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María es ante todo una encantadora persona con una sonrisa sencilla y muy cálida.

Actualmente, es profesora de Psicología en la Universidad Pontificia Comillas,


Coordinadora del Programa de Doctorado “Individuo, Familia y Sociedad: una visión
multidisciplinar” e investigadora en el campo de la Psicología Clínica y en el de la
Psicología de la Salud, ámbito que estudia la Psicología del Perdón entre otros.

Es mi deseo que disfrutéis leyendo esta entrevista igual que lo hice yo con su
conversación.

1. Hola María. Antes de nada, agradecer tu tiempo y disposición para


compartir tus conocimientos y experiencia en relación al perdón con todos
los lectores del blog. Lo primero que me gustaría preguntarte para entrar
en materia es: ¿qué es el perdón? ¿Hay una definición consensuada?

Gracias a ti por tu amable invitación. La definición más consensuada es la propuesta por


el Dr. Robert Enright y su equipo: el perdón es “el deseo de abandonar el derecho al
resentimiento, al juicio negativo y a la conducta indiferente hacia quien nos ha herido
injustamente, a la vez que se fomentan las cualidades de la compasión, la generosidad
e incluso el amor hacia él o ella”. Es, en palabras de Enright, su principal defensor, “un
regalo incondicional que se da a quien ha producido el daño”.

Algunos puntos de acuerdo sobre el perdón son:

 Perdonar es un regalo que uno se hace a sí mismo


 Perdonar es una elección, es un derecho
 Perdonar es abandonar el resentimiento, el deseo de venganza, la ira
 Perdonar es pasar de víctima a superviviente
 Perdonar es contemplar al otro desde la comprensión y benevolencia

Perdonar es un regalo que uno se hace a sí mismo

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Perdonar no es en ningún caso:

 Olvidar lo sucedido o pretender que no ha sucedido nada.


 Condonar o absolver la conducta que ha producido el daño. Perdonar no
significa que el ofensor no deba recibir consecuencias por su acción.
 Hay que distinguir entre perdón y reconciliación; el perdón no implica
necesariamente reconciliación, que es vista como el proceso por el que dos
partes deciden retomar una relación rota o dañada. Es posible perdonar sin
reconciliarse con un cónyuge abusivo, por ejemplo. De hecho, entre las
creencias que dificultan el perdón tras un problema de infidelidad en la pareja se
encuentra la idea de que “Si perdono tengo que seguir con él/ella”.
 Dar permiso para que sigan dañándonos. El perdón, propiamente entendido,
ocurre desde una posición de fuerza, no de debilidad. El perdón debe ofrecerse
desde un lugar seguro.
2. Entrando en detalle en la definición de perdón, ¿qué tipos o dimensiones
hay del perdón? ¿El perdón es un proceso único y universal o cada persona
requiere su propio proceso en función de sus características?

Hay muchas clasificaciones de perdón, ya que hay muchas maneras de entenderlo. El


perdón puede ser entendido como la desaparición de sentimientos y pensamientos
negativos y comportamientos de evitación o venganza hacia el ofensor (dimensión
negativa) o como, además, la aparición de sentimientos y pensamientos positivos y
comportamientos de benevolencia (dimensión positiva).

Además, para algunas personas el perdón es básicamente un cambio de sentimientos


(dimensión afectiva), para otras es una decisión (dimensión cognitiva) y para otras el
perdón no se completa si no se expresa en gestos (dimensión motora).

Por último, el perdón se puede entender como un proceso que hace el ofendido para
superar el malestar después de la ofensa (perdón unilateral) o como un proceso social
en el que debe participar el ofensor pidiendo perdón y mostrando arrepentimiento
(perdón negociado o condicional).

En cada persona pesarán más unas dimensiones que otras, por lo que la experiencia de
perdón puede ser muy diferente de unas personas a otras.

3. Me sorprendió descubrir que no ha habido ningún tipo de publicación


científica referente al perdón hasta los años 90 y en España hasta el 2010.
¿A qué crees que es debido? ¿Qué motivos ha llevado a la comunidad
científica a no investigar sobre algo tan importante como es el perdón?

