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[E]n el caso Retén de Catia c. Venezuela donde fijó una suerte de pautas para el
uso de la fuerza y de las armas por parte de las autoridades estatales, de manera
que i) la fuerza o los elementos de coerción sólo pueden ser empleados cuando
se hayan agotado sin éxito otros medios de control menos lesivos, ii) por regla
general –dice la Corte- se debe proscribir el uso de armas letales y sólo se puede
autorizar su uso en los casos expresamente tasados por la Ley, los cuales deben
estar sujetos a una interpretación restrictiva, añadiendo que “Cuando se usa
fuerza excesiva toda privación de la vida resultante es arbitraria” y, por último iii) la
Corte apeló a los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de
Fuego por parte de Oficiales Encargados de Hacer cumplir la Ley para decir que el
uso de las armas de fuego es excepcional, y que procede para la defensa propia o
de un tercero que ve amenazada su vida o integridad física, para evitar la comisión
de un delito, cuando se trate de la captura de un sujeto que reporte peligro y
oponga resistencia o para impedir su fuga; en suma esta declaración de principios
reitera que “En cualquier caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas
letales cuando sea estrictamente inevitable para proteger una vida.”
[E]s posible concluir que el disparo que causó la muerte del joven Castillo Molina
si fue hecho por el Agente Alpala Rosero, en las circunstancias arriba señaladas,
motivo por el cual, la decisión de primera instancia habrá de confirmarse en
relación con la responsabilidad atribuida a la Policía Nacional por el daño causado
a los demandantes.
CONSEJO DE ESTADO
SUBSECCIÓN C
Tema: muerte de particular por agente de Policía, con arma de dotación oficial y en
ejercicio de funciones. Responsabilidad objetiva.
I. ANTECEDENTES
1.1. La demanda
1. 2. Hechos
1. El señor Adriano Emerson Aníbal Castillo Molina vivía en Pasto, con sus padres
y hermanos y estudiaba IV semestre de Tecnología en Regencia de Farmacia en
la UNAD y trabajaba en Drogas La 14 como despachador de fórmulas, atención al
público e inyectología, devengando el salario mínimo.
7. El agente se percató que el señor Castillo Molina estaba herido pero no hizo
nada para prestarle asistencia médica, pese a que quienes se encontraban en el
sitio le suplicaban que lo ayudara, de modo que cuando por fin los otros policías
de apoyo lo llevaron al Hospital, ya estaba muerto.
8. Como coartada para encubrir sus acciones el agente Alpala Rosero manifestó
que la motocicleta arrastrada por Adriano Emerson Castillo, la había acabado de
robar porque era un conocido jalador o ladrón de motos, sin tener en cuenta que la
motocicleta era del padre de la víctima.
9. De igual forma, los compañeros del Policía argumentaron que el joven Castillo
fue herido en unos hechos violentos que se presentaron a la misma hora en el
barrio Las Lunas, ubicado a mucha distancia, lo cual, posteriormente se comprobó
que no era cierto porque si hubo un insuceso pero el señor Castillo fue totalmente
ajeno a lo ocurrido.
10. Estos hechos son constitutivos de falla en el servicio porque el Agente usó su
arma de dotación en forma innecesaria, injustificada e ilegal contra el joven
Castillo Molina, desconociendo todas las normas sobre porte y uso de armas.
2
Fls 37 a 42.
3
Fls. 46 y 47.
4
Fls. 49 a 51.
5
Fl. 62 y 63.
6
Fls. 165
7
Fls. 182 a 188.
8
Fls. 189 a 192.
El Tribunal Administrativo de Nariño profirió sentencia el 25 de mayo de 2007, por
medio de la cual accedió a las súplicas de la demanda 9.
dañoso, está comprometida, toda vez que la gravedad de las lesiones, el objeto
de producción del daño, las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se
produjo la persecución de la víctima, estructuran adecuadamente una prueba
indiciaria que llevan a la necesaria conclusión de que el daño tiene nexo causal
con la conducta de uno de los miembros de la NACIÓN-MINISTERIO DE
DEGFENSA-POLICIA NACIONAL, quien para el momento de la producción del
daño estaba en servicio y portando un arma de dotación oficial como lo fue el
señor Agente de la Policía Nacional, DIÓGENES JESÚS ALPALA ROSERO”.
9
Fls. 198 a 207.
En cuanto a los perjuicios morales, se concedieron 100 SMMLV, para cada uno de
los padres y 50 SMMLV para cada uno de los hermanos de la víctima.
Consideró que la valoración hecha por el Tribunal de primera instancia fue errada
porque los indicios en que apoyó su decisión fueron desvirtuados con el dictamen
médico legal en que se indicó que las lesiones causadas por el arma de fuego
fueron de tal magnitud que no era posible realizar una actividad física diferente del
desplome del cuerpo, lo cual contradice lo dicho por los testigos presenciales que
afirmaron que la víctima dejó tirada la moto y salió corriendo.
10
Fl. 210 a 216 y 241.
11
Fls. 230 y 235 a 236.
12
Fls. 244 a 250.
Mediante providencia calendada el 1 de febrero de 2008, se concedió término para
alegar de conclusión, del cual hizo uso la apoderada de la Policía Nacional para
manifestar que el q-quo se basó únicamente en la prueba indiciaria para condenar
a la entidad ya que los testimonios obrantes en el proceso eran de oídas y por ello
no eran suficientes para endilgar responsabilidad sobre todo si se tiene en cuenta
que la Justicia Penal Militar absolvió al agente por considerar que no había certeza
de su responsabilidad13.
De igual forma, consideró que la absolución penal del agente Alpala Rosero no
desdibujaba la condena contra la entidad, toda vez que la responsabilidad
extracontractual es autónoma e independiente de los resultados de la acción
penal14.
II. CONSIDERACIONES
2.1. Competencia.
13
Fl. 261 a 263.
14
Fls 271 a 278.
15
La mayor pretensión de la demanda individualmente considerada era de $202.100.000 y por tanto es de
doble instancia, teniendo en cuenta que para la época de presentación de la demanda la mayor cuantía era
500 salarios mínimos equivalentes a $143.000.000.
El artículo 90 constitucional dispone que el Estado responderá patrimonialmente
por los daños antijurídicos que le sean imputables, causados por la acción o la
omisión de las autoridades públicas. La responsabilidad del Estado se hace
patente cuando se configura un daño, el cual deriva su calificación de antijurídico
atendiendo a que el sujeto que lo sufre no tiene el deber jurídico de soportar el
perjuicio, tal como ha sido definido por la jurisprudencia de esta Corporación 16.
