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orijinados en mi predecesar por el deseo de ocupar una posicion espectable, no ; catisas mas nobles i jenerotes despertaron en él esos eentimientos, Su civismoi patriotismno acendraios siempre fueron cl testimonio irreensable del desprendimiento qué lo earaete- tizé en totlos los actos de su vida, i ellés fueron quizé ios que prepuraron su niverte prematnra. Como médieo domind en él un sentimiento constante de ser (til asus semejuntes, por lo eual jamns dejé de prester una asidua coutraccion a esta cleacia sublime de gue depende en gran pute el Dienestar ila vida dc hombre, i aua apesar de sus sérias ocu- paciones, siempre se le vib observador vijilunte de los diferentes casos que Je podia prewentarsu préctiea en ef hospital de la Serena, Sus obsersaciones en este centile, tienen wn mérito real, Les de Jamentarse ue esos interesantes oyrtseulos no heyan visto Iq luz pablica; convendria qnese hicivsen esfucrz03 para recabarlos de sus deudos. Loa tiebyjos a que me he referido no os son enteramente deseonoeies, se ba podido juzgar de ellos, por la brillaate oposicion que hizo Cortez a. principios de 1553 ala cétedra de ‘Patolojia interna, en que manifesto los dotes del verindera profesor. Par concluir esta Hijera reseiiy me testa solo recordar a Cortez en stt cardeter de Latendente de Ia provincia de Vuidlivia. Liamado al mando politico de esta parte de la Repiblicn, #, desde los primerosdias de su nombrumiento, comewz6 por conocer p item ticamente sus localidader, para hucer asi nins provechosu el estudio de sus nevesidudes i poder poner en yrietien los medivs que hubian de impulsarla en Insendadel progreso. Convels d+ pronto que existian alli grandes elementos para coloear Ja provincia en tua rango, sino superior, al mismo igual aldelas demas del snd de Ia Repiblica ; pero dengrucialumente cuanto comenzaba a halagarle Ja esperanza de realizar sus planes, el destino cortd de un golpe todos sus ensuefios, i arrebaté a Ia uacion wn mandatario Inborioso i prudento, ia esta Facultad un mlembro que por su ilustracion i talento estaba Namado a oeapar un dia un asiento prominemteen esta corporacion. La prematura muerte dedon Manuel Cortez aeaeeida el 4 de junio de 1854 ha dajado aan vacio inmenso, i plegne a Dios, que al reemplazarle, pueda hacerlo siguiendo sus honrosos antecedentes! Discurso leido por von ‘pomingo SANTA-MaRtA, en el acto de su incor- poracion en la Facultad de Leyes i Ciencias Politicas de la Univer- sidad de Chile. Sefiores = Alllamarme Ia Facultad de leyes{ cléncias politices a tomar au asieato en su seno, ha tenido In benevolencia de designarme un lugar que vengo a ocupar Ileno de respeto i reconocimiente, El lamamiento que me habels hecho para asociarme a yuestras tareas, ry — 30 — mae prueba que buscais tuiesmente en mi, a falta de otros titulos, el celo, mi dadicacion a la jurisprodeucia ; pero a esta cireunstancia, que empefia a Ja verdad mi gratitad se agrega ia de baberme sefialado ta plaza vacante por el sentido fallecimiento del sehor don Santiago Evheverz, persona aquien la Facultad debe un justo elojio, que eon com= plicencia voi a hacer en este momento para cumplir con lo ordeaado en los estatutos del cuerpo. . Alhablar aqui del sefior Evheverz, pago tambien ua tributo ala amisind) a este ‘to que cobra el imperiode una lei relijiosa sobre el corazon, enando lo recibi- mos como ine: hereneia de nuestros padres, Nifio aug, sefiores, enam’y lus. futigas del nula erne ef nica pesar gue podia reongojarmme, of Ia voz del sefior Hobeverz, animada tte todo el interes que fuera capaz de despertar en mi suayores estimlus por el estudio 5 mas tarde, entrado ya en los negocios dela vida, revibi de él consejos que me sirvieron para tomar firmes resoluciones, i que eoatribuyeron n> poco a ensefiarine cudu severo debe ser el hombre ev presencia de la justi Et clojfo que hago del sefiar Eeheverz, es el elojio de lus mas relevantes virtudes. Muchos de vosotros le conocisteis, ya en la vida piblica, ya en Ins relaciones privadas, © ya en el seno de la mas fntima aniistad , i estoi cierto que encontrasteis sferapre en él a] empleado futegro i pundonoroso ; a citdadano madesto hasta ta bumildad ; al Lombra entendide, prudente i benéfico ; ial aboxndo estudioso, leno de templanza, de erudicion, de aisora la efeneia ide un fino criterio para douinar una cuestion i resvlverla, ;Cosa vara, sefiores! Hicheverz, estudiado eu la suavidad de su eardcter, eu la blandura de su indo'e ienla sencilles i naturalidad de sus maueras, no pareela foese enpaz de concep- ciones utrevitdas i macho ménxos de determinugiones enérjicas @ invariables; isin em- burgo, este hombre tan tierno en sus relaciones privadas, tan geusible a lu desgracia, tun décil para cir Ia voz del amigo, era inflexible como majistrado ¢ imperturbable como juez. Habia en su alma una virtud zara, cual erala modestia. Para sorprenderle i for- mar idea de la estension de sus conocimientos era menester aleanzar toda su coniianza i funiliaridud. De otra manera no era féeil comprender tolo ef brillo de su capacidad, ni Jaregnlaridnd de sus virtudes. Flor escondida i oculta bajo el ramaje de otros Arboles, ra preciso Hegara ella abriéndose paso para descubrirla, No cautivaba tampoco por [a hermosura de sus colores ; pdlida idesleida, sa fragancia no se pereibia sino aceredindose, Hcheverg no tenia en su conversacion fa hermosura i brillo del literate, ni la impetucsi. dadii el calor del orador : eus escritos eran un comprobante de aguel principio, ef estilo es el hombre ; claro, perosin pompa ; erudito, pero sin ostentacion; razonado, pero sin soberbia. Su mérito estaba ex su alma, Amante fervoroso de fa jasticia, huela todo lo postble por servirla, i de aqui provenia que como majistrado sa concieacia fucse siempre reetai firme. A Echeverz no Ie fué dado asistir a Jas primeras peripecias de nuestra revolucion, Nacido cn 1792, vivie entregnito ol oprendizaje de la jurisprudeneia, cuando varones esforzados luchaban por anonadar las fuerzas espaifolas que nos mantenian ligados a Ia Metrépoli, Miéntras otzos, u quienes la suerte habla dalo una mayor edad, aleanzaban triunfas en Tos campos de batatla o meveeian bien de In patria en los consejos de Gobier- no, Echeverz, jéven, Jograba en las aulus triunfos modestos sobre ens demas coadisci« pules, pero que presajiaban de cuanto proveeho vendvia