa del Virrey


Liniers…………………………………………………………... 137
Odlanyer Hernández de Lara, Horacio Padula, Eva Bernat y
Ricardo Orsini

¿Qué hacer y a quién llamar?...................................................... 143


En la ciudad de Buenos Aires muchos creerán que no CASA DEL
VIRREY LINIERS
ha quedado nada bajo el piso, por la construcción
indiscriminada de torres, o por las modificaciones
constructivas en general que colman gran parte de la
ciudad. Algunos pensarán en los famosos túneles, que
efectivamente existen, pero no constituyen ni siquiera
la mayor parte del potencial del subsuelo porteño.
hallazgos arqueológicos
Odlanyer Hernández de Lara y Daniel Schávelzon, editores

Casa del Virrey Liniers: hallazgos arqueológicos

Eva Bernat | Flavia Zorzi | Francisco Girelli | Horacio Padula


Con el auspicio de: Mariana Boveda | Mario Silveira | Patricia Frazzi | Ricardo Orsini

Patrimonio e
Instituto Histórico
de la Ciudad de Buenos Aires

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