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Charcot y la histeria* Carlos Viesca T"* ‘Summary The contributions of Jearr Martin Charcot to the separation process of hystera from the rest of Neurology are analyzed, ‘The characteristics of "cultured hysteria” —only observed at La Salpétrisre— are described, 35 well as the role that Charcots concepts played im Payehiatry and Psychoanalysis, Resumen ‘Se analzan en este trabajo las aportaciones de Jean-Marin Charcot al proceso dle separacién de concepto de histeria del Festo de la Neurologia. Se deseriben les coracteristices de lo histeria de cultwo” que solo se cbservaba en La Suipétrigre y el papel que los conceptos charcotianos tuvieron para la psi quiatia y el psicoandlss. Como un maestro que correspondia a lo que la ima: ginacion definia como tal, un maestro que ensefiaba a pensar clinicamente y aportaba un conocimiento posi= tivo, era como el joven Freud caracterizaba en 1886 a Charcot, entonces de sesenta afios de edad yen el Spi- ce de su gloria (1) En esos momentos, Charcot, ubicado en el mismo lugar en ef que Pinel desencadenara a las locas una centuria antes, significaba el desencadenamiento dela mente de los muros atévicos que pretendian separarla del cuerpo. + E1presont abajo forma parte de un estudio més ampo referee als apertacin nasaugies de Charcot intulada "Chart loner Ga del cuerpo via exporenda Deparamenta de Historia Flosols de Mesos, Facultad de Moccia, UNAM Jean Martin Charcot habia nacido en 1825 y estu- diado medicina en Paris. A los 23 afios logr6 ser acep- tado como interno en los hospitales de Paris, en donde se familiarizé con la tradici6n clinica caracteristica ya en ellos, con la interprotacién anatomopatolgica de la escuela de Cruveilhier y con la novedosa influencia de Claude Bernard, que permeaba desde su laboratorio en el Collége de France hacia les cantros de atencién médica. Su tesis sobre la gota, presentada en 1853, abre a lista de sus trabajos cientificos, aunque sin pre- sagiar nade de su grandeza posterior. Mas atin le llevé tres afios mas lograr, @ duras penas, ser nombrado médico de los hospitales y que se le pusiera a la cabe- za de un servicio en el muy secundario hospital de Lourcine. En 1860 logré ganar las oposiciones para ser nombrado médico agregado, instancia en la que habia fracasado tres afos antes. Esta vez se coment ‘mucho la benevolencia del jurado, especialmente la de Su antiguo maestro y amigo, Rayer, decano de la Facultad de Medicina. En 1862 llegé a la Selpétriére, lugar que habria de ser el marco de su fulgurante Hasta entonces Charcot habia hecho una carrera hospitalaria sin mayores pretensiones y se habla ocu- pado de algunos temas de medicina interna, también sin gran relevancia. Ya en la Salpétriére las coses cam biaron radicalmente. Con su antiguo compafiero de es- cuela, Alfred Vulpian, que era alll jefe de otro servi- cio y catedratico de Anatomia Patolégica, se inicié en el estudio de las enfermedades crénicas, en especial las renales, las hepatobiliares y aquéllas de la vejez Sobre estos temas versaron precisamente sus prime- £08 libros. Esta puede ser considerada como una pri- mera etapa de su actividad cientifica (2). Su método Salud Mental V. 19 No. 1, marzo de 1990 fue el que tradicionalmente se empleabs en los hospi- tales parisinos de la época: el estudio anatomoclinico segiin el modelo de Laénec, aunado a la busqueda ‘anatomopatol6gice a nivel de los érganas, tal y como lo preconizara Cruveilhier. Casi simulténeamente empieza a ser atraido por los problemas neurolégicos, los més sbundantes all, a 1a vver que los menos comprendidos. Es en este campo fen el que abrirfa realmente nuevas vias, creando préc- ticamente la neurologia moderna. En sus lecciones clinicas va desglosando paco a poco los detalles carac- teristicos que configurardn variadas enfermedades: la esclerosis lateral amiotréfics, la esclerosis en placas, las localizaciones de las hemorragias cerebrales. Se afinara | diagnéstico de enfermedades ya descrits, como Ia