a sor al pais esa intelijeueia que se desarrollaba en esas lides en que ef peripato era el arma poderosa con que se heviun Jos combatient Aqui debo hacer menefon de un heebo, cnyo reeverdo me permitirels, porque en su tiempo honré saucho ami ilustre antecesor, i porque él teabien caraeteriza la mauera como entonces se hacian los estudivs ila érbita en que jiraba la ciencia, sentin = 31 — -: “Heheverz era disefpulo del famoso padre dominico Frai Tadeo Silva, el enal-rejentaba jas clases de Alosofin # de teolojia en'el convents de que era miembro. A la primora dis estas ciencias, lnbia dade an grande empuje cl padre Silva, porque, encéndola de) on- yrilestrecho por donde se Ja levaba, hubia adelantado proposiciones que traian en alarma a los espiritus mezquines, qne no veian mas allé de Tas redacilas i estériles p inag de Alueri. Et padre Silva, euya intelijencia tomaba a veces yuelos atrevidos, Hié en un cnaderng todas las nuevas proposiciones que ensefaba en su euro i las repartid anticipadamente para queen un dia fijade fuesen materia de discusion i controver pablica, Efvetivamente, ta iglesia de Santo Domingo faé el lugar de : neo iterario, Evheverz fir el primero a quien el umestro sostuvo con brillo ildjica severa, durante tola uma terde i eontestandoa diversos F yortindos contendores, ka proposivion que Hevaba ea el programa cl nombre de exestion Htular, ide ke oval se trataba por primera vez pablicnmente en Chile; a saber: “Los brutes som mers ontomatns. 77 El teiunlude Echevera tug en ee din completo. El peripato habia alade sus annas i cchady mano de todie sus satilens i recursos. para derrotar al que tan osado defendia wna proporicion que los maestros de lag demas aulas toebap muien silencio. Biraban estos su orgulla abatido, # Lesta ervion que a la Alusofin se Je daba un jiro que podia ser peruiciuso i eondenndo por ka Tgtesia. La efeneia estabe, pucs, entoners envuelia en an ropaje que aahogubs 31 mucho ere que no se atrevies a niegurlo para defer al esphitu humane toda su espunsion i desenvolvimiento, Echeverz se hizo notar tambiew entouees, a mas de lo fino de su juivio iacertado de sas contestaciones, por ky modestia de su ton i Haneza de sus manerns. Orlady con estos Jaureles i muchos otros, recojides en luchus de igual jénero, coneluyd su carrera fobtuvo el titulo de abogado ea octubre de 1817. Pero us menester confesar que mi digno predecesor, no obstante sn intelienela clara. Jas prondas que tanto le realzaban, no estaba Hamade a figurar en medio de las turbu- Jeneias del teatro politico ni de Jos acalorados debates de Ja arene, parlerzentaria. Si los primeros movimientos revolacionarios le encontraron sin la robustez necesarla pura se~ suireu curso { prostarles ayuda, la organizacion administrativa i eunstitecional del pais ledemundd, si, ef eongurso de sus faerzas. Asi fud que a fines de 1819 entré Echeverz seeretaria de la Intendencia, destino engorroso en esa época, por estar yin= cubuto a é el despacho de muluiplicados aegociosi asuntos ya administratives, ya ga- bernativos o judielales. Bien sabeis, seffores, cual fué la rearcha que, despues de In Spoca que ito, se iraprimis ul pais. La espada habia obtenido Ia ultima victoria iproclamado la independeneia; i natural era que el eaudillo militar, elevado al rango de primer majistrado, estableciese para gobernar un réjimer arreglade a ordenanza. Ana habia enemigos, por vtra parte, von quienes combatir, que si bien aparecian vencidor, mo aceptaban todavia Ialei del venecdor, Pero este gobierno tirante, Lijo de las circunstancins, talvex de las exijencias dela gpoca, tayo su término, i el pais, obeleciendo a una lei, que no es dado a nadie burlar, se Janzé a una viade libertad, de discusion, de progreso. Ta organizucion cons Fitucional fué ol tema obligade de ese tiempo, fen 1822 se reunié ena convencion que Uehia dar, despues de los mas fibres debates, la constitucion del estado. Echevers fud micmbro de esta convencion, como le fué tambien de los varios congresos sucesivos. iu ellos no fignz6 sino por Ja reetitud de sa voto, la sanidad de sus miras, sin que jamas so alianderizase en ninguno de Jos partides que desde enténces cumenzaron a mar, § 4que se robuvtecieron mas tarde hasta espirur uao de clios eu les campos de Lircai i alear el otro su ensefia de vietoria con Ia promulgacion de la constiucion de 1833, sia tn para este tor sur & — 32 El nombre de Eckeverz no aparecié.en las disensiones de los congresos, porque ni era, orador, ni podia tampoeo veneer su resistencia natural para iamar cou la palabra In atencion publica sobresa persona, Exiirle que en un congreso se hicivse oir, era de~ mandarie un penoso suerificio, Su modestia era el primer escollo con que trepezaba, jen seguida Ia ftialdd de su eardetor qne no le permitia tomar ardor, nirveajer pasion para defender un principio que podia tener divididos en bandos a los diputndos. La division sola era un motivo de afiecioa para Echeverz, En In Vondad de sn alma no cab'a que entre hombres anjmadosde suaas intenciones dojace de kaber una perfesta e inmatable armonia. . La politionno era, pnes, el terreno en que mi digno anteeesor debia deseollar. Los partidos teulan para el una Iéjica i una moral que no aleanzaba. Como hombre honra- «lo reprobaba sus manojos, deseonceis sus ardides, le causaban repngnaneia sus recursos i condeaba con valentia el funesto principio, que desgraciadamente cuenta eon no pocos secunces, de queen politica ha de obedecerse una moral distinta de In que debe guiar al hombre en sus relaciones privadas. En nn corazon eomo ul de Echeverz, sana, aleno de toda pretension queno fuerala aconsejnda por Ja mas estrieta justiein, sedino habia de tener asiento una maxima estraviada, que cuesta no pecos desastresa las repiblicas americanas en que ba imperao, i que ha contribuide a sancionar no pocos absurdos, no pocas injusticias iqne hha elevada aciencia de gobierno Ia baja hipocresta, el dafiado Aisimmlo iel procedimiento torticero? Sila justicin e2 una, sefores, la moral, que no es masque unaderivacion de eile, no puede tambien sersino wma ;iyo me complazco mucho de recordar en este lugar i en este momento la repugnante aversion que mi an- tecesor tenia por ese principio odioso quesaerifien Ia coaveniencia publica, el respeto por los derechos del hombre, a los intereses de wn dia de les caudilles que gobiernan. Gierta es tambien que los estudios