Verificada la ocurrencia de un daño antijurídico, surge el deber de indemnizarlo
plenamente, con el fin de hacer efectivo el principio de igualdad ante las cargas
públicas, resarcimiento que debe ser proporcional al daño sufrido.
2.3. La responsabilidad del Estado por los daños causados por armas de
dotación oficial.
16
Consejo de Estado; Sección Tercera; Sentencia del 13 de agosto de 2008; Exp. 17042; C.P. Enrique Gil
Botero.
17
Consejo de Estado; Sección Tercera; sentencia del 16 de septiembre de 1999; Exp.10922 C.P. Ricardo
Hoyos Duque.
La Sala verifica que en ejercicio del control de convencionalidad 18 encuentra
elementos normativos que sirven de parámetro para determinar el juicio de
atribución de responsabilidad del Estado con sustento en una falla del servicio, a
partir del reconocimiento del derecho a la vida (que impone obligaciones tanto
positivas como negativas a los Estados) y el derecho a la integridad física de la
persona19 como Derechos Humanos en la Convención y conforme a los criterios
de excepcionalidad y uso racional de los instrumentos de coerción de que
disponen las autoridades del Estado, tal como lo consideró la Corte
Interamericana de Derechos Humanos20 en el caso Retén de Catia c. Venezuela
18
Puede verse: BREWER-CARÍAS, Allan R; SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando, Control de
Convencionalidad y Responsabilidad del Estado, 1° ed, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2013.
Adicionalmente debe tenerse en cuenta las siguientes Opiniones Consultivas y Resoluciones de la Corte IDH:
Opinión Consultiva OC-13/93, de 16 de julio de 1993, OC-14/1994 de 9 de diciembre de 1994
(Responsabilidad Internacional por expedición y aplicación de leyes violatorias de la Convención); Resolución
de supervisión de cumplimiento de sentencia de 20 de marzo de 2013, caso Gelman Vs Uruguay.
19
Al tenor del artículo 5.1 de la Convención y que establece que 1. Toda persona tiene derecho a que se
respete su integridad física, psíquica y moral
20
Es de resaltar que también la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que si bien las
autoridades tiene el derecho y el deber de hacer cumplir la ley y mantener el orden público, ello no puede dar
lugar al uso excesivo y desproporcionado de la fuerza, ya que, en situaciones de tal condición se estaría
frente a una privación arbitraria de la vida, en caso de causarse la muerte con tal proceder. Ha dicho la
Comisión al respecto:
“39. La jurisprudencia de la Corte deja en claro que los agentes del Estado tienen el derecho y la
responsabilidad de hacer cumplir la ley y mantener el orden aun cuando se produzcan, en algunos casos,
donde fijó una suerte de pautas para el uso de la fuerza y de las armas por parte
de las autoridades estatales, de manera que i) la fuerza o los elementos de
coerción sólo pueden ser empleados cuando se hayan agotado sin éxito otros
medios de control menos lesivos, ii) por regla general –dice la Corte- se debe
proscribir el uso de
armas letales y sólo se puede autorizar su uso en los casos expresamente
tasados por la Ley, los cuales deben estar sujetos a una interpretación restrictiva,
añadiendo que “Cuando se usa fuerza excesiva toda privación de la vida
resultante es arbitraria” y, por último iii) la Corte apeló a los Principios Básicos
sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por parte de Oficiales
Encargados de Hacer cumplir la Ley 21 para decir que el uso de las armas de fuego
es excepcional, y que procede para la defensa propia o de un tercero que ve
amenazada su vida o integridad física, para evitar la comisión de un delito, cuando
se trate de la captura de un sujeto que reporte peligro y oponga resistencia o para
impedir su fuga; en suma esta declaración de principios reitera que “En cualquier
caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea
estrictamente inevitable para proteger una vida.”.
muertes o lesiones corporales. No obstante, la Corte sostuvo también claramente que la fuerza utilizada no
debe ser excesiva. Cuando se usa fuerza excesiva, no se respeta la integridad personal, y toda privación de la
vida resultante es arbitraria. La cuestión que se plantea a la Comisión consiste, por lo tanto, en determinar si
los agentes policiales que penetraron en la finca para cumplir las órdenes de arresto hicieron uso excesivo de
fuerza, que haya dado lugar a violaciones de la Convención. La Comisión concluye que en este caso se llevó
a cabo un uso excesivo de la fuerza.
40. Conforme a las pautas internacionales que se han elaborado referentes al uso de la fuerza por parte de
los agentes de seguridad pública para cumplir su función, esa actividad debe ser necesaria y proporcional a
las necesidades de la situación y al objetivo que se trata de alcanzar. El Código de Conducta para Oficiales de
Seguridad Pública de las Naciones Unidas dispone expresamente que "el uso de armas de fuego se
considera una medida extrema".” Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe de fondo No.
57/02 Caso 11.382. Caso Finca La Exacta c. Guatemala. 21 de octubre de 2002. Información obtenida en el
sitio web: http://www.cidh.oas.org/annualrep/2002sp/Guatemala.11382a.htm Consultado el 10 de marzo de
2014.
21
Dicha declaración de principios tuvo lugar en el Octavo congreso de las Naciones Unidas sobre prevención
del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en La Habana, Cuba entre el 27 de agosto y el 7 de
septiembre de 1990. Es de resaltar de esta declaración los principios 9° y 10° que establecen lo siguiente:
“9. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no emplearán armas de fuego contra las personas
salvo en defensa propia o de otras personas, en caso de peligro inminente de muerte o lesiones graves, o con
el propósito de evitar la comisión de un delito particularmente grave que entrañe una seria amenaza para la
vida, o con el objeto de detener a una persona que represente ese peligro y oponga resistencia a su
autoridad, o para impedir su fuga, y sólo en caso de que resulten insuficientes medidas menos extremas para
lograr dichos objetivos. En cualquier caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea
estrictamente inevitable para proteger una vida.
10. En las circunstancias previstas en el principio 9, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley se
identificarán como tales y darán una clara advertencia de su intención de emplear armas de fuego, con tiempo
suficiente para que se tome en cuenta, salvo que al dar esa advertencia se pusiera indebidamente en peligro
a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, se creara un riesgo de muerte o daños graves a otras
personas, o resultara evidentemente inadecuada o inútil dadas las circunstancias del caso.”