enfermedad de Friedreich, Ia ataxia locomo- triz, las coreas de Sydenham y Huntington, la enferrme- dad de Gilles de la Tourette (segiin el nombre de uno de sus destacados discfpulos), y se caracterizaré una de las etapas de la historia de la enfermedad que ocu- 6 su atencién durante sus iltimos diez aos de vida: la histeria, Lain Entralgo ha descrito, de acuerdo con estos datos, dos etapas més en la actividad de Charcot: una, la del neurdiogo propiamente dicho, y la otra, aquélis cubierta totalmente por su interés y sus trabajos sobre la histeria, Es aqui en donde empiezan las discrepancias entre los historiadores, polarizandose los grupos de quienes hablan del Charcot neurélogo y los que insisten en sus aportaciones a la psiquiatria (3) ‘Ya sea el azar 0 la necesidad hist6rica, pusieron a la histeria en el camino de Charcot. Al ser necesaria por sus pésimas condiciones, la evacuacién del pabellén de Sainte Laure, perteneciente al servicio de psiquia- tria de Delasiauve, se aproveché la oportunidad para separar de una vez por todas a los alienados, los epi- lépticos y las histéricas, uniéndose estos dos citimos grupos en el “Quartier des epiléptiques simples”, que fue confiado a Charcot por ser el mas antiguo de los dos médicos agregados de la Salpétriére. “Involunta- riamente, por Ia fuerza de las cosas, Charcot se encon- 116 sumergido en plena histeria” (4). No es casual que de los pacientes que aparecen consignados en las lec ciones de los martes, durante el afio de 1891, la cuar- ta parte sean histéricos y neurasténicos y s6lo un diez por ciento, pacientes con problemas de la médula espinal. Encontré asi a la enfermedad que habria de caracte rizar su tercer periodo y que le sirviera de pasaporte @ las més acres criticas, a la denigracién y a la gloria, Tuvo también la fortuna de ser para entonces todo tun personaje en virtud de sus fundamentales aporta- ciones al campo de la neurologia, hasta entonces préc: ticamente inexistente. La Salpétriére, su Salpétrigre, era un gran museo de las enfermedades en las que mas de cinco mil personas permanecian internadas, muchas veces de por vida, encontrandose entre ellas, representativos de todo género de enfermedades, “en particular de aquéllas del sistema nervioso”, siempre a titulo de incurables (5). La Salpétriére contaba enton- ces con una serie de facilidades “técnicas”: un museo de anatomia patolégica con dos anexos, uno para reali- zar moldes de cera, y otro que tenia un laboretorio. fotogréfico que deberia ayudar al clinico fijando las facies de sus enfermos, lo que le permitiia verlas una y otra vez en su busqueda de las caracteristicas de algin tipo de enfermedad por veladas que éstas estu- vieran; laboratorios de anatomia y fisiologia patolégi cas, un gabinete de oftalmologie y un anfiteatro para ls ensefianza clinica (6). La histeria es tratada, antes que nada, como un obje- to nosolégico puro, siendo eislada de fa alienacién, de Ia epilepsia, de las coreas y del resto de los problemas convulsivos. Es individualizada una vez mas, pero aho- ra.en funcién de una localizacién orgénica que la ubica ya no en la matriz, sino en el cerebro, en la corteza cerebral. Siguiend las teorias expresadas por Briquet un cuarto de siglo antes, Charcot retoms las aneste- sias, las hiperestesias, las parilisis, las contracturas histéricas, y las sistematiza en la representacion de un cuerpo histérico que en altima instancia no es otra cosa sino la proyeccién de localizaciones cerebrales (7). Pero esto no es todo, existe en el fondo una teoria general de orden psicofisiolégico que toma a la emoti- vidad alterada del histérico como marco referencial; el histérico es especialmente impresionable, sugestiona- ble, en altima instancia, hipnotizable, constituyéndose el hipnotismo en una herramienta, en un estado art cial, experimental, cuyas miltiples manifestaciones aparecen o se desvanecen segiin las necesidades del estudio, al gusto del abservador (8). Hipnotismo que '8e pone en paralelo con la histeria misma, herramienta