de Eebevers no Ie habiaw predispuesto para abor- daz cnestiones aluinistrativas 0 coustitucionales. Edueado euando Ja teolojia i In jurise prodencia de fa Instituta ide las Purtidas eran toda ila tinica ciencia quese brindaba alajaventnd en Chile, no habia podide preparer su iatelijencia en Jos cstuiioa politi- cos, ni adiestrarse en ellos hasta dominar su natural resistencia para conocerlos, Para el hombre que reehaza las turbaluucias de los partidos, las querelias que los dividen i los intereses que los encienden, el derecho pablico tiene algo de repelentei odioso. Los hombres como Echeverz amen Ja liberdad, porque aman la justieie, pero no entienden que paraservirla i honrarla sea menester trabar de ordinario eternus luchas,en que perdiendo muchas veees [a razon su imperio, solo escuchamos el grito desapacible de Jas pasiones. En esas almas paras lalibertad se hace edovar, selores, porque ella no os, comosucade para algunos estadistas, uua moneda sobre cuya buena o mala lei debe exestionarse. De aqui nacia que Echeverz, sin embargo de no ser materia de su predi« Jeceion Is cfencia eonstitucjenal, resolviese cow tino i aplomo las cuestiones que en los congresos se debatian. Siguiendo el eco de su corazon i ayudado de ia claridad de su intelijencia, se ponia siempre de parte de los baenos principios ien favor de los intere~ ses que [a justicia aconsejaba. En ei cfrouio de sus amigos, en Jasreuniones privadas en que su modestia no le oponia las mismas resistencias que cuando él ocupaba los ban- cosde un Congreso, discurria admirablemente sobre los proyectos de lei que podian ser causa de aealoradas cuntiendas, Hn valde era pedirie que de esas opiniones, emitidasen el seno de Ia confianza, hiciese una manifestacion pdblica, porque para esto Je faltaba Ja pasion, la confianza ila fuerza de volantad que acompaiian al orador. No obstante, Jos respetos que mereeia le daban siempre un lngar prominente en toda reupion pil blica, En testimonio de ello vosotros le babeis visto de presidente de ia convencion de 1895 i muchas veees de prestlente i vice de la cdmara de senadores. — 38 . Pero, ye qué: recordar los diversos puestos que en esta. escala recorrié mi antecesor, nia qué decirvos que fué consejero deestedo, miembro de diversas e importantes comi- siones, cuando hai otra campo en que considerarie, no ménos Zecundo i brillante? Ea la mafistratura se necesita una alma delicada, un corazon recto, wha intelijencia ilus- trada, una razon templada i severa, subordinada siempre a lo léjiee de la lei, § una constitucion fiia en que no impereel acento de la pasiono el dolor de. le desgracia. El jnez ha de poseer raras dotes, pura que acnerde siempre sin temori sin estravio In justi- cia de que es depositario."Echeverz reunia tan distinguidas prendas ; a su ciencia juri- dica, a su versacion en loseddigos, que formaron et estudio predilecto de toda su vida, se aunaba la paz desu aimai laenerjia de su yoluntad. El mandato de Ia lei, con:pzon- dido en au espiritu Bloséfico, fué siempre para él un muro sagrado e inviolable. ‘A principios de 1824 fad combrado Echeverz jnex de letras de Santiago ; i su baen desempeiic, Ix juieiosidad de sus sentencias i fa confianza que merecia del piblico le Damaron a los dos afies ula.Corte de Apelaciones en’ calidad de ministro interino, hasta 1927 en quese le did la propiedad de este destino. En este elevado puesto continnd prestanda sus servicios, hasta que un suceso ruioso vino a separarle de [a majistratura, para volver alla en 1843 eva mns honori honra, puesto que en este tiempo fué nom- brado miumbro de fa Suprema Corte, de cuyo tribunal hubo de separarse jubilado, en 1852, solo eunnty sus fuerzus fisicas deeayeron, gastadas por una penosa i larga carrera dy buenos o iinportantes servicios prestadus ala pxtria con ardoroso eelo. Pero la majistratura esti erizada de espinas, El juez 2 mas del esfuerzo natural que ha deemplear para uhogur sus ufecoiones i sobreponer aellas la consiencia. de lalei, tiene que combutir eon las asechianzas dle los litigantes, siempre dispuestos a censurarle, cuansle salon perdites. Este incoaveniente es, ao obstante, el menor, silo comparamos conel peligro en que se coloca evanio seatraviesa una causa politica en que un gobier= noi un partido se interesan. El juezha wenester entnees de toda el alma de un Caton. $i no quiere arrojar una sombra sobre sa coneienciai su reputacion, debe resignarsea ser quiz vietimaia descender del eneumsbradosillon del majistraio al baneo humildte del acusado, {Noble papel es este, seliores, que cleva al hombre sobre sf mismo i le realm a los ojos de la sociedad, siempre que le acompaiien sus coavicciones i Ia conciencia del deber! A Echeverz le cupo representarlo ; pero el saceso que dio lugar a ello, le enus6 crueles amargaras i hondos pesares. Permitid que traiga a enenta ese incidente, puesto que es de gran importancia en la vidade mi antecesor, i retrata mas que niagun otro su firmeza como mojistrado. En 1636 don Ramon Freire zarpé de las costas del Pera para venir a Ias de su patria aunirse con su antigaopartido que le prometia sa concurso, i le demandaba solo sus esfuerzos para derribar Ia administracion que entOnoes habia. Freire anduvo desgraciado en esta empresa. Antes de aventurar ningan movimiento f1é abandonado por alganos de tos suyos, aprehendido, enoareelado i sometido a juicio, Freire no era por eierto un reo comun. Para apreciar su criminalidad los tribunales tenian que resolver arduas cuestiones, que estimur diversos Lechos, sobre los que la historia dard tambien mas tar- de su fullo. La eausa de Freire traia en alarma a la sociedad ial gobierno. La altura i antecedentes del personaje aumeninban su importancia, Solo ha los jueces ies cabia es- tar impacibles, esperande se les preseninse el proceso que debia arrancaries el fillo, Le situacion de estos fltimos era tambicn tan elevada como Ja del reo, i tan grave como el hecho mismo que formaba la materia del delito, Bl juez se eacambra segua es el reo a que juzga ila importancia social de la aecion que pesquiza, Quién cra Freire? Era an traidor a la patriu? Freire no podia vender Ja patria porgne 5 —sa— 1 habia costado el precio de sa sangre, i Freire no babi entregado tmnpoeo a uw poder estranjero las fuerzas ni tos interesos del Estado. Era un militar qze burtaba ta obediencia qae Ja ordenanza le habia impuesto? Freire habiasido despojado de