Yo creo que las razones de la desatención histórica de la psicología hacia el perdón son
varias. En primer lugar, se ha identificado el perdón como un tema religioso, que debe
ser estudiado sólo desde la teología, la moral o la filosofía, o por aquellos que tienen
unas determinadas creencias religiosas. Y en segundo lugar, el perdón ha sido un
concepto polémico en el campo de la salud mental. Hay autores que asumen que el
perdón permite que el agresor vuelva a agredir otra vez y que la víctima permanezca en
una posición subyugada, que lo contemplan como el proceso por el que la víctima es
culpabilizada y el agresor es absuelto de culpa y responsabilidad, como un camino
mediante el que la religión patriarcal y los sistemas sociales pueden mantener la
sumisión femenina, o como una forma de aceptación de la propia vulnerabilidad que
coloca a la víctima en una posición de ser herido por otro. Estas posturas nacen de
definiciones cuestionables de perdón identificándolo como un «simplemente dejarlo
pasar», como renunciar a mantener la responsabilidad del agresor o como un
imperativo.

4. Me gustaría recomendar la lectura de tu artículo: “¿Perdón a uno mismo,


autoaceptación o restauración intrapersonal? Cuestiones abiertas en
psicología del perdón”. En dicho artículo hablas de “El lado oscuro de
perdón a uno mismo”, ¿podrías detallarnos algo más qué es este “lado
oscuro”?
Aunque los beneficios del perdón han sido mostrados en numerosos trabajos e
investigaciones, algunos autores han señalado que el perdón en algunos contextos tiene
efectos perjudiciales que es necesario tener en cuenta; entre ellos el incremento en la
probabilidad de recibir nuevas ofensas. En estudios con parejas se ha encontrado que el
perdón tras una transgresión se relaciona con una mayor presencia de transgresión. Es
decir, aquellos cónyuges que informan de una mayor tendencia a perdonar a sus parejas
soportan un tasa mayor de conductas agresivas, tanto en el nivel psicológico como
físico, mientras que los cónyuges que viven con parejas que se evalúan a sí mismas
como menos propensas a perdonar, muestran una reducción de sus conductas agresivas
con el paso del tiempo.

Los efectos beneficiosos del perdón sobre el auto-concepto y el respeto por uno mismo
están estrechamente relacionados con la conducta del ofensor. Si éste actúa de una
manera que es indicadora de seguridad y valoración para su pareja, el perdón
incrementará positivamente su auto-concepto y su auto-respeto. Por el contrario, si su
conducta no indica seguridad ni reconocimiento, perdonar repercutirá negativamente en
la visión que tiene la víctima sobre sí misma y su auto-respeto.

5. Desde visiones externas al ámbito científico existe la idea del perdón como
liberación. ¿Qué otros beneficios tiene el perdón tanto a uno mismo como a
los demás desde un punto de vista psicológico?

Además de reducir el malestar de haber recibido la ofensa, altos niveles de perdón se


relacionan con indicadores de salud mental y física. Los bajos niveles de perdón
correlacionaban con mayores indicadores de ansiedad, depresión, estrés o neuroticismo.
Además, el perdón se asocia con bajos niveles de presión sanguínea, menores niveles de
tensión arterial y de tasa cardiaca y bajos niveles de colesterol total; ser incapaz de
perdonar una ofensa específica se relacionaba con incrementos en el tono cardiovascular
y simpático. Los resultados sugieren, en general, que las respuestas de perdón o de no-
perdón podrían tener efectos a largo plazo sobre la salud sólo si son suficientemente
frecuentes, intensas o duraderas. Algunos autores sugieren que varios de los efectos
físicos del perdón se deben a su potencial para la reducción de la hostilidad.

Por último, me gustaría que dieras algún consejo o truco a todos los lectores del
blog sobre cómo trabajar el/y con el perdón. De nuevo agradecer tu tiempo y tu
ilusión por aportar un granito de arena para el bienestar psicológico y la salud en
general. Gracias.

La verdad es que no me gusta dar consejos, y mucho menos trucos. Sólo me gustaría
recordar que el perdón es un derecho, nunca una obligación, y que es importante
aprender a responder a los ataques de forma que no nos quedemos “enganchados” en el
rencor, el odio y la venganza. Cada persona puede decidir cuál es la mejor manera de
avanzar y crecer después de situaciones así.

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