22
Debe destacarse el pronunciamiento del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en el Caso
Fanny Suarez de Guerrero c. Colombia el 31 de marzo de 1982 en donde el Comité conoció un caso
17 de diciembre de 1979 de la Asamblea General de las Naciones Unidas
mediante la cual se adoptó el Código de Conductas para los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley, de donde se destaca el artículo 3° que
dispone que “los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la
fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el
desempeño de sus tareas.”23, derivándose como consecuencias: i) el uso
excepcional de la fuerza, ii) que la legislación nacional que de manera
extraordinaria autorice el uso de las armas de fuego debe establecerse “de
conformidad con un principio de proporcionalidad” y, iii) que el uso de las armas
constituye una medida extrema y que se debe hacer todo lo posible por excluir su
uso contra los niños; de acuerdo con los comentarios elaborados a dicho artículo
por la propia Asamblea General24.
concerniente a la muerte de siete personas a manos de miembros de la Policía Nacional. Los fundamentos
jurídicos recogen la opinión del Comité acerca de la violación del derecho a la vida dispuesto en el artículo 6°
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. El Comité señaló:
“13.2 Por otra parte, la acción de la policía fue al parecer tomada sin previo aviso a las víctimas y sin darles
ninguna oportunidad de rendirse a la patrulla de la policía o de ofrecer ninguna explicación de su presencia o
intenciones. No hay evidencia de que la acción de la policía era necesaria en su propia defensa o la de los
demás, o que era necesario llevar a cabo la detención o impedir la fuga de las personas afectadas. Por otra
parte, las víctimas no eran más que sospechosos del secuestro que había ocurrido unos días antes, y su
muerte a manos de la policía les privó de todas las protecciones del debido proceso establecido por el Pacto.
En el caso de la Sra. María Fanny Suárez de Guerrero, el informe forense mostró que había recibido un
disparo en varias ocasiones después de que ella ya había muerto de un ataque al corazón. No puede haber
ninguna duda razonable de que su muerte fue causada por la patrulla de la policía.
13.3 Por estas razones, es la opinión del Comité de que la acción de la policía provocó la muerte de la Sra.
María Fanny Suárez d Guerrero era desproporcionada en relación con los requisitos de la aplicación de la ley
en las circunstancias del caso y que fue privado arbitrariamente de su vida contraria al artículo 6 (1) del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Puesto que la acción policial se hizo justificable como un asunto
de la legislación colombiana mediante el Decreto Legislativo N º 0070, de 20 de enero de 1978, el derecho a
la vida no estaba suficientemente protegido por la ley de Colombia como lo exige el artículo 6 (1).”
23
Información obtenida en el sitio web: http://www2.ohchr.org/spanish/law/codigo.htm [Consultado el 10 de
marzo de 2014]
24
Los comentarios al artículo tercero del Código de Conductas son del siguiente tenor literal:
“Comentario:
a) En esta disposición se subraya que el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer cumplir la
ley debe ser excepcional; si bien implica que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley pueden ser
autorizados a usar la fuerza en la medida en que razonablemente sea necesario, según las circunstancias
para la prevención de un delito, para efectuar la detención legal de delincuentes o de presuntos delincuentes
o para ayudar a efectuarla, no podrá usarse la fuerza en la medida en que exceda estos límites.
b) El derecho nacional restringe ordinariamente el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley, de conformidad con un principio de proporcionalidad. Debe entenderse que esos principios
nacionales de proporcionalidad han de ser respetados en la interpretación de esta disposición. En ningún
caso debe interpretarse que esta disposición autoriza el uso de un grado de fuerza desproporcionado al objeto
legítimo que se ha de lograr.
c) El uso de armas de fuego se considera una medida extrema. Deberá hacerse todo lo posible por excluir el
uso de armas de fuego, especialmente contra niños. En general, no deberán emplearse armas de fuego
excepto cuando un presunto delincuente ofrezca resistencia armada o ponga en peligro, de algún otro modo,
la vida de otras personas y no pueda reducirse o detenerse al presunto delincuente aplicando medidas menos
extremas. En todo caso en que se dispare un arma de fuego, deberá informarse inmediatamente a las
autoridades competentes.”. Información obtenida en el sitio web:
http://www2.ohchr.org/spanish/law/codigo.htm [Consultado el 10 de marzo de 2014]
Además, en el ordenamiento interno colombiano, a partir de la consagración
constitucional de los fines esenciales del Estado 25 así como del derecho
fundamental a la vida26, se desprende la exigencia del uso proporcional de la
fuerza por parte de los agentes públicos que hagan uso de ellas, tal como se
puede verificar con la Resolución 9960 del 13 de noviembre de 1992, por medio
de la cual el Director General de la Policía Nacional aprobó el Reglamento de
Vigilancia Urbana y Rural, previendo la necesidad de actualizar y ajustar la
prestación del servicio policial a los nuevos principios establecidos en la
Constitución Política de 1991, con la función primordial de mantener las
condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos, libertades públicas y la
convivencia pacífica27.
"Solo cuando sea estrictamente necesario, la Policía puede emplear la fuerza para
impedir la perturbación del orden público y para restablecerlo". (Art. 29 C.N.P.).
El medio de policía debe ser adecuado al fin de policía que se trata de alcanzar, y
a la naturaleza del derecho a proteger lo que quiere decir que la medida impuesta
25
Constitución Política de Colombia. Artículo 2°. Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad,
promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados
en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica,
política, administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad
territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.
Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia,
en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los
deberes sociales del Estado y de los particulares.
26
Constitución Política de Colombia. Artículo 11. El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte.
27
Allí se denominó servicio de policía a la vigilancia permanente que el Estado presta por intermedio de la
Policía Nacional, para conservar el orden público, proteger las libertades, prevenir y controlar la comisión de
delitos, y se dijo que éste servicio lo integran la vigilancia urbana y rural que son la base fundamental de las
actividades preventivas y operativas de la Policía Nacional, clasificándolo según su objeto en servicios de
policía de vigilancia y servicios de policía Judicial.
28
Artículo 1° ibídem.
29
Artículo 2° ibídem.
no debe ser la más rigurosa y que si una medida menos rigurosa basta, esta es la
que debe ser empleada.
Aun así, sin perjuicio de la falla del servicio como título de imputación, la Sala, en
atención al criterio interpretativo fijado por el Pleno de esta Sección, recuerda que
la configuración jurídica de la responsabilidad está sujeta a la valoración ad-hoc y
de acuerdo al caudal probatorio que obre en el proceso, de manera que, lejos de
configurarse un catálogo unívoco se fijó la tesis según la cual “el uso de tales
títulos por parte del juez debe hallarse en consonancia con la realidad probatoria
que se le ponga de presente en cada evento, de manera que la solución obtenida
consulte realmente los principios constitucionales que rigen la materia de la
responsabilidad extracontractual del Estado” 30.