sus grados por el gobierno a quien combatia, 7 no podia ser inirado sino como un simple ciudadano. Ei cddige militar no tenia fuerza para él. jAtecabs 2 ua gobierno establi:cide por la via constitucional? Frofre habin dcfendido Ja constitucion de 1828 i ja adminisiracion que mediante clla existia, Veneido babia aceptado la Jei del vencedor; pero este veneedor habia derribado a un gobierno i ona constitucion, ino tenfa mas titulo yBra Freire un candillo oscuro, un militar qne tentaba fortuna en la revuelta? Freire habia disparage ct primero i wlthuo caiiownzo contra Ins ejércitos de Ta Espaita ; Freire habia peleado bizarremente en las eampaiias del Suz, en el sitio de Runeaga jen las Hanuras de Muipo! Freire habin sido Léroe en toiios estos eombates; hubia mere- eido cl amor del soldado, el respeto de los ciudadanus, Ia popukwided de sus glorins } aleanzado i abandonade esponténeamente los primeros puestes i honores de la Repibli- ca. Todo un pasado gloriozo, orgnilo de la patria, estaba unido a su nombre, Su corazon era conocido. Nila ambicion ni el remozdimiento, segun la esprosion dcliz de une de snestros poetas, chobian turbedo jaimas la paz de su suefio. Tul cra el reo, seiioves. Peroal frente de esa adininistracion que Freire combatia, estaba un hombre qne eon une abnegacion patridticale sacrificaba su fertuna, st: reposo, i qre mas tarde Je sacri- ficé tambine Ja vida, Esa admiaistracion se habia establecido invoeande ei respetoa las eyes, ala moral, a fa propiedad; {por cierto, que el hom bre que In dirijia, consagrala a todosestos objetos largas vijiias, Nuda huportaba que dutes de ella Lubiese un ré men constitueional, si fa canstitucion que Io ustableeia no era respotada, st los intereses piblicos i privades no eran atendislos, La revolucion en que Freire habia sido vencido, contaba con lu suntidad desu fin i la eancion de la victoria, El hombre que la habia dirijido, sosteuido i aflanzade invocaba en sa favor todos los iuereses péblicas itvdas las dolzuras i ventajas dela pazzeste hombre que era un jenio, queese audaz, que toni una vara fueren de valuniad, i que agregiiba a esas bvillantcs-eualidades am des- yicio ptblieo, eva Portales, prendimignto gjenplar en el. Este ora el acitsador, seiiores. La causa reunin, pues, una singular importaneia. Ta consajo de nilitares babla eon denado a muertea Freire pi ol tribonal de que era miembro Echeverz, dubia revisir cste fallo, i, omandar le cabeza del reoal patibulo, o salvarle de esta pean. Los juce pare Glar, no tunfaa solve fa mesa sino on ediligo Viotuilo treveientos alles abras, 3 necesiiaban por consiguiente de una fustracion ie ideas i prineipios no coman,i de nna firmeza iseveridad. de earicter que Ios hictese superforesal poder méfica que acusador ejerofa. Portales lo doiiuaba todo; sw volualad imperiba ew todas partes 73 menester era albergar una rane ad para resulverge a costradecirle ¢n sus mhiras 3 prépositos, Las revulueiones cuando triuntan, avesiiiaa tous Tas resistencias eon que hac Juchado, i dominan desde luego porel terrer que faspiran su telunfo {la tirantex de sus medidas, Ea Jas transneciones ereen debilitasse i encontrar sa muerte ; i Porteles, ans que nadie, obedecia a cstas miximas. A todos sus enemigos los habiw espatriada 0 reti- rado de Ios empleos que servian ; ducfio del pls le Iucbla iimpussio sifeneio, para entze- garse can sociego isin builicfo a ad organizacion i arregle, Ia condenacion de Freire era, masque wna mudida de instieia, una neasldad politica para Portales. El fallo que él tribunal iba a dar, podria atentar a Jos descontentos ‘i determinarlos a entrar en nie- yas cupresus ; mignlras que la condenaciva a muerte, a la par de poner la vida det — 35 — péimer candillo en sus manos, alejabs toda esperanza del dnimo de aquelles que no te- ‘nian tantos 0 aingunos titulos para ser considerados. Portales queria, pues, la seutencia de muerte, uo para ejeeutarla, sogun se asevera, sino para haccrla valer por el efecto moral queella habia de producir. Esta voluntad de Portales importabs antela sociedad escribir la sentencia. Eltribunal, sin embargo, tenia en se seno hombres oomo Echeverz, en enya aliza habia bastante valor pare hecerse snpesiores a toda consideracion de estado, a todo edloulo potitic. A la volantad de Portales, 1 resistin con la firmeza de su corazon, con Ja conciencia del deber. El peligroa que este resistencia podia esponerie, era para Exhe= vyerz desatendiblei fifvolo. La sentencia se dié por cl tribunal al fin; pero alia burlé las espectativas de Portales. Freire fué condenado a diez afios da destierro, i su cabeza no se puso a mereed de una induljencia que podia tembien negarse. , No me tocaa nti calificarla naturuleza de este fallo ; pero sf, pacdo decires con rane queda qar uno contrario tendria shorm avergonzada ala Iepibliea: Ya veig, sediures, euanto ha hecho [a Francia por repararla muerte del Mariscal Ney! La posteridad que ba alzadoabora una estétuaa Freire, ila historia que juzga sinla pasion de fos partides, jedmo habria estimade uaa sentenvia qe mandase pasar a manos del verduso Ja cabeza de un héroe? La senteneia pronuneiada en aqne! tiempo irrité todo el orguilo de Portales. Los jue ces que la suseribieron fueron sometidos a causa, i Echeverz se vié envuelto en un prow eso en que so Je acusaba de haber trasgredido las leyes, Tal arrebato hubo para comen- zar estacuusa, que Echeverz i exs demas compafieros fueron ante todo separados de sus Gestinos, arrestados en sus cnsas i considerados como reos. Todo esto importaba ya une penw, un juieio, «n fullo 4 por cierto que al estudiar este hecho esbien notable que el Gobierno, que acusaba a un jez de haber violado waa lei, comenzase é! mismo, al buscar la reparacion iel ejemplo, por burlarlas i atropellarlas todas. Echeverz se dofendié sin irritarse i sia hacer inerepaciones a tos mismos que querfan negarle la primera virtud que poseia. Este proceso tenia, entre otras, uaa faz importante, gue levaba alos hombres peasadores, a mi mismo antecesor,ala consideracion de una necesidad social. El ministerio publico deefa enténces que los jueces babian violado abiertaments In lei, iestos a su vez que aquel, no solo no la entendia, sino que le daba una interpretacion ajena de sa espirita idel hecho aque qaerie aplicarse. El tribunal citaba en spoyo de su doctriaa un juegamicato que la corroboraba. Dou Pedro Barne- chea habia armado