metodolagica que se mimetiza con la propia enferme: dad al remedar sus posibilidades, al servir como via de expresi6n de los sintomas mismos que la caracterizan. Hipnotismo que conduce a plantear primero y a atir- mar después, la existencia de una hiperexcitabilidad neuromuscular de origen, producto de una distesis hereditaria que pesaba sobre el destino del enfermo: y sus dos manifestaciones clave: la letargia y la catalep- sia que, a més de ser sintomas de importancia cardinal en Ia enfermedad estudiada, bajo hipnosis podian pro- vocarse y quitarse a placer. El investigador puede ast ir creando y disolviendo enfermedades en la nada. Remedo de enfermedad que aparece y desaparece en forma por demas semejante a las intermitencias de la verdadera enfermedad, a la que por ello se acusa de falsedad, de simulacién, fa histeria es la gran simula: dora, y las histéricas simulan, inventan y amplifican sintomas (9) El concepto subyacente a todo esto, ol de iritabili- dad, el de hipersensibilidad, tiene sus bases bien fin: cadas en Ia tradicién clinica francesa, del sensualismo de Condillac a las afirmaciones expresas de Broussais (10) acerca de las histéricas, manteniendo que es caracteristico de ellas el tener una sensacion de calor y de acritud en sus érganos sexuales y que si, practican- do un tacto vaginal, se elevaba el dtero con el dedo explorador, era frecuente provocar —&i decia “hacer renacer— la sofocacién y la sensacién de una “bola’ que suble hacia la garganta, anticipando con una accién tan fisica como lo es un tacto, los logros tan sutiles del hipnotismo charcotiano, Todo esto, en su Conjunto, conduce @ la evidencia de un “terreno histé- rico”, a una prefiguracion de las didtesis que explican 8 mediante una “debilidad” de ubicacién bien precisa y de direccién siempre igual, los riesgos a los que esté expuesto y las enfermedades a las que puede estar sujeto un individuo, Esto también habla de herencia, en cierta manera, aproxima el concepto de Charcot a aquél de Magnan sobre la “degeneracion’, que atest- abe Ia presencia de enfermedades mentales, inclui- das entre ollas la pardisis general y el alcoholismo (11). La herencia es converte ast en el factor predis- Ponente primordial, dando pie ala posibilidad de histe~ riag “primarias", que Charcot cree reconacer con ‘mucho mayor frecuencia entre personas de raza ju (12). tras veces es el andlisis euidadoso del érbol genea- legico de los pacientes, lo que conduce a establecer la diatesis. Esta, por supuesto, se refiere en estos casos a problemas “nerviosos". En los casos que revisa, tanto en sus lecciones de los viernes como en aquelias de tos martes, Charcot siempre busca la evidencia de di- ferentes trastornos nerviosos en los familiares de sus pacientes, sea en lineas ascendentes, sea en colatera- les, expresando ambas diferentes aspectos de proce- 508 hereditarios. Asi Ia evidencia de antecesores al- cohélicos © de colaterales epilépticos, histéricos 0 ‘eurasténicos, orientarla de inmediato al clinica a reconocer la posibilidad de un problema de esa indole en su paciente (13} Por otra parte, no debe de olvidarse el concepto de predisposicion adquirida, que es otro de los criterios on el que Charcot pretendié poner orden al frrago de datos que inundaban el terreno de las neurosis. El alcohol fue considerado por él camo uno de los predis- ponentes mas importantes, y planted esta aseveracion como indiscutible (14). "Bajo la influencia de estos excesos (aleohélicos) se produce insidiosamente en et sistema cerebro-espinal una modificacién profunda, (15) En este terreno es donde tendran efecto los “agen tes provocadores", cuya variedad es inmensa; pueden evocarse algunas enfermedades somaticas como la fiebre tfoidea, la escariatina, la sii, las neumonas, los reumatismos artculares, la diabetes y e! palucis ‘mo; problemas que ven de las hemorragias al surme- ‘nage; los excesos venéreos, pero también la continen- cia exagerada; las intoxicaciones y el tabaco; las impresiones morales, los temores, "lo maraviloso”, los