31
Artículo 2356 Código Civil. Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra
persona, debe ser reparado por ésta.
Son especialmente obligados a esta reparación:
1. El que dispara imprudentemente una arma de fuego.
2. El que remueve las losas de una acequia o cañería, o las descubre en calle o camino, sin las precauciones
necesarias para que no caigan los que por allí transiten de día o de noche.
3. El que obligado a la construcción o reparación de un acueducto o fuente, que atraviesa un camino, lo tiene
en estado de causar daño a los que transitan por el camino.
ante el peligro inminente de recibir lesión en su persona o en sus bienes.” 32, o,
como se ha considerado recientemente, y aproximándose a partir de una
definición en el sentido opuesto, cuando se encuentra que el hecho generador del
daño que se solicita indemnizar “supera los peligros ordinarios e inherentes al
despliegue y ejecución de ciertas actividades”33.
32
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 13 de septiembre
de 2001. Radicado: 12487. Y destaca como características: “La inminencia de un peligro que desborda la
capacidad de prevención o resistencia común de los seres humanos, son las características determinantes
para definir las actividades peligrosas”. Igualmente véase: sentencia de 27 de julio de 2000 (exp. 12099); 14
de junio de 2001 (Exp. 12696), 22 de abril de 2004 (exp. 15088), 14 de julio de 2004 (exp. 14308), 24 de
febrero de 2005 (13967), 10 de agosto de 2005 (exp. 15127), 30 de marzo de 2006 (exp. 15441), 14 de abril
de 2010 (exp. 17921), 23 de junio de 2010 (exp. 18674), 11 de agosto de 2010 (exp. 19289), 23 de agosto de
2010 (19127), 27 de junio de 2013 (27626), 29 de septiembre de 2011 (exp. 21382), entre otras.
A su turno la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia ha sostenido en torno a la noción de
actividad peligrosa: “Si peligrosa es la actividad que, debido a la manipulación de ciertas cosas o [e]l ejercicio
de una conducta específica que lleva ínsito el riesgo de producir una lesión o menoscabo, [que] tiene la
aptitud de provocar un desequilibrio o alteración en las fuerzas que –de ordinario- despliega una persona
respecto de otra” Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, Sentencia de 23 de octubre de 2001.
Radicado: Expediente 6315. Más recientemente esa Corporación ha sostenido: “Con estas premisas, para la
Sala, el régimen de responsabilidad por las actividades peligrosas es singular y está sujeto a directrices
específicas en su etiología, ratio y fundamento. Por su virtud, el fundamento y criterio de imputación de la
responsabilidad es el riesgo que el ejercicio de una actividad peligrosa comporta por el peligro potencial e
inminente de causar un daño a los bienes e intereses tutelados por el ordenamiento. La culpa no es elemento
necesario para estructurar la responsabilidad por actividades peligrosas ni para su exoneración; no es
menester su demostración, ni tampoco se presume…”. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil y
Agraria. Sentencia de 24 de agosto de 2009. Exp: 11001-3103-038-2001-01054-01.
33
“Y es, precisamente, en la construcción socio jurídica del “riesgo socialmente aceptable” en la que el juez
debe sustentar su juicio de imputación para determinar si a partir de una actividad a la que le es intrínseca la
naturaleza de peligrosa se producen daños antijurídicos que puedan ser atribuidos fáctica y jurídicamente (…)
el centro de argumentación y de la decisión del juez contencioso administrativo debe orientarse hacia el
“hecho generador” de la producción del daño antijurídico, que no es otro que la “realización del riesgo
voluntariamente creado” y que supera los peligros ordinarios e inherentes al despliegue y ejecución de ciertas
actividades (para el caso de la conducción), o desde una perspectiva evolucionada que lo es para todo tipo de
actividad en la sociedad moderna”. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
Tercera, Subsección C, Sentencia de 25 de abril de 2012. C.P.: Santofimio Gamboa. Expediente. 22856.
34
Ha quedado bien definido que la responsabilidad del Estado en esta clase de eventos requiere encontrar
configurada la prestación del servicio de seguridad y/o vigilancia por parte de la autoridad pública (ien sea
policial o militar) que ocasione el daño, esto implica, en otros términos, identificar la actividad del agente como
si fuese la propia del Estado, conforme al marco competencial que le ha asignado la Constitución, la ley o los
reglamentos. Así, recientemente se ha sostenido: “debe resaltarse que esta Sala ha considerado que las
actuaciones de los agentes del Estado sólo comprometen el patrimonio de las entidades públicas cuando
aquellas tienen algún nexo o vínculo con el servicio público, de modo que la simple calidad de funcionario
público que funja el autor del hecho o el uso de algún instrumento del servicio ─como el arma de dotación
oficial─ no vincula al Estado”. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,
Subsección C. Sentencia de 7 de junio de 2012. Radicado: 23117.
producido como consecuencia directa de la utilización del arma como elemento
que denota peligrosidad, salvo que se demuestre alguna causa eximente de
responsabilidad, por ejemplo, fuerza mayor, hecho exclusivo y determinante de un
tercero o de la víctima35.
Por último, la teoría del daño especial, como criterio de motivación para la
imputación de responsabilidad ha tenido cabida, fácticamente, en aquellos eventos
en donde el daño antijurídico ocasionado a un sujeto proviene de actos en donde
la fuerza pública, en cumplimiento de los cometidos estatales, se enfrenta a
presuntos delincuentes a fin de evitar la consecución de conductas delictivas 36.
A su turno la doctrina sobre la materia también ha destacado la satisfacción de este elementos a efectos de
analizar la responsabilidad de la administración pública, es el caso de Mir Puigpelat quien sostiene: “para que
ello ocurra es necesario que concurran, acumulativamente, dos circunstancias distintas: en primer lugar, que
la persona física de que se trate esté integrada en la organización administrativa. En segundo lugar, que actúe
en el ejercicio o con ocasión de sus funciones, o, en la formulación preferida por la doctrina y jurisprudencia
administrativistas de nuestro país, que actúe en el desempeño o ejercicio de su cargo.” MIR PUIGPELAT,
Oriol. La responsabilidad patrimonial de la administración sanitaria. Organización, imputación y causalidad.
Madrid, Civitas. 1° Edición, 2000. Pág. 144.