una espadicioa en 1831 en el Callao i venido con ella a Coleura a alarmar alos salvajesi abrir una camapatia con el refuerzo que ellos debian darle, Pron dido, habia sido eoadenado a destierro, sia que el ministerio publica, a pesar de la identidad del caso i de 1a aplicacion que se habia hecho de la misma lel, hubiese consi« dexado a esta violada, ni a los jueces eriminales. La verdad es que en el proceso seguido contra Echeverz, independientemonte de los motivos politicos que Jo impulsarou, campeaba una cuestion de interpretacion ; cuestion sésia que dejaba ver los ecnflictos en gue nuestra lefislacion traia de ordinario alos Jueces. Echeverz salié absnelto, isu nombre zecobré ta pareza iel vespeto que le han aeontpafiado tan justamente hasta el sepulere ; pero ni los sentencias dadas en las eausas de Barnochea ide Freire, ni la pronaneiada en cl juicio seguido a los jacees de este, dejaban esclarecida toda duda i asentady un principio legal que sirviese de marcha fija ¢ invariable para to sucesivo. El mai existia, migatras Ia lei rijiese, i migatras sus pala- bras presoniasen mérito a dedueclones contvarias i a consecuencias opuesias. En paiscs como los nuestros, ea que los fallos de los tribunules no estubleeen dovirina como ua . - — 36 = Inglaterra, na, let male, hija, de tiempos birbotosi deideas atresndas, essiempre an escollo contra el que se esirellala administracton de justicia. Nacia de aqui que mi antecesor fuese tan deeidido partidario de una nueva codificns cjon. Segun él Labia dos mates que aquejaban a nuestra lejislacion :su wultiplicidad } eu atreso, Empefiados en dar solucion al problema constitecional, que tenia preoeupa- dos los diwimos desde Ja apoca de unestra emaneipacion, apénas habiamos podide volver la vista a nuestra lejisiacion civil, plagada de vacios en parte, i hnsta de disposicionés incongraentes, severas u ciliosas quela cieucla juridica cn sus progrecos eondenaba, i Je naturaleza de nuestros habitus e instituciones reeizaba. En os apurus en qe sollamos vernor, i cuando lus eireuustanclas nos estrechaban, sureiamos win jel para remediar et mal a medias, 0 para ahondarlo mas. Echeverz, en su enntraccion a les estudios legales ¢ en Ia delicadeza de sa criterio, cumprendia cudn arjente era poner mano a ua trabajo que diese a nuestsa lejislacion in unidad fla filosofia pue fe faltuban. De ordinario se Jamentaba de nuestra indulencia ide que nuestros hombres de estado, perdidosen queréllas doméstiens, desatendiesen un ob,eto de tamajia importaneia o le prestasen una atencion secundaria. 1 en verdad que a musotrosnos ha passdo wna cosa rara, Combatiendo a Ja Bspaia, motificando la cdwcacion que ella nos habia legade i procurando darnos una vida propie, casi ajena de nuestro pasade, hemos vivido { vivimes aun con la EspaSa ; pero no con la Espufia cuita, sino con Ja Expafia decrépita i strasada, Junto cum Ins Partides, monumento quv ralaa les gloriusde un gran puckloi de wn grax ref, a guien el musdo ha Hamado sabio, Lemos tenidy la Recopilacion, muestra viva de Ja decadencia de we pueblo ide ia ineptitud de cus eoberunos. Las leyes de Indias, dietadas para aff para entronizar una servidumbre odicsa i sistemar el embretecimiento dela América, Jas hemos tenido i tenemos aun vijentes ; i comosi todo esto fuesa poco, no fulté quien. en un arvanque de capricho i voluntariedad, fuese a desenterrar del polvo oseuro deb elvido lasbarbares leyes del Estilo! Asihemos vivido bajo él imperio de una lejislacion que manda quemar al hombre, que abrogandose un poder absoluto sobre su vida, orde- ‘na por unaaccion cualquiera quitdsela, i que prescribe la tortura para arrancar una econiesion i poner en dolor situacion ala inocencia, Nuestros tribaneles han andads -desorientados, perdidos {sin briijula en este ocgano de leyes, coatrudietorias wus, ‘apariouadas otras icrucles lasmas. Ei juez ha estado i esta todavia en wna perpetua lu~ oha. Abre ua cédigo ise encuentra con una lei que la Slosofia, Ja razon ila moral eristiana combaten, Lmitit i perdida furija es busearle armonia eon algun principio gue salve ladificultad, omita la injusticia itraaquilize la conciencin. La lei esté ahi, repug~ nante, pero clara. El juex apénas se atreve a consultarla de nuevo, porque su mano tiembia al tener que firmar la seutencia con arreglo a ella; peroal fn teniendo que sa- ir de este combnte, en que el corazon ila intelijencia se rinden, dice : “condeno, pero no estando en prictica In Jei por su esresivo rigor, represéntese al Supremo Gobierno que seria equitativo conmutaria pena en tal otro.” Protesta estérile indecorosa. EL Juez desde est momento deja de ser juez. Su fullo no es Ia espresion de su conelencia, ni eldictado de In lei, El juez no sentencia enténeas, sino que meadiga la sentenciae impiora una gragia del ejecuivo, Ast el poder judicial se desnaturaliza, ol tribunal plerde st prestijio ila lei zo es para In svcivdad un objeto de veneracion i culta. Perna este mal se agrega otro no mduus séio. La multitud de leyes, reeotidas en Giversos eSdigos, traen siempre al juez en eonstante sobresalto. ¢Quién le asegura que Ja lei que boi consulta, no esté derogada por una disposivion patria o gua real eédalade aquellas que solo los curiosos o los archivos de un ministerio conocer? I aun suponién- dole ese vasto conocimiento, come coordinar cuanto se encuentre reunido en ose fiirrago — 38t—- de mandates contradictorios? Qué hace el majistrado en medio de esta aitnacion? Se fatiga on vano por reanir todas las leyes velativas aun hecho, no sabe como asegurarse de su sentido; se entusiasma luego que lo compranle, pero se aflije en el instante que se ve forzado a aplicarlo. La maltiplicidad de las leyes es, de todos los defectos de waa lejislacion, el mayor que debealarmar Ia consivacia de un maiistrado por las diftenlta~ os { poligros qrele rodean en sis faneiones. Bx a1 embroifo tal, ni nun tas buenas Joyes se distinguen de Insmalus. Elins se entvelazsa por eierta alianaa, { para servirme dela espresion enérjiea de un jurisconaulto, “ellas tambien pereven como las victimus de Mereucio, en ese estrecho vineulo de Ia vidaide ia muerte. El sequitur tormentiiliud genus Aorentli, wi leges vi perimantur. Una nacion, seffores, vive, ea sus cdtigs. Ellos dan a conocer sts ereencias, sus juibitos, sn cultura, sua odelantamiontes. Si hai algen estud curiose, es el dela mar- cha de la humanided, soguida