précticas religiosas exageradas, las précticas de hipnotizacién intempestivas, los “traumatismos 0 cho {ues nerviosos”, la imitacion... (16) Comentar todas ellas seria exagerar, pero creo con veniente llamar la atencién sobre el papel atribuido a los “traumatismos nerviosos", es decir, emocionales El concepto de trauma aplicado al sistema nervioso en ausencia de trauma fisico se va desglosando a lo largo Ge! siglo XIX, aunque Charcot lo toma directamente de la obra de Briquet sobre lahisteria (17). Este va a ocu- par un lugar cada vez més importante como agente Gesencadenante de cuadros severos de histera, sobre todo de aquéllos relacionados con la pardlisis y las contracturas. El trauma puede ser de cualquier natura- leza, desde una violacién (18) hasta el enfriamiento como consecuencia de haber dormido una noche so- bre el suelo hdmedo (19) 0 el reavvarse el recuerdo 10 Iejano de un rayo catdo cerca del paciente cusrenta afos antes (20). La bisqueda del antecedente de un trauma’ de esta naturaleza es comin denominedor de todos los estudios clnicos de Charcot, y uno de los Conceptos que mas éxito ha tenido en la medicina pos- terior a él, pasando, incluso, al lenguaje popular de todos los dias. Otro punto que debe ser comentado as su criterio de separacién de la siflis, de la tabes y la pardlisis gene- ral, situaci6n que va @ defender Charcot a “capa y espada’, sefialando que cree que la infecci6n sifilitica un elemento importante como “agente desencode- nante” de ambas patelogias y no como elemento cau- sal (21). Diremos en su descargo que el treponema no habia sido ain aislado ni era conocida su relacién cau- sal con la siflis y los estadios tardios de la enferme- dad. Sin embargo, en esa misma carta, Charcot insstia en su defensa de la “familia neuropstica” y su estrecha ralacién con la "familia arteica”, antecedentes que segin se debia tener en cuenta en primer lugar ante cualquier caso de tabes, de artropatias lusticas y de pardlisis general La ubicacién de la histeria dentro de las enfermeda- des propias de las “familias neuropéticas”, es decir, dentro de las enfermedades nerviosas, nos leva @ hablar del Charcot neurélogo y del Charcot psiquiatra que han querido ver y contraponer algunos modernos historiadores de la medicina. Tratando de reivindicar al Charcot neurdiogo, Ch. Goetz ha insistido reciente- mente en su filiaci6n a este tipo de problemas y en su actividad docente,insistiendo en que la histeria le inte- resaba més como profesor que como profesionista (22), Esto me parece exagerado. Estando de acuerdo en la esencial orientacion de Charcot hacia las enter- medades de sistema nervioso ya su sede cerebral, no posible negar ni borrar de un plumazo diez aftos de studios prioritaios sobre la histeria, que atestiguan todas las semblanzas de Charcot escritas por sus dis- cipulos més cercanos (23) y la misma exposicién que hizo 6 mismo en 1883 de sus titulos cientficos (24), En este sentido me parece totalmente pertinente la ‘opinién de Gelfand al sefalar que la histera y el hipno- tismo le interesaban a Charcot precisamente como fenémenos neurolégicos y no habia tal hiato con un Charcot psiquiatra (25). En efecto, él nunca traté de separar los fendmenos histéricos de los problemas neurolégicos, sino que como organicista en el pleno ejercicio de un positvismo que no vela ningtin sentido cientifico en las creencias en una vida inmanente al corganismo, ni ninguna credencial de racionalidad en la creencia en la existencia del alma, era plenamente con- {gruente consigo mismo al conceptualizar a la histeria como una enfermedad del sistema nervioso, dotada de las caracteristicas generales que he venido destacan- do en los pérraios anteriores. Por otra parte, la histeria ofrecié a Charcot, tal y como él mismo la model6, una posibiidad de acerca- miento entre las enfermedades “nerviosas” y las ‘mentales. En efecto, al caracterizer los estadios elini- ‘cos de la histeria y tomar en consideracién su modelo

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