35
“En virtud de ese título de imputación objetivo, el demandante tiene el deber de probar la existencia del
daño y el nexo causal entre éste y una acción u omisión de la entidad pública demandada, para que se pueda
deducir la responsabilidad patrimonial, sin entrar a analizar la licitud o ilicitud de la conducta del agente, la
cual resulta irrelevante. A su vez la Administración, para exonerarse de responsabilidad, deberá acreditar la
presencia de una causa extraña, como el hecho exclusivo de la víctima, la fuerza mayor o el hecho exclusivo y
determinante de un tercero.”. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera.
Sentencia de 11 de noviembre de 2009. Radicado: 05001-23-24-000-1994-02073-01(17927). Igualmente de
manera más reciente se ha sostenido: “para efectos de determinar la responsabilidad, resulta irrelevante el
análisis de la licitud o ilicitud de la conducta asumida por los agentes estatales, como quiera que es suficiente
para imputar el daño antijurídico, a título de riesgo excepcional, la demostración de que este fue causado por
el artefacto o por la realización de la actividad peligrosa cuya guarda se encontraba a cargo del Estado.”.
Sentencia de 28 de abril de 2010. Radicado: 76001-23-31-000-1997-04952-01(19160)
36
“Así, también, es necesario que se presente una ruptura de la igualdad frente a las cargas públicas, la cual
se identifica al comparar la posición de la víctima en relación con los demás integrantes del grupo social, por
cuanto, mientras la actuación de la administración se justifica en el beneficio general, su interés particular se
ha visto excepcional y anormalmente afectado, de manera que el daño resulta grave y desproporcionado, en
comparación con el resto de la comunidad, elementos éste que se evidencia en los hechos examinados, por
cuanto, mientras (…)vio protegido su derecho y socialmente se evitó la consumación de un delito, la
aprensión de un antisocial y la ejemplificación que sanción penal impuesta al asaltante conlleva, Carlos
Lozano Serrano vio violentado y cortado su derecho más fundamental, cual es el derecho a la vida, a la vez
que sus familiares sufrieron injustamente los perjuicios que de aquí se derivaron, lo que, ciertamente, implica
un rompimiento de las cargas públicas y los pone en situación de desigualdad e inferioridad ante la sociedad,
todo lo cual se presenta como una consecuencia directa del actuar de la administración, que genera su deber
de solidaridad.” Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 23 de mayo de 2012. C.P.: Jaime Orlando
Santofimio Gamboa. Expediente: 66001-23-31-000-1999-00824-01 (22541).
transitaba frente al CAI ubicado cerca al colegio Ciudad de Pasto, el agente
Diógenes Jesús Alapa Rosero, al parecer lo increpó sin que éste escuchara y al no
obtener respuesta procedió a dispararle por la espalda
4. Extracto de la hoja de vida del agente Alpala Rosero Diógenes de Jesús 40.
5. Certificación expedida por el DAS, Regional Pasto, donde consta que revisados
los archivos delictivos del Grupo de Identificación Seccional y el Sistema Nacional
de Antecedentes no figura registrado el señor Adriano Emerson Castillo Molina 41.
37
Fls. 20 a 25 y 290 a 291, c. ppal.
38
Fl 26, c. ppal.
39
Fl. 27, c. ppal.
40
Fls. 75 a 80, c. ppal.
41
Fls. 83, c. ppal.
“Estudiamos el cadáver de un hombre joven quien sufrió una herida por arma de
fuego: el proyectil perforó los lóbulos superiores de ambos pulmones y el arco
aórtico produciendo una hemorragia masiva que le ocasionó la muerte.
7. Declaración rendida por la señora Sonia del Socorro Jácome Estrada, quien
afirmó que la víctima trabajaba en la droguería de un tío y con lo que ganaba
ayudaba a su familia. Acerca de lo ocurrido el día de la muerte narró lo que le
contaron sobre el suceso porque no estaba presente y sobre sus relaciones con la
familia manifestó:
“Las relaciones eran excelentes yo pienso que si llaman otras personas lo pueden
confirmar no sin antes decir que nadie puede tener contenta a toda una
comunidad no se si él tenía descontentos con alguien, las relaciones entre si le
demostraban a todos los vecinos que eran únicas constantemente asistían a
eventos deportivos o religiosos y siempre lo hacían juntos. (…)PREGUNTA:
SIRVASE AMPLIAR SU RESPUESTA ANTERIOR EN EL SENTIDO DE
MANIFESTAR COMO SE AFECTARON PADRES Y HERMANOS MORAL Y
PSICOLOGICAMENTE CON LA MUERTE DE ADRIANO EMERSON CASTILLO.
RESPUESTA: Si damos inicio desde aquel 13 de mayo cuando en la urbanización
se tuvo conocimiento de esta trágica noticia, podemos hablar de la dificultad de
hacer conocer la noticia a la madre MARIA CELINA. Era lamentable mirar cómo si
demostrar pena que los miren en medio del llanto y acudíamos a tratar de alguna
manera a consolarlos se daban casos de que permanecían encerrados de pronto
para no recibir las voces de condolencia y conmover más aquellos momentos” 44.
9. Declaración del señor Nelson Heráclito Muñoz Cerón quien manifestó que tuvo
conocimiento de la muerte porque le contaron lo ocurrido y señaló que: “las
42
Fls. 98 a 101, c. ppal.
43
Fls. 106 a 108, c. ppal.
44
Fls. 109 a 110, c. ppal.
relaciones entre hermanos que a mí me consta eran bien unidas, el fallecimiento
del hermano lógicamente que da pesar como dije antes, tristeza que pues, uno no
fácilmente se repone de un golpe de esos”45.
10. Declaración del señor Mariano Teodulfo Molina Urbano, quien era el tío de la
víctima y manifestó que laboraba en una droguería de su propiedad ayudando en
lo que se necesitara porque estudiaba regencia de farmacias y ganaba el salario
mínimo. De igual forma ratificó el contenido de la certificación obrante en el
proceso. Señaló también que con lo que ganaba ayudaba a sus hermanos que
estudiaban por fuera46.
12. Copia de algunas piezas procesales del sumario adelantado por la Fiscalía
158 Penal Militar contra el agente Alpala Rosero Diógenes de Jesús, con ocasión
de la muerte del joven Adriano Emerson Aníbal Castillo Molina.