en el progreso de lu lejislacion desde el derecho romano hasta ef prosonte, Ta cbdligo zqué otra cosa es que naa manifestncion de Tos derechos agne se reeonocen, en fuerza de los triuafos que la filosofia conquista? ‘Afortunadamente la necesidad de uaa nueva eodifieaciou no ha sido para nosotros materia de largas disputas. Pucos espiritus fa han combatide- La sociedad en jeneral la hareconecido hasta convertirla en ana verdad, que dentro de poco estaré realizada en - toda su esignsium, Munos eapertas e intelijencins preclaras trabajan cou ardor i empefio los cddigas eriminal ide comercio. Nuestro sabio rectur nos hadado el eddigo civil, fruto de vifitias qe haw duvado targos affos.de maduros estadios i de un trabajo asiduo i penoso, Mereed acsta eonstaiicia, que tiene empefiada Ia gratitad de Ja patria, i que hard que su nombre ee, objeto de disputa entre fa. literatura i la jerispradencia, vivimos ya bajo et imperio de ona nveva lejislacion civil gue se recomipnda, a mas dele, unidud gue Ja domina, por la Glosofiz de sus prescripeiones, la exeetitud rigurosa desus princi- - piosi la precision de su lenguaje. Pero un neevo cddiga tre consiga una especie de revolucion en jas relaciones pri- vadas por las espectativas que arrebata, El trinsito de una lejislacion a otra,’ que ya - modifica clertos devechos,, ya. reg’amentu le manera de ojercerlos i estatuye no poco nuevo en cuanto ala capacidad de las personas, est erizado de diticaltadesi peligros. La Jel nueva encuentra derechos cstablecidos, pero que, ou estan definitivamente adquiri dos,,o que no se han ejercido, 0 que no producen sus efectos sino despues dela promul- gacion de ella. ;Co:no estimar estos diversos derechos? ;Cémo salvarles del eonflicto en que pueden.encontrarse? Sern. ellos regulados por Ia tei antigua o la nneva? Hé aqui cuestiones “que vamos nosotros a ver surjir luego i que ocupardn. por mucho tempo 1a atencion de nuestros tribunales. Difieif, imposible es casi preveer los casos que pueden presentarse, porque clos. seri tantos i tan diversos como lasestipulacioaes que han podido celebrarse i las relaciones-que raedian eutre los hombres. ;Cudatos litijios no verémos en materia de contratos, donaciones,, dotes i tutelas?. 1 eudatos en to tocante a austamentos, manantial siempre fecunde de Jos mas ruidosos i ensengrentados pleitos.? Vosotros habels previsto tumufizs didenltades i comoun medio de alfanarlas i prepa- yar el camino a los tribunales, hasta aliviarles, si es posible, del peso de un iatigoso estudio, babeis hecho un Hamamiento a todas las eapactiades de nuestro foro, estimu~ Tindolas a pronunciarse sobve este tema : “fuerza imperative del aevo eédigo sobre Jos actos i contratos ajecutados antes del dia enque debe comenzar a rejir* Provovaiss pues, una Tid en a que espero apareverin combativntes escofidos. Eilos llenarin yees- tros deseos ; pero,.n0 obstante esto, he queride yo, al dirijiros la palabra en este mo- monto, adelantar algunas reflesiones sobre una de las enestiones que e2 le primera que » . we in complet mortnarym Hake. 0, pe arbmia $ lab labios de todos. No oreais por esto que me prometn discurrir solve elle estonsamente ; tal tarea daria a este acto un fin ajeno del gié tiene, - ‘Un testamento arreglado en im todo a las disposiciones de las leyes espafiolas, -qué fuerza tiene bajoel imperio del nuevo codigo, una vez muerto el testador sin hacer innovacion alguna? . Para resolver esta cuestion con acierto, es menester sentar ofertos Erincipios que nos digan eral es Ja fuerza de una nueva lei respecto de actos anteriores, ejecutados antes de eu promulgacion. En ena palabra, es forzoso estimar la retroaetividad de Ja, Jeiila naturaleza del acto o del dervelio que sometemos a investigacion. ~ — Lnleino habla sino para el jorvenir; el pasado no esti bajo su dominio. Sila ki nueva pudiera tener tal fnerzai yolviese atras a tomarnos cuenta de los actos de nnes-- twa vida, la libertad i el reposo serian un triste engaile, porque nos veriam-e turbados en todas nucsiras reluciones @ inquietados basta Por nuestros pensamicntos, a pesur de ‘ue en la époza de celubrar las primerasi alimentar los segundos, nada hubjese qu insure castignse. La Tei tiene solo ta nision de modificar, porfeeeionar o destruty Jo qne existe, o dar rida a lo queno existe; pero de ninguna manera estender su impe~ soa lo que ya paso i estd fuera del alennce de todas sus previsiones. “El hombre, dice AL. Portalis, seria por cierto un ser bastante desgraciado, sino pudiera tranquilizarse niaunrespecto de sm vida pasada. Lo pasado puede dejarnos sentimiento i pesar, pero one término a tod incertidumbre. En el Orden dela naturalezn solo es incierto et pore venir.” Este principio cousigzado en el derecho romano la merecilo hasta nuestros tempos ua universal ueatamieate, Solo la conveneion nacional francesa, en medio de su Ebrildelizio, se atzevis a vielalo por sns loyes de 5 de brumazio i 17 de nivoso aiio 2, haciendo retroceder hasta el 14 de julio de 1780 la igaaldad absoluta de las particiones gale todos Tos eolterederos ; pero la turbacion i Ia inquietud que estas resolue‘ones Produjeron, la hicieron bien pronto conocer su error, lo absurdo de sus leyesi lo dificil de dar ala} Pauta distintade la que la razon i la lei aatural je trazan, Pero el principio de la no retroactividad de {a lei debe ser bien comprendido, a tin de ue no suxjan de en aplicacion embararozosas difeultades, ;Desde enando debe comen. zara cobrar imperio Ia lei nueva? jSerd desde cl momento de su prowulgacion, de ma- nera que todos los actos, contrates i derechos anteriores esten fuera de su alcance? “En cste caso, dice con razon MI. Chabot, no hubria motive de dispute, puesto que basiaria hacer una simple confrontacioa de fechas? Forzoso es, pues, tomar otro caniino, si queremos arvibar 2 resultados que no pon- gan én conflicto la justiein. Ta lei confere derechos personales 0 reales. Los primeros que son tos relatives a es- tublecer 1a eapacidad civil del cinJadano, pueden ser abolidos } modifteados por la nne- va lei, pero solo desde Ja focha de su promulgacion, i para los actos! efectes posterio- res, sin que ella aleance a embarazar aingeno de os derechos que cen aaterioridad se eleraan, nf anule ninguno de los actos celebrades bajo el impocio ien virfud dela let antigna, La lei arregla cl estado civil de jas personas subordiadadolo al interes jene- ral. Los derechos