12.1. Declaración rendida por la señorita Nancy Elvira Bucheli Córdoba quien no
presenció el disparo pero sí tuvo contacto directo con la víctima instantes antes de
su muerte y manifestó:
“Eran las 7:45 de la noche del día domingo 13 de mayo del presente año, estaba
trabajando en el SAI, en eso llegó un joven entró apagada la moto y me dijo que
dejaba esa moto y que se le cuidara, no me dio chance de decirle nada porque me
impresioné porque estaba ensangrentado, y salió corriendo allí mismo, y a
cuestión de segundos llegó en un taxi un agente de policía y llegó el agente y
estaba con el revólver en la mano y me preguntó que de quién era la moto que
estaba allí no le contesté nada porque me asusté al mirar el revólver, mi padre
Gerardo Buchelli le dijo que la habían dejado tirada, entonces el policía le contestó
45
Fls. 11 y 112, c. ppal.
46
Fls. 120 a 121, c. ppal.
47
Fls. 133y 134, c. ppal.
que esa moto era robada y que por favor le prestara el teléfono para llamar al No.
165”48.
12.2. Declaración rendida por el señor Gerardo Raúl Buchelli Merchancano, quien
manifestó:
“….A esa hora llegó un joven con una moto marca KAWASAKI, de las motos
viejas, se metió de una y la dejó allí, en el local del SAI diciendo me la cuidan o
me la ven y salió corriendo, sin yo pararle bolas y quedando quietos por la
impresión de mirarlo al sujeto que iba herido y echando sangre, salió corriendo
para arriba, en segundo llegó un agente de policía en un taxi que iba pasando
despacio y miró la moto, se bajó y fue a mirar la moto estaba con el revólver en la
mano y dijo esta moto es halada, llegó la sacó del local hacia la calle, el agente
pidió a mi hija que le prestara el teléfono y mi hija le dijo que esos teléfonos no
daban los de información y entonces se fue al lado a una cafetería y allí le
prestaron el teléfono, en cinco o diez minutos llegaron unos señores que estaban
tomando al lado diciendo que vayan a ver que allá arriba hay un muerto, esto les
decían a la patrulla de la policía que ya había llegado, a esas hora fue la patrulla y
lo echaron en la ambulancia y lo llevaron 49.
Debe resaltarse que esta misma versión de los hechos fue suministrada por el
Agente Alpala a quien se recibió declaración puesto que en ese momento no había
sido sindicado de la muerte del joven50
48
Fls. 21 y 22 Anexo Tomo I.
49
Fls. 23 a 24 Anexo Tomo I.
50
Fls. 48 a 50, Anexo Tomo I.
12.4. Copia autenticada de la licencia de tránsito 072631 de la motocicleta marca
Kawasaki a nombre del señor José Sigifredo Castillo Guerrero. Sobre dicho
automotor se expidió certificación de carencia de antecedentes 51.
12.5. Informe Técnico No 7629 del 8 de octubre de 2003, mediante el cual se hizo
el análisis de balística y se concluyó que la trayectoria fue de atrás hacia adelante,
de derecha a izquierda, “lo cual indica que el disparo lo recibe en el momento en
que se encontraba empujando la motocicleta, lo cual le permitía tener el brazo
derecho levantado y a la vez el cuerpo girado hacia la izquierda, para coincidir así
con la trayectoria establecida en el protocolo de necropsia” 52.
“Por el tipo de lesión que interesó la arteria de mayor calibre del organismo como
es la aorta y el flujo sanguíneo que circula por el interior de la misma es muy alto,
la pérdida de sangre se puede producir en término de segundos, agravado por la
perforación de ambos pulmones; por consiguiente con este tipo de lesión no
podría realizar ningún tipo de actividad física en este lapso. El espacio que puede
recorren en un tiempo menor a un minuto con este tipo de lesiones no se puede
estimar en más de 10 a 20 mts.”54.
51
Fls. 47 y 51, Anexo Tomo 1.
52
Fls. 553 a 556 vto., Anexo Tomo II.
53
Fls. 549 a 552, Anexo Tomo II.
54
Fl. 82, Anexo Tomo I.
“Se debe tener en cuenta que los órganos que fueron comprometidos en la
trayectoria del proyectil son vitales y en este caso perforó los dos pulmones y el
arco aórtico.
“…El policía dijo que una moto estaba parqueada en Telecom era robada y que él
venía siguiendo al ladrón, había un charco de sangre en el andén en ese
momento, el policía dijo que el teléfono no le servía y fue cuando yo le dije que
utilice el teléfono de la cafetería de mi mamá, él se encontraba hablando por
teléfono y bajó una señora que no la conocía y dijo que el ladrón estaba caído en
la esquina de la casa”, entonces fue cuando yo apuré a que el policía lo vaya a
coger al ladrón, pero el policía me decía espérese, espérese, y seguía hablando
por teléfono, colgaba y seguía marcando más números, y no quería ir a coger al
ladrón, cuando en esas llegó otro policía en una moto, y allí colgó el teléfono y
salió donde el otro amigo policía, le explicaba que él venía siguiendo la moto que
era robada y que él lo llamó, que no le hacía caso, que le muchacho se cayó y
que se levantó y siguió corriendo, dijo hermano y se cogió la cabeza el policía, no
le dijo nada más. Le decía con mucha angusti esas palabras, cuando en esas
llegó una patrulla y los dos policía el que estaba llamando por teléfono y el que
llegó se fueron a habla con los de la patrulla también hablaban y manoteaban con
los de la patrulla (…) el muchacho estaba en el piso caído a unas seis casas
cruzando la esquina desde la cafetería de mi mamá y los policías no iban a
prestarle auxilio. En esas llegó otro policía en una moto más grande y con casco,
de la angustia de toda la gente que no lo quería llevar a un hospital, un señor de
un taxi se ofreció a llevarlo al muchacho, y el policía que llegó en la moto corrió a
la patrulla y les golpeó la patrulla y les dijo un código y la palabra se está
muriendo, en ese momento después de un cuarto de hora y fueron los de la
patrulla a alzarlo al muchacho para llevarlo a un hospital. (…) Entonces de ver la
actitud del policía al que le ofrecí que llamara, el estaba como tonto, decía
espérese, estaba nervioso, estaba como sonámbulo (…) nosotros cuando nos
encontramos con Giovanny le dijimos que el policía que estaba allí era el que le
55
Fls. 635, Anexo Tomo III.
había disparado, nosotros dijimos eso por la actitud de ese señor, el no hacía
nada por socorrerlo al ladrón, no porque nosotros lo hayamos visto que él haya
disparado, entonces luego con Giovany se lo indicamos que él era y lo que hacía
el policía era taparse con la gorra… “56.
12.10 Declaración del señor Miguel Ángel Guepud Tapia quien participó en las
diligencias de levantamiento del cadáver y manifestó que no se hizo prueba de
absorción atómica al agente Alpala porque se localizó más o menos a la 1 de la
mañana, no se le pidió el arma de dotación oficial porque no hubo recuperación de
proyectiles en el cuerpo de la víctima57.
12. 12. Copia simple de la providencia proferida por el Tribunal Superior Militar el
19 de mayo de 2006, mediante la cual revocó la condena de dos años de prisión
proferida por el Juzgado 155 Penal Militar por el delito de Homicidio Culposo, en
aplicación del principio de in dubio pro reo 59.
56
Fls. 107 a 110, Anexo Tomo I.
57
Fl. 238 y 239, Anexo Tomo I.
58
Fls. 168 a 181, C. ppal.
59
Fls. 217 a 230. C. ppal.
tampoco se logró establecer su correspondencia con la portada como dotación
oficial por el Agente Alpala el día de los hechos.
“El daño antijurídico no tiene una definición constitucional expresa, por lo cual es
un concepto constitucional parcialmente indeterminado, cuyos alcances pueden
ser desarrollados, dentro de ciertos límites, por el Legislador. Sin embargo una
interpretación sistemática de la Carta y de los antecedentes de la norma permiten
determinar los elementos centrales de este concepto.
Desde el punto de vista sistemático, la Corte considera que esta acepción del
daño antijurídico como fundamento del deber de reparación del Estado armoniza
plenamente con los principios y valores propios del Estado Social de Derecho (CP
art. 1º), pues al propio Estado corresponde la salvaguarda de los derechos y
libertades de los particulares frente a la actividad de la administración. Así, la
responsabilidad patrimonial del Estado se presenta entonces como un mecanismo
de protección de los administrados frente al aumento de la actividad del poder
público, el cual puede ocasionar daños, que son resultado normal y legítimo de la
propia actividad pública, al margen de cualquier conducta culposa o ilícita de las
autoridades, por lo cual se requiere una mayor garantía jurídica a la órbita
patrimonial de los particulares. Por ello el actual régimen constitucional establece
entonces la obligación jurídica a cargo del Estado de responder por los perjuicios
antijurídicos que hayan sido cometidos por la acción u omisión de las autoridades
públicas, lo cual implica que una vez causado el perjuicio antijurídico y éste sea
imputable al Estado, se origina un traslado patrimonial del Estado al patrimonio de
la víctima por medio del deber de indemnización”.
(…)
Para que el daño antijurídico pueda ser indemnizado debe ser cierto y estar
plenamente acreditado, carga procesal que le incumbe a la parte demandante, de
acuerdo con lo dispuesto en el artículo 177 del C.P.C.,
2.7. La imputación
60
Es el caso de las denominadas “políticas de tirar a matar” en donde se avala un uso desproporcionado de la
fuerza que es violatorio de los Derechos Humanos. Sobre este punto el Relator Especial ha sostenido: “45.
Pero la retórica de tirar a matar y sus equivalentes plantea una amenaza grave y perdurable a los enfoques de
aplicación de la ley basados en los derechos humanos. Del mismo modo, las expresiones del tipo de
"asesinato selectivo" y tirar a matar se utilizan para sugerir un nuevo enfoque e insinuar que frente al
terrorismo es inútil actuar en el marco de la ley. Sin embargo, las normas de derechos humanos permiten el
recurso a medios letales cuando sea estrictamente necesario para salvar vidas humanas. La retórica de tirar
a matar tan sólo sirve para dejar de lado las normas legales claras mediante una autorización para matar
vagamente definida que produce confusión entre los agentes del orden, pone en peligro a personas inocentes
y facilita los errores al tiempo que se eluden los verdaderos problemas que plantea una amenaza concreta.”.
Informe del Relator Especial al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. E/CN.4/2006/53 “Los
derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones relacionadas con las desapariciones y ejecuciones
sumarias” 8 de marzo de 2006, p. 23.
61
“La administración, cualquier que sea la forma de actuación y cualquiera que sea la realidad social sobre que
recaiga, ha de respetar como algo Sagrado e inviolable, la dignidad de la persona humana, que es fundamento
del orden político y de la paz social. El Estado puede utilizar, con toda energía, dentro de los límites
impuestos por el principio de proporcionalidad, todos los medios de que dispone para impedir que el
hombre realice conductas antijurídicas, pero no tiene el poder de segar la vida humana, ni de torturar al
hombre. La autoridad no es en su contenido social, una fuerza física. Los integrantes de la fuerza física deben
actuar siempre con la especial consideración que demanda la persona humana” Consejo de Estado, Sala del o
Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 4 de marzo de 1993, Exp. 7237.
a efectos de salvaguardar la vida o integridad física propia o de un tercero ante
una amenaza inminente.
62
Dentro de este criterio se encuadran las referencias que hace la declaración de los Principios Básicos sobre
el empleo de la fuerza y de las armas de fuego por parte de oficiales encargados de hacer cumplir la Ley, en
su principio 9° donde se afirma:
“9. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no emplearán armas de fuego contra las personas
salvo en defensa propia o de otras personas, en caso de peligro inminente de muerte o lesiones graves, o con
el propósito de evitar la comisión de un delito particularmente grave que entrañe una seria amenaza para la
vida, o con el objeto de detener a una persona que represente ese peligro y oponga resistencia a su
autoridad, o para impedir su fuga, y sólo en caso de que resulten insuficientes medidas menos extremas para
lograr dichos objetivos. En cualquier caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea
estrictamente inevitable para proteger una vida.”
Así mismo el comentario a) al artículo tercero del Código de conductas adoptado por la Asamblea General de
las Naciones Unidas en donde se lee:
“a) En esta disposición se subraya que el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer cumplir la
ley debe ser excepcional; si bien implica que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley pueden ser
autorizados a usar la fuerza en la medida en que razonablemente sea necesario, según las circunstancias
para la prevención de un delito, para efectuar la detención legal de delincuentes o de presuntos delincuentes
o para ayudar a efectuarla, no podrá usarse la fuerza en la medida en que exceda estos límites.”
Código Nacional de Policía. Artículo 29. - Solo cuando sea estrictamente necesario, la policía puede emplear
la fuerza para impedir la perturbación del orden público y para restablecerlo.
Así, podrán los funcionarios de policía utilizar la fuerza:
a) Para hacer cumplir las decisiones y órdenes de los jueces y demás autoridades;
b) Para impedir la inminente o actual comisión de infracciones penales o de policía;
c) Para asegurar la captura de la que deber ser conducido ante la autoridad;
d) Para vencer la resistencia del que se oponga a orden policial que deba cumplirse inmediatamente;
e) Para evitar mayores peligros y perjuicios en caso de calamidad pública;
f) Para defenderse o defender a otro de una violencia actual e injusta contra la persona, su honor y sus
bienes;
g) Para proteger a las personas contra peligros inminentes y graves.