que covfiere no tienen otra auleridad, ai una existencia diversa de aquelia que la misma lei les da, de manera que solo tienen facrza i valor, miéntras las Jes leyes de que parten permanecen en vijeneia. Si Ja lei nueva subroga ala antigua i Ta aaule, los deveclios que de esia nacen, s¢ estinguen tambien iperceen, Ast el que antes podia pedir habilitacion de edad a fos 20 alias no podra ahoa soligitarle sino a vos 21: ics tambien los derechos a ana sucasion ab intestate, no podriin tampoco arre- glarse sino a la Tei vijenie en la época de abrirse Ja sueasion. Antes de este tiempo no habia derecho adquirido, A este respecto In Corte do eusacion en Francia por resolu —s— . ciones de 6 de junto de 1810 i 12 de junio de 1815, sentd como regia joneral lo siguien- te: ‘las leyes que reglamentan la eapacidad civil de las persovas ecomprenden al individus, { produeen su efueto desde el dia de su prontulgacion, sin que por esto pueda stribuirscles ningun efecto retroactive, paesto que oxtando subcrdinedo al interes pabli- €o el catulo civil de lus personas, esti cn miwaue del Iejislader eambiarlo 0 modificarlo seguu las uceesidades de la sociedad.” ‘Las diffegitades no se presenlan, pes; em este terruno, sino en el ejercicio de los derechos reales. Para su apreeiscion es menester hacer ana importante distincion : Antes dela lei nueva hai derechos defiaitiva e frrevecablemente alquiridos, o simples espectativas, aga mas que esperanzas. En el primer exto la fei no puede modiffear, eaibiar o rejit esos lercehos, pero on el sognado puede atrebatarlos j anolarlos, Derecho adquizido es ef que esti en anestro patrimonio,..que se: nos ha conferido antes dela promulgzcion de lu nueva lei i que no puede tampoco quitiraoslo Ta perso~ na de quien Ie tenenios. De con dgaionte, el derecho quo prede ser revooado ad matun tno admite ol calificative de adyzfrids, nies mas que una simple espectativa; ila let que lo encueutre en tal estado, puele apoderarse de 81, gubernarlo i revoearlo, puesto que esrevocable por su naturalezs, El poder de ta lei se estiende a todo aquello que no esta inrevocablemente terminady dutes de su publizacion, La lel no tlene enténces efveto retrouetive. ‘Los durechos adquirides sou Jos que se deriban de un contrato, de un testamento, cu yo autor haya auverto dutes de la promulgacion dela, nueva lei, i de una sucesion abierta dates de este dempo-tambien. Un contrets da derechos quel lei ne pucde destrair 9 alierar. Todo contrato es una cenvencion irexoeable, paasto que no ost ea manos de wuo de los contratantes rom- per ui dosatarad libitam las obligneiones contraidas, “Toda obligacion, dice Pothier, est juris vinculum quo necesitate astringimur,i encierra esencialmente una necesidud de dar o hacer alguna cosa.” “Es, continéa, de le esencia de las convencioues, que consisten on prometer alguna cosa, que ellas produzean, en la persoua que ha hecho In promesa, wna obfigecion que fa ligue.a eumplirin; de donde.se dgue que no kebria na- dade mos qontradictorio con esta obligacton, que la entera Iibertad que se reservase tina de las partes de acer ono hacer lo promutile. La convencion ye dejase tama- fia libertad seria enterameute nula por falta de vineulo.? Si todo contrata os waa convencion inevocable, sus efvetos i los derechos que de él cmanen,.no paeden ser rejidos por otras leyes que por Ins existentes a Ja época de sa celebracion, puesto que es indudable que las partes tuvieron In velontad de tomarlas por regla invariable en todo aquelle que no estuviese literalmente eserito en el contra to. Su voluntad seria evidentenente violada, si los efzetos de Ia obligacion se gobernasea por otra lei que Ja vijente al tiempo de su otorgamiento, ¢ importaria sustituir conven- ciones arbitrarias en lugar de aqgellas que las partes babian hecho. De manera que en cuestiones. de retroactividad In primera inquisieion que debemos hacer, es ver si el hecho sobre que rveda Ia disputa, da plesamente un derecho adyoirido, de euyo cumplimiento no puede Hbertarse la persona de quien To exijimos, o meramenic.unu cepectative que ta fei puede destruir, puesto que dntes desu promul- gacion no habia.un hecho consimado. Abora bien, ja testanente, qué importa a los ojosde fa nueva lei? jEs un acto irrevocable que otorga dervelos que no puede ésta combatic? I sino os esto, i su importancia legal solo In cobra a [a époea de ta muerte del testador, gle qud formalidades deberd revestirse pura ser atendido? Seria menester los de la lei nueva, bajo cuyo Imperio fallece el testadox, o bastarin Tas de Ja lel an- tigua, a cayas prescripciones se arreglé el acte?. —4— Por ini parte, no trepido en deciros, seiiores, que cousidero nulo todo testamento (gné no esté subsrdinado a Jas formalidades det naevo eddigo, si cl testador fallece des- pues desu promulgacion i vijencia, : Justiniano decidié por su novela 60, enp. 1.2 que debian estimarse valedoros los testamentos arteglados a Tes leyes antignas aun que no estaviesen revestides de las nue- vas formalidades que él preseribius ila ordenanea francesa de 1735 estatuyé a este res Peeto una diferencia. Dispuso que los testamentos { otros actos de riltima yoluntad que taviesen uza fecha cierta i cuténtica, anterior a In Publieacion de Ia ordenanza, se eje- cutasen eomo Io habrian sido a la época de su otorgamiento, aun que el testador murie- se despues de ia prowmigacion de ella; pero que aquellos que no sé acreditasen por ura fecha autéutica, ee arreglaeen en cnanto a los Titijios que sobre el particular se suscitasen 9 Jas disposiciones que ella dictaba, Sin embargo, como supuso que durante algun tiempo debian ignorarse las nuevas formalidades que ella exijia, suspendié due varie bm alosu eleeucion rigurosa, previniendo que se ajustaren a las Jeyes antiguas Jos testamentos otorgados tutes o dentro de este iio; pero que se observarian las dispo- sielones nuevas com respeeto a aquellos que despues del afio se estendiesen, Pero ni la novela de Ju iajano, nila ordeaaaza francesa establecieron una doctri- na fijae invariable a este respecto. Gua i otva valoeraban principios elaros, desde qu2 suponian que un testamento era un acto acabado i perfecto al momenta de su. otorga- miento i desde que la lei se negaba asi la faeultad de modificar, o ensanchar el estado civil de tas Personas, en cuanto a ia capacidad de los herederos, e introcucia una yer= dadera anarqutia en Jas relaciones