63
Sobre esto el informe A/61/131 de 5 de septiembre de 2006 “Informe provisional sobre la situación mundial
con respecto a las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias” precisa lo siguiente: “41. (…) el requisito
de necesidad impone la obligación de reducir al mínimo el nivel de fuerza aplicada, independientemente del
nivel de fuerza que sería proporcional. Respecto del uso de armas de fuego, la norma de necesidad que se
aplica es que debe recurrirse a esta medida potencialmente letal “sólo en caso de que resulten insuficientes
medidas menos extremas para lograr dichos objetivos”. (…) En general, los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley deberían determinar el grado de fuerza necesario, comenzando por un grado bajo y, si ello
resulta insuficiente en ese caso concreto, graduar o intensificar el uso de la fuerza”. Organización de las
Naciones Unidas. Informe A/61/131 de 5 de septiembre de 2006 del Relator Especial, p. 16-17.
contrapartida del cumplimiento de los objetivos lícitos que permiten el uso de la
fuerza y las armas de fuego64.
Por otra parte, de acuerdo con lo manifestado por el mismo agente Alpala, ese día
al parecer fue alertado de los movimientos sospechosos de alguien que arrastraba
64
“La proporcionalidad trata de la cuestión del grado de fuerza tolerable. Más precisamente, el criterio de
proporcionalidad entre la fuerza usada y el objetivo legítimo para el que se la usa requiere que la
intensificación de la fuerza se interrumpa cuando las consecuencias para el sospechoso de aplicar un grado
más elevado de fuerza “compensen con creces” el valor del objetivo. Podría afirmarse que la proporcionalidad
define el punto en que las vidas y el bienestar de otras personas justifica el uso de la fuerza contra el
sospechoso y que, si se supera ese punto, el uso de la fuerza no estaría justificado y, de causar la muerte,
sería una violación del derecho a la vida.” Organización de las Naciones Unidas. Informe A/61/131 de 5 de
septiembre de 2006 del Relator Especial, p. 18.
una motocicleta presuntamente robada, por lo cual decidió interceptarlo, al ver que
no acató su llamado procedió a salir en persecución suya, y al llegar al SAI, donde
la víctima dejó la motocicleta, indicó a los presentes que perseguía a un ladrón, de
manera que se acreditó plenamente que se encontraba en el ejercicio de sus
funciones como policial.
Ahora bien, respecto de la autoría del disparo que causó la muerte de la víctima,
no existe una prueba directa, como lo afirmó el fallador de la instancia, pero sí que
existen varios indicios que permiten concluir que éste fue efectuado por el agente
Alpala.
Acerca del indicio, el artículo del C.P.C. dispone: “248. Requisitos de los indicios.
Para que un hecho pueda considerarse como indicio, deberá estar debidamente
probado en el proceso”.
Algunos doctrinantes lo han definido así: “El indicio es un hecho del cual se infiere
otro desconocido. Debe quedar suficientemente claro que el indicio es, por así
decirlo, un hecho especialmente cualificado, porque tiene la propiedad de salirse
de sí mismo y mostrar otro”
66
Sentencia de fecha julio 26 de 1982. Magistrado Ponente Alfonso Reyes Echandía,
67
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de marzo 18 de 2015, radicación 30639, C.P.
Olga Mélida Valle de De la Hoz, (E).
68
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Sentencia de 26 de octubre de 2000,
proceso: 15610.
De acuerdo con las pruebas allegadas, el joven Castillo Molina pasó junto al CAI
en el que se encontraba de turno el Agente Alpala arrastrando una motocicleta
motivo por el cual éste lo increpó y decidió seguirlo, estructurándose un indicio de
proximidad y también de consecuencia porque se dio inicio a una persecución;
posteriormente el joven entró al SAI y también lo hizo el policial, (indicio de
presencia en el lugar).
Por otra parte, respecto de la herida recibida por la víctima, según lo consignado
en el fallo proferido en el proceso penal, el estudio de balística determinó que el
proyectil corresponde a un arma calibre .38 especial de características similares al
arma de dotación oficial que portaba el agente Alpala el día de los hechos aunque
no pudiera establecerse que fuera la misma.
Pues bien, el informe rendido por medicina legal, lejos de desvirtuar las
declaraciones sobre el comportamiento del joven herido, al ser valorado de
manera conjunta con los croquis de lo ocurrido y con el informe sobre la
trayectoria de balística, corrobora que el impacto fue realizado por quien se
encontraba en su persecución, y el compromiso respecto de sus funciones vitales
fue de tal magnitud que no alcanzó a recorrer sino un breve trayecto acerca del
SAI, cayendo luego al piso, a unas cuantas casas de ese sitio, donde permaneció
hasta que fue trasladado hasta el hospital más cercano.
De acuerdo con lo anterior, es posible concluir que el disparo que causó la muerte
del joven Castillo Molina si fue hecho por el Agente Alpala Rosero, en las
circunstancias arriba señaladas, motivo por el cual, la decisión de primera
instancia habrá de confirmarse en relación con la responsabilidad atribuida a la
Policía Nacional por el daño causado a los demandantes.
2.7. Perjuicios
En relación con este punto, se presume que cuando hay un daño antijurídico
inferido a una persona éste genera dolor y aflicción entre sus parientes hasta el
segundo grado de consanguinidad y primero civil, ya sean ascendientes,
descendientes o colaterales69.
Así las cosas, para la liquidación se tomará como base el salario mínimo actual,
por ser mayor que el salario mínimo vigente al momento de los hechos
debidamente actualizado, y se le aumentará el 25% de las prestaciones sociales y
se le restará el 25% de lo que la víctima gastaba en su manutención, para un total
de $646,363, que se dividirá en 50% para cada uno de los padres, así:
$323.171.5.
Ahora bien, el joven Castillo Molina nació el 10 de marzo de 1979 y por tanto al
momento de su muerte (13 de mayo de 2001) tenía 22 años, 2 meses y tres días
de edad, de manera que la indemnización comprende únicamente el periodo
consolidado que va desde la fecha de los hechos hasta el momento en que
cumpliría los 25 años, esto es el 10 de marzo de 2004, para un total de 33,90
meses, liquidados con la siguiente fórmula:
S = Ra (1+ i)n - 1
i
S = $323171,5 (1 + 0.004867)33,90 -1
0.004867
S = $ 11.879.787.
FALLA