doméstiens { privadas. Si el testamento fuese valede- To, atendida solo la lei bajo cuyo imperio se dicté, Ia capacidad del heredero habria de medirse tambien por la misma lei; i entducos bien podria suceder que ejerciese loa dereckios de tal, una persona o corporacion a quien Ia Jel nueva hubiese imposibilitado Para oste ejercicio, preeisumente en el dempo en que iva a ponerlos por obra. Un testamento, durante Ie vida del testador, no es mas que un proyecto, nna cosa comenzada, pendens negotium, revocable, modifeabie { sujeto a todas las afleraciones de que es cupaz ei daimo versitil del hombre, Los conflictos domésticos, las altera~ ciones en Ja fortuna i la naturaleza i eondicion de los hijos mantienen siempre en sus~ penso la volamtnd del padre. El testamento vobra solo fuerza ise couvieste en acto consumado a la muerte del testedor; j solo entézees nacen decechos que la Jei recono- c+ i proteje, porque dates de esa época soio existian espectativas que podian evaporar= sei que no prestaban titulo para demandar ninguna obligncion, Si el testameanto es la Ultima voluntad, i esa voluated no se hace irrevocable sino con Ia muerte, es evidente ne para estimar los dereebos que esa'voluniad conficra, debemos consultar el impe- vio de las leyes bajo eayc dominio la hia espresado el tectador i eyo conocimiento no puede ignores, ;No seria un absurdo que wn acto que ha podilo ser modifieado i dex ‘tnido por fa voluntad del individuo, que ha estado espuesto a Ia ineonstancia i al cas Pricho, lo susirajesemos el aleance dela lei bajo enyo domiuio se coavieste en hecho Positive © inmutable, i hace macer derechos irvevocables que hasta entdnees eran solo frajtles esperanzas? “EL testamento, dice MI. Tronckot, saca solo su fuerza de Ia Yoluntad de su autor ide ta presnneion de que persiste lnusia su muerte en ose volun~ tad que ern reveeable, pero voluntad que iiasta io altimo esti subordinada a Ip gne la Jel permite hacer. El testamento nu tiene existencia a los ojos de in lei stuo el dia del fallecimiento del testadar, ino recibe ejecucion sino on eunnto est conforme a le lei exisiente en esa época; de donde se sigue que es absolutamente indiferente que haya sido hecho por el iestador en In vispera de sa muerte o musho tiempo dntes de ella.” Se diria quo una lei prodacia efvetes reirouetivos si dispusiese que los testamentos =a antigitos, enyos autores estaviesén vivos, “debian airegiarsé a las nuevas disposiciones dictadas para ellos? De ninguna manera, desde que esa lei.no quitaba derechos, ni turbaba Ios qne no podian haberse adquirido. La lei que tiene por objeto mandar pa- ra el porvenir, podria, pues, con justa razon decir que no reconoeia como valederos sino los testamentos arreglados a Jos nuevos mandatos que ella imponia a Jos tea- tadores. Pero bien, si para jugar de Ja validez de un acto, o¢ menester atender a la let entonces existente; sil testamento no cobra vida, ni da derechos sino a la muerte del testador; si su Ultima voluntad ha de sujetarse a la lejislacion vijente al tiempo en que esa voluntad se espresa i se hace irrevocable; sila capacidad juridica del heréde~ ro i legatario deben estimarse porque las Ieyes dispongan en el momento en que ese heredero i legatario entren a sjercer derechos; j, en una palabra, si Ins disposiciones de un testamentono pueden juzgarse validas i legales sino en cuanto eatén conformea a las dispusiciones vijentes al tiempo en que ese testamento se convierte en un hecho, ya. qué formalidades estornas hubré de arreglarse enténces para que pueda ser creide i atendido en juicio? Sobre este panto no ha faltado quien haga wna distinefon i sostenga que el testa- mento antiguo debe ser respetado, uma vez que se haya estendido con sujecion a las formalidades requeridas 2 la época de su otorgamiento, “La faccion, dicen, ila dis- posicion del testamento son dos cosas enteramente distintas. La disposicion esta en sus- penso hasta ia muerte del testador, porque no se hace difinitiva sino en esta epoca, i porque la lei que sobreviene, antes que la disposicion se haga verdadera, tiene dere- cho para correjirla i alteraria; pero Ia fuccion es real, terminada i eonsumada desde el momento que se efecuia. El acto, una vez hecho, no es posible que deje desde ese momento de existir, porque fo que es, no esté en Ia naturaleza humana que deje de ser. El acto, una vez alecutado antes dela nueva lel, no puede recibir Jas formalidades que ella preseribe, pnesto que esas formalidades eran absolutumente desconocidas.” Este argumento, sefiores, que habiles jurisconsultos adelantan, peea, a mi juicio, (perdéneseme esta arrogancia) contra las reglas de una sana léjiea. La lei no ha introdacido las formalidades esternas en los testamentos por puro eapri- cho o por obedecer a una ritualidad antigua. No; ella quiere por esos medios asegu- rarse de Ia verdadera voluntad del testador i poneria a salvo de los ardides que pudie+ ran emplearse para alterarla. Ahora, si la volantad del testador no es respetada ni se considera irrevocable, sino cuando este tiltimo muere, porque antes de este tiempo no hai mas que un deseo sujeto a las mismas alteraciones que sufe el corazon del hom- bre, es forzoso.que esa voluntad, para que merezca el amparo de la lei, este revestida de Jassolemnidades que ella exije para este caso. Nada importa que las formalidades antiguas presten tanta seguridad como las nuevas, porque éstano es la cnestion. Si un testamento colo es vilido a Ja época en que el testndor fallece, i si su voluntad ain espresada con anicrioridad, se reputa como Ja filtima, es menester que se nos presente para que la respetemos, revestida de las eredenciales que a esa misma época Ia lei de~ manda. No estimando consumado el acto sino bajo el imperio de Ja nueva Tei, lo so- metemos en un todo a fos mandates de ésta; i sin embargo, ese acto, que es indivisible, uno, i que lo apreeiamos como de presente i no como de pasado, queremos que pueda ser legal, a pesar de no conearrir en él los requisitos que previene esa misma lei a que lo subordinamos. ;No es esto en verdad una inconsecuencia palpitante? Sila faccion del testamento es real, no Jo es ménos su disposicion. Ei acto, ea cnento a la materialidad de su ejeeucion, queda en todas sus partes consumado, pero cea materfatidad es por cierto secundaria, desde qne no sabenios si al tiempo en que 8

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